You are on page 1of 6

DESARROLLO MORAL EN EL ADOLESCENTE

Según las etapas del desarrollo moral de Kohlberg, los adolescentes, al igual
que la mayoría de los adultos, suelen estar en el nivel II, que incluye las etapas
3 y 4. Es decir, han interiorizado los estándares de los demás y se ajustan a las
convenciones sociales, apoyan el status quo y piensan en términos de hacer lo
correcto para complacer a otros u obedecer la ley. Solamente un pequeño
número de personas parece alcanzar el nivel III, tanto en la adolescencia como
en la edad adulta.

El ambiente que rodea a los adolescentes ejerce una influencia sobre su


desarrollo moral. La moralidad tiene al menos dos dimensiones: justicia en
relación con los derechos del individuo, y cuidado derivado de un sentido de
responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás. La teoría del Kohlberg se
centra en la primera dimensión, la ajusticia, que parece ser un punto de vista con
una orientación más masculina.
La investigadora Carol Gillian ha considerado la moralidad desde un punto de
vista más femenino, con énfasis sobre la responsabilidad en las relaciones. Para
evaluar el desarrollo moral de las personas desde esta perspectiva se utiliza la
entrevista de la ética del conflicto, en la que se presenta a los adolescentes un
conflicto de la vida real y se pregunta a los adolescentes qué debería hacer la
persona implicada en dicho conflicto. Parece ser que cuanto mayor sea la edad
del sujeto, se obtiene mayores niveles en la ética del conflicto.
Niveles de la ética del conflicto

Nivel 1. Supervivencia. Cuidar de sí mismo para garantizar la propia felicidad y


evitar sufrir o ser herido.

Nivel 1.5. Transición de la supervivencia a la responsabilidad. Un nuevo


entendimiento de la conexión entre el yo y los demás, junto con el concepto de
egoísmo. Aunque consciente de las necesidades de los otros, el cuidado de sí
mismo sigue siendo lo más importante.

Nivel 2. Bondad. Cuidar de los demás elaborando el concepto de


responsabilidad: Lo "correcto" se define por la iglesia, los padres, la sociedad,
etc. Consideran que es egoísta actuar en su propio interés y que deben poner
los intereses de los demás por encima de los propios.

Nivel 2.5. Transición de la bondad a la verdad en la relación. Reconsideración


de la relación entre el yo y el otro: ¿Es "bueno" proteger a los demás a expensas
de uno mismo? Más flexibilidad, análisis y lucha con los dilemas.

Nivel 3. Cuidar de sí mismo y de los demás. Se centra en la dinámica de las


relaciones mediante un nuevo entendimiento entre los demás y el yo: condena
herir y explotar; toma la responsabilidad por las opiniones. Consideran que es
tan malo ignorar sus propios intereses como ignorar los de los demás. Un modo
de llegar a este entendimiento procede del interés por tener una conexión
profunda con los demás. Una relación implica a dos personas, y si una de ellas
es menospreciada o se menosprecia a sí misma en favor del otro, la relación se
daña.
La influencia de la familia en el desarrollo moral
Los padres pueden ayudar a los adolescentes a alcanzar niveles más altos de
desarrollo moral si les dan la oportunidad de hablar, presentar e interpretar
dilemas morales y exponerlos ante personas con un desarrollo moral ligeramente
superior. Cuando se hace esto, los niños y adolescentes que avanzan más son
aquellos cuyos padres emplean el humor y elogian las intervenciones de sus
hijos, los escuchan, les preguntan sus opiniones y les animan a participar de
otras formas. Los niños que menos avanzan son aquellos cuyos padres hacen
un discurso de sus propias opiniones o desafían las de sus hijos con preguntas
o contradicciones, haciendo que los adolescentes se pongan a la defensiva.

El desarrollo moral elevado parece depender de la capacidad de ser consciente


de la naturaleza relativa de los estándares morales; es decir, la sociedad
evoluciona hacia su propia definición de lo bueno y lo malo y los valores de una
cultura pueden ser diferentes a los de otra.

EL LOGRO DE UNA IDENTIDAD SEXUAL

Sexualidad

La “sexualidad es la manifestación de la personalidad del adolescente”, por lo


que es importante que la acepte y se quiera como es, para que pueda ejercerla
y vivirla con plenitud, responsabilidad y satisfacción. Todos tenemos algo que
nos gusta de nosotros mismos, eso debemos potenciarlo, y lo que nos disgusta,
debemos identificarlo y, en la medida de lo posible, cambiarlo. Todos los jóvenes
están en la posibilidad de ejercer su sexualidad, pero nadie tiene la obligación
de hacerlo. Debe enseñarse al adolescente que no presione ni permita que lo
presionen para practicar la sexualidad.
Tampoco admitir que alguien lo ponga como condición para quererlo o aceptarlo.
Lo más importante es asegurar su autoestima: “Tú vales más que eso”.
La iniciación sexual

La evolución de las costumbres sociales en los países desarrollados ha hecho


cambiar el punto de vista lo que hasta hace unos pocos años era un auténtico
problema: “La iniciación sexual”.

Así han quedado relegadas al recuerdo las iniciaciones que provenían del trato
con prostitutas o, en el caso de la mujer las iniciaciones se retrasaban hasta el
matrimonio. La práctica heterosexual, es hoy algo normal entre los adolescentes
de ambos sexos. Las relaciones prematrimoniales no solo son aceptadas
socialmente, sino incluso recomendadas por la mayoría de los especialistas. Y
no puede ser de otro modo: el proceso de aprendizaje del joven no puede dejar
de lado precisamente aquel campo en el que más inseguro se siente y del que
todavía en la práctica nada sabe. El adolescente que haya recibido la necesaria
información sobre los aspectos teóricos, prácticos y “técnicos” de las relaciones
sexuales, tiene el bagaje de conocimientos y la madurez necesaria para que sus
primeras prácticas heterosexuales sean para él y su pareja algo satisfactorio.

Desarrollo psicosexual

En esta etapa de la adolescencia se logra el “Primer amor real”, pues se busca,


por las características internas y estéticas de la pareja, el bienestar del otro. En
esta etapa es cuando se une el “instinto o deseo sexual” al “amor”,
comprendiéndose la relación sexual como una expresión de éste. En esta etapa
es muy importante el logro de la “Identidad sexual”, como parte fundamental
de la identidad del “yo”, asumiendo el adolescente los roles, actitudes, conducta
verbal y gestual y las motivaciones propias de su género. Es necesario que esta
identidad sea confirmada por otros y por ellos mismos, para asegurar su propia
aceptación y adaptación sexual.

Algunos sostienen que las diferencias de carácter entre hombres y mujeres son
el producto de factores biológicos innatos, pero no debe olvidarse que el proceso
de socialización es responsable de la adquisición, formación y desarrollo de la
mayoría de los roles sociales, incluyendo los sexuales. Los principales agentes
de socialización que influyen en la identidad sexual alcanzada son la familia, los
medios de comunicación, el grupo de pares y el sistema educacional.

Estos entregan tradicionalmente al hombre un rol instrumental, con una


orientación cognitiva, con un énfasis en la asertividad, competencia e inhibición
emocional, Y a la mujer, un rol de tipo expresivo, que implica ser el apoyo
emocional dentro del sistema familiar, establecer relaciones armoniosas y
protectoras.
La división estereotipada de roles por género, acarrea costos psicológicos, ya
que implica una limitación para el desarrollo de una parte significativa de las
características de la personalidad, pues hombres y mujeres se desarrollan
“incompletamente”, en muchas de sus capacidades, deseos, y posibilidades.
Esta situación ha llevado a diversos investigadores a replantear los roles
sexuales de acuerdo a las necesidades actuales de nuestra sociedad.

El derecho a la intimidad del adolescente

Abordar la sexualidad del preadolescente o adolescente no es una tarea fácil.


Ellos tienen “Derecho a la intimidad”. No debemos violarlo.

Si hubo alguna práctica sexual no debe preguntarse los detalles y pormenores


ni ¿Qué hizo? o ¿Qué pasó? sino más bien preguntarle: ¿Cómo se siente con
respecto a eso…? Reflexionar sobre la causa de lo que ocurrió ¿Por qué se
realizó? y analizar cómo se expresa para poder ayudarle. Tampoco debemos
referirnos a la sexualidad como algo sucio o pecaminoso, si no queremos dañar
su sexualidad futura. Si violamos la intimidad del preadolescente o adolescente
lo perdemos y esa no es la idea: no queremos perder a nuestros hijos, sino
ganárnoslos.

Si los adolescentes reciben orientación y apoyo de parte de sus padres o de


profesionales, de organismos educativos y de salud, entre otros, pueden
capacitarse para tomar decisiones responsables con respecto a su sexualidad.
Aprendiendo a distinguir entre su propio deseo o impulso sexual, entre lo que
quiere o siente y sus verdaderos sentimientos e intereses, conveniencias y
valores, y manejar la presión de grupo y a aprender a “Decir No” o a hacer
concesiones como respuesta a las presiones de la pareja o de su grupo social.
La “Autoestima” es una herramienta poderosa para el control de estas
situaciones. Según, Betancur: “A un sólido concepto de sí mismo, contribuyen
ideas racionales acerca del valor intrínseco de los seres humanos y las actitudes
consecuentes con tales convicciones”.

Según lo planteado por Junca, Plata y otros, (1999), podríamos decir que si la
autoestima del adolescente es alta, aumentarán las probabilidades de que
persista en sus propósitos, que se esfuerce más ante las dificultades de la vida,
que se conduzca como un ser reflexivo, que responda de una manera más
apropiada y con mayor ingenio a los desafíos y oportunidades de la vida, que
aumente su intuición y sentido de realidad y que se acreciente su independencia.

Así mismo si la autoestima del adolescente es baja, lo más probable es que


renuncie a enfrentarse con situaciones difíciles, y si las enfrenta, no dará lo mejor
de sí mismo, no persistirá en sus propósitos y se conducirá irreflexivamente, se
dejará arrastrar por sus impulsos, responderá pobremente y con baja inteligencia
emocional a los desafíos y oportunidades de la vida y no tendrá sentido de
realidad y será más dependiente de otros. Se ha observado que adolescentes
con baja autoestima, sucumben más fácilmente ante la presión de su pareja y
grupo social. La autoestima tiene como fundamento principal, la confianza y la
seguridad en nosotros mismos. Un adolescente con baja estima es presa fácil
del estrés, y por ende la depresión, las adicciones, el suicidio, etc.

You might also like