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A n d ró P run ier: ¿ I t -e t ó n o
C a m u '? Los lim ites di la re
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belión . — Juan F errer: V alor
perm anen te del sin d ie a 'ism o
'■ revolu eion iirio. -J o s é P ;:ra t3 :
Más sobre la preten dida erisis
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del an a rq u ism o. — U g o F edell
La reb elión de C ron stadt.
l . C ron sta d t y la re v olu ción
rusa.— A lfo n s o M a rtín e z R izo:
Kn m em oria : .M fonso ^ la rtin ei
R izo y la epop eya ca n to n a l.—
José M a rtí: I 'n re p o rta je _ de a
b a ce sesenta y cu a tro anos.
José M a rti, testigo de la é p o
ca. se o cu p a del crim en de
C h ica go. -R e d a cció n : O jo s y
oídos del m u n d o .—C a m p ío C a r
pir R e p o rta je a] com p a ñ ero
Edm undo I.a tela ro. V ice n t-
G . C ortés: La v id a y los i b '! -.
Camus V n u estro tiem p o— Eu-
een R elgis: E ncuesta A m erict-
E uropa. - M ig u e l B ak un in . F.
B astia t. A lfre d o C alderón . B- -
n edetto C rece y P e d io K n jp it -
kin: F rag m en tos escogid os.
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tís- é.!
. E n e ro
1952
A
R E V IS T A MENSU.AL
Ayuntamiento de Madrid i
POríAD^A
O lrecem os a nuestros lectores un cuadro de A- Renuir (1841-19191 q u e lleva
por título «Jeune fem m e au soleil», d e técnica impresionista.
M . L ah y-H ollebecqu ,' ha dado la siguiente definición del im presionism o en
p iiit iiia ;
«E l im presionism o es contem poráneo d e los descubrimientos de la fisica sci-
Ivre los elementos constitutivos de la materia y el m ovim iento que .los anima.
D a d o q u e tod o vibra, se agita, se mueve, la misión d e la pintura es revelar, por
nuevos procedim ientos técnicos estos Juegos d e la descom posición de la luz y
esta m obilidad de las cosas. D e ahí los procedim ientos y las innovaciones que
han desconcertado al pú blico, tan tradicional y conform ista, d e la época, quien
ha criticado sin com prender y hasta podría decirse q u e sin mirar. Pues, en estas
tendencias geniales para captar la vid a secreta y animada d e la materia, Monet,
Pissarro, Sirley, Renoir, Van G ogh y, recién llegado a esta rebusca del «ton di
visé». Seurat, todos han creado a su manera la vibración de la luz y sus r.tlejos
en las cosas inanimadas y de los seres. Y de ahí esas maravillas que, faltos de
espacio, n o podem os describir; las «M eu les», los «Peupliers», las «N ym pliéas», el
«Seine», la «T am isc» de M onet. rehechos a cada hora del día para notar la forma
y las tonalidades b a jo diferentes efectos d e la lu z; los «Paysages» d e la O ise y
del Sena, de V exin y d e M otet, d e Pissarro y d e Sirley; «L es Baigneuses», el
«M oulin de la G alctte» v los retratos d e Renoir, los «A liscam ps». los . T iium e-
sols» el «Restauraiit de j a Siréne», de V an G ogh , d e una tan grande violencia
lírica; d «C irque», la «G rande Jatte», la «Parade», de Seurat. concebidas com o
im ágenes decorativas y- en q u e el procedim iento «pointillisle» ac--ntúa la tensión
rítmica. ,
Es sin em bargo contra esta interpretación dinámica de la naturaleza que
reaccionan los pintores d e temp.-ramento diferencial, tales corno Puvis d e C.ha-
vannes (1824-1903), decorador d e vastos frescas murales, más inspirado» por las
ideas q u e p o r la realidad, y c-uyos ütulos indican el prejuicio sim bólico: «L e
Bois sacté ch er aux M uses», «M arseille porte d e l’ O rient». «Lvidus pro Patria»...,
Gauguin (1848-1903), individualista feroz quien, h uyen do de los hombres pinto
en tonos cálidos y en form as simplificadas «Les fem m es de Tahiti» y <Papeete»,
y, en fin, Cezanne (1839-1906), otro solitario que, lejos de com placerse en la busca
fugitiva d el m ovim iento, tienta de conseguir lo esencial, lo permanente, y se
obstina a pintar durante años tal natura muerta o tal paisaje: «L a M ontagne»,
«Sainte V ictoire», « L ’ Estaque» o « L e Vas.' Bleu».
Ayuntamiento de Madrid
RE¥ISIA D£ S O C I O I O S I A . CIÉI'ICIA Y lilE R A T U R A
Ano Toulouse, Enero 1 9 5 2 N .- 13
IO S i m m s p i m i m m
AS divergencias que opone e l jefe de los rias, p o r m anlíestacclones enigm áticas, a llw o to s .
surrealistas al autor de «rH om m e Ré- proclam aciones ultra-subversivas; la creación de
volté», publicado recientem ente por la una galería de antepasados, considerados com o los
Editorial G allim ard, n o son com o para santos del surrealismo: Sade, Petrus Borel, Lau-
d e ja m o s indiferentes. Aquellos que fun tream ont, Rimbaud, etc., e l enjuiciam iento y exclu
dam entan, esencialmente en la rebe sión resonante de los m iem bros de ánim o caído:
llón de la conciencia, la «resistencia» la busca de lo irreal: ocultism o, magia, etc. En su
a la integración totalitaria com o ob je ma: la creación de una especie de religión negra,
tivo; luego la «revolución» necesaria en la capilla un tanto herética adosada a la Iglesia
(ccmcebida com o un cam bio radical d e orientación de Moscú. Hay que reconocer en los m iem bros del
en el desenvolvim iento hum ano m ás bien que una grupo surrealista, que n o llegaron a pasar de la
redistribución sangrienta de privilegios) esos, creo treintena una suma considerable de energía y de
yo, darán sin duda la preferencia a la tesis defen talento, t o m ayor parte han h ech o camin<» y han
siva: a la defensa d el hom bre del m odo que la co n logrado im poner a la cultura ambiental, en una
cibe A lbert Camus. Otros, que cifran su com etido medida n o despreciable, las form as de espirituali
en una subversión, en un desarralgam lento y liqui dad y la m arca del m ovim iento. De hech<>. miles
dación, lo más radical posible, del viejo m undo—o de jóvenes, del 1925 a l 1930. han recogido y con
a lo menos, en la afirm ación literaria y p oética de servado algo del vigorcso ejem p lo e irradiación
una insurrección ilim itada—restarán fieles a An- personal de B retón y de sus am igos. Es de concebir
dré Bretón. ¿C onflicto de tem peram entos? SI, sin el apego de este últim a a un pasado tan brillante
duda, p ero tam bién con flicto de generacáones, lo y su deseo de perpetuarlo, n o obstante la disper
que n o parece haya sido destacado p o r la critica. sión de sus fundadores, co n nuev<® elem entos. De
El surrealismo h a surgido d el m ovim iento «dada» hecho, tras de su eclipse, el gru p o surrealista se
y sus orígenes ee les puede situar a fines de la ha reconstituido, compuesto, sobre todo, de gentes
primera guerra m undial, entre los jóvenes a quie m uy jóirenes, entre los cuales Bretón y Péret ha
nes aguardaba otra guerra, com o la que n o habten ce n figura de antecesores gloriosos. Vale la pena
hecho, y en cuya posibilidad n o creían. La crisis de relacionar, p or el contrario, la actitud de Ca
de pubertad de esa juventud burguesa, les había m us a la experiencia directa de la guerra. Ella
hecho pasar de u n conform ism o social y de una pertenece m ás bien a aquellos que fueron hundidos
patriotería exacerbada, a u n a total decepción y a en la barbarie totalitaria del prim er conflicto
la voluntad de afirm ar su independencia absoluta mundial; a aquellos también que h an vivido el fas
con reiacjón a un m u n do d e valores, del que ell<® cismo, el nazismo, el -bolchevismo, co m o sistem a de
renegaban. Luego, su necesidad de protestar contra poder, en la edad de las responsabilidades: a aque
una civilización corrom pida, tom ó la form a más llos, e n fin, que—com o es el ca so de CJamus-- han
«constructiva» de una doctrina y de^ una práctica, alcanzado en plena catástrofe mundial núm ero 2,
im plicando, entre otras, la incorporación al bol su madurez intelectual en la clandestinidad o en
chevism o (espantajo núm ero uno para la burgue el exilio. A ellos les es natural com prender y ma
sía), el uso de la dialéctica de Hegel y de M arx n ifestar la actitud esencialm ente defensiva del
(com prendida en un sentido bastante esotérico) la rebelde, cuya vida y valores se hallan amenazados,
adopción de un estilo d e vida ostentosam ente «es m ás bien que la actitud de ofensiva absoluta del
candaloso», m anifestado por aventuras espirituales elem ento subversivo, a quien in d ign a tod o com pro
de todas las variedades literarias y extra-litera m iso c o n la realidad, y que saluda el naufragio
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general, com o en vanguardia hacia una misteriosa cosas, que encarna la razón (o por la Naturaleza
redención, o com o tratándose de un fenóm eno de la que él se hace oficiante y verdugo), su her
magníficamente «gratuito»). mano extraviado, rebelde, «absurdo» com o él. El
Se ha querido ligar, de un m odo falso por cierto, hom bre insurreccionado n o debe usurpar las fun-
el pensam iento de Camus c o n el existenciaíism o ciernes de la Naturaleza o de la historia; debe ate
ateo de Jean-Paul Sartre; y algunos han visto en nerse a la afirmación creadora de solidaridad; (cYo
el con flicto Camus-Breton una querella de escuela, me rebelo, pues nosotros somos.» Debe reconocer
Es a la vez m ucho menos y m ucho m ás que esto. que su rebelión 'es aquella, no del y o absoluto, sino
En el plan m etafisico, Bretón y Camus son, los de la naturaleza humana, y que ella imjplica, con
dos, ateos en el sentido m oderno de la palabra; es la intransigente pureza de los medios, la lim ita
decir, inclinados a ver y a com batir un deísmo ción de objetivos. La disposición d el otro por el yo,
oculto d en tro del racicnalism o, Poco nos im porta, la transform ación dei o tro en co s a -o en propiedad
en el fondo, que sitúen la irracionalidad m ás b ijn del U nico stírneriano es pues, desechada. M ás aún:
en el hom bre o bien en el mundc^ la ideología es Camus ve en ello la raíz del m undo social de la
con frecuencia com plem entaria y com pensativa autoridaii y de lo arbitrario, en ta n to que se opone
más bien que expresiva de las tendencias. al m undo del libre contrato. Es una exigencia de
L o más im portante aqui es más bien el esta Naturaleza la que Camus form ula al constatar
cou flicto entre el tem peram ento clásico, que tiende que aquel que mata so lo mata una vez, habiendo
a la econom ía y a la concen tración de los m M los por adelantado ofrecido vida por vida— ley P i j a
en torno de un objetivo preciso, y el rom ántico, mente interior que hace realm ente del hom icidio
apasionado p or lo desmesurado, lo que e n la prosa el gesto más desesperado que existe y que excluye
de B retón está en perpetua tensión con el múnu- radicalm ente la pena de muerte tal com o nosotros
cioso rigor de la escritura, y que tasca el freno, la conocem os.
patalea y llega a encabritarse com o un caballo fo-
gosó, haciendo exhibición a la vez de su cólera
y de su docilidad al propietario que sobre él
cabalga. «Le Mythe de Sisyphe» gira en torno d el suici
dio; « l’Homme R évolté» en torno d el hom icidio. En
el uno, deduce la perseverancia en el «error d=
ser hom bre». E n el o tr o libro propone al hombre
«absurdo» de concentrar, y por consiguiente, de
En «Le M ythe de Sisyphe», el mediterráneo que lim itar su rebelión racionalizándola. ¿Q ué necesi
es Albert Camus, nos traza la imagen de un m un dad y qué m edios poseo para transform ar el mun
d o arm onioso, ia Naturaleza, regida por leyes y que d o? Este deseo, de un alcance inm enso, n o puede
repara por si misma sus «injusticias» (sus azares por m enos dar lugar a la desesperación o a una
y pérdidas de equilibrio) por un retorno espontáneo nueva y com pleta enajenación. Se trata de cam
de cada cosa a su medida, a su límite. Sólo el hom biar la vida, lo que tiene su punto de pariúda en
bre es un ser de pasión incoercible, en lucha contra el ego, esa realidad verdaderamente individual
el universo racional, al cual n o se somete su natu factor desconocido por M arx y por Stirner, y que
raleza. El hom bre es «absurdo», y su actividad es Preud ha reconocido com o periférico—c c m o lo es
parecida a la de! condenado en el Infierno m ito esencialmente el sistema nervioso en el conjunte
lógico, que em puja un peñasco hasta la cim a de del cuerpo— . Aparte esta actividad consciente, in
una m ontaña para ver cóm o rueda al o tro lado; cluida en los lim ites del ser, la transform ación del
luego lo sube de nuevo, y asi eternamente. Igual m undo se hará siempre contra nosotros: e lla será
mente el hom bre impulsa su destino de un error la ob ra de una especie o de la historia, pero n o la
al error contrario; lucha sin fin con tra esa fuerza nuestra. Ella tendrá co m o tema la abolición del
de gravedad que le incita a la desesperación. La yo, es decdr, de hecho, de esta pluralidad; los yo
solución de la excepción hum ana a las leyes uni humanos, c o n sus relacloines interindividuales.
versales supone dos aspectos; el suicidio o la sumi Se ha escrito, dejando suponer qve Camus, de
sión. A l suicidio (que n o es más que la form a vio «Sisyphe» a «THomme R évolté» se contradice, pre
lenta de la busca d e un búdico nirvana, de la cisamente com o él acusa a Lautream ont de ha
ataraxia, de un n o ser, por la extinción de deseos) cerlo, pasando de un extrem o al otrc, es decir, de
Camus op on e la rebelión occidental, luciferiana «M aldoror» a las «Poesías», Por m i parte n o veo
Errare humanum, perseverare diabolicum . El hom una tal contradicción, n oto una evolución que va
bre. absurdo ante la Naturaleza, debe perseverar de la rebelión teórica y generalizada, a una rebe
en su «absurdidad». Mas la rebelión del hombre lión práctica y localizada, tanto m ás auténtica que
más allá del suicidio, contiene también su tenta resulta defendible, mientras que la rebelión ilim i
ción. Esta tentación es la muerte, por la cual ei tada n o lo es.
hombre se identifica a la necesidad histórica y
sacrifica, en su lucha ciega contra la razón de las André PRUNIER
Ayuntamiento de Madrid
WAML0 IP IPIEIPI^flAXMIEINTIE
DIEIL SIIIXIIDIICA\ILIiSN€ IPIE\V0 ILI1JCII0 IXIA\IPII0
X ISTE tá cito acuerdo, al parecer, en con tra enfermedades, por ser asunto grave que la
clasificar los fenóm enos derivados de miseria acechara el hogar royendo la salud im pres
teda m anifestación hum ana en co cindible en el padre de fam ilia, Pero la salud ¿h o
rrientes puras e impuras, n o esca era fácilm ente perdible sometiéndose a jom a d a s de
pando e l sindicalism o, en su acepción doce y trece h oras de trabajo diarias, resistidas a
general, a la ley impuesta—en esta pan duro y arenque salado? ¿Qué problem a solu
ocasión com o e n otras—por la co s cionaba e l explotado asociado percibiendo o entre
tumbre. Asi, para el sindicalista im gando unos ochavos en con cepto de auxilio a reci
penitente el sindicalism o se basta a bir o a prestar?
si mismo, y para el sindicalista o ca Todo el m undo está expuesto a pillar una enfer
sional, oportunista, el sindicalism o n o es más que medad y a m orir a consecuencia de la misma. Pero
un medio. He aqui discusión para largos tiempos, los patronos desconocían la m iseria y los estados
sin posibilidades de solución hasta que la idea m a de salud precaria m otivados por exceso laboral y
triz del Sindicato se haya acreditado o desacredi deficiencia nutritiva. Existían, pues, enfermedades
tado en el m om ento de asentar, sobre bases sóli de pobre que habia que elim inar, no diluyendo
das, la Sociedad Futura que se tiene prevista. energías en prácticas mutualistas, sino reconquis
A nuestro entender, el Sindicalismo, ccitid toda tan do el derecho a la salud, beneficio que n o se •
especulación de origen ideológico, no es una enti obtendría sin lograr m ayor im portancia adquisiti
dad m ítica y determ inante a la vez, sino lo que las va y sin recortes operados en el cartel de horas de
voluntades hum anas que lo nutren quieran que sea. trabajo. De aqui la prim era rebelión del obrero: la
Sindicarse es simplemente un hecho de agremia huelga, y de aqui también la incom prensión mani
ción, d e acum ulación de energías, de concertación festada por la burguesía asesorada por la fuerza
de impulsos—proletarios en este caso— para resis del Estado; declarar los ceses voluntarios 'de traba
tir al Capitalism o prim ero, p ara vencerlo después. jo problem a de Guardia civil.
Cuando un teorizante n o lo entiende asi y jefatu- T al es el inicio, sencillo y trascendente a la vez,
rlza, cuando las masas obreras se sienten tales y del Sindicalism o. Las masas obreras in a sistid a , o
por encim a se com placen en -sentirse a si de espe m ejor, entregadas a la voracidad patron al por los
sas y sin espíritu, entonces se entra, irremisible siglos de los siglos, se capacitan de su derecho a la
mente, en e l estadio de la disgregación por corru p vida y reaccionan al m argen de Dios, d el Am o y
ción de propósitos. El Sindicalism o es concebible del Gobernante, b ajo cu yos señuelos habriase eter
m anteniendo Intacta su personalidad reivindicati- nizado el suplicio de la esclavitd. S in presencia de
va, su con dición de n exo com ún y necesario a la directores y abogados, el censo p roletario se fué
clase trabajadora. Fuera de esoi se convierte en organizando, tom ando con cien cia d e su va lor so
instrum ento de am biciosos desem bocando en innú cial y com bativo, y a la inocencia de los prim eros
meras y reducidas—si n o villanas—finalidades. pasos sucedió el desarrollo de la com prensión y de
la inteligencia que dieron m otivo a la fijación de
EXTEM PORANEIDAD DEL SINDICALISMO un M-opósito que, enm ienda tras enm ienda, llega
AMORFO.— La agrem iación obrera invertebrada ría S la sana conclusión de que con dueños y auto
perecerá con la m ism a p < ^ sal con que tardía ridades la vida norm al del hom bre resulta im po
mente vino al m undo. No im porta que grandes su sible.
mas de trabajadores proporcionen visibilidad y Irritadas por un tal atrevim iento, impedidas de
a liento a una Federación Sindical Mundial y a una m antener su derecho al abuso a pesar de la defi
C onfederación Internacional de Sindicatos Libres. nición rom ana sobre la posesión particular de los
Paltos de ideología intrínseca, careciendo de m oti bienes de la tierra, las autoridades civiles, religio
vo vital para mantenerse en pié, ambos organis sas y m ilitares (concreción; el Estado) se decidieron
m os y cuantos pudieran sucederles están destina p or la réplica violenta que siempre llevó—aún lle
dos al fracaso porque los productores, cada vez me va— carne abatida a los cem enterios y carne su
nos engañables (hoy los engaños son fatales, pues friente a los hospitales y a los antros carcelarios.
to que cada uno de ellos se paga con una guerra Argum entación tajante, dolorosa, pero a todas lu
mundial con tod o su cortejo de calamidades), se van ces nefanda y nada convincente. A partir de esa
repitiendo con aum ento de fuerza expresiva; No, cruel eim eriencia los trabajadores se sabían pose
n o es eso. sores de la razón y conocedores de un brutal aviso:
Y claro está, no es eso. El Sindicalism o nació y para hacerla prevalecer seria necesario recurrir a
se desarrolló en su prim era edad en cuna proleta la fuerza bruta, puesto que a ello im pelía la cegue
ria, al m argen de todo interés p olítico y religioso. ra de su feroz contrincante, verdad que sigue abo
Las multitudes explotadas, com prendiendo que par nando la presencia d el Sindicalism o revolucionario
te de su desgracia radicaba en la descohesión, en o de acción, en e l panoram a político del dia, puesto
el abandono de si mismas, iniciaron pacto solida que la m oral burguesa n o ha variado de tono ni
rio dando concreción a unas sociedades de apoyo sus mandatados de procedim iento, separándonos
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del nacim iento y represión del Sindicalism o algo p or las bases igualitarias previstas, n o se explica
más de un centenar de años, esto es, una diferen- que grandes masas de explotados sirvan de pedes
d a m aterial de tiem po, quedando el problem a sin tal a las políticas de desvio, que se sientan prote
la solución debida a pesar de ciertas y obligadas gidas p o r un Estado que p oco a poco las absorbe,
transigencias de los partidos estatales. que se avengan a servir de bulto, de escabel, de es
Con la aparición del Sindicalism o, el productor cudo de arribistas y em baucadores; que sean fuerza
ha podido pensar en el in icio de una era de reiyin- alquilable, suprimible, en lugar de potencial cons
dicaciones sociales, en la cristalización de m últi cien te e irreprim ible que se dirige, im placable, a la
ples y dispersos deseos en una idea de redención cla realización de un m agno propósito de justicia
sista prim ero, hum ana después; y sobre todo, en la social.
obtención de una fuerza considerable y propia capaz Y ahí tenemos, gracias a esta inexplicable m ixti
de revolucionar, por em puje y sentido justiciero, las ficación de intereses, de rectificación absurdísima
concepciones sociales tradicionallstas m antenidas de conducta, com o la realización social m ás m ara
por las viejas y nuevas escuelas autoritarias. villosa que h a de registrar la H istoria: e l com unis
De todo lo cual se deduce que Autoridad y Sin m o libertario, se aplaza peligrosamente dan do re
dicalism o están frente a frente, y que el sindica curso a sus impugnadores, que bien se aprovechan
lism o que aducen los organism os obreros lideristas del grave descuido de nuestras confiadas multitu-
es una corrupción de la agrem iación proletaria pri 'des. Duchos en el arte de confundir, los sacerdotes
m itiva, una degeneración de principios valede del Estado utilizan las turbaciones de la clase obre
ra para desarticular una fuerza libre que so ra .para distraerle las consignas, rem edarlas, y
metida a l Estado por los buenos oficios de los con devolvérselas con significado torcido, si bien pre
ductores de masas, deja de ser una fuerza de opo sentadas con voces altisonantes y declam aciones
sición y redención para convertirse en un soporte de gracioso estilo.
más de las instituciones enemigas del bienestar ge Espantó a la clase dom inadora la capacidad con s
neral, y, p or ende, del derecho indeclinable del tructiva de los trabajadores asociados. Vieron los
hom bre que trabaja. estadistas de toda laya que la inocen cia de un au
m ento de sueldo y la m enos inocente rebaja de unas
¿ESTA EN M IN ORIA DE EDAD EL OBRERO ?;— horas en la jorn ada diaria de trabajo, p odrían con
Con lo definidas que están las ideas y p or lo m ucho d u cir a los parias a abrir los ojos hasta el punto
que la sociología Ubre se h a ocupado de ellas, pa de ver claro en su lógico destino: el de la em anci
rece que las multitudes productoras de todo el orbe pación de su clase c o n la consiguiente y profunda
deberían mantenerse en un estado de avance tal, reform a de la sociedad. Con anarquistas de por
que el poder capitalista resultara hallarse a l borde medio, el Sindicalism o se convertía e n enfímigo
de la quiebra. ¿R or qué n o ocurre así? ¿Por qué la peligroso, a la postre invencible yendo a la con
evidencia de los hechos parece desm entirnos? quista de los útiles de trabajo y al reparto equita
Sin que ningún explotado crea que debe el pan tivo de los frutos resultantes d el mismo. Con, opor
de su boca al fetiche celestial ni al patrón todopo tunistas en el Sindicato, la asociación de los tra
deroso, la vida económ ica de los pueblos transcurre bajadores entrarla en una fase degenerativa al co n
estancada e n el vicio de siempre, es decir, que con fiar éstos la defensa de sus intereses a l líder, a l
facultades a veces para adquirir una m otocicleta, diputado, al m inistro, que le aportarían abundante
un televisor y una casita prefabricada, el trabaja libertad económ ica y política en bandeja rebosando
d or com ún continúa adherido a la organización so legalidad. Prim ó esta argucia, y el Sindicalism o
cia l que m entalm ente, y en alguna ocasión c o n h e quedó desconocido, y si n o ello, reducido a la expre
chos, ha superado. C ontradicción que podrían sión actual de una A.I.T.
explicar el en ojo p or las determ inaciones violentas ¿El bel sindicalism o? ¡Oh, s i ! Muy compuesto,
si otra violencia— terriblemente inútil, además: la muy fotogénico, muy «ch ic» p ara ser ostentado en
guerra—n o afeara frecuentem ente la con du cta de revistas de papel couché, con presidentes, estrella
los hombres: o una m aduración extrem adam ente y taquim ecanógrafas para flirtear. Y alsgrem ente
prom etedora capaz de hacer caer sobre m an o la multitudinarias sus BW eraciones, y encantadora
m ejora caudal que los im pacientes juzgam os ha de m ente m illonarias sus Internacionales. Pero todo
adquirirse rápidam ente y con esfuerzo. Pero, lejos esto, sufriendo elefantiasis, precisam ente, resiente
de encontrarnos en el pretil de las grandes reali la falta de vértebras, la carencia absoluta de san
zaciones sociales; lejos de estar en sazón la co n gre. pongam os idealidad. Menos sombrías, m ás vo
ciencia de los hom bres, a h í tenemos al Estado más luntarias d el esclavaje dorado al que por som eti
fuerte y avasallador que nunca gracias al desnivel m ien to al capitalism o se deben, las m asas obreras
producido p or el abandono obrero de la experiencia de los países dem ocráticos se parecen com o un nabo
y el aprovecham iento capitalista de la misma. La esférico a otro nabo longitudinal (form a diferente
situación m oral de los trabajadores, h oy es de una con idéntica sustancia) a las masas felices p or de
absurdidad evidente, y pron to nos apercibirem os de creto em anado de gobierno bolchevique. Demócrar
ella con fron tán dolos con los incipientes sindica tas y totalitarios (sin om isión de «führers« y «du-
listas de ayer, muy verticales en sus decisiones, com ces») han atron ado los espacios asegurando dispo
pensadoras las m ás de las veces del tiem po que ner de la voluntad obrera organizada, consistiendo
perdían en tanteos m otivados por la carencia óe el dram a en que eso. tan dispar y v e r g o ñ o s o , h a
ejem plos vividos. sido casi verdad a causa de la m odernización (pu
Pero h oy que esta experiencia ha sido r e a liz a s trefacción) d el Sindicalism o. Es a causa de esa
en todos los extrem os; que los ensayos h-an sido bifu rcación inaudita, de esa absurda transigencia
prodigados en todo sentido: que no queda trabaja de los obreros am ontonables que desgraciadamente
dor asalariado ignorante de cuál es 4a verdadera parecen estar en m ayoría, que la espléndida op or
reform a social: la destrucción de los regímenes es tunidad libertaria atisbada a fines d el siglo pasado
tatales im perantes para sucederlos c o n otro regido y a principios d el presente por los grandes teóri-
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CENIT 389
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MAS SOBRE LA PRETENDIDA CRISIS DEL ANARQUISMO
r- A S IA M O S afirmado q u e las constataciones del antirreformistas o anticolaboracionistas, com o se viene di
inventario sobre actividades anarquistas no ciendo ahora.
dem ostraban otra cosa que un deficiente ren P or lo q u e respecta a marxistas y dem ócratas n o hay que
dim iento proselitista y n o el fracaso de la dejarse llevar por lo que podríam os llamar su « c o b a » pro-
con cep ción filosófica, política y social que es anarquista. Por lo q u e a los primeros se refiere n o hay má.s
el anarquismo. N o vamos a insistir m ucho en que leer el «M anifiesto Com unista» para ver q u e el mar
las razones, ya apuntadas, d e «quella de xismo reivindica com o propio e l . objetivo finalista d e una
ficiencia. Nos limitaremos a concretar los as sociedad sin clases: comunista en el sentido gen érico d e la
pectos ya tratados: las terribles represiones palabra. «S on s o lo los m edios o m étodos tácticos lo q u e se
del E stado y la réplica con la «propaganda para a anarquistas y marxistas ortodoxos», se viene d icien
por el h e ch o » (lerrorism o anarquista); el sindicalism o puro do. Las d os tendencias en que s e dividió más tarde el mar
o aufosuficíente; el espejism o del m ilagro revolucionario; la xismo, principalm ente con m otivo d e la prim era gu^-rra mun
a b dicación p o r el anarquismo d e su misión fundam ental y dial y p o r la aparición del. bolch evism o ( 1 ), n o descartan
permanente; el circunstancialism o posibilisla y la crisis ge tam poco este objetivo suprem o que los socialistas llaman
neral d-‘ valores de nuestros tiempos. «socialism o» y que siguen denom inando «com u n ism o» los
1 .a decadencia arranca, pues, d e im ponderables más o stalinUtas y leninistas. Pero a estas alturas ya n o es posibl.'
m enos violentos y d e la desviación hacia tácticas n o con es- prestarse a engaños en cuanto a la sinceridad d e aquella
pondienfes con el anarquismo, n o del fracaso de sus prin declaración. D el m ism o m od o q u e hace tiem po q u e s e ha
cipios. bla d e «socialistas sin socialism o» podem os decir lo propio
E ste problem a de tácticas y principios tiene capital im d e quienes, retóricamente, m onopolizaron el com unism o. Si
portancia para el estudio d e las diversas tesis revisionistas. las tendencias marxistas n o tienden a reprocham as más que
Aparentemente la ofensiva revisionista va dirigida contra las la cuestión de tácticas, ello es una táctica más con miras a
tácticas y no contra los principios. D ecim os «aparentemente» la galería. Estos imitan a m uchos católicos en in vocar cons
porque los diferentes adversarios del anarquismo han tenido tantemente a un dios en e ! que n o creen. L a verdad es que
un especial interés en d q a r al rftargen d e la contienda lo demuestran ser tan incrédulos d e nuestras tácticas q u e de
q u e son nuestros principios fundamentales. Tenem os razo nuestras finalidades. N o hablem os ya de los principios. Las
nes para suponer q u e esta con cesión ob ed ece más bien a «bases científicas» d el socialism o, q u e niegan ¡a conciencia
razones estratégicas y n o a lo q u e m ich o s anarquistas vienen determinativa de] hom bre y afirman el automatismo d e los
aun suponiendo. A saber: q u e en tratándose d e los princi fenóm enos econ óm icos, políticos y sociales, están a cie n le
p ios del anarquismo, éstos desafian tod o posible contraste. guas de nuestras concepciones básicas. Y si n o existe entre
O lo q u e es lo mism o, q u e em plazados al terreno d e la nosotros un m ism o p u n lo .d e partida ni coin ciden cia en los
lógica o del razonam iento tod o el m u n do tiene que rendirse m edios d e locom oción , n i un objetivo com ú n , ¿que es lo que
a la evidencia d e q u e l o m ejor es to nuestro. nos une a los llam ados vástagos d e la fam ilia socialista? El
Esta suposición es ilusoria. En prim er lugar porqu e el mism o con cep to de «fam ilia socialista» tiene su la d o so
anarquismo, c o m o toda doctrina hum ana, n o explica satis fístico. El m ovim iento anarquista tiene más de com ún con
factoriam ente todos los probTémas q u e se agitan en la cons el liberalism o histórico q u e ccm el jaeobinisriK) y babeufism o
cien cia d el hom bre. N o existe una teoría que d é la fórmula d e la revolución francesa, m ovimientos estos últimos a los
absoluta del sentido de la vida. N i la ha h abido n i la habrá que se atribuye la paternidad d el com unism o. E l liberalismo
jamás. E n el fon d o d e tod a teoría, en las teorias científicas, histórico tu vo c o m o punto d e m ira la n egación d e la autori
existe la hipótesis, L a hipótesis n o es otra cosa q u e una dad y d el centralism o del Estado: «E l m ejor gobierno es el
verdad provisional (y com o tal arbitraria), sobre la cual se q u e gob iern o m enos», o «el m ejor gobierno es el q u e n o g o
construye tod o el edificio d e la teoría. Para justificar su tesis bierna» (1). En cam bio, el jacobin ism o y el bebeufism o son la
voluntarisía, M alatesta tuvo q u e contender con los determ i exaltación d el gob iern o fuerte d e l p u eb lo frente al go
nistas d e su é p oca q u e negaban la existencia científica d e la bierno aristocrático y burgués. En B ebeu f han encontrado
voluntad. Malatesta dem ostró q u e la existencia d e la volun marxistas, leninistas y stalinistas los gérm enes d e su «d ic
tad determinativa n o tenia más peros en contra q u e los tadura del proletariado».
tiene la tesis contraria. Y q u e puesto q u e era esta «verdad» Para dejar zanjado este aspecto q u e estamos tratando, di
a lgo a establecer en su d ia p o r la cien cia, cabía partir ahora remos q u e los propios dem ócratas nos hacen constantemente
d e verdades provisionales. Malatesta reivindicaba el mismo el hom enaje de q u e n o tim en ninguna ob jeción a op on er a
trato d e igualdad científica para su voluntarismo q u e para nuestros proyectos, q u e los consideran humanos y bellos pero
el determinísmo. que irrealizables da d o el acervo d e im perfecciones y prejui-
Este problem a d e «determ inísm o» o «voluntarism o» lo h e
m os considerado siem pre com o el más profu n d o en la c o n
cep ció n d e la teoría anarquista. N o com prendem os que ha
(1) En Alemania, sed e d el «socialism o científico» la cri
ya todavía anarquistas q u e pu edan pronunciarse p o r el prin
sis d el tnartísm o la planteó e l llamado •'movimiento d e tos
cip io determinista, y zarandear al m ism o tiem po c o n osten
jóv en es». E stos fu eron expulsados d el Partido Socíaldem ó-
sib le m enosprecio la tesis contraria q u e es a nuestro enten
crata en u n congreso celebrad o e n 1S91. D e este m ovim ien
der lo q u e da categoría al pensamiento anarquista e n todas
t o partieron ram ificaciones toles com o e l anarquismo y el
sus manifestaciones.
com unism o alemanes. E l viejo E n geis tra tó a estos jóv en es
Tenem os, pues, unos principios anarquistas discutibles
d e «espías policiacos y anarquistas disfrazados».
co m o tod o lo hum ano y divino. Los discuten n o s o lo los re
form adores abiertos del anarquismo sino m uchos anarquistas (2) Jefferson y Thoreau.
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(O
LA R EB ELIO N DE C R O N S T A D T
<2 )
G td n á ta d t y. La Q le M L u cié n ^ a á a
La insurrección de los cam pesinos ukranianos— vó a éste a adaptar una serie de medidas represi
que tuvo su expresión m áxim a en el M akhnovis- vas, hasta el punto de declarar, que si Cronstadt
mo—no habia sido aun ahogada com pletam ente n o acataba sus órdenes (entre otras cosas se exi
en sangre, p o r las tropas del gobierno boichevique, gía la libertad immediata de los oficiales zaristas,
cuando Cronstadt, la ciudad que fué siem pre la detenidos por los marineros) proclam aría la lev
roca fuerte de la revolución, enarboló a su vez la m arcial e iniciaría las acciones m ilitares pertinen
bandera de la tercera revolución (3). Este nuevo tes con tra la población. Kerensky creía po
hecho reafirm aba en su program a los principios der aniquilar por la violencia el im pulso revolu
de un sistema de «Consejos libres», al m argen de cionario de los habitantes de Cronstadt. Pué enton-
la influencia sofocante generada por la suprema ces, cu an do la situación se fu é agravando, que al
cía de un partido que, con su obra, n o habia sabi guna d e las unidades navales ancladas en
do hacer otra cosa que transform ar aquellos órga el puerto de Cronstadt, enarbolaron la bandera
nos que podían ser los de la nueva sociedad, en de la resistencia y se dispusieron a la lucha. Ante
un sistema burocrático que, desde sus inicios, h a esta actitud decidida los periódicos burgueses in
bía revelado los efectos nefastos que h abría de tentaron denigrar el espíritu y la acción revolu
originar. cionaria de los m arineros y com enzaron a escan-
Cronstadt era para el Norte de Rusia lo que dalizar la opinión pública voceando que: «Cronstadt
Ukrania significaba para el Sur: un centro de efer se separaba de Rusia declarándose república inde
vescencia revolucionaria. Son los trabajadores y pendiente»; que «Cronstadt em itía m oneda propia»;
los m arineros de Constadt quienes, entre los pri que «C ronstadt negociaba c o n los enem igos de la
meros rebeldes, em puñan la bandera de la revo patria p ara obtener la firm a de una paz separa
lución en febrero del 1917. Fueron ellos los que im da», etc.
pulsaron al «Soviet» de Cronstadt—por entonces
En realidad los revolucionarios de Cronstadt que
constituido e n su m ayor parte p or los socialistas- rían im pedir que las fuerzas reaccionarias entor
rcTOlucionarios y los social-dem ócratas (los maxi- pecieran el desarrollo de la revolución, por lo que
malistas y lee anarquistas n o participaban aún en
el sóviet)i—a oponerse a la p olítica de ingerencia trataban de hacer adoptar ciertas resoluciones ca
pitales. La prim era de todas habría de ser la de
del gobierno de Kerensky que era el J|ue regia por
conceder «la tierra a los* cam pesinos» y «las fá
entonces. No se detuvieron ahi sino que. iuando
bricas a los obreros». Y acto seguido habrían de
les pareció que la actitud del Soviet local n o era
otorgarse las garantías esenciales p ara que la re
lo suficientemente enérgica, reclam aron nuevas
volución pudiera adquirir un m ayor im pulso hasta
elecciones para la constitución de otro Soviet de
su desarrollo radical.
m ayor confianza, en el que habrían de participar,
en mayoría, representantes anarco-slndicalistas. Y son tam bién los obreros, los soldados y los
bolcheviques y maximalistas. m arineros de Cronstadt, y n o ningún partido,
La oposición firme a la p olítica reaccionaria y quienes organizan la gran m anifestación armada
guerrera desarrollada j » r el gobierno cen tral ke- fren te al palacio de gobierno, el 4 de ju lio d el 1917,
renskiano, (con antelación a Octubre del 1917) lie- desem barcando en las m árgenes del Neva doce mil
hom bres en armas, que se dirigieron h acia el pala-
exilio, un im portante sector d e estos m ovim irntos sigu e pro
clam ando «la persistencia de las mismas circunstancias p r o
d i Esta es la segu n da parte d e l tra b a jo que F ed é ll ha
ducidas durante la guerra». Y aun a trueque d e tener qu e' escrito c o m o co n trib u ció n a l estu d io d e lo s a co n te cim ie n
afrraitar las consecuencias d e una dramática escisión, el to s y p roblem a s de la R e v o lu c ió n R u sa (ver ios n ú m eros
anarquismo circunstanciaiista llega al extremo ridículo, b u 9, 10, 11 y 12 d e «C é n it».— N .d .T .
fonesco, d e nom brar ministros en el G obierno d el exilio.
(2) C ron sta d t s e h a lla situ ada e n la Isla de C lo tin e , a
L o cual h ace suponer q u e la sugestión circunstanciaiista per 26 k ilóm etros d e p e tro g ra d o , a 7 d e O rian em baum , a 13
sistirá c o n mayores m otivos el dia que se produzca el es d e L issy-N os y a 21 d e T e rla k i. P u é con stru id a e n el
petado cam bio p olítico en España, c o n l o cual d circuas- 1710 p o r P ed ro t í G ra n d e p a ra la defen sa d e P etrogra d o.
tancialismo habrá y a tom ado carta d e permanencia.
(3) L a p rim era , la que d ló pa so a K eren sk y ; la segu n
L a s repetidas ofensivas revisionistas apuntan a este o b da, la d e O ctu b re; la tercera, a q u ella que an sia b a lib e
jetivo. ra r a l p u eb lo ru so de tod o y u g o esta tal, u n a vez co m p ro
José PEIRATS bados los d e fe cto s d el «Ebtado p roleta rio».
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CENIT 395
c ío al grito de «N o tenemos nada que defender en manas supenores en número, suvuínbe en una lu
los frentes, puesto que e l poder económ ico se halla cha desigual. Ninguna de nuestras unidades recha
en m anos de la burguesía»; «La unión libre entre zará el com bate. Ningún m arino tocará tierra fir
las ciudades y los cam pos es la única garantía de me en la derrota. Estamos obligados a defender
la revolución triunfante»; «T od o el poder a los con decisión nuestro frente de com bate y a vigi
Soviets locales, constituidos ^ r los representan lar las rutas que conducen a Petrogrado. Cumpli
tes de los obreros, los cam pesinos y los soldados»; rem os co n nuestro deber, pero n o b ajo e! m ando de
«Las fábricas a los obreros, las tierras a los cam cualquier ridiculo Bonaparte ruso. N osotros n o va
m os a la lucha en virtud de les tratados conveni
pesinos»...
Las protestas del pueblo atem orizan siem pre a dos entre nuestro gobierno y la Etente. Adoptamos
los gobernantes, quienes, ante su p ropio pánico, se el m andato sacrosanto d ictad o por nuestra con
vuelven feroces y recurren al terror, a la m a c e r e . ciencia revolucionaria. Nuestra lucha con tra los
En un d ia del mes de julio del 1917, se realizaba invasores de nuestra patria nos otorga el derecho,
una m an ifestación a lo largo de la Perspectiva ahora que nos hallam os cara a cara co n la muer
Liteiny. La p olicía de Kerensky h abla tom ado po te, de invitaros, con voz autorizada, a la insurrec
sición en los techos de las casas, anticipándose ^ ción con tra todos los opresores. Lanzam os nuestro
acto, parapetándose en los sitios p or donde habría llam am iento en los m om entos en que l a s ondas
de pasar la m anifestación. En un m om ento dado del B áltico se tiñen co n la sangre de nuestros her
rom pieron fuego, haciendo numerosísimas victimas m anos y en que las negras y turbulentas aguas se
(entre las que se encontraban m uchísim os anar cierran sobre sus cadáveres».
quistas). Pasada la prim era sorpresa, los m anifes La guerra era solamente un juego de diversión,
tantes lograron rehacerse y atacar a su vez hasta alim entado por parte del gobierno, para destrozar
dispersar a los asaltantes en vergonzosa derrota. p or procedim ientos represivos toda aspiración re
En aquellos m om entos, las orientaciones de los volucionaria, aprovechándose de los m om entos en
bolcheviques oscilaban entre el deseo de una par que el peligro se cernía sobre todos. Pero, de la
ticipación activa en la «{Constituyente» y e l de m ism a m anera que en U krania los cam pesinos o r
Inclinarse por la afirm ación del postulado opues ganizaban la resistencia con tra el invasor, con sti
to, encarnado p or la fórm u la de; «T odo el poder tuyendo form acion es de guerrilleros Insurrectos,
al Soviet», Por el contrario, los anarquistas, fuer los m arineros de Cronstadt se preparaban a com
tes ya en esta opinión en la región de Petrcgrado, batir sobre dos frentes: con tra los enem igos de
se declaraban en el plano nacional p or un robus fuera y contra los d el interior que anidaban en el
tecim iento del Soviet local, en tanto que en el gobierno. Asi fué que, cuando en su ceguedad
terreno de la acción intern acion al opinaban que: reaccionaria, éste trató de destruir antes que nada
«En cu an to a la guerra—que se reproducía nueva los Comités de soldados, Cronstadt reinició los pre
mente com o consecuencia de la p olítica de Kerens- parativos p ara la insurrección:
k y _ n o debían de abandonarse los frentes, que de «Cuando Kerensky, con el pretexto de reforzar
bían mantenerse pero sin atacar de ningún modo, el fren te d e Riga, decidió retirar de Cronstadt y
es decir, a la defensiva. Si una vez derribado e l go de sus fuertes las piezas, de artillería pesada, la
bierno quedando el Soviet com a único poder cons- indignación y la cólera de los m arineros llegaron
tituido (cuando la tierra se h allara en posesión de a l colm o. Estos se daban perfecta cuenta de que
los campesinos y las fábricas en manos de los tra éste género de artillería n o podía ser de ninguna
bajadores) las potencias im perialistas no aceptaran utilidad en el frente. Además, sabían que la flota
las proposiciones dim anantes d el pueblo revolucio alem ana se preparaba para atacar Cronstadt y,
narlo y expresadas por interm edio de sus Soviets, p o r su parte, los m arineros querían cerrarle el pa
y si por consecuencia n o daban orden a las fuerzas so, cosa de todo punto im posible sin la artillería.
invasoras de d eja r libre y lim pio el territorio ruso, N o pudiendo adm itir por parte de las personali
se reiniciarla el ataque p or la liberación del ter dades del gobierno una sem ejante ignorancia de
los hechos, estos velan, en la intención de desar
ritorio» (4).
A pesar de todo, Kerensky, de acuerdo con los m ar a Cronstadt en las vísperas del ataque, una
aliados, desencadenó una nueva ofensiva en todos traición directa con tra la revolución. Se hallaban
ya definitivam ente convencidos de que el gobierno
los frentes. -
El 6 de Octubre, cuando la guerra se habia reini- d e Kerensky h abia decidido sofocar la revolución
ciado co n todas sus terribles consecuencias y en apelando a todos los medios, sin excluir la entre
circunstancias en que Petrogrado se hallaba en g a de Cronstadt y hasta de Petrogrado a los ale
m ayor peligro que nunca, los representantes de la manes.
escuadra del B áltico adoptaron la siguiente reso «Entonces, Cronstadt n o vaciló más. Se realiza
lución, que lanzaron p or radio a «T odos los pue ro n reuniones secretas en los navios, en las fá
blos del m undo», en la que decían: bricas, en los frentes, a fin de elaborar un plan de
«¡Herm anos!.,. En la h ora fa ta l en que las trom revuelta y de resistencia .CDorrelativamente, al pro
petas resuenan en signo de m uerte, os enviamos p io tiem po, decenas de m arineros se apersonaban
nuestros saludos y el testam ento dictado antes de diariam ente en Petrogrado para hacer el recorrido
m orir. Nuestra escuadra, atacada por fuerzas ale- de las fábricas, de los astilleros y de los cuarteles,
propagando abiertam ente la insurrección» (5).
Llegamos asi a las vísperas de la insurrección
(4) « C ro m ta d t, su s ig n ific a c ió n en la R ev olu ción ru sa », de Octubre, que debía derribar el gobierno de K e
de E . Y a r ch u rck , p g 59. (E d ición espa ñ ola . B a rcelon a rensky sustituyéndole .por los «Consejas de Crore-
1927, B ib lio te ca « V é r tic e », 172 p á gin a s. ros, cam pesinos y soldados».
En esta obra colosal, y particularm ente en Pe
(5) «L a R e v o lu c ió n I n c o n n u e » , d e V olln e (ver p á g in a
trogrado, «los m arineros de Cronstadt, llegados a
419.>
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396 CENIT
la capital para tom ar parte en la lucha decisiva, tre otros, los propios miembros de las organizacio
ejercieron un rol particularm ente im portante. nes libertarlas de C ronstadt» (6).
Entre ellos los anarquistas se en contraron com ba
tiendo en gran número, hallándose presentes, en- Ugo FEDELI
(6) T a m b ién e n M oscú la p a rticip a c ió n d e los a narqu is ce la d o e n los d ia s d e K e re n sk y p o r negarse a tom a r p a i
tas e n la lu ch a d e O ctu b re, c o n tr a K eren sk y , íu é in m en te en l a o fe n s iv a Im perialista, e n el ír a n te a u stro-a le
sa. Véase « R e p re s ió n d el a n a rq u ism o en la R u sia S ovié m á n . A le g a n d o que lo s ca d etes d eb ía n ser a le ja d o s d el
tica » (h o y a g o ta d o , fu é p u b lica d o p o r la L ibrería Socia l, K re m lin , lo s « D v in tz i» se e n co n tra ro n siem p re e n a cció n
en P a rís, 1923, a c a r g o d e l g ru p o de lo s ex ila d os rusos e n lo s sitios m ás p eligrosos de M oscú , c o m o el «M e tro -
residen tes e n A lem a n ia , c o n la tra d u cción d e V olín e y p o le » y e l p r o p io K rem lin . C u a n d o lo s «cadets»-, r e fo r
una in tro d u cció n de A n drés C olom er. 128 pá gin a s). A z a d o s d e im p ro v is o , reem p ren d ieron la ofe n siv a , les c o
través d e u na req u isitoria c o n tr a el g o b ie rn o b olch ev i rresp on d ió ta m b ié n recon q u ista r la s p osicio n e s. T o d o s
que a ca u sa de la rep resión a n tia n a rq u ista , en la p á g in a ellos se lla m a b a n a n a rq u ista s y co m b a tía n a la s órdenes
33 d el c ita d o lib r o se d ice: « E n M oscú , la m isió n más d e lo s d o s v ie jo s lib erta rios, G r a t c h o íf y F e d o ro ft. L a
peligrosa y decisiva e n la s lo m a d a s d e octu b re corres F ed era ción A n a rq u ista d e M oscú fh é la p rim era en* la n
pon d ió a l fa m oso « D v in tzl* , el reg im ie n to que íu é en ca r- za rse a l co m b a te c o n tr a el g o b ie rn o de co a llccíó n » .
Ayuntamiento de Madrid
ALFONSO MARTINEZ RIZO y la epopeya cantonal
d el destierro. Q u ed ó aüt, en España,
D esd e e l interior d e España acaban d e anunciarnos la
¡a suerte d e tantos otros, la d e M auro Ba,atierra V
m uerte d e A lfonso M artínez R izo. Para la joven generación bero. Y y a le dábam os por desaparecido c u a » ^ p or propia
libertaria form ada en el exilio e s p osib le q u e este nom bre iniciativa nos señaló su presencia e n Cataluña, m m ifes án
sea d esconocid o. L o era para la veterana rMhíanma anar- danos al mism o tiem po su firm e p r e d i s p o ^ n d e e m p e
nuista española cmfes del segu n do period o republicano
rré, con arreglo a su s posibilidades en el .f ,
ririerto el 14 d e abril d e 1931. E s a partir d e esta época Franco U na ininterrumpida serie d e traba}os penodtstícos
q u e em piezan a co n o cerse los trabajos d e d i v u l g a c ^ cien
le han sido publicados en ia prensa deí
tífica d e este h om b re d e cien cia llegado al anm quisnw com o
m en te e n e l paladín ju ven d >Ruta», b ^ o los
s e acercaron otras destacadas persorvdulades d e las letras y
seudónim os. L a interrupción d e esta labor
d el íofcoraiorio, tales co m o Isaac P u en te, G onzdlo d e R epa con su m ueríe. a los 74 años d e edad, q u e al a r r e b m r r m
ras., A lberto Carsi. C om as y Solé, estos «Üftmos ya a v e a un e x celen te com pañ ero d e lucha y d e pensam iento nos
zado el periodo revolucionario abierto co n e l 29 d e Julw.
ha dejado intacta 2a em oción d e su
El ingeniero M artínez R izo inició su obra d e cHculgación H em os h ech o un parangón en tre A lfonso M artínez R iz o y
popular d e una fo rm a ind epen dien te a través d e u na ^ e L ó p ez M on ten egro. A m b o s fu ero n militares y acabaron m
d e folletos m onográficos so b re los m otivos más sob res^ ten - a Z q u i s t a s . a 4 o s abandonaron una p o ^ t o n *
tes d e la época. V ersaban estas m on ogrí^ a s sob re el na-
inquietudes econ óm icas por la a i r o s a de
cionalismn, e l fascism o, d com unism o, d anarqutSTW, el d7l mUitante revolucionario. A m b os rectificaron a tiem po
sindicalismo, e l m arxismo, etcétera . Seguidam ente m icío uiia m a vida y carrera eq u ivocas para reivindicarse plenam ente
serie d e colaboraciones sobre trabajos d enítficos e n pa
co n sus servicios prestados d p u eb lo. A m ^ s
ninos d e la p restig o sa revista valenciana <>Estudios». A l sur con ocim ientos q u e habían adquirido para fm e s d e destruc
gir m los m edios anarquistas españoles la p r e o c u ^ c io n por ción para volearlos donosam ente en fa v or d e la ca m a do
los aspectos constructivos d e nuestras ideas, m ovim ien to en
cabezado p o r e l d o cto r Isaac Puente, M artínez R izo, com o la libertad.
E usebia C . C arbó e H ig n io N oja R uiz, da a c o n o ^ en C om o hom enaje al em ocionante
nosotros la desaparición física d e Alfonso M artiW ,. Hizo,
nuestras pubUcacioties sus p ropios pu n tos d e vista sob re las
publicam os, sob re uno d e los m ovim ientos populares mas
posibilidades econ óm icas d e nuestro pais r e h c t o n r ^ s c o n .
el suprem o ob jetiv o revolucionario d el anarcostndicdtím o característicos d e nuestra historia, e l «cantonalism o», las li
ib éftco; el com unism o liberum o. Sin emfcorgo, el de neas q u e s e seguirán.
M artínez R izo son los temad d e divulgación cientiftcA bu
demostrada preparación en este dom inio y su p e r s ^ e n lc
trabajo e n este sen tid o fu é d e un interés fundam ental para
la preparación cultural del gran m ovim iento proletario y
popular influidos por e l anarquismo. N o hay rnas q u e re UANDO ocurrieron los sucesos que voy
pasar las co leccio n es d e nuestras publicaciones d e aquella a narrar, aun n o habia nacido yo
ép oca, d esd e los trágicos albores d e la R epública h ^ a el pero me encuentro i n t im ^ e n t e li
final d e la revolución y d e la guerra, para l u z ^ r d el gado á ellos por cuanto y o soy «h ijo
lento u profundo am or al p u eb lo d e A lfon so M artínez Rfáo, del Cantón». Efectivam ente; naci en
quien, com o L ó p e z M on ten egro, su po trocar io s l ^ i t o s enero del 77 y m i padre salió d el Pe
militares p o r la m odesta y civil indumentaria d el mriitante nal de Cartagena, a punto de ser de
revolucionario. . r,- í i portado a las Carolinas, en la p ri
O tro d e los distintivos brillantes de M artínez R izo fu é su mavera del año anterior. Surgió mi
l aliosa coop eración en c ! fren te d e H uesca, enrolado en vida d el abrazo que se dieron mis
la Colum na A scaso— d espués Colum na Roja y N egro—en nroKenitores al volver a reunirse en el h ogar fam i
la q u e cum plió duranie cerc a d e un a ñ o e l triple p a pel a e liar tras d e cerca de dos años de separación, obra
miliciano, técn ico milifar y cronista o corresponsal d e nu€5- de la represión monárquica con tra cuantos m as o
tra prensa. . , m enos directam ente hablan intervenido en el m o
L o s achaques propios d e la edad tuvieron q u e restituirle
a la retaguardia, donde hasta e l final d e nuestra ep opeya
vim iento cantonal. ,
Mi cá d re era un honrado y consecuente republi
reem prendió el trabajo d e divulgación en q u e se había ca
ca n o federalista de toda la vida, Com o los días
lificado co m o m aestro. Pero a estos últim os m éritos hay que vienen’ u n o tras o tro indefectiblem ente, llegó el
agregar u no 'más. , . 11 de febrero de 1873 y en las Cortes fué leíd a la
C o m o con secu en cia del desastre militar d e 19J9 y aet
atídlcación de la coron a presentada por el rey
paso ai exilio d e cerca d e m edio iriiUón d e antifranquistas,
Am adeo y las Cortes proclam aron la RepubUca
habíamos perdido con tacto con e s te q u erid o com pañ ero. Las
por 319 votos con tra 32. Los 32 eran los e n e im g ^
con diciones físicas n o permitieTon a M artínez R izo seguir
de la República sinceros y honrados. M uchos de
nos al grueso d e la mililancia por ¡os infaustos derroteros
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los 319 fueron em itidos per enem igos de la Repú pública fueron vencíaos por la energía del gober
blica que la votaron pensando en apoderarse de n ador de Madrid, capitán don Nicolás de Estéba-
ella, desvirtuarla y term inar lo antes posible defi nez. El 28 de ju n io fo rm a Pi y Margall un Mlnis-
nitivam ente con su vida. iterlo del que excluye a todos sus partidarios y a
Mi padre, el ciudadano Isidoro M artínez Rizo, prim eros de julio se retiran d el Parlam ento los
fu é p rim ero con ceja l encargado de Consumos, lo federalistas p ara llevar la reivindicación de sus
que le acarreó enconadas enem istades de los co derechos al terreno de la lucha viril. La República
merciantes matuteros, tan ricos y 'poderosos com o E spañola debia ser federal según voto de las Cons
«púnicos» y cínicos. Más tarde íu é diputado pro tituyentes y deseos de la m ayoría de la nación,
vincial y estos cargos los occupaba a regañadien G ranada estaba ya sublevada a favor de 1<» fe
tes p o r tem peram ento y convicciones. Frente a él deralistas. Cataluña actuaba de hecho com o Estado
estaba don José Preíum o, republicano centralista independiente y los oficiales d el E jército eran a<»-
de los que velan en la Federal un «p eligro Bocial». gid os por los soldados con gritos de «iQ u e baile!».
M i padre, que ürñcamente am bicionaba el triunfo C arvajal recorría toda Andalucía al fren te de un
de sus ideales, aunque era e l presidente d el Club gran contingente de M ilicianos Federales, Siguen
de los Amigos de la Libertad, o Club de la Calle las sublevaciones de Málaga. C órdoba y Sevilla y
de Jara, dueño m ayoritario de la p ob la ción y pre continúan la de San Lúcar de Barrameda, A lcoy
parador del m ovim iento cantonal, indignado p or la y Cádiz. Por fin, el d ía 12 de ju lio de 1873, 65 años
cam paña de calum nias propaladas p or Prefum o y y sieíp dias del 19 de Julio de 1936, es proclam ado
los suyos, para dem ostrar que n o le anim aba la en Cartagena el Cantón M urciano autónom o e
am bición se separó de la p olítica a ctiva dos o tres independiente, pero dispuesto, p or voluntad propia
días antes de ser proclam ado el C antón Murciano, a federarse co n los dem ás Cantones A utónom os de
Pero continuó en Cartagena m andando dos com E spaña para form ar el Etado Cantonal Español.
pañías de m ilicianos federales y sufriendo los rigo Proclam ado el Cantón M urciano que habia de
res d el asedio. resistir heroicam ente una lucha denodada p or los
Precisamente la lucha entablada entre cen tra ideales defendidos, fué nomibrada la siguiente Jun
listas y federalistas giraba en torno a un postulado ta de G obierno: Ciudadano Presidente, Pedro G u
o principio ideológico que es fundam ental para tiérrez de la Puente: vicepresidente, José Banet;
n osotros y cuya defensa entusiasta p or parte de vocales. Pedro R oca. José Ortega, Juan Cobachos.
aquellos federalistas los califica indiscutiblemente P ablo Meléndez, Francisco Ortufio, Pedro Alemán,
com o los precursores de los actuales comunistas Juan José Maculé y José G a r d a Torres; secretarios,
libertarios. Tal postulado rechazado de plano por F rancisco M inguez T rigo y Miguel Moya.
los centralistas era «el m andato im perativo» para Este mttsmo d ia l l ^ ó el diputado constitucional
los diputados elegidos, quienes en las Cortes n o po A nton io Gálvez, «T oñ ete G álvez» com o le decia la
drían defender sus opiniones particulares, sino gente,' huertano de Murcia de pura cepa popular,
única y exclusivamente los acuerdos d e sus e lecto hom bre in cu lto pero de grandes dotes morales, de
res, la que. podría discutirlos en cualquier m om en energía y de inteligencia natural. Y a habla estado
to. Este es precisamente el ¡x in to fronterizo corres en C artagena el d ia 25 de febrero y habia sido
pondiente al h ech o diferencial que separa a ^ r l a - llevado en hom bros p or una multitud entusiasta a
m entarios y plebiscitarios. C on e l m andato im pe . través de la población hasta la casa del ciudadano
rativo, las Cortes de aquellos federalistas hubieran Estebán Nicolás Eduarte, donde se alojaba. Y el
sido idénticas a nuestras asambleas nacionales. d ia 12 de julio, al Incorporarse a la lucha en de
La flam ante República Española vivió unos pri- fensa del cantonalism o en la ciudad de Cartagena
mieros dias muy accidentados. Atravesó el- 24 de es nom brado com andante general interino del Can
febrero el intentado golpe de Estado de Cristiano tón, siendo elegido p ara segundo jefe Cristóbal
Nartos y la suspensión de las sesiones de la Asair»- G a rd a , com andante retirado de In fan tería de
blea Nacional el 23 de marzo.. Después pasó por Marina.
e l 23 de abril con otro intento de los amadelstas El dia 13, la Junta Cantonal dirige una alocu
que se hablan sumado al espadón del general ció n al pueblo y se presenta en Cartagena el ge
Pavía, m ás borrach o que el actu a l charlatán neral Contreras, procedente de Cataluña, dispues
de Sevilla (1). El 1.' de junio s e reunieron ta a asumir la dirección técnica de las operaciones
las Cortes Constituyentes, a las que el fracaso del m ilitares y que' com o superior jerárquico conmina
23 de abril habla d ad o cohesión republieana y que al brigadier Guzm án, com andante m ilitar de Car
aprobaron el acuerdo de transform ar a España en tagena, para que entregue la plaza y castillos, a lo
«R epública Federal», aunque esto era solamente de que accede Guzmán tras de muchas vacilaciones
palabra, com o lo fué lo de «R epública de T rabaja firm ando las órdenes para que al dia siguiente fue
dores», y, pocos dias después, el Presidente del P o ran relevadas las guarniciones m ilitares de la
der Ejecutivo Estanislao Pigueras abandonó su plaza p or fuerzas del Batallón de M óviles y Vo
cargo sigilosamente y desaparecía de Madrid. La luntarios de la Libertad.
política se le habla indigestado y hubo de ser subs P or la n och e I l e ^ de in cógn ito el m inistro de
tituido por don F rancisco Pi y M argal!, el hombre Marina, señor Anrich, h ijo de Cartagena, y pene
d e hielo, com o decían d e él sus contemiporáneos, tra sigilosamente en e l Arsenal. Al d ía siguiente
jefe de los federalistas. El 10 de junio intentó su tien e que abandonar Cartagena sin haber logrado
blevarse el capitán general de Madrid, S odas. Es convencer a los m arinos para que se opongan a la
de notar que todos los intentos de asesinar la Re- sublevación, adheritodose al m ovim iento revolucio
nario las fragatas «Alm ansa», «N um ancia», «M én
dez Núñez». «V itoria» y «Tetuán»; los vapores
«F e m a d o el C atólico» y «V igilante» y la corbeta
( f j Alusión a Q u eip a d e Llano. E sie trabajo d e R izo fu é «F errolana», asi com o el Arsenal y las dependen
publicado en 1937. cias de Marina.
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diputado por Aragón; Félix Ferrer y Mora, maris ria» y «A lm am a» en actitud de com bate y la pru
cal de c a m i » del Cuerpo de Ingenieros: Nicolás siana «F ederico Carlos» cruza a l largo sin hostili
Calvo Gauyti, m iem bro de la Junta de Salud Pú zarlas. Este d ia queda nom brado el G obierno -can
blica de Madrid; A lfredo Sauvalle, dipu tado del ton a l en la siguiente form a: Presidencia y Marina,
Cantón de Murcia, diputado etector por Almansa. general Contreras; Guerra, Ferrer; Ultramar, A n
E l 27 llegó a Cartagena el con ocido propagandista ton io Gálvez; Hacienda, Sauvalle; Fom ento, Rom ero
Roque Barcia, hom bre notable que sobre una cul Germes; Gobernación, Alberto Araus; G racia y Jus
tura general enorm e tenia a lgo de p rofeta bíblico, ticia e in terin o de Estado, Nicolás Calvo Guayti.
d e rom ántico a lo V íctor Hugo y de Jesús de Na- P or la salida de Contreras queda- encargado de la
zareth, a quien se parecía por la figura y p or sus Presidencia, provisionalm ente, Roque Barcia. El 29
sermones llenos de parábolas. Se sabe que Lorca salió A ntonio G álvez al frente de una colum na c « i
ha proclam ado el Cantón a la llegada de la co ñnaldad desconocida. El 30 fu é nom brado com an
lumna y, entre tanto, huye m ucha gen te de Carta dan te de A rtillería de la plaza el coronel de dicha
gena tem iendo las consecuencias que puede traer Arma, Pablo Mariné Perrellé. El 31 fin alizó el mes
la falta de avenencia en las negociaciones entabla co n el regreso de Gálvez y su colum na tras haber
das entre las autoridades cantonales y el jefe de sorprendido y derrotado en Orihuela a algiaias
la escuadra prusiana. fuerzas de la Guardia civ il y carabineros a l mando
El d ia 28, últim o dia del plazo señalado por ¡a del brigadier Plfiero, com andante m ilitar de Ali
escuadra prusiana para que los cantonales desis- cante.
1®ri del em pleo de los buques de guerra españoles,
sale el general Contreras con las fragatas «V ito A lfon so M ARTINEZ RIZO
El Estado m ata. Es hom icida, es asesino, Mata ju rar continuo. Si h ay quien, siguiendo las ense
con prem editación, con alevosía, con ensañam ien ñanzas del Cristo, rehúsa quebrantar el segundo
to. M ata por instrum ento de m ano mercenaria m andam iento, los tribunales le sientan la mano,
M ata sin pasión, sin obcecación, sin arrebato; por «considerando» que la ley de Enjuiciam iento cri
conveniencia, por egoísm o, p or cálculo. M ata con m in a! es derogatoria d el Decálogo,
escándalo, en público, jactándose de ello. El Estado... Pero ¿a qué seguir? Si la mar fue
El Estado roba. G asta lo que se le antoja, y para ra de tinta y el cielo de papel doble, n o se podría
pagar sus deudas mete m ano sin tasa en la bolsa escribir todo lo que de m alo h ace el Estado, Más
del contribuyente. Si el dinero a jen o n o basta para breve seria proceder p or exclusión, y enum erar los
satisfacer a sus deudores, n o les p aga y en paz delitos, infracciones o pecados que deja de com e
Perpetra periódicam ente quiebras fraudulentas. V i ter. No deshonra a sus padres, porque n o los tie
ve en grande a costa ajena. Arruina a la nación, ne. No es bigam o, porque n o puede contraer m atri
consciente, deliberadamente, tranquilo, con la son m onio. P or la m ism a razón n o es adúltero, ni de
risa e n los labios. sea la m ujer de su prójim o. T a m p oco cod icia las
El Estado juega. Es empresario, es banquero cosas ajenas, porque se suele quedar c o n ellas.
es «croupier», es gancho. Sostiene una gran «tim D e todos los pecadillos a que se entrega ese gran
b a» nacional, de la cual saca n o p oco provecho. tuno abstracto y colectivo, nin gun o h ay que le
Juega con ventaja, asegurando la ganancia. Y es dom ine com o el fe o vicio de la mentira. ¡Qué m en
lo bueno que tiene estancado el juego, com o el h o tir, cielos divinos! Comparados con el Estado, Ma-
m icidio. com o el despojo. Sólo él puede hacer aque n o lito Gázquez o el protagonista de «L a verdad
llo que prohíbe a los particulares. Quiere el m ono sospecíiosa» son verdaderos dechados de veracidad.
polio de los delitos. No admite com petencia. E n la vida oficial es m entira todo: m entira el pac
El Estado huelga. La ociosidad, m adre de todos to constitucional, m entira las ficciones legales del
los vicios, es su predilecta. O frece a la pereza el sistema, m entira la ley fundam ental d el Estado
holocausto del tiempo. Su vida es un bostezo. E n m entira la «G aceta», m entira la representación
tre santos civiles y eclesiásticos, esteros y deseste parlam entaria, m entira los votos de la m ayoría
ros. Pascuas, Navidades, carnavales y veraneos, ha m entira el «D iario de Sesiones», m entira las pro
convertido la m itad de los dias del a ñ o en fiestas mesas, m entira los program as, mentira la adhe
de precepto. La otra m itad la consagra al descan sión, m entira la disciolina, m entira la ley, m en
so. Sólo que, a l revés de lo que pasa c o n los ante- tira el presupuesto... Hay m entira administrativa,
rioires vicios de los cuales se reserva la exclusiva representativa, eclesiástica, m ilitar, naval, acadé
pretende generalizar la holganza e im poner, bajo m ica, jurídica, penal, procesal, bancaria, bursátil
graves, penas, la observancia del ocio. aristocrática, dem-ocrática. m oral, estética, higiéni
El Estado obliga a tod o Dios a jurar en vano el ca, médica, alim enticia... E l Estado entero es una
santo nombre del mismo, Jura el m onarca, jura gran m ixtificación, un colosal «infundio».
el m inistro, jura el senador, jura el diputado, jura
el testigo, jura el jurado. Es un jurar y un per A lfredo CALDERON
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En septiembre últim o, el profesor Sidney Suirm, UU. de Europa y_del Parlam ento del Hombre. Ito
seguido de un equipo de técnicos, aterrizó en Ma especie de am ontonam iento im puesto por Stalin
drid procedente de los EE.XJU. O bjeto d el viaje, a sus naciones vasallas ha estimulado este em
estudiar la econom ía española de acuerdo co n el peño de la Federación Occidental. Las negociacio
plan de defensa occidental. D icha com isión ^ a b anes se han venido llevando a ca b o estos últimos
de cum plir su com etido. Ha recorrido el país du tiem pos hasta culm inar en la asamblea de Stras-
rante m ás de dos meses, cotejad o estadísticas ofibourg. en la cu al el líder federalista Spaak dim i
ciales de produ cción de dudosa veracidad y com tió la presidencia de la Asamblea Consultiva del
probándolas a lo largo de un recorrido por las Clonsejo de Europa en vista de las discrepancias
fuentes hidroeléctricas pirinaicas, cordillera can surgidas. Se produ jo esta dim isión en el preciso
tábrica y Guadarram a. Asim ism o fueron inspec m om ento en que el parlam ento francés se pronun
cionadas las cuencas carboníferas de Asturias y ciaba p or el llam ado Plan Schuman.
Galicia, los centros agrícolas, pesqueros y navales Durante cin co años—declaró Spaak—hem os vi
y las factorías. Se ja cta Sufrln de haber levantadovido bajo el terror de los rusos y de la caridad de
€l priínero y más com plsto inventario sobre los re-los am ericanos.' Sin em bargo perm anecem os indi
cursos agrícolas e industriales de España mediante ferentes com o si la historia pudiera esperar, conm
iníorm e de 180.000 palabras. Se hace con sta r en si dispusiéramos de tiem po, de décadas y más dé
él que España, ten ido com o país al borde de la cadas para transform ar nuestra mentalidad, para
bancarrota, es uno de los pocos que reúnen con suprim ir nuestras barreras arancelarias, para
diciones de autarquía económ ica. Sin embargo. abandonar nuestro egoísm o nacional.
Suírin establece e l estandard de vida d el español Los entorpecedores de la Federación Europea ba
medio en 160 dólares anuales, y ello a causa de san su escepticism o en lo siguiente; En el m osaico
los siguientes factores: nacionalista que Europa ofrece; en que esta es una
B abel de lenguas y tradiciones; y en que—punto
1.—El pésim o sistem a de distribución de los p ro
de vísta británico—no se puede com parar la si
ductos. tu ación europea co n la que h izo posible la fede
2.—El pern icioso con trol del Estado.
ración norteam ericana en 1788.
3 . in atraso de la agricultura y a sus prim itivos
Spaak, en su discurso atacó a los ingleses y es
procedimientos.
4 —La escasez de m ano de obra calificada. pecialm ente a Mr, Churchill, cam peón an tañ o de
Suírin cree que esta situación n o puede ser sula federación y representante h oy del aislacionis-
perada con solo la ayuda financiera. «España— m a Pero la tesis belga ha quedado en el aire al
d ice—, n o m orirá nunca de ham bre; pero p od n a plantearse la cuestión del ejército europeo com o
m orir de indigestión de dólares.» Sus recom enda un derivativo del plan Schuman. El própósito de
ciones ccnsisten en un plan escalonado de rehabi un ejército europeo h a fracasado al plantearse la
cuestión de un com ún presupuesto m ilitar entre
litación: ..
1 ' Puesta en m archa al m áxim o de su rendi las naciones occidentales. B élgica cre e que este
miento del utillaje industrial existente. (Este rencom ún presupuesto afectaría el standard de vida
dim iento es de un 20 % de su capacidad real). de su país—que es de los más altos de Europa—
2“. Abastecim iento de materias primas. y que el ejército com ún absorbería a su propio
3'. A portación financiera progresiva. ejército nacional.
4".Readaptación de la m an o de obra. El Plan Schum an parece ofrecer mejores pres-
5". D rástica transform ación de los sistemas hipectivas. Consiste este plan en la puesta en co
munidad por seis Estados europeos, de sus recur
dráulicos y de transportes.
Sufrin resume sus Impresiones con estas pala sos en carbón y acero; 220 millomes de toneladas
bras: «D e inclinarse los EE.UU. por un plan posi de carbón anualmente y 38 m illones de toneladas
tivo h acia España, e l aum ento d el standard de de acero. El «p o o l» trae consigo abrogaciones con
vida debiera tener prioridad; la ciencia económ ica certadas de tipo diplom ático y arancelario. Pero
demuestra que un obrero indigente es forzosam en la cuestión planteada es la siguiente; ¿P odrán los
fervientes patriotas—SS.MM. los Reyes d e ! Acero
te un m al obrero». ,
(3on lo cual Mr. Suírin h a descubierto el Mediy d el Carbón—trabajar en perfecta armonía. Por
terráneo, A esta m ism a con clusión llegaron hace de pron to Bélgica y Luxem burgo se resisten. Y
muchos siglos los mozos de muías. Alem ania h a pospuesto su resolución. Y sm el
concurso de Alem ania el Plan Schum an es im prac
Desde Cjésar a Napoléon, pasando por Hltter, so ticable.
ñaron m uchos p olíticos en el ideal de una Europa —o—
unida, o am ontonada, b ajo la égida de un EstMO
único. Responden a ello las consignas de los EE. M ientrastanto, ruge en EE. UU. la polém ica so
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REPORTAJE AL COMPAÑERO
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>4LA VIDA ^ a m u á y n u e s tro iie m p o
Y LO S LIBROS
lirio absorbente, ccn trario a la libertad, de todos
S de estim ar en el autor de «Les Jus
los pontífices de las religiones.
tes». ese anhelo, esa honda preocu- Estudia Cam us en su obra el sentido de «negación
ción que le induce a escrutar la co n absoluta», que halla su expresión en las concep
ciencia del hom bre actual frente a ú n a
cion es del Marqués de Sade.
tremenda crisis de valores. Tiene la igual en el bien que en el mal. La tesis de S t u ^ r .
sinceridad de con fesar las propias con tra todo aquello que tiende a n e ^ r el ^ e r
incertidumbres, los tanteos en pos ae del individuo, exaltación esta que acaba e n factor
r a ^ W Y l S ) un punto de apoyo, de una e s j^ r ^ - de egolatría. El nihilism o de Niettzsche. El sentido
za, de ese «espoir» que h a puesto c o
de rebellón entre los p o e tp .
mo lem a al frente de la notable seiro- en Rimbaud. La expresión de rebeKha p la s m ^ a
ción de libros, de diversos autores y co n t e m ^ de en e l arte de los surrealistas, refractarios a la oeo-
niiPKtrfi tiemno. cuya edición dirige. Y es co n el cia y con form ism o de tipo burgués.
norte puesto en esa esperanza, susceptible de a t r ^ Escrutando los arcanos de la Historia, se nota
v S S l o s . que se e sfu ^ z a en d o ^ ^ r la an cóm o el hom bre se subleva a v e c ^
gustia, el desaliento, que Camus ha escrito su ul de incoherencia, cuando n o con afanes
tim o libro «L ’Homme révolté». de seguir idénticos procedim ientos a ¿«s e m p le a d a
E l análisis, el exam en de la por aquél contra quien se levanta Y el autor de
□ue nrevalece en nuestra ép oca le hace creer que, «L'H om m e révolté» muestra la diferenciación de
llegados al con fín de la duda. la impulsividad, a veces ciega, d el individuo que se
deteniendo el Im pulso hacia un subleva a la acción d d revolucionario acorde ron
mo. Asi dice en las paginas de su unos principios. Ambos, no obstante, p u ^ e n ha
«T?oto el esneio. va n o resta nada que pueda ser llar una convergencia en el afan de reivin dicación
vim os para responder a cuestiones M enciona el escritor que se cita, el “ ’ ^ u jo que
absurdo com o la duda m etódica, han h roh o tabla abarca el pensam iento del Rousseau del «C ontrato
r a « Nés 1 ^ d eja d o en un callejón sin salida. S o d a l» Le considera dogm ático, pues si bien pone
S d u d T puede orientar un nuevo exam en » en duda y hasta descarta todo poder divino, no
Y con todo y recon ocer e l descalabro de la por ello d e ja de sentar una posición, ceñida a m o
zación. cree que es inevitable fi^e nos e s fo r c e m « dalidades coactivas. «El C ontrato Sccials—manifles-
en luchar, a fin de que b n lle una luz en las time ta Caimis—term ina co n la descripción ds una re
ligión civil y hace de Rousseau un precursor de las
espíritu de rebelión, el inconform ism o, brota sociedades contem poráneas que excluyen, no sola
ya del fondo del individuo contra mente la oposición sino incluso la_ n eutralida^»
poderlo de esencia m etafísica que t i ^ e su expro Es el sino; de todo cuanto lleva ca ra ct:r de im po
S en t ^ a s las religiones. Asi el sición aun y co n todo hacer que se escude co n la
Fjiniiilo se enfrenta con tra la om nipotencia del
Zeus olim picó de la m itología heléniro. Asi L u a fe r
S S n d e n c i a de la Razón... Y por de Saintvía
Just, tom an carta de naturaleza, en la RevoluGon
^ b f e v X con tra Jehová en el «ch ef d'm uvre» de Francesa, las ideas de Rousseau en su «C ontrato
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Albert Camus hace en su ob ra una critica verda p reveir el térm ino de ese Estado provisional y que,
deramente dem oledora del m a r x i ^ o , y lo haíie ron p or añadidura, a nadie se le ha ocurrido prom eter
argum entación ceñida a la líb ica m ás inflexible; que h a de haber un término. Después de ello es
«B a jo la presión, n o obstante previsible, de los lógico que la autonom ía de los soviets sea com ba
imperialismos adversos, nace en realidad con Le- tida, M akhno traicionado, y los m arinos de Crons
nin, el im perialism o de la justicia. Pero el im te - tadt aplastados p or el Partido.»
riallsmo. Incluso el de la justicia, n o tiene o tro nn Ahogado en Rusia el público sentir insurgente y
avasallador poder d el Partido. Triturado por la
que la derrota, o el im perio del mundo. H a ^ a en
tonces, n o hay otro m edio que la injusticia. De ahí técnica del m ecanism o estatal; m alogradas las po
la doctrin a se identifica definitivam ente r o n la sibilidades de una transform ación social, que pudo
profecía. Por uito justicia lejana, se legitim a la in haber en la pasada revolución, la corriente de im
justicia durante tod o el transcurso de la historia, con form ism o queda, evidentem ente, rezagada. Y
acaba p or resultar esa m ixtificación que el otra vez, com o Sisifo, el hom bre sublevado se halla
Lenin detestaba m ás que tod o lo d el mundo. Ella en el trance de perder sudor y sangre, arriesgando
hace aceptar la injusticia, e l crim en y_ la mentira la existencia en el esfuerzo en pos de la libertad.
a cambio la prom esa del milagro. Aun mas pro- El m undo h a llegado a una tal insensibilidad, en
ducción y aún m ás poder, el trabajo ininterrumr lo que con ciern e a los valores morales, a lo qus
pido, el dolor incesante, la guerra perm anente, y son fuerzas del sentir hum anitario, que ya incluso,
un m om ento vendrá en que la servidumfiire gene com o dice Camus. las victim as han llegado al ex
ralizada en el in fortun io total se cam biara m ara trem o de su desgracia; el que resulte fastidioso,
villosamente en su contrario; el libre asueto en una aburrido e l presenciarla. Pero, con todo, la viaa
república universa!. La m ixtificación pseudo revo nos im pulsa a luchar. Y Camus, que a veces diriase
lucionaria tiene ahora su fórm ula; hace falta m a nos presenta un desolado panoram a del vivir, m o
tar toda la libertad para conquistar el Im perio; y vido de la fe en el porvenir, nos invita a la c o m -
tancia, a la generosidad, a la nobleza de rorazón.
el Im perio será un dia la libertad».
La le cd ó n que ofrece el desenvolvim iento del Asi en las últim as páginas de su libro escribe;
«Estado proletario» muestra de un m odo harto evi «La sublevación prueba que es el p ropio m ovi
dente. c o n sus constantes depuraciones, con la yu m ien to de la vida y que uno no puede negarlo sm
gulación de toda tesis, disidente de la ortodoxia de renunciar a vivir. C ada vez que se m anifiesta a
partido, con el adiestram iento rebañego de 1 ^ m a Dureza de su grito hace erguirse al individuo. Ella
sas "I sofisma m arxista que pone de relieve Camus es pues, am or y fecundidad o no es nada. La revo
en las citadas lineas. En los albores de la revoli> lución sin h on or, la revolución hecha a calculo,
ción rusa, sabido es que se habla repetido com o Dreflriendo el hom bre abstracto al hom bre de ca r
un «slogan», que ya en la fase superior del crani^ ne niega el ser tantas veces com o cree necesario
nism o» seria una realidad aquello de «A cada uno r>oniendo el resentim iento en el lugar d el amor.
según sus necesidades». H asta entonces existiría el T an p ron to com o la rebelión, olvidando sus gerie-
Estado. He ahi las consideraciones que hace Camus rosos orígenes, se d e ja con tam in ar por el « s e n t i
m iento, niega la vida, corre a la destrucción y hace
a este respecto;
«.C u á l será la rapidez de desarrollo hacia esa surgir esa cohorte, sem illa de esclavos, que se o fre
fase superior del com unism o, donde cada u n o po cen en todos los m ercados de Europa para no im
drá tom ar según sus necesidades? Esto, no lo p - p orta qué servidumbre. Ella ya n o es asi ni rebe
bemos y n o podem os saberlo... No poseemos datos lión ni revolución sin o rencor y tiranía. Entoncro.
que nos perm itan el decidir estas cuestiones. Para cuando la revolución, en nombre de la fuerza y de
más claridad. Lenin afirma, siem pre arbitraria la historia, conduce a esa m ecánica desmesurada
mente. que «n o h a llegado a la mente de ningún m ente hom icida, una nueva religión se hace nece
socialista prom eter e l advenim iento de la fase su saria en nom bre de la mesura y de la vida.» «Mas
perior d el com unism o». Puede, de ahi, decirse que a llá del nihilism o, todos, entre rumas, preparemos
ha muerto definitivam ente la libertad. Del rem o un renacim iento.» ,
de la masa, de la n oción de revolución proletaria, Y asi el autor de «L ’Homme révolté» abre la
se llega a la idea de una revolución, hecha y diri puerta á la esperanza, tras un exam en h ech o a
gida por agentes profesionales. La critica se coti- conciencia, del pasado y de! presente.
cllia entonces con la necesidad, aunque provisional,
de ia dictadura d el proletariado en la persona de V icente G. CORTES
sus jefes. Y a la postre se dice que n o se puede
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ENCUESTA
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Am érica de! Norte, ^engendrando la nueva sociedad rica d el Norte, que un latino de un anglosajón de
técnica y progresista con las m aravillas que admi Europa.
ramos. Sin embargo, esta práctica dirección da 3) Para responder de una manera cualquiera a
lugar a un cierto «m aterialism o» con sus Insuficien esta cuestión, sólo podem os impulsar, Intensificar
cias e inconvenientes. Am bas Américas (latina y las relaciones— ideales, técnicas, com erciales—entre
anglosajona) reflejan los dos espíritus de Europa, el V iejo y el Nuevo Continente, A las alianzas poli-
latina y anglosajona. ticas—pasajeras y sólo expresión de la voluntad de
No obstante, el espíritu latino de Am érica del una m in oría—preferim os los lazos que establecen
Sur está m ás cercano, p o r sus caracteres de flexi de m odo m ás espontáneo las afinidades naturales
bilidad, vivacidad, etc,, del espíritu de buena parte y que, por consiguiente, tienen posibilidades de du
de Europa. Tam bién los latinos de Europa se sien rar más.
ten más próxim os de los latinos de A m érica por 4) L o repetimos: Europa, tal com o se encuentra
los lazos d e la ra 2a y del lenguaje. Por consiguiente, ahora reducida, jam ás podrá levantarse sin el con
Am érica latina puede aproxim arse de una manera curso y apoyo d el contin en te am ericano. Las felices
útil a Europa, com o lo constatam os de hecho, por condiciones físicas de este último, sus posibilidades
la colonización m oderna, sobre tod o italiana. sin lim ites son capaces, si son colocadas al servi
El rol de América en la síntesis de la socialidad cio de una sincera voluntad, de d a r a Europa su
universal, es justam ente el de poder ofrecer a Eu prosperidad y salvarla a si de su definitiva ruina,
ropa, com o m odelo práctico, una fusión, o m ejor es decir; de la guerra venidera,
dicho, una «in tegración » de am bos elementos (la
tin o y anglosajón) que ella posee. Esta integración
existe ya y se desarrolla aún, creemos, entre am Prof. Edmondo M ARCU CCI
bas Américas: creem os que un latin o de América
del Sur está menos lejos de un anglosajón de Amé (Jesi, Italia).
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KROPOTKIN Y EL ESTADO
Entendámonos a n te todo sobre lo que queremos el om nisciente, el dios del im perio. Cada provin
com prsnder bajo el nom bre de Estado. cia, cada distrito tenía su Capitolio en miniatura,
Existe, todos lo sabéis, ia escuela alem ana que se su pequeña porción del soberano rom ano para di
com place en confundir el Estado con la Sociedad, rigor su vida. Una sola ley, la ley im puesta por
Esa confusión se encuentra en los m ejores pensa R om a, reinaba eu el Im perio; y ese im perio no re
dores alemanes y muchos franceses, que no pueden presentaba una confederación de ciudadanos: no
concebir la sociedad sin la concentración estatal; y era sino un rebaño de «súbditos».
por eso se reprocha habltualmente a los anarquis Hasta el presente aún, el legista y el autoritario
tas querer «destruir la sociedad», predicar el retor adm iran la unidad de ese im perio, el espíritu uni
no a la «guerra perpetua de todos contra todos». tario de sus leyes, la belleza, la arm onian—dicen—
Sin embargo, razonar asi es ignorar com pleta de esa organización.
mente los progresos realizados en el dom inio de la Pero la descom posición interior, secundada por
historia durante los últim os años: es ignorar que la invasión de los bárbaros, y la muerte de la vida
el hom bre ha vivido en sociedades durante millares local, desde ese m om ento incapaz de resistir a los
de años antes de haber conocido el Estado; es olvi ataques de fuera y a la gangrena que se extendía
dar que, en cuanto a las naciones europeas, ei Esta desde el centro, hicieron pedazos el imperio, y so
d o es de origen reciente (data apenas d el siglo XVD; bre sus ruinas se desarrolló una nueva civilización,
es desconocer, en fin, que los periodos más glorio que es h cy la nuestra
sos de la humanidad fueron aquellos en que las li Y si. dejando de lado las civilizaciones antiguas,
bertades de la vida local n o estaban aún destruidas estudiamos los orígenes y los desenvolvimientos de
por el Estado, y en que masas de hom bres vivian esta joven civilización bárbara, hasta los periodos
en m uniclpics y en federaciones libres. en que dió origen, a su vez a nuestros Estados m o
El Estado n o es m ás que una de las form as reves dernos, pcdrem os com prender la esencia del Esta
tidas por la Sociedad en el curso de la historia do. La com prenderem os m ejor que la habríam os
¿Cómo, pues, confundir lo permanente y lo acci com prendido si nos hubiéramos lanzado al estudio
dental? del im perio rom ano, o al de Alejandro, o aun al
Por otra parte, se ha confundido también el Esta de las monarquías despóticas del Oriente.
d o con el Gobierno. Puesto que no puede haber Es Tom ando a esos poderosos dem oledores bárbaros
tado sin gobierno, se ha dicho algunas veces que es del im perio rom ano por punto de salida, podremos
a la ausencia de gobierno, y n o a la abolición del con tar la evolución de nuestra civilización desde
Estado, a lo que h ay que tender. sus orígenes hasta su fase Estado.
Me parece, no obstante, que en el Estado y el go ...En la corriente del siglo X V I, bárbaros m oder
bierno tenemós des nociones de orden diferente. La nos vienen a destruir toda la civilización de las
idea de Estado im plica cosa muy distinta que la ciudades de la Edad Media. Esos bárbaros no la
idea de gobierno. Comprende n o solam ente la exis aniquilan acaso, pero la detienen, al menos, en su
tencia de un poder colocado por encim a de la so m archa para dos o tres siglos. La lanzan en una
ciedad, sino tam bién una concentración territorial nueva dirección.
y una concentración de muchas funciones de la vi Som etiendo al individuo, le arrebatan todas las
da de las sociedades en m anos de algunos. Implica libertades, le exigen olvidar las uniones que basa
ciertas relaciones nuevas entre los miembros de la ba antiguam ente en la iniciativa libre y el libre
sociedad, que n o existían antes de la form ación del acuerdo. Su fln es nivelar la sociedad entera en
Estado. una misma sumisión al am o. Destruyen todos
Esa distinción, qu3 escapa, tal vez, a primera vis los lazos entre los hom bres, declarando que
ta, aparece sobre tod o cuando se estudian los orí sólo el Estado y la Iglesia deben en ade
genes del Estado. lante fcrm ar la unión entre súbditos; que sólo
Para com prender bien el Estado no hay, por otra el Estado y la Iglesia tienen m isión de velar por
parte, más que un medio: estudiarle e n su desenvol los intereses industriales, com erciales. Judiciales
vimiento histórico... artísticos, pasionales, para los cuales los hom bres
El Imperio rom ano fué un Estado en el verdadero del siglo X I I tenian costum bre de unirse direc
sentido de la palabra. Hasta nuestros dias, es aún tamente.
el ideal para el legista, Y ¿quién son esos bárbaros? Es el Estado: la tri
Sus órganos cubrían con una tupida red un vas ple Alianza, p or fln constituida, del jefe militar,
tísim o dom inio. T odo afluía hacia R om a; la vida del juez rom ano y del socerdote. Los tres form an
económ ica, la vida militar, las relaciones judicia un seguro m utuo para el dom inio, les tres se unen
les, las riquezas, la educación, y aun la religión. en un m ism o poder que ordenará en nom bre de los
D» R om a veiiian las leyes, los magistrados, las intereses de la sociedad, y aplastará a la sociedad.
legiones para defender el territorio, los gobernado
res. los diosrs. Toda la vida del im perio rem on
taba al senado, más tarde al César, el omnipotente. Pedro KROPOTKIN
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SE HALLA EN VENTA EL PRIM ER TOMO
DEL TAN ESPERADO LIBRO
R E V IS T A M EN SU AL
D E SO C IO LO G IA . CIEN CIA
Y LITER-ATU RA
C om isión de R e d a cc ió n : F on ta u -
r a . Peirats, Ferrer.
.Adm inistrador: J. C a zorla . — 4,
rué B elfort, T ou lou se (H aute-G a-
ron ne).
P recios de su scrip ción ; F'rancla,
180 fra n co s tr im e s tr e : E xterior,
210 fra n cos.
N úm ero suelto. 70 fra n co s .
Paqueteros. 15 p o r 100 d e des
cu e n to a p a rtir de c in c o ejem
plares.
G ir o s ; ciCNT», h ebd om ad aire.
C .C .P . 1197-21, 4, ru é B elfort,
TO U L O U SE (H.-G.1.
ro frs
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