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Aborto y justicia

Los tribunales enmiendan al Sistema Nacional de Salud y acaban reconociendo a las parteras su derecho
negarse a a supervisar y asistir al personal involucrado, aunque no tengan participación directa en el
aborto.

REDACCIÓN HO.- Dos parteras católicas han ganado el proceso que las llevó a los tribunales para
defender su derecho a estar exentas de participar en abortos, tras el fallo a su favor emitido por un
tribunal de apelación en Escocia. Los jueces de Edimburgo han dictaminado que María Doogan (58 años)
y Concepta Wood (52) pueden legalmente negarse a supervisar y asistir al personal involucrado en
abortos bajo la cláusula de conciencia que contempla la Ley del Aborto de 1967.

Las parteras decidieron apelar a ste tribunal superior tras perder el caso abierto contra el Sistema
Nacional de salud (SNS) de Glasgow y Clyde (GGC), al sostener entonces el juez de primera instancia
que la llamada cláusula de opt-out era inaplicable, por no tener estas profesionales una participación
directa en el aborto.

Política

El caso comenzó después de que el Southern General Hospital introdujera una nueva política que
exigía a las comadronas el vigilar y asistir en las prácticas de aborto. Las dos parteras, que habían
servido en el hospital durante más de 20 años, comunicaron a la dirección del centro su objeción de
conciencia ante el aborto, pero no fueron capaces de que el hospital aceptara respetarles en el ejercicio de
su derecho.

Al pronunciarse contra ellas y pronunciarse a favor del GGC en una audiencia el año pasado, la jueza
Lady Smith, del Tribunal Superior de Justicia dijo: "Nada de lo que tienen que hacer como parte de sus
funciones termina con el embarazo de una mujer". "Esto da un margen suficiente, frente a la participación
directa, para garantizar un adecuado respeto a sus creencias".

Pero la decisión fue revocada esta semana por los jueces de apelación de Edimburgo, que señalaron que la
cláusula de conciencia de exclusión se aplica a todo el personal involucrado en el proceso de
aborto. La juez Dorrian, ponente del tribunal compuesto también por los jueces Mackay de Drumadoon
y McEwan, señalaba: "En nuestra opinión, el derecho a la objeción de conciencia se extiende no sólo a la
intervención médica o quirúrgica en sí, sino a todo el proceso de tratamiento que se da a tal efecto".

"Se les da la razón, porque se reconoce que el proceso de aborto es sentido por muchos como
moralmente repugnante ... Es un tema sobre el que muchas personas tienen fuertes convicciones morales
y religiosas, y el derecho de objeción de conciencia se entiende respecto a las convicciones y no por
ninguna otra razón".

Un motivo de celebración para los profesionales sanitarios


Tras la sentencia, Doogan y Wood se manifestaron "absolutamente encantadas" con el fallo "en
la celebración de que toda la vida es sagrada desde la concepción hasta la muerte natural. Como
parteras siempre hemos trabajado en el conocimiento que tenemos dos vidas para cuidar durante el
parto, la madre y la del feto", declararon.

"El fallo de hoy es una afirmación bienvenida para los derechos de todas las matronas de retirarse de
una práctica que viola su conciencia y que, con el tiempo, supondría de hecho el excluir a muchos
de ejercer lo que siempre ha sido una profesión muy noble y gratificante", añadían. "Es con gran alivio:
ahora podemos volver a centrarnos en nuestra labor se servicio al parto y dejar lo que tiene que ver con
asuntos legales."

Espaldarazo "de sentido común" para todos los objetores

La noticia ha sido muy celebrada también entre los grupos cívicos que defienden el derecho a la vida,
como la Society for the Protection of Unborn Children (Sociedad para la Protección de los Niños no
Nacidos), que espera que sean cada vez más los que se animen a ejercitar su derecho a la objeción sanitaria
al aborto, a medida que los jueces se pronuncian reconociendo que este derecho se extiende no sólo a la
intervención médica o quirúrgica en sí, sino a todo el proceso de aborto

También por la Iglesia Católica: el Arzobispo de Glasgow, Mons. Philip Tartaglia, describió la decisión
como una "victoria para la libertad de conciencia y el sentido común". "Espero que muchos profesionales
de la salud se sientan fortalecidos con esta sentencia y tengan el coraje de expresar sus propias
objeciones, siempre y cuando se les requiera para llevar a cabo tareas que son moralmente incorrectas y
violan su conciencia. El respeto a la libertad de conciencia de los trabajadores es un sello distintivo de una
sociedad civilizada", añadía.

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