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NACIONES UNIDAS

Departamento de Asuntos Sociales

NIÑOS PRIVADOS
DE UN MEDIO
FAMILIAR NORMAL

Reproducción de un estudio
de las Naciones Unidas

3a Edición

eh
EDITORIAL HVMANITAS
BUENOS AIRES

Fundador: Aníbal Villaverde


CUADERNOS DE SERVICIO SOCIAL
Supervisión: Asist. Social prof. Sela B. Sierra

5
TITULOS PUBLICADOS

1. Introducción a la Asistencia Social, por la A. S. Prof. Sela B. Sierra.


2. Proceso del Servicio Social de Comunidad, por la A. S. Dora González.
3. Preparación para el matrimonio, por el Dr. Mario Yahn.
4. Asistencia a los niños en Instituciones, (UN).
5. Niños privados de un medio fam iliar normal, (UN).
6. E l “Role-Playing”, una técnica de grupo en Servicio Social, por el doctor
Gustavo F. J. Cirigliano.
7. Psicología y Asistencia Social Individual, por la A. S. Prof Eddy Mon-
taldo.
8. E l Servicio Social en el proceso de Desarrollo, por la A. S. Egle Grela.
9. Organización y Administración de los Servicios Sociales, (UN).
10. Problemas de Salud M ental del envejecimiento y la vejez, (OMS).
11. Investigación en Servicio Social, por la A. S. Angela Teresa Vigetti.
12. Supervisión en Organización y Desarrollo de la Comunidad, por la A. S.
Hélida M. de Espeche.
13. Sociología y Asistencia Social, por el Prof Mario J. Ruzzo.
14. Delincuencia y Servicio Social, por la A. S. Prof Georgelina T. de
Barba.
15. Grupos recreativos con adolescentes, por el A. S. Natalio Kisnerman.
16. La asistencia social en el régimen penitenciario argentino, por la A. S.
Felisa Miranda.
17. Servicio Social Hospitalario, por la A. S. Ana B. de Brandenburg.

© E D IT O R IA L HVMANITAS - Carlos Calvo 644


Buenos Aires
Prohibida la reproducción total o parcial en cualquier forma
Hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Im preso en la Argentina
El presente estudio sobre Enfants prives d'un milieu famitíal normal, corres­
ponde a la publicación E/CN.5/271, New York, 1952, y se reproduce con
la debida autorización de la Junta de Publicaciones de las Naciones Unidas.
Traducido para esta edición pcrr Juan Jorge Thomas
PREFACIO

Un estudio sobre las necesidades de los niños que carecen de hogar en su país se incluyó
en el programa de trabajo adoptado por la Comisión de asuntos sociales en su sexta sesión.
La primera redacción de ese estudio se presentó a la Comisión en su siptima sesión, en 1951,
habiéndose diferido su examen hasta la octava sesión. 1*3
La Comisión decidió, además, incluir en su programa de trabajo los siguientes estudios:
normas concernientes al tratamiento de los niños en los institutos, adopción, tutela de niños,
tratamiento igual de niños legítimos e ilegítimos. Distintos aspectos de la acción preven­
tiva, así como de la curativa y protectora enfavor de las personas sin hogar, han sido tra­
tados en otros estudios de la Organización de las Naciones Unidas, por ejemplo: Me­
didas de orden económico en favor de la familia; Métodos de Administración
de Servicios Sociales; y Asistencia a los extranjeros indigentes.
El presente estudio se basa casi exclusivamente sobre los datos de que dispone la Se­
cretaría, no habiéndose distribuido ningún cuestionario al respecto. Esos datos comprenden
informes entregados por los distintos países para la confección de los informes anuales *
y de la Serie legislativa relativa a la protección de la infancia y de la juventud,.
así como informes dados por los consultantes ante la Organización de las Naciones Unidas.
Grupos de trabajo, encargados de estudiar la protección de la infancia en la India, los Países
Bajos, la Unión Sudafricana y el Reino Unido, redactaron informes especiales para cada
uno de esos países. Los gobiernos de Turquía y Yugoslavia también remitieron informes.
La elección de los países para los cuales se redactaron monografías se inspiró, en primer
lugar, en la preocupación de mostrar la situación que existe actualmente en distintas regio­
nes geográficas, los diferentes sistemas y métodos empleados y los diversos grados de des­
arrollo alcanzados en la asistencia a los niños. 8
Conforme a la sugerencia hecha durante la séptima sesión de la Comisión de cuestiones
sociales, el proyecto de informe (E/CN.5 /237) se mandó a los gobiernos de los Estados
Miembros para que hicieran sus observaciones al respecto. Estas llegaron de los gobiernos
de ocho países: Canadá, Estados Unidos, Francia, Grecia, India, Nueva Zelandia, Reino
Unido, Suecia y Checoslovaquia. Checoslovaquia, Turquía, la U.R.S.S. y Yugoslavia
agregaron informes suplementarios.
Las siguientes instituciones especializadas: 017, UNESCO y OMS remitieron sus
informes sobre cuestiones relacionadas con el presente estudio. 4*Ciertas organizaciones no
gubernamentales (ante todo la Unión internacional de protección de la infancia y el Insti­
tuto internacional de protección de la infancia, en el Uruguay) también presentaron informes
muy útiles.

1 Informe de la Comisión de asuntos sociales, séptima sesión E/1982 - E/CN. 5/254;


párrafo 166.
8 Informes suscintos publicados por la Liga de las Naciones, de 1937 a 1945, y por la
Organización de las Naciones Unidas, en 1948, 1949 y 1950.
3 Los textos de las monografías de los países figuran en el documento E/CN.5/271 / Add. 1.
4 Organización mundial de la salud: Serie de monografías, No. 2, Cuidados maternales y
salud mental (Ginebra 1950). UNESCO: La infancia victima de la guerra y Finos sin hogar.
I

INTRODUCCION

Objetivo y alcance de la serie

1. El estudio acerca de los niños carentes de un ambiente familiar normal


ha de considerarse como el primero de una serie de estudios relativos a los dife­
rentes aspectos de la cuestión. Sus objetivos principales son los siguientes: definir
las categorías de niños qüe se hallan privados de un medio familiar normal,
así como los efectos de tal priváción; estudiar brevemente las medidas preven­
tivas y los remedios aplicados en la materia en los distintos países; proponer
los métodos más apropiados para asegurar protección y cuidado a esos niños;
determinar ciertas normas para tal o cual tipo de servicios y, por último, su­
gerir una acción internacional con miras a crear y desarrollar servicios en favor
de los niños privados de un ambiente familiar normal.
2. En d presente estudio, así como en las monografías, nos proponemos exa­
minar diversos sistemas de servicios instituidos para asistir a los niños sin hogar
y, en cierta medida, para impedir que haya niños sin hogar.
3. El título de Niños privados de un medio familiar normal se eligió porque el
de Niños sin hogar, que se había propuesto originalmente, la UNESCO ya lo
dio a un estudio internacional publicado a principios de 1950, y porque precisa
mejor el alcance del presente documento, pedido por la Comisión de asuntos
sociales.1
4. El término de “ niño” , en el sentido que se le da en el presente estudio,
se aplica de una manera general a niños y adolescentes que aún no han llegado
a la mayoría de edad. Una delimitación más exacta es imposible, dado que
en los textos legislativos que tratan de los distintos aspectos de la cuestión, así
como en los distintos países, la edad de los “ niños” varía entre los 8 y los 21
años y que, en circunstancias excepcionales, ciertas leyes llevan aún más adelante
esa edad. Así, según el Children Act del Reino Unido, se llama “ niño” a “ toda
persona menor de 18 años” 2 y, en ciertos casos, hasta a una persona que haya
pasado de esa edad. En Suecia, las disposiciones de la ley sobre la protección
de la infancia se aplican a los adolescentes hasta la edad de 21 años. Según el*

1 E/779, párr. 63.


* Children Act, 1948, parte V II, párr. 59 (1).
8

Bomlay Children's Act de la India, se llama “ niño” a “ toda persona que no haya
cumplido los 16 años” K En varios países, las leyes que reglamentan el trabajo
de niños fijan en 15 años la edad mínima de admisión en un émpleo industrial,
pero esa edad puede excepcionalmente reducirse a 12 o 13 años. La Convención
de la Organización internacional del Trabajo, que fija la edad mínima de ad­
misión de niños en los trabajos industriales, adoptada en 1937, 2 prevé que “los
niños menores de 15 años no pueden emplearse ni trabajar en establecimientos
industriales, públicos o privados.”

Los datos estadísticos disponibles

5. Parece que la mayoría de los países no disponen de suficientes datos esta­


dísticos con respecto a esos niños, y que las estadísticas que existen en ese domi­
nio son a menudo incompletas y se refieren, sobre todo, a la administración
y a los métodos de ejecución de los programas de cada país.
6. Como los datos disponibles no eran comparables desde el punto de vista
estadístico, la Secretaría no ha tratado de sacar conclusiones acerca de la si­
tuación relativa de los países en el campo estudiado. Por esta razón se ha limi­
tado a agregar a las monografías un breve resumen de las cifras más importantes
suministradas. Se sirvió de algunas cifras como ejemplo en la parte principal
del informe. Espera, sin embargo, disponer más adelante de números compa­
rables en el nivel internacional. La Oficina Estadística de la Secretaría de las
Naciones Unidas está preparando una documentación especial en materia de
estadísticas sociales con miras a ayudar a los países que deseen mejorar su sis­
tema de organización estadística.*

1 Bombay Children’s Act of 1948, parte I, párr. 4 (1) («).


* Convención que fija la edad mínima de admisión de niños en los trabajos industriales,
primera parte, Art. 2.
II

EXAMEN GENERAL DEL PROBLEMA

E l niño y la fam ilia

7. Se reconoce, por lo general, que el niño ha de considerarse como parte


de un grupo: la familia, y no como un individuo independiente cuyas necesi­
dades físicas, psíquicas y sociales podrían satisfacerse sin tener en cuenta los
i lazos que lo unen a la familia.
v-
8. También se admite generalmente que el medio más favorable al desarro­
llo de un niño es un hogar normal. Hasta teniendo en cuenta las grandes dife­
rencias de sentido que pueda tener el término de “hogar normal” en las distintas
partes del mundo, según las condiciones sociales, económicas y culturales, hay
ciertos principios fundamentales que se consideran como característicos de una
familia normal, socialmente bien adaptada. Tal familia debe darle a cada niño
lo que necesita, no solamente bajo el aspecto de comida y vivienda, vestido
y protección, sino también en cuanto a afecto y simpatía comprensiva, y pro­
ceder de manera tal que se sienta “ parte” de un grupo, condición esencial de
la estabilidad afectiva de un niño. La familia debe, además, posibilitar el desa­
rrollo físico normal de cada niño, así como el de su personalidad y dotes, y
ayudarle a adquirir, a medida que vaya creciendo, el equilibrio y la madurez
que le permitirán, una vez adulto, entablar relaciones normales con otros, asu­
mir las responsabilidades que le incumben en cuanto miembro de la colectividad
a la cual pertenece y cumplir más tarde con su misión de padre o madre. Por
añadidura, la familia debe transmitir a sus hijos la cultura y los valores espiri­
tuales de la colectividad de la cual forman parte, para capacitarles a llevar
adelante, a su vez, el progreso de esa cultura.
f 9. Si el grupo familiar es incompleto, como en el caso de los niños extra­
matrimoniales, si la enfermedad, la muerte, la separación, el divorcio o el aban-
¡ dono del hogar lo disocian en parte, o si desacuerdos íntimos le impiden cum­
plir con su función, entonces hay que colocar a los niños, con el fin
de protegerlos, en condiciones que recreen para ellos un medio familiar normal.
Un sustituto de hogar que no le ofreciese más que un techo y sus comidas, no
podría satisfacer las necesidades del niño; hay que agregar los elementos indis-
10 N IÑ O S PRIVADOS DE U N

pensables para el sano desarrollo de su personalidad, mencionados arriba, sin


los cuales el niño puede sufrir tan gravemente que corre el peligro de conver­
tirse en una carga permanente para la colectividad.
10. Aun en los países donde la legislación y los servicios especiales, creados
en beneficio de la familia y la infancia, están muy avanzados, es grande todavía
la cantidad de niños que por diversas razones se hallan faltos de un ambiente
familiar normal. En los países con un sistema económico avanzado, y donde
la protección de la infancia no está asegurada ni por la ley ni por los servicios
apropiados —y su número está lejos de ser despreciable— la situación es aún
peor. En las sociedades menos desarrolladas, donde el grupo familiar, siendo
más importante, cuida del niño, el número de niños privados de un medio fa­
miliar normal es menor. Antes de tratar de exponer las distintas razones de
la falta de un ambiente familiar normal, los efectos de tal situación y los medios
de subsanarla, cabe indicar el sentido que se da en este estudio a las expresiones
“ familia normal” y “ medio familiar normal” .
' 1 1 . Las características de un grupo familiar normal difieren según las civili­
zaciones.En la civilización occidental, el grupo familiar normal, fundado sobre
el principio de las relaciones entre los cónyuges y la descendencia bilateral, se
compone principalmente de padres e hijos y, a veces, de algunos parientes
próximos. En grupos de esta índole, el parentesco desempeña un papel menos
importante; luego del casamiento, las jóvenes parejas abandonan el hogar pa­
terno y, a menudo, pierden el contacto hasta con sus parientes más cercanos.
En algunas regiones rurales, sin embargo, encontramos todavía un sentido bas­
tante fuerte de solidaridad y responsabilidad familiares, incluso con respecto a
los parientes lejanos.
12. En oposición a la concepción occidental moderna déla familia,fundada
sobre la base restringida de las relaciones conyugales, en numerosas partes del
mundo de hoy, como en muchas civilizaciones más antiguas, se conoce una
estructura familiar apoyada sobre una concepción más amplia del parentesco.
En esas sociedades, los derechos y deberes recíprocos de los niños y de la fami­
lia se extienden a un grupo mucho mayor. En numerosas regiones de Asia,
Africa y América del Sur, así como en ciertas partes de Europa, los lazos son,
a la vez fuertes y más extensos que en la familia occidental actual. El grupo fa­
miliar puede comprender no solo a padres e hijos, sino también a varios o a
todos los miembros de la línea paterna o materna, o de ambos. En la China
y otros países no es raro ver a cuatro generaciones reunidas bajo el mismo techo.
En los países donde la poligamia está aún muy difundida, la familia comprende
un marido o una mujer, con dos o más cónyuges y sus hijos.
13. En distintas regiones encontramos muchos otros tipos de grupos fami­
liares o sociales extendidos, que tienen una influencia notable sobre la condi­
ción de los niños desde ios puntos de vista material y psicológico. Entre los
nómades, por ejemplo, la autoridad paterna se ejerce sobre un gran grupo
consanguíneo. Esa autoridad del jefe va acompañada de una interdependencia
económica del resto de la familia, la cual saca su fuerza del trabajo mancomu­
MEDIO FAMILIAR NORM AL 11

nado de todos sus miembros. Dentro de un grupo familiar de ese género, el


sentido de la solidaridad está extremadamente desarrollado y trae consigo táci­
tamente el cuidado de sobrinos y nietos huérfanos o hasta de hijos de parientes
más lejanos. En muchas de tales sociedades, no sólo los parientes, sino también
los vecinos pueden encargarse, en forma más o menos completa, de los niños
sin hogar. Una de las razones de la falta de un medio familiar normal en los
países occidentales, a saber, la carencia de parientes cercanos, no se encuentra
nunca en aquellos grupos. En la mayoría de las regiones donde viven, la noción
de ilegitimidad no existe, puesto que un niño es siempre miembro de algún
gran grupo familiar.
14. En esas civilizaciones, la mayor parte délos derechos y deberes de padres
e hijos están fijados por la tradición o por preceptos religiosos más bien que
por leyes. El gobierno de la Arabia Saudita, por ejemplo, ha declarado lo si­
guiente: “ En tanto que el niño se críe en la familia, conforme a los mandatos
del Corán, el gobierno prácticamente no interviene en su educación.” 1
15. Pero en los países occidentales, las relaciones entre padrese hijos se regla­
mentan cada vez más por la ley y se someten, en distintas ocasiones, a la inter­
vención de las autoridades. En la mayoría de los países, el derecho familiar
es más bien obra de la costumbre que de los legisladores, pero cuestiones tales
como la tutela, la obligación alimentaria y las sucesiones, suelen ser regidas
por la ley.
16. Casi siempre la tutela legal de un niño menor, nacido en el matrimonio,
le pertenece al padre solo, y la de un niño ilegítimo, a la madre. Esa tutela no
confiere un poder absoluto a quienes la ejercen, y el status personal del niño
está protegido por la ley. Los delitos cometidos contra los niños suelen ser casti­
gados, y el padre o la madre que deje abandonado a un hijo, o que se haga
culpable de actos de crueldad contra él, puede ser desprovisto de sus derechos
de patria potestad. Una de las tendencias que vienen imponiéndose actual­
mente en materia de legislación familiar, tiende a acordar al padre y a la madre
los mismos derechos en cuanto a la tutela; otra quiere que el Estado se haga
cargo de ciertas obligaciones, que antes incumbían a la familia, y que asuma
una responsabilidad mayor en cuanto a la denegación de los derechos de pa­
tria potestad a padres que hagan mal uso de ellos.
17. La ley suele reglamentar también las cuestiones de sucesión e impone
a los padres el deber de asegurar la subsistencia de sus hijos, y a éstos, hasta
cierto punto, el de mantener a sus padres ancianos o inválidos, y aun cuando
el Estado, en el interés de los niños, asume en una medida cada vez mayor
la carga de asegurar a sus ciudadanos un nivel mínimo de vida, esa manuten­
ción material sigue siendo una de las funciones fundamentales de la familia
normal.

1 Informe anual sobre la protección de la infancia y la juventud, 1949, p. 3 (Publicación de


las Naciones Unidas, 1949, IV, 9).
12 N IÑOS PRIVADOS DE U N

18. Desde el punto de vista social, se considera, por lo general, que los pa­
dres tienen ciertas responsabilidades en cuanto a la conducta de sus hijos meno­
res y, si estos últimos son citados a comparecer ante la justicia para responder
de una infracción, los padres tienen no solo el derecho, sino el deber de presen­
tarse ellos mismos ante el tribunal.

Causas generales de la privación de un medio fam iliar normal

19. La disociación familiar, que priva a los niños del medio familiar normal,,
puede atribuirse a tres causas principales: a) el desarrollo rápido de la indus­
tria; b) flagelos tales como las guerras, revoluciones o catástrofes naturales;
c) factores sociales o psico-sociales tales como la ilegitimidad, la separación
o el divorcio, la muerte, enfermedad, abandono o negligencia, la criminalidad
o la inestabilidad mental de uno o ambos cónyuges.
20. El desarrollo de la sociedad industrial repercutió sobre la estructura y las
funciones de la familia considerada como institución. H a transformado la
familia, que antes era una unidad económica y social más o menos autónoma,
en un grupo que depende del exterior en cuanto a los bienes y servicios nece­
sarios a su subsistencia. Los cambios introducidos por la industrialización per­
miten a un número mayor de ciudadanos elevar su nivel de vida, pero la tensión
ejercida sobre el individuo por la inseguridad del empleo y también por una
especialización cada vez mayor, la monotonía de muchas ocupaciones y la falta
de una compensación suficiente en forma de reposo, ocio y variedad en el tra­
bajo, surten su efecto en la situación material de la familia así como en sus rela­
ciones internas. La pobreza, la desocupación, el sub-empleo crónico y las malas
condiciones de vivienda, figuran aún entre los principales factores que privan
a algunos niños de un medio familiar normal. La inquietud que esas condi­
ciones crean en el hogar puede influir muy seriamente en las relaciones exis­
tentes entre padres e hijos. Los niños cuya madre trabaja todo el día y cuyas
necesidades materiales y psicológicas no son satisfechas completamente, pueden
sufrir en forma similar la misma privación.
21. Los cambios rápidos de orden económico, social y cultural que se veri­
fican hoy en día en vastas regiones del mundo, ejercen una influencia muy
fuerte sobre el sistema familiar y provocan a menudo la disociación de la familia.
Familias acostumbradas a vivir de recursos naturales, modestos pero seguros,
van a establecerse en regiones industriales donde la magra remuneración en
dinero, que constituye en adelante sus recursos, la expone a caer en el des­
amparo. Cuando el padre se separa de la familia para ir a trabajar a la ciudad,
corre el riesgo de no reunirse más con ella por no poder llamarla a su lado.
£1 rápido crecimiento de las poblaciones urbanas es a menudo la causa de que
las familias vivan en casas detestables, abarrotadas de inquilinos, en un ambiente
perjudicial para la salud física y moral.
MEDIO FAMILIAR NORMAL 1)

22. La acción ejercida por la sociedad sobre la vida de la familia es, hoy
en día, más fuerte que nunca. Inversamente, el comportamiento fundamental
de la familia determina la actitud futura de los hijos en cuanto miembros de
la sociedad. Actualmente la familia ha perdido gran cantidad de sus funciones
de orden material y cultural, las cuales fueron asumidas por la sociedad y sus
distintos órganos. Sin embargo, se aprecia cada vez más la importancia del
papel que la familia desempeña en el desarrollo de la sensibilidad del niño.
La sociedad se preocupa, en primer lugar, por mantener la familia en cuanto
institución, pues ninguna fórmula de sustitución, por eficaz que fuese, podría
reemplazarla. Durante los últimos años, un número cada vez más considerable
de países reforzaron los métodos destinados a elevar el nivel de las familias para
evitar que los niños pierdan el hogar a causa de la miseria; también multipli­
caron los medios para mejorar las relaciones entre los miembros de la familia,
cuando su ruptura amenaza con destruir la vida familiar. Toda mejora de las
relaciones entre la familia y la sociedad contribuirá a establecer un fundamento
social más sólido con miras a una vida familiar estable.
23. Los países que hoy en día toman el camino de la industrialización
rápida, tal vez puedan sacar provecho de las malas experiencias de otros países
y evitar, por una legislación apropiada y la creación de servicios sociales, conse­
cuencias similares en el orden social. Todas las medidas tendientes a elevar el
nivel de vida de las familias y mejorar los servicios que contribuyen a prevenir
la disociación familiar son importantes, porque suprimen la necesidad de re­
tirar al niño de su hogar y causarle semejante pena por una mera razón de
pobreza o porque no haya servicios para satisfacer las necesidades del niño
o de la familia dentro del hogar mismo.
24. El examen de los efectos que azotes tales como las güeñas, revoluciones y
persecuciones, así como las catástrofes naturales, tales como terremotos, hambre,
inundaciones y epidemias, pueden ejercer sobre el medio familiar normal, se
limita aquí a la presentación de algunos datos estadísticos. El número de per­
sonas afectadas por el gran terremoto de 1949, en el Ecuador, se estima en apro­
ximadamente 225.000 de las cuales 6.000 muertos y 100.000 sin albergue; el
de niños que necesitaron una asistencia especial durante la segunda guerra
mundial, en 60 millones en Europa y 65 millones en la China. 1 En las regio­
nes europeas devastadas por la guerra, un número considerable de niños quedaron
sin hogar, en el sentido literal de la palabra, con o sin sus padres, y se estima
en 13 millones la cantidad de aquellos que la última guerra dejó huérfanos
en las mismas regiones. 2
25. Las necesidades de los huérfanos de guerra exigen medidas especiales,
porque no se trata tan sólo de cuidados materiales de larga duración y de una
tutela legal, sino también de una educación que las circunstancias hacen, a
veces, muy difícil, porque el ambiente del niño puede haber sido destruido
completamente.

1 UNESCO: publicación No 461, 1949, La infancia victima ie la güeña, pp. 10 y 11.


2 Ibid. pág. 29.
14 N IÑOS PRIVADOS DE U N

26. Hoy en día nos damos cuenta mejor de los efectos destructivos que
pueden producir en un medio familiar normal la pobreza y otros factores sociales1
V psico-sociales del ambiente inmediato, tales como la ilegitimidad, la separación,
el divorcio, la muerte de los padres, la enfermedad prolongada de éstos o de
los hijos, la crueldad, el abandono, la criminalidad o la inestabilidad mental.
Los esfuerzos hechos para poner remedio a tales condiciones ya han traído gran­
des progresos, pero la mayoría de los países están desprovistos de la información
estadística indispensable para un estudio detallado de los efectos producidos
por esas diferentes causas. .A consecuencia de ciertas encuestas, efectuadas
en el Reino Unido, los Estados Unidos y Suecia, se ha dado a conocer que
la muerte de uno o ambos padres es causa de la privación de un medio familiar
normal probablemente en menos del 25 por ciento de la totalidad de los casos;
la ilegitimidad, en una proporción que varía entre el 10 y el 40 por ciento;
la “ negligencia o abandono” , el “ desamparo” , la “falta de autoridad paterna
o materna” , y la “ inadaptación del niño” , etc., son culpables en un 60 por
ciento de los casos estudiados en la Gran Bretaña, y en un 26 por ciento de los
casos estudiados en Nueva York. La separación y el divorcio son los factores
determinantes en una proporción que varía entre el 5 y el 25 por ciento de
los casos; la enfermedad prolongada o la hospitalización de padre o madre
lo son probablemente en un 5 al 10 por ciento de los casos. 1
27. En lo que concierne a los factores psicológicos y emotivos, puede decirse
que en los países donde la economía está poco desarrollada, la razón principal
por la cual los niños carecen de un ambiente familiar normal es probablemente
la pobreza. En los países donde el nivel de empleo es elevado, donde las me­
didas de seguridad social y los servicios sociales son satisfactorios y donde el
índice de mortalidad es bajo, la causa principal es probablemente la inestabi­
lidad de carácter de los padres que se muestran incapaces de establecer buenas
relaciones en el seno de la familia y de asegurar a los niños un medio familiar
normal.

Clasificación de las causas por grupos de niños

28. Los niños sin padres, pero que están al cuidado de miembros de la
familia, no se consideran como privados de un medio familiar normal, en el
sentido estricto del término. Tal como ya lo señalamos, el sentido de la respon­
sabilidad familiar es tradicional en vastas regiones de Asia, Africa y América
del Sur y también en ciertas regiones de los países occidentales. El huérfano
acogido en el hogar de un pariente goza evidentemente de una ventaja muy
grande, porque puede tener el sentimiento de pertenecer realmente a esa fa­
milia, lo que no sucede cuando se le coloca en casa de extraños. Es posible que
sea explotado, si el móvil principal de los que le acogen no es el deseo de darle
un hogar, sino el de procurarse a sí mismos alguna satisfacción o ventaja, y aún

1 Organización mundial de la Salud: serie de monografías No. 2, cap. 8.


MEDIO FAMILIAR NORM AL 15

existe otro peligro: el de que sea objeto de una solicitud exagerada, lo cual
sucede con frecuencia cuando niños pequeños son acogidos por sus abuelos,_
29. Los niños sin padres, y sin familiares que puedan cuidar de ellos en
lugar de aquéllos, son, por lo general, huérfanos de padre y madre y niños
abandonados. En muchos países, esos huérfanos representan una gran parte
de los niños sin hogar. Esto es así sobre todo después de una guerra u otra
catástrofe.
30. Las razones principales del abandono de niños son la pobreza de los
padres y los prejuicios sociales contra las madres solteras. Gran cantidad de
niños mendigos y vagabundos, o de los que trabajan en condiciones perjudi­
ciales en numerosas regiones del mundo, pertenecen a este grupo, igual que
los niños abandonados por la madre poco después de su nacimiento.
31. Los niños de quienes se ocupa uno solo de los padres plantean un pro­
blema muy diferente. Este grupo comprende a los nacidos fuera del matri­
monio y aquéllos cuyo grupo familiar está “ deshecho” . Las estadísticas rela­
tivas a los niños ilegítimos son muy incompletas pero, según los datos disponi­
bles, parece que constituyen una gran proporción de los que viven en insti­
tuciones. Se comprueba, por ejemplo, que en el Canadá un 30,5 por ciento
de los niños asistidos por los poderes públicos, fuera de su hogar, son ilegítimos;
en Suecia, la proporción es de un 40 al 50 por ciento. En la mayoría de Ios-
países faltan las cifras, y raros son aquéllos donde es posible obtener informa­
ciones seguras acerca de lo que sucede con esos niños, del número de los que
sobreviven, de los legitimados ulteriormente por el casamiento de sus padres
o adoptados por otras familias, o que se crían en instituciones diversas sin que
jamás se haga ningún esfuerzo por colocarlos en úna familia normal.
32. En su informe sobre La situación jurídica del niño ilegítimo, la Liga de las
Naciones ha echado las bases de un estudio sobre esta cuestión. Como se ad­
mite, por lo general, que los niños de ese grupo son particularmente vulnerables
y que, en muchos países, faltan servicios apropiados para ellos, la Organiza­
ción de las Naciones Unidas emprenderá ulteriormente un estudio especial
acerca de esta cuestión. 1
33. En el grupo de los niños cuyo “ círculo familiar está deshecho” entran
no sólo aquéllos cuyos padres fallecieron, sino también aquéllos a quienes el
abandono, la separación o el divorcio privaron de padre o madre, aquéllos
cuyos padres viven y trabajan lejos sin permanecer en contacto estrecho, y hasta
sin conservar contacto alguno con el hogar, o aquéllos cuyos padres están ale­
jados por mucho tiempo, a consecuencia de hospitalización o encarcelamiento,
por ejemplo. El solo hecho de que el padre o la madre estén fuera del hogar
no es suficiente para suprimir el hogar mismo. Este sólo deja de existir si, por
razones financieras u otras, el cónyuge que queda no estuviere en condiciones
de mantenerlo. Muchos estudios consagrados a los niños sin hogar o a los niños

» E/1982 - E/CN.5/254, anexo III.


16 N IÑ O S PRIVADOS DE U N

delincuentes atribuyen la condición de los mismos principalmente a la “ ruptura


idel círculo familiar” . Los datos disponibles no permiten determinar, ni siquiera
por aproximación, si tal ruptura ha de imputarse ante todo a los factores eco­
nómicos y sociales o a los psicológicos.
34. Los hijos de viudos o viudas no siempre carecen de un ambiente fa­
miliar normal, pero a veces puede suceder por otras razones que la viudez.
En las sociedades donde el grupo familiar consanguíneo cuida de la viuda y
de sus hijos, el problema no es de gran alcance. En los países que disponen de
un sistema de seguridad social o en que los niños a cargo de viudas —y, en
ciertos casos, de viudos— tienen derecho a subsidios especiales, el número de.
niños privados de hogar por la muerte de uno de los padres ha disminuido
mucho en los últimos años.
35. En algunos casos, la privación de un medio familiar normal se debe
a una profunda desavenencia en el hogar o a la perturbación de las relaciones
entre los padres o entre padres e hijos. Esa perturbación puede ser provocada
por muchos factores pedagógicos, psicológicos, económicos y sociales. Sucede
así que la deficiencia o la inestabilidad mentales, la ignorancia o la crimina­
lidad, pueden provocar el abandono o los malos tratos del niño. Aun cuando
la pobreza, la falta de trabajo o las malas condiciones de vivienda no lleguen
a privar al niño de un hogar, en el sentido más estricto del término, pueden
causar tal inquietud e inestabilidad en las relaciones entre los miembros de la
familia, que la existencia de un medio familiar normal se hace imposible.
36. Por otra parte, la situación de un gran número de niños privados de
un medio familiar normal es imputable, probablemente, al abandono y a la
crueldad. En muchos países, esta situación da a los poderes públicos el derecho
de retirar al niño del hogar. Pero no siempre se admite que por abandono debe
comprenderse no sólo el abandono material, sino también el moral. Los pro­
gresos de la psicología, la psiquiatría y la higiene mental, han arrojado una
nueva luz sobre muchas formas de frustración que sufren los niños, por ejemplo
aquellas que se deben al hecho de que el niño es rechazado por sus padres te­
niendo que desarrollarse privado del afecto indispensable para el desenvolvi­
miento de su sensibilidad.
37. Los niños físicamente disminuidos o mentalmente deficientes que, por
esa razón, no pueden atenderse adecuadamente en el hogar, forman un grupo
aparte. 1 Este grupo comprende no sólo a aquellos que, debido a su deficiencia,
requieren un tratamiento especial dado en una institución, sino también a aque­
llos que, por esa misma deficiencia, son repugnados por sus padres a tal punto
que es necesario cuidarlos fuera del hogar. Pueden clasificarse en el grupo de

1 Un grupo de trabajo especial, compuesto de técnicos y constituido por el Comité admi­


nistrativo de coordinación, está examinando actualmente la cuestión integra de la asistencia
a las personas físicamente disminuidas y de su readaptación. La cuestión especial de los niños
deficientes se considera como formando parte de la cuestión entera (cf.E/1982 - E /C N .5/254,
párr. 109 a 111).
MEDIO FAMILIAR NORM AL 17

los físicamente disminuidos a los niños que, con motivo de graves trastornos
afectivos o de una inadaptación, causados por un sentimiento de frustración
y de ansiedad y por la agresividad de los padres, requieren cuidados y un trata­
miento especiales.
38. Cuando los niños pierden su hogar a causa de migraciones en masa,
de estrechez económica o guerra, se plantean problemas muy especiales. Desde
muchos puntos de vista, sus aspectos sociales y económicos son análogos a los
del problema de los niños huérfanos y abandonados; sin embargo, los hechos
psicológicos son muy diferentes: en efecto, el niño no sólo fue arrancado de su
medio familiar, sino que sus relaciones con el mundo de los adultos pueden estar
completamente trastornadas. 1
39. Los hijos de familias ambulantes no son niños sin hogar en el sentido
ordinario del término, pero con todo están privados de la seguridad fundamental
y del medio familiar normal importantes para todos los niños. La inquietud
que acompaña la pobreza y la desocupación se acentúa aún cuando la familia
se desplaza constantemente, como lo hacen, en algunos países, los trabajadores
de la agricultura y silvicultura. Se descuida la educación de los hijos de tales
familias, y sus posibilidades de entablar relaciones satisfactorias con otros y
de integrarse armoniosamente en la colectividad son reducidas.
40. En lo que atañe a los grupos minoritarios, el sentimiento de inferioridad
engendrado por medidas discriminatorias, y la tensión entre la minoría y la
mayoría, así como entre distintas generaciones dentro de la minoría misma,
pueden causar graves frustraciones a los niños.

1 Cf. las publicaciones de la UNESCO, La infancia víctima de la guerra, No. 461, 1949, y
Niños sin hogar, No. 574, 1949.
III

LA PRIVACION DEL MEDIO FAMILIAR NORMAL:


SUS EFECTOS SOBRE EL NIÑO

41. El niño privado de un ambiente familiar normal es vulnerable, no sólo


en cuanto a su salud física, sino también en lo que concierne a su salud men­
tal, su educación y su adaptación a la sociedad.
42. En su informe titulado Cuidados maternales y salud mental, la Organización
Mundial de la Salud puso de relieve, en los siguientes términos, los efectos de
la privación de los cuidados maternales sobre la salud física de los niños de
corta edad: “ .. .estudios directos muestran claramente que, cuando el niño está
privado de los cuidados maternales, su desarrollo queda casi siempre retardado
física, intelectual y socialmente, y que puede presentar afecciones físicas y men­
tales” . El informe menciona igualmente los efectos perceptibles de esa priva­
ción sobre la salud física, incluso en los niños que, en cuanto a lo físico, están
perfectamente cuidados en instituciones. 1
43. El crecimiento y el desarrollo del niño obligado a trabajar demasiado
pronto puede sufrir serios daños. Es éste un problema grave que se ha planteado
en países industriales y agrícolas y que se presenta aún hoy en algunos países,
y encontramos también un gran número de niños muy jóvenes que se dedican
a ocupaciones que les hacen permanecer en las calles, o empleados en el servicio
doméstico, o que practican la mendicidad.
44. Sólo en el transcurso de los últimos años nos hemos dado cuenta cabal
del efecto de la privación de los cuidados maternales sobre la salud mental de
los niños, aunque el mismo sea tan importante como sobre la salud física. La
carencia prolongada de cuidados maternales produce en el niño pequeño daños
no sólo graves, sino duraderos, que modifican su carácter y perturban así toda
su vida futura. Los estudios efectuados con niños privados de un medio familiar
normal y cuya conducta revela perturbaciones que entran en el campo de la
psiquiatría, corroboran la hipótesis según la cual “ existe una relación específica
entre la privación prolongada de un medio familiar normal durante los primeros
años, y el desarrollo de un carácter psicopático, incapaz de afecto, inclinado
de una manera persistente a la delincuencia y extremadamente difícil de mo­
dificar” . 2

1 Organización Mundial de la Salud: Serie de monografías, No. 2, cap. 2.


1 Ib id. No. 2, cap. 4.
MEDIO FAMILIAR NORM AL 19

45. En muchos países poco desarrollados, el hecho de que los niños carecen
de una enseñanza escolar básica plantea un problema grave. Asimismo, en cier­
tos países donde la ley prevé la enseñanza obligatoria, esta disposición no puede
aplicarse por falta de escuelas y maestros; o bien puede suceder que los niños
estén impedidos de ir al colegio por la falta de los medios de transporte, la po­
breza, la carencia de ropa y zapatos, o aun por la necesidad de trabajar para
ayudar a su familia. El problema de la enseñanza se agrava aún cuando se
trata de niños sin hogar, de niños vagabundos, mendigos, o que, desde otros
puntos de vista, viven en condiciones perjudiciales. En muchos países, las insti­
tuciones sólo proveen a los niños de techo y alimento, sin ninguna enseñanza
escolar ni profesional.
46. Por otra parte, la educación de los niños no se limita a la enseñanza;
comprende también el arte más amplio de desarrollar la personalidad y las
predisposiciones del niño para que se convierta en buen ciudadano y se adapte
a la sociedad. La falta de educación apropiada no sólo tiene por consecuencia,
en el caso de los niños sin hogar, la de disminuir sus posibilidades de hallar
un empleo conveniente y de adaptarse a la sociedad, sino que traba también
el desarrollo normal de su personalidad. Más de un niño se ve obligado a hacer
frente a problemas y situaciones que están muy por encima de su edad y apti­
tudes, y no recibe la asistencia que le permitiría desarrollarse progresivamente,
tal como lo haría un niño que vive en condiciones normales.
47. La educación de un niño puede comprometerse hasta en una institución
donde la falta de relaciones de orden afectivo hace difícil su desarrollo moral.
Los niños privados de un ambiente familiar normal no sólo pueden carecer de
la posibilidad de adquirir hábitos sociales normales, sino que corren el riesgo
de adoptar modos de comportamiento antisociales (desocialización) como resul­
tado de los daños causados por esa privación. Así, su adaptación a la sociedad
queda más comprometida aún.
IV

LA ACCIÓN PREVENTIVA

Medidas generales

48. Es evidente que los ingresos familiares están en estrecha relación con la
situación económica general de un país, y por consiguiente hay que hacer un
esfuerzo sobre un frente muy amplio para elevar los niveles de vida. Si queremos
impedir la disociación familiar, es necesario que la familia disponga, gracias
a la producción o al empleo, de un ingreso que le permita llevar una existencia
holgada y decente.
49. Los objetivos por alcanzar para satisfacer las condiciones esenciales
de la protección de la infancia están enunciados en la Declaración universal
de los Derechos del hombre, en el proyecto de declaración de las Naciones
Unidas, sobre los Derechos del niño ,* y en el informe del Comité adminis­
trativo de coordinación ante el Consejo económico y social. 12
50. En ei transcurso de los últimos años, una gran cantidad de países pu­
sieron en ejecución distintos métodos para elevar el nivel de vida de las fa­
milias y niños. La adopción de diferentes medidas económicas y sociales, la
mejora de las condiciones de trabajo, higiene, vivienda, enseñanza y ocio, contri­
buyen indirectamente a prevenir un estado de cosas que podría desembocar en la
desaparición del hogar. El examen detallado de métodos destinados a elevar
el nivel de vida familiar no entra en los márgenes del presente estudio. Puede
decirse, sin embargo, que, para ser eficaces y prácticos, esos métodos deben
tener en cuenta la situación económica y social del país así como su cultura.
La creación de servicios ha de ser objeto de minuciosos estudios con miras de
mejorar, a la vez, la situación económica, material, social y cultural del niño.
51. Para evitar la disociación familiar, es de capital importancia consolidar
la situación económica de las familias que tienen hijos. Un estudio internacional
sobre la seguridad social, publicado en 1950 por la Oficina Internacional del
Trabajo, señala que “ veintiún países de Europa o del Commonwealth britá­
nico y dos países de América latina establecieron sistemas de subsidios fami­
liares” . 3 Estudios sobre las Medidas de orden económico en favor de la familia

1 E/1678 - E/CN. 4/221, párr. 55 a 61.


3 E/2161, párr. 38 a 46.
3 Oficina Internacional del Trabajo: La seguridad social: Estudios internacionales; Análisis
comparativo de las legislaciones nacionales, Estudios y documentos, nueva serie, No. 23,1950, pág. 52.
21

(ST/SOA/9), y sobre los Métodos de Administración de asistencia a los nece­


sitados (ST/SOA/8), se llevaron a cabo por la Organización de las Naciones
Unidas. \

Acción preventiva especial en favor de grupos de niños


particularmente vulnerables

52. Algunos niños corren más peligro que otros de ser privados de un medio
familiar normal, y tienen necesidad de servicios especiales, tales como la asis­
tencia económica y social para los niños sin manutención, huérfanos e hijos
ilegítimos; los servicios de vigilancia y servicios de tratamiento individual en
el hogar; las guarderías de niños y los servicios de asistentes familiares. Por
costosos que parezcan muchos de esos servicios, no puede recalcarse demasiado
la importancia que presentan contribuyendo a evitar la colocación de los ni­
ños fuera de su hogar normal.
53. Muchos países ofrecen una pensión especial a los huérfanos: por ejemplo
Egipto, Grecia, los Países Bajos, el Reino Unido, Suecia y Checoslovaquia. Las
condiciones en las cuales se adjudican esas pensiones varían notablemente de
un país a otro. Por lo general, se pagan hasta la edad de 16 años, pero a veces
hasta los 18 o aún hasta que el niño termine sus estudios. Esas asignaciones
representan ya sea un complemento de la pensión de viuda, o un aumento de
la pensión que recibe una viuda con hijos a su cargo, o bien un subsidio dis­
tinto. El monto del mismo también varía: por lo general se sitúa entre la mitad
y la tercera parte de la pensión de la viuda. Una exposición completa de esas
prestaciones se halla en la publicación de la O IT titulada Estudio internacional
sobre la seguridad social. 1
54. La ayuda económica y social a las madres, sobre todo a aquellas que
trabajan, está estrechamente ligada con esas medidas de seguridad social. En
algunos países, la legislación protege a la mujer contra el despido por embarazo
o parto, y le asegura la reintegración en ei empleo. En varios países, la legis­
lación prevé primas al nacimiento para ayudar a las familias que deben sufra­
gar gastos excepcionales causados por el nacimiento de un hijo, o prestaciones
en dinero a las mujeres que trabajan, durante el período de inactividad moti­
vado por el nacimiento de un hijo. 2
55. Las guarderías, a las cuales las madres que trabajan confían sus hijos
durante la jornada, se han desarrollado mucho durante los últimps años, debido
al aumento que ha habido en la demanda de mano de obra femenina, sobre
todo durante y después de la segunda guerra mundial. Muchos países favorecen
la creación de guarderías mediante un sistema de subvenciones, permisos y

1 Loe. cit. págs. 70 a 72 y 203 a 223.


s Ibid., pág. 20.
22 NIÑOS PRIVADOS DE U N

Vigilancia. Varios métodos se emplean en el cuidado de los niños durante el


día, según sus edades y necesidades; el cuidado de los niños de corta edad puede
confiarse, en las casas-cuna, a las salas de lactantes (pouponnieres) o salas de
gatear (créches), y el de los niños en edad preescolar, a los jardines de infantes
(écoles maternelles); también pueden cuidarse en hogares de familia. Suecia y
los Estados Unidos señalan que otorgan subvenciones para el cuidado de niños
en familias, en casas de vecinos, por ejemplo. Se ha dado pues sanción oficial
ahora —con la reserva de una vigilancia apropiada— a uno de los métodos
más antiguos de cuidado de niños, instituido por las madres mismas. Esa clase
de cuidado está particularmente indicada para regiones de escasa población,
donde el número de niños no es lo bastante grande como para justificar la crea­
ción de una guardería. Conviene también a las madres con horas de trabajo
irregulares, tales como camareras u obreras que tienen que concurrir a un tur­
no de noche. En lo que concierne a los niños deficientes o que sufren perturba­
ciones afectivas, el cuidado individual, juiciosamente organizado en una familia
elegida para tal fin, puede ser preferible al cuidado en grupo dado en'
una guardería.
56. Una buena casa-cuna o guardería no se conforma meramente con asegu­
rar la custodia de los niños; los beneficia con servicios de higiene, de enseñanza
y de asistencia social aplicada al tratamiento de casos individuales (case work).
Sin embargo, las opiniones respecto del valor de las guarderías varía en cierta
medida. Pueden ser peligrosas debido al índice elevado de morbidez por enfer­
medades infecciosas, y algunos investigadores hasta creen que surten un efecto
nocivo en el desarrollo afectivo del niño. 1 El informe de la Organización Mun­
dial de la Salud sugiere que las guarderías de día deberían reservarse a los
niños mayores de 3 años, capaces de adaptarse al jardín de infantes, y que, hasta
que el niño haya llegado a esa edad, debería dársele a la madre una ayuda
material directa. En muchos casos, sin embargo, la posibilidad de confiar el
hijo a una guardería puede ayudar a la madre a conservarlo con ella; sin lo
cual el niño tendría que vivir en otra parte.
57. Las escuelas maternales y jardines de infantes pueden desempeñar, para
los niños en edad preescolar, el mismo papel que las guarderías, pero con fines
educativos más pronunciados. Las escuelas maternales modernas, en particular,
se preocupan más especialmente del desarrollo del niño y de su adaptación so­
cial, de la educación de los padres y de establecer buenas relaciones entre pa­
dres e hijos.
58. Los servicios prestados en los establecimientos que reciben temporaria­
mente a los niños cuyas madres tienen horas de trabajo irregulares o una ocupa­
ción estacional, en las cosechas por ejemplo, son muy similares a los de las guar­
derías diurnas. La experiencia de las escuelas maternales-pensiones, organizadas
en Inglaterra durante la guerra, ha mostrado que esos establecimientos pre­
sentan a menudo condiciones excelentes para el desarrollo de niños pequeños

1 Organización Mundial de la Salud: Serie de monografías No. 2, pág. 96


MEDIO FAMILIAR NORM AL 23

en cuanto a lo que se refiere, por ejemplo, a la salud, la habilidad física y las


reacciones sociales. Con todo, en cuanto a la formación del carácter, la acción
de las escuelas matemales-pensiones es limitada. Tal como lo señalamos arriba,
la insuficiencia de los cuidados maternales es tan grave para el desarrollo de
la personalidad del niño que todas las personas a quienes se confía la dirección
de instituciones que reciben a seres muy jóvenes, deberían considerar como una
de sus principales tareas la de establecer relaciones armoniosas entre madres
e hijos.
59. Durante los últimos años, unos pocos países han creado servicios de ayu­
da familiar o de asistencia doméstica, y en algunos —por ejemplo en Bélgica,
Canadá, Dinamarca, Francia, Suecia y Estados Unidos— esos servicios son sub­
vencionados por el gobierno. Las asistentes sociales que los brindan —llamadas
auxiliares familiares o trabajadoras familiares (en el Reino Unido: visiting house-
kéepers; en los Estados Unidos: homemakers)— Son mujeres que asisten a las fami­
lias en caso de incapacidad temporaria de las madres, para prevenir que los
niños hayan de alojarse fuera del hogar. Esos servicios son sumamente impor­
tantes, porque no sólo son menos costosos que el cuidado de los niños fuera
d$ casa, sino que además permiten evitar que el niño sea arrancado de su ho­
gar y le ahorran la inquietud que le causaría el alojamiento en una institución
o en casa de otra familia.
60. ' En las familias a las cuales ningún pariente, amigo o vecino puede pres­
tar el servicio de dedicarse a los niños durante la ausencia de la madre, la “ asis­
tente familiar” los reemplaza. Para tal fin, los servicios de ayuda familiar in­
cluyen no sólo el arreglo de la casa, sino también el verdadero cuidado de los
niños. Además de las subvenciones acordadas para ayudar financieramente a
los servicios de asistencia familiar, algunos países instituyeron cursos especiales
de formación, destinados no sólo a dar a las asistentes familiares una mayor
competencia en las artes domésticas, sino también a enseñarles la manera de
establecer el presupuesto familiar, los principios esenciales de la higiene infantil
y de la psicología de la infancia.
61. Los niños nacidos fuera del matrimonio constituyen, en muchos países,
un grupo particularmente vulnerable, y su protección es a veces objeto de dispo­
siciones legales especiales. Incluso en los países donde existen estadísticas com­
pletas sobre el número de niños extramatrimoniales, sólo se encuentra poca
información exacta sobre la medida en que esos niños acrecientan el número
de los privados de un medio familiar normal, con relación a los demás grupos.
Es probable que una asistencia bien organizada, ejercida en los dominios jurí­
dico, económico, social y psicológico, permitiría a un número mayor de madres
no casadas dar a sus hijos todos los cuidados que necesiten.
62. La madre soltera choca con dificultades financieras y sociales tan grandes,
que muchísimas veces se ve obligada a separarse de su hijo. Reconociendo la
importancia de los cuidados maternales para el niño, ciertos países han orga­
nizado sus servicios en favor de los hijos ilegítimos, procurando principalmente
conseguir que madre e hijo puedan permanecer juntos. Otros han tratado de
24 N IÑOS PRIVADOS DE U N

obtener una colocación satisfactoria, tan pronto como sea posible, en una fami­
lia o institución. Un mayor número de asistentes sociales especializados en ese
dominio permitiría ayudar a las madres a tomar, sin esperar demasiado, una
decisión definitiva: ya sea la de tener a sus hijos junto con ellas, ya sea la de
hacerlos adoptar, lo cual evitaría que tengan que pasar sucesivamente por diver­
sas instituciones y familias y criarse sin conocer seguridad afectiva alguna.
63. En algunos países, la acción de las autoridades sólo se ejerce con res­
pecto a los niños ilegítimos que les sean señalados directamente como “ niños
abandonados” , “niños expósitos”o “ niños desamparados” ; otros países, en cam­
bio, toman ciertas medidas obligatorias acerca de todos los niños ilegítimos para
proteger a la vez a la madre y al hijo.- En la mayoría de los países, la madre
es tutora legal del hijo ilegítimo y está encargada de mantenerlo; en algunos
países, sin embargo, la ley impone la designación de un tutor especial cuya
misión consiste en asesorar a la madre. En algunas provincias del Canadá, una
sociedad de asistencia a la infancia puede ser tutora; en otras, el niño es pupilo
de la provincia, y el jefe de departamento asume las funciones de tutor. En Fran­
cia, el tutor es el Estado, mientras que en los Países Bajos es siempre una per­
sona privada o una sociedad protectora de la infancia.
64. Algunas legislaciones prevén un procedimiento mediante el cual puede
establecerse la paternidad y obligarse al padre de un hijo ilegítimo a contri­
buir financieramente a su manutención y la de la madre. La investigación de
la paternidad está permitida en algunos países y prohibida en otros. En algunas
provincias del Canadá, las madres solteras tienen derecho a los subsidios asig­
nados a las madres; en Suecia y Dinamarca, los poderes públicos pueden con­
ceder a la madre soltera, a la cual el padre del niño deje de abonar los alimentos
que le corresponden, un adelanto de fondos cuya devolución el Estado después
reclama al padre. En otros países, empero, el hijo ilegítimo sólo tiene derecho
a una asistencia financiera si se le considera como “ desamparado” o “ nece­
sitado” .
65. El niño empleado de manera prematura o excesiva en la industria o
la agricultura, se halla, por ese mismo hecho, privado de un medio familiar
normal. El trabajo de niños, a pesar de. los reglamentos adoptados por nume­
rosos países para prohibirlo y controlarlo, constituye todavía un grave problema,
y la O IT ha tratado de resolverlo de varias maneras. Entre las reglamentaciones
destinadas a prevenir la explotación de niños y jóvenes, pueden citarse aquellas
que fijan un salario mínimo para todos los menores que trabajen, las que prevén
la limitación de las horas de trabajo, las que sólo permiten el otorgamiento
de certificados de autorización de empleo luego de una encuesta que deje cons­
tancia de que el niño terminó la escuela y que es físicamente capaz de trabajar,
y finalmente las que fijan la edad de admisión en el trabajo.
66. Una serie de convenciones, recomendaciones y reglamentos interna­
cionales, fijan la edad de admisión al trabajo en las distintas ramas de acti­
vidades. Una reglamentación especial acerca del control de la mano de obra
infantil no siempre es eficaz.
MEDIO FAMILIAR NORM AL 25

67. Es particularmente importante organizar servicios racionales de higiene


y atención médica, porque la mala salud física y mental constituye una de las
principales causas que privan a los niños de un medio familiar normal. No exa­
minaremos aquí en detalle esos servicios porque son más bien de la compe­
tencia de la Organización Mundial de la Salud.
68. La asistencia prenatal a las madres y servicios adecuados de obstetricia
y atención hospitalaria, contribuyen también, indirectamente, a prevenir la disocia­
ción familiar, disipando la inquietud que causan a la madre el embarazo y el
parto. La organización de servicios de higiene infantil y de enseñanza de la
higiene, en beneficio de todos los niños, así como la puesta en marcha de pro­
gramas de ayuda alimenticia, constituyen igualmente medidas preventivas
importantes.
69. Servicios educativos (en el sentido amplio de la palabra) bien organi­
zados contribuyen, en una medida creciente, a estabilizar el medio familiar
moderno. No sólo deben asegurar al niño una instrucción normal, sino además
ayudarle a adquirir una personalidad equilibrada y sana, capaz de asumir sus
responsabilidades en la sociedad, de contraer matrimonio y fundar un hogar.
En los últimos años, la educación con miras a la vida familiar se ha desarrollado
e¿ algunos países y suscita un interés cada vez más grande. Los consejos a la fa­
milia y el asesoramiento matrimonial son también importantes para prevenir
la disociación familiar. Puede recurrirse a ellos, antes del casamiento, para im-r
pedir las uniones mal elegidas, así como también después, e incluir otros géneros
de consejos a la familia, concernientes, por ejemplo, a las relaciones entre hijos
y padres, así como a cuestiones de orden jurídico y económico.
70. La supervisión y el servicio social aplicados al tratamiento de casos
individuales a domicilio (case work) son de origen relativamente reciente entre
los servicios destinados a impedir que los niños sean privados de su ambiente
familiar normal. Actualmente se acuerda una importancia cáda vez mayor
a las relaciones psicológicas entre los miembros de la familia, sobre todo entre
padres e hijos. El servicio social en cuestión es un auxiliar precioso para ayudar
a la familia a resolver sus problemas y prevenir la disociación familiar. En
muchos países, esos servicios son prestados tanto por asistentes sociales profe­
sionales como por voluntarios. Por importante que sea la organización de ser­
vicios satisfactorios de esta índole, un programa racional sólo puede fundarse
en planes a largo plazo cuya ejecución corra parejas con el desarrollo general
de los servicios sociales, económicos y sanitarios.
71. Los servicios de asesoramiento psicológico para niños (child guidance
clinics), conocidos primeramente en el Reino Unido y los Estados Unidos, exis­
ten actualmente en- un número cada vez mayor de países. La misión de los
mismos está claramente definida ahora: su objetivo consiste en ejercer sobre
los niños y sus padres una acción terapéutica a la cual se recurre, en medida
creciente, para prevenir el fracaso familiar y el alojamiento de los niños fuera
del hogar. Tal como la Organización Mundial de la Salud lo subraya en su
estudio, “ el aumentar en gran escala el número de servicios de guidance (orien­
26

tación) infantil ha de considerarse como una contribución mayor al manteni­


miento de la vida familiar y, por ende, de la salud mental” , y los servicios de
esta índole tienen “ un valor particular con respecto a los niños pequeños y
su madre, porque es durante los primeros años de vida cuando se establece la
forma de las relaciones ulteriores entre padres e hijos” . 1
72. El trabajo en equipo (psiquiatra, médico, psicólogo y asistente social)
brinda los servicios especializados que la orientación psicológica pone en acción
en beneficio de los niños inadaptados. Se dirige sobre todo a los niños pequeños
tomados individualmente, actuando por su intermedio sobre la familia. Es así
como, evitando una situación tal como lo sería una discordia familiar grave,
se presta directamente un servicio al niño.
73. Entre los elementos que, en la organización de una colectividad, contri­
buyen mucho a elevar el nivel de vida de las familias, puede mencionarse una
vivienda conveniente, poniendo a disposición de los miembros de la familia
bastante espacio y suficientes comodidades para permitirles trabajar y recrearse
en el hogar, centros de recreación supervisada, utilizables por los niños en
edad preescolar y por los colegiales fuera de las horas de clase, instalaciones
y servicios puestos a disposición de los adultos y niños para ocupar su tiempo
libre, como por ejemplo colonias de vacaciones y vacaciones organizadas. Es
importante, además, en muchos países, el desarrollo de clubes para muchachos
y niñas jóvenes, así como de amplios movimientos de la juventud, en su mayor
parte de carácter recreativo, varios de los cuales (como los de scouts y de guías)
tienen una difusión mundial.
74. En ciertas regiones urbanas, los centros sociales y los settlements no sólo
ponen en ejecución programas educativos, sino que sirven también de lugares
de reunión para grupos de todas las edades. Proporcionando a la población
la oportunidad de extender sus relaciones de orden cultural y de desarrollar
sus intereses profesionales, ayudan a estabilizar la familia en cuanto elemento
integrante del edificio social y, por consiguiente, a impedir que los niños sean
privados de un medio familiar normal.

1 Organización Mundial de la Salud: Serie de monografías, No. 2, cap. 9


V

ACCION CURATIVA Y PROTECTORA

75. Desde hace algunos años se va generalizando la opinión de que más


vale tener al niño en su hogar, si ello es posible. El objeto esencial ha de ser
el de restaurar el hogar, de suerte que el niño pueda reencontrar un medio
familiar normal. Numerosos países adoptan distintas medidas para consolidar
la familia, elevar el nivel de vida de los niños y, por medio de los servicios brin­
dados al hogar, prevenir la colocación de los niños fuera de casa. En muchos
casos puede aconsejarse una ayuda financiera, el servicio social individual
{case work) u otros servicios prestados al hogar, para remediar la situación y
hacer innecesario el alojamiento del niño fuera del hogar.
76. Sin embargo, conviene admitir que se presentan casos en que el cui­
dado del niño ha de asegurarse afuera, por ejemplo cuando no tiene hogar
o cuando, si lo tiene, es indudablemente nocivo para su bienestar.
77. El informe de la Mid-Century White House Conference on Childrert and Touth
sobre la reunión efectuada en los Estados Unidos en 1950, deja constancia de
que “ entre los niños para quienes es necesario el alojamiento familiar, muchos
han sido maltratados o descuidados, y algunos pueden presentar casos psiquiá­
tricos graves, sobre todo aquellos que se alojan temporariamente, para dormir,
en casa de parientes que los aceptan de mala gana” . 1 Esta comprobación puede
parecer en completo desacuerdo con la opinión de los asistentes sociales de
muchos países, que suelen estar convencidos de que no se justifica la gran can­
tidad de niños que viven lejos de su hogar. Ambas declaraciones contienen
probablemente, cada una, una parte de la verdad. Apenas si hay países que
hayan organizado suficientes servicios como para atender a todos los casos
en que, en el interés de los niños, debería atendérseles fuera del hogar. Tampoco
hay muchos que hayan creado bastantes servicios para obtener un conoci­
miento perfecto del niño y del hogar, con miras a la colocación del niño y a
una restauración eventual del hogar.

Descubrimiento, diagnóstico

78. Es importantísimo descubrir rápidamente los casos de niños sin hogar


y de aquellos.que viven en condiciones que exigen alojamiento, y tomar me-

1 Digefl of the Fact-Finding Report to the Mid-Century White House Conference on children and
Touth (1950), pág. 148.
28 N IÑOS PRIVADOS DE U N

didas inmediatas a su respecto. Sin embargo, las disposiciones tomadas en


ciertos países con miras a un descubrimiento rápido y medidas inmediatas,
no parecen inspiradas en método alguno, y en muchos casos puede transcurrir
bastante tiempo antes que los niños que viven en un ambiente perjudicial sean
protegidos por medidas apropiadas. Las posibilidades de descubrir los casos
de esta índole son menores en las regiones urbanas que en las rurales y dismi­
nuyen en función de la movilidad de la población.
79. El descubrimiento de la falta de un medio familiar normal en el seno
mismo de la familia, presenta un problema más difícil aún. Un daño grave
sólo podrá evitarse si estos problemas son tratados por personas especializadas
que se preocupen sobre todo del bienestar del niño. El apego del niño a sus
padres —aunque sean “ malos padres”— es, por lo general, tan grande que
puede impedirle adaptarse perfectamente a otro ambiente, si no se trata el
problema en forma conveniente. Aun cuando el niño se halle en un “ mal
hogar” , cabe cerciorarse de que su alojamiento fuera del mismo no sea peor.
Es deseable en alto grado que las distintas instituciones sociales: familia, escuela,,
servicios sociales, servicios médicos y órganos judiciales, colaboren en el descu­
brimiento de los niños sin hogar.
80. En muchos países sucede que esos niños, hasta los muy pequeños, pasan
días y hasta semanas enteras en las comisarías o prisiones esperando que se tome
una decisión a su respecto, y sin que se haga ninguna investigación, previa a
su colocación en servicios o instituciones. En otros países, los padres abandonan
a sus hijos en establecimientos, instituciones, familias, o hasta los hacen adoptar,,
con o sin remuneración, y ningún servicio oficial asume del todo la responsa­
bilidad de colocar al niño y hacerle dar los cuidados apropiados.
81. En un país que no tenga organizados servicios adecuados, es difícil
que se pueda hacer un descubrimiento rápido y tomar una decisión oportuna
con respecto a la colocación del niño. Aun cuando el país haya emitido una ley
sobre la protección de la infancia o tomado disposiciones legales al respecto,,
esos textos legislativos permanecen sin efecto si faltan asistentes sociales espe­
cializados y servicios apropiados para asegurar el cuidado de los niños.
82. La encuesta y el diagnóstico conforme a los cuales ha de decidirse la
colocación del niño, son de capital importancia. Lo que importa en los mismos,
no son tan sólo las condiciones físicas del niño y la situación material del hogar,
sino también el medio psicológico. No hay que romper, sin necesidad, los lazos
que unen al niño con su familia, ni trastrocar las características familiares de
su medio particular.
MEDIO FAMILIAR NORM AL 29

Acción curativa y protectora ejercida juera del hogar del niño:


establecimientos especiales 1

83. El informe Curtís, publicado en el Reino Unido, recomienda la insta­


lación en un centro de observación, de todos los niños que hayan pasado la
edad de casa-cuna. 2 Otras personas estiman, sin embargo, que si existen
servicios de asesoramiento psicológico para niños, y servicios sociales para el
tratamiento de casos individuales a domicilio, los centros de observación son
menos necesarios, y sólo debería recurrirse a ellos tratándose de niños que
presenten ciertas afecciones o de aquéllos cuya situación familiar sea tal que
sería imposible proceder a una encuesta y diagnóstico convenientes en su propio
hogar.
84. Por regla general, un niño normal podrá permanecer probablemente
en su hogar hasta que se tome una decisión a su respecto, salvo que esa perma­
nencia sea netamente peligrosa para él. Los centros de observación son parti­
cularmente útiles cuando es necesario reunir, acerca del niño, informaciones
más completas de las que pueden obtenerse por medio de simples charlas perso­
nales, y observar la conducta del niño en diversas actividades y diferentes grupos.
La observación en las familias ofrece sus ventajas, particularmente cuando
se trata de niños de corta edad para los cuales la colocación en una institución
es casi siempre indeseable.
85. Entre las desventajas de la colocación en un centro de observación,
pueden citarse las siguientes: cuando se aleja a un niño de su hogar, esto siempre
le causa un choque, sobre todo si es muy pequeño. Además, si se habitúa y se
adapta al ambiente del centro de observación, será desarraigado nuevamente
al ser trasladado a un lugar de estada más permanente. Si en el centro de obser­
vación el niño traba amistad con un adulto, por primera vez en su vida, su sepa­
ración puede hacer más difícil aún su adaptación. Finalmente, algunos niños
colocados en un medio nuevo, se comportan en forma muy distinta de lo que
acostumbran hacerlo, y pueden ofrecer así una imagen tergiversada de sí
mismos.
86. Para cumplir con su misión, los centros de observación deben dis­
poner de un personal que haya recibido una formación especial, para estar
en condiciones de responder a todas las necesidades de orden social, médico
y psicológico, no sólo de los niños, sino también de la familia. De ahí que esos
centros sean costosos, y su existencia sólo se justifica económicamente si atienden
a una región amplia y si están completados por servicios médicos, sociales y psi­
quiátricos bien organizados.

1 La expresión “centro de observación” (obscrvation home) designa aquí una institución


cuyo único objeto es el de observar a los niños antes de su colocación. La expresión empleada
en los Estados Unidos es a veces study homes, y én el Reino Unido recefition centres.
2 The core of children committee refiort (informe Curtís), Londres, 1946, pág. 161.
30 N IÑ O S PRIVADOS DE U N

87. Se han instituido centros de observación, por ejemplo, en el Canadá,


en Nueva Zelandia, en el Reino Unido, los Estados Unidos y los países escan­
dinavos. La Unión Sudafricana señala que “ sería una ventaja más la de tener,
en los lugares principales de aglomeración, con el fin de completar muy útil­
mente los servicios especializados de colectividades ya mencionados, centros
de observación destinados a las categorías de niños que tienen necesidad de
someterse a una observación suplementaria y controlada en una institución” .
88. La asistencia de breve duración es necesaria no sólo con fines de obser­
vación, sino también en casos de urgencia, como por ejemplo, cuando el niño
se hedía bruscamente privado de su medio familiar normal por haberse hospita­
lizado sus padres. Otros casos de urgencia son el que la muerte o el encarcela­
miento del padre o de la madre obliguen al otro cónyuge a buscar para el niño
asistencia temporaria, mientras se toman las disposiciones que la situación im­
ponga; o el caso en que el niño es víctima de crueldad o negligencia en su hogar
y ha de ser alejado en el acto; o el caso en que es obligatoria una evacuación
a consecuencia de una catástrofe tal como un incendio o una guerra.
89. En el pasado, los niños que tenían necesidad de una asistencia tem­
poraria, muchas veces fueron colocados en asilos, hospicios u otras instituciones
análogas, junto con los adultos; y esta clase de asistencia aún se practica en
algunos países. Sin embargo, en la mayoría de los países, la asistencia tempo­
raria se les da a los niños en instituciones especiales, dirigidas por un organismo
público o privado, subvencionado o no por el Estado. De una manera general,
la asistencia temporaria, en caso de urgencia, se brinda en instituciones y no
en hogares de familia; a veces en orfanatos comunes, a veces en casas espe­
cializadas en asistencias breves. A menudo, las instituciones de asistencia breve
sirven, al mismo tiempo, como centros de observación o como establecimientos
de asistencia prolongada, lo cual hace a veces muy difícil lograr no sólo la
adaptación y la felicidad de los niños, sino también elegir un personal apropiado.
90. En el Canadá, cada sociedad de ayuda a la infancia debe ofrecer “ un
lugar seguro” en caso de urgencia. Esos refugios son a veces orfanatos o escuelas
de reeducación, pero también pueden ser hogares de familia habilitados. En
Francia, la ley de asistencia a la infancia prevé, en cada provincia, la creación
de hogares de pupilos del Estado. Esos hogares contienen distintas secciones
que agrupan a los niños según la edad, y los lactantes se alojan, en lo posible,
en casas-cuna especiales. En Nueva Zelandia hay centros de recepción especiales
que permiten asegurar a los niños el cuidado temporario y la observación.
También en los Países Bajos se utilizan para los cuidados temporarios qüe se
dan a los niños, instituciones distintas de aquéllas donde se brinda la asistencia
de larga duración. En Suecia, el plan nacional correspondiente a las institu­
ciones de niños prevé hogares distintos para el cuidado temporario de los niños
de menos de un año y para el de los mayores, y esos hogares difieren de aquellos
destinados a la asistencia de larga duración. En el Reino Unido, la ley de la
infancia (Children Act) impone a toda autoridad local que asegure el funciona­
miento de hogares para niños, que aloje a los que se admiten a título temporario
en lugares distintos, provistos de instalaciones y medios especiales para la obser­
M EM O FAMILIAR NORM AL 31

vación de esos niños. La ley no prevé la creación de centros de observación


especiales, ni de centros de recepción en caso de urgencia, cuando se trata de
indagar sobre las causas y condiciones que han privado al niño de su hogar,
sino que en esos casos, los niños se alojan en hogares comunes habilitados o en
casas de detención provisional. En los Estados Unidos, el cuidado de los niños
en caso de urgencia se les brinda a veces en casas de detención, a veces en insti­
tuciones privadas para niños, o en hogares de alojamiento familiar.
91. La creciente utilización del alojamiento familiar retribuido —para la
guardia temporaria de niños cuyo cuidado ha de ser asegurado inmediata­
mente en circunstancias extraordinarias, o de niños que han de ponerse en
observación—, señala una evolución interesante en los Estados Unidos, pero
este género de colocación raras veces se emplea en otros países. Esta forma de
cuidado ha de ser brindada por padres suplentes que presenten cualidades
excepcionales. Ese hogar de alojamiento familiar puede preparar al niño para
una asistencia de mayor duración, la cual generalmente puede dársele en un
hogar familiar de alojamiento menos especializado.
92. Las normas de los establecimientos de asistencia breve varían conside­
rablemente, no sólo entre los países, sino también dentro de ellos mismos. Se
dispone de muy poca información sobre la organización y las normas tanto de
los establecimientos de asistencia breve como de los de asistencia prolongada.
La Comisión de asuntos sociales decidió incluir en su programa de trabajo un
estudio especial de este asunto, con miras a proponer ciertas normas con res­
pecto a esa asistencia. 1 Sólo en algunos países se encuentran reglamentaciones
específicas acerca de las normas de asistencia temporaria. Por ejemplo, mientras
que algunas instituciones están equipadas para el examen médico de los niños
y su tratamiento, así como para su aislamiento en caso necesario, tales servicios
se ignoran, o hasta se consideran inútiles, en otros países y otras instituciones
de un mismo país. Igualmente diferentes son los reglamentos y disposiciones
relativos a la enseñanza, el tiempo Ir, -e y el personal apropiado. Mientras que
en algunos países esas instituciones son internados y ofrecen, ellas mismas,
todos los servicios necesarios, otras, aun en casos de urgencia, utilizan las insta­
laciones de la colectividad, como por ejemplo las escuelas comunales.
93. Dado el riesgo de enfermedades infecciosas que amenaza a los niños,
muchos de los cuales llegan a la institución enfermos o portadores de piojos,
es sumamente útil que esas instituciones puedan someterles de inmediato a
un examen médico y aplicar un tratamiento, y que dispongan de locales espe­
ciales para aislarlos. Es importante que la asistencia dada en la institución, que
a veces puede durar varios meses, no se limite a la custodia y supervisión, sino
que comporte también una acción curativa, y que el personal sea bastante
numeroso y capaz de crear para los niños una atmósfera de felicidad y relaja­
ción, absteniéndose de tomar actitud alguna que tenga carácter punitivo.

1 E/1982 - E/C N. 5/254, anexo 3.


32 NIÑOS PRIVADOS DE U N

94. La asistencia de larga duración puede darse, ya sea en familias habili­


tadas, ya sea en instituciones. Esta última forma es tradicional en la mayoría
de los países para la asistencia prolongada, en particular cuando los servicios
sociales están poco avanzados. Es así, por ejemplo, que el alojamiento familiar
está muy poco desarrollado en algunos países de América latina, en Egipto,
la India y Tailandia. Asimismo, en algunos países europeos, en la provincia
de Quebec, en el Canadá, y en ciertos estados del sur de los Estados Unidos,
el número de niños que reciben una asistencia en instituciones es mayor que
el de aquéllos atendidos en familias.
95. Si bien existe un acuerdo general acerca de que un alojamiento fa­
miliar constituye la mejor manera de recrear un medio familiar normal, el aloja­
miento en una institución puede ser necesario en algunos casos, y sería quimé­
rico suponer que la colocación en una institución podría suprimirse completa­
mente. Sin embargo, es probable que un mejor conocimiento de la conducta
del niño y de las relaciones familiares, y la existencia de servicios sociales mejor
organizados para contribuir a impedir la disociación familiar, permitirían ver
disminuido el número de niños que deben colocarse en instituciones y limitar
la duración de su permanencia en esos establecimientos.
96. Entre los niños para los cuales el cuidado en una institución se ha juz­
gado como preferible, pueden citarse los casos de varios hermanos y hermanas
que, en caso contrario, correrían el riesgo de ser repartidos entre varias familias;
los de grupos importantes de niños que se hallan sin hogar debido a una guerra
o un desastre, y para los cuales no se dispone de hogares familiares; los de niños
que sólo necesitan una asistencia breve; de niños cuyos padres no toleran la
idea de que podrían establecerse lazos afectivos entre su hijo y los padres re­
emplazantes, y que intervendrían constantemente, haciendo así difícil la adap­
tación del niño en el hogar de acogida; los de los niños profundamente inadap­
tados e incapaces de anudar nuevos lazos afectivos en una familia adoptiva;
y los de adolescentes que se adaptan mejor a la vida colectiva que al alojamiento
en una familia.
97. Como se ha dicho más arriba, se dispone de muy poca información
acerca de la importancia y las normas de las instituciones para una asistencia
de larga duración, y las opiniones difieren algo con respecto a estas cuestiones.
Hay acuerdo general en preferir los pequeños establecimientos especializados,
donde cada niño puede recibir una atención individual y, en caso dado, los
cuidados particulares que necesite. El informe Curtis ha recomendado que
se limite a treinta el número de niños normales y sanos colocados en una insti­
tución; pero estima que instituciones más importantes convendrían más a los
niños anormales. 1 En el Reino Unido se preconizan los hogares que reciben
de ocho a doce niños de muy distintas edades y de ambos sexos, pero también
existen muchos establecimientos más importantes. En los países escandinavos,
la mayoría de las instituciones de asistencia prolongada suelen recibir menos

1 Cate of children committee report (informe Curtis), Londres, 1946, pág. 169.
MEDIO FAMILIAR NORM AL 33

de treinta niños. Las instituciones grandes y populosas, provistas de amplios


dormitorios y refectorios colectivos, están todavía en uso en algunos países.
98. Son cada vez más los países que soslayan los inconvenientes presentado?
por las grandes instituciones, dividiéndolas en secciones o alojando a los niños
en distintos pabellones. Por ejemplo, un pequeño grupo de ocho a doce niños,
de ambos sexos y distintas edades, se aloja en un pabellón a cargo de dos “ pa-.
dres” preferentemente un matrimonio. Aunque se reconoce perfectamente
que este método no puede reemplazar la verdadera familia de los niño3, no
es menos cierto que facilita la creación de una atmósfera más personal y condi­
ciones que se acercan a las del medio familiar normal. Esta medida permite
al niño sentir que los “ padres” del pabellón se interesan especialmente en él,
lo que le ayudará a adaptarse a la institución y, más tarde, fuera de ella.
99. La mayoría de las autoridades competentes están de acuerdo en qu
los niños delincuentes no deberían alojarse en las mismas instituciones con lo
demás, aunque por razones financieras sea a menudo así. Tampoco es r aro
encontrar en un mismo establecimiento a niños cuyas edades oscilan entre la
primera infancia y la adolescencia. Aunque sea saludable tener en una mis ma
institución a niños de ambos sexos y de edades bastante variadas, el adolescente,
sea varón o niña, suele tener necesidad de un ambiente distinto. Debería a tri­
buirse la mayor importancia a que el alojamiento del niño esté de acuerdo con
sus necesidades particulares, sin tener en cuenta el hecho de que se le considere
“ delincuente” o no. Sería preferible que los párvulos de menos de un año no
se hospeden nunca en el mismo establecimiento junto con niños mayores; de­
bería colocárseles en familias o escuelas matemales-pensiones.
100. Esas instituciones pueden ser internados, semi-internados y externado s
En los internados, toda la vida del niño, incluso su educación, transcurre dentro
de la institución, y los niños tienen poco o ningún contacto con el mundo ex­
terior. Los medio-pupilos o los externos suelen frecuentar las escuelas locales
y tienen otras relaciones con la colectividad. De una manera general, las per­
sonas competentes están de acuerdo en que los niños colocados en instituciones
deberían estar autorizados-a tener el mayor número de contactos que fuera
posible con el mundo exterior. Convendría estimular, en caso dado, las visitas
de los padres y miembros de la familia, así como las estadas de los niños en su
hogar. Ciertas organizaciones tratan de crear lazos afectivos para los niños
sin familia.
101. En su informe sobre los. “ niños sin hogar” , el grupo de trabajo de la.
Unión Sudafricana subraya qué, si bien “ algunas instituciones han logrado
crear, en gran medida, una atmósfera familiar y reducir la diferencia que separa
la colectividad de la institución, se comprueba, sin embargo, la debilidad de
los métodos que consisten en preparar a los individuos para la vida social en
un ambiente que, en cierta medida, se halla aislado de la colectividad a la
cual deben adaptarse” . 1

1 Ver monografía relativa a la Unión Sudafricana, E/CN.5/271/Add. 1.


34 ■NIÑOS PRIVADOS DE U N

102. Las comunidades de niños organizadas después de la segunda guerra


mundial en beneficio de las víctimas de la guerra, constituyen tipos especiales
de instituciones destinadas a responder a las necesidades particulares de niños,
en su mayor parte huérfanos, que presentan casos complejos desde los puntos de
vista lingüístico, ético, cultural, social y de instrucción,1 y muy difíciles de
alojar en familias donde pudieran adaptarse. Esos niños estaban expuestos,
mucho más que los niños corrientes, a experimentar grandes dificultades de
adaptación a la vida normal cotidiana.
103. Sean cuales fueren la estructura y organización administrativa de las
instituciones, éstas sólo cumplen con su objetivo si le dan al niño los cuidados
individuales que necesita, incluso los de higiene y, en caso dado, un tratamiento
psiquiátrico e instrucción; y además, para los niños mayores, una orientación
profesional y una preparación para el retorno a la vida normal en la colecti­
vidad. Esta terapia exige, en gran parte, una acción particular ejercida con tacto
y satoir-Jaire por el personal de la institución, así como la aplicación del ser­
vicio social individual (case work) a la familia, con miras al regreso del niño
al hogar.
104. En algunos países los niños permanecen en las instituciones durante
varios años sin que se trate de tomar medidas para colocarlos en otra parte
o para reconstituir la familia. No obstante, se reconoce en muchos países que
un niño que parece bien adaptado al medio relativamente artificial de la insti­
tución, puede revelarse incapaz de adaptarse a la colectividad, después de su
retorno, si no recibe una asistencia especial. Esta asistencia comprende los
servicios destinados a reconstituir el hogar del cual el niño fue sacado.
105. La asistencia post-tutelar comprende el asesoramientp dado al niño
a su regreso a la colectividad, en vista, por ejemplo, de procurarle un empleo,
de hacerle dar una instrucción y una formación profesional suplementarias,
de ayudarle financieramente, etc. También tiene por objeto conseguir que un
niño, una vez dado de alta, tenga siempre un amigo que se interese por él y
esté dispuesto a ayudarle si está en dificultades y se siente solo. Para un niño
que ha vivido en una institución, este objetivo suele lograrse nombrándole un
“ mentor” . En muchos países no existen disposiciones legales o administrativas
que prevean una asistencia post-tutelar para los niños que han pasado por las
instituciones. Sin embargo, se reconoce cada vez más que una asistencia post­
tutelar bien organizada, puede permitir reducir la permanencia del niño en la
institución, facilitar su readaptación y constituir así una acción curativa y pro­
tectora de larga duración, más saludable que el mero tratamiento en la institu­
ción. En fin de cuentas, este método sale menos caro a la colectividad que un
trátamiento prolongado en un establecimiento.
106. En ciertos países existe una institución de un tipo especial: el “ hogar”
Qiostel) ; que ofrece casa y comida a los adolescentes que trabajan o que con­
tinúan sus estudios escolares, y sobre quienes unos “ padres” ejercen cierta vigi-

1 UNESCO: Niños sin hogar, 1949, pág. 44.


MEDIO FAMILIAR NORMAL 3J

lanicia. El “ hogar” ocupa pues un lugar intermedio entre el régimen de la insti­


tución propiamente dicha y el del alojamiento familiar, y se ha reconocido su
utilidad para los niños que tienen necesidad de pasar un período de transición
antes de reencontrarse en el seno de la colectividad.

E l alojamiento fam iliar

107. En algunos países se recurre cada vez más al alojamiento familiar.


Este tipo de asistencia difiere según los casos y puede adoptar las siguientes
formas: alojamiento gratuito en una familia, previo a la adopción; cuidado del
niño, a título gratuito, por parientes u otras personas, en general cuando la adop­
ción deseada por las mismas no es -factible por una razón cualquiera; aloja­
miento familiar retribuido; alojamiento por casa y comida, debiendo el niño
prestar ciertos servicios por su manutención.
108. Todas esas formas de alojamiento familiar se estudian en detalle en
la obra de la Liga de las Naciones titulada El alojamiento familiar de los niños.
Muchas de las conclusiones del estudio de la Liga de las Naciones siguen siendo
tan valederas hoy como cuando se publicaron, y merecen que las repitamos
aquí: “ En cuanto a la elección de alojamiento, conviene considerar primera­
mente las necesidades del niño y después en qué medida será posible mantener
los lazos con su familia y parientes. Para muchos niños, el alojamiento familiar
es la única forma de protección que les conviene” . “ Es.a esta última (la colec­
tividad) a quien incumbe la responsabilidad de poner a disposición de la fa­
milia protectora los medios que le permitirán salvar las dificultades de adapta­
ción del niño a su nuevo hogar, a la escuela y al ambiente” . 1
109. El alojamiento gratuito en una familia, previo a la adopción, está
previsto por las leyes de adopción de ciertos países —por ejemplo, el Reino
Unido— donde no se puede dictar sentencia de adopción si el niño no ha per­
manecido, de manera continua, a cuidado del recurrente durante los tres
meses que precedieron a la fecha del juicio. 2 En otros países, un período
de prueba de esta índole no es más que una costumbre o no existe.
110. Otra forma de alojamiento gratuito es aquélla que no implica ningún
pago, en tanto que la adopción legal es imposible o indeseable. Sin una super­
visión apropiada, esta forma de alojamiento familiar puede ser muy peligrosa
para el niño, porque puede suceder que se desee tenerlo en custodia, no por
consideración a él, sino porque se atribuye gran importancia a su trabajo.
En muchos países el alojamiento familiar sin remuneración o el alojamiento
familiar a título gratuito, en virtud del cual el padre o la madre coloca al niño

1 E l alojamientofamiliar de los niños, serie de publicaciones de la Liga de las Naciones, 1938}


IV , 14, págs. 169 y 170.
1 Adoption of children act, 1926, Reino Unido.
36 'NIÑOS PRIVADOS DÉ UN

directamente en casa de parientes, por ejemplo, no se menciona ni en los textos


legislativos, ni en las estadísticas relativas a los niños atendidos fuera de su
hogar.
111. Con todo, parecería prudente, en los países donde las formas de aloja­
miento familiar no están todas sujetas a la formalidad de la autorización, aplicar
a los alojamientos familiares no remunerados la regla de la declaración obliga­
toria a las autoridades locales competentes, cada vez que un niño sea objeto
de tal alojamiento, de suerte que se pueda ejercer la supervisión necesaria.
112. En las familias adoptivas o en los hogares de alojamiento donde los
padres suplentes reciben una remuneración por la manutención del niño, la
misma suele destinarse únicamente para cubrir los gastos de esa manutención.
Por lo general, se evita dar una remuneración, porque se considera que este
sistema puede incitar a tomar niños en custodia por el dinero; pero hay que
reconocer que la formación de niños ajenos, sean huérfanos o separados de
sus padres,' es una tarea difícil. Esta tarea la deben cumplir personas compe­
tentes, que comprenden a los niños; y cabe tener en cuenta debidamente este
hecho importante de que incumbe a las familias guardianas dar a los niños no
sólo alimento y techo, sino también instrucción, cierta seguridad y afecto para
ayudarles a desarrollar sanamente su personalidad. Si numerosos países, reco­
nociendo la necesidad de ayudar a las familias con hijos a alcanzar un nivel
de vida conveniente, se preocupan también del cuidado de los niños fuera del
hogar, parece necesario que el alojamiento familiar dé lugar a una remunera­
ción equitativa para las familias guardianas, en cuyo caso una investigación
minuciosa y una supervisión atenta constituirían una garantía contra los
abusos.
113. Una forma particular del alojamiento familiar retribuido es la de los
scattered homes (hogares de niños divididos en pabellones dispersos) que también
pueden denominarse hogares grandes de alojamiento. Este sistema se emplea,
en cierta medida, en el Reino Unido y los Estados Unidos. El número de niños
admitidos suele ser inferior a diez, y el hogar se confía a un matrimonio del
cual el marido trabaja afuera mientras que la mujer atiende la casa. Ese hogar
constituye a veces un feliz término medio ent,re el pequeño hogar de aloja­
miento familiar y el instituto, y puede convenir a ciertas categorías de niños
que se prestan más fácilmente a los cuidados colectivos y a la vida de grupo
que a los cuidados individuales, pero que, no obstante, no toleran la atmós­
fera de un gran establecimiento.
114. Los hogares y ciertas instituciones donde se le obliga al niño a trabajar
en retribución de su manutención, se consideran como que explotan a los
niños. Por eso, en la mayoría de los países, se recurre cada vez menos a esa forma
de alojamiento. Donde todavía subsiste, es de la mayor importancia que se
tomen las medidas necesarias para impedir la explotación de los niños que
se alojen en hogares o instituciones de esa índole. Sin embargo, para los niños
mayores que reciben efectivamente una retribución de las familias guardianas,
además de habitación y comida, ese tipo de asistencia puede, a veces, cons-
HEDIO FAMILIAR NORMAL n

tituir un estado intermedio hasta que el niño tenga un empleo que lo indepen­
dice completamente. Si los hijos de la familia guardiana trabajan con la misma,
en una chacra por ejemplo, parece preferible no hacer excepciones con el niño
alojado, y dejar que trabajen en las mismas condiciones que los demás.
115. En la mayoría de los países, el concepto de alojamiento que responde
a las necesidades del niño ha evolucionado durante los últimos años: ya no
se considera como suficiente procurarle al niño alimento, un techo y ropas;
se opina que deben hacerse esfuerzos por asegurarle una atmósfera afectuosa
donde pueda crecer y desarrollarse armoniosamente. Para lograr tal fin, es
importante informarse primeramente sobre la clase de hogar y la personalidad
de los padres suplentes, así como sobre las razones por las cuales éstos desean
- acoger a un niño, todo ello paralelamente con la encuesta acerca de la perso­
nalidad del niño, su hogar y sus padres verdaderos. Es deseable que desde un
principio se elaboren planes a largo plazo si se quiere evitar que los niños se
vean expuestos a continuos cambios.
116. Cuando se trata de huérfanos o niños abandonados que necesitan
un alojamiento más o menos permanente, y que son bastante grandes como para
comprender su situación, es importante que el niño pueda tomar parte activa
en su alojamiento, porque ello le da la sensación de que se toma en considera­
ción su personalidad. Siempre que el niño tenga sus propios padres, hay que
someter a éstos y a la familia guardiana a un tratamiento individual para ayu­
dar a unos y otros a comprender la situación. En muchos casos, el traslado de
un niño de un hogar a otro podrá evitarse probablemente si los padres guar­
dianes conocen la verdad desde un principio .y están dispuestos a aceptar al niño
y su comportamiento, así como el de su familia, y si, desde el comienzo, se esta­
blecen planes a largo plazo, teniendo en cuenta las realidades, para deter­
minar el tipo de alojamiento familiar que conviene a cada niño qué debe
colocarse.
117. En el Canadá, en Francia, Nueva Zelandia, Suecia, el Reino Unido
y los Estados Unidos, se recurre a los alojamientos familiares retribuidos más
que a los gratuitos. En los Países Bajos, gran cantidad de niños son objeto de
alojamientos retribuidos, pero también hay casos de alojamiento gratuito, y
entonces muchas veces los padres guardianes están encargados de la tutela
del niño. Lo mismo sucede, habitualmente, en varios países de América latina.
Con todo, muchos niños se confían gratuitamente a parientes o amigos, y los
poderes públicos ignoran la mayor parte de tales alojamientos. El Grupo de
trabajo de la Unión Sudafricana señala en su informe que el alojamiento fa­
miliar no está tan desarrollado en ese país como en los demás: sólo un 11 por
ciento del número total de niños estaban alojados en familias.

118. Para la asistencia prolongada se recurre cada vez más al alojamiento


familiar y, aunque los datos estadísticos de diferentes países no sean compa-
' rabies, por radicar en conceptos jurídicos y administrativos diversos, pueden
darse las siguientes cifras a título de indicación muy general. En el Canadá,
un 60 por ciento aproximadamente del número total de niños que reciben asis­
38

tencia se hallan en instituciones, pero esta cifra no confiere una idea exacta
de la situación. En efecto, en la provincia de Quebec, casi todos los niños se
hallan en instituciones, mientras que en otras provincias la mayoría de los niños
están alojados en familias guardianas. En Nueva Zelandia, el 60 por ciento
aproximadamente de los pupilos de la nación reciben también asistencia en
hogares familiares o en casa de parientes o amigos. En el Reino Unido, un
28 por ciento aproximadamente de los niños están alojados en hogares fami­
liares, y en los Estados Unidos la proporción alcanza un 42 por ciento.
119. La adopción legal suele considerarse como la mejor de las soluciones
posibles para los niños que tienen necesidad de una asistencia permanente, como
por ejemplo los huérfanos y los hijos ilegítimos que no pueden permanecer
con la madre. Dadas las muchas cuestiones que plantea un estudio analítico
de la legislación, así como de las costumbres relativas a la adopción, la Co­
misión de asuntos sociales propuso que la Organización de las Naciones Unidas
emprenda un estudio especial del problema. 1 La adopción legal crea entre
el adoptado y la persona que le acoge, un lazo tan parecido como posible a
aquel que une padres e hijos. Cuando el carácter de los niños se aviene con
el de las personas que los toman a su cargo, la adopción es, sin duda, la mejor
solución para los niños carentes de familias. Sin embargo, no siempre puede
recurrirse a ella para resolver el problema que consiste en procurar a los niños
sin hogar una familia que reemplace la suya, ya que cierta cantidad de ellos
sólo reciben una asistencia temporaria, que muchos no pueden ser adoptados
debido a sus relaciones familiares, y que, entre los que sí podrían serlo, algunos
no llenan las condiciones requeridas.
120. La adopción es legal en la mayoría de los países europeos, así como en-
el Canadá y los Estados Unidos. En los países de América latina, no se recurre
tan frecuentemente a la adopción legal, pero la colocación en los hogares fa­
miliares donde los padres suplentes están investidos de cierta patria potestad,
es muy difundida.
121. En algunos países, las adopciones son llevadas a cabo aún por personas
y organizaciones sin mandato, y los tribunales no tienen obligación de proceder
a la menor investigación social. Las organizaciones sociales se preocupan mucho
de esta cuestión, porque estiman que una averiguación profundizada, tanto
acerca del niño como de sus padres adoptivos, es necesaria para asegurar el
bienestar del niño y salvaguardar los intereses de la familia.

1 E/1982 - E/CN.5/254, anexo III.


VI

RESPONSABILIDAD DE LOS PODERES PÚBLICOS

Aspectos legislativos

122. Durante mucho tiempo, el cuidado de los niños privados de un medio


familiar normal era asegurado por obras de beneficencia privadas, en su mayor
parte religiosas. Hacia fines del siglo pasado se admitió, de una manera general,
que el cuidado de esos niños incumbía al Estado, pero, en el Reino Unido y
los países escandinavos por ejemplo, cierta responsabilidad se había impuesto
al Estado, en ese dominio, aún antes de aquella época. En ciertos países, ni
hoy la asume completamente. Se reconoce cada vez más que conviene no sólo
cuidar de los niños ya privados de un ambiente familiar normal, sino además
impedir en lo posible —gracias a un conjunto bien concebido de servicios pro­
pios para estabilizar la familia— que en el futuro los niños conozcan esa pri­
vación. El grado de asistencia brindada a los niños varía aún en gran medida
según los países, y cierta cantidad de ellos se confían simplemente a la custodia
de terceros, sin que se beneficien de una acción racionalmente concebida como
para asegurar el desarrollo de su personalidad, de sus aptitudes y su sensibilidad.
Sin embargo, se desprende de las medidas legislativas y administrativas exis­
tentes, que el Estado va tomando cada vez más conciencia de las responsabi­
lidades que le incumben a este respecto.
123. En un buen número de países existen leyes especiales relativas a la
protección de la infancia. En ciertos países, donde no hay leyes ni textos espe­
cíficos de esa índole, las disposiciones del mismo orden figuran en otros textos,
por ejemplo en el código civil o la constitución. En muchísimos países no se
han promulgado leyes relativas a la protección de la infancia, o no existen
disposiciones aplicables a los niños vagabundos o delincuentes.
124. En los países donde existen leyes especiales relativas a la infancia,
éstas suelen contener disposiciones que tienden a proteger a los niños sin hogar
y, en una medida variable, a impedir que los niños se vean privados de un
medio familiar normal. Los más de los textos de esa índole contienen, en par­
ticular: a) una definición del niño “ desamparado” o “ abandonado” lo bastante
amplia cómo para incluir, hasta cierta edad, a todos los niños privados de un
ambiente familiar normal o amenazados de serlo; b) disposiciones legales ade­
cuadas, destinadas a proteger el status personal de los niños, sus derechos y
bienes (si tales disposiciones no figuran ya'en alguna ley existente) y a asegurar
40 NIÑOS PRIVADOS DE UN

su cuidado; c) disposiciones que atribuyen a un organismo competente la res­


ponsabilidad de las decisiones concernientes a esos niños; d) disposiciones que
atribuyen a los poderes públicos, o a un organismo privado puesto bajo la super­
visión de estos últimos, la responsabilidad de los servicios de asistencia a los
niños. En ciertos países, sin embargo, la ley se limita a indicar en términos
generales que es necesario asegurar el cuidado de los niños y no prevé orga­
nismo alguno para desempeñar esa tarea.
125. El principio general en el cual radican las leyes bien elaboradas con
miras a la protección de la infancia, consiste en que cada niño que “ tiene ne­
cesidad de asistencia” tiene derecho a una protección especial, y que el Estado,
siendo la más alta autoridad responsable de sus hijos, se atribuye el derecho
de intervenir en el ejercicio de los derechos de los padres cuando el bienestar
del niño lo exige. Este principio está claramente enunciado en muchas de las
leyes. La ley de 1948 sobre la protección de la infancia (Children Act), del Reino
Unido, por ejemplo, dispone que: “ cuando las autoridades locales comprueban
que en el territorio de su jurisdicción un niño menor de 17 años es huérfano
o está abandonado, o que no se provee convenientemente a su manutención,
incumbe a dichas autoridades tomar el niño a su cargo” . 1
126. Las definiciones referentes a los niños en cuestión varían grandemente
de un país a otro. Mientras que algunos países especifican que el término de
“ necesidad de asistencia” se aplica a la mayoría de los casos en que puede de­
cirse que éj^niño está sin hogar o finalmente amenazado de estarlo, así como
a aquellos que requieren expresamente una acción curativa y protectora, otros
países dan una definición más estrecha. Es así, por ejemplo, que la mayoría
de las provincias del Canadá, Suecia, la Unión Sudafricana y algunos estados
de los Estados Unidos especifican ciertas condiciones en que un niño pued|e
considerarse como necesitado de asistencia. En Ontario, la ley relativa a la pro­
tección de la infancia (Childrerís Protection Act), por ejemplo, se refiere a los
niños “ abandonados” (neglected), es decir, niños menores de 16 años que son
huérfanos, abandonados, maltratados, faltos de cuidados médicos, o cuyos
padres o tutores no pueden asegurarles custodia ni manutención; los niños
vagabundos, los que no van a la escuela, los que tienen malas compañías, los
niños delincuentes 2 y los que están en peligro moral por falta de vigilancia o
por la mala conducta de sus padres o tutores.
127. Las autoridades administrativas a quienes incumbe cumplir con las
obligaciones del Estado respecto de los niños sin hogar, varían según la es­
tructura constitucional y la tradición de los distintos países. En los países fede­

1 Children Act, 1948, Reino Unido, parte I, 1.


2 Se notará que los niños “delincuentes” están comprendidos aquí entre los “abandona­
dos” . También en algunos otros países, por ejemplo los escandinavos, los casos de delincuencia
juvenil dependen de las leyes sobre la protección de la infancia. Otros países, como los
Países Bajos, por ejemplo, hacen una distinción nítida entre niños “abandonados” y los jó­
venes “delincuentes” , pero se admite que a veces esa distinción es más bien artificial y a
menudo esfumada en la práctica.
MEDIO FAMILIAR NORMAL 41

rativos se reconoce que ciertas cuestiones pertenecen a la competencia del


gobierno nacional. En el Canadá, por ejemplo, es el gobierno federal quien
aplica la legislación de seguridad social, mientras que la elaboración, adminis­
tración y financiación de los programas que dependen de la legislación especial
sobre la protección de la infancia incumben a las provincias. También en los
Estados Unidos, el gobierno federal puede acordar subvenciones a los estados
para ciertos servicios, de las cuales disponen, sin embargo, ellos mismos con­
forme a sus leyes, pero ateniéndose a ciertas normas establecidas por el gobierno
federal. En la Unión Sudafricana, en cambio, la ley referente a la protección
de la infancia (Children Act) es aplicada por el gobierno central en todas las
provincias, pero éstas, por su parte, promulgan y aplican, ellas mismas, algunas
otras medidas legislativas.
128. En los países de régimen unitario, las disposiciones legislativas que
interesan a la infancia suelen ser promulgadas por el Estado, que puede delegar
ciertas funcionés administrativas en los poderes públicos regionales y locales.
En la mayoría de los países, la autoridad oficial a quien incumbe colocar a los
niños y retirarlos de su hogar, es un tribunal, sea un tribunal ordinario, sea un
tribunal para niños. Así es, por ejemplo, en el Canadá, los Países Bajos, la Unión
Sudafricana y los Estados Unidos.
í 29. En el Canadá, las sociedades de ayuda a la infancia tienen el derecho
de retirar de su hogar a un niño “ abandonado” , pero la decisión tiene qué
ser confirmada por el tribunal. En el Reino Unido, las autoridades locales
están encargadas de cuidar de ciertos niños, pero la ley no les permite hacerlo
contra la voluntad de los padres o del tutor del niño. La decisión la debe tomar
un tribunal. En los países escandinavos son los consejos locales de protección
de la infancia 1 quienes toman todas las decisiones, aun aquellas que se refieren
al retiro de un niño de su hogar contra la voluntad de sus padres, pero en este
último caso la decisión ha de ser aprobada por una autoridad superior. Aunque
no sean órganos judiciales, esos servicios administrativos están necesariamente
también sujetos a la ley, pero de una manera diferente, vale decir que no sólo
deben aplicar la ley, sino además emplear todos los medios legales para cumplir
con el objeto mismo de la ley y favorecer el bienestar general.

Poderes y responsabilidades

130. Una de las tareas principales de los poderes públicos, en lo que con­
concierne a la categoría‘de niños que nos ocupa, es la de asegurar la aplica­
ción de las medidas legislativas y administrativas adoptadas por la legislación
y otros órganos del Estado en escala nacional, regional y local. Pueden hacerlo
por medios de administración directa, inclusive la supervisión e inspección,
o por delegación de poderes. Encontramos ejemplos de repartición de poderes

1 Ver la monografía relativa a Suecia (E/C N .5/271/A d. 1).


42 ■NIÑOS privados de un

y funciones en la materia, incluso las responsabilidades financieras, en el estudio


de la Organización de las Naciones Unidas titulado Métodos de administración
de los servicios sociales. 1
131. Para desempeñar la obligación que les incumbe respecto de todos
los niños, los poderes públicos deberían, al parecer, estar comprometidos a.
asegurarse de que los niños colocados directamente por sus padres, o por ser­
vicios, en hogares de alojamiento familiar o en instituciones, reciban una asis­
tencia satisfactoria. Esta prescripción falta aún en la legislación d e muchos
Estados. En la mayoría de los países, las organizaciones privadas desempeñan
un papel importante en la asistencia brindada a los niños sin hogar y gozan
a veces de gran independencia.
132. En ciertos países, el tribunal, al tomar su decisión, indica cómo el niño
debe colocarse, pero en otros, el caso del niño se somete a un organismo o ser­
vicio especial que tiene todas las atribuciones para decidir de la asistencia que
el niño ha de recibir. Esta delegación de poderes implica a veces que el orga­
nismo en cuestión ejerza todos los derechos de tutela con respecto a los niños
carentes de manutención y de los abandonados que se le confían como pupilos.
133. Se ha resuelto de distintas maneras, según los países, la cuestión de la
tutela de los niños que no tienen padres o cuyos padres fueron privados de sus
derechos de patria potestad. La cuestión de la tutela legal de los niños es muy
compleja, y las disposiciones que la rigen están estrechamente ligadas a las leyes
sobre la familia y a las tradiciones de los distintos países. En algunos países,
la tutela la ejerce el Estado, mientras que en, otros queda confiada a una socie­
dad o a una persona privada. 2 En Francia, por ejemplo, los expósitos, los niños
abandonados y los huérfanos, se declaran “ pujidos del Estado” . En Nueva
Zelandia, el director del servicio de protección de fa infancia es el tutor de todoá
los niños que los tribunales confíen, en calidad de pupilos del Estado, a la
custodia del mismo. En ciertas provincias del Canadá, el jefe del departamento
de protección de la infancia puede asumir las funciones de tutor, mientras que
en otras, la ^sociedad de ayuda a la infancia de la provincia suele ejercer la tutela.
En los Páíses Bajos, el Estado nunca ha ejercido la tutela: el tribunal nombra
tutor a un particular o una sociedad. En Suecia, el Consejo de protección de
la infancia, al tomar a un niño bajo su custodia, ejerce ciertos derechos de tutela,
pero no todos; cuando se trata de huérfanos o niños abandonados, debe nom­
brarse, además, un tutor legal. En la Unión de las Repúblicas socialistas so­
viéticas, la ley prevé que las organizaciones especiales de tutela y cúratela
se encarguen de los niños sin hogar. En los Estados Unidos, algunos estados
asumen la tutela, pero en otros, el niño recibe una asistencia fuera de su hogar,
sin que se ejerza tutela legal alguna.
134. La delegación de poderes y responsabilidades supone un régimen de

‘ E/CN.5/224.
* La Comisión de asuntos sociales incluyó en su programa de trabajo un estudio sobre,
la tutela (E/1982 - E/CN.5/254, anexo III).
MEDIO FAMILIAR NORMAL 43

autorización que necesita la fijación de normas que los establecimientos, insti­


tuciones y familias que reciben niños, pueden estar obligados a respetar. Bajo
el régimen de las autorizaciones, ningún establecimiento, institución o familia,
puede entrar en actividad antes de haber obtenido una autorización de los
poderes públicos responsables. Para que el sistema sea eficiente, esa autorización
no debería entregarse sino después que una investigación apropiada haya de­
mostrado que el establecimiento o la institución cumple con ciertas condi­
ciones requeridas. En muchos países no se necesita ninguna autorización; los
poderes públicos se limitan a someter a los establecimientos e instituciones a
cierto control cuando ejercen una verdadera autoridad. La supervisión y el
control son necesarios para que el nivel de la asistencia dada a los niños sin
hogar sea lo suficientemente elevado. En muchos países esa supervisión sólo
existe cuando los poderes públicos otorgan un apoyo financiero al estableci­
miento o la institución. 1
135. Las normas pueden referirse a las condiciones de alojamiento y al cui­
dado de los niños en distintas instituciones o familias guardianas; pueden refe­
rirse a la capacidad hospitalaria de los establecimientos, a la higiene, a la ense­
ñanza, a las actividades recreativas y al tratamiento individual de los niños,
así como al personal encargado. Sin embargo, son raros los países que hayan
establecido normas de aplicación nacional. Las normas sólo pueden ser efi­
caces si tienen en cuenta los recursos y necesidades nacionales y locales. En al­
gunos países que las han fijado —como en los Estados Unidos por ejemplo,
donde sirven de criterio para el otorgamiento de subvenciones federales—, se
ha comprobado que tienen, además, el efecto de estimular de una manera ge­
neral la mejora de servicios y métodos.

E l personal

136. Los organismos públicos y las obras privadas de los distintos países
emplean un numeroso personal para brindar servicio a los niños privados de
un medio familiar normal. Además, en ciertas regiones, los organismos pri­
vados desempeñan un gran papel en materia de servicios de consulta y super­
visión. Sin embargo, el personal empleado carece manifiestamente de for­
mación. 2

1 La cuestión de la protección de los niños puestos en custodia de parientes y amigos será


tratada en el estudio relativo a la tutela.
2 La formación se trata desde diversos puntos de vista en los siguientes estudios de la
Organización de las Naciones Unidas: Formación para el Servicio Social: Encuesta internacional
(E /C N .5/196/R ev.l) y La formación en la práctica para el servicio social (E/C N .5/261), donde
se comprueba que “todos los pauses del mundo, desde los más avanzados hasta los menos des­
arrollados, sufren igualmente de una grave falta de asistentes sociales calificados. En los países
más avanzados, esa falta se debe al hecho de que las escuelas de servicio social no han
podido desarrollarse con bastante rapidez para hacer frente a la creciente demanda de asis­
tentes sociales calificados; y en los países insuficientemente desarrollados, esa falta se debe ya
sea al hecho de que no existen establecimientos de formación profesional o a que los mismos
son de creación relativamente reciente”.
44 NIÑOS PRIVADOS DE UN

137. La formación del personal de las instituciones para niños entra parti­
cularmente en el cuadro del presente estudio. Los niños que no pueden criarse
en su familia tienen necesidad de una asistencia dada en un ambiente que
recuerde, tanto como sea posible, la vida familiar. Se reconoce generalmente
que el cuidado de niños es una especialización y que, en el interés y para la
felicidad del niño, es necesario disponer de un personal concienzudamente
elegido, especialmente formado en materia de protección de la infancia, y de
psicología. A consecuencia de la evolución que se produce actualmente en el
modo de asistencia a los niños privados de un medio familiar normal, parece
que una formación adecuada se impone más que nunca. En razón de la cre­
ciente importancia que se da al alojamiento familiar y de la tendencia a re­
servar cada vez más la asistencia en instituciones para las necesidades particu­
lares o excepcionales, se ha hecho necesario ocuparse más en formar a la vez
el personal que se ocupa del alojamiento, y el de las instituciones.
138. En los países donde se ha establecido desde hace algunos años la cos­
tumbre de confiar a los niños a familias guardianas, se ha reconocido general­
mente que era preciso formar especialmente el personal encargado de elegir
a esas familias y vigilar a los niños. Esa formación suele estar asociada con otras
formas de enseñanza con vistas al servicio social. Puede constituir una materia
especial en un curso de servicio social, o bien ser objeto de un curso especial
suplementario.
139. El cuidado de los niños criados en instituciones de internación diur­
nas y nocturnas es netamente una tarea seria y difícil. Aun cuando, con el tiempo,
fuere posible dar una asistencia más individual a la mayoría de los niños que
actualmente son objeto de tal colocación, habrá siempre quienes por razones
particulares, tendrán necesidad de ser alojados en instituciones. El personal
encargado de esos niños, por lo menos temporariamente, debe tener los cono­
cimientos y cualidades personales que le permitan crear una atmósfera familiar
y brindar a cada niño, con comprensión, lo que necesita, teniendo en cuenta
su pasado y toda su personalidad.
140. Sólo algunos países han organizado una formación especial para el
personal de las instituciones, mientras que otros emplean personas que han re­
cibido otro género de formación; o hasta favorecen cierta formación adquirida
en la práctica. Suiza organiza cursos especiales de “ monitores” . Francia y el
Reino Unido instituyeron recientemente cursos especiales de “ educadores”
para las personas empleadas en los hogares de niños. Un diploma oficial se-
otorga a las personas que han seguido esos cursos con éxito. Los mismos están
destinados esencialmente a las personas que desean prepararse para el cargo
de “ padre” o “ madre” en los hogares de niños, y los matrimonios pueden re­
cibir esa formación. En todos esos cursos se dedica un lugar importante a la
salud mental de los niños. En los países donde existen escuelas maternales-
pensiones, se prevé generalmente una formación especial para el personal.
141. Nunca se insistirá lo suficiente sobre la importancia que presenta la>
formación del personal que se requiere para responder a las necesidades de-
MEDIO FAMILIAR NORMAL 45

los niños privados de un medio familiar normal. El personal encargado del


cuidado,de los niños en establecimientos de internación e instituciones, debe
ser elegido con esmero y haber recibido una formación apropiada. La formación
del personal ha de ser objeto de un plan minuciosamente elaborado, y estar
concebida como para asegurar un justo equilibrio entre el estudio teórico y
los trabajos prácticos ejecutados con los niños. Los programas de formación
han de comprender el estudio del desarrollo del niño bajo todos los aspectos
de su existencia: salud, educación, necesidades de orden afectivo, empleo, etc.,
y tratar de asegurar la integración normal del niño en la colectividad.
142. En la constitución de los servicios necesarios para responder a las ne­
cesidades de los niños privados de un medio familiar normal, la calidad y for­
mación del personal encargado de esos servicios es de la mayor importancia.
La necesidad de personal calificado de esa índole es grande en todos los países,
pero lo es particularmente en algunos de los países insuficientemente desarro­
llados. Para responder a esa necesidad, donde no haya medios de formación,
debería estudiarse la posibilidad de hacer dar una formación en la práctica,
de organizar cursos de breve duración, y de perfeccionar métodos para formar
personal “ auxiliar” .
V II

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

143. Las informaciones presentadas en este estudio muestran la comple­


jidad de las cuestiones que plantea el problema de los niños privados de un
medio familiar normal. Pueden sacarse de estas informaciones las siguientes
conclusiones:
a) Los niños privados de un medio familiar normal incluyen no sólo a los
niños carentes de hogar, sino también a aquellos que se crían en un hogar
que, por diversas razones, está disociado o desorganizado debido a conflictos
exteriores o interiores.
b) Dentro de lo posible, el niño debe permanecer en su hogar con sus padres.
Una acción preventiva, tal como la organización de servicios destinados
a consolidar la familia, es de una importancia fundamental. Tratando,
sobre todo, de mejorar las normas de una acción curativa y protectora del
niño fuera de su hogar, se ha ‘descuidado a menudo estudiar los medios
que deberían permitirle al niño permanecer en su hogar o volver al mismo.
Cuando se elaboran programas de protección de la infancia, debe asignarse
el primer lugar a la organización de servicios destinados a impedir la di­
sociación familiar y, en caso dado, a asegurar la restauración del hogar.
c) Un niño jamás debería ser retirado de su hogar por meras razones de
pobreza; sólo en los casos en que el bienestar del niño haga indispensable
que se cuide de él fuera del hogar, conviene encarar una asistencia de esa
índole.
d) Es indispensable tomar las medidas apropiadas para descubrir rápidamente
a los niños necesitados de una asistencia fuera de su familia, para organizar
un alojamiento juicioso y organizar los servicios capaces de responder a las
primeras necesidades del niño.
e) Cuando es necesario cuidar del niño fuera de su hogar, el tipo de asistencia
por darle debe elegirse teniendo en cuenta todas las necesidades del niño,
incluso las de orden afectivo. El alojamiento en una familia guardiana,
siempre que implique una selección juiciosa, una supervisión y una finan­
ciación adecuadas, representa la asistencia que más se asemeja a los cui­
dados que el niño recibiría en su hogar, y conviene acordarle la prioridad.
f) Conviene dar una formación apropiada al personal encargado de elegir
esos hogares de alojamiento familiar o de supervisar a los niños que se hallen
alojados allí, hasta que se tome otra decisión a su respecto.
47

g) El alojamiento de los niños en una institución sólo debe encararse si otras


soluciones son imposibles. El niño sacará el mayor provecho de ese tipo
de asistencia, si la institución no es demasiado grande, si dispone de sufi­
ciente personal con una formación apropiada, y si está sujeta a un control
eficaz que implique la supervisión, el otorgamiento de una autorización
o un registro.
h) Los hombres y las mujeres empleados en establecimientos de internación
e instituciones de toda índole, necesitan una fomación especial que les
capacite para encargarse del cuidado de los niños. Esa formación se referirá
a todos los aspectos del desarrollo normal de un niño, a la utilización de
los recursos que existen en la colectividad común para los niños, y al estudio
de las necesidades especiales de los niños que reciben una asistencia fuera
del hogar.
i) Los niños privados de un ambiente familiar normal deben tener derecho,
igual que todos los demás niños, a alimentación, habitación, salud, protec­
ción, educación, ocio y servicios sociales, tal como están previstos en la De­
claración universal de los Derechos del hombre y en el proyecto de declara-
I ción de las Naciones Unidas sobre los Derechos del niño.
j) Cuando los padres verdaderos son incapaces o indignos de ejercer la tutela,
debe designarse un tutor legal.
k) Es importante que todos los gobiernos reconozcan la responsabilidad que
Ise incumbe con respecto a los niños privados de un medio familiar normal.
El Estado debe asumir esta responsabilidad adoptando leyes apropiadas
y tomando las medidas necesarias para aplicarlas, sobre todo recurriendo
de una manera constructiva a las organizaciones no gubernamentales que
se consagran a la asistencia a esos niños, otorgándoles autorizaciones y
supervisándolas.
l) Es preciso organizar urgentemente o mejorar los servicios destinados a los
niños privados de un ambiente familiar normal. Los gobiernos deben estudiar
la posibilidad de hacer dar, por sus servicios sociales fundamentales, la asisten­
cia necesaria para responder a las necesidades de esos niños, respecto de lo
cual cabe recordar que la Organización de las Naciones Unidas puede ofre­
cerles una asistencia técnica para organizar y desarrollar esos servicios.
INDICE

Pág.
P refacio ............................................................................................................. 5

I. Introducción..................... ................................................................ . 7

II. Examen general del problema. ..... ......................................... 9


El niño y la familia. Causas generales de la privación de un medio
familiar normal. Clasificación de las causas por grupos de niños.

III. La privación del medio fam iliar normal: sus efectos sobre
el n iñ o ............................................... 18

IV . La acción preventiva ................................................... 20


Medidas generales. Grupos de niños particularmente vulnerables.

V. Acción curativa y protectora ...................................................... 27


Descubrimiento, diagnóstico. Establecimientos especiales. El alo­
jamiento familiar.

V I. Responsabilidad de los poderes p ú b lic o s .................................. 39


Aspectos legislativos. Poderes y responsabilidades. El personal.

V II. Conclusiones y recomendaciones ................................................. 46


TITULOS PUBLICADOS

18. El Informe en Servido Sodal, Barros y otros.


20. Trabajo Médico Sodal, Vittoriosso.
21. Etica para el Servido Sodal, Natalio Kisnerman.
22. Reconceptualización del Servido Social, Autores varios (agotado).
23. Desarrollo de Comunidad y Subculturas de Clase, Teresa Porzecansky
(agotado).
24. Comunicación Masiva - Ideología y Trabajo Social, M. Guarino
(agotado).
25. Alternativas Metodológicas, M. Casalet (agotado).
26. El Diagnóstico Sodal, Quintero-Genisans.
27. Lógica y Relato en Trabajo Sodal, Teresa Porzecansky (agotado).
28. Cuestiones Operativas en Servido Sodal, Hermán Kruse.
29. El Taller, Autores varios.
30. Funciones del Servido Sodal,' CBCISS.
31. Servido Social Escolar en los Estados Unidos, Arthur Fink.
32. Servido Social de Empresa en el Brasil, Grupo Meta.
33. Definiendo al Trabajo Sodal, Norberto Alayón.

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