You are on page 1of 7

LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER ES UN PROBLEMA SOCIOCULTURAL

En los últimos 7 años, los asesinatos y las tentativas de feminicidio


aumentaron significativamente. El Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables (MIMP) registró más de 16 mil casos de
violencia contra las mujeres y atendió 32 casos de feminicidio en lo
que va del año en todo el país. Los Centros de Emergencia Mujer
(CEM) del MIMP recibieron 121 casos de feminicidio a nivel nacional
y las regiones donde existieron más mujeres amenazadas fueron
Lima, Arequipa, Junín y Puno.
“Las personas que cometen estos actos violentos rara vez tienen una
enfermedad mental. Nos cuesta aceptar que las personas sin una
enfermedad mental también tienen maldad.

Esto depende del contexto cultural, de los valores aprendidos, de la


forma de ser de la persona, de si tiene o no control de sus
emociones”, explica el psiquiatra Yuri Cutipé.

“No hay ninguna enfermedad que se caracterice por tendencias


incontenibles solo contra mujeres. De modo que el problema de la
violencia no es un problema de salud mental sino de una sociedad
enferma, pero no en términos de enfermedades como esquizofrenia o
psicosis, sino en cuanto a la manera de relacionarse unos con otros”

EL MACHISMO EN LA SOCIEDAD ES LA CAUSA PRINCIPAL DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.


“La música de moda tiene letras que alientan la posesión del hombre
sobre la mujer”, afirma la psicóloga Jacquelinee Rojas.

La única forma de reconocer algún trastorno mental es mediante el


peritaje policial o un diagnóstico clínico. “Un diagnóstico consiste en
examinar todas las esferas de la persona en varias sesiones, tanto la
profesional como la relación de parejas o la relación con hijos, etc.”,
advierte la especialista.

La mayoría de mujeres asesinadas tienen de 18 a 59 años y sus


agresores actúan contra ellas por celos o porque no quieren
separarse, según indican cifras del Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables. Los homicidas son usualmente convivientes,
desconocidos o parejas sexuales. Solo el 6% son enamorados -o
novios que no son parejas sexuales- y el 9%, esposos. Algunas
mujeres cometen el error de validar los celos de su pareja. La víctima
acepta este comportamiento y lo justifica definiéndolo como un
enamoramiento sincero, cuando no lo es.

IMPACTO DE LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA


El 67% de mujeres asesinadas sufrieron de violencia psicológica en
algún momento de su vida y el 40% de violencia física y sexual. La
mayoría tuvo una relación tormentosa con el agresor debido a los
celos, desconfianza, humillación, amenazas de abandono o contra sus
hijos.

Según Rojas, la mujer “externaliza” y el hombre “contiene”. Se


refiere a que el comportamiento femenino es más comunicativo que
el masculino. “La mujer cuenta sus problemas y es capaz de pedir
ayuda. Probablemente se vean en espacios hospitalarios más mujeres
que hombres, quejándose por alguna dolencia”, comenta la psicóloga
Jacquelinee Rojas.

Mientras más soporte psicológico tenga una mujer violentada, menor


será el tiempo que le tome rehacer su vida. Las mujeres que han
sufrido de violencia tienen más probabilidades de presentar en las
primeras cuatro semanas dificultades para caminar y realizar
actividades diarias.

“Las mujeres víctimas de violencia presentan síntomas como la


tristeza, apatía, anhedonia (o incapacidad para experimentar placer),
que van de la mano con la depresión. La pérdida de autoestima, los
sentimientos de culpabilidad, la indefensión aprendida, se aíslan
socialmente, hay un trastorno de dependencia emocional. Muchas de
ellas tienen trastorno de estrés postraumático. El 92% de ellas tienen
disfunciones sexuales”, sostiene la psicóloga de la Universidad de
Lima Gabriela Coros.

SI VES VIOLENCIA, APRENDES VIOLENCIA


Los agresores suelen intimidar a su pareja con arrebatarles el
derecho a vivir con sus hijos o incluso secuestrarlos. Eso significa
que de una u otra manera el niño forma parte de un escenario
violento y en cualquier ambiente de agresión ocurre lo mismo: los
espectadores sienten pánico por naturaleza. Al reconocer la crueldad
de una situación, la persona automáticamente siente miedo.

Los niños con padres violentos crecen con una idea errónea sobre el
diálogo y la cooperación. “Si desde pequeño, yo entiendo que debo
resolver ciertos asuntos con una relación violenta pues entonces voy
y ejerzo una relación violenta. No solo los niños, sino también las
niñas. Se preguntan qué resulta más rápido para que se cumpla su
voluntad”, explica la psicóloga.

La violencia no está en el hombre, sino que se construye viendo


relaciones violentas. Las personas deben reflexionar sobre la
violencia que ejercen, si sus comentarios hieren a los demás o si sus
acciones se dirigen a hacer daño al otro.

You might also like