La historia de los mormones se remonta a un manuscrito que escribió un pastor
presbiteriano llamado Salomón Spalding, que tras abandonar el ministerio por el comercio se puso a escribir un poema en estilo bíblico llamado Manuscrito reencontrado, con el que esperaba rehacer su fortuna. Años más tarde, Joseph Smith, que vivía entonces en Palmyra (Vermont), tenía bastante mala reputación; difundía el relato de una visión con la que supuestamente había sido favorecido; más tarde, se convirtió en buscador de tesoros mediante técnicas cercanas a la radiestesia. Encontró el manuscrito de Spalding, al parecer, por un amigo de Smith que trabajaba en una imprenta. Pero Smith aseguraba que, guiado por un ángel, había sacado el libro de donde Mormon lo había enterrado, en forma de placas de oro cubiertas de jeroglíficos; asimismo, afirmaba que ese ángel le había mostrado dos piedras traslúcidas (Urim, Thummim), cuya posesión le otorgaba el don de lenguas y la facultad de profecía. Algunos testigos afirmaban haber visto esas placas (que no eran más que trozos de latón sobre los que había trazado caracteres de diferentes alfabetos) e incluso al ángel. Pronto, Smith tuvo otra revelación en la que dispuso su manutención a cargo de sus seguidores. Más tarde, el 6 de abril de 1830 otra revelación lo constituyó como profeta de Dios, con la misión de enseñar a los hombres una nueva religión y fundar la Iglesia de los Santos de los Últimos Días. Enseguida empezaron a adherirse seguidores, de entre los que destacaba Sydney Ridgon, quien le hizo llegar ese libro de Mormon y quien se encargaba de la parte literaria de algunos textos que empezaron a editarse. Pronto empezó a decir a Smith que debía tener otra “revelación” que llevase a ambos a compartir la supremacía del movimiento. El movimiento mormón empezó a extendieres, hasta el punto que los irvingenistas ingleses mandaron una carta de aprobación a Smith. No obstante, el éxito también comportó la reacción de adversarios al movimiento, que recordaban el pasado de Smith. Así, se trasladaron de Fayette (New York) a Kirtland (Ohio); y, después, tras otra “revelación”, fueron hacia el condado de Jackson (Missouri) para constituir la “Sión Santa”. A esta llamada se sumaron 1200 personas, aunque pronto se encontraron con la reacción negativa de los habitantes de Jackson, de donde fueron expulsados. Mientras tanto, Smith había fundado en Kirtland una casa de comercio y una banca, donde Smith y su familia tenían un derecho ilimitado del dinero. Tras la quiebra del banco, debieron huir amenazados de persecución por estafa hacia Missouri. Pero también debieron huir de Missouri, terminando en Illinois, donde empezaron a construir la ciudad de Nauvoo, cerca del Mississippi. La prosperidad fue tal que en 1844, Smith presentó su candidatura para la presidencia de los EE.UU. Es en esta época cuando la poligamia se introduce en el mormonismo; según Smith, esta nueva visión había sido transmitida por otra revelación, que en un principio quedo restringida a un reducido número de personas. Pronto se levantaron protestas de miembros del movimiento mormón a través del periódico The Expositor; los defensores de Smith quemaron el periódico y pronto se acusó a Smith y su hermano como alteradores del orden público. Poco tiempo después, Smith es encerrado en prisión junto con su hermano. El 27 de julio de 1844 una muchedumbre invadió la prisión e hizo fuego contra los detenidos; el hermano murió en el acto y Smith, al querer huir por la ventana, perdió impulso y se estrelló contra el suelo. A la muerte de Smith, se produjo un lucha de poder, alcanzándolo finalmente Brighman Young. El movimiento creció y diferentes condados luchaban para terminar con la expansión mormona. Tras diferentes trasladados, terminaron en Salt Lake City, donde decidieron fundar el “jalón de Sión”, en espera de que pudieran reconquistar la verdadera Sión (el condado de Jackson según las ”revelaciones” de Smith). En 1848 solicitaron al Congreso ser reconocidos como un Estado Soberano, pero el Congreso resolvió reconocerlos como territorio bajo el nombre de Utah, no pudiendo ser reconocidos como Estado hasta que no alcanzaran la cifra de 60.000 personas, lo que animó a los mormones a seguir reclutando gente. En 1851 se produjo un cisma y los que no siguieron la emigración fundaron la Iglesia Reorganizada, con sede en Lamoni (Iowa); en 1911, la Iglesia Reorganizada contaba con 50.000 miembros, mientras que la rama de Utah contaba con 350.000.