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Vámonos patria a caminar de Otto

René Castillo
Vámonos patria a caminar, yo te acompaño

Yo bajare los abismos que me digas.


Yo beberé tus cálices amargos.
Yo me quedare ciego para que tengas ojos.
Yo me quedare sin voz para que tu cantes.
Yo he de morir para que tu no mueras,
para que emerja tu rostro flameando al
horizonte
de cada flor que nazca de mis huesos.

Tiene que ser así, indiscutiblemente.

Ya me canse de llevar tus lagrimas conmigo.


Ahora quiero caminar contigo,
relampagueante.
Acompañante en tu jornada, porque soy un
hombre
del pueblo, nacido en octubre para la faz del
mundo.
Ay, patria.
A los coroneles que orinan tus muros
tenemos que arrancarlos de raíces,
colgarlos de un árbol de rocío agudo,
violento de cóleras de pueblo.
Por ello pido que caminemos juntos. Siempre
con los campesinos agrarios
y los obreros sindicales,
con el que tenga un corazón para quererte.

Vámonos patria a caminar, yo te acompaño


LIBERTAD tu suave y tierno nombre,
Tenemos
cantando en esperanza y La libertad,
por ti coraje.
entonces,
tantos golpes
Hemos sufrido vigila y sueña
acumulados
en tantas partes cuando nosotros
en la piel,
los golpes del verdugo entramos a la noche
que ya ni de pie
y escrito en tan poca piel o Ilegamos al día,
cabemos en la muerte.
tantas veces su nombre, suavemente enamorados

En mi país, que ya no podemos morir, de su nombre tan bello:

la libertad no es sólo porque la libertad libertad.

un delicado viento del no tiene muerte.


alma,

sino también un coraje de Nos pueden


piel.
seguir golpeando,

En cada milímetro que conste, si pueden.

de su llanura infinita Tú siempre serás la


victoriosa,
está tu nombre escrito:
libertad.
libertad.
Y cuando nosotros
En las manos torturadas.
disparemos
En los ojos,
el último cartucho,
abiertos al asombro
tú serás la primera
del luto.
que cante en la garganta
En la frente,
de mis compatriotas,
cuando ella aletea
dignidad. libertad.

En el pecho, Porque

donde un aguante varón nada hay más bello

nos crece en grande. sobre la anchura

En la espalda y los pies de la tierra,

que sufren tanto. que un pueblo libre,

En los testículos, gallardo pie,

orgullecidos de sí. sobre un sistema

Ahí tu nombre, que concluye.

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