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La guerra con los Estados Unidos era una situación que venía anunciándose
desde el inicio de las guerras separatistas en el continente; una situación que se agravó
en 1868 con la guerra de los diez años y con la gestación y desarrollo del filibusterismo.
Las circunstancias ya han sido tratadas en otros capítulos, y en particular en “El
anexionismo anglo usense”. En ese sentido, Agustín Aragón, en 1898, señalaba que en
el Weekly Picayune de 28 de Julio de 1894, hallamos lo siguiente entre otros párrafos de
un artículo
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injuriosos, presentando como razón la conducía del pueblo ibero en sus
diferentes colonias. (Aragón 1898: 14)
Si, a estas alturas, España no era sombra de lo que había sido, ni cultural, ni
económica ni militarmente hablando. La monarquía y los políticos surgidos de la guerra
franco británica para dominación de España (vulgo Guerra de la Independencia), y de
ahí en adelante, fueron los encargados de conseguir, tan exitosamente, esos objetivos.
España ya no era ese pueblo emprendedor, generoso, brillante, que había mantenido el
orden en el mundo. Sólo le quedaba, eso si, la valentía de sus hombres, que se perdía en
la nada al carecer de dirigentes de su altura.
Por otra parte estaba el mundo anglosajón, los wasp; en la escena, Estados
Unidos.
Pero no era sólo la falta de moralidad usense; no podía, a estas alturas acusar de
inmoralidad a quién siempre fue inmoral. La inmoralidad británica fue combatida
durante siglos por los galeones españoles; los piratas ingleses, a los que tanto se ha
jaleado, no eran sino unos desarrapados que sí, consiguieron sonados botines, pero en
más ocasiones se vieron forzados a huir con el rabo entre las piernas, o imposibilitados
de huir al verse colgando de una soga. A esa degeneración se unieron otras
degeneraciones.
Esa falta de moralidad había puesto Cuba en el ojo del huracán, como antes lo
había puesto en Luisiana o en Florida, por ejemplo, territorios que, contra derecho, le
fueron vendidos por los vendidos políticos que en el momento administraban la ya
incipiente colonia: España, que se había convertido en suministrador necesario de su
propio territorio.
En ese sentido, Julio Pérez señala que España carecía de intereses geopolíticos y
de estrategia
Pero es que esos intereses y esa estrategia habían sido puestos al servicio de los
enemigos de España, y los gestores del gobierno hacían oídos sordos al clamor. Ya
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habían cometido la felonía de abandonar Santo Domingo. Ahora tocaba el turno al resto
de las Antillas, y como colofón, al Pacífico.
Cuba y Puerto Rico pertenecen a España, que se interpone, como las Islas, en
los proyectos norteamericanos. El caso de una guerra contra España se
convierte en un punto capital de la estrategia nacional de Estados Unidos
manifestado públicamente, por acercarnos a esta fecha, por el presidente
Cleveland que, en su mensaje anual a la nación en el mes de diciembre de
1896, admite que: La hostilidad abierta contra España no es inconcebible.
(Giner 1999: 73)
Una estrategia que una nación ultramarina como era España, debía estar a la
orden del día… por pura supervivencia; una estrategia que quedó en evidencia en 1885
con el conflicto de las Carolinas, cuando el gobierno cayó en la cuenta que no existían
en todos los mares puntos donde los barcos pudiesen suministrarse del carbón necesario
para su funcionamiento.
¿Solucionó el gobierno esta cuestión? ¿Por qué no lo hizo?... Tal vez, sólo tal
vez, por el mismo motivo que saboteó el proyecto de submarino Peral, o por el mismo
motivo que los secretos del destructor de Villaamil fueron rebelados a Inglaterra…
Y en cuanto al telégrafo… ¿Es posible que, teniendo en cuenta la configuración
de España (Europa, América, Pacífico, Filipinas), no se hubiese buscado una alternativa
a la dependencia de Inglaterra?
Al estallar la guerra en 1898 los enlaces telegráficos entre las Capitanías
Generales de Cuba, Puerto Rico y Filipinas con Madrid pasaban forzosamente por
tendidos de cable submarino propiedad de empresas de Estados Unidos y de Inglaterra.
Esas carencias, vitales, son producto inequívoco de otras carencias que, como
venimos señalando, no pueden ser otras que las carencias de gobierno… y de proyecto
nacional, porque cuando, como es el caso, el anuncio de la guerra fue muy anterior a
1898, no es sólo la maquinaria bélica la que debe estar en perfecto estado de uso (que no
lo estaba, precisamente), sino los esfuerzos morales, materiales y tecnológicos, que
fueron sistemáticamente saboteados por el propio gobierno.
Y para mayor gozo del enemigo, esas carencias eran de conocimiento público.
Así, en 1898, el Agregado militar británico en La Habana, Mayor G. F.
Leverson señalaba en una exhaustiva y detalladísima exposición de las fuerzas
españolas en Cuba, la capacidad de habituallamiento y disposición de las mismas:
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debido a la malaria y a la escasa y mala alimentación. Además, sus vestidos se
hallaban en muy mal estado y algunos estaban casi sin zapatos y botas.
Los caballos de la caballería se hallaban en malas condiciones durante el
bloqueo, pues sólo se tenía alimentos para los caballos hierba de guinea
(guinea grass) para dos meses. (Sánchez: 71)
A este relator le resulta francamente difícil comentar estos extremos, que por
supuesto juzga como ciertos.
Pero no era de la misma opinión el ministro de la Guerra del momento, Miguel
Correa y García, que declaraba poco antes de comenzar el conflicto:
que para salvar la paz interior y para satisfacer las exigencias del elemento
militar había que rendirse a la inexorable fuerza de los acontecimientos y
acudir a la guerra como único medio honroso de que España pudiera perder lo
que aún le restaba de su inmenso imperio colonial
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contra los azares de la suerte, que en todas partes nos negó cruelmente sus
favores. Y así vino el bloqueo de Cuba; el desdichado arribo á Santiago de la
escuadra que dirigía el Almirante Cervera; la escasez de recursos en unas
partes y la carencia absoluta en otras; la falta de víveres en las provincias
orientales y el aislamiento de unas y otras fuerzas del ejército. (Suárez 1899:
93-94)
Y seguía diciendo:
Y más…
nuestra política se concreta a apoyar siempre al más débil contra el más fuerte,
hasta la completa exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de
las Antillas. (Brenckenridge 1897)
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En estos primeros días de enero la agitación llegó a tal grado, que Lee, el cónsul
americano en La Habana, pidió barcos a su país para proteger las vidas y haciendas de
sus compatriotas, en vista de los motines que se sucedían en la capital de Cuba.
Pero esa agitación había sido provocada por el mismo embajador usense a través
del periódico separatista “El Reconcentrado”. El mismo Lee cursó un telegrama en el
que informaba:
Turbas capitaneadas por oficiales del Ejército español (¡infame! ni uno solo
asistió á la algarada) atacaron hoy las redacciones de cuatro periódicos que
abogan por la Autonomía. A esta hora, una tarde, continúa el motín. Mucha
excitación que puede conducir a serios disturbios. La dificultad empezó entre
los que se oponen »á la Autonomía, y hasta ahora todo lo que se hace es contra
los que abogan por ella. En este momento el motín está aplacado, pero
circulan muchos rumores de que se renovará... El Consulado está bajo la
protección de hombres armados…/… Supe ayer que unos cuantos amotinados
declararon á gritos su propósito de marchar á nuestro Consulado. Puede
necesitarse la presencia de buques de guerra. Se me dice que las tropas de que
se ha llenado el Palacio para proteger al General Blanco, gritaron también
¡muera la autonomía! ¡muera Blanco! Si se demostrara que las autoridades no
pueden mantener el orden, salvar vidas... y que los americanos y sus intereses
corren peligro deberán mandarse á este puerto buques de guerra, á cuyo fin
bueno será estén preparados para ponerse en camino enseguida. (González
1903: 85)
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tomó activo participio en el empeño de rescatar á los tripulantes ayudado por los botes
de los demás vapores españoles.
Opiniones que eran apoyadas por el mismo embajador usense, Lee, quién
declaró que su opinión respecto á la explosión era que se había producido por descuido
en la limpieza de los torpedos. (Soldevilla 1899: 55)
No obstante, y ante las noticias procedentes de Estados Unidos, como si las
circunstancias vividas hasta el momento no fuesen suficiente para atender estas
cuestiones, en oficio de 23 de febrero se señalaba que:
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El día 2 de marzo se concentró en Hong Kong una armada usense y el día 8 una
tercera escuadra usense cercaba Cuba. España sólo tenía en Cuba el Vizcaya y el
Oquendo.
El 10 de marzo, el nuevo Ministro Plenipotenciario de España en Washington,
Polo de Bernabé, tomó posesión de su cargo, y el 16 era informado que el acopio de
armamento que estaba llevando a cabo EE UU no estaban motivados porque quisiesen
invadir Cuba, sino porque España se estaba rearmando.
Mientras tanto, El almirante Cervera señalaba en carta al ministro de Marina
fechada el 16 de marzo de 1898:
De nada servían las súplicas y los consejos del almirante, como de nada servían
los informes de otros mandos señalando esa misma realidad. En ese sentido, el general
Panda afirmaba
que el número de soldados en disposición de pelear, en la fecha y en la isla
citada, no pasaba de 50.000, si bien añade que no había por entonces más
hombres en armas por falta de recursos. (Isern 1899: 460)
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El 28 de marzo se hace público el informe de la comisión investigadora, tras lo
cual se envía un ultimátum a España que, al ser rechazado, posibilita que el 21 de abril
se rompan las hostilidades.
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Se han presentado esta mañana en el domicilio del señor Ministro de Estado
los Embajadores de las seis grandes potencias europeas á manifestarle si,
como corolario de las gestiones de sus respectivos Gobiernos en Washington,
sería conveniente encarecer la aprobación de los buenos oficios ofrecidos por
Su Santidad, y por tanto la suspensión de hostilidades en Cuba, reiteradamente
pedida por el Padre Santo.
En su vista, el Consejo de Ministros ha acordado autorizar al general en Jefe
de aquel ejército para que publique una suspensión de hostilidades por el
tiempo que estime prudencial para preparar y facilitar la paz.
Entiende el Gobierno que debe dirigirse á V. S. haciéndole saber esta
importante resolución del Gobierno que, pedida por Su Santidad y aconsejada
por dichas grandes potencias, deje á salvo el honor militar y la dignidad de
España, sin lastimar sus innegables derechos en la grande Antilla.»
En idéntico sentido se telegrafió al Gobernador general de Cuba, ordenándole
que redactara un bando concediendo el armisticio. (Soldevilla 1899: 129)
Pero los acontecimientos eran otros. El día 16 de abril, el senado usense votó por
la guerra, cuando dos días antes, el gobierno español abrió una suscripción popular para
el fomento de la Marina… La convocatoria de una rifa para componer una Armada que
llevaba olvidada un siglo, y que reiteradamente había sido saboteada. Inventos militares
de primer orden, arrumbados y cedidos a Inglaterra (caso destructor y caso submarino);
donativos millonarios que habían sido dilapidados en no se sabe exactamente qué, y
cuando la situación era de muerte cerebral, el gobierno abre una suscripción… Tal vez
alguien encuentre justificación…
Con fecha 18 de abril, los marinos españoles, en cumplimiento de su deber,
elaboraron un informe oficial acerca de la catástrofe del “Maine”. Sus conclusiones eran
las siguientes:
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6.º Que el reconocimiento interior y exterior de los fondos del Maine, cuando
sea posible, de no alterarse con el motivo de los trabajos que se realizan para
su extracción total ó parcial, esos mismos fondos y los del lugar de la bahía en
que se encuentra sumergidos, justificarán la exactitud de cuanto va dicho en
este informe, sin que por ello se entienda requiere esa comprobación la certeza
de las presentes conclusiones.
Creyendo haber llenado todos los requisitos prevenidos en el art. 246, titulo
24, capítulo 1.° de la ley de Enjuiciamiento Militar de Marina, por lo cual, y
de orden de V. E., se han seguido estas actuaciones, tengo el honor de pasarlas
á sus superiores manos para que V. E. resuelva lo que sea de justicia.—Pedro
del Peral.—(Rubricado.) Fechado el 22 de Marzo. (Soldevilla 1899: 154-155)
Pero Carlos Ría, que mostraba estar al corriente de la realidad, era una víctima
más de las acciones que el enemigo llevaba a efecto desde el mismo gobierno de
España. Hechos concretos y generalidades, debidamente relacionados con los
acontecimientos son los que nos pueden dar una versión más acertada de la realidad.
Así, hecho concreto y personal es el relatado por el citado, como hecho concreto y
puntual es el que nos relata Antonio Crespo Massieu en relación con la actuación de un
traidor, el capitán de navío Emilio Ruiz del Árbol
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armisticio, regresó a España. Ni en EE.UU. ni en España le fue aplicado el
código penal militar, tal y como suele hacerse con los presuntos delitos de
deserción, espionaje o traición. (Crespo 2014: 37)… Habiendo sido
recompensado con la Orden de Carlos III…
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El 8 de abril, por orden taxativa del gobierno, partió de Cádiz el Contralmirante
Pascual Cervera hacia un destino incierto, sin bases de aprovisionamiento de carbón y
con una Armada de desguace. El almirante Cervera recibió un telegrama del ministro en
el que se indicaba:
Ni qué decir tiene que el vapor abarrotado de carbón no existía; sin embargo,
dispuesto a cumplir las órdenes, y conocedor del fracaso al que los conducía, el
almirante Cervera escribía al ministro de Marina:
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Se componía del Pelayo y Carlos V, de los cruceros auxiliares Rápido y
Patriota, de dos trasatlánticos armados en guerra, Buenos Aires y Piélago, del
aviso Giralda y de los cazatorpederos Osado, Audaz y Proserpina. El cónsul de
los Estados Unidos en Port·Said apreció el valor de esta escuadra, al verla
entrar en el Canal de Suez, diciendo a su gobierno que se componía de dos
buques de guerra y de basura. (Isern 1899: 351)
El Colón no tiene sus cañones gruesos, y yo pedí los malos, si no había otros;
las municiones de 14 centímetros son malas, menos unos 300 tiros; no se han
cambiado los cañones defectuosos del Vizcaya y del Oquendo; no hay medio
de recargar los casquillos del Colón; no tenemos un torpedo Bustamante; no
hay orden ni concierto que tanto he deseado y propuesto en vano; la
consolidación del servomotor de estos buques solo ha sido hecha en el Teresa
y el Vizcaya cuando han estado fuera de España; en fin, esto es un desastre ya,
y es de temer que lo sea pavoroso dentro de poco... Y no le molesto más;
considero ya el acto consumado, y veré, lo mejor que pueda salir de este
callejón sin salida. (Rivero 1922)
Desde que la guerra entre España y los Estados Unidos fue un hecho, difícil es
decir cuánto se habló y se dijo de la Escuadra española, ó mejor, de las
Escuadras; pues nadie ignora las mil noticias que sobre compra de buques
dieron los periódicos, al extremo que, de haberles dado crédito, nuestra
Marina de guerra hubiera sido muy superior á la americana en número y
calidad. (Müller 1898: 53)
2
Desde 1880 hasta 1898 se construyeron para España, en astilleros británicos, 17 buques inspirados en
las ideas de Villaamil.
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española sólo disponía de tres barcos en condiciones de combate, y éstos de escaso
rendimiento.
Pero era otra voz que clamaba en el desierto.
El Sr. Sagasta no sólo no adquirió nuevos barcos para la guerra, sino que
suspendió los trabajos de los arsenales, y así llegó el mes de Abril, y estaban
los barcos en construcción y reparaciones, como en el mes de Octubre. (Isern
1899: 338)
El único intento del gobierno español consistía en mantener su imagen. Tal vez
por eso, el 14 de abril, el Embajador Español en el Vaticano solicitaba al Papa que
adoptase alguna medida para impedir la guerra con los Estados Unidos, al tiempo que se
comunicaba a los embajadores españoles en París, Londres, Viena, Berlín, Roma, San
Petersburgo y el Vaticano, la sensacional noticia recibida de Washington.
Pero todo señala que la actitud del gobierno español no era más que un acto de
maquillaje para conseguir mantener su estatus durante, y sobre todo después, de la
tragedia que estaba teniendo lugar.
Se trata de una afirmación muy fuerte. La traición del gobierno español es un
extremo que casi nadie se atrevía a señalarla en el momento, pero es un hecho cierto que
el sabotaje continuado a los proyectos de defensa nacional estaban procediendo de las
más altas jerarquías del estado; cierto que durante todo el siglo, pero particularmente
intensificadas desde los últimos diez años. Por si las muestras de esta traición han
quedado poco señaladas a lo largo del presente trabajo, a estas alturas de 1898, la
información de los pasos dados por España eran conocidos anticipadamente los por los
Estados Unidos.
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4º.- Que los Estados Unidos por la presente niegan toda disposición o
intención de ejercitar soberanía, jurisdicción o dominio sobre dicha Isla,
excepto en cuanto sea necesario para la pacificación de la misma; y afirman
los Estados Unidos su determinación de dejar el gobierno y dominio de la Isla
a su pueblo, tan pronto como esa pacificación tenga efecto.
Esta resolución pasó en el Senado por 42 votos contra 35, y en la Cámara por
310 contra 6. El día 20 fue sancionada por McKinley. Acto seguido, el 20 de abril, el
gobierno usense envió un ultimátum a España (ver anexo):
La guerra fue declarada por los Estados Unidos a España el 25 de abril, pero
con efectos retroactivos al 21, para dotar así de legalidad el bombardeo del
puerto cubano de Matanzas y la captura de varios barcos que enarbolaban el
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pabellón español en aguas del Caribe antes de declarar la guerra. (Togores
2010: 575)
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El presidente Mac-Kinley opina que España dio por declarada la guerra al dar
los pasaportes á mister Woodford. Añade que al saber España que el
Presidente había declarado que aprobaba la resolución del Congreso ipso facto
debía dar por declarada la guerra. Los centros diplomáticos opinan lo
contrario, afirmando que el acto de España suponía sólo ruptura de
relaciones…/… El Gobierno norteamericano se ha incautado del cable de
Cayo Hueso, ejerciendo rigurosamente la censura.
Dicese que pronto será cortado el cable de Cuba á la Jamaica para dejar
incomunicada la Gran Antilla…/… Sí, como dicen los telegramas de Hong
Kong, la escuadra americana salió con dirección á Manila el dia 23, puede
encontrarse frente á la capital del Archipiélago el día 27, ó sea pasado mañana
miércoles.
Al inicio de la guerra con los Estados Unidos, España contaba en Cuba con
algo mas de 152.000 hombres del ejercito regular, mas 30.000 guerrilleros, a
los que había que sumar la guardia civil, infantes de marina y voluntarios, lo
que hacia un total de unos 275.000 hombres. (Togores 2010: 569)
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que una flota norteamericana pudiese ocupar las islas Canarias. El temor
compartido de las grandes potencias europeas a que Estados Unidos se pudiera
acercar al Mediterráneo, que los ataques a la metrópoli desencadenaran la
caída de la monarquía y un desesperado último esfuerzo diplomático del
Gobierno Sagasta evitaron estos escenarios. (Búster 1998: 12)
El día 19, tras un lamentable periplo en el que contra las promesas del gobierno
no encontró lugar donde cargar carbón, milagrosamente llegó el almirante Cervera a
Santiago con la escuadra inoperativa por falta de combustible.
Todos los cañones de á ocho eran inútiles, según acta de la Junta Central de La
Habana; por cuya razón, lejos de ser eficaces estas piezas, eran peligrosas.
(Müller 1898: 48)
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Veía evidente que sólo quedaba el arrojo de los militares españoles frente al
enorme aparato militar usense y la traición del gobierno español. Con ese bagaje, el 25
de mayo, la cañonera “Ligera”, una pequeña embarcación de 20 m de eslora, puso fuera
de combate al torpedero usense Cusshing de 142 toneladas. Fue el primer combate de la
guerra.
El mismo día fue apresado por la flota usense el vapor inglés Restamel cargado
con carbón destinado a la flota española. Al respecto, el comandante del St. Paul, C.D.
Sigsbee señala en el informe:
Entre piratas andaba el juego, pues cinco días antes, el 20 de mayo, barcos
usenses izaron bandera española con objeto de tener acceso al cable telegráfico
submarino, para cortarlo. Un acto de guerra, si, que no sería reprobable como tal si no
hubiese sido llevado a cabo mediante actuaciones de claro matiz pirático.
El 25 de mayo, el almirante Pascual Cervera envió un telegrama al ministro de
Marina en el que señalaba: “Estamos bloqueados. Califiqué de desastrosa la venida para
los intereses de la Patria. Los hechos empiezan a darme la razón. Con la desproporción
de fuerzas, es imposible ninguna acción eficaz. Tenemos víveres para un mes”.
El 1 de junio fue bombardeada La Habana. La entrada al puerto la hace idónea
para ser defendida, pero del mismo modo, es imposible salir al no estar artilladas sus
defensas naturales, y eso impidió la debida respuesta de la renqueante armada española.
Pero las piezas de artillería no tenían el alcance debido, por lo que la armada
usense se mantuvo alejada del fuego mientras disparaba a placer. Todo era consecuencia
de la actuación llevada a cabo con anterioridad, y que posibilitaba la total indefensión.
Se saboteaban los proyectos industriales novedosos que demostraban su
efectividad, caso del submarino, de las minas y del destructor, y se dejaban obsoletas las
defensas, no por desconocimiento de su necesidad, sino por motivos que nunca fueron
aclarados.
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¿Cómo salir de aquella ratonera? Durante el día, los norteamericanos se
mantenían a distancias de la boca que les permitía romper el fuego sobre el
primer buque que apareciese en ella. Por la noche mantenían un acorazado
iluminando la boca con sus proyectores sin que la artillería de la plaza tuviese
alcance para obligarle a retirarse. Salir de día era enfrentarse con una fuerza
notablemente superior en las peores condiciones, sin la más mínima
posibilidad de maniobra de ningún tipo, dado que los buques podrían ser
batidos uno a uno al ir saliendo y los tornos de la boca obligaban a salir
forzosamente en estas condiciones. Salir de noche era aun peor porque para no
evitar el ser vistos, la maniobra en los tornos, deslumbrados por los
proyectores, forzosamente tenía que ser más lenta y mayor la separación entre
buques, con lo que la destrucción de éstos uno a uno se hacía más fácil.
(Oubiña)
á los dos meses de declararnos la guerra los yankees, basándose para ello en
que nosotros tardábamos en terminar la insurrección de Cuba, aún no ha
puesto el pie en la misma uno solo de ellos, á pesar de dominar el mar en
absoluto, por carecer de buques que oponer á los suyos (sólo hay en Cuba
cuatro de combate) y á pesar de hallarse Cayo Hueso tan cerca de esta Antilla
21
y de contar con el apoyo de los insurrectos. Recuérdese que la guerra fue
declarada el 21 de abril, y el 21 de junio aún no se había llevado á cabo
desembarco alguno, como más adelante se verá. (Müller 1898: 21)
Pero también es cierto que se produjo una avanzadilla el 7 de junio, cuando 600
soldados usenses apoyados por fuerzas separatistas desembarcaban en Guantánamo y
tomaban el mando de éstas según acuerdos con los EE.UU, 3. Este ejército sería
derrotado el día 12.
Finalmentne, el 20 de junio desembarcaron en Daiquiri, según plan trazado por
Calixto García, y con la colaboración de los separatistas, 17.000 usenses al mando del
general Shafter, cuatro días más tarde serían rechazados por el ejército español.
Con la cabeza de puente asentada en Daiquiri, a 30 millas al este de Santiago,
dio comienzo la invasión usense de Cuba el 22 de junio.
El 1 de julio, 12000 hombres, según ellos mismos aseguran, fue dirigido por el
General Wheeler, segundo Jefe del Ejército invasor contra el Caney, en Santiago, que
estaba defendido por el General Vara de Rey con 520 hombres y dos piezas de
artillería. Diez horas duró el combate, que finalmente fue ganado por los usenses. De los
520 defensores del Caney sólo se retiraron unos 80, estropeados y contusos en su mayor
parte.
El ejército invasor perdió 436 hombres. En las lomas de San Juan se sucedía otro
combate similar donde murieron 358 españoles y 1012 usenses. En el enfrentamiento,
tres compañías de españoles sólo contaban con fusiles y machetes, mientras los usenses
llevaban además 3.000 separatistas y un fuerte apoyo artillero.
Paralelamente se desarrollaba acción similar en San Juan.
Y el 2 de julio, Santiago fue escenario de un nuevo enfrentamiento:
2.000 españoles contra 23.000 americanos.— De oro, dijo Shafter que había
sido el día para ambos ejércitos. ¡No! Para los soldados españoles habrá de
escribirse con letras de brillantes en el libro de la historia. Los yankees
quedaron al fin dueños del campo; pero ¡qué maravilla! su fuerza se componía
de 17.000 soldados yankees á las órdenes de Shafter, y 5.000 rebeldes cubanos
bajo el mando de Calixto García.
Nuestros soldados de Santiago combatieron en la terrible proporción de uno
contra once. (Soldevilla 1899: 292)
Nosotros, los que abajo firmamos, somos de opinión unánime de que este
Ejército debe ser sacado inmediatamente de la isla de Cuba y enviado a algún
3
Así lo expresa Calixto García en carta personal remitida a Tomás Estrada Palma con fecha 27 de junio
de 1898.
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punto de la costa de los Estados Unidos... Sabemos que el Ejército no está en
condiciones de ejecutar un movimiento hacia el interior". (Oubiña)
Cuartel general de las fuerzas de los Estados Unidos, próximo al río San Juan,
el 3 Julio de 1898 á las 8,30 mañana.— Señor: Tengo el honor de informaros
que si no os rendís, me veré obligado á bombardear á Santiago de Cuba.
Sírvase notificar á los súbditos de países extranjeros y a todas las mujeres y
niños, que deberán abandonar la ciudad antes de las diez de la mañana del día
4.—Muy respetuoso y atento servidor.— Williams R. Shafter, Mayor General
de Voluntarios de los Estados Unidos. (Suárez 1899: 23)
Se cursó la notificación, y
23
Suponía que abandonarían la ciudad sólo los enemigos nuestros, y cuando más
los indiferentes; pero nunca que, al amparo del amplio permiso concedido,
desertaran no sólo aquellos habitantes que alardeaban de mayor lealtad, sino
también los voluntarios no movilizados y los bomberos en su inmensa
mayoría, y aun las corporaciones y empleados de todos los ramos, salvo
honrosísimas excepciones. La desbandada fue general, quedando Santiago de
Cuba casi desierto. (Suárez 1899: 32)
Como hemos visto, esa misma fecha, tres de julio, se cumplía la orden del
gobierno, y la escuadra de Cervera salía a ser hundida.
Año de Velocidad
Desplazamiento Armamento Dotación
botadura efectiva
2 x 280 mm
10 x 140 mm
Infanta
1890 7.000 tm 16 nudos 8 x 57 mm 556
Maria Teresa
8 x 37 mm
8 x 350 mm torpedos
2 x 280 mm
10 x 140 mm
Almirante
1891 7.000 tm 16 nudos 8 x 57 mm 487
Oquendo
8 x 37 mm
8 x 350 mm torpedos
2 x 280 mm
10 x 140 mm
Vizcaya 1891 7.000 tm 12 nudos 8 x 57 mm 491
8 x 37 mm
8 x 350 mm torpedos
24
10 x 152 mm
Cristóbal 6 x 120 mm
1896 7.000 tm 17 nudos 567
Colón 10 x 37 mm
5 x 350 mm torpedos
2 x 75 mm
2 x 57 mm
Plutón 1897 400 tm 26 nudos 80
2 x 37 mm
2 x 350 mm torpedos
2 x 75 mm
2 x 57 mm
Furor 1896 400 tm 26 nudos 80
2 x 37 mm
2 x 350 mm torpedos
Año de Velocidad
Desplazamiento Armamento Dotación
botadura efectiva
6 x 203 mm
12 x 102 mm
New York 1891 8.400 tm 20 nudos 8 x 57 mm 652
4 x 37 mm
2 x 350 mm torpedos
8 x 203 mm
12 x 127 mm
Brooklyn 1895 9.375 tm 20 nudos 12 x 57 mm 552
6 x 37 mm
5 x 350 mm torpedos
4 x 330 mm
8 x 203 mm
Indiana 1893 10.230 tm 15 nudos 5 x 152 mm 571
20 x 57 mm
7 x 350 mm torpedos
4 x 330 mm
8 x 203 mm
Oregon 1893 10.230 tm 16 nudos 5 x 152 mm 554
20 x 57 mm
7 x 350 mm torpedos
4 x 305 mm
8 x 203 mm
Iowa 1896 11.552 tm 14 nudos 587
5 x 102 mm
6 x 350 mm torpedos
2 x 305 mm
4 x 152 mm
Texas 1892 6.400 tm 15 nudos 433
12 x 57 mm
6 x 350 mm torpedos
4 x 57 mm
Gloucester --- 1888 800 tm 18 nudos 93
4 x 42 mm
Tan pronto como apareció el "Teresa" fue recibida por el fuego del "Iowa" é
"Indiana", seguido por el del "Brooklyn" y "Texas". En pocos minutos fueron
barridas sus baterías de 140 milímetros, que no tenían ninguna protección
pero, siguiendo el plan trazado, el "Teresa" se lanzó a abordar al "Brooklyn"
(insignia del Almirante Schley), quien, para evitarlo, cayó a estribor
25
alejándose la acción y estando a punto de abordar al "Texas". El "Teresa" por
su parte, para no ser víctima del espolón del "Texas", cayó a su vez a estribor,
corriendo a lo largo de la costa, y al poco tiempo recibió dos impactos de 305
milímetros del "Iowa" que inutilizaron al buque porque le seccionaron la
tubería principal de vapor provocando un formidable incendio, el barco se
estaba quedando sin movimiento; tenía las cubiertas abarrotadas de muertos y
heridos y fuera de servicio las baterías; el Comandante había sido retirado
herido y el Almirante, que dirigía personalmente la maniobra, no encontró otra
solución que vararlo para que no cayese en poder del enemigo. El "Oquendo",
cogido bajo el fuego del "Oregón" y el "Indiana", corrió la misma suerte y fue
a varar totalmente inutilizado cerca de donde lo había hecho el "Teresa". El
"Vizcaya", aprovechándose de que el "Teresa" le cubrió en los primeros
momentos, pudo alejarse un poco más pero fue destruido enseguida por el
"Iowa", "Oregón" y "Brooklyn". Los dos destructores fueron aniquilados tan
pronto aparecieron en la boca, muriendo el Jefe de la Flotilla, Fernando
Villamil. El "Colón", mejor protegido aunque carente de sus cañones
principales, pudo resistir más y se alejó bastante hacia el Oeste. Pero al
acabarse el escaso carbón de buena calidad que llevaba a bordo empezó a ser
cazado por los "Brooklyn", "Oregón", "Texas" y "New York", quedando bajo
el fuego de éstos sin poder contestar con eficacia por carecer de su artillería
gruesa. En estas condiciones, el Comandante decidió hundir el buque a unas
70 millas al oeste de Santiago abriendo sus válvulas de fondo. A las 13:15
horas el cómbate había terminado, aunque hasta la noche no cesaron los
incendios y las voladuras por ellos producidas. La escuadra de Cervera quedó
entonces convertida en unos cuantos montones de planchas retorcidas.
(Oubiña)
El María Teresa en llamas encalló seis millas al oeste de la salida del canal, y
el propio Cervera tuvo que nadar hacia la costa. Allí montó un hospital
provisional hasta que más tarde se rindió al mando naval norteamericano. El
Oquendo corrió la misma suerte, y después, el Vizcaya. El capitán del primero
se suicidó después de dirigir la evacuación de su tripulación. Sólo el Colón
logró huir, pero se le acabó el carbón y volvió a tierra tras una corta batalla.
(Thomas 1971)
El total de bajas fue: de 2225 españoles, 323 muertos, 151 heridos y 1670
prisioneros; y en la flota norteamericana sólo un muerto y dos heridos. Entre los
prisioneros, el almirante Cervera, que junto al resto de prisioneros fue trasladado a los
Estados Unidos
26
El despacho de Sampson de 4 de julio de 1898 dando cuenta del combate decía:
27
volver á su Patria llevando las armas que tan valerosamente han defendido.—
José Weler Mayor General.— U. Lawton, Mayor General.—J. D. Minley,
Teniente Ayudante.— Así se pactó. (González 1903: 105)
El 17 de julio de 1898 fue arriada la bandera española del fuerte Punta Blanca,
de Santiago de Cuba, siendo sustituida por la de los EE.UU. El general Lawton fue
nombrado gobernador de la provincia de Oriente y, el 20 de julio, el ya general Wood
pasó a ser gobernador de la ciudad de Santiago.
el Gobierno preguntó al Sr. General Blanco, por la opinión del ejército sobre
la continuación de la guerra, y habiendo contestado que seguirla hasta perecer
el último hombre, el Ministro de la Guerra, Sr. General Correa telegrafió:
Sorpréndeme que una vez salvado ya el honor de ese indomable ejército,
como indudablemente lo ha sido con admiración de todas las naciones y
gloria de la Patria en los campos de Santiago, persista en mantener la guerra
en la cual no ganará seguramente más laureles ni conseguirá tampoco otro
resultado que el de rendirse por falta de víveres, y municiones, pues no es de
creer que sabida por enemigo pujanza nuestras tropas en mencionados
campos, se aventure á sufrir nuevas pérdidas, cuando con extremar bloqueo ó
impedir socorros de aquí, puede, sin sacrificios de sangre, apoderarse de esa
Isla. (González 1903: 105)
Y ese gobierno cuya actuación ya hemos juzgado; ese gobierno que titubeaba a
la hora de transmitir órdenes y no dudaba en contradecirlas, tras la derrota, abrió causa
con el fin de depurar las responsabilidad de los mandos militares por la capitulación
ante las fuerzas invasoras usenses.
En la defensa de su gobernador, José Toral, se resaltan todas deficiencias
defensivas de que adolecía la plaza, así como que a pesar de ello el general Shafter
señalaba la plaza como inexpugnable.
El defensor, en su discurso del 1 de agosto de 1899, dijo:
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por los yerros de varias generaciones de imprevisión y decadencia. (Álvarez
1899)
La pérdida de la Escuadra fue prevista por todos los Jefes de la misma, con los
cuales he hablado más de una vez, y por decirlo así, profetizada desde que
recibió orden en Cabo Verde (las islas) de salir para la Isla de Cuba; y así se lo
comunicó diferentes veces al Gobierno el General que la mandaba, cuyas
comunicaciones oficiales existen y constan (Müller 1898: 185)
Seis buques (si merecen el nombre de tales el Pintón y el Furor), tuvieron que
combatir con veinticuatro mejor protegidos y artillados.
Luego llegó la rendición… Tras el Tratado de París, el uno de Enero de 1899, el
Capitán General Adolfo Jiménez Castellanos emite el siguiente bando:
29
Terminada la guerra, se sacaron a flote los restos del "Maine", comprobándose
entonces que la explosión había sido producida por una combustión interna de una
carbonera próxima a un pañol de municiones.
En 1911, el Maine fue sacado a flote y un nuevo tribunal (de Estados Unidos)
de investigación examinó el casco. La conclusión fue que se había hecho
estallar «una carga explosiva exterior al barco», aunque aparentemente no en
el mismo punto que había pensado el tribunal investigador de 1898. (Thomas
1971)
en 1976 se realizó una tercera investigación del incidente, esta vez contando
con una amplia perspectiva temporal, y dirigida por el Almirante Hyman
Rickover. El informe indicaba que el casco del Maine revelaba una explosión
hacia afuera, y no hacia el interior del barco, como cabría esperar de la
colocación de una mina. (Daóiz 2014)
ANEXOS:
DEPARTAMENTO DE GUERRA
WASHINGTON D.C.
24 de Diciembre, 1897
Querido señor:
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japoneses, así lo determinan: pero teniendo en cuenta lo exiguo de su población, la
corriente de emigración nuestra hará esos peligros ilusorios.
El problema antillano se presenta bajo dos aspectos: el uno relativo a la isla de Cuba y
el otro a Puerto Rico, así como también son distintas nuestras aspiraciones y la política
que respecto a ellas habrá de observarse.
Puerto Rico constituye una isla fieracísima, estátegicamente situada en la extremidad
oriental de las Antillas, y a mano para la nación poseedora que sea dueña de la vía de
comunicación más importante del Golfo de México, el día (que no tardará en lucir,
gracias a nosotros) en que sea un hecho la apertura del lstmo de Darién. Esta
adquisición, que debemos hacer y conservar, nos será fácil, porque al cambiar de
soberanía, considera, tiene más de ganar que de perder, por ser los intereses existentes
allí más cosmopolitas que peninsulares.
Para la conquista habrá que emplear medios relativamente suaves, extremando en
nuestra ocupación del territorio con exquisito celo el cumplimiento de todos los
preceptos de las leyes de guerra, entre naciones civilizadas y cristianas, llegando, sólo
en caso muy extremo, el bombardeo de algunas de sus plazas fuertes.
Para evitar conflictos, las fuerzas de desembarque lo harán aprovechando los
puntosdeshabitados de la costa sur.
Los habitantes pacíficos serán rigurosamente respetados, como sus propiedades.
Recomiendo a usted muy especialmente procure ganarse, por todos los medios posibles,
el afecto de la raza de color, con el doble objeto, primero, para procurarnos su apoyo
para el plebiscito de anexión, y segundo, teniendo presente que el móvil principal y el
objeto de la expansión de los Estados Unidos en las Antillas, es resolver de una manera
eficaz y rápida nuestro conflicto de razas, conflicto que cada día aumenta, merced al
crecimiento de los negros; éstos, conocidas las ventajosas circunstancias para ellos en
las Indias Occidentales, una vez que estén en nuestro poder, no tardarán en ser
inundadas por un desbordamiento de esta inmigración.
La isla de Cuba, con mayor territorio, tiene mayor densidad de población que Puerto
Rico, y está desigualmente repartida; a pesar de ello, constituye el núcleo de población
más importante de las Antillas. Su población la constituyen las razas blanca, negra,
asiática y sus derivadas. Sus habitantes son por regla general, indolentes y apáticos. En
ilustración se hallan colocados desde la más refinada hasta la ignorancia más grosera y
abyecta. Su pueblo es indiferente en materia de religión, y por lo tanto, su mayoría es
inmoral, como es a la vez de pasiones vivas, muy sensual; y como no posee sino
nociones vagas de lo justo y de lo injusto, es propenso a procurarse los goces no por
medio del trabajo, sino por medio de la violencia; y como resultado eficiente de esta
falta de moralidad, es despreciador de la vida.
Claro está que la anexión inmediata a nuestra federación de elementos tan perturbadores
y en tan gran número, sería una locura, y antes de plantearla debemos sanear ese país,
aunque sea aplicando el medio que la Divina Providencia aplicó a Sodoma y a Gomorra.
Habrá que destruir cuanto alcancen nuestros cañones, con el hierro y con el fuego; habrá
que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera,
diezmen su población pacífica, y mermen su ejército; y el ejército aliado habrá de
emplearse constantemente en explorociones y vanguardias, para que sufran
indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ellas se encomendarán
precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas.
La base de operaciones más conveniente será Santiago de Cuba, desde donde se podrá
verificar la invasión lenta por camagüey, ocupando con la rapidez posible los puertos
necesarios para refugio de nuestras escuadras en la estación de los ciclones.
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Coetáneamente, o mejor dicho, cuando estos planes empiecen a tener cumplido
desarrollo, se enviará un ejército numeroso a la provincia de Pinar del Río, con el objeto
de completar el bloqueo marítimo de La Habana con la circunvalación por tierra; pero
su verdadera misión será la de impedir que los enemigos sigan ocupando el interior,
disgregando columnas de operaciones contra el ejército invasor de Oriente, pues dadas
las condiciones de inexpugnabilidad de La Habana, es ocioso exponernos ante ella a
pérdidas dolorosas.
El Ejército Occidental empleará los mismos procedimientos que el Oriental. Dominadas
y retiradas todas las fuerzas regulares de los españoles, sobrevendrá una época, de
tiempo indeterminado, de pacificación parcial durante la cual seguiremos ocupando
militarmente todo el país, ayudando con nuestras bayonetas al gobierno independiente
que se constituya, aunque sea informalmente, mientras resulte en minoría con el país. El
terror por un lado y la propia conveniencia por otro, han de determinar que esa minoría
se vaya robusteciendo y equilibrando sus fuerzas, constituyendo en minoría al elemento
autonomista y a los peninsulares que se queden en el país.
Llegado este momento, son de aprovecharse, para crear conflictos al gobierno
independiente, las dificultades que éste tiene que acarrear la insuficiencia de medios
para atender a nuestras exigencias y los compromisos con nosotros contraídos los gastos
de la guerra y la organización de un nuevo país. Estas dificultades habrán de coincidir
con las reivindicaciones que los atropellos y violencias han de suscitar entre los dos
elementos citados, y a los cuales debemos prestar nuestro apoyo.
Resumiendo: nuestra política se concreta a apoyar siempre al más débil contra el más
fuerte, hasta la completa exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de las
Antillas.
Con respecto a las posesiones asiáticas de España, en principio se ha resuelto un
movimiento de división, cuya extensión y detalles oportunamente se acordarán,
teniendo en cuenta que los celos de las potencias coloniales asiáticas, forzosamente nos
obligan a limitar a estrecho círculo nuestra accción y, teniendo a la vez en cuenta, no
excitar las susceptibilidades de Japón, ya demasiado vivas por la cuestión del Hawai.
La época probable de nuestra campaña será el próximo octubre; pero será conveniente
ultimar el menor detalle para estar listos ante la eventualidad de que nos viésemos
precisados a precipitar los acontecimientos para anular el desarrollo del elemento
autonomista, que pudiera aniquilar el movimiento separatista.
Aunque la mayor parte de estas instrucciones están basadas en las distintas conferencias
que hemos celebrado, estimaríamos nos someta usted cualquier observación que puedan
la práctica y la conveniencia aconsejar como corrección, pero ateniéndose siempre,
mientras tanto, a lo acordado.
Ultimátum de los EE UU
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condiciones que han ofendido el sentido moral el pueblo de los EE.UU.
[...], y que han culminado en la destrucción de un acorazado de los
EE.UU. durante una visita amistosa al puerto de la Habana [...], no
pueden soportarse por más tiempo como lo afirma el presidente de los
Estados Unidos en su mensaje de 11 de Abril de 1898, sobre el cual el
Congreso ha sido invitado a pronunciarse.
Segundo: que los Estados Unidos tienen el deber de pedir, y por tanto
el Gobierno de los Estados Unidos pide, que el Gobierno español
renuncie inmediatamente a su autoridad y gobierno sobre la isla de
Cuba y retire de Cuba y de las aguas cubanas sus fuerzas terrestres y
navales [...]
«Proclama del Presidente de los Estados Unidos: En virtud de un acto del Congreso
aprobado el 25 de Abril de 1898, en que se declara que la guerra existe y que la guerra
ha existido desde el 21 de Abril A. D. 1898 incluso el mismo día, entre los Estados
Unidos y el Reino de España y en virtud de que se desea que esta guerra sea conducida
basada en los principios de armonía con la presente opinión de las naciones, y
sancionados por el último sistema ya anunciado de que la política de este gobierno será
la de no recurrir al corso, sino sujetarse á las condiciones del Tratado de París, por lo
tanto, yo Wm. Mc-Kinley, Presidente Constitucional de los Estados Unidos de
América, en virtud de las facultades que me conceden la Constitución y las leyes, por lo
tanto, declaro y proclamo:
Primero. La bandera neutral ampara las mercancías enemigas, con excepción del
contrabando de guerra.
Segundo. Las mercancías neutrales que no sean contrabando de guerra, no pueden ser
confiscadas aunque estén bajo la bandera enemiga.
Tercero. Los bloqueos para que sean obligatorios, deben ser efectivos.
33
Cuarto. Los buques mercantes españoles, en cualquiera de los puertos ó aguas dentro de
los Estados Unidos, se les permitirá hasta el 21 de Mayo inclusive, descargar y zarpar
de dichos puertos ó aguas; y si estos buques son encontrados en alta mar por cualquiera
de los buques de los Estados Unidos, se les permitirá continuar su viaje, si después de
visitados aparece que sus cargamentos fueron tomados á bordo antes de la expiración
del plazo indicado, siempre que ninguna de las cláusulas anteriores pueda aplicarse á
barcos españoles, teniendo á su bordo oficiales en el servicio militar ó naval del
enemigo, ni carbón, excepto aquel que sea necesario para el viaje ú otro artículo
prohibido ó contrabando de guerra ó que lleven algún despacho del ó para el gobierno
español.
Quinto. Cualquier buque mercante español que haya zarpado antes del 21 de Abril de
1898 de cualquier puerto extranjero para los puertos ó aguas americanas, se le permitirá
entrar á estos puertos ó aguas, descargar y salir sin ser molestado; si algunos de estos
buques son encontrados en alta mar por los buques americanos se les permitirá
continuar su viaje á cualquier puerto que no esté bloqueado.
Sexto. Se ejercitará el derecho de vista con estricta sujeción á los derechos de los
neutrales y los viajeros de los vapores correos no serán interrumpidos, salvo que
existiesen sospechas de que violan las leyes con respecto al contrabando ó bloqueo.
(Firmado) Wm. McKinley.
Dado en el Palacio del Poder Ejecutivo en Washington á los veintiséis días de Abril de
1898.
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