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de este mecanismo puede ser engañoso ya que la restricción se desarrolla través de una
fricción en la interfaz entre el geosintético y el árido, por lo tanto el mecanismo es de
resistencia al esfuerzo cortante en la interfaz. Cuando una capa de pavimento compuesta
por árido es sometida a la carga de tráfico, el árido constituyente de la capa tiende a
moverse lateralmente a menos que su movimiento se encuentre impedido por la subrasante
o por el refuerzo con el geosintético. La interacción entre los áridos de la capa de base y el
geosintético permite la transferencia del esfuerzo cortante desde la capa de base a un
esfuerzo de tracción en el geosintético. La rigidez a tracción del geosintético limita las
deformaciones laterales en la capa de base. Además, el geosintético confina la capa de base,
lo que aumenta su tensión media y por tanto aumenta la resistencia al esfuerzo cortante.
Ambas características, de fricción y de confinamiento en la interfaz entre el suelo y el
geosintético, contribuyen a este mecanismo. Por consiguiente, las aberturas de la geomalla
y el tamaño del material de la capa de base deben estar en consonancia.
Un geotextil con una buena capacidad de fricción también puede proporcionar resistencia a
la tracción para el movimiento lateral de los áridos. Como se ilustra en la Figura 3b, el
mecanismo de aumento de la capacidad portante causada por el refuerzo ocurre debido a
que la presencia de los geosintéticos facilita el desarrollo de una superficie alternativa de
falla. Este nuevo plano alternativo proporciona una superior capacidad de soporte. El
refuerzo que aporta el geosintético puede disminuir los esfuerzos cortantes trasladados a la
subbase y proporcionar confinamiento vertical fuera de la zona de carga. Con el refuerzo lo
previsible es que cambie el modo de falla de la subrasante de punzonamiento a falla
general. Asimismo es previsible que el geosintético actúe como una membrana tensionada,
que soporta las cargas de rueda (Figura 3c). En este caso, el refuerzo proporciona una
reacción de componente vertical a la carga de la rueda aplicada.
Este efecto membrana tensionada es inducido por las deformaciones verticales, dando lugar
a que el geosintético adopte una forma cóncava. Las tensiones originadas en el geosintético
contribuyen a soportar la carga de la rueda y reducen la tensión vertical sobre la subrasante.
Se precisa que surjan deformaciones importantes (es decir, grandes ahuellamientos) para
que aparezca este mecanismo. Sólo hay constancia de la aparición de este fenómeno cuando
el CBR de la subrasante es inferior a 3 .
Para que aparezcan los mecanismos mencionados con anterioridad son necesarios
diferentes valores de deformación en el pavimento. En carreteras sin pavimentar, pueden
tolerarse ahuellamientos importantes (superiores a 25 mm). Los mecanismos de aumento de
capacidad de soporte y efecto de membrana tensionada aparecen en carreteras
pavimentadas. Sin embargo, la deformación necesaria para movilizar estos mecanismos
generalmente sobrepasa los requisitos de la aptitud del nivel de servicio de los pavimentos
flexibles. Por lo tanto, para el caso de pavimentos flexibles, se considera la restricción
lateral la principal contribución a la mejora de su comportamiento.