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BENITO RODRÍGUEZ, JOSÉ ANTONIO

COMO SURGE EL SANTUARIO DEL MOVIMIENTO APOSTÓLICO DE


SCHOENSTATT

Paginas: 8 – 11
Revista, “Vínculo”- marzo 2012.
Santuario fuente de vida, P. Peter Wolf

Un santuario es un lugar de encuentro con Dios, por lo que el hombre quiere hablar con
Dios y Dios quiere comunicarse con el hombre. A lo largo de la historia encontramos
muchas definiciones y maneras de dar culto, en las religiones y en todos los tiempos, el
hombre ha levantado Santuarios a su Dios, convencido de que desde allí la divinidad
interviene en su vida.

En el cristianismo el significado del santuario tiene un sentido profundo, es un lugar


sagrado donde Dios se manifiesta acerca a los hombres en una forma especial, por
intercesión de la Santísima Virgen o de algún santo. Los santuarios nacen de una iniciativa
divina y otros de iniciativa humanas inspiradas por el Espíritu Santo.

Origen del Santuario de Schoenstatt.

En su origen no hay ninguna aparición, ni


acontecimientos milagrosos que lo explique. En 1914, el
P. José Kentenich, por entonces joven sacerdote director
espiritual del flamante seminario palotino de Vallendar/
Schoenstatt, cerca de Coblenza Alemania, buscaba
caminos provechosos para el desarrollo espiritual de los
seminaristas. Con ese fin fundó una Asociación Misionera
y una Congregación Mariana según el estilo de los
jesuitas. En esa época cayó bajo sus ojos un artículo del seminario “Allgemeine
Rundschau”. En su edición del 18 de julio de 1914, el P. Cyprian Fröhlich escribía allí
sobre el compromiso social del abogado italiano Bartolo Longo, quien había fundado un
orfanato al pie del Vesubio y el santuario de peregrinación de Nuestra Señora del Rosario
de Pompeya.

En el transcurso del mes de julio, el P. José Kentenich le solicitó al provincial de los


palotinos, P. Michael Kolb, la cesión de la capillita de San Miguel Arcángel, en Vallendar,
para que fuese hogar y punto de encuentro de la Congregación Mariana recién fundada. El
P. Provincial, quien también había sugerido otros lugares posibles, dio finalmente su
consentimiento y en las semanas siguientes hizo acondicionar el modesto edificio para que
sirviese a ese nuevo propósito.
El 2 de abril, viernes Santo de 1915, llegó a Schoenstatt la imagen actual. El 11 de abril,
domingo de Quasimodo, fue colocada en la capilla de la Congregación. Allí es ornato del
santuario hasta hoy; y a partir de ese momento había de ser conocida en todo el mundo
como la imagen schoenstattiana de la Santísima Virgen. El cuadro fue donado por un
profesor que se había enterado del deseo de los seminaristas de tener una imagen de
Nuestra Señora para su capilla. En las vacaciones había descubierto y adquirido, en una
casa de antigüedades de Friburgo de Brisgovia, una copia de un óleo de la Santísima Virgen
titulado “María Refugio de los Pecadores”. Había sido pintado originariamente por el
artista turinés Luigi Crosio. El fundador recordaba hasta en avanzada edad que dicha
imagen no les había gustado a los seminaristas. Pero estaban en guerra y no disponía de
nada mejor. Luego de finalizada la guerra, se había familiarizado tanto con la imagen que
ya no quisieron desprenderse de ella: había pasado a ser “su” imagen. Se le colocó un
marco luminoso en el cual se había grabado una frase tradicional de la Congregación
Mariana: “Servus Mariae nunquam peribit” (San Alfonso María de Ligorio). El marco
luminoso fue un regalo ofrecido en oportunidad de celebrarse los cinco años de la
fundación de la Congregación.

El P. Kentenich, cuando él mismo llevaba a cabo la colocación de una imagen de la Madre


tres veces Admirable, no hablara tanto de “imagen” sino más bien de “santuario”.
Evidentemente consideraba que con la colocación de dicha imagen surgía un nuevo lugar
donde la Madre tres veces Admirable derramaría gracias.

Gracias del Santuario.

 La gracia del cobijamiento interior.


El P. Kentenich dijo: “solo se puede llamar hombre apaciguado al hombre que se
encuentre en su morada, es decir, en el lugar donde no se siente oprimido ni
amenazado. El hombre que vive fuera de su morada es un hombre que vive en el
medio y por eso es instintivamente reactivo”. La gracia del cobijamiento nos da
hogar en el corazón de María y en el corazón de Dios. Y por esta experiencia, nos
capacitamos para dar hogar a otros, para crear relaciones más humanas, más cálidas,
duraderas y con el sello del amor de Cristo que fue capaz de morir por amor a sus
hermanos, abriéndonos las puertas del corazón del Padre.
La gracia del cobijamiento nos permite formar una Iglesia que sea familia de Dios
donde cada creyente vive y actúa de acuerdo a su dignidad de Hijo de Dios. María
es mujer y por eso sabe dar hogar, Ella nos conduce al Padre Celestial, hacia quien
se dirige nuestra existencia.

 La gracia de la transformación personal.


Los Santuarios son lugares de conversión. Sin conversión de vida, los actos de culto
no tienen sentido pleno. En los Santuarios de Schoenstatt, María se preocupa que
todo peregrino reciba el don de la transformación personal.
En primer lugar acogiendo, amando. No hay nada que tenga mayor fuerza
transformadora que el amor.
En segundo lugar, María señala hacia Cristo, hacia quien se dirige toda conversión y
como en la bodas de Caná, nos dice: “hagan lo que él les diga…”.
Convertirse a Cristo es convertir toda la vida personal, familiar y de trabajo. No es
posible tal objetivo sin ayuda de un poder superior. María, es su Santuario, ofrece
gracias de transformación interior. María, quien dio a luz a Cristo en Belén, también
da a luz a Cristo en la vida de cada persona que busque su intercesión. Ella es
Madre y educadora de un hombre nuevo.

 La gracia del envío apostólico.


María cobija y transforma porque quiere enviar al mundo, hombres y mujeres que
firmes en su fe los forjen con valentía y riesgo. Los apóstoles estaban rezando junto
a María y llegó el Espíritu Santo y los llenó de sus dones, y salieron con una fuerza
nueva a predicar el Evangelio de Jesús. Por la gracia del envío apostólico somos
miembros vivos de la Iglesia colaborando en la redención del mundo.

El paso de la construcción de copias fieles del santuario original se dio por primera vez
durante la Segunda Guerra Mundial. En efecto, en Uruguay 18 de octubre de 1943 se
levantó en esa época el primer santuario filial. Detonante y trasfondo de tal iniciativa fue el
deseo de un grupo de Hermanas de María que trabajaban como misioneras lejos de
Schoenstatt, en el pueblo uruguayo de Nueva Helvecia, de transmitirle a la gente del lugar
la experiencia viva del santuario. Una documentación sobre los santuarios filiales en la
Casa P. José Kentenich, en el Monte Schoenstatt enumera, 190 santuarios filiales que son
copia fiel del original.

El primer santuario en el Perú fue bendecido en la ciudad de Trujillo, el 9 de diciembre del


2000. El segundo sería en la Molina en diciembre 13 del 2003, fue bendecido por Señor
Cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y primado de Perú.
Desde entonces recurren muchos peregrinos y también de parroquias como grupos para
recibir las gracias que regala la Santísima Virgen.

David Raúl Salazar Pantoja


Cuarto Año de Teología

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