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Antropología Lorena Valentina Garrido Muñoz

, Profesora responsable: Debbie Guerra Maldonado

El tiempo y el espacio para el pueblo nuer

Reseña n°4: Evans-Pritchard, E. E. (1992). Los nuer. Barcelona, España: Anagrama.

Resumen

En esta reseña bibliográfica se intenta hacer un preciso resumen y un análisis breve de acuerdo
al tercer capítulo de la etnografía de E. E. Evans-Pritchard sobre el pueblo nuer. El presente
escrito tiene como principal finalidad analizar específicamente el tema del tiempo y el espacio
para este pueblo. Lo anterior solamente puede ser llevado a cabo si se tienen en cuenta ciertos
conceptos que ofrece el autor, por lo que esta reseña está construida en base a ellos. En el texto
también se hace referencia a los capítulos anteriores del libro referentes a la ecología y al interés
por el ganado y se tocan temas de capítulos siguientes para contextualizar de mejor manera.

Conceptos claves

Tiempo estructural: “En cierto sentido, cualquier tiempo es estructural, dado que es una
formación conceptual de actividades colaterales, coordinadas o cooperativas: los movimientos
de un grupo.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 121)

Tiempo ecológico: “Reflejo de sus relaciones con el ambiente.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 122)
“Su ritmo distintivo es el traslado de las aldeas a los campamentos y viceversa, que es la reacción
nuer con la dicotomía climática de las lluvias y de la sequía.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 112)

Distancia ecológica: “Es una relación entre comunidades definida en la función de la densidad
y de la distribución, y en relación con el agua, la vegetación, la vida animal, los insectos, etc.”
(Evans-Pritchard, 1992, p. 126)

Distancia estructural: “Distancia estructural entre grupos de personas en un sistema social,


expresada en función de los valores.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 127)
En el tercer capítulo de la etnografía de E. E. Evans-Pritchard acerca del pueblo nuer, se
profundiza el tema del tiempo y el espacio para esta cultura, mediante la descripción y el análisis
de lo que el autor observó durante su convivencia con los nuer y su estadía en Nuerlandia.

Evans-Pritchard comienza aclarando que la mayoría de los conceptos de tiempo y espacio van
determinados por el ambiente físico, sin embargo, los valores que encarnan solamente son una
de las reacciones posibles ante él y también dependen de principios estructurales, a lo que agrega
que en el texto no se intenta describir la cosmología de los nuer, sino sus instituciones políticas
y de otros tipos. (1992)

Al describir los conceptos de tiempo para los nuer, Evans-Pritchard propone distinguir dos
dimensiones: “los reflejos de sus relaciones con el ambiente, que denominamos ecológicos, de
los que son reflejos de sus relaciones mutuas en la estructura social, que denominamos tiempo
estructural.” (1992, p. 111) Estas dimensiones están relacionadas y coexisten, se refieren a
acontecimientos de interés para la comunidad y resultan ser claves para la comprensión del
tiempo nuer. En el texto se explica que los períodos de tiempo más amplios suelen ser
estructurales porque los acontecimientos que relacionan son cambios en la relación de grupos
sociales, y que, para un individuo que pasa a través del sistema social, el tiempo estructural resulta
progresivo. Por otra parte, el tiempo ecológico es cíclico y corresponde a un reflejo de sus
relaciones con el ambiente. (1992)

El ciclo ecológico para los nuer es un año, se distingue por el traslado de las aldeas a los
campamentos y viceversa según el clima, ya sea lluvias intensas o sequía. El año (ruon) se divide
en dos estaciones principales: tot y mai. Tot, aproximadamente de mediados de marzo a
mediados de septiembre, corresponde al alza de las lluvias, aunque no abarca completamente
este período. La mitad mai del año comienza cuando empiezan a cesar las lluvias y abarca
aproximadamente desde mediados de septiembre hasta mediados de marzo. Se puede
desprender de lo anterior que ambas estaciones se aproximan a la división anteriormente
formulada de estación de las lluvias y estación seca. (1992) A lo anterior, Evans-Pritchard agrega
que también existen otras dos estaciones intermedias: rwil, en donde se trasladan desde
campamentos a aldeas, desbrozan y plantan, aproximadamente entre mediados de marzo y
mediados de junio y jiom, estación en la que el viento norte comienza a soplar y en que se
cosecha, se quema maleza y se instalan los primeros campamentos, aproximadamente entre
mediados de septiembre y mediados de diciembre. (1992) Sobre las estaciones, el autor advierte
que “no hay que considerar de modo demasiado estricto esas divisiones, dado que no son tanto
unidades temporales exactas cuanto, más que nada, formulaciones conceptuales de cambios en
las relaciones ecológicas y en las actividades sociales.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 116)

Una observación importante es que “el concepto de estaciones deriva de las actividades sociales
más que de los cambios climáticos que las determinan.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 114) Para los
nuer el tiempo no tiene un valor constante, un año es un período de vida en la aldea y uno en
campamentos. No identifican las estaciones observando los cuerpos celestes a excepción del sol
y la luna, además de las variaciones de los vientos y la migración de algunas aves y, a pesar de
esto, no regulan sus actividades en relación con ellos ni los usan como referencia. La estructura
temporal es, desde ese punto de vista, un conjunto de etapas que representan hechos importantes
para los nuer, que se van dando por trechos hasta completar un ciclo. (1992) Un ejemplo de lo
antes mencionado sería que, como se analizó en el capítulo anterior referente a la ecología, al
iniciar los primeros vientos, los nuer saben que deben desmontar sus aldeas y prepararse para
trasladarse a un territorio a salvo de las lluvias y sus consecuencias.

Los nuer no dividen sus jornadas en horas y días ni tienen unidades de tiempo entre el mes y el
día y la noche u otros patrones. Para referirse a la época de un acontecimiento no usan los
nombres de los meses, sino que se refieren a una actividad importante que se esté realizando en
ese momento. Cuando, en cambio, quieren referirse al momento en que se produjo un
acontecimiento de hace más de un día o dos, se refieren a otro acontecimiento que se produjese
en el momento o se cuenta el número de reposos o soles. (1992) al respecto, Evans-Pritchard
concluye diciendo que “Los acontecimientos siguen un orden lógico, pero no hay sistema
abstracto que los controle, al no haber puntos de referencia autónomos a los que tengan que
adaptarse con precisión.” (1992, p. 120) Por lo tanto, el sistema de cómputo temporal sería una
serie de formulaciones conceptuales de los cambios de la naturaleza y los puntos de referencia
que usan los nuer están determinados por la importancia que aquellos cambios tengan en las
actividades de las personas. (1992)

El tiempo estructural “es un reflejo de la distancia estructural” (Evans-Pritchard, 1992, p. 126),


corresponde a una formulación conceptual de actividades coordinadas que conforman los
movimientos de un grupo cuyos integrantes manejan una estructura. No obstante, los conceptos
temporales dejan de determinarse por factores ecológicos y pasan a determinarse más por
relaciones estructurales mutuas, siendo un reflejo de la influencia de grupos sociales. (1992)
Ejemplos de estas actividades, también analizados en el capítulo anterior, podrían ser el ordeño,
las horas de comida y el traslado de las aldeas a los campamentos, que tiene la misma connotación
en toda Nuerlandia, es decir, son parte de una estructura social que todos los nuer manejan.

En el caso del tiempo estructural, éste se mide por medio de los grupos de edad, tema que se
especificará en capítulos anteriores, pero que resulta clave para comprender el presente
concepto. Es imposible traducir un cómputo mediante grupo a uno mediante años, pero, según
indica Evans-Pritchard, “podemos calcular aproximadamente un intervalo de diez años entre el
comienzo de los grupos sucesivos.” (1992, p. 122) Además, el autor concluye que el movimiento
del tiempo estructural es una ilusión, dado que la estructura se mantiene constante y la
percepción del tiempo no supera el movimiento de las personas a través de la estructura, a
consecuencia de esto, la distancia entre el inicio del mundo y la actualidad se mantiene invariable.
(1992)

En relación al espacio ecológico, en el texto se explica que éste se ve afectado por la distancia
física, pero es más que eso. “La distancia ecológica es una relación entre comunidades definida
en función de la densidad y de la distribución, y en relación con el agua, la vegetación, la vida
animal, los insectos, etc.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 126) Partiendo de esta definición, el autor
compara la distancia estructural que, al igual como sucede con el tiempo estructural, al ser éste
su reflejo, aunque se ve influida y determinada por las condiciones de la naturaleza, significa “la
distancia entre grupos de personas en un sistema social, expresada en función de valores.”
(Evans-Pritchard, 1992, p. 127)

El autor continúa haciendo una clasificación de los valores que los nuer atribuyen a las
distribuciones locales, advirtiendo que “los significados varían según la situación social y una
palabra puede referirse a una variedad de grupos locales.” (Evans-Pritchard, 1992, p. 131) Según
esto, la unidad básica es organizada en torno a la cabaña, en donde vive una familia (gol), ésta
consta de un establo y puede contener a un grupo familiar polígamo o simple. (1992) En relación
a la aldea, se explica que es una comunidad con residencia común y vinculada por lazos de
parentesco y afinidad, Evans-Pritchard destaca que “una aldea no es una unidad sin segmentar,
sino que es una relación entre una serie de grupos más pequeños.” (1992, p. 131) Por otra parte,
se encuentra el campamento de ganado (wec), formado por los miembros de una aldea y otros
de aldeas vecinas en la estación de sequía. El autor también indica que algunas veces se habla de
distrito para referirse a aldeas o campamentos que tienen cercanía comunicacional. (1992)
Para finalizar, Evans-Pritchard expone que las realidades políticas de los nuer son conflictivas y
confusas, porque no siempre coinciden con los valores políticos, sin embargo, tienden a ajustarse
a ellos, además, los propios valores que las determinan están en conflicto por la relatividad de su
estructura política. (1992) En capítulos anteriores del libro, se explica que los nuer viven
relativamente cerca de otros grupos, como los dinka, los shilluk, los anuak y otros. Al respecto,
una interesante acotación del autor es que “La estructura política de los nuer sólo puede
entenderse en relación con sus vecinos, con los que forman un único sistema político.” (Evans-
Pritchard, 1992, p. 131) El pueblo dinka es enemigo del pueblo nuer, tienen una relación hostil,
los nuer suelen hacer incursiones a los dinka para llevarse a su ganado y se ven frecuentemente
enfrentados mediante la guerra, que se puede considerar incluso como una institución establecida
entre ambos grupos. (1992) Contra los shilluk los nuer solamente tuvieron guerras limitadas a
las regiones fronterizas de su territorio, el poco interés por la lucha con ellos es que los shilluk
no poseen ganado. Por otra parte, con los anuak se acabaron las hostilidades luego de que bajaran
las fuerzas armadas gubernamentales hasta el Pibor debido a una de sus incursiones en ese lugar.
(1992)

Conclusión

A modo de conclusión de esta reseña, me resulta importante destacar la importancia de conocer


la concepción del espacio y del tiempo que posee el pueblo nuer, para poder reflexionar acerca
de las formas y los rasgos de su cultura que difieren de los nuestros, y así tener otra prueba más
de que no solamente existe una forma de percibir la realidad, ya que ésta se ve influenciada y
determinada por muchos factores dependiendo del contexto. Sobre lo que refiere al autor, me
parece interesante, al igual que en los capítulos anteriores, que a pesar de las dificultades que él
mismo admite tener durante su trabajo etnográfico, y que como consecuencia lo obligan a hacer
observaciones relativamente superficiales e imprecisas y, por lo tanto, un análisis no tan
completo, su forma de llevar a cabo el trabajo me pareció precia, dinámica y fácil de comprender.
Además, me parece prudente de su parte, dejar ciertos temas abiertos para que otros los puedan
continuar estudiando y analizando más profundamente.

Referencia bibliográfica

Evans-Pritchard, E. E. (1992). Los nuer. Barcelona, España: Anagrama

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