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La voz de

un profeta en
el cautiverio

[Parada y fondo en
la primera estrofa de
=La pell de brau-
de Salvador Espriul

La Pell de Brau se abre con esta impresionante -rojo y gualda- de la bandera española, al
estrofa : menos de la que ha prevalecido. i Quién puede
dudar ya ? Pero tan densa es la simbología de
El brau, en I’arena de Sephnrad, la imagen que el tópico y la reiteración, trans-
envestia Pestesa pel2 figurados por la contextura dramática, cobran
i en fa, enlairant-la, bandera. su más honda y, por consiguiente, más verda-
Contra el vent, aquella pelf dera significación: el toro español embiste su
de toro, del brau cobert de sang, propia piel y, puesto que la convierte en ban-
és ja parrac espessett per Sor dera, cifra su gloria en ese acto de furor contra
del sol, per sempre lliurat al martiri si mismo -saturnino, fratricida y suicida-;
del temps., oracid nostra está cubierto de sangre, de su propia sangre,
i blasf&ma nostra. evidentemente, y, por último, la piel de torO-
A la vegada víctima, botní, bandera -la patria española-, contra el viento
odi, amor, lament i rialla, -a contraviento, enarbolada a contracorriente-
sota la closa etemitat del cel. no es ya más que un trapo reseco y amarillento,
donde el oro emblem&tico no pasa de ser un
La estrofa se divide en dos claras mitades. La puro espejismo de lo que en realidad es sol
primera -los seis primeros versos y medio- abrasador, calcinante, aridez :
nos presenta una imagen de exenta plasticidad
e intenso dramatismo y cuya simbología es tan Mulla Sepharad
explícita que roza el tópico: el toro y la plaza en la gran set d’aigfra
de toros, quasi emblemas de España; la piel malta fam de pa.
de toro extendida, simil de uso corriente para
aludir a la configuración geográfica de la Tal es la visión desolada que tiene Salvador
península ibérica : la sangre y el oro, los colores Espriu de España en su historia y en su reali-
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dad actual. Esta proyección de la historia sobre lucidez y la desolación son los 010s entre los
la actualidad,. o la interrelación entre las dos, que se mueve tambidn La pefl Be brau, ya pre-
la hace exphclta el poeta mediante el procedi- sentes en esta primera estrofa.
miento, que se repite con cierta frecuencia a
lo largo del resto del poema, de saltar abrupta- La segunda parte de la estrofa se introduce
mente del pretérito imperfecto * envestia 2, mediante una frase de transición, que tanto
en el segundo verso -al presente- « fa 0, en participa del carácter épico de los versos ante-
el tercer verso. En la versión castellana del riores como del lírico de los siguientes: por
poema de la edición bilíngüe de Ruedo ibérico, siempre está entregada España al martirio del
José Agustín Goytisolo no se atiene rigurosa- tiempo, es decir, no otra cosa le reserva el
mente al uso que hace Espriu de las formas tiempo a Espafía sino martirio, o bien,, por
verbales catalanas y no creo que sea descuido, siempre está entregada España al martina de
sino más bien todo lo contrario, premeditación, la inclemencia, sacando partido de la ambiva-
acaso sancionada y todo por el propio autor. lencia semántica del término tiempo. Y obsér-
En efecto, el genio de la lengua castellana no vese que no es sufrimiento, tortura, dolor o
admite con tanta naturalidad como el de la suplicio la palabra, sino martirio : suplicio y
catalana ese salto brusco del imperfecto al testimonio. Para Salvador Espriu, los vocablos
presente, aparte de que todos los presentes de tienen entrañas -etimolbgicas, semanticas,
La pell de brau son, al mismo tiempo, presentes fonol6gicas- palpitantes y los injerta entre si,
históricos, ya que el poeta nos habla de la tra- convirtiéndolos en órganos vivos del poema. En
gedia feroz, sanguinaria y absurda, aniquila- definitiva pues : España dará testimonio siem-
dora, que ha ceñido angustiosamente su vida pre de estar expuesta a la inclemencia de los
y de que es inevitable participante : la tragedia- tiempos. i Por qué ? Queda dicho antes : porque
legado de la historia de su pueblo, de sus dos es un contratiempo, se opone al tiempo y este,
pueblos, España y Cataluña. que puede más, la arrolla, le hace sentir su
inclemencia. Luego se acumulan las antítesis,
La segunda parte de la estrofa deja de ser las paradojas, con que repercute en el ánimo
descriptiva y emana ya del mundo interior del del poeta la realidad que ha discernido su
poeta -afectivo y estimativo-, es decir, pasa- lucidez : oración y blasfemi?, víctima y verdug8,
mos, en rigor, del dominio de la épica al de la odio y amor, lamento y nsa... Para terminar
lírica. Esta alternancia entre la dpica y la lírica, con ese verso tremendo -e bajo la cerrada
a veces incluso textura épicc+lírica, es otro de eternidad del cielo n-. inmenso y a la vez
los rasgos característicos del poema de Salvador opaco, expresión de un inmenso abandono, de
Espriu. Y claro está que se trata de una lfrica la desolación absoluta : España irredenta. Algo
de carkter elegíaco, desolada. Sus diversos tiene de dialéctica esta conclusión congojosa,
biseles -indignación, sarcasmo: desesperanza, porque, después de todo, no está ausente la
exhortación aforística, hostigaclón, etc.- dan esperanza, siquiera humilde, esperanza contra
al poema una riqueza extraordinaria. Lírica toda esperanza, en La peZZ de brau.
tambibn de carácter paradógico. No podia ser
de otra manera. La pell de brau es un poema de El poema es extenso 44 partes, bastante más
reprobación, es más, de reprobación horrori- de un millar de versos- y constituye una bien
zada. Pero el poeta no puede desentenderse de trabada unidad, por lo que nadie que no lo haya
ello, porque es algo consustancial a su propio lefdo entero -varias veces, si es preciso- puede
ser. El hecho en sí de haber escrito La pell de decir que lo conoce. Ahora bien, en esa primera
brau deriva ya de ese desgarramiento que no estrofa se halla en germen la totalidad de la
acaba nunca -nuevo suplicio de Prometeo- obra, tanto en lo que respecta a su programa
entre el horror y la abominación por un lado declarativo Y Ikico como a sus resortes y estruc-
y la vinculación inextirpable a esos mismos tora. Espatia es el asunto : una España « xopa
horror y abominación por el otro. Apunta aquí de sangn empapada en sangre- « sang z y
ya la idea de cautiverio, el aherrojamiento, = esglai », sangre y espanto, son palabras -pivo-
voluntario en cierto sentido, a algo que se te en el poema-, furiosa contra sí misma, que,
detesta. Es este uno de los múltiples cautive. en el paroxismo de su violencia, alza pabellón
rios contra los que se debate el poeta -como de SU propia tragedia, quizás porque es lo
español, como catalán, como escritor y como único que le queda ; una España empeñada en ir
hombre- y que le desalientan hasta extremos a contracorriente de los tiempos, miserable y
de angustiosa y casi resignada desolación. árida, condenada a un suplicio eterno! irredenta,
n Lúcido y desolado w se ha llamado, con y que escinde a sus hijos en dos mltades -el
acierto (Pla, Foster), a Salvador Espriu. La corte corre por las visceras- inseparables, los
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convierte en paradojas vivas. Y en cautivos. catalanes, no tiene inconveniente en admitir


Por otra parte, interrelación entre pasado y que « 1’Espriu ens parla d’Espanya : Sepharad,
presente, alternancia de épica y lírica, osct- la ‘Pell de brau’. Uña Espanya on els &m&uts
lación entre un lúcido ver y un desolado sentir tenhn seient i veu> (Salvador Espriu, Obra
de resonancias diversas y hasta opuestas --odio Poética, proleg, Albertí, Barcelona, 1963, p. Ll.
y amor, lamento y risa- son constantes de Espriu habla de ambos pueblos : Espana cau-
procedimiento y enfoque. tiva o exilada y Cataluña cautiva o exilada en
España. Habla de los dos, sometidos al mismo
Pero es que, además, hay en esa primera martirio, pero sin confundirlos, y desde Cata-
estrofa, ya en el primer verso, un nombre, hiña. Y en la medida en que habla de España
Sepharad, de clara filiación judaica, que es en tono eleaiaco. Esmiu adoota una actitud
sinónimo de Israel y de España al mismo tiem- tradicional & las letks cast&anas, desde el
po, una primera indicación, por tanto, del tema, Quevedo de u Miré los muros de la patria mía u,
que de manera tan clara e incluso reiterada el Lope de Vega de « España, madrastra de tus
confirma acto seguido la imagen de los versos hijos verdaderos », el Meléndez de « Huiré veloz
inmediatos. No hay que ver en ello un enmas- de esta llorosa tierra », Moratín, Larra, Lista,
caramiento, un recurso, digamos, por ejemplo, Espronceda y tantos otros, hasta los poetas
para desorientar y eludir a la censura, pues, modernos -Otero, Figuera, Celaya, Crémer,
por muy obtusa que ésta sea, le sobran entende- Nora, Carriedo, Caballero Bonald, etc.- pasan-
deras para advertir después de haber leído la do por la Generación del 98. En cambio, no es
estrofa y aun prescindiendo de la palabra esta una tradición de las letras catalanas, en las
Sepharad, que « se trata de España u. Ni tam- que el tema de España se ha venido tratando
poco hay que ver en ello una identidad abso- por lo común desde un punto de vista marginal,
luta: Sepharad es a Israel como Es aña es a dejándose bien sentado que España y Cataluña
Sepharad, ergo: España = Israel. 8 o, el pro- son dos pueblos y dos historias distintas y sin
pósito del poeta ha consistido en evocar con asumir, en consecuencia, el dolor de la desdi-
ese nombre entre gentilicio y toponímico una chada España. También porque su papel de
historia de cautiverio y diáspora, en presentar renovador de la literatura catalana no se limita,
a España como un segundo pueblo de Israel, ni mucho menos, a eso. En La pelf de brau se
en efecto, pero sólo en lo que éste ha tenido habla de España y de Cataluña, a veces de una
de pueblo cautivo, disperso y enajenado por u otra con claridad meridiana, otras no se sabe
antonomasia. Es decir, si fórmula cabe, habría a ciencia cierta, ambigüedad deliberada, creo yo,
de ser : Senharad es a cautiverio. exilio v porque el poeta no ha dejado de advertir la
enajenación Como España es a Sepharad, ergo! fatalidad de destino que las une y entrevera,
España = cautiverio, exilio y enajenación. En aunque, por supuesto, abomina del estado de
resumen, España cautiva, exilada, desalojada cosas actual y lo deplora y hostiga -entre otras
de lo que habrían de ser sus naturales y cosas, supongo, la organización unitaria del
lógicos módulos de vida. De esta manera la Estado español-, todo lo cual va implícito, por
palabra Sepharad prefigura el tono general del lo demás, en el hecho de presentarnos a ambos
noema -un tono ieremíaco. ha dicho alguien- pueblos como cautivos y exiliados, es decir,
y anuncia una dé sus intenciones mgs con- enajenados de su vida propia, viviendo como
substanciales y amplias. A lo largo del poema les dejan y pueden, no como quisieran. De todas
ese tono e intención se sostienen en todo maneras, no hay que darle a esta distinción
momento, bien aludiéndose a situaciones y entre Cataluña y España una importancia exce-
actitudes del pueblo judio, bien mediante la siva, si no queremos deformar la trascendencia
andadura bíblica de algunos pasajes, bien última de La pefl de brau. Cataluña y España
haciéndose uso de nombres y expresiones de están en el poema, incuestionablemente, como
resonancia hebrea : Golah, Saron, Iebudi, etc. también están la denuncia de la iniquidad social
y política y de la cobardía civil, denuncia expre-
Pero en realidad , i qué pueblo es éste, España sada a veces con la gravedad del profeta que se
o Cataluña? María Aurelia Capmany en la iza por encima del pueblo cautivo o en la
nota crítica a la edición de Ruedo ibérico afir- diáspora para recordarle a éste su humillación
ma que Sepharad es Cataluña. Siempre me y la medida en que la merece, y otras con un
pareció una afirmación inspirada por una espe- sarcasmo implacable para lo que Espriu utiliza
cie de wkisfzd tkinking. Joan Fuster, de sentido el resorte de lo grotesco con una maestría que
crítico buído y despreocupado y muy curado ha hecho asociar su nombre a los de Goya y
de espantos precisamente porque están sus dos ValleInclán. En La pell de buau resuenan cons-
piernas asentadas con firmeza en los países tantemente los ecos de los anatemas de La
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primera història dIEster. Por eso la de Espriu El « corazón oculto e inmortal x -el « último
es también poesía engagée, social, política, corazón del reloj », « el lento latido del cora-
cívica o adscrita al realismo histórico, escoja zón », había escrito antes- que palpita aún en
cada cual, si puede, pues a estas alturas la cosa el cautiverio, porque el cautiverio no es todavía
empieza a resultar dificil, el epíteto que mejor aniquilación, sobre todo mientras lo hacen vivo
le narezca. Todo eso. v la exhortación sabia. y lo proyectan hacia el día del rescate las
« piena de seny » y hast?a « pactista » estoy por voces de los profetas.
decir. en el sentido aue dio a la valabra Vicens
i Vives, y una recelosa esperanza, esperanza al Cautiva-exilada España, cautiva-exilada Cata-
fin, de algo hay que vivir, está presente y es luña, cautivo-exiliado Salvador Espriu, cautivo-
consubstancial y actuante en el poema de exiliado el hombre entre los muros de su propia
Espriu, pero lo que, a mi modo de ver, eleva condición y a extramuros de su ensueiio... El
La pell de brau al plano de lo universal es la cautiverio y el exilio son los temas hondos de
concepción de cautiverio, exilio y enajenación La pell de brau. Como suele ocurrir con los
que condiciona toda la urdimbre del poema y grandes poetas, Salvador Espriu, al extender su
se anuncia en el primer verso con la palabra mirada por sus alrededores inmediatos, ha visto
Sepharad -trasposición de Israel-, la cual los últimos confines.
cierra también la obra :

. .. i anem escrivint
en aquesta pell estesa,
en un COY amagat i inmortal,
a poc a poc el non2
de Sepharad.
F.M. LORDA ALAIZ

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