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Las múltiples demandas a las que son sometidos los profesores y su actividad propiamente tal
hacen de su profesión una actividad considerada estresante y proclive a desencadenar el
síndrome de burnout; en ella se exige una interacción constante y absorbente, y que además
enfrenta condiciones laborales insatisfactorias (Ballenato, 2003). Incluso se habla de que los
profesores son aquejados de malestar docente, y muestran distintos síntomas psicológicos
(ansiedad y depresión), síndrome de Burnout e incluso síntomas físicos como astenia, úlceras,
producidos por un estrés sostenido (Guerra, 2004).
Son muchas las implicancias que tiene esta realidad, si educar es una enfermedad de riesgo, si lo
es por qué no está considerada una enfermedad laboral, si una licencia médica por burnout es
aceptada o no, si el profesor “quemado” debe dejar de hacer clases; o finalmente si la
organización escolar debe hacer algo por el bienestar de sus docentes de modo que sean
capaces de prevenir la aparición del síndrome y así colaborar en su cuidado. Son muchas las
formas de prevenir tal vez a nivel macro, sin embargo es interesante hacer lo que es posible
dentro de la organización que es el contexto más cercano y familiar del docente y empezar por
allí.
El síndrome para considerarlo como tal se caracteriza según En cuanto a la definición de sus
dimensiones (Maslach, Schaufeli y Leiter (2001) plantean que contiene los siguientes
componentes y dimensiones: el componente de estar agotado emocionalmente representa la
dimensión básica e individual del estrés en el Burnout; el componente de despersonalización o
Cinismo representa la dimensión del contexto interpersonal del burnout y el componente de
realización personal en el trabajo se refiere a la dimensión de auto evaluación del burnout. Esta
definición del burnout por medio de sus factores o dimensiones, tal y como lo proponen
Maslach, Schaufeli y Leiter (2001), es la base para la mayoría de los trabajos sobre el tema, ya
sea para aportar evidencia o para relacionarlo con otras dimensiones organizacionales,
institucionales, normativas, etc. Por eso es importante que a nivel organizacional se explore la
presencia y el grado o la ausencia del síndrome en los docentes que las integran ya que algo
puede hacerse a nivel interno para contribuir a su prevención.
¿El síndrome de Burnout se encuentra presente en los docentes del Liceo Parroquial Teresita de
Los Andes??
4. .
*Comparar los resultados obtenidos entre los grupos de docentes que atieneden los diferentes
niveles educativos del Liceo: Pre-básica, Básica y Media.
De acuerdo con los objetivos de la presente investigación se optará por utilizar instrumentos ya
validados Chile, Maslach Burnout Inventory (MBI). El Maslach Burnout Inventory fue
desarrollado por Maslach y Jackson para medir el síndrome en profesionales que prestan
servicios a otras personas, resultando del análisis de tres componentes agotamiento emocional,
despersonalización y realización personal. Es un inventario que puede ser autoadministrado,
constituido por 22 ítems en forma de afirmaciones. La dimensión cansancio emocional (CE) está
constituida por 9 ítems, que describen los sentimientos de una persona emocionalmente
exhausta por las demandas de su trabajo, que superan su posibilidad de respuesta; la dimensión
despersonalización (DP), por 5 ítems que describen una respuesta emocional fría hacia los
receptores o beneficiarios del servicio que se presta, en el caso de la docencia, hacia los
alumnos; y la dimensión realización personal (RP) queda constituida por 8 ítems, evalúa los
sentimientos de competencia y éxito en el propio trabajo, así como el logro de los objetivos
personales.