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DEPARTAMENTO DE INGERNIERÍA Y CIENCIA DE

LOS MATERIALES Y DEL TRANSPORTE


ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE INGENIERÍA
UNIVERSIDAD DE SEVILLA

ESTUDIO DE LA SUSCEPTIBILIDAD A LA CORROSIÓN


POR PICADURAS DE COMPACTOS DE ALUMINIO
FABRICADOS MEDIANTE PULVIMETALURGIA

TRABAJO FIN DE GRADO

TUTOR: Laureano Soria Conde


Ignacio Martín Gómez

Sevilla, Junio 2014


Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

ÍNDICE GENERAL
1. Introducción……………………………………………...……………………....4
2. Objeto del trabajo…………………………………………..…...…..…………...6
3. Bases teóricas………………..……………………………………..…..………..7
3.1. Definición e importancia de la corrosión…………………………….…...7
3.2. Principios de la corrosión electroquímica………………………………..10
3.2.1. Reacciones de oxidación y reducción……………………………..12
3.2.2. Potenciales electroquímicos……………………….....……………15
3.2.3. Medida experimental de potenciales……………………...…….…18
3.2.4. Fuerza impulsora de la corrosión: situación de equilibrio…………20
3.2.5. Relaciones entre la termodinámica y la corrosión.………………...22
3.2.6. Series galvánicas…………………………………………………...23
3.2.7. Polarización y sobretensión……………………………………..…24
3.2.8. Fenómenos de polarización…………………...……………………24
3.2.8.1.Polarización de activación………...………………………..…25
3.2.8.2.Polarización de concentración……………………………..….26
3.2.8.3.Polarización de resistencia…………………...……….….……27
3.2.8.4.Polarización combinada……………………………….………27
3.2.9. Ensayos de polarización…………………………...…….…………28
3.2.10. Diagramas de Evans………………………………………………..29
3.2.11. El potenciostato……………………………………………………32
3.2.12. Pasividad………………………………………………………..…33
3.2.13. Interpretación de las curvas experimentales de polarización………37
3.3.Formas de corrosión………………………………………………………43
3.3.1. Corrosión uniforme…………………………..…………………….43
3.3.2. Corrosión galvánica………………………………………………..44
3.3.3. Corrosión en hendiduras………………..……………….…………45
3.3.4. Corrosión por picaduras……………………………………………46
3.3.5. Corrosión intergranular………………………………………….…47
3.3.6. Corrosión selectiva………………………………………………...49
3.3.7. Corrosión erosión………………………………………………….50
3.3.8. Corrosión bajo tensión…………………………………………….51
3.3.9. Corrosión fatiga…………………………………………………...52
3.3.10. Daño por hidrógeno……………………………………………….53
3.4.El aluminio y sus aleaciones………..……………………………………55
3.4.1. Designación de los aluminios……………………..………………56
3.4.1.1.Norma UNE…………………………………………………56
3.4.1.2.Norma americana……………………………………………58
3.4.2. Principales tipos de aleaciones……………………………………59
3.4.2.1.Aleaciones de aluminio para moldeo…….…………………..59
3.4.2.2.Aleaciones de aluminio para forja…………………………...60
3.4.2.2.1. Aleaciones de aluminio-magnesio……………………..60
3.4.2.2.2. Aleaciones de aluminio-cobre…………………………60

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3.4.2.2.3. Aleaciones de aluminio-magnesio-silicio……………...61


3.4.2.2.4. Aleaciones de aluminio-zinc…………………………..62
3.5.Corrosión de los aluminios………………………………………………62
3.5.1. Corrosión del aluminio y sus aleaciones…………………………..63
3.5.2. Influencia de los elementos aleantes en la corrosión……………...66
3.5.3. Resistencia a la corrosión de materiales compuestos de matriz de
aluminio con refuerzo de carburos y nitruros…………………..68
4. Materiales empleados…………………………………………………………70
4.1.Aluminios empleados……………………………………………………70
4.2.Material para empastillado………………………………………………71
4.3.Otros materiales………………………………………………………….72
5. Procedimiento experimental…………………………………………………..74
5.1.Preparación de las muestras……………………………………………..74
5.2.Ensayo potenciodinámico……………………………………………….74
6. Resultados y discusión………………………………………………………..77
6.1.Medida de la susceptibilidad a la corrosión por picaduras……………...77
6.1.1. Aluminio molido en vacío………………………………………..77
6.1.2. Aluminio + cobre molido en vacío……………………………….79
6.1.3. Aluminio molido en NH3...............................................................81
6.1.4. Aluminio + urea molido en vacío………………………………...83
6.2.Comparativa entre las distintas series…………………………………..84
7. Conclusiones……………………..…………………………………………..89
8. Anexo………………………………………………………………………..90
8.1.Anexo I: Gráficas curvas de polarización cíclica………………………90
8.2.Anexo II: Macros de las probetas…………..……………………..….105
8.3.Anexo III: Índice de figuras, gráficas y tablas………………………...110
9. Bibliografía………………………………………………………………….113

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1. Introducción

El aluminio es uno de los metales más ligeros que se dan en la corteza terrestre,
con sus 2,7 g/cm3 de densidad, siendo únicamente más ligeros que él, el litio, sodio,
berilio y magnesio. Esto unido a que posee una alta conductividad eléctrica y térmica,
elevada resistencia a la corrosión, que se moldea con facilidad y que es el elemento más
abundante de la corteza terrestre, hacen de él un material altamente interesante en
primera instancia. El principal inconveniente de éste elemento radica en la alta cantidad
de energía necesaria para su obtención, pero esto se ve compensado por su bajo coste de
reciclado, su dilatada vida útil y estabilidad de su precio. Todo ello, es decir, el conjunto
de propiedades y aspectos económicos, hacen que sea un material altamente atractivo.

El aluminio es un material joven ya que no fue hasta los años cuarenta del siglo
pasado cuando se aplicó industrialmente a gran escala. Su aplicación en la construcción
representa el mercado más grande de la industria del aluminio. Otro de los sectores por
los que este elemento ha ido creciendo rápidamente ha sido gracias a la industria del
transporte, donde la utilización de estas aleaciones de aluminio hace que se reduzcan los
costes, produciendo vehículos más ligeros.

Aunque el consumo de aluminio no ha parado de crecer en los últimos años,


deben mejorarse algunas de sus propiedades para poder usarse en algunas aplicaciones
donde tradicionalmente se han usado materiales férreos. Una de estas propiedades es la
resistencia a la tracción, que puede mejorarse mediante un tratamiento de térmico de
envejecimiento.

En los últimos años se ha producido un gran avance en las propiedades


mecánicas de materiales metálicos como el aluminio, gracias al desarrollo de los
materiales compuestos de matriz metálica (MMC). Estos materiales surgen de la unión
de uno o varios refuerzos, generalmente no metálicos, embebidos en una matriz de
naturaleza metálica. El objetivo es, por tanto, obtener un material con mejores
propiedades, las cuales resultan de combinar las ventajas de los diversos constituyentes.

Otra de las más importantes propiedades a mejorar en el aluminio es la


resistencia mecánica a elevadas temperaturas, y es que este material deja de ser útil,
desde el punto de vista de la resistencia, a temperaturas cercanas a los 100 ºC. Una de
las técnicas utilizadas para mejorar lo anterior es el aleado mecánico (AM),
consiguiendo polvos de aleaciones metálicas endurecidas por dispersión. El aleado
mecánico, también llamado molienda mecánica o molienda de alta energía, puede ser
aplicado a una gran variedad de metales, mezcla de metales y partículas no metálicas.
Se trata de un proceso de molienda de alta energía, para la obtención de polvos con una
microestructura controlada altamente fina.

El aleado mecánico del aluminio, hace posible el desarrollo de una gran variedad
de aleaciones base aluminio con propiedades altamente interesantes en cuanto a

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propiedades mecánicas y otras como resistencia a la corrosión, que las hacen ser
altamente atractivas en aplicaciones aeronáuticas.

Si bien mediante aleado mecánico, se obtienen aleaciones base aluminio en las


que se pretenden incrementar las propiedades mecánicas, no debe dejarse de lado la
necesidad de obtener a su vez materiales que presenten una buena estabilidad frente a
los agentes corrosivos.

El aluminio y sus aleaciones, presentan una buena resistencia a la corrosión


atmosférica y en muchos medios acuosos, incluso a temperaturas relativamente altas.
Aunque es muy activo, tal como se deduce de su posición en la serie electroquímica de
potenciales normales, se pasiva inmediatamente al contacto con aire o agua.

La capa pasiva es atacada fácilmente por la acción de los iones cloruros, o por la
existencia de pequeñas cantidades de elementos, como el cobre, que forman pilas
galvánicas con la matriz de aluminio. La acción de cloruros y la formación de pilas
galvánicas, producen la disolución local de la matriz de aluminio, dando lugar al picado
de la aleación. Este tipo de corrosión, denominada, corrosión por picaduras, es la forma
más común de corrosión del aluminio, sobre todo en presencia de cloruros.

La adicción de elementos aleantes, así como la existencia de impurezas,


disminuyen la resistencia a la corrosión, de aquí que las aleaciones de aluminio
presenten un peor comportamiento a corrosión que el aluminio comercial. Esto hace
prever que materiales MMCs, base aluminio, fabricados por aleado mecánico,
reforzados con nitruros y carburos, objetos de este proyecto, presenten una resistencia a
la corrosión mermada respecto al aluminio.Y es que la disminución de la resistencia a la
corrosión suele deberse a alguno de los siguientes factores:

1. Formación de pilas galvánicas entre refuerzo y matriz.


2. La formación de la interfase entre el componente de refuerzo y matriz.
3. Impurezas microestructurales.
4. Los micro-cambios estructurales causados por la presencia del refuerzo.

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2. Objetos del trabajo

Este trabajo pretende estudiar la susceptibilidad a la corrosión por picaduras de


piezas de materiales compuestos de matriz metálica de base aluminio, reforzados con
nitruros y/o carburos, obtenidos mediante mecanosíntesis y posterior consolidación de
los polvos por procesado pulvimetalúrgico.

En este estudio se realizan ensayos de tipo electroquímico de acuerdo a la norma


ASTM. En dichos ensayos, para la medida de la susceptibilidad a la corrosión por
picadura se sigue el ensayo de polarización cíclica.

Los ensayos se realizan mediante equipos denominados potenciostato, que


aplican, potenciales o intensidades, fijos o variables, a probetas del material a ensayar
(electrodo de trabajo), con ayuda de electrodos auxiliares de grafito de alta intensidad o
de platino, midiendo la respuesta, en intensidad o potencial, mediante electrodos de
referencia.

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3. Bases teóricas
3.1. Definición e importancia de la corrosión

La corrosión es un fenómeno natural por medio del cual los sistemas químicos
expresan su tendencia hacia un estado de equilibrio estable. Pueden definirse de varias
maneras:

a) Ataque destructivo de un metal por reacción química o electroquímica con su


medio ambiente.
b) Transformación indeseable de un material como consecuencia del medio que lo
rodea.
c) Pérdida o deterioro de las propiedades físicas y/o químicas de un metal sobre
todo el hierro, al interactuar con su medio.
d) Ataque que experimentan los metales, por la acción del medio en que se utilizan
(atmósfera, terrenos, agua, etc.), verificándose en el proceso reacciones químicas
o electroquímicas.
e) Deterioro indeseable de un metal o aleación por reacción con su medio.

El término corrosión se está extendiendo continuamente. Así, por ejemplo, hay


autores que consideran la evaporación de un metal en el vacío como una forma de
corrosión, ya que es un proceso similar a otros procesos de corrosión.

Evans considera la corrosión como una rama de la termodinámica y cinética


química, siendo resultado de la afinidad de los elementos de los metales y de los no
metales la consecuencia de células electroquímicas cortocircuitadas o la destrucción de
la estructura cristalina de los metales.

En cuanto a la importancia de la corrosión, ésta puede considerarse desde dos puntos


de vista, el económico y el social.

Las pérdidas económicas se dividen en: 1) pérdidas directas y 2) pérdidas indirectas.


Se entiende por pérdidas directas los costos de reponer estructuras y maquinarias
corroídas, o sus partes componentes tales como tubos condensadores, silenciadores de
tubos de escapes, conductos y tuberías, etc., en los que se incluye la mano de obra
necesaria. Otros ejemplos son el repintado periódico de estructuras cuyo motivo
principal es evitar la herrumbre, o el costo de adquisición y mantenimiento de las
tuberías de protección catódica.

Establecer las pérdidas indirectas resulta mucho más difícil aunque realizando un
breve examen de dichas pérdidas se llega a la conclusión de que las pérdidas indirectas
superan varios billones de dólares a las directas. Como ejemplo de pérdidas indirectas
citaremos las siguientes:

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- Interrupciones en la producción por el paro temporal de una instalación debido a


la corrosión.
- Las pérdidas de producto que se producen a través de tuberías y depósitos
corroídos.
- Las pérdidas de rendimiento debidas a la formación de producto de corrosión,
que disminuyen la transmisión de calor.
- Contaminación de los productos.
- Sobremedidas.

En lo que al aspecto social se refiere, la corrosión puede afectar a los siguientes


factores:

- La seguridad, ya que un fallo imprevisto debido a la corrosión puede originar


fuego, explosión, desprendimiento de productos tóxicos, derrumbe de una
construcción, etc.
- La salud, pues la corrosión de los envases metálicos puede provocar la
contaminación de los alimentos.
- El agotamiento de los recursos naturales.
- La estética, debido a que los metales corroídos no suelen tener buen aspecto.

Por otra parte, evaluaciones llevadas a cabo por comités de expertos en corrosión y
protección contra ella, fijan las pérdidas anuales causadas por la corrosión, en los países
industrializados y en vías de desarrollo, en torno al 4% del producto nacional bruto. Así
por ejemplo, el último estudio realizado por The NACE Corporation establece el coste
de la corrosión en un 3.6% del PIB de Estados Unidos, lo que equivale a 276000
millones de dólares.

De lo dicho anteriormente se deduce que las pérdidas por corrosión representan una
muy elevada cuantía, responsable de que entre 1/4 y 1/3 de la producción mundial del
acero se dedique a la reposición de las estructuras metálicas deterioradas.

No es previsible que los mayores ahorros potenciales en los costes de la corrosión


provengan de nuevos avances o descubrimientos, sino de un mejor uso de los
conocimientos ya adquiridos, cuya correcta aplicación se estima que representaría una
reducción de pérdidas del 25% aproximadamente.

Como ejemplo, la figura 3.1.1 trata de resumir los datos fundamentales del informe
Hoar, modelo del que han partido todos los estudios posteriores sobre la importancia y
costes de la corrosión, donde se observan dichos costes y los ahorros potenciales
estimados derivados de un adecuado uso de los conocimientos en corrosión y
protección.

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Figura 3.1.1. Costes de corrosión y estimación de ahorros en el Reino Unido.

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3.2. Principios de la corrosión electroquímica


Atendiendo al mecanismo de corrosión, ésta puede dividirse en corrosión seca u
oxidación directa y corrosión electroquímica o húmeda.

La oxidación directa o corrosión seca sucede a temperaturas elevadas. La


oxidación del metal y la reducción de la sustancia agresiva ocurren en diferentes
interfaces de la capa que recubre la superficie metálica, en ausencia de cualquier
electrólito. La corrosión seca tiene lugar a través de un mecanismo diferente al
electroquímico, consistente en una reacción química directa entre el metal y un gas
agresivo que normalmente es oxígeno. El resultado es la formación de óxidos. Este
proceso, trata de representarse en la figura 3.2.1:

Figura 3.2.1. Esquema del mecanismo de corrosión seca para el caso de hierro.

En la corrosión electroquímica, la superficie metálica es sede de dos reacciones


de electrodo, que ocurren en lugares diferente, ánodos y cátodos locales y que,
consideradas conjuntamente, constituyen el proceso global de corrosión. Los electrones
liberados en los ánodos se consumen en los cátodos, en cortocircuito de aniones y
cationes en el electrolito. La figura 3.2.2 trata de representar lo anterior:

Figura 3.2.2. Representación esquemática de una pila de corrosión.

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Las diferencias fundamentales de la corrosión seca con respecto a la corrosión


húmeda son:

- La ausencia de electrolito
- El ataque suele ser generalizado (no localizado como ocurre en corrosión
electroquímica, sobre las regiones de comportamiento anódico).
- El producto de corrosión primario es un óxido y no un hidróxido, como es
característico en la corrosión electroquímica.
- Al no existir electrolito el óxido aparece directamente sobre la superficie
metálica.
- La circulación de electrones e iones se produce a través de la capa de óxido.

Hay que considerar que tanto los procesos de corrosión seca, como húmeda, son
electroquímicos, pues en ellos se forman y participan iones metálicos. Sin embargo, es
general restringir la denominación de corrosión electroquímica a la que implica un
transporte simultáneo de electricidad a través de un electrolito, condición que no cumple
la corrosión seca, en la que no hay electrolito.

A pesar de su importancia, la corrosión seca juega un papel insignificante en el


conjunto de la corrosión atmosférica. La mayoría de los procesos de corrosión que
ocurren en la práctica, responden al mecanismo electroquímico de la corrosión, incluso
los que tienen lugar en medios gaseosos con componentes condensables, como la
atmósfera.

Las primeras hipótesis sobre la naturaleza electroquímica de la corrosión datan


del siglo XVIII, concretamente de 1792, año en que Fabbroni relacionó la corrosión con
las pilas galvánicas, ideas reforzadas por los estudios de Thénard, en 1819, y De la
Rive, en 1830, pero sus ideas fueron olvidadas hasta que Evans, en 1926, las sacó de
nuevo a relucir como resultado de sus investigaciones con gotas salinas depositadas
sobre placas horizontales de hierro recién lijado. Dos años después, Hoar y Evans,
pusieron de manifiesto, esta vez de forma cuantitativa, la naturaleza electroquímica de
la corrosión acuosa, al medir con un miliamperímetro la corriente eléctrica que pasa
entre las zonas anódica y catódica de una pila de corrosión y comprobar que se cumplía
la ley de Faraday.

Los esfuerzos de los investigadores citados hicieron posible el nacimiento del


concepto de “Potencial Mixto”, debido a Wagner y Traud en 1938, quienes imaginaron
el proceso de corrosión como una superposición de procesos o semirreacciones
parciales electroquímicas, proporcionando las bases teóricas para la aplicación de las
técnicas electroquímicas a los ensayos de corrosión. En resumen, la Teoría del Potencial
Mixto, consiste en las dos hipótesis siguientes:

- Toda reacción electroquímica puede dividirse en dos o más reacciones


parciales de oxidación y reducción.
- Durante una reacción electroquímica no puede haber una acumulación neta
de energía eléctrica.

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La primera hipótesis es obvia y ha sido demostrada experimentalmente. La


segunda es una consecuencia de la ley de conservación de la carga, y de ella se deduce
que durante la corrosión de un metal aislado eléctricamente, la velocidad total de
reducción ha de ser igual a la velocidad total de oxidación.

La Teoría de Potencial Mixto, junto con las ecuaciones cinéticas, constituyen las
bases de la moderna teoría electroquímica de la corrosión.

3.2.1. Reacciones de oxidación y reducción

El mecanismo electrolítico de la corrosión puede ilustrarse considerando el


comportamiento de un metal en un medio ácido (presencia de cationes H+), o bien en
disoluciones salinas y en medios básicos o alcalinos (presencia de oxígeno disuelto),
pues estos son, con gran diferencia sobre el resto, los dos procesos catódicos más
importantes en la naturaleza.

Así, si se sumerge un trozo de zinc en ácido clorhídrico diluido, ocurre una


reacción rápida en la que el zinc se disuelve gradualmente, desprendiéndose hidrógeno:

(1)

El ácido clorhídrico y el cloruro de zinc en disolución están ionizados, por lo que


la ecuación anterior puede reescribirse como:

(2)

Como los iones cloruro no participan directamente en la reacción, pueden


suprimirse con lo que queda:

(3)

Así pues, la corrosión del zinc por el ácido clorhídrico consiste simplemente en
la reacción entre el zinc y los iones hidrógeno, dando iones zinc e hidrógeno gas. En
esta reacción, el zinc se oxida a iones zinc, aumentando su número de oxidación, y los
iones hidrógeno se reducen a gas hidrógeno, disminuyendo su número de oxidación. La
reacción (3) puede subdividirse en dos semirreacciones, una de oxidación y otra de
reducción:

OXIDACIÓN (4)

REDUCCIÓN (5)

Una reacción de oxidación es aquella en la que se producen electrones. Por el


contrario, una reacción de reducción es aquella en la se consumen electrones.

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En la terminología de la corrosión, a la reacciones de oxidación se llama


reacciones anódicas, y a las de reducción, reacciones catódicas. Igualmente, las zonas
del metal donde se produce la oxidación se definen como ánodos y aquellas donde
produce la reducción como cátodos. La corrosión consiste, al menos, en una reacción de
oxidación y una de reducción.

Las reacciones (4) y (5) deben ocurrir a la misma velocidad para que se conserve
la neutralidad eléctrica del metal. Si la oxidación cesa, también lo hace la reducción, y
viceversa.

Obviamente, todo lo dicho acerca del zinc en ácido clorhídrico, puede


extenderse a otros metales y otros ácidos:

(6)

(7)

(8)

La corrosión de los metales puede ocurrir también en el agua, en disoluciones


salinas y en medios básicos o alcalinos, que contienen oxígeno disuelto. Por ejemplo, un
caso típico y de todos conocidos, es la corrosión del hierro expuesto a una atmósfera
húmeda o al agua, dando hidróxido férrico insoluble:

(9)

Los metales pueden también corroerse en sale oxidantes, tales como los
compuestos férricos o cúpricos, que no contiene oxígeno ni son ácidos:

(10)

(11)

Durante la corrosión de un metal, la reacción anódica es siempre el paso del


metal a un número de oxidación superior, generalmente desde cero a algún valor
positivo. Por otra parte, en todos los procesos de corrosión en medio ácido, la reacción
catódica es siempre la reducción de los iones hidrógeno a hidrógeno gas.

Como resumen, del estudio de las reacciones anteriores se deduce que durante la
corrosión de un metal, la reacción anódica puede escribirse como:

La reacción catódica puede ser de uno de los siguientes tipos:

- Evolución de hidrógeno en disoluciones ácidas

- Reducción de oxígeno en disoluciones ácidas

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- Reducción de oxígeno en disoluciones neutras o alcalinas

- Reducción de un ion metálico

- Deposición de un metal

La reducción de iones hidrógeno, como se dice anteriormente, es la reacción


catódica que ocurre en los procesos de corrosión en medios ácidos. La reducción de
oxígeno es una reacción muy común pues el oxígeno está presente en la atmósfera y en
todas las soluciones expuestas a ésta. Obviamente, en el caso de un medio ácido
conteniendo oxígeno, son posibles las dos reacciones catódicas anteriores, figura
3.2.1.1. Por último, las otras reacciones son menos usuales, aunque pueden causar daños
importantes en los metales.

Figura 3.2.1.1. Representación esquemática de la corrosión del zinc en ácido


clorhídrico aireado.

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3.2.2. Potenciales electroquímicos

Las diferencias de potencial electroquímico son el origen de que unas regiones


actúen anódicamente y otras lo hagan catódicamente. El conocimiento del potencial de
electrodo es de la mayor importancia para interpretar los mecanismos de corrosión
electroquímica. Su medida permite determinar el grado de polarización del electrodo e
incluso estimar la velocidad de corrosión metálica; conocer si un metal está en estado
<<activo>> o <<pasivo>>; seguir la formación y rotura de películas superficiales;
estudiar el efecto sobre el metal de eventuales sustancias inhibidoras o estimuladoras del
proceso de corrosión, etc.

A continuación se repasa brevemente el concepto de potencial de equilibrio.Se


define como el potencial que se establece como resultado del equilibrio entre dos
tendencias: la de los átomos metálicos para dejar el metal y pasar a la solución,
ionizándose e hidratándose, y la de los cationes para depositarse sobre el metal. El
equilibrio es dinámico. A él corresponde una densidad de corriente de intercambio,
equivalente a través de la ley de Faraday a la velocidad de disolución anódica o de
depósito de cationes, ambas iguales entre sí.

Recordemos, asimismo, que los potenciales normales de electrodo están


referidos al de la semipila o semielemento , constituida por una lámina inerte
de platino recubierta con negro de platino, que está sumergida en una solución anódica
de actividad igual a 1 y saturada con gas hidrógeno a la presión de 1 atmosfera; este
potencial se toma como cero arbitrario de la escala de potenciales. El otro semielemento
lo forman los diversos metales frente a los potenciales normales de sus iones de
actividad unidad. De este modo, es posible clasificar los potenciales normales de los
metales de mayor a menor actividad o, lo que es lo mismo, por el orden de menos a más
noble (Tabla 3.2.2.1).

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Tabla 3.2.2.1. Potenciales normales de reducción de electrodo.

También convendrá tener presente la relación de Nernst entre los potenciales de


equilibrio y la actividad o concentración efectiva de los iones metálicos en solución
( :

Donde:

- E= potencial del metal a una actividad de sus iones igual a


- = potencial normal del metal
- F = 96.493 culombios
- z = valencia de los iones del metal
- R = constante de los gases

A 25ºC, +

Aun cuando en esta expresión intervenga la actividad puede, a menudo,


sustituirse con suficiente aproximación por la simple concentración de iones disueltos,
más fácil de determinar o de calcular.

Según dicha relación, un metal se vuelve más activo, es decir, más negativo su
potencial, al disminuir la concentración de sus cationes, por ejemplo, cuando en el

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medio existen sustancias formadoras de complejos. Por el contrario, un metal se


ennoblece frente a soluciones cada vez más concentradas en sus iones.

El potencial de un metal en los medios habituales en la práctica raramente


concuerda con su potencial normal de equilibrio. Incluso hallándose idealmente
sumergido el metal en una solución de sus iones de actividad unidad, podría diferir del
potencial normal de equilibrio, como sucede en mayor o menos escala con los metales
Al, Mg, Ti, Co, Ni, Fe, etc. A este respecto debe señalarse que para que un metal
adquiera el potencial de equilibrio, es decir, el potencial reversible del sistema
la magnitud de la corriente de cambio de dicho sistema debe sobrepasar en
gran medida la de cualquier otro equilibrio que pueda tener lugar simultáneamente, por
ejemplo, las correspondientes a las reacciones ó
; se da esta circunstancia en los metales Cu, Hg, Ag, Sn, Zn, etc.

De hecho, los medios en que se encuentran situados los metales son muy
diversos, no siendo extraño el caso de soluciones exentas prácticamente de los iones del
metal que constituyen el electrodo. En estos medios los valores medidos
experimentalmente de potenciales de electrodo dependen de muchos factores. Se puede
citar:

a) Magnitud de las corrientes de cambio para los varios equilibrios.


b) Formación de iones complejos.
c) Precipitación de una sustancia poco soluble y porosa sobre la superficie
metálica (sal o hidróxido), en cuyo caso la concentración de iones metálicos
queda limitada por el producto de solubilidad del compuesto.
d) Presencia de películas continúas de óxido sobre el metal.
e) Que se trate de un potencial mixto, resultante de la verificación simultánea
de dos o más procesos en condiciones de no-equilibrio; esto es , la liberación
de electrones por otro: en un sentido predomina la disolución del metal y en
otro, por ejemplo, la descarga de iones ( el electrodo sufre corrosión).

Finalmente, conviene tener presente que fuera de equilibrio los potenciales de


electrodo puedan variar con el tiempo, a menos que las condiciones del electrodo
lleguen a estabilizarse, en cuyo caso el potencial de no-equilibrio adquiere un valor
constante o estático. Durante la disolución del metal la capa de líquido vecina al
electrodo se enriquece en iones metálicos y siendo posible alcanzar un régimen
estacionario en que la velocidad de difusión de los iones metálicos dentro de la
solución, en su alejamiento del electrodo, iguale a la disolución del metal; un
razonamiento similar podría aplicarse a la especie que se reduce, aunque entonces la
velocidad de difusión hacia el electrodo debe igualar a la de reducción. La precipitación
de una sal o hidróxido poco solubles del metal ayuda a obtener una rápida estabilización
del potencial anódico.

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3.2.3. Medida experimental de potenciales

Las dificultades operatorias encontradas con un electrodo de gas hidrógeno han


motivado el desarrollo de otros elementos de referencia o patrones más prácticos.
Puesto que el potencial de éstos se mantiene relativamente fijo, el valor de potencial del
electrodo que se desea medir se deduce de su comparación con el del electrodo escogido
como de referencia. Con frecuencia la conexión entre ambos electrodos se establece a
través de un puente salino de elevada conductividad. Conociendo los potenciales fijos
de los electrodos de referencia respecto al de hidrógeno, es muy simple pasar las
medidas obtenidas con aquellos electrodos a la escala del electrodo de hidrógeno, si es
que realmente interesa referirlas a este electrodo.

Son numerosos los electrodos patrones utilizados en la práctica, que se adaptan a


las diferentes necesidades experimentales que surgen en el laboratorio y en el campo. La
Figura 3.2.3.1 muestra algunos de los más comúnmente empleados. Su diseño es
variable y pueden ser fácilmente construidos en el laboratorio, por ejemplo, de acuerdo
con los esquemas que se acompañan.

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Figura 3.2.3.1. Algunos ejemplos de electrodos de referencia de fácil construcción.

(A) Electrodo de calomelanos empleado principalmente en medidas de


laboratorio (el extremo del puente salino se introduce en el electrólito donde
se halla el metal objeto de medida.
(B) Dos variantes de electrodos de cobre/sulfato de cobre de gran utilización
para la medida de potenciales de metales enterrados (el electrodo de
referencia se sitúa directamente en el medio que contiene el metal objeto de
medida; el contacto se establece a través del tapón poroso).
(C) Electrodo de plata/cloruro de plata especialmente utilizado para la medida
de potenciales en agua de mar ( en este medio la barrita de plata recubierta
de AgCl se suele emplear fuera del frasco).

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Los electrodos representados corresponden a los sistemas mercurio/cloruro


mercurioso, cobre/sulfato de cobre y plata/cloruro de plata. Sus potenciales cambian
según la concentración salina, siendo a 25ºC los que se indican a continuación:

Electrodo de calomelanos (cloruro mercurioso)

(saturado), KCl

KCl 0.1 N……………………………………………………+0.334 V

KCL 1 N………………………………………….………….+0.280 V

KCl saturado………………………………………………....+0.241 V

Electrodo de sulfato de cobre

(saturado) ………………………………+0.316 V

Electrodo de cloruro de plata

Ag/AgCl (sólido), KCl 0.1 N…………………………+0.288 V

Ag/AgCl (sólido), agua de mar……………………+ 0.250 V

Resulta, a menudo, imprescindible la utilización de un potenciómetro o


milivoltímetro de alta impedancia para determinar la diferencia de potencial entre
electrodo patrón y muestra metálica, ya que, de otra manera, los valores obtenidos
pueden ser notablemente erróneos.

3.2.4. Fuerza impulsora de la corrosión: situación de equilibrio

Toda transformación química real que experimente un sistema deberá ser


irreversible y, de acuerdo con los principios de la termodinámica, si el proceso es a
presión y temperatura constantes, condiciones usuales en los fenómenos de corrosión, la
energía libre o potencial termodinámico del sistema disminuye, de forma que habrá
equilibrio cuando sea mínima su energía libre, G:

En el equilibrio:

donde:

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- H representa la entalpía.
- S la entropía.
- T la temperatura del sistema.

La disminución de energía libre, es la fuerza impulsora hacia el equilibrio,


representando la afinidad o tendencia natural de la reacción a producirse.

Según estos conceptos, toda reacción que implique, a T y P constantes, una


disminución de la energía libre no debe cesar, una vez comenzada, hasta que dicho
parámetro haya alcanzado un valor mínimo en el sistema. Es el caso de la corrosión
(oxidación) de los materiales metálicos que, con la excepción de los metales nobles, se
verifica espontáneamente.

Sin embargo, el cambio de energía libre, que es una función de estado,


independiente por tanto de la forma o camino seguido por la transformación, no sirve
para predecir la velocidad de la reacción sino que refleja sólo la tendencia a producirse
y su dirección.

Para que las reacciones químicas sucedan a una velocidad apreciable, estas han
de vencer una barrera de energía, denominada energía de activación, Q, tal como se
muestra en la figura 3.2.4.1. Por tanto, el parámetro que regula la velocidad de las
reacciones químicas es la energía de activación y no el cambio de energía libre. La
velocidad de las reacciones químicas, responde a la conocida ecuación de Arrhenius:

donde:

- k es la constante de velocidad.
- A una constante llamada factor preexponencial.
- R la constante de los gases perfectos.
- Q la energía de activación.
- T la temperatura absoluta.

Figura 3.2.4.1. Diagrama de energía libre de un metal con tendencia a corroerse


(ΔG<0). La reacción, para tener lugar, necesita vencer la energía libre de activación Q0.

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De la ecuación de Arrhenius se deduce que una considerable barrera de energía,


Q, puede dar lugar a velocidades de corrosión lentas, que puedan hacer utilizables, en la
práctica, metales con tendencias muy acusadas a corroerse, es decir, con ΔG<<0.

3.2.5. Relaciones entre la termodinámica y la corrosión: ecuación


de Nernst

Como ya se ha visto, los procesos de corrosión, salvo excepciones, tienen lugar


en disolución, en presencia de una fase líquida y a través de la formación de iones
metálicos, que deben vencer una diferencia de potencial existente entre el estado previo,
en la red metálica y el final, en el seno de la disolución.

El cambio de energía libre que acompaña a la reacción puede expresarse en


función del mencionado potencial y de la constante de equilibrio termodinámica.

(12)

(13)

donde:

- ΔG es el cambio de energía libre.


- n es el número de electrones implicados en la reacción.
- F es la constante de Faraday (96500 C).
- E es el potencial al que tiene lugar el proceso.
- es el cambio de energía libre en condiciones normales.
- k es la constante de equilibrio termodinámica.

Así pues, si consideramos un sistema redox cualquiera:

teniendo en cuenta la ecuación (13) se llegaría a la expresión:

que es la ecuación de Nernst, expresión muy útil, pues se ha visto que el potencial E es
un parámetro al que se puede acceder experimentalmente de una forma sencilla. El valor
de E en cada momento nos permitiría, por comparación con el correspondiente a
condiciones normales, ,conocer en qué sentido se desplazará una reacción redox
cualquiera. Aplicado a las reacciones de corrosión servirá para conocer en qué
condiciones tiene lugar y en cuales no existe riesgo.

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3.2.6. Series galvánicas

En las llamadas series galvánicas, los metales y aleaciones se clasifican por el


orden de sus potenciales de disolución libre frente a los medios de utilización corriente.
El potencial de un metal o aleación es función de la composición química del medio, de
las películas de óxido u otros productos de corrosión que puedan existir o desarrollarse
sobre la superficie metálica, y hasta de la temperatura y velocidad del medio. Por tanto,
no se puede hablar del potencial de metales y aleaciones con independencia del medio y
de las condiciones experimentales. Podrán existir tantas series galvánicas como medios
y condiciones se tomes en consideración. En la práctica, el agua de mar es un electrólito
de sumo interés desde el punto de vista de la corrosión, por lo que no es de extrañar que
muchas series galvánicas se refieran a él.

Tabla 3.2.6.1. Serie galvánica en agua de mar.

La tabla 3.2.6.1 representa una de estas series. De acuerdo con ella puede
predecirse, por ejemplo, que el hierro tendrá una actuación anódica frente al cobre
(metal más noble), de modo que la corrosión del hierro en contacto con el cobre se
agravará en tanto que la de este último metal disminuirá. El zinc, en cambio, es anódico
frente al hierro y lo protege en agua de mar, formando par galvánico con él.

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3.2.7. Polarización y sobretensión

Por el simple hecho de interferir en una reacción, se la fuerza a desplazarse, de


su estado estacionario, en una dirección determinada. Se dice que se polariza en esa
dirección. La polarización cambia las magnitudes eléctricas que interviene en el proceso
electroquímico, rompiendo el equilibrio que se da en el Ecorr entre las corrientes anódica
y catódica, obligando al metal a adoptar otro potencial. El desplazamiento del potencial
es función del grado de desequilibrio y sirve para cuantificar la polarización η, que se
define como:

Si, en lugar de referirse a fenómenos de corrosión, se analizan reacciones de


equilibrio, interesa entonces el desplazamiento impuesto a los potenciales de equilibrio
por el paso de una corriente, desplazamiento que, en este caso, recibe el nombre de
sobretensión η’.

3.2.8. Fenómenos de polarización

Al estudiar la cinética de las reacciones químicas, se sabe que las velocidades de


reacción están limitadas por una barrera de potencial que separa el estado inicial del
final. En las reacciones electroquímicas, las de corrosión entre ellas, se pueden
modificar tales barreras, y por tanto la velocidad del proceso, mediante variaciones del
potencial del electrodo, es decir, polarizándolo.

En los valores de la barrera de potencial intervienen varios componentes


individuales, los más significativos de los cuales, en corrosión, son:

- Polarización de activación, ηa
- Polarización de concentración, ηc
- Polarización de resistencia, ηr

Los distintos tipos de polarización condicionan las etapas parciales del proceso de
corrosión, pues como se sabe, en toda reacción de corrosión intervienen una serie de
etapas en serie, la más lenta de las cuales controla la velocidad de corrosión global.
Tales etapas, para un proceso simple de corrosión son:

1) Generación de cationes y electrones en la intercara metal/electrolito, en las áreas


anódicas de las pilas locales.

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2) Adsorción y disociación de las moléculas de oxígeno, seguida de una ionización


por medio de los electrones liberados en la etapa anterior, en las áreas catódicas,
supuesto un electrolito neutro o alcalino.
3) Transporte de los productos de reacción, Me+n y OH-, hacia el seno de la
solución y de los reactantes, moléculas de oxígeno, en sentido contrario, a través
de la capa de tránsito o difusión que rodea el electrodo

La mayor o menor resistencia entre las áreas anódicas y catódicas actuaría sobre la
tercera etapa, de transporte, según fuera la dificultad que ofreciera al movimiento de las
partículas cargadas.

3.2.8.1. Polarización de activación

La polarización de activación está asociada a la energía de activación de las


reacciones de interfase, etapas primera y segunda, siendo la etapa más lenta, por lo
general, la transferencia de cargas eléctricas (de electrones), aunque en ocasiones lo son
las etapas de adsorción y disociación.

Puede demostrarse, a partir de consideraciones teóricas y confirmarse


experimentalmente, que la velocidad de reacción, medida por la densidad de corriente,
es una función logarítmica, descrita por Tafel en 1905 por medio de la ecuación:

donde:

- es la polarización
- i es la densidad de corriente
- a y b son constantes

Frecuentemente la ecuación de Tafel adopta la forma:

( )

donde:

- i se refiere a la velocidad de oxidación o reducción en términos de


densidad de corriente
- io es la corriente de intercambio
- es la denominada pendiente de Tafel que suele variar, para las
reacciones electroquímicas, entre 0.05 y 0.15 V. En general, el valor de
la constante de Tafel es próximo a 0.1 V. En la figura 3.2.8.1.1 se
representa la gráfica de la ecuación anterior para el electrodo de
hidrógeno.

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Figura 3.2.8.1.1. Curva de polarización por activación del electrodo de H2.

3.2.8.2. Polarización de concentración

Representa la variación en el potencial de un electrodo a consecuencia de los


cambios de concentración en la inmediata vecindad de su superficie y motivados por el
flujo de corriente, que altera la composición del electrólito. Disminuye con una fuerte
agitación u otras medidas que ayuden a uniformar la solución. Debe señalarse que el
movimiento de los iones o especies hacia y desde un electrodo procede por uno o más
de los siguientes mecanismos: difusión, migración y convección. La difusión y
migración son procesos lentos; por el contrario, la convección natural o forzada, con
transporte de masa, es mucho más efectiva. En un electrólito estacionario la difusión y
la migración son los únicos procesos posibles. Se aproxima a este caso dentro de la
delgada capa de líquido contigua a la superficie metálica, justamente llamada capa de
difusión, y cuyo espesor no sobrepasa, por lo normal, los 0.2-0.4 milímetros. Más allá
de ella, en el seno del electrólito, adquiere importancia el transporte por convección y
agitación. La velocidad de difusión en la capa estacionaria suele determinar la velocidad
de llegada o alejamiento de las especies reaccionantes y de los productos de la reacción.

Una elevada velocidad de reacción electroquímica, con fuerte consumo y


producción de iones o moléculas, impone cambios sustanciales de concentración cerca
del electrodo. La variación de potencial así originada se deduce de la ecuación de
Nernst, de modo que,

donde:

- Ci y Co representan, respectivamente, las concentraciones efectivas en la


inmediata vecindad del electrodo y en el seno del electrólito de las especies
que toman parte de la reacción.

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De esta manera, un aumento de concentración, por ejemplo, debido a la


disolución anódica del metal, ennoblece al electrodo (aumenta el potencial), y mientras
que la precipitación catódica de iones metálicos, al disminuir la concentración de éstos
junto al electrodo, suscita el efecto contrario.

3.2.8.3. Polarización de resistencia

También llamada polarización óhmica. Se origina en cualquier caída óhmica


(IR) en la inmediata vecindad del electrodo. Puede estar causada por la formación de
películas o precipitados sobre la superficie metálica, que se opongan en cierta medida al
paso de corriente. Muchos electrodos se recubren de películas delgadas de relativamente
elevada resistencia, por ejemplo, películas de óxido. En casos extremos, de formación
de películas dieléctricas de óxido, esta polarización puede elevarse a varios centenares
de voltios. También la capa de solución en la inmediata vecindad del electrodo puede
presentar una considerable resistencia al flujo de corriente. La polarización óhmica se
incrementa linealmente con la densidad de corriente.

3.2.8.4. Polarización combinada

Como ya se ha mencionado, sobre un electrodo se dan simultáneamente varios


tipos de polarización, si bien una de ellas suele predominar sobre las otras. La
polarización total sería:

En soluciones acuosas, a velocidades de reacción pequeñas, la polarización de


resistencia puede normalmente despreciarse en las proximidades de Ecorr y la
polarización de concentración ηc no suele ser importante, si bien su significación crece
en las reacciones de reducción, hasta controlar a veces el proceso parcial catódico.

Combinando, entonces, las polarizaciones de activación y concentración, resulta,


para el proceso de reducción, la expresión general:

( )

Cuya representación gráfica responde al esquema de la figura 3.2.8.4.1.

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Figura 3.2.8.4.1. Curva típica de polarización típica de un proceso parcial de reducción


controlada, sucesivamente, por las polarizaciones de activación y concentración.

Esta ecuación, junto con la de Tafel, son muy importantes en electroquímica,


pues a la primera se ajustan casi todas las semirreacciones anódicas y a la última todas
las semirreacciones catódicas. Así pues, con sólo tres parámetros funcionales, β, io e iL,
se puede describir la cinética de las reacciones de corrosión.

3.2.9. Ensayos de polarización

La equivalencia entre las semirreacciones de reducción y de oxidación en


cualquier sistema metal/medio en su potencial de reposo, Ecorr, impide la medida directa
de la velocidad de corrosión, pues instrumentalmente no se mide corriente alguna, al
componerse exactamente las intensidades de distinto signo.

Para obtener información que permita estimar la intensidad de corrosión Icorr (o


la densidad de corriente de corrosión icorr), es preciso imponer una alteración al sistema,
que rompa la mencionada equivalencia. Esto se logra mediante los ensayos de
polarización, forzando el desplazamiento del potencial de la situación de reposo de
forma que, instrumentalmente, se mide una corriente neta total:

| |

En términos generales, a esta relación entre el potencial impuesto y la intensidad


medida (o viceversa) se la conoce por curva de polarización del sistema.

Conviene señalar que en estos ensayos de polarización se basan todos los


métodos electroquímicos de estudio de la corrosión y que la corrosibilidad de un
material metálico es tanto mayor cuanto mayor sea la alteración del sistema ante una
agresión dada, o menor la resistencia. Es decir, cuanto mayor sea la intensidad externa,
It, para una polarización η. Esta situación queda reflejada en la figura 3.2.9.1,
poniéndose de manifiesto la tendencia a corroerse por la pendiente de la curva de
polarización. El metal M1 se corroerá a mayor velocidad que el M2.

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Figura 3.2.9.1. Cuanto mayor sea la alteración sufrida (corriente) ante una misma señal
exterior (polarización) mayor resistencia a la corrosión ofrecerá el material metálico. El metal
M2 se corroerá menos que el M1.

3.2.10. Diagrama de Evans

Se debe a Evans la introducción del método gráfico para el análisis de la relación


entre la velocidad de corrosión y polarización de los electrodos (ánodo y cátodo). El
método es simple y permite obtener una clara visión del efecto de factores diversos en el
funcionamiento de la pila de corrosión y en la corriente de corrosión, de la que depende
la magnitud de los daños producidos.

Las regiones anódica y catódica de una pila de corrosión pueden estar


perfectamente definidas y delimitadas, como en el caso ideal de una pila bimetálica,
formada por la unión de dos metales de muy diferente actividad, en la que un metal
actúe exclusivamente de ánodo y el otro de cátodo.

Más comúnmente la pieza o estructura metálica está constituida por un conjunto


de áreas anódicas y catódicas, distribuidas sobre toda la superficie del metal. Aun en
este último es factible imaginar el proceso de corrosión como debido al funcionamiento
de una única pila, cuyos electrodos están caracterizados por:

a) Una región anódica, SA, con un potencial efectivo EA, equivalente a la acción
conjunta de los diferentes ánodos locales distribuidos sobre la superficie
metálica, y
b) Una región catódica, SC, con un potencial efectivo, EC, equivalente a la
acción conjunta de los diferentes cátodos locales distribuidos sobre la
superficie metálica.

Por consiguiente, tanto en un caso como en otro está justificado hablar de


superposición gráfica de dos curvas de polarización (anódica de disolución metálica y
catódica de reducción) para los dos electrodos que, real o figuradamente, caracterizan la
pila electroquímica de corrosión.

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Suponiendo que sobre una misma gráfica se representan las variaciones de


potencial de ambos electrodos en función de la intensidad de corriente, y si el eje de
ordenadas se refiere a los valores crecientes de potencial, la curva catódica tendrá un
trazado descendente (pendiente negativa) y la curva anódica, ascendente (pendiente
positiva); esta situación está representada esquemáticamente en la figura 3.2.10.1, en la
que siguiendo a Evans, se ha hecho la simplificación de suponerlas tramos rectos. Es de
hacer notar que la representación de las dos curvas sobre un mismo diagrama es sólo
posible si se llevan a abscisas los valores de la intensidad de corriente, en lugar de la
densidad de corriente, ya que, independientemente de cual sea la relación entre las
superficies anódica y catódica, la intensidad de corriente sobre el ánodo debe ser igual a
la intensidad de corriente sobre el cátodo.

En una pieza metálica que se corroe, el ánodo y el cátodo sufren polarización


hasta que la diferencia de sus potenciales dividida por la corriente de corrosión se haga
igual a la resistencia total del circuito. El punto de corrosión de las dos curvas de
polarización señala la máxima intensidad que puede pasar por la pila de corrosión
cuando el flujo de corriente llega a igualar los potenciales anódico y catódico.

Figura 3.2.10.1. Diagrama de potencial/intensidad para una pila de corrosión, en el que


se hace la simplificación de reemplazar las curvas de polarización por rectas.

Puesto que ; si R→0, E’C – E’A →0 y, en el límite E’C = E’A =


Ecorr. Se acerca a esta situación con los electrólitos de elevada conductividad (por
ejemplo, agua de mar) o cuando las regiones anódicas y catódicas están muy próximas
(si éstas son minúsculas y numerosas). A menudo, se comete sólo un pequeño error
admitiendo que R = 0. Entonces la corriente de corrosión y el potencial de corrosión
estarán dados por la intersección de las curvas de polarización de uno y otro electrodo,
en el supuesto de haberlas podido establecer aisladamente.

Otras veces no puede despreciarse el valor de R. La caída óhmica debida al flujo


de corriente exige necesariamente una intensidad de corrosión inferior a la determinada

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por el punto de intersección de las curvas de polarización; si R ≠ 0, E’C – E’A = R I’corr,


de donde, I’corr<Icorr.

La máxima intensidad de corrosión, definida por el diagrama de Evans, depende


del trazado particular de las curvas de polarización para la disolución metálica y
reacción catódica. Estos diagramas E/I permiten explicar, por ejemplo, que dos sistemas
con distintos potenciales electródicos iniciales (en circuito abierto) puedan dar una
misma velocidad de corrosión, figura 3.2.10.2.a; o que el sistema con una mayor
diferencia inicial de potencial le corresponda, incluso, una menor velocidad de
corrosión, figura 3.2.10.2.b. También son útiles para introducir los conceptos de:

- Control catódico (figura 3.2.10.2.c)


- Control anódico (figura 3.2.10.2.d)
- Control mixto (figura 3.2.10.2.e)
- Control de resistencia (figura 3.2.10.2.f)

aplicables a los procesos de corrosión electroquímica.

En la figura 3.2.10.2.c es evidente que la magnitud de la corriente de corrosión


Icorr, es decir, la abscisa del punto de intersección de las dos curvas, depende
esencialmente de la inclinación de la curva de polarización catódica; la corriente de
corrosión está determinada por la reacción catódica. Se dice que el proceso de corrosión
se halla bajo control catódico.

En la figura 3.2.10.2.d sucede todo lo contrario. La reacción anódica de


disolución del metal impone prácticamente la corriente de corrosión; se habla entonces
de un control anódico.

Es posible, también, encontrarse con situaciones en las que existe un control


mixto: cuando la corriente de corrosión viene fija, como se representa en la figura
3.2.10.2.e, tanto por la reacción anódica como por la catódica, como resultado de que
las pendientes de ambas curvas de polarización son poco pronunciadas.

El efecto de una fuerte caída IR entre la región catódica (que actúa de sumidero
de electrones) y la región catódica (fuente de electrones) queda representado en el
diagrama de Evans por un calor de la corriente de corrosión muy por debajo del valor
máximo y por una notoria desigualdad entre los potenciales finales de las áreas anódica
y catódica. En este caso de control de resistencia, representado en la figura 3.2.10.2.f, el
trazado de las curvas de polarización apenas influye en la corriente de corrosión, que
está determinada casi exclusivamente por la magnitud de la resistencia óhmica.

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Figura 3.2.10.2. Diagramas de Evans mostrando la vinculación entre intensidades de


corrosión y polarización anódica y catódica, para diversos casos.

3.2.11. El potenciostato

El potenciostato es un instrumento que, colocado en el circuito exterior, se


emplea para medir un potencial, para mantenerlo constante, o para variarlo en la forma
deseada. La determinación de las curvas de polarización mediante el potenciostato ha
contribuido en gran medida al conocimiento de los procesos de corrosión. Además, el
uso del potenciostato ha sido de particular importancia para comparar la resistencia a la
corrosión de los metales, el estudio de la pasividad, el desarrollo de nuevas aleaciones,
la evaluación del efecto de los agentes oxidantes y la determinación de los criterios de
protección anódica.

La disposición de los elementos para realizar los ensayos se muestra en la figura


3.2.11.1, donde R.E es el electrodo de referencia, normalmente de calomelanos; A.E es
un electrodo auxiliar, usualmente de platino o grafito, y W.E es la probeta del material a
ensayar o electrodo de trabajo.

La diferencia de potencial deseada entre la probeta y el electrodo de referencia


se establece mediante el circuito B. Cualquier desequilibrio entre el potencial que se
desea imponer al metal y el que realmente se le impone produce una señal de error en la
entrada del circuito controlador-amplificador, el cual ajusta rápidamente la corriente
entre la probeta y el electrodo auxiliar de manera que la señal de error se anule.

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Figura 3.2.11.1. Potenciostato y celda electroquímica.

La figura 3.2.11.2 muestra el circuito básico de un potenciostato. Las


características eléctricas de la solución y de los electrodos son resistivas y capacitivas.
Por simplicidad se consideran sólo resistivas, simulando RS la resistencia eléctrica
efectiva del electrolito y del electrodo auxiliar, mientras que la caída de potencial a
través de la resistencia RC, debida al paso de corriente entre el electrodo de trabajo y el
electrodo auxiliar, simula el potencial del electrodo de trabajo respecto al de referencia.

Figura 3.2.11.2. Circuito básico de un potenciostato.

La diferencia entre el potencial deseado V2, y el potencial real del electrodo de


trabajo, V1, se amplifica mediante un preamplificador diferencial de alta ganancia. La
salida es una señal de error, AV0 = A (V2 – V1) ,donde A es la ganancia del
amplificador, el cual controla el amplificador de potencia, de manera que el potencial
del electrodo auxiliar se ajusta continuamente para minimizar V2.

3.2.12. Pasividad

Se puede definir la pasividad como la pérdida de reactividad química que


experimentan algunos metales y aleaciones en ciertos medios.

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En 1840, Faraday, estudiando la corrosión del hierro en disoluciones de ácido


nítrico, observó que si un trozo de acero o hierro se introduce en ácido nítrico
concentrado (aproximadamente del 70%), a temperatura ambiente, no se observa
reacción (figura 3.2.12.1.a). Las determinaciones de pérdida de peso indican que la
velocidad de corrosión del hierro, en este ácido concentrado, es muy pequeña,
aproximadamente cero. Si se añade agua al ácido concentrado diluyéndolo, no aparece
ningún cambio (figura 3.2.12.1.b). La muestra de hierro permanece inerte. Sin embargo,
si se agita el hierro con una varilla de vidrio, o el vaso, o se le produce a la muestra un
arañazo, aparece una fuerte reacción, corroyéndose ésta y desprendiéndose abundante
vapores de óxido nitroso (figura 3.2.12.1.c). Lo mismo si se introduce el trozo de hierro
directamente en ácido nítrico diluido.

Figura 3.2.12.1. Experimento de Faraday.

Las figuras 3.2.12.1.b y 3.2.12.1.c ilustran el fenómeno de la pasividad. Ambos


sistemas son idénticos, sin embargo, en uno de ellos el hierro es inerte corroyéndose a
una velocidad despreciable, mientras que en otro se corroe a una velocidad muy
elevada, del orden de 100000 veces mayor. En la figura 3.2.12.1.b el hierro está en
estado pasivo, mientras que en la 3.2.12.1.c está en estado activo. Afortunadamente,
desde el punto de vista ingenieril, los metales que presentan un comportamiento pasivo
son el hierro, aluminio, cromo, níquel, titanio y sus aleaciones.

El experimento de Faraday descrito anteriormente, indica que la pasividad se


debe a la formación de una delgadísima película superficial protectora sobre la
superficie del metal, película que parece ser está formada por productos de corrosión.

Se estima que el espesor de esta película es aproximadamente de 30 angstrons,


siendo extremadamente delicada y estando sujeta a cambios cuando se remueve la
superficie del metal o cuando éste se agita dentro del medio corrosivo.

La pasividad puede describirse caracterizando el comportamiento de los


materiales que muestran este inusual efecto. Si se considera el comportamiento de un
metal normal, es decir, un metal que no se pasiva, en una disolución ácida, con un

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potencial correspondiente al punto A (figura 3.2.12.2), cuando el potencial de esta


disolución se hace más noble (aumenta), la velocidad de corrosión se incrementa
exponencialmente.

Figura 3.2.12.2. Velocidad de corrosión de un metal en función del potencial de


electrodo.

El comportamiento típico de un metal que se pasiva se muestra en la figura


3.2.12.3. Este puede dividirse en tres regiones: activa, pasiva y transpasiva.
Inicialmente el comportamiento de este material es idéntico al de un metal normal
(región activa); ligeros incrementos en el potencial causan un rápido aumento de la
velocidad de corrosión. A potenciales más nobles la velocidad de disolución disminuye
(principio de la zona pasiva) hasta un valor muy pequeño, en un amplio rango de
potenciales (región pasiva). Finalmente, a potenciales muy nobles, la velocidad de
corrosión se incrementa de nuevo con el aumento de potencial (región transpasiva).

Figura 3.2.12.3. Velocidad de corrosión de un metal activo-pasivo en función del


potencial de electrodo.

Las características más importantes de la curva de polarización anódica de un


metal activo-pasivo son:

- ic: densidad de corriente anódica crítica para el pasivado.

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- Epp: potencial primario de pasivación.


- iPAS: densidad de corriente de pasivación.

La figura 3.2.12.3 permite definir de nuevo la pasividad. Un metal pasivo es


aquel que muestra la típica curva de disolución en S. Dicha figura muestra también la
disminución de la velocidad de disolución del material pasar de la región activa a la
pasiva. Esta disminución comienza a partir del potencial primario de pasivación y es el
resultado de la formación de un film protector a partir de este punto. La región
transpasiva, donde la velocidad de corrosión aumenta de nuevo con el potencial, es
debida a la destrucción de la película protectora a potenciales muy positivos. Es
importante anotar que durante la transición de la región activa a la pasiva, la velocidad
de corrosión se reduce entre 1000 y 1000000 de veces. Puede considerarse éste un caso
especial de polarización por activación debido a la formación de un film superficial o
barrera protectora, la cual es estable en un amplio rango de potenciales.

La figura 3.2.12.4 muestra tres posibles casos que pueden ocurrir cuando un
metal activo-pasivo se expone a un medio corrosivo (solución ácida).

El caso 1 es característico del hierro en ácido sulfúrico diluido. Bajo estas


condiciones, el hierro se corroe rápidamente y no se pasiva.

En el caso 2 existen tres posibles puntos de intersección en los cuales las


velocidades de oxidación y de reducción son iguales. El punto C es eléctricamente
inestable y, por consiguiente, el sistema no puede existir en dicho punto. Los puntos B y
D son estables; B está en la región activa y corresponde a una alta velocidad de
corrosión, mientras que D está en la región pasiva, con una baja velocidad de corrosión.
El sistema puede existir tanto en estado activo como pasivo.

En el caso 3 hay un solo punto estable, el punto E, en la región pasiva. En tal


sistema el metal o aleación se pasiva espontáneamente, permaneciendo en estado pasivo
con una velocidad de corrosión muy baja.

Figura 3.2.12.4. Comportamiento de un metal activo-pasivo bajo distintas condiciones


corrosivas.

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El caso 1 no es deseable ya que la velocidad de corrosión es elevada. A pesar de


ello, permite la medida de ésta en el laboratorio y su previsión en el diseño. El caso 2 es
el menos deseable, ya que a pesar de que es posible el estado pasivo, una imprevista
transición al estado activo causaría una corrosión muy alta, similar al del caso 1. El caso
3 es el más favorable desde el punto de vista de la lucha contra la corrosión, ya que
determina un solo punto, E, con una velocidad de corrosión muy pequeña. Esta
situación puede favorecerse con:

1) Una curva de polarización anódica que facilite las posibilidades de


pasivación, es decir, bajo potencial pasivo primario, pequeña densidad de
corriente anódica crítica para el pasivado y alto potencial para el comienzo
de la transpasividad.
2) Con una curva de polarización catódica que intersecte solamente la zona de
potenciales pasivos y no corte el pico activo.

Esto puede conseguirse modificando las curvas de polarización anódica y


catódica, actuando sobre el metal o sobre el medio agresivo.

3.2.13. Interpretación de las curvas experimentales de polarización

La forma de las curvas de polarización catódica es importante para prever el


comportamiento de los metales frente a la corrosión. Normalmente son del tipo de la
mostrada en la figura 3.2.13.1, con componentes de polarización por activación, donde
la corriente es función del potencial aplicado, y polarización por concentración, donde
la corriente permanece constante, estando limitada la reacción por la difusión de las
especies reactantes hacia la superficie metálica. También pueden presentar una sola de
las componentes, o ser suma de varias reacciones catódicas, en cuyo caso presentarán
las sumas de sus comportamientos.

Figura 3.2.13.1. Zonas de polarización por activación y polarización por concentración


en una curva de polarización catódica.

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Las curvas de polarización anódicas son específicas de cada combinación metal-


medio corrosivo. No obstante, puede clasificarse en dos tipos, según que el material
muestre o no pasividad (figura 3.2.13.2).

Figura 3.2.13.2. Curvas de polarización anódica para metales activos y activo-pasivo.

Las curvas de polarización de una reacción de corrosión describen la cinética de


las reacciones anódica y catódica en función del potencial. Al ocurrir éstas en el mismo
electrodo, pueden representarse juntas (figura 3.2.13.3.c), siendo el punto de cruce,
donde todos los electrones producidos por la reacción anódica son consumidos por la
reacción catódica, el correspondiente al potencial y a la corriente de corrosión.

El procedimiento para generar experimentalmente las curvas de polarización


consiste en aplicar al electrodo, con el potenciostato, potenciales sucesivos, a una
velocidad determinada, y registrar la corriente. Las curvas de polarización así obtenidas
no coinciden con las reales o teóricas, al ser la corriente medida suma de la oxidación y
de reducción (figura 3.2.13.3.d). En ellas el potencial de corrosión puede identificarse
como aquel al cual la corriente medida se anula.

La figura 3.2.13.4 muestra, para un metal activo, ejemplos de curvas de


polarización teóricas y experimentales, indicándose en estas últimas el potencial y la
corriente de corrosión por un círculo punteado, en todas ellas la curva anódica es la
misma, cambiando solo la catódica.

En el caso de metales que tiene un comportamiento activo-pasivo, la variedad de


curvas experimentales que puede obtenerse es aún mayor. Las más comunes son las que
aparecen en la figura 3.2.13.5, en donde, al igual que anteriormente, a la izquierda se
representan las curvas teóricas y a la derecha las experimentales.

Si la curva catódica intersecta a la anódica solo en la región activa (figura


3.2.13.5.a), el metal se corroerá rápidamente, a pesar de que bajo otras condiciones
pueda pasivarse. La curva experimental presentará una forma similar a la anódica real,
ya que la intersección entre las dos curvas reales ocurre a bajo potenciales (figura
3.2.13.5.d).

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Si la curva catódica intersecta a la anódica en la región pasiva (figura


3.2.13.5.b), el material se pasivará espontáneamente, no presentando la curva
experimental el pico de transición de la zona activa a la pasiva (figura 3.2.13.5.e).

Por último, si la curva catódica intersecta a la anódica como en la figura


3.2.13.5.c, el metal puede presentar alta o baja velocidad de corrosión, mostrando la
curva de polarización experimental una o varios lazos de corriente catódica, después del
pico de transición de la zona activa a la pasiva (figura 3.2.13.5.f).

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Figura 3.2.13.3. Curvas de polarización teórica y experimentales de un metal activo-


pasivo.

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Figura 3.2.13.4. Curvas de polarización teóricas (izquierda) y experimentales (derecha)


de un metal activo. La misma curva anódica y tres curvas catódicas diferentes.

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Figura 3.2.13.5. Curvas de polarización teóricas (izquierda) y experimentales (derecha)


de un metal activo-pasivo. La misma curva anódica y tres curvas catódicas diferentes.

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3.3. Formas de corrosión


Los diferentes tipos de corrosión pueden dividirse en tres categorías, atendiendo
al modo de identificar dicha corrosión:

- Grupo I: aquellos que pueden diferenciarse a simple vista.


- Grupo II: aquellos que se reconocen más fácilmente con ayuda de medios
suplementarios de examen.
- Grupo III: aquellos que pueden identificarse definitivamente sólo mediante
examen microscópico.

Una división más numerosa podría ser la siguiente:

- Corrosión uniforme.
- Corrosión galvánica.
- Corrosión en hendiduras.
- Corrosión por picaduras.
- Corrosión intergranular.
- Corrosión selectiva.
- Corrosión erosión.
- Corrosión bajo tensión.
- Daño por hidrógeno.

3.3.1. Corrosión uniforme


La corrosión uniforme se caracteriza por un pérdida regular y genérica de las
superficie del metal que se corroe (figura 3.3.1.1). Es la forma más común de ataque
corrosivo, estando todos los metales, en general, sujetos a este tipo de ataque. A pesar
de que causa el mayor tonelaje de pérdida de metal por unidad de tiempo, es la menos
insidiosa, ya que, mediante sencillos ensayos de laboratorio, puede calcularse su
velocidad y predecirse la vida del equipo o estructura.

Figura 3.3.1.1. Corrosión uniforme.

La velocidad de corrosión uniforme está determinada por el potencial que adopta


el metal en el medio y por la cinética de la situación. Las dos formas más usuales de
expresar la velocidad del ataque son:

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- Como pérdida de peso del metal por unidad de superficie y por unidad de
tiempo mg/dm2*día mdd

- Como profundidad de penetración por unidad de tiempo

mm/año mpa

pulgadas por año ipy

milipulgadas por año mpy

La corrosión uniforme puede eliminarse o reducirse empleando materiales más


resistente, o, muy frecuentemente, como en el acero, recubriéndolo mediante pinturas,
galvanizado y otras técnicas.

3.3.2. Corrosión galvánica


La corrosión galvánica o bimetálica puede ocurrir cuando un metal o aleación
está conectado eléctricamente a otro distinto, o a un conductor no metálico, y ambos
expuestos al mismo medio (figura 3.3.2.1).

Figura 3.3.2.1. Corrosión galvánica.

La diferencia de potencial existente entre los dos metales actúa como fuerza
promotora del paso de corriente a través del electrolito, aumentando la velocidad de
ataque del metal más activo y disminuyendo la del más noble.

La extensión de la corrosión debida a acoplamiento galvánico depende de:

- Diferencia de potencial entre los dos metales (series galvánicas).


- Naturaleza del medio (conductividad).
- Relaciones geométricas.
- Características de polarización.

Mediante las series galvánicas se pueden conocer las diferencias de potencial


relativa entre los dos metales o aleaciones. Como ya se sabe, las series galvánicas, son
disposiciones ordenada de metales y aleaciones, de acuerdo con sus potenciales reales,
medidos en un determinado medio. La más conocida es la serie en agua de mar.

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Conforme más alejados estén dos metales o aleaciones en la serie galvánica, en


principio, mayor tendencia habrá a la corrosión galvánica.

La naturaleza y la agresividad del medio, fundamentalmente su conductividad,


determinan en gran medida el grado de corrosión galvánica. Usualmente el metal con
menor resistencia en el medio es el que actúa como ánodo del par bimetálico.

Los factores como el área de los dos metales en contacto y la distancia entre
ellos también afectan a la corrosión galvánica.

Los métodos de control de la corrosión galvánica son:

- La apropiada selección de los materiales en contacto.


- El aislamiento eléctrico entre ellos, y, si hay que emplear obligatoriamente
dos materiales distintos,
- El uso de combinaciones metálicas en las cuales la superficie del metal o
aleación más activo sea mayor que la del metal más noble.

3.3.3. Corrosión en hendiduras


La corrosión en hendiduras consiste en un ataque localizado del metal en
delgadas ranuras, resquicios o hendiduras existente en el propio metal, entre dos
superficies metálicas o entre el metal y un material no metálico (figura 3.3.3.1).
También ocurre debajo de los depósitos de suciedad, productos de corrosión, etc., que
crean condiciones estancas, llamándose entonces corrosión bajo los depósitos.

Figura 3.3.3.1. Corrosión en hendiduras.

La corrosión en hendiduras aparece frecuentemente en materiales que basan su


resistencia a la corrosión en la formación de una película de óxido (metales pasivables),
tales como el aluminio, el magnesio, el titanio y los aceros inoxidables.

La lucha contra la corrosión en hendiduras se basa, principalmente, en:

- Una apropiada selección del material.


- Un diseño adecuado para eliminar la existencia de hendiduras.
- Un buen servicio de mantenimiento para conservar las superficies limpias.

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Un caso especial de corrosión en hendiduras es la corrosión filiforme, que


consiste en el ataque en forma de filamentos que aparece en las superficies metálicas
esmaltadas o lacadas.

3.3.4. Corrosión por picaduras


La corrosión por picaduras consiste en un ataque localizado que se concentra en
zonas extremadamente pequeñas de la superficie metálica, mientras que el resto
permanece inalterada (figura 3.3.4.1).

Figura 3.3.4.1. Corrosión por picaduras.

Al igual que la corrosión por hendiduras, la corrosión por picaduras es frecuente


en metales y aleaciones que cubren su superficie con una película de óxido, exponiendo
al medio agresivo una superficie no homogénea, debido a diferencias metalúrgicas de
composición, estructurales, etc.

Es una de las formas de corrosión más destructiva e insidiosa. Puede causar la


destrucción de equipos y estructuras mediante perforación, con muy pequeñas pérdidas
de peso. Es difícil de detectar y de medir cuantitativamente.

La corrosión por picaduras tiene lugar por un proceso de nucleación y


crecimiento. Aunque se conocen los factores que afectan a la iniciación de las
picaduras, el mecanismo de nucleación es aún desconocido.

Se conoce que para que se produzca la nucleación de las picaduras en la


superficie pasiva de un metal deben cumplirse las siguientes condiciones:

1. Deben estar presentes iones agresivos tales como cloruros, bromuro y otro,
en una concentración superior a un cierto valor crítico.
2. El potencial electroquímico debe ser superior a un cierto valor, que se
denomina potencial de nucleación de picaduras.

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3. Debe sobrepasarse un cierto período, que se denomina inducción.

El crecimiento de las picaduras ocurre por un mecanismo similar al de la


corrosión en hendiduras. Los métodos que se emplean para combatir la corrosión por
picaduras son los mismos que para la corrosión por hendiduras.

3.3.5. Corrosión intergranular


La corrosión intergranular consiste en el ataque preferente de los límites de
grano del metal o de las zonas adyacentes a los límites de grano, con pequeña corrosión
de los granos (figura3.3.5.1).

Figura 3.3.5.1. Corrosión intergranular.

Puede ocurrir debido a la existencia de impurezas en los límites de grano, o por


el enriquecimiento o empobrecimiento de uno de los elementos de aleación en las zonas
adyacentes. La fuerza conductora es el gradiente de potencial que aparece entre los
límites de grano, o una delgada zona adyacente a ellos, y el resto del metal.

La corrosión intergranular puede aparecer en un gran número de materiales


metálicos, tales como las aleaciones de aluminio, cobre, en aceros inoxidables
austeníticos y ferríticos, en aleaciones ricas en cromo y en aleaciones base níquel.

En los aceros austeníticos, la corrosión intergranular es particularmente


importante, estando aceptado, actualmente, que se debe a la precipitación de carburos de
cromo del tipo Cr23C6 en los límites de grano, cuando el acero se expone, durante un
cierto tiempo, a temperaturas comprendidas entre 450 y 800 ºC. Esta precipitación de
carburos produce un empobrecimiento en cromo de la zonas adyacentes a los límites de
grano, (figura 3.3.5.2), los cuales quedan así muchos menos resistentes a la corrosión en
medios agresivos.

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Figura 3.3.5.2. Límite de grano sensibilizado en un acero austenítico.

Para evitar la corrosión intergranular en los aceros inoxidables austeníticos,


pueden emplearse tres métodos:

1. Tratamiento térmico de solubilización, a 1050-1100 ºC, disolviéndose los


carburos precipitados, seguido de un enfriamiento brusco, que evita que
vuelvan a formarse.
2. La reducción del contenido de carbono por debajo del 0.03%. Ello disminuye
la posibilidad de formación de carburos, aunque no la elimina totalmente.
3. La adición de titanio o niobio. Estos elementos, denominados
estabilizadores, tienen más afinidad por el carbono que el cromo, con lo que
se forman carburos de titanio y de niobio, disminuyendo el porcentaje de
carbono en solución y evitándose, por tanto, la formación de carburos de
cromo.

Cabe destacar algunas de las variantes de la corrosión intergranular:

- Corrosión en filo de cuchillo: es una variante en aceros estabilizados y


aparece como una línea delgada y recta a lo largo de la unión metal base-
metal de aportación (figura 3.3.5.3).

Figura 3.3.5.3. Corrosión en filo cuchillo.

- Exfoliación o corrosión laminar: ocurre en materiales laminados,


comúnmente en aleaciones de aluminio-cobre. Consiste en un ataque
intercristalino de los límites de grano alargados por efecto de la deformación,
originando la separación del metal en capas, como consecuencia de la
presión ejercida por los productos de corrosión (figura 3.5.3.4).

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Figura 3.5.3.4. Corrosión laminar.

3.3.6. Corrosión selectiva


La corrosión selectiva o desaleación es una forma de corrosión en la que uno o
más componentes de la aleación se ataca preferentemente, quedando un residuo poroso
que puede conservar la forma primitiva de la aleación.

Puede ocurrir también la corrosión de todos los componentes de la aleación,


quedando uno o más redepositados.

Se detectó en los latones (descincificación o descincado). Puede ocurrir en tapón


o en capa (figura 3.3.6.1).

Figura 3.3.6.1. Corrosión selectiva.

En las fundiciones, el fenómeno se denomina corrosión grafítica o grafitización (


el que el hierro se ataca preferentemente convirtiéndose en herrumbre, que, junto con
las láminas de grafito, forma una masa esponjosa).

El principal remedio para este tipo de deterioro es el empleo de aleaciones más


resistentes. Así, por ejemplo, en el caso de los latones, la adición de pequeñas
cantidades de arsénico o de antimonio la evitan totalmente.

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3.3.7. Corrosión erosión


La corrosión erosión o corrosión con erosión es el incremento en la velocidad de
deterioro de un metal o aleación debido al movimiento relativo entre éstos y un fluido
corrosivo (figura 3.3.7.1).

Figura 3.3.7.1. Corrosión erosión.

Ocurre en metales y aleaciones expuestos a fluidos en movimiento, cuando las


capas protectoras que protegen al metal (películas pasivas, productos de corrosión, etc.)
son removidas por la acción mecánica de un líquido o un gas, exponiéndose
continuamente la superficie metálica.

Con frecuencia el ataque aparece en forma de picaduras anchas y poco


profundas, con fondo liso y superficie brillante, mostrando una cierta direccionalidad. A
veces estas picaduras presentan una forma característica de herradura, miliar a la de un
caballo que corriese corriente arriba.

Los métodos para reducir la corrosión con erosión se basan en:

- Un diseño adecuado.
- El empleo de materiales más resistentes.

Cabe destacar dos variantes de la corrosión erosión:

1. Cavitación: es un forma especial de corrosión con erosión causada por la


formación y posterior colapso de burbujas de vapor en el seno de un líquido,
cerca de la superficie metálica (figura 3.3.7.2).

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Figura 3.3.7.2. Cavitación.

2. Corrosión por fricción o por frotamiento: es el deterior que se produce entre


dos cuerpos sólidos, de los que uno o ambos son metálicos, y que, sin
lubricante y bajo presiones normales, deslizan levemente uno sobre el otro
(figura 3.3.7.3).

Figura 3.3.7.3. Corrosión por fricción.

3.3.8. Corrosión bajo tensión


La corrosión bajo tensión se produce por la acción conjunta de un agente
corrosivo específico y de tensiones de tracción.

La mayoría de las aleaciones son susceptibles a este fenómeno, pero,


afortunadamente, el número de combinaciones aleación-medio agresivo que lo origina
es limitado.

Las grietas pueden seguir caminos intergranulares o transgranulares y,


frecuentemente, tienen tendencia a ramificarse (figura 3.3.8.1).

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Figura 3.3.8.1. Corrosión bajo tensión.

Los medios que se emplean para combatir la corrosión bajo tensión son:

- Los tratamientos térmicos de alivio de tensiones.


- La eliminación de la especie crítica agresiva.
- La selección de un material más resistente.

Las características de la corrosión bajo tensión son las siguientes:

- La corrosión bajo tensión requiere la presencia de una tensión de tracción


crítica mínima.
- El agrietamiento, desde el punto de vista macroscópico, es frágil, mientras
que el fallo de la misma aleación en ausencia del medio corrosivo sería, en
general, dúctil.
- La corrosión bajo tensión ocurre en determinadas aleaciones, sólo en medios
corrosivos muy específicos.

3.3.9. Corrosión fatiga


La fatiga con corrosión es el agrietamiento de un metal como resultado de la
acción combinada de un medio corrosivo, que en este caso no necesita ser específico, y
de tensiones cíclicas.

El daño causado es, en general, mayor que la suma de los daños que causan la
corrosión y la fatiga si actúan por separado. Las grietas debidas a fatiga con corrosión
son típicamente transgranulares, conteniendo producto de corrosión e iniciándose, a
menudo, en picaduras formadas por corrosión en la superficie del metal.

Una de las características de la corrosión-fatiga o fatiga con corrosión en el caso


de los aceros en la ausencia de un “límite de fatiga”, como se muestra en la figura
3.3.9.1.

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Figura 3.3.9.1. Corrosión fatiga.

Los métodos de protección contra la fatiga con corrosión son los mismo que se
emplean para luchar contra la fatiga, es decir, los tratamientos que introducen tensiones
de compresión en la superficie de las piezas (la nitruración, la cementación, etc.).

3.3.10. Daño por hidrógeno


El daño por el hidrógeno se puede definir como el daño mecánico causado a u
metal por la presencia de hidrógeno o por interacción con el mismo.

El hidrógeno atómico puede haberse formado sobre el metal por un proceso de


corrosión, o por corrosión de un metal más activo que él, con el cual estaba en contacto.
También puede haber entrado en el metal durante alguna etapa del proceso de
fabricación, como el decapado, la electrodeposición o la soldadura.

Los dos daños más comunes por el hidrógeno son:

1. Ampollamiento por hidrógeno: se produce al difundirse el hidrógeno


atómico en los metales y concentrarse en pequeños defectos, tales como
microporos, formando moléculas de hidrógeno. Si éstas no pueden
difundirse, la presión del gas dentro del defecto aumenta, pudiendo originar
deformación local y, en casos extremos, destrucción de la pared metálica
(figura 3.3.10.1).

Figura 3.3.10.1. Ampollamiento.

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2. Fragilización por hidrógeno: ocurre también como consecuencia de la


entrada de hidrógeno en el metal, el cual parece ser que bloquea el
movimiento de las dislocaciones, por concentrarse en sus cercanías y
anclarlas, o se combina con algunos elementos, formando hidruros,
dificultanto el flujo pláctico y dan lugar a una pérdida de ductilidad del metal
(figura 3.3.10.2).

Figura 3.3.10.2. Fragilización.

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3.4. El aluminio y sus aleaciones

El aluminio es el tercer elemento más común encontrado en la corteza terrestre.


Los compuestos de aluminio forman el 8% de la corteza de la tierra y están presentes en
la mayoría de las rocas, de la vegetación y de los animales. En estado natural se
encuentra en muchos silicatos (feldespatos, plagioclasas y micas). Como metal se extrae
del mineral conocido con el nombre de bauxita, por transformación primero en alúmina
mediante el proceso Bayer y a continuación en aluminio mediante electrólisis.

Gracias a una buena combinación de propiedades, que a continuación


explicaremos, es el metal más utilizado después del acero. El principal inconveniente
para su obtención reside en la elevada cantidad de energía eléctrica que requiere su
producción. Este problema se compensa por su bajo coste de reciclado y su dilata vida
útil.

El aluminio pertenece al grupo de los que se denominan metales ligeros, es


decir, metales que tienen una densidad menor de 4.5 kg/dm3. Otros metales ligeros son
el magnesio, titanio y berilio.

Entre sus propiedades físicas cabe destacar que es de color metálico, ligeramente
azulado, que tiene una densidad de 2.7 kg/dm3, es decir, tres veces inferior a la del
acero. Cristaliza en la estructura CCC (Cúbica Centrada en las Caras). Tiene buenas
condiciones de ductilidad y conformabilidad, gran resistencia a la corrosión y una
elevada conductividad térmica y eléctrica. Es un metal no tóxico ni magnético, que no
desprende chispas al chocar con otros metales.

En cuanto a propiedades mecánicas se refiere, en estado puro tiene una


resistencia a la tracción de 90 MPa y alargamiento del 40%. Sin embargo, mediante la
adición de elementos de aleación y mediante la deformación en frío puede alcanzar,
después del tratamiento térmico adecuado, resistencias a la tracción próximas a los 700
MPa.

Unas de las características más importantes del aluminio es su maquinabilidad y


su aptitud para sufrir cualquier tipo de trabajo de conformación. Pueden fundirse
fácilmente (a 660ºC), laminarse en chapas del espesor que se desee, estamparse,
embutirse, forjarse y extruirse, obteniéndose piezas de las formas más diversas.

Las aplicaciones del aluminio se basan principalmente en su ligereza, buena


conductividad eléctrica, resistencia a la corrosión (autopasivado) y poder reflectante de
los rayos luminosos. Por su ligereza se emplea en la construcción de estructuras
metálicas, en las industrias aeronáutica, automovilística y ferroviaria y en la elaboración
de objetos en los que se requiere poco peso. Por su conductividad eléctrica se emplea
como conductor en líneas de alta tensión, formando cables con alma de acero, que les
comunica resistencia mecánica. Por su resistencia a la corrosión se emplea en utensilios

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de cocina, en forma de láminas para envolver alimentos y en perfilería de ventanas.


Paradójicamente, el aluminio tiene una gran afinidad por el oxígeno, de ahí su uso como
desoxidante en la fabricación del acero y en ciertos tipos de soldaduras in situ
(soldadura aluminotérmica: mezclas de óxido de hierro + aluminio en polvo, que al
reaccionar desprenden mucho calor, por lo que se reduce el óxido de hierro y el hierro
metálico obtenido se vuelve líquido). En este mismo sentido, se usa como combustible
sólido como combustible de cohetes. Por el lado negativo, esta afinidad del aluminio
por el oxígeno es un problema en el moldeo del aluminio, ya que reacciona con
facilidad con la humedad, dando hidrógeno, que origina porosidad en las piezas
moldeadas. Por último, por su poder reflectante, se utiliza, en reflectores, y, en forma de
polvo fino, en la fabricación de pinturas (metalizado).

3.4.1.1. Normas UNE

En el sistema de Normas UNE, se distingue, a efectos de la designación


simbólica y numérica, entre aleaciones de aluminio para moldeo y forja. En la
actualidad, la designación simbólica y numérica de las aleaciones de aluminio de
moldeo en normas UNE, aún no se han renovado a la normativa europea (EN), por lo
que siguen vigentes las normas UNE (UNE 38200 y UNE 38201). Por esta razón, no se
desarrolla esta normativa en este trabajo, que se espera cambien en un futuro cercano.

Por el contrario, las designaciones simbólica y numérica de las aleaciones de


aluminio para forja ya han sido actualizadas a normas UNE-EN.

La designación numérica (UNE-EN 573-1:2005) es una norma europea que


describe un sistema de designación europeo del aluminio y de las aleaciones de
aluminio para forja, basado en un sistema internacional de designación y procedimiento
de obtener tal designación internacional. Está de acuerdo con la “Recomendación” de
fecha 15 de diciembre de 1970, revisada en marzo de 2002, sobre un Sistema de
designación internacional para el aluminio y las aleaciones de aluminio para forja,
editada por la Aluminium Association (AA).

La designación está constituida correlativamente por los siguientes elementos:

- El prefijo EN seguido de un espacio en blanco;


- La letra A, que hace referencia al aluminio;
- La letra W, que representa el hecho de ser productos de forja;
- Un guión;
- Una designación internacional consistente en cuatro dígitos que
representan la composición química y, si fuese necesario, una letra
que identifica una variante nacional.

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Esta designación es otorgada por la Aluminium Associaton (AA) por el


procedimiento del registro internacional.

Ejemplos: EN AW-5052

EN AW-5154ª

En cuanto a la designación simbólica (UNE-EN 573-2:1995), las designaciones


del aluminio y de las aleaciones de aluminio se basan en símbolos químicos,
normalmente seguido de dígitos que indican el grado de pureza del aluminio o el
contenido nominal del elemento considerado. Los símbolos químicos utilizados son los
de la nomenclatura internacional. Los números o dígitos que indican el grado de pureza
del aluminio, o el contenido nominal del elemento considerado, se basan en los límites
de composición proporcionados por la Norma UNE-EN 573-3. Normalmente, todas las
designaciones según esta codificación deben consignarse entre corchete a continuación
de la designación numérica.

Ejemplos: EN AW-1199 [Al 99.99]

EN AW-5052 [Al Mg2.5]

EN AW-2014 [Al Cu4SiMg]

EN AW-7050 [Al Zn6CuMgZr]

La designación de los estados de tratamiento es:

- F, en condiciones de recepción. Tal como queda una vez fabricado.


En el caso de productos forjados no hay límites en las propiedades
mecánicas.
- O, recocido. Se aplica a productos forjados que son recocidos para
obtener el estado de resistencia más bajo y a productos de moldeo
para mejorar la ductilidad y estabilidad dimensional. La letra O puede
ser seguida de un dígito distinto de cero.
- H, endurecido por deformación. Sólo para productos forjados, Indica
productos que han sido reforzados por endurecimiento por
deformación, con o sin tratamiento térmico suplementario para
reducir su resistencia. La letra H va seguida de dos o más dígitos.
- W, tratamiento térmico de solución. Aplicable a aleaciones que
maduran naturalmente después de meses o años después del
tratamiento de solución.
- T, tratamiento térmico de solución y maduración artificial. Se emplea
en aleaciones cuya resistencia es estable después de unas pocas
semanas del tratamiento de solución. La T es seguida de uno o varios
dígitos. Los más típicos son el T4 (maduración natural) y el T6
(maduración artificial).

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3.4.1.2. Norma americana

Al igual que en las normas españolas/europeas, se distinguen dos grandes


grupos: moldeo y forja.

Para moldeo, su designación numérica es de la forma (AA) Nxx.x, donde N=1 ,2


,3 ,5 ,6 ,7 ,8 y 9. A su vez, las diferentes series de aleaciones tienen como principal
elemento aleante los siguientes:

- 1*= Al puro
- 2* = Cu
- 3 = Si + (Cu ó Mg) + …
- 5* = Mg
- 6 = series no usuales
- 7* = Zn
- 8 = Sn
- 9 = otros elementos
(*) Indica que el elemento aleante de la denominación correspondiente al
primer número será el mismo que para las de forja.

Para forja, su designación numérica es de la forma (AA) NXXX, donde N=1, 2,


3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9. A su vez, las diferentes series de aleaciones tienen como principal
elemento aleante los siguientes:

- 1* = Al puro
- 2* = Cu
- 3 = Mn
- 4 = Si
- 5* = Mg
- 6 = Mg + Si
- 7* = Zn
- 8 = Sn
- 9 = otros elementos
(*) Indica que el elemento aleante de la denominación correspondiente al
primer número será el mismo que para las de moldeo.

Del mismo modo que en la designación UNE-EN, a la designación anterior le


puede seguir una letra y 1, 2 o 3 cifras, que indican el estado de tratamiento térmico, con
el mismo significado que en las normas UNE-EN anteriormente descritas.

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3.4.2. Principales tipos de aleaciones

Como el aluminio es un metal mecánicamente débil, se alea con una gran


variedad de elementos (Cu, Cd, Zn, Mg, Ni, Fe, Si, Ti, Cr) que le comunican mejores
características mecánicas, mayor facilidad de moldeo, y mejor conformación en frío o
en caliente. Los elementos de aleación son, en general, poco solubles en aluminio,
formando compuestos intermetálicos que desempeñan un papel importante en las
características de la aleación. Según el fin a que se destinan, las aleaciones de aluminio
se subdividen en dos grupos, aleaciones para moldeo y aleaciones para forja.

3.4.2.1. Aleaciones de aluminio para moldeo


Las más importantes son las aleaciones de aluminio-silicio. En la figura 3.4.2.1.1
se muestra parte del diagrama Al-Si. Aunque la solubilidad del silicio en el aluminio
decrece con la temperatura, estas aleaciones no suelen responder al tratamiento térmico
de envejecimiento. Sin embargo, la adición de pequeñas cantidades de Mg o Cu hace
que respondan perfectamente al tratamiento de maduración o envejecimiento.

Figura 3.4.2.1.1. Diagrama Al-Si.

Las aleaciones de Al-Si presentan una excelente colabilidad y buena resistencia


a la corrosión. La aleación más típica es la que contiene un 12%Si, que corresponde
aproximadamente a la composición eutéctica.

Las piezas de Al-Si de moldeo, que, por sus características de tamaño (grande) y
procedimiento de moldeo (en arena), no pueden ser enfriadas rápidamente, presentan
una estructura con silicio grosero (eutéctico divorciado), no deseable. Pueden, sin
embargo, ser sometidas a un tratamiento de “modificación” para mejorar su estructura.
El proceso de modificación consiste en la adición de productos como el sodio (o sus
sales) o el estroncio, en muy pequeña cantidad, durante la colada. Con ello se consigue

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una distribución fina de los cristales de silicio, lo cual mejora extraordinariamente las
propiedades mecánicas y la maquinabilidad.

3.4.2.2. Aleaciones de aluminio para forja


Las aleaciones para forja 1xxx, 3xxx, 5xxx y 4xxx no son endurecibles por
maduración o envejecimiento. Las aleaciones de la series 2xxx, 6xxx y 7xxx son
endurecibles por maduración o envejecimiento. Aunque se obtienen resistencias
específicas excelentes con estas aleaciones endurecibles, la cantidad de precipitado que
puede formar es limitada. Además, no logran utilizarse a temperatura por encima de
175ºC, una vez envejecida.

Se describen, a continuación, las más importantes: Al-Mg, Al-Cu, Al-M-Si y Al-


Zn.

3.4.2.2.1. Aleaciones de aluminio-magnesio (5xxx)

Estas aleaciones son, en general, monofásicas y presentan buena


conformabilidad y resistencia a la corrosión. Una aleación muy conocida es la Al-
4.5%Mg = AA 5083 muy usada en la industria criogénica para recipientes de gases
licuados.

Son endurecibles por alguno/s o todos los siguientes mecanismos, a excepción


del tratamiento de maduración o envejecimiento:

- Dispersión de partículas de 2ª fase


- Deformación en plástica en frío
- Solución sólida
- Afino de grano

3.4.2.2.2. Aleaciones de aluminio-cobre (2xxx)

Es el grupo más conocido. La figura 3.4.2.2.2.1 muestra la región del diagrama


de equilibrio Al-Cu rica en aluminio. Puede verse que la solubilidad máxima del cobre
en el aluminio es de 5.65% a 548ºC, disminuyendo hasta el 0.45% a 300ºC. Por
consiguiente, las aleaciones cuyo contenido en cobre esté comprendido entre el 2.5 y el
5% aproximadamente, pueden tratarse térmicamente, aumentando su dureza mediante
endurecimiento por precipitación.

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Figura 3.4.2.2.2.1. Diagrama Al-Cu.

Entre las aleaciones de Al-Cu para forja, son muy conocidos los llamados
duraluminio, que contienen aproximadamente un 2.5-4.5% de cobre. Su tratamiento
típico de maduración o envejecimiento consiste en (i) un tratamiento de solubilización,
por debajo de la temperatura eutéctica, seguido de (ii) enfriamiento brusco en agua; (iii)
posteriormente, envejecen, bien a temperatura ambiente (envejecimiento o maduración
natural, T4) o por calentamiento a baja temperatura, alrededor de 150ºC
(envejecimiento o maduración artificial, T6).

Una aleación muy usada es la Al-4Cu-1Mg =L-3140-T4, que corresponde a la


designación americana AA 2024-T4, que es muy usada en aeronáutica.

3.4.2.2.3. Aleaciones de aluminio-magnesio-silicio (6xxx)

El silicio y el magnesio se combinan entre sí para formar el compuesto siliciuro


magnésico (Mg2Si), el cual, a su vez, forma el eutéctico simple con el aluminio. La
región rica en aluminio del diagrama de equilibrio correspondiente a este sistema se
muestra en la figura 3.4.2.2.3.1. Estas aleaciones alcanzan su máxima resistencia
cuando se las somete a un tratamiento de envejecimiento artificial que da lugar a la
precipitación del Mg2Si.

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Figura 3.4.2.2.3.1. Diagrama Al-Mg-Si .

Se caracterizan por su excelente resistencia a la corrosión. Las aleaciones de


aluminio-magnesio-silicio presentan resistencia a la tracción y a la corrosión próximas
a las de las aleaciones de aluminio-cobre. Se emplean en la industria aeronáutica,
perfilería de cierres de ventanas, etc.

3.4.2.2.4. Aleaciones de aluminio-zinc (7xxx)

Las aleaciones comerciales contienen, además de Zn (6%), Mg (3%) y Cu


(1.5%). Son las aleaciones de aluminio que presentan la mejor resistencia mecánica,
mediante tratamiento de envejecimiento. La industria aeronáutica hace amplio uso de
este tipo de aleaciones, que constituyen la serie AA-7XXX.

3.5. Corrosión del aluminio

Los materiales compuestos de matriz de aluminio con refuerzo discontinuo tienen


un elevado potencial para aplicaciones estructurales debido a sus excelentes propiedades
mecánicas combinadas con una baja densidad. Hasta hace relativamente poco tiempo, el
interés mostrado por la resistencia a la corrosión era escaso, ya que en este tipo de
materiales priman las propiedades mecánicas.

Muchas de las propiedades de los MMCs, resultan de la combinación del refuerzo


y de la matriz, pudiendo ser estimadas muchas veces por la regla de las mezclas. Sin
embargo, la resistencia a la corrosión no está gobernada por esta regla y por tanto puede
ser significativamente diferente de lo que cabría esperar a partir del comportamiento a la
corrosión de los constituyentes por separado. El efecto del acoplamiento galvánico de
diferentes materiales debe ser considerado, y también la naturaleza de la intercara entre

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el refuerzo y la matriz. Contaminantes microestructurales y residuos procedentes de la


fabricación también pueden afectar significativamente en la corrosión. Por tanto, la
selección de los constituyentes y el diseño de los métodos de fabricación deben de ser
tenidos en cuenta.

Previamente al estudio de la corrosión de los materiales compuestos de aluminio,


conviene tener en cuenta el comportamiento del aluminio y sus aleaciones
convencionales frente a la corrosión, para así poder analizar de forma más precisa el
efecto de la adición del refuerzo en la resistencia a la corrosión de estos materiales.

3.5.1. Corrosión del aluminio y sus aleaciones


El aluminio es un metal altamente reactivo y, dentro de los metales con
aplicaciones estructurales solamente el berilio y el magnesio tienen una reactividad
mayor. La alta resistencia a la corrosión que presenta se debe a la formación de una
película compacta y adherente de óxido sobre su superficie, que es capaz de regenerarse
inmediatamente en la mayoría de ambientes.

Así por ejemplo, para superficies recién desbastadas, en pocos minutos se forma
una capa inicial de óxido de aluminio de 1 nm de espesor con una alta capacidad de
protección y que puede llegar a alcanzar varias decenas de nanómetros con el paso de
los años si se encuentra en contacto con la atmósfera. En el caso de soluciones aireadas,
se produce una capa de óxido de 5 nm de espesor, constituida principalmente por óxidos
amorfos.

El carácter compacto y adherente de ésta película se debe a que tiene un


volumen molecular aproximado de 1.5 veces el del aluminio, por lo que está en un
estado de compresión y puede resistir una cierta deformación del sustrato sin romperse.

Algunos autores, indican que el primer compuesto formado es el hidróxido de


aluminio, que se hidrata con el tiempo dando lugar a un óxido hidratado o mezcla de
distintos óxidos. Esta película tiene un espesor aproximado de 40 a 50 ̇ , dependiendo
del pH y de la temperatura del medio en que se haya formado, y está constituida por dos
capas; una interna y otra externa. La capa interna compacta y amorfa, está en contacto
con el metal y está formada por alúmina (Al3O2). Su grosor viene dado en función de la
temperatura del entorno independientemente de que el aluminio esté expuesto a
oxígeno, aire seco o aire húmedo. Por encima de esta capa interna hay una capa más
gruesa y permeable formada por la reacción entre el medio y la capa interna. Esta, está
constituida por dos óxidos de aluminio hidratados (boehmita y hidrargelita), cuya
morfología depende principalmente de la temperatura.

La mayoría de interpretaciones sobre procesos de corrosión de Al han sido


desarrolladas en términos de las propiedades químicas de estas dos capas de óxido. Por
tanto, el proceso de corrosión vendrá dado en función de la estabilidad de esta capa
pasiva, la cual viene reflejada por el diagrama de Pourbaix, figura 3.5.1.1. Según éste, el

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aluminio permanece pasivado o protegido por esta película en el intervalo de pH entre 4


y 8.5 (estabilidad de la hidrargerita), siendo únicamente posibles fenómenos de
corrosión localizada (picaduras y corrosión intergranular). Fuera de dicho intervalo, la
capa de óxido se disuelve por corrosión uniforme, resultando más grave en medio ácido
que en medio alcalino.

Figura 3.5.1.1. Diagramas de Pourbaix, donde se muestra la pasivación del aluminio por
las películas de hidrargerita (a) y boehmita (b).

Estos límites de pH pueden variar con la temperatura, con la naturaleza


específica del óxido presente y por la presencia de sustancias que puedan formar
complejos con el aluminio. Fuera de estos límites, el aluminio se corroe debido a que su
óxido se disuelve dando lugar a iones Al3+ inicialmente e iones AlO2- posteriormente.

Sin embargo, el fenómeno de corrosión más importante para el aluminio y sus


aleaciones no es el ataque generalizado sino la corrosión por picadura, ya que el ataque
se localiza en un área muy reducida profundizando con mucha mayor rapidez.

Este tipo de ataque sólo se produce cuando el material opera a un potencial


(potencial de corrosión, Ecorr) superior a un cierto valor crítico, que se conoce como
potencial de picadura (Epic), por debajo del cual la picadura pierde su actividad. Su valor
depende de varios factores: tipo de anión agresivo y su concentración, composición del
material metálico, pH, temperatura y geometría de la superficie.

Normalmente el anión agresivo es un ión haluro, concretamente el ión Cl-, muy


habitual en aplicaciones próximas al agua de mar, ya que con otro tipo de aniones no se
llega a superar el potencial de picadura.

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El mecanismo de ataque por picadura se suele dividir en las siguientes cuatro


fases:

1. Procesos que ocurren en la zona de la capa pasiva que está en contacto con el
medio.

2. Procesos en el interior de la capa pasiva.

3. Formación de picaduras metaestables por debajo del potencial de picadura que se


repasivan al poco tiempo.

4. Crecimiento de picaduras estables por encima del potencial de picadura.

Las dos primeras etapas conllevan la rotura de la capa protectora y dependen


principalmente de la composición y estructura de la capa de óxido, de la composición
del electrolito y de la temperatura. Sin embargo, el mecanismo por el cual se produce
esta rotura no es del todo conocido, existiendo diferentes justificaciones al respecto.

Así, por ejemplo, algunos autores han tratado de relacionar la susceptibilidad a la


corrosión por picadura con las propiedades eléctricas de la capa pasiva. Esto se puede
justificar mediante un modelo de defectos puntuales, según el cual se asume que los
iones cloruro se incorporan a la capa pasiva ocupando vacantes aniónicas,
disminuyendo su número y aumentando el de vacantes catiónicas. De esta forma,
cuando se acumulan suficientes vacantes catiónicas se produce la rotura de la capa
protectora. Por tanto, este mecanismo explica la picadura por incorporación del cloruro
en la capa pasiva.

Otras hipótesis sugieren que los iones cloruro se adsorben sobre la película de
óxido favoreciendo su posterior rotura. En cualquier caso, está claro que los iones Cl-
participan directamente en la formación de picaduras.

Por otro lado, se ha establecido la existencia de dos tipos de picaduras: estables y


metaestables en función del potencial aplicado. A potenciales inferiores pero próximos
al potencial de picadura se nuclean y crecen picaduras metaestables que pueden ser
repasivadas en pocos segundos. Su nucleación aumenta con la concentración de anión
Cl- y con la polarización anódica hasta el potencial de picadura.

Superado este potencial, las picaduras se convierten en estables y se favorece su


crecimiento. Su valor define, por tanto, el potencial máximo al que puede operar un
material sin que se formen picaduras de carácter estable y se favorezca la propagación
del ataque hacia el interior del mismo.

Respecto a los procesos químicos involucrados en la picadura, se sabe que en el


interior de ésta se forma una sal durante el periodo de crecimiento de la picadura. Lo
que no está tan claro es la composición de dicha sal, ya que algunos autores hablan de
AlCl3 y otros de oxicloruros Al(OH)2Cl y Al(OH)Cl2.

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Respecto al pH en el interior de la picadura, se han realizado diferentes medidas


obteniéndose valores comprendidos entre 1 y 3, debido a los protones generados por la
hidrólisis de los cationes Al3+. Mientras que alrededor de la picadura se ha observado un
aumento del pH debido a los OH- generados por la reacción de reducción del oxígeno.

3.5.2. Influencia de los elementos aleantes en la corrosión


Los principales elementos de aleación en las aleaciones de aluminio son: Cu, Si,
Mg, Zn y Mn, si bien en menores porcentajes existen frecuentemente como impurezas o
aditivos, Fe, Cr y Ti, y para aleaciones especiales Ni, Co, Ag, Li y Be. Su adición
favorece la formación de compuestos intermetálicos como fases secundarias
precipitadas que permiten obtener unas determinadas propiedades mecánicas o que
simplemente actúan como impurezas, afectando en cualquier caso al comportamiento
frente a la corrosión del material. Dependiendo de la composición de la aleación estos
compuestos intermetálicos pueden variar (Tabla 3.5.2.1).
Tabla 3.5.2.1. Ejemplos de compuestos intermetálicos presentes en aleaciones de aluminio.

El comportamiento frente a la corrosión de estos compuestos depende


principalmente de la diferencia de potencial entre ellos y la matriz. De este modo,
aquellas fases que son electroquímicamente más nobles que la matriz juegan el papel de
cátodos, mientras que la matriz circundante se disuelve al actuar como ánodo. Algunos
de estos compuestos intermetálicos disminuyen significativamente la resistencia al
ataque localizado, especialmente aquellos que contienen cobre y/o hierro, debido a su
marcado carácter catódico.

Por tanto, debido a la naturaleza electroquímica de la mayoría de procesos de


corrosión, es de vital importancia conocer los potenciales de corrosión de las diferentes
aleaciones de aluminio, y dentro de una aleación los diferentes potenciales de corrosión
de las fases presentes. Así por ejemplo, Buchheit, calculó valores de potencial para
varios compuestos intermetálicos sumergidos en NaCl con el fin de poder hacer
predicciones sobre la formación de celdas galvánicas en aleaciones de aluminio.

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Por otra parte, Nisancioglu, demostró que compuestos intermetálicos ricos en Fe,
tales como Al3Fe, α-Al(Fe,Mn)Si y -AlFeSi actúan como zonas catódicas donde se
produce la reducción del oxígeno. Y al igual que Golubev, también encontró que para
potenciales próximos a Ecorr se produce la disolución selectiva del aluminio
enriqueciéndose en hierro los cristales de Al3Fe. También observó que la presencia de
Mn o Si en estos compuestos reduce el efecto del hierro sobre las reacciones anódicas y
catódicas.

En los compuestos intermetálicos con cobre, Mazurkiewicz, observó que, a pesar


de su carácter catódico, el Al2Cu se disolvía formando Al3+ y Cu2+, con posterior
reducción de este último sobre la superficie de la aleación, dando al proceso de
corrosión un carácter autocatalítico que acelera la degradación del material.

Buchheit estudió el comportamiento de dos tipos de intermetálicos presentes en la


aleación AA2090, encontrando dos tipos de picaduras. Las del primer tipo estaban
asociadas a la disolución del compuesto intermetálico Al2CuLi, mientras que las del
segundo tipo se debían a la disolución de la matriz próxima al compuesto intermetálico
AlCuFe.

Hay otros muchos compuestos intermetálicos que parecen no tener ningún efecto
sobre la corrosión, como por ejemplo AlMgMn, AlMnCr y AlMnSi, los cuales no son
catódicos respecto a la matriz. Sin embargo, se espera que sean zonas preferentes para la
aparición de picaduras, ya que la disolución de estas partículas produciría pequeñas
oquedades donde se puede producir la concentración de especies agresivas.

En cuanto a las distintas aleaciones de aluminio, se debe de hacer notar, la


presencia del silicio como fase secundaria en aleaciones de forja de la serie 4xxx y en
aleaciones de moldeo de las series 3xx.x y 4xx.x. El silicio es catódico respecto a la
matriz rica en aluminio por varios cientos de milivoltios. Sin embargo, los efectos en la
corrosión son mínimos debido a la baja densidad de corriente como resultado de una
alta polarización de las partículas de silicio.

Las aleaciones 3xx.x están fuertemente influenciadas por el contenido en cobre,


el cual alcanza hasta el 5 % en algunos casos, ya que favorece la formación de
compuestos intermetálicos fuertemente catódicos con respecto a la matriz. También es
habitual encontrar níquel en estos compuestos intermetálicos, ya que en las aleaciones
3xx.x se suele añadir para mejorar el comportamiento en aplicaciones a elevadas
temperaturas. Este, al igual que el cobre, tiene un elevado carácter catódico.

Algunos autores justifican la aparición de picaduras por una alcalinización


localizada alrededor de los compuestos intermetálicos con comportamiento catódico
respecto a la matriz, ya que para un pH por encima de 8.5 la capa pasiva se disuelve.
Además, la reducción catódica se confina en la proximidad de estas áreas ya que la capa
pasiva que exhibe el aluminio presenta baja conductividad electrónica.

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Sin embargo, a pesar de los estudios reseñados, aún son necesarios más estudios
sobre el tema, ya que no basta con conocer el carácter electroquímico de los compuestos
intermetálicos, sino que también existen otros factores, como la geometría de estas fases
secundarias, que puede influir notablemente en la susceptibilidad a la picadura de la
aleación y que no se ha tenido muy en cuenta hasta el momento.

3.5.3. Resistencia a la corrosión de materiales compuestos de


matriz de aluminio con refuerzo de carburos y nitruros
Todos estos materiales han sido típicamente diseñados para obtener una mejora
de propiedades mecánicas pero no para ser resistentes a la corrosión.
Consecuentemente, algunos de estos materiales poseerán muy baja resistencia a la
corrosión en ambientes poco severos, debido a que la presencia del refuerzo aumenta la
densidad de heterogeneidades y, por tanto, impide la continuidad de la capa de alúmina
protectora.

Los estudios realizados en los materiales compuestos Al/SiC el ataque localizado


por picadura es el fenómeno de corrosión más común, probablemente debido a:
1. Los puntos de acumulación de energía debida a los procesos de elaboración y los
consiguientes campos de deformación que se asociarían a la intercara
matriz/refuerzo.
2. La precipitación de aleantes de la matriz para generar fases secundarias; que
nuclean preferentemente en las intercaras Al/SiC.
3. La imposibilidad de la formación de una película continúa de óxido protector en
puntos preferenciales de la superficie, lo cual puede ser consecuencia de los dos
casos anteriores y además por la modificación microestructural producida tanto
por los tratamientos térmicos como por el procesado.

El estudio de compuestos reforzados con SiC pone de manifiesto que mientras


que en medios clorurados aireados se da corrosión galvánica, esta no se produce en
medios desaireados. En estos últimos la reducción de protones por sí sola no es capaz de
polarizar al composite hasta el potencial de picadura (Epic), siendo necesaria la reacción
de reducción de oxígeno para que esto ocurra. Sin embargo, en medios aireados el
potencial de corrosión (Ecorr) se sitúa muy cercano al Epic, produciéndose la corrosión
localizada.

Se puede afirmar, por los estudios realizados hasta el momento que el SiC influye
en el comportamiento frente a la corrosión de los MMCs, actuando como lugar
preferente para la precipitación de compuestos intermetálicos, durante la fabricación y
los tratamientos térmicos. Además, impide la formación de una capa compacta, continua
y adherente sobre toda la superficie, por lo que, el comportamiento frente a la corrosión
de estos materiales siempre es inferior al de la aleación sin reforzar.

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Igualmente, estudios recientes ponen de manifiesto que la resistencia a la


corrosión en composites de aluminio reforzados con NB, viene determinada entre otros
factores, por el tanto por ciento en peso del refuerzo. La resistencia a la corrosión
decrece con el aumento del porcentaje de nitruros, debido a que éstas actúan como
refuerzos de las heterogeneidades existentes, dificultando a nivel local la formación de
la capa de óxido protector.

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4. Materiales empleados

4.1. Aluminios empleados

En los trabajos experimentales se utilizan quince tipos de aluminios,


diferenciándose según si la sinterización se ha hecho en vacío o en presencia de
amoníaco, el porcentaje de cera, el tiempo de sinterización, y, por último, según su
porcentaje de cobre o urea.

Las series de muestras a utilizar son las que se indican a continuación.

1. Al molido en vacío. Molido en vacío durante 10 horas. Todos los polvos que se
dan a continuación han sido con posterioridad prensados a 850 MPa y
sinterizados a 650ºC durante una hora.

Se obtienen muestras cilíndricas con 3 tipos de composición en función del


porcentaje de cera utilizado:

Serie 1.- 1.5V_60S, preparadas con 1.5% ACP (Cera)

Serie 2.- 3V_60S, preparadas con 3% ACP (Cera)

Serie 4.- 4V_60S, preparadas con 4% ACP (Cera)

2. Al + Cu molido en vacío. Molido durante 10h en vacío. Todas las probetas de


las series que se dan a continuación se han prensado con posterioridad a 850
MPa y sinterizado a 650ºC durante 18 minutos.

Se obtienen muestras cilíndricas con 3 tipos de composición en función del


porcentaje de cobre utilizado:

Serie 5.- 3V_0.5Cu_18S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 0.5% Cu

Serie 3.- 3V_1Cu_18S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 1% Cu

Serie 6.- 3V_2Cu_18S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 2% Cu

3. Al + Cu molido en vacío. Molido durante 10h en vacío. Todas las probetas de


las series que se dan a continuación se han prensado con posterioridad a 850
MPa y sinterizado a 650ºC durante 60 minutos.

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Se obtienen muestras cilíndricas con 3 tipos de composición en función del


porcentaje del cobre utilizado:

Serie 10.- 3V_0.5Cu_60S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 0.5% Cu

Serie 11.- 3V_1Cu_60S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 1% Cu

Serie 12.- 3V_2Cu_60S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 2% Cu

4. Al molido en NH3 (1.3 bar). Molido durante 5h. Todas las probetas de las series
que se dan a continuación se han prensado con posterioridad a 850 MPa y
sinterizado a 650ºC durante 30 minutos.

Se obtienen muestras cilíndricas con 3 tipos de composición en función del


porcentaje de cera utilizado:

Serie 7.- 1.5A_30S, preparadas con 1.5% ACP (Cera)

Serie 8.- 3A_30S, preparadas con 3% ACP (Cera)

Serie 9.- 4A_30S, preparadas con 4% ACP (Cera)

5. Al + urea (U) molido en vacío. Molido durante 10h en vacío. Todas las probetas
de las series que se dan a continuación se han prensado con posterioridad a 850
MPa y sinterizado a 650ºC durante 30 minutos.

Se obtienen muestras cilíndricas con 3 tipos de composición en función del


porcentaje del cobre utilizado:

Serie 13.- 3V_1.1U_30S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 1.1% U

Serie 14.- 3V_2.1U_30S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 2.1% U

Serie 15.- 3V_5U_30S, preparadas con 3% ACP (Cera) y 5% U

4.2. Material para empastillado

Para someterlas a los distintos ensayos con la intención de determinar la


resistencia a la corrosión, las probetas han de ser empastilladas previamente.

Para ello se emplea la resina epoxi de bifenol A, mezclada con un endurecedor,


ambos suministrados por Struers, en proporciones de 90% y 10%, respectivamente.

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4.3. Otros materiales

Las muestras de los diferentes tipos de aluminios eran cilíndricas con una altura
de 14 mm aproximadamente. Se cortan de forma transversal a su eje, obteniéndose de
cada compacto 3 probetas de aproximadamente 4.5 mm de espesor.

El corte de la probeta se realiza con una cortadora de alta precisión, suministrada


por Struers, modelo SECOTOM-10, que utiliza disco de SiC de 100 mm de diámetro.
En la figura 4.3.1 se muestra la cortadora utilizada.

Figura 4.3.1. Cortadora de precisión.

En la tabla 4.3.1 se ven reflejados los valores de los parámetros utilizados para el
corte de los compactos objetos de este proyecto.

Tabla 4.3.1. Parámetros óptimos para el corte.

Velocidad de giro 3000 rpm


Velocidad de avance 0.070 mm/s

Las probetas obtenidas tras el corte se lijan en papeles de SiC de Nº 240, 600,
1200 y 2500, seguidas de un pulido en pasta de diamante (0.3 μm). Se termina la
preparación de la probeta mediante pulido en Magomet (MgO) hasta la visualización
clara de la porosidad presentada por la misma.

El cloruro sódico empleado ha sido suministrado por la empresa PANREAC


QUIMICA. Su denominación comercial es Sodium Chloride PRS- CODEX. En la tabla
4.3.2 se recogen las propiedades físicas y químicas.

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Tabla 4.3.2. Propiedades físicas y químicas del cloruro sódico.


PROPIEDAD VALOR
3
Densidad a 20 ºC, g/cm 2.7
Punto de Fusión, ºC 804
Punto de Ebullición, ºC 1413
Aspecto Cristales blancos
Solubilidad en agua a 20ºC, g/l 360
s

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5. Procedimiento experimental
5.1. Preparación de las muestras

En primer lugar, se cortan los compactos recibidos, con una cortadora de alta
precisión, obteniendo 3 probetas de cada compacto de unos 4.5 mm de espesor
aproximadamente.

Posteriormente se les hace un pequeño taladro en una de las caras de las probetas
para colocar un cable de cobre recubierto con aislante para, más adelante en el ensayo,
se pueda producir el paso de corriente eléctrica.

Una vez que ya se tienen las probetas con el cable, se empastillan, dejándolas 24
horas aproximadamente para el endurecimiento de la resina.

Las probetas obtenidas tras el empastillado se lijan en papeles de SiC de Nº 240,


600, 1200 y 2500, seguidas de un pulido en pasta de diamante (0.3 μm). Se termina la
preparación de la probeta mediante pulido en Magomet (MgO) hasta la visualización
clara de la porosidad presentada por la misma.

5.2. Ensayo potenciodinámico

Para la realización del ensayo potenciodinámico, se parte del potencial corrosivo


y se efectúa un primer barrido de potencial en el sentido de potenciales más nobles, a
una velocidad de 2 mV/s. Una vez sobrepasado el potencial de nucleación de picaduras,
y a una determinada densidad de corriente (50 mA/cm2), se invierte la dirección de
barrido de potencial hasta repasivar el aluminio (ensayos denominados de polarización
cíclica).

El conjunto utilizado para realizar el ensayo de polarización cíclica, puede verse


en la figura 5.2.1, consta de un sistema de medidas de corrosión, modelo 263A de
EG&G Princeton Applied Research Corporation, una célula de corrosión modelo
K0047. Todos los ensayos se realizan a unos 25ºC aproximadamente.

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Figura 5.2.1. Conjunto utilizado para la realización del ensayo potenciodinámico.

La célula K0047 (figura 5.2.2) es prácticamente igual a la indicada en la norma


ASTM G5. Consiste en un matraz cerrado de 1000 mL con cinco bocas, una de ellas
para el portaelectrodo de referencia, otra en el centro, para el electrodo de trabajo, otra
para la entrada/salida de gas purificador (que en el presente proyecto no se usa), y las
dos últimas para los electrodos auxiliares.

Figura 5.2.2. Célula K0047.

75
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

Como electrodo de referencia se emplea un electrodo de plata/cloruro de plata


3M, el cual se coloca en una disolución de cloruro potásico saturado, para evitar su
contaminación. Los electrodos son dos barras de grafito de alta densidad, dispuestas
simétricamente para asegurar una distribución uniforme de la corriente.

En cada uno de los ensayos realizados se determinan el potencial de corrosión


(Ecorr) y el potencial de picadura (Ep).

La secuencia empleada para realizar los ensayos es la siguiente:

1.- Verter en la célula 800 mL de una disolución al 5% p/p de cloruro sódico.


Colocar en ella el electrodo de referencia y los electrodos auxiliares.

2.- Desbastar la superficie de la probeta tal y como se ha indicado en el punto


5.1. Posteriormente, limpiar con agua destilada y alcohol etílico, y secar con aire
caliente.

3.- Introducir la muestra en la disolución, ajustando a 2mm, aproximadamente,


la separación entre ella y la punta del portaelectrodo de referencia.

4.- Poner en funcionamiento el ordenador y cargar el programa de polarización


cíclica. Primero se calcula el potencial de corrosión Ecorr. Para ello se deja estabilizar la
muestra durante una hora.

5.- Una vez obtenido el Ecorr, se procede al ensayo de polarización cíclica fijando
algunos parámetros. El potencial inicial (Ei) será de 0 V vs Ecorr, el potencial máximo
(EV) será -0.3 V, la densidad de corriente máxima (IT) será de 50 mA/cm2, el potencial
final (EF) será de 0 V vs Ecorr y, por último, la velocidad de barrido será de 2mV/s.

6.- Una vez finalizado el ensayo, desconectar el equipo, sacar la probeta de la


disolución, limpiarla con agua destilada y alcohol, y secar con aire caliente.

76
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

6. Resultados experimentales y discusión

6.1. Medida de la susceptibilidad a la corrosión por picaduras


Los ensayos electroquímicos para la medida de la susceptibilidad a la corrosión
por picaduras de los aluminios descritos en la sección 4.1 se realizan mediante el
método potenciodinámico, siguiendo el procedimiento indicado en el apartado 5.2, es
decir, partiendo del potencial de corrosión y realizando un primer barrido en el sentido
de potenciales más nobles. Una vez sobrepasada una determinada densidad de corriente
y un cierto potencial, se invierte la dirección del barrido de potencial, hasta repasivar el
aluminio (ensayo de polarización cíclica).

6.1.1. Aluminio molido en vacío (sinterizado durante una


hora)
Tras los ensayos realizados de las series 1, 2 y 4, Al molido en vacío, se observa
que existe un ligero aumento en la resistencia a corrosión por picadura conforme
aumenta el porcentaje de cera utilizado en la muestra. Esto se debe a que a mayor
porcentaje de cera, menor porosidad presenta la muestra, y menor discontinuidad, que
es lo que propicia la corrosión por picadura. Esto se hace notar en el potencial de
picadura menos negativo, es decir, el potencial de picadura de la serie 4 es el más
positivo, y en de la serie 1, el más negativo.

Conforme a lo anteriormente dicho, la gráfica 6.1.1.1 muestra las curvas de


polarización cíclica típica de las muestras correspondientes a las series 1, 2 y 4.

77
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4
Potencial (V)

Serie 1
-0,6
Serie 2
Serie 4
-0,8

-1

-1,2
Intensidad (A)

Gráfica 6.1.1.1. Curvas de polarización cíclica de las series 1, 2 y 4.

En la tabla 6.1.1.1 se detallan los potenciales de picadura, así como su media,


obtenidos en los ensayos.

Tabla 6.1.1.1. Potenciales de picadura serie 1.

Serie 1 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Media

Ep (V) -0,688 -0,676 -0,627 -0,663

Tabla 6.1.1.2. Potenciales de picadura serie 2.

Serie 2 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Media


Ep (V) -0,629 -0,633 -0,661 -0,641

Tabla 6.1.1.3. Potenciales de picadura serie 4.

Serie 4 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Probeta 4 Probeta 5 Media


Ep (V) -0,668 -0,67 -0,597 -0,533 -0,53 -0,5996

En la figura 6.1.1.1 se observan las picaduras en las probetas de las series 1, 2 y


4. Las series 2 y 4 presentan un menor número de picaduras, aunque éstas son de mayor
tamaño.

78
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

Figura 6.1.1.1.a. Figura 6.1.1.1.b.


Micrografía serie 1. Micrografía serie 2.

Figura 6.1.1.1.c.
Micrografía serie 4.

6.1.2. Aluminio + cobre molido en vacío (sinterizado durante


18 y 60 minutos)
Conforme aumenta el porcentaje de cobre, la resistencia a la corrosión
por picadura es menor en las probetas, debido, principalmente, a la formación
del intermetálico Al2Cu, que favorece la corrosión por la formación de pilas
galvánicas.

De manera visual se puede representar en el gráfico 6.1.2.1.

79
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3
Potencial (V)

Serie 3
-0,4
Serie 5

-0,5 Serie 6

-0,6

-0,7

-0,8
Intensidad (A)

Gráfico 6.1.2.1. Curvas de polarización cíclica de las series 3, 5 y 6.

Respecto a los potenciales de picadura, los compactos de este grupo no tienen, ya


que empiezan a corroerse nada más empezar el ensayo.

En la figura 6.1.2.1 se pone de manifiesto que a medida que aumenta el contenido


de cobre, las picaduras que se producen se encuentran distribuidas más
homogéneamente y de menor tamaño. La probeta perteneciente a la serie 5, la que
menor porcentaje de cobre tiene, presenta unas picaduras no uniformes, mientras que las
de la serie 3 y 6, sí. El aumento del contenido de Cu produce la formación de un mayor
número de pilas locales, consecuencia directa de estos intermetálicos catódicos,
originando mayor número de picaduras distribuidas más uniformemente.

Figura 6.1.2.1.a. Figura 6.1.2.1.b.


Micrografía serie 3. Micrografía serie 5.

80
Ignacio Martín Gómez
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Figura 6.1.2.1.c.
Micrografía serie 6.

Las curvas de polarización cíclica de las muestras de aluminio + cobre, molido


en vacío, sinterizadas durante 60 minutos, series 10, 11 y 12, se muestran en la gráfica
6.1.2.2.

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3
Potencial (V)

Serie 10
-0,4
Serie 11

-0,5 Serie 12

-0,6

-0,7

-0,8
Intensidad (A)

Gráfico 6.1.2.2. Curvas de polarización cíclica de las series 10, 11 y 12.

Al igual que pasaba en las series 3, 5 y 6, no tienen un potencial de picadura


definido ya que empiezan a picarse al empezar el ensayo potenciodinámico.

6.1.3. Aluminio molido en NH3 (sinterizado durante 30


minutos)
De acuerdo a los potenciales de picadura que se obtienen, se puede
observar que los compactos de la serie 8 son los que tienen mejor
comportamiento frente a la corrosión por picadura. Se demuestra gráficamente
(gráfica 6.1.3.1) con las curvas de polarización cíclica. Al realizar la molienda
en amoníaco, se introducen carburos y nitruros que hacen el tamaño de grano

81
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

mucho más fino, mejorando la sinterización. Con esto último se consigue una
menor discontinuidad habiendo menos puntos activos que potencien la corrosión
por picaduras.

0
-25 -20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4
Potencial (V)

-0,6
Serie 7
Serie 8
-0,8
Serie 9

-1

-1,2

-1,4
Intensidad (A)

Gráfica 6.1.3.1. Curvas de polarización cíclica de las series 7, 8 y 9.

En las tablas 6.1.3 se detallan los potenciales de picadura, así como su media,
obtenidos en los ensayos.

Tabla 6.1.3.1. Potenciales de picadura de la serie 7.

Serie 7 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Media


Ep (V) -0,655 -0,625 -0,679 -0,653

Tabla 6.1.3.2. Potenciales de picadura de la serie 8.

Serie 8 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Probeta 4 Probeta 5 Media


Ep (V) -0,605 -0,618 -0,38 -0,447 -0,387 -0,4874

Tabla 6.1.3.3. Potenciales de picadura de la serie 9.

Serie 9 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Probeta 4 Probeta 5 Media


Ep (V) -0,518 -0,521 -0,713 -0,512 -0,534 -0,5596

82
Ignacio Martín Gómez
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El aumento del % ACP al 3%, produce un polvo duro, de muy pequeño tamaño,
y buena sinterizabilidad, lo que propicia la mejor resistencia al picado de éstas últimas.

Como se ve en la figura 6.1.3, en los compactos de la serie 7 el número de


picaduras es alto y están distribuidos de maneras más o menos regular, mientras que en
los de la serie 8 se dan picaduras de manera más esporádica. Los compactos de la serie
9, son los que tienen los poros de menor tamaño. Esto aumenta las discontinuidades, es
decir, una mayor cantidad de poros aunque de menor tamaño que en los de la serie 8, lo
que provoca, un mayor picado en éstas aleaciones.

Figura 6.1.3.a. Figura 6.1.3.b.


Micrografía de la serie 7 Micrografía de la serie 8

Figura 6.1.3.c.
Micrografía de la serie 9

6.1.4. Aluminio + urea molido en vacío (sinterizado durante


30 minutos)
Tras los ensayos realizados, se puede observar que los compactos de
aluminio con urea tienen un comportamiento, respecto al potencial de picadura,
muy parecidos entre sí. Esto se representa en la gráfica 6.1.4.1. Al añadir urea,
se consiguen nitruros y carburos, aunque en menor proporción, en el caso de
nitruros, que con atmósfera de amoníaco. Con los nitruros y carburos, se reduce

83
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

el tamaño de grano y, con ello, disminuye la discontinuidad. Es decir, existen


menos puntos activos para la corrosión por picaduras.

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3

-0,4
Potencial (V)

Serie 13
-0,5
Serie 14
-0,6 Serie 15
-0,7

-0,8

-0,9

-1
Intensidad (A)

Gráfica 6.1.4.1. Curvas de polarización cíclica de las series 13, 14 y 15.

En las tablas 6.1.4 se detallan los potenciales de picadura, así como su media,
obtenidos en los ensayos.

Tabla 6.1.4.1. Potenciales de picadura de la serie 13.

Serie 13 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Probeta 4 Probeta 5 Media


Ep (V) -0,722 -0,564 -0,656 -0,713 -0,714 -0,6738

Tabla 6.1.4.2. Potenciales de picadura de la serie 14.

Serie 14 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Media


Ep (V) -0,7 -0,668 -0,623 -0,66367

Tabla 6.1.4.3. Potenciales de picadura de la serie 15.

Serie 15 Probeta 1 Probeta 2 Probeta 3 Probeta 4 Probeta 5 Media


Ep (V) -0,625 -0,605 -0,736 -0,696 -0,703 -0,673

6.2.Comparativa entre las distinas series.


Si se detiene a comparar la serie 2 de Al molido al vacío con las de Al + Cu
molido al vacío, independientemente del tiempo de sinterización de éstas últimas, se ve

84
Ignacio Martín Gómez
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que, teniendo el mismo porcentaje de cera (3%), presentan una gran diferencia en las
curvas de polarización cíclica, el potencial de picadura (gráfica 6.2.1). En la serie 2, éste
está en torno a -0.641 mV, mientras que en las de Al + Cu, este potencial de picadura no
existe. Por tanto, se puede afirmar que al añadir cobre, en los mismos porcentajes de
cera, la muestra reduce notablemente su resistencia a la corrosión por picadura. Esto es
debido a la formación del intermetálico Al2Cu, que favorece la corrosión por formación
de pilas galvánicas. Visualmente, se puede ver la diferencia entre ambos grupos (figura
6.2.1).

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3

-0,4
Potencial (V)

-0,5 Serie 2
Serie 5
-0,6

-0,7

-0,8

-0,9

-1
Intensidad (A)

Gráfica 6.2.1. Comparación series 2 y 5.

Figura 6.2.1.a. Serie 2. Figura 6.2.1.b. Serie 5.

Entre las series 3, 5 y 6 y las series 10, 11 y 12 la única diferencia que existe es
el tiempo de sinterización. Esto hace que a mayor tiempo de sinterización se suelden
mejor los polvos, es decir, que exista menor porosidad y discontinuidad. Respecto la

85
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

corrosión por picaduras, esto se traduce en un ligero aumento en la resistencia a


corrosión por picadura cuanto mayor sea el tiempo de sinterización. Si se observa la
figura 6.2.2, vemos como existe una mejor resistencia a la corrosión, pero no es una
diferencia muy notable, ya que ninguno de los dos grupos tiene potencial de picadura
apreciable.

Figura 6.2.2.a. Serie 3. Figura 6.2.2.b. Serie 10.

Si se comparan las muestras de las series 1, 2 y 4 con las de las series 7, 8 y 9, la


principal diferencia que vemos es la atmósfera en la que se ha realizado la molienda, las
primeras en vacío, y en las segundas en amoníaco. Moler en ésta última atmósfera,
confiere al material de mayor resistencia a corrosión por picadura. Se puede observar
esa diferencia en la gráfica 6.2.2. Y de manera visual (figura 6.2.3), también es
apreciable ese aumento de resistencia.

Figura 6.2.3.a. Serie 2. Figura 6.2.3.b. Serie 8.

86
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-25 -20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3

-0,4
Potencial (V)

-0,5 Serie 2
Serie 8
-0,6

-0,7

-0,8

-0,9

-1
Intensidad (A)

Gráfico 6.2.2. Comparación series 2 y 8.

Por último, si se quiere hacer una comparación de los compactos de las series 7,
8 y 9 con los de las 13, 14 y 15, se puede ver claramente (gráfica 6.2.3) que los primeros
tienen una mayor resistencia a la corrosión por picaduras. Esto se debe, principalmente,
a que añadiendo urea se consiguen menos nitruros que moliendo en una atmósfera
amoníaco. Esto influye en el tamaño de grano, y por tanto, en la discontinuidad.

0
-25 -20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3
Potencial (V)

-0,4

-0,5 Serie 8

-0,6 Serie 14

-0,7

-0,8

-0,9

-1
Intensidad (A)

Gráfica 6.2.3. Comparación series 8 y 14.

87
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

Visualmente se puede comprobar que la serie 14 presenta una corrosión


mucho más homogénea y picaduras de menor tamaño que la serie 8.

Figura 6.2.4.a. Serie 8. Figura 6.2.4.b. Serie 14.

88
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

7. Conclusiones

Ante los resultados experimentales obtenidos en el desarrollo del presente trabajo,


se pone de manifiesto las siguientes conclusiones:

1. En las muestras de Al cuya molienda se realiza en vacío, mientras mayor sea el


porcentaje de ACP, mayor será la resistencia a la corrosión por picaduras.

2. Si se añade cobre a las muestras de aluminio pulvimetalúrgico, se produce una


alta disminución de la resistencia a la corrosión por picadura. Esto se debe a la
formación del intermetálico Al2Cu, que favorece la corrosión por formación de
pilas galvánicas.

3. Realizar la molienda en amoníaco confiere al material de mayor resistencia


frente a la corrosión por picadura.

4. El mayor o menor porcentaje de urea que se le añade a los compactos no influye


notablemente en la resistencia a la corrosión por picaduras.

5. De las muestras estudiadas, la que mejor comportamiento tiene frente a la


corrosión por picadura es la de la serie 8, es decir, la realizada en amoníaco con
un 3 % de ACP.

89
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

8. Anexo

8.1. Anexo I: Gráficas curvas de polarización cíclicas

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4
Potencial (V)

N1_probeta1
-0,6
N1_probeta2
N1_probeta3
-0,8

-1

-1,2
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 1

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

90
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4
Potencial (V)

N2_probeta1
-0,6
N2_probeta2
N2_probeta3
-0,8

-1

-1,2
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 2

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

91
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4
N4_probeta1
Potencial (V)

N4_probeta2
-0,6
N4_probeta3
N4_extremo
-0,8 N4_centro

-1

-1,2
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 4

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

92
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3
N5_probeta1
Potencial (V)

-0,4 N5_probeta2

-0,5 N5_probeta3
N5_extremo
-0,6
N5_centro
-0,7

-0,8

-0,9
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 5

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

93
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3
Potencial (V)

N3_probeta1
-0,4
N3_probeta2

-0,5 N3_probeta3

-0,6

-0,7

-0,8
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 3

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

94
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,1

-0,2

-0,3
Potencial (V)

N6_probeta1
-0,4
N6_probeta2
N6_probeta3
-0,5

-0,6

-0,7

-0,8
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 6

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

95
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3
Potencial (V)

N5_60s_probeta1
-0,4
N5_60s_probeta2

-0,5 N5_60s_probeta3

-0,6

-0,7

-0,8
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 10

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

96
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3
Potencial (V)

N3_60s_probeta1
-0,4
N3_60s_probeta2

-0,5 N3_60s_probeta3

-0,6

-0,7

-0,8
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 11

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

97
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3

-0,4 N6_60s_probeta1
Potencial (V)

N6_60s_probeta2
-0,5
N6_60s_probeta3
-0,6 N6_60s_extremo

-0,7 N6_60s_centro

-0,8

-0,9

-1
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 12

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

98
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4
Potencial (V)

N7_probeta1
-0,6
N7_probeta2
N7_probeta3
-0,8

-1

-1,2
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 7

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

99
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-25 -20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4
N8_probeta1
Potencial (V)

N8_probeta2
-0,6
N8_probeta3
N8_extremo
-0,8 N8_centro

-1

-1,2
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 8

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

100
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4

N9_probeta1
Potencial (V)

-0,6
N9_probeta2
N9_probeta3
-0,8
N9_centro
N9_extremo
-1

-1,2

-1,4
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 9

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

101
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-25 -20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3

-0,4 N10_probeta1
Potencial (V)

N10_probeta2
-0,5
N10_probeta3
-0,6 N10_extremo
N10_centro
-0,7

-0,8

-0,9

-1
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 13

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

102
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0
-0,1

-0,2

-0,3

-0,4
Potencial (V)

N11_probeta1
-0,5
N11_probeta2
-0,6 N11_probeta3

-0,7

-0,8

-0,9

-1
Intensidad (A)

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 14

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

103
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

0
-20 -15 -10 -5 0

-0,2

-0,4

-0,6 N12_probeta1
N12_probeta3
-0,8 N12_probeta3
N12_extremo
-1 N12_centro

-1,2

-1,4

-1,6

PARAMETROS DEL ENSAYO

TECNICA POLARIZACIÓN CÍCLICA

NOMBRE SERIE 15

E INICIAL (mV) 0 vs Ecorr

E VERTICE (mV) -300

INTENSIDAD UMBRAL (mA) 50

E FINAL (mV) 0 vs Ecorr

VELOCIDAD DE BARRIDO (mV/s) 2

RETARDO INICIAL (s) 3600

104
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

8.2. Anexo II: Marcros de las probetas


SERIES 1, 2 Y 4

105
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

SERIES 3, 5 Y 6

106
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

SERIES 7, 8 Y 9

107
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

SERIES 10, 11 Y 12

108
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

SERIES 13, 14 Y 15

109
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

8.3. Anexo III: Índice de figuras, gráficas y tablas

 Figura 3.1.1. Costes de corrosión y estimación de ahorros en el Reino Unido.


 Figura 3.2.1. Esquema del mecanismo de corrosión seca para el caso de hierro.
 Figura 3.2.2. Representación esquemática de una pila de corrosión.
 Figura 3.2.1.1. Representación esquemática de la corrosión del zinc en ácido
clorhídrico aireado.
 Figura 3.2.3.1. Algunos ejemplos de electrodos de referencia de fácil
construcción.
 Figura 3.2.4.1. Diagrama de energía libre de un metal con tendencia a corroerse
(ΔG<0). La reacción, para tener lugar, necesita vencer la energía libre de
activación Q0.
 Figura 3.2.8.1.1. Curva de polarización por activación del electrodo de H2.
 Figura 3.2.8.4.1. Curva típica de polarización típica de un proceso parcial de
reducción controlada, sucesivamente, por las polarizaciones de activación y
concentración.
 Figura 3.2.9.1. Cuanto mayor sea la alteración sufrida (corriente) ante una
misma señal exterior (polarización) mayor resistencia a la corrosión ofrecerá el
material metálico. El metal M2 se corroerá menos que el M1.
 Figura 3.2.10.1. Diagrama de potencial/intensidad para una pila de corrosión, en
el que se hace la simplificación de reemplazar las curvas de polarización por
rectas.
 Figura 3.2.10.2. Diagramas de Evans mostrando la vinculación entre
intensidades de corrosión y polarización anódica y catódica, para diversos casos.
 Figura 3.2.11.1. Potenciostato y celda electroquímica.
 Figura 3.2.11.2. Circuito básico de un potenciostato.
 Figura 3.2.12.1. Experimento de Faraday.
 Figura 3.2.12.2. Velocidad de corrosión de un metal en función del potencial de
electrodo.
 Figura 3.2.12.3. Velocidad de corrosión de un metal activo-pasivo en función
del potencial de electrodo.
 Figura 3.2.12.4. Comportamiento de un metal activo-pasivo bajo distintas
condiciones corrosivas.
 Figura 3.2.13.1. Zonas de polarización por activación y polarización por
concentración en una curva de polarización catódica.
 Figura 3.2.13.2. Curvas de polarización anódica para metales activos y activo-
pasivo.
 Figura 3.2.13.3. Curvas de polarización teórica y experimentales de un metal
activo-pasivo.
 Figura 3.2.13.4. Curvas de polarización teóricas (izquierda) y experimentales
(derecha) de un metal activo. La misma curva anódica y tres curvas catódicas
diferentes.

110
Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

 Figura 3.2.13.5. Curvas de polarización teóricas (izquierda) y experimentales


(derecha) de un metal activo-pasivo. La misma curva anódica y tres curvas
catódicas diferentes.
 Figura 3.3.1.1. Corrosión uniforme.
 Figura 3.3.2.1. Corrosión galvánica.
 Figura 3.3.3.1. Corrosión en hendiduras.
 Figura 3.3.4.1. Corrosión por picaduras.
 Figura 3.3.5.1. Corrosión intergranular.
 Figura 3.3.5.2. Límite de grano sensibilizado en un acero austenítico.
 Figura 3.3.5.3. Corrosión en filo cuchillo.
 Figura 3.5.3.4. Corrosión laminar.
 Figura 3.3.6.1. Corrosión selectiva.
 Figura 3.3.7.1. Corrosión erosión.
 Figura 3.3.7.2. Cavitación.
 Figura 3.3.7.3. Corrosión por fricción.
 Figura 3.3.8.1. Corrosión bajo tensión.
 Figura 3.3.9.1. Corrosión fatiga.
 Figura 3.3.10.1. Ampollamiento.
 Figura 3.3.10.2. Fragilización.
 Figura 3.4.2.1.1. Diagrama Al-Si.
 Figura 3.4.2.2.2.1. Diagrama Al-Cu.
 Figura 3.4.2.2.3.1. Diagrama Al-Mg-Si .
 Figura 3.5.1.1. Diagramas de Pourbaix, donde se muestra la pasivación del
aluminio por las películas de hidrargerita (a) y boehmita (b).
 Figura 4.3.1. Cortadora de precisión.
 Figura 5.2.1. Conjunto utilizado para la realización del ensayo
potenciodinámico.
 Figura 5.2.2. Célula K0047.
 Figura 6.1.1.1.a. Micrografía serie 1.
 Figura 6.1.1.1.b. Micrografía serie 2.
 Figura 6.1.1.1.c. Micrografía serie 4.
 Figura 6.1.2.1.a. Micrografía serie 3.
 Figura 6.1.2.1.b. Micrografía serie 5.
 Figura 6.1.2.1.c. Micrografía serie 6.
 Figura 6.1.3.a. Micrografía de la serie 7.
 Figura 6.1.3.b. Micrografía de la serie 8.
 Figura 6.1.3.c. Micrografía de la serie 9.
 Figura 6.2.1.a. Serie 2.
 Figura 6.2.1.b. Serie 5.
 Figura 6.2.2.a. Serie 3.
 Figura 6.2.2.b. Serie 10.

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Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

 Figura 6.2.3.a. Serie 2.


 Figura 6.2.3.b. Serie 8.
 Figura 6.2.4.a. Serie 8.
 Figura 6.2.4.b. Serie 14.

 Gráfica 6.1.1.1. Curvas de polarización cíclica de las series 1, 2 y 4.


 Gráfica 6.1.2.1. Curvas de polarización cíclica de las series 3, 5 y 6.
 Gráfica 6.1.2.2. Curvas de polarización cíclica de las series 10, 11 y 12.
 Gráfica 6.1.3.1. Curvas de polarización cíclica de las series 7, 8 y 9.
 Gráfica 6.1.4.1. Curvas de polarización cíclica de las series 13, 14 y 15.
 Gráfica 6.2.1. Comparación series 2 y 5.
 Gráfico 6.2.2. Comparación series 2 y 8.
 Gráfica 6.2.3. Comparación series 8 y 14.

 Tabla 3.2.2.1. Potenciales normales de reducción de electrodo.


 Tabla 3.2.6.1. Serie galvánica en agua de mar.
 Tabla 3.5.2.1. Ejemplos de compuestos intermetálicos presentes en aleaciones de
aluminio.
 Tabla 4.3.1. Parámetros óptimos para el corte.
 Tabla 4.3.2. Propiedades físicas y químicas del cloruro sódico.
 Tabla 6.1.1.1. Potenciales de picadura serie 1.
 Tabla 6.1.1.2. Potenciales de picadura serie 2.
 Tabla 6.1.1.3. Potenciales de picadura serie 4.
 Tabla 6.1.3.1. Potenciales de picadura de la serie 7.
 Tabla 6.1.3.2. Potenciales de picadura de la serie 8.
 Tabla 6.1.3.3. Potenciales de picadura de la serie 9.
 Tabla 6.1.4.1. Potenciales de picadura de la serie 13.
 Tabla 6.1.4.2. Potenciales de picadura de la serie 14.
 Tabla 6.1.4.3. Potenciales de picadura de la serie 15.

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Ignacio Martín Gómez
Escuela Técnica Superior de Ingeniería Universidad de Sevilla

9. Bibliografía

 U.R. Evans, “The Corrosion and Oxidation of Metals”, Edward Arnold, London
(1960).
 T.P.Hoar, “Report of the Committee on Corrosion and Protection”, Dept. of
Trade and Industry, HMSO, London (1971).
 “Economics Effects of Metallic Corrosion in the United States”, National
Bureau of Standars, Special Publication 511-1 (1978).
 Jose A. González Fernández, “Teoría y práctica de la lucha contra la corrosión”,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Centro Nacional de
Investigaciones Metalúrgicas, Madrid (1984).
 American Society for Testing and Materials, “Electrochemical Corrosion
Testing”.
 The NACE, “Electrochemical Techniques for Corrosion”.
 Herbert H. Uhling, “Corrosion y control de corrosión”.
 Francisco J. Pancorbo Floristán, “Corrosión, degradación y envejecimiento de
los materiales empleados en la edificación”.
 Laureano Soria Conde, Apuntes asignatura “Degradación de Materiales”.
 Yadir Torres, Apuntes asignatura “Tecnología de Materiales”.
 Beatriz Aranda Louvier, memoria máster “Estudio del comportamiento a
corrosión de sinterizados de aluminio con formación de carburos y nitruros in
situ”.
 Ricardo Ruiz, “Proyecto Fin de Carrera”, Julio 1999.
 Francisco Jesús Agustino, “Proyecto Fin de Carrera”, Septiembre 2000.
 Norma ASTM G 61-86.

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Ignacio Martín Gómez

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