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UNIDAD I:Conceptos generales, tipología y objetivo de la

evaluación educativa.

1.1. Evaluación Educativa: Importancia, conceptos,


características, principios y funciones.

1.2. Los propósitos de la evaluación educativa.

Responde a la pregunta ¿Qué busca la evaluación? Hace referencia al uso que


se le dará a la información derivada del proceso evaluativo, es decir ¿para qué
se evalúa?, ¿para qué se va a utilizar la información obtenida?. Existen
diversos propósitos o finalidades de la evaluación educativa. Las finalidades
que comúnmente persigue la evaluación educativa son: diagnóstico,
certificación, acreditación, monitoreo, mejora, rendición de cuentas, toma de
decisiones, y meta-evaluación.

En lo que respecta al contenido procedimental antes que nada, es necesario


recordar que el propósito de una evaluación se encuentra vinculado
estrechamente con el objeto de la misma, y qué en gran parte, los propósitos
se definirán a partir del objeto evaluado. No obstante, para delimitar la finalidad
que persigue un estudio evaluativo es necesario considerar también los
intereses y expectativas de los involucrados en el proceso, así como el
contexto en el que se desarrollarán las actividades. Algunas preguntas que
pueden orientar la tarea de definición de los propósitos de la evaluación son:

1. ¿Cuáles son los motivos principales que impulsan el desarrollo del


estudio evaluativo?
2. ¿Cuáles son los resultados que se esperan obtener?

1.3. Tipos o momentos de la evaluación: diagnóstica o de


entrada, continua o de proceso y de resultado o sumativa.
El proceso evaluador es único. No obstante existen diferentes fases o momentos que se
desarrollan a lo largo del mismo. Estas fases o momentos abordan la evaluación desde
diferentes perspectivas y con objetivos específicos. Podría decirse que a cada uno de
estos momentos corresponde un tipo de evaluación. Como es sabido existen tres tipos
de evaluación: inicial, formativa y sumativa.

2.1 Evaluación inicial

La evaluación inicial tiene por objeto el conocimiento del marco general en el que va a
tener lugar la acción docente. Esto significa tener en cuenta no sólo el punto de partida
de los alumnos, sino el punto de partida (es decir las posibilidades y las potencialidades)
de la institución docente. En el caso de la educación a distancia, la evaluación inicial
debería tener en cuenta específicamente (además de los aspectos generales
relacionados con la naturaleza del currículo) la atención tutorial, los sistemas de
comunicación y los recursos tecnológicos y didácticos disponibles. El objetivo de este
tipo de evaluación podría resumirse sencillamente de la siguiente forma: conseguir
saber lo que tenemos para actuar en consecuencia.

En relación con la evaluación inicial de los alumnos podríamos preguntarnos en


primer lugar: ¿qué evaluar?. Las respuestas a esta pregunta en el ámbito de la
educación a distancia de personas adultas serían las siguientes:

ASPECTOS A EVALUAR
Materia de estudio Tecnologías y sistemas de
comunicación
 El conocimiento previo específico  El conocimiento previo específico

 Las características y circunstancias  Las características y circunstancias


personales personales

 Las aptitudes  Las aptitudes

 La actitud  La actitud

La segunda pregunta que cabría hacerse en relación con la evaluación inicial de los
alumnos es: ¿cuándo evaluar? Las respuestas a esta pregunta en el ámbito de la
educación a distancia de personas adultas serían las siguientes:

 - En el momento de la incorporación
 - Al comienzo de cada nueva fase de aprendizaje

La evaluación inicial debe realizarse con anterioridad al comienzo del proceso de


enseñanza-aprendizaje. En el caso de las personas adultas que quieren estudiar a
distancia, la evaluación inicial debe comenzar en el momento de la incorporación, es
decir en el mismo momento en que la persona entra en contacto con la institución para
solicitar información sobre los cursos. Sería muy necesario que en esos momentos
previos se encontraran dos procesos de evaluación de orígenes muy divergentes: el de
la persona adulta que después plantearse la posibilidad de estudiar, recaba información
para decidir, y el del profesorado de la institución que la recibe, que trata de obtener
información relevante sobre diferentes aspectos de la persona, con objeto de facilitarle
los elementos de juicios suficientes para una toma de decisiones ajustada.

Pero la evaluación inicial no debe limitarse exclusivamente a estos momentos previos a


la incorporación al proceso de enseñanza-aprendizaje. Al comienzo de cada nueva
fase de aprendizaje debería llevarse a cabo una nueva evaluación inicial. En la
educación a distancia esto resulta más dificultoso. No obstante, pueden utilizarse
las tutorías colectivas dedicadas a la planificación de cada unidad didáctica para llevar a
cabo una comprobación de los prerrequisitos necesarios para llevar a cabo el proceso de
aprendizaje de una forma adecuada.

La tercera pregunta que puede hacerse en relación con la evaluación inicial de los
alumnos es: ¿cómo evaluar? Las respuestas a esta pregunta en el ámbito de la
educación a distancia de personas adultas serían las siguientes:
 - Mediante un sondeo de prerrequisitos
 - Mediante el análisis de las reacciones frente al nuevo material o situación de
aprendizaje
 - Mediante el proceso de desarrollo de la Valoración Inicial del Alumno (VIA)

La realización de un sondeo de prerrequisitos para abordar cualquier proceso de


aprendizaje es uno de los procedimientos clásicos de cualquier evaluación inicial. Aparte
del sondeo de tipo genérico, previo a la incorporación a un determinado curso (que
abordaremos a continuación dentro del proceso de valoración inicial), es preciso realizar
sondeos específicos antes del comienzo de cada nueva fase del proceso de aprendizaje.
En la educación a distancia, el marco idóneo para llevar a cabo dicho sondeo lo
constituyen las tutorías colectivas de planificación dispuestas al comienzo de cada
unidad didáctica.

El análisis de las reacciones frente al nuevo material o situación de


aprendizaje es otro procedimiento muy útil de evaluación inicial en educación a
distancia. El marco para dicho análisis lo proporcionan las tutorías individuales y el
contenido las reacciones del alumnado, expresadas en términos de dificultades, dudas,
satisfacciones, etc.

Por su especial relevancia y significado, el proceso de valoración inicial del alumno lo


analizaremos en el apartado siguiente

El proceso de valoración inicial del alumno (VIA)

El paradigma del aprendizaje a lo largo y a lo ancho de la vida supone la integración de


conocimientos y destrezas procedentes de los tres ámbitos en los que se desarrolla el
aprendizaje: el formal, el no formal y el informal. Esta integración se produce
naturalmente y contribuye a la construcción de la persona. La naturalidad de este
proceso es desconocida habitualmente por los sistemas formales de enseñanza, que
tienden a clasificar a las personas en los distintos grados o niveles en los que se
organizan, en función del éxito que hayan obtenido anteriormente en el interior de los
mismos. Quiere esto decir que la práctica tradicional en la mayor parte de los sistemas
formales de enseñanza relega la idea del aprendizaje permanente al ámbito de los
grandes principios y niega el reconocimiento de las competencias adquiridas fuera de
sus muros.

La valoración inicial del alumno es un proceso de evaluación que se inicia en el


momento en el que el alumno adulto accede por primera vez al centro y concluye con la
emisión de un juicio sobre la adecuación de su adscripción a un determinado nivel, tras
un periodo significativo de clases. Dicho juicio debe tener en cuenta la opinión del
alumno.

Es importante subrayar la idea de proceso (lo cual supone una serie de acciones que se
desarrollan a lo largo de un tiempo significativo) para evitar ciertas concepciones
confusas que tienden a equiparar la valoración inicial del alumno con una prueba de
nivel. Esta confusión del todo con la parte, suele convertir una evaluación
necesariamente procesual en evaluación sumativa. Sobre todo porque la parte que se
confunde con el todo es la que se refiere al nivel de conocimientos académicos.

El proceso de valoración inicial del alumno debería tener las siguientes fases:

 La entrevista inicial. Su objetivo es facilitar y obtener al/del futuro alumno


información coherente sobre la oferta del centro y sobre sus demandas y
necesidades. Debería dar paso al proceso administrativo de matriculación.

 El análisis de la documentación académica aportada. Puede hacerse en


presencia del alumno en el contexto de la entrevista inicial. Dicho análisis, junto
con las necesidades y expectativas que manifieste, puede ofrecer los primeros
indicios significativos para orientarle sobre las primeras alternativas a su
alcance.

 La prueba de prerrequisitos debe determinar cuáles son las capacidades y


destrezas de las que el alumno adulto dispone efectivamente. Debe ser valorada
por varios profesores con experiencia.

 La adscripción a un determinado nivel debe tener en cuenta la


documentación académica y aportada y la valoración de la prueba de nivel.
Dicha adscripción debe considerarse provisional.

 La entrevista de orientación puede llevarse a cabo cuando existan


discrepancias significativas entre los resultados de la prueba de nivel y la
documentación aportada. Debe realizarse por personal cualificado –
preferentemente por orientadores o en su defecto por profesores con acreditada
experiencia en la educación de personas adultas- con el objetivo de clarificar la
situación del alumno en cuanto a su adscripción a un determinado nivel. El
resultado de la entrevista deberá confirmar o modificar la adscripción provisional
realizada.

La observación durante el proceso de enseñanza-aprendizaje a efectos de


evaluación inicial, debe llevarse a cabo por todos los profesores del grupo bajo la
coordinación del tutor. El periodo de observación debe finalizar con una primera
sesión de evaluación, en la que el equipo docente, teniendo en cuenta los
resultados de la observación y la opinión del alumno, tomará la decisión sobre la
adscripción definitiva a un determinado nivel. La duración idónea de este periodo
de observación es de unas cuatro semanas. Dadas las especiales características
de la educación a distancia, en las primeras sesiones tutoriales debería llevarse
a cabo la comprobación de que el alumno se encuentra en condiciones de seguir
el curso con aprovechamiento, tanto en lo que se refiere a la naturaleza de la
materia cuanto a lo relativo al manejo de las herramientas y sistemas de
comunicación.

2.2 La evaluación formativa.

La evaluación formativa tiene como finalidad principal conseguir el perfeccionamiento del


proceso de enseñanza-aprendizaje en un momento en el que todavía puede producirse.
Por tanto, deberá aplicarse a través del desarrollo del propio proceso didáctico. No
puede equipararse la evaluación formativa con las pruebas realizadas a la finalización de
cada unidad didáctica, porque en este caso se trata de evaluaciones sumativas, cuyo
objetivo básico es comprobar a posteriorilos aprendizajes adquiridos. La evaluación
formativa tiene que ver más con los procesos de aprendizaje que con los productos del
mismo.

Al igual que hicimos anteriormente en relación con la evaluación inicial, podríamos


preguntarnos en relación con la evaluación formativa de los alumnos: ¿qué
evaluar?. Las respuestas a esta pregunta en el ámbito de la educación a distancia de
personas adultas serían las siguientes:

Conviene evaluar los progresos, las dificultades, los bloqueos, etc. que aparecen
durante el proceso de aprendizaje.

Las características específicas de la educación a distancia dificultan la contestación a la


siguiente pregunta relacionada con la evaluación formativa de los alumnos:
¿cuándo evaluar?. La respuesta sería inequívoca si se tratase de educación presencial:
durante el proceso de aprendizaje. La cuestión es que, en la modalidad de educación a
distancia, el proceso de aprendizaje tiene lugar básicamente en solitario, lejos del
profesor tutor. Esto complica la evaluación formativa.
2.3 La evaluación sumativa

La evaluación sumativa coincide con lo que tradicionalmente se ha entendido por


evaluación. Es la más utilizada en las instituciones docentes y la que se conoce con
mayor precisión. Su característica fundamental es que se utiliza al final de cada
periodo de aprendizaje. La evaluación sumativa puede ser periódica y hasta muy
frecuente, pero la mencionada característica de ser utilizada después del proceso de
enseñanza-aprendizaje la distingue con claridad de la evaluación formativa.

La finalidad de este tipo de evaluación es determinar el grado de consecución de los


objetivos de aprendizaje por parte del alumnado. Este grado determina la posición
relativa de cada alumno en el grupo y lo sitúa en determinados niveles de eficacia,
marcados habitualmente (y establecidos normativamente) por una escala de
calificaciones conocida.

Una característica muy destacada de la evaluación sumativa es que el juicio que en ella
se formula es muy genérico. Dicho juicio asigna a los aprendizajes obtenidos una
determinada categoría de la escala de calificación, sin discriminar sobre el tipo de
capacidades, habilidades o destrezas obtenidas en mayor o menor grado.

Sus efectos didácticos no se producen sobre la unidad o el contenido que se ha


desarrollado, dado que la evaluación sumativa siempre tiene lugar a posteriori. Puede
tener efectos sobre la unidad didáctica o los contenidos siguientes, en cuyo caso
actuaría como evaluación inicial, pero no sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje
cuyo producto evalúa.

Al igual que hicimos anteriormente en relación con la evaluación inicial y la formativa


podríamos preguntarnos en relación con la evaluación sumativa de los
alumnos: ¿qué evaluar?. La respuesta a esta pregunta en el ámbito de la educación a
distancia de personas adultas serían las siguientes:

Conviene evaluar los tipos y grados de aprendizaje necesarios para promocionar a la


siguiente unidad didáctica, bloque de contenidos, nivel, curso, etc.

La segunda pregunta que cabría hacerse en relación con la evaluación sumativa de


los alumnos es: ¿cuándo evaluar? La respuestas a esta pregunta es clara: la
evaluación sumativa debe llevarse a cabo al final de una determinada fase de
aprendizaje.

La tercera pregunta que puede hacerse en relación con la evaluación sumativa de los
alumnos es: ¿cómo evaluar? Podría responderse a esta pregunta, en el ámbito de la
educación a distancia de personas adultas, señalando los siguientes procedimientos:

 - Acumulando información procesual (recopilada a lo largo de la evaluación


formativa).

 - Realizando pruebas.

 - Confrontando la información obtenida mediante los procedimientos anteriores


con la autovaloración del alumno.

 - Analizando las características personales y el proyecto vital del alumno.


1.4. Modelos de la evaluación educativa.

La preocupación por la evaluación en educación es antigua; pero no nos vamos


a remontar a los exámenes que los funcionarios chinos ya tenían que realizar
2.000 años antes de Cristo, ni nos detendremos en la influencia positivista
primera y la presión de la Psicología ejercida a través de las «medidas
mentales» de la inteligencia, la memoria, la atención, etc.

La adscripción de un autor a uno de los paradigmas anteriormente citados, se


realizada después de que dicho autor se haya decantado por la utilización
práctica de algún modelo de evaluación. Esto viene a indicar que los
paradigmas evolucionan y cambian porque los evaluadores introducen cambios
en sus prácticas evaluadoras; cambios que surgen por la insatisfacción a la
hora de utilizar los modelos anteriores.

Como ya se ha señalado, a lo largo del último siglo, se han ido sucediendo, en


función de las necesidades de los investigadores educativos, distintos modelos
de evaluación. Desde los puramente cuantitativos, como el Tyler, centrado en
la evaluación del producto de los resultados de la enseñanza, hasta otros, más
de tipo cualitativo, centrados en el análisis de los procesos, como los
de Scriven, Stufflebeam o Stake. Aunque no se agotan aquí todas las
posibilidades, podríamos hablar de la evaluación crítica de Eisner, de la
evaluación iluminativa de Parlett y Hamilton, de la evaluación democrática
de MacDonald, de la eva1uación como investigación de Stenhouse, etc.

Estudiaremos ahora tres de los modelos de evaluación que más han influido en
nuestro sistema educativo a lo largo del último siglo. A través de su
presentación podremos observar cómo han ido cambiando las modas, desde
concepciones positivistas centradas en los productos, hacia posiciones más
formativas basadas en la evaluación de los procesos.

El modelo de evaluación de Tyler

Iniciaremos nuestro hipotético andar con la figura de Tyler; tras la Segunda


Guerra Mundial. Su aportación y preocupación por 1a evaluación en educación
ha ejercido una gran influencia. Muchos han sido sus seguidores. Todavía hoy,
puede que sea su modelo uno de los más extendidos en el panorama actual de
la evaluación en los centros, si bien está siendo criticado y superado
ampliamente por otros planteamientos. Su concepción de la evaluación podría
sintetizarse así:

· Evaluar supone establecer comparaciones entre las realizaciones de


los alumnos, tras un período de aprendizaje, y los Objetivos que se
establecieron con anterioridad y determinar hasta qué punto éstos han
sido logrados.
· Llevar a la práctica este modelo de evaluación supone:

· Enumerar, secuencializar objetivos.

· Establecer controles o procedimientos para obtener


información de los resultados de los alumnos, de forma
observable.

· Comparar los resultados con los objetivos.

· Aceptar o rechazar de acuerdo con unos valores o normas.

El procedimiento de diseño evaluativo es el siguiente:

1º. Establecer las metas u objetivos.

2º. Ordenar los objetivos en amplias clasificaciones.

3º. Definir los objetivos en términos de comportamiento.

4º Establecer situaciones y condiciones según las cuales puede


ser demostrada la consecución de los objetivos.

5º Explicar los propósitos de la estrategia de evaluación al


profesorado encargado de realizarla y cuáles serán los mementos
y situaciones más adecuadas para la evaluación.

6º Escoger o desarrollar las apropiadas técnicas de evaluación (a


ser posible instrumentos objetivos y estandarizados) y utilizar los
procedimientos estadísticos apropiados.

7º Recopilar los datos de trabajo, que podrán referirse a los


centros, a los programas desarrollados o al aprendizaje concreto
de los alumnos).

8º. Comparar los datos con los objetivos de comportamiento.

UNIDAD II

TIPOLOGÍA DE LA EVALUACIÓN
A lo largo de nuestra formación profesional y nuestro desempeño como docentes, hemos
escuchado sobre diferentes tipos y clasificaciones de evaluación y la variedad de éstas suelen
confundirnos y muchas veces no facilitan nuestra práctica evaluativa.

Casanova (1999), formula una tipología metodológicamente útil que muestra las diferentes
posibilidades con las que puede aplicarse la evaluación y, dependiendo de estas posibilidades
la evaluación tomará un nombre diferente. Esta tipología se da de la siguiente manera:

A)
POR SU FUNCIÖN.-

Si revisamos literatura sobre el tema, encontraremos que a la evaluación se le asignan


diferentes funciones, pues, mediante su aplicación se pueden alcanzar muchos fines.

En este documento vamos a referirnos principalmente a dos de sus funciones: la sumativa y la


formativa. Si bien ambas tienen características bastante diferentes, el uso de ambas puede
llegar a superponerse durante el proceso de enseñanza aprendizaje.

1. Evaluación sumativa.-

La evaluación cumple función sumativa cuando es empleada para la valoración de productos,


procesos o aprendizajes que se consideran terminados, con el fin de determinar si el resultado
es positivo o negativo, si es válido para lo que se esperaba o si no se logró lo deseado.

En pocas palabras, esta evaluación sirve para tomar decisiones, ya sea de aprobación o de
desaprobación de un área curricular o de repetición o promoción del año lectivo.

Algo importante que debemos señalar es que este tipo de evaluación no pretende implementar
mejoras inmediatas al proceso de enseñanza aprendizaje sino que se centra en lo realizado en
el pasado; y generalmente se aplica al finalizar una programación.
1. Evaluación formativa.-

La evaluación es formativa cuando es empleada en la valoración de procesos y supone la


obtención rigurosa de datos a lo largo de dicho proceso, el cual permitirá tener un conocimiento
permanente de la situación evaluada.

Podemos entender entonces que la función de esta evaluación es brindar información de forma
permanente; esto fomentará la toma de decisiones continua y por lo tanto, la generación de
una acción reguladora entre el proceso de enseñanza y el proceso de aprendizaje con el fin de
mejorarlo.

Todo esto implica una reflexión constante sobre nuestro quehacer docente ya que nos hará
reflexionar sobre cómo se está dando el proceso de enseñanza – aprendizaje, si está
funcionando como estaba previsto, si debe modificarse o debe continuarse con lo inicialmente
planteado.

B)
POR SU NORMOTIPO.-

El normotipo es el referente que nos sirve para evaluar un objeto o sujeto. Para propósitos de
evaluación de los aprendizajes, el normotipo será aquél que nos servirá de comparación a la
hora de establecer un juicio de valor en el alumno evaluado. (Casanova, 1999)

Dependiendo de que el referente sea externo o interno, la evaluación se denominará


nomotética o idiográfica respectivamente.

1. Evaluación nomotética.-

Es aquélla que emplea un referente externo de comparación. Dentro de ella pueden


distinguirse dos tipos: la evaluación normativa y la evaluación criterial.
La evaluación normativa:

Es la evaluación que supone la valoración de un sujeto en comparación al nivel o rendimiento


del grupo al que pertenece.

La evaluación normativa es válida cuando se pretende determinar en qué posición se


encuentra al alumno con respecto al grupo; en este caso las normas de valoración estarán en
función directa de lo que el conjunto de alumnos domina o deja de dominar. Si bien esto nos da
un orden de los resultados de aprendizaje, la ordenación de los alumnos como el “primero” o el
“último” de la clase no es precisamente el más recomendable al carecer de referencia válida y
fiable tanto para el alumno que se forma como para el profesor que valora.

La evaluación criterial:

Es la evaluación que se realiza tomando en cuenta criterios e indicadores los cuales deben ser
concretos, claros y prefijados con anticipación. El diseño curricular de educación primaria
plantea conocimientos y habilidades que el alumno debe desarrollar al finalizar un grado. Para
evaluar el logro de estas competencias necesitamos apoyarnos de criterios ya determinados y
especificados los cuales nos permitirán valorar en forma homogénea a los alumnos y
determinar el grado de dominio alcanzado para la competencia planteada.

2) Evaluación idiográfica.-

Es la evaluación que toma como referente las propias capacidades del alumno y sus
posibilidades de desarrollo. Supone la valoración inicial de las capacidades y posibilidades del
alumno y la estimación de los aprendizajes que puede alcanzar a lo largo de un tiempo
determinado. El alumno es evaluado durante su proceso e igualmente se valora su rendimiento
final alcanzado. Si los resultados coinciden con lo estimado al inicio, se considera el
rendimiento satisfactorio.
Este tipo de evaluación, a diferencia de las otras se centra totalmente en cada sujeto y valora,
sobre todo, su esfuerzo, la voluntad que pone en aprender y formarse. Además, evalúa un
aspecto importante en la educación personal: las actitudes.

C)
POR SU TEMPORALIZACIÓN.-

De acuerdo con los momentos en que se aplique la evaluación, ésta puede ser inicial,
procesual o final.

1) Evaluación inicial:

Es aquélla que se aplica al comienzo de un proceso evaluador, en nuestro caso, referido a la


enseñanza – aprendizaje, para detectar la situación de partida de los alumnos.

La evaluación inicial puede presentarse:

Cuando un alumno llega por primera vez al centro educativo. Es importante y necesario
realizar una amplia recolección de datos para precisar características de nuestros alumnos:
personales, familiares, sociales, etc. Esta primera evaluación tiene una función eminentemente
diagnóstica, pues servirá para conocer al alumno y así adaptar desde el primer momento la
actuación del profesor y del centro a sus peculiaridades.

Cuando se comienza un proceso de aprendizaje concreto. La evaluación inicial resultará útil


para detectar las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) previas que el alumno
posee en relación con el tema o unidad que se va a tratar.
A partir de la información conseguida, se adaptará convenientemente el principio de la unidad
didáctica programada, para adecuarla al nivel de competencias encontrado en el grupo de
alumnos.

2) Evaluación procesual:

Es aquélla que consiste en la evaluación continua del proceso o desarrollo del aprendizaje del
alumno, así como de la enseñanza del profesor, la cual se realiza a través de la recolección
sistemática de datos, análisis y toma de decisiones oportunas mientras tiene lugar el proceso,
con el fin de resolver las dificultades de los alumnos.

En esta evaluación, la aparición de un error o manifestación de una dificultad no será empleada


para sancionar o calificar negativamente al alumno, sino que resultará útil para detectar el
problema de aprendizaje que se haya puesto de manifiesto, permitiendo la adecuación de las
actividades programadas o la transmisión de explicaciones oportunas para que el proceso de
aprendizaje siga su curso de manera efectiva. Como podemos observar, esta evaluación tiene
carácter netamente formativo.

3) Evaluación final:

Es aquélla que se realiza al terminar el proceso de enseñanza – aprendizaje; puede estar


referida al fin de un ciclo, área curricular, unidad didáctica o etapa educativa.

Esta evaluación supone un momento de reflexión en torno a lo alcanzado después de un plazo


establecido para llevar a cabo determinadas actividades y aprendizajes.

D) SEGÚN SUS AGENTES:


1.- Evaluación interna:

Es aquella que es llevada a cabo y promovida por los


propios integrantes de un centro, un programa educativo, etc.
A su vez, la evaluación interna ofrece diversas alternativas de realización: autoevaluación,
heteroevaluación y coevaluación.

* Autoevaluación:

Los evaluadores evalúan su propio trabajo (un alumno su rendimiento, un centro o programa su
propio funcionamiento, etc.). Los roles de evaluador y evaluado coinciden en las mismas
personas.

* Heteroevaluación:

Evalúan una actividad, objeto o producto, evaluadores distintos a las personas evaluadas (un
profesor a sus alumnos, etc.)

* Coevaluación:

Es aquella en la que unos sujetos o grupos se evalúan mutuamente (alumnos y profesores


mutuamente).

2.- Evaluación externa:

Se da cuando agentes no integrantes de un centro escolar o de un programa evalúan su


funcionamiento. Suele ser el caso de la “evaluación de expertos”. Estos evaluadores pueden
ser inspectores de evaluación, miembros de la Administración, investigadores, equipos de
apoyo a la escuela, etc.
Estos dos tipos de evaluación son muy necesarios y se complementan mutuamente.

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