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AUTOCONEIXEMENT, EMOCIONS I DIÀLEG AL SEGLE XXI

Raül Genovès
r.genoves@uib.es

Autoconocimiento, roles y personajes. El «pueblo interior»


y el argumento de la «película personal»

La función del gobernante no consiste tanto


en administrar justicia, como en evitar la
injusticia

¿Quién soy?, ¿cómo soy?, ¿hasta dónde me conozco realmente?: son preguntas que
invitan a la reflexión y a la comunicación con nuestro interior.
Sea mucho o poco lo que creamos conocer de nosotros mismos, siempre quedan
zonas por descubrir, aspectos por tratar, «voces» a escuchar. Diversos personajes o
habitantes de lo que Marco Aurelio1 denominaba la «ciudadela interior». Es posible
realizar un hermoso trabajo dedicado a acudir a la asamblea de este «pueblo interno» y
entablar auténtico Diálogo: aquel que escucha a todas las partes y elabora verdaderos
consensos en los que respeta a todas las partes y trata de integrar lo esencial de cada una
de ellas. Se trata de tomar conciencia de los diversos aspectos que conviven en nuestro
interior (diversidad de sentimientos, pensamientos y actitudes), acercarnos a la raíz
común que está a la base de la multiplicidad y acceder a la estructura profunda de la
armonía oculta entre las fuerzas contrarias, sin negar ninguna de ellas.
El ámbito de las creencias y valores que albergamos en relación con distintos
aspectos y roles2 de nuestra vida, es muy importante e influyente en el tipo de
pensamientos y juicios que tenemos acerca de las cosas, y por tanto resulta decisivo en
el modo en como interpretamos y experimentamos nuestras experiencias, así como en la
actitud que disponemos ante éstas. Es conveniente observar los pensamientos asociados
a nuestras experiencias emocionales, así como revisar las creencias que determinan
nuestros juicios, para reformar y reorganizar los pensamientos destructivos o limitantes,
y actualizar el nivel de las creencias para ajustarlo lo máximo posible a la realidad del
momento presente; pues todo fluye y las cosas cambian con el tiempo. Todo ello en

1
121-180 d.C., Emperador romano y filósofo estoico.
2
Cada ámbito de relación puede activar distintos aspectos de nuestro carácter o manera de
comportarnos, según se trate de la esfera familiar, profesional, amistosa, o de pareja, por
ejemplo. Asimismo dentro de cada escenario también son múltiples los distintos roles posibles:
madre, padre, hijo, hija, hermano, pareja, jefe, empleado, compañero de equipo, amigo, entre
otros.

1
vistas a la resiliencia3 y al ejercicio de la armonización y congruencia entre nuestros
pensamientos, sentimientos, actitudes y acciones.

Todos podemos experimentar en algún momento contradicciones internas, al menos


en tres niveles distintos:
1) Sentimientos: Cuando sentimos emociones contradictorias respecto a un mismo
suceso, persona o situación.
2) Pensamientos: Cuando albergamos pensamientos contradictorios respecto a un
mismo asunto; por ejemplo cuando hemos de tomar una decisión importante y tenemos
razones de peso tanto para decir “sí” como para decir “no”, o para apuntar en una u otra
dirección.
3) Pensamientos-sentimientos: Cuando, en relación a algo concreto, pensamos de una
manera, sentimos de otra bien distinta y finalmente no sabemos bien cómo actuar, si
según el criterio de la razón o el del sentimiento.

Se trata de 3 niveles distintos de «Diálogo» para la resolución, en cada uno de los


cuales habrá que aplicar técnicas de diálogo interno ligeramente distintas pero todas
enfocadas a la negociación más justa y equilibrada posible, cuidando de que las
decisiones integren lo esencial de todos los aspectos y necesidades, de todos los
«habitantes» o «voces» de nuestra ciudad interior.
Recordemos a Aristóteles y su propuesta de que las virtudes son fruto del equilibrio
de las pasiones, la armonía alcanzada tras concertar las tendencias opuestas, de manera
que la valentía resulta de la adecuada gestión entre audacia y cobardía; o la generosidad,
resultado del óptimo encuentro entre tacañería y despilfarro4. Desde esta perspectiva la
virtud es fruto del equilibrio entre otros dos aspectos que serían su exceso y su defecto,
como muestran los ejemplos que acabamos de citar. Para que podamos activar las
virtudes, necesitamos atender primero los impulsos y las «voces» de aquellos defectos y
excesos que las flanquean. Esto no quiere decir que tengamos que seguir estos impulsos
(sentir no es consentir), sino aceptarlos, recibirlos, «escucharlos», darles su espacio de
expresión en nuestro interior, para después de brindarles la acogida, servirnos de ellos

3
«Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas».
4
Vid. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1106b-1109b.

2
precisamente para desarrollar el punto de equilibrio, que es la virtud que ellos aportan,
justo al evitar uno y otro extremo (esto es, el exceso y el defecto).
Cuando atiendo la «voz» de la tacañería y la del despilfarro, o la de la represión y la
del arrastre, compruebo que me conviene más saber fluir entre estos extremos, que ser
dominado por ellos; darme permiso para aprender a navegar cada vez con más libertad y
autoconsciencia; y practicar el intento y el ejercicio necesario para ir desarrollando la
actitud centrada. Una generosidad que, como todos los cuidados, puedo aplicar hacia mí
mismo y hacia los demás.
Es mucho más fácil y efectivo adoptar las actitudes de equilibrio cuando se han
atendido primero los extremos (excesos y defectos), que cuando se asume la actitud de
entrada, por imposición o convencimiento de que «es lo adecuado o es lo mejor». ¿Por
qué?, porque si no atendemos y acogemos a las fuerzas instintivas, o a las caprichosas,
éstas, a fuerza de ser rechazadas, tarde o temprano pueden reclamar su ración, y si lo
hacen será invadiendo y arrasando o provocando estados de desequilibrio y alteración
en nuestro interior. Aplicado a la metáfora de la «ciudadela interior», se trata pues de
tomar conciencia de cómo se toman las decisiones en nuestro interior, si en asamblea y
con diálogo, o por imposición y a la fuerza. Esto es, ¿qué tipo de gobierno hay en
nuestro pueblo interno?, ¿dictadura, democracia, etc.? Esta cuestión es importante,
pues los «personajes» o las «voces» (aspectos de uno mismo) impulsores de actitudes
que están fuera del orden que consideramos conveniente o necesario, sienten el efecto
del trato que les damos. Es como cuando educamos a un niño: no es lo mismo
facilitarle límites desde el amor y la aceptación que imponérselos porque sí y
punto, sin tacto ni atención hacia sus sentimientos.
El tipo de relación que mantenemos con los distintos aspectos de nuestro interior es
decisivo en el nivel de armonía o caos, de equilibrio o desequilibrio que se respire en la
ciudad interna, esto es, en nosotros mismos.
Conviene tener en cuenta que también la relación que mantenemos con las demás
personas está muy influida por el tipo de relación que mantenemos con nosotros
mismos. Los rechazos o malestares que podamos experimentar en relación a según que
tipos de persona, actitud o situación, suelen reflejar aspectos similares de nuestro
interior que aún no tenemos integrados.
Por esto es tan importante acudir con frecuencia a la asamblea interna y escuchar a
todas los voces, a todos los personajes.

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Cada uno de nosotros tiene una determinada configuración en su ciudadela interior,
pero atendiendo la metáfora de Platón de aquel mito del carro alado5, distinguimos tres
aspectos básicos que pueden servir como referencia general:

. El Guía: la parte racional, cuya función es velar por la armonía del conjunto y
dirigirlo. Le corresponde establecer las dinámicas de Diálogo, autoconocimiento y
coherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos.
. El caballo «bueno»: que representa las pasiones, el valor y el impulso que permiten la
realización de acciones Buenas y Bellas. (Virtudes: prudencia, justicia, templanza,
fortaleza).
. El caballo «contrario»: constituido por elementos contrarios; representa la parte que
fomenta en nosotros deseos y pasiones, en principio, descontroladas. Le corresponden
los impulsos instintivos (emociones básicas como el miedo y la ira).

Atendiendo estas tres partes podemos observar cual de ellas predomina en nosotros,
según el momento o las circunstancias; y qué tipo de relación mantienen entre sí, así
como qué roles o personajes asociados juegan los papeles más importantes en el
argumento de nuestra «película personal», esto es, ¿de qué va mi vida? Si se tratara de
una película, ¿qué título pondría al argumento de mi vida? Cuestión que puede aplicarse
tanto a nivel general, como a los distintos ámbitos de ésta (familiar, profesional, etc.)
El objetivo principal de esta cuestión es tomar conciencia de cómo es nuestra vida y
qué tipo de interpretación hacemos de ella y de las cosas importantes que nos ocurren.
Esto permite plantearnos si estamos dispuestos a asumir el papel de guionista, director
y protagonista, junto con los personajes de que disponemos; comprobar si el guión y la
trama son los que realmente queremos, y, de no ser así, reescribir lo que decidamos
cambiar y tomar la batuta de la dirección para encaminarnos hacia ello.
Recordemos que, como dice Epicteto:
«Lo que turba a las personas no son las cosas, sino las opiniones que de ellas se
hacen»6.

Y, en última instancia, si las cosas no resultan: SIEMPRE PODEMOS CAMBIAR


DE ESCENARIO.

5
Vid. Platón, Fedro.
6
Epicteto, Manual, § 5.

4

Estas reflexiones y los ejercicios prácticos que realizaremos pueden ser aplicados a
distintos aspectos de tu vida:
a) Relación contigo mismo-a
b) Relación con los demás en el ámbito laboral (o de estudios)
c) Relación con los demás en los ámbitos familiar y amistoso
d) Relación de pareja

Destacamos 5 tipos de actitud ante los conflictos:

1. Evasiva: No admite el conflicto. Trata de protegerse del sufrimiento,


racionalizando las excusas e ignorando la información polémica.

2. Culpabilizante: Busca un culpable (en uno mismo o en los otros).

3. Competitiva: Trata de vencer al otro. Interpreta y encara la situación como un


combate.

4. Transigencia: Adopta un estilo sumiso, permitiendo que los demás dominen la


situación y las posibles decisiones, dejando de valorar y respetar los
sentimientos, opiniones y necesidades propias.

5. Colaboración: Esta actitud permite la cooperación desde la posición de confianza en


uno mismo y en los demás, intentando comprender e incluir ambas
posturas. Se fomentan tolerancia, justicia y solidaridad para lograr
aquellos acuerdos que beneficien a las distintas partes implicadas.

Ninguna de las cuatro primeras actitudes permite afrontar y resolver las


situaciones de conflicto armónica y satisfactoriamente para todas las partes
implicadas. Aunque tenemos derecho a experimentar las actitudes que no funcionan, lo
interesante a la hora de intentar construir consensos es practicar la más efectiva; si se
pretende que el consenso sea real, y no un mero convencimiento del argumento más
fuerte o brillante, la actitud de estas cinco que realmente funciona es la de colaboración.

5
Recuerda también la lista de «parejas de actitudes» para el ejercicio del equilibrio a
partir de la toma de consciencia y la evitación de los excesos y los defectos: se
recomienda comprobar qué perfiles consideras que se activan más en una situación
determinada que se quiera observar o tratar de mejorar. Puede que haya aspectos de esta
lista que no se produzcan, o que no encuentres en ella otros que sí. Por esto es
importante que primero personalices la lista, confeccionándola a partir de los aspectos
que observas en el escenario o la situación que has elegido.

Defecto Equilibrio Exceso


Cobardía Valentía Temeridad
Pereza Laboriosidad Hiperactividad
Sumisión Justicia Autoritarismo
Resignación Asertividad Agresividad
Frialdad Afectuoso Empalagoso

Al tomar conciencia de los rasgos que habitan en uno mismo, es más fácil
observarlos, escucharlos y entablar un diálogo integrador que permita reconducir las
posibles situaciones de discrepancia o incoherencia interior hacia el orden y la armonía.
Una vez identificados los «personajes» que se pretende educar y los que se quiere
potenciar, tan sólo has de proponerte realizar las actividades que convengan en cada
caso y que puedes extraer de los apuntes de las sesiones anteriores [especialmente los
cuadros entregados en el material de la sesión para el manejo de las emociones (págs.
96, 97 y 99) y los ejercicios de los temas tratados en las anteriores sesiones].
Asimismo, para el control y seguimiento de la evolución de los aspectos que se
pretenden regular pueden utilizarse los siguientes gráficos:

∟ (-) ∟ (+)

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