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De la aldea a la ciudad.

Para comenzar se puede citar la primera frase con la cual comienza el autor Jean Claude
Margueron su libro titulado “Los Mesopotámicos”… “La aldea se impone como marco de la
comunidad desde los inicios de la sedentarización; no es pues, al principio, más que la
expresión espacial de la familia o del clan…”. (Margueron, Pág. 2).

Las primeras aldeas, según este autor, el cual las sitúa entre los años 10.000 y 7.000, nacieron
en las colinas del Creciente Fértil, en donde las excavaciones realizadas habían dado indicios
de los más antiguos procesos de sedentarización, se trataban de pequeñas comunidades de
cazadores-recolectores, atraídos por cereales silvestres que crecían en esas zonas.

En este mismo libro el autor trata “Las aldeas Neolíticas” las cuales sitúa entre los años 7.000
y 4.000. A medida que fue transcurriendo este periodo se fueron formando verdaderas
civilizaciones ciudadanas en el Próximo Oriente; en este lugar fue en donde se generalizo la
práctica de la agricultura y la ganadería.” La acción del hombre sobre el medio natural
evoluciono progresivamente y el nacimiento de nuevas técnicas acompaña naturalmente a
esta profunda mutación.” (Margueron, Pág. 3).

Plantea la definición de la aldea, la cual es la reunión de un cierto número de casas


individuales; tomando esto desde otro punto de vista es más bien la actividad que realiza el
grupo lo que define a la aldea y, más que nada, su aptitud para producir en su propio terreno.

Algunas de las características de las aldeas de los primeros milenios planteadas por
Margueron son:

“Las dimensiones, en principio, son muy variables: las primeras…, no sobrepasan una
hectárea (…) pero muy rápidamente (periodo 2), un brusco crecimiento las lleva a 3 hectáreas
y en la fase siguiente a 10 hectáreas o más…”. (Margueron, Pág. 6).

“La población que vive en esas aldeas es, en conjunto, mucho menos importante que la
propuesta por algunos arqueólogos, como lo ha establecido…”. (Margueron, Pág. 6).

“La existencia de construcciones colectivas modifica la naturaleza de la aldea, que no es ya la


simple yuxtaposición de casas individuales… sino la expresión de una situación más
compleja con el añadido de un dato suplementario…” (Margueron, Pág.6).

“En el ámbito económico es muy difícil definir el estatus social por una instalación…”
(Margueron, Pág.6).

“En lo religioso, la existencia de un templo podría ser un indicio interesante, admitiendo que,
incluso cuando queda en manos de una familia, no tiene interés sino para el grupo como
conjunto…”. (Mrgueron, Pág.6).
Continuando con lo planteado por el autor, habla de los cambios que se presentan en el IV
Milenio; la última fase del Neolítico y el conjunto del IV milenio están marcados por el
nacimiento de la ciudad; parece que en esta época las aldeas habían comenzado a tomar
ciertos caracteres urbanos, los cuales un poco antes del año 3000 habían concluido; el paso
del estadio aldeano a un estadio urbano no se puede dar sin ciertas transformaciones
fundamentales de ámbito económico, social y político, los cuales afectan a la comunidad
entera.

Según este autor: …” nunca se encontrará la primera ciudad del mundo, puesto que la
urbanización es el fruto de una transformación que se produce en un largo periodo…”.
(Margueron, Pág.7).

Es muy difícil comprender las causas que dieron nacimiento a las aldeas, a partir de la
documentación arqueológica; a pesar de que hay registro de que el proceso de neolitización
del Oriente nació en la región de las colinas del Creciente Fértil aunque no se realizó
plenamente en este lugar sino que con su expansión hacia los territorios de alrededor, pero en
particular hacia los grandes valles del Éufrates y del Tigris.

No es solamente el crecimiento del ámbito agrícola la que explica el nacimiento de las


ciudades, sino también la puesta a punto de las relaciones comerciales, sin las cuales es
imposible concebir el surgimiento del país surgimiento.

El medio mesopotámico estaba relacionado estrechamente ligadas al rio, o a un canal, esta


asociación tenía como finalidad asegurar un buen abastecimiento de agua para la vida diaria y
permitir el riego de los campos cultivables. Lo que favoreció el impulso de la ciudad fue el
eje fluvial, es decir, el agua que corre.

…En el fondo, en el origen de la transformación de las estructuras aldeanas en organización


urbana estuvo el desplazamiento de la actividad agrícola desde su lugar de origen, el país de
las colinas, hacia un ámbito, las llanuras aluvial y del delta… (Margueron, Pág. 9).

El paso de la aldea a la ciudad está acompañado por la aparición de distintas formas de


ejercer los poderes sobre el territorio dominado, entre estos poderes se destaca: el poder
político, desde el principio, y el poder religioso el cual va a ocupar un papel estructural
fundamental.

El Palacio era el lugar que se consideraba como centro del poder político; desde la primera
mitad del III milenio el palacio aparece como un lugar esencial dentro de la comunidad
ciudadana.

Por otro lado, tomamos el centro religioso, habitualmente se ve en el gran templo el corazón
de la ciudad; de todos modos los santuarios no siempre están reunidos en el centro de la
ciudad, sino que, algunos se encuentran en los barrios habitados.

Continuando con el libro, el autor habla de los espacios públicos y construcciones


comunitarias; las plazas públicas no eran un elemento normal dentro de las ciudades
orientales; otro lugar que ha tenido un papel fundamental dentro de la ciudad mesopotámica
es el puerto, el cual se considera un elemento necesario de todas las ciudades situadas a las
orillas de los ríos o de los canales, en este lugar es en donde se desembarcan y embarcan las
mercancías, allí se regulan las tarifas, se intercambian los bienes y las nuevas.

Dentro de las construcciones del sistema de defensa podemos encontrar: la muralla la cual era
consideraba por los antiguos como esencial ya que formaba la frontera entre el mundo
organizado y el mundo salvaje, cuando las puertas de esta muralla se encuentran abiertas, si
bien debilitan el sistema de defensa, permiten el contacto entre ambos mundos.

Para hablar de este tema también podemos tomar tres autores más que hablan de esto, por un
lado tenemos a Gonzalo Bravo el cual nos habla de las dos primeras civilizaciones más
importantes, la civilización egipcia y la civilización mesopotámica, este autor no se
profundiza en ninguna de las dos civilizaciones sino que las trata de un modo general.

En primer lugar, nos habla de Mesopotamia, este lugar, según Bravo es considerado desde un
punto de vista como un lugar no favorable para el asentamiento humano, la propia
civilización parece haber surgido en este lugar como solución a un problema ecológico, o
como reto ante elementos negativos del “medio” como lo pueden ser el clima, la esterilidad
del suelo o los desbordamientos de los ríos; otros argumentos nos permiten definir el espacio
mesopotámico como un lugar “privilegiado”, esto se debe a que, en primer lugar,
Mesopotamia forma parte de la región del Creciente Fértil; en segundo lugar, disponen de
agua en abundancia.

Luego, nos habla de Egipto, en este lugar, la situación era totalmente distinta a la situación de
Mesopotamia, se consideraba al Nilo como un “don” brindado por los dioses el cual les
permitía fertilizar las tierras situadas a ambos lados de su cauce; aunque tanto Mesopotamia
como Egipto no poseían condiciones climáticas favorables; las zonas situadas alrededor del
Nilo por lo general eran zonas pantanosas con abundante fauna. Para poder cultivar en estas
zonas fue necesario que se implantaran el sistema de canalización e irrigación los cuales
constituyeron la base organizativa de las llamadas “sociedades hidráulicas”.

Gran parte de las zonas cultivables se encontraban alrededor del Nilo, en la región del Delta,
mientras que el “oasis” del valle tan solo constituía un tercio del suelo productivo del país. El
poder controlar el agua de la lluvia, era asociado por los egipcios a poderes mágico-
religiosos.

Esto es lo que habla, a grandes rasgos, Gonzalo Bravo en su libro titulado “Historia del
mundo antiguo, una introducción crítica”.
Después, los otros dos autores los nombrare solamente, ya que más o menos, todos manejan
información parecido, estos otros autores se diferencian de Bravo ya que tanto, Barry Kempt
como Georges Roux tratan solamente a una de estas civilizaciones. Kempt trata a Egipto y
Roux a Mesopotamia.

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