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QUIZ DE EVOLUCION
Carlos Altamar
Para responder esta pregunta es clave conocer a que hace referencia el modelo de Equilibrio
Puntuado, este puede definirse de forma breve como; “Estasis durante la vida de una especie
(típicamente millones de años) seguidas de estallidos geológicamente breves de evolución
fenotípica que ocurren en la especiación (Gould & Eldredge, 1977)”.
Las transiciones --Serie de ejemplares de un grupo que incluye a las especies vivientes y
extintas del registro fósil y que permite observar la deriva de rasgos y la aparición de nuevos-
- pueden evidenciar la teoría del Equilibrio Puntuado (EP) principalmente en el contexto de
la paleobiología evolutiva. Pero también se ha encontrado evidencia de evolución pulsatil
tanto en modelos macro como microevolutivos (adaptaciones y óptimos del nicho) (Uyeda
et al., 2011; Penell et al., 2014), en grupos de organismos tales como; primates, aves,
trilobites, espinos y moluscos en los cuales se ha encontrado evidencia que aporta aún más
validez a la ya teoría del EP y esto debido a que en el ámbito fósil, en algunos grupos, se ha
encontrado picos de especiación que se restringen a eras y localidades puntuales, estos picos
de especiación dentro de la serie de ejemplares se caracterizan porque las especies
involucradas (en las “puntuaciones”) son mosaicos que agrupan rasgos ancestrales y
derivados propios de cada grupo, lo que representa una puntuación en el registro, es decir la
aparición de nuevas especies sin etapas transicionales. En grupos con registros fósiles ricos
como trilobites es posible observar la deriva de caracteres y formas de una misma especie de
manera constantes, es decir en “equilibrio” y luego en la misma serie geológica aparecen
nuevas especies con características novedosas. Un ejemplo de tales puntuaciones es
Ardibipithelocus (vivió hace 4,4 millones de años atrás), en el caso del género Hommo, que
presentaba locomoción bípeda y rasgos anatómicos típicos de primates arbóreos. O en el caso
de aves, donde también se evidencia la presencia de mosaicos (algunas especies con pico y
dientes) y la ausencia de formas intermedias entre el Archaeopteryx y las aves actuales.
Contrario a lo que aparenta el EP, este no va en contra de las teorías de Darwin, sino que
expone un patrón evolutivo claramente extrapolable en la historia de diferentes linajes, y que
puede decirse es el producto de siete pasos; (1) Estasis, (2) Aislamiento, (3) Selección intensa
y Cambio rápido, (4) Ausencia de conservación (5) Reintroducción, (6) expansión y estasis
y (7) conservación (University of California, 2018). Es decir, bajo eventos masivos de
selección intensa se elevan las tasas de especiación y así mismo se acelera la mortalidad de
tal manera que los registros muestran diversificación pulsátil. Como por ejemplo lo ocurrido
en el cretácico y que marco el fin de la era de los reptiles, es posible observar un cambio
drástico en el registro fósil. En cuanto a su morfología y diversidad. Por encima del límite K-
T, se reduce el número de especies y solo sobreviven las formas más pequeñas de este grupo,
como consecuencia de este repentino cambio en las condiciones del medio se altera el registro
fósiles antes y después del límite Cretácico (K)- terciario(T) (Arz et al., 2000).
El método científico, herramienta analítica que nos permite probar hipótesis en el contexto
del EP es sin duda el método empírico-analítico (y todas sus subdivisiones) y las
herramientas analíticas asociadas a ciencias y herramientas como; la paleontología, anatomía
comparada, biología evolutiva, biología molecular, física, análisis de los ambientes
sedimentarios (estratigrafía, palinología, mineralogía), arqueología, datación molecular
(C14), química, cartografía, cladogénesis, deducción, análisis, integración y prueba de las
hipótesis a partir de la evidencia (solida) y por ultimo nacimientos de teorías.
Referencias bibliográficas
Punctuated equilibria: the tempo and mode of evolution reconsidered. Gould, S.J. and
Eldredge, N.Paleobiology. 1977; 3: 115–151.
The million-year wait for macroevolutionary bursts. Uyeda, J.C. et al. Proc. Natl. Acad.
Sci. U.S.A. 2011; 108: 15908–15913