Professional Documents
Culture Documents
Sí, los legalistas siguen con nosotros. ¿De qué otra forma podemos llamar a
los profesos ministros de Cristo que enseñan, por ejemplo, que se necesita de
la confirmación, del bautismo o de la membrecía eclesial para la salvación; que
la ley es la regla de conducta del creyente; que somos salvos por la fe pero
preservados por las obras? ¿Qué es esto sino el judaísmo introducido en el
cristianismo, cuando se nos pide que aceptemos un sacerdocio de ordenación
humana con unas vestimentas distintivas, con edificios modelados en base del
templo, con sus altares tallados y elaborados rituales, y con un calendario
eclesial con su Cuaresma, sus fiestas y sus ayunos? ¿Y qué tenemos sino la
herejía de Galacia cuando se advierte a los creyentes acerca de que han de
guardar el sábado si han de salvarse al final? Los modernos
predicadores del legalismo están haciendo enormes penetraciones
entre los que profesan fe en Cristo, y por eso debería advertirse a cada
creyente contra tales enseñanzas, e instruirlo acerca de cómo
responder a las mismas.
Por cuanto la ley moral sigue en vigor, los cristianos están obligados a
cumplirla, insisten ellos. Esto significa que han de guardar el sábado, que no
deben trabajar aquel día. Mantienen que uno de los papas de la Iglesia Católica
Romana ordenó el cambio de la observancia del sábado al domingo, en una
total violación de las Escrituras. Este razonamiento parece muy lógico y
atractivo. ¡Pero el rasgo que lo condena es que es totalmente contrario a
la palabra de Dios!
2. A ningún gentil se le mandó jamás guardar el sábado. La ley fue dada sólo a
la nación de Israel (Éx. 31:13). Aunque Dios mismo reposó el séptimo día, no
mandó a nadie más que lo hiciese, hasta que dio la ley a los hijos de Israel.
3. Los cristianos no pasaron del sábado al primer día de la semana por ningún
decreto de ningún papa. Separamos el Día del Señor en una forma especial
para el culto y servicio porque el Señor Jesús resucitó de los muertos en aquel
día, como prueba de que la obra de la redención había sido consumada (Jn.
20:1). También era en aquel día que los primeros discípulos se reunían para
partir el pan, anunciando la muerte del Señor (Hch. 20:7), y fue el día señalado
por Dios para que los cristianos separasen sus ofrendas según el Señor les
hubiese prosperado (1 Co. 16:1, 2). Además, el Espíritu Santo fue enviado del
cielo en el primer día de la semana. Los cristianos no «guardan» el Día del
Señor como un medio para conseguir la santidad ni por temor al castigo; lo
separan por amante devoción a Aquel que se dio a Sí mismo por ellos.
6. La pena para observar el Sábado en el AT era la muerte (Éx. 35:2). Pero los
que insisten en que los creyentes guarden el sábado en la actualidad no aplican
la pena a los culpables. De este modo deshonran la ley y destruyen su
autoridad al no insistir en que se cumplan sus demandas. En realidad están
diciendo: «Ésta es la ley de Dios, pero no pasará nada si la quebrantas».
¡Que cada uno reciba sabiduría de Dios para discernir la mala doctrina del
legalismo en cualquier manera en que pueda aparecer! Que nunca busquemos
la justificación ni la santificación por medio de ceremonias ni de esfuerzos
humanos, sino dependamos total y únicamente en el Señor para cada
necesidad. Recordemos siempre que el legalismo es un insulto a Dios porque
pone la sombra por la Realidad el ceremonialismo en lugar de Cristo.