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TRABAJO:
ENSAYO SOBRE ALTERNATIVAS DESCOLONIALES FRENTE A LA
COLONIALIDAD DEL SABER
PRESENTADO POR:
Demetrio Apaza Catacora
Introducción
Los países tal como los hemos vivido han entrado en una crisis tan profunda que se ha
empezado a cuestionar instituciones y conceptos hasta ahora prácticamente intocados.
Conceptos como ciudadanía, democracia, nación y cultura están ahora en pleno proceso
de redefinición. La acción política de los indígenas ha establecido la base para que se
empiece a aceptar que existe una conciencia colectiva, una conciencia fundada en la
interconexión entre la cultura, la identidad y la política, la naturaleza, la persona y los
espíritus y ancestros.
Estas interconexiones han dado como resultado también un nuevo tipo de conocimiento,
un conocimiento que es a la vez local y ancestral, colectivo y político ósea una verdadera
innovación epistemológica.
La colonialidad del saber es solo una de las esferas que permiten entender la dinámica
de la colonialidad como eje estructurador de las relaciones sociales que han permitido
el dominio de occidente sobre el resto del mundo. La esfera a la que se hace referencia
podría ser entendida desde la imposición del eurocentrismo como la única forma de
conocer el mundo, es decir, la colonialidad del saber implica la negación de la producción
intelectual alternativo como conocimiento (Walsh 2007). En el colonialismo la negación
que acaba de citarse solo necesitaba como argumento el color de la piel, hoy se
manifiesta de maneras más sutiles pero no por eso menos racistas. Los conocimientos
subalternos no se rechazan ahora bajo la premisa de la raza, se rechazan ahora bajo la
premisa del saber científico, saber supuestamente objetivo, neutral, y deslocalizado.
La crítica a la colonialidad del saber de Lander (2000). Centra la atención en que los
saberes modernos se articularon para legitimar la organización y las relaciones de
poder, en la actualidad con el neoliberalismo como su forma coyuntural de organización
social; este se presenta como un elemento omnipresente, natural e irrefutable.
Enrique Dussel trabajó el tema del eurocentrismo como forma de conocimiento desde
los años setenta con su famosa F ilosofía de la Liberación (1975). De acuerdo con éste
autor, occidente había creado un muro ontológico que impedía la realización de
conocimientos que fueran formados en otros lugares del mundo, aludiendo a su
inferioridad pre-moderna y tradicional (Castro-Gómez 2005). Si una filosofía de la
liberación debía ser creada, ella debía romper con el muro ontológico de occidente para
así dar paso a una filosofía distinta, en el caso de las preocupaciones de Dussel, una
filosofía latinoamericana.
Entre los ochentas y los noventas Dussel le dio otra dirección a su planteamiento
inspirado en el concepto fundamental que Immanuel Wallerstein legó a las ciencias
sociales: el sistema mundo. A partir de allí, el muro ontológico de los setentas se
identificó con el mito moderno (Castro-Gómez 2005). El mito moderno es la
construcción discursiva que permitió a Europa administrar el mundo en su posición de
centro administrativo del mismo, posición que obtuvo en el siglo XVI. De acuerdo con
este mito, el mundo puede dividirse en dos partes, la civilizada y la bárbara. Europa
representa el lado civilizado mientras el resto representa el lado bárbaro. Europa, por
su posición superior, debe llevar la civilización al mundo bárbaro, culpable de su propia
barbaridad, por los medios que sean necesarios. Dussel divide éste mito en siete
afirmaciones:
5. Esta dominación produce víctimas (de muy variadas maneras), violencia que es
interpretada como un acto inevitable, y con el sentido cuasi ritual de sacrificio;
el héroe civilizador inviste a sus mismas víctimas del carácter de ser holocaustos
de un sacrificio salvador (el indio colonizado, el esclavo africano, la mujer, la
destrucción ecológica de la tierra, etcétera).
6. Para el moderno, el bárbaro tiene una "culpa" (el oponerse al proceso civilizador)
que permite a la "Modernidad" presentarse no sólo como inocente sino como
"emancipadora" de esa "culpa" de sus propias víctimas.
A partir de las afirmaciones que construyen el mito moderno, es posible decir que la
colonialidad del saber se entiende desde ese concepto a partir de la creencia
eurocéntrica de la superioridad Europea, superioridad que legitima la imposición del
proyecto moderno al resto del mundo. La idea de desarrollo, que conlleva la imitación
del proyecto civilizatorio europeo se crea a partir del mito moderno. El mito moderno
es consecuentemente la justificación que permite la existencia de la colonialidad del
saber expresada en el rechazo absoluto a caminos civilizatorios diferentes al moderno.
Se tiene entonces que a la luz del concepto de pensamiento abismal, la colonialidad del
saber se manifiesta a través de la negación de la experiencia y la producción intelectual
del otro lado de la línea. Es decir, toda experiencia, sentir, conocimiento, que provenga
de lugares distintos al norte global no existe, o por lo menos no debería tomarse como
existente a la luz del pensamiento abismal moderno. En resumen, el conocimiento solo
existe de manera autentica cuando se ha seguido el método científico, único método
que asegura un acceso "neutral y objetivo" a la verdad, conocimiento que en su inmensa
mayoría es producido en "este lado de la línea". De acuerdo con lo anterior, se niega
cualquier incursión alternativa al conocimiento, lo que no es solo un problema académico,
es un problema que tiene consecuencias radicales en las relaciones de poder entre
grupos humanos.
Otro punto de vista importante, pensado desde Bolivia como “lugar de enunciación” es
el de Silvia Rivera Cusicanqui (2006) quien reconoce que “la condición colonial esconde
múltiples paradojas. De un lado… el impulso modernizador de las elites europeizantes
en la región andina se tradujo en sucesivos procesos de recolonización”.
EL PENSAMIENTO DECOLONIAL
Todo esto pone de manifiesto la necesidad de un nuevo saber. Un saber que tiene como
cimiento al sujeto, o mejor dicho a la vida del sujeto, es decir un saber construido
desde una perspectiva emancipatoria, liberadora y humana. Para los cuales, como lo
señala Santos (2011), el reconocimiento y la incorporación de las prácticas políticas,
culturales y económicas de los pueblos indígenas y afroamericanos son fundamentales.
Por ello, la necesidad de una Epistemología del Sur que permita romper con la hegemonía
de la modernidad desarrollada por el eurocentrismo, buscando aprender del sur, “que
es una comprensión del mundo mucho más amplia que la que nos da la comprensión
occidental, y que a pesar de ser cada vez más clara, no está todavía contabilizada en
las soluciones políticas y teóricas que por ahora tenemos”( Santos, 2011,)
Una epistemología del Sur, al decir de Santos (2011), que asuma el reclamo de nuevos
procesos de producción y de valoración de conocimientos válidos, científicos y no
científicos, y de nuevas relaciones entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de
las prácticas de las clases y grupos sociales que han sufrido de manera sistemática las
injustas desigualdades y las discriminaciones causadas por el capitalismo,
neoliberalismo y por el colonialismo.
Para Boaventura de Sousa Santos (2011), existe dos premisas fundamentales de una
epistemología del Sur. Primero, la comprensión del mundo es mucho más amplia que la
comprensión occidental del mundo. Esto significa, en paralelo, que la transformación
progresista del mundo puede ocurrir por caminos no previstos por el pensamiento
occidental, incluso por el pensamiento crítico occidental (sin excluir el marxismo).
Segundo, la diversidad del mundo es infinita, una diversidad que incluye modos muy
distintos de ser, pensar y sentir, de concebir el tiempo, la relación entre seres humanos
y entre humanos y no humanos, de mirar el pasado y el futuro, de organizar
colectivamente la vida, la producción de bienes y servicios y el ocio. Esta inmensidad de
alternativas de vida, de convivencia y de interacción con el mundo queda en gran medida
desperdiciada porque las teorías y conceptos desarrollados en el Norte global y en uso
en todo el mundo académico, no identifican tales alternativas y, cuando lo hacen, no las
valoran en cuanto contribuciones válidas para construir una sociedad mejor.
Es por ello, que se hace necesario desde esta perspectiva, hablar de un pensamiento
alternativo de alternativas que permita romper con la lógica monocultural del saber
científico como único conocimiento válido despreciando otras epistemes no-científica,
populares, tradicionales, indígenas, campesinas, urbanas y locales. Es lo que ha
denominado Santos, la ecología de los saberes. Frente a la lógica de la monocultura del
saber y del rigor científico, cabe la posibilidad de una ecología más amplia de saberes,
donde el saber científico pueda dialogar con el saber laico, con el saber popular, con el
saber de los indígenas, con el saber de las poblaciones urbanas marginales, con el saber
campesino, con el saber tradicional. ( Santos, 2011).
DE LA COLONIALIDAD A LA INTERCULTURALIDAD
PEDAGOGIA DECOLONIAL:
Freire es reconocido como uno de los pedagogos más influyentes de América Latina.
Promovió una educación humanista dirigida a integrar al individuo a la realidad nacional.
El Sumak Kawsay en quechua, entre los aymará como suma qamaña y entre los guaraníes
como teko porâ o teko kavi, es un modelo o forma de vida que promueve relaciones más
sustentables con la naturaleza y menos consumistas, que constituye una opción ante el
modelo desarrollista del "vivir mejor".
El sumak kawsay considera a las personas parte de una comunidad humana, la cual es un
elemento de la Pachamama o Madre Tierra (madre mundo). Así, a diferencia de otros
paradigmas, el buen vivir busca el equilibrio con la naturaleza en la satisfacción de las
necesidades ("tomar solo lo necesario" con vocación para perdurar), sobre el mero
crecimiento económico; es decir, una forma de vida más digna y más apegada a la vida,
inspirada en los valores tradicionales indígenas
Hay que romper la visión capitalista de vivir bien que supone que todo el mundo quiere
vivir mejor y disfrutar de una mejor calidad de vida, lo cual quiere decir en la ideología
dominante del capitalismo.
Existen otras formas de ver el Vivir Bien, esto implica, vivir en comunidad, en
hermandad y especialmente en complementariedad. Significa complementarse y
compartir sin competir, vivir en armonía entre las personas y con la naturaleza. Es la
base para la defensa de la naturaleza, de la vida misma y de toda la humanidad.
Desde esta perspectiva, el Vivir Bien no es lo mismo que el vivir mejor, el vivir mejor es
a costa del otro. Vivir mejor es egoísmo, desinterés por los demás, individualismo, sólo
pensar en el lucro. Porque para vivir mejor al prójimo se hace necesario explotar, se
produce una profunda competencia, se concentra la riqueza en pocas manos (Huanacuni
Mamani, 2010).
EN CONCLUSION
La descolonialidad es un proceso complejo que pretende superar las huellas dejadas por
la imposición del proyecto moderno occidental que trastocó la existencia humana de las
culturas no-occidentales, y aspira a la descolonización epistemológica modos de ver,
entender y comprender la realidad, de manera diversidad e intercultural, la
descolonización del poder el Estado y sus instituciones, la descolonización del ser -
ontológico, existencial, ético e identitario. Es una puesta en práctica de una convivencia
pluricultural, de un diálogo de saberes, que invita a luchar por un mundo sin marginados,
excluidos, explotados, desposeídos, con verdadera justicia donde se practiquen el bien
común y el buen vivir. Nuestros pueblos reclaman un pensamiento descolonial que
articule genealogías perdidas desperdigadas por el planeta y ofrezca un proyecto
“otro”, sean estas reflexiones un espacio para ello, que brinde un nuevo aporte para la
construcción de un mundo mejor.
Bibliografía