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Bartolomé Aripaylla
ABA – AYACUCHO
Agosto 2014
El paisaje
El término paisaje etimológicamente proviene de la palabra latina pagus
(territorio, campo, distrito, pueblo), o la palabra pagensis (gente del campo,
habitantes del distrito) siendo ésta el origen de la palabra francés “pays”, que
derivó luego en “paysage” (referido al campo o al territorio usado); de ahí se le
llama “paisano” al que proviene del mismo lugar.
El lugar en que vivimos en quechua se denomina Pacha, donde residen los ayllus
con las chacras, los animales, los ríos, lagunas, cerros y todo el entorno; Pacha es
el paisaje en donde vivimos en comunidad y hacemos chacra, y los chacareros
son los mismos runas, las aves y animales silvestres y las deidades. En una cultura
criadora, en el Pacha local se vivencia una crianza continua y recíproca, donde
nadie puede estar al margen de la vida chacarera, la regeneración del agua, del
monte, suelo, solamente dentro del sesgo «naturalista» caben las distinciones
entre el paisaje natural (intacto) y paisaje cultural. En la cultura quechua de las
comunidades asentadas en la cuenca Cachi y Pampas, se trata de ojos de agua y
lagunas criadas, plantas criadas, donde se da una intervención continuada y
colectiva de comunidades criadoras y es fruto de un conocimiento íntimo y
cariño por su paisaje.
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Dentro de cada cultura está la forma como se concibe la relación del hombre con
la naturaleza y con el resto de la vida; y en el patrón del conocimiento occidental
moderno está como hecho fundante la separación entre sujeto y objeto. La
noción de que el conocimiento se hace desde un lugar diferente a las cosas que
se pretende conocer, desde una exterioridad, las convierte en objetos
manipulables; lo cual tiene implicancias extraordinarias en la construcción de la
separación entre cultura y naturaleza. Así la cultura ha sido convertida en una
exterioridad, donde la llamada naturaleza aparece totalmente desencantada; es
decir la naturaleza pierde por completo todo carácter sagrado y la condición de
“persona viva” que es vivenciada en las culturas ancestrales. Si la condición
humana se construye diferente a la naturaleza, entonces se establece con ella
una relación absolutamente instrumental, tan instrumental que nos parece
perfectamente natural hablar del recurso agua, recurso suelo como elementos
del paisaje y de la explotación de las mismas no solamente para la satisfacción de
las necesidades básica sino para la acumulación del capital. ¿Por qué recursos?
Porque están ahí para que los seres humanos se apropien de ellos y lo usen como
creen pertinente. Pero la vida no es recurso, todos (runas, animales, agua, suelo
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y deidades) somos del paisaje y por tanto parte de la vida, que nos criamos
mutuamente.
Los elementos del paisaje
las formas que pueden
presentar la superficie
Relieve son
terrestre: Montañas (Apus),
valles
Capa o
Suelo es superficie del paisaje en la
que viven la fauna y la flora.
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La importancia de las saywas en la crianza del paisaje es vital, no sólo porque
embellece sino es el taqi (almacén), es el contenedor de energías, de la
abundancia y del alimento para el paisaje; es decir, almacena el agua en sus
diferentes formas (lluvia, granizada y escarcha) y la energía de éstas. A las saywas
también se suele decir que son “urqupa runan” (hombre de los cerros), que en
realidad son los mismos Apus (cerro deidad) visibilizado por los jóvenes, que se
erigen imponentes como guardianes para que tanto de día y de noche oteen el
alma de todos los que cobija su territorio.
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la conversación se va sabiendo cuando se tiene que sembrar para que las plantas
reciban lluvia para crecer y cuándo se va a retirar la lluvia dejando que madure y
seque la cosecha, también se tiene que saber si es un año de granizada o de
helada.
Se conversa con todos para no ser sorprendido ni perturbado por el clima, pero
no siempre se logra dicha comprensión lo cual da lugar a situaciones “trágicas”
que también son “señas” para conversar con mayor calma y detenimiento. La
conversación con el clima no es arte de adivinación sino una forma de vida (“de
estar al tanto”), de conversación permanente con las plantas, animales, astros,
meteoros, que algunos llaman “señas”.
En las plantas, los detalles a observar y escuchar son los retrasos o adelantos en
su emergencia y floración, mayor o menor floración, dirección y grosor del tallo
floral, tamaño de las flores, etc. Y en los animales se observa y se escucha ciertos
comportamientos; por ejemplo, cambios en la coloración de la piel, nitidez de sus
cantos, sus alegrías, aullidos, fechas que “aparecen”, fechas de parición, entre
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otros. Se trata, pues, de un mundo de personas que se conocen muy bien y algún
cambio en su forma de ser es motivo de conversación.
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Para hacer escampar a la lluvia, se quema coca y ají, y vaporeo con
piedra caliente sumergiendo al agua.
Prácticas de “llamar la lluvia”, en la que los niños, jóvenes pero también
los ancianos poseen fuerzas cósmicas para invocar a la lluvia para que dé
vida a los campos y montañas, colectivamente o individualmente desde
los parajes de alta energía.
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ello se llama ‘soltero yarqa’ (canal soltero), por su parte las autoridades mayores
tienen otro tramo de canales llamado ‘hatun yarqa’ (canal adulto o mayor) donde
igualmente ellos cumplen con todo los deberes o costumbres.
El uso y el cuidado del agua están ligados a ceremonias y fiestas de gran amplitud
como es el ‘Yarqa Aspiy’ (limpieza de canales) y ‘Puquio Laqay’ (mantenimiento
de puquiales), celebrado en Quispillaccta entre los meses de mayo a setiembre
que son de agradecimiento al agua, lo cual dista mucho del manejo y explotación
del recurso agua en la agricultura moderna. Tanto el agua como las lagunas, los
manantiales, son vivenciados como personas.
Por otro lado, se almacena agua de lluvia a través de faenas comunales, en sitios
de mucha escasez de agua. El almacenamiento de agua de lluvia se conoce como
‘Qucha chapay’, que es una técnica ancestral de almacenar el agua de lluvia en
depresiones naturales, en cuyas salidas del vaso son construidos diques con
prismas de bofedales, arcilla y piedra.
Por otra parte, como efecto del represamiento se forman nuevos ojos de agua y
los puquiales existentes incrementan su caudal y se hacen permanentes, las
mismas al ser protegidas con cercas de piedra y poblada con ‘plantas madres del
agua’, favorecen mayor formación de bofedales; esto es, generar áreas de
humedad permanente para el pastoreo.
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Otra práctica en la crianza del agua es la construcción de pequeñas pozas para
infiltrar agua derivando de canales o de escorrentías, con la finalidad ampliar o
generar bofedales, para riego y como abrevadero de animales.
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de leña. Don Erasmo Núñez Espinoza, nos cuenta sobre la experiencia del barrio
de Unión Potrero en el cuidado del monte:
El cuidado de los montes era costumbre comunal, no sólo era tarea de mi barrio
sino también venían de barrios y de comunidades vecinas, incluso era como
pasar un cargo. Pero cuando entró el Proyecto Especial Río Cachi se había
descuidado mucho, los montes fueron quemados y enterrados por desmontes
provenientes de la excavación de la plataforma del canal. Ya desde 1998 se ha
retomado con esta actividad, así estamos recuperando otra vez. Luego de tres
meses de la primera poda fui a ver y los árboles habían recobrado su ánimo, se
veían más verdes, su enfermedad había disminuido, las ramas habían crecido
rápido.
Hay muchos árboles ligados a la vida ritual de las familias como el mallki, lluqi,
maranway, pichus, de cuyas maderas se hacen los bastones o varas de los
Varayuq. Estos árboles son tratados como personas que dan mayor cariño, son
armonizadores, ellos son como autoridad, por eso las autoridades “usan” su
madera y en las fiestas y ceremonias comunales la presencia de dichos árboles es
central. Por ejemplo, la presencia del mallki (un arbusto de la zona Quechua) en
la fiesta del agua, Yarqa Aspiy, es vital, ramas del árbol son traídos a la fiesta por
los Compadres del Varayuq, quiénes cargan todo el día.
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Lluqi es otro árbol protector, se dispone de sus varillas para protegerse de “seres
nocturnos”, las hay de madera blanca y de madera roja –y en ambas hay hembra
y macho). Las varas de los Alvaceres se hacen de su madera. El pichus es otro
árbol que produce varillas largas y delgadas, de las cuales se hacen las llamadas
altavaras que portan los Varayuq en las fiestas rituales más importantes. Este
árbol crece en lugares abrigados de la zona Quechua, en quebradas.
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animales. En nuestra comprensión, los animales silvestres son crianzas de los
Wamanis.
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Una chacra debe tener una puertita de quincha o de la misma piedra, un lugar
por donde se debe entrar fácilmente, y viéndonos entrar así, los animales
silvestres también respetan a la chacra, que no entran si es encuentran con
puerta cerrada. Y sí el dueño de la chacra, puede subir, saltar la cerca por donde
puede, igualito lo hacen los animales silvestres.
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rentable. En la visión campesina, se labra la tierra cuando la Pachamama está
madura, preparada para recibir la semilla, por ello hay un momento para realizar
el chakmeo, la construcción de patapatas, otro para el abonamiento y la siembra.
Luego, como todo ser vivo, el suelo tiene que descansar.
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