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o R. ~ Javier Senosiain Aguilar, 2013

O.R. © Sextil Online, S.A. de C.V. 2013


Por la presente edición electrónica

FOTOGRAFIAS
Portada:
Javier Senosiain Aguilar

Interiores:
Javier Senosiain; Juan Guzmán; Alejandro Martlnez Mena; Aldus Gallery Effects; Eladio
Dieste; Pablo Cervantes; Acervo Facultad de Arquitectura UNAM; Steve Sint, INT'L
STOCK PHOTO; Andrés Senosiain R., G.E. Pakenham; INT'L STOCK, Armando Salas
Portugal; R. H. Armstrong, ANIMALS, ANIMALS; Robert Beckhard, INT'L STOCK
PHOTO; Zig Leszcynski, ANIMALS, ANIMALS; Lenars, PHOTO RESEARCHERS, INC.;
Enrique del Moral; J. Messerchmidt, LEO DE WYS, INC.; Mainbourge, PHOTO RE-
SEARCHERS; INC.; Gabe Palacio, LEO DE WYS, INC.; S.C. Johnson & Son; Eric
Shings, PHOTO RESERCHERS, INC.; Mario Mutschlechner; Jaime Jacott.

Ilustraciones.
Luis Raúl Enriquez, Aldi Oyarzábal ilustración picos de pájaros.

AGRADECIMIENTOS FOTOGRÁFICOS:
El autor desea expresar su agradecimiento a S.C. Johnson & Son, por la foto del inte-
rior del edificio administrativo de la Casa Matriz en Racine, Wisconsin, USA. y al Museo
de Bellas Artes Moa por la foto del jardín de musgos Shinsen Kyo del Museo de Bellas
Artes Moa en Hakone, Japón.

Sextil Online, S.A. de C.V


+ 52 (55) 52 543852
contacto@editorial-ink.com

Esta obra es propiedad intelectual de su autor y los derechos de publicación electrónica


han sido legalmente transferidos a SEXTIL ONLINE, S.A. DE C.V., por lo que se
encuentra protegida por la Ley Federal del Derecho de Autor, su Reglamento y las leyes
internacionales sobre la materia. Prohibida su reproducción parcial o total por cualquier
forma o medio sin la autorización previa y por escrito de SEXTIL ONLINE, S.A. DE C.V.

ISBN
978-607 -9254-84-1

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AGRADECIMIENTOS
La idea de reunir gran parte de los conocimientos sobre
Arquitectura Orgánica ha sido posible gracias al apoyo de mucha
gente, entre ellas, Daniel Arredondo por su gran comprensión al
tiempo que dediqué a esta obra mientras desarrollábamos juntos
otros proyectos. La ayuda de Germán Castro en la redacción y
revisión del texto y de Luis Raúl Enríquez en la recopilación y
elaboración de las ilustraciones fue invaluable por el apoyo que
me brindaron.
Asimismo, deseo expresar mi agradecimiento a León Faure con
quién se inicio este trabajo, a Norma Orduña por la revisión del
estilo, a Laura Garza quién me permitió acceder a su colección de
libros sobre caracoles y a Marco Vilchis por su permanente
interés y apoyo.
Al igual que la obra escrita, las construcciones mostradas al final
del libro no hubieran podido llevarse a cabo sin la colaboración
del maestro Juan Sánchez y los muchachos de la obra, a quienes
agradezco su dedicación e ingenio.
Finalmente, este libro se lo dedico con inmenso cariño y gratitud
a mis padres Juan y Blanca, así como a mi esposa Paloma y mis
hijas Paloma y Natalia quienes me han acompañado en esta
aventura.
PROLOGO
A veces, los arquitectos también construyen libros. Los materiales
que emplean para levantarlos son, las más de las veces,
reflexiones sobre experiencias en el ejercicio profesional, propias
o ajenas. Pero la materia prima utilizada en esta publicación es
distinta: la obra está llena de analogías biológicas de todas las
épocas.
Entre los autores que más se han ocupado en las últimas
décadas sobre el método analógico en la creación arquitectónica
destacan George Collins y Geoffrey Broadbent. La cuestión a
dilucidar, cuando se habla de métodos de diseño en arquitectura,
es si hay o no procedimientos a los que un arquitecto pueda
recurrir cuando se enfrenta a su principal responsabilidad:
anticipar la forma que tendrán los espacios cuya edificación le ha
sido encomendada. Para Broadbent no hay duda. El arquitecto (o
quién asume su papel) tiene cuatro asideros para salir de ese
atolladero: encuentra las formas que le ofrecen la geometría y sus
cánones (método canónico); o llega a ellas después de un
proceso azaroso de experimentación, prueba y error, con los
medios a su alcance (método pragmático); o las obtiene
inspirándose en otras formas o imágenes arquitectónicas ya
existentes (método icónico); o bien toma prestadas formas
externas al mundo de la arquitectura para convertirlas en formas
inequívocamente arquitectónicas (método analógico). Lo más
frecuente será que combine varios de éstos métodos antes de
alcanzar su propósito.
El mundo de las analogías en arquitectura, a su vez, está repleto
de referencias a las formas y las funciones biológicas. Lo orgánico
arquitectónico aparece bajo una configuración fitomorfa, zoomorfa
o antropomorfa, según el papel mítico o simbólico que la cultura
productora asigna a las plantas, los animales o el hombre. Por
eso me parece estupenda esta acuciosa investigación que Javier
Senosiain ha hecho sobre este tipo de analogías biológicas,
remontándose a épocas muy lejanas, en las que la relación entre
el hombre y su entorno natural era mucho más estrecha que
ahora. Así deben verse el capitel corintio y su aspecto vegetal o
los santuarios de Angkor, esculpidos como gigantescos rostros
humanos; así los muestra Senosiain en estas páginas.
Lo bueno es que el estudio no se queda en épocas remotas,
sino que nos devuelve a los problemas actuales e incluso a la
cultura arquitectónica local. La concepción distinta que Frank
Lloyd Wright o Frei Otto tienen sobre lo orgánico conduce a
nuevas reflexiones sobre el término. Los progresos de la
observación científica se relacionan con analogías biológicas que
rebasan lo observable a simple vista: por eso Enrique Castañeda
exploró hace décadas formas celulares amibáceas; por eso
también, Agustín Hernández incursionó en soluciones de
viviendas que adoptan formas fetales.
Las propias obras de Javier Senosiain, en la parte final de este
libro, no se quedan atrás y al mismo tiempo deben mucho a esa
genealogía de formas orgánicas en arquitectura. Desde ese punto
de vista, prefiero leer el último capítulo no como parte acabada,
sino como obra inconclusa. Creo que su autor tiene todavía
bastantes años por delante como para esperar de él nuevas
aportaciones a este fascinante mundo de las analogías biológicas
en la arquitectura.
Alberto González Pozo
PREFACIO
La esencia de búsqueda sigue siendo la misma. Han transcurrido
15 años desde la primera publicación y en esta nueva edición
ampliada he decidido incluir las obras realizadas durante este
periodo.
La armonía del hombre y su entorno siempre fue para mí, el
móvil profundo del quehacer arquitectónico. Esta inquietud me
llevó a una larga búsqueda que se cristalizó en la casa orgánica.
Desde su aparición sobre la faz de la Tierra, el hombre ha
transformado continuamente el medio ambiente a su
conveniencia, en una ilimitada carrera que se agudiza en los
últimos cincuenta años en aras de la civilización y el urbanismo.
Crea, las más de las veces, destruyendo el mundo natural,
olvidando que hombre y naturaleza se rigen por el mismo principio
motor.
Nuestro tecnificado hombre del siglo veinte tiene una gran
nostalgia. Esto genera la investigación que hoy nos atañe. 810
ARQUITECTURA no será una recriminación a la "evolución
cultural" o una satanización de los errores que se han cometido
desde la arquitectura y el urbanismo "contra Natura".
Veinte años de investigación por el serpenteante mundo de lo
orgánico se presentan ahora con el fin de vivir apasionadamente
una vuelta armónica hacia la naturaleza, sin embargo, no debe
entenderse como el regreso imposible a la utopía del salvaje feliz.
En síntesis de las dos primeras partes de esta obra -el binomio
naturaleza historia- se infieren reflexiones para el encuentro de
espacios adaptables al hombre; los cuales se materializan en el
último capítulo.
Sea esto, si no un descubrimiento, un antídoto contra nuestra
amarga nostalgia por las grandes pérdidas y destrucciones ... alea
jacta est.
Capítulo 1

LA lJR I 7
Numen del hombre
I
I
"El amor a la Naturaleza y la sinceridad. Estas son las dos fuertes pasiones de
los genios. Todos adoran la Naturaleza... Tened en el/a una fe absoluta. Estad
seguros de que nunca es fea y limitad vuestra ambición a serie fieles .:"

Augusto Rodin, Testamento

La Naturaleza, por si misma, es belleza. En ella encontramos una variedad infinita de formas, colores y
especies conviviendo en el universo de una manera perfecta, lógica e incuestionable. El único imperativo
para vivir en armonía con ella es respetarla.
El hombre se ha integrado a la Naturaleza de distintos modos. Al principio de su existencia, el ser humano
permanecía muy cerca de la Naturaleza, su relación era tan íntima que se entendían e interactuaban como
dos amantes. Transcurrió el tiempo y el hombre, al protegerse de las inclemencias del clima y de sus
enemigos naturales, fue transformando su entorno, a su amada. Soberbio, cegado por su sentimiento de
superioridad y dominio, se convirtió en enemigo declarado de la Naturaleza, pues con las armas en la
mano se alejó cada vez más de su origen, al construir espacios ajenos a su identidad.
Le dimos la espalda a la Naturaleza yen ese momento, como apunta el arquitecto González Gortázar, el
hombre se expulsa del Paraíso. El abandono de la Naturaleza le causa aún nostalgia, piensa en ella..., la
recuerda ..., les más: la visita!, acude a parques, sale al bosque, a la montaña, al lago; y es ahí donde
vuelve a sentir que su origen y medio ancestral permanece lleno de belleza, de autenticidad.
Entonces se da un rechazo al mundo conquistado por él, lo percibe como falso y fallido. Sin embargo,
sabe que tiene pocas opciones. Con frecuencia se encuentra en espacios áridos, inhóspitos y hostiles: a
menudo el urbanismo le ofrece sólo eso; el conflicto que le causa la conciencia de la pérdida de lo natural
lo lleva a desear y a demandar para sus descendientes un mundo en el cual se vinculen lo natural y lo
humano.
La evolución natural se da gradualmente, a base de pequeñas mejoras. Estamos conscientes de que la
sabiduria de la Naturaleza nos lleva años luz en experiencia, en adelanto de sistemas, estructuras,
etcétera; si fuera un producto comercial ningún comprador dudaría en adquirirla. IEstá probada por siglos!
Tres mil millones de años de experiencia frente a la tecnologia del hombre que se encuentra aún en
desarrollo. Si el diseño siguiera la más humilde de las formas de la Naturaleza, nos brindaria formas
adecuadas a nuestra propia esencia. El arte, en la antigüedad. se inspiraba en las formas naturales; sin
embargo, esto se ha ido perdiendo poco a poco. Si la intención consiste en rescatar lo perdido, entonces
utilicemos el manual de patentes que no ha pasado ni pasará de moda: El Libro de la Naturaleza.
Juan Jacobo Rousseau, el pensador francés, comentaba que cuando los valores del hombre se
derrumban, entonces éste tiende a retornar a la Naturaleza. No sé si los valores del hombre ya se
derrumbaron o están por derrumbarse, pero ¿para qué esperar hasta entonces?
Las interrogantes no pueden permanecer en el aire. Existen mínimos esfuerzos por reíntegrar al hombre a
la naturaleza, y por restablecer el equilibrio perdido a causa del rápido desarrollo de la técnica. Ideal sería
que en un futuro no muy lejano se aglutinaran la ciencia, la tecnología y el humanismo para
reincorporarnos a la Naturaleza, a fin de que nos enseñara su ínfinito acervo morfológico y estructural. y mil
cosas más; poseemos las pruebas de su efectividad, vale la pena observarla e imitarla.
Para reivindicarnos de nuevo con la Naturaleza y para lograr una reconciliación debemos dirigir hacía ella
nuestra mirada, observar sus principios, sus formas, su propuesta de vida, para así restablecer la armonía
que se ha perdido.
El Libro de la Naturaleza no se deja interpretar a primera vista; para que podamos descifrar sus
mensajes, exige de toda nuestra atención y actitud reflexiva. En este sentido, trabajan ya arquitectos,
ingenieros y cientfficos reconocidos; todos ellos analizan una amplia gama de aspectos naturales, desde
las estructuras de las gargantas de los saurios o de las ranas, el entramado de las telas de araña, el vuelo
de las aves, el funcionamiento de los insectos, hasta el "diseño" y la forma de comportarse del pez en el
agua; observan los principios de los reinos animal, vegetal y mineral para aplicarlos a la vida humana y
lograr con ello su mejoramiento.
Existen en la Naturaleza aspectos inadvertidos a nuestros ojos, pero que debido al desarrollo de la
ciencia se han ido descubriendo, por ejemplo, que el vuelo sin visibilidad, orientado y preciso, es una
aptitud de los murciélagos, gracias a su propio radar.
Estudios de este tipo se llevan a cabo para, posteriormente, aplicarlos a las necesidades del hombre, en
el seno de una ciencia muy joven llamada Biónica; dicho término viene de los vocablos griegos bios (vida)
e ¡kos (unidad): unidad viviente, término con el que se designa a toda construcción artificial que ha tomado
como modelo a los sistemas vivos. Con este sentido, la palabra fue utilizada por primera vez en 1958 por
Jack E. Steele.
La Biónica se interesa en la creación de funciones y formas análogas al comportamiento de los seres
vivos. Y esto se logra mediante observaciones e investigación profunda, análisis y síntesis. Esta ciencia no
pretende calcar o copiar, sino que maneja como tesis que cualquier modelo tiene una potencialidad para
proveer nuevas ideas al diseño de métodos y maquinarias que mejoren las exístentes.
Para cumplir sus objetivos, la Biónica se vincula con diversas ciencias como la psicología, la electrónica,
la ingeniería marítima, la aeronáutica, etcétera. Dichos desarrollos interdisciplinarios han alcanzado metas
importantes, siempre basándose en los "diseños" que la Naturaleza nos ha enseñado. Por ejemplo,
observemos los paralelismos que existen entre una computadora y el sistema nervioso o cerebral del
hombre, o bien el radar de navegación marina con el de los delfines.
La Biónica puede llevarse al terreno de nuestro objetivo principal: la búsqueda de un mejor hábitat para el
hombre. Analicemos la Naturaleza para aplicar sus principios en el diseño de nuestros espacios. Un
ejemplo de ello es el nuevo sistema urbano diseñado por Paolo Soleri, al que llamó Arco/ogía (Arquitectura
=
+ Ecologia Arcologia), inspirado en la manera en que las células de un organismo se distribuyen.
El diseño es la actividad que permite al hombre darle forma a sus creaciones, de tal manera que cumplan
con su función óptimamente. La Biónica estudia no sólo el aspecto fisico y quimico de un modelo natural,
sino también la morfología de sus estructuras para aplicarlas a la construcción de aparatos y sistemas
artificiales que más tarde serán utilizados por el hombre.
En la Naturaleza se mantiene un proceso evolutivo, en el que los sistemas poco eficaces desaparecen,
dando lugar al perfeccionamiento de los que mejor se adaptan a las condiciones que prevalecen en el
medio natural. Entonces, al inspirarse en estos modelos, el hombre aprovecha todo este proceso de
mejoramiento y lo plasma en sus diseños. La Naturaleza, en el transcurso de la historia, sirvió al hombre de
inspiración en sus afanes de progreso científico y técnico. Ya en el año 400 a.C., Demócrito, filósofo de la
Grecia Antigua, decía: "Copiando a los animales aprendemos las cosas más importantes. Somos
aprendices de la araña imitándola en los oficios de tejer y confeccionar prendas de vestir. Aprendemos de
las golondrinas a construir viviendas, y del ruiseñor y del cisne a cantar..." Así, la Biónica se aplica en el
diseño de diferentes ramas de la ciencia, por ejemplo en el transporte terrestre, aéreo y marítimo.
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Analogía de Mesa City concebida orgánicamente por Paolo Soleri con el apunte anatómico de Leonardo Da Vinci.

En 1933. Bucky Fuller diseñó un automóvil basado en una forma natural. En ese entonces los primeros
vehículos de combustión interna semejaban simples cajas sobre ruedas. Seguían el diseño de las
diligencias tiradas por caballos, pero en lugar de éstos se colocó el motor (caballos de fuerza); no se
contemplaba aún la resistencia que el aire imponía sobre el vehiculo al incrementar la aceleración. Bucky
sabía que la resistencia del aire aumentaba en razón del cuadrado de la velocidad -verbigracia: si el auto
triplicaba la velocidad, la resistencia del aire sería nueve veces mayor-. Al aumentar la rapidez, la fuerza
del motor se perdía de manera importante al empujar el aire hacia los lados.
Bucky Fuller dedujo entonces que la forma del automóvil no era la indicada y que por tanto debía
modificarse. Encontró la solución al estudiar las pocas notas que hasta entonces se habían escrito sobre
las propiedades aerodinámicas. iLa gota de lluvia! Al caer la gota de lluvia a través de la atmósfera, su
forma esférica se modifica: la parte delantera conserva su redondez y soporta la mayor cantidad del fluido,
mientras que el borde trasero lateral queda dibujado por las líneas de la corriente del aire. Por lo tanto, la
fricción de las gotas de lluvia contra el aire le da a éstas la forma de una lágrima.
Bucki estudió la figura de la gota de lluvia y a partir de este principio diseñó el auto Dymaxión y
cambiando la forma típica del auto ordinario obtuvo otras ventajas.
El auto de Fuller, con un motor ordinario V-S comprado en la fábrica Ford, alcanzaba sin dificultad
velocidades de hasta 190 kilómetros por hora. En 1933, se habria necesitado un motor tres veces más
potente para realizar la misma hazaña con cualquier otro automóvil. Este es uno de los pocos ejemplos en
el que observamos que después de la forma viene la función.
Asimismo, el desarrollo de la ingeniería aeronáutica procede, en gran parte, de la observación de
animales aéreos. Los insectos y las aves pequeñas, como los colibríes, son capaces de mantener el
llamado vuelo estacionario. Las primeras máquinas de volar se inspiran en los principios que rigen el vuelo
de las mariposas y del murciélago, criaturas dotadas con alas de anchas superficies, útiles para compensar
la gravedad. En ese entonces el reto para el hombre consistía en sostenerse en el aire, en volar ...
El ejemplo más difundido es el de Leonardo Da Vinci. El inventor renacentista diseñó los planos de la
máquina voladora que imitaba al murciélago. En ese modelo, la piel membranosa e impermeable cubre y
refuerza el esqueleto de las alas del animal; sin duda este principio resultó vital para el diseño de la
máquina voladora de Da Vinci.
Cuatrocientos años más tarde, el mismo murciélago inspiró la primera máquina que alcanzara el tan
ansiado vuelo; se trata del aparato de Ader. Después de medir con cuidado el esqueleto de un murciélago,
Ader construyó a gran escala un armazón similar, utilizó cañas de bambú entrelazadas, posteriormente se
recubrió al esqueleto con una tela de seda en sustitución de la piel del murciélago.
Conforme el hombre deseó incrementar la velocidad de sus máquinas voladoras con motores más
potentes y compactos, fijó la atención en las aves, en sus condiciones de vuelo y en las maneras en que
vencen la resistencia del aire. El resultado de sus observaciones lo aplicó en las aeronaves, por lo que
éstas ahora guardan una enorme similitud en su diseño aerodinámico con el de los pájaros. Veamos:
El pico del pájaro y la punta de los aviones sirven para cortar el aire haciendo más rápido y ligero el
desplazamiento. La ubicación de la cabina -visibilidad del piloto- es comparable con los ojos de los
pájaros. Las alas de aves y aviones, así como alerones y flaps, operan para lograr fluidez, ejecutar
maniobras en el aire y permitir el aterrizaje. La cola -tanto de aves como de aviones- se usa para dirigir
y dar impulso al vuelo. Finalmente, la ubicación del tren de aterrizaje se asemeja a la de las patas de las
aves.
Más tarde, con el propósito de volar a velocidades superiores y conquistar el espacio, el hombre se
inspiró en algunos animales acuáticos. Al percatarse de que el agua ejerce mayor resistencia que el aire,
concibió el jet de propulsión a chorro y cohetes con diseños similares al del tiburón, la raya (mantarraya), la
ballena, los calamares, etcétera; dado que las formas hidrodinámicas de estos animales facilitan su
desplazamiento en el agua. La raya, de movilidad instantánea cuyo principio es el desplazamiento del agua
a una velocidad sorprendente, sirvió de modelo fisico y analógico para la construcción de los aviones caza.
La mantarraya se impulsa gracias a una propela que sirvió de inspiración para los diseños de las turbinas
de los jets, artefactos que absorben el aire de la misma manera que la raya absorbe el agua por su boca
para dejarla salir a través de las aberturas de sus agallas.

Máquina voladora y alas de murciélago.

Mantarraya y Bombardero de combate Horlon twin-jet.


El mismo principio analógico se empleó en el caso del jet F-10IA, construido en 1954: el tiburón sustentó
las bases de su diseño.
La figura de la trompa del delfín aplicada a la parte delantera de los barcos es un excelente ejemplo de la
aplicación de la Biónica en el diseño de transportes acuáticos. Por otra parte, se han diseñado equipos de
buceo, oomo las aletas, a partir de las formas de animales marinos .

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Orca y Jumbo Jet.

El mismo cuerpo humano propone formas para la creación de objetos útiles al hombre; por ejemplo, las
palmas de las manos enconchadas, que primitivamente permitieron beber agua, proporcionan la forma de
las vasijas; y el diseño industrial tomó como modelo para la retroexcavadora las articulaciones del codo, el
brazo, y la mano. Asimismo, es claro que en la arquitectura gótica el brazo y la mano se erigieron en los
principios básicos para diseñar las enormes columnas que sostienen las construcciones: la columna hace
las veces de un brazo y las ramificaciones que bajan los esfuerzos de la bóveda, las de los dedos.
El hombre, mediante su inteligencia e intuición, llega en ocasiones a resultados cuyos principios son
similares a los de la naturaleza, incluso sin conocerlos. Como ejemplo podemos citar la similitud que existe
entre las altas chimeneas fabriles y el tallo del trichophyrum; ambas estructuras son huecas, y, tanto el
tejido del tallo como el armazón longitudinal de la chimenea, se encuentran situados en la periferia. Lo que
podría pensarse como fruto de la casualidad no lo es tanto, si consideramos que dada la misma
condicionante de la gran altura -en un caso para desalojar los gases tóxicos y en el otro para captar
permanentemente los rayos solares- la chimenea y el trichophyrum se hallan bajo la acción de los
mismos factores: fuerzas mecánicas, resistencia al viento, proporción entre altura y base, etcétera. De ahí
las soluciones similares.

Tallo del trichophyrum y Chimenea.

Como vemos, los sistemas orgánicos de construcción naturales, desde los microscópicos protozoarios o
diatomeas hasta los grandes mamíferos, conjugan armoniosamente belleza, función, sencillez y economía;
ideales todos del diseño, por lo que han inspirado al hombre, como en los diseños del ingeniero, arquitecto
y escultor alemán Luigi Colani, que con los materiales y tecnología de hoy nos muestra la cara del siglo
XXI.

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Modelo de Motocicleta Rana. Luigi Colani.


Son innumerables los ejemplos de la aplicación de la Biónica. Considerando algunas de las relaciones
como una especie de analogías, podríamos llenar varias páginas con ellos, pero limitémonos a señalar sólo
algunas en el siguiente cuadro.

NATURALEZA DISEÑO
Pez Vela Velero
Pez Hacha Hacha

Pez Espada Espada


Pez Martillo Martillo
Pez Espátula Espátula
Pez Sierra Sierra
Delfín Torpedo acuático
Libélula Helicóptero
Retina del ojo Cámara fotográfica
Murciélago Radar
Patas de cangrejo Pinzas
Nautilus Submarino
Sistema Nervioso Computadoras
Escamas Tejas
Patas aves acuáticas Aletas
Aletas dorsales de pez Quilla de barcos
Telarañas Redes
Ostra Bisagra
Raíz Cimiento
Cascarón de huevo Cúpula
Mimetismo en animales Camuflaje
Pestaña Visera
Ventosas de pulpo Ventosa de hule
Caparazón de tortuga Armadura
Oruga Tanque
Pezón Chupón
Antenas de insecto Antena de t. v
Hormiguero Ciudad
Oso hormiguero Aspiradora
Ardilla voladora Planeador
Perico Llave perico
Pluma de Ave Pluma fuente
Tronco Columna
Oído Radar
LA FUNCiÓN EN LA NATURAlEZA

Una de las partes esenciales del diseño de la naturaleza, y también del diseño creado por el hombre, es el
llamado funcionamiento.
La función está íntimamente ligada a la forma; casi podríamos decir que no hay forma sin función, como
tampoco función sin forma.
En 1896, Sullivan declaraba que "después de la función viene la forma". Por su parte, Le Corbusier
escribió: "La planta va de adentro hacia afuera, el exterior es el resultado de un interior", aunque veremos
que en raras ocasiones la forma también puede determinar la función. Sin embargo, forma-función o
función-forma son un falso dilema. Cuando el hombre-artesano se compenetraba con los materiales con
los que creaba su vivienda, ropa y utensilios cotidianos todo resultaba más sencillo y nadie discutía sobre
la primacia de la función o la forma, ambas se relacionaban espontáneamente ... Desafortunadamente, hoy
por hoy nos hemos encargado de complicar aquella sencillez.
En la Naturaleza, la parte contiene un significado funcional con relación al todo. Las piernas sirven al
propósito de soporte y locomoción para el cuerpo, y sin embargo, por sí mismas carecen de estabilidad.
Al observar el funcionamiento de la nariz del ser humano, notamos que sus orificios se orientan hacia
abajo para evitar la entrada de la lluvia y el sudor. Del mismo modo, se encuentra a una altura suficiente
para evitar la entrada del polvo que flota al ras del suelo. En cuanto a los vellos interiores, éstos filtran el
aire inspirado.
Si observamos la forma y las características de una hoja, una tórtola o un caballo encontramos que tienen
una razón precisa para ser tal como son; sus formas cumplen una función y siempre son bellas. En la
Naturaleza la relación entre forma y función, o si se prefiere función y forma, son una misma cosa; no hay
antes ni después.
El funcionamiento, como concepto arquitectónico autónomo, implica un aspecto físico y otro psicológico.
El funcionamiento físico, material o fisiológico comprende nociones de economía, tiempo, movimiento y
ubicación. El funcionamiento psicológico, anímico o espiritual comprende nociones tales como alegría,
serenidad, tranquilidad.
Estos rasgos se explicitan con el ejemplo que Richard Neutra planteaba en alguna ocasión. Contaba que
una noche, alrededor de las cuatro de la madrugada, recibió la llamada telefónica de una señora a quien le
había proyectado y construido su casa. La mujer reclamaba que había una gotera en su recámara que no
la dejaba dormir. Él supo entonces que el problema era mínimo. Al contar esta anécdota, Neutra se
proponía decir que su cliente se molestaba por un aspecto técnico (función material) de su casa y que, sin
embargo, existían otros aspectos importantes en los que quizá nunca había pensado, tales como el
funcionamiento psicológico: al contar con un espacio acogedor, ella vivía alegre, procurándole esta
situación una estabilidad emocional que le aseguraba la felicidad cotidiana de su familia.
Esto nos puede hacer reflexionar acerca de qué elemento es más importante, el material o el psicológico.
Ciertamente el aspecto psicológico resulta de gran peso; más aún, posee una importancia fundamental
para quien habita dicho espacio. No obstante, ambos aspectos se requieren, ya que la arquitectura es un
todo, donde el uno es tan importante como el otro, complementándose para conformar un solo
funcionamiento.
En una ocasión, alguien le preguntó al arquitecto Luis Barragán cuál era la diferencia entre su arquitectura
y la construida por la mayoría de los arquitectos: él respondió que en su arquitectura estudiaba el
funcionamiento material, como lo hacen los demás arquitectos, pero además pensaba, de modo
importante, en factores que provocaran un estado de ánimo en el usuario, como la emoción, la serenidad,
la sorpresa.
Capilla del Convento de las Madres Capuchinas, Luis Barragán, 1952-1956.

Cuando estaba en auge la Arquitectura Funcional se crea en México un museo experimental: El Museo
Eco, que generó polémica en diversas partes del mundo. Michael Seuphor lo describía de la siguiente
manera: "Conjunto de disposiciones asimétricas, organizadas en sorpresas sucesivas, por medio de
corredores, muros aperturas y clausuras, una especie de poema plástico en el cual uno puede pasear".
Por aquel entonces, Mathias Goeritz, creador del Museo Eco, escribió su Manifiesto de la Arquitectura
Emocional, en el que exigía la elevación espiritual del hombre a través de la arquitectura, para rescatarla
del servicio puramente material en el que estaba cayendo.
La creación es un camino largo y dificil que requiere, además de la imaginación creativa, una imaginación
lógica y ordenada. Teniendo en cuenta la máxima de Ortega y Gasset, según la cual "la misión del arte es
inventar lo que no existe", se nos presenta como algo imposible elaborar un método a través del cual
podamos hacer arquitectura. No es posible elaborar un recetario para crear algo que aún no existe.
Sin embargo, existen formas de aproximarse al problema, ayudas para acercarnos a él, instrumentos y
criterios que son necesarios y funcionan como una suerte de pre-requisitos de la creación arquitectónica.
En la mayoría de los casos conviene seguir un proceso para diseñar; el orden propicia la libertad creativa.
El funcionamiento es una parte importante del proceso creativo del diseño, su ubicación se inserta en él.
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Esquema del Museo Eco por Malhias Goeritz.

El primer paso, la INFORMACION, consiste en un inventario de necesidades, tanto físicas como


psicológicas, tomando en cuenta las condicionantes culturales y contextuales del proyecto; estos dos
aspectos caracterizan a la Arquitectura Orgánica. El siguiente paso estriba en la INVESTIGACION, o sea,
la búsqueda y análisis de proyectos similares. El tercer paso, el esquema de FUNCIONAMIENTO, se
puede definir como un organigrama en el que se indica la liga que existe entre un órgano y otro, a este
órgano o célula se le considera como una zona o como un espacio.

ACCESO

vESTleuL.O
SERVICIO

LAVADO
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Diagrama de funcionamiento para una casa.

En el esquema general se debe apreciar un todo embrionario (órganos con su ubicación correcta y su
proporción) que continuará gestándose hasta pasar a la SINTESIS; a su vez, esta última va a requerir la
correspondiente imagen conceptual. Señalemos la importancia del CONCEPTO en el proceso creativo
marcado en el cuadro.

PROCESO CREATIVO
1. INFORMACiÓN
2. INVESTIGACiÓN
3. FUNCIONAMIENTO
4. SíNTESIS
5. CONCEPTO
6. ANTEPROYECTO
7. PROYECTO EJECUTIVO

N T E. lO s

Para llegar a una buena imagen conceptual, un diseñador debe ser, como decia Rodin, "un creador libre y
espontáneo; no debe someterse a un canon preconcebido y desconfiar de lo que pueda esterilizar la
inspiración" .
Asi como la Naturaleza nos ofrece infinidad de conceptos, el hombre debe lograr originalidad, libertad y
espontaneidad, haciendo a un lado formalismos considerados a priori. La creación cuesta trabajo, emplea
neuronas y al mismo tiempo debe estar atenta a los susurros del corazón; el camino no es sencillo. En
otras palabras, citando a Félix Candela: "Debemos poner todo nuestro empeño, toda nuestra capacidad de
trabajo, penoso y angustiado, en la elaboración de cualquier obra que emprendamos; pero, para que el
resultado final pueda ser considerado como obra de arte, ha de aparentar haber sido hecho sin ningún
esfuerzo, como el fruto de una inspiración juguetona y despreocupada".
Lograr un concepto auténtico resulta como meter en un embudo condicionantes obtenidas de la
información y de la investigación; el programa de necesidades; los imperativos ambientales, tales como
vientos dominantes, topograffa, orientación, etcétera: y todas las condicionantes culturales y económicas.
Asimismo, deberá verterse a este embudo el esquema de funcionamiento que contemple el análisis de
áreas y su zonificación. Todos los elementos deberán ser claros y concretos. En la integración de estos
empieza propiamente el proceso creativo, es ahf donde se gesta el futuro nacimiento de una idea. Se filtra
y tamiza esta energfa, viene la eliminación de lo superfluo y la abstracción de la parte esencial. .. A
continuación, se comprime y se llega a la síntesis. Finalmente, se sucede un momento "tormentoso o de
dolor", para llegar plenamente al momento misterioso, imposible de describir: el de la inspiración,
germinación de la idea, nacimiento del concepto.
En otras palabras, digamos que ya concentrada la información, las condicionantes ambientales, de
cultura, etcétera, toda esta energía tiende a ascender por el interior de un volcán que se estrecha, lo cual
nos lleva forzosamente a un desecho minucioso de elementos innecesarios. La energía acumulada se
comprime para poder pasar por la estrecha boca, provocándose algo similar a la erupción de un volcán.
Ese es el instante en que se produce la idea, el click que detona un proceso en el que se genera un
producto nuevo, una imagen conceptual que aflora en el vértice de dos conos opuestos.

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ESQUEMA GRAFICO DEL PROCESO CREATIVO

Dentro del proceso creativo, la secuencia y constancia son determinantes para alcanzar un buen proyecto.

Posteriormente, el concepto se expresa y se proporciona en el ANTEPROYECTO, para después pulirlo


en el PROYECTO EJECUTIVO, pretendiendo así, un todo armónico: la unidad.
Un ejemplo análogo del proceso creativo lo encontramos en la gestación del ser humano. Todos sabemos
que, en la formación del embrión, los tres primeros meses y los tres últimos son los más delicados, sin que
por ello carezcan de importancia los tres intermedios. Así como la primera etapa representa un estado
fundamental para que el feto encuentre un desarrollo preciso, en el proceso creativo del diseño también los
tres primeros puntos (INFORMACION, INVESTIGACION Y ESQUEMA DE FUNCIONAMIENTO) deben
cimentar, clara y firmemente, la base sobre la cual se levantará nuestro proyecto.
Como en el caso del embrión, si el proceso empieza con complicaciones, por ejemplo, si a los dos meses
al producto le sale de la cabeza un pie, cualquier intento de "componer" la malformación es inútil: o se
produce un aborto o un fenómeno llegará al mundo. Igual sucede en el proceso creativo; si la ubicación de
una zona o espacio en los primeros pasos no es la correcta, este diseño difícilmente se mejorará. De ahí la
importancia de observar y cuidar los pasos de este proceso desde el principio.
CONTU)(TO
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IDIlNTIDAO

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IMAGEN CONCEPTUAL.
En un lerreno con lava volcánica cerca de la pirámide circular de Cuicuilco en ciudad
Universitaria se desarrolló est« anteproyecto de doce instilutos interdisciplinarios. El acceso a
cada Instiluto es por el circuito de autos, los estacionamientos se localizan a un lado de los
institutos siguiendo la topografía del lugar. En la planta baja se ubicaron las bíbliotecas, por
tener más área y peso; en el primer nivel las zonas administrativas y en el segundo nivel los
cubiculos de los investigadores. Por la azotea se puede circular a los diferentes Institutos o a la
zona de Auditorios y cetererte, cabeza de te Serpiente; en la cola de esta, enrollads como te
pirámide de Cuicuilco, se ubica la Coordinación de los Institutos.
Para llegar a una buena imagen del concepto no basta con tener una visión genial. sino que, como lo
afirma Roland Conrad, "el acto creativo en general será el resultado del trabajo continuo y esforzado fruto
de muchos años de constante dedicación y esfuerzo mental... Temo que éste sea el único camino para la
consecución de la inspiración constructiva, tan ardientemente deseada por los jóvenes arquitectos y
estudiantes ..." Así es: de la "genialidad del genio", el 990/0es resultado del propio trabajo (transpiración) y el
l% restante, corresponde a la inspiración. La inspiración manifiesta el trabajo que se gesta en el
subconsciente. Si la mente se ocupa con insistencia de un problema determinado, puede hallar
"repentinamente" la solución al mismo.
Por supuesto, algunas veces se emparentan inspiración e imaginación. Einstein opina que la imaginación
importa más que el conocimiento; afirma lo anterior porque considera que el conocimiento es limitado,
mientras que la imaginación no, por el contrario, estimula el progreso al permitir la evolución.
En griego clásico, la palabra alumbrar corresponde exactamente a la palabra idea o inspiración, significa
la representación de un problema bajo una nueva luz que lo hace claro y real. Generalmente esta "nueva
luz" es personal; como decía el novelista norteamericano Truman Capote, "al fin y al cabo, su estilo es
usted".
Jean Cocteau nos habla sobre la idea y dice: "No es mecerse sobre una hamaca esperando que llegue la
imaginación ...", sino que es la aguda y repentina realización de la verdad, la inmediata y total visión de la
solución, la certeza de que lo que repentinamente viene a nosotros está bien y de que hemos estado
equivocados todo el tiempo, y desde este preciso momento, sabemos lo que se debe hacer para llegar a la
verdad. Wright aleccionaba a sus discípulos: "Si quieren diseñar bien no se sienten en el restirador con el
lápiz, la regla y las escuadras en la mano ... Yo tengo todo el objeto en mi mente... lo podría alterar
substancialmente, pero todo el tiempo que lo tengo está germinando ..." Antes de dibujar se debe entender
la idea.
Posiblemente, para algunos los conceptos anteriores resulten demasiado abstractos, sin embargo nos
atrevemos a incluir un fragmento de los Programas y manifiestos de la arquitectura del siglo XX, de
Hermann Muthessius, en donde habla del artista espontáneo y creador:

"El artista es por su misma esencia un ferviente individualista, un creador libre y


espontáneo; nunca se someterá a una disciplina que le imponga un tipo, un
I
canon..., se aleja de todos los que predican una norma, los que podrían
impedirle el curso de sus ideas hasta su propia y libre meta, o que le quieran
encuadrar en una forma...".

Efectivamente, el arte es una prueba de la libertad. El sujeto que lleva a cabo el proceso creativo busca y
encuentra, piensa, idea y realiza; es aquel al que Augusto Rodin señaló en su testamento: "No perdaís
vuestro tiempo en anudar relaciones mundanas o políticas ... Amad apasionadamente vuestra misión. No
existe otra más bella. Es mucho más alta de lo que vulgarmente se cree ... El mundo sólo será feliz cuando
todos los hombres tengan alma de artistas, es decir, cuando todos sientan el placer de su labor..."
Así pues, el verdadero artista siempre expresa lo que piensa, aún a riesgo de hacer tambalear todos los
prejuicios establecidos; de este modo enseña la franqueza a sus semejantes. Finaliza Rodin "[Imaqmemos
los maravillosos progresos que se realizarían de pronto si la veracidad absoluta reinara entre los hombres!
iQué pronto la sociedad se desprendería de sus errores y de sus fealdades francamente confesados, y con
qué rapidez nuestra tierra se convertiría en un paraíso!"
EL ESPACIO EN LA NATURALEZA

El seno materno

Cualquier tipo de vida de la que hablemos, vegetal o animal, siempre estará referida a un espaoo
determinado.
La idea más profunda de espacio que tiene el hombre es la del claustro materno. El origen de su vida
yace en este sitio que Bachelard describe como el "ámbito cerrado y protegido que cuida el desarrollo del
ser, de ese ser que surge de un espacio reducido, interior; tan interior que se forma desde dentro hacia
afuera" .
El vientre materno contiene las condiciones óptimas para el desarrollo y es ahí donde el hombre
permanece durante nueve meses, rodeado de protección y tranquilidad. En ese ámbíto vivimos nuestras
primeras experiencias, amparados en todo momento por el tibio líquido amniótico; como en una piscina con
renovación constante de agua, flotando como astronautas.
Estrenamos nuestra condición de seres vivos gozando de la temperatura idónea, de buena nutrición, de
un medio ambiente líquido que protege y amortigua los posibles traumas físicos que pudieran producirnos
la luz y los golpes. Permanecemos así, acurrucados por un abrazo total, arrullados por el movimiento
corporal y por el ritmo del latido cardiaco de nuestra madre. Después de transitar por esta experiencia,
diffcilmente se encontrará en el mundo un espacio mejor. No habrá lecho, silla, ni suelo que nos sostenga
con tan leve suavidad; bajo ningún techo volveremos a estar tan a salvo.
Sin embargo, este medio no es eterno. Más aún, el despojo es trágico. El silencio y la oscuridad que
acompañan al bebé en el útero se ven violentadas en el momento del nacimiento.
Si, el nacimiento es un enfrentamiento brusco a un espacio nuevo que agrede a la existencia, la
sensibilidad y los sentidos del nonato. Algunos psicólogos hablan de que nacer representa para el hombre
una experiencia traumática, nuestro primer choque con la realidad. No es para menos, tomando en cuenta
que al nacer entramos por primera vez en contacto con la otredad. Pongámonos por un momento en el
lugar del bebé durante el parto que lo traerá al mundo. En este caso, en un hospital, con todas las medidas
higiénicas ideales, de repente sentimos la sorpresa del mundo exterior: nuestros ojos se abren, las luces
de reflectores caen sobre nosotros como una tempestad de fotones; los olores de medicamentos nos
marean; el ruido de las voces e instrumentos quirúrgicos nos aturden. Nos enfrentamos a la conmoción de
un ambiente terriblemente ofensivo comparado con la calma que poco antes nos protegía. La dicha de los
padres y el profesionalismo de médicos y enfermeras no compensan del todo la agresividad del medio en
que se nace.
El crio humano, a diferencia de otras especies, a los pocos minutos de su nacimiento está expuesto a
medicamentos, a una alimentación regida por el reloj, a cambios bruscos de temperatura; y no retorna a la
naturaleza hasta que se encuentra en los brazos de su madre. Ella lo acurruca en su regazo, en un espacio
cóncavo, acercándolo a su pecho, donde escucha y quizá reconoce los latidos de su corazón. Ella lo mece
con cadencia, evocando su primer hogar, creando una cuna móvil, reminiscencia de las entrañas maternas.
Madre indfgena: con su rebozo protege a su hijo, física y psicológicamente.

Los brazos protegen al bebé de elementos adversos, físicos y psicológicos; la madre indlgena enconcha
a su hijo con su rebozo de diversas maneras y sintetiza el movimiento, posición y espacio que el hombre
añorará a lo largo de toda su vida, con una nostalgia por el refugio y la seguridad para siempre perdidos.
Inconscientemente, el niño, el adolescente y el adulto buscan un ambiente semejante, un lugar o
sensación que le permita recordar su primer refugio. Por ejemplo, al dormir la espalda se encorva y las
piernas se encogen en imitación de aquella intimidad intrauterina; el colchón de la cama, plano
originalmente, acuna al cuerpo. Asimismo, a los niños les gustan los juegos con movimiento: columpiarse,
mecerse, deslizarse por la resbaladilla de caracol, girar en el volantín.
Confonme el pequeño crece, los deportes con movimiento continuo son de su predilección. Más tarde, se
acurrucará en hamacas deleitándose con su forma y movimiento.
Sin tregua, buscamos espacios o moradas con la esperanza de encontrar algo que nos recuerde al seno
de la madre. En palabras de Levy Bruhl, "en todo esplritu primitivo, cualquiera que sea su desarrollo
intelectual, existe un fondo que no puede ser desarraigado de su mentalidad primitiva".
El ser humano no debe desprenderse de sus impulsos primigenios, de su ser biológico. Debe recordar
que él mismo proviene de un principio natural y que la búsqueda de su morada no puede desligarse de sus
raíces, es decir, debe evitar que su hábitat sea antinatural. De ahf la importancia que adquiere hacer
consciente nuestro origen y responsabilizarnos de ello.

La Caverna

I ·V arrastrado por un ardiente deseo, e Impaciente por ver la gran cantidad de


formas diversas y raras creadas por la habilidosa naturaleza, estuve un buen
rato dando vueltas entre las sombrías rocas, hasta que me encontré en la boca
de una gran caverna ante la que me quedé un tanto confuso, pues ignoraba de
qué pudiera tratarse, y alll permanecí con la cintura arqueada, la mano izquierda
apoyada en la rodilla y la derecha a modo de pantalla ante las fruncidas cejas. y
volviéndome varias veces a uno y otro lado para ver si allá adentro poai»
vislumbrar algo, lo que me impedía la grande oscuridad que allá adentro
reinaba. Estuve algún tiempo hasta que de pronto surgieron dos cosas a la vez:
temor y deseo; temor por lo amenazador y oscuro de la gruta, y deseo de ver si
allá dentro había alguna cosa maravillosa".
I
Leonardo Da Vinci
Caverna, arquitectura natural, mágica y misteriosa.

Bachelard escribe que en la actualidad, "antes que ser lanzado al mundo, el hombre es depositado en la
cuna de la casa y después la casa podrfa ser una gran cuna". Pero mucho antes que el hombre inventara
la cuna y emprendiera la construcción de las casas, la naturaleza le ofreció generosas cavernas, en las que
encontró el abrigo y protección que por instinto buscaba.
El hombre requiere refugios cubiertos, a su escala. Cuando se mira hacia el horizonte, cuando se
aprecian los espacios abiertos, los grandes valles o llanuras, uno goza de ellos como paisajes, pero no es
fácil de encontrar un lugar que nos proteja. Las cuevas se nos ofrecieron como un primer resguardo contra
las inclemencias del tiempo, las bestias salvajes y los enemigos de nuestra propia especie. Este hallazgo
primitivo de la humanidad origina la arquitectura, que no es otra cosa que el dominio de las fuerzas
naturales adversas, en pro de un bienestar propio.
La caverna, como arquitectura natural, surge de la erosión de la tierra, y sus características se erigen en
notables aportaciones a la arquitectura humana. Gustavino el Mayor narra su impresión al encontrar una
gruta y señala su asombro ante los "diseños constructivos" que la caverna le sugirió: "... todo este espacio
colosal ha sido cubierto por una sola pieza ..., sin armazón o andamiaje ..., sin vigas pesadas..., todo hecho
de partículas puestas unas sobre otra, como la Naturaleza las colocó. Desde ese momento, he quedado
convencido de que queda mucho por aprender del inmenso libro llamado Naturaleza".
Las reflexiones sobre la caverna de Gustavino el Mayor y de Leonardo Da Vinci emocionan, pero también
provocan la reflexión sobre la arquitectura que el hombre construye. La mayoría de las cuevas, dones de la
naturaleza, son abrigadoras y sumamente sólidas, aunque casi nunca se encuentran en venta o alquiler.
Bernard Rudofski dice al respecto: "... hasta ahora los agentes inmobiliarios siguen ofreciendo frágiles
viviendas, juguetes de vendavales e inundaciones, que no constituyen mayor refugio contra la furia de la
Naturaleza. Comparada con la caverna, la casa actual es tan precaria como una jaula de canarios".
En este orden de ideas, para Wright, la casa debe ser como una caverna, un refugio en donde el ser
humano se pueda retirar para protegerse de la lluvia, el viento y la luz. "Que ahi pueda estar a sus anchas,
en completa seguridad y reposo, como un animal en su guarida".

El Territorio
Son varios los estudios llevados a cabo sobre el comportamiento, capacidad de adaptación y desarrollo de
los animales. Los zoólogos y ecólogos se ocupan de las especies animales en su propio medio, en libertad;
sus investigaciones se aplican con fines educativos, culturales e incluso mercantiles. La información
recabada sirve a encargados de parques zoológicos, a empresarios de circos o criadores de distintas
especies animales para identificar las condiciones de vida animal, con el propósito de adecuar ciertos
espacios y mantenerlos en cautiverio.
Los logros resultan evidentes. Esas investigaciones arrojan datos para saber cuál es el tipo de espacio
que requiere cada animal, así como las condiciones ambientales precisas para su supervivencia. A partir
de estas investigaciones se determinan las características adecuadas sobre la dimensión del espacio,
necesarias para que el animal no enferme o no pierda el lustre de su piel y, por otra parte, se delimitan las
propiedades físicas para posibilitar la reproducción en cautiverio de ciertas especies.
Como vemos, los resultados de las investigaciones sobre la vida animal se llevan a la práctica para
reproducir el hábitat de los animales lo más parecido posible a su medio original. Desgraciadamente, no
sucede lo mismo en el caso del hombre.
A pesar de los esfuerzos y avances de ciencias como la antropología, la psicología y la sociología, que se
ocupan del desarrollo humano, de su forma y modos de vida en su ámbito, sus tesis no llegan a aplicarse
en la construcción del hábitat del hombre.
Hábitat para pingüinos en el zoológico de Londres, Lubetkin, Drake y Tecton. 1933.

La preocupación del hombre por el hombre mismo se queda en lo teórico y sus propias construcciones lo
apartan de su origen. La violenta adaptación urbana lo transforma, lo lleva a perder lo más auténtico de su
ser: la naturalidad.
Por múltiples causas, los seres vivos tienden a limitar su espacio y a esta extensión de tierra se le
denomina territorio. La territorialidad la fija un individuo, una pareja, una secta o grupo, o bien una nación o
especie.
En el reino animal, el territorio se delimita y marca de un modo aparentemente informal y deliberado; no
obstante, esta selección cumple un cometido específico. Existen aves que marcan su territorio con cantos y
trinos, durante la época de apareamiento, alejando así a los extraños. Los osos lo hacen mediante
arañazos y desgarramientos de las cortezas de los árboles contiguos; el ciervo utiliza el penetrante olor
segregado por una glándula que posee cerca de los ollares; mientras que el lobo se erige en amo y señor
de su territorio orinando la periferia de éste.
En el caso de los animales, los territorios se determinan a partir de sus necesidades físicas, que van
desde la reproducción y alimentación hasta la seguridad y el cobijo. Se ha demostrado que los territorios se
extienden conforme disminuye el alimento, en tanto que se reducen cuando la comida abunda. Sin tomar
en cuenta la necesidad de poder o posesión, con frecuencia se buscan territorios pequeños, más fáciles de
defender y proteger.
El ser humano también define sus territorios, pero no únicamente por razones físicas, sino que en él
existen causas poHticas, culturales, económicas, sociales y psicológicas. El hombre manifiesta a lo largo de
su vida una necesidad de propiedad y posesión; habla de su recámara, su casa, su barrio, su ciudad, su
patria ...
Por otra parte, el hombre también se hace de espacios que no implican necesariamente una propiedad,
sino que sirven para su desarrollo. Por ejemplo, un estudiante elige una silla al fondo de la biblioteca, de
espalda a la sala, para evitar distraerse; mientras que, si el mismo sujeto entra a un restaurante,
seleccionará una mesa en el rincón, pero de espaldas a la pared, con el fin de distraerse y sentirse seguro.
Espacio abierto, semiabierto y cubierto.

Un ejemplo del manejo del espacio en términos psicológicos, se encuentra en el uso que Adolfo Hitler le
daba a su oficina. El visitante que accedía al despacho por una gran puerta veía al fondo el escritorio del
Führer y, conforme se iba adentrando a ese espacio monumental, se sentía cada vez más pequeño hasta
que llegaba por fin al frente del escritorio sintiéndose verdaderamente pequeño, débil y por tanto
vulnerable. Es claro que el ser humano limita sus territorios de acuerdo a sus necesidades y posibilidades.
Desde épocas anteriores a la construcción hecha por el hombre, los animales construyen sus moradas
con gran habilidad, utilizando materiales del Reino Vegetal y del Mineral. Estos refugios son muy variados y
en todos los casos auténticos ejemplos a seguir. A continuación, platicaremos de la morada de un animal
del aire, un animal terrestre, de otro anfibio y más adelante de uno del agua.

Espacio aéreo:
Nidos
Al llegar la primavera al hemisferio norte, una gran variedad de aves emigran al sur en busca de ambientes
lo suficientemente cálidos para asegurar su reproducción. Con sobrado cuerpo muscular, corazón fuerte,
buena digestión, sangre fría y un metabolismo vigoroso, el pájaro es un constructor incansable y sabio. Por
lo general, las aves escogen un árbol como residencia de la parvada y una rama para construir el hogar
temporal de cada pareja y de los pequeños críos que tarde o temprano llegarán. La elección del lugar
importa en la medida que los pajarillos se asientan en él como amos y señores. Desde la copa de un árbol,
o desde la verja, anunciarán a todo el mundo que ese territorio es suyo y que nadie deberá transgredirlo.
Lo protegen y resguardan con pasión. Esos territorios, amplios, soleados, con aire puro y bella vista, son
los que el hombre extraña.
Una vez que se eligió el sitio, la hembra y el macho cantan mientras construyen su nido. El macho vuela
por los materiales y la hembra, con su pico, esculpe el nido amoldándolo a su pecho. A consecuencia del
apareamiento, la hembra pone los huevecillos en el nido y los incuba, los calienta con su cuerpo hasta que
un dia el pequeño pájaro, después de crecer dentro del huevo, presiona el cascarón con su pico. A partir
de este procedimiento sencillo y para algunos, romántico, nacen las pequeñas aves y se acurrucan en el
nido construido especialmente para ellas. Las varas yel lodo constituyen la materia prima para edificar un
nido; las varas o el musgo trabajan en favor de la tensión, en tanto que el excremento o el lodo lo hacen
para asegurar la compresión. En este tipo de nido, los principios de tensión y compresión se han aplicado
desde hace más de 150 millones de años; mientras que el concreto armado, que sigue el mismo principio,
se utiliza hace apenas unos cuantos años, y no es sino hasta finales del siglo XX en que a este material se
le agregan fibras -metálicas, de vidrio, etcétera- de refuerzo. Lo mismo sucede con las resinas plásticas
reforzadas con fibra de vidrio que siguen la misma idea.
Se sabe que las aves ocupan los huecos que se forman en los troncos de los árboles o bien en cavidades
terrestres. Cuando no encuentran suficiente espacio en los árboles, lo crean; tal sería el caso del pájaro
carpintero que utiliza su pico como herramienta para perforar una cámara. El siguiente tramo evolutivo lo
constituye la construcción de los nidos de acuerdo a las características de cada especie.
Nido del pájaro Tejedor.

Existen miles de especies de aves, por lo que la diversidad de nidos es amplísima. Todos siguen los
mismos principios de ubicación y adaptación; toman en cuenta los vientos dominantes, asoleamiento,
humedad, así como el tamaño y jerarquía de los ocupantes y huevecillos, eltipodeprotecciónque necesita,
etcétera. Por ejemplo, encontramos nidos poco profundos, profundos u ovalados; nidos colgantes o en
condominio, trogloditas, en acantilados, camuflados, nidos flotantes ... en fin, de una gran variedad de
formas, pero todos ellos se adaptan a las necesidades de cada especie.
Nos topamos con nidos que por su construcción no dejan de sorprendernos, tal es el caso de los
llamados nidos en condominio. Estos son ocupados por numerosas parejas o hembras y se edifican en una
sola estructura, con separaciones para cada miembro. Resulta interesante observar la forma de integración
de la comunidad y cómo de este modo se logra una mayor protección contra los depredadores.
Por otra parte, hechos por pájaros tejedores que habitan en zonas tropicales o en regiones muy cálidas,
los nidos colgantes se construyen práctícamente colgados del árbol. Las aves dejan las entradas por
debajo en forma de túnel, a fin de obstaculizar un posible ataque de serpientes u otros animales,
protegiéndose además de los rayos solares y de la lluvia.
Otro tipo de refugio es el conocido como nido vertical, fabricado con lodo y paja. Esta clase de moradas
resulta similar a algunos edificios de apartamentos: cada abertura es un nido individual compuesto de dos
cámaras; la primera sirve de vestfbulo y la segunda para dormir, depositar e incubar los huevecillos. La
masa de tierra estabiliza la temperatura del interior.

Nido vertical.

Los pájaros llamados horneros construyen sus nidos de barro mezclado con pelo de caballo o raicillas
delgadas y fibrosas para hacer la estructura más sólida y evitar fisuras. El proceso constructivo es como
sigue: recogen hilo o pelo de caballo, lo llevan a un charco donde lo enrollan con lodo hasta convertirlo en
una bolita del tamaño de una avellana que transportan al nido. La estructura se moldea interiormente,
como los hornos de panadero, con una entrada profunda y angosta. La mano del hombre, si fuera el caso,
tiene fácil acceso a la primera cámara pero no llegarla a la segunda, construida con un sentido de
protección. La pequeña bóveda, de apenas 30 centlmetros, presenta una forma semiesférica y puede
cerrarse por completo; el interior, en donde son depositados los huevos, se recubre con pasto suave y
seco. Este nido, antecedente de los hornos de panadería, es tan resistente que puede permanecer
indemne por años.

Nido del pájaro hornero.

Otro nido interesante de observar es el que elabora el pájaro sastre, el cual erige su morada con gran
destreza: toma dos hojas de palma y emplea su pico a modo de aguja para unirlas, perforando el borde, las
cose con fibras de plantas, hebras de algodón o con hilo de telaraña y remata con un nudo. Este trabajo, al
final, queda en forma de bolsa, y cubre las necesidades que este ingenioso pájaro requiere.
Hay otra categoría de nidos que recibe la denominación de trogloditas. Estos se encuentran insertos en
laderas o acantilados arenosos. Para su construcción, las aves cavan pequeñas cuevas para aislarse y la
entrada se protege con hierba colgada que hace las veces de cortina.

Nido del pájaro sastre.

Como ejemplo de nidos flotantes, tenemos la morada de la golondrina marina. Parecida a una balsa
construida con plantas y hierba, esta morada se asegura a una vieja raíz de árbol o a una rama, de modo
que el nido suba y baje de acuerdo al nivel del agua. Es curioso que esta misma técnica es empleada en la
construcción de viviendas flotantes, como las de Hong-Kong y Sausalito.
- --
Nido flotante.

Por último, el tilonorinco, originario de Nueva Guinea y Australia, como parte de su ritual amoroso adorna
el nido con musgo, orquídeas, plumas, semillas y conchas. Posteriormente, pinta la enramada con el pico
-que le sirve de pincel- cargado con pigmentos vegetales o pulpa de frutas, conformando un alegre
collage donde habita con su pareja.
En fin, suman centenares las formas de los nidos. Sin embargo, en todos los casos los nidos se adaptan
al cuerpo de las aves, a sus necesidades y al lugar en que se construyen.

Colonia de pájaros.

Espacio terrestre:
La termitera
Dentro de las sorprendentes construcciones del Reino Animal nos encontramos con las de los animales de
tierra. Alma de estas estructuras es la termitera, obra monumental de las termitas. Estos insectos, llamados
también hormigas blancas, habitan generalmente en el trópico. Aunque sólo pueden vivir donde hay calor,
no están dotadas de una piel que las proteja de los rayos solares. Su cuerpo es blando, en la mayoría de
los casos son ciegas y además requieren de niveles de humedad y temperatura constantes.
Por otra parte, las termitas participan de un sistema social que permite un desarrollo urbanfstico dirigido
por las reinas y efectuado por las termitas obreras. Estas características, tanto físícas como sociales, dan
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Cualquiera que sea la técnica aplicada, los termiteros alcanzan impresionantes niveles de dureza y
perdurabilidad. En una ocasión, se encontró un montículo al trazar una carretera cerca de Salsbury,
Rodhesia, el cual se sometió a cuidadosas pruebas de las que resultó que la termitera tenía más de 700
años de antigüedad. La cosa no paró ahí, porque al tratar de demolerlo a pico, se vio que el metal sólo
sacaba chispas, por lo que se decidió dinamitarlo.
No nos extrañaría que en poco tiempo los departamentos de investigación de compañías, en el ramo de
los pegamentos y adhesivos, estudien las reacciones de los elementos químicos de la saliva y el fluido
intestinal de las termitas, para poder aplicar estos principios de resistencia a adhesivos para plásticos,
concretos y otros materiales.
Cuando uno observa esas gigantescas termiteras, parece ser que dentro no pasa nada, que no hay vida.
Sin embargo, se trata de un espacio proyectado para vivirse por dentro. Una sola termitera puede alojar,
sin congestionamientos, hasta 3 millones de insectos, todos ellos dirigidos por una Monarca desde la
Cámara Real, ubicada en el centro de la termitera. En torno de dicha cámara se extienden galerías con
pasillos de enlace a miles de compartimientos, en los que se albergan los termes o almacenes. En el
exterior aparecen nada más pequeñas perforaciones que permiten ventilar a la monumental construcción.
También cuentan con canales pluviales para la eliminación del agua que haya sobrepasado los aleros
protectores del exterior.

Termitera (arriba).
Casa Ecológica (abajo).
Tanto en el caso de la termitera como en el de la casa ecológica, al entrar el aire caliente por un ducto, éste se enfría
con la masa térmica de la tierra provocando que el aire caliente se eleve y escape.

El trabajo de estos insectos ejemplifica cómo un instinto milenario puede ser aprovechado por el hombre
para el desarrollo de su arquitectura. La naturaleza les ofrece retos y obstáculos que los termes han
vencido; por ejemplo, el control de la ventilación, del asoleamiento, de la orientación, de la humedad y de la
temperatura de sus moradas.
Como se ha dicho, generalmente las termitas se desarrollan en lugares cálidos y se aislan de las fuerzas
naturales sin necesidad de usar combustibles para hacer habitables sus densas construcciones. Estos
asombrosos insectos han implementando una arquitectura climática pasiva, a partir de sistemas de
ventilación que les permiten renovar el oxígeno de sus cámaras, elemento del que se mueven
aproximadamente unos mil litros diarios para poder eliminar el anhídrido carbónico. La manera de
conseguir esto consiste en efectuar un intercambio de aire hacia el exterior. Una especie de termitas que
vive en el sur de Africa lo ha resuelto dejando en la parte interna un sótano, y, sobre éste, un espacio
abierto en forma de desván. La pared exterior del montículo tiene una serie de zureos o conductos por
donde pasa el calor interno generado por el cuerpo mismo de los insectos y de los hongos ahí cultivados.
El flujo continuo sube al desván, entra luego por los conductos tubulares que salen del montículo, pasando
previamente por la bodega inferior. La corriente baja nuevamente y hace circular aire fresco. El paso de
aire viciado por los conductos facilita la pérdida de anhídrido carbónico, mientras que la delgadez de las
paredes y los conductos permite la difusión gaseosa, logrando asf una temperatura interna de 29 grados
Celsius, a pesar de que en el exterior ésta sea mucho más alta.
El procedimiento anterior es el mismo principio que realizan las espitas de un calentador para regular el
paso del aire, pero éstas emplean combustible.
Para controlar la humedad, las tenmitas que viven en lugares secos excavan en la arena túneles verticales
de hasta cuarenta metros de profundidad, en busca de agua que ascienda al refugio por evaporación,
obtienen así una humedad muy cercana al punto de saturación, aunque el aire exterior se encuentre
completamente seco. Otras, logran la humedad ideal por medio del cultivo de hongos dentro de sus nidos
que, además de constituir su alimento, al crecer producen calor y de este modo absorben el exceso de
humedad que devuelve al aire cuando ésta disminuye. Los corredores y cámaras se conservan
meticulosamente limpios y se separan constantemente. [Cómo se puede hacer todo esto en el seno de una
población de millones de termitas ciegas!
El diseño nos deja maravillados y nos invita a tomarlo como un ejemplo para el diseño de futuras
viviendas ecológicas autosuficientes o bien para el desarrollo de viviendas bioclimáticas combinadas con
ecotécnicas tales como el aprovechamiento de la energía solar y eólica por medio de transformadores
eléctricos, el reciclaje de las aguas residuales y de los desechos orgánicos e inorgánicos, todo ello con el
fin de volver a mantener un equilibrio con el ecosistema en el que se habita. Una vez analizada la vivienda
del aire y de tierra, ahora nos referiremos a la construida entre la tierra y el agua.

f •.
í••• '1

Obra de André Bloc.

Espacio anfibio:
La madriguera del castor
Por méritos sobrados, el castor ha obtenido el título del "constructor de la naturaleza", nombramiento que
sustenta con mucha dignidad y avala cada vez que edifica una de sus viviendas semiacuáticas. Este
animal dominó, mucho antes que el hombre, espacios firmes y sólidos, en superficies que van desde
estanques y canales hasta lagunas y ríos, donde crean, guiados por su instinto, moradas que les sirven
para protegerse de sus enemigos, para resguardarse del invierno y para almacenar sus víveres.
Estos sapientísimos carpinteros, construyen sin más herramienta que su propio cuerpo. Utilizan sus
grandes y filosos dientes para roer y aserrar, mientras que sus patas delanteras les sirven para presionar
firmemente, el dedo meñique para detener palos y ramas, las patas traseras para impulsarse en el agua, y
su cola para empujar, transportar o derribar pequeños árboles.
En las orillas de las corrientes de agua y cerca de los árboles, los castores se reúnen para elegir el sitio
en donde construirán su comunidad. Una vez ubicado el lugar preciso, empieza la labor de infraestructura.
Primeramente, desvían el agua a través de un arroyo embalsado con diques de madera que previamente
se armaron y conectaron entre sí; roe que roen durante la noche los árboles cercanos, esculpiendo los
troncos en forma de reloj de arena. La madera que servirá para las construcciones se deposita en canales
de aproximadamente 35 centímetros de profundidad por 1.25 metros de ancho, dragados previamente,
hasta llegar al destino final en donde se instalarán.
Ya que tienen los materiales en el sitio elegido, los roedores se disponen a construir el dique. Aseguran
los troncos en el fango, formando una muralla empalizada, que después rellenan con una especie de
mortero hecho con arcilla y hojas. Si la corriente es intensa y el volumen del agua pudiera amenazar la
construcción, entonces darán al dique el contorno convexo hacia la parte del embalse, igual que los
ingenieros han aprendido a hacerlo en la construcción de presas, para darles mayor resistencia. Sobre esta
muralla, en su parte superior, dejan pequeños orificios o vertederos para evitar riesgos en épocas en que el
nivel del agua crece. El monitoreo del nivel del agua y el mantenimiento de la presa son motivo de
constante trabajo durante tres o cuatro generaciones, en ocasiones, cuando la presa es grande, ha sido
usada por mas de un siglo.
El paso siguiente es la construcción de la madriguera propiamente dicha. Esta se edifica con los mismos
materiales: palos, ramas, troncos, tierra y lodo, a una corta distancia del dique, pero sobre un pequeño
montículo natural o alzado por ellos mismos.
El albergue cuenta con una o varias entradas subacuáticas que dan paso ascendente a una cámara que
se encontrará, al terminar su obra, por encima del nivel del agua.
Los castores tendrán acceso a su albergue sumergiéndose en el agua; entran por los túneles y de esta
forma se protegen de sus enemigos, que, como el oso, no pueden introducirse en el refugio. Este espacio
se provee de una estrecha chimenea que permite una buena ventilación. Además, el suelo de la
madriguera se alfombra con viruta seca que da calor a sus habitantes, quienes, para mantenerla asl,
aserran leños dentro de la misma madriguera.
La estructura se edifica a escala de sus creadores, presentando moradas que reflejan al exterior sus
formas internas. Por lo general, estas viviendas presentan una forma cónica de aproximadamente 1.80
mts. de diámetro por 70 cms. de altura, en el interior, y de 5 mts. de diámetro por 1.50de alto en el exterior.
Una vez terminado el proceso constructivo, permite la entrada del agua a los niveles previstos inundando
las áreas deseadas. Continuamente dan mantenimiento a su colonia acuática, reparando las fallas o
averías producidas por el tiempo.
_-

. .. . .• . . .
. . .. . . .• . •
••


Corte transversal del albergue y del dique construidos por el castor.

La madera representa el alimento favorito de los castores; para asegurar su subsistencia durante el
invierno, la almacenan en importantes cantidades luego de transportarla a su guarida por debajo del agua.
conservando siempre una reserva que servirá básicamente para alimentar a los animales más jóvenes, ya
que los viejos castores viven de sus grasas acumuladas por lo que requieren de muy poca corteza de
árbol.
Los elementos urbanísticos de la ciudad de los castores se articulan entre sí como una máquina de
relojería. No sería aventurado afirmar que, en un futuro promisorio, podrían proyectarse ciudades
submarinas basadas en los mismos principios con los que estos roedores las edifican. Tomando en cuenta
estos modelos, es posible. además, explotar diversos recursos marinos y utilizar la energia hidráulica de
los mares. Los accesos a la ciudad podrian conectarse con túneles subacuáticos y la mitica Atlántida
tomaría un lugar en la realidad del ser humano.
Sería interesante poder ver a los animales construir ciudades y casas para el hombre. Tenemos que
aprender de la ingeniería y de la arquitectura de los animales. Seguramente necesitamos mucha capacidad
de observación. Por ejemplo, la catedral de Brasilia, ideada por el arquitecto Osear Niemeyer, se basa en
algunos principios de las construcciones de los castores y comparte con éstas conceptos similares de
funcionamiento, espacio, estructura y forma.
Por el exterior, la catedral se encuentra rodeada de agua. El muro perimetral de la construcción, de forma
cóncava, trabaja como un dique. Para entrar a ella se debe pasar por un estrecho y obscuro túnel en forma
de rampa, del que, sorprendentemente, se abre el espacio y se sale a la luz, a un cielo abierto y brillante,
produciéndose la misma sensación de haber salido de una enorme caverna.
Fachada de la Catedral de Brasilia. OSC8rNiemeyer.
Rampa de acceso a la Catedral de Brasifia.
Interior de la Catedral de Brasilia.
LA ESTRUCTURA EN LA NATURALEZA

En los Reinos Vegetal, Animal y Mineral encontramos estructuras fantásticas, en las que podemos
entender las bases elementales del concepto estructural, que es, sin lugar a dudas, parte medular del
diseño creativo y constructivo del entorno arquitectónico del hombre. Algunas veces, este elemento implica
fricciones entre el arquitecto y el ingeniero estructural, sobre todo al momento de acordar y decidir sobre
ello. Un buen arquitecto -como buen director de orquesta- debe poseer conocimientos generales sobre
la estructura, así como de la distribución del espacio, del aspecto constructivo, de los sistemas mecánicos
y eléctricos, de las finanzas, de la conducta social y psicológica del hombre, de urbanismo, historia, de
teoría del diseño ...
El arquitecto actual debe conocer los fundamentos de diversas especialidades. Este no es el caso general
de los ingenieros, especialistas más bien pragmáticos, expertos en aspectos específicos de su ciencia. Por
ejemplo, en esta área observamos que existen no sólo ingenieros de estructuras, sino profesionales
especializados solamente en diseño de concreto o en diseño de cascarones o en cualquier otro tipo de
estructura particular.
El arquitecto tiende al conocimiento integral y el ingeniero al conocimiento especializado. Por tales
razones, suele decirse que los ingenieros son personas que "saben mucho de nada" y los arquitectos
"nada de todo".
Un cliente puede considerarse afortunado cuando el arquitecto entiende la estructura y el ingeniero
estructural aprecia la estética de la arquitectura.
Conciliar las propuestas del arquitecto e ingeniero conlleva la armonía entre estética y tecnología, cuya
separación resulta frecuentemente incorrecta. Nada más deseable que la arquitectura y la estructura se
integren para que la ciencia y la estética unan esfuerzos para satisfacer las necesidades, tanto físicas
como espirituales, del hombre.
En la antigüedad, los maestros de obras erigían las estructuras. Se trataba de personas que no
dominaban preceptos teóricos, por lo que sus resultados procedían de una especie de intuición empírica de
los fundamentos estructurales de la física pura. Dicha capacidad intuitiva se desarrolla en la medida que el
hombre va acumulando y sistematizando sus observaciones del mundo. Así, por ejemplo, sabemos que el
grosor de las columnas de un edificio es más ancho en la planta baja que en la planta alta, porque éstas
soportan el peso acumulado de todos los pisos de la estructura. Igualmente, es posible intuir cómo trabaja
un arco.
La diferencia entre el cálculo y el diseño estructural consiste en que el cálculo es un método, pero para
aplicarlo se necesita el diseño estructural, cuya misión consiste en determinar la forma y proporción de la
estructura. Esta determinación resulta de un acto personal de síntesis creativa, que llamamos diseño
estructural, en el que intervienen la imaginación, la intuición, la experiencia y los conocimientos del agente
creador.
Con escasos conocimientos teóricos, se puede saber que una viga volada (ménsula) que soporta un
balcón está bien concebida si el peralte decrece, y que no lo está si el empotre presenta menos peralte que
la punta. A lo anterior se tiene que agregar nuestra sensibilidad de la estática y la estética. En el primer
caso la ménsula es "bella" y no así en el segundo, que nos parece "fea", porque pensamos o sentimos que
va en contra de las leyes de la naturaleza.
La estructura expresa uno de los muchos aspectos de la creatividad humana y no puede concebirse sin
un profundo respeto por las leyes naturales.
Desde el punto de vista de las estructuras, el esqueleto de los animales de cuatro patas se considera
como un sistema de doble voladizo, en el que las fuerzas se equilibran. Este principio también se aplica en
la mayoría de los transportes terrestres. El miembro superior del voladizo se somete a tracción, mientras
que en el cuerpo del cuadrúpedo elligamentum trabaja a tensión y el esqueleto a compresión.
Otro ejemplo lo encontramos en el cactus Sahuaro. Este edificio reforzado (pretensado) se mantiene de
pie sobreviviendo a vientos, huracanes y terremotos, gracias a la combinación de las fibras que le dan
rigidez y trabajan a la tensión, transmitiendo sus esfuerzos a la pequeña raíz; asimismo, las costillas
estriadas del exterior le proporcionan gran rigidez. Este vegetal sirvió de inspiración a Wright desde la
primera vez que lo vio.
En la construcción de puentes o edificios de grandes claros la estructura se considera como la columna
vertebral. Los puentes deMaillart.enSuiza.brindan un bello ejemplo de la ingeniería realizada con sentido
común, su forma obedece a la función de la economía en la construcción. Apoyado en una idea sencilla
pero clara, Maillart se muestra como parte importante del tan necesitado reencuentro de la ingeniería con
la belleza.
Las obras de ingenierla de Maillart se encuentran principalmente en los remotos valles de los Alpes
Suizos; se trata de lazos entre espacios separados por abismos: "saltos clásicos y ágiles que los salvan".

Puente Salgina Tobel, construido por Mai/lart de 1929 a 1930; se destaca la belleza de sus líneas y su integración al
paisaje.

Al igual que el escultor Brancusi, Maillart definió su axioma creativo con una palabra: economía. Los
reducidos recursos financieros de los pequeños municipios suizos determinaban que "para construir uno de
sus puentes tenía que probar que era más económico que cualquier otro". Para ello, según explica Félix
Candela, "Maillart se limitó a pocas formas e ideas fundamentales que jamás abandonó, y que requerían
del entero curso de una vida para ser desarrolladas hasta su úllima y total perfección".
La obra de Robert Maillart debe considerarse como un paso importante hacia la integración de dos oficios
que no tienen por que seguir divorciados: la arquitectura y la ingeniería.
Quizá sea conveniente ver el trabajo de ingenieros posteriores, como Eduardo Torroja, Santiago
Calatrava o el propio Félix Candela, con sus estructuras de paraboloides hiperbólicos, como la
continuación de este camino hacia el reencuentro entre ingeniería y arte iniciado por Maillart.
La gran meta de la estructura estriba en conseguir el máximo mediante el mínimo. La estructura no
consiste en hacer algo más fuerte, agregando masa y volumen, sino en utilizar el material de la manera
más adecuada, igual que en la naturaleza. Sin una economía en sus estructuras, ni el pájaro de huesos
largos y huecos ni el avión podrán volar. Ambos caerían al suelo; tal vez no alcanzarían ni siquiera a
elevarse. De igual modo, sin una economía de materiales, el puente no soportaría su propio peso, como
tampoco el árbol podría hacerlo.
De lo anterior se deduce que la solución idónea para cualquier problema de diseño estructural consiste en
lograr el máximo mediante el mínimo, es decir, aplicar la ley del menor esfuerzo.
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Cow Palace Matthew Nowicki, 1952.

Ahora hablemos un poco de la Arena de Hockey sobre hielo de la Universidad de Vale (1956).¿Ha visto
alguna vez la figura de un jugador de hockey patinando a toda velocidad sobre el hielo? ¿Se ha preguntado
la inclinación que requiere, la aerodinámica, el ritmo? Tal vez influenciado por una imagen así, por una
simple coincidencia o por una afortunada asociación de ideas, Saarinen edifica un arco de concreto, a
manera de elemento primario de una estructura, que cruza serenamente toda la concha. Cual generosa
columna dorsal (arco) de la que se afianzan las vértebras (cables de acero) que cuelgan
perpendicularmente, en una leve catenaria, hamaca placentera, para irse a anclar en las paredes curvas e
inclinadas hacia afuera. Estas paredes trabajan como muertos, estacas que ancoran, y a la vez como
contrapesos de la cubierta; el arquitecto logró de esta forma el equilibrio de los cables, como si se tratara
de trozos de seda en bella caida.
Los accesos, grandes fauces que de pronto nos devoran, se jerarquizan por el volado de la cubierta,
constituyéndose a manera de ménsula. En el interior, la elegancia es sinónimo de sobriedad y sencillez; los
elementos de la cubierta se diferencian y, al mismo tiempo, resaltan entre si: los cables de acero, la duela
de madera que recubre el techo dándole la apariencia del casco de una embarcación y el concreto
aparente del arco encuentran una solución limpia y armónica.
Acceso a la Arena de Hockey de la Universidad de Yele, Eero Seetinen, 1959.
Arena de Hockey de la Universidad de Ya/e. Conjunto.

Por otra parte, Saarinen diseñó la cubierta del aeropuerto Dulles en Washington D.C. Sus cables cuelgan
en una sola dirección desde la parte alta de las columnas, las cuales se inclinan hacia afuera para levantar
la cubierta de cables con losas prefabricadas, que a su vez detiene la caída de las columnas, lográndose
un equilibrio de fuerzas en la estructura.
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·,

Pabellón Fuji.
Yutaka Muramata. 1970.

Una de las cubiertas más grandes del mundo. construida en 1980con cable reforzado. es una membrana
de teflón con fibra de vidrio que cubre el Estadio Silverdome en Pontiac, Michigan. La cubierta. que se
diseñó para reducir el presupuesto original. pende de un anillo de compresión poligonal en la parte alta del
exterior de las tribunas, y puede cubrir a 80.400 espectadores.
Ubicamos otro ejemplo en la cubierta para una pequeña ciudad de la antigua Unión Soviética, con una
gran superficie de zonas verdes en la que los autos de combustión interna quedan en el exterior de la
estructura.
Pabellón de Estados Unidos en Osaka, David Geiger, 1970.

Cascarones
La palabra cascarón de inmediato nos recuerda una de las estructuras más interesantes de la naturaleza:
el huevo. Sin embargo, el mismo principio se puede observar en la cáscara de frutas como la nuez, la
almendra o el coco, en los crustáceos, o en la cubierta de los insectos, y también en las vainas de muchas
semillas. En estos ejemplos se asocian dos propiedades especificas: su forma curva y la dureza del
material.
La estructura en el espacio, tal como la encontramos en la naturaleza, generalmente tiene una mayor
rigidez en comparación con la estructura plana.
La naturaleza conoce muy bien los principios de consistencia dados por la curvatura, y los aplica para
proteger la vida con un minimo de material. Dentro de nuestro cuerpo, las estructuras curvas son las que
protegen a los órganos vitales. El cráneo resguarda al cerebro y la caja toráxica -que más correctamente
deberia llamarse bóveda toráxica- protege al corazón, los pulmones y las vísceras.
Lo mismo sucede con los huesos centrales del cuerpo del pájaro, que semejan una ligera concha -casi
transparente y rígida- que sirve de coraza para proteger sus órganos.
Las conchas, además de proteger a los moluscos de sus enemigos, se caracterizan por la consistencia
que les permite soportar la presión del agua a grandes profundidades. La seguridad que brinda una coraza
es verdaderamente prodigiosa; no es gratuito el hecho de que la coraza de la tortuga fue motivo de
inspiración para los guerreros de la época medieval al elaborar sus armaduras.
La resistencia de un cascarón se explica por el diseño de su estructura: una placa delgada con superficie
curva que transmite sus esfuerzos a través de toda ella hacia los soportes. Los cascarones pueden
construirse con materiales moldeables como el barro, el concreto, el plástico, o con materiales como
madera, metal, ladrillo, piedra, que al unirse permiten producir superficies curvas.
Cráneo.

Bóveda toráxica.

Un cascarón soporta grandes presiones gracias a su forma. Por supuesto, el ejemplo clásico lo
encontramosen el huevo, que posee un cascarón muy delgado pero, debido a su forma de doble curvatura
continua, resiste fuertes presiones uniformes. El huevo se forma dentro del cuerpo del ave como una
esfera (estructura neumática). La cáscara del huevo no se endurece hasta iniciar su camino de salida y
asimismo, modifica al huevo esférico, llevándolo a su forma ovoide. En un huevo se podrá ver que la yema
conserva su forma esférica de origen, porque fue protegida de la deformación por la cáscara y por la
albúmina de la clara. Sin temor alguno, la pesada gallina se echa sobre sus huevos sin romperlos, ya que
los esfuerzos se distribuyen en todo el cascarón.
El principio estructural del cascarón en la arquitectura es el mismo que el de la naturaleza. Un cascarón
es una forma tridimensional curva, constituida por un material rigido y de poco espesor bajo la ley de
máximo rendimiento y mínimo material. Así, por ejemplo, algunas cubiertas grandes y espectaculares
adquieren resistenciaexclusivamentepor su forma.
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Corte del Nautilus.

Para su estudio, los caracoles pueden clasificarse en marinos y terrestres. Los caracoles marinos se
dividen a su vez en monoválvicos y biválvicos; los primeros están dotados de una sola concha
generalmente en forma de espiral. como el Nautilus; mientras que los biválvicos, como las ostras, almejas
o mejillones, poseen dos piezas articuladas por una especie de bisagra -compuesta por ligamentos-
que abre y cierra la concha.

El Nautilus,
Caracol monoválvico
Dentro de este grupo se encuentra uno de los caracoles más legendarios y apreciados por el hombre, el
Nautilus, cuyo fósil más antiguo data de alrededor de trescientos cincuenta millones de años. Sus
características han impresionado a muchos de sus observadores, como Leonardo Da Vinci, que partiendo
de las características básicas de este extraordinario animal diseñó el submarino. Años más tarde, Julio
Verne, en su 20,000 Leguas de Viaje Submarino, bautizó a su nave con el nombre de Nautilus en honor a
este caracol.
El exterior de la concha es de color marfil con manchas cafés y su interior brilla como una madreperla. El
molusco va construyendo conforme crece, cámaras unidas en espiral por medio de un tubo curvo ubicado
al centro del caracol. El molusco habita la última de las cámaras construidas, la más grande y segura de
todas, y cuando ya no cabe, elabora otra. Cuando es atacado por algún enemigo, cubre la entrada del
caracol con un resistente cuero.
El Nautilus es capaz de alcanzar grandes profundidades, trasladándose mediante un sistema de
propulsión a chorro, el cual consiste en llenar todas las cámaras con un gas y luego expulsarlo a través del
tubo curvo. El cambio de la presión origina un desplazamiento en movimiento espiral. Este es el principio
de los submarinos.
la Gran Pila,
Caracol biválvico
Dentro de éste grupo se encuentra La Gran Pila, animal mitológico y legendario. La clásica descripción de
Armand Landrin que aparece en su Libro de las Maravillas, publicado en 1879,dice "tiene muy poco peso
(apenas 6 kg), comparado a la mole de su concha, en donde cada valva alcanza un peso de 250 a 300
kilos, con dimensiones que van desde un metro hasta uno y medio de longitud".
Bachelard se refiere a esta concha en los siguientes términos: "Qué resplandecedor baño debe tomarse
en la vivienda de tal molusco!. ..¿Quién no se sentiría cósmicamente reconfortado imaginando que se baña
en la concha de la Gran Pila?"
Las conchas bivalvas han despertado en el hombre una gran curiosidad, tanto por su forma como por lo
que ellas albergan, ya que en su interior se produce de manera natural una de las joyas más preciadas por
el hombre: la perla. Estas. en su mayoría esféricas, se forman por la introducción paulatina de los huevos
microscópicos de pequeños organismos. Algunas veces un simple grano de arena sirve como estimulante
para que el molusco produzca con el tiempo, una perla. Sorprende constatar que la gran tridacna pueda
crear, en un período de 10 años, perlas que alcanzan el tamaño de una pelota de golf.
Alguna vez Leonardo Da Vinci escribió sobre las habilidades constructivas del molusco: "La criatura que
reside dentro de la concha construye su morada con articulaciones, techos y otras varias partes..., y ésta
criatura expande la casa y techo gradualmente en proporción a su cuerpo conforme aumenta, adhiriéndose
a los lados de la concha".

la Espiral
Todo, desde el microcosmos hasta el macrocosmos, gira en espiral. Se trata del movimiento universal. En
las observaciones hechas con los microscopios más modernos, encontramos la espiral tanto en los
cristales de los minerales como en la estructura molecular del ADN. Del mismo modo, el movimiento de los
sistemas planetarios y de las galaxias describe su curso en espirales. En los fenómenos de los elementos
también se halla el movimiento espiral: las olas en el agua, la erupción de los volcanes en la tierra, en los
remolinos en el aire y en el fuego, la llama permanece dibujando espirales.
La espiral es el trazo geométrico que rige al caracol. Una espiral es la trayectoria que describe una línea
física al enroscarse vuelta tras vuelta, de modo natural, con un radio de curvatura cada vez mayor. Las
espirales más conocidas son la constante y la logarítmica.
La espiral constante o tornillo de Arquímedes, se caracteriza porque cada vuelta dibuja la misma
separación que la vuelta anterior. Un ejemplo en la naturaleza es la espiral que teje la araña después de
haber estirado el bastidor con los rayos.
Por su parte, la espiral logarítmica, descrita primeramente por René Descartes en 1638, se ídentifica al
enrollar una cuerda sobre un cono. Dentro de la naturaleza encontramos por ejemplo, la forma en la que el
elefante enrosca su trompa cónica o en la forma del Nautilus.
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Espiral de Arqulmides.

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Espiral de Descartes.
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Caracoles. Volumen, ritmo, contraste, mimetismo, continuidad y color. Conceptos del diseño que se conjugan.

Algunos teóricos de la forma opinan que estos espacios son los que al ser humano le gustarra habitar y
poseer a manera de recinto sagrado. Así, la concha representa un ámbito Intimo, cuya redondez da
tranquilidad al hombre; las cavidades y huecos han sido refugios buscados insistentemente por el hombre
para su bienestar. Gaston Puel, creía firmemente lo anterior, y escribió un poema al respecto:

Diré esta mañana la simple felicidad de un hombre acostado en el hueco de una


barca.
La concha oblonga de una canoa se Ila cerrado sobre él. Duerme.
Es una almendra.
La barca, como un lacho, abraza el sueño.

El hombre actual carece del reposo descrito en éstas imágenes; por el contrario, la naturaleza se mece en
la paz de la armonia.
El caracol es un todo armónico; la armonía se da por afinidad de formas o por contraste de éstas. En él, la
parte corresponde al todo, como el todo a la parte. Tomando al caracol como modelo, el arquitecto puede
diseñar y construir con base en los conceptos básicos de función, espacio, estructura y forma. Las bases
que fincan al diseño arquitectónico se encuentran también en el diseño de la concha: carácter, equilibrio,
volumen, ritmo, contraste, mimetismo, claroscuro, escala, proporción, continuidad, armonía y unidad. El
hombre traduce el espacio que el caracol genera con su forma en sensaciones tales como serenidad,
sorpresa, aislamiento, humildad, alegrra e integridad.
Frank Lloyd Wrigth al referirse a la integridad necesaria en todo diseño arquitectónico, opinaba que un
edificio realmente hermoso estaba obligado a ser funcional. "Una casa bella orgánicamente no puede déjar
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decir, colores fríos. A medida que se dirigen las latitudes hacia el Ecuador, se acentúan los contrastes
hasta llegar a los trópicos, en donde los colores se tornan cálidos: el marrón y el rojo de la tierra, el ocre de
la arena, los intensos tonos de las flores contrastan con el azul del cielo, del mar y el verde de los árboles.
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WOLF VON ECKAROT, Las Crisis de las Ciudades, Ed.
Marimar, Buenos Aires, 1972.
ZEVI BRUNO, Espacios de la Arquitectura Moderna, Editorial
Poseidón, España, 1980.

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