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EL PONGO – AGUARUNA

En los tiempos de los hacendados la gente trabajaba para los patrones como en tiempo de
los esclavos. Había en la hacienda de Rafan un hacendado llamado Esteban tenía mucho
poder y trataba como se les daba la gana a sus peones que trabajaban diariamente en sus
tierras. Un cierto día casi al atardecer aparecía en la tranca que ingresaba a su fundo de
don Esteban un hombre vestido con ropas anteojos y descalzo y sucio.

Al verlo, don Esteban mandí al mayordomo de su hacienda que trajeran al hombre donde
estaba el obediente, el mayordomo fue y lo trajo al hombre a mal traer.
El hombrecito era de raza aguaruna y de pequeña estatura de lo cual don Esteban se
aprovechaba para humillarlo delante de sus criados, y le preguntó ¿Qué quería? Y
hombrecito con voz nerviosa y temblorosa le dijo que quería trabajar y don Esteban le
preguntó que sabía hacer, y el respondió lo que usted mande mi señor.

Entonces mando a don Esteban al mayordomo que lo llevase al hombre para que lo
cambie de rompa y de calzado.

Siempre don Esteban lo maltrataba y pegaba y lo tumbaba por el suelo, el hombrecito


avergonzado miraba como su amo lo humillaba delante de los criados de la hacienda.
Un cierto día el hombre aguaruna tuvo un sueño similar a lo que había pasado en la biblia.

Le dijo a don Esteban anoche soñé con usted, que comía y bebía, vestía elegante con sus
criados y su familia y don Esteban le dijo y tú.
Yo recogía las migas que caían de su mesa.

Y ambos morimos, Ud. Fue a un lugar de tormenta que es el infierno, mas yo fui a juzgar
con los ángeles de Dios, al seno de Abraham.

Autora:
Edith Pineda Cruz

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