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Gênero e sexualidade nas práticas escolares ST 07

Alejandro Marcelo Villa


Investigador asociado/Consejo de Investigación en Salud/Ministerio de Salud/Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires (GCBA).
Palavras- Chave (3): Sexualidad /Docentes/Enseñanza Media

Intersecciones y articulaciones entre sexualidad, relaciones de género y de generación en las


concepciones y prácticas de adultos en la educación media

Introducción
A partir de resultados de un estudio previo con adolescentes escolarizados sobre concepciones de
sexualidad y género, sugeríamos trabajar con profesionales de salud y educación para el abordaje de las
sexualidades de los/as adolescentes en la escuela (Villa, 2004). Este artículo presenta resultados de un
estudio que se planteó como problema: conocer las concepciones de los profesionales sobre las
sexualidades y la reproducción de las/os adolescentes, así como qué relación tienen dichas
concepciones con la concepción legal vigente de un adolescente sujeto de derechos y con capacidad de
decidir sobre salud reproductiva y sexualidad; el impacto que tiene la problemática de la sexualidad en
los adultos de la escuela, y las condiciones en las que éstos se pueden constituir en referentes
autorizados para las/os adolescentes en dichas problemática; el modo de abordaje de la institución
escolar de las sexualidades y reproducción en la adolescenciai. Los objetivos del estudio, que se
presentan aquí fueron, por un lado, conocer las concepciones de los profesionales de salud y educación
para abordar las sexualidades y la reproducción de los/as adolescentes; y por otro, explorar y describir
los abordajes institucionales que realizan dichos profesionales en las Escuelas Medias acerca de dichas
problemáticas.
Metodología y fuentes
El diseño propuesto es de carácter exploratorio y descriptivo. Se utilizó metodología cualitativa.
Como técnica cualitativa de recolección de datos se aplicó la “entrevista semi-estructurada” (Rivas,
1996). En una segunda etapa se aplicó un cuestionario, como una fuente complementaria de datos.
Se trabajó con profesionales de salud y educación, así como profesoras/es, que estaban desarrollando o
habían desarrollado actividades y/o programas en sexualidad, salud reproductiva y
maternidad/paternidad en Escuelas Medias. Los profesionales de salud provienen de diferentes niveles
de atención: Centros de Salud y Acción Comunitaria, Servicios de Adolescencia y otros servicios
hospitalarios. Asimismo los profesionales de educación incluyen referentes institucionales de salud,
Departamentos de Orientación Escolar y efectores de diferentes programas en Escuelas Medias de la
Secretaría de Educación del GCBA.
Se diseñó una guía de entrevista, que surgió de las dos grandes dimensiones temáticas mencionadas
(concepciones sobre sexualidades y reproducción de adolescentes y abordajes de esas temáticas en las
Escuelas Medias). Para el diseño definitivo de la entrevista, se realizó una prueba piloto, a fin de
ajustar el instrumento. A partir del análisis del material cualitativo de las entrevistas se identificaron
las principales categorías para el diseño de un cuestionario
El grupo de estudio quedó conformado, en la primera parte, por 20 profesionales y profesores/as de
salud, educación y contratados por el Consejo de Derechos de Niños/as y Adolescentes del GCBA. A
ello se les aplicó una entrevista semi-estructurada. En la segunda parte se estudió a 68 personas; a los
cuales se les aplicó el cuestionario mencionado.
Resultados
Concepciones de adolescencia y sexualidad
Existe un consenso entre la mayoría de la población de estudio en considerar teóricamente a la
adolescencia como un período evolutivo según la edad, de tipo biológico, psicológico y social. Ello
coincide con el concepto moderno de adolescencia, creado a fines del siglo XIX (Hall, 1904 citado por
Stern & Medina, 2000), así como con la teoría de la "moratoria social" moderna, criticada por los
Estudios de Juventud, por no considerar los procesos histórico y culturales de la socialización de los/as
adolescentes (Abramo, 1999). No obstante ello, en la práctica se destacan dos grandes concepciones
predominantes de adolescencia en los/as profesionales de salud y educación. Una concepción acentúa
el desarrollo de caracteres biológicos (en general presente en los profesores/as del sector educación) y
otra los psicológicos (en general presente en los profesionales de salud y educación). Si bien
muchos/as profesionales consideran relevantes las determinaciones sociales e históricas en la
socialización de los/as adolescentes, estas determinaciones se consideran como influyendo
externamente sobre el desarrollo psicológico y biológico, y no como determinaciones constituyentes de
lo que se define como adolescente. La mayoría presta escasa atención a categorías que expresan
importantes desigualdades sociales: género, generación, clase social, edad, entre otras. Aún así, muchos
profesionales observan que la categoría adolescente se desdibuja según el estrato social que se
considere. En los estratos pobres, porque la asunción de responsabilidades personales y sociales
tempranas tiende acortar o eliminar la adolescencia como período evolutivo; y en los estratos medios,
porque contrariamente, se tiende a posponer la asunción de dichas responsabilidades. Muchos/as
implícita y algunos/as explícitamente pueden reconocer que no existe en los/as adolescentes actuales la

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temporalidad del tiempo cronológico moderno que organiza un pasado, presente y futuro en la vida del
adolescente, y que en lugar de ello se asiste a una subjetividad que organiza su temporalidad en torno a
la satisfacción de necesidades inmediatas o circunstanciales. El antropólogo colombiano José
Fernando Serrano (2002) discute esta concepción de la adolescencia y la juventud como parte de un
desarrollo lineal de etapas evolutivas considerándola una construcción discursiva del mundo adulto
para nombrar a los jóvenes.
Las concepciones sobre la sexualidad de los/as adolescentes están vinculadas a los conceptos de
adolescencia mencionados. En lo que respecta a lo biológico, destacan el desarrollo hormonal, y en la
dimensión psicológica se destacan varios aspectos: la necesidad de ser reconocidos y queridos por los
pares y adultos cercanos, la soledad y necesidad de compañía, necesidad de experimentar y curiosidad
por nuevas experiencias. Entre los motivos referidos por la mayoría de la población de estudio, para el
inicio de relaciones sexuales en las/os adolescentes, se destacan cuatro, donde además se pueden
identificar estereotipos genéricos: la “calentura”, aludiendo a necesidades basadas en aspectos
biológicos y hormonales (atribuido más a los varones que a las mujeres); la experimentación y la
curiosidad como expectativa vincular, sin importantes distinciones por sexo; la presión por el consumo
de sexo, a través del grupo de pares, de los medios de comunicación y de las culturas juveniles que
valorizan la sexualidad y el erotismo (esto se le atribuye más a los varones que a las mujeres); el deseo
sexual vinculado a aspectos psicológicos. Ya discutimos en varios trabajos previos que tanto las
concepciones biológicas de la sexualidad adolescente como la naturalización de la presión social para
consumir sexo genital, no nos permite a los adultos visualizar las necesidades personales de los/as
adolescentes. Es necesario tener presente la relación y tensiones entre las dimensiones de lo "íntimo
personal", vinculado a la construcción psíquica de un yo; y "lo público", vinculado a las prescripciones
sociales que recaen sobre los/as adolescentes. ¿Qué diferencias existen entre lo que se espera que se
sienta, se piense y se diga y frente a quién, social y personalmente? (Villa & Schvartz, 2000). En
contraposición a esto, algunos/as profesionales de salud y educación, al mismo tiempo, observan
también una valoración positiva del afecto, el amor y la necesidad de establecimiento de vínculos
interpersonales permanentes. Estas percepciones de adultos coinciden con nuestros hallazgos previos
sobre la importancia predominante para los/as adolescentes del afecto en el establecimiento de vínculos
sexuales y para la construcción de una identidad personal (Villa, 2004).
Embarazos en la adolescencia
Al definir las causas de embarazos en la adolescencia la población estudiada tiende a reproducir
estereotipos de género: se tiende a suponer las “irresponsabilidades reproductivas” y “omnipotencia” a

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los varones, y deseos de embarazos sólo a las mujeres. Podríamos argumentar que existe una
desigualdad de género en el modo de visibilizar los embarazos y la maternidad/paternidad en las
Escuelas Medias. Así como existe un reconocimiento y discusión de los adultos en torno de la
maternidad adolescente en la escuela, existe una dificultad en la mayoría de profesores/as y
profesionales para visibilizar institucionalmente en la escuela y reconocer las necesidades específicas
de los varones adolescentes que cursan un embarazo y de los que ya son padres. Para muchos adultos,
ya sea de educación o de salud, los embarazos en lo sectores sociales pobres surgen como la
posibilidad de tener algo propio y también deseado, en un contexto de carencias materiales y afectivas,
así como de ausencia de otros proyectos personales diferentes al reproductivo. Esta concepción
coincide con los planteos de docentes que participaron de un taller de capacitación sobre perspectivas
de género en sexualidad y salud reproductiva de varones adolescentes. Este concepto, ampliamente
difundido en el imaginario popular e incluso en medios científicos, de vincular los embarazos en la
adolescencia con las mujeres de clases sociales más pobres, fue discutido por nosotros a partir de la
implementación de un programa que acompaña a madres y padres jóvenes con población de estratos
sociales mediosii. A partir de dicha implementación discutíamos que los embarazos en la adolescencia
no dependían fundamentalmente de un problema de clase social y restringido a las mujeres, sino de un
problema complejo que engloba: la redefinición de las relaciones de autoridad en la institución
familiar, cambios sustanciales en la relaciones de género y de generaciones, así como en los valores
culturales atribuidos a la reproducción en la adolescencia de varones y mujeres.
Prevención de embarazos, ETS y HIV/SIDA
Existe un fuerte consenso entre los/as profesores/as y profesionales acerca de que la principal
preocupación sobre prevención en el inicio sexual está enfocada en los embarazos y no en el posible
contagio de ETS y el HIV/SIDA. También algunos/as encuentran que los varones adolescentes se
preocuparían un poco más que las mujeres sobre la prevención del HIV/SIDA. Esto es coincidente con
la mayoría de la literatura, la que afirma que los/as adolescentes se motivarían en esta misma dirección
para la posible adopción de practicas de prevencióniii. Si bien por un lado existiría un relativo consenso
entre la población de estudio (especialmente entre los profesionales de salud) en que uso del condón o
de otros MAC está vinculado con desigualdades género que se ponen en juego entre mujeres y varones
adolescentes, al mismo tiempo, contradictoriamente vuelven a reaparecer los estereotipos de género;
por ejemplo, se generaliza a los varones como más proclives a la “irresponsabilidad” en el uso de
MAC.

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Impacto de la sexualidad de los/as adolescentes en los adultos y relaciones de generación
La población estudiada tiene en su mayoría entre 35 y 55 años y es además en su mayoría, de sexo
femenino. Se les preguntó a los/as participantes del estudio cuáles consideraba que eran las similitudes
y diferencias entre los valores atribuidos a la sexualidad y la reproducción en su época de adolescente y
los atribuidos por los/as adolescentes de la actualidad. La mayoría de la población estudiada afirma
que los/as adolescentes actuales tienen una mayor libertad con respecto al ejercicio de la sexualidad, el
disfrute de la misma y la posibilidad de flexibilidad en los vínculos afectivos/sexuales que la que
tuvieron ellos/as en su adolescencia, debido a un cambios de valores sociales y en la socialización
familiar. Ello sería especialmente relevante con respecto a la sexualidad femenina. Son las mujeres
estudiadas las que más valorarían positivamente estos cambios en las mujeres jóvenes, en
contraposición a la presión sexual de la que ellas habrían sido objeto en su socialización. Además la
mayoría del personal de salud destaca como diferencia fundamental que la sexualidad ahora es una
forma más de vincularse, naturalizada e integrada a otros aspectos de la vida; desdibujándose la doble
moral y el ocultamiento de otras sexualidades (homosexualidad). También el personal de educación y
salud coincide en que actualmente el inicio de relaciones sexuales es más temprano que lo que era en su
época. El personal de salud menciona más similitudes que el de educación, caracterizadas por: un
mismo deseo sexual, la continuidad de los tabúes y desigualdades de género, la falta de información
sobre sexualidad y MAC, la misma biología humana.
Llama la atención también en el personal de educación la existencia de una heterogeneidad de
concepciones y que además sean muy contrapuestas: el inicio de relaciones sexuales antes era una
forma de hacerse adulto, ahora forma parte del hacerse joven; el excesivo control de padres/madres en
su época de adolescente versus la idealización de la juventud actual como “libre de prejuicios”; los/as
adolescentes tienen actualmente más adultos para hablar que los que tuvieron ellas/os; actualmente
existe mayor información y conocimientos, así como mayor equiparación de género con respecto a la
sexualidad.
También muchos/as afirman que los/as adolescentes actuales tienen mayor posibilidad de
reconocimiento social de sus vida reproductivas, de las que tuvieron ellas y ellos en su adolescencia.
No obstante estas diferencias, muchos/as coinciden en encontrar similitudes entre la necesidad y las
experiencias de experimentación con la sexualidad y el amor de los/as adolescentes actuales y las de
ellos/as en su adolescencia. En este sentido los valores comunes del amor y la experimentación de la
sexualidad trascienden la variable edad. Pero también, en dirección contraria, profesores/as y
profesionales destacan otras diferencias en los cambios culturales y sociales que afectaron a las

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sexualidades, al hablar de los temas que más afectan y preocupan del ejercicio de la sexualidad de
los/as adolescentes actuales. Hay una coincidencia entre la gente de salud y educación, prácticamente
unánime en considerar a la falta de registro subjetivo de adolescente con respecto a la posibilidad de
contagio del HIV/SIDA, como la mayor preocupación.
Discusión y formulación del problema de estudio
Existe una heterogeneidad de concepciones y prácticas sobre adolescencia, sexualidad y
reproducción en profesores/as y profesionales del sector educación y salud que trabaja en las
Escuelas Medias.
No existe una homogeneidad en las concepciones y prácticas de la población estudiada. No obstante
ello, en el sector educación habría menor heterogeneidad que en el sector salud. En profesores y
profesionales de educación primarían las concepciones vinculadas a las dimensiones biológicas,
mientras que en los profesionales de salud hay mayor amplitud de dimensiones: biológicas,
psicológicas y en algunos casos sociales. En este caso prevalecen más las concepciones psicológicas.
Siguiendo a Louro (2003), podríamos pensar los cuerpos como “objetos de disputas de diferentes
instancias culturales”, instancias culturales que hablan de cómo los cuerpos deben ser. Se trataría de
diferentes “codificaciones culturales” de los cuerpos, múltiples significados que pujan entre sí por
legitimarse como verdaderos. Así, podemos pensar a los/as adolescentes como sujetos destinatarios de
pedagogías distintas, a veces contradictorias y simultáneas. Podríamos pensar además que existe una
tensión entre, por un lado, la prescripción de identidades de género y discursos sobre la sexualidad que
hacen objeto a los adolescentes (presentes en los estereotipos de género descriptos), y por otro lado
“identidades civiles” de los/as adolescentes como sujetos con capacidad propia para decidir sobre sus
sexualidad y reproducción, en la constitución y diferentes leyes del Estado de la Ciudad de Buenos
Aires. Ello se complejiza aún más si los/as adolescentes, como afirman muchos/as docentes que en
general ocurre, quedan posicionados en las relaciones pedagógicas como meros “objetos receptáculos”
de conocimientos por parte del adulto. Creemos que en lugar de convertir a las sexualidades y las
relaciones de género de los/as adolescentes en estereotipos, o de alienarlos/as en la lectura y
conocimientos de “derechos reproductivos y sexuales” o constituirlos en meros objetos pasivos y
uniformes de conocimientos e informaciones, podríamos construir mediaciones que permitan pensar
simultáneamente la articulación entre las identidades civiles de adolescentes que se apropien o
agencien de las capacidades que consagra el estado para decidir sobre sus sexualidades y reproducción,
con políticas de conocimiento en la institución escolar que puedan problematizar las prescripciones de
género y los discursos normatizantes sobre la sexualidad. La escuela como institución determina

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marcas específicas para identificar a los cuerpos y modos de codificar y reglamentar la circulación de
estos últimos. (Louro, 2003). Ello nos remite discutir el tratamiento que hace la escuela de las
diferencias y similitudes de género En el discurso de los adultos estudiados las mujeres aparecen en
una posición ambivalente e incluso contradictoria. En las concepciones de las femeneidades se las
tiende a posicionar como objeto pasivo y víctimas del ejercicio de la sexualidad de los varones
adolescentes, ya sea bajo la forma general de la “irresponsabilidad sexual masculina” (el supuesto del
tipo “ellos las contagian de enfermedades o las embarazan”) o bajo la forma específica de la violencia
física o simbólica (el supuesto del tipo “ellos son o pueden ser potenciales agresores y presionan dirécta
o indirectamente a las mujeres para tener sexo y además no usar condones”).Pero al mismo tiempo, en
la práctica los adultos reconocen y promueven en las mujeres adolescentes una autonomía y capacidad
de decisión sobre su propio cuerpo y para incidir en forma activa en las relaciones de género con los
varones. Esta autonomía femenina también se la identifica por parte de los adultos en el deseo de las
adolescentes que desean ser madres y el reconocimiento social de esta situación que consiguen. Pero
también al mismo tiempo, la mayoría de los/as profesionales y profesores/as valorizan la opción
reproductiva de las adolescentes negativamente. De modo muy diferente, en el caso de los varones
existe una dificultad para representarse las masculinidades diversas en el ámbito educativo. Como
describimos anteriormente, los varones aparecen preponderantemente bajo la forma de los estereotipos
de género, y cuando aparecen masculinidades diferentes y contradictorias con el estereotipo son
significadas como raras excepciones. Aquí creemos que surgen tres discusiones. En primer lugar, si
no asistimos a la acentuación de las diferencias de estereotipos de género entre varones y mujeres en la
socialización escolar. Lo que se ha llamado un “modelo contrastativo” de las diferencias de género
(Thorne, 1993, citado por Louro, 1997, pag. 77). En segundo lugar: ¿Qué está significando la
dificultad de los adultos, y particular de las profesoras y profesionales mujeres para representarse en
forma diversa a las masculinidades, y al mismo tiempo reconocer importantes cambios y la posibilidad
de multiplicidades diferentes e incluso contradictorias en las femineidades? ¿Es posible pensar en
cambios sustanciales en las femineidades sin que esto se traduzca de algún modo en modificaciones en
las masculinidades?. En tercer lugar, nos preguntamos si estas contradicciones entre concepciones y
prácticas en torno a sexualidad y género, responderían a un proceso de transformación de las
relaciones de género, o como señalamos anteriormente, a una acentuación del cuerpo como lugar de
conflicto político entre diferentes discursos que pugnan por legitimar significados y poderes. O las
dos cosas.

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El impacto de la sexualidades y la reproducción de los/as adolescentes en profesionales y docentes
está vinculado a por lo menos tres dimensiones: 1)El tipo de similitudes y diferencias que se
reconozcan en las relaciones generacionales entre adolescentes y adultos en torno a estas
temáticas, 2)El lugar que se le otorga al adolescente en la relación pedagógíca con el adulto, en
general y en particular cuando se trata de intervenir sobre sexualidad y relaciones de género,
3)La prioridad que otorgada por la escuela y por los servicios de salud al trabajo en ella para
problematizar la sexualidad, las relaciones de género y generacionales (Programas, actividades,
personal afectado, espacio físico y tiempo dedicados).
La principal diferencia entre las adolescencias de la mayoría de la población estudiada y las actuales
hace referencia a que los/as adolescentes actuales tendrían mayor libertad para reconocer y disfrutar
del placer de la sexualidad. En particular, esto sería más marcado en las mujeres que en los varones.
Pero además, estas diferencias se expresan en una multiplicad de cambios de significados que
adquieren las sexualidades. Asimismo estas diferencias pueden valorarse positivamente en las jóvenes;
cualidades juveniles que podrían constituirse incluso en posible de ser imitadas por las mujeres adultas.
Se observa una idealización de la autonomía y libertad de las mujeres jóvenes por parte de las adultas,
en oposición a la represión y la exclusión del placer de que fue objeto la sexualidad de estas últimas.
Esto podría vincularse a lo que se ha llamado en los Estudios de Juventud, un proceso de
“juvenilización” de los adultos, quienes se identifican y confunden con los jóvenes, al agenciarse o
apropiarse de cualidades definidas como juveniles. Lo juvenil puede ser considerado como un mercado
de consumo de una pluralidad de mundos y bienes simbólicos diferentes, posibilitados por estéticas
específicas producidas por culturas juveniles (Serrano, 1998). En dirección contraria, las diferencias
pueden ser valoradas negativamente y aquí es donde los valores que tuvieron los adultos en su
adolescencia pueden oponerse a los de los adolescentes actuales. Esto puede conducir a planteos
dicotómicos y descalificaciones de los adultos a los valores de los/as jóvenes.
También es importante observar, que así como los adultos valorizan positivamente la sexualidad de
los/as adolescentes, resaltando la autonomía, al mismo tiempo la sexualidad es concebida como un
mercado de consumo de sexo que hace a los adolescentes objetos sin poder de decisión sobre su
sexualidad: el caso extremo es la vulnerabilidad de los/as adolescentes al posible contagio de
HIV/SIDA, vinculando la sexualidad con la muerte. Sintetizando, quizás podríamos argumentar que el
trabajo de los adultos de salud y educación con los/as adolescentes en sexualidad y relaciones de
género, podría brindarles a los primeros la posibilidad de re-historizar sus propias sexualidades,
mediante el proceso de reconocimiento de similitudes y diferencias y la producción de diferentes

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significados, con las sexualidades de los/as adolescentes. Para ello sería preciso analizar las
concepciones y prácticas en torno a sexualidad y las relaciones de género de los adultos en la
institución educativa en la intersección entre generaciones y procesos de socialización. Ello significa
considerar el lugar del adulto en la institución educativa en dos dimensiones: como actor
“generificado” en los procesos pedagógico y de socialización de las personas, es decir como un sujeto
histórico con un cuerpo y con determinadas experiencias en relación a las feminidades y
masculinidades; y por otro lado las posibilidades de reconocimientos mutuos entre alumnos/as y
adultos de estas concepciones y experiencias de género, así como la posibilidad de hablar de estas
últimas. Hooks (2000) propone discutir la separación entre cuerpo y mente presente en la formación
docente, lo que ella llama “espíritus descorporificados”. Para ello propone “corporificar el
conocimiento”, mediante una erotización y apasionamiento en el proceso pedagógico. Britzman (2000)
afirma que la sexualidad puede permitir a los/as docentes el desarrollo de la capacidad para la
curiosidad en la relación pedagógica, y propone “arriesgar los obvio”, aludiendo a la posibilidad de
cuestionar nuestras certezas en tornos a la sexualidad en la interacción con los/as adolescentes
Problematizar la sexualidad, las relaciones de género y generacionales en la escuela como institución,
supondría considerar estos tres elementos en tres dimensiones de análisis: una discusión transversal en
los contenidos curriculares, en el proceso pedagógico, y en las relaciones institucionales en general.

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Programas em Saúde Reprodutiva e Sexualidade- CEDES/COLMEX/NEPO-UNICAMP.

i
Se trata del proyecto “Sexualidad y reproducción en las Escuelas Medias: las concepciones y prácticas de profesionales de
salud y educación”, desarrollado, por el autor entre los años 2003 y 2005, en el marco de la Carrera de Investigador de la
Carrera Profesional/Consejo de Investigación en Salud/Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
(GCBA), y ejecutado desde el Programa de Salud Escolar de la Dirección General Adjunta de Atención Primaria de la Salud,
de dicho Ministerio. Dicho proyecto contó con las tutorías académicas del Dr. Claudio Bloch (Coordinación SIDA/Ministerio
de Salud/GCBA), y la Dra. Elsa M. López (Instituto de Investigaciones Sociales Gino Germani/Fac. de Cs. Sociales/UBA).
ii
Se trata de la implementación entre 1998 y 2004 del Programa de Apoyo y Asistencia a Maternidad y Paternidad Juveniles del Centro de
las Niñez y Adolescencia en el Municipio de Vicente López. Puede consultarse Villa, 2001 y Farmelo, 2002.
iii
Par una revisión de estudios se puede consultar Weller, 2000.

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