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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


INSTITUTO DE SOCIOLOGÍA

POPULISMO LATINOAMERICANO:

ENSAYO DE SOCIOLOGÍA COMPARDA

Los casos de Argentina y Chile

POR

MARIO EDUARDO POBLETE VÁSQUEZ

Tesis presentada al Instituto de Sociología


de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
para optar al Grado de Magíster en Sociología.

Profesor Guía:
Eduardo Valenzuela C.

Enero 2006
Santiago, Chile
©2006 Mario Eduardo Poblete Vásquez
A mi familia, María Paz y mis perros.

ii
Agradecimientos

En primer término, debo expresar mi reconocimiento al profesor Eduardo Valenzuela


por su función como guía y disposición constante en atender mis inquietudes. Gracias a
sus comentarios, siempre valiosos, logró clarificar mi observación e interpretación de
aquellas aristas más obtusas de mi análisis.

También mi agradecimiento se dirige al profesor Alfredo Rehren, con él pude conocer e


incorporar en mi análisis temáticas de la politología y del análisis político específico del
caso Latinoamericano. Nuestras conversaciones siempre fueron clarificadoras, además
de la notable disposición que tuvo al leer mis primeros borradores referentes al tema del
Populismo.

Finalmente, mi especial reconocimiento se lo debo al profesor y amigo Fernando Molina


Vallejos, por nuestras conversaciones, sus comentarios y buena disposición a leer mis
manuscritos. Dicha contribución fue importantísima tanto para la realización de este
trabajo como en mi formación académica y humana.

Esta demás decir que los errores son atribuibles solamente al autor y no se extienden en
medida alguna a las personas nombradas en esta página.

Mario Poblete Vásquez.

Santiago, Enero de 2006.

iii
ÍNDICE DE CONTENIDO

Dedicatoria
.........................................................................................................
.................
Agradecimientos
..........................................................................................................................
Índice de Contenido
.............................................................................................
...............
Índice de Tablas y Esquemas
..............................................................................
................
Resumen
.........................................................................................................
.................

INTRODUCCIÓN. PARADIGMAS DEL

POPULISMO................................................................. CAPÍTULO 1.

POPULISMO LATINOAMERINCANO EN PERSPECTIVA COMPARADA

.........
1.1 Algunas Concepciones sobre el Populismo
........................................................................
Di Tella: Elites, Efecto Demostración y Revolución de las
Expectativas; Germani: Nacional Populismo, Movilización e
Integración; Ianni: Populismo y Estado Latinoamericano; Laclua: El
Populismo como Ideología y Articulación Ideológica; Touraine:
Políticas Nacional Populares; El Populismo y las políticas
macroeconómicas.
1.2 Definición del Populismo Latinoamericano
……….................................................
............
1.3 Definición Histórica
del Populismo Político Latinoamericano
.........................................

iv
os; El Estado.
i
1.4 Definición Histórica del Populismo Económico Latinoamericano
......................................... i
“Crecimiento hacia adentro”: Industrialización con Sustitución de ii
Importaciones; La Inflación; El Gasto. i
1.5 Condicionantes del
Populismo Político Latinoamericano
i
......................................... v
Actores Sociales Relevantes; El Sistema de Partidos Políticos Previo;
v
Crisis del Estado Oligárquico.
i
1.6 Condicionantes del
Populismo Económico Latinoamericano x
.........................................
El Proletariado Urbano; Capital Extranjero e Industrialización Previa;
Crisis del Modelo Económica de Exportación Primaria.
1.7 Ejes 1
Relevantes para el Análisis Comparado del Populismo Latinoamericano
..........
1.8 Metodología del Análisis Comparado 7
…………………………………………………… 8

27
29

35

40

46

49
51

v
CAPÍTULO 2. POPULISMO POLÍTICO: ACTORES Y PARTIDOS..................................... 55
2.1 La Iglesia Católica y el Populismo Político Latinoamericano......................................... 55
Argentina; Chile; Conclusión.
2.2 Movimientos Obreros: Entre el Estado y los Partidos ........................................................ 67
Chile; Argentina; Conclusión.
2.3 Bastiones Oligárquicos y Populismo Latinoamericano ........................................................ 86
Chile; Argentina.
2.4 La Institucionalización del Sistema de Partidos Políticos ......................................... 91
Primer Criterio de Institucionalización; Chile; Argentina; Conclusión;
Segundo Criterio de Institucionalización; Chile; Argentina;
Conclusión; Tercer Criterio de Institucionalización; Chile; Argentina;
Conclusión.

CAPÍTULO 3. POPULISMO ECONÓMICO ................................................................................


125
3.1. Grado de desarrollo del Proletariado Urbano ........................................................ 125
Argentina, Chile, Conclusión y Niveles Inmigración.
3.2 Grado de desarrollo de la Industria y Existencia de Capital Extranjero en la Economía
Nacional ......................................................................................................................................
135
Argentina; Chile; Comentarios Finales.
3.3 Del Modelo de Exportaciones Primarias a la búsqueda de la Industrialización con
Sustitución de Importaciones .......................................................................................................
146
Chile; Argentina; Conclusión.
3.4 La Inflación y el Gasto....................................................................................................... 161

CONCLUSIÓN.......................................................................................................................... 170

APÉNDICE: ESTADO POPULISTA Y DIFERENCIACIÓN FUNCIONAL DEL SISTEMA


POLÍTICO LATINOAMERICANO ................................................................................
175

BIBLIOGRAFÍA ..........................................................................................................................
183

vi
ÍNDICE DE TABLAS Y ESQUEMAS
..............

Esquema 1.7.1: Variables para la comparación del Populismo Latinoamericano ..............

…..................... ..............

..... Esquema 1.8.1: Tipos de Métodos Comparados ..............

........................................................................................... ..............

Tabla 1.8.2: Método de Historia Comparada de Casos Contrastantes para Chile y ..............

Argentina ….......... Tabla 2.1.1: Porcentaje de Votación Demócrata Cristiana en .......

elecciones posteriores al 2º Gob. de Perón.... Tabla 2.1.2: Elección Política y Práctica Tabla

Religiosa de los Católicos en Santiago de Chile, Agosto de 1964.. Tabla 2.1.3: 2.4.2:

Elección Política y Práctica Religiosa de los Católicos en Santiago de Chile, año Porcent

1970............ Tabla 2.2.1: Porcentaje de Votación en Elecciones del Congreso en Chile: ajes de

1937 – 1947 ............................. Votación

Tabla 2.2.2: Número de miembros de Sindicatos Urbanos en Chile: 1932 – 1973 en

........................ Eleccion

..... Tabla 2.2.3: Número de miembros de Sindicatos Industriales (Obreros) en Chile: es del

1932 – 1970 .............. Tabla 2.2.4: Número de Sindicatos Industriales (Obreros) en Congres

Chile: 1932 – 1970 o en

........................ Chile:

..... Tabla 2.2.5: Porcentaje de Votación en tres Elecciones del Congreso, durante la 1912 –

década del 60 en Chile... Esquema 2.2.6: El Sindicalismo Argentino: 1890 – 1943 1973

............................................................................ IntraBlo

Tabla 2.2.8: Total de Trabajadores Sindicalizados en Argentina: 1936 – 1954 que) en

............................................. Tabla 2.2.9: Promedio Anual de Movimientos Huelguistas Eleccion

en Argentina y Chile: 1905 – 1939 .............. Tabla 2.3.1: Participación Electoral en es del

Elecciones del Congreso en Chile: 1864 – 1973 ............................. Tabla 2.3.2: Congres

Participación Electoral en Elecciones Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983 o en

.............. Esquema 2.4.1: Índice de Volatilidad Electoral Chile:


vii
1912 – 1973....

Tabla 2.4.6: Resultados de las Elecciones Presidenciales en Argentina y Resultados 51


en los Colegios Electorales: 1916 – 1983
............................................................................ 52
...............
54
Tabla 2.4.7: Porcentaje de Votaciones en Elecciones Presidenciales en Argentina:
60
1916 – 1983 .............. Tabla 2.4.8: Volatilidad Electoral (VE) en Elecciones
64
Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983 ..............
66

73

74

76

76

78

83

84

86

89

90

92

94

95

97

99

100

101

102

viii
Tabla 2.4.9: Volatilidad Electoral entre Bloques (VEB) en Elec. Presidenciales en .....
Argentina: 1916 – 1983..
Tabla
Tabla 2.4.10: VE, VEB y VIB (Volatilidad Electoral IntraBloque) en Elecciones 3
Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983 .
........................................................................................................... 1
.
Tabla 2.4.11: Porcentaje de Votación en Elecciones Presidenciales en Chile: 1925 – 8
1970 :
...........
... P
o
Tabla 2.4.12: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y del b
Congreso de años cercanos en Chile: 1931 – 1973 l
........................................................................................... a
c
Tabla 2.4.13: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y de i
Gobernador de años cercanos en la Provincia de Entre Ríos, Argentina: ó
1931 – 1973 n
........................
..... N
a
Tabla 2.4.14: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y de c
Gobernador de años cercanos en la Provincia de Santiago del Estero, i
Argentina: 1931 – 1973............................. o
n
Tabla 2.4.15: Gobiernos de Facto y Gobiernos Interrumpidos en Chile y Argentina: a
l
1920 – 1989 ……...... Tabla 3.1.1: Fuerza de Trabajo por sectores (Agricultura,
y
Industria y Minería) en Argentina: 1900 – 1961... Tabla 3.1.2: Índice del Salario
E
Industrial y su Variación Porcentual anual en Argentina: 1939 – 1962........... Tabla x
t
3.1.3: Fuerza de Trabajo por sectores (Agricultura, Industria y Minería) en Chile: 1915 – r
a
1980........... n
j
Tabla 3.1.4: Índice del Salario Real (remuneraciones del trabajo) y Variación e
Porcentual Anual del Salario en Chile: 1920 – 1980 r
........................................................................................................... a

Tabla 3.1.5: Índice del Salario Industrial y su Variación Porcentual en Chile: 1920 – e
n
1980 ..............
l
Tabla 3.1.6: Población Total y extranjera en Argentina, censos de 1869, 1895 y 1914 a

…………............... Tabla 3.1.7: Población Total y Extranjera en Chile, censos de 1865, C


a
1895 y 1920 p
i
…..................... t
a
l
ix
Federal y las Provincias de Buenos Aires y Santa Fe, censos de 1869, 104
1895 y 1914
...............................................................
............. 105
Tabla 3.1.9: Profesión y Oficio de los Inmigrantes de Ultramar, Argentina (2ª y 3ª 108
clase): 1904 – 1912........ Tabla 3.1.10: Población Extranjera de algunas Provincias de
109
Chile, censos 1865, 1895 y 1920 .............. Tabla 3.1.11: Población Extranjera según

Actividad Económica en Chile: 1930 112


........................
113
..... Tabla 3.2.1: Tasa de Crecimiento de la Industria Argentina: 1875 – 1990
123
.............................................
126
Tabla 3.2.2: Producción Industrial respecto del PIB en Argentina: 1900 –
127
1990............................................. Tabla 3.2.3: Porcentaje de Producción Industrial por
128
Sectores en Argentina: 1914 – 1994

........... 129
... Tabla 3.2.4: Inversión Extranjera Privada en Argentina: 1900 – 130
1957............................................................ Tabla 3.2.5: Inversión Extranjera como 131
Porcentaje del PIB en Argentina (Prom. anuales): 1900 – 1962 ...... 131

132

133

134

134

136

136

137

137

138

x
Tabla 3.2.6: Estimación de las Inversiones de Capital Extranjero en Argentina: 1910 – Fiscal en

1931 .............. Tabla 3.2.7: Crecimiento del Agro, Industria y Minería en Chile: 1915 – Chile:

1979 ............................................. Tabla 3.2.8: Producción Agrícola, Industrial y Minera 1965 –

respecto del PIB en Chile: 1915 – 1979 .............. Tabla 3.2.9: Porcentaje de 1975

Producción Industrial por Sectores en Chile: 1914 – 1964 ............................. ..............

Tabla 3.2.10: Porcentaje de Propiedad Industrial por Origen en Chile: 1914 – 1925 ..............
........................
..... ..............

Tabla 3.2.11: Inversión extranjera según países en Chile: 1954 – 1970; 1974 – 1984 ..............
........................
..... ..............

Tabla 3.2.12: Cantidad de Inversión Extranjera en Chile: 1954 – 1979 ......

..................................... Tabla
3.3.8:
........ Tabla 3.2.13: Porcentaje de Inversión Internada según Sector Económico en Déficit
Fiscal en
Chile: 1958 – 1970 .............. Tabla 3.2.14: PIB Total y por Habitante en Argentina y Chile:
1915 –
Chile: 1875, 1890, 1900, 1915 – 1989 .............. Tabla 3.2.15: PIB Total y Sectorial 1974
..............
(Industria) en Argentina y Chile: 1915 – 1979 ............................. ..............
..............
Tabla 3.3.1: Composición del Valor de las Exportaciones en Chile: 1940 – 1973 ..............
........................ ..............
..... ..............
.......
Tabla 3.3.2: Porcentaje de Exportaciones como Fracción del Producto en Argentina y
Chile: 1875, 1890, 1900, 1915 – 1974 Tabla
.........................................................................................
.................. 3.3.9:

Tabla 3.3.3: Porcentaje de Exportaciones de Materias Primas en Argentina y Chile: Composi


1945 – 1947, 1958 – 1960, 1964 – 1965
......................................................................................... ción del
..................
Valor de
Tabla 3.3.4: Composición del Valor de las Importaciones en Chile: 1928 – 1974
las
........................
Exportac
..... Tabla 3.3.5: Balanza de Pagos en Cuenta Corriente en Chile: 1950 – 1977
iones
............................................. Tabla 3.3.6: Índices de Precios (Export. e Import.) y
Agrícola
Términos del Intercambio en Chile: 1950 – 1977......... Tabla 3.3.7: Ingreso y Gasto
s en

xi
Argentina: 1939 – 1973 .............. Tabla 3.3.10: Composición de las Importaciones en 138
Argentina (Porcentajes): 1935 – 1963 .............. Tabla 140
3.3.11: Balanza de Pagos en Cuenta Corriente en Argentina: 1950 – 1977 140
........................ 141
..... 142
Tabla 3.3.12: Índices de Precios y Términos del Intercambio en Argentina: 1950 – 1977 142
.............................
142
Tabla 3.3.13: Ingresos y Gastos del Sector Público en Argentina: 1950 – 1963
143
........................
144
..... Tabla 3.4.1: Tasa de Inflación en períodos de cinco años para Chille y Argentina:
145
1915 – 1989 .............. Tabla 3.4.2: Tasa de Inflación según períodos de gobierno para
148
Chile: 1915 – 1989 .............................

149

150

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160

163

163

xii
Tabla 3.4.3: Tasa de Inflación según períodos de gobiernos para Argentina: 1916 – 1989.............. 164

Tabla 3.4.4: Gasto Fiscal y su Variación Porcentual en Chile: 1940 – 1975.............................................


166

Tabla 3.4.5: Gasto Social y Fiscal como porcentaje del PIB en Chile: 1970 – 1979............................. 166

Tabla 3.4.6: Gasto Fiscal y su Variación Porcentual en Argentina: 1950 – 1963 ............................. 167

Tabla 3.4.7: Gasto Fiscal como Porcentaje del PIB en Argentina: 1940 – 1961 .............................................
168

Tabla 4.1: Población Urbana y Rural en Chile: 1952 – 1982…………………………………………... 173

Tabla 4.2: Población Urbana y Rural en Argentina: 1947 – 1980…………………………………………... 173

Esquema 5: Modelo del Sistema Político del Estado de Bienestar y del Estado Populista .............. 178

xiii
RESUMEN

La siguiente investigación tiene como objetivo describir y explicar la complejidad del


Populismo Latinoamericano. En primer término, se pretende diferenciarlo de fenómenos
denominados y clasificados de la misma forma. Una vez logrado esto, se buscará
evidenciar la singularidad histórica del Populismo Latinoamericano en base a la
institución esencial que lo caracteriza: El Estado. Efectivamente, el Populismo en
Latinoamérica se define históricamente en base a un tipo particular de Estado, que se
erige de forma tal que desde su posición jerárquica organiza y coordina diferentes
ámbitos sociales. Esta noción es lo que se ha definido como Corporativismo Estatal. A
su vez, solamente en Latinoamérica el Populismo alcanza, hacia mediados del siglo XX,
posiciones estatales. Pero, además del Estado, diferentes ámbitos propios del sistema
político, así como del económico, adquieren formas de estructuración históricas que son
las que complementan la caracterización del Populismo Latinoamericano. Es de esperar
que en el marco de un Estado Populista, que modela la sociedad desde su posición
jerárquica, la economía se centre en el gasto, base su estructura en la industruliazación
sustitutiva, los actores sociopolíticos se caractericen por su alta heteronomía y los
partidos políticos por una pobre institucionalización. Bajo esta definición histórica del
Populismo Latinoamericano de mediados del siglo XX, que se extremiza hacia el ideal,
se buscará comparar casos contrastantes históricamente, a lo largo de los tres primeros
cuartos del siglo XX. Los casos elegidos son específicamente dos: Chile y Argentina. En
la comparación se distinguirá entre factores económicos y políticos, como también entre
factores que funcionan como condicionantes del Populismo (diversas dimensiones que
conspiran para su surgimiento) y aquellos que caracterizan históricamente al fenómeno.
Desde estos dos ejes, se pretende abarcar empíricamente el fenómeno desde la
perspectiva metodológica del análisis histórico-comparado.

xiv
INTRODUCCIÓN
PARADIGMAS DEL POPULISMO

Los fenómenos definidos como populistas en diferentes regiones y épocas es abundante


y, a su vez, los intelectuales se han esforzado por clasificar en categorías similares a
fenómenos que distan mucho de serlo. Por ejemplo, se ha denominado Populismo a las
experiencias rusas (narodniki) y norteamericanas (farmers) de finales del siglo XIX, al
igual que al Populismo Latinoamericano de mediados del siglo XX (como Perón en
Argentina, Getulio Vargas en Brasil o Cárdenas en México). También, posteriormente,
ha surgido la denominación de “neopopulismos”, al referirse a fenómenos políticos en
algunas naciones latinoamericanas bajo las figuras de Fujimori en Perú, Color de Melo
en Brasil o Menem en Argentina, junto con los casos europeos de la década del 90,
como son los de Pim Fortuyn en los Países Bajos, Jorg Haider en Austria o Le Pen en
Francia, entre otros, que, lejos de ser populistas, son más bien movimientos
ultraderechistas con matices xenófobos.
Ahora bien, ¿qué directriz central comparten los fenómenos mencionados? Sólo un
juicio preliminar argumentaría a favor de una probable similitud.
Como el objeto de estudio es lo que se ha denominado Populismo Latinoamericano,
corresponde diferenciarlo de aquellos fenómenos anteriores definidos como Populismo.
Así pues, existe una diferencia clara de estos fenómenos respecto del Populismo
Latinoamericano. Los primeros se presentan solamente como movimientos de presión o
protesta (contra el establishment) y sin una existencia macro en la sociedad. Además
estos movimientos denominados populistas, generalmente, no tienen un programa
político comprensivo y concreto, a diferencia de los fenómenos populistas
latinoamericanos. Surgen del sentimiento de amenaza respecto de las consecuencias del
progreso y la modernidad:

«Los populistas ven amenazado el bienestar de la “gente simple” (sin


definir específicamente este concepto) por las grandes organizaciones y

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 1


corporaciones de la economía y de la política, en fábricas, grandes bancos,
agrupaciones industriales y trust, en las burocracias estatales y privadas, los
aparatos de partidos, los parlamentos y otros agentes intermedios entre
pueblo y gobierno».1

Por ello que los populismos ruso como norteamericano poseen la imagen idílica de
rescate del pasado y la tradición:

«[…] el ideal populista es el pequeño asentamiento comunitario o de


familia, sea la granja familiar americana, el pequeño rancho o diferentes
tipos de cooperativa semejante al mir ruso, al ejido mexicano o a la comuna
popular china».2

El populismo norteamericano o “democracia agraria” nace como protesta a las formas de


organización política y económica que adquiere el país hacia finales del siglo XIX. Este
movimiento exigía el renacimiento de los antiguos ideales democráticos, en el sentido de
Jefferson y Jackson. Si bien este movimiento no tenía un plan claro de gobernancia, si
perseguía objetivos dispersos como:

«[…] la elección directa de los senadores, las primarias, el sufragio


femenino, el “recall”, la posibilidad de destituir a los funcionarios en pleno
período de elección, iniciativa y referéndum popular y el impuesto
progresivo sobre la renta».3

El partido que buscó dichos objetivos, el “Populist Party”, llegó a ser la tercera fuerza
política frente a los Republicanos y Demócratas, sin embargo, una vez que los partidos
tradicionales incluyeron dentro de sus programas dichas políticas, el “populismo”
empezó a desaparecer.

1
Phule, Hans Jürgen (1987): “Populismo en América Latina”, en Revista de Ciencia Política de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, volumen IX, pág. 88.
2
Ibíd. pág. 89.
3
Ibíd. pág. 91.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 2


Los populistas rusos o narodniki4 fueron un movimiento de intelectuales que pretendían
rescatar los valores campesinos de la sencilla vida agraria y tradicional, en
contraposición a las transformaciones provocadas por el capitalismo en Rusia en el
último cuarto del siglo XIX. Pero se diferenciaban de los norteamericanos debido a que:
«Su figura ideal no era el pequeño productor capitalista, sino el campesino ruso
tradicional. No se citaba a Jefferson, sino a Rousseau, Herder y Adam Muller, los padres
de la ideología agraria del romanticismo en Europa».5
El Populismo en América Latina dista considerablemente de los fenómenos
mencionados. No son levantamientos contra el progreso, sino una forma de progreso y
desarrollo con políticas claramente definidas, que involucra a toda la sociedad (gran
parte de sus estratos) y no sólo a un sector en función del resentimiento contra el
establishment. El Populismo Latinoamericano es también un fenómeno eminentemente
urbano y no agrario, como si es el caso de los narodniki y farmers.
Con el objeto de comenzar a sistematizar la singularidad del fenómeno del Populismo
Latinoamericano se han elegido las dimensiones que utiliza Michael Coniff: urbano,
“multiclasista”, electoral expansivo, “popular” y liderado por una figura carismática, sin
embargo, aún no le entregan completa claridad analítica al Populismo Latinoamericano.
En primer lugar, se trata de un fenómeno ubicado en los grandes centros urbanos,
surgiendo como reacción contra el régimen tradicional terrateniente anterior: «Instead it
reacted against the forms of governance, social relation, economic organization and
culture which came to prevail in the big cities».6 Aún así, el A.P.R.A. (Alianza Popular
Revolucionaria Americana) en el Perú ha sido definido como un movimiento político
populista de connotación rural, sin embargo, ha basado su apoyo en ciertos sectores
urbanos y de estudiantes organizados. El sustrato “rural” surge sólo en su ideología, ya

4
Al respecto de concepto de narodniki (populista) o narodnichestvo (populismo) y su diametral
contraposición con la noción del Populismo Latinoamericano de mediados del siglo XX ver: Ulianova,
Olga (2003): “Experiencias Populistas en Rusia”, en Revista de Ciencia Política de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, volumen XXIII, n°1, págs. 159-174. En este artículo además se hace
referencia a otros fenómenos más contemporáneos denominados de igual forma como populistas.
5
Ibíd. pág. 93.
6
Conniff, Michael (1982): “Toward a comparative definition of populism”, en Latin American Populism
in Comparative Perspective, Michael Conniff Ed., Albuquerque, Univ. of New Mexico Press, pág. 14.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 3


que este movimiento aspira a un “campesinado politizado”, lo que se conoce como el
movimiento pro-indígena o indigenismo.7 Por otro lado está el caso mexicano, donde
también sucedió que los movimientos rurales de Villa o Zapata, los cuales fueron la
fuerza que impulsó la revolución mexicana, no tuvieron participación alguna en el
gobierno formado posteriormente.
El Populismo a juicio de Conniff es “multiclase”, dicho de otra manera: una alianza
entre diferentes grupos o estratos sociales. Esto se entiende en dos sentidos: primero, que
es un movimiento de masas “amorfas” y no un movimiento de clases en los que se
identifique clase con acción: «Typically the mass included urban workers, the petit
bourgeoise, the economically inactive, rural migrants and even such “nonaligned”
groups of students, intellectuals and foot soldiers».8 Segundo, no existe una única clase
hegemónica en este aglutinamiento.9
El Populismo fue un movimiento principalmente electoral en su etapa más avanzada,
produciéndose crecientes ensanchamientos del electorado en gran parte de los países
latinoamericanos. A diferencia de otros fenómenos en que los seguidores del líder son
individuos que no votan (caudillismo).10
El Populismo se define culturalmente como “popular”. Por ejemplo, en países como
México y los Andinos se forma una fuerte apelación hacia la cultura indígena. Según
Conniff, el revivir antiguas formas folklóricas del pasado provoca la utilización de
comportamientos tradicionales de participación política, produciéndose una apelación
directa entre el líder y los seguidores.11 Por ello, las formas populistas de política
exceden los canales institucionalizados de participación, y las masas se movilizan en
apelación directa al líder. En aquellos casos en que las masas no pueden participar de
elecciones políticas, si pueden participar mediante formas heredadas de tiempos de la
colonia, llevadas al contexto de la gran ciudad.

7
Al respecto: Ibíd. pág. 13.
8
Ibíd. pág. 14
9
Al respecto: Ibíd. pág. 16.
10
Al respecto: Ibíd. págs. 16-20.
11
Al respecto: Ibíd. págs. 20-21.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 4


Otro de los atributos del Populismo es que requiere la existencia de un líder carismático
en la cual basar la dominación y el apoyo de sus seguidores. Este dominio del líder
carismático es esencialmente inestable, pero con posibilidades de institucionalizarse. Por
otro lado el Populismo puede ser democrático y autoritario, pero si se pone atención al
proceso político y no a las formas particulares de expresión carismática, el Populismo es
anti-autoritario, debido a que requiere de una expansión electoral para poder
legitimarse.12
Claramente estas dimensiones responden sólo a una parte de las características del
Populismo, pero en ninguna medida dan cuenta de la particularidad que adquiere el
fenómeno en Latinoamérica. Aún el concepto se encuentra en un nivel de generalidad
que opaca el análisis. En efecto, las razones porque Conniff aún no logra conocer la
particularidad latinoamericana se refieren a que ha centrado la atención en los
populismos en sentido amplio, es decir, considerado como populismos tanto a discurso o
semántica populista, en otras palabras, ideología populista, con los movimientos
políticos populistas y los populismos en cuanto forma de Estado organizador de la
sociedad. Una distinción similar a ésta es propuesta por Paul Drake que distingue entre:
los movimientos, las políticas y los gobiernos populistas.13 De igual manera Alain
Touraine reconoce que los populismos en Latinoamérica pueden clasificarse según las
formas que adquieran, en este sentido estos pueden ser: movimientos, partidos o estados
populistas.14 Considerando las distinciones anteriores, la singularidad del Populismo
Latinoamericano la entrega la noción de Estado. En efecto, sólo en Latinoamérica el
Populismo alcanza niveles de gobierno, donde puede llevar a cabo políticas de desarrollo
desde el aparato central (Estado) hacia el resto de la Sociedad. Ideología populista es
posible de encontrar en todas las formas de Populismo que se han definido a lo largo del
mundo; como se presentará más adelante, Laclau expone cómo diversos fenómenos
12
Al respecto: Ibíd. págs. 21-23.
13
Para profundizar sobre la diferencia entre Estado, partidos y movimientos populistas se recomienda
revisar: Drake, Paul (1992): “Comentarios al artículo de Robert Kauffman y Bárbara Stallings. El
populismo en Perspectiva”, en Macroeconomía del Populismo en la América Latina, Rudiger Dornbusch
y Sebastián Edwards Eds., Fondo de Cultura Económica, págs. 47-51.
14
Al respecto: Touraine, Alaine (1978): Actores Sociales y Sistemas Políticos en Latinoamérica,
PREALC, Santiago de Chile, págs. 149-159.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 5


políticos pueden ser clasificados como populistas si se atiende a la forma en que se
articulan las tradiciones populares a un particular discurso de clase. Por su parte los
movimientos y los partidos populistas son posibles de encontrar en gran parte del
continente latinoamericano al igual que fuera de él, por lo tanto, ésta tampoco sería la
forma históricamente singular en que se desarrolla el Populismo Latinoamericano.
Cuando se ingresa la variable Estado al análisis del Populismo, el panorama empírico se
acota a los casos latinoamericanos, por lo cual en la medida que las variables
presentadas arriba no satisfagan el análisis del Populismo Latinoamericano es necesario
redefinir el problema. Además si consideramos que las dimensiones presentadas sólo se
refieren a la problemática política del Populismo, se aprecia aún más la extrema
parcialidad en que ha sido analizado el asunto. En efecto, una vez que se utiliza como
categoría de análisis del Populismo el concepto de Estado (y la particular forma que
adquiere en América Latina) se abre la compuerta hacia la dimensión política del
Populismo, el modelo económico implementado por los gobiernos populistas, la forma
de vincularse con las masas y las consecuencias económicas generalizadas en todo
Populismo Latinoamericano.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 6


CAPITULO 1
POPULISMO LATINOAMERICANO EN PERSPECTIVA COMPARADA

El Populismo lejos de ser un fenómeno de conocimiento y delimitación concensuado ha


llevado a elaboraciones analíticas que difieren en mayor o menor medida. A
continuación se presentan algunas interpretaciones, para luego definir una concepción
tentativa del mismo, adecuada de operacionalizar comparativamente.
Las elaboraciones conceptuales en torno al Populismo tienden a diferenciar
implícitamente las dimensiones económicas de las políticas. Aunque algunos trabajos
relacionan una y otra dimensión, estos tienen como objeto de estudio dimensiones
excluyentes la mayor parte de las veces. Por lo tanto, al menos analíticamente, estas
dimensiones pueden ser comprendidas como ámbitos distintos en donde el fenómeno del
Populismo adquiere distinta forma.
Se pueden reconocer las concepciones estructuralistas del Populismo, en los trabajos de
Torcuato Di Tella y Gino Germani. Esta perspectiva supone la clásica distinción
sociológica entre ‘Comunidad y Sociedad’, centrándose en el Populismo como una etapa
intermedia en el paso de un paradigma a otro. Octavio Ianni, también presenta al
Populismo históricamente como una etapa intermedia, entre el sistema oligárquico
latinoamericano y la sociedad propiamente capitalista y burguesa. En ese sentido Ianni,
al igual que Di Tella y Germani, entiende al Populismo como un tránsito social, de una
dominación oligárquica de tipo premoderna a una dominación moderna propiamente
burguesa.
Desde una perspectiva diferente a los autores anteriores, Ernest Laclau analiza el
fenómeno del Populismo mediante el análisis ideológico, más adelante se expondrán las
distinciones discursivas y arquetípicas en que el Populismo se inserta, sin embargo, en la
medida que utiliza distinciones guías extremadamente generalizadas ha tendido a definir
como populismos a realidades sociales muy diferentes, lo que lleva crecientemente a
desechar categorías de este tipo para definir al Populismo Latinoamericano.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 7


Alain Touraine posee una interpretación particular del fenómeno, su concepción del
Populismo resulta ser una mezcla de varios componentes de tipos políticos, culturales y
económicos. Sin embargo, se nota su predilección por analizar el Populismo desde lo
que el denomina ‘Políticas Nacional-Populares’, con la ventaja de que al centrar su
análisis en las ‘políticas’ y no en los regimenes, ni en la ideología, ni en categorías
sociales, facilitaría la operacionalización del fenómeno.
Una serie de trabajos desde la economía define singularmente al Populismo. Se observa
como central la problemática económica que lleva a la crisis de la balanza de pagos y
también políticas derivadas de lo que se ha intentado definir como el modelo
‘macroeconómico populista’. Estos ensayos pretender encontrar una regularidad circular
en el Populismo o ‘ciclo populista’, la gran mayoría encuentran el centro del modelo
populista en el gasto y despilfarro fiscal, teniendo como consecuencias grandes crisis
económicas, hiperinflación, desempleo y pobreza.

1.1 Algunas Concepciones sobre el Populismo

Di Tella: Elites, Efecto Demostración y Revolución de las Expectativas. Torcuato Di


Tella sospecha desde un comienzo la dificultad de abordar el tema del Populismo.
Gracias a su naturaleza preconceptual y altamente indefinida e indiferenciada, el uso del
concepto cae en extrema levedad: «[…] el Populismo tiene también un dejo de
improvisación e irresponsabilidad, y no puede considerarse, por su propia naturaleza, ni
funcional ni eficiente».15
A pesar de la penumbra inicial que rodea al concepto, el autor de todas formas lo
comprende como una categoría de observación social plausible:

«El Populismo puede definirse como un movimiento político que disfruta


del respaldo de la masa trabajadora urbana y/o del campesinado, pero que

15
Di Tella, Torcuato (1969): “Populismo y Reforma en América Latina”, en Obstáculos para la
Transformación de América Latina, Claudio Véliz Ed., Fondo de Cultura Económica, pág. 51.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 8


no es resultado del poder organizador de ninguno de los dos sectores.
Cuenta también con sectores pertenecientes a las clases trabajadoras, que
mantienen una ideología anti-status quo».16

Definición que sin duda no alcanza la complejidad total del fenómeno, sin embargo,
entrega características claras para una comprensión inicial.
El surgimiento histórico del Populismo en Latinoamérica, a juicio de Di Tella, se
relaciona estrechamente con la definición del concepto de ‘efecto demostración’. En este
punto se comienza a observar la diferencia ‘Comunidad/Sociedad’ y la comprensión del
caso latinoamericano como parte de ese tránsito. Por lo cual el autor se pregunta por qué
surge el Populismo en Latinoamérica, que en ese período era un continente
empobrecido, por qué no surgió en Europa cuando ésta se encontraba en las mismas
etapas de desarrollo. La respuesta propuesta es que: «[…] los países en desarrollo no son
sólo pobres en términos absolutos, sino que se encuentran en la periferia de las áreas
metropolitanas más ricas, sufren de lo que los economistas llaman efecto
demostración».17
La idea tras este planteamiento es que las elites intelectuales de los países en
subdesarrollo, al buscar respuestas a sus propias crisis y problemas, inevitablemente
miran “hacia el centro” (hacia los focos de atracción del ‘metrópolismo’), llevándolos a
imitar sus métodos e historia de desarrollo, efecto que se agudiza cuando se incorporan
al mercado mundial. A nivel del resto de los estratos sociales el ‘efecto demostración’
tiene consecuencias similares, principalmente elevando las expectativas del pueblo
respecto de lo que pueden obtener en bienestar.

«Los medios de información elevan el nivel de las aspiraciones de su


público, especialmente entre las personas instruidas de las ciudades. Esto es
lo que ha sido llamado con justicia la revolución de las expectativas en
aumento».18

16
Ibíd. pág. 51.
17
Ibíd. pág. 52.
18
Ibíd. p. 52.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 9


Además, para Di Tella, en América Latina ocurre un fenómeno que es base del
Populismo: ‘representación sin imposición’. Consiste básicamente en que:

«[…] los grupos que carecen del suficiente poder de organización o


económico demandan una participación tanto en los bienes como en el
proceso de decisión de la sociedad; ya no “conocen su lugar”, como hasta
hace poco lo conocían los trabajadores europeos. Forman una masa
disponible, que da apoyo y que es mayor y con mayores exigencias que
cualquiera que Luis Napoleón hubiera podido imaginar».19

Para que emerja el Populismo se debe dar la condición de que existan dos tipos de
grupos: los ‘inadaptados’ y ‘masas disponibles’.

«Los inconformes dondequiera que se encuentren, pero principalmente si se


encuentran en los países en vías de desarrollo, crearán siempre tensiones
políticas o sociales; y más en aquellos países que están actualmente
desarrollándose, que en los del período “clásico” de desarrollo europeo. Los
grupos inadaptados (cuyo estatus es, en general, superior al promedio), y las
masas movilizadas y dispuestas, se complementan. Su situación social es
diferente, pero tienen un común odio acrecentado contra el status quo».20

Los elementos necesarios para que se surjan los populismos en Latinoamérica lo


constituyen básicamente tres componentes: primero, una elite situada en los niveles
medios o medio alto de la estratificación, impregnada de una motivación anti-status quo;
segundo, una masa movilizada creada como resultado de la revolución de las
expectativas; tercero, una ideología o estado emocional ampliamente difundido para
facilitar la comunicación entre dirigentes y seguidores, con el propósito de crear
entusiasmo colectivo.

19
Ibíd. p. 53.
20
Ibíd. p. 54.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 10


Germani: Nacional Populismo, Movilización e Integración. Gino Germani también basa
su análisis en la distinción entre Comunidad y Sociedad. Como sería lógico de entender
el paso de un lado al otro de la distinción no es automático ni homogéneo. He ahí la
primera dificultad en la utilización de dicha distinción para la comprensión social. Sin
embargo, en lo que respecta al análisis del Populismo adquiere sentido, siempre y
cuando se contraste con un modelo histórico que ya completó la transición a la Sociedad
Industrial. El paso se da en los niveles de la acción social correspondientes al tránsito de
acciones ‘prescriptivas’ a ‘electivas’, de la ‘institucionalización de lo tradicional’ a la
‘institucionalización del cambio’, y de ‘ámbitos e instituciones crecientemente
desdiferenciados’ hacia una ‘creciente diferenciación’ de los mismos, por
‘especialización de los roles’ en estos ámbitos e instituciones.21
Las etapas transicionales de una Sociedad Tradicional a una Sociedad Industrial son
pensadas bajo la concepción de ‘asincronía’ que se debe entender como la permanencia
simultánea de elementos e instituciones sociales tradicionales con otros modernos. Para
Germani esta ‘simbiosis’ entre sociedad tradicional e industrial, que se da en etapas
intermedias, adquiere distintas formas. Primero el ya mencionado ‘efecto demostración’
y, segundo, el ‘efecto fusión’ que consiste en que ideologías y actitudes
correspondientes a las etapas avanzadas, al ser difundidas y luego interpretadas en un
contexto atrasado, como sería el caso latinoamericano, tiende a reforzar y solidificar los
rasgos tradicionales.22
Otros conceptos centrales en el análisis de Germani son los de Movilización e
Integración. La comprensión de estos conceptos son claves para la teoría sobre el
Populismo de este autor. La movilización, a grosso modo, es aquel proceso de
deliberación de grupos anteriormente pasivos:

21
Respecto del tránsito que se da a nivel de la acción social se recomienda revisar: Germani, Gino (1971):
Política y Sociedad en una época de Transición. De la Sociedad Tradicional a la Sociedad de Masas,
Paidós, Buenos Aires, págs. 93-97.
22
Al respecto: Ibíd. Págs. 130-144.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 11


«[…] corresponde al proceso psicológico a través del cual grupos
sumergidos en la “pasividad” correspondiente al patrón normativo
tradicional […], adquieren cierta capacidad de comportamiento
deliberativo, alcanzan niveles de aspiración distintos por los fijados por ese
patrón preexistente y, consiguientemente, en el campo político, llegan a
ejercer actividad. Esta obviamente produce participación, intervención en la
vida nacional, pero tal intervención puede darse de muy diferentes maneras,
desde movimientos de protesta desorganizados hasta explosiones
revolucionarias abiertas, desde expresiones religiosas hasta actividad
política desarrollada en el seno de los partidos, con el ejercicio del sufragio,
etc.».23

Con el quiebre de estos patrones tradicionales, muchos grupos e individuos son liberados
de las estructuras sociales prescriptivas y tradicionales, disponiendo de la capacidad de
participación política, sin embargo, dicha disponibilidad no se traduce necesariamente
en participación política efectiva, y sí esta participación no deviene por canales políticos
estructurados se está en presencia de Movilización Primaria. Por su parte la ‘Integración’
se puede definir como la participación que:

«[…] (1) is carried out within institucional channels provided by the ruling
political regime (and such intervention is somewath effective, aside from all
recognition); (2) is perceived and experienced as legitimate by both the
mobilized groups and powerful groups».24

Es pertinente destacar el acento en la actitud de respeto a los canales institucionalizados


de participación por parte de los individuos en el caso de la integración, he ahí que la
legitimidad no se basa en la norma legal obligada a cumplir, sino:

« […] en ese sentimiento de “legitimidad” que está también englobado, de


manera explícita o implícita […] en el cuadro institucional global, es decir,
el régimen político por un lado, y por otro, por lo menos ciertos valores
básicos que aseguran un mínimo de integración en la estructura social. Está

23
Ibíd. págs. 200-201.
24
Germani, Gino (1978): Authoritarianism, fascism and National Populism, New Brunswick, pág. 107.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 12


demás decir que se trata de una actitud de legitimidad y no de legitimidad
legal».25

La idea central respecto del éxito en el paso de un régimen a otro (entendido como el
tránsito pacífico por las diferentes etapas de desarrollo) se debe a la capacidad de los
canales institucionalizados para ordenar la participación política, manteniendo las bases
del consenso político durante el proceso de movilización de los nuevos grupos. Entonces
se produce un aumento de la participación gracias al avance por las etapas de desarrollo
social, pero sí dichas estructuras no pueden canalizar las crecientes movilizaciones se
está en presencia de una crisis.26 Básicamente este sería el caso del Populismo, es una
forma alternativa de participación política que se desprende de la modernización social.
Para Germani estos regímenes son resultados de una configuración de factores diferentes
a los que se pueden observar en países industrializados en períodos anteriores. El
denominado Nacional Populismo rechaza muchos valores de la democracia
representativa, como son las libertades civiles, no incorporando a los antiguos estratos
marginales de la sociedad. Esta liberación de los patrones tradicionales puede originar
una tasa de movilización política que exceda la capacidad de participación legítima. Los
canales institucionalizados de participación política que no se formaron en las etapas
previas, no existirán o son inadecuados para absorber las nuevas movilizaciones de
masas. También la formación del proletariado urbano es muy acelerada y si a esto se le
suma una mermada formación de los partidos marxistas o de clases trabajadoras, la
opción más real en que podrá desembocar el régimen político es en el Nacional
Populismo.27 Para el autor, por lo tanto, la acelerada modernización de ciertos aspectos
en Latinoamérica, a diferencia de Europa, explicaría también los procesos de
desmovilización (regímenes autoritarios) que se tornan frecuentes en la región.
En la perspectiva de Germani se puede apreciar que el Populismo es esencialmente un
proceso de desarrollo de crisis, de participación y de mecanismos que canalizan dicha

25
Germani (1971): Política y Sociedad…, pág. 201.
26
Al respecto: Germani (1978): Authoritarianism, fascism…, pág. 108.
27
Al respecto: Ibíd. págs. 102-103.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 13


participación social. Por tanto el Populismo en Latinoamérica se ha asociado
fuertemente al ensanchamiento abrupto de los procesos de participación social en
general.
Por otro lado, el Populismo corresponde a una de las variables de total participación
política entre las cuales también se encuentran la ‘Democracia representativa con total
participación’, que corresponde al caso de los países de Europa Occidental
principalmente; y el ‘Socialismo autoritario, bajo el dominio de un líder carismático, en
un mismo contexto cultural’, que en el caso latinoamericano corresponde a Cuba.28

Ianni: Populismo y Estado Latinoamericano. El trasfondo teórico de este análisis es


eminentemente marxista. En efecto, lo que pretende es conocer la reproducción del
carácter capitalista de las relaciones de dominación política y apropiación económica, y
cómo las nuevas alianzas de clases tienden a oscurecer estas relaciones esenciales.
Para Octavio Ianni el Populismo es una fase intermedia en el tipo de dominación
oligárquica patrimonial a una dominación propiamente burguesa: «[…] el pacto
populista parece un intermezzo, de tipo bonapartista, en la transición de la hegemonía
oligárquica a la hegemonía propiamente burguesa, entendida ésta como burguesía de
base urbana o industrial».29
Para comprender el surgimiento del Populismo es esencial conocer en qué consiste el
Estado Oligárquico y su crisis. Básicamente, en el Estado Oligárquico el gobernante
reproducía la imagen del hacendado en dimensiones nacionales, su economía funciona
en la forma de los sectores de enclave o segmentos de la economía del país,
desfavoreciendo la formación de partidos y sindicatos que no expresen su representación
por parte del gobierno.30

28
Al respecto: Ibíd. págs. 98-103.
29
Ianni, Octavio (1984): La formación del Estado Populista en América Latina. Ediciones Era, México,
pág. 55.
30
Al respecto: Ibíd. pág. 70-73.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 14


«En la forma latinoamericana, la oligarquía combina constituciones de
inspiración liberal […] con las prácticas y los valores de tipo patrimonial
polarizados en torno al cacique, patrón, gamonal, coronel o caudillo. El
poder es ejercido por un sistema de caciquismo en el cual la cúspide de la
pirámide es ocupada por el gran cacique nacional […] En esa estructura de
poder los funcionarios […] se reclutan entre los miembros de partido de
gobierno […] aquellos que son solidarios política y económicamente a los
gobernantes».31

El sistema oligárquico entra en crisis final debido al colapso del sistema económico
mundial, combinado con tensiones sociales y liberando fuerzas políticas, tanto como
económicas, que se encontraban bajo control o en segundo plano en la época de la
hegemonía de las oligarquías.32 El Estado oligárquico se hace insostenible cuando:

«[…] las nuevas relaciones de clase, surgidas de la urbanización, la


migración rural urbana, el desarrollo industrial, el crecimiento del sector
servicios, etc., ponen en tela de juicio aquel compromiso, sacando a luz una
contradicción profunda. Cuando la estructura de clases se encuentra más
desarrollada, contando con sectores medios, de empresarios industriales y
obreros, la dominación oligárquica entra en crisis final. En esa ocasión
crítica, se hace más agudo el antagonismo entre la sociedad industrial, por
una lado, y la economía dependiente, por otro».33

Finalmente, la oligarquía promovió el “desarrollo hacia fuera” que a su vez estimulaba


el crecimiento y la diferenciación interna de la sociedad, acelerando la división social
del trabajo en torno a actividades urbanas. El desarrollo de las relaciones sociales de
producción capitalista, que modifican los rasgos y estructuras de la ciudad, funcionaron
luego como base del gobierno populista que albergó todas las pujantes clases sociales.
Evidentemente, el desarrollo de la urbanización, que acompañó al proceso de “desarrollo
hacia fuera” es clave para comprender el fenómeno del Populismo, sin embargo, como

31
Ibíd. pág. 79.
32
Al respecto: Ibíd. págs. 85-89.
33
Ibíd. pág. 93.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 15


se expondrá más adelante, la urbanización por sí sola no contribuye al Populismo, ésta
debe darse acompañada de diversos factores tanto políticos como económicos.
Así pues el Estado Populista se presenta como el centro de poder de fuerzas
heterogéneas concertadas para conquistar el gobierno, dicho de otro modo, regímenes
que se apoyan en una constelación de fuerzas antagónicas. El Populismo:

«[…] mantiene el carácter policlasista aunque no en todos los niveles del


poder. El estado es presentado por las fuerzas que se hallan en el poder
como si representase al mismo tiempo, a todas las clases y grupos sociales,
pero vistos como “pueblo”, como una colectividad para la cual el
nacionalismo desarrollistas pacifica y armoniza los intereses y los ideales.
El estado populista es impuesto a la sociedad como si fuera su mejor y
único intérprete, sin mediación de los partidos».34

En efecto, esta manera de entender a la sociedad como una colectividad, desdibujando


las diferencias sociales, representa la legitimidad en que se basa el régimen populista,
siendo ésta una manera de hacer frente a la crisis del Estado Oligárquico y dar solución
al surgimiento acelerado de nuevos sectores sociales. En el caso del Estado Populista:

«[…] ocurre que las fuerzas políticas del populismo tienden a conferir al
Estado funciones peculiares […] donde una sobrepasa a la otra. Se da
preeminencia a la organización sindical vinculada al aparato estatal […]
Las organizaciones sindicales no populistas son marginadas e incluso
suprimidas. Al mismo tiempo, el gobierno reformula los requisitos
funcionales y organizativos del sindicalismo, para mantenerlo dependiente
del aparato estatal y limitado a las finalidades de la política populista».35

Este creciente poder del Estado en la modelación de los sindicatos y otros sectores
organizados, propios de una sociedad civil, es lo que se ha denominado como
Corporativismo. Esto se condice con lo que Ianni denomina ‘Hipertrofia del Aparato

34
Ibíd. pág. 141.
35
Ibíd. pág. 145.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 16


Estatal’ que ocurre, por ejemplo, en el caso del peronismo en Argentina.36 Según Alfred
Stepan este es el caso de un ‘Corporativismo de Inclusión’ en que el Estado comienza a
modelar el resto de la sociedad de forma que crea, patrocina y controla organizaciones,
en las que se da una creciente incorporación de las masas y de nuevos sectores.37 Dicho
de otra manera: «El sindicalismo estatal politiza al proletariado según las directrices y
los límites establecidos por el régimen populista».38
El Populismo para Ianni corresponde a una fase del desarrollo de las relaciones de
acomodación y antagonismo entre las clases sociales que participan de esta alianza.,
básicamente porque comprende sectores sociales bastante dispares como son la
burguesía y proletariado industriales.39

«En épocas críticas, los elementos burgueses del populismo no admiten


continuidad de la política de masas. Es que en esas ocasiones la politización
de las masas obreras se desarrolla de modo intenso y generalizado […] Por
eso que los sectores burgueses de la política de masas prefieren apoyarse en
otros grupos de instrumentos de poder».40

En definitiva el Populismo Latinoamericano está comprometido, para Ianni, con los


principios del mercado y del valor de cambio, ya que en situaciones críticas tanto el
proletariado como la burguesía tienden a reaglutinarse en sus respectivos sectores y
posteriormente a radicalizar sus diferencias.
Por otro lado, el Populismo, por ser una etapa transicional envuelve contradicciones y
desfases diversos. Este argumento tiene como trasfondo la distinción Sociedad Industrial
y Sociedad Tradicional ya presentada, en donde aspectos de una y otra se conciertan
bajo la forma de un desfase:

36
Al respecto: Ibíd. pág. 145.
37
Stepan, Alfred (1978): State and Society: Perú in Comparative Perspective, Princeton University Press,
págs. 73-80.
38
Ianni (1984): La formación del…, pág. 55.
39
Al respecto: Ibíd. págs. 150-151.
40
Ibíd. pág. 156.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 17


«Se combinan presente y pasado, el patrón y el empresario […] la industria
cultural y la manipulación ideológica por parte de la clase dominante y sus
aliados en la clase media se dirigen en ese sentido. […] la propia política de
la alianza de clase, que fundamente al populismo, se dirige en esa dirección.
Los planos se combinan y se mezclan».41

Laclau: El Populismo como Ideología y Articulación Ideológica. La concepción de


Populismo en Laclau se comprende bajo la perspectiva de la ideología y la articulación
de ésta en un discurso de clase. Una ideología es tal en cuanto a su forma y no su
contenido, y dicha forma ideológica constituye lo que se denomina ‘principio
articulatorio específico’. La lucha ideológica únicamente es imposible, para ello es
necesario que exista un marco de sentido compartido por todas las fuerzas en lucha.

«Una clase es hegemónica no tanto en cuanto logra imponer una


concepción uniforme del mundo al resto de la sociedad, sino en cuanto
logra articular diferentes visiones del mundo en forma tal que el
antagonismo potencial de las mismas resulte neutralizado».42

La concepción central detrás de Populismo es la de “pueblo”, y es también donde se


encuentra la ambigüedad fundamental que rodea al concepto: «[…] pueblo es un
concepto que carece de estatus teórico definido; pese a la frecuencia de su uso en el
discurso político, su precisión conceptual no va más allá del plano puramente alusivo o
metafórico».43
Pero para Laclau, el “pueblo” no es un mero concepto retórico, sino una determinación
objetiva. Es uno de los dos polos en la contradicción dominante de toda formación social
concreta (discurso de clase). La contradicción ‘pueblo/bloque de poder’ es un
antagonismo cuya inteligibilidad no depende de las relaciones de producción, sino del
conjunto de las relaciones políticas e ideológicas de dominación constitutivas de una

41
Ibíd. pág. 158.
42
Laclau, Ernest (1986): Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo,
Siglo XXI Editores, pág. 188.
43
Ibíd. pág. 192.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 18


formación social determinada. Por ello esta contradicción dominante al nivel de una
formación social concreta constituye el campo específico de una lucha de popular-
democrática. Y la lucha de clase tiene prioridad sobre la lucha popular-democrática, ya
que esta última sólo se da articulada al proyecto propio de clase.
Por lo mismo que la ideología popular-democrática pudo ser articulada al liberalismo,
puede serlo también al socialismo y a otras ideologías de clases. La “democracia”, para
Laclau sólo existe a nivel ideológico bajo la forma de elementos de un discurso, no
existiendo un discurso popular-democrático como tal. Por otro lado,

«[…] las “tradiciones populares” constituyen el conjunto de interpelaciones


que expresan la contradicción “pueblo / bloque de poder” como distinta de
una contradicción de clase. Esto permite explicar dos hechos. En primer
término, en tanto las “tradiciones populares” representan la cristalización
ideológica de la resistencia a la opresión general, es decir, a la forma misma
del Estado, tendrán una perduración mayor que las ideologías de clase y
constituirán un marco estructural de referencia más estable que estas
últimas. Pero, en segundo término, las tradiciones populares no constituyen
discursos coherentes y organizados, sino puramente elementos que existen
articulados a discursos de clase».44

Por lo mismo muchas tradiciones populares son evocadas como propias tanto por
quienes se ubican en el lado del pueblo o quienes se ubican en el lado del bloque de
poder. Ejemplo de ello es Tupac Amaru que es rememorado fuertemente por guerrilleros
y por el ejército peruano. Ahora bien,

«[…] lo que transforma a un discurso ideológico en populista es una


peculiar forma de articulación de las interpelaciones popular-democráticas
al mismo. Nuestra tesis es que el populismo consiste en la presentación de
las interpelaciones popular-democráticas como conjunto sistémico-
antagónico respecto de la ideología dominante».45

44
Ibíd. págs. 194-195.
45
Ibíd. pág. 201.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 19


El Populismo comienza en el punto en que los elementos popular-democráticos se
presentan como oposición antagónica frente a la ideología del bloque dominante. Nótese
que esto no significa que el Populismo sea siempre revolucionario. Por lo que se puede
señalar la existencia de dos tipos de Populismo: primero, el Populismo de clase
dominante que es cuando el bloque dominante experimenta una crisis profunda a causa
de una nueva fracción que intenta imponer su hegemonía y no consigue hacerlo en la
estructura existente dentro de dicho bloque de poder. Una de las soluciones puede ser un
llamamiento directo a las masas para desarrollar su antagonismo frente al Estado.
Segundo, para los sectores dominados, la lucha ideológica consiste en expandir el
antagonismo implícito en las interpelaciones democráticas y en articularlo al propio
discurso de clase. La lucha de la clase obrera por su hegemonía consiste en lograr el
máximo posible de fusión entre ideología popular-democrática e ideología socialista.
Para Laclau es posible calificar de populista a Hitler, Mao y Perón, no porque las bases
de sus movimientos fueran similares, sino porque en los discursos ideológicos de todos
ellos, las interpelaciones populares, aparecen presentadas bajo la forma del antagonismo
y no sólo de la simple diferencia.
Según lo anterior, lo populista en una ideología es la presencia de interpelaciones
popular-democráticas en su antagonismo específico, y el conjunto ideológico (del que el
Populismo es sólo un momento) consiste en la articulación de aquel antagonismo de
discursos de clase divergentes.
Laclau niega que el Populismo sea la estructura necesaria de algún proceso
socioeconómico, como planteaba Ianni, y para que surja el Populismo indistintamente se
tienen que dar ciertas condiciones particulares. Debe ocurrir una crisis especialmente
grave del bloque de poder que lleva a una fracción de éste a intentar establecer su
hegemonía a través de la movilización de las masas.

Touraine: Políticas Nacional Populares. La perspectiva de Touraine presenta un balance


entre diferentes ámbitos en que el Populismo adquiere forma. En efecto, el Populismo
aparece como forma de superar el conflicto de clases, busca el surgimiento económico

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 20


heterónomo y el desarrollo de una ideología nacionalista basada en la idea suprema del
pueblo.
El Populismo busca superar la exterioridad del poder económico, junto con un tipo de
desarrollo que logre la participación e integración de la sociedad ya dualizada por este
desarrollo, por lo tanto, rechaza fuertemente las rupturas implicadas en la acumulación
capitalista, buscando un control comunitario de los cambios económicos y manteniendo
una identidad colectiva a lo largo de estas transformaciones.46
Entonces, se reconocen tres elementos constituyentes del Populismo. Primero, se busca
que el progreso en general tenga un carácter nacional, respetando la cultura de cada
pueblo en particular. Ello produce una enérgica identificación entre el poder político y el
Estado Nación. Segundo, el Populismo tiene un fuerte carácter antielitista o
antioligárquico, y también antintelectual, buscando reactivar al pueblo en su esencia y
no por su propia iniciativa. Tercero, la noción de pueblo se debe entender como la de
una comunidad y no de una clase, ya que el Populismo aparece opuesto a cualquier idea
de conflicto social o estructural.
Para Touraine el Populismo resulta de una particular combinación entre un tipo de
categoría social, una ideología y una forma de Estado, pero no es propiamente ninguna
de ellas. Lo que mejor definiría al Populismo sería entonces un tipo de ‘Política
Nacional Popular’. Este tipo de política conjuga a su vez tres aspectos principales. La
referencia al pueblo como esencia simbólica de la nación que a su vez es amenazada por
la dominación externa (principalmente económica) y las consecuencias internas que ello
pueda traer, y finalmente, el Estado como el principal y único agente de cambio, de
expresión y de defensa de la unidad nacional.47
Touraine cree que la dualización de las conductas políticas por la implementación de las
políticas nacional populares sólo se puede plasmar y mantener vigente gracias a la figura
constante del líder. En efecto, es él quien logra separar las metas de los medios y los
aspectos expresivos de los instrumentales. Además se produce una separación en la

46
Al respecto: Touraine, Alaine (1978): Actores Sociales…, PREALC, Santiago de Chile, pág. 139.
47
Al respecto: Ibíd. págs. 141-142.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 21


figura del adversario, es decir, la noción de actor deja escapar a la de adversario, éste es
el dinero, el poder, las armas, la muerte. También, el Populismo por una parte es
“instrumento de legitimación de las fuerzas que dirigen el crecimiento económico”, y
por otra es “movimiento de lucha contra la dominación social por el aumento del
consumo que tiende a reducir inversiones”. Una vez agotado el período de
industrialización con sustitución de importaciones este aspecto se hace cada vez más
paradójico. El Populismo finalmente contiene otras dos imágenes contradictorias: «[…]
como agente de ampliación del sistema político y como poder absoluto movilizado a
favor del imperialismo o en contra de él».48

El Populismo y las políticas macroeconómicas. El período de mayor desarrollo del


Populismo como fenómeno social generalizado se remonta, principalmente, al segundo y
tercer cuarto del siglo XX. Se aprecia como en los gobiernos de aquel entonces la
economía era crecientemente definida desde la política, y el Estado norma la forma
“correcta” de la reproducción social. Esta forma de determinación ideal del Estado hacia
el resto de la sociedad es lo que bien puede definirse como Corporativismo de Estado.
De una u otra manera se puede notar que el devenir económico de Latinoamérica
comienza a ser crecientemente definido desde el Estado una vez que el modelo de
dominación patrimonialista de la oligarquía terrateniente y primario-exportadora
comienza a mutar y entrar en crisis. Con el surgimiento de la cuestión social y la
insuficiencia del modelo de la Hacienda como institución organizadora de la sociedad,
se desarrolla un nuevo tipo de respuesta a esta fisura social, emergiendo un modelo de
Estado que comienza a planificar de manera jerárquica el desarrollo de la economía.
Esta planificación estatal se recrea sustantivamente bajo la forma de la Industrialización
con Sustitución de Importaciones, que es la concepción del desarrollo social de
Latinoamérica desde la perspectiva estatal. Comprende a las regiones ubicadas en la
periferia de los grandes centros industriales, en desventaja, creando un fuerte sentido
nacionalista y anti-imperialista que domina transversalmente la ideología populista

48
Ibíd. pág. 163.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 22


latinoamericana, o bien, en sentido positivo, aquella en que se ensalza el valor del
“pueblo” rechazando cualquier forma de intervención extranjera.
Tal vez, la característica central que se puede apreciar en los estudios sobre la
macroeconomía del Populismo es lo que se define como economía del ‘despilfarro’.49
La concepción del despilfarro de las cuentas fiscales se refiere a la comprensión del
crecimiento económico durante los gobiernos latinoamericanos de mediados del siglo
XX, que consistió básicamente en una redistribución y focalización del gasto –ya sean
subsidios y asistencia social– indiscriminadamente en el sector urbano y formal de la
economía –lo que corresponde a los sectores de obreros sindicalizados de las nacientes
industrias y también la clase media burócrata, junto con el subsidio y proteccionismo
hacia la industria nacional. Los sectores informales y el campo permanecían
abandonados a su suerte. La manera cómo se pudo mantener el notable crecimiento
económico y el creciente gasto público en asistencia social y subsidio industrial fue
gracias al auge que tuvieron los precios de los productos agrícolas durante 1945 a
1948.50 Se creía que el desarrollo económico estaba centrado en la industrialización
latinoamericana, sin embargo, el sector que sostenía la economía, aún en tiempos de
auge del modelo ISI, era la exportación agrícola y de materias primas, al igual que como
ocurría durante la época del dominio oligárquico terrateniente. Vásquez-Rial, desde una
perspectiva teórica opuesta a los análisis de la macroeconomía del Populismo, presenta
una perspectiva similar para el caso argentino:

«[…] de la declaración formal de Independencia política de la Argentina, en


1816, hasta fechas muy recientes, el régimen de propiedad de la tierra se ha
conservado invariable; en consecuencia, la producción sólo se ha
desarrollado, en el sentido de un incremento, en función de la consolidación
de ese estado de cosas, y los procesos pomposamente llamados de
“industrialización” únicamente han servido para generar un raquítico
aparato de semielaboración de materias primas, acorde con las necesidades

49
Cardoso, Eliana y Helwege, Ann (1992): “El Populismo, el despilfarro y la redistribución”, en
Macroeconomía del Populismo en la América Latina, Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards eds.,
Fondo de Cultura Económica, págs. 58 – 87.
50
Al respecto: Ibíd. pág. 63. Lo que sin duda hace especial referencia al caso argentino.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 23


de los compradores de las exportaciones. Aunque es posible, y, por razones
didácticas, imprescindible a los fines de una exposición racional, señalar
etapas de crecimiento, la Argentina que recibió la dictadura en 1976 era,
estructuralmente, la misma de 1810 y, por lo tanto, sus cambios políticos
obedecían a modificaciones en las relaciones de fuerza en el campo
internacional, antes que a verdaderas transformaciones interiores».51

Por otro lado, la forma de mantener la viabilidad de la alianza política “multiclasista”


donde se incorporaban capitalistas, clase media y obreros industriales eran las altas tasas
de crecimiento económico. Una vez que la recesión se agudiza debido a que el superávit
del agro ya no puede mantener la expansión, la oferta monetaria tiende a crecer
rápidamente para financiar la industrialización y consecuencia de ello son las altas tasas
de inflación. Se quiebran dichas alianzas y la radicalización política crece
desmesuradamente. Esta noción de despilfarro es equivalente a lo que en sociología se
entiende como economía del ‘gasto’. Lo que legitima a los líderes populistas es,
principalmente, su tendencia al gasto o despilfarro (al igual que ocurría en el modelo de
la Hacienda colonial) en donde la relación de lealtad entre el líder y sus adherentes se
basa en dicho vínculo de reciprocidad.52 La noción del gasto populista como forma
legitimadora se torna evidente en la carta enviada por Perón a Ibáñez en 1953:

«Dé al pueblo, especialmente a los trabajadores, todo lo que pueda. Cuando


le parezca que ya les ha dado demasiado, déles más. Ya verá los resultados.
Todos tratarán de asustarlo a usted con el fantasma del hundimiento
económico. Pero todo eso es mentira. No hay nada más elástico que la
economía, a la que todos temen tanto porque nadie la comprende».53

En consecuencia, la planificación populista busca crear un vínculo de lealtad por el cual


legitimarse, correspondiendo básicamente a la legitimación por el gasto. En lógica

51
Vásquez – Rial, Horacio (1999): La Formación del País de los Argentinos, Grupo Zeta, pág. 19.
52
Al respecto: Cousiño, Carlos y Valenzuela, Eduardo (1994): Politización y Monetarización en América
Latina, Cuadernos del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, págs. 115-
120.
53
Extracto de la Carta de Perón a Ibáñez.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 24


económica esto correspondería a la búsqueda, por parte de los gobiernos populista, de
distribuir “indiscriminadamente” el ingreso para estimular la economía mediante el
aumento de la demanda, con objeto de que los seguidores puedan aumentar su consumo.
Como se mencionó el gasto se centraba, obviamente, en aquellos sectores que tenían la
capacidad para devolver (apoyo y legitimidad al régimen), y así cerrar el círculo de
reciprocidad, estos son los trabajadores urbanos organizados: la gran base electoral de
los gobiernos populistas. Pero, si bien los niveles de consumo de las masas pueden
aumentar crecientemente, no es menos cierto que el acento no está puesto en el
consumo, sino en la acción de gastar por parte del Estado. Al poner el acento solamente
en este aspecto de un seudo proyecto keynesiano de desarrollo económico, el impulso
desmedido del gasto (el excesivo incentivo de la demanda interna) junto con la ausencia
de políticas de recaudación tributaria colapsan rápidamente la economía.54 Una
explicación a este problema dice relación con que no se está en presencia de un
desarrollo keynesiano “equilibrado”, sino que se deja entrever la transfiguración de una
economía natural, la Hacienda, a niveles del Estado Nación:

«Los límites del populismo son claramente comprensibles si se tiene en


consideración la creciente complejidad que caracteriza a las sociedades en
las que este fenómeno aparece, hacen inviable tanto una legitimación por la
presencia como la manutención de la lógica propia de economías
naturales».55

Otra dimensión desde la cual se configura la realidad económica del Populismo es la


inflación. La generalizada debacle inflacionaria en la que terminan los regímenes
populistas es prácticamente una constante que sigue los patrones del gasto
indiscriminado.56 Al poner en perspectiva este aspecto de la economía populista, que en
las fases terminales de su ciclo concluye con fuertes tasas de inflación, surge la

54
Dornbush, Rudiger & Edwards, Sebastián (1992): “La Macroeconomía del Populismo”, en
Macroeconomía del Populismo en la América Latina, Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards eds.,
Fondo de Cultura Económica, pág 18.
55
Cousiño y Valenzuela (1990): Politización y Monetarización…, pág. 120.
56
Al respecto: Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”, págs. 20-21.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 25


necesidad de interpretar que la médula de las políticas macroeconómicas de estos
gobiernos no tiene sustento económico propiamente tal, es decir, su concepción del
dinero no es monetaria, muy por el contrario éste se transforma en el símbolo de
legitimación del gobierno en cuanto gasto y despilfarro.57 En la dimensión económica
del Populismo se observa que las políticas macroeconómicas de gobiernos populistas se
han caracterizado por la despreocupación creciente de las consecuencias que, ha juicio
de visiones economicistas, deben ser entendidas bajo la lógica de una irresponsabilidad
en el manejo de las cuentas fiscales. Y a su vez la seguidilla de gobiernos en diferente
medida económicamente populistas se puede entender como una amnesia histórica
respecto de las desastrosas consecuencias.58 Esta regularidad de etapas en que devienen
las políticas macroeconómicas de gobiernos populistas tiene su raíz común en un punto
de inflexión que es el deterioro de los términos del intercambio. La razón se encuentra
en que la exportación nacional se basa casi exclusivamente en productos primarios, ya
sea de la actividad extractiva o agropecuaria.
En lo que respecta a la dimensión económica del Populismo las fases por las que deviene
la macroeconomía de estos países son principalmente cuatro: primero,

«[…] se elevan la producción, los salarios reales y el empleo, y las políticas


macroeconómicas tienen gran éxito. Los controles aseguran que la inflación
no sea un problema, y las importaciones alivian la escasez. La disminución
de los inventarios y la disponibilidad de importaciones […] absorben la
expansión de la demanda con escaso efecto en la inflación».59

La segunda etapa se caracteriza por el surgimiento de las primeras contradicciones


macroeconómicas debido a la creciente demanda interna de bienes nacionales y escasez
de divisas, aumentando la inflación y manteniendo los salarios, con lo que se empeora el
déficit presupuestario del Estado. Se puede reconocer una tercera etapa debido al

57
Al respecto: Cousiño y Valenzuela (1990): Politización y Monetarización…, pág. 117.
58
Al respecto: Kaufman, Robert y Stallings, Bárbara (1992): “La Economía Política del Populismo
Latinoamericano”, en Macroeconomía del Populismo en la América Latina, Rudiger Dornbusch y
Sebastián Edwards eds., Fondo de Cultura Económica, págs. 39-42.
59
Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”, pág. 20.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 26


aumento de la escasez y la inflación, más la acelerada falta de divisas, que producen una
fuga del capital. El déficit fiscal crece aún más porque la recaudación, que en sus
mejores momentos era débil, se torna imposible debido al deterioro de la economía,
junto a ello los subsidios a la industria son cada vez más difíciles de mantener. Se
buscará entonces estabilizar la economía mediante la contracción del gasto fiscal,
reduciendo los subsidios y produciendo una depreciación real del tipo de cambio, lo que
produce una debacle en los salarios reales. Dornbush y Edwards reconocen una cuarta
etapa que, sin embargo, queda fuera del propio modelo populista y de sus políticas,
aunque desde la perspectiva de la continuidad económica se relaciona fuertemente con
sus consecuencias. Esta consiste en un intento de estabilización económica,
generalmente llevada a cabo por un gobierno militar. Una vez que la situación tiende a
estabilizarse, el deterioro económico de los salarios y la ausencia cada vez mayor de
capitales es tan grande que, posiblemente, la situación en este período es peor aún que la
que se encontraba el país antes del comienzo del gobierno populista.60

1.2 Definición del Populismo Latinoamericano

Si se observa de manera holística la bibliografía existente respecto del fenómeno del


Populismo pueden encontrarse ciertas disparidades en los casos donde adquiere forma
histórica en Latinoamérica. En efecto, aquellas visiones que se centran en aspectos
propios de la configuración política del Populismo observan casos evidentemente
paradigmáticos como la Argentina de Perón o Brasil bajo el gobierno de Getulio Vargas
y el Estado Nuovo. Sin embargo, al observar aquella bibliografía que discute los
aspectos económicos del Populismo, los casos en que probablemente el fenómeno se ha
desenvuelto resultan más difusos y, además, surgen casos que son difícilmente
considerados como Populismo en los análisis centrados exclusivamente en lo político.
Esto permite hipotetizar sobre el Populismo y sus variadas interpretaciones dependiendo
de cual sea el ámbito que se observe. Por lo tanto, el siguiente análisis tiene como
60
Al respecto: Ibíd. pág. 21.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 27


concepción del Populismo un fenómeno de connotación global en la sociedad,
impulsado desde el ápice jerárquico del Estado, adquiriendo diferentes configuraciones
en los ámbitos político y económico.
El Populismo Latinoamericano es sin duda un fenómeno social sui generis, que se
diferencia de aquellas formas de Populismo anteriores en otras regiones del mundo.
Como se mencionó los populismos rusos y norteamericano son fenómenos acotados en
sectores específicos de dichos países, en el Populismo Latinoamericano la sociedad en
su totalidad se ve imbuida por el fenómeno impulsado “desde arriba”.
En este sentido el concepto formal de Populismo Latinoamericano versa de la siguiente
manera: es un tipo configuración social específica (política, económica y social en
general) que adquiere Latinoamérica, principalmente, a mediados del siglo XX. La cual,
en cuanto impulsada desde el Estado, adquiere generalización a nivel nacional, es decir,
la sociedad nacional en su conjunto padece del influjo y organización estatal. Es también
un fenómeno multivalente, ya que puede tener diferentes intensidades en cada ámbito
social, es decir, puede ser intensa o laxa desde la perspectiva comparada, como puede
estar ausente o presente tanto en uno como en varios ámbitos.61 Dicho sea de paso,
podrían observarse casos en que el sistema político no presente indicios de Populismo,
pero un sistema económico que si responda a todos o a la gran mayoría de los cánones
propios del Populismo. Del mismo modo, el fenómeno puede ocurrir concentrado o
disperso temporalmente. El paradigma populista ideal sería aquel que desde el Estado
impulse al resto de la sociedad las formas populistas de estructuración y que además
encuentre recepción en las masas políticamente movilizadas y económicamente
favorecidas, es decir, que le entreguen apoyo político y, principalmente, comprendan y
acepten dicha forma de vínculo social que el Populismo implementa.

61
Se refiere a los ámbitos político y económico que serán analizados. Sin embargo, se aventura a suponer
que el Populismo define también la configuración de otros ámbitos sociales, desde la posición jerárquica
estatal.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 28


1.3 Definición Histórica del Populismo Político Latinoamericano

Desde la perspectiva expuesta, el Populismo puede adquirir cierta configuración


particular según el ámbito de la sociedad que se observe.
En lo que respecta a la configuración política del Populismo Latinoamericano, así como
también al resto de los modelos políticos occidentales en general (bajo una forma
democrática al menos formal) se caracteriza por estar compuesto de tres elementos que
definen la estructura del sistema político: Estado, partidos políticos y actores
sociopolíticos. Cada uno de estos elementos se configura de forma particular
otorgándole la caracterización histórica al ámbito político populista.

Actores sociales relevantes. Este es un concepto que engloba a una serie de grupos
sociales relevantes que participan en la arena política. Entre estos actores se pueden
encontrar una serie de grupos de presión, propios de lo que comúnmente se entiende por
sociedad civil, como los movimientos obreros, sindicatos o gremios. Así también la
Iglesia y la oligarquía tradicional son actores importantes de lo que se define como
sociedad política. A juicio de Touraine ambos estatus, el social como el político, se
mezclan en la realidad de los actores colectivos relevantes para Latinoamérica:

«No existen en América Latina categorías puramente sociales: sí hay una


dimensión de clase en todas las categorías sociales importantes, ésta se
encuentra siempre mezclada con una definición política. […] corresponde a
la combinación de los dos elementos sociales del modelo de desarrollo
latinoamericano: fuerte participación cultural en la política urbana y débil
dimensión del status de clase. La separación del Estado y la sociedad civil
es tan limitada que resulta inadecuada la definición de actores sociales
capaces de actuar independientemente de su forma de participación en el
sistema de decisiones políticas».62

62
Touraine (1978): Actores Sociales…,. pág. 83.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 29


Sin embargo, se puede apreciar la existencia de ciertos matices respecto de los actores
relevantes, como ya se mencionó, son más propios de un estatus social los gremios o
sindicatos,63 así como la sociedad política está mayormente representada por la Iglesia y
la oligarquía. El punto es que la forma de participación que adquieren estos grupos es
uno de los aspectos que configura históricamente al Populismo Latinoamericano. La
Iglesia como institución socio-política carece de influencia dentro de los gobiernos
populistas latinoamericanos, se ve eclipsada por el Estado y sus agencias de cooptación.
Los movimientos obreros por su parte existen sólo gracias a que el mismo Estado les
entrega funcionalidad, y pueden existir sólo aquellos que el Estado reconozca como
válidos, siendo sus líderes nada más que funcionarios estatales. Los trabajadores
susceptibles de sindicalizarse son sólo aquellos que se encuentran en el sector formal de
la economía urbana, más específicamente los ligados a la industria. Los estratos altos
(oligarquía terrateniente) son apartados del poder político e incluso, en casos extremos
de la tenencia de la tierra, la nueva elite dirigente populista al imponer sus términos,
contrarios al conservadurismo, colisiona frontalmente con los sectores anteriormente
dirigentes de la oligarquía, mermando su influencia política, generalmente gracias al
ensanchamiento del padrón electoral que tiende a favorecer los nuevos liderazgos y
partidos políticos que vuelcan su preocupación en la cuestión social. En definitiva, el
Populismo Latinoamericano atrofia a los sectores sociopolíticos relevantes, estos pierden
rápidamente autonomía o son controlados heterónomamente por los apéndices que
tiende el Estado a la sociedad.

Sistema de Partidos Políticos. Los partidos políticos también sufren una gran pérdida de
autonomía respecto del Estado. El sistema de partidos políticos de los gobiernos
populistas carece casi por completo de fuerza aglutinadora de demandas sociales y
tiende fuertemente a perder grados de institucionalización. Un sistema de partidos
institucionalizado:

63
Aunque efectivamente, en Latinoamérica son intervenidos heterónomamente por el Estado o los
partidos, lo que desecharía la primacía del estatus social a favor del político.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 30


«[…] sugiere estabilidad en las reglas y en la naturaleza de la competencia
entre partidos […], los partidos más importantes deben poseer raíces
relativamente estables en la sociedad; de otro modo no estructuran las
preferencias políticas en el tiempo y hay una regularidad sólo limitada del
modo como vota la gente […], en un sistema de partidos institucionalizado
democrático, los principales actores políticos asignan legitimidad al proceso
electoral y a los partidos […] en un sistema de partidos institucionalizado
importan de verdad los asuntos de partido. Los partidos no están
subordinados a líderes ambiciosos; poseen un status independiente y valor
propio. El partido se vuelve autónomo de los movimientos u organizaciones
que inicialmente pudieron haber creado el partido para fines
instrumentales».64

Por tanto, la existencia de un sistema de partidos políticos institucionalizado supone una


característica fuertemente contraria a las directrices del Populismo. En efecto, los
partidos políticos y su sistema de competencia se truncan fuertemente una vez
instaurado un régimen populista, si entendemos: «[…] que los modelos de competencia
entre partidos manifiestan una regularidad».65
Para el caso de un sistema de partidos institucionalizado, el Populismo produce
inestabilidad en la regularidad del sistema de partidos políticos. Según Mainwaring y
Scully la forma para medir la regularidad de los modelos de competencia entre partidos
es el índice de Volatilidad Electoral.66 Este índice mide la movilidad del electorado de
un partido a otro a lo largo de diversas elecciones. En la medida que se produzca mayor
Volatilidad Electoral en un período de tiempo determinado, posiblemente se estaría en
presencia de experiencias populistas para los casos latinoamericanos.
En la medida que los partidos desarrollen raíces estables al interior de la sociedad, es
decir, mientras los partidos construyan ‘lazos fuertes con los ciudadanos y los intereses

64
Mainwaring, Scott y Scully, Thimoty (1995): “La Institucionalización del Sistema de Partidos Políticos
en América Latina”, en Revista de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
volumen XVII, págs. 66-68.
65
Ibíd. pág. 70.
66
Al respecto: Pedersen, Morgens (1983): “Changing Patterns of Electoral Volatility in European Party
System”, en Western European Party System, Hans Daalder y Peter Mair eds., Beverly Hills, Sage, págs.
29-66.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 31


organizados’, se podrá calificar a un sistema de partidos como institucionalizado.67 Esto
puede ser eficientemente medido mediante las diferencias entre las elecciones
presidenciales y del Congreso. Se espera que las elecciones presidenciales sean mucho
más personalistas que las elecciones del Congreso, en las cuales se vota principalmente
por adhesiones al partido y sus principios. En la medida que se presenten bajas
diferencias entre una y otra elección puede calificarse a un sistema de partidos como
institucionalizado. Por el contrario, cuando las elecciones presidenciales son fuertemente
personalistas será, probablemente, mayor la diferencia de votación de un mismo partido
en la elección del Congreso respecto de la presidencial, lo que supone la existencia de
liderazgos populistas que alcanzan el poder mediante movimientos políticos
instrumentales muchas veces sin intermediación de los partidos más institucionalizados.
La institucionalización del sistema de partidos políticos se basa también en la
legitimidad concedida tanto por los ciudadanos como por los intereses organizados que
aceptan como legítimos a los partidos y al proceso electoral.68 En otras palabras, si los
actores políticos colectivos no reconocen como válidos a los partidos políticos ni al
proceso electoral, se está en presencia de un sistema de partidos incipiente, característica
de un régimen populista y las consecuentes interrupciones democráticas.
Otro criterio que define a un sistema de partidos institucionalizado son las
organizaciones partidistas, éstas deberán ser relativamente sólidas en aquellos países con
sistemas de partidos institucionalizados.69 El Populismo se caracteriza por debilitar las
estructuras organizativas de los partidos políticos, principalmente aquellas que se
refieren a su autonomía respecto del Estado. Una dimensión que define al Populismo
Latinoamericano es, por lo tanto, la debilidad organizativa y baja autonomía de las
organizaciones partidistas. Para el Populismo esto es lo que básicamente se define como
la identidad entre el Estado y el partido de gobierno70, donde la autonomía y
organización del o de los partidos políticos de gobierno está normada por el Estado, y el

67
Al respecto: Mainwaring y Scully (1995): “La Institucionalización del…”, pág. 72.
68
Al respecto: Ibíd. págs. 78-79.
69
Al respecto: Ibíd. págs. 79-81.
70
Al respecto: Ianni (1984): La formación del…, págs. 137-139.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 32


resto de los partidos opositores son fuertemente reprimidos viendo mermada su
capacidad de organización.
Mainwaring y Scully definen como ‘sistema de partidos incipiente’ aquellos que poseen
bajos grados de institucionalización, dando mayor cabida a liderazgos populistas (primer
sustrato hacia la formación del Estado Populista) ya que no tienen la capacidad de
estructurar el voto popular y los candidatos apelan directamente a las masas, obviando la
intermediación partidista.71

El Estado. El Populismo Latinoamericano se ha caracterizado por un fuerte


Corporativismo de Estado, una vez que las nuevas elites asumen el poder. En la medida
que no se produzca la tendencia hacia una ‘hipertrofia’ del Estado y no se intervenga de
manera vertical la sociedad desde el aparto Estatal, difícilmente puede mantenerse un
régimen populista. En este sentido el Corporativismo de Estado se presenta como una
característica propia del Populismo. El Corporativismo ha sido interpretado de dos
formas: una de ellas se refiere al sistema de gremios o guildas medievales, la segunda
concepción se entiende como la organización del resto de la sociedad por parte del
Estado. Esta última se refiere al concepto de Corporativismo de Estado, supone un
Estado potente en todas o la mayoría de sus dimensiones, a diferencia del
corporativismo de gremios, donde las fuerzas entre éstos y el Estado tiende a
equipararse. Por su parte resulta natural que se requiera de un Estado fuerte para poder
instaurar un régimen Corporativista de Estado, ya que sólo así es posible aspirar a
modelar el resto de la sociedad de forma vertical y jerárquica. Lo que se denomina
Corporativismo de Estado, Stepan lo ha definido como un ‘grupo particular de políticas
y arreglos institucionales’ para estructurar la representación de intereses. Cuando estas
políticas y arreglos institucionales predominan, el Estado a menudo caracteriza o intenta
crear intereses de grupo, regular su número, además de buscar el monopolio de cuasi-
representación a través de prerrogativas especiales, reclamando para sí la correcta

71
Al respecto: Mainwaring y Scully (1995): “La Institucionalización del…”, pág. 89.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 33


representación de los grupos por una variedad de mecanismos.72 Ahora bien, de la
revisión de algunas concepciones de Corporativismo73 se puede apreciar que todos los
autores lo conciben como un ‘movimiento relacional’ o de ‘vinculación vertical’ que va
desde el Estado al resto de la sociedad. El fuerte carácter normativo del Estado por
organizar “correctamente” los diversos ámbitos sociales, lo lleva a crear una serie de
lazos o vínculos institucionalizados, legales y burocráticos, asiéndose del control y
organización social en sectores estructuralmente coherentes según los principios
estatales dominantes del Corporativismo que, en sentido genérico, son principalmente el
‘bien común’ y la ‘subsidiariedad’.74 Sin embargo, surge la imprecisión de entender por
Corporativismo tanto a regímenes populistas como militares autoritario-burocráticos o
neoconservadores de los años sesentas y setentas (ambos también coordinaron de forma
jerárquica y vertical la sociedad). Por lo que autores como Stepan u O’Donnell redefinen
el término bajo una nueva distinción. Esta se refiere a la noción de
‘Inclusión/Exclusión’. Si bien todo corporativismo excluye grandes sectores sociales,
como también ocurre con ciertos regímenes populistas respecto de la población
campesina o los trabajadores urbanos informales, generalmente el Populismo incluye
heterónomamente a diversos sectores, con el fin de mantenerlos controlados. A
diferencia de lo que ocurre con regímenes militares corporativistas donde: «[…] el
corporativismo es el principal mecanismo institucional que lo vincula con el sector
popular para garantizar la exclusión política».75

72
Al respecto: Stepan, Alfred (1978): State and Society: Perú in Comparative Perspective, Princeton
University Press, pág. 46.
73
Al respecto se recomienda revisar a los siguientes autores: Kaufman, Robert (1977): “Corporatism,
Clientelism and Partisan Conflict: A Study of Seven Latin American Countries”; Malloy, James M.
(1977): “Authoritarianism and Corporatism in Latin America: The Modal Pattern”; Schwartzman, Simon
(1977): “Back to Weber: Corporatism and Patrimonialism in the Seventies”, todos en Authoritarianism
and Corporatism, James M. Malloy ed., University of Pittsburg Press. Además de Stepan (1978): State
and Society…, Princeton University Press; O’Donnell, Guillermo (1974): Estado y Corporativismo,
Centro de Investigaciones y Administración Pública, Instituto Torcuato Di Tella; y el clásico artículo de
Phillipe C. Schmitter (1974): “Still the Century of Corporatism”, en The New Corporatism. Social-
Political Structures in the Iberian World, F. Pike y T. Stritch eds., International Studies – University of
Notre Dame, págs. 85-131.
74
Al respecto: Stepan (1978): State and Society…, págs. 33-36.
75
O’Donnell (1974): Estado y Corporativismo, pág. 35, cursivas del original.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 34


En palabras de Stepan, el Populismo se relaciona fuertemente con el Corporativismo de
Inclusión siendo éste “un lado del mismo fenómeno”:

«In the specific context of Latin America inclusionary corporatism thus is


more likely in the early stages of import-substitution industrialization,
where modern elites and urban working classes perceive significant room
for populist multiclass coalition».76

Desde esta perspectiva, el Populismo Latinoamericano una vez que logra niveles
claramente distintivos respecto de otros fenómenos denominados anteriormente
populistas en otras regiones del mundo, alcanza altos grados de legitimidad estatal, tal
que las nuevas elites dirigentes que promocionan formas de políticas y gobiernos
populistas conquistan el Estado. En consecuencia, el problema puede plantearse bajo la
concepción del Estado Populista. Esta forma de Estado propia de Latinoamérica se
caracteriza por el crecimiento desmedido del aparato estatal, logrando absorber diversas
formas organizativas sociales, además de los partidos políticos.
Digamos también que el Estado Populista no alcanza niveles similares al Estado
Soviético, principalmente ya que no llega a violentar las funciones de otros ámbitos
sociales, por ejemplo se conserva una forma de economía capitalista con regulaciones,
básicamente a nivel de la política macroeconómica y la inclusión del Estado como otro
actor económico: Estado Empresario. Esto se expondrá a continuación.

1.4 Definición Histórica del Populismo Económico Latinoamericano

La caracterización del Populismo Económico pasa necesariamente por comprender el


contexto social de Latinoamérica de mediados del siglo XX. Como ya se mencionó
existe una fuerte verticalidad respecto del ordenamiento en torno a la política, donde el
Estado es el ápice de la sociedad. Desde esta premisa suponemos que todo

76
Stepan (1978): State and Society…, pág. 80.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 35


desenvolvimiento autónomo de la economía es imposible. Aunque ésta funcione bajo su
propia lógica funcional, el Estado es quien propone y realiza formas de ordenamiento
económico para las sociedades que gobierna. Si bien el Estado y las políticas
macroeconómicas siempre influyen en algún grado en la economía, en el Populismo la
influencia del Estado es profunda y altamente categórica pudiéndose definir un prototipo
de economía populista (observación política de la economía). El Corporativismo de
Inclusión, propio de un gobierno populista, no sólo define los sectores políticos
orgánicos que maneja en su propia función, sino también define un modelo económico
particular mediante una serie de políticas macroeconómicas. Este conjunto de políticas
macroeconómicas sumado a sus efectos es lo que se entenderá como Populismo
Económico. De cierta manera el:

«[…] “populismo económico” es un enfoque de la economía que destaca el


crecimiento y la redistribución del ingreso y menosprecia los riesgos de la
inflación y el financiamiento deficitario, las restricciones externas y la
reacción de los agentes económicos ante las políticas agresivas ajenas al
mercado».77

En consecuencia, el Populismo Económico reconoce tres dimensiones: el modelo de


Industrialización con Sustitución de Importaciones, la Inflación y la Economía del
Gasto.

“Crecimiento Hacia Adentro”: Industrialización con Sustitución de Importaciones. Las


políticas macroeconómicas del Populismo Latinoamericano se pueden englobar en el
modelo de Industrialización con Sustitución de Importaciones (ISI). Vinculado o no, el
Populismo se asocia históricamente a la aplicación del modelo ISI:

«[…] políticas populistas orientadas hacia el medio urbano pueden


relacionarse directamente con las marcadas divisiones sectoriales surgidas

77
Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”, pág. 17.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 36


en el contexto de la ISI y del sector exportador primario. Aunque no existe
relación necesaria entre el populismo y la ISI, y esta última se vio
acompañada de políticas macroeconómicas ortodoxas en algunos casos
[…], en la práctica ha habido de ordinario una conexión. Por una parte, la
ISI justificaba intelectualmente las políticas que, llevadas a los extremos,
desembocaban en el populismo. Por ejemplo, el acento que se ponía en el
mercado interno justificaba grandes incrementos salariales y mayores
gastos gubernamentales. Además, los aranceles elevados y los tipos de
cambio sobrevaluados, o ambos, pretendían proteger las industrias
nuevas».78

El fuerte nacionalismo imperante en las concepciones populistas junto con una


observación de las desigualdades en el intercambio económico con las naciones
desarrolladas, pone en cuestionamiento la continuación del modelo económico aplicado
hasta ese momento, en favor de la ISI. Debido al deterioro de los términos del
intercambio es que se observa como única forma de surgimiento económico sustentable
el sustituir la importación con la producción industrial interna. A su vez se pretendía
estimular la demanda interna mediante el consumo casi exclusivo de manufacturas
nacionales junto con el creciente gasto en bienestar urbano del trabajo formal.
Elementos que indican la aplicación del modelo ISI, es la elevación de los índices de
industrialización nacional, principalmente de empresas estatales o directamente
subsidiadas por el Estado. El aumento de subsidios a la industria permite que la
producción nacional sea artificialmente más competitiva dentro del país. El estímulo de
la demanda interna por parte del Estado, mediante una serie de gastos dirigidos a
potenciar el poder adquisitivo de los trabajadores urbanos completaría el ciclo virtuoso
que pretendía plasmar el modelo. Sin embargo, las limitantes estructurales de la
economía de los países de Latinoamérica hacían bastante difícil el mantenimiento del
modelo a lo largo del tiempo: mano de obra bajamente calificada, falta de innovación
tecnológica, ausencia de capital para la inversión de producción en maquinaria, profunda
debilidad del sistema recaudador fiscal entre otros aspectos. A ello se le agrega la
observación empírica de que el modelo ISI no fue aplicado íntegramente, es decir, la

78
Kaufman y Stallings (1992): “La Economía Política…”, págs. 30-31.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 37


economía finalmente no se sostenía mediante la producción industrial, que era lo que se
esperaba, sino que seguía manteniéndose debido a la producción del campo y la
exportación de materias primas, que para el período de guerra y posguerra aumentaron
su precio haciendo ingresar un gran número de divisas a los países latinoamericanos.
Luego de la estabilización política y económica de Europa y Estados Unidos se produjo
un creciente deterioro de los términos del intercambio en Latinoamérica, provocando
que el precio de los salarios reales tuviese que bajar y los subsidios contraerse para
estabilizar la economía e intentar frenar la inflación.

La Inflación. Una segunda dimensión del Populismo Económico, propia de la lógica


económica de las políticas populistas es la inflación. Toda política económica populista
se caracteriza por el deterioro de los términos del intercambio debido a la
insostenibilidad del modelo de ISI, en el contexto internacional de las ventajas
comparativas del centro respecto de la periferia (restricciones externas de la economía).
Como se mencionó, la estimulación de la economía por el lado de la oferta (subsidios a
la industria nacional y protección arancelaria para manufacturas nacionales) buscando
satisfacer la creciente demanda interna potenciada por el gasto fiscal del Populismo, sin
un sistema de recaudación fiscal eficiente, apoyando todo el intercambio internacional
en la producción agropecuaria, conduce a mediano plazo al colapso del sistema y al
deterioro de los términos del intercambio, elevando considerablemente la inflación.
Comúnmente la producción nacional no lograba satisfacer completamente la demanda
interna potenciada por el creciente gasto fiscal, lo que forzaba a seguir importando
manufacturas. Pero lo que se exportaba eran productos agrícolas y extractivos que hacía
que el intercambio internacional no se realizara mediante productos equivalentes, así la
inflación es comprensible con o sin la aplicación del modelo de ISI. Es más, inclusive
hacia etapas avanzadas del Populismo fue necesario importar materias primas para
proporcionarle insumos a la industria nacional.
De todas formas, la inflación aumenta exponencialmente gracias a este modelo híbrido
de ISI sostenido subrepticiamente por la exportación agropecuaria o primario-

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 38


exportadora. La relación histórica del Populismo Económico con la ISI provoca la crisis
del sistema elevando rápidamente la inflación:

«La política de redistribución del populismo clásico no era sostenible por


las mismas razones que llevaron finalmente al fracaso de la ISI. El
proteccionismo no elevó la productividad real para crear una base de
grandes incrementos de los salarios urbanos. Ni las recaudaciones fiscales
crecieron lo suficiente para financiar el subsidio del proceso de
industrialización por parte del gobierno. Se sobreestimó la inelasticidad de
la oferta en el sector agrícola y de las exportaciones: no pasó mucho tiempo
sin que los tipos de cambio sobrevaluados y los controles de los precios
provocaran el estancamiento en esos sectores. La alienación del capital
extranjero agudizó los problemas. En ausencia de un gran auge de los
precios de las exportaciones, el populismo clásico se autodestruyó
rápidamente».79

En este sentido el rapidísimo aumento de la inflación, como desarrollo característico que


adquieren los modelos económicos populistas de mediados del siglo XX, se torna central
para poder definir y explicar el Populismo Económico y su crisis.

El Gasto. Apartándose de la consideración económica de la inflación, se encuentra la


interpretación sociológica que se observa básicamente en dos hipótesis:

«En primer lugar que la preocupación de los líderes populistas no es


originariamente económica. En segundo lugar, que el dinero no opera de
acuerdo a una lógica monetaria, sino social; que se parece más a la moneda
primitiva que al dinero capitalista».80

En esta lógica lo que se observa es que se reestablece el vínculo social de la Hacienda en


la Ciudad, en la figura del gasto. Por ello que se afirma como central la tendencia de los
líderes populista hacia el gasto desmedido como forma de legitimación, donde el dinero

79
Cardos y Helwege (1992): “El Populismo, el despilfarro…”, págs. 62.
80
Cousiño y Valenzuela (1990), Politización y Monetarización…, pág. 117.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 39


tiene un significado social y no necesariamente monetario, ya no como una duplicación
de la escasez, que correspondería propiamente a una economía capitalista. En otras
palabras puede ser entendido como una observación política de la comunicación
económica. La noción del gasto y la representación de la abundancia en el gasto
populista es el factor central de este tipo de comprensión particular de la económica, lo
que se ve reflejado indirectamente en la despreocupación e ineficiencia de la
recaudación fiscal de los países latinoamericanos. Así los niveles de gasto público en
sectores crecientemente incluidos en la lógica social de la economía del gasto son una
variable central de la caracterización del Populismo Económico.
Incluso desde la lógica propiamente monetaria se ha podido entender el gasto –bajo lo
que los economistas definen como despilfarro– una legitimación del gobierno en base al
apoyo político brindado por los trabajadores urbanos y la clase media, lo que condujo a
políticas crecientemente expansionistas del gasto público sin ser “genuinos programas
redistributivos”. Los economistas que analizan el problema de la redistribución en el
Populismo81 realizan la distinción entre las políticas de gasto excesivo y los programas
para superar la pobreza, lo que supone que la política económica que busca superar la
pobreza tendrá siempre en cuenta las restricciones estructurales propias de la economía y
conocerá básicamente cuáles son los límites de la expansión, las políticas que no
atiendan a esas restricciones estructurales estarán “irresponsablemente” centradas en el
gasto excesivo. Este es el core del Populismo Económico: utilizar la economía en
función de la legitimación de la posición jerárquica del líder y de esa forma de Estado.

1.5 Condicionantes del Populismo Político Latinoamericano

La lógica del análisis histórico comparado supone la existencia de factores que faciliten
u obstaculicen el surgimiento de cierto fenómeno social. En este sentido, se puede
afirmar que ciertas variables condicionan el surgimiento del Populismo, tanto en el
81
Al respecto se recomienda revisar en extenso los artículos de: Cardos y Helwege (1992): “El Populismo,
el despilfarro…”; Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”; Kauffman y Stallings (1992):
“La Economía Política…”.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 40


aspecto político como económico. Dependiendo del comportamiento de dichas variables
se puede esperar ausencia o presencia del fenómeno.
Para el caso del Populismo Político las variables que condicionan el surgimiento de un
régimen populista se pueden dividir en tres (del mismo modo que se ordenaron las
dimensiones históricas del Populismo Político): estas son las que corresponden a los
actores colectivos relevantes que pueden impedir como facilitar el surgimiento del
Populismo, aquellas que dicen relación con los partidos políticos y su grado de
institucionalización previo, y finalmente aquellos aspectos relacionados con el Estado.

Actores Relevantes. Dentro de los actores colectivos que influyen en la configuración del
Populismo está la Iglesia, esta institución alcanza importantes grados de participación
política y además su rol es clave para el surgimiento o freno del Populismo. La hipótesis
es que en la medida que la Iglesia mantenga fuerte influencia en la vida política del país,
difícilmente podrá surgir el Populismo. Cuando su postura deviene del conservadurismo
hacia corrientes más progresistas, que tienen su manifestación política en partidos
católicos como la Democracia Cristiana en Chile, es más difícil la aparición del
fenómeno. En efecto, debido a que la influencia católica flexibiliza su relación con las
masas, capturando con ello el electorado recientemente movilizado por los procesos de
ensanchamiento de la participación política, el surgimiento de movimientos y fuerzas
políticas de impronta populista pierden probabilidad de surgimiento. A diferencia de lo
que ocurre cuando la Iglesia solidifica su postura, volviéndose recalcitrantemente
conservadora, y manteniendo su relación decimonónica con la política (asociado
fuertemente con el conservadurismo político) las manifestaciones populistas contra el
status quo surgirán con más fuerza desafiando crecientemente su influencia política.
La Oligarquía Tradicional es considerada otro grupo político relevante como factor que
permita u obstaculice la perduración de un gobierno populista. Poseedora de la
propiedad de la tierra en sociedades eminentemente agropecuarias concentraban altos
grados de poder, manejando generalmente los gobiernos post-independentistas. En este
sentido su lucha política se orientaba por el interés de mantener inamovible la propiedad

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 41


de la tierra así como el modelo político de democracia representativa con participación
limitada.82 Esta oligarquía defensora del status quo en la medida que logre mantener su
hegemonía relativa respecto del surgimiento de líderes de la incipiente clase media
urbana, mantendrán al Populismo sólo como una alternativa latente. En efecto, el
Populismo es eminentemente contrario al status quo y al Estado Oligárquico. Sólo
cuando los nuevos grupos dirigentes –o los mismos grupos conservadores como ocurrió
en Argentina con la Ley Saenz Peña– consiguen ensanchar la participación política de
grupos históricamente marginados –como la población campesina y florecientes masas
urbanas– podrán promover cambios que logren eclipsar el dominio oligárquico,
facilitando así el surgimiento del Populismo, que se caracteriza por una débil influencia
política de las oligarquías terratenientes. En este punto conviene aclarar un aspecto
metodológico, ya que un mismo indicador se utilizará para medir dos dimensiones del
fenómeno: la correspondiente a la “oligarquía tradicional” y el “Estado Oligárquico”.
El movimiento obrero tiene sus primeros atisbos en Latinoamérica a comienzos del siglo
XX. Surge en la medida que se produce un desarrollo económico del país, floreciendo
conjuntamente con las ciudades que se transforman en la plataforma exportadora del
modelo económico oligárquico de producción primaria y de la incipiente
industrialización.83 En la medida que el movimiento obrero nazca subyugado al Estado o
pierda su autonomía debido a la cooptación que éste promueva, surge fuertemente la
posibilidad de que se instaure un régimen populista. Un movimiento obrero autónomo,
unificado y con potente capacidad petitoria puede entrar en diálogo con el Estado así
como con el capital, presentando demandas susceptibles de satisfacer. Sin embargo, el
movimiento obrero puede ser absorbido por el aparato estatal y sus dirigentes
transformarse en funcionarios estatales, desapareciendo toda su fuerza política. En este
caso la función del sindicalismo sería aglutinar apoyo en torno al gobierno mediante la
forma de “agencias” de cooptación:

82
Al respecto: Germani (1978): Authoritarianism, fascis…, pág. 100.
83
Al respecto: Ianni (1984): La Formación del…, pág. 96.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 42


«Una de las peculiaridades del Estado Populista es la combinación sui
generis de los sistemas de movilización y control de las masas asalariadas
urbanas […] con el aparato estatal, específicamente el poder ejecutivo.
Diferentemente a lo que ocurre en la democracia representativa […] en el
populismo ocurre una combinación singular entre Estado, el partido
gubernamental y el sistema sindical».84

La pérdida de autonomía supone a la vez una ‘desdiferenciación de los límites en el


espacio público’, en efecto, un movimiento obrero débil o prácticamente inexistente y
sujeto a la manipulación estatal facilita una función clave para la instauración de un
gobierno populista que supone la desaparición de la supuesta lucha de clases (patrón
central desde el que se guían los movimientos obreros anarquistas, comunistas y
socialistas) por la existencia de una comunidad homogénea, es decir, se opone a
cualquier idea de conflicto social-estructural.85 Esta desdiferenciación ha sido
deficientemente denominada como “alianza multiclasista”, dicho de otra forma: base
heterogénea de apoyo en torno a gobiernos populistas. Así pues, estos gobiernos tienen
la característica de no tener un contrapeso fuerte en lo que se refiere a un movimiento
obrero autónomo, con capacidad de emitir demandas o entrar en procesos de
negociación, y gracias a una muy débil existencia, son cooptados y absorbidos por el
Estado o simplemente suprimidos.
La nueva elite urbana. Como se ha podido apreciar, la debacle de la oligarquía
tradicional no fue sólo un problema de acomodo estructural a las nuevas condiciones
surgidas en la ciudad, sino que estuvo promovida por el surgimiento de una nueva elite
dirigente, que corresponden a nuevos sectores medios disconformes. Si bien no se
analizará empíricamente esta variable en relación al surgimiento del Populismo, es
conveniente al menos caracterizarla como una condición en la definición del Populismo.
Efectivamente, Di Tella observa que los nuevos grupos que demandan participación
padecen de lo que se denominó revolución de las expectativas, es decir, gracias a que
focalizan la atención en el ‘metropolismo’ y sus condiciones de vida, no son capaces de

84
Ibíd. pág. 138.
85
Al respecto: Touraine (1978): Actores Sociales…, págs. 140-143.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 43


observar sus propias condiciones de surgimiento y desarrollo, intentando la
implementación de un modelo de progreso que los acerque a los niveles de vida del
“centro”, para lo cual requieren de una masa disponible que corresponde a la creciente
cantidad de trabajadores urbanos.86 Esta nueva elite dirigente surge en el marco del ya
mencionado ensanchamiento de la participación87, por lo tanto, es de esperar que en la
medida que este ensanchamiento hacia nuevos sectores se frene, menor es la posibilidad
del surgimiento de una alianza política de base heterogénea de apoyo, porque los nuevos
sectores no son incluidos en los procesos de participación electoral que buscan el
gobierno. Ahora bien, es pertinente sugerir la siguiente hipótesis: a medida que se
produzca el surgimiento de nuevos sectores de clase media disconformes con su
situación, es probable que intenten alcanzar el poder instaurando un régimen populista
en alianza con aquellos sectores de estratos bajos urbanos, en el marco de un
ensanchamiento de la participación política.

El Sistema de Partidos Políticos Previo. Los bajos grados de institucionalización de los


partidos políticos no son sólo una dimensión del Populismo, sino que son también su
condición, favoreciendo el surgimiento de liderazgos populistas así como la instauración
de regímenes populistas. La institucionalización previa se puede observar en:

«[…] la capacidad de los partidos de sobrevivir un largo período de tiempo,


ofrece un indicio posible de que han logrado captar las lealtades de más
largo plazo de algunos grupos sociales. En consecuencia, si un sistema de
partidos se halla relativamente institucionalizado, un número mayor de
partidos, probablemente, tengan historias más dilatadas que en aquellos
casos en que un sistema de partidos se halla menos institucionalizado».88

En el marco de partidos con lealtades fuertes y duraderas es poco probable que suceda el
surgimiento de regímenes populistas. Sin embargo, cuando el sistema de partidos

86
Al respecto: Di Tella (1969): “Populismo y Reforma…”, pág. 53.
87
Al respecto: Germani (1978): Authoritarianism, fascism…, págs. 100-101.
88
Mainwaring y Scully (1995): “La Institucionalización del…”, pág. 77.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 44


políticos no tiene la capacidad para establecer vínculos con los electores y mantenerlos
en el tiempo, se está en un escenario propicio para el Populismo. Si a su vez los índices
de volatilidad de los partidos políticos se presentan altos durante la historia del país, así
como bajos niveles de legitimidad concedida por los grupos políticos y sociales
relevantes, y una históricamente débil organización partidista, se puede esperar, bajo
estas de condiciones, el surgimiento del Populismo Político.

Crisis del Estado Oligárquico. Sí observamos el sistema de gobierno anterior al


surgimiento de los populismos podemos apreciar como éste comienza a perder
legitimidad en el marco de los requerimiento de sectores sociales emergentes. La
decadencia del régimen oligárquico se sucede históricamente debido a una combinación
de factores que colaboraron a su crisis, por un lado el colapso del sistema económico
mundial, combinado con tensiones sociales internas que liberaron fuerzas políticas, tanto
como económicas que se encontraban bajo control o en segundo plano en la época de la
hegemonía de las oligarquías89, haciéndose insostenible una vez que:

«[…] las nuevas relaciones de clase, surgidas de la urbanización, la


migración rural urbana, el desarrollo industrial, el crecimiento del sector
servicios, etc., ponen en tela de juicio aquel compromiso, sacando a luz una
contradicción profunda. Cuando la estructura de clases se encuentra más
desarrollada, contando con sectores medios, de empresarios industriales y
obreros, la dominación oligárquica entra en crisis final. En esa ocasión
crítica, se hace más agudo el antagonismo entre la sociedad industrial, por
una lado, y la economía dependiente, por otro».90

En palabras de Germani esto corresponde propiamente a síntomas del Populismo que se


entienden como la movilización de emergentes sectores sociales que exceden los canales
institucionalizados de participación y expresión que ofrece la estructura política nacional
de la oligarquía.91 Ya sea el aumento de la participación política bajo canales

89
Al respecto: Ianni (1984): La Formación del…, págs. 85-89.
90
Ibíd. pág. 93.
91
Al respecto Germani (1978): Authoritarianism, fascism…, págs. 114.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 45


estructurados, definido como Integración (por ejemplo: participación en elecciones) o el
ensanchamiento de la participación excediendo los canales políticamente
institucionalizados de movilización de recursos políticos (como las huelgas, tomas de
propiedades privadas, fábricas, predios rurales, desordenes públicos diversos, entre
otros) son síntomas de que el sistema de gobierno oligárquico se transforma y a su vez
entra en crisis.
En la medida que la transformación del sistema político oligárquico se sucede por
canales institucionalizados es posible esperar que la instauración de gobiernos populistas
sea más dificultosa. Sin embargo, debido a que el sistema político no puede canalizar las
fuerzas emergentes y su participación se da mediante canales no institucionalizados y
ciertamente de forma abrupta, es posible esperar la instauración de un régimen populista.
La combinación de estas dos formas de movilización a su vez potencia la posibilidad de
emergencia del Populismo. En esta variable, el análisis se concentrará en el
ensanchamiento de la participación política por canales institucionalizados: participación
electoral. En la medida que ésta se logre tempranamente, más rápidamente se esperaría
la crisis del Estado Oligárquico. Las formas de movilización primaria –o bien
participación que excede los canales políticos institucionalizados– se analizará en la
dimensión referida a los movimientos obreros.

1.6 Condicionantes del Populismo Económico Latinoamericano

Lo que corresponde a las condicionantes para el surgimiento del Populismo Económico


latinoamericano comprende una serie de factores y actores económicos que adquieren
valores y comportamientos favorables para su instauración.

El Proletariado Urbano. A medida que se produzca cierto grado de crecimiento del


proletariado urbano se torna más probable el surgimiento de un modelo populista debido
a la disponibilidad de masas para el desarrollo industrial del modelo de ISI.
Principalmente, en aquellos países con mayor desarrollo del proletariado industrial y

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 46


urbano hay también más posibilidades de que se instaure un régimen populista gracias a
la disponibilidad del apoyo de las masas hacia los regímenes, y que en caso de no
ensancharse los canales legales de participación, pueden movilizarse mediante canales
políticos no estructurados. Por otro lado, gracias al desarrollo económico de las
ciudades, en cuanto plataformas exportadoras, emergen estos nuevos sectores sociales
que son el sustento del proyecto de desarrollo populista, y con la decadencia del campo
como centro inobjetable de sostén económico, el modelo oligárquico entra en crisis.
«[…] la ciudad que vence a la oligarquía y va a servir de base al populismo ya no es
aquella en la que el poder oligárquico había instalado su mando».92
La existencia y desarrollo del proletariado urbano contribuye fuertemente como
prerrequisito para las más fluida promoción de políticas macroeconómicas orientadas al
modelo de industrialización con sustitución de importaciones, propio del Populismo
Económico, ya que proporciona el sostén estructural necesario para llevar a cabo la ISI,
además de legitimar la política de gasto social crecientemente expansiva.

Capital Extranjero e Industrialización Previa. La existencia de capital extranjero en las


industrias del país, que contribuye a la formación del proletariado, es una fuente sobre la
cual se albergan fuertes rechazos nacionalistas debido a que los beneficios económicos
de esas industrias no son percibidos por los habitantes nativos del país. En la medida que
se produzca un mayor grado de desarrollo industrial mediante la intensificación de
inversión extranjera, mayor es la posibilidad de que se instaure un gobierno populista.
En efecto, las medidas económicas que se toman una vez que sucede su instauración es
nacionalizar todas aquellas industrias relacionadas con sectores claves de la economía
del país, como los ferrocarriles, hidrocarburos, empresas extractivas, etcétera. Pero lejos
de incentivar el capitalismo nacional, el Estado se transforma en el principal agente
económico del país.
Si los capitales extranjeros son múltiples en la economía nacional, los sentimientos de
rechazo de las clases bajas, y en especial de los nuevos sectores medios, que sienten que

92
Ibíd. pág. 96.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 47


su situación no es acorde con la posición social que ocupan, lucharán por lograr
gobernar y nacionalizar los capitales de las principales industrias, contribuyendo
enormemente a la instauración de un Populismo Económico, ya que la nacionalización
del capital puede ocuparse como sustento a la industrialización, satisfaciendo la
creciente demanda interna estimulada por los altos gastos fiscales de los regímenes
populistas. Por lo anterior, el grado de desarrollo industrial previo es importantísimo ya
que funciona como base para una implementación más intensiva del modelo de
industrialización sustitutiva.

Crisis del Modelo Económico de Exportación Primaria. Sumado a los factores


anteriores, la crisis del modelo económico de exportación primaria de los países
latinoamericanos es una condición ideal para la instauración de un nuevo modelo
económico populista. La recuperación y estabilización económica de los países europeos
y Estados Unidos del período de entreguerras provocó que la bonanza entregada por las
exportaciones primarias de Latinoamérica comenzara a decaer, causando el deterioro de
los términos del intercambió que provocó recesiones en gran parte de la región.
Facilitando con ello la profundización intelectual de nuevas políticas macroeconómicas
de desarrollo centradas en la industria y la ciudad. A juicio de Kaufman y Stallings lo
que se produce es una:

«[…] importante división entre los trabajadores y empresarios de la


industria y los servicios, en comparación con la situación existente en el
sector exportador de productos primarios, controlado por la oligarquía
tradicional. Los antagonismos sectoriales se tornaron particularmente
pronunciados después de los años treinta, cuando los choques de la
depresión impulsaron a la industrialización con sustitución de
importaciones (ISI), iniciada a principios de siglo y allanaron el camino
para la formación de nuevas doctrinas desarrollistas influyentes […] que
hacía hincapié en las estrategias de desarrollo orientadas hacia adentro».93

93
Kauffman y Stallings (1992): “La Economía Política…”, págs. 28-29.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 48


En efecto, la oligarquía dueña de la tierra y patrocinadora del modelo de exportación no
fue obstáculo importante frente a nuevos actores políticos:

«[…] la capacidad de gran parte de las oligarquías exportadoras para


obstruir las reformas agrarias importantes significaba que […] el peso
político de los grupos urbanos populares no estaba típicamente
contrarrestado por la presencia de una gran clase de agricultores
independientes o de pequeñas empresas manufactureras orientadas a la
exportación».94

En el contexto de la creciente debilidad de la oligarquía terrateniente y la profundización


de la crisis del modelo primario-exportador, sumado al empobrecimiento de crecientes
sectores sociales de la incipiente clase media y de trabajadores, se estimula y facilita el
surgimiento de doctrinas de desarrollo “hacia adentro” como es la ISI, propia del
Populismo Económico Latinoamericano.

1.7 Ejes Relevantes para el Análisis Comparado del Populismo Latinoamericano

Como se puede apreciar se distinguen dos ejes relevantes en torno a las dimensiones
propuestas para el análisis comparado del Populismo Latinoamericano. El primer eje en
el cual se sustenta la comparación surge gracias a la revisión de los trabajos en torno al
Populismo presentados anteriormente. Con ellos se puede distinguir entre las
dimensiones propias de un Populismo Político y un Populismo Económico. Si bien los
límites de ambas están difusamente establecidos en la sociedad, desde una perspectiva
analítica es posible distinguirlas y reordenar las variables a comparar en torno a este
primer eje.
El segundo eje utilizado, es aquel que distingue los factores que funcionan como
‘condiciones que facilitan u obstaculizan el surgimiento del populismo’ versus aquellos
factores que son propios de las ‘características históricas del populismo’ y que definen al

94
Kauffman y Stallings (1992): “La Economía Política…”, págs. 29-30.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 49


fenómeno. Lo que satisface el análisis histórico comparado ya que indaga en las
variables que son interpretadas como factores que contribuyen, pero no determinan95 la
instauración del Populismo. Efectivamente las variables históricas que funcionan como
‘condicionantes’ del Populismo no son propiamente interpretadas de forma lineal ni
causal, sí en su globalidad pueden contribuir crecientemente a la formación de un
régimen populista. Por otro lado, satisfaciendo la necesidad de definir un régimen
populista ideal, entregándole contenido histórico y sustantivo al concepto, se presentaron
una serie de dimensiones que versan sobre las ‘características del Populismo’, que a su
vez son susceptibles de comparar históricamente en torno a los casos seleccionados.
Las variables se clasificaron de forma tal que pasaron por el cedazo de estos dos ejes.
Por lo que se presentaron en cuatro grupos distintos que comprenden tanto las
condicionantes económicas como políticas del Populismo Latinoamericano, así como
sus características. Sobre cada dimensión de las ‘condicionantes’ se pudieron elaborar
hipótesis que versan sobre la manera cómo pueden sucederse favorablemente para el
surgimiento del Populismo. Sin embargo, un análisis comparado de casos no puede
basarse solamente en las condicionantes que promueven su surgimiento, ya que
probablemente éstas tengan como resultado la instauración de un tipo de régimen que no
sea necesariamente populista (equipotencialidad96). Todo lo anterior es posible de
afirmar en la medida que las variables condicionantes no funcionan como determinantes
del fenómeno. Lo que justifica la serie de premisas sobre la estructura histórica del
Populismo en Latinoamérica (eje de las características), para las dimensiones política y
económica.

95
En este sentido la relación de las condicionantes con el fenómeno no es causal, sólo son “conspiradoras”
en favor del Populismo, y la simple suma de ellas no lo garantiza. Así pues, el razonamiento funciona
suponiendo contingencias que no pueden ser manejadas a priori (o no se puede establecer mediante el
conocimiento acumulado en los análisis anteriores sobre el Populismo), y que desde luego no pueden ser
incluidas bajo categorías generalizadas de análisis social como las acá presentadas, ya que de serlo las
categorías perderían su función analítica y se transformarían en meras descripciones históricas de
realidades extremadamente específicas a cada país.
96
O en su defecto equifinalidad, es decir, distintas condicionantes pudiendo producir un mismo fenómeno.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 50


Esquema 1.7.1: Variables para la comparación del Populismo Latinoamericano. 97 a

Condicionantes Características
d
Actores Sociales Relevantes Heteronomía los Actores Sociopolíticos
Política

(Iglesia, Obreros, Oligarquía b) Relevantes d

Institucionalización del Sistema de Partidos Bajo grado de Institucionalización del


Políticos previo d Sistema de Partidos Políticos bajo
regímenes populistas d

Crisis del Estado Oligárquico b Estado Populista c


Crisis del Modelo Económico de Industrialización con Sustitución de
Economía

Exportación Primaria d Importaciones d

Grado de Desarrollo de Proletariado Urbano Inflación e

Existencia de Capital Extranjero y Grado de Economía del Gasto e


Desarrollo de la Industria en la Economía
Nacional
a
Tanto las dimensiones referidas a las condicionantes como a las características del Populismo en su
dimensión Política, serán analizadas conjuntamente, es decir, se analizará su devenir histórico previo y
durante el Populismo de: los Actores Sociales Relevantes y del Sistema de Partidos Políticos; b Estas
variables serán analizadas históricamente en conjunto bajo la denominación “Bastiones Oligárquicos y
Populismo Político” en el Capítulo 2; c Sobre la variable correspondiente al “Estado Populista” se harán
referencias en el Apéndice; d Ambas variables serán analizadas históricamente continuadas; e Estas
variables se analizarán conjuntamente.

1.8 Metodología del Análisis Comparado

Para abordar el tema de estudio se ha elegido la técnica del análisis comparativo. Ésta
tiene dos variantes: la de casos similares y la de casos contrastantes. La distinción
formulada por J. S. Mill en el siglo XIX tiene su origen en la elección de los casos, ya
que en la medida que los casos sean similares (o contrastantes), gracias a una percepción
a priori, existirán un grupo de variables que se clasificarán como esenciales y donde se
encontrarán las similitudes (o diferencias) que originan el fenómeno para ambos casos.

97
Se debe tener presente que el esquema de investigación no contempla el análisis de una variable
previamente mencionada en la introducción, a la luz de las características del Populismo identificada por
M. Conniff, al igual que tocada tangencialmente en algunas de las teorías de los autores revisados en este
trabajo, sin embargo, ella si se incluye como variable transversal de importancia tanto política como
económica del Populismo y, a su vez, se analizará en la sección correspondiente a la Conclusión de este
trabajo.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 51


«Estos dos diseños son compatibles puesto que su lógica es la misma. Los dos utilizan
procesos similares para detectar relaciones causales y controlar factores externos».98

Esquema 1.8.1: Tipos de Métodos Comparados

METODO DE LAS SIMILITUDES METODO DE LA DIFERENCIA

Caso 1 Caso 2 Caso 3 Caso 1 Caso 2


A D G A A
B E H Diferencias B B Similitudes
C F Y C C
X X X Similitudes X NO X
Y Y Y Y NO Y Diferencias

Claves: X = variable causal; Y = fenómeno a explicar

Ahora bien, es de esperar que la técnica seleccionada para esta investigación es el


método comparado por diferencias,99 siendo pertinente que ambos casos, al menos
previamente, posean:

«[…] (1) that attention is fixed on phenomena presenting a maximum of


contrast, and (2) that this are of broad significance and delineate political
areas defined by systemic features. “Contrast”, in this perspective, is not
synonymous with trivial difference».100

Así pues, los resguardos previos a la comparación son previstos e incluidos bajo el
contexto en que se sitúan estos países. Específicamente, la metodología de comparación
por diferencias que se ocupará es la denominada: Historia Comparada de Casos
Contrastantes, como la define Skocpol:

98
Caïs, Jordi (1997): Metodología del Análisis Comparativo, Centro de Investigaciones Sociológicas,
Cuadernos Metodológicos, pág. 25.
99
Al menos con un mediano conocimiento de la historia chilena y argentina.
100
Dogan, Mattei y Pelassy, Dominique (1984): How to Compare Nations: strategies in comparative
politics, Chatham, N. J. Chatham House Pub., pág. 127.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 52


«Usually such contrasts are developed with the aid of referent to broad
themes or orienting questions or ideal-type concepts. Themes and questions
may server as frameworks for pointing out difference between or among
cases. Ideal types may be used as sensitizing devices – benchmark against
which to establish the particular features of each case».101

La historia comparada para casos contrastantes, en la definición mencionada, responde a


la elección realizada de los casos para la investigación del Populismo Latinoamericano.
La comparación, por lo tanto, se ayuda de un marco teórico en el cual se exponen las
características ideales y muestra como funcionan las hipótesis sobre las condicionantes
del Populismo Latinoamericano, para luego poder abordar los casos que, al menos
preliminarmente, parecen contrastar. Por otra parte, la temporalidad de la comparación
se extiende de forma aproximada entre 1930 y 1970, en este período se ubica lo que se
ha definido como Populismo Latinoamericano.

Como se presentó, la lógica clásica de la comparación, en general, se centra


exclusivamente en las causas que determinan al fenómeno. El esquema 2 muestra ello y
pretende aislar las causas que determinan el contraste o la similitud. No obstante, se
muestra un fenómeno para los casos comparados, la “Y” en el esquema, que no posee
mayor cuestionamiento. Es necesario sortear esta limitante, ya que en la medida que no
se investigue sobre las características esenciales del fenómeno, que son las que a su vez
lo moldean de forma única e histórica, posiblemente el análisis exclusivo de sus causas
tendrá serias limitantes. Es, por lo tanto, indispensable conocer cuál es el grado de
diferencia entre uno y otro caso específico, cuáles son a su vez las características en las
que difieren y cuáles no, sólo con ello se podrá realizar un exhaustivo análisis
comparativo.
Finalmente, corresponde presentar el esquema de análisis comparado, que consistirá
básicamente en dos partes: primero las ‘condicionantes’, que corresponde a los usos

101
Skocpol, Theda & Somer, Margaret (1997): “The uses of Comparative History in Macrosocial
Inquiry”, en Social Revolutions in the Modern World, Theda Skocpol, Cambridge University Press, pág.
75.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 53


tradicionales de la historia comparada, es decir, la búsqueda de factores que moldean al
fenómeno para cada caso particular; segundo, las ‘características’ que definen
desenvolvimiento del fenómeno en un caso empírico, el cual si es definido
adecuadamente se transforma en complemento necesario del análisis comparado.

Tabla 1.8.2: Método de Historia Comparada de Casos Contrastantes para Chile y Argentina

CASOS CHILE ARGENTINA


Condicionantes Actores Relevantes de la Sociedad
Políticas Institucionalización del Sistema de Partidos Políticos
Crisis del Estado Oligárquico
Condicionantes Crisis del Modelo Económico de Exportación Primaria
Económicas Grado de Desarrollo de la Industria y Capital Extranjero en la Economía Nacional
Grado de Desarrollo del Proletariado Urbano
Populismo Heteronomía de los Actores Sociopolíticos Relevantes
Político Bajo Grado de Institucionalización del Sistema de Partidos en Regímenes Populistas
Estado Populista
Populismo Industrialización con Sustitución de Importaciones
Económico Inflación
Economía del Gasto

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 54


CAPITULO 2
POPULISMO POLÍTICO: ACTORES Y PARTIDOS

Para conocer cómo surge, se construye y desarrolla el Populismo Político en


Latinoamérica, en este capítulo se han elegido analizar dos de las tres dimensiones de lo
político: los actores relevantes (la Iglesia, el movimiento obrero y la oligarquía
terrateniente) y el sistema de partidos políticos.

2.1 La Iglesia Católica y el Populismo Político Latinoamericano

Se parte de la premisa que la Iglesia y su influencia política caracterizan y ayudan a


conformar o evitar el Populismo Político. La historia de la Iglesia Católica muestra que
condenó su separación del Estado, inclusive hasta finales del siglo XIX: «As late as
1885 Pope Leon XIII in his encyclical, Immortale Dei, denounced separationist theory
as being primarily an attack on God and the prerogatives of the Church».102
En Europa el catolicismo se abrió a la manipulación de grupos políticos y se asoció a
gobernantes y coronas para mantener su estatus, influencia, poder y legitimación. En
Latinoamérica ocurre algo similar, la Iglesia Católica tendió a vincularse con la sociedad
política tradicional:

«After separation from the crown, and as a liberal a radical parties began to
gain strength in many countries of mid-nineteenth-century Latin America,
the church came to depend very much on conservative parties to project its
established interests».103

102
Smith, Brian H. (1982): The Church and Politics in Chile. Change to Modern Catholicism, Princeton
University Press, pág. 67.
103
Idíd. pág. 68.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 55


Esta relación entre la jerarquía católica nacional latinoamericana y la corriente más
conservadora de la política se mantiene durante todo el siglo XIX e incluso gran parte
del siglo XX.

Argentina. Con la publicación de la encíclica Renum Novarum, el papa Leon XIII fundó
la Doctrina Social de la Iglesia. Esto trajo inmediata repercusión en Argentina cuando en
1892 un sacerdote alemán, Federico Grote, fundador del catolicismo social argentino,
dio origen al C.O.C. (Círculo de Obreros Católicos). Sin embargo, movimientos
católicos como éste fueron débiles tanto dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica
argentina como en los círculos de obreros, donde dominaban agrupaciones anarquistas o
socialistas.104
Sólo recién en 1924 se puso en cuestionamiento la hegemonía de corrientes más
conservadoras dentro de la Iglesia. El Congreso de la República tenía las facultades de
entregar una terna de candidatos a la Santa Sede para que ésta decidiera quien era electo
para el cargo de Arzobispo de Buenos Aires. El preferido del Congreso en ese entonces
era Monseñor De Andrea, fuertemente progresista en materias sociales y eclesiales, pero
el Vaticano rechazó su postulación. Finalmente, quien es elegido Arzobispo fue
Monseñor Copello, un individuo diametralmente opuesto a De Andrea y quien
representaba más fielmente la identidad de la Iglesia argentina por esos años. Copello
emprendió importantes tareas que llevaban a consolidar la Iglesia en un territorio tan
extenso, centrando su trabajo por el crecimiento de la Iglesia, en cuanto número de
parroquias, edificios eclesiásticos y monumentales. Sin embargo, no era posible
solamente por la subvención estatal:

«Como los recursos de la institución y la ayuda del Estado no alcanzaban


para cubrir estos proyectos, no dudó en solicitar la colaboración de las
clases altas de Buenos Aires, a las que concedía a cambio el derecho de
escoger el nombre de los santos patronos de las nuevas Iglesias».105
104
Al respecto: Caimari, Lila M. (1995): Perón y la Iglesia Católica. Religión, Estado y Sociedad en la
Argentina: 1943 – 1955, Ariel Historia, págs. 41-42.
105
Ibíd. pág. 47.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 56


Esto lleva a que la Iglesia Católica argentina fortaleciera sus lazos con las oligarquías de
la capital, las cuales garantizaban la presencia e influencia de ésta en asuntos sociales de
relevancia.
Para Junio de 1943, con el Golpe Militar que derrocó al presidente Ramón Castillo, las
relaciones entre la Iglesia y el Estado se configuran de la forma decimonónica. Es bajo
este gobierno que la Iglesia se acerca al Estado; el mecanismo que llevó a la jerarquía a
formar un vínculo con el “gobierno militar católico” que se erigía fue el decreto 19.411
aprobado el 31 de Diciembre de 1943, mediante el cual la educación religiosa se
convierte en obligatoria para las escuelas públicas argentinas. Así la Iglesia se
transforma en un requisito necesario de agrado por parte de las fuerzas políticas que
buscaban el poder:

«Dicho decreto ha sido considerado como el símbolo de la consumación de


la alianza entre el nacionalismo católico y las Fuerzas Armadas, el punto
más alto de influencia sobre el poder político. Esta visión parece justificada
cuando constatamos la voluntad abierta del gobierno de congraciarse con la
Iglesia y de convertirla en uno de sus pilares. Pero una atención a los
móviles de la Iglesia misma obliga a introducir ciertos matices. El famoso
decreto de 1943 fue el producto de una iniciativa gubernamental más que de
las presiones ejercidas por la Iglesia sobre el gobierno. La respuesta del
episcopado al anuncio del decreto fue no obstante muy positiva, y si temían
la asociación a un gobierno de facto, los obispos superaron este temor a la
hora de recoger los beneficios».106

Mantener buenas relaciones con el Estado fue la clave con que la Iglesia podía lograr un
sustento económico que le garantizara la conservación de su institución. En otras
palabras, la Iglesia busca conservar su presencia e influencia, sin importar
necesariamente qué relaciones establecía con la política. En efecto, si la Iglesia hubiese
seguido los caminos marcados por las encíclicas, debió haber buscado la apertura hacia
las problemáticas sociales, no centrándose exclusivamente en la manutención y
crecimiento institucional.

106
Ibíd. pág. 94.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 57


Cuando se produjo la normalización democrática en 1946, la Iglesia en su mayoría
apoyó a Perón quien representaba una ventaja notable, gracias al fresco recuerdo del
gobierno militar pro católico precedente, y del cual Perón era su efectiva continuación,
en contraposición al candidato laico de la Unión Democrática con escasas posibilidad de
triunfo.
Durante gran parte del primer gobierno de Perón las relaciones entre la Iglesia y el
Estado vivieron un idilio, ya que el candidato y luego presidente representaba los valores
católicos que la Iglesia perseguía. Sin embargo, la afinidad que Perón buscó con la
religión católica fue en función de validar su legitimidad frente al resto de sectores
sociales. El discurso leído en la Bolsa de Comercio el 25 de Agosto de 1944 marca un
inició en las alusiones respecto del catolicismo, permitiéndose citar reiterativamente la
obra del Papa León XIII. Se puede afirmar entonces que:

«[…] las alusiones a las encíclicas no parecen haber nacido de un deseo de


agradar al mundo católico –aunque esto no era excluyente– sino más bien a
auditores que consideraban tranquilizadoras la referencia a la doctrina
social de la Iglesia […] No sólo estas referencias lo acercaban a la Iglesia
[…] sino que le proporcionaban una salida para las críticas a él dirigidas.
Las sospechas de reversión social por un lado y de demagogia facistoide
por el otro pretendían quedar así neutralizadas».107

Para 1948 comienzan las primeras fricciones entre la Iglesia y el gobierno de Perón. El
10 de Abril de ese año en un discurso en homenaje a monseñor De Carlo, obispo de
Resistencia, Perón comienza a diferenciarse fuertemente de la jerarquía de la Iglesia
Católica argentina. El presidente critica de “catolicismo tibio” a la Iglesia por no
preocuparse de la cuestión social que su gobierno si comenzaba a atender. Acusaba a la
Iglesia de alejarse de los pobres.108 En efecto, la Iglesia hasta ahora se había preocupado
de buscar una posición social desde la cual poder influir, que se consolidó como su leiv
motiv, desatendiendo crecientemente la cuestión social, y los grupos católicos que

107
Ibíd. pág. 114.
108
Al respecto: Ibíd. págs. 116-118.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 58


buscaban ocuparse de ella eran despreciados por la jerarquía y carecían de relevancia en
los sectores que buscaban ayudar. Es por ello que se puede afirmar que la Iglesia tuvo
una actitud principalmente pragmática al buscar un posicionamiento institucional fuerte,
aliándose con aquellos grupos que le podían entregar apoyo, financiar su institución y
fortalecer su posición, como ocurrió con la oligarquía bonaerense, el gobierno militar de
1943 y su alianza implícita con los primeros años del gobierno de Perón. Desde esta
perspectiva la Iglesia mantuvo un fuerte carácter conservador y pragmático al no
preocuparse de los problemas que ocasionaba la cuestión social, de los cuales el
peronismo se ocupó en parte.
Entre 1945 y 1946 el presupuesto estatal para la Iglesia se duplicó109, además a lo largo
del gobierno peronista los funcionarios de la Iglesia comenzaron a recibir tanto los
beneficios (aguinaldos, aumentos de sueldos) como cambio de estatus, empezando a ser
elementos más de burocracia estatal.110 El Estado absorbía a la Iglesia, y la importancia
que ésta logró tener durante el gobierno militar del 43 se desploma, perdiendo todo
poder frente a la potencia estatal del peronismo.
Desde principios de 1950 hasta finales del gobierno de Perón el conflicto entre Iglesia y
Estado se había redefinido en términos del “catolicismo justicialista” y el “catolicismo
de la Iglesia”. Esto se puede interpretar bajo la clave de una lucha de poder político de
ambas instituciones, donde el peronismo se impuso aplastantemente. La potencia del
Estado en la captación de los obreros y las capas bajas de la sociedad mediante sus
agencias de cooptación, sumado a la falta de consenso que suscitaban dentro de la
Iglesia los movimientos políticos católicos111 llevo a que la formación de un Partido
Demócrata Cristiano en Argentina ocurriera recién en 1954 (a diferencia de Chile que la
Falange ya se fundó en 1937), y cuando la crisis del gobierno de Perón lograba un
desenlace. Pero lo que es más importante, este partido tuvo muy poca importancia en lo
que a organización de los estratos bajos se refiere.

109
Al respecto ver los valores en: Ibíd. pág. 126.
110
Al respecto: Ibíd. pág. 127.
111
Al respecto: Ibíd. pág. 292.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 59


Tabla 2.1.1: Porcentaje de Votación Demócrata Cristiana en elecciones posteriores al segundo
Gobierno de Perón

Partido 1957 1958 1960 1962 1963


Democracia Cristiana 5 4 4 2 5
Fuente: Snow (1979), pág. 28.

Además de su tardía formación, la Democracia Cristiana Argentina careció de una


adhesión significativa y sus votaciones no superaron el 5% posterior a la caída de Perón,
que demuestra como el Populismo debilita la influencia de la Iglesia y de los partidos
progresistas cristianos que bogan por la Doctrina Social en política (ver Tabla 2.1.1).
Por otro lado, también la J.O.C. (Juventud Obrera Católica) que busca una apertura
cristiana hacia los obreros en función de la Doctrina Social de la Iglesia, siempre se
enfrentó a la jerarquía católica argentina sin lograr muchos resultados:

«El balance que los dirigentes de las JOC hacían en 1954 era
innegablemente sombrío: la organización no había estado a la altura de las
expectativas de la Iglesia universal. La causa principal de estas dificultades
no era atribuida al peronismo, sino al conservadorismo de la Iglesia: este
movimiento teóricamente basado en estructuras parroquiales chocaba con la
resistencia de la mayoría de los curas de parroquia. Esta queja, dirigida
claramente a la jerarquía nacional, era la manifestación de un desacuerdo
mas amplio entre las nuevas generaciones de sacerdotes y un episcopado
cuyas directivas de apostolado ponían un freno sistemático a las iniciativas
de los jóvenes».112

Se puede identificar claramente una diferencia dentro del clero, entre la jerarquía
católica con su impronta conservadora y los cuadros católicos laicos y el joven clero.
Estos últimos perdieron toda influencia en la jerarquía eclesial y en la sociedad. No
obstante, la crisis surge cuando el líder populista comienza a criticar el tipo de
catolicismo conservador de la Iglesia frente a la ocupación que el gobierno hacía
respecto de la cuestión social. Toda reacción de la Iglesia sería en vano ya que el Estado

112
Ibíd. pág. 300.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 60


de Perón la había cooptado, al igual que a otros sectores sociales, perdiendo todo tipo de
influencia en la sociedad, especialmente entre los estratos bajos.

Chile. En el siglo XIX y en el primer cuarto del siglo XX la Iglesia Católica chilena
estuvo fuertemente identificada con el Partido Conservador el cual luchó por las
prerrogativas eclesiales en el Congreso. Sin embargo, esta alianza tuvo serias
consecuencias en la imagen de la Iglesia, los clérigos se enfrascaron en campañas
electorales y en algunos casos el presupuesto eclesial fue usado para apoyar candidaturas
conservadoras. Además estas actitudes provocaron divisiones internas entre los obispos
y los sacerdotes. Por su parte la Iglesia usó al Partido Conservador para apuntalar su
propia influencia en la sociedad.113
Para 1920 el plan de gobierno de Alessandri incluía la separación de la Iglesia y el
Estado, uno de los objetivos de los radicales, quienes formaban parte de su coalición. El
Vaticano estuvo sin duda dispuesto a aceptar la separación que se produjo en la
Constitución de 1925, con el objeto de que se evitaran conflictos como los recientemente
ocurridos en otros países católicos. En 1922 el Arzobispo de Santiago Crescente
Errázuriz escribió una carta pastoral en que prohibía la intervención de personeros
eclesiales de todo tipo dentro de los partidos políticos y en disputas políticas, con ello
buscaba lograr una neutralidad política de la Iglesia para preservar la independencia de
la institución.114 A pesar de ello, las relaciones entre la Iglesia y los conservadores se
redefinen explícita y oficialmente sólo dos años después de la muerte de Errázuriz en
1933. El Obispo Fuenzalida de Concepción, a principio de los años 30, se mostraba
partidario de volver a unir Iglesia y Estado, y hacía referencia a la necesidad de la
existencia de un partido que representase los intereses católicos. Por otro lado los líderes
conservadores se mostraban deseosos de mantener un apoyo católico para sí.
Nuevamente se daban las condiciones para revincular Iglesia y conservadurismo. Para
Noviembre de 1933, en una reunión anual de Obispos, decidieron anunciar su apoyo

113
Smith (1982): The Church and…, págs. 71-72.
114
Ibíd. págs. 72-76.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 61


público al Partido Conservador.115 Sin embargo, la Santa Sede arremete contra los
apoyos explícitos:

«Upon reception of the Pacelli letter in 1934, the Chilean Bishops once
again acquiesced to the clear and definitive instruction from the Vatican.
They did not publish their private decision reached in 1933 to urge Catholic
support for the Conservative Party. Subsequently they announced
guidelines for Catholics in electoral politics which incorporated each of the
point outlined in the 1934 communiqué from the Holy See».116

Desde 1935 comienzan a producirse los primeros cambios hacia una variante más
progresista dentro de la Iglesia chilena. Un núcleo de líderes progresistas dentro de la
jerarquía eclesial comienzan a tener más peso en la Iglesia, los cuales habiéndose
preparado en universidades católicas europeas, que ya habían vivido el cambio hacia
corrientes reformistas de la Iglesia Católica, trajeron renovación al país. Por ejemplo en
1938, José María Caro, Obispo de La Serena y futuro Arzobispo de Santiago en 1939,
mediante una carta pública al Presidente de la República Pedro Aguirre Cerda, ayudó a
solidificar la legitimidad del nuevo gobierno despejando dudas sobre el miedo existente
respecto del marxismo. No obstante, los avances en materia eclesial que devenían desde
sus alianzas con las oligarquías conservadoras hacia un enfoque social cristiano, no tenía
aún efecto en las prácticas religiosas que no se disociaban de las tendencias políticas
hasta la fecha existentes. En consecuencia, para 1958 las prácticas religiosas de los fieles
se correlacionaban con tendencias políticas de derecha. Por lo tanto, de los que
regularmente practicaban el culto un 44,1% manifestaban adhesión a la derecha en el
Gran Santiago, y los que ocasionalmente lo practicaban en un 36% adherían. 117 La
generalidad era que los vínculos entre la Iglesia y el conservadurismo se mantuvieran
implícitamente, además los movimientos políticos reformistas carecían de efectividad.

115
Al respecto: Ibíd. págs. 78-79.
116
Ibíd. pág. 80.
117
Al respecto: Ibíd. págs. 88-91.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 62


Los grupos social cristianos en Chile como la J.O.C. (Juventud Obrera Católica) del
Obispo Manuel Larraín de Talca, y como la A.S.Ch. (Asociación Sindical Chilena),
formada por San Alberto Hurtado, tuvieron muy poco alcance. Muchos de los sectores
sociales a los cuales apuntaban continuaban desorganizados o dominados por los
marxistas, como fue el caso de los movimientos obreros.118 Además el movimiento
político juvenil, crítico de la falta de capacidad para enfrentar el problema de la cuestión
social, que se desprendió del conservadurismo, conocido como la Falange Nacional,
poseía un fuerte rechazo por parte de la jerarquía católica chilena. La Falange favoreció
establecer relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y criticó fuertemente las
prácticas autoritarias del Régimen “católico” de Franco. Era de esperar que la Iglesia no
aceptara este comportamiento debido a que condenaban fuertemente el marxismo ateo y
muchas veces el Vaticano apoyó gobiernos católicos no democráticos. El Cardenal Caro
reitera la censura a la Falange por la falta de respeto que ha tenido con el episcopado y
las posiciones que mostraba frente a fuerzas políticas no creyentes.119
Un aspecto que manifiesta la pervivencia de las relaciones tradicionales entre la Iglesia y
la política del extremo conservador es el financiamiento de los colegios católicos de la
Institución. La falta de recursos financieros internacionales para mantener la obra de la
Iglesia chilena llevó, nuevamente, a que revivieran los vínculos con la derecha. Los
lazos durante la primera mitad de la década del 50 se mantuvieron igual como hace un
siglo atrás.120
Sin embargo, a comienzos de los años 60 se produjo una equivalencia entre los
principios de la Iglesia que coincidían estrechamente con los del Partido Demócrata
Cristiano (P.D.C.). Primero en 1962, mediante dos cartas pastorales, los obispos dejan
de manifiesto que los problemas sociopolíticos chilenos merecen bastante atención.
Critican fuertemente la baja utilización de la tierra, ausencia de patrones en el campo y
falta de asistencia técnica y entrenamiento para los pequeños propietarios. Para ello
veían necesaria una Reforma Agraria. Entre otras cosas pedían reformar el sector

118
Al respecto: Ibíd. pág. 96.
119
Al respecto: Ibíd. págs. 97-98.
120
Al respecto: Ibíd. pág. 103.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 63


administrativo del Estado, el régimen industrial, la distribución del ingreso, etcétera.
Además condenaban al marxismo, representado en ese momento por Salvador Allende,
también criticaron el liberalismo y la ilegitimidad de cualquier tipo de relación entre
cristianos y marxistas. Si bien, en términos generales, no fue un apoyo explícito a la
Democracia Cristiana y a Edurado Frei Montalva, si ayudó para que dentro de los
católicos éste ganara apoyo.121 En definitiva, la síntesis de las directrices de las cartas
pastorales coincidían fuertemente con los principios y objetivos de la D.C., lo que
llevaba a que se redefiniera un nuevo vínculo entre la Iglesia y la política.
El cambio hacia el progresismo social que sufre la jerarquía católica chilena se explica
por la renovación de los obispos durante poco más de una década, y la relación que se
gesta con los nuevos políticos cristianos:

«Between 1955 and 1964, fourteen of the twenty-eight bishops in the


country retired or died and their replacements tended to be social
progressives. Seven of the new bishops as young priests had been chaplains
of Catholic Action programs. All of them had received their education in
the same high schools and university circles which formed the leaders of
the Christian Democratic Party in the 1930s and 1940s. Many of the new
bishops and leaders of the PDC also had close friendship or family ties».122

Tabla 2.1.2: Elección Política y Práctica Religiosa de los católicos en Santiago de Chile, Agosto 1964.

Candidato / Regularmente Practican Ocasionalmente Practican


Partido(s) que el Culto (N=235) el Culto (N=337)
lo apoyan % Candidato % Partido % Candidato % Partido
Allende (FRAP) 9,8 6,8 18,1 11,3
Durán (Radical) 2,1 6,4 1,8 4,2
Frei (PDC) 74,9 57,9 62,9 50,7
(Cons. – Lib.) 7,7 4,2
Indecisos 13,2 21,2 17,2 29,6
Fuente: Smith (1982), pág. 108.

121
Al respecto: Ibíd. págs. 109-111.
122
Ibíd. pág. 112.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 64


También en 1964 en el Gran Santiago, a nivel de las preferencias políticas, los católicos
que regularmente practicaban el culto y que votarían por Frei alcanzaba al 74,9% y su
partido la DC un 57,9%. Entre los que ocasionalmente practicaban el culto, los
porcentajes eran 62,9% y 50,7% respectivamente. En la campaña de 1964 el apoyo a
Frei surgió muchas veces de forma negativa como miedo al comunismo, por ello los que
no practican la religión Católica y Frei era su candidato correspondían al 52,4% y la DC
su partido político al 40,7%.123 A esto último hay que sumarle que para 1964 la derecha
no presentó candidato político, transmitiendo con ello su apoyo a Frei. Posiblemente ahí
también iban incluidos sus votantes católicos (ver Tabla 2.1.2).
Como era de esperarse en 1964 existe una alta correlación entre la observancia del
catolicismo y el miedo al comunismo. El 74% de los católicos que practican
regularmente la religión ven en el comunismo un real peligro y un 62% para quienes
practican la confesión ocasionalmente124 así el social-cristianismo se potenció como
reacción al temor social de que se instaurara un gobierno comunista.
Entre 1960 y 1964 la Iglesia recibió grandes aportes en personal y dinero provenientes
de Europa occidental y Norteamérica. El número de religiosas y sacerdotes aumentó en
un 65% sumando a unos 34 millones de dólares en ayuda financiera por las
organizaciones europeas y norteamericanas manejadas por obispos.125 Ello provocó que
la Iglesia dejase de depender económicamente de la oligarquía nacional y abandonara
sus vínculos con el conservadurismo, ya que no dependían de su financiamiento. Esto
produjo que la orientación eclesial de sus programas cambiara.
Si bien la Iglesia se vinculaba fuertemente a los nuevos movimientos reformistas
católicos, las inclinaciones demócrata cristianas de los católicos estaban débilmente
arraigadas. En 1970, en Santiago, los católicos que regularmente practican el culto y
partidarios del PDC son 29,2% y los ocasionalmente practicantes alcanzan el 22,8%,
frente a porcentajes que en 1964 superaban el 50%. El apoyo de los católicos no se fue
necesariamente hacia los Nacionales (conservadores y liberales) ya que sus porcentajes,

123
Al respecto: Ibíd. pág. 108.
124
Al respecto: Ibíd. pág. 118.
125
Al respecto: Ibíd. págs. 122-123.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 65


si bien subieron respecto de 1964, tuvieron un aumento marginal. También el apoyo de
los católicos subió en más de 10 puntos porcentuales respecto de las preferencias por
Allende y poco más de 5 en lo que respecta a las preferencias hacia la Unidad Popular.
Donde sí se nota más clara la preferencia de los católicos hacia la derecha es en los
candidatos Presidenciales, Jorge Alessandri captura las preferencias superando en más
de 10 puntos porcentuales las de Radomiro Tomic, el candidato Demócrata Cristiano,
para católicos que regular y ocasionalmente practican el culto (ver Tabla 2.1.3 y
comparar con Tabla 2.1.2).

Tabla 2.1.3: Elección Política y Práctica Religiosa de los católicos en Santiago de Chile, año 1970

Candidato / Partido(s) Regularmente Practican Ocasionalmente Practican


que lo apoyan el Culto (N=171) el Culto (N=246)
% Candidato % Partido % Candidato % Partido
Allende (UP) 22,2 17 30,5 21,1
Tomic (PDC) 28,7 29,2 25,2 22,8
Alessandri (Nacionales) 40,4 12,9 35,4 11,4
Indecisos 8,7 40,9 8,9 44.7
Fuente: Smith (1982), pág. 130.

Se puede concluir que lo que potenció el explosivo crecimiento de las preferencias


respecto de la DC fue el miedo al comunismo y el apoyo que la derecha le brinda en
1964 al no presentar candidato presidencial. Sin embargo, no se observa necesariamente
una vuelta hacia los patrones tradicionales de comportamiento electoral de los católicos
ya que la preferencia partidista por la DC sigue siendo superior a la derecha en 1970,
observándose definitivamente un alejamiento católico parcial respecto del
conservadurismo. Si a ello se le suma la desvinculación de la jerarquía católica con la
derecha conservadora se puede apreciar como el movimiento reformista católico sienta
bases dentro de la sociedad chilena. Nuevamente, en la medida que en Chile se consagra
el surgimiento de movimientos católicos reformistas que culminan en la formación de un
Partido Demócrata Cristiano fuerte, las aspiraciones para el surgimiento de liderazgos
carismáticos que se vinculen directamente con las masas se torna más dificultoso, debido
a que en gran parte han sido capturadas por estas fuerzas políticas.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 66


Conclusión. Tanto en el caso argentino como en el chileno, la Iglesia estuvo ligada al
conservadurismo hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, la diferencia radica en que
la Iglesia chilena devino hacia posturas progresistas que tuvieron impacto efectivo en la
sociedad conformando organizaciones sindicales y sobre todo partidistas, las cuales se
transformaron en el freno del Populismo Político. La Iglesia argentina efectivamente no
realizó este cambio, ni tampoco tuvo la oportunidad debido al temprano y fortísimo
surgimiento del peronismo. Claramente en Argentina se cumplen las condiciones y
características del Populismo Político en su relación con la Iglesia (institución
fuertemente conservadora que bajo el Populismo es controlada heterónomamente por el
Estado), no así para Chile donde esta dimensión del Populismo Político está ausente y
tampoco se suceden condiciones favorables para su surgimiento.

2.2 Movimientos Obreros: Entre el Estado y los Partidos

Entre las condiciones favorables para el surgimiento del Populismo está la falta de
organizaciones de trabajadores independientes y con capacidad para emitir demandas, o
bien la existencia débil de éstas. A pesar de ello, corrientes populistas robustas pueden
llegar a absorber organizaciones preexistentes cooptándolas en función del aparato
estatal. En este último caso el Populismo Político las transforma rápidamente en un
“ministerio más del Estado”.

Chile. El movimiento obrero en Chile se remonta hacia fines del siglo XIX. Si bien las
organizaciones de trabajadores existentes eran del tipo mutualistas, representan un
primer vástago de organización laboral. Éstas datan incluso de 1853, como la Sociedad
Tipográfica, pero no es sino hasta 1890 en que los diversos movimientos políticos como
los comunistas, anarquistas y el Partido Democrático comienzan a organizar sindicatos.
A partir de ese momento se crearon una serie de organizaciones que aglutinaban
sindicatos o mutuales como son la Federación de Uniones de Protección del Trabajo
Sudamericana (1892), Confederación Obrera de Sociedades Unidas (1894) y la

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 67


Confederación Obrera de Chile (1896) que, sin embargo, se disolvieron con la misma
rapidez que fueron creadas.126 Llegado el siglo XX la organización sindical emerge
nuevamente:

«En 1900, en el Norte, se formó la primera Combinación Mancomunal de


Obreros, en Iquique y hasta se creó un Partido Obrero Mancomunal, en la
misma ciudad, […] El movimiento mancomunal influyó en la unificación
del movimiento sindical, pues en 1902 creo el Congreso Social Obrero, con
192 sociedades y unos 2000 afiliados. Las sociedades de Valparaíso, con el
mismo motivo, formaron la Federación General de Obreros. Esta federación
cambió luego su nombre a Confederación General de Trabajadores de
Chile».127

La central sindical más importante de principios de siglo, F.O.Ch. (Federación de


Obreros de Chile), que en un comienzo nace de la iniciativa de elementos conservadores
(Gran Federación Obrera de Chile, 1909), en 1917 se perfila bajo dos corrientes políticas
importantes, una más democrática y otra revolucionaria, y es finalmente esta última que
se impone en el congreso de 1919, comandada por Luis Emilio Recabarren. Es en el
período de la década del 10 en que comienza a gestarse la interpenetración del
movimiento obrero con movimientos políticos emergentes de la izquierda.
Sólo unos años después de su nacimiento el movimiento obrero sufrió su primer duro
golpe a manos de Ibáñez:

«[…] fue uno de los primeros presidentes latinoamericanos que enmarcó a


las organizaciones laborales en un sistema de sindicalización supervisada
por el Estado. Silenció el agravio con represión en nombre del
anticomunismo y sus sustitutos gubernamentales para los sindicatos
autónomos […] Socavó la tendencia izquierdista en la política laboral, con
lo que aplastó abrumadoramente a la FOCh, al PC y a la USRACH. Al
hacerlo, dejó ver la fragilidad de las organizaciones de la clase baja. La
organización sindical centralizada y paternalista era parte del modelo semi-
corporativista del dictador, quien consideraba que los sindicatos debían

126
Al respecto: Alba, Víctor (1964): Historia del Movimiento Obrero en América Latina, Libros
Mexicanos Unidos, México, D.F., págs. 375-378.
127
Ibíd. pág. 378.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 68


servir tanto al Estado como a los trabajadores. La fuerte mano gubernativa
alejó a algunos trabajadores, pero otros se sintieron atraídos por las
reformas legales, el mayor poder real adquisitivo del ingreso diario, las
obras públicas masivas y por el magnetismo de Ibáñez».128

Fuerzas anarcosindicalistas también suscitaron la creación de organizaciones sindicales,


aunque sin una fuerza que pudiera romper la hegemonía que adquirió la F.O.Ch. En
1919 se fundó la I.W.W. que posteriormente se denominó Central General de
Trabajadores, anarcosindicalista.
Como se ha mencionado los movimientos obreros en Chile se caracterizaron por ser
promovidos desde los partidos, y quienes primero suscitaron la asociación de
mancomunales y cooperativas fueron algunos líderes del Partido Democrático como
Malaquías Concha o Emilio Recabarren, como ocurre con la “colonización” de la
F.O.Ch. La importancia de este movimiento es que agrupaba de forma centralizada una
gran cantidad de sindicatos a lo largo del país, justamente aquella capacidad de la que
carecía el Partido Obrero Socialista (P.O.S.), fundado por el mismo Recabarren. Una vez
que los activistas del partido lograron penetrar y reorientar la jefatura del F.O.Ch., el
P.O.S. comenzó a convertirse, a su vez, en una fuerza política gravitante en la izquierda
y en los trabajadores. En 1920, el P.O.S. en su búsqueda de purgar los elementos
reformista, de los que Recabarren había huido en el Partido Democrático, aprobó la
adopción del nombre de Partido Comunista. La F.O.Ch. siguió el mismo camino y se
afilió a una agrupación internacional de sindicatos R.I.L.U. (Red Internacional de
Sindicatos de Trabajadores) y sentenció a su vez que no iba a tener más vínculos con los
elementos reformistas del Partido Democrático.

«Después de 1922, estas dos organizaciones de la clase obrera, la FOCh y


el Partido Comunista de Chile, llegaron casi a no ser distinguibles.
Estuvieron tan estrechamente vinculados que, por sugerencia de

128
Drake, Paul (1992): Socialismo y Populismo en Chile, Instituto de Historia, Universidad Católica de
Valparaíso, págs. 42-43.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 69


Recabarren, compartieron desde esa fecha en adelante el mismo periódico
oficial».129

Los intentos de unificación sindical posterior a la caída del primer gobierno de Ibáñez se
remontan hacia 1934, cuando se formó la C.N.S. (Confederación Nacional de
Sindicatos), y dos años más tarde se forma la C.T.Ch. (Confederación de Trabajadores
de Chile) que agrupa la Vieja F.O.Ch. y a la C.N.S., dejando fuera a la anarcosindicalista
C.G.T.

Por el lado de la vertiente política reformadora, entre el 4 y 16 de Junio de 1932 el


coronel de la aviación Marmaduke Grove logra llevar a cabo un experimento socialista
que derribó al entonces presidente Montero que, sin embargo, fue rápidamente reprimida
por otro golpe militar al mando de Carlos Dávila. Lo que marca un hecho importante es
que este paréntesis socialista indica el surgimiento de una nueva fuerza de organización
obrera en torno a lo que posteriormente será el Partido Socialista (de tendencia
reformista). Para las elecciones del 30 de Octubre de ese mismo año los “grovistas”
obtienen el segundo lugar en las urnas, con un 17,7%, lo que representa 60.856 votos de
la época. Igual de importante es mencionar que la votación de Grove es transversal:

«Los resultados regionales de 1932 [...] indican que los grovistas no


representan simplemente otra protesta de los extremos geográficos del país
contra el centro. A diferencia de lo que le ocurrió a Alessandri en 1920 y
1931, y a Salas en 1925, a Grove le fue mejor en el centro Urbano. Su
resultado está más en correlación con factores sociales y económicos que
con resentimientos regionales históricos».130

En efecto, en comunas industriales (47,3%) como mineras (12,2%) Grove obtiene altas
votaciones en 1932, no así en comunas campesinas (4,4%), donde el electorado está

129
Scully, Timothy (1992): Los Partidos de Centro y la Evolución Política Chilena, CIEPLAN - Notre
Dame, Santiago de Chile, pág. 108.
130
Drake, Paul (1992): Socialismo y Populismo…, pág. 84.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 70


cautivo de la oligarquía terrateniente.131 A juicio de Drake, durante la década del 30 en
Chile, se comienza a observar que el discurso político migra hacia intensificar las
diferencias de clase, lo que solidificaría ideológicamente al naciente movimiento obrero:

«[…] políticos tales como Alessandri, los comunistas y los socialistas


instaban a los votantes a pensar en términos de clase y a votar por grupos
relacionados con ellos y en contra de los representantes de sus enemigos
sociales. Las posiciones sociales influían cada vez más en las decisiones
electorales, pero no las determinaban. Las lealtades tradicionales,
personales y regionales estaban aún fuertemente arraigadas».132

En efecto, hasta la década del 50 se aprecia como el campo permanece cautivo de los
propósitos conservadores (por ejemplo, en la votación de 1941 los conservadores y
liberales en comunas rurales alcanzan el 44,1% de la votación).133
La composición histórica del movimiento obrero de izquierda es bastante particular, en
efecto convergen dos vertientes: una más popular que busca triunfos electorales dentro
del sistema capitalista (lo que Drake denomina “Populismo”) y otra socialista ligada al
proyecto del comunismo soviético:

«En su adolescencia política, la clase trabajadora había seguido dos


corrientes claras: el populismo –como el que practicaban Alessandri y los
demócratas clientelísticos– y el socialismo, representado por Recabarren y
el POS. Hacia los años 30 se fusionaron elementos importantes de los dos
bandos en los socialistas, los que se constituyeron de ese modo en la fuerza
dominante de la política laboral».134

En 1938 las fuerzas de izquierda que representaban crecientemente al movimiento


obrero logran llegar al poder gracias al Frente Popular liderado por los radicales. La
inclusión temprana de las fuerzas políticas de izquierda en el poder ejecutivo hizo que se

131
Revisar datos en: Ibíd. pág. 85.
132
Ibíd. pág. 85.
133
Los datos electorales fueron obtenidos en: Ibíd. pág. 235.
134
Ibíd. pág. 116.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 71


“domesticaran” rápidamente por los canales estructurados de participación política,
logrando aspirar sólo a metas reformistas. Además se observa un proceso de moderación
de la izquierda durante la conformación de la alianza del Frente Popular, que se aceleró
aún más luego de la elección, el Partido Socialista y el Partido Comunista lograron llegar
al poder sin forzar al quiebre con los partidos tradicionales.135 El P.S. logra
especialmente institucionalizarse en la política nacional, a diferencia del P.C. que fue
proscrito años más tarde, burocratizándose en tres sentidos:

«(1) la entrada de los socialistas a la burocracia estatal; (2) la influencia de


burócratas al partido socialista y; (3) el atrincheramiento de un liderazgo
moderado, autoritario, jerárquico y burocratizado en los niveles superiores
del partido».136

Lo que da cuenta de la integración del socialismo en la política democrática gracias a la


institucionalización del partido y su participación política bajo canales, por lo que el
partido deviene en gran medida en una máquina clientelística dedicada a la movilización
de masas.
Por otro lado, el arraigo de fuerzas obreras, en lo que respecta a su representación
partidista, se aprecia en el desplazamiento del electorado hacia la izquierda. De la
elección parlamentaria de 1937 a la de 1941 la votación conservadora-liberal cae en 11,3
puntos, la de los radicales sube 2,1 puntos y la izquierda (socialistas y comunistas) suben
en sorprendentes 17,2 puntos porcentuales. A casi una década del boom socialista de
Grove, la izquierda en Chile consolida su relevancia social y política, alcanzando el
32,5% de las preferencias en las votaciones parlamentarias de 1941 (ver Tabla 2.2.1).

135
Al respecto: Ibíd. pág. 188.
136
Ibíd. pág. 213.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 72


Tabla 2.2.1: Porcentaje de votación en Elecciones del Congreso en Chile: 1937 – 1947.

Partido 1937 1941 1945 1947*


Cons. y Lib. 42,0 30,7 43,7 33,5
Radicales 18,6 20,7 20,0 20,0
Socialistas 11,2 20,7 12,8 8,9
Comunistas 4,1 11.8 10,2 16,5
Fuente: Drake (1992), págs. 233, 249 y 261.
*La Votación de 1947 corresponde a elecciones Municipales, el resto son elecciones el Congreso.

A diferencia del comunismo chileno que está arraigado principalmente en zonas mineras
alejadas de la ciudad (por ejemplo en Antofagasta los comunistas obtienen más del 40%
de la votación para la elección del Congreso de 1941), el socialismo crece en influencia
en comunas de la zona central urbana (con más del 20% de los sufragios en Santiago
para las elecciones del Congreso de 1937 y 1941), no así en el campo.137
En la votación para el Congreso de 1945 el P.S. sufre una baja en su adhesión, de un
20,7% en la parlamentaria de 1941 a un 12,8%, por su parte el P.C. cae levemente de un
11,8% a un 10,2%. En las votaciones municipales de 1947 el panorama se torna más
sombrío para la izquierda socialista, obteniendo un 8,9% (P.S. y P.S. Auténtico), a
diferencia de los comunistas que obtienen un 16,5% de las preferencias. En 1947, la más
alta votación comunista puede ser interpretada desde la lógica de su focalización, ésta
fue una fuerza política que se centró principalmente en los obreros de las industrias
mineras alejadas de los centros urbanos, en estos últimos los socialistas tenían gran
influencia que fueron perdiendo a medida que políticos del corte de Ibáñez persuaden a
las masas urbanas.
En 1946, los problemas entre el gobierno y los sindicatos, especialmente los controlados
por comunistas comienza a aumentar:

«[…] el gobierno retiró la autorización a dos sindicatos de la CTCh. En un


mitin de protesta, la policía disparó y mató a seis manifestantes. Siguió una
huelga general que paralizó al país. Los sindicatos dirigidos por los
comunistas querían prolongar la huelga general, pero los dirigidos por
137
Al respecto: Ibíd. pág. 233.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 73


socialistas consideraban que la CTCh no tenía fuerza suficiente para
enfrentarse al ejército, opuesto a toda tentativa revolucionaria».138

Finalmente González Videla proscribe al P.C. y deporta a los líderes del mismo,
llevando a que la fracción de la C.T.Ch. dominada por socialistas se transforme en
hegemónica dentro del sindicalismo. En 1952, el mismo año en que Carlos Ibáñez es
elegido democráticamente presidente, se forma la C.U.T. (Central Unitaria de
Trabajadores de Chile) de mayoría socialista, minoritariamente conformada por
comunistas y social-cristianos, se mostró en un comienzo favorable al gobierno de
Ibáñez, sin embargo, surgidos los primeros roces, el presidente intentó formar una
Conferderación de Trabajadores Independientes, al estilo peronista, que fracasó tan
pronto como fue creada.139

Tabla 2.2.2: Número de miembros de Sindicatos Urbanos en Chile: 1932 – 1973.*

Obreros Obreros
Año Sindicalizados Año Sindicalizados
1932 54.801 1961 261.507
1933 75.050 1962 256.041
1938 125.972 1963 266.332
1946 251.774 1964 268.884
1952 282.383 1965 290.535
1953 297.232 1966 340.869
1954 298.049 1967 363.713
1955 303.315 1968 416.289
1956 328.606 1969 426.318
1957 315.290 1970 436.974
1958 305.080 1971 459.118
1959 307.323 1972 495.958
1960 272.141 1973 704.499
Fuente: Scully (1992), pág. 206.
* El valor incluye tanto a sindicatos de obreros industriales como empleados (diversos oficios).

Los partidos políticos que representan al movimiento obrero, en general, sufren un


impasse durante la década del 50, con la llegada de Ibáñez al poder. Sin embargo, el
138
Alba (1964): El Movimiento Obrero…, pág. 383.
139
Al respecto: Ibíd. págs. 383- 384.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 74


movimiento obrero medido según el número de trabajadores sindicalizados y las mismas
organizaciones sindicales no varían significativamente en número. En efecto, desde
1952 que asume Ibáñez la presidencia, el número de miembros sindicalizados alcanza
las 282.383 personas y, para el fin de su mandato en 1958, el número de sindicalizados
alcanza sólo 305.080 personas, es decir, durante seis años se sindicalizan poco más de
22.500 trabajadores (ver Tabla 2.2.2). Es de esperarse que bajo un régimen populista los
niveles de sindicalización aumenten drásticamente debido a la búsqueda del Estado por
controlar a las masas que les retribuyen apoyo mediante la forma de agencias de
cooptación estatal. Sin embargo, en Chile la sindicalización no aumentó, y además se
mantuvo alejada del control Estatal. La C.U.T. en esos tiempos se encontraba unificada,
a pesar de las corrientes diversas que albergaba en su seno. Incluso en años posteriores,
bajo el gobierno de Jorge Alessandri, sufre una caída, logrando repuntar recién bajo el
gobierno de Frei Montalva. Conviene aclarar que la sindicalización que aumenta durante
este gobierno es la sindicalización campesina.140 Por otro lado, en el gobierno de Frei se
promulga una ley de sindicatos libres, surgiendo principalmente tres organizaciones
paralelas a la C.U.T., sin embargo, hacia 1969 este paralelismo sindical fracasó y la
hegemonía de la C.U.T. era indiscutible en el mundo sindical, transformándose en un
grupo de presión y diálogo importante para el Estado.
El vínculo que se teje entre la C.U.T. y el Estado comienza hacia fines del gobierno de
Frei y culmina solidificándose de forma poco habitual en el gobierno de Allende:

«Consecuente con su programa de gobierno, Allende firmó un acuerdo de


mutua cooperación con la Central Única de Trabajadores. Esto simbolizaba un
paso adelante respecto del reconocimiento efectuado por Frei en 1969 en
cuanto a fijar de consuno la política de salarios para 1970. La inclusión de la
CUT en el gobierno de la Unidad Popular generó inmediata oposición en el
Congreso. El 12 de mayo de 1971 Allende firmó un proyecto de ley en que se
le concedía legalidad a la CUT y suministraba los métodos adecuados de
financiamiento. Esta incorporación al aparato de planificación del Estado, tal
como se entiende, implicaba que en la planificación centralizada de la
economía los sindicatos representados tendrían que velar porque en las
140
Al respecto: Scully (1992): Los Partidos de Centro…, pág. 206.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 75


empresas se desarrollaran los planes de producción fijados».141

El número de sindicalizados finalmente aumenta dramáticamente en 1973, con el


gobierno socialista-comunista de Allende que, como se mencionó anteriormente, eran
las corrientes partidistas que controlaban la sindicalización. Mediante una vía sui
generis, se logró aumentar la sindicalización en Chile ya que quienes tenían estrecha
relación con los sindicatos (Partidos Comunista y Socialista) llegaron a la Moneda y
potenciaron la sindicalización, y no como comúnmente realizan los gobiernos populistas
que merman la sindicalización comunista y anarquista, “re-sindicalizando” a los
trabajadores en las propias organizaciones estatales o dominando heteronomamente las
ya existentes, que en Chile fue sólo una efímera idea de Carlos Ibáñez del Campo.
Además se observa que el movimiento sindical logró un alto grado de cohesión relativo,
lo que dista mucho de la endémica atomización del sindicalismo argentino, como se
expondrá más adelante.

Tabla 2.2.3: Número de miembros de Sindicatos Tabla 2.2.4: Número de sindicatos Industriales
Industriales (Obreros) en Chile: 1932 – 1970. (Obreros) en Chile: 1932 – 1970.

Año Sindicalizados Año Sindicalizados Año Sindicatos Año Sindicatos


Industriales Industriales Industriales Industriales
1932 29.442 1952 155.054 1932 168 1952 635
1934 42.617 1954 165.888 1934 266 1954 667
1936 51.185 1956 170.689 1936 275 1956 788
1938 78.989 1958 154.650 1938 333 1958 641
1940 91.940 1960 122.306 1940 629 1960 608
1942 122.688 1962 134.478 1942 602 1962 598
1944 143.860 1964 142.951 1944 596 1964 632
1946 148.276 1966 179.506 1946 591 1966 990
1948 151.633 1968 189.815 1948 607 1968 1.261
1950 147.306 1970 197.651 1950 626 1970 1.440
Fuente: Scully (1992), pág. 213 Fuente: Scully (1992), pág. 213

141
Ulloa, Víctor (2003): El Movimiento Sindical Chileno. Del siglo XX hasta nuestros días, Textos de
Capacitación, OIT, CUT, Santiago de Chile, pág. 11.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 76


En las Tablas anteriores destaca el comportamiento de la sindicalización de obreros bajo
un supuesto gobierno populista como el de Ibáñez, ello dice relación con que los
sindicalizados, inclusive al final del gobierno (1958) disminuyen respecto de 1952. Por
el lado del número de las organizaciones sindicales éstas aumentan levemente, sin
observarse ningún cambio significativo (ver Tablas 2.2.3 y 2.2.4).
En lo que respecta a los partidos políticos de izquierda, si bien el gobierno de Ibáñez se
planteó alejado de éstos en general, una parte del socialismo chileno escindido adhirió al
programa de Ibáñez y a la mayoría popular que representó, que incluía las antiguas
aspiraciones de la izquierda reformista, como la reforma agraria, nacionalización del
cobre, y sindicalización campesina entre otras. Ibáñez se llevó los últimos lastres del
socialismo reformista de los años 30 y 40 (socialismo “grovista”), ya que el sector que
no adhirió a Ibáñez derivó en la fuerza política socialista que apoyó a Allende, junto con
el apoyo soterrado de los comunistas, aún proscritos; y en ese sentido se observa como
la izquierda política se aglutina en el denominado Frente del Pueblo, migrando hacia el
marxismo y posturas más revolucionarias, probablemente el primer peldaño para la
unificación de la Izquierda Chilena.
Aunque la aparición de Ibáñez provocó el alejamiento de los sectores reformistas de la
izquierda, no obstante ésta siempre compitió bajo los canales políticos
institucionalizados de la democracia restringida, manteniendo siempre un alto apoyo
electoral (cercano al tercio del electorado) durante al década del 60 y después.
Comunistas más socialistas en las parlamentarias de 1961 alcanzan el 22,1% de las
votaciones, para la parlamentaria de 1965 se mantienen en un 22.7% y para la de 1969
alcanzan un 28,1%, acercándose al tercio del electorado (ver Tabla 2.2.5). La debilidad
del movimiento de Ibáñez se entiende en contraposición a la pervivencia de la izquierda
chilena que finalmente es la que representa crecientemente al mundo obrero, urbano y
minero principalmente.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 77


Tabla 2.2.5: Porcentaje de Votación en tres Elecciones del Congreso,
durante la década del 60 en Chile.

Partido 1961 1965 1969


Cons. y Lib. 30,4 12,5 20
Radicales 21,4 13,3 13
DC 15,4 42,3 29,8
Comunistas 11,4 12,4 15,9
Socialistas 10,7 10,3 12,2
Fuente: Drake (1992), pág. 286.

Argentina. En el caso argentino la formación de los movimientos sindicales se remonta


hacia mediados del siglo XIX, precocidad en Latinoamérica debido a la gran actividad
comercial que vivió la Argentina desde períodos muy tempranos. Ya en 1857 se forman
las primeras organizaciones de trabajadores, aunque no de carácter sindicalistas, sino
más bien mutualistas como fueron la Asociación Tipográfica Bonaerense y también la
Sociedad de Zapateros San Crispín. Para 1877 se crea la primera organización sindical,
la Unión Tipográfica Bonaerense que en 1878 realizó una huelga por la reducción de
salarios que afectaba a sus afiliados.142
Las formaciones sindicales que posteriormente nacieron en Argentina, estuvieron
fuertemente influenciadas por corrientes europeas llegadas con los procesos de
inmigración padecidos durante finales del siglo XIX y comienzos del XX. La principal,
el Anarquismo, propugnaba métodos de acción directa contra el régimen, por lo tanto, su
primera forma de presión fue la huelga revolucionaria dirigida tanto contra el capital
como contra el poder político, esperando su destrucción. Esta corriente se organizó con
la llegada al país del anarquista italiano Enrico Malatesta (1885), quien propulsó la
creación de sociedades internacionales (de carpinteros, ebanistas, y anexos) y en 1887 se
constituyó la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos,
que fue la primera organización sindical de su tipo. Esta forma de sindicalismo vio su
muerte con las cruentas represiones de 1919 en Buenos Aires (Semana Trágica) y en
1920 en la Patagonia. De esta corriente se desprende la organización sindical más
importante de principios de siglo XX que fue la F.O.A (Federación Obrera Argentina,

142
Al respecto: Alba (1964): Historia del Movimiento…, pág. 340.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 78


1901) que muy pronto se escindirá en movimientos que bogan por el socialismo y el
“sindicalismo puro”.143
El ‘Sindicalismo Socialista’ se remonta a la fundación del Club Vorwarts (1882), por
parte de alemanes exiliados, el cual será el antecedente del Partido Socialista de
Argentina fundado en 1896.

«Esta corriente ideológica se plegó a una postura legalista, siendo


influenciada por la prédica de Eduardo Bernstein dirigente del Partido
Socialista Alemán, precursor de la socialdemocracia. Sus postulados partían
del supuesto de una larga supervivencia de la sociedad capitalista, por lo
que tendrían que replantearse las luchas obreras, las que debían tender a la
búsqueda de reformas que modificaran las condiciones laborales y que, por
un proceso evolutivo gradual, condujeran a la transformación del sistema
capitalista».144

Otra corriente ‘puramente sindicalista’, estrictamente de clase trabajadora se ubicaba a


medio camino de las dos corrientes anteriores:

«Tomaba los principios marxistas en torno a la lucha de clases y,


particularmente del anarquismo la utilización de la acción directa como
método táctico que partía de la base de la huelga general revolucionaria,
contra el capital y el Estado, lo que posibilitaría el control y dirección de la
producción por los propios trabajadores. Pero, atacaban al anarquismo en
cuanto a mezclar a la organización gremial con los dogmas ideológicos. Era
menos elitista y más pragmática que el socialismo y menos extremista,
aunque tan “gremialista” como el anarquismo. Proveniente de una lectura
moderada del anarquismo, el “sindicalismo puro” –cuyo rol sería de
creciente importancia en el movimiento obrero nacional– adoptó una
actitud semilegalista, poco atada a un “dogma ideológico” y desconfiada de
los partidos políticos».145

143
Se recomienda revisar: Ibíd. págs. 342-343; y ADEF (s/f): Historia del Movimiento Obrero Argentino,
http://www.adef.org.ar, Primera Parte (documento electrónico sin números de página): “Industrialización
incipiente y predominio del Sindicalismo Anarquista”.
144
Ibíd. Primera Parte.
145
Ibíd. Primera Parte.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 79


La U.G.T. (Unión General del Trabajo, 1903) nace de una división al interior de la
F.O.A. anarquista, y es una de las principales organizaciones sindicales de una corriente
sindicalista fuertemente independiente de los partidos y liberada de anarquismo,
denominada acá “sindicalismo puro”. Elementos anarquistas de la F.O.A. pasaron a
llamarse F.O.R.A. (Federación Obrera Regional Argentina, 1904) ya que adhería a una
concepción internacional de trabajadores, donde Argentina representaba sólo una región
del mundo obrero. En 1909 se formó una nueva central, la C.O.R.A. (Confederación
Obrera Regional Argentina) que absorbió fuerzas de la U.G.T. teniendo un fuerte
carácter “sindicalista puro”, con elementos minoritarios del sindicalismo socialista. La
C.O.R.A. se fusionará con la antigua F.O.R.A. anarquista de 1904, pero hacia 1915 se
rompe aquella efímera unión, dejando escapar a unos pocos elementos anarquistas que
se organizan en torno a la “F.O.R.A. del V Congreso” (V Congreso en el cual se
permitían propagandas de tipo anarquista que para el IX Congreso de 1915 fueron
suprimidas). La F.O.R.A. del IX Congreso (sindicalistas puros, sin elementos
anarquistas que datan de dicho congreso en 1915) fueron quienes más poder de
convocatoria tuvieron hacia la década del 20, y que de 1915 a 1919 se pasó de 51 a 531
sindicatos, y de aproximadamente 10.000 a 200.000 sindicalizados.146
El período que va entre 1920 y 1930 está marcado por auge del gobierno de Yrigoyen
quien perteneció a una corriente democrática popular dentro del radicalismo, contrario a
las posturas más conservadoras (como las de Alvear) y la propia oligarquía
conservadora. Es también una época en la cual se consolido el “sindicalismo puro”. En
1922 se realizó una unificación sindical en la cual quedó fuera la F.O.R.A. anarquista
del V Congreso, y surgió la U.S.A. (Unión Sindical Argentina) donde se notó desde un
comienzo el claro predominio del “sindicalismo puro” con elementos menores del
socialismo y comunismo. En 1926 surgió una nueva central sindical de la unión de
elementos descontentos con la gestión de la U.S.A., ésta se denominó C.O.A.
(Confederación Obrera Argentina) que también fue una unión entre corrientes propias de
un “sindicalismo puro” y socialista, y ya hacia fines de la década del 20, la C.O.A.

146
Al respecto: Alba (1964): Historia del Movimiento…, págs. 347-354.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 80


aumentó su importancia respecto de la U.S.A. Con el golpe militar de 1930 el
sindicalismo se encontraba dividido en la U.S.A., C.O.A., F.O.R.A. (anarquista) y el
Comité Nacional de Unidad Sindical Clasista (de tendencia comunista). Es por ello que
en 1931 se da origen a la C.G.T. (Confederación General de Trabajadores) mediante la
fusión del U.S.A. y la C.O.A. En esta central sindical predominaba una tendencia
sindicalista de tipo reformista por sobre el socialismo. El Golpe Militar de 1943
encontró a la CGT nuevamente divida, en la C.G.T. 1, C.G.T. 2 y el desprendimiento de
un sector (1937) que se denominó nuevamente U.S.A. La C.G.T. 1 se inscribía en la
corriente del denominado sindicalismo puro, pero con matices muchos más pragmáticos
en la búsqueda de mejoras laborales. La C.G.T 2 por su parte quedó dominada por el
socialismo, apoyado también por ciertos sectores comunistas.147 La tardía influencia del
socialismo que recién en 1943 logró controlar una central sindical en el marco de una
nueva atomización del sindicalismo argentino es sin duda un hecho que demuestra la
fragilidad y fragmentación del movimiento en Argentina.
En Argentina la sindicalización no estuvo ligada a los partidos políticos tan fuertemente
como en Chile, ésta buscó crecer de forma más autónoma y las fuerzas políticas del
socialismo o comunismo no lograron nunca penetrar de manera hegemónica en las
estructuras sindicales. Otro aspecto que caracterizó a las centrales sindicales argentinas
fue su constante atomización, y no es si no hasta la consolidación de la C.G.T. que se
logra cierta unificación del movimiento. Sin embargo, las fracturas al interior
continuaron hasta la llegada de Perón a la Casa Rosada. Como se aprecia en el Esquema
4.2.6, la C.G.T. durante la segunda parte de la década del 30 comienza a hegemonizar el
mundo sindical. No obstante, el número de sindicalizados no representa un gran arrastre
de parte de los sindicatos (y sus respectivas centrales sindicales) en su relación con la
población total y a la potencial fuerza de trabajo. En efecto, la densidad de la

147
Al respecto: ADEF (s/f): Historia del Movimiento…, Segunda Parte: “Expansión Industrial y
predominio del Sindicalismo Reformista”.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 81


sindicalización argentina de 1936 es de sólo 10% y, por ejemplo, en 1950 bajo el
gobierno de Perón alcanza un sorprendente aumento a 49%.148
El gobierno militar que se instituyó con el golpe de Estado de 1943, y que encontró al
movimiento sindical atomizado y a la C.G.T. dividida en dos facciones, intervino las
centrales sindicales a su favor. La C.G.T. 1 que fue históricamente independiente de la
influencia partidista, pero que hacia la década del cuarenta se tornó pragmática en la
búsqueda de mejoras para los obreros, fue la organización adecuada para la intervención
de Perón desde el Ministerio del Trabajo. En cambio la C.G.T. 2, de tendencia socialista
y también comunista fue reprimida, clausuradas sus instalaciones y disuelta,
básicamente por ser contrarias al régimen. La derrota aplastante del movimiento obrero
argentino asociado al socialismo, contrasta respecto del caso chileno donde los
sindicatos se mantuvieron inmunes a las iniciativas populistas de los años 50. La C.G.T.
1 que adhirió fuertemente al gobierno (a Perón se le llamo el Primer Trabajador
Argentino) recibió retribuciones importantes, como donaciones, construcción de
infraestructura: de salud, espacios deportivos, etc. Así pues hacia 1944 la C.G.T. se
encontraba sometida al gobierno y al Ministerio del Trabajo que presidía Perón.149

148
Sobre los datos presentados se recomienda revisar: Galiani, Sebastián y Gerchunoff, Pablo (2003):
“The Labour Market”, en A New Economic History of Argentina, Gerardo della Paolera y Alan M. Taylor
eds., Cambridge University Press, pág. 135.
149
Alba (1964): Historia del Movimiento…, págs. 356-357.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 82


Esquema 2.2.6: El Sindicalismo Argentino: 1890 – 1943.

Claves: F.O.A.: Federación Obrera Argentina; U.G.T.: Unión General de Trabajadores; F.O.R.A.:
Federación Obrera Regional Argentina; C.O.R.A.: Confederación Obrera Regional Argentina; U.S.A.:
Unión Sindical Argentina; C.O.A.: Confederación Obrera Argentina; C.G.T.: Confederación General de
Trabajadores.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 83


Tabla 2.2.7: Total de Trabajadores Sindicalizados en Argentina: 1936 – 1954.

Año número
1936 369.969
1937 418.902
1939 436.609
1940 472.609
1941 441.412
1946 877.333
1948 1.532.925
1950 1.992.404
1954 2.256.580
Fuente: ADEF (s/f), Segunda Parte, para los años 1936 a 1941; Galiani & Gerchunoff (2003), pág. 135,
para los años 1946 a 1954.

La sindicalización creció de forma vertiginosa, especialmente bajo el primer gobierno de


Perón: en 1946 era de 877.333 trabajadores y para 1948 la cifra alcanza a 1.532.925
trabajadores. El gobierno de Perón en gran medida basó su legitimidad en el apoyo que
los sindicatos le entregaban y en todo lo que el gobierno materialmente les retribuía, lo
que se puede entender bajo la lógica de un vínculo de reciprocidad en torno a la figura
del gasto. El crecimiento de la sindicalización continuó, pero a una tasa menor: en 1950
la sindicalización bordea los dos millones de trabajadores y para 1954 es de 2.256.580
trabajadores (ver Tabla 2.2.7).
Ciertamente en Argentina se torna evidente el intento del Populismo por desintegrar a
los sindicatos de orientación socialista o anarquista existentes, provocando su
desaparición o debilitamiento considerable, con lo cual un movimiento obrero autónomo
es completamente inviable. En su otra variante, el sindicalismo argentino fue favorable
en parte a la intervención estatal: en efecto, desde la desintegración de la C.G.T. en la
C.G.T. 1, se había pasado de un sindicalismo fuertemente independiente hacia un
sindicalismo más pragmático que veía con buenos ojos la intervención estatal en la
medida que pudiera favorecer a los sectores que representaba. Desde esta posición
estratégica el peronismo hizo crecer fuertemente la sindicalización, para legitimar su
gobierno.
El aumento dramático de la sindicalización en fenómenos populistas ocurre cuando ésta
es tutelada por el Estado, quien le atribuye a cada sindicato su existencia legal, y sólo en

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 84


la medida que se someta a las reglas impuestas desde el ápice jerárquico. Junto con el
aumento de la sindicalización en Argentina se sucede el aumento considerable de
pérdida de autonomía del movimiento obrero.

Conclusión. Como se ha mencionado, la existencia de movimientos obreros con la


suficiente fuerza para impedir la sindicalización asistida por el Estado es una de las
formas mediante la cual el Populismo no emergería. Por otro lado, la existencia de
participación no institucionalizada se transforma en una condición que facilita el
surgimiento de movimientos populistas, además de ser una característica del propio
fenómeno. Este tipo de participación política no institucionalizada de los sectores
populares y trabajadores son las huelgas. Si bien éstas alcanzan en el Populismo un
estatus legal (con el objeto de presionar a los empresarios y proveer al Estado de cierta
injerencia sobre la producción de empresas no estatales) no pierden el carácter de
participación no institucionalizada, muchas veces provocada por las malas condiciones
laborales, en contraposición importante respecto de formas de participación política
institucionalizada como son las elecciones.
Si bien el Populismo es un fenómeno impulsado desde el ápice jerárquico, se requieren
condiciones favorables como es la irrupción de las masas disconformes, las cuales
presionan, mediante este tipo participación no institucionalizada, por una elite que las
libere de sus condiciones de vida. La disconformidad de los estratos bajos o sectores
populares, puede ser observable mediante la recurrencia de huelgas. Esta
disconformidad matriz en Argentina es comparativamente superior a la chilena. Como se
observa en la Tabla 2.2.8, el promedio de huelgas anuales en Argentina, hasta el año
1924, a lo menos dobla el promedio de Chile, más aún en el período 1910-1914 es 12
veces mayor en Argentina.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 85


Tabla 2.2.8: Promedio Anual de Movimientos Huelguistas en Argentina y Chile: 1905 – 1949

Años Argentina Chile


1907 - 1909 / 1905 - 1909 162 34
1910 - 1914 132 11
1915 - 1919 164 29
1920 - 1924 116 55
1925 - 1929 / 1925 92 114
1930 - 1934 73 -
1935 - 1939 71 -
1940 - 1944 66 -
1945 – 1949 78 -
Fuente: para Chile en Scully (1992), pág. 100; para Argentina en Germani (1978), pág. 178.

En suma, la elevada actividad huelguista en Argentina previa al gobierno de Perón,


además de la débil y fragmentada actividad sindical, y desde luego la creación de una
C.G.T. 1, en 1943, favorable a la intervención estatal, son condiciones ideales para la
instauración del Populismo Político en Argentina. Efectivamente, el Populismo en
Argentina, gracias a estas condiciones favorables, funcionó exactamente según las
categorías relativas a su relación con el mundo obrero: crecimiento superlativo del
sindicalismo al amparo del control heterónomo del Estado.

2.3 Bastiones Oligárquicos y Populismo Latinoamericano

Una forma mediante la cual observar cómo ciertos aspectos del conservadurismo
mantienen importancia e influencia política en los países en cuestión, es mediante los
niveles de participación electoral. Por ello en el momento en que se abre el sistema
electoral hacia una participación masiva, la oligarquía comienza a perder relevancia en
la vida política. Por el contrario, en la medida que el sistema electoral no se ensanche,
puede suponerse que las fuerzas oligárquicas de la política aún conservan su influencia,
principalmente en el congreso, al impedir la promulgación de las leyes necesarias para
una movilización electoral masiva. Un requisito necesario para el surgimiento del
Populismo Político es un electorado masivo, susceptible de ser movilizado por la

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 86


interpelación de mejoras en las condiciones de vida. Así también, una característica
fundamental del Populismo Político es la permanencia de un padrón electoral bajo
similares condiciones. No obstante, si el ensanchamiento del electorado se mantiene
truncado, los liderazgos populistas no surgirán o lo harán con bastante dificultad al no
encontrar el apoyo que proporcionan, principalmente, los estratos bajos que no
participan políticamente, en caso de que las condiciones legales impuesta para votar sean
restrictivas (alfabetismo, propiedad, edad, género, entre otras) y se obstaculice el libre
voto por parte de ciertos sectores que buscan mantener al electorado cautivo (amenazas
al momento de votar). Junto con ello se asume que formas de movilización no
institucionalizadas como las huelgas, en el marco de una participación electoral masiva
lograda paralela o anteriormente (movilización institucionalizada), conforman un
complemento propicio para el surgimiento de formas de Populismo Político.

Chile. La apertura del electorado es tardía, incluso si se observa en términos absolutos.


Esta apertura recién comienza a principios de 1950, alcanzando un 17% de electores
registrados respecto de la población en las elecciones parlamentarias de 1953, lo que
equivale a más de 1 millón de votantes. En 1949, cuando se promulga la ley de sufragio
femenino, el electorado apenas alcanzaba poco más de 592.000 personas,
correspondiente a sólo 9,93% del electorado: número de electores registrados que no
superaba al de 1912 correspondiente a 598.000 individuos. Posteriormente comienza a
consolidarse el ensanchamiento del sufragio con las leyes de 1958 y 1962 que
permitieron aumentar la participación electoral. Las primeras garantizaban secreto de
votación, liberando a electores cautivos, y las segundas obligaban estrictamente a la
inscripción de votantes en los padrones electorales. Esto se ve reflejado en las elecciones
posteriores a cada ley, así en 1962 estaban registrados 1.859.000 electores y en 1965 ya
eran 2.912.000 (ver Tabla 2.3.1).
En Chile se observa la pervivencia de esquemas conservadores que restringían la
participación del electorado, los cuales se mantuvieron reinando toda la primera mitad
del siglo XX, inclusive durante toda la década del 50. Esto sin duda explica, entre otras

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 87


cosas, que los procesos de movilización del electorado por el surgimiento de liderazgos
populistas se mantuvieran contenidos. Posteriormente a 1949, con la incorporación de la
mujer a los sufragios y el consiguiente aumento electoral repentino, se produce un
intento de gobierno externo al apoyo de los partidos, el de Carlos Ibáñez del Campo,
quien en la medida que apeló a la movilización de los sectores obreros, con carisma y
promesas en aspectos sociales, rechazando la vieja política de partidos y acuerdos, pudo
surgir tan rápidamente como desapareció. Pero la incorporación de las mujeres a la arena
electoral, lejos de ensanchar el electorado hacia corrientes políticas más progresistas,
produjo que la derecha tuviera un resurgimiento. En efecto, el sufragio femenino se
caracterizó por una fuerte tendencia hacia el voto más conservador,150 que produjo que
candidaturas como la de Alessandri Rodríguez pudieran ganar las elecciones
presidenciales de 1958. Lo que finalmente ayudó a lograr que surgieran fuerzas políticas
reformadoras o marxistas con mucho apoyo, recién en la década del 60, fueron las
reformas electorales de 1962.
La lentitud en una primera etapa (1925-1950) y la moderada explosión electoral a partir
de 1950 llevó a que los nuevos sufragantes convergieran hacia candidaturas e
identificaciones políticas con el sistema de partidos establecidos durante finales de los
años 20, y por otro lado los partidos más tradicionales tuvieron el suficiente tiempo
(aproximadamente treinta años) para poder adecuar sus programas hacia el nuevo
electorado que clamaba por una solución a la cuestión social.

150
Posteriormente, el voto femenino siguió caracterizándose por ser eminentemente conservador, al menos
hasta la elección de Michel Bachelet en Diciembre del 2005 (primera vuelta) y Enero del 2006 (segunda
vuelta), ciertamente las condiciones actuales también han cambiado bastante.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 88


Tabla 2.3.1: Participación Electoral en Elecciones del Congreso en Chile: 1864 – 1973.

Población nº Votantes % (1) Población nº Votantes % (1)


Total Registrados respecto Total Registrados respecto
Año (1) (2) de (2) Año (1) (2) de (2)
1864 1.676.200 22.261 1,33% 1918 3.656.774 342.000 9,35%
1873 2.002.600 49.047 2,45% 1921 3.773.955 383.000 10,15%
1876 2.074.800 106.194 5,12% 1924 3.874.008 302.000 7,80%
1879 2.135.500 148.737 6,96% 1925a 3.929.000 302.000 7,69%
b
1882 2.329.500 146.796 6,30% 1932 4.495.000 430.000 9,57%
1885 2.495.600 122.583 4,91% 1937 4.842.000 475.000 9,81%
1888 2.601.800 134.119 5,15% 1941c 5.149.000 576.000 11,19%
1891 2.645.408 158.042 5,97% 1945 5.541.000 642.000 11,59%
1894 2.705.433 227.980 8,43% 1949 5.962.000 592.000 9,93%
d
1897 2.795.220 284.500 10,18% 1953 6.462.000 1.100.000 17,02%
1900 2.902.368 381.700 13,15% 1957 7.137.000 1.284.000 17,99%
1903 3.037.893 490.017 16,13% 1961 7.858.000 1.859.000 23,66%
1906 3.178.534 536.420 16,88% 1965 8.584.000 2.921.000 34,03%
1909 3.307.493 587.000 17,75% 1969 9.566.000 3.254.000 34,02%
1912 3.423.920 598.000 17,47% 1973 10.200.000 4.510.000 44,22%
1915 3.540.347 185.000 5,23% 1973 10.200.000 4.510.000 44,22%
Fuente: Construido en base a Scully (1992) p. 75, 191.
a
Elecciones Presidenciales y Parlamentarias; b Elecciones Presidenciales y del Congreso; c Elecciones del Congreso y
Municipales; d Elecciones del Congreso y Municipales.

Argentina. El Sistema electoral argentino está marcado por una más temprana apertura.
La ampliación de un modelo democrático electoral restringido hacia uno con plena
participación se sucede de forma mucho más temprana. Con la denominada Ley Saenz
Peña de 1912, que comenzó a debatirse en el Congreso ya en 1910, se logró, entre otros
aspectos, avances importantísimos para el ensanchamiento del padrón electoral: el voto
sería secreto, libre, individual y obligatorio. Esta ley tuvo fuerte repercusión en las
diferentes organizaciones partidistas, logrando la modificación de sus cartas orgánicas
con el objeto de conformar estrategias coherentes de competencia electoral bajo estas
nuevas reglas del juego. Así pues hacia la década del 30, como se observa en la Tabla
2.3.2, en la Argentina podían votar más del 20% de la población (a su vez en Chile ese
porcentaje no alcanzaba el 10%). Sin embargo, la apertura plena del sistema electoral
argentino no ocurriría sino hasta que se incorporara la mujer al voto.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 89


En 1947 gracias a intentos que se suceden desde principios de siglo, además de la
injerencia que tuvo Juan Domingo y Eva Perón, se promulga la Ley 13.010. En su
primer artículo estipula que “las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos
políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las
leyes a los varones argentinos”. El artículo 2 hace referencia a las mujeres extranjeras,
que obtienen los mismos derechos que los hombres extranjeros, y el artículo 3 se refiere
al proceso del trámite legal-electoral que se iguala en el hombre y en la mujer. Si bien el
aumento de la participación electoral puede estar referido también a la efervescencia
política provocada por la figura de Perón y su esposa, ya sea por fuerte identificación
con el líder o por su rechazo, lo cierto es que la Ley del voto femenino contribuyó a que
el aumento de la participación electoral en Argentina se incrementará a más del doble en
la elección de 1951 respecto de la elección anterior (ver Tabla 2.3.2).

Tabla 2.3.2: Participación Electoral en Elecciones Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983.

Población Nº de Votantes % (1)


Año Total (1) Registrados (2) respecto (2)
a
1916 7.903.662 1.189.264 15,05
a
1922 7.903.662 1.586.366 20,07
1928 10.642.415 1.807.566 16,98
1931 11.081.426 2.116.552 19,10
1937 12.119.855 2.672.750 22,05
b
1946 15.893.827 3.405.173 21,42
1951 17.517.342 8.633.998 49,29
1958 19.946.536 10.002.327 50,15
1963 21.616.406 11.356.240 52,54
1973 25.198.050 14.256.791 56,58
1973 25.198.050 14.304.040 56,77
1983 29.407.972 17.829.797 60,63
Fuente: Fraga (1989): págs. 10-14, para número de votantes registrados, INDEC Argentina estimaciones de población
total y censos.
a
Censo de 1914; b Censo de 1947.

La temprana aparición de la Ley Saenz Peña provocó que los sectores más
conservadores de la sociedad política argentina comenzaran a perder fuerza muy
tempranamente, teniendo su última aparición hacia los gobiernos de la Concordancia y

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 90


Conservadores de Justo, Ortiz y Castillo, que gracias al fraude y la abstención radical
pudieron llegar a gobernar hacia la década del 30. Luego del Golpe Militar de 1943 la
fuerza política conservadora prácticamente desaparece de la arena político-electoral,
reordenándose el espectro político principalmente en torno a la figura de Perón, y
posteriormente monopolizando las opciones electorales el Partido Justicialista y la
Unión Cívica Radical. A diferencia de lo que ocurrió en Chile y gracias a la temprana
apertura del electorado, los conservadores argentinos no fueron lo suficientemente
sagaces en el acomodo a las nuevas reglas del juego, y rápidamente quedaron relegados
a intentos esporádicos de participación electoral y a la lógica de los golpes de estado. El
electorado femenino que irrumpe a finales de la década del 40 se ligó a movimientos
políticos dominantes como el Movimiento Peronista Femenino liderado por Eva Perón,
en detrimento del comportamiento esperado de apoyo a opciones más conservadoras, lo
que ayudó a que el ensanchamiento electoral fomentara su hundimiento y el
fortalecimiento de liderazgos populistas.

2.4 La Institucionalización del Sistema de Partidos Políticos

Como se expuso anteriormente, el grado de institucionalización de un sistema de


partidos comprende cuatro dimensiones: (1) regularidad de los modelos de competencia
entre partidos políticos, (2) vínculos entre ciudadanos e intereses organizados, (3)
legitimidad concedida por los ciudadanos y los intereses organizados a los partidos y al
sistema electoral, y (4) tipo de organizaciones partidistas (no será analizada).

Primer Criterio de Institucionalización. La primera dimensión, regularidad de los


sistemas de competencia entre partidos políticos, puede ser medida mediante el índice de
volatilidad electoral (VE).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 91


Esquema 2.4.1: Índice de Volatilidad Electoral.

VE = A1 – A2 + B 1 –2B2 + … n1 – n2


B

El índice de VE se obtiene mediante la resta entre el porcentaje obtenido por un partido


en una elección y el porcentaje obtenido por el mismo partido en la elección siguiente.
Por la sumatoria absoluta de las diferencias de cada partido dividida por dos, se obtiene
el índice de VE. Así pues en el Esquema 4.4.1, “A1” representa la votación de uno de los
partidos políticos del sistema de partidos en una elección y “A2” la votación de ese
mismo partido en la elección siguiente. En la medida que el valor del índice VE sea
menor, más institucionalizado se encuentra el sistema de partidos políticos.
En definitiva la VE puede aumentar debido a una serie de factores como que el
electorado migra hacia partidos que los representan y satisfacen la problemática naciente
y en desarrollo (clivage), también porque la tasa de participación electoral pudo haberse
elevado debido al ensanchamiento de los límites a la participación electoral, o bien a la
movilización electoral producida por liderazgos externos al propio sistema de partidos.
Otro Índice de Volatilidad Electoral, es el denominado Volatilidad Electoral Entre
Bloques (VEB). La VEB sirve como indicador de volatilidad de los sectores ideológicos
formados, por ejemplo, gracias al surgimiento de clivage o fisuras sociales diversas. En
sistemas multipartidistas, diversos partidos tienden ocupar estos nichos. Finalmente, la
agrupación que se de entre los partidos es reflejo de una fisura que ha pasado a ser
dominante para el sistema de partidos políticos, lo cual no quiere decir que otras fisuras,
anteriormente dominantes, desaparezcan. Las fisuras o clivage, como se mencionó
pueden provocar el nacimiento de partidos, la desaparición de otros y desde luego el
reordenamiento del sistema de partidos. La fórmula para calcularlo es la misma que se
presentó para calcular la VE, sin embargo, las diferencias de porcentajes entre una y otra

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 92


elección se realizan entre los bloques ideológicos en los cuales se agrupan el o los
diversos partidos.151

Chile. Si se observa la serie temporal de las votaciones parlamentarias durante el siglo


XX, se puede recomponer la evolución del sistema de partidos. La Tabla 2.4.2 muestra
los porcentajes de votación parlamentaria entre los años 1912 y 1973.
No tiene sentido comparar la volatilidad electoral de Chile, y en general de
Latinoamérica, con sus símiles europeos, ya que los cambios sociales ocurren de forma
tan acelerada que los sistemas políticos tienden a tener intrínsecamente una volatilidad
mayor. Por lo que la comparación es sólo valida, con la intención de ver magnitudes
relativas al Populismo Latinoamericano y su tendencia a una baja institucionalización,
entre países latinoamericanos. Es de suponer que las Elecciones del Congreso, sobre las
cuales se calculan los índices de volatilidad, son las más reacias a centrar la atención en
las cualidades carismáticas de los candidatos, sino más bien representan “simpatías”
ideológicas o partidistas. En caso de que los índices fueran altos es posible que se
explique por crisis de institucionalización del sistema de partidos.

151
Sobre la construcción de los índices de Volatilidad Electoral ver: Reniu, Josep María (2004): “Índices
de Volatilidad”, en Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, Dir. Román Reyes, Publicación Electrónica
de la Universidad Complutense, Madrid, http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 93


Tabla 2.4.2: Porcentajes de Votación en Elecciones del Congreso en Chile: 1912 – 1973.

Partido / Sectores 1912 1915 1918 1921 1932 1937 1941 1945 1949 1953 1957 1961 1965 1969 1973
Conservador 21,6 21,5 19,3 19,2 17,2 21,3 17,2 23,6 22,7 14,4 17,6 14,3 5,2
Liberal 54 42,4 46,4 35,4 17,3 20,7 14 20,1 19,3 10,9 15,4 16,1 7,3
Total Derecha (P.
Nacional 1965-) 75,6 63,9 65,7 54,6 34,5 42 31,2 43,7 42 25,3 33 30,4 12,5 20 21,3
Falange / PDC 3,4 2,6 3,9 2,9 9,4 15,4 42,3 29,8 29,1
Radical 16,6 21,2 24,7 30,4 18,4 18,7 23 19,9 27,7 15,6 22,1 21,4 13,3 13 3,7
Ibañistas – PAL 8,3 18,9 7,8
Democrático 4,8 7,9 6,5 12,4 13,7 9,4 5,7 5,4 6,8 5,6 5 6,9
Total
Centro 21,4 29,1 31,2 42,8 32,1 28,1 32,1 27,9 46,7 43 44,3 43,7 55,6 42,8 32,8
Socialista 6,4 11,2 22,1 12,8 9,4 14,2 10,7 10,7 10,3 12,2 18,7
Comunista 4,2 11,8 10,3 11,4 12,4 15,9 16,2
Total
Izquierda 0 0 0 0 6,4 15,4 33,9 23,1 9,4 14,2 10,7 22,1 22,7 28,1 34,9
Otros 3 7 3,1 2,6 26 14,5 2,8 5,3 1,9 17,5 12 3,8 9,2 9,1 11
Fuente: Elaborado en base a Scully (1992): pp. 130, 138, 220 y 221.
* Desde 1912 a 1932, según la fuente, las votaciones corresponden a elecciones para Diputados. Desde
1937 a 1973, las elecciones corresponden a parlamentarias propiamente tal. Los porcentajes están
calculados en base al total de votos positivos, excluyendo nulos y blancos.

El resultado del cálculo de la VE para Chile se presenta a continuación en la Tabla 2.4.3.


Primeramente, se observa que los valores más altos de VE se encuentran en los
intervalos de 1921-1932, 1949-1953 y 1961-1965. Los índices de VE más altos
respectivamente son 31,4, 31,4 y 33,35. Si se pone atención a la historia política de cada
intervalo a los que corresponden dichos índices, se encuentran tres hechos políticamente
relevantes. En el intervalo 1921-1932 se distinguen convulsiones políticas y sociales
importantes como la crisis de 1925 y el golpe militar que derrocó el sistema
parlamentario e instauró posteriormente una nueva constitución, la asunción de un
liderazgo lejano a los partidos como el de Arturo Alessandri, también en 1932 está el
golpe militar de impronta socialista de Marmaduke Grove, entre otros. En este contexto,
las elecciones parlamentarias que delimitan este período poseen gran migración del
electorado. Efectivamente, en 1932 más de un cuarto del electorado no se manifiesta
adherente a ninguno de los cuatro partidos centrales (Conservador, Liberal, Radical y
Democrático), además las votaciones liberal y radical caen notablemente en 1932
respecto de 1921 (ver Tabla 2.4.2). Además hacia final de 1932 nace políticamente el

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 94


socialismo, que surge como respuesta a la cuestión social, agravada en Chile por la
depresión económica mundial, pero ya desde principios de siglo que comienzan las
huelgas y levantamientos obreros que finalmente contribuyen a la crisis de finales del
20.

Tabla 2.4.3: Volatilidad Electoral (VE) en Elecciones del Congreso en Chile: 1912 – 1973.

Partido 1912- 1915- 1918- 1921- 1932- 1937- 1941- 1945- 1949- 1953- 1957- 1961- 1965- 1969-
15 18 21 32 37 41 45 49 53 57 61 65 69 73
Conservador 0,1 2,2 0,1 2 4,1 4,1 6,4 0,9 8,3 3,2 3,3 9,1
Liberal 11,6 4 11 18,1 3,4 6,7 6,1 0,8 8,4 4,5 0,7 8,8 7,5 1,3
Falange / PDC 3,4 0,8 1,3 1 6,5 6 27 12,5 0,7
Radical 4,6 3,5 5,7 12 0,3 4,3 3,1 7,8 12,1 6,5 0,7 8,1 0,3 9,3
Ibañistas (PAL y otros) 8,3 11 11,1 7,8
Democrático 3,1 1,4 5,4 1,3 4,3 3,7 0,3 1,4 1,2 0,6 1,9 6,9
Socialista (varias facciones) 6,4 4,8 11 9,3 3,4 4,8 3,5 0 0,4 1,9 6,5
Comunista 4,2 7,6 1,5 10,3 11 1 3,5 0,3
Otros 4 3,9 0,5 23 11,5 11,7 2,5 3,4 16 5,5 8,2 5,4 0,1 1,9
VE Total 11,7 7,5 11,35 31,4 16,3 26,25 15 18,8 31,4 20,7 19,8 33,35 12,9 10,0

El siguiente período que tiene un alto índice de volatilidad va desde 1949 a 1953, donde
se observa la asunción de un liderazgo carismático lejano a los partidos políticos,
específicamente el de Carlos Ibáñez del Campo. De todas formas surge un movimiento
político (Partido Agrario Laborista) que apoya a Ibáñez y que posee su peak electoral en
la elección de 1953 con un 18,9%, pero ese mismo año se aprecia un alto porcentaje de
votación fuera de los partidos políticos que alcanza un 17,5% (ver Tabla 2.4.2).
Finalmente el movimiento “Ibañista” surgido en 1949 participa de su última elección en
1957. Liderazgos carismáticos como éste, que originan fuerzas políticas de muy corta
vida, provocan que el índice de VE se eleve, dañando la institucionalidad del sistema de
partidos.
La VE obtenida de las elecciones de 1965 a 1961 entrega el más alto valor en esta serie
de tiempo, 33,5. En este período se puede observar la irrupción de la Democracia
Cristiana en la reconfiguración de panorama político partidista, aumentando
notablemente su votación, en desmedro tanto de los radicales como de la derecha. Según

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 95


Scully, durante fines de la década del 50 comienza a gestarse un clivage social, ya no
ubicado en los centros industriales o urbanos, sino en el campo. Esta fisura, a diferencia
de la cuestión social de principio de siglo, ve surgir un partido que se ocupa de la
problemática representando crecientemente al electorado campesino, que logra
arrebatarlo del cautiverio en que permanecía por la oligarquía terrateniente y las pautas
tradicionales de vinculación social.152

La volatilidad electoral entre bloques (VEB) que muestra el ordenamiento del sistema de
partidos políticos en Chile se realiza en base a la reconfiguración final que éste adquiere,
posterior a 1932. A grosso modo esto corresponde a la división en tres bloques:
izquierda, centro y derecha. Hasta antes de 1932 no existía una fuerza política partidista
de izquierda, como hoy la conocemos, aunque el partido que se ubicaba más a la
izquierda del espectro político, antes de 1932, era el Partido Democrático. En la derecha
están incorporados los conservadores y liberales que desde 1965 hasta 1973 se fusionan
y forman el Partido Nacional. En el centro, y donde resulta más complejo realizar una
agrupación se encuentran los radicales, que para el siglo XIX se ubicaban al extremo
izquierdo del espectro partidista debido al clivage clerical / anticlerical, representando
una clara posición laica en ese esquema. El ya mencionado P.D. que nace como facción
que se escinde del P.R. que, en su afán de dar respuesta la cuestión social, forman un
nuevo partido hacia fines del siglo XIX, son clasificados en el centro político. Los
ibañistas y agrariolaboristas, entre otros, son partidos de corta vida con una ideología
bastante confusa que mezclan el nacionalismo extremo y la reivindicación de las masas:
en el caso de los agrariolaboristas ponen también un énfasis explícito en la problemática
rural y durante su existencia ocuparon una posición intermedia de centro-derecha.
Finalmente los Demócratas Cristianos, que nacen del Partido Conservador bajo la
denominada Falange Nacional y que rescatan la Doctrina Social de la Iglesia como
solución a la cuestión social, alcanzan relevancia política recién en la década del 60. En

152
Al respecto: Scully (1992): Los Partidos de Centro…, págs. 161-182.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 96


la izquierda se agrupan los comunistas y las diferentes facciones de partidos socialitas
que nacen a partir de 1932.
La agrupación en estos tres bloques, surge de una mixtura entre las ideologías y
principios de cada partido y, principalmente, la posición relativa que ocupan en el
espectro electoral, teniendo como guía las posiciones que se adquieren posterior a 1932
cuando electoralmente nace una izquierda clásica, existe una derecha bastante
consolidada, y un centro político ocupado por partidos de ideología diversa y pragmática
que actúan como buscadores de consenso para llegar a gobernar.153

Tabla 2.4.4: Volatilidad Electoral Entre Bloques (VEB) en Elecciones del Congreso
en Chile: 1912 – 1973

1912- 1915- 1918- 1921- 1932- 1937- 1941- 1945- 1949- 1953- 1957- 1961- 1965- 1969-
Bloques 15 18 21 32 37 41 45 49 53 57 61 65 69 73
Derecha 11,7 1,8 11,1 20,1 7,5 10,8 13 1,7 16,7 7,7 2,6 17,9 7,5 1,3
Centro 7,7 2,1 12 10,7 4 4 4,2 19 3,7 1,3 0,6 12 12,8 10
Izquierda 6,4 9 19 10,8 13,7 4,8 3,5 11 0,6 5,4 6,8
Otros 4 3,9 0,5 23 11,5 11,7 2,5 3,4 16 5,5 8,2 5,4 0,1 1,9
VEB 11,7 3,9 11,8 30,1 16 22,75 15,25 18,9 20,6 9 11,2 17,95 12,9 10

La VEB representa los niveles de migración electoral a través de los tres diferentes
bloques políticos. El primer valor que destaca es 30,1, en el período que va desde de
1921 a 1932. Se observa que la crisis social de la segunda mitad del 20 hizo perder
bastante representatividad a los partidos tradicionales (Conservador, Liberal y Radical)
migrando muchos electores hacia candidaturas más independientes (representadas bajo
la denominación Otros en las tablas) y en menor medida hacia los nacientes partidos de
izquierda. La baja institucionalización de esos años y el reordenamiento definitivo en
tres grandes bloques políticos lo entrega el surgimiento de la cuestión social que alcanza
su cima a mediados de la década del 20 (ver Tabla 2.4.4).
El índice de VEB de 22,75 de 1937 a 1941 se explica entre otras cosas por la migración
electoral de una parte considerable del electorado hacia la izquierda que consolida su
posición alcanzado votaciones altísimas de poco más de un tercio del electorado, el

153
Al respecto: Ibíd. págs. 124-143.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 97


bloque de centro sube levemente su votación y la derecha pierde un porcentaje
importante de electores (ver Tabla 2.4.2).
Entre 1945 y 1949, la VEB alcanza el valor de 18,9. El electorado desaparece del bloque
de la izquierda, principalmente por la proscripción del Partido Comunista y las rencillas
internas de los socialistas que se atomizan y los lleva a perder votos. El centro capta más
electores, gracias al aumento de votación por parte de los radicales y al surgimiento de
movimientos y partidos de corrientes nacionalistas de corta vida buscando
representación electoral, como los ibañistas y agrariolaboristas.
La VEB de 1949 a 1953 es de 20,6, siendo el tercer valor más alto en la serie acá
presentada y se explica, principalmente, por la fuga de votantes del bloque de derecha y
el consiguiente gran aumento de votación ajena a estos tres bloques. Nuevamente se
destacan las votaciones independientes a los bloques políticos.
La VEB de 1961 a 1965 es la cuarta más alta alcanzando un valor de 17,95. Se produce
un nuevo revés de la derecha que cae a 12,5% de la votación, el bloque de centro sube su
votación en más de 10 puntos porcentuales y además hay un modesto aumento de la
votación fuera de bloques.
La VEB muestra como la institucionalización es un poco más fuerte cuando se observan
los bloques políticos. Para el caso de un sistema multipartidista como el chileno, la
migración electoral ocurre dentro del bloque y eso no acrecienta el índice de volatilidad
transversal. Desde la aparición electoral de la izquierda chilena en 1932 podemos
observar que los índices de VEB no superan el valor de 22,37 del período 1937 a 1941,
apreciándose una relativa institucionalización del sistema de partidos hasta 1973, salvo
con el surgimiento de la D.C., pero su volatilidad se concentra en gran parte dentro del
bloque de Centro. Para medir la volatilidad electoral dentro de los bloques, es decir, la
migración del electorado de un partido hacia otro dentro del mismo bloque, existe el
índice de VIB (Volatilidad Intra Bloque) que se calcula restándole a la VE la VEB, cuyo
valor resultante se expresa en términos absolutos.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 98


Tabla 2.4.5: VE, VEB y VIB (Volatilidad IntraBloques) en Elecciones del Congreso
en Chile: 1912 – 1973.

1912- 1915- 1918- 1921- 1932- 1937- 1941- 1945- 1949- 1953- 1957- 1961- 1965- 1969- 1912-
Índice 15 18 21 32 37 41 45 49 53 57 61 65 69 73 73
VE 11,7 7,5 11,35 31,4 16,3 26,25 15 18,8 31,4 20,7 19,8 33,35 12,9 10 19,03
VEB 11,7 3,9 11,8 30,1 16 22,75 15,25 18,9 20,6 9 11,2 17,95 12,9 10 15,15
VIB 0 3,6 0,45 1,3 0,3 3,5 0,25 0,1 10,8 11,7 8,6 15,4 0 0 4

La VIB de 1961 a 1965 es de 15,4, el valor más alto de toda la serie (ver Tabla 2.4.5), lo
que muestra que la migración electoral de 1961 a 1965, dentro de los bloques, aumentó
considerablemente. Si se observan los porcentajes de votación se aprecia que la D.C.
sube alrededor de 37 puntos porcentuales, los radicales caen 7 puntos y desaparece el
P.D., las facciones ibañistas y el agrariolaborismo.

Argentina. Antes de comenzar a analizar las votaciones y la volatilidad electoral de las


elecciones argentinas, es conveniente mencionar algunos aspectos respecto de su
proceso electoral, que por lo demás dista en gran medida del chileno.
El sistema electoral argentino se caracteriza por un tipo de votación indirecta en
elecciones presidenciales, exigiendo la mayoría absoluta para resultar electo. En caso de
que esto no ocurra, el Congreso elige entre los dos candidatos con mayor número de
sufragios. En Argentina sólo existió votación directa en los años 1951 y 1973 (Marzo y
Septiembre), el resto de las elecciones las decidía el Colegio Electoral, que en cuanto a
número duplica al de los congresistas (ver Tabla 2.4.6).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 99


Tabla 2.4.6: Resultados de las Elecciones Presidenciales en Argentina y Resultados en los Colegios
Electorales: 1916 – 1983.

Año Ganador % Electores % Votos en %


Votos propios el Colegio
1916 Irigoyen 45,59 131 44 152 51
1922 Alvear 57,33 211 63 235 70
1928 Irigoyen 60,24 207 65 245 77
1931 Justo 55,13 233 63 237 64
1937 Ortiz 55,18 245 66 245 66
1946 Perón 52,84 295 81 299 82
1951 Perón 63,40 Votación Directa
1858 Frondizi 49,49 313 68 318 69
1963 Illia 31,90 163 35 270 58
1973 Cámpora 48,53 Votación Directa
1973 Perón 61,86 Votación Directa
1983 Alfonsín 51,73 317 53 336 57
Fuente: Fraga (1989), pág. 10.

Debido a la falta de información referida a votaciones del Congreso, se ha seleccionado


la votación de elecciones presidenciales para calcular la VE. Si bien estas elecciones no
son un parangón ideal, el hecho de que la mayoría de ellas sea por votación indirecta
ayuda a que, en cierta medida, se centre la atención de los votantes en los partidos, o al
menos en la dupla de candidatos para presidente y vicepresidente a la vez. Ahora bien,
suponiendo que los valores de volatilidad electoral sean similares a los chilenos es
posible afirmar que existiría inclusive una mayor institucionalización del sistema de
partidos políticos, según el primer criterio.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 100


Tabla 2.4.7: Porcentaje de Votaciones en Elecciones Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983.*

Partido 1916 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973 1973 1983
PDN - P. Conservador 15,26k 3,48k 5,24 30,69 1,54 2,64b
Conservadores

PDP 17,23 9,97 0,04 1,54 8,10 14,91c 12,20c 0,01


Frente Único 6,41a 8,52a
UDELPA 9,50d
i
Total Conservadores 32,49 13,45 11,65 39,21 55,18 1,54 0,04 1,54 20,24 14,91 12,20 0,01
P. Liberal 3,13 2,04 1,96 0,62 0,61
e
UCR 45,59 57,33 60,24 41,07 31,28 31,83f 31,90 21,29 24,42 51,73
UCR Antipersonalista 11,15 5,26
UCR

UCR Intransigente 49,49 20,82


UCR otras facciones 3,76 8,04 6,02 10,66 0,13 1,06
Total UCR 49,35 65,37 77,41 15,92 41,20 1,06 31,28 81,32 52,72 21,29 24,42 51,73
PDC 3,47 5,68 0,31
PJ 52,84 63,40 48,53g 61,86g 40,14
Socialistas 8,93 10,76 4,71 2,50 0,73 3,22 7,02 1,94 1,53 1,03
Izquierda

Comunista 0,38 0,95


Al. Pop. Rev. 7,43
Total Izquierda 8,93 10,76 5,09 0,00 2,50 0,00 1,68 3,22 7,02 9,37 1,53 1,03
Unión Democrática 42,87j
Dem. Progresista-Social 32,82h
Partidos menores 13,21 7,30 3.80 10,09 1,05 1,69 2,59 9,82 14,34 4,89 6,77
Fuente: Fraga, Rosendo (1989): pp. 10 – 14. * Claves: PDN: Partido Demócrata Nacional; PDP: Partido
Demócrata Progresista; UDELPA: Unión del Pueblo Argentino; UCR: Unión Cívica Radical; PDC:
Partido Demócrata Cristiano; PJ: Partido Justicialista o Peronismo. a La votación agrupada en el Frente
Único de 1928 corresponde a una alianza de diversos grupos conservadores, principalmente provinciales
luego, en 1931, denominada Lista Única; b Esta votación corresponde específicamente a la sumatoria
correspondiente al Partido Conservador y a la Unión Conservadora en 1963; c Las dos votaciones de 1973
del PDP corresponden a los votos obtenidos por la Alianza Popular Federalista la cual estuvo formada por
el mismo PDP y otros grupos políticos de la derecha parlamentaria; d La UDELPA surge con objeto de
apoyar a la candidatura del P. E. Aramburu, dictador del período de gobierno anterior a la elección de
1963; e En 1931 la UCR se abstuvo de participar en las elecciones por ello no registra votación alguna; f
La votación de la UCR de 1958 corresponde la UCR del Pueblo, denominación que adquirió este partido
para diferenciarse de la UCR Intransigente que fue apoyada por simpatizantes peronistas mientras el PJ
estuvo proscrito, tanto en las elecciones de 1958 como en la 1963; g La votación del PJ en las dos
elecciones de 1973 (Marzo y Septiembre) corresponde a la del FREJULI (Frente Justicialista de
Liberación) el cual agrupaba, además de los propios peronistas, al MID (Movimiento de Integración y
Desarrollo) de Frondizzi facción que se escindió de la UCR Intransigente, junto a otros partidos menores y
provinciales; h La alianza Demócrata Progresista-Social agrupa al PDP (partido más bien ligado a los
conservadores, grupos del cual deriva este partido) y a los Socialistas; i La Concordancia (o Contubernio
denominada peyorativamente por sus adversarios) corresponde a una alianza principalmente conservadora,
agrupando también a la UCR Antipersonalista, facción conservadora dentro del radicalismo, y a grupos
socialistas independientes con un peso político bastante marginal; j La Unión Democrática se formó para
enfrentar al surgimiento de una nueva fuerza política como fue el Peronismo, estuvo formada por la UCR,
socialistas, comunistas y por PDP; k Incluye la votación de la Concentración Nacional que obtuvo 2,4% y
3,48% del total de la votación, en 1916 y 1922 respectivamente.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 101


Los índices más altos de volatilidad electoral comienzan a identificarse en el período que
va de 1928 a 1931 (ver Tabla 2.4.8). Éste comprende el golpe militar de 1930 que
derrocó al presidente radical Hipólito Yrigoyen cuando Argentina comienza a padecer
los efectos colaterales de la Gran Depresión. La alta volatilidad electoral de 75,57, se
explica por la abstención a participar en la elección de 1931 de la U.C.R., lo que produjo
que muchos votantes migraran hacia el sector conservador (también integrado por la
U.C.R. Antipersonalista) y hacia una alianza sui generis entre socialistas y el P.D.P.
(Partido Demócrata Progresista), este último relacionado muy estrechamente con los
sectores conservadores de la Argentina.

Tabla 2.4.8: Volatilidad Electoral (VE) en Elecciones Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983.*

1916- 1922- 1928- 1931- 1937- 1946- 1951- 1958- 1963- 1973a- 1973b-
Partidos 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973a 1973b 1983
PDN, P. Conservador 11,78 1,76 25,45 30,69 1,54 1,54 2,64 2,64
PDP 3,26 9,97 0,04 1,50 6,56 6,81 2,71 12,19
Frente Único 6,41 2,11 8,52
UDELPA 9,50 9,50
P. Liberal 3,13 1,09 0,08 1,96 0,62 0,16 0,78
UCR 11,74 2,91 60,24 41,07 41,07 32,28 0,45 0,07 10,61 3,13 27,31
UCR Antipersonalista 11,15 5,89 5,26
UCR Intransigente 49,49 28,67 20,82
UCR otras facciones 4,28 2,02 4,64 10,53 0,93 1,06
PDC 3,47 2,21 5,68 0,31
PJ 52,84 10,56 63,40 49,53 12,33 21,72
Socialistas 1,83 6,05 4,71 2,57 2,57 0,73 2,49 4,10 5,38 0,41 0,50
P. Comunista 0,38 0,38 0,95 0,95
Al. Pop. Rev. 7,43 7,43
Concordancia 55,18 55,18
Unión Democrática 42,87 42,87
Dem. Progresista-Social 32,82 32,82
Otros Partidos menores 5,91 3,50 14,81 17,56 0,64 0,90 7,23 3,75 8,68 4,89 6,77
VE Total 20,97 22,62 75,57 102,95 98,82 45,47 64,80 28,83 63,93 15,45 34,40
* No fue posible descomponer la votación de cada partido en las alianzas Unión Democrática, Demócrata
Progresista-Social y Concordancia, debido a que no se posee la votación detallada de cada partido, ya que
los electores votan por la dupla de candidatos presidenciales.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 102


El siguiente período que va de 1931 a 1937, se produce una extremadamente alta
volatilidad electoral (aunque está afectada por el impedimento que los datos proveen al
no poder descomponer la alianza de la Concordancia). El índice alcanza a 102,95,
estando relacionado con la vuelta a la participación electoral de la U.C.R. que pasa de no
tener votación en 1931 a obtener un 41,07% en 1937 (ver Tabla 2.4.7), además de la
creación de una nueva alianza conservadora, la Concordancia, junto con la
descomposición de la anterior alianza entre Socialistas y P.D.P. (Alianza Demócrata
Progresista-Social), este último pasando a formar parte de la Concordancia. Si bien el
índice debería ser matizado porque la migración no es realizada necesariamente por
votantes, sino por partidos que desechan alianzas electorales y forman nuevas alianzas,
no quita mérito que el partido con mayor votación, la U.C.R., haya vuelto a participar de
las elecciones, lo cual sin duda afecta enormemente a que la VE sea elevada.
El período que va de 1937 a 1946 posee una VE muy elevada de 98,82. En 1943 se
derroca al presidente Castillo y comienza a gestarse un nuevo movimiento político
liderado por Juan Domingo Perón, quien gana las elecciones de 1946 con un 52,84%
(ver Tabla 2.4.7), y los conservadores que en 1937 ganaron con una amplia votación,
prácticamente desaparecen de la arena electoral. Estos fuertes cambios electorales
sumandos a la formación de una gran alianza electoral que trasciende los extremos
políticos, la Unión Democrática, formada por radicales, socialistas, P.D.P. y otros
partidos menores (la cual tampoco fue posible descomponer para medir el peso relativo
de cada partido político en la elección de 1946) hacen que la VE sea una de las más altas
de la historia electoral argentina. Sin duda alguna que un liderazgo político, carismático
y populista como el de Perón reorganiza completamente el sistema de partidos políticos
y, dicho sea de paso, afecta crecientemente su institucionalización.
El período comprendido entre 1951 y 1958 posee una VE relativamente elevada de
64,80. En este período el peronismo es proscrito, con lo cual muchos de sus votantes
migran hacia la U.C.R. Intransigente, finalmente eligiendo presidente a Frondizi en
1958. El resto de partidos políticos posee votaciones marginales y la cantidad de votos

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 103


blancos en ese año, debido a que el justicialismo es declarado ilegal, es muy alta
(841.400 votos).
Entre 1963 y la votación de Marzo de 1973 se produce una VE de 63,93, nuevamente
marcada por el peronismo, pero esta vez por su regreso a la participación electoral,
haciendo que las votaciones conservadoras, que en 1963 habían repuntado, caigan
nuevamente, al igual que la votación radical.
De 1973 en adelante, el sistema de partidos políticos en Argentina se estabiliza
crecientemente, al menos en cuanto a la VE, ya que finalmente las votaciones
conservadoras desaparecen, mientras que la izquierda queda reducida a porcentajes
exiguos, resultando en un bipartidismo entre dos grandes bloques de centro: los radicales
y peronistas. Respecto de estos últimos resulta pertinente afirmar que se produce la
institucionalización de un liderazgo puramente carismático, basado crecientemente en la
figura de Perón, lo cual reordena definitivamente el sistema de partidos políticos.

Tabla 2.4.9: Volatilidad Electoral entre Bloques (VEB) en Elecciones Presidenciales en Argentina:
1916 – 1983.

1916- 1922- 1928- 1931- 1937- 1946- 1951- 1958- 1963- 1973- 1973-
Bloques 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973 1973 1983
Conservador 19,04 1,80 27,56 18,97 53,64* 1,50 1,50 18,70 5,33 2,71 12,19
Liberal 3,13 1,09 0,08 1,96 0,62 0,01 0,61
UCR 16,02 12,04 61,49 25,28 40,14 30,22 50,04 28,60 31,43 3,13 27,31
PDC 3,47 2,21 5,68 0,31
Peronista 52,84 10,56 63,40 48,53 13,33 21,72
Izquierda 1,83 5,67 5,09 2,50 2,50 1,68 1,54 3,80 2,35 7,84 0,50
Unión Democrática 42,87 42,87
Dem. Progresista-Social 32,82 32,82
Otros Partidos menores 5,91 3,50 6,29 9,04 0,64 0,90 7,23 4,52 9,45 4,89 6,77
VEB Total 22,97 12,05 66,67 45,29 96,32 43,87 63,90 28,92 51,69 15,95 34,40
*El 53,64% del bloque conservador en la votación de 1937 incluye la votación de la UCR antipersonalista
y de pequeños grupos del socialismo independiente en la denominada Concordancia.

Como se aprecia en la Tabla 2.4.9, otro índice de volatilidad es la VEB. Esta es también
relativamente alta debido a las continuas abstenciones y proscripciones de partidos

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 104


políticos, lo que obliga muchas veces a que los electores migren hacia preferencias que
se encuentran en algún partido susceptible de clasificar en otro bloque.
En el período que va de 1928 a 1931 se observa una VEB de 66,67 la cual se explica,
principalmente, por la abstención de participar en los sufragios de la U.C.R. en 1931.
Junto a ello se lleva a cabo una alianza entre Socialistas y P.D.P. la cual no fue
clasificada dentro de ningún bloque (provocando que el índice se eleve aún más).
Finalmente, se puede mencionar para este período que la votación de los conservadores
hacia 1931 aumentó considerablemente, contribuyendo también al aumento de la VEB.
El período comprendido entre 1937 y 1946 tiene la VEB más alta de la serie. El
surgimiento del peronismo así como también la formación de una alianza multipartidista
(y a la vez multi-ideológica) que se forma para enfrentarlo definen el índice más alto de
la serie (96,32).
El período 1951-1958 está marcado por la proscripción del peronismo migrando
electores hacia el bloque de la U.C.R., específicamente la U.C.R. Intransigente, que
define la VEB de 63,90.
En el período de 1963 a 1973 se sucede la reaparición del peronismo, lo que explica la
VEB de 51,69. El bloque U.C.R. pierde electores, al igual que los conservadores.
Nuevamente el peronismo esta definiendo los índices de volatilidad.

Tabla 2.4.10: VE, VEB y VIB (Volatilidad Electoral IntraBloque) en Elecciones Presidenciales en
Argentina: 1916 – 1983.

1916- 1922- 1928- 1931- 1937- 1946- 1951- 1958- 1963- 1973- 1973-
Índice 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973 1973 1983
VE 20,97 22,62 75,57 102,95 98,82 45,47 64,80 28,83 63,93 15,45 34,40
VEB 22,97 12,05 66,67 45,29 96,32 43,87 63,90 28,92 51,69 15,95 34,40
VIB 2,00 10,57 8,90 57,66 2,50 1,60 0,90 0,09 12,24 0,50 0,00

En general la VIB es baja para el caso Argentino. Pero es posible reconocer un período
de alta VIB, que va desde 1931 a 1937 con un valor de 57,66. Este valor está
distorsionado por la falta de especificidad de las votaciones de cada partido dentro de las
alianzas (Demócrata Progresista-Social en el 31 y Concordancia en el 37), sin embargo,

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 105


se aprecia también que hacia 1937 reaparece la U.C.R. y la U.C.R. antipersonalista se
contabiliza dentro de la Concordancia (conservadores).

Conclusión. En el caso chileno se aprecia una considerablemente mayor


institucionalización del sistema de partidos políticos, destacándose tres hechos que
marcan un peak en el índice de volatilidad: la crisis social de 1925 a 1932 junto al
surgimiento de la izquierda política contemporánea, el levantamiento del liderazgo
populista de Ibáñez en la década del 50 y, finalmente, la fuerte irrupción de la
Democracia Cristiana en los años 60. La existencia de Ibáñez sólo marca un paréntesis
en el sólido establecimiento del sistema de partidos políticos chilenos, ya que no es más
que un intento carismático de hacer política el cual, además, no tiene efectos ulteriores
en la conformación del sistema de partidos. Muy distinto es el caso del surgimiento
electoral de la izquierda en la década del 20 y de la Democracia Cristiana a finales de los
50, porque estas corrientes políticas responden principalmente al surgimiento de
fracturas sociales importantes como es la cuestión social, primero en la minería del norte
y la incipiente industrialización y proletarización del trabajo durante el primer cuarto del
siglo XX, y luego en el campo hacia mediados de siglo.
Argentina posee índices de volatilidad electoral comparativamente mucho mayores que
Chile (aunque no hay que olvidar que se construyeron en base a las elecciones
presidenciales y no del Congreso como fue para Chile). Los mayores índices de
volatilidad están marcados por la ausencia de participación electoral de partidos
altamente representativos (U.C.R. y P.J.), ya sea por impedimento legal o por abstención
voluntaria, y sobre todo por el surgimiento de un liderazgo carismático como el de Perón
que tuvo tal intensidad en el sistema de partidos políticos que logró institucionalizarse y,
posterior a 1973, establecer una suerte de bipartidismo junto con la U.C.R. Con su
aparición temprana, el peronismo configuró de forma definitiva el sistema de partidos
(principios de los 40), logró despojar tanto a la izquierda del poder sindical y su
patrocinio de la cuestión social, así como izó la bandera del catolicismo frenando todo
intento social-cristiano de hacer política. Tanto el peronismo como el radicalismo

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 106


afectaron fuertemente a la institucionalización del sistema de partidos políticos, aunque
con la vuelta de la democracia en 1983 se distingue una relativa institucionalización, al
menos hasta la crisis del gobierno de De la Rúa en el 2001.

Segundo Criterio de Institucionalización. Sí los vínculos entre los partidos políticos y la


ciudadanía son sólidos, probablemente se encontraran resultados similares entre los
diferentes tipos de elecciones, ya sean estas del Congreso, locales o presidenciales. A
pesar de ello es posible esperar diferencias debido a lo inevitable que se torna la
personalización, o bien la no presentación de candidatos por partidos o coaliciones para
las elecciones presidenciales. Sin embargo, en la medida que el sistema de partidos se
encuentre más institucionalizado, se postula que deberán encontrarse similitudes entre
elecciones presidenciales y del Congreso que sean simultáneas, o lo más cercanas en el
tiempo. Por lo tanto, se le restarán a los porcentajes de la votación en elecciones
presidenciales, los porcentajes de la votación total del partido que apoyó a dicho
candidato presidencial (y/o partidos o coalición política) en la elección del Congreso,
que se haya realizado en el mismo año o en años lo más cercanos en el tiempo. Para el
caso argentino no se cuenta con resultados de elecciones de diputados, por lo que se
contrastarán resultados de partidos políticos obtenidos en elecciones presidenciales con
sus respectivos resultados en elecciones locales o de gobernador de provincia. En la
medida que los resultados se equiparen entre cada tipo de elección, es posible suponer
que los vínculos entre los partidos políticos y la ciudadanía son lo suficientemente
sólidos.

Chile. Para el caso chileno, la serie histórica de elecciones presidenciales y del Congreso
que se analizará va desde 1925 a 1973. Para poder conocer el grado de congruencia entre
las elecciones se debe identificar el partido político desde el cual se eleva el candidato
presidencial, o bien los partidos o coalición de partidos que levantan su candidatura, o
simplemente puede no ser apoyado por partido alguno.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 107


En la Tabla 2.4.11, se presenta un cuadro resumen con los candidatos presidenciales y
sus respectivos porcentajes de votación, además de los partidos que los apoyaban.

Tabla 2.4.11: Porcentaje de Votación en Elecciones Presidenciales en Chile: 1925 – 1970.

1925 1927 1931 1932 1938 1941


J. Montero (C, P. Aguirre J. A. Ríos (FP
E. Figueroa (C, C. Ibañez PR, PD, Frac. A. Alessandri (FP: PR, PD, + Fraccion
PL, PR, PD) 71,1 (Indep.) 98 Liberales) 63,8 (PL, PD, PR) 54,6 PS, PC) 50,1 Liberal) 55,7
J. Salas (grupos A. Alessandri
izq. Indep. (Fraccion M. Grove G. Ross (C, C. Ibañez (C,
USRACH) 28,3 B/N 2 Liberal) 34,6 (PS) 17,7 PL) 49,2 PL) 43,8
M. Hidalgo
(Grupos H. Rodríguez C. Ibañez
B/N 0,6 Socialistas) 0,8 (C) 13,8 (Indep.) 0,0 B/N 0,5
E. Zañartu
E. Lafertte (Fracción
(PC) 0,5 Liberal) 13,4 B/N 0,7
E.
Lafertte
B/N 0,3 (PC) 1,2

B/N 0,3
1946 1952 1958 1964 1970
C. Ibáñez S. Allende
G. González (PD,PAL, J. Alessandri (UP:
(FP) 40,1 etc.) 47 (C,PL) 31,2 E. Frei (DC) 55,6 PC,PS,PR) 36,6
S. Allende
E. Cruz- A. Matte (FRAP: S. Allende J. Alessandri
Coke (C) 29,7 (C,PL) 28 PC,PS) 28,5 (FRAP) 38,6 (PN) 34,9
P. E.
F. Alessandri Alfonso (PR, J. Durán R. Tomic
(PL) 27,2 FN) 20 E. Frei (DC) 20,5 (PR) 4,9 (DC) 27,8
B. Ibañez S.
(Fracción Allende (PS, L. Bossay
Socialista) 2,5 ‘PC’) 5,4 (PR) 15,4 B/N 0,9 B/N 1,1
A.
Zamorano
B/N 0,4 B/N 0,3 (Indep. Iz.) 3,3

B/N 1,1
Fuente: Cruz – Coke (1982), págs. 96-112; Claves: C: Partido Conservador; PL: Partido Liberal; PR:
Partido Radical; PD: Partido Democrático; PAL: Partido Agrario Laborista; PS: Partido Socialista; PC:
Partido Comunista; USRACH: Unión Social Republicana de Asalariados de Chile; FP: Frente Popular;
FN: Falange Nacional; FRAP: Frente de Acción Popular; UP: Unidad Popular. No se consideraron grupos
políticos o partidos menores respecto del apoyo recibido por los candidatos.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 108


Tabla 2.4.12: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y del Congreso de años
cercanos en Chile: 1931 – 1973.

Candidato – Partidos que lo apoyan % Votación % Votación Partidos (2) Diferencia (1) – (2)
Candidato (1) (2a) (2b) (1) – (2a) (1) – (2b)
1931 (Presidencial) 1932 (del Congreso)
J. Montero – C,PR,PD,PL 63,8 66,6 -2,8
A. Alessandri – Fracción liberal a 34,6 17,3 17,3
M. Hidalgo – Diversos grupos socialistas 0,8 6,4 -5,6
E. Lafertte – PC 0,5 - 0,5
1932 (Presidencial y del Congreso)
A. Alessandri – PL,PD,PR 54,6 49,4 5,2
M. Grove – PS 17,7 6,4 11,3
H. Rodriguez – C 13,8 17,2 -3,4
E. Zañartu – Frac. Liberal b
13,4 17,3 -3,9
E. Lafertte – PC 1,2 - 1,2
1938 (Presidencial) 1937 (del Congreso)
P. Aguirre – PR,PD,PS,PC 50,1 43,5 6,6
G. Ross – C, PL 49,2 42 7,2
C. Ibáñez – Indep. 0 0 0
1942 (Presidencial) 1941 (del Congreso)
J. A. Ríos – PR,PD,PS,PC, Frac. Liberal 55,7 62,6 -6,9
C. Ibáñez (C, PL) 43,8 31,2 12,6
1946 (Presidencial) 1945, 1949 (del Congreso)
1945 1949 1946-45 1946-49
G. González – FP: PR,PC,PS c 40,1 43 37,1 -2,9 3
E. Cruz-Coke – C,FN 29,7 26,2 26,6 3,5 3,1
F. Alessandri – PL 27,2 20,1 19,3 7,1 7,9
B. Ibáñez – Fracción Socialista d 2,5 12,8 9,4 -10,3 -6,9
1952 (Presidencial) 1949, 1953 (del Congreso)
1949 1953 1952-49 1952-53
C. Ibáñez – Indep., PD,PAL 47 15,1 24,5 31,9 22,5
A. Matte – C,PL 28 42 25,3 -14 2,7
P. E. Alfonso – PR,FN 20 31,6 18,5 -11,6 1,5
S. Allende – PS,‘PC’ e 5,4 9,4 14,2 -4 -8,8
1958 (Presidencial) 1957, 1961 (del Congreso)
1957 1961 1958-57 1958-61
J. Alessandri – C,PL 31,2 33 30,4 -1,8 0,8
S. Allende – FRAP: PS, PC f 28,5 10,7 21,2 17,8 7,3
E. Frei – DC 20,5 9,4 15,4 11,1 5,1
L. Bossay – PR 15,4 22,1 21,4 -6,7 -6
A. Zamorano – Indep. Iz. 3,3 - - 3,3 3,3
1964 (Presidencial) 1961, 1965 (del Congreso)
1961 1965 1964-61 1964-65
E. Frei – DC (más PN) g 55,6 45,8 54,8 9,8 0,8
S. Allende – FRAP: PS,PC 38,6 22,1 22,7 16,5 15,9
J. Durán – PR 4,9 21,4 13,3 -16,5 -8,4
1970 (Presidencial) 1969, 1973 (del Congreso)
1969 1973 1970-69 1970-73
S. Allende – UP: PC,PS,PR 36,6 41,4 38,6 -4,8 -2
J. Alessandri – PN 34,9 20 21,3 14,9 13,6
R. Tomic – DC 27,8 29,8 29,1 -2 -1,3
a
La votación de Alessandri se contrasta con toda la votación parlamentaria del Partido Liberal; b La
votación de Zañartu se compara respecto de toda la votación Liberal de las parlamentarias de 1932; c PC
proscrito para las elecciones parlamentarias de 1949; d la votación de Bernardo Ibáñez se compara con la
votación total socialista en las parlamentarias de 1945 y 1949; e PC proscrito para las elecciones
parlamentarias de 1949 y 1953; f proscripción del PC durante las elecciones de 1957; g se consideró la
votación parlamentaria de la derecha más la de la DC en 1961 y 1965, con el objeto de comparar el apoyo
recibido en la elección presidencial de 1964 en que Frei fue apoyado implícitamente, al no presentar la
derecha candidato, y explícitamente por el PN.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 109


Los datos comparados de elecciones presidenciales y del Congreso, desde 1931,
muestran que no hay grandes diferencias entre ellas. El Populismo Político, en su
aspecto de baja institucionalización del sistema de partidos, se presenta bajo la forma de
débiles vínculos con la ciudadanía, pudiendo emerger liderazgos carismáticos nacionales
que atraigan al electorado, débilmente arraigados, produciendo grandes diferencias entre
elecciones del Congreso y presidenciales. En la Tabla 2.4.12, las diferencias positivas
representan que en la comparación de las elecciones presidencial versus la del Congreso,
el candidato para presidente obtuvo mayor votación que toda su coalición o partidos que
apoyaban su candidatura, en alguna de las más cercanas elecciones del Congreso. Así
pues los líderes carismáticos que atraigan fuertemente al electorado prescindiendo de la
mediación partidista se observan, en la Tabla 2.4.12, gracias a los más altos valores de la
columna sobre “Diferencias”. Los valores negativos por su parte representan el
fenómeno contrario. Los valores positivos más altos corresponden a Carlos Ibáñez del
Campo para las diferencias entre 1952-1949 y 1952-1953, con un 31,9 y 22,5
respectivamente. El resto de las diferencias ni siquiera supera el índice de “+/-18” en
todo el período que va desde 1931 a 1973.154 Debido a que no se encuentran grandes
diferencias entre elecciones, salvo el período de irrupción del “ibañismo” como
fenómeno electoral, se puede afirmar que en Chile los vínculos entre los partidos
políticos y la ciudadanía son fuertes.
Se puede aventurar la debilidad del proyecto de Ibáñez en aspectos como la duración de
sus movimientos políticos y los partidos creados para levantar su candidatura, que
tuvieron muy corta existencia, prácticamente lo que duró su mandato. Antes de Ibáñez el
sistema de partidos políticos estuvo ciertamente institucionalizado, en el aspecto que se
refiere a sus vínculos con la ciudadanía, y posteriormente al período de Ibáñez, la
institucionalización del sistema de partidos se volvió a fortalecer. El Populismo Político
postula una debilidad en la institucionalización del sistema de partidos políticos previo

154
17,3 para Alessandri en la década del 30 y 17,8 para Allende a finales del 50, donde el PC estaba
proscrito en esa época y tenía un electorado que no pudo votar por candidatos parlamentarios comunistas,
pero si por Allende.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 110


su surgimiento, y un debilitamiento aún mayor durante y posterior al propio período
populista, en vista de lo anterior Chile no es el caso.

Argentina. Se contrastarán los resultados presidenciales con los de gobernador


provincial, desglosados según partidos o alianzas políticas. La serie que se analizará
comprende los años 1931 a 1983, para dos provincias de Argentina: Entre Ríos y
Santiago del Estero. Los casos de estas provincias no responde a un muestro deliberado,
sino más bien se adecuan a la disponibilidad de datos encontrados para el sistema
electoral argentino. Para el caso de la Provincia de Entre Ríos no se encuentran
diferencias muy categóricas salvo en las comparaciones entre 1937-1935 y 1937-1939.
En estos períodos se produjeron diferencias de -36,1 y -33,2 respectivamente para las
votaciones de los conservadores. Se logran altísimas votaciones de grupos conservadores
en el caso de las elecciones de gobernador (alcanzando más del 80% de los votos
positivos) superando por mucho la votación presidencial de la Concordancia en esa
misma provincia (52,3% de los votos positivos) (ver Tabla 2.4.13). En este caso la
popularidad del líder provincial se torna avasalladora respecto de la Ortiz. Luego de ese
valor le sigue una diferencia de 13,1 en 1946 en donde peronismo obtuvo más votación
en las presidenciales que en las referentes a gobernador de la provincia. La figura de
Perón fue gravitante en esta diferencia a favor del carisma provocado por la arremetida
de esta nueva fuerza política.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 111


Tabla 2.4.13: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y de Gobernador de años
cercanos en la Provincia de Entre Ríos, Argentina: 1931 – 1973.

Partidos y/o alianzas % Votación % Votación Gobernador (2) Diferencia (1) – (2)
Presidencial (1) (2a) (2b) (1) – (2a) (1) – (2b)
1931 (Presidencial y de Gobernador)
UCR Antipersonalista 45,9 49,0 -3,1
PDN 35,2 34,3 0,9
Alianza Democrática Social (PDP – PS) 18,8 Otros 16,7
1937 (Presidencial) 1935, 1939 (Gobernador)
Concordancia (PDN y UCR 1937 1935 1939 1937-35 1937-39
antipersonalista para elec. de gobernador) 52,3 88,4 85,5 -36,1 -33,2
Otros 47,7 11,6 14,5 36,1 33,2
1946 (Presidencial y de Gobernador)
PJ 55,1 42,0 13,1
Unión Democrática 44,9 -
UCR - 38,0
Otros - 20,0 -20,0
1951 (Presidencial) 1950, 1951 (Gobernador)
1950 1951 1950-51 1951-51
PJ 63,6 54,0 62,5 9,6 1,1
UCR 32,5 35,0 32,5 -2,5 0
Otros 3,9 11,0 4,5 -7,1 -0,6
1958 (Presidencial y de Gobernador)
UCR Intransigente 56,6 50,0 6,6
UCR del Pueblo 37,3 33,0 4,3
Otros 6,1 17,1 -11
1963 (Presidencial) 1962, 1963 (Gobernador)
1962 1963 1963-62 1963-63
UCR del Pueblo 37,7 27,5 28,0 10,2 9,7
UCR Intransigente 31,4 32,2 24,2 -0,8 7,2
Otros 30,9 40,3 46,9 -9,4 -16
1973 Marzo (Presidencial y de Gobernador)
FREJULI 46,0 47,4 -1,4
UCR 29,2 27,0 2,2
Otros 24,8 25,6 -0,8
1973 Septiembre (Presidencial y de Gobernador)
FREJULI 60,4 63,5 -3,1
UCR 31,1 34,0 -2,9
Otros 8,5 2,5 6,0
1983 (Presidencial y de Gobernador)
UCR 52,2 49,39 2,8
PJ 45,7 40,93 4,7
MID 2,1 - 2,1
Fuente: CENM (2003). * Los porcentajes se calcularon sobre el total de votos positivamente emitidos, sin
considerarse ni los blancos ni los nulos. Efectivamente, no están consideradas, por ejemplo, las altas
votaciones en blanco de los años 1958 (11,9%) y 1963 (27,5%) para la Provincia en votaciones
presidenciales, las cuales se explican en gran parte debido a la proscripción del peronismo. Para las
votaciones de Gobernador en 1963 se alcanzó también un nivel del 19,4% en votos blancos.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 112


Tabla 2.4.14: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y de Gobernador de años
cercanos en la Provincia de Santiago del Estero, Argentina: 1931 – 1973.

Partidos y/o alianzas % Votación % Votación Diferencia


Presidencial Gobernador (1) – (2)
(1) (2)
(2a) (2b) (1) – (2a) (1) – (2b)
1931 (Presidencial y de Gobernador)
UCR Unificada 46,2 51,5 -5,3
PDN 31,2 30,7 0,5
Otros 22,6 18,1 4,5
1937 (Presidencial) 1935, 1940 (Gobernador)
PDN – Concordancia 1937 1935 1940 1937-35 1937-40
(Concentración Cívica en 1940) 58,3 51,4 55,5 6,9 2,8
UCR (UCR Comité Nacional en 1940) 41,7 32,0 41,0 9,7 0,7
Otros - 16,6 4,0 -16,6 -4,0
1946 (Presidencial y de Gobernador)
PJ 52,2 65,4 -13,2
Unión Democrática 33,9 -
UCR - 33,4
UCR Santiago del Estero 13,9 -
Otros - 1,1
1951 (Presidencial) 1949, 1951 (Gobernador)
1949 1951 1951-49 1951-51
PJ 79,7 63,2 79,0 16,5 0,7
UCR 20,3 33,4 12,4 -13,1 7,9
Otros - 5,1 9,1 -5,1 -9,1
1958 (Presidencial y de Gobernador)
UCR Intransigente 43,3 35,5 7,8
UCR del Pueblo 35,6 30,0 5,6
Otros 21,1 34,5 -13,4
1963 (Presidencial) 1962, 1963 (Gobernador)
1962 1963 1963-62 1963-63
UCR del Pueblo 69,4 45,0 24,4
Partido Tres Banderas (pro-peronista) - 35,0
Movimiento Radical Popular - 29,5
Otros 30,6 35,8 55,0 -5,2 -24,4
1973 Marzo (Presidencial y de Gobernador)
FREJULI 38,5 35,0 3,5
MID 37,4 33,4 4,0
Otros 24,1 31,4 -7,3
1973 Septiembre (Presidencial y de Gobernador)
FREJULI 82,8 63,5 19,3
UCR 17,2 33,4 -16,2
Otros - 3,1 -3,1
1983 (Presidencial y de Gobernador)
PJ 48,8 61,2 -12,4
UCR 41,2 38,8 2,4
Partido Tres Banderas 10,0 10,0
Fuente: CENM (2002). * Los porcentajes se calcularon sobre el total de votos positivamente emitidos, sin
considerarse ni los blancos ni los nulos. Efectivamente, no están consideradas, por ejemplo, las altas
votaciones en blanco de los años 1958 (11,9%) y 1963 (27,5%) para la Provincia en votaciones
presidenciales, las cuales se explican en gran parte debido a la proscripción del peronismo. Para las
votaciones de Gobernador en 1963 se alcanzó también un nivel del 19,4% en votos blancos.

La Tabla 2.4.14 muestra las diferencias entre las elecciones presidenciales y de


gobernador en la Provincia de Santiago del Estero. En 1946, y a diferencia de lo

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 113


ocurrido en Entre Ríos, el peronismo obtuvo mayor votación en la elección de
gobernador que en la presidencial. En la elección de Perón en 1951, éste obtuvo una
altísima votación respecto de la de gobernador de 1949, en que también ganó el P.J. En
las presidenciales de 1963 la U.C.R. obtuvo una votación altísima en la Provincia
respecto de la votación obtenida para gobernador: en este caso la figura de Illía,
presidente electo, afectó en el desbalance producido entre un tipo de elección y otra en
un mismo año, aunque hay que recordar que el peronismo en esos años estaba fuera de la
legalidad no pudiendo participar de las elecciones.
En Marzo de 1973, en la Provincia de Santiago del Estero, el Peronismo poseía una
hegemonía avasalladora sobre todo en las elecciones presidenciales, en las cuales
Cámpora tenía una diferencia de 19,3 puntos a favor respecto de la elección del
candidato a gobernador del FRE.JU.LI., quien también resultó electo. La U.C.R. y su
baja adhesión, en lo que a presidenciales se refiere, se vuelve evidente, ya que el
candidato a gobernador por la U.C.R. supera en 16,2 puntos respecto del porcentaje
obtenido por el candidato presidencial (ver Tabla 2.4.14).

Conclusión. En lo que respecta a los lazos formados entre la ciudadanía y los partidos
políticos, medidos por la equiparidad o desigualdad encontrada entre diferentes tipos de
elecciones, para el caso argentino (o al menos para las dos provincias en cuestión) se
encuentran similitudes que llevan a conjeturar que dichos lazos poseen una relativa
solidez. Las diferencias son incluso más difíciles de encontrar que en el caso chileno.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el tipo de elección presidencial en Argentina
no es de votación directa para presidente en todos los años (sólo en tres elecciones fue
así), lo que puede estar forzando a que el electorado centre su atención más en simpatías
partidistas que en aspectos carismáticos. En suma, este aspecto de la institucionalización
del sistema de partidos políticos, tanto para Argentina como para Chile es un punto
fuerte. Las diferencias entre elecciones de diferente tipo, del mismo año o lo más
cercanos en el tiempo, no poseen porcentajes muy dispares, lo que lleva a afirmar que la
asunción de liderazgos populistas no afectó en gran medida la formación de lazos entre

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 114


la ciudadanía y los partidos políticos, o bien que el liderazgo carismático surge
acompañado de una sólida base de apoyo partidista. Esto último es cierto
exclusivamente para el caso argentino donde el peronismo devino en uno de los dos
principales partidos políticos del país; lo que no se adecua al caso de Ibáñez en Chile.

Tercer Criterio de Institucionalización. Este dice relación con la legitimidad concedida


tanto por los ciudadanos como por los intereses organizados a los partidos y al proceso
electoral. En la medida que los diferentes actores sociales y políticos no reconocen como
legítimo el proceso político en general y al gobierno de turno en particular, estamos en
presencia tanto de una condición propicia como también de una característica propia del
Populismo Político. Un sistema político que no recibe legitimidad de parte de los
ciudadanos es propio de una condición del Populismo (generalmente devienen en
gobiernos militares). A su vez, para que el Populismo surja debe caer en deslegitimidad
la forma del sistema político precedente. Indicadores de formas políticas que no
adquieren legitimidad en los gobernados son las interrupciones militares a los procesos
democráticos.

Chile. Durante el siglo XX, hasta 1973, se puede reconocer tan sólo un gran período de
desorganización y deslegitimación del sistema político que transcurre desde mediados de
la década del 20 hasta 1932, sucediéndose una serie de golpes militares y gobiernos
transitorios vagamente legitimados. El 5 de Septiembre de 1924 llega un comité
ejecutivo a La Moneda para presentar una serie de peticiones al presidente Alessandri.
El efecto inmediato fue una renuncia ministerial y la asunción del General Luis
Altamirano en el Ministerio del Interior. El 9 de Septiembre el Presidente había pedido
asilo y luego se marcha del país el día 10 por la falta de garantía para gobernar y asume
como vicepresidente el General Altamirano. La renuncia que Alessandri había
presentado al Senado le fue rechazada, por contrapartida el Senado le otorgó una
licencia por seis meses. La Junta de Gobierno de 1924 con que Altamirano gobernó

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 115


desde el día 11 de Septiembre estuvo conformada también por el General Juan Pablo
Bennet y el Almirante Francisco Neff. Esta Junta gobernó hasta el 23 de Enero de 1925.
Quien derrocó la Junta de Gobierno de 1924 fueron otros militares presididos por el
Coronel Carlos Ibáñez del Campo, la nueva Junta de Gobierno de 1925, de carácter
cívico–militar fue presidida por Emiliano Bello e integrada por el General Pablo
Dartnell y el Almirante Carlos Ward. En ese mes, esta Junta de Militares le pidió a
Alessandri que regresara del exilio para que asumiera y reorganizara el gobierno y el
régimen político, además de redactar una nueva Constitución. Alessandri regresa en
Marzo de 1925, sin embargo, las presiones y problemas sociales y políticos hacen que
nuevamente presente su renuncia, asumiendo la vicepresidencia el Ministro del Interior
Luis Barros Borgoño en Octubre de 1925.
La nueva constitución fue promulgada el 18 de Septiembre de 1925, instauraba un
régimen político presidencialista, marcando un antes y un después en el sistema político
chileno. Ibáñez reunió a los líderes de los partidos políticos, exceptuando al Comunista,
para ponerse de acuerdo sobre un candidato único y de consenso que garantizara
estabilidad al período que se iniciaba. El elegido fue Emiliano Figueroa Larraín,
resultando electo el 24 de Octubre de 1925, para luego asumir el 23 de Diciembre de ese
año. Ibáñez asumió en el Ministerio de Guerra, desde el cual influyó fuertemente. El
gobierno no supo responder a los problemas sociales que venían en aumento desde
finales del siglo XIX, y la cuestión social finalmente se tornó un problema insoluble. El
9 de Febrero de 1927 renunció el Ministro del Interior de Figueroa, Manuel Rivas, para
que luego Ibáñez asumiera ese cargo y de paso su poder en el gobierno creciera. El 7 de
Abril de 1927 finalmente renuncia Figueroa y asume la vicepresidencia Carlos Ibáñez
del Campo quien llama a elecciones, levantando su candidatura, y sin oposición alguna
asume la presidencia el 21 de Junio de 1927.
La crisis económica de Chile empeoró durante el Gobierno de Ibáñez, la Gran Depresión
afectó gravemente la economía del país, y en medio de fuertes convulsiones políticas y
enfrentamientos armados con estudiantes, Ibáñez dimitió el 26 de Julio de 1931. Asumió
la presidencia nacional el presidente del Senado Pedro Opaso, quien nombra un gabinete

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 116


presidido por Juan Esteban Montero, luego renuncia Opaso y Montero asume el mando
de la nación en la vicepresidencia. El 4 de Octubre de 1931 se realizan elecciones y
Montero es el candidato de consenso que se “sometió” a todas las peticiones de los más
diversos sectores políticos para que presentara su candidatura, y así fue electo. Como el
nuevo presidente, nuevamente, no pudo hacer frente a los problemas económicos y
sociales de Chile y las fracturas políticas que continuaban enrareciendo el ambiente
partidista, se comenzó a realizar una conspiración que terminó con un nuevo Golpe de
Estado. El 4 de Junio de 1932 el Gobierno Constitucional fue derrocado por una Junta de
Gobierno presidida por el General Arturo Puga e integrada por el periodista y ex-
diplomático Carlos Dávila, Eugenio Matte y el Coronel Marmaduque Grove en la cartera
de Defensa. El 16 de Junio de 1932 Carlos Dávila promueve un nuevo golpe de Estado a
la Junta recientemente constituida, debido a graves diferencias con Grove (Dávila sin
duda no tenía ninguna vocación socialista), apoyado por grupos ibañistas y por la
Guarnición de Santiago exilia finalmente a Grove y Matte a la Isla de Pascua. La Junta
estuvo constituida por Nolasco Cárdenas (del Partido Democrático) y el radical
moderado Alberto Cabero, en ella Carlos Dávila sería el presidente, por 90 días. Un
nuevo golpe militar al mando del General Bartolomé Blanche Espejo derrocó al
gobierno de Dávila y llamó a elecciones presidenciales para el 30 de Octubre de 1932,
junto con las parlamentarias antes fijadas. Finalmente es elegido Arturo Alessandri
Palma y la normalidad constitucional se mantendrá hasta 1973.
Se contabilizan, en el período que va desde 1924 hasta 1932, cinco intervenciones
militares a los gobiernos constituidos, democrática o militarmente, en 1924, 1925, y tres
en 1932, además del gobierno dudosamente democrático de Ibáñez en 1927. Salvo este
período, la historia política chilena carece de intervenciones militares durante los
siguientes cincuenta años hasta el Golpe Militar de 1973. Todos los gobiernos, desde la
elección de Alessandri en 1932, terminaron su mandato en los plazos establecidos
constitucionalmente, salvo por la muerte de Pedro Aguirre Cerda y Juan Antonio Ríos
siendo presidentes. En el período de 1924 a 1932 se observa, por el contrario, una gran
tendencia a que los presidentes no terminen sus períodos de gobierno, Alessandri

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 117


renuncia en 1924, la Junta de Gobierno presidida por Altamirano es derrocada en 1925,
Alessandri nuevamente presenta su renuncia en 1925 una vez que volvió al país para
reasumir funciones, Emiliano Figueroa renuncia en 1927, Ibáñez que asumió a
continuación dimitió en 1931, Montero es derrocado en 1932, la Republica Socialista es
derrocada a 12 días de instituirse en 1932 asumiendo Dávila como presidente que fue
derrocado 3 meses después en el mismo año (ver Tabla 2.4.15). La legitimidad
concedida por los ciudadanos, así como por los intereses organizados, se solidifica una
vez que se asume programáticamente, por parte de los partidos, la cuestión social. Sin
discutir sobre la eficacia de las políticas promovidas para dar respuesta al problema
social, una vez reorganizada la institucionalidad se entra en un gran período de
estabilidad política, donde los ciudadanos reconocen como legítimos las formas
institucionalizas de expresión política, como son, por ejemplo, los procesos electorales.
Los ocho años de desorganización política y social (1924 – 1932) se enmarcan dentro de
la lógica de un tránsito de reorganización política en torno al clivage social y no se
remite, necesariamente, a una inherente debilidad en la institucionalización del sistema
de partidos políticos chilenos.

Argentina. El caso argentino es diametralmente diferente al chileno. En 1920 la corriente


política que dominaba la lucha democrática era el radicalismo, desde 1922 el presidente
era Marcelo Torcuato de Alvear, perteneciente a una de las alas del dividido radicalismo,
la U.C.R. antipersonalista, sector más conservador y que se oponía a la mayoría de las
reformas, proponiéndose “liderar una histórica reparación”, en sentido conservador. La
otra ala se agrupaba en torno a Hipólito Yrigoyen. Para las elecciones de 1928, el
presidente elegido es Yrigoyen (segundo mandato), sin embargo, lejos del triunfo
electoral quedó una gran oposición conformada por los radicales antipersonalistas, los
conservadores y socialistas que recrudecieron sus críticas hacia el gobierno y a la
persona del presidente en torno a su senilidad y la demora en la toma de decisiones
importantes. El espacio público se tornó cada vez más violento pudiéndose apreciar
varios hechos de sangre en torno a la diferencia entre radicales yrigoyenistas y radicales

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 118


antipersonalistas, finalmente se preparó un golpe de estado a mando del teniente general
José Felix Uriburu en 1930, que gobernó hasta 1932, y en el año 1931 se realizaron
elecciones.155 El elegido fue Agustín Justo que dejó el ejército para postularse a la
presidencia y gobernó hasta 1938. Justo logró elegir como siguiente presidente a uno de
sus ministros, Roberto Ortiz, radical antipersonalista, fuertemente ligado a intereses
conservadores (al igual que Justo). Finalmente Ortiz renunció en 1942 frente a diversos
tipos de presiones políticas (por el escándalo en la compra de tierras, la neutralidad de
Argentina en la guerra mundial, entre otras) y problemas familiares y de salud. Quien lo
sucedió fue el conservador Ramón Castillo, ministro de Ortiz, que gobernó hasta 1943
cuando fue derrocado por un golpe militar. Finalmente se estima que afectó a su
gobierno el instable panorama político que se venía gestando, junto con una serie
problemas derivados del gran impacto de la Guerra Mundial en todo el orbe.156
Durante el Gobierno de Pedro Pablo Ramírez, perteneciente al G.O.U. (Grupo de
Oficiales Unidos) quienes conspiraron la acción golpista contra Castillo, se encontraba
el coronel Juan Domingo Perón. Ramírez finalmente deja la presidencia debido a los
problemas que tenía al mantener el “neutralismo de simpatías nazis”. El general
Edelmiro Farrel asume la presidencia en 1944 y Perón escala en preponderancia en el
gobierno militar de inspiración católica. Para las elecciones de 1946 Perón, que se había
retirado del ejército, gana por amplia mayoría a sus rivales de la Unión Democrática
(radicales, conservadores y socialistas). Con un vertiginoso avance en materia social y
un sorprendente aumento en gasto social, Perón es reelegido para un segundo período
que se truncará debido al aumento de la radicalización de posiciones políticas, violencia

155
Al respecto del período ver: Luna, Félix: “Los Radicales en el Gobierno”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003, págs.
235-264.
156
Al respecto del período ver: Zuleta, Enrique: “Los Gobiernos de la Concordancia”, en Nueva Historia
de la Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003,
págs. 265-297.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 119


pública y la crisis económica e inflacionaria en que entra Argentina. Un golpe de estado
en 1955 termina por exiliar al líder.157
El período que va de 1955 a 1976 en Argentina es excepcionalmente inestable en
materia de gobernabilidad. En efecto, la seguidilla de golpes militares, gobiernos
militares y gobernantes que no terminan su mandato, por renuncia o porque son
depuestos es altísima. La “Revolución Libertadora” que depuso a Perón, fue encabezada
en un primer gobierno por Eduardo Lonardi, sin embargo, fue rápidamente depuesto
debido a su idea de mantener y controlar fuerzas sociales que había creado Perón, pero
sin la presencia de su líder. No obstante, no tenía el apoyo de los militares que
participaron de la rebelión (la marina y parte del ejército). Quien lo reemplaza en el
poder, el General Pedro Eugenio Aramburu en 1955, sostenía una tesis contraria:
“mientras el peronismo no desapareciera había que hacerlo desaparecer”. Para 1958 se
vuelve a la democracia y es elegido Arturo Frondizi de la Unión Cívica Radical
Intransigente. Desde lo lejos, Perón hizo que sus seguidores se decidieran en apoyar a
Frondizi y no a otro candidato. En una primera parte de su gobierno intentó integrar al
peronismo, pero en la medida que esa tarea se hizo insoluble decidió convertirse en su
freno. Frondizi finalmente es depuesto por los militares que no toleraron más las
acciones que los relegaban, pero como estos mismos valoraban, en una medida muy
particular, la frágil democracia que se logró con Frondizi, dejaron que José María Guido
(presidente del Senado, el primero en la línea de sucesión una vez que el vicepresidente
rechazase el cargo) asumiera el gobierno en 1962 hasta 1963 cuando se llamó a
elecciones regulares. Arturo Illia, es el vencedor de las elecciones de Julio de 1963, que
había llegado al gobierno gracias a la decisión de llamar a elecciones de los “oficiales
azules”, que estaban detrás el gobierno de Guido. Sin embargo, el gobierno de Illia tuvo
rápidamente problemas, al no encontrar solución al tema del peronismo: ante la
pasividad del avance de la izquierda y a la violencia en los espacios públicos, los
militares decidieron nuevamente intervenir. El 28 de Junio de 1966 se produjo el golpe

157
Al respecto del período ver: Caimari, Lila M.: “La Era Peronista: 1943-1955”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999 – 2003,
págs. 299-323.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 120


de Estado que puso al General Juan Carlos de Onganía en el poder. Se proscribieron los
partidos y los sindicatos se enfrentaron directamente con el Estado en huelgas y
disturbios diversos. A fines de la década de 1970, el gobierno de Onganía estaba muy
debilitado, fuerzas extremistas contrarias al gobierno y a la burocracia sindical
comenzaron una serie de asesinatos políticos: Los Montoneros. En 1970 Roberto
Marcelo Levingston tomó la presidencia, pero sucumbió rápidamente por no dar una
clara respuesta al problema de la transición democrática. En 1971, asume el comandante
del Ejército, el General Agustín Lanusse. Frente a la grave crisis política del país,
Lanusse creyó sensato frenar a la guerrilla montonera y la F.A.R. (Fuerzas Armadas
Revolucionarias) mediante el regreso de Perón, además como forma de garantizar la
redemocratización (a pesar, incluso, de que Perón lo mandó a encarcelar por 4 años por
un alzamiento en 1951). Perón se negó a condenar a la guerrilla: las consecuencias
fueron nefastas, en el tira y afloja entre el presidente y Perón, su regreso al país se hizo
más lento y complicado y entre tanto la actividad guerrillera recrudeció. En Noviembre
de 1972 Perón regresa a la Argentina y se hace cada vez más presente e importante en el
ambiente político y deja a su delfín para las elecciones, Héctor J. Cámpora, quien será el
futuro presidente peronista. El 25 de Mayo el presidente elegido asume el poder y el
peronismo regresa como un partido democrático. Cámpora renunció rápidamente y
Perón, que ya había regresado definitivamente, comienza su campaña, y el 23 de
septiembre de 1973 es elegido con el 62% de los votos. El 12 de Octubre asume la
presidencia acompañado en la vicepresidencia por su esposa, María Estela Martínez de
Perón. Finalmente muere siendo mandatario el 1 de Julio de 1974.158
A la muerte de Perón asume su esposa que se mantiene en la presidencia por tan sólo dos
años, hasta 1976, debido a las presiones políticas de diversos sectores incluso del
peronismo, del cual ella era parte. Las luchas armadas entre montoneros, E.R.P.
(Ejército Revolucionario del Pueblo) y las F.A.R. por un lado, y los militares por otro,
llevan a que el 23 de Marzo de 1976 estos últimos se tomen el poder y depongan a la

158
Al respecto del período ver: Amaral, Samuel: “De Perón a Perón: 1955-1973”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003, págs.
325-360.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 121


presidenta. Asume como presidente el General Jorge Rafael Videla, quien realizó una
cruenta represión a las guerrillas que declinó en 1978 cuando éstas fueron vencidas. El
problema más grande, sin embargo, lo tenía dentro del ejército donde el faccionalismo
tornaba tremendamente inestable el problema de la sucesión y las luchas por el poder al
interior. Finalmente Videla logró imponer a su delfín el General Roberto Viola, el cual
llegó a la presidencia en 1981, pero que al momento de recibir un país con una economía
que no despegaba sus perspectivas en el gobierno se hacían muy cortas. El 11 de
Diciembre de 1981 Viola es destituido por el General Leopoldo Galtieri, lo que marca el
derrumbe de la etapa de relativa apertura que intentaba instaurar Viola hacia los
peronistas. El gobierno de Galtieri necesitaba revigorizarse, por lo que levantó una
guerra contra Gran Bretaña por las Islas Malvinas, a pesar de las intervenciones que
intentó realizar Reagan para persuadir a Galtieri de que desistiera. La derrota terminó
por hundir al gobierno de Galtieri que se ve obligado a renunciar y dar paso a un
gobierno militar de transición encabezado por el General Reynaldo Bignone en 1982,
que culminaría en 1983 con la elección del candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl
Alfonsín.159
La inestabilidad política argentina es impresionante, ni gobiernos elegidos
democráticamente ni instituidos por la fuerza son capaces de mantener sus mandatos
hasta el término de los plazos establecidos constitucionalmente. Sobre todo se observa
que desde la caída del Perón en 1955 la inestabilidad de la política, y falta de legitimidad
concedida por los actores sociales relevantes de la sociedad, hacia el proceso
democrático se tornara extremadamente aguda. Además se puede reconocer un período
de enorme inestabilidad posterior al Estado Populista del 50, que va de 1955 hasta 1983,
casi 30 años de pura deslegitimidad de las diferentes formas que adquiere el sistema
político, ya sean estas democráticas o autoritarias. También la creciente deliberación
política de los militares se torna una “costumbre” dentro de las instituciones castrenses y
en un grave obstáculo para la democracia.

159
Al respecto del período ver: Floria, Carlos: “Militarización y Violencia”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003, págs.
377-400.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 122


Tabla 2.4.15: Gobiernos de Facto y Gobiernos Interrumpidos en Chile y Argentina: 1920 – 1989.

Columna 1: Columna 2: Columna 3: Col. 4:% Gob. Col. 5: % Gob.


Nº Nº de Gob. Nº de Facto Interrumpidos
Intervalos de Gobiernos Interrumpidos Total de respecto del respecto del
de Facto (depuestos o Gobiernos Total de Gob. Total de Gob.
(1) renuncia) (2) (3) (1) / (3) (2) / (3)
Chile Argentina Chile Argentina Chile Argentina Chile Argentina Chile Argentina Chile Argentina
1 1920–32 1922–32 5 1 8 1 11 3 45 33 73 33
2 1932 –41 1932–42 0 0 0 1 2 2 0 0 0 50
3 1942–52 1942–51 0 2 0 2 2 4 0 50 0 50
4 1952–64 1951–62 0 2 0 3 2 4 0 50 0 75
5 1964–73 1962–73 0 3 1 4 2 7 0 43 50 57
6 1973–89 1973–83 1 4 0 3 1 6 100 67 0 50

Conclusión. Al observar la Tabla 2.4.15, en Argentina, a diferencia de Chile, se observa


una regularidad de gobiernos interrumpidos y de gobiernos militares a partir del golpe de
1943. En efecto, desde el intervalo 3 al 6 en las Columnas 1 y 2, se observa una
tendencia de al menos dos interrupciones de gobiernos y dos gobiernos de facto por
intervalo respectivamente. Por lo mismo la tasa de gobiernos de facto respecto del total
de gobiernos (Columna 4) del intervalo 3 al 6 es de al menos 43%. En Chile en cambio,
del intervalo 2 al 5 todos fueron gobiernos democráticos (ver Columna 1 y Columna 4).
A diferencia de Chile que en el primer intervalo (1920-1932) presenta una gran
inestabilidad tanto por el número de interrupciones a los gobiernos (Columna 2) como
por el número de gobiernos de facto (Columna 1), luego no presenta inestabilidad alguna
hasta 1973, correspondiente al último intervalo de la Tabla 2.4.15. Más dramático aún es
observar la Columna 5 donde en Argentina, a partir de 1932 hasta 1983, se interrumpió
más de la mitad de los gobiernos existentes, teniendo su punto de inflexión con un 75%
de gobiernos interrumpidos en el intervalo 4 (1951-1962). En Chile no existen
interrupciones de gobiernos desde el período que va desde 1932 hasta 1973, y como se
mencionó las interrupciones se concentran en el período 1924 - 1932 (correspondiente al
intervalo 1 de la Tabla) donde la tasa de interrupción alcanza un altísimo valor del 73%.
La explicación de ello, más que referirse a problemas de institucionalización del sistema
de partidos políticos, se relacionan con un proceso de acomodación de las fuerzas

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 123


políticas existentes con las que recientemente se incorporaban, en el marco del proceso
de crisis de la cuestión social.
En este punto es posible afirmar que un sistema de partidos políticos en la medida que
no tengan la legitimidad que conceden los actores relevantes de la sociedad, tornará más
factible el surgimiento del Populismo, como es el caso argentino. Durante el Estado
Populista de Perón este sistema pierde aún más legitimidad, posteriormente las
intervenciones militares aumentan y los gobiernos tienen cada vez más dificultades de
terminar en el período constitucionalmente establecido. El caso de Argentina así lo
confirma, al contrario de lo que se observa en Chile.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 124


CAPITULO 3
POPULISMO ECONÓMICO

3.1. Grado de desarrollo del Proletariado Urbano

El desarrollo de un contingente de trabajadores u obreros industriales se transforma en la


principal base de apoyo político de los movimientos populistas. Por otro lado, lo que
favorece a los populismos es que estas masas no estén previamente organizadas en
estructuras sociales autónomas, como es el caso de los sindicatos, para que así el Estado
pueda atribuirse su organización. La depresión económica mundial de 1929 afectó
fuertemente a muchas economías nacionales, especialmente a las latinoamericanas,
provocando que las condiciones de vida empeoraran, el desempleo aumentó y los
salarios cayeron. Lo que puso en duda el modelo de exportaciones e incentivó el
desarrollo industrial y crecimiento hacia adentro. En el contexto anterior, una condición
que facilita el surgimiento de formas de Populismo Económico es la existencia de ciertas
condiciones económicas estructurales previas: un contingente, relativamente importante,
de trabajadores urbanos e industriales.

Argentina. Desde comienzos de siglo se observa un cambio importante en la


composición de la fuerza de trabajo. La participación del trabajo en el sector agrícola
comienza a desacelerar su crecimiento, aunque la cantidad total de trabajadores crece
hasta 1955, lo que se entiende a la luz de un crecimiento más acelerado de otros sectores
de la economía. Como se aprecia en la Tabla 3.1.1, la fuerza de trabajo industrial
aumenta considerablemente, así también el porcentaje en la fuerza de trabajo total. Por
lo que durante el régimen militar de 1943 la fuerza de trabajo industrial, en la que Perón
iba a centrar su futuro gobierno y la misma que le retribuiría apoyo, alcanza a más de un
millón trescientos mil trabajadores, 23,74% de la fuerza de trabajo total. Este porcentaje
respecto del total de la fuerza laboral es similar al 20,11% de principios de siglo, lo que
muestra una importancia relativa de larga data del sector industrial en la economía

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 125


argentina. El Populismo Económico a su vez intensifica la actividad industrial lo cual se
observa, para este caso, en el creciente aumento de la fuerza de trabajo industrial y el
desacelerado crecimiento de la fuerza de trabajo agrícola durante el período peronista y
los años posteriores.
Otro aspecto a destacar respecto de los trabajadores industriales es la remuneración de su
trabajo. Durante los años anteriores al peronismo se observa que la variación porcentual
de los salarios es baja, aunque siempre estuvieron en crecimiento. El sorprendente
crecimiento que tienen los salarios industriales durante la administración de Perón –tanto
en el ministerio del trabajo o como Presidente de la República– se puede observar a la
luz de su alta variación porcentual, que es sólo superada en los años 1957 y 1959
posteriormente (ver Tabla 3.1.2).

Tabla 3.1.1: Fuerza de Trabajo por sectores (Agricultura, Industria y Minería)


en Argentina: 1900 – 1961*

Años Agricultura Industria Minería Años Agricultura Industria Minería


Nº % Nº % Nº % Nº % Nº % Nº %
1900-04 783 39,77 396 20,11 4 0,20 1949 2.011 27,99 1.752 24,38 34 0,47
1905-09 891 36,18 488 19,81 5 0,20 1950 2.005 27,35 1.777 24,24 34 0,46
1910-14 1.051 34,25 633 20,63 7 0,23 1951 1.999 26,79 1.799 24,11 35 0,47
1915-19 1.179 35,91 700 21,32 6 0,18 1952 1.994 26,68 1.822 24,38 40 0,54
1920-24 1.346 35,49 780 20,56 7 0,18 1953 1.965 26,66 1.742 23,63 41 0,56
1925-29 1.539 35,89 890 20,76 10 0,23 1954 1.936 25,87 1.804 24,11 42 0,56
1930-34 1.674 36,12 973 21,00 13 0,28 1955 1.906 25,03 1.902 24,97 44 0,58
1935-39 1.784 35,57 1.111 22,15 18 0,36 1956 1.877 24,21 2.003 25,84 45 0,58
1940-44 1.838 33,32 1.310 23,74 27 0,49 1957 1.848 23,29 2.078 26,18 45 0,57
1945-49 1.829 29,21 1.498 23,93 31 0,50 1958 1.818 22,56 2.147 26,65 47 0,58
1947 2.023 29,51 1.638 23,89 33 0,48 1959 1.789 21,98 2.214 27,20 45 0,55
1948 2.017 28,68 1.714 24,37 34 0,48 1960 1.759 21,69 2.134 26,31 45 0,55
1961 1.734 21,49 2.066 25,61 47 0,58
Fuente: elaborado en base a Díaz (1970), págs. 428-429.
*Los valores están expresados en miles de trabajadores.

Este crecimiento, durante el gobierno militar de 1943, hizo que los salarios llegaran a
crecer alrededor del 14%, pero especialmente durante gran parte del primer gobierno
peronista los salarios llegaron a crecer cerca del 40%, entre 1947 y 1949. Lo anterior es
importantísimo para entender el Populismo Económico ya que, como se verá más

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 126


adelante, el aumento salarial es una forma de legitimación vinculante del peronismo
respecto del trabajo urbano, en base a la lógica del gasto social y del dinero como
símbolo de la abundancia.

Tabla 3.1.2: Índice del Salario Industrial y su Variación Porcentual anual en Argentina: 1939 – 62.*

Año Índice Variación Año Índice Variación


1939 1,700 1951 12,365 25,241
1940 1,680 -1,176 1952 15,433 24,812
1941 1,744 3,810 1953 17,292 12,046
1942 1,840 5,505 1954 19,190 10,976
1943 1,917 4,185 1955 21,319 11,094
1944 2,108 9,963 1956 24,309 14,025
1945 2,415 14,564 1957 37,672 54,971
1946 3,099 28,323 1958 44,746 18,778
1947 4,275 37,948 1959 76,073 70,011
1948 5,981 39,906 1960 100,000 31,453
1949 8,244 37,836 1961 124,539 24,539
1950 9,873 19,760 1962 156,480 25,647
Fuente: elaborado en base a Díaz (1970), pág. 430.
*El Valor 100 del Salario Real corresponde a 1960.

Chile. La industria chilena no adquiere mayor importancia relativa en la fuerza de


trabajo total, como ocurre en Argentina. Su mayor participación se observa hacia la
primera mitad de la década del 50 con aproximadamente 19%, valor que se asemeja al
de Argentina a principios del siglo XX. Además la cantidad de trabajadores industriales
es de 430.988 personas en el mismo año, cantidad que en Argentina se observa ya a
principios de siglo. Pero sin duda, comparativamente, el hecho más categórico es que la
fuerza de trabajo industrial chilena tiene menor importancia que la fuerza de trabajo
industrial argentina a lo largo de todo el siglo XX. Se puede apreciar que la agricultura
siempre agrupó a más trabajo que la industria, lo que definiría a la economía chilena
como más tradicional (ver Tabla 3.1.3).
Por el lado de la minería, una de las principales fuentes de recursos nacionales, nacieron
las organizaciones laborales más importantes de principios de siglo XX, teniendo ésta
mayor significancia que en Argentina, ya sea como porcentaje de la fuerza laboral total o
como el total de los trabajadores mineros, sin embargo, el que dicho trabajo se

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 127


desarrollase lejano a los grandes centros urbanos no representó una condición favorable
para el surgimiento del Populismo, ya que es en los trabajadores urbanos (burocracia
estatal, trabajadores asalariados, industriales, etc.) que el populismo centra su actividad.

Tabla 3.1.3: Fuerza de Trabajo por sectores (Agricultura, Industria y Minería)


en Chile: 1915 – 80.

Agricultura y Industria Minería


Año Pesca
Nº % Nº % Nº %
1915 514.335 39,22 216.356 16,50 49.915 3,81
1920 537.188 39,99 190.125 14,15 59.255 4,41
1925 545.404 39,43 203.205 14,69 70.383 5,09
1930 568.295 38,91 221.776 15,18 83.418 5,71
1935 605.954 36,99 260.457 15,90 90.858 5,55
1940 666.377 36,25 315.761 17,18 104.650 5,69
1945 693.315 34,76 366.387 18,37 106.739 5,35
1950 687.964 32,22 412.424 19,31 107.023 5,01
1955 691.719 30,55 431.567 19,08 106.778 4,72
1960 678.098 28,39 431.523 18,07 89.072 3,73
1965 636.816 25,40 432.556 17,25 79.256 3,16
1970 575.520 21,35 452.326 18,46 80.904 3,00
1975 528.973 17,42 465.503 14,18 98.566 3,25
1980 582.283 16,66 496.974 13,28 90.296 2,58
Fuente: J. Braun et als. (2000), págs. 216-222.

El salario no sufrió grandes aumentos, sólo tuvo suaves crecimientos hasta 1971, sin
embargo, se aprecian grandes caídas, por ejemplo en 1931 y 1932 el salario disminuyó
un 36% y 25% respectivamente, posiblemente debido a la gran depresión de 1929, en el
marco de una economía abierta, dependiente y exportadora de materias primas (ver
Tabla 3.1.4). Otro aspecto a destacar es que en 1971 se alcanza un nivel de salarios aún
más alto que en 1995, pero rápidamente éste cae de forma estrepitosa con un 43% de
baja, en la medida en que el país entra en crisis hacia 1973.
Ahora bien, si observamos la Tabla 3.1.5, el salario industrial crece a mediados de 1940
respecto de la década anterior en un 7%, lo cual se condice con el impulso
industrializador del país durante el gobierno radical de Ríos. Nuevamente aumentan
durante la primera parte de la década de 1950 en 12%, sin embargo, hacia el final del

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 128


gobierno de Ibáñez estos caen gravemente. Un aumento notable se da hacia principios
del 60 respecto de la parte final de la década del 50, pero este aumento no es realmente
significativo ya que vuelve a retomar el nivel que se había alcanzado a principios del 50.
A diferencia de Argentina, los niveles de salario industrial chileno son muy oscilantes
entre bajas y alzas leves y no se observan aumentos realmente significativos que se
hayan mantenido en el tiempo.

Tabla 3.1.4: Índice del Salario Real (remuneraciones del trabajo) y su Variación Porcentual Anual
en Chile: 1920 – 1975*

Año Índice Variación Año Índice Variación Año Índice Variación


Salario % Salario % Salario %
1930 29,775 2,828 1946 37,438 -11,848 1961 56,058 6,667
1931 18,850 -36,692 1947 37,719 0,751 1962 58,685 4,686
1932 13,968 -25,899 1948 39,323 4,252 1963 53,430 -8,955
1933 16,327 16,889 1949 39,404 0,206 1964 51,678 -3,279
1934 19,335 18,423 1950 42,318 7,395 1965 58,685 13,559
1935 24,024 24,251 1951 42,407 0,210 1966 65,693 11,942
1936 24,220 0,816 1952 49,336 16,339 1967 74,452 13,333
1937 26,705 10,260 1953 40,747 -17,409 1968 75,328 1,177
1938 29,444 10,257 1954 37,629 -7,652 1969 80,583 6,976
1939 32,412 10,080 1955 36,016 -4,287 1970 87,590 8,695
1940 36,014 11,113 1956 43,716 21,379 1971 102,418 16,929
1941 36,463 1,247 1957 48,342 10,582 1972 84,962 -17,044
1942 35,210 -3,436 1958 49,073 1,512 1973 48,175 -43,298
1943 39,872 13,241 1959 49,235 0,330 1974 56,934 18,182
1944 39,885 0,033 1960 52,554 6,741 1975 54,306 -4,616
1945 42,470 6,481
Fuente: J. Braun et als. (2000), págs. 132-135.
*El Valor 100 del Salario Real corresponde a 1995.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 129


Tabla 3.1.5: Índice del Salario Industrial y su Variación Porcentual en Chile: 1920 – 1980.

Años Índice Variación


Salario %
1914-1916 116,0
1922-1924 111,5 -3,9
1938-1940 102,7 -7,9
1944-1946 109,9 7,0
1951-1953 123,3 12,2
1957 100,0 -18,9
1960-1961 129,8 29,8
Fuente: elaborado en base a Muñoz (1971), pág. 194.

Conclusión y Niveles de Inmigración. Gracias a la evidencia presentada, se observa que


las condiciones necesarias para el surgimiento del Populismo Económico son más
propicias en Argentina que en Chile. En efecto, existe una gran fuerza laboral en la
industria argentina, por ejemplo en 1947 hay aproximadamente 4 veces más trabajadores
industriales que en Chile (ver Tablas 3.1.1 y 3.1.3). Por otro lado, los salarios
industriales en Argentina crecen a tasas altísimas a partir de 1944 (y anteriormente ya
venían en alza), sin observarse ninguna disminución en las dos décadas siguientes, en
cambio en Chile el crecimiento es más bien errático alternando bajas fuertes en ciertos
períodos, con débiles alzas durante la mitad del siglo XX. Ello muestra que la industria
Argentina se erige como un bastión de importancia que no es posible apreciar en Chile,
donde patrones propios de una economía tradicional son dominantes.

Ahora bien, si se analizan las razones de la alta disponibilidad de mano de obra en


Argentina, es imposible descuidar un aspecto que influye de forma importante en la
formación del proletariado urbano, como son las migraciones. En las Tablas 3.1.6 y
3.1.7 se puede apreciar la diferencia altísima en lo que respecta a la población extranjera
para ambos países. En Argentina para 1914 la población extranjera bordea el 30% y en
Chile, hacia 1920, supera levemente el 3%. En cifras estos valores corresponden a más
de dos millones de extranjeros en Argentina, y a poco más de 120 mil extranjeros en
Chile. También se observa que para la década de 1860 ambos países poseen una

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 130


cantidad de población similar que no alcanza a los 2 millones de personas, sin embargo,
ya en 1895 en Argentina la población total bordea los 4 millones y en Chile solamente
existen 2,7 millones de personas. Gran parte de dicha diferencia para el censo de 1895 lo
aporta la población extranjera que en Argentina es de más de 1 millón de personas y en
Chile tan sólo de 79.056 personas. Este fuerte influjo extranjero ayudó a que la
población argentina sufriera un crecimiento demográfico muy rápido, y que además
pudiera disponer de gran cantidad de trabajadores para las diferentes labores productivas
que se desarrollaban.

Tabla 3.1.6: Población Total y extranjera Tabla 3.1.7: Población Total y Extranjera en
en Argentina, censos de 1869, 1895, 1914 Chile, censos de 1865, 1895, 1920

Año Argentinos Extranjeros Total Año Chilenos Extranjeros Total


número % número % número % número %
1869 1.531.359 87,84 211.933 12,16 1.743.292 1865 1.795.214 98,68 24.009 1,32 1.819.223
1895 2.950.384 74,60 1.004.527 25,40 3.954.911 1895 2.633.089 97,09 79.056 2,91 2.712.145
1914 5.527.285 70,10 2.357.952 29,90 7.885.237 1920 3.633.363 96,79 120.436 3,21 3.753.799
Fuente: Asdrúbal (1990), pág. 21. Fuente: Asdrúbal (1990), pág. 211.

Los datos de inmigración son también relevantes y muestran la alta entrada de personas
a suelo argentino, por ejemplo en 10 años, entre 1904 y 1914, llegaron 2.703.163.160 El
destino de las inmigraciones durante el siglo XIX y comienzos del XX se concentró en
las provincias del centro y el litoral. En efecto, en la Tabla 3.1.8, se aprecia que para
1914 la Capital Federal poseía más población extranjera que nacional y la provincia de
Buenos Aires en general, al igual que la Provincia de Santa Fe, concentraban
aproximadamente 35% de extranjeros respectivamente, para ese mismo año. Es
importante destacar que en la Capital Federal el porcentaje de hombres extranjeros es
casi un 30% (respecto del total de personas), y en general la población masculina supera
en casi 70 mil individuos a la femenina, lo que muestra que la población estaba siendo
afectada por un proceso inmigratorio –a diferencia de una sociedad con tasas migratorias

160
El valor corresponde a inmigrantes de segunda y tercera clase, obtenido en: Asdrúbal, Hernán Coord.
(1990): Inmigración y estadísticas en el cono sur de América: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay. OEA,
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, págs. 41-42.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 131


normales donde la cantidad de mujeres superaría levemente a la de hombres. Entonces la
migración se ofrece como mano de obra disponible para el tipo de trabajo industrial que
se gesta en regiones como ésta.

Tabla 3.1.8: Población Nacional y Extranjera en la Capital Federal y las Provincias de Buenos Aires
y Santa Fe, según censo de1914.*

Región Argentinos Extranjeros Total


Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Habitantes
Capital Número 349.463 403.506 752.969 455.507 332.338 787.845 1.540.814
Federal % 22,68 26,19 48,87 29,56 21,57 51,13
Prov. Bs. Número 693.804 668.430 1.362.234 454.602 249.329 703.931 2.066.165
Aires % 33,58 32,35 65,93 22,00 12,07 34,07
Prov. Número 299.300 284.399 583.699 205.268 110.673 315.941 899.640
Santa Fe % 33,27 31,61 64,88 22,82 12,30 35,12
Fuente: Asdrúbal (1990), págs. 21-23.
*Las tres regiones de la tabla representan, en el año 1869, el 77,94% del total de extranjeros; el año 1895
representan el 49,40%; y para el año 1914 representan el 76,66%.

Por otro lado, las principales inmigraciones provienen de italianos y españoles, y durante
los primeros 15 años del siglo XX se cuantifica la llegada de 2.816.514 personas, donde
un 40% corresponde a italianos y otro 40% a españoles.161
Al observar las profesiones u oficios de los inmigrantes destaca, principalmente, el
cambio producido entre las actividades realizadas. En efecto, en 1904 la cantidad de
Agricultores llegados es de 35%, y la suma de los porcentajes de Oficiales de Taller o
Fábricas más el de Jornaleros y Comercio (oficios propios de los centros urbanos) es de
aproximadamente 36%. Este panorama cambia diametralmente hacia 1912 donde el
porcentaje de inmigrantes Campesinos cae a 20% y el de Oficiales más Jornaleros y
Comerciantes se eleva por sobre el 50% (ver Tabla 3.1.9).
Los tipos de oficios de los inmigrantes así como su destino dentro de la Argentina sin
duda reafirma la premisa sobre las inmigraciones como factor que ayudó fuertemente a

161
Asdrúbal, Hernán coord. (1990): Inmigración y estadísticas en el cono sur de América: Argentina,
Brasil, Chile, Uruguay, OEA, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, pág. 50.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 132


conformar un contingente de trabajadores urbanos, futura base del proletariado industrial
y masa electoral de apoyo al Populismo.

Tabla 3.1.9: Profesión y Oficio de los Inmigrantes de Ultramar,


Argentina (2ª y 3ª clase): 1904 – 1912.

Agricultores Comercio Oficiales de Taller Jornaleros Otros


Año o Fábricas
número % número % número % número % número %
1904 44.730 35,62 7.812 6,22 14.602 11,63 23.457 18,68 34.966 27,84
1905 64.343 36,33 11.741 6,63 20.865 11,78 33.841 19,11 46.327 26,16
1906 90.346 35,78 15.190 6,01 35.361 14,00 44.761 17,72 66.878 26,49
1907 60.770 29,16 14.498 6,96 29.250 14,04 44.840 21,52 59.045 28,33
1908 77.637 30,37 16.406 6,42 30.388 11,89 55.398 21,67 75.791 29,66
1909 69.977 30,28 17.350 7,51 29.916 12,95 42.794 18,52 71.047 30,75
1910 78.882 27,23 15.274 5,27 35.898 12,39 75.967 26,23 83.619 28,87
1911 41.494 18,38 12.629 5,59 28.212 12,50 71.634 31,73 71.803 31,80
1912 65.271 20,18 14.489 4,48 35.532 10,99 113.403 35,07 94.708 29,29
Fuente: Asdrúbal (1990), pág. 50.

En Chile, sin embargo, ocurre una situación muy diferente. En el censo de 1895 se
contabiliza la mayor cantidad de extranjeros en zonas nortinas debido, principalmente, a
los territorios conquistados en la Guerra del Pacífico, por ello en la Provincia de
Tarapacá el número total de extranjeros alcanza a 32,32% respecto del total de
extranjeros en el país. Por otro lado en Atacama, la población extranjera en 1865 alcanzó
el 37,58% respecto del total del país. Además se puede esperar mayor cantidad de
extranjeros debido a la oferta laboral existente en zonas nortinas gracias a las
explotaciones mineras. También las regiones centrales fueron atrayentes para las
inmigraciones, así Santiago durante 1920 contaba con el 23,8% del total de extranjeros
en Chile y Valparaíso con 12,82% (ver Tabla 3.1.10).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 133


Tabla 3.1.10: Población Extranjera de algunas Provincias de Chile, censos 1865, 1895 y 1920.*

1865 1895 1920


Región Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total
Nº % Nº % % Nº % Nº % % Nº % Nº % %
Tarapacá 16.461 20,82 9.093 11,50 32,32 9.964 8,27 5.458 4,53 12,81
Antof. 4.069 5,15 2.141 2,71 7,86 10.813 13,68 4.909 6,21 19,89
Atacama 6.774 28,21 2.248 9,36 37,58 2.500 3,16 1.419 1,79 4,96 1.262 1,05 629 0,52 1,57
Valpo. 4.663 19,42 1.170 4,87 24,30 7.862 9,94 3.437 4,35 14,29 10.344 8,59 5.101 4,24 12,82
Santiago 1.719 7,16 693 2,89 10,05 7.993 10,11 4.224 5,34 15,45 17.487 14,52 11.181 9,28 23,8
Fuente: Asdrúbal (1990), pág. 212.
*Las provincias seleccionadas en la tabla representan, en el año 1865, el 71,92% del total de extranjeros;
para el año 1895 representan el 74,88%; y para el año 1914 representan el 70,89%.

Empero en Chile el influjo inmigratorio no produjo un aumento significativo en la


disponibilidad de mano de obra para actividades industriales: la gran mayoría de la
población extranjera se ubica en el sector Comercio para 1930, mientras la Industria se
ubica en el segundo lugar de las actividades con mayor participación de extranjeros,
además las cantidades son bajísimas respecto del total de individuos participantes de
dichas actividades (2,74% para la Industria y 7,99% para el Comercio), y mucho menos
respecto de los extranjeros en Argentina (ver Tabla 3.1.11).

Tabla 3.1.11: Población Extranjera según Actividad Económica en Chile: 1930.

Total Total de Total % de


Actividades Patrones Empleados Obreros activos Inactivos Extranjeros Actividad extranjeros
Agricultura 3.913 452 2.572 6.937 4.476 11.413 1.758.177 0,65
Minería 408 1.527 3.764 5.699 3.391 9.090 193.722 4,69
Industrias 6.535 2.381 5.004 13.920 8.256 22.176 809.757 2,74
Comercio 16.491 6.800 1.253 24.544 13.005 37.549 469.737 7,99
Navegación 157 611 1.323 2.091 340 2.431 40.449 6,01
Comunic. 461 399 702 1.562 1.315 2.877 171.419 1,68
Otros 4.050 3.511 718 8.279 11.648 19.927 844.184 2,36
Totales 32.015 15.681 15.336 63.032 42.431 105.463 4.287.445 2,46
Fuente: Asdrúbal (1990), pág. 227.

En definitiva, las condiciones más favorables respecto de la existencia de una cantidad


de trabajadores urbanos importante que facilitaran el surgimiento del Populismo ocurren,

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 134


indudablemente, en Argentina donde la formación del contingente de trabajadores
urbanos fue potenciado fuertemente por las inmigraciones a finales del siglo XIX y
comienzos del XX, lo cual fue diametralmente distinto al caso chileno.

3.2 Grado de desarrollo de la Industria y Existencia de Capital Extranjero en la


Economía Nacional

Un factor económico importante que contribuye al surgimiento de movimientos


populistas y políticas económicas nacionalistas es el capital extranjero. Éste estimula
fuertes rechazos por parte de trabajadores en general, y especialmente trabajadores
industriales, que ven en ello el origen de las paupérrimas condiciones laborales y de
vida. Además los movimientos populistas en su afán reformista y para conquistar a las
masas y mantener su apoyo, buscan la promoción de políticas económicas que
nacionalicen la industria. Sin el desarrollo en el país de la industria, nacional o de capital
extranjero, difícilmente surgirá un modelo económico desarrollista. En efecto, la
existencia de una industria relativamente extensa supone la existencia de una fuerza
laboral que sirve, políticamente, como apoyo a los proyectos populistas y,
económicamente, como base material para la industrialización sustitutiva.

Argentina. La industria argentina comienza su desarrollo ya hacia finales del siglo XIX,
aunque muy distinta a la industria característica de una economía desarrollada. Como se
puede apreciar a continuación, durante el último cuarto del siglo XIX y comienzos del
siglo XX la industria argentina tuvo un gran crecimiento respecto de la mayoría de los
períodos siguientes (ver Tablas 3.2.1).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 135


Tabla 3.2.1: Tasa de Crecimiento de la Tabla 3.2.2: Producción Industrial
Industria Argentina: 1875 – 1990. respecto del PIB en Argentina: 1900 - 1990

Período % de Período Porcentaje


Crecimiento 1900-1909 15,35
1875-1913 7,97 1910-1919 16,54
1913-1920 0,28 1920-1929 18,65
1920-1948 5,36 1930-1939 21,06
1948-1954 0,42 1940-1949 24,22
1954-1974 5,89 1950-1959 24,80
1974-1990 -2,02 1960-1969 28,28
1875-1990 4,66 1970-1979 27,23
Fuente: Barbero & Rochi (2003), pág. 265. 1980-1990 23,60
Fuente: Barbero & Rochi (2003), pág. 266.

A comienzos del siglo XX la producción industrial representaba más del 15% del PIB,
porcentaje que aumentará más de 10 puntos porcentuales durante la década del 40 (ver
Tabla 3.2.2). Sin embargo, la industria naciente durante el siglo XIX fue
considerablemente diferente a la que se desarrollará inmediatamente antes y durante el
Populismo de Perón. En efecto, el porcentaje de producción industrial que dominaba en
1914 era principalmente de bienes alimenticios, los cuales comprendían a más de la
mitad de la producción industrial argentina. Esta situación hacia 1947 se revierte en
cierta medida, ya que dicha producción cae a 34% y los cueros y textiles se elevan sobre
el 20%, mientras que la metalurgia y maquinarias alcanzan cerca del 15% y los
hidrocarburos poco más del 10% de la producción industrial. La industria argentina se
diversifica considerablemente, aunque la elaboración de bienes alimenticios conserva
aún gran importancia, lo que se relaciona con la hegemonía que conservará el campo,
aún en las etapas más fuertes de sustitución de importaciones. El panorama industrial se
transformará definitivamente hacia 1974 cuando la producción de metales y de
maquinarias, junto con los hidrocarburos, representan más del 50% de la producción
industrial, y la producción de bienes alimenticios es de sólo el 28% de la producción
industrial total. Lo anterior debe comprenderse a la luz de las políticas de
industrialización que continuaron los gobiernos burocrático-autoritarios de la década del
60 y comienzos del 70 (ver Tabla 3.2.3).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 136


Tabla 3.2.3: Porcentaje de Producción Industrial por Sectores en Argentina: 1914 – 1984.

Sector 1914 1935 1947 1954 1964 1974 1984


Alimentos, bebidas, tabaco 53 41 34 30 30 28 24
Textiles, cueros 11 21 26 23 16 13 13
Madera 5 3 5 4 2 2 2
Imprenta 2 6 5 4 4 4 5
Químicos, combustibles 3 10 11 12 19 20 29
Metalurgia, maquinarias 5 14 14 21 27 33 27
Otros 21 5 5 6 2 0 0
Fuente: Barbero & Rochi (2003), pág. 273.

Un aspecto de la economía argentina que favorece el surgimiento de los populismos es


la propiedad industrial extranjera. Ello provoca que se alberguen sentimientos de
rechazo y fuertes nacionalismos respecto de la gravitancia económica de lo extranjero.
Se aprecia que la inversión extranjera aumenta considerablemente a partir de la primera
parte de la década de 1910, produciéndose luego un aumento sostenido que finaliza,
aproximadamente, durante la primera mitad de la década del 30 (ver Tabla 3.2.4).

Tabla 3.2.4: Inversión Extranjera Privada en Argentina: 1900 – 1957.*

1900 1909 1913 1917 1923 1927 1931 1934 1940 1945 1949 1953 1955 1957
Cantidad 1.120 2.176 3.136 3.233 3.089 3.474 3.661 3.485 3.264 2.651 1.255 1.487 1.547 1.743
Fuente: Martorell (1969), pág. 91.
*Valores en Millones de dólares (US$) de la época.

Así para comienzos de dicha década la inversión extranjera se duplicó respecto de


principios de siglo, siendo los principales inversores capitales británicos y
estadounidenses (ver Tabla 3.2.6). También resulta importante destacar como la
economía argentina durante el primer quinto del siglo XX era sostenida de forma
importante por la inversión extranjera, que en el período que va de 1910 a 1914
representa cerca del 20% del PIB (ver Tabla 3.2.5).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 137


Tabla 3.2.5: Inversión Extranjera como Porcentaje del PIB en Argentina: 1900 – 1962.*

% de Inversión % de Inversión
Período Extranjera Período Extranjera
1900 - 1904 11,8 1935 - 1939 2,5
1905 - 1909 18,0 1940 - 1944 1,5
1910 - 1914 20,8 1945 - 1949 0,1
1915 - 1919 3,4 1950 - 1954 0,7
1920 - 1924 3,6 1955 0,3
1925 - 1929 4,8 1956 - 1962 1,3
1930 - 1934 3,2
Fuente: Martorell (1969), pág. 94.
* Promedios anuales.

Tabla 3.2.6: Estimación de las Inversiones de Capital Extranjero en Argentina: 1910 – 1931.*

País 1910 1913 1917 1920 1923 1927 1931


Gran Bretaña 65 59 58 58 62 57 51
Estados Unidos 1 1 3 2 6 14 20
Francia 18 15 14 13 13 12 11
Alemania 9 8 8 8 9 8 7
Otros 7 17 17 18 10 9 11
Fuente: elaborado en base a Beveraggi (1954), pág. 61.
* Los porcentajes fueron construidos en base a valores que representan sólo estimaciones y no son datos
estadísticos fidedignos, según la fuente. Los valores originales corresponden a millones de pesos oro de la
época.

Algo similar ocurre con el aumento de industrias extranjeras durante 1900 a 1930:

«[…] a new phenomenon appeared – the arrival of foreign capital, mostly


American and insubstancial amounts. From 1921 to 1930, forty-three
foreign companies established operations in Argentina as compared with
the thirteen that had done so between 1900 and 1920. In particular, they
invested in new expanding industries, such as cement, oil, pharmaceuticals,
chemicals, metals, home appliances, rubber, and automobile assembly».162

La inversión cae notablemente una vez iniciado el gobierno militar de 1943 y luego el
peronismo. La desaceleración de la inversión va sin duda alguna de la mano de la

162
Barbero, María Inés & Rocchi, Fernando (2003): “Industry”, en A New Economic History of Argentina,
Gerardo della Paolera y Alan M. Taylor eds., Cambridge University Press, pág. 272.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 138


desconfianza provocada por gobiernos nacionalistas que no garantizan la legalidad de
contratos e inversiones realizados por gobiernos anteriores. En efecto, las políticas de
nacionalizaciones que datan ya desde 1945 provocaron que la inversión extranjera
cayera en más de un 50% entre 1945 y 1949.163 Se estima que en la década del 20 se
establece definitivamente el dominio de los capitales extranjeros, que aumentan su
participación en la propiedad de las industrias en más de tres veces respecto del período
anterior y los montos de inversión extranjera se duplican. Además se observa que la
tecnificación y aumento de complejidad en el proceso de producción de las industrias
argentinas se debió al influjo de estos capitales extranjeros y no a la iniciativa de
capitales nacionales, que se resguardaron en las bondades que entregaba la agricultura,
bastión clásico de la oligarquía latinoamericana.

Chile. El desarrollo de la industria chilena es lento durante los primeros cuarenta años
del siglo XX. Solamente durante la década del 40 se produce un crecimiento mayor de la
actividad industrial, precisamente bajo el Gobierno de Juan Antonio Ríos. Este
crecimiento se concentra, principalmente, en 1941 cuando alcanza casi 5%, respecto del
año anterior y el crecimiento industrial en toda la década del 40 es de casi 10% (ver
Tabla 3.2.7).
Si en Argentina la producción industrial de la década de 1910 representaba el 15% del
PIB, en Chile representa un poco más del 10%, y sólo en la década del 50 esta actividad
se duplica (21,39%). El porcentaje más alto de producción industrial respecto del PIB es
alcanzado en la década del 60 con 24,09%. Respecto de otras actividades económicas
importantes, la Industrial es la única que aumenta su participación en el PIB, puesto que
tanto la Agricultura como la Minería caen considerablemente (ver Tabla 3.2.8), aunque
es conveniente aclarar que la minería no considera la actividad industrial que se puede
realizar en Chile con las materias primas obtenidas. Por lo mismo, en el Tabla 3.2.9, se

163
Para profundizar el análisis de las iniciativas de nacionalización ver: Martorell, Guillermo (1969): Las
Inversiones Extranjeras en la Argentina, Editorial Galerna, págs. 89-95.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 139


observa que para 1964 la industria metalúrgica representa un 21% de la actividad
industrial chilena.

Tabla 3.2.7: Crecimiento del Tabla 3.2.8: Producción Agrícola, Industrial y


Agro, Industria y Minería en Minera respecto del PIB en Chile:
Chile: 1915 – 1979. 1915 – 1979.

Años Agricultura Industria Minería Años Agricultura Industria Minería


1915-1919 -1,76 2,65 -0,44 nº % nº % nº %
1920-1929 -1,39 -2,92 4,30 1915-1919 243.611 12,37 210.884 10,64 533.174 26,56
1930-1939 0,05 1,98 -5,51 1920-1929 273.369 11,73 260.261 11,27 588.580 25,47
1940-1949 -1,69 9,57 -2,63 1930-1939 333.694 13,62 300.150 11,94 524.845 19,88
1950-1959 -0,84 0,67 -8,27 1940-1949 360.623 9,53 679.366 17,81 752.196 18,26
1960-1969 -2,93 2,75 -0,90 1950-1959 454.627 8,35 1.168.716 21,39 659.278 12,37
1970-1973 -1,12 1,32 -0,61 1960-1969 537.818 6,65 1.962.656 24,09 799.559 9,93
1974-1979 1,24 -4,16 1,50 1970-1979 618.874 6,05 2.443.376 23,74 981.215 9,61
Fuente: Elaborado en base a los Fuente: J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y
datos de J. Braun, M. Braun, Wagner (2000), págs. 25-33.
Briones, Díaz, Lüders y Wagner * La actividad sectorial del PIB está valorada en
(2000), págs. 25-33. Millones de Pesos de 1995.

La producción industrial de los años 60 se presenta como una condición favorable para
llevar a cabo políticas macroeconómicas populistas, aunque la producción industrial
como forma de desarrollo surge con fuerza ya en la década del 40, cuando ésta aumentó
en más de 100% respecto de la década anterior (de 300 mil millones a casi 700 mil
millones de pesos, Tabla 3.2.8). Sin embargo, la producción industrial sectorial en Chile
se mantiene fuertemente ligada a la producción de manufacturas básicas. Si bien los
porcentajes de producción de alimentos, bebidas y tabaco son casi idénticos a los de
Argentina, en Chile el desarrollo del sector metalúrgico es más lento y donde se
desarrolla más la industria es en el sector textil, cuero y caucho (ver Tabla 3.2.9).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 140


Tabla 3.2.9: Porcentaje de Producción Industrial por Sectores en Chile: 1914 – 1964

Sector 1914 1925 1937 1941 1947 1954 1964


Alimentos, Bebidas, Tabaco 57 49 42 36 36 32 31
Textiles, Cuero, Caucho 25 30 33 33 30 31 25
Maderas 8 6 6 10 6 3 3
Imprenta 3 2 4 5 5 4 5
Químicos y Minerales no metálicos 4 4 6 9 12 10 15
Metalurgia 4 8 9 6 12 18 21
Fuente: elaborado en base a Muñoz (1971), págs. 161-162.

El capital y la inversión extranjera es otro factor que puede favorecer el surgimiento de


políticas macroeconómicas populistas. En Chile, hacia 1914, la propiedad industrial
foránea superaba el 50% del total de industrias, sin embargo, ello no provocó que
inmediatamente surgieran políticas macroeconómicas que nacionalizaran efectiva y
masivamente la propiedad industrial (ver Tabla 3.2.10). En la Tabla 3.2.12, se observa
que la inversión extranjera no tuvo grandes aumentos sino hasta el período que
corresponde a la segunda parte del gobierno de Frei Montalva que alcanzó los 262,51
millones de dólares (1969-1970). Lamentable no se manejan datos referidos al período
1971-1973, pero en 1974 la inversión había caído de manera estrepitosa (4,06 millones
de dólares),164 lo que puede deberse a una serie de factores que afectaron la
“sensibilidad económica” de los inversores, ya sea por la corriente ideológica del
gobierno de Allende, los planes y nacionalización efectiva de las grandes industrias en
años anteriores, la situación política y económica crítica, entre otros. Es por ello que una
vez llegados los militares al poder y aplicado el modelo económico neoliberal las
inversiones rápidamente aumentan y en el período 1977-1979 llegan al orden de 761,15
millones de dólares.

164
Zabala, Ricardo (1985): Análisis y descripción de la Inversión Extranjera Directa en Chile: 1954-
1984, borrador preliminar para comentarios, Depto. de Economía U. de Chile, pág. 13.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 141


Tabla 3.2.10: Porcentaje de Propiedad Industrial por Origen en Chile: 1915 – 1925

Año Chilenas Extranjeras Mixtas Corp. y otras


1915 43 48 4 5
1917 45 47 3 5
1919 46 45 3 7
1921 46 44 4 6
1923 45 45 4 7
1925 43 46 4 7
Fuente: elaborado en base a Kirsch (1977), pág. 167; y Kirsch (1973), pág. 262.

Tabla 3.2.11: Inversión extranjera según países en Chile: 1954 – 1970; 1974 – 1984*

País 1954 – 1970 1974 - 1984


Estados Unidos 38,3 43,7
Canadá 23,2 1,4
Entidades Internacionales 24,6 0,6
Japón 2,4 2
España 1,5 8,5
Otros 10 43,8
Fuente: Zabala (1985), págs. 22, 24.
* Los porcentajes corresponden a la inversión materializada.

Tabla 3.2.12: Cantidad Inversión Extranjera en Chile: 1954 – 1979*

Período Cantidad
1954-1956 65,55
1957-1959 51,90
1960-1962 69,27
1963-1965 231,36
1966-1968 140,03
1969-1970 262,51
1974-1976 131,13
1977-1979 716,15
Fuente: Zabala (1985), pág. 13.
* Los valores corresponden a la sumatoria para cada período de años de la inversión materializada en
millones de dólares de 1980.

El país que hegemonizó las inversiones extranjeras en Chile fue Estados Unidos, anterior
a 1970 y posterior a 1974 (ver tabla 3.2.11), siendo el sector principalmente beneficiado
la minería (ver Tabla 3.2.13). Y como el capital extranjero se concentró en zonas
alejadas del centro chileno, ello no motivo el surgimiento de nacionalismos fuertes en

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 142


los grandes centros urbanos, y no es sino hasta la llegada de Allende al poder que el
régimen de las nacionalizaciones se intensificó. Lo que ocurrió en las regiones mineras
del norte fue el surgimiento de movimientos políticos de izquierda, que más allá de
luchar bajo la distinción ideológica de lo nacional / extranjero (propia del nacionalismo
populista), comprendieron el problema bajo una distinción más bien de clase (o del
Socialismo / Imperialismo). Esto ya desde la época de oro de las salitreras, lo que
provocó, entre otras cosas, que el aumento del gasto público centrado en lo urbano,
propio del Populismo Económico, no apareciera sino hasta años muy posteriores (finales
del 60 y comienzos del 70) respecto del caso argentino (década del 40).

Tabla 3.2.13: Porcentaje de Inversión Internada según Sector Económico en Chile: 1958 – 1970.

Sector %
Silvo Agropecuario 0,4
Industria 38,7
Minería 59,9
Servicios y Otros 1
Fuente: Zabala (1985): p. 18.

Comentarios finales. En Argentina se observa que el porcentaje industrial del PIB es


mayor que en Chile (ver Tabla 3.2.15), sin embargo, no por muchos puntos
porcentuales. Pero al observar los niveles del PIB de cada país se puede apreciar que
dichos porcentajes similares, encierran una diferencia abismal en términos comparados
(ver Tabla 3.2.14).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 143


Tabla 3.2.14: PIB Total y por Habitante en Argentina y Chile: 1875, 1890, 1900, 1915 – 1989.

Argentina Chile
Año PIB PIB por PIB PIB por
Total Habitante Total Habitante
1875 3.634 1.761 3.213 1.530
1890 8.978 2.659 5.500 2.075
1900 13.876 2.957 6.964 2.341
1915-1919 28.182 3.365 10.494 2.851
1920-1929 43.218 4.213 12.357 3.032
1930-1939 54.224 4.183 13.359 2.843
1940-1949 75.805 4.927 20.043 3.621
1950-1959 103.881 5.538 28.840 4.276
1960-1969 145.601 6.566 42.867 5.046
1970-1979 220.296 8.510 54.337 5.306
1980-1989 237.505 7.902 69.839 5.798
Fuente: J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 301-304, 309-312.
* El valor de PIB total corresponde al promedio de cada período expresado en Millones de Dólares de
1995, de la misma forma para el PIB por Habitante, pero expresados en Dólares de 1995.

Por ejemplo, si se observa el PIB promedio argentino de la década del 40 que es de


75.805 millones de dólares, el PIB promedio chileno es de tan sólo 20.043 millones de
dólares, una diferencia de casi 4 veces, que se mantiene durante la serie de tiempo
presentada. Así en la década del 70 el PIB promedio argentino es de 220.296 millones de
dólares y el chileno es de 54.337 millones de dólares. Desde esta perspectiva, la
producción industrial argentina de la década del 40 alcanza a 18.360 millones de dólares
y la chilena tan sólo a 3.570 millones de dólares. Además es imposible dejar de notar
que la producción industrial argentina en la década del 70 es mayor a todo el PIB de
Chile (ver Tabla 3.2.15). Esta diferencia en la actividad industrial de ambos países es
importante a la hora de considerar el surgimiento del Populismo Económico. En
consecuencia se espera que el surgimiento del Populismo argentino ocurra durante la
década del 40 y del 50, ya que su economía durante esos años, y los años anteriores,
tenía una gran capacidad industrial, a diferencia de la economía chilena que en tamaño
era considerablemente menor. Así pues en Chile el desarrollo industrial más tardío
provocó que experiencias populistas en la economía, comparablemente más laxas, se
retardaran hacia años posteriores a la mitad del siglo XX. Sólo en el período que

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 144


comienza en 1970 en Chile se alcanza un valor similar al de la actividad industrial
Argentina de la década de 1930, que es exactamente el período anterior a la época
peronista.

Tabla 3.2.15: PIB Total y Sectorial (Industria) en Argentina y Chile: 1915 – 1979.*

Período Argentina Chile


PIB Total Industria PIB Total Industria
1915-1919 28.182 4.661 10.494 1.117
1920-1929 43.218 8.060 12.357 1.393
1930-1939 54.224 11.420 13.359 1.595
1940-1949 75.805 18.360 20.043 3.570
1950-1959 103.881 25.762 28.840 6.169
1960-1969 145.601 41.176 42.867 10.328
1970-1979 220.296 59.987 54.337 12.898
Fuente: elaborado en base a J. Braun et als. (2000), págs. 309-312. * Los valores corresponde al promedio
de cada período y están expresados en millones de dólares de 1995.

En Argentina quien monopolizó la inversión extranjera fue Gran Bretaña, símbolo del
imperialismo del siglo XIX, y en Chile fue Estados Unidos potencia económica del siglo
XX, lo que se adecua tentativamente a lo temprano del surgimiento del Populismo
Económico en Argentina y al tardío surgimiento en Chile. Ahora bien, conviene destacar
un factor importantísimo como es la urbanización: en Argentina las inversiones
extranjeras tuvieron, en general, mayor repercusión, ya que muchas de ellas se centraron
en zonas urbanas lo que las hacía más visibles a los rechazos nacionalistas, surgidos
principalmente de las grandes ciudades. En cambio en Chile, la inversión extranjera se
centró en zonas alejadas de los centros urbanos, y no provocó el surgimiento de
Populismo Económico de forma temprana como en Argentina. Por ello las políticas
macroeconómicas de corte populistas, como se apreciará posteriormente, se ubicarán a
comienzos de 1970. Finalmente conviene subrayar que el rechazo ideológico al capital
extranjero se realizó bajo códigos distintos a los del nacionalismo populista.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 145


3.3 Del Modelo de Exportaciones Primarias a la búsqueda de la Industrialización con
Sustitución de Importaciones

Se mencionó anteriormente que la crisis del modelo económico de exportación primaria


de los países latinoamericanos es una condición ideal para la instauración de un “nuevo”
modelo económico populista. Sin embargo, la evidencia muestra que las economías
latinoamericanas siguen sosteniendo su economía en base a la exportación de materias
primas e incentivan la importación de bienes de capital para sostener la industrialización
creciente. Lo que supone una continuidad del modelo económico con transformaciones,
y preocupaciones crecientes del Estado, a nivel de la promoción industrial como
elemento central para el desarrollo, que es precisamente lo que caracteriza al Populismo
en su ámbito económico:

«[…] importa destacar que no se trata en realidad de un trastrocamiento


fundamental de la estructura del sistema, sino de un cambio en el
mecanismo de crecimiento que, sin embargo, sigue apoyado sobre el sector
exportador; en efecto, tanto el proceso de crecimiento hacia fuera como la
industrialización por sustitución de importaciones se dan dentro del marco
estructural de la economía dependiente primario-exportadora».165

En este sentido, y en el marco de un tipo de economía abierta al intercambio


internacional, se reconoce un punto de inflexión que afecta de forma importante la
estabilidad de dicho modelo: la crisis económica de 1929; provocando así la
intervención estatal y la industrialización planificada, sin desconocer el crecimiento
urbano e industrial secundario en torno a la dinámica del proceso de exportación de
materias primas:

165
Sunkel, Osvaldo (1970): El Subdesarrollo Latinoamericano y la Teoría del Desarrollo, Siglo XXI
Editores, pág. 355.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 146


«Para comprender dicha mecánica es importante destacar que el proceso de
sustitución se inicia como consecuencia de la crisis, con la pérdida de
dinamismo del modelo de crecimiento hacia fuera. En estas circunstancias,
las fuerzas políticas y sociales internas, y las influencias ideológicas y
políticas externas, presionan sobre el Estado para que éste procure niveles
de ocupación y condiciones de vida más elevados».166

En definitiva la crisis del 29 estimuló que los precios de las exportaciones cayeran, lo
cual afectó fuertemente a las económicas exportadoras de materias primas e incentivó
los proyectos de sustitución de importaciones. Hacia la década del 40 se produce un
auge respecto de la demanda de bienes agrícolas y materias primas en general, por parte
de los países en guerra, lo que provocó el ingreso de gran cantidad de divisas a los países
primario-exportadores. Sin embargo, la estabilización de los mercados europeos y
norteamericano al fin de la guerra provocó que, nuevamente, se deterioraran los
términos del intercambio y se intensificaran los proyectos de industrialización con
sustitución de importaciones. Así pues, las economías latinoamericanas dejan de
importar bienes de consumo e importan bienes de capital e insumos industriales, ambos
para abastecer y sostener la producción industrial nacional. Pero la demanda por bienes
de capital e insumos industriales tiende a exceder la cantidad de divisas existentes en el
país, y por otro lado la producción de bienes de consumo de industrias nacionales es
demandada gracias a la expansión del gasto público que tiende a superar los recursos
tributarios y los no tributarios del Estado.
La continuidad del proceso económico entre el modelo de exportación primaria y la
industrialización con sustitución de importaciones es simplemente que la economía
sigue basada, aún en tiempo de fuerte sustitución, en la exportación tradicional de
productos primarios, y principalmente en la importación de bienes de capital que, a
medida que la industria nacional comienza a diversificarse, desatan problemas de
financiamiento que empiezan a satisfacerse mediante inversiones extranjeras, créditos y
préstamos externos, públicos y privados. En la medida que los países procuran seguir
con estas políticas de industrialización aumentan considerablemente sus compromisos
166
Ibíd. pág. 356.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 147


externos y el consecuente problema en la balanza de pagos. Lo cual se debe a que la
industrialización nacional requiere de abastecimiento creciente de bienes de capital, y en
cierta medida de materias primas, lo que deja a las economías atadas al intercambio
comercial internacional, al igual que bajo el modelo primario exportador167, pero con
una creciente intervención estatal sobre diversos ámbitos, especialmente los referentes a
la macroeconomía.

Chile. Como es de esperar, en el marco de un intercambio económico desigual, el


porcentaje de las exportaciones respecto del PIB debió caer, independiente de sí se
llevasen a cabo proyectos de sustitución de importaciones, lo cual se debe a que el
intercambio se realizaba entre productos diferentes: se venden materias primas y se
compran manufacturas.

Tabla 3.3.1: Composición del Valor de las Exportaciones en Chile: 1940 – 1973.*

Años Mineras Agropecuarias Manufactureras


nº % nº % nº %
1940-1944 138,6 82,0 20,4 12,0 10,7 6,0
1945-1949 213,9 78,4 37,3 14,0 19,7 7,6
1950-1954 303,3 79,4 42,8 11,3 36,7 9,4
1955-1959 366,5 83,2 35,1 8,1 37,7 8,7
1960-1964 431,9 85,4 30,0 6,0 44,9 8,6
1965-1969 778,6 85,9 24,0 2,7 99,2 11,3
1970-1973 930,3 87,0 27,9 2,6 109,0 10,4
Fuente: elaborado en base a J. Braun et als. (2000), pág. 167.
*Millones de dólares de cada año y como porcentaje del total de exportaciones.

El proceso de sustitución de importaciones supone a su vez una ralentización mayor del


régimen exportador de materias primas, sin embargo, si se observa la Tabla 3.3.1, en lo
que corresponde a la minería, los porcentajes de exportación se mantienen similares
desde 1940 hasta 1973. El sector agropecuario en cambio cae a sus niveles más bajos de
exportación con 2,04% en 1973, considerándose que en 1946 éstas alcanzaban 17,2%

167
Al respecto: Ibíd. págs. 366-369.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 148


del total de exportaciones.168 Por su parte las manufacturas crecen su nivel de
exportación durante la primera parte de la década de 1940, manteniéndose luego en
niveles muy similares durante los próximos 30 años.

Tabla 3.3.2: Porcentaje de Exportaciones como Fracción del PIB


en Argentina y Chile: 1875, 1890, 1900, 1915-1974.

Año Argentina Chile


1875 18,8 6,8
1890 14,0 10,5
1900 13,5 10,7
1915 - 1924 13,8 11,0
1925 - 1934 12,6 10,1
1935 - 1944 8,2 9,2
1945 - 1954 4,6 6,9
1955 - 1964 3,6 5,4
1965 - 1974 3,4 5,2
Fuente: elaborado en base a J. Braun et als. (2000), págs. 325-328.

El modelo ISI supone el decrecimiento de los niveles de exportación primaria debido a


la utilización de las materias primas en el abastecimiento tanto de la población (ciertos
bienes agropecuarios básicos) como de las industrias (insumos diversos), lo que traería
como consecuencia la disminución de los niveles de exportaciones. En efecto, en la
Tabla 3.3.2 se aprecia que los niveles de exportaciones en Chile se reducen a la mitad
durante mediados del siglo XX respecto del período de apogeo del modelo exportador
(finales del siglo XIX al primer cuarto del siglo XX), principalmente afectados por la
pérdida de dinamismo exportador del sector agropecuario. Por su parte la exportación de
manufacturas que habían logrado crecer durante los años 50 y 60, en su proporción
respecto del total exportado, cae levemente durante los primeros años de la década del
70, en cambio la minería, que representó siempre el 80% de la exportación nacional,
alcanza sus niveles más altos en dichos años (ver Tabla 3.3.1). Si bien, la capacidad
exportadora de la agricultura diminuyó lo que sostuvo las exportaciones primarias en

168
Valores anuales desglosados de las exportaciones: Braun et als. (2000): Economía Chilena…, pág. 167.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 149


Chile fue la minería, por ello se observa, en la Tabla 3.3.3, el aumento de 13 puntos
porcentuales del período 1945-1947 al de 1964-1965.

Tabla 3.3.3: Porcentaje de Exportaciones de Materias Primas


en Argentina y Chile: 1945-1965.

Año Argentina Chile


1945-1947 66 72
1958-1960 72 85
1964-1965 73,2a 85
Fuente: Sunkel (1970), pág. 370.
a
Sólo año 1965.

A su vez, se espera que el régimen de importaciones se modifique, en la medida que


comienzan a aplicarse políticas macroeconómicas de industrialización sustitutiva. Así
las importaciones de bienes de consumo caen y se aumenta la importación de materias
primas y bienes de capital. Como se observa en la Tabla 3.3.4, efectivamente en Chile la
importación de bienes de consumo cae sostenidamente desde finales de la década del 20,
cuando representaba la mitad de las importaciones totales. Las importaciones de bienes
de capital alcanzan sólo al 18% y las de materias primas al 32,5% del total de
importaciones.
El estado de las importaciones varía de acuerdo a la lógica del modelo ISI. Durante la
primera mitad de la década del 50 la importación de materias primas ocupa el primer
lugar (43,3%) y los bienes de consumo caen considerablemente respecto de finales del
20 (31,32%), a su vez los bienes de capital incrementan su importación a un 25,38%
debido a la promoción industrial del país. Hacia la segunda mitad de la década del
sesenta el proceso de industrialización sustitutiva se intensifica relativamente y la
importación de bienes de capital es el principal ítem de importaciones (35,62%) y los
bienes de consumo el menor (30,85%). Y en la primera mitad de la década del 70 la
importación de bienes de consumo representa tan sólo 15,70%, los bienes de capital el
21,56% y los bienes intermedios un 62,74% (ver Tabla 3.3.4).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 150


Tabla 3.3.4: Composición del Valor de las Importaciones en Chile: 1928 – 1974*

Materias Bienes Bienes


Años Primas y de de
Combustibles Consumo Capital
nº % nº % nº %
1928-1929 55,83 32,50 84,21 49,50 31,36 18,00
1930-1934 26,91 43,81 31,01 40,19 14,15 16,00
1935-1939 36,54 43,00 31,93 37,60 16,85 19,40
1940-1944 64,36 49,83 46,86 36,33 17,48 13,85
1945-1949 115,75 47,84 75,42 31,60 52,53 20,56
1950-1954 147,11 43,30 108,38 31,32 86,97 25,38
1955-1959 148,67 35,61 122,72 29,29 147,98 35,10
1960-1964 175,91 29,95 200,76 34,17 211,41 35,89
Bienes Bienes de Bienes de
Intermedios Consumo Capital
1960-1964 186,37 31,76 187,20 31,83 214,51 36,41
1965-1969 260,23 33,53 239,66 30,85 277,78 35,62
1970-1974 843,41 62,74 185,66 15,70 278,24 21,56
Fuente: elaborado en base a J. Braun et als. (2000), págs. 170-171.
*Millones de dólares de cada año y como porcentaje del total de importaciones.

Ahora bien, para poder cuantificar la magnitud del deterioro económico facilitado por el
modelo de industrialización sustitutiva es necesario observar la crisis en la balanza de
pagos, específicamente el saldo de cuenta corriente que se compone, en forma genérica,
tanto de las exportaciones como las importaciones. El saldo de la cuenta corriente
comprende el saldo de la balanza comercial (exportaciones FOB, free on board, menos
importaciones CIF, cost, insurance and freight) y del saldo de la cuenta de servicios
(exportaciones de servicios menos importaciones de servicios). La lógica del modelo
indica que a medida que la ISI se intensifica se producirá el aumento de la importación
de bienes de capital y de materias primas, frente a los únicos productos con importante
capacidad productiva para ser exportados por países latinoamericanos: ciertos tipos
específicos de materias primas. Las consecuencias más directas es que los saldos de
cuenta corriente finalmente se empeoran, aún más que bajo la lógica del intercambio
desigual entre bienes de consumo de países industrializados y las materias primas de
países latinoamericanos. Como muestra la Tabla 3.3.5, en Chile se observa que durante
la década del 50 se obtienen saldos negativos en la cuenta corriente, sin embargo, son

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 151


relativamente bajos al ser comparados con la década siguiente, donde ya en 1961 se
alcanza un déficit importante de -295,1 millones de dólares de ese año. Pero no es sino
hasta la década del 70 cuando el modelo ISI deja sentir sus consecuencias más graves en
la balanza de pagos. Si bien a finales de la década del 60 el saldo de la cuenta corriente
es positivo, a principio de los años 70 ya comienza nuevamente el déficit, que se agrava
de forma creciente hacia el año 1972 cuando alcanza un valor de -473 millones de
dólares de ese año. Los altos valores del déficit finalmente se extiende por gran parte de
la década del 70.

Tabla 3.3.5: Balanza de Pagos en Cuenta Corriente en Chile: 1951 – 1977.*

Pagos Dona-
Exporta- Importa- netos ciones Saldo de
Año ciones ciones utilidad netas Cuenta
CIF FOB intereses privadas corriente
1951 419,2 396,9 67,5 0,6 -45,8
1953 382,0 398,0 44,3 1,0 -61,3
1955 535,5 432,7 78,3 1,8 22,7
1957 442,4 498,7 53,0 -1,3 -108,0
1959 488,0 471,9 57,9 -9,7 -32,1
1961 521,1 741,3 81,7 -6,8 -295,1
1963 564,0 682,0 90,0 -4,0 -204,0
1965 792,0 716,0 128,0 -10,0 -42,0
1967 995,0 867,0 198,0 -5,0 -65,0
1969 1307,0 1050,0 172,0 -1,0 86,0
1970 1251,0 1152,0 196,0 -2,0 -95,0
1971 1128,0 1214,0 118,0 -3,0 -201,0
1972 979,3 1310,0 147,7 -5,4 -473,0
1973 1434,2 1617,7 109,6 -4,8 -288,3
1975 1747,3 2042,2 284,1 -1,2 -577,8
1977 2530,2 2680,0 359,0 -15,9 -492,9
Fuente: CEPAL (1979), pág. 30.
* Millones de dólares de cada año.

En Chile el deterioro de los términos del intercambio se ve agravado más aún con el
modelo ISI, en el cual se tiende a disminuir la capacidad exportadora de bienes de
primarios e incrementar crecientemente la importación de bienes de capital y algunas
materias primas. Hacia finales de la década del 60 los términos del intercambio

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 152


mejoraron debido a que las exportaciones, en 1965, comenzaron a crecer, mientras que
el nivel de importación se mantenía relativamente constante, oscilando en un rango
estrecho. Así para 1970 se logra un índice relativo muy favorable de los términos del
intercambio debido al gran crecimiento del índice de las exportaciones, sin embargo,
éstas caen rápidamente y las importaciones se disparan provocando un nuevo deterioro
de los términos del intercambio (en 1970 el índice equivalía a 100 y en 1972 este
equivale a 72). Finalmente se observa que el deterioro de los términos del intercambio
en 1977 alcanza niveles similares a los de la década de 1950 (ver Tabla 3.3.6).

Tabla 3.3.6: Índices de Precios (Exportaciones e Importaciones) y Términos del Intercambio


en Chile: 1951 – 1977.*

Exportación Importación Términos


Año de de del
Bienes Bienes Intercambio
1951 52,2 85,4 61,1
1953 63,5 87,8 72,3
1955 62,4 95,9 65,1
1957 53,8 86,0 62,6
1959 52,2 93,1 56,1
1961 52,2 81,6 64,0
1963 53,8 92,2 58,4
1965 63,1 92,3 68,4
1967 77,8 98,6 78,9
1969 93,3 93,9 99,4
1970 100,0 100,0 100,0
1971 80,1 105,1 78,2
1972 78,5 109,8 72,0
1973 111,3 118,1 83,3
1975 113,2 147,3 58,7
1977 123,4 171,0 57,0
Fuente: CEPAL (1979), pág. 30.
* El año 1970 = 100.

Otro factor que compone el modelo ISI es el nivel de gasto fiscal utilizado para
estimular la demanda de bienes de consumo, aumentar los subsidios y sostener
competitivamente a las empresas públicas, para así activar el desarrollo industrial de la
nación. Durante la primera mitad de la década del 50 el país comienza a tener déficit

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 153


fiscales similares a los de principio de siglo (ver Tabla 3.3.8). Sin embargo, no es sino
hasta la primera mitad de la década de 1970 en que estos aumentan considerablemente.
Pero ello no se debe a que disminuyó el ingreso fiscal, por el contrario y como se
observa en la Tabla 3.3.7, éste aumentó, pero el gasto fiscal aumentó de manera mucho
mayor. Destacan sobre todo los aumentos del gasto fiscal de los años 1971 y 1972 que
superan enormemente los aumentos del ingreso fiscal. Es por ello que bajo el gobierno
de Salvador Allende (1970-1973) se identifican políticas de gasto fiscal lo más similares
al modelo ISI propio de Populismo Económico. Hacia 1973 se intentó contraer el gasto
fiscal en una medida importante, comparado con los dos años anteriores, pero también
los ingresos fiscales cayeron levemente y el déficit se mantuvo, y las políticas de
estabilización, en el marco de un aumento considerable de la inflación (ver Tabla 3.4.1)
fueron infructuosas al momento que la crisis política y económica se hacía irreversible.

Tabla 3.3.7: Ingreso y Gasto Fiscal


en Chile: 1965 – 1975*

Año Ingreso Gasto Año Ingreso Gasto


Fiscal Fiscal Fiscal Fiscal
1965 1.490.456 1.619.695 1971 2.085.733 2.950.035
1966 1.637.778 1.803.297 1972 2.380.306 3.744.236
1967 1.678.289 1.736.863 1973 2.370.215 3.110.713
1968 1.740.491 1.814.698 1974 2.711.458 3.303.028
1969 1.879.998 1.822.268 1975 2.948.951 2.986.076
1970 1.976.365 2.097.528
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), pág. 79
*Los datos presentados corresponden a millones de pesos de 1995.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 154


Tabla 3.3.8: Déficit Fiscal (Ingreso Fiscal menos Gasto Fiscal)
en Chile: 1915 – 1974.*

Años Millones de Pesos 1995 % del PIB


1900-1904 -170.712 -12.44
1905-1909 -157.448 -9.60
1910-1914 -289.737 -14.68
1915-1919 -36.963 -2,48
1920-1924 102.265 3,95
1925-1929 153.397 5,04
1930-1934 72.747 2,6
1935-1939 319.168 11,26
1940-1944 240.534 7,11
1945-1949 212.920 4,92
1950-1954 -468.862 -10,34
1955-1959 -181.706 -3,34
1960-1964 -1.143.356 -15,87
1965-1969 -369.783 -4,35
1970-1974 -3.621.465 -35,05
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 77-79.
*Los datos presentados corresponden a la sumatoria de los años para los intervalos señalados y están
calculados en millones de pesos de 1995.

Argentina. Los altos niveles de exportación argentina durante los comienzos del siglo
XX caen considerablemente en la década del 30, afectados en gran medida por la Gran
Depresión (ver Tabla 3.3.1). Sin embargo, estos niveles caen aún más en la década del
40, es decir, durante la plena aplicación del modelo de industrialización sustitutiva. Ya
en la segunda mitad de la década del 50 las exportaciones representan sólo el 3,6% del
PIB. A diferencia del caso de Chile, en Argentina se observa mayor apertura exportadora
durante comienzos del siglo XX y una aún más drástica caída de ésta hacia la década del
50. En los años 40 la exportación de materias primas en Argentina posee niveles
comparativamente bajos respecto Chile, que luego crecen levemente (década del 60) en
la medida que el modelo ISI comienza a diluirse y entrar en crisis (ver Tabla 3.3.2).
Aunque las exportaciones respecto del PIB cayeron (ver Tabla 3.3.1), los niveles de
venta de la agricultura hegemonizaron el intercambio comercial argentino (ver Tabla
3.3.9), inclusive durante los primeros años del gobierno de Perón la agricultura
representaba el 81,3% de las exportaciones. A pesar de ser un sector marginado por el
Estado aprovechó el gran valor que adquirieron los productos agrícolas durante la

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 155


segunda guerra mundial para sostener la economía, los planes de industrialización y el
aumento del gasto público en general.

Tabla 3.3.9: Composición del Valor de las Exportaciones Agrícolas en Argentina: 1939 – 1973*

Año Export. Agrícolas Resto de Export. Total de Export.


nº % nº % nº
1939-1942 56,8 76,0 17,9 24,0 74,7
1943-1946 93,5 68,2 43,6 31,8 137,1
1947-1950 195,8 81,3 45,1 18,7 240,9
1951-1955 311,6 76,5 95,7 23,5 407,3
1956-1960 2.282,8 82,8 472,8 17,2 2.755,6
1961-1965 7.322,6 77,2 2.168,2 22,8 9.490,8
1966-1970 19.678,5 65,4 10.426,5 34,6 30.105,0
1971-1973 40.800,8 61,8 25.271,5 38,2 66.072,3
Fuente: Cavallo y Mundlak (1982), págs. 147, 153.
* Los valores para las exportaciones están expresados en millones de pesos de cada año.

El modelo ISI, aplicado a partir de los años 40 en Argentina, provocó la caída de la


importación de bienes de consumo, pero a diferencia de Chile, durante los mismos años,
ya se apreciaban niveles considerablemente menores de importación para dichos bienes.
Los niveles de importación de bienes de capital también aumentaron, necesarios para la
industrialización sustitutiva, aumentando sobretodo a comienzo de los 60 respecto de
finales de los 30. Las materias primas y combustibles que aumentan su importación en el
caso del modelo ISI, para proporcionar suministro a la producción industrial,
comenzaron a disminuir hacia el 60 respecto de finales del gobierno de Perón, lo que se
puede entender bajo la lógica de la falta de poder adquisitivo de las divisas argentinas,
en otras palabras debido al deterioro de los términos de intercambio (ver Tabla 3.3.10).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 156


Tabla 3.3.10: Composición de las Importaciones en Argentina (Porcentajes): 1935 – 1963*

Año Bienes Consumo Bienes Capital Mat. industriales Prod. industriales


1900-1904 22,2 8,7 27,7 41,4
1905-1909 21,1 12,3 26,4 40,2
1910-1914 21,0 11,1 25,9 42,0
1915-1919 22,6 6,1 17,6 53,7
1920-1924 20,2 8,4 20,6 50,8
1925-1929 18,9 11,1 21,0 48,9
1930-1934 14,6 5,2 17,5 62,7
1935-1939 12,3 7,0 17,4 63,3
1940-1944 5,9 1,9 11,6 80,5
1945-1949 6,2 6,3 13,4 74,1
Mat. Primas Bienes
Bienes Consumo Bienes Capital Combust. Intermedios
1953-1954 8,3 22,6 37,2 31,9
1955-1959 5,9 22,2 34,4 37,5
1960-1963 4,6 33,5 18,2 43,7
Fuentes: del período 1900 a 1954 corresponde a Barbero & Rochi (2003), pág. 275; y del período 1953 a
1963 corresponde a Díaz (1970), pág. 517.

Se ha mostrado que bajo el modelo ISI se produce el aumento creciente de importación


de bienes de capital y materias primas para la industria nacional lo cual provoca saldos
negativos de la cuenta corriente de la nación. Sin embargo, debido al auge de los precios
de la agricultura provocados por la guerra, no es sino hasta la década del 50 que la
macroeconomía del peronismo cae en crisis. Los altos déficit de la cuenta corriente se
observan recién a partir de 1951 con -373,4 millones de dólares. Como el modelo de
industrialización no fue modificado en la década siguiente los saldos negativos
continuaron, en 1961, por ejemplo se obtiene un saldo de -614 millones de dólares.
Hacia 1976 el golpe militar intentó cambiar el modelo ISI (hacia una liberalización de
los mercados) lo que en parte mejoró el saldo de la cuenta corriente que en 1975 era ya
de -1.280,9 millones de dólares, frenando con ello los déficits, aunque agravando otros
aspectos de la economía (ver Tabla 3.3.11).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 157


Tabla 3.3.11: Balanza de Pagos en Cuenta Corriente
en Argentina: 1950 – 1977.*

Año Exportaciones Importaciones Pagos netos Donaciones Saldo de Cuenta


CIF FOB utilidad intereses netas privadas corriente
1951 1275,3 1603,0 33,0 12,7 -373,4
1953 1208,2 884,2 11,1 11,6 301,3
1955 1079,7 1313,3 21,2 2,7 -257,5
1957 1114,4 1431,2 12,6 2,2 -331,6
1959 1157,7 1134,1 40,3 3,2 -19,9
1961 1156,9 1656,6 101,6 12,7 -614,0
1963 1521,2 1249,5 68,0 0,0 203,7
1965 1636,0 1392,0 53,0 0,0 191,0
1967 1710,0 1381,0 194,0 0,0 135,0
1969 1914,0 1917,0 219,0 1,0 -223,0
1971 2110,0 2238,0 255,0 0,0 -383,0
1973 3722,9 2623,8 394,6 0,0 704,5
1975 3532,0 4390,5 428,5 -6,1 -1280,9
1977 6560,0 4767,0 508,0 -31,9 1316,9
Fuente: CEPAL (1979), pág. 24.
* Millones de dólares de cada año.

El deterioro de los términos del intercambio en Argentina se observa claramente


empeorado con la aplicación de la industrialización sustitutiva. El auge de los precios
agrícolas de la década del 40 comienzan a deteriorarse en gran medida por la
profundización del modelo, aunque la estabilización económica de la posguerra también
afectó. Hacia la década del 50 se observa un índice muy favorable de los términos del
intercambio que comienza a empeorar a medida que avanza la década: por ejemplo en
1951 el índice corresponde a 131,3 y en 1959 el mismo índice es 95,3. Luego, durante la
década del 60, el índice mejora levemente, y para 1973 este alcanza un gran nivel
(146,2), pero la profundización del modelo ISI es tal que finalmente se requieren
aumentos en la importación, frente a una exportación que cae hacia 1977 y nuevamente
los términos del intercambio logran valores muy similares a los de 1957 (ver Tabla
3.3.12).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 158


Tabla 3.3.12: Índices de Precios (de las Exportaciones e Importaciones) y Términos del Intercambio
en Argentina: 1950 – 77*

Año Exportación Importación Índice a Año Exportación Importación Índice a


1951 140,2 106,8 131,3 1965 94,2 86,3 109,2
1953 117,0 99,8 117,2 1967 95,4 85,9 111,1
1955 104,0 101,8 102,2 1969 97,2 89,7 108,4
1957 91,9 103,9 88,5 1971 114,0 104,6 109,0
1959 86,4 90,7 95,3 1973 186,3 127,4 146,2
1961 91,0 85,3 106,7 1975 224,3 213,4 105,1
1963 92,9 78,8 117,9 1977 200,9 246,5 81,5
Fuente: CEPAL (1979), pág. 24.
* El año 1970 = 100, a Términos del Intercambio.

El déficit financiero del sector público en Argentina se agudiza hacia finales del segundo
gobierno de Perón en 1954 y 1955 debido a los intentos de estimular la economía por el
lado de la demanda, lo cual se traduce en aumentos crecientes del gasto fiscal (ver Tabla
3.3.13). Uno de los principales sectores deficitarios del fisco son las empresas públicas,
las cuales aportan gran parte de este déficit junto con los gastos referidos a la cuenta de
capitales; en este sentido dicho déficit se puede interpretar en gran medida por el
proceso de industrialización sustitutiva, que tiende a favorecer la industrialización de
crecientes sectores de la economía sin ser estos naturalmente competitivos en el contexto
internacional. Otros aspectos que provocan este desbalance son el creciente gasto
gubernamental y en seguridad social, y aunque estos dos sectores no tengan déficit, si
obtiene cada vez menos ahorros hacia 1955, como muestra la Tabla 3.3.13. Hacia finales
de la década del 50 y principios del 60 la situación no se revierte y el gasto continúa
sosteniéndose sobre todo en el sector de seguridad social, obteniéndose en 1962 déficit
similares al de las empresas públicas.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 159


Tabla 3.3.13: Ingresos y Gastos del Sector Público en Argentina: 1950 – 1963*

Sector Público 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960 1961 1962 1963
Ingresos (1) 117 125 122 127 131 133 156 149 128 120 155 179 143 139
Cuentas
fiscales Gastos (2) 96 96 93 104 121 120 104 97 102 89 100 117 118 102
Ahorro (1)-(2) 21 29 29 23 10 13 52 52 26 31 55 62 25 37
Ingresos (1) 35 34 32 38 43 43 44 43 32 27 33 38 28 33
Seguridad
Social Gastos (2) 12 12 13 17 23 28 31 27 29 28 32 41 36 36
Ahorro (1)-(2) 23 22 19 21 20 15 13 16 3 -1 1 -3 -8 -3
con superávit (1) 14 10 13 11 12 9 18 22 15 24 17 16 13 10
Empresas
Públicas con déficit (2) 11 14 15 14 16 15 21 26 34 27 18 19 21 17
Ahorro (1)-(2) 3 -4 -2 -3 -4 -6 -3 -4 -19 -3 -1 -3 -8 -7
Ahorro Sector Público 47 47 46 41 26 22 62 64 10 27 55 56 9 27
Gastos en Cta. de Capitales 58 52 45 47 45 39 38 48 77 49 65 72 59 62
Déficit Financiero -11 -5 1 -6 -19 -17 24 16 -67 -22 -10 -16 -50 -35
Fuente: Díaz (1970), pág. 496.
* Los valores corresponde a billones de pesos argentinos de 1960.

Conclusión. El Populismo Económico, históricamente asociado a la industrialización


sustitutiva, es claramente más intenso en Argentina, concentrando su aparición durante
la década del 40 y manteniéndose, relativamente insertado en el modelo económico,
hasta el golpe militar de 1976. Esto promovió la fuerte industrialización característica de
Argentina, el gasto social, así como agravó problemas macroeconómicos tales como la
inflación y el déficit de la balanza de pagos. En Chile, por el contrario, los elementos de
la industrialización sustitutiva ocurren de forma fragmentada y mucho menos intensa.
Primero el salto industrializador y el cambio en el régimen de importaciones hacia los
años 40, lo que provoca luego los problemas de las cuentas fiscales y de cuenta corriente
durante la década del 50. Éstos se agravan drásticamente hacia principios de los años 70,
cuando recién el gasto social emerge de forma sin precedentes buscando estimular la
demanda agregada, sin poseer un régimen recaudador efectivo ni eficiente.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 160


3.4 La Inflación y el Gasto.

En este punto de la investigación resulta clave destacar las nociones sociales de los
fenómenos de la Inflación y el Gasto. La inflación, que consiste en el aumento general
del nivel de precios, y que refleja la pérdida de valor del dinero, se explica
principalmente porque la oferta monetaria crece más que la oferta de bienes y servicios.
Cuando esto ocurre, existe una mayor cantidad de dinero a disposición de las personas
para un conjunto de bienes y servicios que no ha crecido en la misma proporción. Ello
hace que el dinero resulte relativamente más abundante y que, como en el caso de
cualquier otra mercancía cuya oferta se amplía, tienda a reducir relativamente su valor,
haciendo que se necesite entregar más unidades monetarias para obtener la misma
cantidad de bienes. En este sentido la inflación es reflejo del desbalance producido en el
dinero en cuanto duplicación de la escasez. En consecuencia, el dinero no cumple la
función de asignar recursos escasos debido a que se ha producido una disminución de
los bienes transables, en este sentido el dinero representa alguna forma de abundancia.
Como se menciona a continuación:

«[…] el dinero opera en la medida que se lleva a cabo una duplicación de la


escasez. Exactamente lo contrario ocurre en una situación
hiperinflacionaria, donde lo que más bien sucede es que una cantidad
excesiva de dinero corre tras una cantidad demasiado pequeña de bienes. El
dinero pierde toda su referencia a la economía real y adquiere así una
función simbólica de carácter eminentemente social».169

El gasto desmedido, también denominado despilfarro, y uno de los principales factores


que facilita las explosiones inflacionarias, se enmarca en estricto rigor no dentro de una
economía capitalista, debido a la ausencia notoria de políticas de recaudación fiscal
efectiva, sino más bien dentro del marco de una “obligación recíproca” que busca erigir
un vínculo social de lealtad entre el líder y sus adherentes. Este tipo de acento en la

169
Cousiño y Valenzuela (1994): Politización y Monetarización…, págs. 118-119.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 161


economía se refiere propiamente a políticas macroeconómicas casi exclusivamente
redistributivas del ingreso, para estimular la demanda, y fortalecer el gasto de los
sectores medios y bajos urbanos que apoyan los populismos, y que constituyen lo que se
denomina la ‘economía del gasto’.
En este contexto la tasa de inflación, por una parte, permite identificar los períodos en
que el Populismo Económico se erigió en Latinoamérica. La Tabla 3.4.1, que presenta la
tasa de inflación para períodos de cinco años y su correspondiente variación porcentual
de cada período respecto del anterior, se pueden identificar altas tasas de inflación a lo
largo de la historia económica de cada país, así como las espectaculares tasas de
inflación de 4.243,99% de Argentina entre 1985 y 1989, y de 1.294,79% en Chile
durante 1970 a 1974. Sin embargo, la variación porcentual de un período X a otro X+1,
que indica el grado de crecimiento (o decrecimiento) de la tasa de inflación, es un mejor
indicador para observar el inevitable impacto de la macroeconomía populista en la
economía nacional, específicamente en los niveles de inflación que se comprenden bajo
la lógica del dinero como símbolo de abundancia. Si ponemos la atención en el indicador
mencionado se pueden identificar claramente dos períodos, uno para cada país, que se
ven profundamente afectados por las políticas macroeconómicas centradas en expandir
la demanda agregada.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 162


Tabla 3.4.1: Tasa de Inflación en períodos de cinco años
para Chille y Argentina: 1915 – 1989.*

Años Argentina Chile


Inflación variación % Inflación variación %
1915-1919 52,8 34,34
1920-1924 -9,02 -117,1 23,9 -30,4
1925-1929 -6,78 24,8 12,23 -48,8
1930-1934 -20,98 -209,4 27,11 121,7
1935-1939 17,4 220,5 30,57 12,8
1940-1944 11,26 -35,3 80,59 163,6
1945-1949 95,36 746,9 98,29 22,0
1950-1954 107,81 13,1 179,9 83,0
1955-1959 195,92 81,7 204,5 13,7
1960-1964 115,09 -41,3 126,58 -38,1
1965-1969 116,21 1,0 121,95 -3,7
1970-1974 190,61 64,0 1294,79 961,7
1975-1979 1136,77 496,4 702,87 -45,7
1980-1984 1340,81 17,9 107,64 -84,7
1985-1989 4243,99 216,5 99,32 -7,7
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 333-335.
* La tasa de inflación corresponde a la sumatoria de cada año para cada período.

Tabla 3.4.2: Tasa de Inflación según períodos de gobierno para Chile: 1915 – 1989.*

Período Chile
Inflación variación %
José Luis Sanfuentes (1915-1920) 48,9
Arturo Alessandri Palma (1920-1925) 17,0 -65,2
Período 1925-1932 23,0 34,9
Arturo Alessandri Palma (1932-1938) 31,6 37,6
Pedro Aguirre Cerda (1938-1942) 65,4 106,8
Juan Antonio Ríos (1942-1946) 60,6 -7,3
Gabriel González Videla (1946-1952) 112,4 85,5
Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958) 299,2 166,2
Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964) 159,8 -46,6
Eduardo Frei Montalva (1964-1970) 158,1 -1,1
Salvador Allende (1970-1973) 889,5 462,8
Augusto Pinochet, Gobierno Militar (1973-1989) 1279,0 43,8
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 333-335.
* La tasa de inflación corresponde la sumatoria de cada año para los períodos presentados

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 163


Tabla 3.4.3: Tasa de Inflación según períodos de gobiernos para Argentina: 1916 – 1989*

Argentina
Período de Gobierno
Inflación variación %
Hipólito Yrigoyen, Primera Presidencia (1916 - 1922) 34,1 -
Marcelo Torcuato de Alvear (1922 - 1928) -6,7 -119,5
Hipólito Yrigoyen, Segunda Presidencia (1928 - 1930) 0,0 -
José Félix Uriburu, Gobierno Militar (1930-1932) -22,6 -
Agustín Justo (1932-1938) 15,0 166,5
Roberto Ortiz - Ramón Castillo (1938 -1943) 15,3 1,5
Pedro P. Ramírez - Edelmiro Farrel, Gobierno Militar (1943 - 1946) 37,8 147,9
Juan Domingo Perón, Primera Período (1946 -1952) 157,5 316,4
Juan Domingo Perón, Segunda Período (1952 -1955) 20,3 -87,1
Eduardo Lonardi - Pedro Aramburu, Gobierno Militar (1955-1958) 69,6 242,3
Arturo Frondizi - José María Guido (1958-1963) 206,8 197,3
Arturo Illía (1963-1966) 86,0 -58,4
Juan C. Onganía - Roberto Levingston - Alejandro Lanusse, Gob. Militar (1966-1973) 219,6 155,3
Héctor Cámpora - Juan D. Perón - M. Estela Martínez (1973-1976) 649,0 195,6
J. Videla – R. Viola – L. Galtieri – R. Bignone, Gob. Militar (1976-1983) 1.225,2 88,8
Raúl Alfonsín (1983 -1989) 4.870,7 297,5
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 333-335.
* La tasa de inflación corresponde la sumatoria de cada año para los períodos presentados.

En Argentina en el período 1945–1949 se produce el mayor crecimiento de la inflación,


alcanzando un 746,9% de variación respecto del período anterior. En Chile a su vez la
mayor variación se produce en el período 1970–1974 con 961,7%.
Ahora bien, si se observa la Tabla 3.4.2, que muestra la tasa de inflación de cada
gobierno chileno y su respectiva variación porcentual respecto del gobierno anterior, se
pueden identificar exactamente los gobiernos que aplicaron políticas macroeconómicas
populistas, o que al menos produjeron el explosivo aumento de la inflación en Chile. Así
pues, donde se produjo un mayor aumento de la inflación fue en el Gobierno de
Salvador Allende entre 1970 y 1973. Lo mismo se puede apreciar en la Tabla 3.4.3 para
el caso argentino, y sin novedad se identifica el primer gobierno de Perón (1946 a 1952)
como aquel que obtuvo mayores aumentos de la tasa de inflación, por lo tanto, mayor
crecimiento en la abundancia de dinero respecto de la cantidad de bienes y servicios
existentes en la economía nacional.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 164


Las más altas tasas de inflación de cada período que no corresponden, necesariamente,
ni al gobierno de Perón ni al de Allende se produce debido a la gran cantidad de años
considerados en los períodos de gobierno (como por ejemplo el Régimen de Pinochet) o
bien a los altos crecimientos sin bajas en las tasas de inflación –pero en ningún caso
superiores al aumento producido por el Primer Gobierno de Perón–, que se fueron
manteniendo durante bastantes años hasta finalmente lograr hiperinflación (como por
ejemplo de 1966 a 1989 en Argentina).

Se ha mencionado que la forma de concretar un vínculo social de tipo presencial, en el


marco de experiencias sociales urbanas, es mediante el gasto. Al igual que en el modelo
premoderno de la Hacienda (donde el hacendado se legitima respecto de sus peones
mediante el gasto y la presencia constante ante ellos), en el contexto de los populismos
ocurre algo similar, ya que el líder se validad tanto gracias a las constantes apariciones
públicas en congregaciones masivas y ocupando la emergencia de medios de
comunicación de masas, así como mediante políticas centradas en el aumento del gasto
social.170
En Chile el mayor aumento del gasto fiscal ocurre en 1971 donde varía un 40,64%
respecto del año anterior, y 26,92% en 1972. Ambas son variaciones porcentuales
ocurridas bajo el Gobierno de Allende, la primera variación es la más alta de los 35 años
expuestos en la Tabla 3.4.4, y la segunda variación sólo es superada por la ocurrida en
1943 (aumento del 29%). Ciertamente los notables aumentos en el gasto fiscal situan el
desarrollo del Populismo Económico para Chile a comienzos del 70 bajo el Gobierno de
la Unidad Popular. El gasto fiscal, específicamente social, también encuentra sus
mayores porcentajes respecto del PIB bajo el gobierno de Allende, como en 1972 que
alcanza el 13,88% (destacándose los ítems de educación, previsión y salud) y el total del
gasto fiscal un 34,97% (ver Tabla 3.4.5). Para el caso Argentino, la Tabla 3.4.6 muestra
el crecimiento del gasto fiscal, desglosado en los Gastos Generales del Gobierno y el
Gasto en Seguridad Social. Los dos mayores aumentos en la variación porcentual de

170
Cousiño y Valenzuela (1994): Politización y Monetarización…, pág. 114-120.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 165


Gastos en Seguridad Social se reconocen hacia finales del Segundo Gobierno de Perón,
los años 1953 y 1954.

Tabla 3.4.4: Gasto Fiscal y su Variación Porcentual en Chile: 1940 – 1975.

Año Gasto Fiscal Variación Año Gasto Fiscal Variación


en Pesos 1995 % en Pesos 1995 %
1940 412.620 1958 1.093.126 6,78
1941 470.006 13,91 1959 1.270.896 16,26
1942 436.067 -7,22 1960 1.297.339 2,08
1943 562.509 29,00 1961 1.343.720 3,58
1944 530.044 -5,77 1962 1.532.977 14,08
1945 581.156 9,64 1963 1.452.120 -5,27
1946 581.781 0,11 1964 1.392.734 -4,09
1947 623.607 7,19 1965 1.619.695 16,30
1948 670.970 7,60 1966 1.803.297 11,34
1949 592.997 -11,62 1967 1.736.863 -3,68
1950 677.556 14,26 1968 1.814.698 4,48
1951 736.068 8,64 1969 1.822.268 0,42
1952 912.653 23,99 1970 2.097.528 15,11
1953 952.259 4,34 1971 2.950.035 40,64
1954 824.504 -13,42 1972 3.744.236 26,92
1955 930.533 12,86 1973 3.110.713 -16,92
1956 915.603 -1,60 1974 3.303.028 6,18
1957 1.023.678 11,80 1975 2.986.076 -9,60
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 78-79.

Tabla 3.4.5: Gasto Social y Fiscal como porcentaje del PIB en Chile: 1970 – 1979.

Tipo de Gasto Social 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979
Salud 1,62 2,12 2,56 2,57 1,98 1,69 1,36 1,43 1,38 1,21
Asistencia Social 0,26 0,50 0,26 0,49 0,43 1,13 1,52 1,24 1,48 0,87
Vivienda 0,89 1,69 1,53 2,08 1,89 0,88 0,75 0,77 0,53 0,54
Previsión 2,47 4,09 3,95 2,43 2,26 2,68 2,27 2,83 2,76 2,74
Educación 3,79 4,85 5,39 4,14 4,16 3,60 3,51 3,90 3,64 3,53
a
FNDR 0,07 0,21 0,19 0,29 0,29 0,29 0,58 0,45 0,41 0,36
Total Gasto Social 9,10 13,46 13,88 12,00 11,01 10,27 9,99 10,62 10,20 9,25
Total Gasto Fiscal 21,09 27,22 34,97 30,76 32,35 33,58 30,03 30,01 29,38 24,75
Gasto Social / Gasto Fiscal 0,43 0,49 0,40 0,39 0,34 0,31 0,33 0,35 0,35 0,37
Fuente: elaborado en base a Haindl, Budinich e Irarrázabal (1989), pág. 35, donde se obtiene el Gasto
Social desglosado; y en J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), pág. 79, se obtiene el
total del Gasto Fiscal como porcentaje del PIB.
a
Fondo Nacional de Desarrollo Regional.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 166


A su vez los dos mayores aumentos en la variación porcentual en Gastos Generales del
Gobierno se encuentran en 1954 y 1961 con un 16,35% y 17% respectivamente,
indicando que bajo el gobierno de Perón se realizaron los mayores aumentos en gasto de
la década del 50. Lamentablemente, en la Tabla 3.4.6, no se cuenta con datos anteriores
a 1951, en donde probablemente se podrían apreciar otros aumentos importantes en el
Gasto Fiscal, durante el primero gobierno peronista.

Tabla 3.4.6: Gasto Fiscal y su Variación Porcentual en Argentina: 1950 – 1963.*

Gastos Generales del Gastos en Seguridad Gasto Fiscal


Año Gobierno Social Total
nº % variación % nº % variación % nº variación %
1951 96 88,89 12 11,11 108
1952 93 87,74 -3,13 13 12,26 8,33 106 -1,85
1953 104 85,95 11,83 17 14,05 30,77 121 14,15
1954 121 84,03 16,35 23 15,97 35,29 144 19,01
1955 120 81,08 -0,83 28 18,92 21,74 148 2,78
1956 104 77,04 -13,33 31 22,96 10,71 135 -8,78
1957 97 78,23 -6,73 27 21,77 -12,90 124 -8,15
1958 102 77,86 5,15 29 22,14 7,41 131 5,65
1959 89 76,07 -12,75 28 23,93 -3,45 117 -10,69
1960 100 75,76 12,36 32 24,24 14,29 132 12,82
1961 117 74,05 17,00 41 25,95 28,13 158 19,70
1962 118 76,62 0,85 36 23,38 -12,20 154 -2,53
1963 102 73,91 -13,56 36 26,09 0,00 138 -10,39
Fuente: elaborado en base a Díaz (1970), pág. 496.
* Los valores corresponde a billones de pesos argentinos de 1960.

El Gasto Fiscal Total como porcentaje del PIB obtiene también sus índices más altos
durante el gobierno de Perón, entre 1950 y 1954. Las Transferencia a Personas, como
porcentaje del PIB tiene su valor más alto en 1961 y su segundo valor más alto en 1954.
Los porcentajes más altos de subsidios respecto del PIB se encuentran concentrados
durante el Gobierno de Perón, en los años 1950, 1954 y 1955. Lamentablemente no se
poseen datos anteriores a 1950 referidos a gastos de transferencia a personas, subsidios y
pago de intereses de la deuda pública. Por el lado de los Gastos del Gobierno, los más
altos porcentajes se concentran durante el primer gobierno de Perón y bajo el Gobierno

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 167


Militar de 1943, ubicándose estos valores en los años 1944, 1945, 1948, 1949 y 1950
(ver Tabla 3.4.7). Estos datos están indicando claramente que el Populismo Económico
en Argentina se situó durante los años de emergencia del peronismo (1946-1955). Pero
además se distingue cierta tendencia populista económica durante los primeros años del
60, bajo el Gobierno de Arturo Frondizi, en los cuales el gasto fiscal alcanza también
altos índices.

Tabla 3.4.7: Gasto Fiscal como Porcentaje del PIB en Argentina: 1940 – 1961

Año Gastos del Transferencias Intereses deuda Subsidios Gasto Fiscal


Gobierno a Personas pública Total
1940 10,83
1941 10,08
1942 9,59
1943 10,46
1944 12,00
1945 12,44
1946 11,07
1947 10,96
1948 13,01
1949 12,93
1950 12,38 3,22 0,64 3,22 19,45
1951 9,00 3,00 0,60 3,00 15,60
1952 10,43 2,61 0,61 1,74 15,39
1953 10,00 3,08 0,46 3,08 16,62
1954 10,34 4,14 0,41 4,83 19,72
1955 10,40 4,05 0,40 4,05 18,90
1956 10,09 4,13 0,41 2,29 16,93
1957 8,87 3,55 0,21 2,48 15,11
1958 9,57 4,03 0,15 3,02 16,78
1959 8,49 3,85 0,19 2,65 15,17
1960 8,73 4,06 0,22 2,03 15,05
1961 9,76 4,97 0,24 2,00 16,97
Fuente: elaborado en base a Díaz (1970), págs. 396-399.

En base a la evidencia presentada, en lo que respecta a las dimensiones del gasto y la


inflación, el Populismo Económico se desenvuelve, tanto en Argentina como en Chile,
durante la décadas del 40 y 50, y durante comienzos del 70 respectivamente. Es en esos
períodos que el Populismo Económico se observa bajo el aumento explosivo del gasto

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 168


social y los consecuentes aumentos de los índices de inflación. Sin embargo, si se
comparan las magnitudes de los gastos como de los niveles de inflación, el caso
Argentino es ciertamente más intenso, además de prolongado.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 169


CONCLUSION

El Populismo Latinoamericano fue definido como un tipo particular de configuración


social, propia de Latinoamérica de gran parte del siglo XX, la cual, en cuanto impulsada
desde el Estado al resto de los ámbitos sociales, adquiere generalización a nivel
nacional, es decir, el Estado se transforma en el regente de la sociedad y garante de su
correcto funcionamiento.
La literatura que generalmente analiza el Populismo Latinoamericano, ha dejado fuera
de esta categoría al caso chileno, ubicándolo como la excepción a la regla.
Evidentemente, el Populismo en su variante política no tuvo las condiciones necesarias
para surgir, aunque de ello no puede desprenderse negar que el intento de Ibáñez iba en
esa línea. Lo novedoso es más bien que el caso chileno si tuvo una forma de Populismo,
relativamente importante, en la variante económica. Ambas variantes, el Populismo de
Ibáñez y el Populismo Económico de los años 70 presentan dimensiones, que en otros
trabajos no fueron analizadas sistemáticamente, que ubican al caso chileno dentro de las
experiencias populistas latinoamericanas, no obstante en el extremo menos intenso.

Entonces, es pertinente realizar la pregunta que indaga en explicar el fenómeno del


Populismo Latinoamericano en torno a las condiciones que llevaron a que ambos casos
divergieran por caminos distintos.
Sin duda alguna, una condición central que ayudó enormemente para el surgimiento del
Populismo Latinoamericano (político y más indirectamente de forma económica), fue el
ensanchamiento del padrón electoral. Lo cual se asocia con la debacle de la oligarquía o
la pérdida de fuerza política de los sectores más conservadores de la sociedad (en modo
general: la crisis y desaparición del estado oligárquico). Este ensanchamiento se produjo
de forma temprana en Argentina con la Ley Saenzs Peña, transformándose en una
condición esencial para el surgimiento del Populismo. Posteriormente las reformas que
le entregaron la capacidad de votar a las mujeres, una vez instaurado el Populismo,
provocaron un aún más intenso arraigo del fenómeno en Argentina.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 170


En el aspecto económico, además de la fuerte industrialización previa, que sirve como
base para el desarrollo de la ISI, se puede apreciar una mayor riqueza relativa de la
Argentina a diferencia de Chile. Efectivamente la segunda guerra mundial hizo que las
divisas argentinas aumentaran fuertemente, lo que ayudó a que los gobernantes,
específicamente Perón, pudieran gastar intensamente y con ello legitimar el nuevo
modelo de Estado. Ciertamente en Chile aquella abundancia no se encontró durante la
época de Ibáñez, definitivamente no pudo gastar debido a la escasez de recursos fiscales,
de divisas y a los crecientes controles económicos estadounidenses que se plasmaron en
la comisión Klein-Sacks durante mediados de la década del 50. No es sino hasta la
década del 70 que Chile entra en espirales crecientes de gasto que se ven rápidamente
reprimidas por las restricciones de las arcas fiscales y el posterior golpe militar que
vuelva a contraer la economía.

Finalmente, surge la necesidad de explicar la intensidad del fenómeno populista en


Argentina, respecto del caso chileno, para lo cual es pertinente observar un aspecto
clave: “lo urbano”. El fenómeno populista es eminentemente urbano, siendo esta una
condición central que puede explicar la recurrencia e intensidad del caso argentino. Se
debe dejar claro que las altas concentraciones de personas en las ciudades no son
utilizadas en su mayoría en la industria, ciertamente parte importante de la fuerte
inmigración extranjera y campo-ciudad se utiliza en sectores terciarios de la economía,
como el comercio, los servicios o la burocracia estatal, haciendo que la urbanización en
general, y no sólo la industrialización, contribuyan al Populismo, pero una urbanización
acompañada con fuerte industrialización potencia aún más el fenómeno. Como se
aprecia en las Tablas 4.1 y 4.2, Argentina contaba con mayores tasas de urbanización
que Chile, así un 62,49% de la población argentina se ubicaba en centros urbanos para
1947, y en Chile esa población alcanza tan sólo a 60,70% en 1952. Teniendo en
consideración que los años de comparación son distintos, esta diferencia no es tan
abultada, sin embargo, se torna bastante más notoria cuando se entiende por
urbanización a las localidades de más de 2.000 habitantes, que en Chile alcanza sólo a

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 171


58,55%, en cambio en Argentina es de 63,87%, este último porcentaje corresponde a
más de 10 millones de habitantes, de los cuales 6 millones se concentran sólo en la
Provincia de Buenos Aires171 muy rica en industrialización y fecunda en explosión
urbana. Lo cual difiere bastamente del caso chileno, donde la actividad económica es
eminentemente extractiva y se ubica alejada de los grandes centros urbanos, con el cobre
hacia el desierto en el norte grande (Chiquicamata) y en la sexta región (El Teniente), y
el carbón en la octava región (Lota); así la urbanización de Santiago, principal centro de
aglomeración urbano de Chile, carece de niveles importantes de industrialización
(respecto de Buenos Aires), siendo más bien una urbanización basada económicamente
en el sector terciario de la economía.
Ya en 1960, Argentina cuenta con tan sólo un cuarto de población rural respecto del
total, y Chile lentamente comienza a migrar hacia los centros urbanos, alcanzando un
68,19% de población urbana. A comienzo de los 50 Chile era un país poco urbanizado,
más bien rural, a diferencia de Argentina que proporcionalmente respecto del total de su
población estaba más fuertemente urbanizado. Es más si comparamos numéricamente la
población urbana en 1950, el contraste aumenta exponencialmente, pudiéndose apreciar
que sólo la Provincia de Buenos Aires posee mayor cantidad de población urbana que
todo Chile. Nuevamente las condicionantes del Populismo se tornan más favorables en
el caso argentino. El Populismo requiere de la concentración espacial de la población
que ve en la aparición constante del líder (presencial o mediáticamente) y en el creciente
gasto en bienestar para el trabajo formal y urbano, la legitimación necesaria.

171
La población urbana de la Provincia de Buenos Aires en 1947 es de 6.030.225 personas, la población
que vive en localidades de más de 2.000 habitantes es de 6.166.092 habitantes. Lo que se conoce como el
Gran Buenos Aires involucra a la población “aglomerada” que habita en la Capital Federal y en los
partidos General San Martín, Lanus, Lomas de Zamora, Morón, San Isidro, 3 de Febrero, Vicente López,
Avellaneda, General Sarmiento y Quilmes. Comprende además parte de la población de los partidos de La
Matanza, Almirante Brown, Merlo, Moreno, Esteban Echeverría, Tigre, Florencio Varela, Berazategui,
San Fernando, Escobar, Pilar, San Vicente, General Rodríguez, Marcos Paz, Cañuelas y La Plata, y
concentra a 4.748.723 habitantes en 1947, aproximadamente un tercio de toda la población argentina. Esta
proporción poblacional se mantiene así hasta el censo de 1980. Al respecto ver CEPAL (2001):
Urbanización y Evolución de la Población Urbana de América Latina: 1950-1990. Boletín demográfico,
CEPAL año XXIII, edición especial Mayo 2001, CELADE, división de población, Santiago de Chile,
págs. 27 y 33.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 172


Tabla 4.1: Población Urbana y Rural en Chile: 1952-1982.

Chile 1952 1960 1970 1982


nº % nº % nº % nº %
Población Total 5.932.995 7.374.115 8.884.768 11.329.736
Población Urbana Total 3.601.612 60,70 5.028.060 68,19 6.675.137 75,13 9.316.120 82,23
Población Rural Total 2.331.383 39,30 2.346.055 31,81 2.209.631 24,87 2.013.616 17,77
Pobl. localidades de 2000 y más hab. 3.473.598 58,55 4.775.742 64,76 6.378.762 71,79 8.886.459 78,43
Pobl. localidades de menos de 2000 hab. 2.459.397 41,45 2.598.373 35,24 2.506.006 28,21 2.443.277 21,57
Fuente: extraído de CEPAL (2001), pág. 61

Tabla 4.2: Población Urbana y Rural en Argentina: 1947-1980.

Argentina 1947 1960 1970 1980


nº % nº % nº % nº %
Población Total 15.893.815 20.013.793 23.364.331 27.949.480
Población Urbana Total 9.932.133 62,49 14.761.041 73,75 18.454.045 78,98 23.192.892 82,98
Población Rural Total 5.961.682 37,51 5.252.752 26,25 4.910.286 21,02 4.756.588 17,02
Pobl. localidades de 2000 y más hab. 10.151.928 63,87 14.858.527 74,24 18.601.401 79,61 23.371.890 83,62
Pobl. localidades de menos de 2000 hab. 5.741.887 36,13 5.155.266 25,76 4.762.930 20,39 4.577.590 16,38
Fuente: extraído de CEPAL (2001), pág. 27

Si bien la urbanización (y con ello la alta disponibilidad de mano de obra para la


industria y la creciente demanda de servicios y comercio de una ciudad moderna) como
condicionante es importantísima para facilitar el surgimiento del Populismo, si no es
potenciada crecientemente con el ensanchamiento temprano del padrón electoral y la
relativa superior industrialización previa, difícilmente hubiese surgido en Argentina.
Junto a lo anterior, otro factor central es el sistema de partidos políticos. El caso chileno
y su fuerte institucionalización son un freno para liderazgos populistas, a pesar de ello
surge el liderazgo de Ibáñez que emerge paralelo a Perón, pero que no puede dejar
institucionalizado su movimiento político una vez que desaparece. Lo contrario ocurre
en Argentina en donde el peronismo termina suprimiendo las fuerzas políticas
conservadoras y reconfigurando el sistema de partidos políticos débilmente
institucionalizado.
Los factores estructurales antes mencionados se conjugan y potencian aún más en la
medida que el actuar de los grupos sociopolíticos relevantes se vuelve favorable. Como

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 173


se mencionó tanto la Iglesia (que se congela en las prácticas decimonónicas) como la
oligarquía (que pierde crecientemente capacidad de tomar decisiones políticas) son
suprimidas en cuanto grupos con relevancia política; y el sindicalismo o movimiento
obrero es veloz y fuertemente cooptado por el peronismo, camino que se le facilita aún
más por la fuerte e histórica atomización que tuvo en Argentina, no posible de apreciar
en Chile.
Desde esta lógica Argentina y el peronismo de los 40 y 50 son el paradigma de lo que se
ha definido como Populismo Latinoamericano. Chile, sin embargo, a pesar de las
malísimas condicionantes previas para el surgimiento del Populismo padece de pálidos
intentos que finalmente no fructifican en el ámbito político, y que en el ámbito
económico ocurren dispersos y de forma comparativamente laxa respecto del caso
argentino.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 174


APENDICE
ESTADO POPULISTA Y DIFERENCIACION FUNCIONAL DEL SISTEMA
POLITICO LATINOAMERICANO

Como se mencionó, el Estado Populista se define gracias al tipo de Corporativismo


Estatal de Inclusión. En el cual se despliega un movimiento relacional vertical y
jerárquico que determina la forma que adquieren diversos ámbitos de lo social. Se ha
caracterizado como son cooptados los sindicatos por parte del Estado en el caso del
peronismo, los partidos políticos y en general los grupos sociopolíticos relevantes. En el
caso del ámbito económico, el peronismo también interviene fuertemente en su forma,
regulando la política macroeconómica hacia un fuerte proteccionismo y mediante la
nacionalización de las grandes empresas, bajo el modelo de la Industrialización
Sustitutiva, lo que no es más que el ensanchamiento del campo de influencia de la
política hacia la economía, configurando particularmente la forma de los límites con
ésta.
Sin embargo, no sólo los partidos, sindicatos, la Iglesia o las empresas son “absorbidos”
por el Estado, sino que también instituciones propias de otros ámbitos sociales. Aunque
este trabajo se remitió sólo a dimensionar el impacto del Estado Populista en los ámbitos
político y económico, también es posible reconocer como se interviene en otros ámbitos
sociales, por ejemplo en la educación y lo que se ha definido como Estado Docente, es
decir, la organización del sistema educacional desde el ápice jerárquico del Estado,
siendo, por tanto, controlada estatalmente e impidiendo, a su vez, la integración regional
o local en la conformación del sistema educativo.172
La gran mayoría de los autores afirma que el Populismo es una etapa intermedia entre la
conservación de patrones premodernos combinados o desenvueltos bajo condiciones de
modernidad. Ese razonamiento corroboraría que la política del Populismo se compone
de una diferenciación tridimensional de los subsistemas de la política, los cuales son
172
Al respecto: Mascareño, Aldo (2003): “Teoría de Sistemas en América Latina. Conceptos
Fundamentales para la descripción de una diferenciación funcional concéntrica”, en Revista Persona y
Sociedad, Vol. XVII, Núm. 2, Agosto, pág. 20.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 175


también los tres elementos constituyentes de la política moderna: Estado, partidos
políticos y sociedad (grupos o actores sociopolíticos relevantes, o bien electores,
ciudadanos o “público”), pero configurados de forma particular. Lo que a su vez
reafirma la elección de la distinción analítica que se realizó de la política para observar
comparadamente el desarrollo del Populismo.
En relación con lo anterior, la peculiaridad en Latinoamérica dice relación con que no
existe propiamente una sociedad civil, sino más bien una mezcla en la cual predominan
patrones políticos de estratificación respecto de factores centrados en la distinción de
clase. Lo que se observa, principalmente, bajo la escasa influencia de partidos políticos
de izquierda tradicional (comunistas o socialistas), o bien se suceden con confusa
ideología y comportamiento errático en la conformación de alianzas, por ejemplo, con
sectores conservadores (caso específico de Argentina). Sumado a la existencia de
movimientos obreros controlados heterónomamente por fuerzas políticas provenientes
de los partidos y, principalmente, del Estado. Esta es una primera particularidad de la
estructura política latinoamericana. La segunda singularidad dice relación con el Estado.
Ajeno a lo que sucede bajo el modelo Liberal del Estado, en Latinoamérica surge una
forma de Estado propia, que reniega la lucha de clases como distinción organizativa
central (distinción ocupada también en la caracterización del modelo de Estado Marxista
en sociedades capitalistas).173 El modelo Latinoamericano promueve la supresión del
conflicto originario de la lucha de clases por parte del Estado, debiendo jugar éste un rol
moral central como conciliador. Esta concepción es, por lo demás, la que está en el
origen de la formación de grandes alianzas entre estratos o grupos políticos diferentes,
que luego dan vida a la formación de los grandes partidos de centro que engloban a
diversos sectores sociales, como es el caso del Partido Justicialista en Argentina (que
agrupa desde los montoneros hasta facciones liberales). Además en ellos está la base
electoral del Populismo y la clave para la formación del Estado Corporativista de
Inclusión o Estado Populista Latinoamericano.

173
Para revisar los modelos de Estado que reconoce Stepan (Liberal, Marxista en sociedades capitalistas y
Organicista Estatal) ver: Stepan (1978): State and Society…, págs. 7-70.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 176


Los mismos tres elementos constituyentes del sistema político moderno, sin embargo,
van adquiriendo una estructura y lógica de diferenciación interna distinta. Predomina en
Latinoamérica una estructura jerárquica con un ápice claramente definido: el Estado; lo
que también ha sido definido como ‘diferenciación funcional de tipo concéntrica’174, en
la que el centro político y social gira en torno a la figura del Estado. Sin embargo, no
debe entenderse que el Populismo Latinoamericano es una configuración estructural de
dominación jerárquica propia de la relación entre el rey-súbditos o señor-siervo
(diferenciación bidimensional arriba-abajo175), sino más bien corresponde a un tipo
diferenciación interna opaca o de límites difusos entre los tres elementos mencionados
del ámbito político. Esto se entiende como cooptación o control heterónomo, por parte
del Estado, de algunos partidos políticos (al menos uno) junto con un avasallamiento del
resto, y de ciertos grupos sociopolíticos relevantes. Esta ha sido la función del Estado
Populista Latinoamericano durante gran parte del siglo XX.
El establecimiento de una lógica difusa de diferenciación entre los sistemas político y
económico queda demostrado en la comparación entre casos realizada en el capitulo 3, y
como se ha presentado en este trabajo, las ‘distinciones de contenido perfecto’176
carecen de sentido gracias a la creciente intervención estatal en la regulación de la
economía, que además de establecer las reglas del juego (diferenciación difusa entre

174
Al respecto: Mascareño (2003): “Teoría de Sistemas en…”, págs. 16-21.
175
Luhmann, Niklas (1988): Teoría Política en el Estado de Bienestar, Alianza Editorial, pág. 62.
176
Sobre las distinciones de contenido perfecto la siguiente cita de Luhmann es clarificadora: «La forma
es forma de una distinción, por tanto de una separación, de una diferencia. Se opera una distinción
trazando una marca que separa dos partes, que vuelve imposible el paso de una parte a la otra sin atravesar
la marca. La forma es, pues, una línea de frontera que marca una diferencia y obliga a clarificar qué parte
se indica cuando se dice que se encuentra en una parte y dónde se debe comenzar si se quiere proceder a
nuevas operaciones. Cuando se efectúa una distinción, se indica una parte de la forma, por tanto, es la otra
parte de la otra. Ninguna parte es algo en sí misma. Se actualiza sólo por el hecho de que se indica esa
parte y no la otra. En este sentido la forma es autorreferencia desarrollada; mas precisamente, es
autorreferencia desarrollada en el tiempo. Y en efecto, para atravesar el límite que constituye la forma,
siempre se debe partir, respectivamente, de la parte que se indica […]» en Luhmann, Niklas y De Georgi,
R. (1993): Teoría de la Sociedad, Universidad de Guadalajara, Universidad Iberonamericana e ITESO,
pág. 35. Paradójicamente en el sistema político latinoamericano no se puede indicar con propiedad un lado
de la distinción, ya que hay veces que al querer indicar un “sindicato” se puede estar indicando también
una parte de un “ministerio del trabajo”, debido a la creciente heteronomía desarrollada bajo este tipo de
sociedades estructuradas en torno al Estado. Esto también fue definido como “Hipertrofia Estatal” (Ianni).

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 177


política y derecho177) se convierte en uno de sus principales competidores bajo la figura
del Estado Empresario. Esta creciente interferencia del Estado en diversos ámbitos
sociales es interpretada también como un aumento desmedido del tamaño estatal178, que
para poder regular heterónomamente necesita de un aumento de departamentos y cargos
que lleven a cabo diversos roles que son desconocidos en el marco del modelo del
Estado occidental.
A continuación se pueden observar los modelos del sistema político del Estado de
Bienestar, según Luhmann, y del Estado Populista Latinoamericano, donde ambos
sistemas están diferenciados tridimensionalmente, pero no responden a un ordenamiento
similar.

Esquema 5: Modelo del Sistema Político del Estado de Bienestar y del Estado Populista

POLÍTICA PARTIDOS
POLÍTICOS

ADMINISTRACIÓN ESTADO

PÚBLICO
PÚBLICO

Figura 1 Figura 2

El modelo luhmanniano del sistema político democrático reconoce una diferenciación


interna de contenido perfecto tridimensional, entre el publico (sociedad civil, electores,
actores o grupos sociopolíticos), la política (partidos políticos y parlamento) y la
administración (Estado o ejecutivo). Este modelo de sistema político carece de centro y

177
Al respecto: Mascareño, Aldo (2004): “Sociología del Derecho (chileno y latinoamericano)”, en
Revista Persona y Sociedad, Vol. XVIII, Núm. 2, págs. 63 – 94.
178
Lo que hace referencia al concepto de “Hipertrofia Estatal” definida por Ianni, al respecto ver página
13, y la referencia al autor en la cita 36.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 178


la comunicación entre subsistemas es de tipo circular en dos sentidos (Figura 1,
Esquema 4):

«El poder político pierde su carácter asimétrico “de arriba abajo” y se


reconduce a la forma de una circularidad dinámica: el público influye en la
política a través de las elecciones. La política establece límites y prioridades
a las decisiones de la Administración […] la Administración se vincula a sí
misma y al público por sus decisiones, y este último a su vez puede
reaccionar frente a las decisiones a través de las elecciones políticas o
mediante otras expresiones de opinión […] Se crea así, en efecto, un
sistema sin centro, un sistema con elevada auto-orientación, pero sin
orientación central […]».179

La circularidad de la comunicación se crea una vez instaurada la diferenciación


tridimensional de contenido perfecto en el contexto del Estado de Bienestar, y a su vez
con objeto de manejar la complejidad creciente se produce un movimiento contrario:

«La Administración produce los proyectos para la política y domina en los


comités parlamentarios y en instituciones similares. La política sugiere al
público, con el auxilio de las organizaciones de partido, lo que debe elegir y
por qué. El público ejerce su influencia sobre la administración valiéndose
de canales de lo más diverso, desde las organizaciones de interés hasta las
quejas en los despachos administrativos».180

El sistema político Latinoamericano del Populismo reconoce igualmente una


diferenciación tridimensional de lo político, sin embargo, la relación y el tipo de
diferenciación de los componentes (subsistemas) difiere en gran medida del modelo del
Estado de Bienestar:

«[…] un orden concéntrico dispone de sistemas funcionales diferenciados.


El problema no consiste en la especialización de ellos, pues sus funciones

179
Luhmann (1988): Teoría Política…, pág. 64.
180
Ibíd. págs. 64-65.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 179


siguen siendo distintas, sino en la capacidad de ciertos sistemas para
establecer relaciones verticales y asimétricas, y para producir con esto una
estructura definida por esquemas de asociación jerárquicos».181

La primera diferencia es, por lo tanto, la forma en que se establecen relaciones entre los
subsistemas de lo político, estas son básicamente jerárquicas y verticales, lo cual es
propio del modelo Organicista de Estado propuesto por Stepan. Respecto de la
diferenciación sistémica esta se torna difusa en cuanto a la especificación de los límites
que distinguen el sistema respecto del entorno y respecto de los subsistemas en el
entorno, lo que se clarifica como sigue: «[…] la fuzzy logic no tiene límites
predeterminados; están mejor representados por un continuum de cero a uno, en el que
existe una transición paulatina entre los dos valores […]».182
En este contexto resulta imposible marcar autónomamente, por parte del sistema y en
algunos casos por un observador (autodescripciones183), un lado de la distinción, la que
es definida externamente, por una instancia central que en Latinoamérica ha sido
adscrita al Estado y puede ser definida desde la lógica de un orden concéntrico, centrado
en la política:

«El problema de los órdenes sociales centrados concéntricamente consiste


en la intervención de los sistemas periféricos por parte del sistema central
interrumpe esta secuencia comunicativa. La comprensión no tiene lugar
como posibilidad de una nueva comunicación, pues el sistema intervenido
no debe comprender, sino aceptar la intervención impuesta».184

181
Mascareño (2003): “Teoría de Sistemas en…”, pág. 12.
182
Ibíd. pág. 19.
183
Concepto que hace referencia a la forma particular de la observación de segundo orden de la ciencia
que se incluye a sí misma dentro de lo observado y que tiene la capacidad de elaborar descripciones de lo
observado, es decir, ella misma es susceptible de observarse: «La sociedad moderna […] se observa como
observador, se describe como aquel que describe: en un sentido estrictamente lógico, sólo esto es
autobservación o autodescripción. Sólo ahora lo «auto» de la observación es el observador, el «auto» de la
descripción es quien se describe […]», en Luhmann y De Giorgi (1993): Teoría de…, pág. 444.
184
Ibíd. pág. 24.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 180


Históricamente la diferenciación funcional tridimensional del sistema político
latinoamericano comienza a gestarse durante la consolidación del sistema de partidos
políticos definitivo, que representan crecientemente a gran parte de los sectores sociales.
En el caso de Chile esto ocurre con el surgimiento y consolidación de una izquierda
electoral durante fines de los años 30, con las altas preferencias electorales captadas por
los socialistas y por Grove (sin embargo, el sistema de partidos sufre una nueva
modificación con el surgimiento de la Democracia Cristiana en los 50 y posteriormente
con el gobierno militar). En Argentina en cambio la consolidación del sistema de
partidos ocurre paralelo al surgimiento del Populismo durante los años 40 (lo que no
quiere decir que, previamente, no haya necesariamente existido un sistema de partidos,
al menos incipientemente, y un sistema político laxamente diferenciado), y es gracias al
mismo Populismo que se instaura un nuevo sistema de partidos con la incorporación del
Partido Justicialista. La consolidación de peronismo no fue fácil, al menos legalmente,
ya que fue proscrito en reiteradas oportunidades.
Previamente se puede reconocer la diferenciación del Estado en la medida que logra un
dominio sobre todo el territorio nacional, ello durante el siglo XIX185 y de grupos
sociales relativamente organizados como los sindicatos que surgen ya a finales del XIX
y comienzos del XX tanto en Chile como en Argentina. Estos últimos fueron siempre
rápidamente cooptados (garantizando su diferenciación difusa) primero por partidos
políticos (el caso de Chile) y luego por el Estado (como fueron los tibios intentos de
Ibáñez e incluso de Frei y Allende en Chile, y el rotundo éxito que tuvo Perón en
Argentina).

185
Aunque sin duda el aspecto de la diferenciación funcional del Estado fue más claro para el caso chileno
durante el siglo XIX, evidentemente en Chile no existían caudillismos criollos que se posicionaran como
una fuerza político-militar que fuera un contrapeso efectivo a la organización del Estado centralizado, sólo
la Guerra de Arauco que finaliza por la década de 1880 (iniciada en el siglo XVI por los españoles durante
la colonia) fue el pequeño y único foco que no permitía completamente establecer soberanía territorial. En
Argentina, sin embargo, la diferenciación funcional del Estado fue más difícil y tardía debido al fuerte
caudillismo durante el siglo XIX, la “era de Rosas” provoca un contrapeso fortísimo contra el Estado
central (mucho más que el que podía plantear el pueblo Mapuche en Chile), que vuelve a emerger, de
forma transfigurada, en el siglo XX, provocando una gran pérdida de seguridad en el espacio público, en
las figuras de los Montoneros, el E.R.P. y la F.A.R. Finalmente sólo bajo el gobierno militar de Videla,
con persecuciones militares a los grupos terroristas, se pudo consolidar el dominio efectivo del Estado
respecto de la totalidad del territorio nacional.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 181


Se puede afirmar que la diferenciación tridimensional de tipo difusa del sistema político
latinoamericano y propia del Populismo no es afectada por las interrupciones a los
procesos democráticos (al menos procesos de “Democracia Formal”). Estas
interrupciones autoritarias pueden ser comprendidas como la supresión del sistema de
partidos políticos y del Congreso (el subsistema de la política según Luhmann), sin
embargo, sólo se suprime su existencia legal, ya que su existencia efectiva continúa
vigente debido al fuerte arraigo en las lealtades con los electores, y una vez vueltos a la
legalidad reflotan sin mayores cambios, ya sean el o los partidos proscritos o el sistema
de partidos en su conjunto. Este es el caso paradigmático del Peronismo en Argentina, o
también del sistema de partidos políticos chilenos que resurge luego de un muy largo
paréntesis autoritario, incorporando nuevos componentes al código gobierno/oposición
luego de la “fisura generativa” provocada por el autoritarismo.186 Las interrupciones a
los procesos de democracia formal, con restringida o plena participación, muy
recurrentes en la historia política de Argentina, pueden interpretarse de forma más clara
si se toma atención a la relación entre el ámbito de lo Político y del Derecho. Es acá
como nuevamente se observa que la Política interviene comunicativamente al Derecho,
difuminando aún más los supuestos límites que estos tengan en el contexto de Gobiernos
Autoritarios.187

186
En relación a la fisura generativa provocada por el gobierno autoritario en Chile ver: Tironi, Eugenio y
Agüero, Felipe (1999): “¿Sobrevivirá el Nuevo Paisaje Político Chileno?”, en Revista del Centro de
Estudios Públicos, Nº 74.
187
Al respecto ver cita 174.

Populismo Latinoamericano: Ensayo de Sociología Comparada 182


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