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Éxo 12:22, ... y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta
la mañana.
2ª Ped. 1:19, ... hasta que despunte el día y el lucero de la mañana alboree
en vuestros corazones;
Marta nunca se sentaba a los pies del Señor, porque tenía muchas cosas que hacer. Al
igual que ella, la inmensa mayoría se pasan tanto tiempo fracasando que no tienen
tiempo para triunfar. Lo anecdótico y superficial absorbe todo su tiempo, en detrimento
de lo importante y, lo que es mucho peor, de lo transcendental. El adagio chino dice que
"el camino más largo del mundo comienza con el primer paso".
Sin embargo, los "hijos del tal Esceva" no quieren perder su precioso tiempo en el camino
largo y duro de crecimiento y maduración, que es la Senda de la Cruz. ¡Les aterra
comenzarlo! No se dan cuenta que el atajo es darse cuenta que no hay atajo; es decir,
que acabar con el hombre viejo viene primero; primero la obra de destrucción, luego la de
construcción. ¡Pero aman tanto al ancianito!
Ellos miran como hacia abajo a las Marías y a los Josés. Sin embargo al final ellos son los
únicos que vencen. Pasaron mucho tiempo dentro de la Casa comiendo el Cordero
íntegro, sin rechazar ninguna de sus partes. Pueden presentar al Padre un Cristo rollizo.
José fue considerado un pringado, un listillo. Sus hermanos seguro se reirían a su costa
bromeando entre ellos: "¿Dónde estarán ahora los sueños de grandeza de José?" Pero
cuando todos ya se había olvidado de José, el Padre lo sacó de la cárcel directo al trono
de Egipto.
Otro adagio dice que "en la vida tu no obtienes lo que deseas, sino aquello en lo que
te enfocas". Los hijos de Esceva y las Martas se enfocan en la vanidad, en lo material, en
lo urgente. Su cosecha final será la vacuidad. Al final se sus años se encuentran
apaleados, desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos (Ap. 3:18), con apenas
nada de Cristo, pues no dedicaron tiempo a comer el Cordero.
¡Sólo un poco de aire en sus manos para presentar al Padre de los espíritus!