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POPULISMO LATINOAMERICANO:
POR
Profesor Guía:
Eduardo Valenzuela C.
Enero 2006
Santiago, Chile
©2006 Mario Eduardo Poblete Vásquez
A mi familia, María Paz y mis perros.
ii
Agradecimientos
Esta demás decir que los errores son atribuibles solamente al autor y no se extienden en
medida alguna a las personas nombradas en esta página.
iii
ÍNDICE DE CONTENIDO
Dedicatoria
.........................................................................................................
.................
Agradecimientos
..........................................................................................................................
Índice de Contenido
.............................................................................................
...............
Índice de Tablas y Esquemas
..............................................................................
................
Resumen
.........................................................................................................
.................
POPULISMO................................................................. CAPÍTULO 1.
.........
1.1 Algunas Concepciones sobre el Populismo
........................................................................
Di Tella: Elites, Efecto Demostración y Revolución de las
Expectativas; Germani: Nacional Populismo, Movilización e
Integración; Ianni: Populismo y Estado Latinoamericano; Laclua: El
Populismo como Ideología y Articulación Ideológica; Touraine:
Políticas Nacional Populares; El Populismo y las políticas
macroeconómicas.
1.2 Definición del Populismo Latinoamericano
……….................................................
............
1.3 Definición Histórica
del Populismo Político Latinoamericano
.........................................
iv
os; El Estado.
i
1.4 Definición Histórica del Populismo Económico Latinoamericano
......................................... i
“Crecimiento hacia adentro”: Industrialización con Sustitución de ii
Importaciones; La Inflación; El Gasto. i
1.5 Condicionantes del
Populismo Político Latinoamericano
i
......................................... v
Actores Sociales Relevantes; El Sistema de Partidos Políticos Previo;
v
Crisis del Estado Oligárquico.
i
1.6 Condicionantes del
Populismo Económico Latinoamericano x
.........................................
El Proletariado Urbano; Capital Extranjero e Industrialización Previa;
Crisis del Modelo Económica de Exportación Primaria.
1.7 Ejes 1
Relevantes para el Análisis Comparado del Populismo Latinoamericano
..........
1.8 Metodología del Análisis Comparado 7
…………………………………………………… 8
27
29
35
40
46
49
51
v
CAPÍTULO 2. POPULISMO POLÍTICO: ACTORES Y PARTIDOS..................................... 55
2.1 La Iglesia Católica y el Populismo Político Latinoamericano......................................... 55
Argentina; Chile; Conclusión.
2.2 Movimientos Obreros: Entre el Estado y los Partidos ........................................................ 67
Chile; Argentina; Conclusión.
2.3 Bastiones Oligárquicos y Populismo Latinoamericano ........................................................ 86
Chile; Argentina.
2.4 La Institucionalización del Sistema de Partidos Políticos ......................................... 91
Primer Criterio de Institucionalización; Chile; Argentina; Conclusión;
Segundo Criterio de Institucionalización; Chile; Argentina;
Conclusión; Tercer Criterio de Institucionalización; Chile; Argentina;
Conclusión.
CONCLUSIÓN.......................................................................................................................... 170
BIBLIOGRAFÍA ..........................................................................................................................
183
vi
ÍNDICE DE TABLAS Y ESQUEMAS
..............
…..................... ..............
........................................................................................... ..............
Tabla 1.8.2: Método de Historia Comparada de Casos Contrastantes para Chile y ..............
elecciones posteriores al 2º Gob. de Perón.... Tabla 2.1.2: Elección Política y Práctica Tabla
Religiosa de los Católicos en Santiago de Chile, Agosto de 1964.. Tabla 2.1.3: 2.4.2:
Elección Política y Práctica Religiosa de los Católicos en Santiago de Chile, año Porcent
1970............ Tabla 2.2.1: Porcentaje de Votación en Elecciones del Congreso en Chile: ajes de
........................ Eleccion
..... Tabla 2.2.3: Número de miembros de Sindicatos Industriales (Obreros) en Chile: es del
1932 – 1970 .............. Tabla 2.2.4: Número de Sindicatos Industriales (Obreros) en Congres
........................ Chile:
..... Tabla 2.2.5: Porcentaje de Votación en tres Elecciones del Congreso, durante la 1912 –
década del 60 en Chile... Esquema 2.2.6: El Sindicalismo Argentino: 1890 – 1943 1973
............................................................................ IntraBlo
en Argentina y Chile: 1905 – 1939 .............. Tabla 2.3.1: Participación Electoral en es del
Elecciones del Congreso en Chile: 1864 – 1973 ............................. Tabla 2.3.2: Congres
73
74
76
76
78
83
84
86
89
90
92
94
95
97
99
100
101
102
viii
Tabla 2.4.9: Volatilidad Electoral entre Bloques (VEB) en Elec. Presidenciales en .....
Argentina: 1916 – 1983..
Tabla
Tabla 2.4.10: VE, VEB y VIB (Volatilidad Electoral IntraBloque) en Elecciones 3
Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983 .
........................................................................................................... 1
.
Tabla 2.4.11: Porcentaje de Votación en Elecciones Presidenciales en Chile: 1925 – 8
1970 :
...........
... P
o
Tabla 2.4.12: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y del b
Congreso de años cercanos en Chile: 1931 – 1973 l
........................................................................................... a
c
Tabla 2.4.13: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y de i
Gobernador de años cercanos en la Provincia de Entre Ríos, Argentina: ó
1931 – 1973 n
........................
..... N
a
Tabla 2.4.14: Diferencias entre Votaciones de Elecciones Presidenciales y de c
Gobernador de años cercanos en la Provincia de Santiago del Estero, i
Argentina: 1931 – 1973............................. o
n
Tabla 2.4.15: Gobiernos de Facto y Gobiernos Interrumpidos en Chile y Argentina: a
l
1920 – 1989 ……...... Tabla 3.1.1: Fuerza de Trabajo por sectores (Agricultura,
y
Industria y Minería) en Argentina: 1900 – 1961... Tabla 3.1.2: Índice del Salario
E
Industrial y su Variación Porcentual anual en Argentina: 1939 – 1962........... Tabla x
t
3.1.3: Fuerza de Trabajo por sectores (Agricultura, Industria y Minería) en Chile: 1915 – r
a
1980........... n
j
Tabla 3.1.4: Índice del Salario Real (remuneraciones del trabajo) y Variación e
Porcentual Anual del Salario en Chile: 1920 – 1980 r
........................................................................................................... a
Tabla 3.1.5: Índice del Salario Industrial y su Variación Porcentual en Chile: 1920 – e
n
1980 ..............
l
Tabla 3.1.6: Población Total y extranjera en Argentina, censos de 1869, 1895 y 1914 a
........... 129
... Tabla 3.2.4: Inversión Extranjera Privada en Argentina: 1900 – 130
1957............................................................ Tabla 3.2.5: Inversión Extranjera como 131
Porcentaje del PIB en Argentina (Prom. anuales): 1900 – 1962 ...... 131
132
133
134
134
136
136
137
137
138
x
Tabla 3.2.6: Estimación de las Inversiones de Capital Extranjero en Argentina: 1910 – Fiscal en
1931 .............. Tabla 3.2.7: Crecimiento del Agro, Industria y Minería en Chile: 1915 – Chile:
respecto del PIB en Chile: 1915 – 1979 .............. Tabla 3.2.9: Porcentaje de 1975
Tabla 3.2.10: Porcentaje de Propiedad Industrial por Origen en Chile: 1914 – 1925 ..............
........................
..... ..............
Tabla 3.2.11: Inversión extranjera según países en Chile: 1954 – 1970; 1974 – 1984 ..............
........................
..... ..............
..................................... Tabla
3.3.8:
........ Tabla 3.2.13: Porcentaje de Inversión Internada según Sector Económico en Déficit
Fiscal en
Chile: 1958 – 1970 .............. Tabla 3.2.14: PIB Total y por Habitante en Argentina y Chile:
1915 –
Chile: 1875, 1890, 1900, 1915 – 1989 .............. Tabla 3.2.15: PIB Total y Sectorial 1974
..............
(Industria) en Argentina y Chile: 1915 – 1979 ............................. ..............
..............
Tabla 3.3.1: Composición del Valor de las Exportaciones en Chile: 1940 – 1973 ..............
........................ ..............
..... ..............
.......
Tabla 3.3.2: Porcentaje de Exportaciones como Fracción del Producto en Argentina y
Chile: 1875, 1890, 1900, 1915 – 1974 Tabla
.........................................................................................
.................. 3.3.9:
xi
Argentina: 1939 – 1973 .............. Tabla 3.3.10: Composición de las Importaciones en 138
Argentina (Porcentajes): 1935 – 1963 .............. Tabla 140
3.3.11: Balanza de Pagos en Cuenta Corriente en Argentina: 1950 – 1977 140
........................ 141
..... 142
Tabla 3.3.12: Índices de Precios y Términos del Intercambio en Argentina: 1950 – 1977 142
.............................
142
Tabla 3.3.13: Ingresos y Gastos del Sector Público en Argentina: 1950 – 1963
143
........................
144
..... Tabla 3.4.1: Tasa de Inflación en períodos de cinco años para Chille y Argentina:
145
1915 – 1989 .............. Tabla 3.4.2: Tasa de Inflación según períodos de gobierno para
148
Chile: 1915 – 1989 .............................
149
150
151
152
153
154
155
156
157
158
159
160
163
163
xii
Tabla 3.4.3: Tasa de Inflación según períodos de gobiernos para Argentina: 1916 – 1989.............. 164
Tabla 3.4.5: Gasto Social y Fiscal como porcentaje del PIB en Chile: 1970 – 1979............................. 166
Tabla 3.4.6: Gasto Fiscal y su Variación Porcentual en Argentina: 1950 – 1963 ............................. 167
Tabla 3.4.7: Gasto Fiscal como Porcentaje del PIB en Argentina: 1940 – 1961 .............................................
168
Esquema 5: Modelo del Sistema Político del Estado de Bienestar y del Estado Populista .............. 178
xiii
RESUMEN
xiv
INTRODUCCIÓN
PARADIGMAS DEL POPULISMO
Por ello que los populismos ruso como norteamericano poseen la imagen idílica de
rescate del pasado y la tradición:
El partido que buscó dichos objetivos, el “Populist Party”, llegó a ser la tercera fuerza
política frente a los Republicanos y Demócratas, sin embargo, una vez que los partidos
tradicionales incluyeron dentro de sus programas dichas políticas, el “populismo”
empezó a desaparecer.
1
Phule, Hans Jürgen (1987): “Populismo en América Latina”, en Revista de Ciencia Política de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, volumen IX, pág. 88.
2
Ibíd. pág. 89.
3
Ibíd. pág. 91.
4
Al respecto de concepto de narodniki (populista) o narodnichestvo (populismo) y su diametral
contraposición con la noción del Populismo Latinoamericano de mediados del siglo XX ver: Ulianova,
Olga (2003): “Experiencias Populistas en Rusia”, en Revista de Ciencia Política de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, volumen XXIII, n°1, págs. 159-174. En este artículo además se hace
referencia a otros fenómenos más contemporáneos denominados de igual forma como populistas.
5
Ibíd. pág. 93.
6
Conniff, Michael (1982): “Toward a comparative definition of populism”, en Latin American Populism
in Comparative Perspective, Michael Conniff Ed., Albuquerque, Univ. of New Mexico Press, pág. 14.
7
Al respecto: Ibíd. pág. 13.
8
Ibíd. pág. 14
9
Al respecto: Ibíd. pág. 16.
10
Al respecto: Ibíd. págs. 16-20.
11
Al respecto: Ibíd. págs. 20-21.
15
Di Tella, Torcuato (1969): “Populismo y Reforma en América Latina”, en Obstáculos para la
Transformación de América Latina, Claudio Véliz Ed., Fondo de Cultura Económica, pág. 51.
Definición que sin duda no alcanza la complejidad total del fenómeno, sin embargo,
entrega características claras para una comprensión inicial.
El surgimiento histórico del Populismo en Latinoamérica, a juicio de Di Tella, se
relaciona estrechamente con la definición del concepto de ‘efecto demostración’. En este
punto se comienza a observar la diferencia ‘Comunidad/Sociedad’ y la comprensión del
caso latinoamericano como parte de ese tránsito. Por lo cual el autor se pregunta por qué
surge el Populismo en Latinoamérica, que en ese período era un continente
empobrecido, por qué no surgió en Europa cuando ésta se encontraba en las mismas
etapas de desarrollo. La respuesta propuesta es que: «[…] los países en desarrollo no son
sólo pobres en términos absolutos, sino que se encuentran en la periferia de las áreas
metropolitanas más ricas, sufren de lo que los economistas llaman efecto
demostración».17
La idea tras este planteamiento es que las elites intelectuales de los países en
subdesarrollo, al buscar respuestas a sus propias crisis y problemas, inevitablemente
miran “hacia el centro” (hacia los focos de atracción del ‘metrópolismo’), llevándolos a
imitar sus métodos e historia de desarrollo, efecto que se agudiza cuando se incorporan
al mercado mundial. A nivel del resto de los estratos sociales el ‘efecto demostración’
tiene consecuencias similares, principalmente elevando las expectativas del pueblo
respecto de lo que pueden obtener en bienestar.
16
Ibíd. pág. 51.
17
Ibíd. pág. 52.
18
Ibíd. p. 52.
Para que emerja el Populismo se debe dar la condición de que existan dos tipos de
grupos: los ‘inadaptados’ y ‘masas disponibles’.
19
Ibíd. p. 53.
20
Ibíd. p. 54.
21
Respecto del tránsito que se da a nivel de la acción social se recomienda revisar: Germani, Gino (1971):
Política y Sociedad en una época de Transición. De la Sociedad Tradicional a la Sociedad de Masas,
Paidós, Buenos Aires, págs. 93-97.
22
Al respecto: Ibíd. Págs. 130-144.
Con el quiebre de estos patrones tradicionales, muchos grupos e individuos son liberados
de las estructuras sociales prescriptivas y tradicionales, disponiendo de la capacidad de
participación política, sin embargo, dicha disponibilidad no se traduce necesariamente
en participación política efectiva, y sí esta participación no deviene por canales políticos
estructurados se está en presencia de Movilización Primaria. Por su parte la ‘Integración’
se puede definir como la participación que:
«[…] (1) is carried out within institucional channels provided by the ruling
political regime (and such intervention is somewath effective, aside from all
recognition); (2) is perceived and experienced as legitimate by both the
mobilized groups and powerful groups».24
23
Ibíd. págs. 200-201.
24
Germani, Gino (1978): Authoritarianism, fascism and National Populism, New Brunswick, pág. 107.
La idea central respecto del éxito en el paso de un régimen a otro (entendido como el
tránsito pacífico por las diferentes etapas de desarrollo) se debe a la capacidad de los
canales institucionalizados para ordenar la participación política, manteniendo las bases
del consenso político durante el proceso de movilización de los nuevos grupos. Entonces
se produce un aumento de la participación gracias al avance por las etapas de desarrollo
social, pero sí dichas estructuras no pueden canalizar las crecientes movilizaciones se
está en presencia de una crisis.26 Básicamente este sería el caso del Populismo, es una
forma alternativa de participación política que se desprende de la modernización social.
Para Germani estos regímenes son resultados de una configuración de factores diferentes
a los que se pueden observar en países industrializados en períodos anteriores. El
denominado Nacional Populismo rechaza muchos valores de la democracia
representativa, como son las libertades civiles, no incorporando a los antiguos estratos
marginales de la sociedad. Esta liberación de los patrones tradicionales puede originar
una tasa de movilización política que exceda la capacidad de participación legítima. Los
canales institucionalizados de participación política que no se formaron en las etapas
previas, no existirán o son inadecuados para absorber las nuevas movilizaciones de
masas. También la formación del proletariado urbano es muy acelerada y si a esto se le
suma una mermada formación de los partidos marxistas o de clases trabajadoras, la
opción más real en que podrá desembocar el régimen político es en el Nacional
Populismo.27 Para el autor, por lo tanto, la acelerada modernización de ciertos aspectos
en Latinoamérica, a diferencia de Europa, explicaría también los procesos de
desmovilización (regímenes autoritarios) que se tornan frecuentes en la región.
En la perspectiva de Germani se puede apreciar que el Populismo es esencialmente un
proceso de desarrollo de crisis, de participación y de mecanismos que canalizan dicha
25
Germani (1971): Política y Sociedad…, pág. 201.
26
Al respecto: Germani (1978): Authoritarianism, fascism…, pág. 108.
27
Al respecto: Ibíd. págs. 102-103.
28
Al respecto: Ibíd. págs. 98-103.
29
Ianni, Octavio (1984): La formación del Estado Populista en América Latina. Ediciones Era, México,
pág. 55.
30
Al respecto: Ibíd. pág. 70-73.
El sistema oligárquico entra en crisis final debido al colapso del sistema económico
mundial, combinado con tensiones sociales y liberando fuerzas políticas, tanto como
económicas, que se encontraban bajo control o en segundo plano en la época de la
hegemonía de las oligarquías.32 El Estado oligárquico se hace insostenible cuando:
31
Ibíd. pág. 79.
32
Al respecto: Ibíd. págs. 85-89.
33
Ibíd. pág. 93.
«[…] ocurre que las fuerzas políticas del populismo tienden a conferir al
Estado funciones peculiares […] donde una sobrepasa a la otra. Se da
preeminencia a la organización sindical vinculada al aparato estatal […]
Las organizaciones sindicales no populistas son marginadas e incluso
suprimidas. Al mismo tiempo, el gobierno reformula los requisitos
funcionales y organizativos del sindicalismo, para mantenerlo dependiente
del aparato estatal y limitado a las finalidades de la política populista».35
Este creciente poder del Estado en la modelación de los sindicatos y otros sectores
organizados, propios de una sociedad civil, es lo que se ha denominado como
Corporativismo. Esto se condice con lo que Ianni denomina ‘Hipertrofia del Aparato
34
Ibíd. pág. 141.
35
Ibíd. pág. 145.
36
Al respecto: Ibíd. pág. 145.
37
Stepan, Alfred (1978): State and Society: Perú in Comparative Perspective, Princeton University Press,
págs. 73-80.
38
Ianni (1984): La formación del…, pág. 55.
39
Al respecto: Ibíd. págs. 150-151.
40
Ibíd. pág. 156.
41
Ibíd. pág. 158.
42
Laclau, Ernest (1986): Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo,
Siglo XXI Editores, pág. 188.
43
Ibíd. pág. 192.
Por lo mismo muchas tradiciones populares son evocadas como propias tanto por
quienes se ubican en el lado del pueblo o quienes se ubican en el lado del bloque de
poder. Ejemplo de ello es Tupac Amaru que es rememorado fuertemente por guerrilleros
y por el ejército peruano. Ahora bien,
44
Ibíd. págs. 194-195.
45
Ibíd. pág. 201.
46
Al respecto: Touraine, Alaine (1978): Actores Sociales…, PREALC, Santiago de Chile, pág. 139.
47
Al respecto: Ibíd. págs. 141-142.
48
Ibíd. pág. 163.
49
Cardoso, Eliana y Helwege, Ann (1992): “El Populismo, el despilfarro y la redistribución”, en
Macroeconomía del Populismo en la América Latina, Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards eds.,
Fondo de Cultura Económica, págs. 58 – 87.
50
Al respecto: Ibíd. pág. 63. Lo que sin duda hace especial referencia al caso argentino.
51
Vásquez – Rial, Horacio (1999): La Formación del País de los Argentinos, Grupo Zeta, pág. 19.
52
Al respecto: Cousiño, Carlos y Valenzuela, Eduardo (1994): Politización y Monetarización en América
Latina, Cuadernos del Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, págs. 115-
120.
53
Extracto de la Carta de Perón a Ibáñez.
54
Dornbush, Rudiger & Edwards, Sebastián (1992): “La Macroeconomía del Populismo”, en
Macroeconomía del Populismo en la América Latina, Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards eds.,
Fondo de Cultura Económica, pág 18.
55
Cousiño y Valenzuela (1990): Politización y Monetarización…, pág. 120.
56
Al respecto: Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”, págs. 20-21.
57
Al respecto: Cousiño y Valenzuela (1990): Politización y Monetarización…, pág. 117.
58
Al respecto: Kaufman, Robert y Stallings, Bárbara (1992): “La Economía Política del Populismo
Latinoamericano”, en Macroeconomía del Populismo en la América Latina, Rudiger Dornbusch y
Sebastián Edwards eds., Fondo de Cultura Económica, págs. 39-42.
59
Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”, pág. 20.
61
Se refiere a los ámbitos político y económico que serán analizados. Sin embargo, se aventura a suponer
que el Populismo define también la configuración de otros ámbitos sociales, desde la posición jerárquica
estatal.
Actores sociales relevantes. Este es un concepto que engloba a una serie de grupos
sociales relevantes que participan en la arena política. Entre estos actores se pueden
encontrar una serie de grupos de presión, propios de lo que comúnmente se entiende por
sociedad civil, como los movimientos obreros, sindicatos o gremios. Así también la
Iglesia y la oligarquía tradicional son actores importantes de lo que se define como
sociedad política. A juicio de Touraine ambos estatus, el social como el político, se
mezclan en la realidad de los actores colectivos relevantes para Latinoamérica:
62
Touraine (1978): Actores Sociales…,. pág. 83.
Sistema de Partidos Políticos. Los partidos políticos también sufren una gran pérdida de
autonomía respecto del Estado. El sistema de partidos políticos de los gobiernos
populistas carece casi por completo de fuerza aglutinadora de demandas sociales y
tiende fuertemente a perder grados de institucionalización. Un sistema de partidos
institucionalizado:
63
Aunque efectivamente, en Latinoamérica son intervenidos heterónomamente por el Estado o los
partidos, lo que desecharía la primacía del estatus social a favor del político.
64
Mainwaring, Scott y Scully, Thimoty (1995): “La Institucionalización del Sistema de Partidos Políticos
en América Latina”, en Revista de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
volumen XVII, págs. 66-68.
65
Ibíd. pág. 70.
66
Al respecto: Pedersen, Morgens (1983): “Changing Patterns of Electoral Volatility in European Party
System”, en Western European Party System, Hans Daalder y Peter Mair eds., Beverly Hills, Sage, págs.
29-66.
67
Al respecto: Mainwaring y Scully (1995): “La Institucionalización del…”, pág. 72.
68
Al respecto: Ibíd. págs. 78-79.
69
Al respecto: Ibíd. págs. 79-81.
70
Al respecto: Ianni (1984): La formación del…, págs. 137-139.
71
Al respecto: Mainwaring y Scully (1995): “La Institucionalización del…”, pág. 89.
72
Al respecto: Stepan, Alfred (1978): State and Society: Perú in Comparative Perspective, Princeton
University Press, pág. 46.
73
Al respecto se recomienda revisar a los siguientes autores: Kaufman, Robert (1977): “Corporatism,
Clientelism and Partisan Conflict: A Study of Seven Latin American Countries”; Malloy, James M.
(1977): “Authoritarianism and Corporatism in Latin America: The Modal Pattern”; Schwartzman, Simon
(1977): “Back to Weber: Corporatism and Patrimonialism in the Seventies”, todos en Authoritarianism
and Corporatism, James M. Malloy ed., University of Pittsburg Press. Además de Stepan (1978): State
and Society…, Princeton University Press; O’Donnell, Guillermo (1974): Estado y Corporativismo,
Centro de Investigaciones y Administración Pública, Instituto Torcuato Di Tella; y el clásico artículo de
Phillipe C. Schmitter (1974): “Still the Century of Corporatism”, en The New Corporatism. Social-
Political Structures in the Iberian World, F. Pike y T. Stritch eds., International Studies – University of
Notre Dame, págs. 85-131.
74
Al respecto: Stepan (1978): State and Society…, págs. 33-36.
75
O’Donnell (1974): Estado y Corporativismo, pág. 35, cursivas del original.
Desde esta perspectiva, el Populismo Latinoamericano una vez que logra niveles
claramente distintivos respecto de otros fenómenos denominados anteriormente
populistas en otras regiones del mundo, alcanza altos grados de legitimidad estatal, tal
que las nuevas elites dirigentes que promocionan formas de políticas y gobiernos
populistas conquistan el Estado. En consecuencia, el problema puede plantearse bajo la
concepción del Estado Populista. Esta forma de Estado propia de Latinoamérica se
caracteriza por el crecimiento desmedido del aparato estatal, logrando absorber diversas
formas organizativas sociales, además de los partidos políticos.
Digamos también que el Estado Populista no alcanza niveles similares al Estado
Soviético, principalmente ya que no llega a violentar las funciones de otros ámbitos
sociales, por ejemplo se conserva una forma de economía capitalista con regulaciones,
básicamente a nivel de la política macroeconómica y la inclusión del Estado como otro
actor económico: Estado Empresario. Esto se expondrá a continuación.
76
Stepan (1978): State and Society…, pág. 80.
77
Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”, pág. 17.
78
Kaufman y Stallings (1992): “La Economía Política…”, págs. 30-31.
79
Cardos y Helwege (1992): “El Populismo, el despilfarro…”, págs. 62.
80
Cousiño y Valenzuela (1990), Politización y Monetarización…, pág. 117.
La lógica del análisis histórico comparado supone la existencia de factores que faciliten
u obstaculicen el surgimiento de cierto fenómeno social. En este sentido, se puede
afirmar que ciertas variables condicionan el surgimiento del Populismo, tanto en el
81
Al respecto se recomienda revisar en extenso los artículos de: Cardos y Helwege (1992): “El Populismo,
el despilfarro…”; Dornbush y Edwards (1992): “La Macroeconomía del…”; Kauffman y Stallings (1992):
“La Economía Política…”.
Actores Relevantes. Dentro de los actores colectivos que influyen en la configuración del
Populismo está la Iglesia, esta institución alcanza importantes grados de participación
política y además su rol es clave para el surgimiento o freno del Populismo. La hipótesis
es que en la medida que la Iglesia mantenga fuerte influencia en la vida política del país,
difícilmente podrá surgir el Populismo. Cuando su postura deviene del conservadurismo
hacia corrientes más progresistas, que tienen su manifestación política en partidos
católicos como la Democracia Cristiana en Chile, es más difícil la aparición del
fenómeno. En efecto, debido a que la influencia católica flexibiliza su relación con las
masas, capturando con ello el electorado recientemente movilizado por los procesos de
ensanchamiento de la participación política, el surgimiento de movimientos y fuerzas
políticas de impronta populista pierden probabilidad de surgimiento. A diferencia de lo
que ocurre cuando la Iglesia solidifica su postura, volviéndose recalcitrantemente
conservadora, y manteniendo su relación decimonónica con la política (asociado
fuertemente con el conservadurismo político) las manifestaciones populistas contra el
status quo surgirán con más fuerza desafiando crecientemente su influencia política.
La Oligarquía Tradicional es considerada otro grupo político relevante como factor que
permita u obstaculice la perduración de un gobierno populista. Poseedora de la
propiedad de la tierra en sociedades eminentemente agropecuarias concentraban altos
grados de poder, manejando generalmente los gobiernos post-independentistas. En este
sentido su lucha política se orientaba por el interés de mantener inamovible la propiedad
82
Al respecto: Germani (1978): Authoritarianism, fascis…, pág. 100.
83
Al respecto: Ianni (1984): La Formación del…, pág. 96.
84
Ibíd. pág. 138.
85
Al respecto: Touraine (1978): Actores Sociales…, págs. 140-143.
En el marco de partidos con lealtades fuertes y duraderas es poco probable que suceda el
surgimiento de regímenes populistas. Sin embargo, cuando el sistema de partidos
86
Al respecto: Di Tella (1969): “Populismo y Reforma…”, pág. 53.
87
Al respecto: Germani (1978): Authoritarianism, fascism…, págs. 100-101.
88
Mainwaring y Scully (1995): “La Institucionalización del…”, pág. 77.
89
Al respecto: Ianni (1984): La Formación del…, págs. 85-89.
90
Ibíd. pág. 93.
91
Al respecto Germani (1978): Authoritarianism, fascism…, págs. 114.
92
Ibíd. pág. 96.
93
Kauffman y Stallings (1992): “La Economía Política…”, págs. 28-29.
Como se puede apreciar se distinguen dos ejes relevantes en torno a las dimensiones
propuestas para el análisis comparado del Populismo Latinoamericano. El primer eje en
el cual se sustenta la comparación surge gracias a la revisión de los trabajos en torno al
Populismo presentados anteriormente. Con ellos se puede distinguir entre las
dimensiones propias de un Populismo Político y un Populismo Económico. Si bien los
límites de ambas están difusamente establecidos en la sociedad, desde una perspectiva
analítica es posible distinguirlas y reordenar las variables a comparar en torno a este
primer eje.
El segundo eje utilizado, es aquel que distingue los factores que funcionan como
‘condiciones que facilitan u obstaculizan el surgimiento del populismo’ versus aquellos
factores que son propios de las ‘características históricas del populismo’ y que definen al
94
Kauffman y Stallings (1992): “La Economía Política…”, págs. 29-30.
95
En este sentido la relación de las condicionantes con el fenómeno no es causal, sólo son “conspiradoras”
en favor del Populismo, y la simple suma de ellas no lo garantiza. Así pues, el razonamiento funciona
suponiendo contingencias que no pueden ser manejadas a priori (o no se puede establecer mediante el
conocimiento acumulado en los análisis anteriores sobre el Populismo), y que desde luego no pueden ser
incluidas bajo categorías generalizadas de análisis social como las acá presentadas, ya que de serlo las
categorías perderían su función analítica y se transformarían en meras descripciones históricas de
realidades extremadamente específicas a cada país.
96
O en su defecto equifinalidad, es decir, distintas condicionantes pudiendo producir un mismo fenómeno.
Condicionantes Características
d
Actores Sociales Relevantes Heteronomía los Actores Sociopolíticos
Política
Para abordar el tema de estudio se ha elegido la técnica del análisis comparativo. Ésta
tiene dos variantes: la de casos similares y la de casos contrastantes. La distinción
formulada por J. S. Mill en el siglo XIX tiene su origen en la elección de los casos, ya
que en la medida que los casos sean similares (o contrastantes), gracias a una percepción
a priori, existirán un grupo de variables que se clasificarán como esenciales y donde se
encontrarán las similitudes (o diferencias) que originan el fenómeno para ambos casos.
97
Se debe tener presente que el esquema de investigación no contempla el análisis de una variable
previamente mencionada en la introducción, a la luz de las características del Populismo identificada por
M. Conniff, al igual que tocada tangencialmente en algunas de las teorías de los autores revisados en este
trabajo, sin embargo, ella si se incluye como variable transversal de importancia tanto política como
económica del Populismo y, a su vez, se analizará en la sección correspondiente a la Conclusión de este
trabajo.
Así pues, los resguardos previos a la comparación son previstos e incluidos bajo el
contexto en que se sitúan estos países. Específicamente, la metodología de comparación
por diferencias que se ocupará es la denominada: Historia Comparada de Casos
Contrastantes, como la define Skocpol:
98
Caïs, Jordi (1997): Metodología del Análisis Comparativo, Centro de Investigaciones Sociológicas,
Cuadernos Metodológicos, pág. 25.
99
Al menos con un mediano conocimiento de la historia chilena y argentina.
100
Dogan, Mattei y Pelassy, Dominique (1984): How to Compare Nations: strategies in comparative
politics, Chatham, N. J. Chatham House Pub., pág. 127.
101
Skocpol, Theda & Somer, Margaret (1997): “The uses of Comparative History in Macrosocial
Inquiry”, en Social Revolutions in the Modern World, Theda Skocpol, Cambridge University Press, pág.
75.
Tabla 1.8.2: Método de Historia Comparada de Casos Contrastantes para Chile y Argentina
«After separation from the crown, and as a liberal a radical parties began to
gain strength in many countries of mid-nineteenth-century Latin America,
the church came to depend very much on conservative parties to project its
established interests».103
102
Smith, Brian H. (1982): The Church and Politics in Chile. Change to Modern Catholicism, Princeton
University Press, pág. 67.
103
Idíd. pág. 68.
Argentina. Con la publicación de la encíclica Renum Novarum, el papa Leon XIII fundó
la Doctrina Social de la Iglesia. Esto trajo inmediata repercusión en Argentina cuando en
1892 un sacerdote alemán, Federico Grote, fundador del catolicismo social argentino,
dio origen al C.O.C. (Círculo de Obreros Católicos). Sin embargo, movimientos
católicos como éste fueron débiles tanto dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica
argentina como en los círculos de obreros, donde dominaban agrupaciones anarquistas o
socialistas.104
Sólo recién en 1924 se puso en cuestionamiento la hegemonía de corrientes más
conservadoras dentro de la Iglesia. El Congreso de la República tenía las facultades de
entregar una terna de candidatos a la Santa Sede para que ésta decidiera quien era electo
para el cargo de Arzobispo de Buenos Aires. El preferido del Congreso en ese entonces
era Monseñor De Andrea, fuertemente progresista en materias sociales y eclesiales, pero
el Vaticano rechazó su postulación. Finalmente, quien es elegido Arzobispo fue
Monseñor Copello, un individuo diametralmente opuesto a De Andrea y quien
representaba más fielmente la identidad de la Iglesia argentina por esos años. Copello
emprendió importantes tareas que llevaban a consolidar la Iglesia en un territorio tan
extenso, centrando su trabajo por el crecimiento de la Iglesia, en cuanto número de
parroquias, edificios eclesiásticos y monumentales. Sin embargo, no era posible
solamente por la subvención estatal:
Mantener buenas relaciones con el Estado fue la clave con que la Iglesia podía lograr un
sustento económico que le garantizara la conservación de su institución. En otras
palabras, la Iglesia busca conservar su presencia e influencia, sin importar
necesariamente qué relaciones establecía con la política. En efecto, si la Iglesia hubiese
seguido los caminos marcados por las encíclicas, debió haber buscado la apertura hacia
las problemáticas sociales, no centrándose exclusivamente en la manutención y
crecimiento institucional.
106
Ibíd. pág. 94.
Para 1948 comienzan las primeras fricciones entre la Iglesia y el gobierno de Perón. El
10 de Abril de ese año en un discurso en homenaje a monseñor De Carlo, obispo de
Resistencia, Perón comienza a diferenciarse fuertemente de la jerarquía de la Iglesia
Católica argentina. El presidente critica de “catolicismo tibio” a la Iglesia por no
preocuparse de la cuestión social que su gobierno si comenzaba a atender. Acusaba a la
Iglesia de alejarse de los pobres.108 En efecto, la Iglesia hasta ahora se había preocupado
de buscar una posición social desde la cual poder influir, que se consolidó como su leiv
motiv, desatendiendo crecientemente la cuestión social, y los grupos católicos que
107
Ibíd. pág. 114.
108
Al respecto: Ibíd. págs. 116-118.
109
Al respecto ver los valores en: Ibíd. pág. 126.
110
Al respecto: Ibíd. pág. 127.
111
Al respecto: Ibíd. pág. 292.
«El balance que los dirigentes de las JOC hacían en 1954 era
innegablemente sombrío: la organización no había estado a la altura de las
expectativas de la Iglesia universal. La causa principal de estas dificultades
no era atribuida al peronismo, sino al conservadorismo de la Iglesia: este
movimiento teóricamente basado en estructuras parroquiales chocaba con la
resistencia de la mayoría de los curas de parroquia. Esta queja, dirigida
claramente a la jerarquía nacional, era la manifestación de un desacuerdo
mas amplio entre las nuevas generaciones de sacerdotes y un episcopado
cuyas directivas de apostolado ponían un freno sistemático a las iniciativas
de los jóvenes».112
Se puede identificar claramente una diferencia dentro del clero, entre la jerarquía
católica con su impronta conservadora y los cuadros católicos laicos y el joven clero.
Estos últimos perdieron toda influencia en la jerarquía eclesial y en la sociedad. No
obstante, la crisis surge cuando el líder populista comienza a criticar el tipo de
catolicismo conservador de la Iglesia frente a la ocupación que el gobierno hacía
respecto de la cuestión social. Toda reacción de la Iglesia sería en vano ya que el Estado
112
Ibíd. pág. 300.
Chile. En el siglo XIX y en el primer cuarto del siglo XX la Iglesia Católica chilena
estuvo fuertemente identificada con el Partido Conservador el cual luchó por las
prerrogativas eclesiales en el Congreso. Sin embargo, esta alianza tuvo serias
consecuencias en la imagen de la Iglesia, los clérigos se enfrascaron en campañas
electorales y en algunos casos el presupuesto eclesial fue usado para apoyar candidaturas
conservadoras. Además estas actitudes provocaron divisiones internas entre los obispos
y los sacerdotes. Por su parte la Iglesia usó al Partido Conservador para apuntalar su
propia influencia en la sociedad.113
Para 1920 el plan de gobierno de Alessandri incluía la separación de la Iglesia y el
Estado, uno de los objetivos de los radicales, quienes formaban parte de su coalición. El
Vaticano estuvo sin duda dispuesto a aceptar la separación que se produjo en la
Constitución de 1925, con el objeto de que se evitaran conflictos como los recientemente
ocurridos en otros países católicos. En 1922 el Arzobispo de Santiago Crescente
Errázuriz escribió una carta pastoral en que prohibía la intervención de personeros
eclesiales de todo tipo dentro de los partidos políticos y en disputas políticas, con ello
buscaba lograr una neutralidad política de la Iglesia para preservar la independencia de
la institución.114 A pesar de ello, las relaciones entre la Iglesia y los conservadores se
redefinen explícita y oficialmente sólo dos años después de la muerte de Errázuriz en
1933. El Obispo Fuenzalida de Concepción, a principio de los años 30, se mostraba
partidario de volver a unir Iglesia y Estado, y hacía referencia a la necesidad de la
existencia de un partido que representase los intereses católicos. Por otro lado los líderes
conservadores se mostraban deseosos de mantener un apoyo católico para sí.
Nuevamente se daban las condiciones para revincular Iglesia y conservadurismo. Para
Noviembre de 1933, en una reunión anual de Obispos, decidieron anunciar su apoyo
113
Smith (1982): The Church and…, págs. 71-72.
114
Ibíd. págs. 72-76.
«Upon reception of the Pacelli letter in 1934, the Chilean Bishops once
again acquiesced to the clear and definitive instruction from the Vatican.
They did not publish their private decision reached in 1933 to urge Catholic
support for the Conservative Party. Subsequently they announced
guidelines for Catholics in electoral politics which incorporated each of the
point outlined in the 1934 communiqué from the Holy See».116
Desde 1935 comienzan a producirse los primeros cambios hacia una variante más
progresista dentro de la Iglesia chilena. Un núcleo de líderes progresistas dentro de la
jerarquía eclesial comienzan a tener más peso en la Iglesia, los cuales habiéndose
preparado en universidades católicas europeas, que ya habían vivido el cambio hacia
corrientes reformistas de la Iglesia Católica, trajeron renovación al país. Por ejemplo en
1938, José María Caro, Obispo de La Serena y futuro Arzobispo de Santiago en 1939,
mediante una carta pública al Presidente de la República Pedro Aguirre Cerda, ayudó a
solidificar la legitimidad del nuevo gobierno despejando dudas sobre el miedo existente
respecto del marxismo. No obstante, los avances en materia eclesial que devenían desde
sus alianzas con las oligarquías conservadoras hacia un enfoque social cristiano, no tenía
aún efecto en las prácticas religiosas que no se disociaban de las tendencias políticas
hasta la fecha existentes. En consecuencia, para 1958 las prácticas religiosas de los fieles
se correlacionaban con tendencias políticas de derecha. Por lo tanto, de los que
regularmente practicaban el culto un 44,1% manifestaban adhesión a la derecha en el
Gran Santiago, y los que ocasionalmente lo practicaban en un 36% adherían. 117 La
generalidad era que los vínculos entre la Iglesia y el conservadurismo se mantuvieran
implícitamente, además los movimientos políticos reformistas carecían de efectividad.
115
Al respecto: Ibíd. págs. 78-79.
116
Ibíd. pág. 80.
117
Al respecto: Ibíd. págs. 88-91.
118
Al respecto: Ibíd. pág. 96.
119
Al respecto: Ibíd. págs. 97-98.
120
Al respecto: Ibíd. pág. 103.
Tabla 2.1.2: Elección Política y Práctica Religiosa de los católicos en Santiago de Chile, Agosto 1964.
121
Al respecto: Ibíd. págs. 109-111.
122
Ibíd. pág. 112.
123
Al respecto: Ibíd. pág. 108.
124
Al respecto: Ibíd. pág. 118.
125
Al respecto: Ibíd. págs. 122-123.
Tabla 2.1.3: Elección Política y Práctica Religiosa de los católicos en Santiago de Chile, año 1970
Entre las condiciones favorables para el surgimiento del Populismo está la falta de
organizaciones de trabajadores independientes y con capacidad para emitir demandas, o
bien la existencia débil de éstas. A pesar de ello, corrientes populistas robustas pueden
llegar a absorber organizaciones preexistentes cooptándolas en función del aparato
estatal. En este último caso el Populismo Político las transforma rápidamente en un
“ministerio más del Estado”.
Chile. El movimiento obrero en Chile se remonta hacia fines del siglo XIX. Si bien las
organizaciones de trabajadores existentes eran del tipo mutualistas, representan un
primer vástago de organización laboral. Éstas datan incluso de 1853, como la Sociedad
Tipográfica, pero no es sino hasta 1890 en que los diversos movimientos políticos como
los comunistas, anarquistas y el Partido Democrático comienzan a organizar sindicatos.
A partir de ese momento se crearon una serie de organizaciones que aglutinaban
sindicatos o mutuales como son la Federación de Uniones de Protección del Trabajo
Sudamericana (1892), Confederación Obrera de Sociedades Unidas (1894) y la
126
Al respecto: Alba, Víctor (1964): Historia del Movimiento Obrero en América Latina, Libros
Mexicanos Unidos, México, D.F., págs. 375-378.
127
Ibíd. pág. 378.
128
Drake, Paul (1992): Socialismo y Populismo en Chile, Instituto de Historia, Universidad Católica de
Valparaíso, págs. 42-43.
Los intentos de unificación sindical posterior a la caída del primer gobierno de Ibáñez se
remontan hacia 1934, cuando se formó la C.N.S. (Confederación Nacional de
Sindicatos), y dos años más tarde se forma la C.T.Ch. (Confederación de Trabajadores
de Chile) que agrupa la Vieja F.O.Ch. y a la C.N.S., dejando fuera a la anarcosindicalista
C.G.T.
En efecto, en comunas industriales (47,3%) como mineras (12,2%) Grove obtiene altas
votaciones en 1932, no así en comunas campesinas (4,4%), donde el electorado está
129
Scully, Timothy (1992): Los Partidos de Centro y la Evolución Política Chilena, CIEPLAN - Notre
Dame, Santiago de Chile, pág. 108.
130
Drake, Paul (1992): Socialismo y Populismo…, pág. 84.
En efecto, hasta la década del 50 se aprecia como el campo permanece cautivo de los
propósitos conservadores (por ejemplo, en la votación de 1941 los conservadores y
liberales en comunas rurales alcanzan el 44,1% de la votación).133
La composición histórica del movimiento obrero de izquierda es bastante particular, en
efecto convergen dos vertientes: una más popular que busca triunfos electorales dentro
del sistema capitalista (lo que Drake denomina “Populismo”) y otra socialista ligada al
proyecto del comunismo soviético:
131
Revisar datos en: Ibíd. pág. 85.
132
Ibíd. pág. 85.
133
Los datos electorales fueron obtenidos en: Ibíd. pág. 235.
134
Ibíd. pág. 116.
135
Al respecto: Ibíd. pág. 188.
136
Ibíd. pág. 213.
A diferencia del comunismo chileno que está arraigado principalmente en zonas mineras
alejadas de la ciudad (por ejemplo en Antofagasta los comunistas obtienen más del 40%
de la votación para la elección del Congreso de 1941), el socialismo crece en influencia
en comunas de la zona central urbana (con más del 20% de los sufragios en Santiago
para las elecciones del Congreso de 1937 y 1941), no así en el campo.137
En la votación para el Congreso de 1945 el P.S. sufre una baja en su adhesión, de un
20,7% en la parlamentaria de 1941 a un 12,8%, por su parte el P.C. cae levemente de un
11,8% a un 10,2%. En las votaciones municipales de 1947 el panorama se torna más
sombrío para la izquierda socialista, obteniendo un 8,9% (P.S. y P.S. Auténtico), a
diferencia de los comunistas que obtienen un 16,5% de las preferencias. En 1947, la más
alta votación comunista puede ser interpretada desde la lógica de su focalización, ésta
fue una fuerza política que se centró principalmente en los obreros de las industrias
mineras alejadas de los centros urbanos, en estos últimos los socialistas tenían gran
influencia que fueron perdiendo a medida que políticos del corte de Ibáñez persuaden a
las masas urbanas.
En 1946, los problemas entre el gobierno y los sindicatos, especialmente los controlados
por comunistas comienza a aumentar:
Finalmente González Videla proscribe al P.C. y deporta a los líderes del mismo,
llevando a que la fracción de la C.T.Ch. dominada por socialistas se transforme en
hegemónica dentro del sindicalismo. En 1952, el mismo año en que Carlos Ibáñez es
elegido democráticamente presidente, se forma la C.U.T. (Central Unitaria de
Trabajadores de Chile) de mayoría socialista, minoritariamente conformada por
comunistas y social-cristianos, se mostró en un comienzo favorable al gobierno de
Ibáñez, sin embargo, surgidos los primeros roces, el presidente intentó formar una
Conferderación de Trabajadores Independientes, al estilo peronista, que fracasó tan
pronto como fue creada.139
Obreros Obreros
Año Sindicalizados Año Sindicalizados
1932 54.801 1961 261.507
1933 75.050 1962 256.041
1938 125.972 1963 266.332
1946 251.774 1964 268.884
1952 282.383 1965 290.535
1953 297.232 1966 340.869
1954 298.049 1967 363.713
1955 303.315 1968 416.289
1956 328.606 1969 426.318
1957 315.290 1970 436.974
1958 305.080 1971 459.118
1959 307.323 1972 495.958
1960 272.141 1973 704.499
Fuente: Scully (1992), pág. 206.
* El valor incluye tanto a sindicatos de obreros industriales como empleados (diversos oficios).
Tabla 2.2.3: Número de miembros de Sindicatos Tabla 2.2.4: Número de sindicatos Industriales
Industriales (Obreros) en Chile: 1932 – 1970. (Obreros) en Chile: 1932 – 1970.
141
Ulloa, Víctor (2003): El Movimiento Sindical Chileno. Del siglo XX hasta nuestros días, Textos de
Capacitación, OIT, CUT, Santiago de Chile, pág. 11.
142
Al respecto: Alba (1964): Historia del Movimiento…, pág. 340.
143
Se recomienda revisar: Ibíd. págs. 342-343; y ADEF (s/f): Historia del Movimiento Obrero Argentino,
http://www.adef.org.ar, Primera Parte (documento electrónico sin números de página): “Industrialización
incipiente y predominio del Sindicalismo Anarquista”.
144
Ibíd. Primera Parte.
145
Ibíd. Primera Parte.
146
Al respecto: Alba (1964): Historia del Movimiento…, págs. 347-354.
147
Al respecto: ADEF (s/f): Historia del Movimiento…, Segunda Parte: “Expansión Industrial y
predominio del Sindicalismo Reformista”.
148
Sobre los datos presentados se recomienda revisar: Galiani, Sebastián y Gerchunoff, Pablo (2003):
“The Labour Market”, en A New Economic History of Argentina, Gerardo della Paolera y Alan M. Taylor
eds., Cambridge University Press, pág. 135.
149
Alba (1964): Historia del Movimiento…, págs. 356-357.
Claves: F.O.A.: Federación Obrera Argentina; U.G.T.: Unión General de Trabajadores; F.O.R.A.:
Federación Obrera Regional Argentina; C.O.R.A.: Confederación Obrera Regional Argentina; U.S.A.:
Unión Sindical Argentina; C.O.A.: Confederación Obrera Argentina; C.G.T.: Confederación General de
Trabajadores.
Año número
1936 369.969
1937 418.902
1939 436.609
1940 472.609
1941 441.412
1946 877.333
1948 1.532.925
1950 1.992.404
1954 2.256.580
Fuente: ADEF (s/f), Segunda Parte, para los años 1936 a 1941; Galiani & Gerchunoff (2003), pág. 135,
para los años 1946 a 1954.
Una forma mediante la cual observar cómo ciertos aspectos del conservadurismo
mantienen importancia e influencia política en los países en cuestión, es mediante los
niveles de participación electoral. Por ello en el momento en que se abre el sistema
electoral hacia una participación masiva, la oligarquía comienza a perder relevancia en
la vida política. Por el contrario, en la medida que el sistema electoral no se ensanche,
puede suponerse que las fuerzas oligárquicas de la política aún conservan su influencia,
principalmente en el congreso, al impedir la promulgación de las leyes necesarias para
una movilización electoral masiva. Un requisito necesario para el surgimiento del
Populismo Político es un electorado masivo, susceptible de ser movilizado por la
150
Posteriormente, el voto femenino siguió caracterizándose por ser eminentemente conservador, al menos
hasta la elección de Michel Bachelet en Diciembre del 2005 (primera vuelta) y Enero del 2006 (segunda
vuelta), ciertamente las condiciones actuales también han cambiado bastante.
Argentina. El Sistema electoral argentino está marcado por una más temprana apertura.
La ampliación de un modelo democrático electoral restringido hacia uno con plena
participación se sucede de forma mucho más temprana. Con la denominada Ley Saenz
Peña de 1912, que comenzó a debatirse en el Congreso ya en 1910, se logró, entre otros
aspectos, avances importantísimos para el ensanchamiento del padrón electoral: el voto
sería secreto, libre, individual y obligatorio. Esta ley tuvo fuerte repercusión en las
diferentes organizaciones partidistas, logrando la modificación de sus cartas orgánicas
con el objeto de conformar estrategias coherentes de competencia electoral bajo estas
nuevas reglas del juego. Así pues hacia la década del 30, como se observa en la Tabla
2.3.2, en la Argentina podían votar más del 20% de la población (a su vez en Chile ese
porcentaje no alcanzaba el 10%). Sin embargo, la apertura plena del sistema electoral
argentino no ocurriría sino hasta que se incorporara la mujer al voto.
La temprana aparición de la Ley Saenz Peña provocó que los sectores más
conservadores de la sociedad política argentina comenzaran a perder fuerza muy
tempranamente, teniendo su última aparición hacia los gobiernos de la Concordancia y
151
Sobre la construcción de los índices de Volatilidad Electoral ver: Reniu, Josep María (2004): “Índices
de Volatilidad”, en Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, Dir. Román Reyes, Publicación Electrónica
de la Universidad Complutense, Madrid, http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario.
Partido / Sectores 1912 1915 1918 1921 1932 1937 1941 1945 1949 1953 1957 1961 1965 1969 1973
Conservador 21,6 21,5 19,3 19,2 17,2 21,3 17,2 23,6 22,7 14,4 17,6 14,3 5,2
Liberal 54 42,4 46,4 35,4 17,3 20,7 14 20,1 19,3 10,9 15,4 16,1 7,3
Total Derecha (P.
Nacional 1965-) 75,6 63,9 65,7 54,6 34,5 42 31,2 43,7 42 25,3 33 30,4 12,5 20 21,3
Falange / PDC 3,4 2,6 3,9 2,9 9,4 15,4 42,3 29,8 29,1
Radical 16,6 21,2 24,7 30,4 18,4 18,7 23 19,9 27,7 15,6 22,1 21,4 13,3 13 3,7
Ibañistas – PAL 8,3 18,9 7,8
Democrático 4,8 7,9 6,5 12,4 13,7 9,4 5,7 5,4 6,8 5,6 5 6,9
Total
Centro 21,4 29,1 31,2 42,8 32,1 28,1 32,1 27,9 46,7 43 44,3 43,7 55,6 42,8 32,8
Socialista 6,4 11,2 22,1 12,8 9,4 14,2 10,7 10,7 10,3 12,2 18,7
Comunista 4,2 11,8 10,3 11,4 12,4 15,9 16,2
Total
Izquierda 0 0 0 0 6,4 15,4 33,9 23,1 9,4 14,2 10,7 22,1 22,7 28,1 34,9
Otros 3 7 3,1 2,6 26 14,5 2,8 5,3 1,9 17,5 12 3,8 9,2 9,1 11
Fuente: Elaborado en base a Scully (1992): pp. 130, 138, 220 y 221.
* Desde 1912 a 1932, según la fuente, las votaciones corresponden a elecciones para Diputados. Desde
1937 a 1973, las elecciones corresponden a parlamentarias propiamente tal. Los porcentajes están
calculados en base al total de votos positivos, excluyendo nulos y blancos.
Tabla 2.4.3: Volatilidad Electoral (VE) en Elecciones del Congreso en Chile: 1912 – 1973.
Partido 1912- 1915- 1918- 1921- 1932- 1937- 1941- 1945- 1949- 1953- 1957- 1961- 1965- 1969-
15 18 21 32 37 41 45 49 53 57 61 65 69 73
Conservador 0,1 2,2 0,1 2 4,1 4,1 6,4 0,9 8,3 3,2 3,3 9,1
Liberal 11,6 4 11 18,1 3,4 6,7 6,1 0,8 8,4 4,5 0,7 8,8 7,5 1,3
Falange / PDC 3,4 0,8 1,3 1 6,5 6 27 12,5 0,7
Radical 4,6 3,5 5,7 12 0,3 4,3 3,1 7,8 12,1 6,5 0,7 8,1 0,3 9,3
Ibañistas (PAL y otros) 8,3 11 11,1 7,8
Democrático 3,1 1,4 5,4 1,3 4,3 3,7 0,3 1,4 1,2 0,6 1,9 6,9
Socialista (varias facciones) 6,4 4,8 11 9,3 3,4 4,8 3,5 0 0,4 1,9 6,5
Comunista 4,2 7,6 1,5 10,3 11 1 3,5 0,3
Otros 4 3,9 0,5 23 11,5 11,7 2,5 3,4 16 5,5 8,2 5,4 0,1 1,9
VE Total 11,7 7,5 11,35 31,4 16,3 26,25 15 18,8 31,4 20,7 19,8 33,35 12,9 10,0
El siguiente período que tiene un alto índice de volatilidad va desde 1949 a 1953, donde
se observa la asunción de un liderazgo carismático lejano a los partidos políticos,
específicamente el de Carlos Ibáñez del Campo. De todas formas surge un movimiento
político (Partido Agrario Laborista) que apoya a Ibáñez y que posee su peak electoral en
la elección de 1953 con un 18,9%, pero ese mismo año se aprecia un alto porcentaje de
votación fuera de los partidos políticos que alcanza un 17,5% (ver Tabla 2.4.2).
Finalmente el movimiento “Ibañista” surgido en 1949 participa de su última elección en
1957. Liderazgos carismáticos como éste, que originan fuerzas políticas de muy corta
vida, provocan que el índice de VE se eleve, dañando la institucionalidad del sistema de
partidos.
La VE obtenida de las elecciones de 1965 a 1961 entrega el más alto valor en esta serie
de tiempo, 33,5. En este período se puede observar la irrupción de la Democracia
Cristiana en la reconfiguración de panorama político partidista, aumentando
notablemente su votación, en desmedro tanto de los radicales como de la derecha. Según
La volatilidad electoral entre bloques (VEB) que muestra el ordenamiento del sistema de
partidos políticos en Chile se realiza en base a la reconfiguración final que éste adquiere,
posterior a 1932. A grosso modo esto corresponde a la división en tres bloques:
izquierda, centro y derecha. Hasta antes de 1932 no existía una fuerza política partidista
de izquierda, como hoy la conocemos, aunque el partido que se ubicaba más a la
izquierda del espectro político, antes de 1932, era el Partido Democrático. En la derecha
están incorporados los conservadores y liberales que desde 1965 hasta 1973 se fusionan
y forman el Partido Nacional. En el centro, y donde resulta más complejo realizar una
agrupación se encuentran los radicales, que para el siglo XIX se ubicaban al extremo
izquierdo del espectro partidista debido al clivage clerical / anticlerical, representando
una clara posición laica en ese esquema. El ya mencionado P.D. que nace como facción
que se escinde del P.R. que, en su afán de dar respuesta la cuestión social, forman un
nuevo partido hacia fines del siglo XIX, son clasificados en el centro político. Los
ibañistas y agrariolaboristas, entre otros, son partidos de corta vida con una ideología
bastante confusa que mezclan el nacionalismo extremo y la reivindicación de las masas:
en el caso de los agrariolaboristas ponen también un énfasis explícito en la problemática
rural y durante su existencia ocuparon una posición intermedia de centro-derecha.
Finalmente los Demócratas Cristianos, que nacen del Partido Conservador bajo la
denominada Falange Nacional y que rescatan la Doctrina Social de la Iglesia como
solución a la cuestión social, alcanzan relevancia política recién en la década del 60. En
152
Al respecto: Scully (1992): Los Partidos de Centro…, págs. 161-182.
Tabla 2.4.4: Volatilidad Electoral Entre Bloques (VEB) en Elecciones del Congreso
en Chile: 1912 – 1973
1912- 1915- 1918- 1921- 1932- 1937- 1941- 1945- 1949- 1953- 1957- 1961- 1965- 1969-
Bloques 15 18 21 32 37 41 45 49 53 57 61 65 69 73
Derecha 11,7 1,8 11,1 20,1 7,5 10,8 13 1,7 16,7 7,7 2,6 17,9 7,5 1,3
Centro 7,7 2,1 12 10,7 4 4 4,2 19 3,7 1,3 0,6 12 12,8 10
Izquierda 6,4 9 19 10,8 13,7 4,8 3,5 11 0,6 5,4 6,8
Otros 4 3,9 0,5 23 11,5 11,7 2,5 3,4 16 5,5 8,2 5,4 0,1 1,9
VEB 11,7 3,9 11,8 30,1 16 22,75 15,25 18,9 20,6 9 11,2 17,95 12,9 10
La VEB representa los niveles de migración electoral a través de los tres diferentes
bloques políticos. El primer valor que destaca es 30,1, en el período que va desde de
1921 a 1932. Se observa que la crisis social de la segunda mitad del 20 hizo perder
bastante representatividad a los partidos tradicionales (Conservador, Liberal y Radical)
migrando muchos electores hacia candidaturas más independientes (representadas bajo
la denominación Otros en las tablas) y en menor medida hacia los nacientes partidos de
izquierda. La baja institucionalización de esos años y el reordenamiento definitivo en
tres grandes bloques políticos lo entrega el surgimiento de la cuestión social que alcanza
su cima a mediados de la década del 20 (ver Tabla 2.4.4).
El índice de VEB de 22,75 de 1937 a 1941 se explica entre otras cosas por la migración
electoral de una parte considerable del electorado hacia la izquierda que consolida su
posición alcanzado votaciones altísimas de poco más de un tercio del electorado, el
153
Al respecto: Ibíd. págs. 124-143.
1912- 1915- 1918- 1921- 1932- 1937- 1941- 1945- 1949- 1953- 1957- 1961- 1965- 1969- 1912-
Índice 15 18 21 32 37 41 45 49 53 57 61 65 69 73 73
VE 11,7 7,5 11,35 31,4 16,3 26,25 15 18,8 31,4 20,7 19,8 33,35 12,9 10 19,03
VEB 11,7 3,9 11,8 30,1 16 22,75 15,25 18,9 20,6 9 11,2 17,95 12,9 10 15,15
VIB 0 3,6 0,45 1,3 0,3 3,5 0,25 0,1 10,8 11,7 8,6 15,4 0 0 4
La VIB de 1961 a 1965 es de 15,4, el valor más alto de toda la serie (ver Tabla 2.4.5), lo
que muestra que la migración electoral de 1961 a 1965, dentro de los bloques, aumentó
considerablemente. Si se observan los porcentajes de votación se aprecia que la D.C.
sube alrededor de 37 puntos porcentuales, los radicales caen 7 puntos y desaparece el
P.D., las facciones ibañistas y el agrariolaborismo.
Partido 1916 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973 1973 1983
PDN - P. Conservador 15,26k 3,48k 5,24 30,69 1,54 2,64b
Conservadores
Tabla 2.4.8: Volatilidad Electoral (VE) en Elecciones Presidenciales en Argentina: 1916 – 1983.*
1916- 1922- 1928- 1931- 1937- 1946- 1951- 1958- 1963- 1973a- 1973b-
Partidos 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973a 1973b 1983
PDN, P. Conservador 11,78 1,76 25,45 30,69 1,54 1,54 2,64 2,64
PDP 3,26 9,97 0,04 1,50 6,56 6,81 2,71 12,19
Frente Único 6,41 2,11 8,52
UDELPA 9,50 9,50
P. Liberal 3,13 1,09 0,08 1,96 0,62 0,16 0,78
UCR 11,74 2,91 60,24 41,07 41,07 32,28 0,45 0,07 10,61 3,13 27,31
UCR Antipersonalista 11,15 5,89 5,26
UCR Intransigente 49,49 28,67 20,82
UCR otras facciones 4,28 2,02 4,64 10,53 0,93 1,06
PDC 3,47 2,21 5,68 0,31
PJ 52,84 10,56 63,40 49,53 12,33 21,72
Socialistas 1,83 6,05 4,71 2,57 2,57 0,73 2,49 4,10 5,38 0,41 0,50
P. Comunista 0,38 0,38 0,95 0,95
Al. Pop. Rev. 7,43 7,43
Concordancia 55,18 55,18
Unión Democrática 42,87 42,87
Dem. Progresista-Social 32,82 32,82
Otros Partidos menores 5,91 3,50 14,81 17,56 0,64 0,90 7,23 3,75 8,68 4,89 6,77
VE Total 20,97 22,62 75,57 102,95 98,82 45,47 64,80 28,83 63,93 15,45 34,40
* No fue posible descomponer la votación de cada partido en las alianzas Unión Democrática, Demócrata
Progresista-Social y Concordancia, debido a que no se posee la votación detallada de cada partido, ya que
los electores votan por la dupla de candidatos presidenciales.
Tabla 2.4.9: Volatilidad Electoral entre Bloques (VEB) en Elecciones Presidenciales en Argentina:
1916 – 1983.
1916- 1922- 1928- 1931- 1937- 1946- 1951- 1958- 1963- 1973- 1973-
Bloques 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973 1973 1983
Conservador 19,04 1,80 27,56 18,97 53,64* 1,50 1,50 18,70 5,33 2,71 12,19
Liberal 3,13 1,09 0,08 1,96 0,62 0,01 0,61
UCR 16,02 12,04 61,49 25,28 40,14 30,22 50,04 28,60 31,43 3,13 27,31
PDC 3,47 2,21 5,68 0,31
Peronista 52,84 10,56 63,40 48,53 13,33 21,72
Izquierda 1,83 5,67 5,09 2,50 2,50 1,68 1,54 3,80 2,35 7,84 0,50
Unión Democrática 42,87 42,87
Dem. Progresista-Social 32,82 32,82
Otros Partidos menores 5,91 3,50 6,29 9,04 0,64 0,90 7,23 4,52 9,45 4,89 6,77
VEB Total 22,97 12,05 66,67 45,29 96,32 43,87 63,90 28,92 51,69 15,95 34,40
*El 53,64% del bloque conservador en la votación de 1937 incluye la votación de la UCR antipersonalista
y de pequeños grupos del socialismo independiente en la denominada Concordancia.
Como se aprecia en la Tabla 2.4.9, otro índice de volatilidad es la VEB. Esta es también
relativamente alta debido a las continuas abstenciones y proscripciones de partidos
Tabla 2.4.10: VE, VEB y VIB (Volatilidad Electoral IntraBloque) en Elecciones Presidenciales en
Argentina: 1916 – 1983.
1916- 1922- 1928- 1931- 1937- 1946- 1951- 1958- 1963- 1973- 1973-
Índice 1922 1928 1931 1937 1946 1951 1958 1963 1973 1973 1983
VE 20,97 22,62 75,57 102,95 98,82 45,47 64,80 28,83 63,93 15,45 34,40
VEB 22,97 12,05 66,67 45,29 96,32 43,87 63,90 28,92 51,69 15,95 34,40
VIB 2,00 10,57 8,90 57,66 2,50 1,60 0,90 0,09 12,24 0,50 0,00
En general la VIB es baja para el caso Argentino. Pero es posible reconocer un período
de alta VIB, que va desde 1931 a 1937 con un valor de 57,66. Este valor está
distorsionado por la falta de especificidad de las votaciones de cada partido dentro de las
alianzas (Demócrata Progresista-Social en el 31 y Concordancia en el 37), sin embargo,
Chile. Para el caso chileno, la serie histórica de elecciones presidenciales y del Congreso
que se analizará va desde 1925 a 1973. Para poder conocer el grado de congruencia entre
las elecciones se debe identificar el partido político desde el cual se eleva el candidato
presidencial, o bien los partidos o coalición de partidos que levantan su candidatura, o
simplemente puede no ser apoyado por partido alguno.
B/N 0,3
1946 1952 1958 1964 1970
C. Ibáñez S. Allende
G. González (PD,PAL, J. Alessandri (UP:
(FP) 40,1 etc.) 47 (C,PL) 31,2 E. Frei (DC) 55,6 PC,PS,PR) 36,6
S. Allende
E. Cruz- A. Matte (FRAP: S. Allende J. Alessandri
Coke (C) 29,7 (C,PL) 28 PC,PS) 28,5 (FRAP) 38,6 (PN) 34,9
P. E.
F. Alessandri Alfonso (PR, J. Durán R. Tomic
(PL) 27,2 FN) 20 E. Frei (DC) 20,5 (PR) 4,9 (DC) 27,8
B. Ibañez S.
(Fracción Allende (PS, L. Bossay
Socialista) 2,5 ‘PC’) 5,4 (PR) 15,4 B/N 0,9 B/N 1,1
A.
Zamorano
B/N 0,4 B/N 0,3 (Indep. Iz.) 3,3
B/N 1,1
Fuente: Cruz – Coke (1982), págs. 96-112; Claves: C: Partido Conservador; PL: Partido Liberal; PR:
Partido Radical; PD: Partido Democrático; PAL: Partido Agrario Laborista; PS: Partido Socialista; PC:
Partido Comunista; USRACH: Unión Social Republicana de Asalariados de Chile; FP: Frente Popular;
FN: Falange Nacional; FRAP: Frente de Acción Popular; UP: Unidad Popular. No se consideraron grupos
políticos o partidos menores respecto del apoyo recibido por los candidatos.
Candidato – Partidos que lo apoyan % Votación % Votación Partidos (2) Diferencia (1) – (2)
Candidato (1) (2a) (2b) (1) – (2a) (1) – (2b)
1931 (Presidencial) 1932 (del Congreso)
J. Montero – C,PR,PD,PL 63,8 66,6 -2,8
A. Alessandri – Fracción liberal a 34,6 17,3 17,3
M. Hidalgo – Diversos grupos socialistas 0,8 6,4 -5,6
E. Lafertte – PC 0,5 - 0,5
1932 (Presidencial y del Congreso)
A. Alessandri – PL,PD,PR 54,6 49,4 5,2
M. Grove – PS 17,7 6,4 11,3
H. Rodriguez – C 13,8 17,2 -3,4
E. Zañartu – Frac. Liberal b
13,4 17,3 -3,9
E. Lafertte – PC 1,2 - 1,2
1938 (Presidencial) 1937 (del Congreso)
P. Aguirre – PR,PD,PS,PC 50,1 43,5 6,6
G. Ross – C, PL 49,2 42 7,2
C. Ibáñez – Indep. 0 0 0
1942 (Presidencial) 1941 (del Congreso)
J. A. Ríos – PR,PD,PS,PC, Frac. Liberal 55,7 62,6 -6,9
C. Ibáñez (C, PL) 43,8 31,2 12,6
1946 (Presidencial) 1945, 1949 (del Congreso)
1945 1949 1946-45 1946-49
G. González – FP: PR,PC,PS c 40,1 43 37,1 -2,9 3
E. Cruz-Coke – C,FN 29,7 26,2 26,6 3,5 3,1
F. Alessandri – PL 27,2 20,1 19,3 7,1 7,9
B. Ibáñez – Fracción Socialista d 2,5 12,8 9,4 -10,3 -6,9
1952 (Presidencial) 1949, 1953 (del Congreso)
1949 1953 1952-49 1952-53
C. Ibáñez – Indep., PD,PAL 47 15,1 24,5 31,9 22,5
A. Matte – C,PL 28 42 25,3 -14 2,7
P. E. Alfonso – PR,FN 20 31,6 18,5 -11,6 1,5
S. Allende – PS,‘PC’ e 5,4 9,4 14,2 -4 -8,8
1958 (Presidencial) 1957, 1961 (del Congreso)
1957 1961 1958-57 1958-61
J. Alessandri – C,PL 31,2 33 30,4 -1,8 0,8
S. Allende – FRAP: PS, PC f 28,5 10,7 21,2 17,8 7,3
E. Frei – DC 20,5 9,4 15,4 11,1 5,1
L. Bossay – PR 15,4 22,1 21,4 -6,7 -6
A. Zamorano – Indep. Iz. 3,3 - - 3,3 3,3
1964 (Presidencial) 1961, 1965 (del Congreso)
1961 1965 1964-61 1964-65
E. Frei – DC (más PN) g 55,6 45,8 54,8 9,8 0,8
S. Allende – FRAP: PS,PC 38,6 22,1 22,7 16,5 15,9
J. Durán – PR 4,9 21,4 13,3 -16,5 -8,4
1970 (Presidencial) 1969, 1973 (del Congreso)
1969 1973 1970-69 1970-73
S. Allende – UP: PC,PS,PR 36,6 41,4 38,6 -4,8 -2
J. Alessandri – PN 34,9 20 21,3 14,9 13,6
R. Tomic – DC 27,8 29,8 29,1 -2 -1,3
a
La votación de Alessandri se contrasta con toda la votación parlamentaria del Partido Liberal; b La
votación de Zañartu se compara respecto de toda la votación Liberal de las parlamentarias de 1932; c PC
proscrito para las elecciones parlamentarias de 1949; d la votación de Bernardo Ibáñez se compara con la
votación total socialista en las parlamentarias de 1945 y 1949; e PC proscrito para las elecciones
parlamentarias de 1949 y 1953; f proscripción del PC durante las elecciones de 1957; g se consideró la
votación parlamentaria de la derecha más la de la DC en 1961 y 1965, con el objeto de comparar el apoyo
recibido en la elección presidencial de 1964 en que Frei fue apoyado implícitamente, al no presentar la
derecha candidato, y explícitamente por el PN.
154
17,3 para Alessandri en la década del 30 y 17,8 para Allende a finales del 50, donde el PC estaba
proscrito en esa época y tenía un electorado que no pudo votar por candidatos parlamentarios comunistas,
pero si por Allende.
Partidos y/o alianzas % Votación % Votación Gobernador (2) Diferencia (1) – (2)
Presidencial (1) (2a) (2b) (1) – (2a) (1) – (2b)
1931 (Presidencial y de Gobernador)
UCR Antipersonalista 45,9 49,0 -3,1
PDN 35,2 34,3 0,9
Alianza Democrática Social (PDP – PS) 18,8 Otros 16,7
1937 (Presidencial) 1935, 1939 (Gobernador)
Concordancia (PDN y UCR 1937 1935 1939 1937-35 1937-39
antipersonalista para elec. de gobernador) 52,3 88,4 85,5 -36,1 -33,2
Otros 47,7 11,6 14,5 36,1 33,2
1946 (Presidencial y de Gobernador)
PJ 55,1 42,0 13,1
Unión Democrática 44,9 -
UCR - 38,0
Otros - 20,0 -20,0
1951 (Presidencial) 1950, 1951 (Gobernador)
1950 1951 1950-51 1951-51
PJ 63,6 54,0 62,5 9,6 1,1
UCR 32,5 35,0 32,5 -2,5 0
Otros 3,9 11,0 4,5 -7,1 -0,6
1958 (Presidencial y de Gobernador)
UCR Intransigente 56,6 50,0 6,6
UCR del Pueblo 37,3 33,0 4,3
Otros 6,1 17,1 -11
1963 (Presidencial) 1962, 1963 (Gobernador)
1962 1963 1963-62 1963-63
UCR del Pueblo 37,7 27,5 28,0 10,2 9,7
UCR Intransigente 31,4 32,2 24,2 -0,8 7,2
Otros 30,9 40,3 46,9 -9,4 -16
1973 Marzo (Presidencial y de Gobernador)
FREJULI 46,0 47,4 -1,4
UCR 29,2 27,0 2,2
Otros 24,8 25,6 -0,8
1973 Septiembre (Presidencial y de Gobernador)
FREJULI 60,4 63,5 -3,1
UCR 31,1 34,0 -2,9
Otros 8,5 2,5 6,0
1983 (Presidencial y de Gobernador)
UCR 52,2 49,39 2,8
PJ 45,7 40,93 4,7
MID 2,1 - 2,1
Fuente: CENM (2003). * Los porcentajes se calcularon sobre el total de votos positivamente emitidos, sin
considerarse ni los blancos ni los nulos. Efectivamente, no están consideradas, por ejemplo, las altas
votaciones en blanco de los años 1958 (11,9%) y 1963 (27,5%) para la Provincia en votaciones
presidenciales, las cuales se explican en gran parte debido a la proscripción del peronismo. Para las
votaciones de Gobernador en 1963 se alcanzó también un nivel del 19,4% en votos blancos.
Conclusión. En lo que respecta a los lazos formados entre la ciudadanía y los partidos
políticos, medidos por la equiparidad o desigualdad encontrada entre diferentes tipos de
elecciones, para el caso argentino (o al menos para las dos provincias en cuestión) se
encuentran similitudes que llevan a conjeturar que dichos lazos poseen una relativa
solidez. Las diferencias son incluso más difíciles de encontrar que en el caso chileno.
Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el tipo de elección presidencial en Argentina
no es de votación directa para presidente en todos los años (sólo en tres elecciones fue
así), lo que puede estar forzando a que el electorado centre su atención más en simpatías
partidistas que en aspectos carismáticos. En suma, este aspecto de la institucionalización
del sistema de partidos políticos, tanto para Argentina como para Chile es un punto
fuerte. Las diferencias entre elecciones de diferente tipo, del mismo año o lo más
cercanos en el tiempo, no poseen porcentajes muy dispares, lo que lleva a afirmar que la
asunción de liderazgos populistas no afectó en gran medida la formación de lazos entre
Chile. Durante el siglo XX, hasta 1973, se puede reconocer tan sólo un gran período de
desorganización y deslegitimación del sistema político que transcurre desde mediados de
la década del 20 hasta 1932, sucediéndose una serie de golpes militares y gobiernos
transitorios vagamente legitimados. El 5 de Septiembre de 1924 llega un comité
ejecutivo a La Moneda para presentar una serie de peticiones al presidente Alessandri.
El efecto inmediato fue una renuncia ministerial y la asunción del General Luis
Altamirano en el Ministerio del Interior. El 9 de Septiembre el Presidente había pedido
asilo y luego se marcha del país el día 10 por la falta de garantía para gobernar y asume
como vicepresidente el General Altamirano. La renuncia que Alessandri había
presentado al Senado le fue rechazada, por contrapartida el Senado le otorgó una
licencia por seis meses. La Junta de Gobierno de 1924 con que Altamirano gobernó
155
Al respecto del período ver: Luna, Félix: “Los Radicales en el Gobierno”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003, págs.
235-264.
156
Al respecto del período ver: Zuleta, Enrique: “Los Gobiernos de la Concordancia”, en Nueva Historia
de la Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003,
págs. 265-297.
157
Al respecto del período ver: Caimari, Lila M.: “La Era Peronista: 1943-1955”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999 – 2003,
págs. 299-323.
158
Al respecto del período ver: Amaral, Samuel: “De Perón a Perón: 1955-1973”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003, págs.
325-360.
159
Al respecto del período ver: Floria, Carlos: “Militarización y Violencia”, en Nueva Historia de la
Nación Argentina, Vol. 7: “La Argentina del Siglo XX”, Academia Nacional de Historia 1999-2003, págs.
377-400.
Este crecimiento, durante el gobierno militar de 1943, hizo que los salarios llegaran a
crecer alrededor del 14%, pero especialmente durante gran parte del primer gobierno
peronista los salarios llegaron a crecer cerca del 40%, entre 1947 y 1949. Lo anterior es
importantísimo para entender el Populismo Económico ya que, como se verá más
Tabla 3.1.2: Índice del Salario Industrial y su Variación Porcentual anual en Argentina: 1939 – 62.*
El salario no sufrió grandes aumentos, sólo tuvo suaves crecimientos hasta 1971, sin
embargo, se aprecian grandes caídas, por ejemplo en 1931 y 1932 el salario disminuyó
un 36% y 25% respectivamente, posiblemente debido a la gran depresión de 1929, en el
marco de una economía abierta, dependiente y exportadora de materias primas (ver
Tabla 3.1.4). Otro aspecto a destacar es que en 1971 se alcanza un nivel de salarios aún
más alto que en 1995, pero rápidamente éste cae de forma estrepitosa con un 43% de
baja, en la medida en que el país entra en crisis hacia 1973.
Ahora bien, si observamos la Tabla 3.1.5, el salario industrial crece a mediados de 1940
respecto de la década anterior en un 7%, lo cual se condice con el impulso
industrializador del país durante el gobierno radical de Ríos. Nuevamente aumentan
durante la primera parte de la década de 1950 en 12%, sin embargo, hacia el final del
Tabla 3.1.4: Índice del Salario Real (remuneraciones del trabajo) y su Variación Porcentual Anual
en Chile: 1920 – 1975*
Tabla 3.1.6: Población Total y extranjera Tabla 3.1.7: Población Total y Extranjera en
en Argentina, censos de 1869, 1895, 1914 Chile, censos de 1865, 1895, 1920
Los datos de inmigración son también relevantes y muestran la alta entrada de personas
a suelo argentino, por ejemplo en 10 años, entre 1904 y 1914, llegaron 2.703.163.160 El
destino de las inmigraciones durante el siglo XIX y comienzos del XX se concentró en
las provincias del centro y el litoral. En efecto, en la Tabla 3.1.8, se aprecia que para
1914 la Capital Federal poseía más población extranjera que nacional y la provincia de
Buenos Aires en general, al igual que la Provincia de Santa Fe, concentraban
aproximadamente 35% de extranjeros respectivamente, para ese mismo año. Es
importante destacar que en la Capital Federal el porcentaje de hombres extranjeros es
casi un 30% (respecto del total de personas), y en general la población masculina supera
en casi 70 mil individuos a la femenina, lo que muestra que la población estaba siendo
afectada por un proceso inmigratorio –a diferencia de una sociedad con tasas migratorias
160
El valor corresponde a inmigrantes de segunda y tercera clase, obtenido en: Asdrúbal, Hernán Coord.
(1990): Inmigración y estadísticas en el cono sur de América: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay. OEA,
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, págs. 41-42.
Tabla 3.1.8: Población Nacional y Extranjera en la Capital Federal y las Provincias de Buenos Aires
y Santa Fe, según censo de1914.*
Por otro lado, las principales inmigraciones provienen de italianos y españoles, y durante
los primeros 15 años del siglo XX se cuantifica la llegada de 2.816.514 personas, donde
un 40% corresponde a italianos y otro 40% a españoles.161
Al observar las profesiones u oficios de los inmigrantes destaca, principalmente, el
cambio producido entre las actividades realizadas. En efecto, en 1904 la cantidad de
Agricultores llegados es de 35%, y la suma de los porcentajes de Oficiales de Taller o
Fábricas más el de Jornaleros y Comercio (oficios propios de los centros urbanos) es de
aproximadamente 36%. Este panorama cambia diametralmente hacia 1912 donde el
porcentaje de inmigrantes Campesinos cae a 20% y el de Oficiales más Jornaleros y
Comerciantes se eleva por sobre el 50% (ver Tabla 3.1.9).
Los tipos de oficios de los inmigrantes así como su destino dentro de la Argentina sin
duda reafirma la premisa sobre las inmigraciones como factor que ayudó fuertemente a
161
Asdrúbal, Hernán coord. (1990): Inmigración y estadísticas en el cono sur de América: Argentina,
Brasil, Chile, Uruguay, OEA, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, pág. 50.
En Chile, sin embargo, ocurre una situación muy diferente. En el censo de 1895 se
contabiliza la mayor cantidad de extranjeros en zonas nortinas debido, principalmente, a
los territorios conquistados en la Guerra del Pacífico, por ello en la Provincia de
Tarapacá el número total de extranjeros alcanza a 32,32% respecto del total de
extranjeros en el país. Por otro lado en Atacama, la población extranjera en 1865 alcanzó
el 37,58% respecto del total del país. Además se puede esperar mayor cantidad de
extranjeros debido a la oferta laboral existente en zonas nortinas gracias a las
explotaciones mineras. También las regiones centrales fueron atrayentes para las
inmigraciones, así Santiago durante 1920 contaba con el 23,8% del total de extranjeros
en Chile y Valparaíso con 12,82% (ver Tabla 3.1.10).
Argentina. La industria argentina comienza su desarrollo ya hacia finales del siglo XIX,
aunque muy distinta a la industria característica de una economía desarrollada. Como se
puede apreciar a continuación, durante el último cuarto del siglo XIX y comienzos del
siglo XX la industria argentina tuvo un gran crecimiento respecto de la mayoría de los
períodos siguientes (ver Tablas 3.2.1).
A comienzos del siglo XX la producción industrial representaba más del 15% del PIB,
porcentaje que aumentará más de 10 puntos porcentuales durante la década del 40 (ver
Tabla 3.2.2). Sin embargo, la industria naciente durante el siglo XIX fue
considerablemente diferente a la que se desarrollará inmediatamente antes y durante el
Populismo de Perón. En efecto, el porcentaje de producción industrial que dominaba en
1914 era principalmente de bienes alimenticios, los cuales comprendían a más de la
mitad de la producción industrial argentina. Esta situación hacia 1947 se revierte en
cierta medida, ya que dicha producción cae a 34% y los cueros y textiles se elevan sobre
el 20%, mientras que la metalurgia y maquinarias alcanzan cerca del 15% y los
hidrocarburos poco más del 10% de la producción industrial. La industria argentina se
diversifica considerablemente, aunque la elaboración de bienes alimenticios conserva
aún gran importancia, lo que se relaciona con la hegemonía que conservará el campo,
aún en las etapas más fuertes de sustitución de importaciones. El panorama industrial se
transformará definitivamente hacia 1974 cuando la producción de metales y de
maquinarias, junto con los hidrocarburos, representan más del 50% de la producción
industrial, y la producción de bienes alimenticios es de sólo el 28% de la producción
industrial total. Lo anterior debe comprenderse a la luz de las políticas de
industrialización que continuaron los gobiernos burocrático-autoritarios de la década del
60 y comienzos del 70 (ver Tabla 3.2.3).
1900 1909 1913 1917 1923 1927 1931 1934 1940 1945 1949 1953 1955 1957
Cantidad 1.120 2.176 3.136 3.233 3.089 3.474 3.661 3.485 3.264 2.651 1.255 1.487 1.547 1.743
Fuente: Martorell (1969), pág. 91.
*Valores en Millones de dólares (US$) de la época.
% de Inversión % de Inversión
Período Extranjera Período Extranjera
1900 - 1904 11,8 1935 - 1939 2,5
1905 - 1909 18,0 1940 - 1944 1,5
1910 - 1914 20,8 1945 - 1949 0,1
1915 - 1919 3,4 1950 - 1954 0,7
1920 - 1924 3,6 1955 0,3
1925 - 1929 4,8 1956 - 1962 1,3
1930 - 1934 3,2
Fuente: Martorell (1969), pág. 94.
* Promedios anuales.
Tabla 3.2.6: Estimación de las Inversiones de Capital Extranjero en Argentina: 1910 – 1931.*
Algo similar ocurre con el aumento de industrias extranjeras durante 1900 a 1930:
La inversión cae notablemente una vez iniciado el gobierno militar de 1943 y luego el
peronismo. La desaceleración de la inversión va sin duda alguna de la mano de la
162
Barbero, María Inés & Rocchi, Fernando (2003): “Industry”, en A New Economic History of Argentina,
Gerardo della Paolera y Alan M. Taylor eds., Cambridge University Press, pág. 272.
Chile. El desarrollo de la industria chilena es lento durante los primeros cuarenta años
del siglo XX. Solamente durante la década del 40 se produce un crecimiento mayor de la
actividad industrial, precisamente bajo el Gobierno de Juan Antonio Ríos. Este
crecimiento se concentra, principalmente, en 1941 cuando alcanza casi 5%, respecto del
año anterior y el crecimiento industrial en toda la década del 40 es de casi 10% (ver
Tabla 3.2.7).
Si en Argentina la producción industrial de la década de 1910 representaba el 15% del
PIB, en Chile representa un poco más del 10%, y sólo en la década del 50 esta actividad
se duplica (21,39%). El porcentaje más alto de producción industrial respecto del PIB es
alcanzado en la década del 60 con 24,09%. Respecto de otras actividades económicas
importantes, la Industrial es la única que aumenta su participación en el PIB, puesto que
tanto la Agricultura como la Minería caen considerablemente (ver Tabla 3.2.8), aunque
es conveniente aclarar que la minería no considera la actividad industrial que se puede
realizar en Chile con las materias primas obtenidas. Por lo mismo, en el Tabla 3.2.9, se
163
Para profundizar el análisis de las iniciativas de nacionalización ver: Martorell, Guillermo (1969): Las
Inversiones Extranjeras en la Argentina, Editorial Galerna, págs. 89-95.
La producción industrial de los años 60 se presenta como una condición favorable para
llevar a cabo políticas macroeconómicas populistas, aunque la producción industrial
como forma de desarrollo surge con fuerza ya en la década del 40, cuando ésta aumentó
en más de 100% respecto de la década anterior (de 300 mil millones a casi 700 mil
millones de pesos, Tabla 3.2.8). Sin embargo, la producción industrial sectorial en Chile
se mantiene fuertemente ligada a la producción de manufacturas básicas. Si bien los
porcentajes de producción de alimentos, bebidas y tabaco son casi idénticos a los de
Argentina, en Chile el desarrollo del sector metalúrgico es más lento y donde se
desarrolla más la industria es en el sector textil, cuero y caucho (ver Tabla 3.2.9).
164
Zabala, Ricardo (1985): Análisis y descripción de la Inversión Extranjera Directa en Chile: 1954-
1984, borrador preliminar para comentarios, Depto. de Economía U. de Chile, pág. 13.
Tabla 3.2.11: Inversión extranjera según países en Chile: 1954 – 1970; 1974 – 1984*
Período Cantidad
1954-1956 65,55
1957-1959 51,90
1960-1962 69,27
1963-1965 231,36
1966-1968 140,03
1969-1970 262,51
1974-1976 131,13
1977-1979 716,15
Fuente: Zabala (1985), pág. 13.
* Los valores corresponden a la sumatoria para cada período de años de la inversión materializada en
millones de dólares de 1980.
El país que hegemonizó las inversiones extranjeras en Chile fue Estados Unidos, anterior
a 1970 y posterior a 1974 (ver tabla 3.2.11), siendo el sector principalmente beneficiado
la minería (ver Tabla 3.2.13). Y como el capital extranjero se concentró en zonas
alejadas del centro chileno, ello no motivo el surgimiento de nacionalismos fuertes en
Tabla 3.2.13: Porcentaje de Inversión Internada según Sector Económico en Chile: 1958 – 1970.
Sector %
Silvo Agropecuario 0,4
Industria 38,7
Minería 59,9
Servicios y Otros 1
Fuente: Zabala (1985): p. 18.
Argentina Chile
Año PIB PIB por PIB PIB por
Total Habitante Total Habitante
1875 3.634 1.761 3.213 1.530
1890 8.978 2.659 5.500 2.075
1900 13.876 2.957 6.964 2.341
1915-1919 28.182 3.365 10.494 2.851
1920-1929 43.218 4.213 12.357 3.032
1930-1939 54.224 4.183 13.359 2.843
1940-1949 75.805 4.927 20.043 3.621
1950-1959 103.881 5.538 28.840 4.276
1960-1969 145.601 6.566 42.867 5.046
1970-1979 220.296 8.510 54.337 5.306
1980-1989 237.505 7.902 69.839 5.798
Fuente: J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 301-304, 309-312.
* El valor de PIB total corresponde al promedio de cada período expresado en Millones de Dólares de
1995, de la misma forma para el PIB por Habitante, pero expresados en Dólares de 1995.
Tabla 3.2.15: PIB Total y Sectorial (Industria) en Argentina y Chile: 1915 – 1979.*
En Argentina quien monopolizó la inversión extranjera fue Gran Bretaña, símbolo del
imperialismo del siglo XIX, y en Chile fue Estados Unidos potencia económica del siglo
XX, lo que se adecua tentativamente a lo temprano del surgimiento del Populismo
Económico en Argentina y al tardío surgimiento en Chile. Ahora bien, conviene destacar
un factor importantísimo como es la urbanización: en Argentina las inversiones
extranjeras tuvieron, en general, mayor repercusión, ya que muchas de ellas se centraron
en zonas urbanas lo que las hacía más visibles a los rechazos nacionalistas, surgidos
principalmente de las grandes ciudades. En cambio en Chile, la inversión extranjera se
centró en zonas alejadas de los centros urbanos, y no provocó el surgimiento de
Populismo Económico de forma temprana como en Argentina. Por ello las políticas
macroeconómicas de corte populistas, como se apreciará posteriormente, se ubicarán a
comienzos de 1970. Finalmente conviene subrayar que el rechazo ideológico al capital
extranjero se realizó bajo códigos distintos a los del nacionalismo populista.
165
Sunkel, Osvaldo (1970): El Subdesarrollo Latinoamericano y la Teoría del Desarrollo, Siglo XXI
Editores, pág. 355.
En definitiva la crisis del 29 estimuló que los precios de las exportaciones cayeran, lo
cual afectó fuertemente a las económicas exportadoras de materias primas e incentivó
los proyectos de sustitución de importaciones. Hacia la década del 40 se produce un
auge respecto de la demanda de bienes agrícolas y materias primas en general, por parte
de los países en guerra, lo que provocó el ingreso de gran cantidad de divisas a los países
primario-exportadores. Sin embargo, la estabilización de los mercados europeos y
norteamericano al fin de la guerra provocó que, nuevamente, se deterioraran los
términos del intercambio y se intensificaran los proyectos de industrialización con
sustitución de importaciones. Así pues, las economías latinoamericanas dejan de
importar bienes de consumo e importan bienes de capital e insumos industriales, ambos
para abastecer y sostener la producción industrial nacional. Pero la demanda por bienes
de capital e insumos industriales tiende a exceder la cantidad de divisas existentes en el
país, y por otro lado la producción de bienes de consumo de industrias nacionales es
demandada gracias a la expansión del gasto público que tiende a superar los recursos
tributarios y los no tributarios del Estado.
La continuidad del proceso económico entre el modelo de exportación primaria y la
industrialización con sustitución de importaciones es simplemente que la economía
sigue basada, aún en tiempo de fuerte sustitución, en la exportación tradicional de
productos primarios, y principalmente en la importación de bienes de capital que, a
medida que la industria nacional comienza a diversificarse, desatan problemas de
financiamiento que empiezan a satisfacerse mediante inversiones extranjeras, créditos y
préstamos externos, públicos y privados. En la medida que los países procuran seguir
con estas políticas de industrialización aumentan considerablemente sus compromisos
166
Ibíd. pág. 356.
Tabla 3.3.1: Composición del Valor de las Exportaciones en Chile: 1940 – 1973.*
167
Al respecto: Ibíd. págs. 366-369.
168
Valores anuales desglosados de las exportaciones: Braun et als. (2000): Economía Chilena…, pág. 167.
Ahora bien, para poder cuantificar la magnitud del deterioro económico facilitado por el
modelo de industrialización sustitutiva es necesario observar la crisis en la balanza de
pagos, específicamente el saldo de cuenta corriente que se compone, en forma genérica,
tanto de las exportaciones como las importaciones. El saldo de la cuenta corriente
comprende el saldo de la balanza comercial (exportaciones FOB, free on board, menos
importaciones CIF, cost, insurance and freight) y del saldo de la cuenta de servicios
(exportaciones de servicios menos importaciones de servicios). La lógica del modelo
indica que a medida que la ISI se intensifica se producirá el aumento de la importación
de bienes de capital y de materias primas, frente a los únicos productos con importante
capacidad productiva para ser exportados por países latinoamericanos: ciertos tipos
específicos de materias primas. Las consecuencias más directas es que los saldos de
cuenta corriente finalmente se empeoran, aún más que bajo la lógica del intercambio
desigual entre bienes de consumo de países industrializados y las materias primas de
países latinoamericanos. Como muestra la Tabla 3.3.5, en Chile se observa que durante
la década del 50 se obtienen saldos negativos en la cuenta corriente, sin embargo, son
Pagos Dona-
Exporta- Importa- netos ciones Saldo de
Año ciones ciones utilidad netas Cuenta
CIF FOB intereses privadas corriente
1951 419,2 396,9 67,5 0,6 -45,8
1953 382,0 398,0 44,3 1,0 -61,3
1955 535,5 432,7 78,3 1,8 22,7
1957 442,4 498,7 53,0 -1,3 -108,0
1959 488,0 471,9 57,9 -9,7 -32,1
1961 521,1 741,3 81,7 -6,8 -295,1
1963 564,0 682,0 90,0 -4,0 -204,0
1965 792,0 716,0 128,0 -10,0 -42,0
1967 995,0 867,0 198,0 -5,0 -65,0
1969 1307,0 1050,0 172,0 -1,0 86,0
1970 1251,0 1152,0 196,0 -2,0 -95,0
1971 1128,0 1214,0 118,0 -3,0 -201,0
1972 979,3 1310,0 147,7 -5,4 -473,0
1973 1434,2 1617,7 109,6 -4,8 -288,3
1975 1747,3 2042,2 284,1 -1,2 -577,8
1977 2530,2 2680,0 359,0 -15,9 -492,9
Fuente: CEPAL (1979), pág. 30.
* Millones de dólares de cada año.
En Chile el deterioro de los términos del intercambio se ve agravado más aún con el
modelo ISI, en el cual se tiende a disminuir la capacidad exportadora de bienes de
primarios e incrementar crecientemente la importación de bienes de capital y algunas
materias primas. Hacia finales de la década del 60 los términos del intercambio
Otro factor que compone el modelo ISI es el nivel de gasto fiscal utilizado para
estimular la demanda de bienes de consumo, aumentar los subsidios y sostener
competitivamente a las empresas públicas, para así activar el desarrollo industrial de la
nación. Durante la primera mitad de la década del 50 el país comienza a tener déficit
Argentina. Los altos niveles de exportación argentina durante los comienzos del siglo
XX caen considerablemente en la década del 30, afectados en gran medida por la Gran
Depresión (ver Tabla 3.3.1). Sin embargo, estos niveles caen aún más en la década del
40, es decir, durante la plena aplicación del modelo de industrialización sustitutiva. Ya
en la segunda mitad de la década del 50 las exportaciones representan sólo el 3,6% del
PIB. A diferencia del caso de Chile, en Argentina se observa mayor apertura exportadora
durante comienzos del siglo XX y una aún más drástica caída de ésta hacia la década del
50. En los años 40 la exportación de materias primas en Argentina posee niveles
comparativamente bajos respecto Chile, que luego crecen levemente (década del 60) en
la medida que el modelo ISI comienza a diluirse y entrar en crisis (ver Tabla 3.3.2).
Aunque las exportaciones respecto del PIB cayeron (ver Tabla 3.3.1), los niveles de
venta de la agricultura hegemonizaron el intercambio comercial argentino (ver Tabla
3.3.9), inclusive durante los primeros años del gobierno de Perón la agricultura
representaba el 81,3% de las exportaciones. A pesar de ser un sector marginado por el
Estado aprovechó el gran valor que adquirieron los productos agrícolas durante la
Tabla 3.3.9: Composición del Valor de las Exportaciones Agrícolas en Argentina: 1939 – 1973*
El déficit financiero del sector público en Argentina se agudiza hacia finales del segundo
gobierno de Perón en 1954 y 1955 debido a los intentos de estimular la economía por el
lado de la demanda, lo cual se traduce en aumentos crecientes del gasto fiscal (ver Tabla
3.3.13). Uno de los principales sectores deficitarios del fisco son las empresas públicas,
las cuales aportan gran parte de este déficit junto con los gastos referidos a la cuenta de
capitales; en este sentido dicho déficit se puede interpretar en gran medida por el
proceso de industrialización sustitutiva, que tiende a favorecer la industrialización de
crecientes sectores de la economía sin ser estos naturalmente competitivos en el contexto
internacional. Otros aspectos que provocan este desbalance son el creciente gasto
gubernamental y en seguridad social, y aunque estos dos sectores no tengan déficit, si
obtiene cada vez menos ahorros hacia 1955, como muestra la Tabla 3.3.13. Hacia finales
de la década del 50 y principios del 60 la situación no se revierte y el gasto continúa
sosteniéndose sobre todo en el sector de seguridad social, obteniéndose en 1962 déficit
similares al de las empresas públicas.
Sector Público 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960 1961 1962 1963
Ingresos (1) 117 125 122 127 131 133 156 149 128 120 155 179 143 139
Cuentas
fiscales Gastos (2) 96 96 93 104 121 120 104 97 102 89 100 117 118 102
Ahorro (1)-(2) 21 29 29 23 10 13 52 52 26 31 55 62 25 37
Ingresos (1) 35 34 32 38 43 43 44 43 32 27 33 38 28 33
Seguridad
Social Gastos (2) 12 12 13 17 23 28 31 27 29 28 32 41 36 36
Ahorro (1)-(2) 23 22 19 21 20 15 13 16 3 -1 1 -3 -8 -3
con superávit (1) 14 10 13 11 12 9 18 22 15 24 17 16 13 10
Empresas
Públicas con déficit (2) 11 14 15 14 16 15 21 26 34 27 18 19 21 17
Ahorro (1)-(2) 3 -4 -2 -3 -4 -6 -3 -4 -19 -3 -1 -3 -8 -7
Ahorro Sector Público 47 47 46 41 26 22 62 64 10 27 55 56 9 27
Gastos en Cta. de Capitales 58 52 45 47 45 39 38 48 77 49 65 72 59 62
Déficit Financiero -11 -5 1 -6 -19 -17 24 16 -67 -22 -10 -16 -50 -35
Fuente: Díaz (1970), pág. 496.
* Los valores corresponde a billones de pesos argentinos de 1960.
En este punto de la investigación resulta clave destacar las nociones sociales de los
fenómenos de la Inflación y el Gasto. La inflación, que consiste en el aumento general
del nivel de precios, y que refleja la pérdida de valor del dinero, se explica
principalmente porque la oferta monetaria crece más que la oferta de bienes y servicios.
Cuando esto ocurre, existe una mayor cantidad de dinero a disposición de las personas
para un conjunto de bienes y servicios que no ha crecido en la misma proporción. Ello
hace que el dinero resulte relativamente más abundante y que, como en el caso de
cualquier otra mercancía cuya oferta se amplía, tienda a reducir relativamente su valor,
haciendo que se necesite entregar más unidades monetarias para obtener la misma
cantidad de bienes. En este sentido la inflación es reflejo del desbalance producido en el
dinero en cuanto duplicación de la escasez. En consecuencia, el dinero no cumple la
función de asignar recursos escasos debido a que se ha producido una disminución de
los bienes transables, en este sentido el dinero representa alguna forma de abundancia.
Como se menciona a continuación:
169
Cousiño y Valenzuela (1994): Politización y Monetarización…, págs. 118-119.
Tabla 3.4.2: Tasa de Inflación según períodos de gobierno para Chile: 1915 – 1989.*
Período Chile
Inflación variación %
José Luis Sanfuentes (1915-1920) 48,9
Arturo Alessandri Palma (1920-1925) 17,0 -65,2
Período 1925-1932 23,0 34,9
Arturo Alessandri Palma (1932-1938) 31,6 37,6
Pedro Aguirre Cerda (1938-1942) 65,4 106,8
Juan Antonio Ríos (1942-1946) 60,6 -7,3
Gabriel González Videla (1946-1952) 112,4 85,5
Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958) 299,2 166,2
Jorge Alessandri Rodríguez (1958-1964) 159,8 -46,6
Eduardo Frei Montalva (1964-1970) 158,1 -1,1
Salvador Allende (1970-1973) 889,5 462,8
Augusto Pinochet, Gobierno Militar (1973-1989) 1279,0 43,8
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 333-335.
* La tasa de inflación corresponde la sumatoria de cada año para los períodos presentados
Argentina
Período de Gobierno
Inflación variación %
Hipólito Yrigoyen, Primera Presidencia (1916 - 1922) 34,1 -
Marcelo Torcuato de Alvear (1922 - 1928) -6,7 -119,5
Hipólito Yrigoyen, Segunda Presidencia (1928 - 1930) 0,0 -
José Félix Uriburu, Gobierno Militar (1930-1932) -22,6 -
Agustín Justo (1932-1938) 15,0 166,5
Roberto Ortiz - Ramón Castillo (1938 -1943) 15,3 1,5
Pedro P. Ramírez - Edelmiro Farrel, Gobierno Militar (1943 - 1946) 37,8 147,9
Juan Domingo Perón, Primera Período (1946 -1952) 157,5 316,4
Juan Domingo Perón, Segunda Período (1952 -1955) 20,3 -87,1
Eduardo Lonardi - Pedro Aramburu, Gobierno Militar (1955-1958) 69,6 242,3
Arturo Frondizi - José María Guido (1958-1963) 206,8 197,3
Arturo Illía (1963-1966) 86,0 -58,4
Juan C. Onganía - Roberto Levingston - Alejandro Lanusse, Gob. Militar (1966-1973) 219,6 155,3
Héctor Cámpora - Juan D. Perón - M. Estela Martínez (1973-1976) 649,0 195,6
J. Videla – R. Viola – L. Galtieri – R. Bignone, Gob. Militar (1976-1983) 1.225,2 88,8
Raúl Alfonsín (1983 -1989) 4.870,7 297,5
Fuente: elaborado en base a J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), págs. 333-335.
* La tasa de inflación corresponde la sumatoria de cada año para los períodos presentados.
170
Cousiño y Valenzuela (1994): Politización y Monetarización…, pág. 114-120.
Tabla 3.4.5: Gasto Social y Fiscal como porcentaje del PIB en Chile: 1970 – 1979.
Tipo de Gasto Social 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979
Salud 1,62 2,12 2,56 2,57 1,98 1,69 1,36 1,43 1,38 1,21
Asistencia Social 0,26 0,50 0,26 0,49 0,43 1,13 1,52 1,24 1,48 0,87
Vivienda 0,89 1,69 1,53 2,08 1,89 0,88 0,75 0,77 0,53 0,54
Previsión 2,47 4,09 3,95 2,43 2,26 2,68 2,27 2,83 2,76 2,74
Educación 3,79 4,85 5,39 4,14 4,16 3,60 3,51 3,90 3,64 3,53
a
FNDR 0,07 0,21 0,19 0,29 0,29 0,29 0,58 0,45 0,41 0,36
Total Gasto Social 9,10 13,46 13,88 12,00 11,01 10,27 9,99 10,62 10,20 9,25
Total Gasto Fiscal 21,09 27,22 34,97 30,76 32,35 33,58 30,03 30,01 29,38 24,75
Gasto Social / Gasto Fiscal 0,43 0,49 0,40 0,39 0,34 0,31 0,33 0,35 0,35 0,37
Fuente: elaborado en base a Haindl, Budinich e Irarrázabal (1989), pág. 35, donde se obtiene el Gasto
Social desglosado; y en J. Braun, M. Braun, Briones, Díaz, Lüders y Wagner (2000), pág. 79, se obtiene el
total del Gasto Fiscal como porcentaje del PIB.
a
Fondo Nacional de Desarrollo Regional.
El Gasto Fiscal Total como porcentaje del PIB obtiene también sus índices más altos
durante el gobierno de Perón, entre 1950 y 1954. Las Transferencia a Personas, como
porcentaje del PIB tiene su valor más alto en 1961 y su segundo valor más alto en 1954.
Los porcentajes más altos de subsidios respecto del PIB se encuentran concentrados
durante el Gobierno de Perón, en los años 1950, 1954 y 1955. Lamentablemente no se
poseen datos anteriores a 1950 referidos a gastos de transferencia a personas, subsidios y
pago de intereses de la deuda pública. Por el lado de los Gastos del Gobierno, los más
altos porcentajes se concentran durante el primer gobierno de Perón y bajo el Gobierno
Tabla 3.4.7: Gasto Fiscal como Porcentaje del PIB en Argentina: 1940 – 1961
171
La población urbana de la Provincia de Buenos Aires en 1947 es de 6.030.225 personas, la población
que vive en localidades de más de 2.000 habitantes es de 6.166.092 habitantes. Lo que se conoce como el
Gran Buenos Aires involucra a la población “aglomerada” que habita en la Capital Federal y en los
partidos General San Martín, Lanus, Lomas de Zamora, Morón, San Isidro, 3 de Febrero, Vicente López,
Avellaneda, General Sarmiento y Quilmes. Comprende además parte de la población de los partidos de La
Matanza, Almirante Brown, Merlo, Moreno, Esteban Echeverría, Tigre, Florencio Varela, Berazategui,
San Fernando, Escobar, Pilar, San Vicente, General Rodríguez, Marcos Paz, Cañuelas y La Plata, y
concentra a 4.748.723 habitantes en 1947, aproximadamente un tercio de toda la población argentina. Esta
proporción poblacional se mantiene así hasta el censo de 1980. Al respecto ver CEPAL (2001):
Urbanización y Evolución de la Población Urbana de América Latina: 1950-1990. Boletín demográfico,
CEPAL año XXIII, edición especial Mayo 2001, CELADE, división de población, Santiago de Chile,
págs. 27 y 33.
173
Para revisar los modelos de Estado que reconoce Stepan (Liberal, Marxista en sociedades capitalistas y
Organicista Estatal) ver: Stepan (1978): State and Society…, págs. 7-70.
174
Al respecto: Mascareño (2003): “Teoría de Sistemas en…”, págs. 16-21.
175
Luhmann, Niklas (1988): Teoría Política en el Estado de Bienestar, Alianza Editorial, pág. 62.
176
Sobre las distinciones de contenido perfecto la siguiente cita de Luhmann es clarificadora: «La forma
es forma de una distinción, por tanto de una separación, de una diferencia. Se opera una distinción
trazando una marca que separa dos partes, que vuelve imposible el paso de una parte a la otra sin atravesar
la marca. La forma es, pues, una línea de frontera que marca una diferencia y obliga a clarificar qué parte
se indica cuando se dice que se encuentra en una parte y dónde se debe comenzar si se quiere proceder a
nuevas operaciones. Cuando se efectúa una distinción, se indica una parte de la forma, por tanto, es la otra
parte de la otra. Ninguna parte es algo en sí misma. Se actualiza sólo por el hecho de que se indica esa
parte y no la otra. En este sentido la forma es autorreferencia desarrollada; mas precisamente, es
autorreferencia desarrollada en el tiempo. Y en efecto, para atravesar el límite que constituye la forma,
siempre se debe partir, respectivamente, de la parte que se indica […]» en Luhmann, Niklas y De Georgi,
R. (1993): Teoría de la Sociedad, Universidad de Guadalajara, Universidad Iberonamericana e ITESO,
pág. 35. Paradójicamente en el sistema político latinoamericano no se puede indicar con propiedad un lado
de la distinción, ya que hay veces que al querer indicar un “sindicato” se puede estar indicando también
una parte de un “ministerio del trabajo”, debido a la creciente heteronomía desarrollada bajo este tipo de
sociedades estructuradas en torno al Estado. Esto también fue definido como “Hipertrofia Estatal” (Ianni).
Esquema 5: Modelo del Sistema Político del Estado de Bienestar y del Estado Populista
POLÍTICA PARTIDOS
POLÍTICOS
ADMINISTRACIÓN ESTADO
PÚBLICO
PÚBLICO
Figura 1 Figura 2
177
Al respecto: Mascareño, Aldo (2004): “Sociología del Derecho (chileno y latinoamericano)”, en
Revista Persona y Sociedad, Vol. XVIII, Núm. 2, págs. 63 – 94.
178
Lo que hace referencia al concepto de “Hipertrofia Estatal” definida por Ianni, al respecto ver página
13, y la referencia al autor en la cita 36.
179
Luhmann (1988): Teoría Política…, pág. 64.
180
Ibíd. págs. 64-65.
La primera diferencia es, por lo tanto, la forma en que se establecen relaciones entre los
subsistemas de lo político, estas son básicamente jerárquicas y verticales, lo cual es
propio del modelo Organicista de Estado propuesto por Stepan. Respecto de la
diferenciación sistémica esta se torna difusa en cuanto a la especificación de los límites
que distinguen el sistema respecto del entorno y respecto de los subsistemas en el
entorno, lo que se clarifica como sigue: «[…] la fuzzy logic no tiene límites
predeterminados; están mejor representados por un continuum de cero a uno, en el que
existe una transición paulatina entre los dos valores […]».182
En este contexto resulta imposible marcar autónomamente, por parte del sistema y en
algunos casos por un observador (autodescripciones183), un lado de la distinción, la que
es definida externamente, por una instancia central que en Latinoamérica ha sido
adscrita al Estado y puede ser definida desde la lógica de un orden concéntrico, centrado
en la política:
181
Mascareño (2003): “Teoría de Sistemas en…”, pág. 12.
182
Ibíd. pág. 19.
183
Concepto que hace referencia a la forma particular de la observación de segundo orden de la ciencia
que se incluye a sí misma dentro de lo observado y que tiene la capacidad de elaborar descripciones de lo
observado, es decir, ella misma es susceptible de observarse: «La sociedad moderna […] se observa como
observador, se describe como aquel que describe: en un sentido estrictamente lógico, sólo esto es
autobservación o autodescripción. Sólo ahora lo «auto» de la observación es el observador, el «auto» de la
descripción es quien se describe […]», en Luhmann y De Giorgi (1993): Teoría de…, pág. 444.
184
Ibíd. pág. 24.
185
Aunque sin duda el aspecto de la diferenciación funcional del Estado fue más claro para el caso chileno
durante el siglo XIX, evidentemente en Chile no existían caudillismos criollos que se posicionaran como
una fuerza político-militar que fuera un contrapeso efectivo a la organización del Estado centralizado, sólo
la Guerra de Arauco que finaliza por la década de 1880 (iniciada en el siglo XVI por los españoles durante
la colonia) fue el pequeño y único foco que no permitía completamente establecer soberanía territorial. En
Argentina, sin embargo, la diferenciación funcional del Estado fue más difícil y tardía debido al fuerte
caudillismo durante el siglo XIX, la “era de Rosas” provoca un contrapeso fortísimo contra el Estado
central (mucho más que el que podía plantear el pueblo Mapuche en Chile), que vuelve a emerger, de
forma transfigurada, en el siglo XX, provocando una gran pérdida de seguridad en el espacio público, en
las figuras de los Montoneros, el E.R.P. y la F.A.R. Finalmente sólo bajo el gobierno militar de Videla,
con persecuciones militares a los grupos terroristas, se pudo consolidar el dominio efectivo del Estado
respecto de la totalidad del territorio nacional.
186
En relación a la fisura generativa provocada por el gobierno autoritario en Chile ver: Tironi, Eugenio y
Agüero, Felipe (1999): “¿Sobrevivirá el Nuevo Paisaje Político Chileno?”, en Revista del Centro de
Estudios Públicos, Nº 74.
187
Al respecto ver cita 174.