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Cuando en el año 2012 publicara el artículo titulado “Los Q’ero: Mito y realidad” todavía podía
hacer referencia a aspectos simples o elementales acerca de la vida comunitaria de los Q’ero.
En dicho artículo había hecho referencia al respeto primario que merecen estas pacíficas
comunidades que sobreviven al acecho de la minería ilegal, el narcotráfico y la injerencia
pseudoreligiosa.
Hoy por hoy el escenario no ha cambiado en cuanto a los aspectos antes mencionados, ya que
por increíble que parezca por ejemplo, numerosas sectas religiosas vinculadas al
protestantismo encuentran cada día mayores adhesiones entre las poblaciones de las
comunidades. El escenario actual sin embargo parece haberse movido con mucho mayor
contundencia en el plano de la industria del turismo místico-esotérico y hoy por ejemplo hay
numerosos sacerdotes de las comunidades Q’ero que han emigrado al parecer a las grandes
ciudades para salir al encuentro precísamente del turista ávido de una experiencia mágico-
religiosa.
Esta nueva industria de turismo místico viene suscitando en algunos casos controversia y
desinformación. Genera una gran confusión en el sentido que se comienza a tergiversar la
historia y las auténticas tradiciones ancestrales, las cuales en última instancia vienen siendo
transformadas en ingeniosas propuestas o modelos propios de la moda de la nueva era
espiritual. Se observa con la llegada de este fenómeno por ejemplo, que la lengua originaria
quechua viene siendo cambiada y pésimamente pronunciada. Todos sabemos de las graves
consecuencias que implican cambiar una sola letra o vocablo para la pronunciación del sentido
espiritual e intelectual de un idioma sagrado como lo es el quechua.
En este aparente plano de complicidad o silencio de parte del mundo académico y de grandes
personalidades de la esfera mística, no creo pertinente continuar siendo testigo mudo de
cuanto acontece y a expensas de cuanto pudiera suceder, considero prudente elevar a la
opinión pública algunas ideas que han sido recogidas de la mano de la experiencia directa y de
la convivencia con las comunidades altoandinas de la Nación Q’ero.
He aquí que presento otros mitos modernos que se recogen de la actualidad acerca de los
Q’ero:
LOS Q’ERO SON UNA CULTURA APARTE PARALELA AL IMPERIO INCA. Por extraordinario que
parezca hoy se menciona hablar en algunos círculos, que las comunidades Q’ero habían
surgido de manera autóctona, como en paralelo a la civilización Inca, llegando al extremo de
declarar que se trata de una cultura aparte, con propia historia y hasta antagónica a los
avances territoriales de los Incas. Esto no solo carece de fundamento histórico sino que
también pone en evidencia que hay grupos interesados en tergiversar y hasta deformar la
historia por cuestiones de intereses personales y económicos. Hay referencias etnohistóricas
que sostienen que los Q’ero provienen de poblaciones que luego de ser sometidos por los
Incas fueron trasladados para ocupar dichos territorios -los Incas solían hacer esto con las
poblaciones sometidas para la conformación de sus ayllus-. Otra versión señala que fueron
seleccionados como población fronteriza y guerreros para hacerle frente a grupos de “Antis”,
es decir tribus de invasores provenientes de la Amazonía. Una tercera versión sostiene que
luego de la derrota final de los Incas de Vilcabamba –por parte del ejército español- el ejército
Inca fue desmenbrado y reagrupado para la realización de trabajos forzosos (mita y minca de
explotación colonial), esta situación continuó durante el período de la república hasta el siglo
pasado, esta vez bajo el dominio de la burguesía criolla de la mano de hacendados y
terratenientes.
LOS Q’ERO SON ARTÍFICES DEL MUNAY-KI. Como en el caso anterior los Laikas y grandes
sacerdotes de orígen Q’ero -según afirma Villoldo- le transmitieron 9 ritos o códigos
compactos denominados Munay Ki, que eran la síntesis de todo el conocimiento e iniciaciones
secretas de los chamanes andinos. Hoy sin embargo la realidad es diferente, cuando uno viaja
por ejemplo a las comunidades Q’ero y toma contacto directo con sus sacerdotes
Pampamisayoc autóctonos en ningún caso se logra sostener que el camino o escuela que ellos
persiguen se llame “Munay Ki”, ninguno hace referencia a un top de nueve ritos bien
agrupados de manera metodológica para iniciarse en chamanismo andino. Esto hace suponer
que el artífice intelectual de esta corriente andina sea el proprio Villoldo, probablemente por
haber quedado encantado o muy entusiasmado en un primer momento con la lengua original
quechua, ya que Munay Ki se traduce al español como “te quiero”. Aún así el tema está hecho
y bien posicionado debido a que como método holístico propuesto por un científico occidental
ha tenido repercusiones mundiales. Sin embargo muchos peregrinos occidentales en su afán
de descubrir in situ los ritos o códigos Munay Ki en las montañas andinas, se confrontan con la
realidad manifesta sobre este capítulo del escenario místico andino.
LOS Q’ERO PROPONEN SUS ENSEÑANZAS EN CÓDIGOS ANDINOS. Si el tema del Munay Ki
parecía ser novedoso e ingenioso, el fenómeno de los supuestos Códigos Andinos ha tenido un
efecto “schock” de impacto inmediato en muchas personas ávidas por querer seguir
sintetizando “nuevos” conocimientos ancestrales que van surgiendo, como en este caso de la
tradición espiritual andina. Esta propuesta surge a partir del año 2012 de la mano de Nicolás
Pauccar, jóven sacerdote Q’ero que antes había trabajado como guía de turismo y que saliera
del anominato gracias al film-documental “Humano” (2012) de Alan Stivelman. Lo banal de
estos códigos herméticos es que encuentran mucha semejanza con los alcances teóricos de
personajes importantes del mundo místico actual como son José Luis Parise, psicoanalista de
origen argentino y otros de origen español que no vale la pena mencionar. Lo cierto de todo es
que la palabra código no existe en el lenguaje quechua y los auténticos sacerdotes Q’ero
desconocen del paquete de códigos agrupados en una lista de siete. Hoy por prepotencia o
negligencia se mencionan inclusive dentro de esta propuesta de códigos andinos, una clara
deformación del idioma quechua originario, aunque por otra parte algunos de los supuestos
códigos son eso sí “principios” propios de la cosmovisión andina. Lo que sucede es que la
gente vive con la imagen impregnada de la palabra código, sobre todo luego de la salida del
bestseller-film “El Código Da Vinci” (de Dan Brown) y como era de esperar todos buscamos
codificar y decodificar el mundo como consecuencia. Esto corresponde enteramente al modelo
de paradigma occidental, más no al paradigma andino. Palabras como codificar, decodificar,
sistematizar, analizar, descomponer, etc son verbos-acciones propios del pensamiento
occidental. Nuestra idea no es afirmar o negar la presencia de los códigos andinos, la intención
es aclarar que en el mundo andino no nos basamos por códigos o pasos secuenciales de
códigos a seguir, por lo que no corresponde con el conocimiento autóctono u originario. Y los
artífices de esta metodología de nueva era bien harían en aclarar su autoría final, a fin de
deslindar la verdad sobre esta novedosa injerencia en el mundo andino.
LOS Q’ERO CONSERVAN SECRETAMENTE LA CIUDAD DE ORO DEL PAITITI. Se habla acerca de
este tema como para dar una pista al mito del Paititi (no se trata del Dorado que es otra
versión que proviene desde Colombia). El Paititi sería la perdida ciudad Inca edificada
completamente de oro. Este secreto a viva voz se viene manejando desde hace décadas, por lo
que múltiples exploradores han recorrido el ancho y vasto territorio andino y hasta amazónico
para dar con la ciudad perdida. Ahora se dice que en el territorio de los Q’ero se encuentran
los últimos trazos para dar con el paradero de esta lejana ciudad. En realidad esto es parte de
los mitos urbanos que tienen relación con las historias que suelen contar los “bricheros” por
ser personajes autóctonos sobre todo de la ciudad del Cusco, que viven engatuzando y
timando a jóvenes turistas expuestos a la aventura y la búsqueda espiritual.
TODOS LOS Q’ERO VIVEN EN CHOZAS O CASAS DE PIEDRA. Con la llegada de la civilización
occidental muchos Q’ero han emigrado a las grandes ciudades. Con la consecuente adopción
de estilos de vida y lenguaje de absorbentes metrópolis como el Cusco. Por ello es falsa la
afirmación que todos los Q’ero viven en chozas de piedra –como por ejemplo aquello que nos
hace ver Alan Stivelman en su documental “Humano”- muchos de los migrantes han
encontrado muy buenas oportunidades de trabajo en relación al turismo místico y el trabajo
artesanal. Obviamente cuando se trata de familias enteras de migrantes en el caso del acceso
de los niños a las escuelas, estas absorben por completo a los nuevos educandos, formando
una nueva generación cuya ideosincracia es equiparable con el estilo de vida en las grandes
ciudades aún si son andinas. Este detalle no pasa desapercibido cuando hoy encontramos
jóvenes Q’ero trabajando como guías de turismo y hasta técnicos-profesionales, pero con una
híbrida mentalidad andino-occidental.
EN Q’ERO YA NO HAY SACERDOTES ALTOMISAYOC. Esto parece ser verdad en un inicio, pero el
tema no es que se trate de buscar los últimos sumos sacerdotes de este perdido linaje, la
realidad es otra en el sentido que en Q’ero nadie siente la necesidad de aspirar a este alto
grado por las consecuencias que ello contrae. En Q’ero parecen estar en paz y armonía con el
nivel de Pampamsayoc. En primer lugar todos parecen estar de acuerdo en afirmar que ser
Altomisayoc es aquél que es elegido únicamente por la madre tierra y para ser más concretos
mediante la caída de un rayo. Una primera carga del rayo permite “eliminar” toda esencia
material, una segunda carga le permite “transitar” al mundo espiritual, y la tercera y última
parte permite “recomponer” al nuevo elegido otorgándole de nuevo la vida. Es difícil suponer
que alguien pueda comprobar si este hecho pudiera ser cierto o no, pero de acuerdo a las
tradiciones este suceso viene precedido de señales y acontecimientos que anuncian la llegada
de un nuevo candidato, por lo que toda la comunidad acepta el hecho como real y auténtico.
La caída del rayo será el punto decisivo en este caso, en adelante este sacerdote elegido por la
Pachamama tendrá que realizar sus propias iniciaciones y prepararse en la montaña para estar
a la vanguardia de su elección, puesto que nadie nace sabiendo. En la actualidad por ejemplo
solo se reconoce la presencia de una sacerdotisa Q’ero Altomisayoc que lleva el nombre de
María Apaza. Hoy ella viaja por todo el mundo de la mano de sus hijos pampamisayoc
transmitiendo su sabiduría y conocimiento. Es curioso saber que mientras en Q’ero los
altomisayoc están en peligro de extinción en otras provincias altoandinas la tradición se
conserva y hay un Altomisayoc representativo de cada distrito o población como lo demuestra
Lanata en sus investigaciones.
LOS Q’ERO FUERON DESCUBIERTOS EN LAS DÉCADA DE LOS ’50s. Cuando se habla de esto se
hace alusión a la expedición que realizara el antropólogo peruano Oscar Nuñez Del Prado junto
a otros académicos a mediados de los años ’50, en la que se asegura que se descubrió por
primera vez a las comunidades Q’ero, algo así como el descubrimiento de una civilización
perdida o encerrada en el tiempo entre las imponentes montañas andinas. En realidad esto del
“descubrimiento” – que dicho sea de paso nos hace recordar al mito del “descubrimiento de
América”- no deja de ser un mito moderno para sobrevalorar un hecho simple y concreto. La
expedición si existió y tuvo sus objetos de estudio, por lo cual si se puede afirmar que se trate
de la primera expedición científica a estas comunidades, pero más no así de “descubrimiento”.
Además también se derrumba el mito de “población encerrada”, ya que durante mucho
tiempo los Q’ero estaban sometidos al poder de la burguesía cuzqueña en donde ricos
terratenientes eran poseedores de títulos de propiedad en las tierras de los Q’ero, estos
personajes visitaban las comunidades con absoluta prepotencia y recogían la producción
económica que les eran asignados a ellos como legítimos propietarios de tierras. Por otra
parte, hay una foto de los años ’20 del reconocido fotógrafo cuzqueño Martin Chambi que da
cuenta de comuneros de origen Q’ero en Paucartambo, lo cual demuestra el intercambio
comercial o trueque que mantuvo siempre comunicados a los Q’ero con el resto de las
comunidades de la provincia.