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IGNACIO ELLACURIA

JON SOBRINO

MYSTERIUM LIBERATIONIS
Conceptos fundamentales de la teología de la liberación

II

EDITORIAL TROTTA
CONTENIDO

TOMO I
Presentación 9
I. HISTORIA, METODOLOGÍA Y ESPECIFICIDAD DE
LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN 15
Historia de la teología de la liberación: Roberto Oliveros 17
Recepción en Europa de la teología de la liberación: Juan José Tamayo 51
Epistemología y método de la teología de la liberación: Clodovis Boff 79
Teología de la liberación y marxismo: Enrique Dussel 115
Teología de la liberación y doctrina social de la Iglesia: Ricardo
Antoncich 145
Hermenéutica bíblica: Gilberto da Silva Golgulho 169
Teología en la teología de la liberación: Pablo Richard 201
Cristología en la teología de la liberación: Julio Lois 223
Eclesiología en la teología de la liberación: Alvaro Quiroz Magaña .. 253
Moral fundamental en la teología de la liberación: Francisco Moreno
Rejón 273
Teología de la mujer en la teología de la liberación: Ana María
© UCA Editores, 1990 Tepedino y Margarida L. Ribeiro Brandao 287
© Para esta edición,
Editorial Trotta, S.A., 1990
II. CONTENIDOS SISTEMÁTICOS DE LA TEOLOGÍA
Ferraz, 55. 28008 Madrid DE LA LIBERACIÓN 299
Tels. 549 14 43-549 09 79 1. TRASCENDENCIA Y LIBERACIÓN HISTÓRICA 301
Pobres y opción fundamental: Gustavo Gutiérrez 303
I S B N : 84-87699-00-6 (Obra completa) Historicidad de la salvación cristiana: Ignacio Ellacuría 323
I S B N : 84-87699-02-2 (Tomo II) Libertad y liberación: Juan Luis Segundo 373
Depósito Legal: VA-498/90 Utopía y profetismo: Ignacio Ellacuría 393
Revelación, fe, signos de los tiempos: Juan Luis Segundo 443
Imprime: Centralidad del reino de Dios en la teología de la liberación: Jon
Simancas Ediciones, S.A. Sobrino 467
Pol. Ind. San Cristóbal
C/ Estaño, Pare. 152 2. EL DESIGNIO LIBERADOR DE DIOS 511
47012 Valladolid Trinidad: Leonardo Boff 513

7
CONTENIDO

Dios Padre: Ronaldo Muñoz 531


Jesús de Nazaret, el Cristo liberador: Carlos Bravo 551
Cristología sistemática: Jesucristo, el mediador absoluto del reino de
Dios: Jon Sobrino 575
María: /. Gevara y M. C. Luccbetti Bingemer 601
Espíritu Santo: José Comblin 619
3. LA LIBERACIÓN
DE LA CREACIÓN
TOMO II
3. LA LIBERACIÓN DE LA CREACIÓN 9
Creación y mundo material: Pedro Trigo 11
Antropología. Persona y comunidad: José Ignacio González Faus . 49
Gracia: José Comblin 79
Pecado: José Ignacio González Faus 93
Sexualidad: Antonio Moser 107

4. IGLESIA DE LOS POBRES, SACRAMENTO DE LIBERACIÓN . 125


La Iglesia de los pobres, sacramento histórico de liberación: Ignacio
Ellacuría 127
Evangelización: Juan Ramón Moreno 155
Pueblo de Dios: Juan Antonio Estrada 175
El pueblo crucificado: Ignacio Ellacuría 189
Comunión, conflicto y solidaridad eclesial: Jon Sobrino 217
Comunidades eclesiales de base: Marcello de C. Azevedo 245
Sacramentos: "Víctor Codina 267
Sacerdocio, episcopado, papado: José María Castillo 295
Ministerios laicales: Alberto Parra 319
Religión popular: Diego Irarrazaval 345
Inculturación: Paulo Suess 377
Sectas: Franz Damen 423
5. EL ESPÍRITU DE LA LIBERACIÓN 447
Espiritualidad y seguimiento de Jesús: Jon Sobrino 449
Sufrimiento, muerte, cruz y martirio: Javier Jiménez Limón 477
Esperanza, utopía, resurrección: Joáo Batista Libánio 495
Vida religiosa: Carlos Palacio 511
6. LA PRAXIS DE LIBERACIÓN 537
Justicia: R. Aguirre y F. /. Vitoria Cormenzana 539
Ideología: ]. B. Libánio y F. 7aborda 579
Revolución, violencia y paz: Juan Hernández Pico 601

1
Bibliografía 623
índice de citas bíblicas 635
índice de materias 645
índice de autores 669
Nota biográfica de autores 677
Índice general 683

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ESPIRITUALIDAD
Y SEGUIMIENTO DE JESÚS

Jon Sobrino

El tema de la espiritualidad ha cobrado inusitado interés en la


actualidad, pero no sólo entre aquellas personas que se dedican, en
lenguaje tradicional, a «las cosas del espíritu», ni siquiera sólo
dentro de las Iglesias sino, ante todo —aunque no se mencione el
término—, en el mundo. La historia actual con sus crisis y
cuestionamientos, posibilidades y exigencias de construcción de un
futuro humano, interpela a los seres humanos y a la humanidad
como tal. Esta interpelación puede ser desoída, manipulada o
pervertida; pero para los más lúcidos vuelve a resonar con fuerza
la pregunta acerca de lo que son y lo que deben ser, acerca de lo
que esperan y lo que les es permitido esperar, acerca de lo que
hacen y lo que deben hacer, acerca de lo que celebran y de lo que
les es ofrecido celebrar. Desde la misma historia surge la llamada a
responder con verdad por la verdad de la historia, a configurarla
sin dejarse dominar por ella ni deslizarse pasivamente en ella.

I. NECESIDAD DE «VIVIR CON ESPÍRITU»

Esta tarea —perenne e inevitable— se hace más urgente en


momentos de crisis y de des-quiciamientos, cuando los antiguos
quicios no aguantan ya el peso del nuevo edificio. Crear nuevos
quicios sobre los que la historia gire y gire bien y en la que los
hombres y mujeres puedan vivir o volver a vivir como seres
humanos supone muchos elementos, teoría y praxis, ciertamente,
pero integrarlos y vivir todos ellos adecuadamente es cosa de
espíritu. A esa dimensión del «ser-humano-con espíritu», que
responde a lo que la realidad tiene de crisis y de promesa, y que
unifica los diversos elementos de respuesta a la realidad para que

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ESPIRITUALIDAD Y SEGUIMIENTO DE JESÚS

ésta sea en definitiva más promesa que crisis, es a lo que llamamos problema, porque éste no consiste en la organización formal de los
«espiritualidad». contenidos de la teología, sino en el talante que la informa en su
También en las Iglesias surge con fuerza la pregunta por la totalidad, con qué espíritu se hace teología y qué espíritu comuni-
espiritualidad. Esto se debe, ante todo, a que las Iglesias participan ca la teología que se hace.
—lo sepan o no, lo quieran o no— en la actual historia de la En este contexto, la renovación profunda de la teología ha
humanidad, y, más específicamente, a que dentro de las Iglesias se consistido primariamente no tanto en dedicar atención a nuevos u
ha producido también un des-quiciamiento por la novedad intro- olvidados contenidos, sino en tratar y concentrarse en aquellos que
ducida por el Vaticano II y Medellín. No se puede negar la por su naturaleza generan espíritu, y deben ser tratados y comuni-
existencia de nuevos elementos doctrinales, teológicos, pastorales cados con un determinado espíritu. Así, por poner el ejemplo del
y litúrgicos junto a los que nos ha transmitido la tradición. No se descubrimiento clave, en mi opinión, de la teología moderna, el
puede negar que la fe se vive en un contexto en el que el mismo descubrimiento del reino de Dios como realidad objetiva y la
mundo ha hecho irrupción, con sus realizaciones de progreso, pero esperanza-praxis como correspondiente realidad subjetiva, se han
también y sobre todo con su realidad de pavorosa injusticia, con hecho cada vez más contenido importante de muchas teologías y
los inocultables clamores de los pobres sufrientes y esperanzados. contenido central en la teología de la liberación. Pero la razón
Y tampoco se puede negar que la necesaria nueva síntesis de estas para ello —cuando en verdad se lo hace central— no consiste en
y otras muchas cosas —en teoría y mucho más en la práctica— saber ahora algo importante que Jesús anunció, sino en que ese
tiene su dificultades y se intenta realizar de diversas maneras, que contenido, por su naturaleza, es desencadenante de esperanza y
en unos está más presente el gozo de lo nuevo para integrar en ello exigencia de una práctica, sin lo cual no es captado el reino de
lo antiguo y en otros la añoranza de lo antiguo ante el temor de lo Dios. El problema hermenéutico no se reduce sólo a la posibilidad
nuevo. de comprender un texto, sino que es también problema de
El tradicional mosaico eclesial, hecho de tantas piezas y espiritualidad, de cuál es el espíritu que mueve a leer el texto, que
colores, se ha desperdigado y ahora hay que volver a rehacerlo. posibilita interpretarlo y que permite comunicar su espíritu para
Ante tarea tan ardua y exigente y los peligros que pueda conllevar, hoy. Tratar teológicamente el tema del reino Dios, entonces, exige
se puede optar por una reconstrucción apelando a la seguridad y posibilita hacer teología con un talante específico. Ese talante
doctrinal y a la imposición administrativo-jerárquica; pero, aun- esperanzado, práxico, «con espíritu», es lo que ha puesto a la
que doctrina y administración sigan siendo necesarias e importan- teología en camino de ser toda ella espiritual, de estar transida de
tes, no bastan para re-construir el nuevo edificio. Por otra parte, espiritualidad, sin relegar ésta a uno de los tratados, normalmente,
por absolutamente necesaria y urgente que sea la praxis cristiana, por cierto, considerados como secundarios.
tampoco ella por sí sola se basta para rehacer todo el edificio En América latina, la teología de la liberación ha estado muy
nuevo. Así, J. B. Metz habla de «mística y política del seguimien- atenta a la espiritualidad y su quehacer ha estado transido de un
to» e I. Ellacuría insistía en el in actione iustitiae contemplativus. determinado espíritu desde el principio. Pero no tanto por una
Sean cuales fueren los términos usados para describir la novedad, decisión voluntarista, sino porque pretende recoger y ser respuesta
lo importante es el énfasis en algo que es espíritu, no sólo teoría o a la realidad histórica y eclesial con sus clamores y esperanzas
praxis, y por supuesto no sólo doctrina y administración. reales. Y el hecho mismo de que la teología de la liberación sea un
Por último —por estas razones y otras más específicas— se ha recoger algo real para hacer de ello algo realmente nuevo muestra
suscitado también en la teología un serio interés por la espirituali- que un determinado espíritu ha estado presente en su propio
dad. Se comenzó con la constatación de que una teología doctri- quehacer. Y porque el quehacer teológico ha sido llevado a cabo
nal, puramente explicativa y deductiva, no era ya adecuada al con espíritu, por ello, creemos, esa teología ha hecho algo central
estallido de la realidad y de la fe, pues ese estallido remitía a los la espiritualidad. Ya lo dijo en los inicios Gustavo Gutiérrez: «Es
creyentes a lo que es pre-doctrinal y globalizante. Así lo vieron los necesaria una actitud vital, global y sintética, que informe la
más lúcidos teólogos. Urs von Balthasar y K. Rahner abogaron ya totalidad y el detalle de nuestra vida: una espiritualidad». Lo
hace años por la urgencia de superar la separación de teología y importante, de nuevo, es recordar la razón para ello: porque desde
espiritualidad. Una teología puramente doctrinal se ha hecho, sus inicios la teología de la liberación ha intentado ser una síntesis
pues, irrelevante; y el repartir la identidad y relevancia de la creativa de lo que significa ser humano y ser cristiano en el mundo
teología entre los tratados dogmáticos doctrinales, por una parte, real de hoy, específicamente en un mundo de pobres, esperanzados
y los de praxis y espiritualidad cristiana, por otra, no ha resuelto el y sufrientes, cuya irrupción ha sido lo que ha des-quiciado el

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JON SOBRINO ESPIRITUALIDAD Y SEGUIMIENTO DE JESÚS

antiguo mundo y su teología, pero es también lo que ha dado oposición a otro tipo de vida «material». Que existen realidades
dirección y ánimo a la nueva síntesis. inmateriales, comenzando por el misterio de Dios, es cierto; pero
Desde esta perspectiva, quisiera en este trabajo tratar de la eso no significa que lo espiritual de la vida consista en relacionarse
espiritualidad, tal como se va desarrollando en América latina. en directo con lo no-material a través de actividades no-materiales
Más que de «espiritualidad» en abstracto quisiera hablar a partir o lo menos materiales posibles o intencionalmente sólo espiritua-
del espíritu que se hace presente en los seres humanos, pues si la les. Esto, además, lo prohibe la misma revelación de Dios, según la
definición de aquélla puede ser difícil, la presencia de éstos es cual el mismo Dios se ha hecho presente y se ha atado definitiva-
inocultable e iluminadora. Quisiera decir, pues, simplemente que mente a lo material de la carne de Jesús y a lo material de la
hombres espirituales son los que viven con espíritu y que desde el historia y de sus hijos privilegiados, los pobres.
punto de vista cristiano «son aquellos que están llenos del Espíritu Espiritualidad es más bien el espíritu con que se afronta lo real,
de Cristo y lo están de una manera viva y constatable, puesto que la historia en que vivimos con toda su complejidad. Se podrá
la fuerza y vida de ese Espíritu invade toda su persona y toda su hablar entonces de qué espíritu es el adecuado y de cuál no, pero
acción», como decía I. Ellacuría. cualquiera de ellos está remitido a lo real para confrontarse con
No es fácil encontrar un camino metodológico único para el ello y para decidir qué hacer de ello. Lo que vamos a ofrecer a
tratamiento de la espiritualidad, pues las diversas dimensiones de continuación es el espíritu adecuado, en nuestra opinión, para
la vida con espíritu se entremezclan. A continuación queremos enfrentar la realidad que será la base de toda espiritualidad,
ofrecer dos tipos de reflexiones. La primera versa sobre la incluida la cristiana, y por supuesto de las espiritualidades —en
espiritualidad fundamental de todo ser humano a la que llamamos plural— que nos ha transmitido la tradición cristiana.
dimensión fundamental-teologal. Es, pues, una reflexión de tipo
más universalizante, pero la creemos necesaria para retrotraer la
espiritualidad a su lugar original y para comprender la espirituali- 1. La honradez con lo real: respetar la verdad de la realidad
dad cristiana no como algo sobreañadido a lo humano sino como
profundización de lo humano, tal como acaeció en el homo verus, Ante todo es acto del espíritu —y se necesita espíritu para ello— la
Jesús. La segunda es la explicitación de lo cristiano de la espiritua- honradez con lo real. Noéticamente esto significa captar la verdad
lidad, con su dimensión cristológica y pneumatológica que abor- de la realidad, y ético-práxicamente significa responder a la
daremos simultáneamente. Se trata simplemente de responder a la exigencia de la realidad. Más exactamente significa —y por ello
pregunta: qué espíritu es exigido para vivir cristianamente y qué esa honradez no es tan evidente— llegar a captar la verdad y llegar
espíritu es el que produce vida cristiana. a responder a la realidad, pues ello se hace no sólo como
superación de la ignorancia y de la indiferencia sino ante y contra
la innata tendencia de someter la verdad y dar positivamente un
II. LA DIMENSIÓN TEOLOGAL-FUNDAMENTAL rodeo ante la realidad.
DE LA ESPIRITUALIDAD Captar y aceptar la verdad es dejar que la realidad sea, en
primer lugar, lo que es, sin violentarla según gustos e intereses. Y
Todo ser humano tiene una «vida espiritual», pues, lo quiera o no, para ello se necesita espíritu de honradez, pues en todo ser
lo sepa o no, está abocado a confrontarse con la realidad y está humano está innata la tentación, tantas veces actualizada, de
dotado de la capacidad de reaccionar ante ella con ultimidad. aprisionarla con la injusticia (Rom 1, 18). Y es que el problema de
«Vida espiritual» es, por lo tanto, una tautología, pues todo ser la verdad no sólo se plantea con respecto a la ignorancia ante la
humano vive su vida con espíritu. Otra cosa es, por supuesto, cuál realidad, como un partir de nada para llegar a algo, de un no saber
sea ese espíritu con que vive, pero indudablemente vive con para llegar a saber, sino que se plantea con respecto a la tendencia
espíritu. al encubrimiento de la verdad a través de la mentira. Recordemos
Recordar esta tautología nos parece importante porque, sea lo que en Juan el maligno es mentiroso.
que fuere espiritualidad, ésta no significa en directo relacionarse Esta fuerte proclividad a la mentira es expresión de la pecami-
con realidades puramente espirituales, invisibles e inmateriales, de nosidad humana, de someter la verdad. Y para superarla se nece-
modo que sólo entonces comenzaría a tener sentido la vida sita espíritu. El pecado es lo que da muerte, pero simultáneamente
espiritual, y de modo que unos seres humanos fuesen espirituales y y por necesidad, busca esconderse, hacerse pasar por lo que no es,
otros no. La vida espiritual no es algo regional y menos en y por ello todo escándalo lleva consigo su propio encubrimiento.

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Honradez con lo real es, entonces, algo bien activo que a quien se le enternecen las entrañas y por ello acoge y abraza al
necesita de espíritu. Y si no se ejercita esa honradez fundamental, hijo pródigo. La misericordia es, pues, el modo correcto de
las consecuencias para el ser humano son funestas. Como dice responder a la realidad, y es también el modo último y decisivo,
Pablo, se entenebrece el corazón —subjetivamente—, las cosas ya como lo sanciona la parábola del juicio final. Todo, absolutamen-
no son —objetivamente— creaturas, sacramentos de Dios, sino te todo, pende del ejercicio de la misericordia. De ella depende la
realidades manipuladas. Y de la raíz de esa deshonestidad funda- salvación trascendente, pero también el vivir ya en la historia
mental se siguen todos los frutos pecaminosos que Pablo enumera, como seres humanos salvados.
y se revela la cólera, no la gracia de Dios, contra los que no son 'Indudablemente, esta misericordia debe ser ejercitada de diver-
honrados con lo real. sas maneras según sea el herido en el camino. Por ello debe tomar
Lo que la teología dialéctica (sobre todo K. Barth) afirmaba del diversas formas: ayuda al necesitado, asistencia, reconciliación.
conocimiento humano y su posibilidad (y su realización) de usarlo Ante pueblos enteros crucificados, como muchos en América
contra Dios y en favor propio, hay que afirmarlo también con latina, debe tomar la forma de justicia estructural, que es la
respecto al conocimiento de la realidad. Hay un modo de conocer misericordia hacia las mayorías.••'
lo real que es para defenderse de lo real. El modo correcto es para Lo que aquí nos interesa recalcar, sin embargo, es la primarie-
defender a lo real y sus intereses objetivos. dad y ultimidad de la misericordia como acto primordial de
Esto es lo que se quiere decir al hablar de honradez con lo real. espíritu. Que sea algo primero y último significa que la misericor-
Polémicamente, que hay que superar la tentación de oprimir la dia no se ejercita por ninguna razón más que por el sufrimiento
verdad. Positivamente, que hay que tener ojos limpios para ver la ajeno entrañado, interiorizado. Y así aparece también en el
realidad, el corazón limpio que hace ver a Dios, como se dice en evangelio. El buen samaritano es presentado como ejemplo de
las bienaventuranzas. quien cumple el mayor de los mandamientos, pero en la parábola
el samaritano no es presentado como quien actúa por cumplir un
mandamiento, sino movido a misericordia. Jesús es presentado
2. Honradez con lo real: la reacción de la misericordia como quien hace milagros con poder, pero la razón para ejercitar
ese poder es porque ha sido movido a misericordia. El Padre
Etico-práxicamente, honradez con lo real significa responder celestial reconcilia consigo mismo al hijo pródigo, pero la razón de
primariamente a la exigencia de la misma realidad. Esto significa, salir todos los días a buscarlo y darle un abrazo de bienvenida no
dicho en lenguaje todavía muy genérico, que cuando no se es una especie de táctica para que el hijo devuelva al padre el
aprisiona la verdad de la realidad con la injusticia, de ella misma honor que se merece, sino movido a misericordia.
surge un incondicional «sí» a la vida y un incondicional «no» a la -x En esto se echa de ver la primariedad y ultimidad de la
muerte. El «no» de la realidad es a su misma negación, a la misericordia, lo cual es también verificable a posteriori. Ante la
ausencia, carencia y aniquilación de vida. En terminología bíblica misericordia, cualquier otra cosa —riesgos personales, oscurida-
es el «no» al fratricida Caín, el «no» a la opresión de Egipto, el des, derechos de la institución— debe ser subordinada a ella, sin
«no» de los profetas a los que venden al justo por un par de que otros intereses, aunque sean legítimos, puedan ser invocados
sandalias. No hay teología ni teodicea subsecuente que pueda para ignorarla o hacerla pasar a segundo planoy
acallar o relativizar ese «no» primario de la realidad. Esta misericordia primordial es lo que se hace presente una y
Dicho de forma positiva, la honradez ético-práxica es la otra vez en la historia en momentos claves que nos recuerdan su
misericordia ante la realidad. Misericordia no se reduce aquí a lo fundamentalidad y su ultimidad, y que no se puede ir más allá de
emocional-afectivo (aunque lo puede acompañar), sino que signifi- ella. De Jesús se dice que preguntó en la sinagoga, después de
ca re-acción ante el sufrimiento ajeno que se ha interiorizado, que haber curado al hombre de la mano seca: «¿Qué está permitido
se ha hecho una misma cosa con uno mismo, para salvar. Es hacer en sábado, el bien o el mal? ¿salvar a una persona o
reacción primera y última, desde la cual cobrarán sentido otras matarla?» (Me 3, 4). Bartolomé de las Casas decía: «Vale más un
dimensiones del ser humano, pero sin la cual ninguna otra cosa indio vivo que un bautizado muerto». Monseñor Romero decía:
llega a ser humana. En esa misericordia se realiza el ser humano «Nada hay más importante para la Iglesia que la vida, sobre todo
cabal, como dice Lucas en la parábola del buen samaritano; con la vida de los pobres que son los privilegiados de Dios... Es preciso
ella los evangelios tipifican al mismo Jesús —quien tantas veces defender lo mínimo que es el máximo don de Dios: la vida». Lo
actúa «movido a misericordia»—, con ella tipifican al mismo Dios que todas estas citas tienen en común, aunque en diferentes

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JON SOBRINO ESPIRITUALIDAD Y SEGUIMIENTO DE JESÚS

lenguajes, es la primariedad y ultimidad de la misericordia. No se Por otro lado, sin embargo, es también cierto que de la misma
puede ir más allá de ella, ni argumentar con nada en favor de ella, realidad surge una esperanza que no puede ser acallada a pesar de
ni evitar ningún riesgo exigido por ella. En las solemnes palabras todo, que existe una corriente esperanzada de la humanidad que
de Miqueas, Dios dice a todo ser humano: «Ya se te ha dicho, sigue fascinando. En lenguaje paulino, la creación está como en
hombre, lo que es bueno y lo que el Señor desea de ti: que dolores de parto y clama por su liberación. En la misma realidad
practiques la justicia y que ames con ternura» (Miq 6, 8). No hay hay, pues, algo de promesa y de esperanza no acallada por la
aquí argumentación antropológica, ni siquiera religiosa, en favor experiencia de siglos. La misma realidad, a pesar de su larga
de la misericordia, como si ésta se esclareciera por primera vez historia de fracasos y miseria, plantea siempre de nuevo la
desde Dios. Es la realidad misma la que es la gran pregunta, la esperanza de plenitud. Siempre surge un nuevo éxodo, una nueva
invitación y la exigencia a la misericordia. Y, respondiendo con vuelta del exilio, una liberación del cautiverio, aunque éstas nunca
misericordia, se es honrado con la realidad. sean, a su vez, definitivas. Y esta esperanza de la misma realidad
siempre encuentra un portavoz a lo largo de la historia. Existió un
Moisés que anunció una tierra prometida, y después un Isaías que
3. La fidelidad a lo real volvió a anunciar un nuevo cielo y una tierra, y después un Jesús
de Nazaret que volvió a anunciar el reino de Dios, y después un
La honradez con lo real debe ser no sólo ejercida sino mantenida a monseñor Romero que volvió a anunciar la liberación. Esta
lo largo de la historia en lo que ésta tiene de duración, de novedad recurrencia de la esperanza forma parte también de la realidad, y a
y de sorpresa amenazante o bienaventurada. La honradez con lo ella también hay que ser fieles, aunque muchas otras experiencias
real se transforma entonces en fidelidad a lo real. La historia tiene históricas aconsejen el escepticismo, el cinismo o la resignación.
su «a la larga» —intuición que siempre ha mantenido la tradición La fidelidad a lo real es entonces también esperanza posibilita-
católica— que introduce novedades, oscuridades y riesgos; en la da por la misma realidad. Pero es una esperanza activa, no sólo
historia «hay que caminar», como dice Miqueas a continuación del expectante, un ayudar a que la realidad llegue a ser lo que quiere
texto citado, pero «humildemente», sin pensar que una primera ser. Eso es el amor. Amor y esperanza —y por ese orden— son dos
honradez o una primera dirección del camino ya conduce automá- caras de la misma moneda: la convicción, puesta en práctica, de
ticamente hacia el fin. las posibilidades de la realidad. El ayudar a dar a luz lo que ésta
Históricamente esto es evidente. Mantener la primera honra- gesta de mejor y de más humano. Ambas cosas, esperanza y amor,
dez con lo real tiene dificultades y costos, y por ello se necesita se alimentan mutuamente. El que el mundo tenga vida sólo se
espíritu para mantenerse en la honradez, sea cual fuere el lugar espera dando vida al mundo; y en la acción de dar vida crece la
hacia el que nos lleve. esperanza de que la vida es posible. Esa fidelidad a lo real no es,
La realidad se opaca con frecuencia, incluso después de la pues, una exigencia arbitrariamente impuesta ni siquiera el cum-
primera opción honrada, y se convierte muchas veces en tentación. plimiento del más excelso de los mandamientos. Es la sintonía más
Es experiencia histórica cumulada y actual que mantener la verdad acabada con la realidad.
sobre la realidad, desenmascarar la mentira que quiere aprisionar-
la, reaccionar con amor en todas sus formas —y ciertamente en la
forma de justicia—, no es bien acogido, y a quien quiere propiciar 4. Dejarse llevar por lo real
la vida le espera el dar de la propia vida o aun la propia vida. La
honrada denuncia del pecado se transforma en tener que cargar Como queda dicho, la esperanza es alimentada por la realidad y el
con el pecado y con todas sus consecuencias. Y además de los amor es facilitado por la realidad. Esto quiere decir que la realidad
ataques externos, está la misma dificultad intrínseca de encontrar también posibilita, no sólo dificulta; que la realidad es también
luz, de variar el rumbo emprendido precisamente para ser honrado evangelio y buena noticia, no sólo exigencia. Se convierte entonces
a la intuición fundamental de querer dar vida. Entonces se exige la en pesada-carga-ligera, como dice K. Rahner del evangelio, que
fidelidad, acompañada de oscuridad, como la de Abraham, de cuanto más la lleva uno más ella lo lleva a uno.
ruegos y súplicas, como los del sumo sacerdote de la carta a los Esto quiere decir que la realidad está también transida de
Hebreos. Ser honrado es llegar a ser honrado pasando por la gracia, que la misma realidad nos ofrece una dirección y una
prueba de dejar de serlo. Se trata de llegar a la plenitud a través de fuerza para recorrer y hacer la historia en esa dirección. Y ello es
la historia, con todos sus vaivenes, como el sumo sacerdote. así porque también en la realidad hay bondad acumulada que nos

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mueve en una dirección, hay una corriente esperanzada, honrada, llamado por su nombre por un Dios que también tiene nombre; el
amorosa que es invitación poderosa a entroncarse en ella y, una no creyente no pondrá nombre a la llamada de la realidad, pero no
vez en ella, a dejarse llevar por ella. Así como hay un pecado puede evitar que él sea llamado por su nombre.
original y originante que se convierte en dimensión estructural de Indudablemente, el haber descrito —como lo hemos hecho y
la realidad, así también existe una gracia original y originante que no de otra forma— la espiritualidad fundamental ya presupone
se convierte en estructura graciosa de la realidad. Y eso es la gracia una visión de Dios, en este caso del Dios de Jesús. Al final
estructural, más original, por cierto, según la lógica de la fe explicitaremos esto de manera cristiana. Pero lo que hemos
cristiana, que el pecado original, aunque los frutos de éste querido recalcar es que la espiritualidad es cosa de todo ser
aparezcan cuantitativamente mayores que los de aquélla. humano y que la espiritualidad que, después, llamaremos cristia-
Aceptar esa gracia que proviene de la realidad, dejarse transir na, o las espiritualidades que han proliferado a lo largo de la
por ella, apostar por ella, es también acto del espíritu. Es ahondar historia o la espiritualidad de la liberación, son formas concretas
en la realidad y dejarse llevar por el «más» del cual está grávida la de realizar esta espiritualidad humana fundamental, sin la cual las
realidad y que se nos ofrece gratuitamente, una y otra vez, a pesar otras serían inanes.
de todo. Es dejarse llevar por un futuro bueno —la utopía— que
nunca ha existido ni existirá, pero que alienta hacia el futuro y
otorga fuerza para seguir buscándolo y construyéndolo. III. LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA: SEGUIMIENTO DE JESÚS
En lenguaje más personal, dejarse llevar por la realidad DESDE LA OPCIÓN POR LOS POBRES
significa dejarse ayudar y llevar por «la nube de testigos» (Heb 12,
2) que han generado las mejores tradiciones humanas y cristianas, Lo dicho hasta ahora exige una opción en favor o en contra de una
que nos invitan a entroncarnos en ellas y edificar sobre ellas. espiritualidad fundamental. Pero, incluso si se acepta tal como la
Tradición es lo que se nos ha entregado, en otras palabras, lo que hemos descrito, admite diversas concreciones. La espiritualidad
se nos ha dado, y eso es también gracia. La realidad, pues, no sólo cristiana no es otra cosa que vivir la espiritualidad fundamental
exige sino que posibilita. A esa estructura graciosa de la realidad descrita a la manera concreta de Jesús y según el espíritu de Jesús.
hay que responder con el espíritu de gratuidad y agradecimiento. Y eso es el seguimiento de Jesús.
Y porque la realidad tiene esa estructura graciosa, por ello Este seguimiento tiene dos dimensiones que se relacionan ente
también puede ser celebrada. sí: la dimensión cristológica y la pneumatólogica, la concreción de
Jesús como norma normans y el Espíritu que actualiza a Jesús en
la historia.
5. La espiritualidad fundamental-teologal El seguimiento de jesús es lo que el mismo Jesús ofreció y
exigió a algunos de los suyos, y lo que muy pronto después de su
La honradez con lo real, la fidelidad a lo real y dejarse llevar por resurrección los cristianos entendieron ser la esencia de la vida
lo real son, creemos, actos de espíritu que de una u otra forma, por cristiana. Pablo lo elevó a categoría teologal al afirmar que el plan
acción u omisión, realiza todo ser humano. Por eso los hemos de Dios es que los seres humanos lleguemos a ser hijos en el Hijo.
llamado, en su conjunto, la espiritualidad fundamental, porque Y las afirmaciones dogmáticas cristológicas, si se toman con
atañe a todo ser humano, y a todo cristiano por ser humano. Y la seriedad y se releen adecuadamente, llevan a la misma conclusión.
llamamos también teologal porque, aunque no hayamos mencio- En Jesús se ha revelado Dios y se ha revelado el ser humano. No es
nado todavía a Dios, en esa realidad, con esas llamadas y sólo que Jesús fue veré homo, verdaderamente hombre, sino homo
exigencias, con esas invitaciones y esa gracia, se hace presente el verus, el verdadero hombre, el verdadero ser humano. Lo que el
misterio de Dios en la realidad, la trascendencia en la historia. Y, dogma viene a decir entonces es que ser verdaderamente un ser
de esta forma, respondiendo a la realidad se hace, explícita o humano, eso es Jesús. De ahí que vivir con espíritu, reaccionar
implícitamente, la experiencia de Dios en la historia. correctamente a la realidad, es rehacer a lo largo de la historia la
Y si la llamamos experiencia, es porque también es personal (y, estructura fundamental de la vida de Jesús.
análogamente, colectiva y grupal). La exigencia y la gracia de la Esto lo han captado muy bien los grandes cristianos a lo largo
realidad se dirigen a personas concretas, que tienen nombres, que de la historia, especialmente en épocas de crisis y de renovación
son llamados —lo interpreten así o no— por sus propios nombres eclesial e histórica. Francisco de Asís quería simplemente ser como
a reaccionar de esta manera ante la realidad. El creyente se sentirá Jesús. Ignacio de Loyola pedía constantemente conocimiento

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interno de Cristo para más amarle y seguirle. D. Bonhoeffer nuestra historia de hoy deben ser relacionados y también lo deben
recordaba que «sigúeme» es la primera y última palabra de Jesús a ser volviendo la vista atrás. Que existe afinidad entre Jesús y
Pedro. Monseñor Romero escribió la mañana del día en que fue pobreza es bastante evidente en todo el Nuevo Testamento. Más
asesinado, 24 de marzo de 1980, a don Pedro Casaldáliga: «Alegres aún, que Jesús mismo es el sacramento histórico de la opción de
de correr como Jesús los mismos riesgos, por identificarnos con las Dios por los pobres y que él mismo la lleva a cabo en su vida
causas de los desposeídos.» histórica nos parece claro. Desde un punto de vista trascendente
El seguimiento de Jesús es, pues, una constante en la historia puede decirse que Jesús es la máxima historización de la opción de
de los cristianos que han vivido con espíritu. Lo que ocurre es que Dios por los pobres. Su encarnación es presentada, de forma
en cada época se suele actualizar de una determinada manera ese conscientemente parcial, hacia lo que está abajo en la historia,
seguimiento. Esto ocurre de hecho y debe ser así de derecho. Jesús hacia lo que es pobre, pequeño y oprimido, e incluso se usa para
debe ser seguido, proseguido, actualizado en la historia, no expresar ese abajamiento la metáfora de «empobrecimiento», que,
imitado. Lo que actualiza a Jesús es el Espíritu, aunque, por otra aunque se diga que es metáfora, siempre queda la pregunta de por
parte, el Espíritu sólo puede remitir a Jesús, sólo puede actualizar qué se eligió ésta y no otra. Desde un punto de vista histórico,
a Jesús, no cualquier otra cosa. La dialéctica es conocida: el poca duda cabe de que su vida, su misión, su destino e incluso su
Espíritu, dice Jesús, introducirá en toda verdad a lo largo de la resurrección carecerían de lógica interna sin una relación esencial
historia, hará incluso que los seguidores de Jesús hagan cosas con los pobres de este mundo y sin una opción por ellos.
mayores que las que él hizo. Y por eso llega a decir Jesús que es Con ello queremos decir que seguimiento de Jesús y opción por
bueno que él se vaya. Por otra parte, el Espíritu sólo puede remitir los pobres, como formulación actual de la espiritualidad cristiana,
a Jesús que se hace presente a lo largo de la historia. tienen su propia afinidad. Lo nuevo que está manifestando el
Y la actualización ocurre de hecho. Eso se debe a la nueva Espíritu es lo eternamente antiguo. Según eso, y desde esta
captación de la realidad histórica, en la cual, a su vez, se verá la perspectiva, veamos la estructura de la vida de Jesús que debe
acción del Espíritu. Como ejemplo, Medellín afirma que los reproducir toda espiritualidad cristiana, cómo se va actualizando
anhelos de liberación de toda servidumbre son signos del Espíritu. en la actualidad, los logros y problemas de esa actualización. Lo
Espíritu y captación nueva de la realidad histórica, aunque aquél primero puede y debe hacerse recordando los elementos esenciales
no se agote en ésta, son correlativos. Por ello, en América latina la de la vida de Jesús. Lo segundo, en último término, sólo se puede
novedad del Espíritu se manifiesta objetivamente en la irrupción narrar, pues es una contradictio in terminis hablar del Espíritu sin
de los pobres, y desde ellos se vuelve a releer al homo verus que es narrar qué vida produce, cómo se manifiesta en el espíritu de los
Jesús —y además se le redescubre mejor en su facticidad, tal como seres humanos. Consiguientemente, no hablaremos tanto de la
lo presentan los evangelios—. Y desde el punto de vista subjetivo pneumatología de la espiritualidad sino que narraremos los actos
el fundamental acto del Espíritu hoy creemos que es la opción por de espíritu que el Espíritu exige y produce.
los pobres.
Según todo esto, espiritualidad cristiana hoy es seguir a Jesús,
pero no reproduciendo tal o cual aspecto de su vida, sino 1. Encarnación: santidad de la pobreza
reproduciendo toda ella desde la opción por los pobres. Y esto
puede ser real porque esta opción es también globalizante y no a) El primer elemento de la estructura de la vida de Jesús es la
sólo regional o pastoral. Es una opción que atañe a la totalidad del encarnación. Jesús nació ser humano, pero llegó a serlo de manera
ser humano en su confrontación con la realidad. Para lo que específica haciéndose carne en lo débil de la carne, no en cualquier
podemos saber significa captar y comprender toda la realidad, a carne. En los evangelios no cabe duda de que es presentado como
Dios y a los seres humanos, desde los pobres. Para lo que podemos hombre de los pobres, rodeado de pobres y servicial con los
esperar significa compartir y dejarse llevar por la esperanza de los pobres. Su mensaje inicial programático sólo tiene sentido dentro
pobres. Para lo que tenemos que hacer significa destruir el de la tradición veterotestamentaria de la opción de Dios por los
antirreino que hace víctimas de los pobres y construir un reino en pobres de este mundo, huérfanos y viudas, marginados y despre-
el que el mundo pueda ser un hogar para los pobres. Para lo que ciados. Su visión de este mundo y su juicio fundamental sobre él
nos es ofrecido celebrar significa gozar unos con otros la vida, la está guiado según cómo les vaya a los pobres. Su esperanza es la de
esperanza, la creatividad, el amor de los pobres. los pobres y para los pobres, y por ello aparece Jesús como el ser
Jesús y opción por los pobres pueden se relacionados; en humano entroncado en la corriente esperanzada de la historia, con

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muchos antes que él y con muchos después que él, corriente que es anuncia el reino a los pobres de este mundo y lo inicia con signos
protagonizada por el pueblo de pobres. (milagros, exorcismos, acogida a los pecadores y sin dignidad).
b) Esta encarnación en la pobreza es fundamental para la Esos signos son sólo signos, pues no cambian la estructura de la
espiritualidad de hoy. Sistemáticamente significa hacer la opción realidad, pero apuntan a la dirección del reino y suscitan la
por los pobres. Descriptivamente significa que los pobres son lugar esperanza de que el reino es posible.
de conversión y de evangelización, como dice Puebla. Son lugar de Junto a estos signos, Jesús lleva a cabo una praxis que tiene
conversión porque su propia situación es la pregunta más clara como correlato la sociedad como tal. Lo hace más en la denuncia y
por lo que somos y por lo que debemos ser. Es la mediación más desenmascaramiento de lo negativo que en elaboraciones teóricas
universal de la pregunta de Dios: qué has hecho de tu hermano y, a positivas; pero lleva a cabo tal praxis. Denuncia y desenmascara
través de ella, de la pregunta por lo que entendemos por ser todo poder: religioso, económico, intelectual y político que opri-
hermanos, es decir, por ser humanos. men estructuralmente. Y, sub specie contrarii, anuncia una socie-
Son lugar de evangelización por los positivos valores que dad distinta, liberada de esos poderes opresores.
tienen los pobres: sencillez, apertura, sentido de comunidad, Palabras, signos y praxis son la forma concreta de la misión de
esperanza de vida, amor y entrega, como dice Puebla. De esa Jesús que brotan de la misericordia antes descrita, que encuentran
forma se convierten en evangelio, buena noticia, don y gracia que formas adecuadas según sea el sufrimiento del que hay que liberar
se recibe inesperada e inmerecidamente. y que enuncian, concretándolo, el principio fundamental de vida
Los pobres son, pues, lugar de experiencia espiritual, de cristiana: el amor. Aunque Jesús no lo hubiera declarado el mayor
encuentro con Dios. Son exigencia ética, pero son más que eso. de los mandamientos, su vida, en cuanto misión, lo elevaría a
Encarnación significa abajamiento y encuentro, decisión primor- principio fundamental de vida cristiana.
dial de llegar a estar en la verdadera realidad de este mundo, pero Tener una misión es lo que da sentido a la vida de Jesús. Más
significa también dejarse encontrar por el Dios que está escondido aún, no es Jesús el que tiene una misión —aunque con ella, a
pero presente en esa realidad. grandes rasgos, comienza—, sino que es la misión la que va
De ahí que no sean mera retórica las conocidas palabras de moldeando la vida de Jesús, su vida externa claramente, pero
Gustavo Gutiérrez: beber en su propio pozo. Los pobres y el también su vida interna, su ponerse delante de Dios.
mundo de la pobreza es como un gran pozo de agua —símbolo de Vivir con espíritu es entonces hacer, hacer por amor y con
la vida—, que los pobres han llenado con su vida, su sufrimiento, amor. No todo es hacer, como veremos más adelante, existe el don
sus lágrimas, su esperanza y su entrega. Todo ello se convierte en y la gracia, pero sin un hacer amoroso, sin la disponibilidad al
agua de vida para otros, de ella se puede beber —lo cual es la menos a poner signos y propiciar praxis, cualquier espiritualidad
gracia que se nos ofrece— y de ella hay que beber —lo cual es la es sospechosa.
opción fundamental. b) La misión sigue siendo hoy central en toda espiritualidad,
Encarnación es, entonces, costoso abajamiento, descubrimien- pues es la forma de mantener la supremacía del amor en la vida
to gozoso y decisión de beber siempre de ese pozo de agua que está cristiana, y lo es específicamente en América latina, que ha
en el abajo de la historia. En esto consiste la santidad de la concentrado la misión de la Iglesia en la liberación de los pobres
pobreza: en participar en la historia de aquella realidad en la que —entendida ésta en su expresión más abarcadura— y sobre ello se
el Dios santo —siempre lejano y más allá de nosotros— se ha edificado la teología de la liberación.
convierte en el Dios cercano, escondido pero presente, en los Liberación, trabajo y lucha por la liberación, justicia, es ante
pobres. todo amor y gran amor. Es la actualización de la misión de Jesús
en un continente oprimido, por amor y con amor. Sin práctica de
la liberación no tendría ningún sentido la espiritualidad, hoy, en
2. Misión: santidad del amor América latina.
No vamos a ahondar en esto tan conocido y tratado en otros
a) El segundo elemento de la estructura de la vida de Jesús es la trabajos de este libro. Queremos ahondar, sin embargo, a manera
misión, un hacer para cambiar la realidad. Esa misión comienza de excurso, en dos puntos que necesitan tratamiento específico:
con el horizonte del reino de Dios como aquello que Dios quiere 1) el espíritu necesario para llevar a cabo la liberación y sanar
para el mundo, para la historia, y —dentro de ella— para cada sus subproductos negativos, y 2) la relación entre liberación y
uno de los seres humanos. Por su opción por los pobres, Jesús gracia.

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1) La necesidad de espíritu en la práctica de la liberación te reducción de la realidad a uno de sus ámbitos, como si de la
plenitud de uno de ellos se siguiese automáticamente la de todos
El hecho de que se dé una práctica y una lucha por la liberación es los demás; e) conciencia de superioridad ética que llega a cegar
ya un gran acto de espíritu, el acto fundamental, pues es la sobre los aportes de otros por el mero hecho de que no hacen lo
actualización de la misión de Jesús, la realización de una vida con que uno hace; f) manipulación, en ocasiones, de lo religioso —más
amor y una lucha por amor. En general, esto es lo que se descubrió allá de su utilización legítima, dada la convergencia entre libera-
en los años setenta en América latina: que no podía haber vida ción y evangelio—, lo cual puede violentar la realidad religiosa de
espiritual sin vida real, que había que unificar en verdad, fe y los pueblos y priva, además, de la importante motivación religiosa
justicia, Dios y este mundo oprimido, Jesús y los pobres, que se para la liberación; g) ambigüedad en el uso del poder, con su
necesitaba con urgencia histórica y cristiana una práctica de la innata tendencia a la autoafirmación y no al servicio, y específica-
liberación. Pero, dicho esto, se constató también que la práctica de mente del poder armado —cuando llegase el caso de su posible
la liberación necesita estar imbuida de espíritu y de un espíritu legitimidad o, al menos, inevitabilidad histórica—, que puede
específico. Y esta fue la lección de los años ochenta, que muchos convertir la violencia en mística; b) cansancio, desencanto, deser-
cristianos —y teólogos— aceptaron cordialmente. Tomado todo ción de la práctica de la liberación, por los costos y riesgos que hay
en conjunto, se llegó a conocer cuan buena y necesaria es la que correr y porque aquélla no llega.
liberación para que haya espíritu y cuan bueno y necesario es que Todo esto significa que la liberación tiene que ser llevada a
haya espíritu en la práctica de la liberación. Veamos este segundo cabo con un determinado espíritu, para sanar los subproductos
punto. negativos, para mantener la dirección correcta, para mantenerse
La práctica de la liberación es justa y necesaria, es buena y en ella y para potenciarla. Por eso hablamos de liberación con
cristiana, pero, como toda práctica humana, está abierta a las espíritu. Cuál sea ese espíritu —además del fundamental espíritu
mejores posibilidades y está amenazada también de limitaciones, de amor— que potencia el amor de la práctica de la liberación y
tentaciones y aun pecaminosidad. La práctica de la liberación, por sana sus tentaciones más específicas, lo presentamos aquí progra-
tanto, no resuelve mecánicamente todos los problemas humanos y máticamente desde los que ejemplifican el espíritu de las bienaven-
cristianos. Ayuda a la oración, por ejemplo, o a vivir la vida turanzas.
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religiosa o a vivir en las comunidades de base o a crecer en la fe y Los limpios de corazón son los que ven a Dios y así a los seres
en la esperanza, pero estas cosas siguen necesitando un cultivo humanos. Son los que están siempre abiertos a la verdad, sea cual
específico. La práctica de la liberación ofrece, pues, un cauce fuere, sin dominarla ni manipularla, sin engañarse sobre sí mismos
correcto y necesario, el más correcto y necesario en una situación ni sobre los procesos de liberación, sin caer en la tentación de
de opresión, pero no todo vive del cauce. convertir la verdad en propaganda. Esa limpieza de corazón es la
Además, los más lúcidos han captado que, por su naturaleza, profunda castidad del conocimiento y de la voluntad para no
la práctica de la liberación —como cualquier cosa humana, la buscarse a sí mismo ni imponer propias ideas ni mantener los
oración, por ejemplo, aunque suela olvidarse— tiene también la propios intereses en la liberación.'1
tendencia a generar subproductos negativos, varias veces converti- Los misericordiosos son los que comienzan a trabajar porque
dos en realidad. En los escritos de monseñor Romero —defensor su corazón ha sido movido a compasión por el increíble sufrimien-
hasta el final de la práctica de la liberación— la liberación genera to de los pobres. Y esa misericordia original es la que imbuye el
las siguientes tentaciones: a) conflicto entre diversos grupos por el trabajo profético y la que hace que la lucha sea lucha por amor.
protagonismo en la práctica de la liberación, con la consecuente Pero significa también que, en la práctica de la liberación, se sigue
desunión y merma de eficacia; b) paulatina suplantación de lo manteniendo como cosa primera y última el dolor de los pobres,
popular, de modo que las mayorías populares son suplantadas por que no debe ser comprometido meramente como simple costo
las organizadas, éstas por sus cuadros y éstos por las vanguardias, social a pagar. Significa que, en las estrategias y tácticas de la
con el peligro de distanciamiento de las necesidades y sufrimientos liberación, en las alianzas y en las divisiones, se tenga también
reales del pueblo; c) dogmatismo en análisis, en la constatación e muy en cuenta lo que todo ello va a producir de agrandamiento o
interpretación de los hechos, de modo que éstos confirmen disminución del dolor de los pobres. La misericordia es estructu-
posturas previas y no se sometan a la verificación de la realidad; d) ralmente la forma de expresar que en el inicio y durante todo el
absolutización de un determinado mecanismo de práctica libera- proceso de la liberación está presente un gran amor por el pueblo
dora (social, política o armada, según los casos), con la consecuen- pobre.

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Los que trabajan por la paz son aquellos que no han hecho de palabras de José I. González Faus, «hay que hacer la revolución
la lucha un fin último, ni se acostumbran a ella, ni depositan en como un perdonado». Positivamente, la experiencia de gratuidad
ella toda su confianza, ni la convierten en mística. Positivamente supone agradecimiento a algo mayor que uno mismo, y la
significa que, aun en tiempo de lucha y conflicto —tan inevitables respuesta agradecida potencia el espíritu y la práctica, pues del
en la liberación—, se busca humanizar los conflictos, se potencia agradecimiento brota la generosidad de la entrega —aunque los
simultáneamente todos los otros modos de acabar con ellos, se entusiasmos de los neoconversos tienen sus peligros—, la libertad
fomenta, con gran dificultad, la reconciliación futura con signos del espíritu y el gozo de haber encontrado la perla preciosa. La
de reconciliación en el presente. experiencia de gratuidad genera creatividad.
Los que saben perdonar son aquellos que no quieren cerrar el Esta dimensión de gratuidad en la espiritualidad, el espíritu de
futuro al adversario ni al enemigo, los que trabajan por la gratuidad y su correlato de agradecimiento, es esencial a la fe
reconciliación, en su forma personal y en formas estructurales cristiana y, por lo tanto, a cualquier espiritualidad, incluida la de
—diálogo, negociación— y ponen signos de ella, pues sin ella la liberación. En el centro de la fe está el que Dios nos ha amado
ningún triunfo es duradero y ninguna sociedad se humaniza. primero, y el que la respuesta a ese amor, el amor a los hermanos,
Los pobres con espíritu, por último, son los que creen que en la vive de y se potencia del ser amados por Dios. Como dice G.
debilidad hay fuerza, los que mueven a la utopía de una pobreza o Gutiérrez, «amados para amar, librados para liberar». La gratui-
al menos una austeridad compartida, los que viven en y como dad no es sólo salvación para uno mismo sino liberación de uno
comunidad, superando el elitismo —y aislamiento— del yo perso- mismo. Y eso potencia la práctica de la liberación.
nal o grupal. Ellos son la realidad fontanal del espíritu. El dar como respuesta agradecida al recibir mueve al nuevo dar
Con todo esto queremos afirmar que la práctica de la libera- y lo potencia. Esto sólo se puede constatar, pero —por poner un
ción es ya acto del espíritu, el más radical porque es acto de amor, solo caso, el de monseñor Romero— no se puede negar que la
y por ello la práctica de la liberación es cauce necesario de gracia que él recibió, no sólo le convirtió sino que acrecentó su
espiritualidad, ofrece una «materialidad» de la que pueden brotar generosidad hasta extremos insospechables, porque no sólo era él
muchos otros actos del espíritu. Pero, a su vez, necesita de espíritu el que llevaba a su pueblo sobre sus hombros, sino que su pueblo
para mantenerse y no degenerar. lo llevaba a él: «Con este pueblo no cuesta ser buen pastor.»
Resumiendo lo dicho en este apartado, dimensión esencial de
la espiritualidad es la misión, un hacer que hoy tiene que ser
2) Práctica de liberación y gratuidad liberación pues ésta es la forma que toma el amor hacia las
mayorías. Ese amor es sanado si va acompañado, como la propia
La liberación es práctica, es un hacer, es un vivir y desvivirse por la misión de Jesús, por el espíritu de las bienaventuranzas, y es
vida de los pobres. Así lo exige la realidad histórica y el evangelio potenciado por la gratuidad. Entonces acaece la santidad del
es sumamente exigente sobre la práctica del amor, de la misericor- amor, y se muestra, además, muy fructífera para la liberación.
dia, de la justicia. Sin embargo, con la misma fuerza se dice allí Que la santidad sea también fructífera históricamente es algo que
que no todo es práctica o, mejor dicho, que la práctica tiene que se constata en América latina en presencia de tantos santos de la
estar transida de otra realidad para llegar a ser práctica cristiana: liberación. I. Ellacuría solía decir: «La santidad es la última arma
la gratuidad. En palabras de seria advertencia se nos dice que de la Iglesia de los pobres.»
«cuando hayan hecho todo lo que se les ha dicho, considérense
como siervos inútiles». En palabras de invitación se dice: «Dios
nos ha amado primero. Ámense ustedes unos a otros.» 3. Cruz: santidad política
Esta gratuidad es tal vez la realidad más difícil de conceptuali-
zar y poner en palabra, pero algo se puede decir de su realidad y de a) Jesús fue fiel a su encarnación y a su misión, y eso le llevó a la
su importancia para la práctica de la liberación en presencia del persecución y a la cruz. Ninguna de estas cosas pretendió J^sús ni
hombre agraciado. Con vistas a la sanación de la práctica de la ninguna de estas cosas pueden ser fundamento de espiritualidad.
liberación, puede decirse que esa práctica exige gran entusiasmo, Pero sí lo son sus presupuestos: la total fidelidad a lo real. En el
pero la gratuidad prohibe la bybris, la sensación de superioridad mundo, en efecto, anunciar e iniciar el reino de Dios no se hace
ética y el culto a la personalidad o las personalidades. La desde una tabula rasa sino en presencia de y en contra del
gratuidad recuerda que en todos hay limitación y pecado, y que, en antirreino. Esto es lo que inevitablemente produce persecución y
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muerte porque el Dios de vida, el de Jesús, y los dioses de la elocuentes de un martirio mucho mas secular, más masivo y más
muerte están en lucha. Uno hace contra el otro, y también sus cruel: la crucifixión de pueblos enteros.
mediadores. En tercer lugar, los mártires muestran que es posible —porque
La espiritualidad cristiana no es, pues, una espiritualidad de la de hecho ocurre— la convergencia entre realidad latinoamericana
cruz ni del sufrimiento, es una espiritualidad del amor honrado, y realidad cristiana, que cuanto más se ahonda en una realidad
consecuente y fiel, del amor ilustrado que conoce los riesgos más se ahonda en la otra, lo cual no es pequeño beneficio que nos
necesarios a los que se expone. Es una espiritualidad de un amor dejan.
crucificado. No lo es por ningún designio secreto de Dios o porque Finalmente, el martirio es la forma más acabada de la santidad
Dios exija o se recree en el sufrimiento de los humanos. Lo es hoy, que vamos a llamar santidad política. La llamamos «política»
porque la encarnación acaece en una realidad que está transida de porque el martirio se produce en nombre de la sociedad, de la
un antirreino decididamente actuante contra los que anuncian e ciudad, de la polys. Unos, los que defienden el antirreino, dan
inician el reino. muerte a otros, los que defienden el reino. Y ese reino tiene una
Esto es lo que ejemplifica la cruz de Jesús. Existe el antirreino y configuración histórica y social. Por anunciar éste y atacar el
hay que luchar contra él. Eso hay que hacerlo también desde fuera antirreino —no sólo por ejercer misericordia hacia individuos o
del antirreino, pero en definitiva sólo se erradica el antirreino pequeños grupos— se asesina a los mejores seres humanos y
desde dentro de él mismo. Desde fuera hay que denunciar y cristianos. Si algo muestra que el amor de los mártires ha sido
combatir el pecado, pero desde dentro hay que cargar con el político es, como en el caso de Jesús, su martirio. Y si se duda de
pecado y participar así de la aniquilación que ejerce el pecado que el amor cristiano tiene que ser político, los mártires, como los
sobre las víctimas de este mundo. testigos por antonomasia de la fe, nos lo recuerdan.
b) Si algo queda claro hoy en América latina es que hay que Y la llamamos «santidad» porque el martirio es el ejercicio más
cargar con el pecado del mundo, que hay que estar abiertos a la notable de la fe, la esperanza y la caridad. El martirio concreta de
posibilidad de la cruz. Y esa posibilidad es muy real. América forma inigualable lo específico cristiano. Puesto en forma escanda-
latina es, con abrumadora diferencia, el continente en que ha losa, de lo cual está lleno el cristianismo, el martirio confronta con
habido más ataques al antirreino y por ello más persecución y más preguntas como éstas: ¿es verdad que es más feliz el que da que el
mártires desde el concilio. que recibe? ¿es verdad que quien pierde su vida la gana? ¿es verdad
Sobre estos mártires hay que decir varias cosas importantes. En que la salvación viene de un crucificado? ¿es verdad que hay que
primer lugar, los mártires latinoamericanos de hoy se parecen saltar de júbilo el día que nos persigan? Ante estas palabras, de
históricamente más a Jesús que otros mártires del pasado. Inde- forma escandalosa, se juega la esencia de nuestra fe. Se acepta en
pendientemente de la santidad subjetiva de los mártires a lo largo esperanza la tragedia de la historia: que para dar vida hay que dar
de la historia, en estos tiempos se produce un tipo de martirio por de la propia vida. Pero con el martirio también se dice con toda
las mismas razones que el martirio de Jesús. Los mártires latinoa- claridad y sin ninguna ambigüedad lo que reconocidamente es la
mericanos no son mártires por nada concreto eclesial, sino por la esencia del cristianismo: el amor. No hay mayor amor que el de
causa de la humanidad, son mártires de los pobres. Si Tomás dar la vida por los amigos. Y quien vive en el amor hasta este
Becket, como ejemplo, fue asesinado sobre el altar por defender extremo simplemente vive.
los legítimos intereses y la libertad de la Iglesia, monseñor Romero La espiritualidad martirial no es, pues, otra cosa que el amor a
fue asesinado por defender los intereses de los pobres, no los de la un mundo de víctimas. Esto es lo fundamental. A ello se añade la
Iglesia. Los nuevos mártires son, pues, mártires del reino, mártires necesidad de espíritu de fortaleza para mantenerse fieles hasta el
de la humanidad. final y se sobreañade la credibilidad que genera en otros el
En segundo lugar, el martirio en América latina es la forma martirio.
más acabada de encarnación en la realidad latinoamericana. En las La realidad martirial supone y genera también una espirituali-
escalofriantes palabras de monseñor Romero: «Me alegro, herma- dad específica en los sobrevivientes. Ante todo, el no olvidarles:
nos, de que en nuestro país hayan asesinado a sacerdotes. Pues «¡Ay de los pueblos que olvidan a sus mártires!», dice Pedro
sería muy triste que cuando están asesinando a tantos salvado- Casaldáliga. Después, el agradecimiento por el mayor amor que
reños no hubiese sacerdotes asesinados. Estos muestran que la han mostrado. Por último, la invitación a entroncarse en la
Iglesia se ha encarnado en la pobreza». Los mártires, activos tradición que los mártires han creado con su amor y con su sangre.
seguidores de Jesús, se convierten también en símbolos reales y Los mártires —empezando con Jesús de Nazaret— generan una
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tradición poderosa, pascual. A ella hay que apuntarse y sobre ella haya belleza en ello—. Es la libertad del amor, de quien no está
hay que edificar para seguir adelante en la historia. atado a nada para hacer el bien, de quien da la vida, sin que nadie
se la quite. Es la libertad de Pablo para esclavizarse a todos, es la
libertad de Jesús a quien no le quitan la vida sino que la da.
4. La resurrección: la santidad del gozo El gozo en el seguimiento de Jesús es, por último, el haber
encontrado la perla preciosa y la perla escondida, con lo cual
a) De Jesús se afirma que se le hizo justicia y que fue resucitado desaparece la tristeza. Como cuenta Gustavo Gutiérrez, en pala-
por el Padre. Por una vez, al menos, el verdugo no ha triunfado bras de un campesino, lo que se opone al gozo no es el sufrimiento
sobre la víctima. A la acción de los hombres de dar muerte al justo —y de ello los pobres tienen más que suficiente experiencia—, es
y al inocente, responde la acción de Dios de devolverle a la vida en la tristeza. Y el campesino decía que, aunque sufrientes, no están
plenitud. Jesús vive en plenitud y la derrama sobre los seres tristes. Vivir con gozo es vivir con último sentido, con capacidad
humanos. Es el señor de la historia. de agradecer y de celebrar, de ser para otros y estar con otros. Por
b) Para la espiritualidad —si lo dicho no son palabras ello se puede orar con gozo, como Jesús, cuando los pequeños han
inanes— esto significa que también ya en la historia se puede y se entendido, y se puede celebrar con gozo, como Jesús, cuando los
debe vivir como resucitados, que la espiritualidad tiene que asumir pequeños, los depreciados y los amigos también, se sientan
también la dimensión de resurrección. alrededor de una mesa.
Esta nada tiene que ver con intentos estériles de tratar de vivir De esta forma se hace presente lo que de resurrección hay ya en
en la historia la «inmaterialidad» de la actual realidad de Jesús, de la vida, bajo las condiciones de la existencia. Es la presencia de la
intentar —intencionalmente— asociarse a la actual realidad de trascendencia en lo que tiene de plenitud bajo las condiciones
Jesús. De todo ello da buena prueba la historia de la Iglesia, históricas.
cuando ha presentado como estado de perfección la vida religiosa Lo que hay que añadir es que en América latina, en un
porque los votos pondrían a sus miembros, estructuralmente, en continente de muerte, muy paradójicamente, esa vida en plenitud
una realidad menos material. Y sus peligros son obvios. En ha sido facilitada y ofrecida a todos por los pobres de este mundo.
nombre de la inmaterialidad se abandona la carne de este mundo a Los crucificados que están en trance de resurrección generan y
su miseria. facilitan esa esperanza, esa libertad y ese gozo. Las hacen conta-
Si la resurrección es vida en plenitud, ésta sólo puede ser amor giosas.
en plenitud. ¿Cómo vivir el amor en plenitud en esta vida? La
respuesta es sencilla: rehaciendo el seguimiento de Jesús con el
espíritu de Jesús sobre esta tierra. Quien así vive, vive ya como IV. LA ESPIRITUALIDAD TEOLOGAL CRISTIANA
resucitado en las condiciones de la historia.
Sin embargo, la resurrección tiene también la dimensión de Después de haber analizado la espiritualidad del seguimiento de
triunfo, el triunfo de la vida sobre la muerte; y la pregunta es cómo Jesús en la historia de hoy, retomemos, para terminar, la dimen-
se refleja esa dimensión en la espiritualidad en los seguidores de sión teologal de la espiritualidad, ahora específicamente cristiana.
Jesús. El reflejo en la historia de lo que la resurrección tiene de En otras palabras, la experiencia de Dios, el encuentro con el Dios
triunfo creemos que consiste en la esperanza que no muere, en la de Jesús.
libertad contra la esclavización y en el gozo que supera a la Seguimiento es correlativo a caminar. Si cristológicamente hay
tristeza. que proseguir a Jesús a lo largo de la historia, teologalmente hay
La esperanza que no muere se basa en la convicción de que el que caminar con Dios en la historia, como dice Miqueas. Desde la
amor no muere y siempre permanecen sus frutos. En la convicción fe ese caminar con Dios, con toda la humildad de la que habla
de que el verdugo no triunfará sobre la víctima, de que en el fondo Miqueas, lleva al último y definitivo encuentro con Dios, cuando
de la realidad está lo bueno y lo positivo, a lo que hay que seguir «Dios sea todo en todo» (1 Cor 15, 28). Pero, ¿qué hay ya de
llamando Abbá, Padre. encuentro con Dios en la historia? O, más exactamente, ¿qué hay
La libertad en el seguimiento de Jesús no es sólo ni fundamen- ya de dejarse encontrar por Dios?
talmente la libertad del liberalismo, la que exige los propios Las espiritualidades concretas, místicas, contemplativas, ascéti-
derechos —aunque se posean—, ni la libertad del esteticismo que cas, describen la experiencia de este encuentro con Dios de formas
apremia al ser humano a hacerse libremente a sí mismo —aunque diversas. Aquí, sin embargo, para saber qué es lo central de ese

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JON SOBRINO ESPIRITUALIDAD Y SEGUIMIENTO DE JESÚS

encuentro, volvemos a Jesús, al homo verus. De esa forma, encuentro con Dios, no es otra cosa que fe, y, a la inversa, fe es
metodológicamente, intentamos que toda espiritualidad posterior, experiencia de Dios y encuentro con Dios. De ahí que una síntesis
aun la de la mística más elevada, esté normada por la experiencia de la dimensión teologal de la espiritualidad teologal es la
de Dios que tuvo Jesús, y no a la inversa. afirmación de la carta a los Hebreos: «Jesús es el que ha vivido
Cuando Jesús se pone delante de Dios, por una parte, lo llama originariamente y en plenitud la fe», lo cual se desglosa de nuevo
y experimenta como Padre, lo absolutamente cercano, bueno, como misericordia hacia los seres humanos —el corresponder al
tierno. En ese Padre descansa últimamente su corazón y eso le Padre bueno— y como fidelidad —el responder siempre al miste-
llena de alegría. Jesús se alegra en el Padre, se alegra de que Dios rio de Dios.
es bueno y de que es bueno que haya Dios. Encontrarse con Dios Este encontrar a Dios acaece siempre, lógicamente, al haber
para Jesús es dejarse encontrar por el Dios bueno, en el que puede sido el ser humano encontrado por Dios: «Antes de que me hablen
descansar y en el que puede siempre confiar. yo les responderé», y Dios es el padre que sale y se adelanta todos
Por otra parte, cuando Jesús se pone delante del Padre, lo los días a esperar la llegada del hijo. Esta experiencia de gratuidad
encuentra como Dios, como último misterio inefable e inmanipu- es central y específica de la experiencia cristiana de Dios. No es
lable, a quien hay que dejar ser Dios. De ahí su activa y total programable, por definición, ni es conceptualizable antes de que
disponibilidad a Dios, su absoluta obediencia. Jesús, pues, descan- ocurra. Pero ocurre. Junto a la exigencia de Dios, está su
sa en el Padre, pero el Padre no le deja descansar. Aun en la total autoofrecimiento y se da la aceptación: «Me has seducido, Yahvé,
confianza, Jesús deja a Dios ser Dios. y me dejé seducir». Es la dimensión de «buena noticia» de la
Así, creemos, se da el encuentro con Dios a lo largo de la experiencia de Dios que traspasa todo lo cristiano, la buena
historia en la apertura y aceptación mantenida de la dialéctica de noticia como lo bueno, inesperado e inmerecido: Dios mismo que
Dios-Padre. En lenguaje más sistemático, se puede decir que el nos sale al encuentro. Es el «Dios que nos amó primero».
encuentro con Dios se da en «afinidad» y en «alteridad». En Este encuentro con Dios, como confianza, disponibilidad y
afinidad, al actualizar la confianza en el Dios bueno que lleva a agradecimiento se da ante todo en la vida real del creyente, en su
hacernos —a la manera histórica— como el Dios bueno. «Sean fe, esperanza y caridad reales. Pero tiene también que ser puesto en
buenos del todo como el Padre celestial es bueno». Incluso en palabra. A ello lleva la constitución humana del creyente, pero
afinidad a lo que en Dios hay de misterio, al actualizar la utopía, también el contenido de la experiencia. La confianza y la disponi-
dejándonos llevar por su atracción hacia un futuro más de Dios, bilidad tienen que ser puestas en palabras, pero sobre todo lo tiene
en paz, justicia, reconciliación, y en el intento de simultanear en la que ser el agradecimiento. No hay agradecimiento que pueda
historia lo que difícilmente se deja simultanear: paz y justicia, permanecer mudo a la larga.
verdad y perdón... En alteridad, al mantener siempre la apertura al Elevar la realidad vivida a palabra densa es lo que podemos
misterio de Dios, a lo novedoso y aun escandaloso de Dios, que llamar oración. Esta no es algo adecuadamente distinto, ni menos
llega hasta la captación de un Dios crucificado, por ser el Dios separado de la vida real, sino que es la expresión de la vida real
misterio. ante Dios. Es expresar, densamente, el sentido de una realidad
vivida. Como Jesús, orar es decir confiadamente: «Padre, en tus
En palabras de G. Gutiérrez, «hay que contemplar a Dios y hay
manos encomiendo mi espíritu». Como Jesús, es decir en absoluta
que practicar a Dios». Nos encontramos con Dios al realizar su
disponibilidad: «Padre, que no se haga mi voluntad sino la tuya».
bondad, lo cual es una práctica, y al dejarle ser Dios, lo cual es Como Jesús, es decir con gozo y agradecimiento: «Me alegro,
contemplación. Nos encontramos con Dios al responderle, mante- Padre, porque los pequeños han entendido». A lo que nosotros
niendo siempre su alteridad, y al corresponderle haciendo real su tenemos que añadir también la oración del hijo pródigo: «Padre,
propia realidad en nuestra historia. Dicho todavía de otra forma, he pecado contra el cielo y contra ti».
nos encontramos con Dios al ser in actione contemplativus, como
dice san Ignacio. En la acción correspondemos al Dios bueno y el Esta experiencia de Dios, el encuentro con Dios en la historia y
presupuesto teologal de esa acción es la bondad de Dios. Y en la su puesta en palabra en la oración, tiene una dimensión estricta-
mente personal y también comunitaria. El creyente seguidor de
contemplación buscamos el rostro de Dios: buscar y hallar su
Jesús, que vive en la historia, que la hace y la padece, se encuentra
voluntad, como repetía san Ignacio, bajo el presupuesto teologal
confrontado con la verdad, la vida, la cruz y la esperanza. Todo
de que Dios es misterio, y es lo que hay que buscar y hallar. ello le remite al misterio de Dios. Pero ese misterio le sale también
Esta confianza y esa obediencia realizadas ante el misterio de al encuentro poniéndole un nombre, concreto e intransferible. El
Dios es lo que bíblicamente se llama fe. Experiencia de Dios,
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Dios misterio llama por su nombre a Abraham y le pide que salga Campesinos e intelectuales, latinoamericanos y grupos del Primer
de su casa y vaya al lugar que él le mostrará. A Jeremías le llama Mundo, varones y mujeres, se están llevando mutuamente en la fe.
por su nombre y le envía a profetizar. A María le llama por su Y esto es el nivel más preclaro de la solidaridad: encontrar a Dios
nombre y le anuncia la buena noticia de que, a través de ella, Dios como comunidad, como pueblo diferenciado dentro de sí mismo,
será «Dios con nosotros». Al ponernos nombre, Dios se relaciona sí, pero como pueblo al fin y al cabo, dentro del cual cada uno
con nosotros personalmente. Y por ello también los seres humanos lleva y es llevado en su fe.
han osado ponerle nombre a Dios. En esto está lo personal del Digamos para terminar que el encuentro con Dios tiene su
encuenTo con Dios. Significa, en cuanto personal, indelegabilidad, propio lugar. Determinar éste no es en último término algo que
soledad ante Dios a veces, plenitud otras. Pero lo importante es pueda hacerse de antemano en sentido estricto, precisamente
que ocurre ese encuentro personal. Y mucho apreciaba monseñor porque se trata de encontrar o mejor dicho de ser encontrado por
Romero recordar esta eterna verdad. Mes y medio antes de su Dios. Y nadie puede dictar a Dios dónde haya de salir al
asesinato, en una famosa homilía en la que fustigó atrocidades y encuentro. Pero desde la fe, dos cosas se pueden decir si se unifican
defendió a un pueblo oprimido, habló también de lo mejor que él dialécticamente: «No es una verdad filosófica, pero sí es una
podía ofrecer: «¡Quién me diera, queridos hermanos, que el fruto verdad cristiana que quien busca a Dios ya lo ha encontrado» (K.
de esta predicación fuera que cada uno de nosotros fuéramos a Rahner), «no se trata de buscar a Dios, sino de encontrarlo allí
encontrarnos con Dios y que viviéramos la gloria de su majestad y donde él dijo que está, en los pobres de este mundo» (P. Miranda).
de nuestra pequenez...! Ningún hombre se conoce mientras no se Con lo primero se quiere decir algo importante, aunque en el
haya encontrado con Dios». fondo tautológico. Dios nunca abandona a un hombre honrado
Pero esta experiencia personal no es individualista. Al encuen- —incluso se ofrece a los ingratos—, y el mismo Dios está actuante
tro con Dios le pertenece por esencia el hacerlo dentro de todo un en esa honradez. La mediación de ese encuentro con Dios puede
pueblo de Dios, de una comunidad. La experiencia personal de ser múltiple, y así lo atestigua la historia. Pero lo segundo no es
Dios tiene que estar abierta a la experiencia que otros seres tautología, sino que es revelación. El lugar por antonomasia, el
humanos hacen de Dios. Tiene que estar abierta a dar de la propia lugar privilegiado del encuentro con Dios, y el lugar más apto en
experiencia de Dios y a recibir la de los otros. A priori puede ya la realidad actual de este mundo y según la conciencia que ha
decirse que Dios es Dios de un pueblo y que la experiencia de Dios generado ya este mundo, es el mundo de los pobres. Así lo
tiene que ser hecha por todo un pueblo. En lenguaje más sanciona y proclama Mt 25. Dios está en los débiles, en los pobres,
sistemático, debe decirse que no hay ninguna experiencia personal en los desvalidos. Está escondido, pero allí está. Más radicalmente,
concreta que agote el misterio de Dios y que entre las experiencias en la actual situación latinoamericana, Dios está presente en
personales concretas de todo el pueblo de Dios puede ir acercán- pueblos crucificados, en innumerables hombres y mujeres empo-
dose asintóticamente al encuentro con Dios en plenitud. Por ello a brecidos hasta límites insospechados, en los encarcelados, en los
la dimensión teologal de la espiritualidad le pertenece su «popula- torturados, en los desaparecidos, en los asesinados. En ellos, como
ridad», su apertura a dar a otros y a recibir de otros. Nadie dice san Ignacio en las contemplaciones de la pasión de Jesús, «la
debiera ser tan timorato que pensase no tener nada que ofrecer a divinidad se esconde». Pero, aunque escondido, allí está Dios.
otros de su propia fe, y nadie debiera ser tan presuntuoso como Contemplar a Dios en esos pueblos crucificados no es lo
para pensar que no puede recibir para su propia fe de la de otros. esperado, pero eso hay que contemplar o, al menos, por ahí hay
Históricamente esto es algo que cada vez parece más evidente. que empezar para contemplar a Dios. Practicar a Dios ante esos
La antigua división —el lenguaje usado hasta hace muy poco— pueblos crucificados es bajarlos de sus cruces. No todo encuentro
entre la fe del «ilustrado» y la fe del «carbonero», si se presenta con los pobres de este mundo es ya necesariamente encuentro con
como división insalvable, es muy poco cristiana. Indudablemente Dios, pero no puede haber encuentro con el Dios de Jesús sin
la fe de cada uno de esos grupos y su modo de encontrarse con encuentro con los pobres y crucificados. Por ello, como se ha
Dios tiene sus especificidades que no pueden ser borradas volunta- repetido en América latina, el encuentro con el pobre es una
ristamente. Pero el ilustrado debe ofrecer lo mejor de su fe al experiencia espiritual, una experiencia de Dios. Y desde ahí cobra
carbonero y recibir lo mejor de la fe del carbonero. Y a la inversa. lógica histórica la proclamación de Miqueas ya citada. Ante los
En la actualidad, es experiencia repetida que creyentes de diversas pobres y los pueblos crucificados la exigencia queda absolutamen-
latitudes, con historias y fes personales muy distintas, están te clara: practicar la justicia y amar con ternura. Y de esa manera
llegando a creer y a encontrarse con Dios unos con otros. se camina con Dios en la historia, humildemente. Lo que Jesús

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añade a esta exigencia es que ese caminar humilde es verdadero


caminar con Dios y hacia Dios. El seguimiento de Jesús es caminar
hacia Dios y caminar con Dios en la historia. A ese caminar es al
que invita Dios, y ese caminar es la espiritualidad.
SUFRIMIENTO,
MUERTE, CRUZ Y MARTIRIO

Javier Jiménez Limón

Empecemos explicitando tres supuestos y mostrando las partes de


nuestra exposición.
1. El presupuesto epistemológico-existencial dice: todo pen-
samiento, y también toda teología, profundos han de enmudecer
ante la realidad del sufrimiento, la muerte, la cruz y el martirio.
Sólo si hay una base permanente de solidaridad práctica y de
oración creyente podrá decirse algo con sentido. Y esta palabra ha
de ser muy consciente de su función y de sus límites. Su función:
iluminar la solidaridad y hacer posible la verdadera oración. Sus
límites: no ha de ser una palabra racionalista que explique el
problema del sufrimiento; sino una palabra que conduzca a
custodiar y aun radicalizar tanto el misterio negativo del mal como
el misterio último de la solidaridad, que alberga y acoge en sí la
esperanza mayor del futuro.
Si la teología de la liberación ha ido teniendo el atrevimiento
de balbucir algunas palabras creíbles sobre estas realidades, ello
se debe a los siguientes factores: 1) ha tomado en serio el dolor
más grande de las mayorías oprimidas, desenmascarando como
ideológicas las explicacines dominantes, incluidas las pseudo-
teológicas, de tales sufrimientos; 2) expresa fundamentalmente
un renacer a la efectiva solidaridad; 3) expresa también cómo
muchos creyentes han encontrado en el recuerdo de Jesucristo la
exigencia y la posibilidad de ser solidarios hasta el final, hasta el
amor más grande, incluso de entregar la vida. Dicho en una
palabra: la teología de la liberación puede ir articulando una
teología liberadora de la cruz, porque quiere expresar y potenciar
la solidaridad con el dolor mayor de nuestro mundo, y lo quiere
hacer testimoniando el amor mayor —el de su recuerdo central:
la vida y pasión de Jesús, y el de sus mártires: los que han
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