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LA
INDICE
1) Introducción
2) La Trampa de Ser
3) La Doble Tensión
5) La Especialización
6) La Concentración
7) El Anticurrículo
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TRAMPA DE SER
No es este el lugar para desarrollar un análisis exhaustivo de estos temas, pero quisiera
señalar que desde mi punto de vista, esta manera de ver los problemas me parece
profundamente errónea. Tratan de convencernos de que los problemas de la educación
se resolverán en chile, en la medida de que mejore lo que llaman, la calidad de la
educación. Aparentemente entienden por calidad de la educación, la mejora sustancial
en la enseñanza y aprendizaje de las competencias y habilidades que permitirían a
cualquier niño chileno, acceder en igualdad de oportunidades, a los beneficios de la
sociedad global. Por supuesto que en ese marco nadie cuestiona si los beneficios de la
globalización son tan benéficos como se pretende, pero más allá de eso, nadie parece
preocuparse acerca del problema, sobre si la finalidad de la educación debe ser
exclusivamente dar cuenta de la necesidad de inserción laboral de los seres humanos.
Acaso una finalidad tan instrumental de la educación agota el sentido y la trampa de ser.
Las sociedades modernas desarrolladas exhiben una tasa de suicidio superior a la de los
países subdesarrollados y en Japón y en Europa asistimos a verdaderas epidemias de
suicidio individual y colectivo. La tendencia al consumo de drogas y otras conductas
adictivas también aumentan. Algo estamos haciendo mal.
Ya hace más de dos mil años Platón, en el Gorgias, debatía sobre el sentido del
aprendizaje de la retórica y sobre que beneficios podría tener para alguien aprender a
desarrollar discursos persuasivos, sino era capaz de distinguir el bien del mal. Ya en esa
época los sofistas planteaban lo que parece ser el actual discurso oficial, el hombre debe
aprender para empoderarse. Educamos al parecer, para el empoderamiento, para una
sociedad de hombres, que compiten permanentemente, por los escasos beneficios de la
sociedad global de mercado. Sin importar si en el camino destruyen sus propias vidas y
el mundo que nos rodea.
Algo estamos haciendo mal, una profunda insatisfacción marca al hombre moderno, un
profundo olvido de si mismo. Creo que este malestar se encuentra ligado a lo que llamo
la trampa de ser. Quizás parezca extraño afirmar que ser, tiene una trampa, pero es así y
la trampa de ser consiste en que, al menos para el ser humano, ser tiene que ver con
estar conciente de ser. Estamos atrapados en una doble tensión, pues existir no es
exclusivamente eso, estar volcados hacia fuera, a lo exterior. También vivimos en
nuestro interior y cada cosa que hacemos, como conducta, repercute de alguna manera
en nuestra interioridad.
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Nuestra interioridad, que inmenso. A los Psicoanalistas les gusta reducir la interioridad
al inconciente, pero la interioridad es en gran parte conciente, solo que al parecer no
enseñamos a reconocerla y a integrarla a nuestra vida. La educación no la considera, los
educadores nada sabemos de ella.
Esta doble tensión es una trampa, pues no obliga a una alerta permanente y reflexión
permanente, de lo que hago y de su ajuste con lo que siento. Si me concentro solo en el
hacer, en el estar en el mundo, me pierdo atrapado en lo instrumental, si por el
contrario, me concentro en la interioridad me desadapto de alguna forma (la peor de las
formas es la depresión). La escuela y el proceso educativo en general no consideran la
interioridad, no hace parte del currículo.
LA DOBLE TENSIÓN
Me permito en este momento una breve y por cierto limitada, reflexión sobre la praxis.
De alguna forma los distintos tipos de materia, imponen a los intentos objetivadores del
trabajo humano una carga específica. Esta “carga” determina la forma de nuestro hacer.
La “forma” es, en este caso, los procedimientos y técnicas especificas que hacen posible
la tarea en cuestión, por ejemplo, para realizar una figura humana en papel, se requieren
procedimientos y técnicas, muy diferentes a las que emplearíamos si deseamos realizar
la misma figura en bronce.
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De esta forma el material nos impone una “carga”, que consiste en unas formas (tekne)
especificas de trabajarlo. Esta afirmación que parece de perogrullo aplicada al papel y el
bronce, adquiere su verdadera dimensión problemática cuando nuestra materia es una
unidad abstracta, como son las abstracciones que enunciamos bajo los conceptos de
persona, ser humano, hombre/mujer, individuo, etc. Y debiera ser aún más problemático
para aquellos colegios que aspiran a formar un tipo, modelo o perfil de alumno.
Ciertamente nuestro objeto nos impone una carga, pero ¿Cuál es esta? Pues la forma a
través de la cual pretendemos realizar nuestro trabajo puede ser completamente excesiva
(por ejemplo, querer fundir el papel) o totalmente ineficaz (como pretender manipular el
bronce).
Rechacemos ¿A quien educar? ¿Cómo educar? ¿Qué enseñar? Todas ellas presuponen
que existe algo preformado que es la educación y solo nos queda someternos a ello.
Todas estas preguntas tienden a dar por supuesto lo que precisamente debemos poner en
cuestión, las teorías que no consideran la naturaleza del objeto de nuestra praxis. En
cambio la primera pregunta ¿Quién quiere educación? Nos coloca directamente en
nuestro objeto, nos dice que existe alguien o algunos que demandan algo que no poseen
y requieren, nos habla de una carencia.
La pregunta ¿A quien educar? Es engañosa, nos hace creer que existe algo, a lo que
llamamos educación, y que es por su propia naturaleza deseable. Nos hace creer que la
educación es algo neutral (¿una disciplina científica?), que irá mejorando con el tiempo,
en la misma medida que mejoren las ciencias asociadas. Nada más lejos del error creo.
La educación no es una ciencia aplicada, no es el equivalente de una ingeniería, su
objeto no es un conjunto de materiales y fuerzas sin voluntad propia. Su objeto es un
concreto, no agotado, ni definido, el hombre.
La educación no es neutral y necesitamos aclarar quien la desea, pues ello nos dará luz
sobre la verdadera naturaleza del proceso del cual hablamos.
Bien, ahora tenemos la pregunta a través de la cual vamos a reflexionar nuestro tema.
¿Quién demanda educación? La primera respuesta, si interpreto bien los discursos de la
sociedad política chilena, es que el sistema económico requiere calificación, exige
calificación. Casi toda la demanda por mejorar la calidad de la educación se refiere, al
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Uno de los problemas que genera esta libertad, en relación con las empresas, es que en
la medida que el trabajador es libre, puede intentar desplazarse a una empresa que le
pague mejor, y quedarse de esta forma sin un trabajador calificado y de productividad
conocida (1) , lo que implicara perdidas.
A comienzos del capitalismo industrial durante los inicios del siglo XIX, la calificación
de la fuerza de trabajo no era necesaria, la división del trabajo se encargaba de hacerla
innecesaria. La división del trabajo procuraba dividir una tarea tantas veces como fuera
necesario para que cada trabajador empleara sólo las capacidades que tenia
naturalmente, golpear, cortar, doblar, etc. Se trataba de encontrar un trabajador y
emplearlo de forma inmediata en una tarea elemental. Hoy en día dado el nivel de
implicación tecnológica que ha alcanzado la competitividad capitalista, emplear la
fuerza de trabajo tal como está es imposible, ni siquiera en industrias atrasadas
tecnológicamente (2). Es necesario que el ejército proletario de reserva posea la
calificación mínima para poder ingresar al mercado laboral y de esa forma cumplir su
función, mantener bajo el valor de la fuerza de trabajo.
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1) Un interesante análisis del tema de la calificación de los trabajadores, sus diferencias
individuales y los problemas que trae a la contabilidad capitalista se encuentra en John
Maynard Keynes, Teoría General de la ocupación, el Interés y el Dinero, capitulo 4.
RBA Coleccionables, 2004, Barcelona.
2) Para un análisis de este tema ver la magnifica obra de John Kenneth Galbraith, El
Nuevo Estado Industrial, Capitulo 2. Ediciones Orbis, 1980, Barcelona.
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En este sentido existe una demanda de educación por parte del sistema económico, que
busca que sus alumnos posean las competencias y habilidades mínimas para poder
cumplir su función social, la de cesante de reserva. Por ello es que la gran cantidad de
cesantes se concentra entre los grupos etarios más jóvenes, los recién salidos de la
escuela. Por eso se requiere que esta formación escolar sea universal y que para los más
pobres sea gratuita. Veamos un tema sutil en este sentido, el de la disciplina.
Antiguamente el estudiante indisciplinado era castigado por medio de la violencia,
castigo físico, se suponía que el temor al castigo lo haría disciplinarse y aceptar de esa
forma las decisiones de la autoridad sin cuestionarlas.
El sentido de estas brutales practicas era doble, por una parte forzar la aceptación de una
autoridad y sus acciones sin cuestionarlas y por otro aceptar la violencia con que la
sociedad castiga a los que se revelan, castigos que se empleaban en las empresas bien
entrado el siglo XX. En esa época los trabajadores se empleaban en talleres, con alguna
complejidad tecnológica, pero donde era fácil vigilarlos. Sin embargo hoy en día en que
la gran mayoría de la producción industrial es realizada por maquinas y en que la gran
mayoría de los trabajadores se emplean en el área terciaria o de servicios, el control es
más difícil, es necesario que el individuo se acostumbre a cumplir sus propias metas o
las de un equipo. El castigo ya no es una amenaza de control, deben controlarse a sí
mismos y allí entra la educación de los valores, la transversalidad.
Pero podemos observar esa contradicción en casi cada hombre. Morris Berman, expone
un comentario de Abraham Maslow sobre un curso de psicología anormal “Maslow no
recordaba el nombre del texto de estudio, aunque las imágenes de la cubierta le
quedaron grabadas en la memoria. En la parte superior, decía Maslow había una foto de
niños recién nacidos quienes, con el resplandor del nacimiento aún flotando sobre ellos,
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miraban al espectador con ojos muy abiertos, llenos de curiosidad. En la parte inferior
había una foto de pasajeros del tren subterráneo de Nueva Cork regresando a sus
hogares; colgaban de las manillas, estaban agachados y tenían una mirada deprimida en
el rostro. Entre ambas fotografías había un titular con dos simples pero dramáticas
palabras: ¿QUÉ SUCEDIÓ?”Morris comenta seguidamente: “Maslow nunca dice qué
contenía el texto mismo, pero mi reacción es que el drama ilustrado en la cubierta es
psicología normal, no anormal.”(3)
El concepto de currículo tiene varia acepciones, según Gonzalez y Flores (1999; pp. 16)
"En la evolución del término currículo existen desde conceptualizaciones restrictivas
que lo definen como la formulación del plan de estudios de la institución, hasta las más
holísticas que lo asumen como todo aquello que se realiza en la escuela para llevar a
cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje". (4)
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(3) Morris Berman, Historia de la Conciencia. Cuatro Vientos, 2 edición, Santiago
2006, pp75.
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Pudiésemos creer que la interioridad es lo que ocurre en el currículo oculto, tal como lo
expone Ornelas " en contraposición a la noción de curriculum formal, no surge de los
planes de estudio ni de la normatividad imperante en el sistema, sino que es una
derivación de ciertas prácticas institucionales que son tal vez más efectivas para la
reproducción de conductas, actitudes…" (Ornelas: 1999; pp.50). (5). Sin embargo, esta
noción se aplica más bien a los aprendizajes alcanzados por imitación o a aquellos que
se producen pues son estimulados por algún tipo de premio, aunque sea producto de la
deshonestidad, como es aprender a copiar en los exámenes.
Pero se aprende a amar en las escuelas, ya sea por el currículo formal, real u oculto. Se
aprende en ella a maravillarse con la belleza de un atardecer o a entristecerse cuando
vemos a un niño que pide en la calle. ¿Se aprende a convivir con la profunda humanidad
que llevamos dentro de nosotros? Seguramente no. Quizás cuando aún se leía a los
clásicos, podíamos aprender la belleza de la prosa, o de la poesía, pero en la era de la
instrumentalidad, nada de eso es posible.
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(4) Citado por Adrian Medina, Cuaderno de Apuntes 2, 2005.
(5) Citado por Adrian Medina, Ob. Cit.
La dialéctica a la que me refiero es la que opone la humanidad a lo instrumental. El
currículo siempre será instrumental y para el caso da igual si lo definimos como planes
y programas o de una manera holística.
Existen, a mi parecer, dos contraposiciones que si bien pertenecen al currículo oculto,
me parece importante evidenciarla para aclarar esto, a saber la que oponen las formas
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LA ESPECIALIZACIÓN
El joven se pregunta ¿Que tiene que ver esto conmigo? El conocimiento parece
versar sobre otro, ya sea este algún fenómeno u otro sujeto. El conocimiento ha llegado
a ser instrumental y en ese sentido útil para algún otro. Otro saca provecho de esa
forma de conocimiento, otro usa a quien posee esa forma de conocimiento para sus
propios fines y lo prepara para vivir una vida puesta en un molde.
La constante repetición de una actividad mecánica día tras día, que además tiene
la carga de estar completamente dominada por el carácter macro-sistémico resulta
demoledora pues el individuo debe –incluso cuando hace lo que quiere- gastar gran
parte de su tiempo desarrollando formas (estilos de vida) que son necesarias para el
funcionamiento sistémico, muchas de las cuales atentan contra la autorrealización.
La especialización se acomoda idealmente con el nivel sistémico que hoy en día tiene el
desarrollo profesional, nadie puede trabajar con independencia de los demás, se idealiza
el tópico de trabajar en equipo, pero lo cierto es que no se trabaja en equipo, lo cierto es
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que las personas se adaptan a las necesidades de las empresas en que laboran y para
cuyas necesidades han sido formados, no existe el verdadero equipo; apenas alguien
deja de ser necesario –no importa cual importante ha sido para la empresa en el pasado-
es expulsado, eso evidentemente no es un equipo. Las personas trabajan más bien
juntas, a las empresas les interesan los resultados, la forma en que se alcanzan los
mismos le importan solo si los resultados mejoran.
LA CONCENTRACIÓN
solo punto del mismo. Todo lo demás desaparece. Es la mente de nuestros actuales
hombres de ciencia. Uno de ellos puede saber casi todo lo que ocurre en una célula
humana y jamás se le consideraría culpable si sus conocimientos sirven para destruir las
vidas de otras personas a miles de kilómetros de distancia o en la casa de al lado.
Termina su jornada laboral en un laboratorio y marcha a la seguridad de su hogar a ver
televisión y duerme tranquilo sabiendo que es un miembro respetable de la comunidad
en que vive.
EL ANTI-CURRÍCULO
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INTRODUCCIÓN
La presente reflexión, no pretende más, que ser un periplo por algunos de los tópicos
que giran alrededor, de los conceptos y criterios del currículo, desde un punto de vista
que si bien se pretende filosófico, no expresa convicción, sino más bien duda.
Me he permitido salir de los limites sugeridos para este ensayo, por la naturaleza misma
de los temas que deseaba abordar, los cuales a mi humilde entender, requerían ser
abordados bajo su propia luz. Bien sabemos, los que vivimos en la interioridad de la
reflexión, que esta no se sujeta fácilmente a otra dinámica que no sea la que conduce
hacia hacer un poco de luz en aquello por tanto tiempo barruntado.
He abordado el concepto del currículo desde una perspectiva dialéctica, no solo por que
es la que más me acomode personalmente, sino que dominado por el propio objeto de la
reflexión.
En principio, creo que el análisis y discusión de los temas relacionados con la educación
se beneficiarían enormemente de la perspectiva dialéctica, pues su metodología
permitiría clarificar y quizás conciliar aquello que parecía contradictorio, sin embargo,
para la reflexión actual, creo que es el objeto, el que ha determinado la forma del
método.