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Este poema fue escrito por Mónica Sifrim en 1999. La métrica es irregular (no se
puede establecer una métrica común entre la mayoría de los versos) y la rima es en la
primer y tercer estrofa irregular y en la segunda asonante. El yo lírico es una primera
persona del singular femenina (se presenta en pronombres como “mi” o “me” y verbos
como “tengo” o “puedo”), esta mujer se caracteriza por ser ya mayor (tiene arrugas) y
por tener un hijo que cuando crece “rechinan los resortes del mundo”. En este poema se
puede ver un destinatario, en este caso “La vida” que se le va al yo lírico (tópico del
tempus fugit).
No hay relación alguna con el título porque no dice nada que pueda ser
interpretado en relación con el contenido.
En la primera estrofa (quinteto) el yo lírico utiliza la metáfora “la Pequeña Lulú
lava los platos / y Periquita entrega el corazón” resaltando la idea del paso del tiempo
(tempus fugit), estos dos personajes eran niñas pequeñas de historietas en la época del
poema; aludiendo a esto el yo lírico dice que la Pequeña Lulú lava los patos porque ya
es una señora grande y que Periquita entrega su corazón porque se casa.
En la segunda estrofa (tridecasílabo) se observa una personificación de la edad
“Te vas, edad ligera, fuiste grave / no puedo recordarte vaporosa / danzando entre
claveles / no puedo recordarte despeinada / en la grupa / de una motocicleta” en la cual,
usando adjetivos, so connota que el yo lírico ha vivido el paso de la edad (lejana porque
no se acuerda de ella) y que ahora ya se encuentra en un período de adultez.
En la tercera estrofa (sexteto) el yo lírico usa una comparación, “Sin embargo
construyo un monumento / más eterno que el bronce.” para destacar la duración de ese
monumento que construye, con esto se refiere a que todo lo que fue, justamente,
construyendo, a lo largo de su extensa vida lo va a dejar plasmado en un “monumento”
(un recuerdo) a lo largo de la historia. El tópico general de este poema es el paso de la
vida (tempus fugit), en este caso el yo lírico lo percibe a través de ciertos cambios que
siente (aparición de arrugas por ejemplo) pero a pesar de esto éste sabe que a lo largo ha
logrado construir algo (tuvo un hijo) y que se lo recordará en la historia. Esto se puede
relacionar, además, con el tópico del carpe diem (aprovecha el día, que en este caso
sería más la vida).
Estos dos poemas tienen el mismo tópico (Soneto XXIII tiene dos, de esos dos
uno es común al otro poema) que es el del carpe diem, pero con la diferencia de que en
soneto XXIII el yo lírico le dice al destinatario (una mujer) que aproveche su
belleza/juventud mientras pueda, antes de que llegue la vejez; en cambio en el poema de
Mónica Sifirim el yo lírico (una mujer también) dice que ya ha pasado su juventud (le
aparecieron arrugas) pero que la ha sabido aprovechar (construye un monumento más
eterno que el bronce y tiene un hijo).
Por lo tanto se podría decir que en el poema de “En tanto que de rosa y azucena”
el yo lírico le responde al yo lírico del soneto “Soneto XXIII” comentándole que hizo lo
que el le había dicho. Esto es una clara prueba de una hipo-hipertextualidad, reescritura
paródica, porque el punto de vista es diferente y existen dos voces, la del soneto de
Garcilaso que dice que aproveche su belleza y juventud (parodiada), y la del poema de
Sifrim, que dice que la supo aprovechar (parodiante).
Matías Rogel
3º 7