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('lrrll-[ Jbulrlin¿r l-orrla

Dcrcchos cxclusivos de edición en español


reservados para todo el mundo:
O 1999: Editorial Ariel, S. A.
Córcega, 270 - 08008 Barcelona Lo que al suceder no es grosero ni elevado
ni gracioso ni triste puede ser cualquiet'a de es-
ISBN: 84-344-8232-0 tas cosas cuando se cuenta, el mundo depende
de sus relatores y también de los que oyen el
B. t999
cuento y lo condicionan a veces.
Irnprcso cn España JevIER M¡RÍas: Mañana en Ia batalla
piensct en tní
|999. Rornanyá/Valls
-
Vcrdaguer, I . Capellades (Barcelona)

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dc la cubicrta, puede ser reproducida, alrnacenada o transmitida
en rnonera alguna ni por ningún rnedio, ya sea eléctrico,
químico, rnecánico, óptico, de grabación o de fotocopia,
sin perrniso prcvio del editor.
ÍxotcE
Presentación 9

INrnooucctóN. Los relatos y la vida. 11

PRIn¡eR¡ PARTE

UNA NUEVA APROXIMACIÓN AL RELATO

Capfrulo 1. Las nociones de los clásicos (de la mímc- (.)


sis a la diégesis) I

C¡pÍrulo2. La narratología estructuralista (de la mor-


fología a la semiótica narrativa). 23

CapÍrulo3. Un cambio de perspectiva sobre el relato


(de la gramática del relato a la pragmática de la
narración). 29

Sncu¡.tpa PARTE

LAS UNIDADES DE LA COMPOSICIÓN TEXTUAL

CapÍrur-o 4. De la frase al texto. 39

C¡pÍrulo 5. La secuencia como unidad textual 57

C¡pÍrulo ó. La composición heterogénea del texto 69

C¡pÍrulo 7. Pragmática del relato 83


INDICE

TERcERa PARTE

LOS COMPONENTES DEL RELATO

CrpÍrulo 8. La acción y la transformación. 9-5

C¿pÍrulo 9. El tiempo 113

CapÍrulo El mundo creado 139


PRESENTACION
CnpÍrulo I l. La enunciación narrativa 155

('oNcr.usroNEs. Del texto al discurso Lingüística de los textos narratiyos es el resultado de la


tt.t colaboración de dos autores que han integrado en una obra
Re f'erencias bibliográficas 181
original aspectos de los trabajos que vienen desarrollándo-
se en el Centre de Recherches en linguistique textuelle et
Índice de términos 189 analyse des discours de la Universidad de Lausana (Suiz.zr),
en particular los llevados a cabo por Jean-Michel Adan-r y
por Frangoise Revaz (1996 Y 1997).
Dichas investigaciones se articulan en torno a las pro-
puestas teóricas del propio Jean-Michel Adam, las cuales,
partiendo de los uelementos, que componen los textos
(1990) y pasando por la definición de las (secltencias pro-
totípicas" y de los planos de organización del texto (1992),
se abren actualmente hacia el análisis de los discursos.
Clara-Ubaldina Lorda inició su labor investigadora en
los campos de la didáctica de las lenguas y del análisis
del discurso. Más tarde extendió su reflexión al ámbito de
la lingüística del texto, imprescindible desde la perspecti-
va de la formación de los traductores. Una beca posdoc-
toral del CSIC le permitió realizar una estancia de un ¿rño
en el mencionado Centro de Investigaciones de Lalts¿in¿t,
que incluyó entonces textos en español como obieto dc
estudio.r

1. Jean-Michel Adam y Frangoise Revaz han publicado en España:


u(Proto)Tipos: La estmctura de la composición en los textos), en Terttls
n." 10, Barcelona, Graó, 199ó (págs.9-22) y J.-M. Adam ha publicado tam-
bién uLos textos: heterogeneidad y complejidado, en Dicláctica tle la lertgtn
t, la literatura pora una sociedad plurilingiie tlel siglo XlJ, Bat'celona, publi-
caciones dc la UB, 1997 (págs. 3-12). En estos artículos sc presentan los
primeros análisis de los textos 4,5,7 y 8, aquí estudiados'
10 PRESENTACIÓN

En las páginas que siguen se presenta una síntesis de


estos trabajos, referidos a textos en que el relato es domi-
nante, esto es, a <textos narrativos>, tanto literarios como
no literarios. La mayor parte de los ejemplos ilustrativos
están escritos originariamente en español; los que provie-
nen de otras culturas (francesa, principalmente) se trans-
criben en su versión española publicada, cuando ésta exis-
te. La transposición se ha realizado dedicando una aten-
ción particular a la especificidad de los componentes de la
lengua española. INrnooucclóN
Este libro se dirige principalmente a profesores y estu-
diantes de lingiiística, de lengua(s), de literatura y de tra- LOS RELATOS Y LA VIDA
ducción, y también de ciencias de la educación, de la in-
formación y de la comunicación; sus lectores encontrarán,
tras una breve presentación de los estudios narratológicos, Consideramos textos narrativos aquellos en los que do-
un modelo global de análisis de los textos, apoyado en nu- mina el n¡,r-Aro; este último término designa en español una
merosos ejemplos en los que domina el relato. por último, modalidad literaria específica también denominad¿r NnR¡rn-
la lingüística del texto se pone en relación con el análisis de CtóN, pero puede evocar otras modalidades, conlo novt'llts
los discursos. o cuentos. Nada más natural que establecet- talcs ¿tsot'ilt-
La numeración de los ejemplos ilustrativos permite su ciones, ya que en la mayoría de los textos que pcrtctl('('('ll:l
estudio desde distintas perspectivas, para poder observar estos géneros pueden reconocerse ORGANIZACIONLIS NAI{l{Al l-
mejor la interacción entre los diferentes planos de organi- VAS; por otra parte, las obras en que las que cl rcl¿rto clollli-
zación del texto. El índice de términos premitirá encontrar na destacan cuantitativamente en el conjunto de lats pro-
rápidamente los temas tratados y las principales definicio- ducciones literarias, de las que constituyen, probablemen-
nes, algunas de las cuales, imprescindibles para el análisis te, las formas más populares.
de los relatos, tienen ya una larga historia; pueden ser leí- Pero al referirnos a los textos narrativos podemos pen-
das separadamente, pero la progresión de las tres partes sar en otros ámbitos culturales (la parábola religiosa, el
del libro obedece a un proyecto de articulación de todos cuento filosófico y didáctico) y, por supuesto, debemos in-
esos instrumentos para elaborar progresivamente una defi- cluir lo que se cuenta en las interacciones sociales (hechos
nición del relato y una definición del texto. cotidianós, relatos de sueños, de viajes e incluso chistes).
Por otra parte, numerosos Son los cauces de presentación
Agradecemos a Gemma Andúiar Moreno y a Rexina Ro- del relato verbal, literario y no litet-ario, ya que existen va-
dríguez Vega su atenta lectura de este trabajo y sus perti- riantes históricas (el relato mítico, la tábula, el relato poli-
nentes observaciones. ciaco o fantástico) y variantes de la composición: los rela-
tos pueden encajarse unos en otros (como en el caso de Las
ntil y una noclt¿s, el Decanterón, o las "novellaso que se in-
tercalan en el relato principal de Don Quiiote de la Man-
cha), o sucederse (como ocurre en la novela picaresca).
Sus funciones difieren también. E,n algunos casos se
orientan claramente hacia la explicación (por ejemplo, los
que tienen carácter etiológico), mientras que en el ámbito
l2 r.tN(;trÍs'ncA DE Los rEXTos NARRATIVos TNTRoDUCctóx 13

litr:r'ario los ob.jctivos son muy variados: entre las finalida- sociolingüistas William Labov y Joshua Waletzky (1967 y
des clc algr,rn¿rs novelas puede incluirse precisamente la de 1972\. Al identificar una estructura relativamente constan-
c-uestionar el propio género mediante el recurso a la paro- te en los relatos espontáneos de la comunidad negra de
dia, como ocurre en Don Quijote de la Mancln. En efecto, Harlem y, en general, de las grandes ciudades de Estados
esta obra maestr-a del siglo de oro español es a la vez la Unidos, estos investigadores realizaban la primera aproxi-
primera nnovela moderna, y la primera nanti-novelar, ya mación lingüística a las unidades constitutivas de la sr,-
que contiene en germen la tensión entre dos polos que cuENCIA NARRATIVA (cf. capítulos 3 y 5).
conformará su evolución: el respeto a las .o.trr".rtiones ge- Desde nuestra perspectiva, por 1o tanto, el relato no
néricas (polo de la repetición) trente a su puesta en tela de constituye un tipo de discurso ni un tipo de texto, sino un
iuicio (polo de la renovación), del que el denominado Not¿- modo particular de organización de los enunciados (escri-
r)ealt ron'rcrn trancés constituye un buen ejemplo. tos, orales e incluso no verbales, si tenemos en cuenta las
Más allá de las formas verbales del relato, múltiples imágenes). Pero, como trataremos de demostrar a lo largo
configuraciones semióticas contienen igualmente organiza- de las páginas que siguen, el establecimiento de tipologías
ciones narrativas: la pintura, el vitral, la tira dibujada y la no es imposible si partimos del cpNeRo DIScuRSIVo, que de-
fotonovela, por ejemplo, sin olvidar el teatro y el cine. óo.t pende de la situación de comunicación en que se inscribe
el desarrollo de las nuevas tecnologías, además, aparecen un relato. Todo análisis de un texto narrativo debería, por
las diferentes modalidades de contaf que permiten a cad.a lo tanto, articular la aproximación discursiva al género y la
lector construir su propia historia. Éste ei el principio cle aproximación textual a la narratividad, como organización
base que desarrolla el dramaturgo inglés Alan Ayckbourn específica de los enunciados.
en Intin'tate Exchanges, del que Alain Resnais ha realizado De todos modos, relatar, sea cual sea la situación na-
una transposición cinematográfica simplificada en srto- rrativa, y ya se trate de experiencias vividas, soñadas o ima-
king y l/o Smoking. ginadas, constituye uno de los medios más eficaces de re-
Vemos pues que nos hallamos lejos de referirnos a una lacionarse con otras personas, por lo que es una actividad
realidad discursiva sencilla, con sus contornos bien deter- fundamental para la sociabilidad. Todos hemos podido ob-
minados. como la lista de formas narrativas no literarias y servar la fascinación de los niños ante los cuentos y las pe-
literarias, orales y escritas, verbales e icónicas parece in- queñas anécdotas, su escucha atenta e infatigable. Y los
terminable... ¿podemos considerar el texto narrativo como adultos no les van a Ia zaga si tienen un buen relato que lle-
un modelo homogéneo? Lo cierto es que todos los géneros varse a los oídos. Este interés, que parece ser inher-ente a la
que hemos ido citando, a pesar de sus diferencias, tienen naturaleza humana, justifica, por ejemplo, la historia gerne-
nalgo que les es familiar, y que, como sugiere paul Riceu4 radora de relatos en la célebre obra Las ntil y Lrtla ttocltt's
no es ajeno a su filiación directa respecto a los intercam- pues, como sabemos, Sahrazad2 logra salvar su vidtt gllr-
bios verbales de la vida cotidiana: cias a su talento de cuentista. La capacidad de con[ar y lir
posibilidad para mayores y pequeños de dir¡ertirnos, con()-
En este sentido se puede decir que todas las arles de la
narración, y de modo eminente las que han nacido de la es-
cernos meior y aprender gracias a los relatos tiene caráctc-t'
critura, son imitaciones de la narración, tal como se practi- universal, como subraya Roland Barthes:
ca ya en las transacciones del discurso corriente (paul Ri-
cceu4 1984, trad. esp. 1987, pág. 275).
El rclato comienza con historia misma de la humani-
dad; no hay ni ha habido iamás en parte alguna trn pueblo
Las semejanzas entre los relatos <naturalesu y otros ti-
2. Conocicla popularmente como Sltere:ade. Hemos optado por la
pos de relato quedaron de manifiesto en los estudios de los traducción de Juan Vemet (Barcelona, Plancta, 1990).
t4 I-IN(;UISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS INTRODLICCION 15

sin r-cl¿rlos; todas las clases, todos los grupos humanos, tie- la narración literaria: "explicar y explicar-se el mundo y, so-
ncn sLl.srclatos, y muy a menudo estos relatos son saborea- bre todo, establecer lazos con un semejante, siquiera con
d's cn común por hombres de cultura dive'sa e inclusn un lectorr.3
opucsta: el lclato ser burla de la buena y de la mala literatu-
r¿r: internacional, transhistórico, transcultural, el relato está
Como sugieren las palabras del narrador de Mañctna en
allí, como la vida (1966, trad. esp. 7982, pág. 9). la batalla piensa en ntí, que abren este estudio, y como se
declina de muy diferentes formas en las novelas de Javier
Por ntrestra par-te, preferimos decir que el relato está Marías, casi se podría llegar a pensar que la realidad tiene
njunto a la vidao, de la que constituye un doble estilizado, una existencia menos precaria cuando se relata. Aquello
r-rn espe.jo def-ormante e incompleto, con fi ecuencia embe- que no se cuenta terminará por desaparecet' tarde o tem-
llecedor. Pues, claro está, es imposible contar todos los prano.t Es por lo tanto explicable la gran atención que en
srandes y pequeños acontecimientos que trenzan el huma- todos los tiempos se ha concedido al relato, al que se han
no discurrir-: todo relato se produce despr-rés de los aconLe- dedicado numerosos trabajos, tanto en la Retórica de los
cimientos, implica una selección, y se suprimen, o tal vez clásicos, como en la Poética y en la Linguística contempo-
se olvidan, numerosos detalles, a la vez que pueden aña- ráneas. En estos dos marcos el estudio del relato ha adqui-
dirse otros elementos. cuando narramos eliminamos de rido un extraordinario desarrollo, debido, en buena medi-
nuestros relatos o no motivac ión literar-ia- aque- da, al éxito alcanzado por la narratología estructltt'alist¿r.
llos hechos que -tengan
nos parecen irrelevantes para la finaliclad Nos parece llegado el momento de reconsidet'ar est¿t
de la nar.ación y los completamos sea de modo privilegiada posición teórica, no porque pretendamos dis-
-aunqlle sobre lo na-
brevísimo- con evaluaciones o comentarios minuir en nada la importancia lingüística del relato que, en
rrado, como c|-reda de manifiesto en los est.udios realizados otro plano, constituye una acción humana tundan-rental.
por W. Labov y J. WaleLzky. Querernos explicarnos y expli- Pero pensamos que este protagonismo ha ocr,rltado parcial-
car las callsas, moti'",os o ¿rzares que han detern-rinaclo los mente que los distintos modos de organización del discur-
hechos acaecidos, sus consecuencias o bien las lecciones so no se actualizan (casi) nunca de modo homogéneo: por
que cabe extraer de ellos. ejemplo, apenas existen relatos en los que no haya un mí-
De este rnodo, todo relato constituye de algún modo un nimo de descr-ipción o de discursos referidos, como seña-
medio para reflexionar sobre las vivencias de las personas la oportunamente Ton-rás Albadaleio (198ó, pírgs. 126-127).
y para reordenarlas. El relato interroga en profundidad el Y, como veremos, contar y describir son dos oper-¿rciones
actuar humano, sLls motivaciones, sus objetivos, su ética complementarias pero muy diferentes: los lecLot'es r-cc()n()-
(¿son buenas o censurables determinadas acciones?). Los cen bien los fragmentos descriptivos, ya qtle e n ocltsiol'lcs
hombres se preguntan también qué lugar ocupan en el nse los saltan".
mundo y exploran los momentos pasados de sus propias vi- Por otra parte, la predilección por el r^el¿rlo h:-r clc.iatlrr
das. Podemos decir por ello que los relatos se originan en relativamente en la sombra otros modos de orglrniz.¿rcitirl
la experiencia previa de las acciones humanas al tiempo del discurso (que pueden, a su vez, incluir momenLos tl¿t-
que se proyectan sobre las acciones futuras. rrativos). Por ejemplo, el dialogal (tanto las obras teatt'alcs
En el campo literario, los propios escritores han puesto como las conversaciones corrientes incluven con frecuen-
de manifiesto estas funciones importantísimas del relato y
también lo han hecho, naturalmente, teóricos de diversoi 3. EI País, nEscritores ante el espejoo (Babelia, 3l-1-1998).
ámbitos del conocimiento humanístico, como lingüistas y '1. No otr¿r es la tesis que subl'ace, cntre bromas y vet'as, en una co-
lumn¿r de Arcadi E,spada (nUn siglo,,) en la que sosticnc que la tenue exis-
filósofos. En lo que se refiere a los escritores, citaremos
tencia dcl siglo xvlll español sc debe a la escasa ficción literaria quc pro-
esta síntesis de M." José obiols sobre las motivaciones de duio (E/ País, 22-5-1997).
ló I,IN(;I]IS'I'ICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS

ci¿i rcl:rtos) () el ¿il'gumentativo (los discursos judiciales


contienen e'spacios narrativos en el n-rovimiento general de
la argumentación).
Nuestra ambición aquí es aproximarnos a la heteroge-
neidad inherente a todo texto tratando de dibujar al mismo
tiempo los contornos de ese naire de familia, propio de los
llamados textos narrativos. Este trabajo se basa en las pro-
puestas teóricas desarrolladas por J.-M. Adam en las obras
siguientes Le Récit (Presses Universitaires de France, 1984,
"Que sais-.je?" n." 2Ia9) y I¿ kxte narratif- (Nathan , 1994), Prunnr,RA PARTE
así como en el libro de J.-M. Adam y F. Revaz: L'Analyse des
récits (Seuil, 1996, colección Mémo n." 22); también se ha
tonrado en cuenta la investigación de F. Revaz en torno a UI{A I{UEVA APROXIMACIÓN
l¿rs nf'ronteraso del relato (In.s textes d'action, Klincksieck, AL RELATO
1997). En lo que se refiere a las definiciones de numerosos
términos narratológicos, remitiremos al exceient e Diccio-
nario de narratología, de Carlos Reis y Ana Cristina M. Lo- La representación lingüística de Ia realidad en su deve-
pes, traducido por Ángel Marcos de Dios, y publicado por nir; en la que las acciones y las pasiones humanas ocupan
Ediciones Colegio de España en 1995. el primer plano, ha sido presentada como fundamento de
la Poética. Así lo consideral'orl los clásicos, como veremos
a continuación, y, con algunas matizaciones, ése es tam-
bién ei punto de vista de algunos teóricos modernos.
CapÍrulo 1

LAS I{OCIOI{ES DE LOS CLÁSICOS


(DE LA MÍMESIS A LA DIÉGESIS)

Platón en el libro III de su República distinglrer clos n-ro-


dos de enunciar: la mímesis o imitación y la diégcsis r sinr-
ple lelato. En la epopeya, en cuanto el poeti.t n¿rn'arl,rr t't.tlt.
la palabra a Lln personaje, Platón habla clc irnit¿rci<in I'ru'rr
qtre la forma siga siendo narrativa pura ha.y c¡trt'r'(,('rnr'¡r'rl
discurso narrativiz.ado de los personajes. Así, por t' jt.rrr¡rlr,,
en estos dos fi"agmentos de kt Regenta cle Cl¿ir'ín prrcrlc lra-
blarse de l¡,lrractów o vÍiunsts en el primer- c¿rs() (cliscrrlso
direcLo m¿rrcado por el verbo introductor, los dos ptrntos v
el guión) y de simple RELATo o orÉc¡,srs en ei segundo caso
(discurso narrativizado) :s

Texto 1: Mímesis

Ana puso un dedo en la boca, y sonriendo a don Álvar<r


le dijo:
silencio! Bastante hemos charlado..., déieme
-¡Ahora
usted oír.
que... si debo despedirme...
-Es DO...,no sé... qué? ella, arrepentida al
-No... ¿por
instante da haberlo dicho. -respondió
sé si estorbaré, si habrá sitio...
-No
5. ctrando el narrador refiere las palabras de los personajes median-
te el discurso indirecto se trata de discurso trarLspuesto (Diccionario cle na-
rratología , 1995).
20 I,IN(;LJISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LAS NOCIONES DE LOS CLÁSICOS 2l
-Sitio sí, porque Quitanar está en la bolsa de ustedes..., como representación de la realidad o de su apariencia por
rrrír'clc ustcd. cualquier medio (trad. esp. 1994, págs. 513-519).
kt Regenta, Madrid, Alianza Editorial, 1998,
Aristóteles en la Poética parece distinguir entre la re-
páss. 506-507. presentación teatral como género mimético y reselar la
noción de diégesis a toda mediación de hechos relatados
por un narrador (incluso cuando éste delega la palabra en
Texto 2: Diégesis los personaies episódicamente). De modo que- el género
épico es en su opinión diegético y no mixto.
Hablaron del caballo, del cementerio, de la tristeza del
día, de la necesidad de aburrirse todos de común acuerdo, No obstante, en la misma obra, paradójicamente, el con-
de lo inhabitable que era Vetusta. Ana estaba locuaz, hasta cepto de mímesis se convierte en un concepto englobante
que designa la
se atrevió a decir lisonjas, que si directamente iban con el "imitaciónu y la n¡sp¡ssentación, d" la ac-
caballo también comprendían al jinete. ción, por lo que es tan propia de la epopeya, como de ra tra-
gedia o de la comedia, con lo que las cate,sorías de Aristóte-
Op. cit., págs. 485-48ó.
les vienen a coincidir con las de platón. Désde esa óptica, la
Platón establece una triple caracterización genérica: lo mímesis constituye a la vez un modo particular de repr-crscn-
narrativo puro (epopeya), lo mimético puro (el teatro) y tación (unos personajes actúan y hablan ante nuestr-os <r.ios)
género mixto o alternado. Las dos primeras categorías co- "l y el objeto de la representación. Asimila entonces mínre¡sis r.
HISToRTA o FÁBULA5 (el mythos de| filósofo griego): uLa inrit¿r-
rresponden a los dos grandes géneros poéticos que se dis-
tinguieron en la antigüedad grecolatina (narrativo y dra- ción de la acción es la fábula, pues llamo aquí fábula a l¿r
mático), con sus dos variantes respectivas, la "noble, y la composición de los hechos" (trad. esp. 1988, pág. 146).
Por nuestra parte, proponemos renunciar a la noción de
"baja": epopeya I parodia; tragedia I comedia. La novela, mímesis, por su ambigüedad, y mantener el término de
por su parte, corresponde al modo mixto, como es obvia-
mente el caso de la obra de Clarín a la que pertenecen los otÉcnsls en el sentido específico de .,mundo representadou
dos fragmentos citados. por (y en) el texto, tanto si se trata de un relato de ficción
Esta distinción entre nformas puras> corresponde a lo como de un relato factual. Por l<l tanto, el uxruEnso DrEGÉ-
que nosotros consideramos FoRMAS pRororÍprcas (del diálo- TICo designará el mundo singular construido en todo rela-
go o del relato) que alternan casi siempre en las novelas. to. conservaremos también la noción de HrsroRrA, muy pró-
En el primer caso, el narrador pone en escena el discurso xima a la anterio4 ya que que corresponde al contenido g"-
de los personajes, mientras que, en el segundo caso, repre- neral de un relato, por lo que designa simultáneaments el
senta los acontecimientos mediante su propio discurso. Las univérso diegético y el desarrollo de la rNrRrcA o rRrn¡R.t
dos modalidades permiten representar lingüísticamente las
acciones y las interacciones de los seres humanos; Félix 6. Mientras que algunos autores utilizan indistintamente estos tftrs
términos en español, otros los usan con matices diferentes, cle los cualcs
Martínez Bonati (1983) denomina DISCURSo MIMÉrtco a las dan razón los artículos correspondientes del Diccionario cle narratología
configuracions lingüísticas que permiten representar las ac- (1995). Nosotros optaremos por historia.
ciones humanas, y dicho discurso incluye la nmímesis del 7. También en este caso pueden utilizarse los dos térninos. según el
narr-ador'" (op. cit., pág. 60) que es nel fundamento de los Diccionario de la Real Acadentia sería más adecuado tranta, ya que ,r.ro á" ,r,
significados es definido así: nDisposición interna, contextura, y en especial el
discrrrsos dialógicos o monológicos de los personajes,, (ibi- enredo de una obra dramática o novelesca., Este significado no uiribrrido
letn). Viene así a coincidir^ con la distinción de Platón en el ", difusión
a intriga en la citada obra lexicográfica. sin embargo, por su amplia
libro X de la misma obra, Repúblice, en la que, desde la en el ámbito de la narratología pref'erir-emos el último término, iin perjuicio
¡rt:r'spe'ctir,¿r de su dimensión ética, define la nimitación, de que tranta pueda aparecer en alguna de las traducciones aquí ciiadas.
22 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS

Por e.jemplo, hablar del universo diegético de I'a Regenta o


de la historia en esta novela es hablar en parte de lo mis-
mo. En el primer caso aludimos al espacio físico y huma-
no inscrito en la ciudad de Vetusta, mientras que con el tér-
mino historia nos referimos a todo cuanto acontece en la
novela, a lo que Emilio Alarcos Llorach denominó <parte
activa> (1982, pág. 230). Este mismo autor explica la inte-
r:relación profunda entre ambos aspectos de la diégesis a CapÍruro 2
través de la escena o (coro)) sobre el que los personajes
,,agonizano (op. cit., pág. 132).
LA NARRATOLOGÍA ESTRUCTURALISTA
(DE LA MORFOLOCÍA A LA SEMróTrCA
NARRATIVA)

Los trabajos de E. Alarcos Llorach y de F. Martínez Bo-


nati, a los que acabamos de referirnos, forman parte de un
vasto conjunto de obras que se han dedicado al relato du-
rante el siglo que ahora termina. puede considerarse que
la Morfología del cu.ento (lg}8) del formalisra ruso Vladl-
mir Propp constituye la publicación inaugural de la Na-
RR¡rolocfR.
Este folclorista estudió los relatos populares de Afana-
siev y estableció una gramática formal de los cuentos ma-
ravillosos observando las combinaciones de los personajes
y sus acciones. Las características del género, por sus regu-
laridades, tanto temáticas como de composición, r" p."Ju-
ban extraordinariamente a aquella primera teorización.
La nueva perspectiva constituyó un punto de inflexión
respecto a la crítica literaria precedente, centrada en el es-
tudio de los personajes desde el punto de vista de su sico-
logía individual. Frente a ella Propp estableció las constan-
tes que permitían contemplar las acciones de los persona-
jes según su signiticación para el desarrollo de la intriga,
reduciéndolas así a 31 nuNcror.rss.8 Estas funcioner nt"
agrupan lógicamente según determinadas esferas. Estas es-

8. Para una descripción detallada de las funciones de los personajes


puede consultarse el Diccionario de narratología (1995).
24 I-INC;IJIS'TICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA NARRATOLOGÍA ESTRUCTURALISTA 25

feras con'esponden a los personajes que realizan las fun- Cuadro 1. Esquema actancial
ciones. Son esferas de acción" (Vladimir Propp, 1928, trad.
esp. 1992, pág. 91). De este modo, los personajes quedan . Relación de deseo (ournnn) o de btisqueda:
también reducidos a siete grandes rlPos: 1. El Agresor (o
malvado), 2. El Donador (o proveedor), 3. El Auxilial 4. La SUJETO -------------> OBJETO DE VALOR
Princesa (o npersonaje buscado") y su Padre, 5. El Manda-
. Relaciótt de comunicación (snarn):
tario (que ,,envía, al héroe a cumplir su misión), 6. El Hé-
roe, y 7. El Falso Héroe. (Utilizamos los términos de la tra- D ESTINAD oR (su ¡pro-----> oe¡¡ro ) -----> o rrTrNATARr o
---)
ducción española, Fundamentos, 1992.)
La obra de Propp fue difundida por Claude Lévi-Strauss . Relación de lucha (ponril :
(1960) y sobre todo por Algirdas J. Greimas (1966), que AD YUVANTE -------) ( su¡ero---> oerero) <- o pSNENTE
n-rodificó la clasificación de los personajes y sus funciones.
Greimas distinguía los actantes (A) o papeles abstracLos
que se desempeñan en todo relato, en número de 6, de los Este esquema indica que el suJETo-HÉnoE (o protagonis-
actores (a) o personajes que poseen nombre e identidad. ta) se lanza en busca de un objeto valorado por el destina-
E,stos últimos se caracteriz.an por tener ciertas propiedades dor (relación de deseo: euERER), cuya existencia y valor le ha
y por desempeñar determinados papeles temáticos, además revelado el oEsrrNADoR, convertido en informador (relación
de sus papeles actanciales. Actantes (A) y actores (a) pue- de comunicación: sABER). En su búsqueda el sujeto-protago-
den relacionarse de tres modos distintos, tal como ya había nista puede ser ayudado por colaboradores / nnvuvaNrEs) cr
señalado Propp: combatido por adversarios / opoNENTEs (relación de lucha:
rooen). se establece entonces un coNTRATo entre el informa-
dor-incitador (destinador) y el sujeto-héroe. Dicho contrato
y'u' abre el relato (por ejemplo, el rey promete la mano de la be-
1. A = ? 2. 3. A€-->a¿ lla princesa al joven que halle el remedío capaz de curarla
\^ <L3
de su extraña enfermedad). El relato se cierra mediante una
sANCIóN o RESoLUcIóN FINAL. Según una estructura antropo-
lógica clásica, podemos decir que cuando el sujeto efectúa la
En el caso t hay coincidencia entre actante y actor, en ooNactóN del objeto de valor al nr,srrNArARro (que en nuestro
el caso 2 un actor puede ocupar varios lugares o papeles ejemplo coincide con el destinador, el rey) recibe a cambio
actanciales (primero sujeto, Iuego oponente, etc.) y en el una CONTRA-DoNACIóN (el joven modesto que ha superado to-
caso 3 un papel actancial (el de héroe-sujeto, el de opo- dos los obstáculos se casa con la princesa) como reconoci-
nente o el de adyuvante) puede ser ocupado por varios ac- miento del valor del sujeto-héroe. Esta resolución positiva
tores (por ejemplo, el hijo mayo4 el mediano o el menor de contrasta con el castigo del ralso-HÉno¡ (el envidioso, que
una misma familia). ha ido sembrando de dificultades el camino del héroe, es
Los papeles actanciales, según Greimas, corresponden a castigado con la pérdida de sus riquezas o el exilio).
otros tantos polos actanciales que dependen de tres eies o Entre el momento en que se establece el contrato y el
relaciones: de la resolución final, el protagonista sólo logra realizar su
PRocRAMA NARRATTvo si consigue reunir las modalidades del
QUERER HACER, del saeEn HACER y del poDER HACER, a las que
podría añadirse el oEsER HACER. Ilustraremos la noción de
26 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
LA NARRATO LOGIA ESTRUCTURALISTA 27
programa narrativo con el relato de la muerte de Juan el
Bautista en el evangelio de Marcos (VI, 14-29); también en El interés de este relato bíblico y su valor de demostra-
Mateo XIV I-12). A lo largo del relato aparecen flerodes, ción residen en que la hija de Herodías, que ha obtenido la
Juan el Bautista y Herodías. Juan denuncia, desde el modalidad de poder que le faltaba al programa narrativo
punto de vista del código simbólico judío, la unión inces- de su madre, no posee ni el saber ni el querer que le per-
tuosa de Herodes y Herodías. De esta denuncia nace un mitirían constituirse su propio programa narrativo. La aso-
primer programa narrativo, el de Herodías: hacer morir a ciación de las modalidades de la madre con el poder ad-
Juan el Bautista. quirido por Ia hija permiten que triunfe el programa na-
Pero aunque Herodías posee el querer (uquería que rrativo de muerte. Tias haber adquirido por su madre la
murierao), no posee el saber-hacer ni, muy especialmente, modalidad de saber, Salomé puede manifestar su querer
("quieroo) y hacer que el rey abandone el poder y el que-
el poder-hacer (ono podíau) a causa de un antiprograma de
Herodes que tendía a conservar la vida del profeta (nHero-
rer ("¡6r quiso disgustarlao) de su anti-programa.
des temía a Juan sabiendo que era un hombre justo y En la semiótica narrativa de Greimas, por lo tanto, la
santo"). Herodes nsabeo que se halla sometido a la ley ju- irrupción de lo discontinuo en el decurso de una vida, de
día de la que está al mismo tiempo separado por su relación una historia o de una cultura produce una sucesión de es-
incestuosa, si se da crédito a la palabra de Juan que expone
tados y transformaciones que constituye la base de la na-
el orden simbólico regulador de las relaciones de parentes- rratividad (cf. capítulo 8).
co. Además de este saber, Herodes posee el poder y el que- En 1966, eI número ocho de la revista Conutttttticatir¡ns
(Introduction d I'analyse structurale des récits) sc clt'clir-ti
reL por lo que su programa narrativo domina el de Hero-
días. Esta situación inicial del relato queda interrumpida monográficamente a esta perspectiva de análisis qtre crst¿t-
por la intrusión de un cuarto personaje, la hija de Herodías, mos presentando. Contenía los artículos, hoy clirsicos, de
Salomé. Herodes, al ligarse por contrato al poder de quien Barthes, Bremond, Eco, Genette, Greimas, Griil.i, Metz,
acaba de seducirle con su danza, pierde el poder que le ga-
Morin y Todorov. Christian Metz, por su parte, aplicó el
rantizaba el dominio de su programa narrativo: análisis estructural del relato al cine (1967 y 1969). Y en
1973, Claude Bremond y Gérald Prince propusieron sus
propias gramáticas del relato.
Texto 3: La danlLza de Salomé
La narratología estructuralista se ha aplicado sobre
Entró la hija de Herodías, bailó, y agradó tanto a Hero- todo al estudio de los relatos literarios. Ya en 1969, T. To-
des y a los convidados, que dijo el rey a la muchacha: Píde- dorov dedicó un importante Trabajo al Decamerón; en Es-
me cuanto quisieres, que te lo daré. paña, fue el recordado lingüista E. Alarcos Llorach quien
Y le añadió con juramento: Sí, te daré todo lo que me pi- basó sus trabajos sobre obras literarias (La luclta por la
das, aunque sea la mitad de mi reino. vida, de Pío Baroja, La Regenta y también la poesía de Blas
Y habiendo ella salido, dijo a su madre: ¿Qué pediré? de Otero y de Ángel González) en modelos formales de ins-
Respondióle: La cabeza de Juan Bautista. piración estructuralista. En cuanto a los enfoques de Grei-
X volviendo al instante a toda prisa a donde estaba el mas, podemos afirmar que han encontrado amplio eco en
rey, le hizo esta demanda: Quiero que me des luego en una los llamados métodos semiológicos, desarrollados en par-
fuente Ia cabeza de Juan Bautista.
El rey se puso triste; mas, en atención al impío jura- ticular por M.u Carmen Bobes, que toman como objeto de
mento, y a los que estaban con ól a la mesa, no quiso dis- estudio obr-as literarias, consideradas en sí mismas, sin r.e-
gustarla; [...] cul'so explícito a circunstancias exteriores a ellas, por lo
que se apoyan en el análisis lingüístico para poder deter-
minar la significación y el valor que nacen de su literarie-
28 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS

dad. Estos trabajos se sitúan entre las corrientes teóricas


que establecen una diferencia cualitativa entre los textos de
la vida cotidiana, cuyas finalidades son prácticas, y los tex-
tos literarios, cuyas finalidades son estéticas.
De manera general, los <textos> se asocian en la tradi-
ción española al estudio (o, más modestamente, al (comen-
tarioo) de las producciones literarias. La mayoría de los tra-
bajos realizados en España sobre narratología se inscriben
en el campo de la Teoría literaria, por ejemplo los de Darío CapÍruro 3
Villanueva (1977, 1984), Antonio García Berrio (en colabo-
lación con János S. Petófi, 1978), o los de T. Albadalejo
(198ó). No es ésa nuestra perspectiva, ya que, como hemos UN CAMBIO DE PERSPECTTVA
señalado, nos interesaremos menos por las diferencias en- SOBRE EL RELMO (DE LA GRAMÁTICA
tre relatos de ficción y factuales, literarios y no literarios DEL RELMO A LA PRAGMÁTICA
que por el "aire de familian que todos ellos comparten. DE LA NARRACIÓN)
Con todo, se nos podrá objetar que la mayoría de los
ejemplos que ilustran nuestro estudio son literarios, aun-
que hayamos incluido algunos que no lo son. Nuestra op- Hacia finales de los años setenta los estudios sobre el
ción se debe a que no consideramos que haya una división relato evolucionaron de modo paralelo a los avances de la
tajante entre unos y otros, y que nos situamos en la línea linguística general. En esa época se había iniciado un cam-
abierta ya en los años treinta por Charles Bally:e bio cualitativo de gran trascendencia para los desarrollos
ulteriores de esta joven ciencia. Desde aproximaciones teó-
Ha llegado el momento de dejar de considerar la lengua ricas distintas empezó a ponerse en tela de juicio la ausen-
literaria como algo aparte, una especie de creación ex nihilo;
es ante todo una transposición de la lengua de todos (Char-
cia total del suieto hablante en los estudios de la lengua.
Ies Bally, 1932-1965, pág. 62). Del mismo modo, las gramáticas formales del relato han
ido evolucionando hacia perspectivas más enunciativas de
Es precisamente ese trabajo de transposición realizado la narración, considerada ahora como un conrplejo acto
con esfuerzo por los autores de obras literarias el que per- de lenguaje.
mite que se pongan de manifiesto de modo más rotundo Cabe subrayar que la citada desaparición del srr jcto rr'-
los recursos y potencialidades de la lengua, así como las re- sultaba por lo menos paradójica en un mundo en quc, a
gularidades discursivas que compartimos los hablantes de partir del siglo xvrrr, el progreso científico había ido dc la
un idioma. De ahí que los textos literarios nos parezcan es- mano de una conciencia creciente de Ia presencia del incli-
pecialmente ilustrativos de todos y cada uno de los dife- viduo y de su acción organizadora. Y lo que es más, en el
rentes componentes de los textos narrativos, sea cual sea el caso de la lengua, la actividad del sujeto es condi ción sine
género al que pertenezcan. qua non: no hay lengua sin hablantes, por lo menos <viva>.
Sin embargo, Ferdinand de Saussure y sus inmediatos se-
guidores estructuralistas tuvierolr que olvidarlo provisio-
nalmente, pagando un alto precio por^ dar a la lingüística
9. Las citas peñenecientes a libros todavía no publicados en español una condición indiscutiblemente científica: la lengua que
han sido traducidas por los autores de este ensayo. estudian los estructuralistas y los senera[ir¡isLas no se ha-
30 L,INCiUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS UN CAMBIO DE PERSPECTIVA SOBRE EL RELATO 3t

bla. Con todo, si se observa con detalle la historia de la dis- Iución de la narratología; en 1973 había escrito A Grantntar
ciplina se constata que los años 1920-1930 no son exclusi- of'Storie.s y su reflexión sobre el relato se enriquece y pro-
vamente formalistas. fundiza en The Fornt and Functioning of I,,larrative (1982)
Miiaíl Baitín había sostenido ya en esos años que el len- introduciendo las figuras abstractas del NARRADon y el run-
guaje era no sólo subietivo, sino, además y principalmente, RRATARTo,'2 y estudiando el acro DE NARRAcIóu (cf. capítulo
intersubjetivo. Hacia la misma época, C. Bally, alumno y 1l). Del mismo modo, Christian Metz, cuyo estudio ktttga-
sucesor de Saussure, ponía de manitiesto la afectividad de ge et cinén'ta (1971) se inscribía en el marco de las gramá-
qr-re está impregnada toda manifestación discursiva, ya que ticas narrativas, pasó a un enfoque sicoanalítico del dispo-
emana de la subjetividad de los hablantes.'o En el mismo sitivo fílmico (Le Signiliant intaginaire, 1977) y cerró su
momento, el antropólogo Bronislaw Malinosky elabora en obra con un último libro sobre la enunciación narrativa
Irs Jardins ¿le coraill' una teoría pragmática del lenguaje (L'énonciation intpersonnelle ou. le site du ftl*, 1991).
que contempla también el relato y sus funciones sociales Los trabajos que acabamos de citar hacen evidentes las
(cf. J.-M. Adam, 1995). limitaciones de los análisis estructuralistas y semióticos, de-
En los años sesenta, y en el ámbito anglosajón, apare- masiado centrados en la descripción del funcionamiento in-
cen los primeros trabajos en torno a los ACTos DE HABLA, terno del relato y de su organización formal; estos procedi-
que afirman la importancia de las intenciones y los obieti- mientos de análisis separan los textos narrativos del marco
vos de los usuarios de la lengua (John L. Austin, 1962 y situacional en que se generan. Del ntodo externo> de las c<l-
John R. Searle, 1969); en el área mediterrártea, principal- rrientes críticas precedentes a las que hemos aludido en erl
mente en Francia, y en torno a las reflexiones de Émile capítulo 2 (que Pedro Salinas calificaba irónicamente cle
Benveniste (196ó y 1974), se desarrollan los enfoques enun- (crítica hidráulica>, por la importancia que se concedía a las
ciativos que ponen en primer plano las diferencias entre las ufuentesu), los enfoques estructuralistas habían pasado al
cosas que se dicen, segúrn el modo en que se digan. ntodo internoo que cortaba el relato de las circunstancias de
En lo que al relato se refiere, además de las reflexiones la enunciación narrativa. La nueva perspectiva enlazaba con
piorreras de Malinosky que acabamos de citar, la enuncia- los enfoques del lr{etv Criticisnt, que se habían desarrollado
ción narrativa constituye el eje central del estudio sobre la particularmente en Alemania durante los años cincuenta.
Recherclte dt¿ ten'tps perdu de Marcel Proust en Figt¿res III, La orientación integradora entre la situación que da ori-
de Gér-ard Genette (1972), un auténtico clásico en la mate- gen al texto, el texto mismo, y la modificación de la situa-
ria. Y tratándose de clásicos, ahora en su sentido más ción por el texto se inició con la obra de M. Bajtín ya en los
usual, no podemos dejar en el tintero los trabajos de Louis años treinta, pero sólo se ha desarroliado de manera gene-
Marin sobre La Fontaine y Racine, en los que presenta el r-al en las últimas décadas. Citaremos los trabajos en torno
relato com una <trampa,: I¿ récit est un piége (1978). En a Hans Robert Jauss y su Estética de la recepción (1967,
esta obra, las est.rategias narrativas de los escritores citados 1978), que se propusieron liberar a la literatura tanto del
se inscriben en su marco histórico, de modo que el análisis enfoque exclusivamente histórico como del inmanentista y
de sus funciones permita realizar una auténtica pragmáti- el comparatista. En Italia Umberto E,co comenzó a teori-
ca del discurso narrativo. zar los problernas de la interpretación en Opera aperta
G. Prince constituye un ejemplo significativc¡ de la evo- (1962), que desarrolló especialmente en Lector in fabula

10. Sobre la obra de Bally puede verse el reciente estudio Introduc- 12. En realidad, 1'a cn 19ó1 \{ayne Booth había introducido las ligu-
tion a h linguistique tle Charles Bally, de Sylüe Durrer (Lausanne, Dela- t'as textu¿tlcs clel autor y el lcctor enThe Retr¡ric of'Fictiort, penr las nocio-
chaux & Niestlé, 1998). nes de ttarratlor y ttarralario sc prccisalon más talde en los trabaios de en-
11. Traducción francesa, París, Maspéro (La Découvefte), 1974. fbquc scmiótico-estructural sobre el relato.
't1
32 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS TJN CAMBIO DE PERSPECTIVA SOBRE EL RELATO JJ

(I979), donde definió la noción de ncooperación interpreta- no, es en las reflexiones de Paul Riceur donde nos parece
tivar, por la que los lectores completan los vacíos c-r las elip- r¡r-reel relato se libera en más alto grado del corsé estruc-
sis de los enunciados. turalista. Para este filósofo, que estudia la ficción literaria
En la primera obra citada Eco distinguía las obras ce- .v la escritura de los historiadores, narrar, una acción arti-
rradas (de interpretación relativamente unívoca), de las culada en torno al paso del tiempo, tiene una dimensión
obras abiertas, conro Finnegans Wake de James Joyce, en crxplicativa esencial cuyo estudio desborda ampliamente la
las que diversas lecturas son posibles, aunque subrayaba gramática formal del relato. En ef.ecto, según este autor, el
que todas ellas están relacionadas. Su tesis se precisa en un relato y la metáfora (1975) constituyen los dos medios de
estudio de título significativo, Los líntites de la interpreta- que dispone el lenguaje para trascender la referencia ordi-
ciót't, en que ironiza finamente sobre las posiciones extre- naria, que debe ser anulada para que pueda expresarse dis-
nras que defienden una semiosis indefinida: cursivamente aquello que, de otro modo, permanecería en
el silencio, no dicho, inexplicado.
En resumidas cuentas, decir que un texto carece potcn- En sus tres volúmenes Temps et récit (1983, 1984 y 1985)
cialmente de fin no significa que cada acto de interpreta- y en su libro de 1990 (Soi-méme comme un autre), expone
ción pucda tener un final teliz.Incluso el deconstruccionis- Riceur las tres etapas que constituyen el proceso accional
ta más radical acepta la idea de que hay intcrpretacioncs completo de todo relato y que denomina ntriple mímesisn.13
que son escandalosamente inaceptables. Los límites de la
interpretación coinciden con los derechos del texto (lo quc . Mímesis 1. Antes de la realización textual, la intri-
no quiere decir que coincidan con los derechos dc su autor')
(Umberto Eco, 1990, trad. esp. 1992, pág. 19). ga es una representación de acciones que se basa en los co-
nocimientos de los sujetos, en la comprensión práctica qr-re
comparten el escritor o el historiador y el lector: ulmitar o
Esta evolución de los estudios sobre el relato pone de
representar Ia acción es, en primer lugar; comprender pre-
rnanifiesto, además, la cornplejidad de cualquier texto. Des-
viamente en qué consiste el obrar humano, su sem ántica,
de el campo de la semántica interpretativa, Frangois Rastier
(1987) se opone a una semántica hermenéutica y'tan-rbién a
su realidad simbóIica, su temporalidadu (P. Riceun 1983,
trad. esp. 1987 , pá9. 134).
la separación entre semántica y pragmática. Consideramos, o Mímesis 2. O plano de la configuración. Es la pro-
siguiendo a este lingtiista, qlle los lextos, efectil'antenLe,
ducción de una intriga al transformar una sucesión de ac-
contienen instrucciones que orientan su interpretación, )' ciones en un todo organizado susceptible de ser seguido y
que las más generales dependen de slt género discursivcr
comprendido por el que escucha o lee. La creación de la in-
(cf. conclusiones):
triga permite transformar un con.iunto de acontecimientos
singulares y heterogéneos en una historia. De este modo, 1o
Pero ademirs cl texto, ¿runque sólo sea por su género,
que constituía una sucesión se transforma en un todo sig-
contiene instr-ucciones interpretativas que, scan o no explí-
citas, no pucdcn ser descuidadas sin reducir la interprcta- nificante que tiene principio y fin, constituyendo, por lo
ci<in a un¿l reescritura con lergunas. Todo ello restringc los tanto, una ufigura).
recorridos intcrpretativos posibles, e incluso la imaginería
mcntal del lcctor (Fran<;ois Rastier, 1987 , pág. 15). 13. Aunque cn el Diccionario de narratologia (.199-5) se opta por el tér-
ntino represetttución en lugar de ntútrcsis, )' a pesar de que nos clecantamos
por la erpresión universo tliegético, pensamos que conviene conscn'ar la
La perspectiva integradora sobre los textos narrativos denominación de P. Rictelrr, quc cst:r, por lo demas, directamente relacio-
también se maniiiesta en Francia en la sociología de la li- nada con las nocioncs de los clásicos, rcpasadas brevementc cn el capí-
teratura (Pierre Bourdieu, 1992). Con Lodo, en el país veci- tulo l.
34 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
UN CAMBIO DE PERSPECTIVA SoBRE EL RELATo 35

. Mímesis 3. O plano de la refiguración. Se sitúa udes- para designar las configuraciones lingüísticas que repre-
puéso del texto, pues es el momento de la (reconfiguración, sentan las acciones humanas. En nuestro tiempo, algunos
de la experiencia desencadenada por la lectura. Corresponde
autores distinguen configuraciones distintas en dichos tex-
a la intersección del mundo configurado (el de la historia tos, como, por ejemplo, F. Martínez Bonati (cf. pág. 151).
contada) y del mundo de las acciones del lector u oyente. Por nuestra parte, nos parece necesario, además, pensar
teóricamente estas alternancias, tener en cuenta que exis-
La importancia creciente de la orientación pragmática ten diferentes categorías de acciones y también que éstas
se desarrollan siempre en un marco físico y social.
en los estudios del relato literario y de ficción se pone de
manifiesto actualmente en la atención que se dedica a esta Un texto narrativo (novela, parábola, suceso...) es una
modalidad de los textos narrativos en los manuales de re- unidad compleja y profundamente heterogénea, compues-
tórica y argumentación en Francia (Jean-Jacques Robrieux, ta de momentos narrativos, descriptivos y dialogales más o
1993; Joélle Gardes-Tamine, 1996). Paralelamente, los es- menos puros, que denominamos SECUENCIAS.
pecialistas en literatura empiezan a interesarse por la J.-M. Adam ha estudiado las relaciones entre las obser-
especificidad de la argumentación en las obras literarias vaciones de los relatos espontáneos realizadas por W. Labov
(podemos citar el trabajo colectivo Que prouve la littératu- y J. Waletzky (cf. introducción), los análisis que Tzvetan
re? Fiction et argurnentation, 1997, o el artículo nlinterac- Todorov realizó del Decarnerón y los de Paul Larivaille sobre
tion argumentative dans le discours littérairer, de Ruth S. el cuento maravilloso (1974) y ha elaborado su modelo se-
Amossy, próxima publicación). El mismo fenómeno se pro- cuencial para la descripción de los textos. Este modelo se
duce entre los estudiosos del otro lado del Atlántico, de los inscribe en el marco de las teorías del pnororlpo, que per-
que mencionaremos a Zahava K. McKeon ( 1982) en Esta- miten reorientar la reflexión sobre las clasificaciones y las
dos Unidos y a Albert W. Halsall (1988, 1995) en Canadá. tipologías. De la búsqueda de criterios en términos de con-
Pero no sólo los teóricos se interrogan sobre el contar y diciones necesarias y suficientes se pasa, desde esta pers-
las funciones del relato. La reflexión sobre el acto de na - pectiva, a la identificación de configuraciones de atributos
cuya importancia varía. Al entrar en esa lógica se compren-
rración constituye, bajo modalidades diversas, un compo-
nente importante en obras particularmente significativas de mejor que un texto pueda considerarse un relato, una
de la narrativa española más actual (cf. capítulo 11).
descripción, una argumentación de índole más o menos tí-
A pesar de esta evolución, la narratología sigue consti- pica, según su menor o mayor alejamiento de un prototipo
de referencia. Dado que no se confundirán prototipo y tex-
tuyendo una disciplina relativamente autónoma que ha
puesto en primer plano la organización del relato, en de- to realizado, se dirá que un texto (o una secuencia de un
trimento de otros modos de organización del discurso, por texto) es sólo una ejemplificación más o menos típica.
De modo que lo que parece a primera vista una (unidad
lo demás, también presentes en los propios textos narrati-
vos. Cabe también preguntarse si el protagonismo del rela-
global" es en realidad el resultado de una extraodinaria
to en muchos estudios sobre el texto ha ocultado la ausen- complejidad. Por eso, para poder analizar los textos y
cia de una lingüística textual de mayor alcance, que per- comprender su funcionamiento, nos parece necesario dis-
mita reintegrar el análisis de los textos narrativos en una tinguir diversos planos en la organización de la textuali-
reflexión más amplia sobre la textualidad y sobre las ope- dad. Sólo así es posible captar el carácter profundamente
heterogéneo, a la vez complejo y coherente, de un objeto
raciones discursivas que implica.
Por ejemplo, como hemos visto en el capítulo l, los irreductible a un solo tipo o modo de organización.
clásicos engloban las formas diegéticas (discurso del na-
rrador) y las formas miméticas (discurso de los personajes)
SEcuxDA PARTE

LAS UI{IDADES
DE LA COMPOSICIÓX TEXTUAL
CapÍruro 4

DE LA FRASE AL TEXTO

El texto se presenta como una coNFIGURACIóN REcULADA


poR DIVERSos pLANos EN coNSTANTE INTER¡cctóN y considera-
mos que el estudio de tales interacciones es el objeto prin-
cipal de la lingüística del texto. Los planos de organización
principales y los subplanos que los componen constituyen
otras tantas subteorías (o ámbitos) de una teoría de con-
iunto.
Dichos planos está constituidos por unidades que no se
integran unas en otras para formar, por inserción jerárqui-
ca, unidades de rango superior. Cada una de ellas puede
pensarse por separado, pero al mismo tiempo, a causa de
su interaccción permanente, su autonomía es muy relativa.
Gustave Guillaume, que matizó la definición saussureana
de la lengua como sistema, subrayaba que use ha de consi-
derar cada forma de la lengua como la expresión de la rela-
tividad de sus usos, común a los usos de las otras forrnas de
la lengua, y el conjunto de las formas de una lengua, como
un sistema de relatividades recíprocas> (1929, pá9. 124).
Un lingüista del texto como Robert de Beaugrande iba
en el mismo sentido ya en 1981, y subraya más tarde que
ncada subsistema de un texto (por ejemplo, el léxico, la gra-
mática / la sintaxis, los conceptos, las etapas de un guión,
Ios actos de habla, y así sucesivamente) funcionan en parte
según sus propios principios internos y, en parte, según las
exigencias o las acciones retrospectivas de los otros subsis-
[emas. Esta interacción entre subsistemas es REGULAR pero
¡srnÉrRrcA" (1984, pág.356). Por ello las clasificaciones de
40 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS DE LA FRASE AL TEXTO 4T

origen anglosajón en "tipos de textos, (narrativo, descripti- por escrito porque se sitúa entre dos "silencios, notorios:
vo...) no son operativas para el análisis, ya que ignol-an la el que precede el intercambio cara a cara y la interrupción
profunda complejidad de todo texto, cuya heterogeneidad de éste, cuando hablamos; el que antecede al título y el que
debe poder ser integrada mediante la teorización. sucede al punto final en un documento escrito. Pero Ia uni-
Para poder dar cuenta de dicha con-rplejidad 1, hetero- dad textual, a su vez, está segmentada en subconiuntos. Es-
geneidad presentarentos sucesivanlente las diversas unida- Las consideraciones nos permiten determinar un primer'
des que conforman el texto centrándonos, en todos los ca- elemento para una definición progresiva del texLo:
sos, en textos narrativos. Éste será el objeto de esta segun-
dar parte, en la que procederemos en un orden de menor a
nr¿ryor', esto es, desde las unidades n-rás pequeñas hasta lle- Elemento <1> para una definición del rrxro
s¿ir' ¿r contemplar los textos en su conjunto, desde la pers-
pecliva de su funcionamiento przigmártico. El texto es un objeto verbal segmentado en unidades de diferen-
Las r-rnidades inferiores a la flase pueden con-rbin¿lr-se tes niveles de complejidad (en el caso de una novela, por ejem-
plo, de la oración gramatical al capítulo, pasando por el párrafo).
entre sí y, con la organización de los enunciados, incidir en
el r-itmo del discurso y producir así determinados efectos
de sentido. Veremos más abajo un ejemplo de cómo los so- Distinguiremos dos niveles en la segmentación del tex-
nidos (representados por grafentas) contr:ibuyen a la crea- la macrosegmentación y la microsesmentación.
ción de un mundo en el texto (cf. texto 33).'*
Por lo que respecta a la textr-rra de la frase, como siste-
ma de solidaridades estructurales y locales, puede decirse 4.1 . La macrosegmentación del texto
qlle su alcance discursivo es limitado. Pero también en este
caso el orden de los elementos (en par-ticular en las lenguas Las grandes segmentaciones de los textos están estre-
en que éste es relativamente libre, como en español) con- chamente relacionadas con el género al que pertenecen: los
tribuye a la modalización del texto (cf. capítulo 11). Des- libros (tanto las novelas como las obras didácticas, por
de el punto de vista de Ia composición de cualquier texto, ejemplo) pueden estar divididos en cApfrulos o ApARTADos,
la or-ación sintáctica constituye una de la unidades de base. mientras qr-re los artículos periodísticos de una cierta lon-
Además, como veremos más abajo (cf. 4.3), las oraciones gitud suelen estar segmentados mediante intertítulos. En
pueden organizarse en estructuras periódicas desde la general, todo el conjunto del rERITEXToTS tiene una gran re-
perspectiva rítmica. levancia en los textos de la prensa escrita.
Mayor importancia tienen (para la interpretación global E,n los textos en prosa el pÁnnaro (S) constituye una m¿r-
del texto) las conexiones trasfrásticas, de las que depende crounidad significativa, perfectamente visible gracias ¿rl
la articulación a distancia de los enunciados. El conjunto punto y aparte. Como indica Jean-Frangois Le Ny (1985),
de estas unidades, que iremos presentando sucesivamente, el final de cada párrafo señala que ualgoo ha terminado, y
torman una unidad, la unidad del texto, reconocible tanto el principio del siguiente que ualgo nuevo> va a empezar'.
en las interacciones habladas como en Ia comunicación Así, los dos párrafos del texto 4 corresponden a dos sp-
ll. Por otra par-te, en el nivel graférnico se dan en ocasiones particu-
lar-idadcs dc uso cntre lenguas-cultul'as dif'erentes. Por ejemplo, la conr,en- 1-5. El peritextct está constituido por todos los elcmentos que rodean
cirin erige que los gentilicios llcven ma1,úscula en ll'¿rncés v minúscula e¡r al texto propiamente dicho (títulos, notas a pie de página, ilustraciones,
español. Así, por ejen-rplo, en el texto 4 obserlamos que indio en la versión gráficos) y cs uno de los componentes del paratexto (Gérard Genette, 1987;
oricinal se convierte en Indien en la traducción liancesa. Philippe Lane, 1992).
42 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
43
DE LA FRASE AL TEXTO
cUENCIAS (cf. capítulo 5); en otros casos, el párrafo está re- que el pasado y el presente se confundieron; yo querría sa-
lacionado con el tipo de progresión temática. En fin, como ber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si
subraya Daniel Bessonnat, <<a la sucesión lineal de las fra- alcanzó a reconoce4 siquiera como una criatura o un pel:ro,
ses se superpone la articulación jerarquizada en párrafosu los padres y la casa.
(1988, pág. 85).
Joncn LuIs BoncES, E/ hacedor, Buenos Aires,
En cambio, un poema estará segmentado de modo dife- Emecé Ed., 1960 (págs. 18-19).
rente, en principio mediante un cambio de línearó (que pue-
de no coincidir con el final de una oración semántico-gra- Este texto constituye por sí mismo una unidad de un
matical, como observaremos más abajo en el texto 5, un conjunto de pequeños textos independientes. oEl cautivo>,
poema de Antonio Machado). El paso a la línea siguiente por lo tanto, es una parte de un macro-texto llam ado El ha-
puede venir determinado por las reglas del género (número cedor, y a su vez está dividido en dos párrafos.
de sílabas y de versos en un soneto, por ejemplo) o por un Desde la óptica de la relación que mantiene con otros
ritmo original en el caso de las formas poéticas libres. textos y con otros géneros, este corto relato recuerda un su-
Comparemos, desde este punto de vista, un relato y un ceso convertido en crónica de la conquista del Oeste. Borges
poema narrativo, de los que más abajo estudiamos otros lo transforma en cuento filosófico, por lo que este relato
componentes. pasa a ser literario. Cuando el escritor argentino dice "re-
fieren la historiar, señala la procedencia exterior del rela-
Texto 4: El cautivo to. Este origen queda subrayado por el comentario <(no
En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico de- quiero inventar lo que no sé)). En cambio, declara por dos
sapareció después de un malón; se dijo que lo habían roba- veces oyo querría saber>. Estas injerencias de Iavoz narra-
do los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo tiva (cf. capítulo 11) son indicadoras del cambio de género.
de los años, un soldado que venía de tierra adentro les ha- El texto siguiente, un poema de Antonio Machado, está
bló de un indio de ojos celestes que bien podía ser su hijo. segmentado según las reglas del género RoMANCE, esto es,
Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias compuesto de versos octosílabos, de los que los pares tie-
y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. nen rima asonante:
EI hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara,
ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó Texto 5: Un poema narrativo de Antonio Machado
conducir', indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se detuvo, tal
vez porque los otros se detuvieron. Miró la puerta, como sin
La plaza tiene una torre,
entenderla. De pronto baió la cabeza, gritó, atravesó co-
la torre tiene un balcón,
rriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la co-
el balcón tiene una dama,
cina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campa-
la dama una blanca flor.
na y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondi-
Ha pasado un caballero
do ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los
sabe por qué pasó!-,
padres lloraron porque habían encontrado al hijo. -¡quién
y se ha llevado la plaza,
Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no
con su torre y su balcón,
podía vivir entrc paredes y un día fue a buscar su desierto.
con su balcón y su dama,
Ytr querría saber qué sintió en aquel instante de vértigcl en
su dama y su blanca flor.
1ó. Decimos (en principiou porque en algunos movimientos poéticos ANroNro MacH¡oo, "Consejos, c<tplas, apuntes>,
experimentales se crean segmentaciones originales (como en los caligra- Canciot'tero Apócrif o, Madrid, Espasa-Calpe
mas y otras producciones de poesía visual). (Austral), 1959, pig. 261.
44 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS DE LA FRASE AL TEXTO 45

Este texto parece venir también de un ámbito distinto . Las oraciones semántico-sintácticas, organizadas
al literario. ¿Cómo se transforma lo que parece una can- de acuerdo con las reglas gramaticales de cada lengua.
ción popular o infantil en un poema filosófico? Se trata de
una pregunta importante, ya que el análisis lingüístico de-
bería poder aporta6 como en el caso del texto de Borges, 4.2.I. Ln SEGMENTAcTóN TrpocRÁFrcA
elementos de explicación complementarios de los que pue-
de proporcionar la historia literaria y cultural. Volvamos ahora al texto de Borges, del que indicaremos
las oraciones tipográficas que lo componen, mediante el
signo O (oración) seguido de un número que cambia cada
Elemento <2> para una definición del rexro vez que hay una separación fuerte; la separación media se
indica con el mismo número acompañado por el signo ', y
Un texto es una frágil unidad sometida a la vez a un principio la separación débil, por el signo ".
centrípeto (su caracter cerrado, completo) y un principio centrífu-
go (su apertura intertertextual y genérica). (o 0) EL CAUTTVO
(O 1) En Junín o en Tapalqué refieren la historia. (O 2)
Un chico desapar"eció después de un malón; (O 2') se di.j<r
4.2. La microsegmentación del texto que lo habían robado los indios. (O 3) Sus padres lo busca-
ron inútilmente; (O 3') al cabo de los años, (O 3") un sold¿r-
En este nivel distinsuimos unidades textuales más pe- do que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos
queñas: celestes que bien podía ser su hijo. (O 4) Dieron al fin con él
(O 4') (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero
.Las oraciones tipográficasri (que manifiestan la pro- inventar lo que no sé) (continuación de O 4) y creyeron re-
sodia y permiten reproducir la oralidad subyacente en todo conocerlo. (O 5) El hombre, (O 5") trabajado por el desier-
texto escrito), separadas de modo más o menos intenso, se- to y por la vida bárbara, (O 5") ya no sabía oír las palabras
gún una gradación: de la lengua natal, (O 5") pero se dejó conducir, (O 5") in-
diferente y dócil, (O 5") hasta la casa. (O ó) Ahí se detuvo,
(O 6") tal vez porque los otros se detuvieron. (O 7) Miró la
separación fuerte, mediante el par punto-mayúscula
- (y también punto de exclamación, de interrogación,
puerla, (O 7") como sin entenderla. (O 8) De pronto bajó la
t-.abeza, (O 8") gritó, (O 8") atravesó coriendo el zaguán y
puntos suspensivos); los dos largos patios y se metió en la cocina. (O 9) Sin vaci-
separación media, que establecen, por una parte, el lac (O 9") hundió el brazo en la ennegrecida campana y sac<i
- punto y coma, y, por otra parte, los pares de parén- el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, (O
tesis, guiones o corchetes, que conforman subunida- 9") cuando chico. (O 10) Los ojos le brillaron de alegría y los
des internas; padres lloraron porque habían encontrado al hijo.
separación débil, indicada por las comas. (O 11) Acaso a este recuerdo siguieron otros, (O 11")
- pero el indio no podía vivir entre paredes y un día lue a bus-
car su desierto. (O 12) Yo querría saber qué sintió en aquel
17. Existen otras denominaciones de las unidades que distinguimos instante de vértigo en que el pasado y cl presente se con-
aquí. Por ejemplo, Joaquín Garrido define, por una parte, la oración ele- fundieron; (O l2') yo querría saber si el hijo perdido rena-
ntental (o cláusula) y la frase prosódica núninta, y, por otra par1e, el grupo citi y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a t'econocel (O
fónico como unidad sintáctico-semántica y la oraciór? como unidad de uso 12") siquiera como una criatura o un perro, (O 12") los pa-
o enunciado (1997, págs. 133-135). dres y la casa.
46 LINGÜfSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS DE LA FRASE AL TEXTO 47

Al marcar estas huellas gráficas subrayamos, de mo- (O 2') a. se dijo


mento, un ritmo de base, una preorganización del sentido b. que lo habían robado los indios.
que ha de ponerse en relación con otros niveles de organi-
zación. En la siguiente oración tipográfica se da una explica-
ción del acontecimiento que acaba de presentarse, y se si-
gue sin atribuirle una fuente precisa por el uso de otra for-
4.2.2. La se,cnn¡,NrRcróN sgruÁNuco-srNTÁcrrcA nra impersonal (se dijo). Por otra parte, esta (O 2') corres-
ponde, desde la óptica semántico-sintáctica, a dos oracio-
A la división en oraciones tipográficas superpondremos nes, la primera, a., es la oración principal y el tema del
ahora la división en oraciones semántico-sintácticas, que enunciado, Ia segunda, b., es una oración subordinada sus-
indicaremos mediante letras minúsculas. Analicemos el Lantiva de complemento directo respecto a la anterior; ade-
principio del texto y el final del primer párrafo. más, responde al tema (el decir anónimo) dando la expli-
cación del suceso. La relación sintáctica entre estas dos
(O 1) a. En Junín o en Tapalqué refieren la historia. oraciones viene indicada por el sustantivador que.
Per-o además en (O 2') un elemento gramatical, el pro-
En este primer enunciado del relato coinciden la ora- nombre lo, remite directamente a una unidad lingüística
ción tipográfica y la oración semántico-sintáctica. Esta úl- de (O 2), chico, por lo que sabemos que se trata de la mis-
tima es impersonal (como indica el plural refieren) y sirve ma historia, en cuyo conocimiento se avanza. La irrrpresión
de ENrn¡DA-pREFAcro (cf. capítulo 5) al relato propiamente de permanencia semántica nace también del contenido dc
dicho. las oraciones, que nos parecen bien relacionadas lógica-
El artículo determinado antecede siempre un nombre mente por nuestra experiencia del mundo: el robo de los
que se supone conocido por el oyente/lector. La historia, indios (O 2') es una explicación de la desaparición del chi-
de este enunciado inaugural, como el título (el cautivo) se co (O 2), que la razón acepta. De esta manera (O 2) y (O
interpretan gracias al conocimiento que el lector tiene del 2') forman un conjunto: el hecho y su explicación. Un equi-
género discursivo. En ambos casos se anuncia crr¡r'óRrcA- librio coherente aparece entre un mínimo de repeticiones
MENTE lo que va a ser contado: el título indica el tema prin- de (O 2) en (O 2') y una progresión de la información en-
cipal del relato que, por definición, va a contener una his- tre (O 2) y (O 2').
toria. Estas consideraciones nos llevan a enunciar aquí un
nuevo elemento definitorio de los textos:
(O 2) a. Un chico desapareció después de un malón;

(O 2) es el primer enunciado del relato y en él se pre- Elemento <3> para una definición del rrxro
senta al personaje principal, mediante un artículo indeter-
minado (un chico), cu)¡a característica es. precisamente. En todo texto se crea un equilibrio delicado entre una continui-
introducir un elemento nuevo en. el discurso. Del persona- dad-repetición, por una parte, y una progresión de la información,
je, que es el tema de la oración, se dice que desapareció, y por otra parte.
este hecho se sitúa en el tiempo (después de un malón).
En este caso también hay coincidencia entre la oración ti- Obserwemos, en las oraciones siguientes, los enlaces
pográfic a y la semántico-sintáctica. que garantizan al mismo tiempo la repetición y la progre-
sión:
4B LINGÜÍSTICA DE I-OS TEXTOS NARRATIVOS DE LA FRASE AL TEXTO 49

(O 3) a. Sus padres lo buscaron inútilmente; I'ieren), se atribuye ahora a un yo que transmite fieimen-
Ic lo que cuenta la crónica ("no quiero inventar lo que
En (O 3), en que de nuevo hay coincidencia entre los no sé").
dos tipos de oración, dos elementos gramaticales, el pose- Por último, en (O 10), a una oración tipográfica co-
sivo sus y el pronombre personal lo realizan la función lresponden tres oraciones sintácticas:
¡Nar'óRIcR de remitir a un nombre )¡a presentado, por lo
que enlazan unos enunciados con otros, confiriendo, al (O 10) a. Los ojos le brillaron de alegría
mismo tiempo, unidad a la historia. Desde el punto de vis- b. y los padres lloraron
ta lógico, la búsqueda de los padres constituye igualmente c. p-e_LCIue habían encontrado al hijo.
Lrna reacción natural ante la áesaparición de un tri¡".
Se trata de la conclusión de la primera parte del relato.
(O 3') a. al cabo de los años, (O 3") un soldado Esta primera parte constituye un párrafo completo. Hay en
b. que venía de tierra adentro (O 10) una resolución provisional: los padres han creído
a. les habló de un indio de ojos celesres \/er en las acciones del indio de ojos celestes la prueba de
c. que bien podía ser su que es realmente el hijo. Surge así la emoción del recono-
cimiento, explicada mediante una oración subordinada ad-
En este caso a la oración tipográhca corresponden tres verbial causal, introducida por el conector explicativo por-
oraciones sintácticas; la primera de ellas (a.) queda seg- que. El final de párrafo corresponde al final de la primera
mentada por una oración de relativo con función adjetiva parte del relato.
(b.), esto €S, identifica al soldado, dando explicaciones De manera que las distintas unidades en que está seg-
acerca de este nuevo personaje, introducido como en (O 2) mentado el texto aparecen, además, unidas mediante co-
por el artículo indeterminado; otra oración de relativo nectores lógicos, que son generalmente coNJUNICToNES (que,
identifica, aunque esta vez en modalidad de probabilidad, y, porque), mediante ENLACES ANAFóRrcos (lo, sus, les), y
al indio de ojos celestes como el hijo que perdieron. lambién por otros procedimientos de co-referencia, como
la sustitución léxica (cf. 8.5, cuadro 20), por lo que pode-
(O 4) a. Dieron al fin con él mos dar un cuarto elemento para la definición del texto:
(o 4') (b. la crónica ha perdido las circunstancias
c. y no quiero inventar
d. lo que no sé) Elemento <4> para una definición del rrxro
(o 4) e. y creyeron reconocerlo.
Las distintas unidades que componen el texto están enlazadas
En este caso es la oración tipográfica ia que lleva inser- entre ellas por medios diferentes (conectores, elementos anafóri-
ta otra oración entre paréntesis, por lo que aparecen dos cos, sustitución léxica, relación semántica lógica entre aconteci-
pares de oraciones coordinadas, un par englobante y otro mientos) de manera que componen unidades de rango superior.
par encajado. La oración (c.), además, tiene una oración
subordinada sustantiva de complemento directo (d.)
Es interesante observar en el fragmento pr^ecedente Desde el punto de vista de la microsegmentación, el
que la ruptura media, propia del par de par-éntesis, per- poema de Antonio Machado, además de estar segmentado
mite inciuir lo que llamaremos un cAMBro DE voz (cf. ca- en versos, consta de dos grandes oraciones tipográficas,
pítulo 11). E,l relato, que hasta ahora parecía no tener na- indicadas por la presencia de un punto y aparte. La pr:i-
rrador (a causa de las formas impersonales se dijo, re- mera contiene tres rupturas débiles, manifestadas por la
50 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS DE LA FRASE AL TEXTO 51

coma (que coinciden con el final de los versos) y cuatro O la T.1----> R.1
oraciones transitivas. de las cuales la última tiene el verbo I

elíptico. Y
La segunda oración tipográfica incluye una ruptura o L"b T.2
---> R.2
media (una oración encajada entre guiones en la que se I

produce un comentario de la voz narrativa) y tres ruptu- Y


ras rítmicas débiles manifestadas por las comas. Esta ora- o l"c T.3 R.3
--->
ción tipográfica contiene cuatro oraciones sintácticas: I

una oración intransitiva (O 2a), una oración compuesta v


qr-re lleva una subordinada sustantiva de complemento di- o l"d T.4 ------> ¡¡.4
recto (O 2'b) y una oración transitiva con varios comple-
rnentos (O 2d): Tras la introducción de un nuevo tema (el paso del ca-
ballero), la interrogación suspende la progresión volviendo
v 1 (O la) Laplaza tiene una torre, sobre el verbo que está en posición temática
v 2 (O l"b) la torre tiene un balcón, Los dos textos presentados, uno en prosa y otro en ver-
v 3 (O 1"c) el balcón tiene una dama, so, están constituidos por unidades de complejidad diversa,
v 4 (O 1"d) la dama una blanca flor. unidas entre sí por diferentes medios, de manera que se re-
v 5 (O 2a) Ha pasado un caballero
v 6 (O 2'b) sabe (O 2'c) por qué conoce en aquéllos una unidad, en gran medida relaciona-
-¡quién
pasó!-, da con los procedimientos de repetición-progresión.
v 7 (O 2d) y se ha llevado la plaza,
v 8 (O 2") con su torre
y su balcón,
v 9 (O 2") con su balcón
4.3. EI período como unidad de ritmo
y su dama,
v 10 (O 2") su dama A los dos tipos de oración que hemos tomado en consi-
y su blanca flor. deración (la oración tipográfica y la oración semántico-sin-
táctica) añadiremos ahora otra noción que nos perrnitirá
Desde el punto de vista semántico, la progresión se es- superar el límite de la frase y tener en cuenta la oralidad
tablece en los cuatro primeros versos convirtiendo el rema subyacente en todo texto escrito: el ppnfono, que podemos
(lo que se dice del tema) en un nuevo tema, por lo que es considerar como unidad rítmica del texto.
LINEAL:r8 Esta noción aparece en el libro III de la Retórica de
Aristóteles y en otros autores clásicos, bajo variantes diver-
sas. En nuestro tiempo ha reaparecido en la obra de algu-
nos estudiosos de la lengua oral (Daniel Luzzati, 1985;
Claire Blanche-Benveniste et al., 1987); estos autores defi-
nen bloques de unidades que mantienen entre ellas rela-
ciones de dependencia marcados morfosintácticamente.
Por su parte, Michel Charolles (1988) ha sido el primero en
considerar el período como un plano de organización tex-
18. Existen otras modalidades de progresión semántica: tenta cotls- tual, y también lo han tomado en cuenta para superar el
tante, ten'tas derívados y saltos Íettttíticos (cf. J.-Vt. Adam, 1990).
52 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS DE LA FRASE AL TEXTO 53

marco de la frase Alain Berrendoner. M."-José Reichler-Bé- La teoría clásica distingue períodos de dos, tres o cua-
guelin ( 1989) y J.-M. Adam ( 1990, 1991). l.ro miembros. Si sólo hay uno, se trata de una oración y,
Aristóteles oponía el estilo nseguidou y el estilo operió- por encima de cuatro, se hablará de oestilo periódico,. Po-
dicor. El primero se caracteriza por establecer relaciones demos considerar que el cuento de Borges, del que hemos
más lógicas que gramaticales, mientras que el segundo es analizado su estructura tipográfica y semántico-sintáctica,
oel de los períodoso: tiene estilo periódico. La (O 2), por ejemplo, constituye un
período perfecto de dos miembros:
Llamo período a la expresión que tiene en sí misma un
principio y un fin propios, así como una extensión abarca- Un chico desapareció después de un malón;
ble de una mirada (Retórica, I409a 35-37, trad. esp. 1990, se dijo que lo habían robado los indios.
pás. 524).
La (O 10), por su parte, tiene un ritmo periódico ter'-
E,sta forma presenta una doble ventaj a, ya que es <agra- nario:
dable, y ofácilmente comprensibler:
1. Los ojos le brillaron de alegría
Y fácilmente comprensible, porque cabe memorizarlo 2. Y los padres lloraron
bien, lo cual (sucede) en virtud que la expresión periódica 3. POROUE habían encontrado al hijo [.1
tiene número, que es lo más fácil de memorizar por todos.
Ésta es también la razón de que los metros se recuerden La organización periódica, como estructura rítmica, es
mejor que la prosa, ya que tienen un número con el que se también productora de sentido. Como demuestra Isabel
miden (ibidem, 1409b 5-10). Paraíso de Leal, en la prosa de Borges los (grupos bimem-
bres y trimembres> corresponden a MoDALTDADES (cf. capí-
E,l período sencillo consta de un solo miembro y el pe- tulo 11) distintas: los primeros son (grupos de la concisión
ríodo complejo consta de varios, que no deben estar trun- y de la sentenciar,, mientras que los segundos son <grupos
cados ni ser demasiado largos. En cualquier caso, el perío- del subjetivismo y la emoción" (1976, pág. 1I7l). Sin em-
do debe constituir un coniunto completo, poder emitirse de bargo, es poco frecuente que este aspecto de la composi-
una sola vez, contener divisiones, aunque no rupturas fuer- ción textual sea tomado en consideración en las prácticas
tes, y constituir (un todor. traductoras.
La distinción que realiza Aristóteles entre período sim- Así, por ejemplo, en la traducción francesa de Roger
ple y complejo demuestra que no considera la estructura Caillois (Gallimard, colección ulimaginaireo n.o 105, 1982,
gramatical (y menos aún la tipográfica) como periódicas. págs. 35-36), la estructuración periódica no se mantiene, ya
Según el filósofo griego, es el número el que define el pe- que el punto establece una ruptura fuerte:
ríodo. Por ello puede existir un período de un solo miem-
bro, pues si tiene una estructura acentual (sílabas largas y (O 2) Un chico desapareció Un enfant disparait aprés un
breves), "tiene númeroo. después de un malón; se dijo raid d'Indiens. On dit qu'ils
Más tar-de se abandonó la idea de un período de un solo que lo habían robado los indios. l'avaient enlevé.
miembro y la noción se gramaticalizó. En el siglo xvIII, en
Francia, se define el período como una trase compuesta
que, por sí sola, contiene nsentido completoo, de la que La (O l0) sufre una transformación comparable del rit-
cada oración constituye un miembro y en la que la última mo periódico ternario, pues una oración en español queda
de éstas forma cadencia (o tonema descendente). transformada en dos oraciones en francés:
DE LA FRASE AL TEXTO 55
54 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
conjunciones de coordinación que confieren un ritmo bi-
Los ojos le brillaron de alegr'ía y los padres lloraron nario sistemático a este largo período, aunque nos parezca
porque habían encontrado al hüo. difícilmente admisible la ruptura mediante un punto en la
nses yeux bñIlérent de ioie. Ses parents pleurérent, parce traducción de Roger Caillois, que olvida la importancia del
qu'ils avaient retrouvé leur enfant". ritmo en la escritura de Borges.
En otros momentos de este estudio señalaremos nuevos
La (O 11), que contiene igualmente un período terna- elementos que ponen de manifiesto el interés de la lingliís-
rio, también ha quedado cortada en dos oraciones: tica del texto para las reflexiones sobre la traducción y para
su práctica, que algunos especialistas han comenzado ya a
l. Acaso a este recuerdo siguieron otros, teorrzar desde esta perspectiva (cf. Mercedes Tricás, 1995).
2. PERO el indio no podía üür entre paredes
3. Y un día fue a buscar su desierto [.]
4.4. Las unidades frásticas y transfrásticas
Ésta es la versión francesa: nCe souvenir fut peut-étre
suivi par d'autres, mais I'Indien ne pouvait vivre entre qL4a- El coniunto de las unidades que hemos estudiado, com-
tre nturs. Un jour il partit retrouver son désert." Podemos ponentes de base de todo texto, puede sintetizarse del si-
preguntarnos por qué se destruye el ritmo periódico que guiente modo:
une cuidadosamente las tres oraciones.
El mismo principio de ruptura se aplica a la traducción Cuadro 2. Textura frástica v transfrástica
de (O 12). El ritmo interno de los elementos que compo-
nen este período bimembre puede ser representado así: MrcnoNrver [t]:
infrafrá.stico t 1. Grafo-fónic<r
l. Yo querría saber dela FRASE
qué sintió en aquel instante de vértigo en que intrafrá.stico t 2. Léxico-semántico
1. el pasado t 3. Morfosintácticc-r
2. Y el presente se confundieron [;]
t 4. Ritmo y prosodia (oral/escrito)
2. vo ouerría saber t 5. Períodos
1. SI el hijo perdido 1. renació
2. Y murió en aquel éxtasis Macnorurvel [T]:
2. O SI alcanzó a reconocer, transfrástico r ó. Enl¿rces
siquiera como 1. una criatura t 7. Continuidad y progresión
2. O un perro, aI TEXTO r 8. Segmenración tipográfica
1. los padres
2. Y la casa [.]
Partiendo de la macrosegmentación del texto (T8), he-
Este período queda escindido en dos oraciones: nJe vou- mos presentado sucesivamente todos estos componentes
drais savoir ce ql4'il ressentit d cet ütstant vertiginet¿x ot1 le en dos textos, uno en prosa y otro en verso. Nos hemos de-
passé et le présent se conlondirent. Je voudrais savoir si le fils
tenido especialrnente en ei nivel de la fr-ase (tZ t t3), de la
perdtt renaquit et ntotl"rt¿t en cette extase, oLr s'il paruint d re- que hemos estudiado la relación entre el componente se-
connattre, ne fi.tt-ce qu'a la maniére d'ttn nol4veaLt-né ott d'un mántico-sintáctico (las oraciones) y el ritmo, a través del
chien, ses parents et sa wtaison., período (t+ y tS).
Afbr-tunadamente, en la traducción se conselvan las
5ó LINGÜÍSTICA DE LOS TE,XTOS NARRATIVOS

El nivel superior a la frase es el de la Gramática del Tex-


to (T6-T8), un ámbito que empieza a ser explorado en es-
pañol y del que existe una excelente introducción de Ma-
nuel Casado (1995). En nuestra presentación hemos indi-
cado algunos de los mecanismos de enlace que garantizan
la continuidad y la progresión en los textos estudiados.

CapÍruro 5

LA SECUEI{CIA COMO UNIIDAD TEXTUAL

Las unidades que acabamos de presentar experimentan


caracterizaciones textuales de otro tipo, pues adquieren di-
ferentes valores dentro de lo que denominaremos sECUENCTA.
Se combinan entre sí para formar pRoposrcroNEsre NARRATT-
VAS, DESCRIPTIVAS, ARGUMENTATIVAS, E.XPLICATIVAS Y DIALOGALES.
E,n el caso del relato, la secuencia prototípica está for-
mada por cinco proposiciones narrativas (Pn) que corres-
ponden a oraciones simples, compuestas o a grupos de va-
rias oraciones, de manera que pueden reconocer-se en ellas
los componentes siguientes:

Cuadro 3. Esquema de la secuencia narrativa de base

Situación Situación
inicial final
Pnl Pn5
Nudo <- Desenlace
Pn2 --------> Pn4

Acción
Evaluación
Pn3

19. Optamos por el término proposicirin, dada su tradición en na¡'a-


tología (Dicciornrio,1995) y por su uso en lógica. De estc rnodo las unida-
des secuenciales quedan dif'erenciadas de las unidades semántico-sintácti-
cas I' r'Ítnricas (crrac'iones).
58 LINGUÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA SECUENcIA coMo UNIDAD TEXTUAL 59

5.1. "El cautivoo como relato ejemplar Se produce entonces el Nuno. Esta parte de la secuen-
cia determina todo el desarrollo de la acción v fue definida
Volvamos de nuevo al texto de Borges "EI cautivo>. Las así por los formalistas rusos:
oraciones sucesivas que componen el primer párrafo (que
ya hemos analizado) pueden agruparse de modo que dibu- Para poner la trama20 en movimiento se introducen mo-
jen una estructura narrativa canónica. Si la organización tivos dinámicos que destruyen el equilibrio de la situación
semántico-sintáctica determina ciertas características rít- inicial. El conjunto de los motivos que rompen la inmovili-
micas, como señala U. Eco, en narrativa se crean movi- dad de la situación inicial y que desencadenan la acción se
mientos discursivos de mayor amplitud "mediante macro- llama nudo. Habitualmente el nudo determina toda la evo-
proposiciones más extensas, mediante la escansión de los lución de la trama y la intriga se reduce a las variaciones de
los motivos principales que han sido introducidos por el
acontecimientos, (Postille e "Il non'rc della rosA>>, trad. esp., nudo. Estas variaciones se llaman peripecias (el paso de una
1986, pág. a8). Analicemos la escansión de acontecimientos situación a otra) (Boris Tomashevski, 1970, trad. esp. 1987,
s¡ uEl cautivor: páe.207).

Aparece en primer lugar una proposición que sirve de El nudo que crea la intriga (Pn2), desencadenante del
introducción y que corresponde a lo que se denomina, a relato, queda introducido por un organizador temporal
partir de los trabaios sobre la narración oral (cf. capítulo
3), una ENITRA¡¡-PREFACIo o proposición PnO. La entrada- (O 3') al cabo de los años, (O 3") un soldado que venía
prefacio y la EvIIUACIóN FINAL PnQ abren y cierran el rela- de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que
to, están situadas en sus fronteras y constituyen (unto con bien podía ser su hijo. (O 4) Dieron al tin cón él [.. ] y cie-
las proposiciones evaluativas encajadas) elementos de tran- yeron reconocerlo.
sición entre la interacción verbal y el relato (o diégesis).
El paréntesis, como hemos sugerido más arriba, no es
Pn0: (O 1) En Junín o en Tapalqué refierer¡ la historia. una nueva proposición sino un comentario de la voz na-
rrativa que da la impresión de distanciarse de lo contado al
El primer componente del esquema de base de la se-
insistir en que este suceso-crónica de la conquista del Oes-
cuencia narrativa es la llamada Stru¡CtÓN INICIAL. En ella se te es transmitido con toda fidelidad. Siguiendo a W. Labov
plantean las circunstancias espacio-temporales, es[o es, un y a J.Waletzky, consideramos que este tipo de proposición
lugar y un tiempo (que pueden ser algo vagos), los agentes es evaluativa, exterior a la historia aunque no al acto de n¿i-
(personajes) y los acontecimientos. Esta situación se pre- rración. Como hemos indicado más arriba, situamos l¿rs
senta como estable. oraciones evaluativas encajadas en el mismo nivel pragnrnr-
Por ejemplo, en uEl cautivo, nada se dice del lugar, el tico de la interacción que PnO y PnQ.
momento tomado como referencia temporal es aproxima-
do (después de un malón, cf. cuadro 23), per-o las cir- (O 4') (la crónica ha perdido las circunstancias y no
cunstancias del actor principal quedan claramente enun- quiero inventar lo que no sé)
ciadas en estas tres oraciones que definen la situación ini-
cial (Pnl) de este relato:
(O 2) Un chico desapareció después de un marlón; (O 2')
20. El traductor ha optado por tratna para designar. lo que los fbr-
malistas r-Llsos denominalon lábula, por lcl que pensamos que éste es el ti:r-
se dijo quc lo habían robado los indios (O 3) Sus padrcs l<r r-trino quc convendría :rc¡uí. Rccordcmos qLre tronra es sinónimo de intri-ea
buscaron inútilmente; (cf. nota 7).
ó0 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA SECUENCIA COMO UNIDAD TEXTUAL 6l
El núcleo central del relato es la Rr,-acctóx-Pn3 susci- Cierra el texto una EvRLUACTóN FrNAL-Pnf), a modo de
tada por el desencadenante: corolario, contenida enteramente en el período largo que
hemos presentado más arriba. En este período la voz na-
(O 5) El hombre, (O 5") trabajado por el desierto y por rrativa enuncia Ia moraleja del relato, en la que manifiesta
la vida bárbara, (O 5") ya no sabía oír las palabras de la len-
explícitamente su orientación, sobre la que volveremos en
gua natal, (O 5") pero se dejó conduciq (O 5") indiferente
y dócil, (O 5") hasta la casa. (O ó) Ahí se detuvo, (O 6") el capítulo 7:
talvez porque los otros se detuvieron. (O 7) Miró la puefia,
(O 7"\ como sin entenderla. (O 12) Yo querría saber qué sintió en aquel instante de
vér1igo en que el pasado y el presente se confundieron; (O
La acción principal desemboca en una resolución, que l2') yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en
constituye el D¡,sENLAcE-Pn4. Los momentos nudo-desenla-
ce constituyen los dos elementos principales de la creación
:Hl ffr:il"ffi ;tlT:-:, iü.'"jrTi: J 3"ii" 1'$:T
de la intriga:
La secuencia narrativa propiamente dicha, por lo tanto,
(O 8) De pronto bajó la cabeza, (O 8") gritó, (O 8") está compuesta por las proposiciones Pnl + Pn2 + Pn3 +
atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se me- Pn4 + Pn5. Reducida a su estructura mínima, corresponde
tió en la cocina. (O 9) Sin vacilar, (O 9") hundió el brazo en a las tres partes denominadas tradicionalmente Pr-RNr¡a-
la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de MIENTo (Pnl), Nuoo (Pn2+Pn3) y Dnsr,¡llacn (Pn4+Pn5).
asta que había escondido ahí, (0 9") cuando chico. Se trata de una estructura ternaria (cf. capítulo 8).

El conjunto de acontecimientos conduce a una nueva Cuadro 4. Estructura de la composición en el texto


situación. Ésta supone una transformación de la situación "El cautivo"
inicial, y de dicha transformación resulta una StruACIóN FI-
NaI--Pn5: PnO Entrada-prefacio (l) PnO Evaluación final (12)
(O l0) Los ojos le brillaron de alegría y los padres llo- I
/
raron porque habían encontrado al hijo. [sEcuEruclA NARRATTva, Reraro 2]

Pero entonces se inicia una nueva secuencia narrativa Pnl' Situación inicial lla h15'Situación final 1l"c
breve que viene a modificar el final del primer relato. Se
trata de un pequeño relato condensado cuyas proposicio- \ I
nes están subrayadas por organizadores temporales y el co- Pn2' Nu do 1l"b Pn4' Desenlace ll"c
nector pero:
Situación inicial-Pn 1': [sncuENcrA NARRATTva, Rrrero l]
O lla Acaso a este recuerdo siguieron otros, Pnl Situación inicial (2)-(3)->Pns Situación final (11)
Nudo-Pn2:
\/
o ll"b pero el indio no podía vivir entre paredes Pn2 Nudo (3')-(a) <----->Pn4 Desenlace (8)-(10)
Desenlace-Pt:.3'-4'
o 1l"c y un día fue a buscar su desierto.
\ ar
Pn3 Acción (s)-(7)
62 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA SECUENCIA COMO UNIDAD TEXTUAL 63

98r, pertenece no sólo a un cÉNERo poÉTICo sino también al


Elemento <5> para una definición del rrxro DISCURSO LITERARIO.
Desde el punto de vista secuencial, este poema presen-
La unidad textual que designamos como sEcuENcrA se presenta,
por una parte, como una red de relaciones jerárquicas
ta una ESTRUCTURA ftARRATrvR, subrayada por la articulación
descomponerse en partes (onncrorues) unidas entre ellas-puede
sintáctica. La situación inicial, primera proposición narra-
(enoeo-
srcrorues) y unidas al todo que constituyen (secueructA)- y, por
tiva, síntesis de las cuatro primeras oraciones semántico-
otra parte, como una entidad relativamente autónoma. Está dota- sintácticas en un conjunto coherente, corresponde a la pri-
da de organización interna propia y mantiene una relación de de- mera oración tipográfica (O 1) y reagrupa los cuatro pri-
pendencia / independencia con el conjunto más amplio del que meros versos. Describe un nrundo lleno, uamueblador,
forma parte: el TEXTO. como diría U. Eco (cf. capítulo 10).
La oración (2a) (cf. pág. 50) introduce un aconteci-
miento particular que viene a turbar ese mundo lleno y es-
table. La aparición inesperada del personaje del caballero,
5.2. Un poema narrativo de Antonio Machado rnisterioso y altamente simbólico, subrayada por el paso
del presente al pretérito perfecto, constituye un nudo po-
A diferencia del texto de Borges, el pequeño poema de tencial de intriga (segunda proposición narrativa).
Antonio Machado ya transcrito más arriba presenta un gra- La oración (2'b), foase incisa subrayada por el par de
do más bajo de narratividad. guiones mayores, es muy interesante desde el punto de vis-
ta narrativo: se pregunta por la motivación del actor intro-
La plaza tiene una torre, ducido por la oración (2'b). Esta interrogación sobre el ac-
la torre tiene un balcón, tuar humano aparece en pleno movimiento narrativo. Co-
el balcón tiene una dama, rresponde a la proposición narrativa evaluación, que viene
la dama una blanca flor.
Ha pasado un caballero
a sustituir el núcleo de la acción en numerosos relatos. EI
sabe por qué pasó!-, misterio profundo que envuelve el paso del caballero con-
-¡quién
y se ha llevado la plaza, fiere al texto un carácter enigmático.
con su torre y su balcón, El enigma no se aclara con la oración (2d) que presen-
con su balcón y su dama, ta lo que puede considerarse el desenlace de la intriga, aun-
su dama y su blanca flor. que sólo responda muy parcialmente a la incertidumbre
que se manifiesta en el inciso:
El texto esta macrosegmentado en diez versos. Apare-
cen repeticiones sistemáticas, tanto al inicio de los versos
como en posición final de los lexemas plaza (x2), torre
(x3), balcón (x4), d,arna (x4) y blanca flor (x2), del propio
verbo tener (x3) en los tres primeros versos y, de modo si-
métrico, al final del texto, de los articuladores y su (x3) y
con su (x2). Todos estos elementos ponen de manifiesto
que se trata de un género discursivo que se ajusta a princi-
pios poéticos de repetición y paralelismo y recuerda for-
mas poéticas populares e infantiles. Como está tinnado por
Antonio Machado, conocido escritor de la (generación del
64 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS t,A SECUENCIA COMO UNIDAD TEXTUAL ó5

Cuadro 5. Estructura de la composición en el texto 5 Cuadro 6. Las segmentaciones del poema

PnO Entrttda-prefacio (O) Pnt) Evaluación final @)


. Segntetúación
nútrica:
versos Ia4 verso -5 verso ó versos 7 a l0 g

. Unidades oración Ol oración O2 oración oración 02 6


setnántico- [O2'incisa] (continuación)
gra.nraticales:
[sEcuENcrA NARRATTvA]
. Proposiciones Situación Nudo Evaluación Desenlace Situación final
nanratitas: inicial implícita
Pnl Si¡¿ración inicial (v l-4; Ol)<->PnS Situación final (@)
Isrcur'Ncrr
orscnrnrvll

Pn2 Nudo (v 5; 02 )<->Pn4 Desenlace (v 7-lO; o2) MUNDo IuL Tsasado ;quión safu sc ha llet¡arkt MUNDo
LLENo un calnllcnt ¡xr qué pasóJ \Acto

\
Pn3 Evaluación (v 6; O2') La muy elemental narratividad de este pequeño poema
contrasta con la narratividad plena del texto de Borges. En
Podemos constatar que la situación final no se explicita este último se pone el acento en el sentido de las acciones
y que, de este modo, la estructura canónica quinaria del re- relatadas, mientras que la narración de Machado parece
lato no queda actualizada completamente. Este tipo co- vaciarse de contenido. Las razones del actuar, los motivos
rriente de elipsis resulta posible porque la situación final y los fines del ser simbólico introducido en el verso .5, el
puede deducirse sin dificultades de lo que precede. Al final, caballero, son silenciados. E,sta diferencia manifiesta cl
tras el paso del caballero, que se lo ha llevado todo, no que- clima ideológico de la llamada ngeneración del 98" f aclt'-
da nada. El mundo "|ls¡eo del principio está ahora vacío más, en unos pocos versos, se anticipa un aspecto f-uncla-
por entero y, por lo tanto, no hay ya absolutamente nada mental de la modernidad narrativa. El sentido misnro clc l¿r
qr-re describir. Subsiste el enigma de las razones del actuar acción se ha desmoronado, el mundo se ha hecho opaco -y
del caballero y su significación simbólica: ¿se trata del de la máquina de explicar y prescribir que constituye el re-
tiempo que se lo lleva todo al pasar?, ¿es la pasión entre lato sólo queda una concha formal vacía. Poder únicamen-
hombre y mujer la que puede aniquilarlo todo? Este relato te describir las acciones y los acontecimientos sin explicar-
singular sólo presenta el advenimiento de hechos brutos, los es en puridad renunciar a conferir un sentido al mun-
acontecimientos que constituyen el nudo y el desenlace de do y al lugar que ocupa en él el suieto.
la intriga, que no se resuelve, por lo que la interpretación Sin embargo, describir y relatar acciones sin tratar de
queda abierta. crear una intriga, rechazar el relato, es tomar una posición
Además de presentarse como una estructura narrativa poética que es también expresión de una visión del mundo.
incompleLa en la que domina la n¡,scnrpcróN-RELACTóN DE E,n estas consideraciones radica, en nuestra opinión, el in-
ACCIoNES (cf. capítulo 8), este poema de Antonio Machado terés de las distinciones técnicas que nos parece útil esta-
contiene también una secuencia descriptiva que estudia- blecer. Al construir la intriga se organiza esa (escansión de
mos más abajo (cf. capítulo 10). acontecimientos>) a que se refería Umberto Eco, de acuer-
do con un dispositivo elemental qr-re comporta, además,
posibilidades combinaLor-ias de las sectrencias en textos:
coordinación lineal, presentación paralela o alternada, ),
encaie-inserción de una en otras (cf'. 6.4 y cuadro 16).
66 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA SECUENCIA COMO UNIDAD TEXTUAL 67

5.3. La intriga y la tensión narrativa


Elemento <1> para una definición del ne uro
En los dos textos que acabamos de presentar la situa-
ción inicial queda perturbada por el advenimiento de un Para que haya relato una o varias proposiciones se han de po-
acontecimiento inesperado que perturba el equilibrio. der interpretar como ¡'luoo-Pn 2 y como DESENLACc Pn 4.
En nEl cautivoo los padres viven sin su hijo durante
años pero la llegada de un soldado que les habla de un in- La noción de INTRTcA ha sido puesta, en ocasiones, en
dio de ojos celestes desencadena la acción que culminará relación con la nociór-r de rr,xsróN. Sin embargo, la tensión
con el desenlace (provisional) .,Los ojos le brillaron de es una noción puramente semántica que no debe confun-
alegría y los padres lloraron porque habían encontrado dirse con el nudo que desencadena la intriga:
al hijo'. La situación final, porlo tanto, no aparece en este
relato. Lógicamente esa situación debería confirmar un fi- La tensión dramática va creciendo a medida que se
nal feliz: los padres recuperarían al hijo y una nueva vida, acerca el vuelco de la situación. Generalmente la tensión se
un nuevo equilibrio, esta vez con la familia al completo, se logra mediante la pr-eparación de ese vuelco (B. Tomashevs-
instalaría. Esta situación no se produce porque, tras el de- ki, trad. esp. 1987 , pág. 207).
senlace, el nuevo relato que ocupa el segundo párrafo anu-
la esa posible situación feliz. La tensión puede ocupar diferentes posiciones en el es-
En el pequeño poema de Machado el mundo creado quema narrativo, que los textos 4 y 5 ilustran perfecta-
(esa plaza ullena,) queda totalmente perturbado por el mente:
paso del caballero que, llevándoselo todo, lo hace desapa-
recer. La situación final tampoco aparece aquí pero puede . la situación inicial es una situación de equilibrio y no
ser perfectamente l'econstruida por el lector-oyente, ya que existe tensión hasta que se desencadena la intriga; es
está implícita en el desenlace: el mundo creado ha desapa- el caso del poema de A. Machado, en que el mundo
recido y nada queda de é1. lleno y estable queda turbado porque "ha pasado un
Ambos relatos contienen una secuencia narrativa por caballeror;
cuanto en los dos se crea una intriga mediante el nudo que o la situación inicial es problemática de entrada; lo he-
desencadena la acción. Pero los componentes del esquema mos visto en el texto de Borges, en que el prolongado
canónico de la secuencia narrativa se actualizan en grados equilibrio, que rompe la llegada del soldado, está
diversos. Si el desenlace queda claramente expresado, la si- marcado por la anormalidad de la desaparición del
tuación final puede no explicitarse; a la inversa, aunque ex- hijo.
cepcionalmente, puede obviarse el desenlace, con tal de
que la situación final quede claramente definida. En cam- Estas dos primeras formas de estructuración del relato
bio el nudo, desencadenante de la acción, es obligatorio se completan mediante los diferentes resultados de la
para que se cree una intriga y haya t'elato propiamente di- transformación narrativa, que permiten establecer dos es-
cho (a diferencia de otras secuencias intermedias entre el tructuras de base en la creación de la intriga:
relalo y 1:r descripción que estudiar-emos en la tercera par-
te, capítulo 8). . o bien la transformación suprime la tensión y la si-
tuación final puede considerarse no problemática (se-
ría el caso de uEl cautivou si el relato terminara con
el primer párrafo);
ó8 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS

. o bien la transformación no suprime la tensión y la


situación final es problemática (como puede afirmar-
se del aniquilamiento con que concluye nuestro pe-
queño poema).

Cuadro 7. Tipo 1 de estructura dramática del relato

SITUACIÓN TRANSFORMACIÓN SITUACIÓN


INICIAL FINAL
CapÍrulo 6
problemática . Desaparición :+ no problemática
TENSIÓN de la tensión LA COMPOSICIÓN HETEROGÉNEA
r Mantenimiento problemática
de la tensión
= TENSIÓN DEL TEXTO

Estudiar los textos sin olvidar su complejidad y su he-


Cuadro 8. Tipo 2 de estructura dramática del relato
terogeneidad nos parece posible si los consideramos como
SITUACIÓN TRANSFORMA- SITUACIÓN
estructuras secuenciales. Los textos 4 y 5 nos han permi-
INICIAL CIÓN FINAL tido describir la organización de la secuencia narrativa,
pero hemos visto que ninguno de estos dos ejemplos con-
NUDO DESENLACE siste en una sola secuencia. uEl cautivon está compuesto
por dos secuencias narrativas y el poema contiene u-na pe-
noproble- TENSIÓN . Supresión de + no proble- queña secuencia descriptiva. Esto es lo que sucede en la in-
mática introducida la tensión mática mensa mayoría de los textos, por lo que podemos añadir
. Mantenimiento problemática otro elemento para su definición.
de la tensión
= TENSIÓN

Elemento <6> para una definición del rrxro


Elemento <2> para una definición del nruro Como estructura secuencial, un texto (T) contiene un número n
de secuencias completas o elípticas.
La rerusróN DRAMÁTIcA, noc¡ón puramente semántica, no ocupa un
lugar definido en la secuencia narrativa. No debe confundirse con
el Nuoo, fase fundamental en la creación de la intriga. Además del prototipo de la secuencia narrativa, consi-
deramos que existen cuatro modos más de organización se-
cuencial (onsczuruvo, ARcuMENTATIVo, EXnLICATIVo y DIALo-
car) que han sido definidos por J.-M. Adam (199D.2' En un

21. J.-M. Adam ha publicado también en español: ,,Hacia una defini-


ción de la secuencia argumentativa> en Aprendi¿aie n." 25 (Conrunicaciót.t,
Le.nguaje y Educación), 1995 (págs. 9-22).
70 LINGUÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS
coMposrcróN Hsrs,RoGÉNEA DEL TEXTo 7 |
Texto 6: Más fuerte que nunca
texto pueden producirse diferentes organizaciones de las
secuencias narrativas y el modo en que se combinan deter- Tiene 27 años, 11.000 millones de pesetas y es la núme-
mina el ¡,soueMA DEL TEXTo, como, por ejemplo, en el texto ro uno del tenis femenino. Una estrella. Durante una déca-
de Borses. da ha vivido en una jaula de oro. Ahora, estafada por su pa-
dre, ha tomado las riendas. Ésta es la nueva Steffi.
Cuadro 9. Esquema de "El cautivo'
Steffi Graf
TÍTULO
En este ejemplo las oraciones 0, 1, 2 y 5 son esencial-
S1 (O l)-(O 10)= Relato -secuencia I mente descriptivas. (O 0) enuncia una propiedad de la per-
S2 (O 11) = Relato -secuencia 2 sona cuyo nombre aparecerá al final del texto en grandes
(O tZ¡ = Evaluación final
caracteres. Los verbos <tener> y user, de las (O 1) enun-
cian otras tres propiedades en forma de cifras Por último,
(O 2). constituye una REFoRMUlacróx (cf. capítulo 11), que
Los esquemas de los textos pueden ser muy diversos,
pero en algunos casos están determinados por el género se presenta como una oración nominal elíptica: o(Steffi
discursivo al que pertenecen, como iremos viendo en aná- Graf es) una estrellar. La estructura oracional [Nombre 1
(propio) es un Nombre 2l es la de la reformulación por ex-
lisis sucesivos y recogeremos en las conclusiones de este
celencia. La oración (O 5) recoge este conjunto descriptivo
trabajo. En los textos, además de las diferentes combina-
ciones de secuencias narrativas, también pueden alternar
y lo atribuye a la persona de Steffi Graf.
los diversos prototipos de secuencias.
(o 0) MÁs FUERTE QUE NUNCA
(O la) fiene 27 anos,
(O lb) 11.000 millones de pesetas
6.1. El relato en la descripción (O lc) y es la número uno del tenis femenino.
(O 2) Una estrella.
En el corto texto que presentamos a continuación, el (O 3) Durante una década ha viüdo en una iaula de oro.
relato (muy debilitado) queda encajado en una descrip- (O 4b) Ahora [...] ha tomado las riendas.
ción. Estas características están relacionadas con el gé- (O aa) , estafada por su padre,
nero al que pertenece el texto: se trata de la presentación (O 5) Ésta es la nueva Steffi.
de un reportaje sobre la tenista alemana Steffi Graf en un
dominical de El País. Esta pequeña presentación debe Entre el primer conjunto descriptivo y el último enun-
combinar, de manera sintética, un retrato del personaje y ciado que lo recoge se insertan forma de secuencia
los hechos biográficos (problemáticos, y por ello orienta- encajada- tres oraciones, de las -en
que puede afirmarse que
dos hacia la narratividad) que confieren interés al repor- constituyen un núcleo narrativo mínimo cuyo orden cro-
taje y pueden atraer la atención de los lectores (uno de noiógico (tl + t2 + t3) debe ser reconstruido:
los objetivos básicos en todos los géneros de la prensa es-
crita): (O 3) Durante una déc¿rda ha üvido en una jaula de oro.tl
(O aa) , estafada por su padre, t2
(O 4b) Ahor¿r [...] ha tomado l¿rs riendas. t3
72 LINGUiSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS COMPOSICIÓN HETEROGÉNEA DEL TEXTO 73

Puede decirse que (O 3) V (O 4) se oponen como el pa- [S2] En realidad todo empezó con una historia que es-
sado al presente. En cuanto a las dos formas temporales en cribió el sabio griego Platón, mitad verdad mitad leyenda,
pretérito per-fecto, se oponen como la pasividad y el encar- que es como solían contar las cosas cntonces. Según Platón,
celamiento (nha vivido en una jaular) y la iniciativa y la había un gran continente llamado la Atlántida entre Améri-
ca y África, en el que vivía un pucblo rico y poderoso: los
agentividad (.ha tomado las riendasr). Entre ambas pro-
atlantes.
posiciones narrativas se desliza la causa del paso de un es-
[S3] Confiados en su poder, invadieron a sus vccinos dc
tado a otro: el engaño paterno. En forma de oración nc¡ África y Europa extendiendo su imperio por África, Asia, Etr-
personal destacada antepuesta (estafada) (O aa) es clar-a- ropa y las dos Américas, es deci¡ por casi todo cl mundo.
mente anterior en el tiempo a (O 4b), de la que constituye [$4] Vivían con gran lujo y llenos de riquezas, pero los
su causa lógica (y sugiere el motivo de la acción, cf. 8.2). dioscs lcs castigaron por su ambición y hundieron su conti-
Este pequeño texto constituye un buen ejemplo de rela- nente entt'e grandes terremotr)s )¡ tL-mpestades en Lln díii y
lo mínimo, por una parte, y de relato encajado en una des- una noche.
cripción, por otra parte. De ello resulta una narratividad [S5] Solamente qucdarron fuer'¿r del zrgua los picos dc las
rnlry débil en la que los verbos conjugados son, por sí mis- montañas más altas formando las islas dc Madcira, Cabcr
Verde, Azores y Canarias.
mos, más resultativos (por los participios incluidos en el
eRETÉRITo nERFECTo: vivido, tomado, que los acercan a es-
[56] En realidad hov sabemos con .seguridad que se tra-
ta solamente de una bonita leyenda. Incluso parece que Pla-
tafada) que de acción; la forma clásica del relato en espa- tón se inspiró para escribirla en una catástrofe real que ocu-
ñol es el pnErÉRlro INDEFINTDo (cf.9.1.4). Por ello el valor rrió ccrca de donde él vivía: la explosi(rn y desaparición de
narrativo queda debilitado en este texto 6. una pequeña isla volcánica del Mediterráneo.
Ei caso inverso es igualmente posible. Como hemos se- [S7] Luego, con cl tiempo, se fuc cxagerzrndo la cosa,
ñalado en 5.2, la secuencia narrativa que configura el poniendo la isla c¿rda vez más lejos y más grandc, hasta que
poema de Antonio Machado contiene en su interior, como la hicieron un contincntc y la llevaron lo más lejos que se
del'inición de la situación inicial, una secuencia descriptiva podía llevar entonces, al medio del utenebroso" Atlántico.
(cf. capítulo 10). t$8l iQue cómo sabemos que no existió tal conti-
nente. .. ?
[S9] ¡Pues muy fácil! ¡Porque se ha medido la edad de
las rocas que forman el suelo del océano Atlántico y en cl si-
6.2. La estructura de la composición tio que dicen que dcbía estar la Atlántida hundida, las R)cas
de un relato etiológico tienen muchos millones de años, mientras que segúrn Pl¿rtrin
la Atlántida se hundió sólo hace unos once mil añosl
El texto 7, procedente de una obra didáctica para ni- t$l0l La verdad es que el origen de Ias islas Canari¿rs
ños, se inscribe en la tradición antigua de los relatos etio- hay que buscarlo por otro lado.
lógicos que tienen una intención ilocutiva explicativa (cf.
Porv CannACEDo, Canarias t s¿/s volcanes - I ,
capítulo 7). Su finalidad es dar una respuesta a las cues- Editorial Insular Canaria, 1980, págs. 4-7.
tiones fundamentales que el hombre se plantea sobre sus
orígenes o sobre los orígenes del mundo. La formulación del título nacieron las islas
Texto 7: Cómo nacieron las islas Canarias
Canarias))- indica de entrada-uCómo
que este texto pertenece al
género narrativo del relato etiológico. E,n este caso se tra-
[$l] Hasta hacc poco ticmpo se creía que las C¿rnarias ta de comprender cómo se formaron las islas Canarias.
cr'¿u-l las puntas de las montañas de un gr¿rn continente: I¿i Este texto presenta la originalidad semántica de hacer co-
Atlírntid¿r. ouc sc htrndió en cl oceiano Atlántico. existir dos lógicas y dos mundos: una lógica mítica con su
74 LINGUÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS COMPOSICIÓN HETEROGÉNEA DEL TEXTO 75

mundo de ficción y una lógica de la verdad científica, an- deroso. Esta situación inicial eufórica se presenta, pues,
clada en un mundo actual, dado como real. En el mundo como no problemática. El tercer párrafo constituye el
real, un enigma ha de resolverse, y en el mundo ficticio, nudo de la intriga. Refiere el acontecimiento particular
el de la leyenda, se propone una primera respuesta. La que va a desencadenar la ruptura del equilibrio eufórico
coexistencia de esas dos lógicas explica la estructura de inicial: la invasión, por los atlantes, de los territorios que
la composición particular de este texto en que el relato les rodean. Una rápida evaluación de la situación se pro-
propiamente dicho se encuentra enmarcado, antes de ini- pone justo al principio del cuarto párrafo. Indica el estado
ciarse, por lo que puede ser considerado como una entra- todavía eufórico de los atlantes: nVivían con gran lujo y
da-prefacio y, tras concluit, por una evaluación final, S€- llenos de riquezas.> El desenlace (continuación del 54) se
gún el cuadro siguiente: introduce mediante el conector de demarcación pero, que
subraya el cambio de la situación, y la entrada en escena
Cuadro 10. Estrrrctura de la composicion en el texto 7 de nuevos actores. La invasión, auténtica transgresión de-
bida al orgullo humano, desencadena la cólera de los dio-
$l+ O I del 52 O 2 del g2 hasta g5 g6 hasta gtO ses y resulta sancionada por una serie de catástrofes: te-
Entrada-prefacio [sacuENcn ¡.raRRArn¡R] Evaluación final rremotos y tempestades. La situación final (S5) describe
$8 hasta l0
un nuevo estado del mundo, completamente transforma-
IsEcuENcn ¡xpr.tcrrtrra] do. Del gran continente de origen ya sólo subsisten algu-
nas cumbres que forman islas diseminadas por el océano.
MUNDO ACTUAL-REAL MUNDO FICTICIO MUNDO ACTUAL-REAL La estructura secuencial narrativa de la leyenda puede re-
Hasta hace poco Según Platón En realidad hot,
tiernpo... sabentos...
sumirse así:
En realidad... La verdad es eue
Cuadro 11. Secuencia narrativa
Desde el punto de vista enunciativo (cf. capítulo l l), O 2 del $2 53 Principio Continuación 55
las dos proposiciones entrada-prefacio y evaluación final, del$4 del 54
exteriores al mundo ficticio de la leyenda, están totalmen-
Situación Nudo Evaluación Desenlace Situación
te ancladas en el mundo actual común al productor del tex- inicial final
toyasulector.
Atlfuttida los atlantes \4víatt con gra,t pERo
La entrada-prefacio expone las ideas conocidas la
ut gran ituadieron lttjo v llenos dioses
r¡trcdurorr kts
-se
creía que [...]- a propósito del origen de las islas Cana- contürcttte a sus vecútos de riquezas
los pic<ts de las
les castigaron ,ttontañr¡.s: i.s/a.s
rias, aunque se señala que provienen de una leyenda escri-
TERRIToRTo TRANSGRESTóN saucróN TERRr.roRr()
ta por Platón. La función de esta primera parte es introdu- EXTENSO Y DE.S\IANTÍ]LAI)O
cir el relato. PRÓSPERo

La estructura narrativa propiamente dicha de la leyen-


da se introduce con un Según Platón que sitúa el relato Mientras que el relato legendario, estructurado por el
bajo la exclusiva responsabilidad del filósofo antiguo. La par transgresión-castigo, tiene como intención filosófic¿r
segunda frase del segundo párrafo describe la situación una evah-ración ética de la acción humana (cf. capítulo 8),
inicial: el lugar de la acción es denominado (Atlántida) y el relato etiológico va a poner de relieve una nmoral, com-
situado geográficamente entre América y África, los ac- pletamente distinta.
tores son caracterizados: Los atlantes, pueblo rico y po- La evaluación Iinal indica el resr-eso al mundo real (En
76 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS COMPOSICIÓN HETEROGÉNEA DEL TEXTO 77

realidad) y proporciona la ocasión de caracterizar genéri- Texto 8: Los tzantzas perezosos


ca y semánticamente el relato como bonita leyenda, es de-
cir texto no sometido a los criterios de verdadero / falso t. ] Tu compadre Nushiño te dirá que los shuar sólo
buscan matar a los perezosos tzanzas.
que rigen el mundo real. De hecho, el texto da precisiones
por qué, compadre? Los tzanzas no hacen más quc
sobre el modo en que el relato etiológico se construye: la -¿Ycolgando de los árboles.
dormir
ficción (mitad leyenda) parte de hechos reales (mitad ver- Antes de respondeq tu compadre Nushiño se largará un
dad). El valor de verdad de la leyenda se pone en tela de sonoro pedo para que ningún perezoso tzanza lo escuche y
juicio mediante una secuencia explicativa introducida por te dirá que hace mucho tiempo un jefe shuar se volvió mal<r
una pregunta retórica: ¿Cómo sabemos? A esta pregunta y sanguinario. Mataba a buenos shuar sin tener motivos y
responde el argumento científico: Porque... La estructura los ancianos deterninaron su muerle. Tñaupi, el iefe san-
de los párrafos 8 a 10 corresponde al modelo de la secuen- guinario, al verse acon'alado, se dio a la fuga transformado
cia explicativa (J.-M. Adam, 1992, pág. 132). en perezoso tzanz.a, y como los micos son tan parecidos es
imposible saber cuál de ellos esconde al shuar condenado.
Por eso hay qt e matar-los a todos.
Cuadro 12. Secuencia explicativa dicen que ha sido escupiendo por última
vez -Así
el compadre Nushiño antes -dirá
de marcharse, porque los
Problema-Pregunta Explicación (respuesta) Conclusión-Evaluación shuar se alejan al finalizar una historia, evitando las pre-
guntas engendradoras de mentiras.
¿'Pon ouÉ-? .,'Cóuo x? PonouE ¿De dónde vienen todos esos pensamientos? Vamos, An-
tonio José Bolívar. Viejo. [...]
Luts S¡,púLVEDA, Un viejo que leía novelas de atnor,
Según este esquema, un primer operador eUÉ o
-poR (aquí Barcelona, Tusquets, 1989, pág. 121.
cóMo- per:mite pasar de una primera representación
la leyenda de la Atlántida evocada en los párrafos de 2 a 5)
¿1 una representación que plantea el problema (56 y SZ):
Pondremos ahora de relieve la microsegmentación del
texto, que articula la composición secuencial:
¿cómo demostrar que la leyenda es falsa? (SS). Un segundo
operador permite pasar del problema a su so-
-poReuE-
lución-explicación. Por último, las secuencias explicativas t...1 (1a) Tu compadre Nushiño te dirá que
(1b) los shuar sólo buscan matar a los perezosos
terminan generalmente con una evaluación final que con- tzarrzas.
firma la demostración. En este caso, es el S10 el que de- (2) pgr-qué, compaclre? (3) Los tzanzas no haccn
sempeña esa función. Este párrafo es a la vezla última ma- más que-¿Y
dormir colgando de los árboles.
crooración de la secuencia explicativa y el final del texto (4a) Antes de respondec tu compadre Nushiño se larga-
entero. rá un sonoro pedo (4b) para que ningún perezoso tzanzalo
escuche, (4"c) y te dirá que
lPnll (4d) hace mucho tiempo un jefe shuar se volvió
6.3. Un relato etiológlco encajado en la explicación malo y sanguinario. (5a) Mataba a buenos shuar sin tener
y el diálogo motivc¡s [Pn2] (5b) V los ancianos determinaron su muerte.
[Pna] (6a) Tñaupi, el jefe sanguinario, [Pn3] (6"b) al versc
acorralado], [Pn4] (6a) se dio a la fuga transformado en pe-
El texto siguiente procede de una novelita extraordina- r-ezoso tzanza, [Pns] (6"c) y como los micos son tan pare-
ria de Luis Sepúlveda. cidos (6"d) es imposible saber cuál de ellos esconde al
shuar condenado. (7) Por eso hay que matarlos a todos.
78 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVOS COMPOSICIÓN HETEROGÉNEA DEL TEXTO 79

(8a) dicen que ha sido. un problema, demanda respuesta. Un segundo operador


(8'b) -Así
dirá (8'c) escupiendo por última vez el compadre conduce del problema a su solución-explica-
Nushiño antes de marcharse, (8"d) porque los shuar se ale- -PoRQUE-
ción, contenida en (O 7), que concluye el relato. General-
jan al finalizar una historia, (8"e) evitando las pr-eguntas
mente las secuencias explicativas acaban por una evalua-
engendradoras de mentiras.
(9) ¿De dónde vienen todos estos pensamientos? (10) ción final que confirma la demostración. Así ocurre en
Vamos, Antonio José Bolívar. (11) Viejo. [...] este texto con el operador pon Eso de (O 7) en cier-
to modo sirve de transición entre el mundo -que
del relato y el
Observamos, en unas cuantas líneas, una EXpLICACIóN
mundo actual de la explicación- y sobre todo con (O 8a),
encaiada en un solrloeuro DrALoGrzADo (el viejo se habla a introducida por nAsí dicen que ha sidou.
sí mismo) y que un relato encajado en la explicación apor- En medio, en posición de respuesta, se desliza el relato
ta la respuesta a la pregunta planteada. etiológico propiamente dicho, que puede descomponerse
de este modo:
Cuadro 13. Estructura de la composición del texto 8
Cuadro 15. La secuencia narrativa en el texto 8

1. Sornoeuro... (1a) + (aa) - (4"c) 5. ...Souroeuro (8'b) - (11)

2. [sncueNcrA Expr.rcATrva... 4. ...sEcuENcrA Expr-rcarrva] Situación inicial Pnl


(4d) hace mucho tiernpo un jefe shuar se volvió malo y san-
(lb) - (3) (7) - (8a) guinario. (5a) Mataba a buenos shuar sin tener motivos

3. [secuerucrt Nnnnqrrvt] Nudo Pn2


(5b) V los ancianos determinaron su muerte.
(4d) - (6)
Evaluación Pn3
(6"b) [al verse acorralado],
En la secuencia explicativa podemos identificar la mis- Desenlace Pn4
ma estructura que en el texto 7: (6a) Tñaupi, el jele sanguinario, [...] sc dir> ¿r la fuga
transformado en perezoso tzanza,
Cuadro 14. La secuencia explicativa en el texto 8
Situación final Pn5
(6"c) y como los micos son tan parecidos (6"d) cs imposiblc
Problema-Pregunta Explicación (respuesta) conclusión-Evaluación
saber cuál de ellos esconde al shuar conden¿ido. (7) Por eso
¿Pon ouÉ? PoReue pon eso, RsÍ... hav quc matarlos a todos.

De acuerdo con este esquema, un primer operador


OUE- permite pasar de una primera representación 6.4. La estructura de la composición en los textos
-PoR
problemática (aquí las oraciones lb y 3: los shuars matan
a los tzanzas que no hacen más que dormir en los árboles) Presentamos en el cuadro 16 los prol-o[ipos de secuen-
a una pregunta (O 2).Esta representación, que formula cias como unidades de la cor-nposición en los textos. E,sl¿r
80 LINGÜiSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVOS COMPOSICIONI HETEROGENEA DEL TE,XTO 81

composición depende, en el plano de la macrosegmenta- o Secuencias alternadas-entrelazadas. En este tipo


ción, de esquemas más o menos fijos, determinados por los de composición se desarrollan paralelamente dos intrigas
géneros discursivos (que dan lugar en algunos casos a (es- por lo menos, que pueden reunirse o no en un punto dado.
tructuras tipificadas)), como las denomina Daniel Cassany, E,l cine narrativo contemporáneo recurre con frecuencia a
1995, pág. 77). La combinación de secuencias tiene, ade- este tipo de narración. Su ilustre antepasado se halla en el
más, cuatro modalidades de base. cine experimental de David Wark Griffith, quien en la pri-
rnera gran superproducción norteamericana, Intolerancia,
Cuadro 1ó. La composición heterogénea del texto estrenada en 1916, entremezcla cuatro denuncias: el desti-
no de un joven acusado por un crimen que no ha cometi-
MrcRoNrvnr-: do alterna con la toma de Babilonia por los ejércitos de
Ciro, con la vida de Cristo y la mataÍrza de Saint-Barthe-
(Proto-) tipos de secuencias de base: ¡ Narrativo lémy. Los cuatro hilos diegéticos se enlazany se aclaran re-
. Descriptivo
. Argumentativo cíprocamente.
. Explicativo En el género de la novela podemos citar Galíndez, de
. Dialogal Manuel Yázquez Montalbán (cf. capítulo 11) y Corazón
tan blanco, de Javier Marías (cf. capítulo 9).
MacRoNrvELES: o Secuencias encajadas-intercaladas. Es el caso que
l. Eseuapras DE TExros (<estructuras tipificadas"): contempló V. Propp: oUna nueva secuencia comienza antes
de que la precedente haya terminado. La acción se inte-
Segmentación macrolingüística regulada (más o menos) o no rrumpe con una secuencia episódica. Al final de este epi-
por géneros y subgéneros:
sodio, la primera secuencia vuelve a continuar y se termi-
. Esquemas fijos (regulados por los generos del discursc.¡: so- na" (ibidem). Esta modalidad, que se actualiza también en
neto, fábula). los textos 6 y 7, se representa así:
. Esquemas ocasionales (propios de un texto dado).

2. EsrRucruRA sECUENcTAL:
[Secuencia I [Secuencia 2l............Secuencia l]
a) Modos de combinación de las secuencias: Puede afirmarse que buena parte del interés de la es-
a.l) Series lineales: . Secuencias coordinadas tructura laberíntica de El nmnt¿scrito encontrado en Zctrct-
. Secuencias alternadas goza, de Jean Potocki, reside en un mar de histor-ias inte-
a.2) Inserción: . Secuencias encaiadas rrumpidas y proseguidas más tarde.
b) Dominante y secuencia-resumen

En los textos en que domina el relato, las secuencias na-


rrativas pueden igualmente combinarse según las modali-
dades que se acaban de enumerar:

o Secuencias coordinadas. En este caso (una se-


cuencia sigue inmediatamente a la otra, (V. Propp, 1928,
trad. esp. 1992, pág. 108), conlo en el texto 4 de Borges
(ct. cuadro 9).
C¿pÍruro 7

PRAGMÁTTCA DEL RELATO

Al recordar brevemente los estudios sobr-e el relato he-


mos subrayado que éstos habían evolucionado hacia una
orientación pragmática en las últimas décadas (cf. prime-
ra parte). Desde esta perspectiva, podemos considerar que
la narración constituye un complejo acto de discr,rrso.
John L. Austin en 1962 constataba el poder del lengua-
je, que además de describir el mundo, puede cambiarlo e
incluso crearlo enteramente con su fuerza. E,l título de uno
de los tres libros que recogen sus trabajos es, a este respec-
to, muy expresivo: Cómo lzacer cosas con palabras (traduc-
ción literal de How to do Things With Words). Por eso pue-
de hablarse de Acro DE LENGUa-lr, (también denominado tcro
DE HABLA o AcTo DE DIScuRso). De hecho, ya en 1925, C. Bally
había señalando la capacidad de acción de la lengua:

[...] pero examinen con más atención los procedimien-


tos que se utilizan [en la conversación más anodina]: la len-
gua aparecerá como un arma que cada interlocutor maneja
en vistas a la acción, para imponer su pensamiento personal
(1925-1935, pág.21).

Evidentemente, todo lo que se dice no tiene la misma


fuerza. Fue también Austin el primer teórico en establecer
grados en los actos de habla. Distinguía los enunciados Lo-
curlvos (simples aseveraciones constativas: nEn Junín o
en Tapalqué refieren la historiao), II-ocurlvos (cargados
de fuerza: nYo querría saber qué sintió en aquel instan-
B4 LINIGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS pRIcuÁTICA DEL RELATo 85

te de vértigo') y pERLocurIVos (ntransformadores, del 7 .t. Los actos de lenguaje de los personajes
mundo por el mero hecho de ser enunciados: oYo os de-
claro marido y mujero). Por otra parte, desde el punto de En los relatos que se producen en la vida cotidiana, y
vista de su presentación discursiva, también pueden dife- también en los relatos históricos o literarios, la mayor par-
renciarse los actos que se manifiestan por marcas gramati- te de los enunciados son locutivos, esto es son declarativos-
cales (las formas interrogativas e imperativas) de aquellos aseverativos, dicen que oalgo es u ocurren. Sin embargo,
que se manifiestan en el contenido semántico de un ele- estos actos locutivos pueden describir otro tipo de actos de
mento léxico (los verbos prohibir o suplicar, por ejemplo). lenguaje, como cuando los intercambios verbales de los
Otros autores han establecido clasificaciones más com- personajes son referidos mediante el trscuRso NARRATIVTzA-
ple.jas, como John R. Searle ( 1969) y Daniel Vanderveken Do (cf. capítulo 1) que se caracteriza precisamente por
(1988). Las tipologías, sin duda, pueden facilitar el análisis contar las acciones que, en un relato, se realizan mediante
cle los textos, pero no siempre es fácil determinar a qué ca- el lenguaje.
tegoría pertenece un determinado acto. Los tipos descritos Así, por ejemplo, en el texto 2, de La Regenla, dice el
por los lingüistas constituyen, una vez más, pRorortpos, a narrador: nAna estaba locuaz, hasta se atrevió a decir li-
los que los actos realizados en el discurso corresponden sonjas, que si directamente iban con el caballo tam-
aproximadamente. Además, el (arma del lenguajen, como bién comprendían al jinete." El enunciado aseverativo
decía C. Bally, es susceptible de ser empleada en estrategias narra la acción de Ana Ozores, que tiene cierta fuerza ilo-
muy diversas en batallas en que raramente el ataque es cutiva: elogiar a Álvaro Mesía, aunque lo haga de manera
frontal. Con frecuencia los actos nse disfrazar\>> de otro indirecta. En cambio en el texto I el intercambio queda
acto o se realizan de forma indirecta. puesto en escena al ser citado literalmente.
J. R. Searle (1975) considera que los actos de habla que En los actos de habla de los personajes, lógicamente se
se transcriben en un relato de ficción son falsos (no co- despliegan todos los.juegos estratégicos propios de las con-
rresponden a la realidad factual). G. Genette (199L) matiza versaciones de la vida real. Por eien-lplo, en el diálogo si-
esta opinión, distinguiendo los actos realizados por los per- guiente del ya citado texto 1,
sonajes de los actos realizados por el narrador HETERoDTE-
GÉrICo (exterior a Ia historia contada, cf. capítulo 11). El silencio! Bastante hemos charlado..., déieme
-¡Ahora
usted oír.
discurso de este último, que habla <por delegacióno del au-
que... no sé... si debo despedirme...
tor, puede contener actos de habla auténticos (opiniones -Es to...,
¿por qué? ella, arrepentida al
reales sobre el mundo real, descripciones de lugares real- -No...
instante de haberlo dicho. -respondió
mente existentes).
El autor de un relato de ficción, por lo demás, invita a el acto de duda expresado por Álvaro en este intercambio
situarse en un universo particular al lector / oyente, y este es, indirectamente, una petición de permiso para quedarse
último, gracias a su experiencia, sabe interpretar esta invi- con Ana. Este permiso se concede también de forma indi-
tación, casi siempre implícita, que acepta; si no lo hace, recta, mediante el rechazo de la propuesta del hombre, por
puede tener problemas, como los tuvo Don Quijote por to- lo que la pregunta no es, pues, una verdadera pregunta,
mar por factuales los encantamientos y otros aconteci- sino una invitación casi explícita y casi involuntaria,lo que
mientos maravillosos de las novelas caballerescas. En el justifica el sentimiento de arrepentimiento de la protago-
mundo así creado los enunciados de ficción son, en opi- nista que el narrador refiere.
nión de Genette, figurados, y el autor cuenta con que el Na- La pregunta es uno de los actos que aparece frecuente-
RRATARIO los tomará como tales. mente en los diálogos. Preguntar, como ordena¡ es un acto
86 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS
PRAGMÁTICA DEL RELATO 87

locutores se dirige físicamente a un segundo locutor pero


de extremada fuerza ilocutiva, pues pone al interlocutor en
en realidad, sus palabras se orientan hacia un tercero que
la obligación de actuar (no responder o no obedecer son las oye igualmente. Podemos ver un ejemplo de este tropo
formas de omisión que pueden tener, en determinadas cir-
en la misma novela, en un pasaje en que la sirvienta de Ana
cunstancias, consecuencias graves). Así, en el texto 8, la
lleva un mensaje de esta última al magistral, cuya propia
pregunta ¿por qué? desencadena inmediatamente la res-
sirvienta se halla cerca:
puesta-explicación en forma de relato etiológico (aunque se
trate de un soliloquio dialogizado). Texto 10: El mensaje
Pero los actos de lenguaje, además de ser descritos o
expresados directamente mediante el discurso citado, pue- señora me ha dicho que entregara a usía mismo
den también ser puestos en escena de manera más sutil esta-La
carta, que era urgente y los criados podrían perderla...
mediante el uscuRso LIBRE INDIREcTo. Este modo particular o tardar en entregarla a usía.
de referir los discursos, hablados o pensados, se caracteri- Teresina se movió en el pasillo. La oyó el magistr.al y
za por su poLIFoNfn (Oswald Ducrot, I 984), ya que permite dijo:
oír a la vez la voz del narrador (se construyen en tercera mi casa no se extravían las cartas. Si otra vez vie-
-En con un recado por escrito, puede
ne usted usted entregarlo
persona) y Ia voz del personaje (pueden incluirse compo-
ahí fuera... con toda confianza.
nentes propios del discurso citado: interrogaciones, excla-
Petra sonrió de un modo que ella creyó discreto y retor-
maciones y, lo que aquí nos interesa, actos de lenguaje ilo- ció una punta del delantal.
cutivos o perlocutivos). De este modo el narrador omues- usía... con voz temblorosa y rubori-
tra" las palabras de su personaje y las (comenta>, ya que, -Perdóneme
zándose. -dijo
a la manera de la ironía, el discurso libre indirecto expresa hay de qué, hija mía. Agradezco su celo.
que se toman distancias respecto al discurso que refiere. -No
Op. cit., pág. 327.
Es el caso de este fragmento, también de La Regenta:

Texto 9: Los pensamientos de Ana Aquí, el magistral, al afirmar que las cartas pueden en-
tregarse tranquilamente al servicio, realiza dos actos indi-
¡Oh, qué grande hombre! ¡Y qué bien penetraba en el es- rectos tras la aserción nEn mi casa no se extravían las
píritu, y qué bien hablaba de lo que parece inefable, de los cartas>: por una parte, manifiesta confianza a su propia
subterráneos de las intenciones, de las delicadezas del sen- sirvienta, Teresina, que está escuchando (tropo comtrnica-
timiento! ¡Y cuánto le debía ella! ¿Por qué tanto interés si cional) y, por otra parte, quiere dejar entrever a ambas mu-
aquella pecadora no lo merecía? (op. cit., pág. 587).
ieres que en ningún caso la correspondencia entre Ana y él
mismo puede contener nada que deba protegerse de la cu-
En estos pensamientos de Ana Ozores, referidos me- riosidad ajena.
diante el discurso libre indirecto, reconocemos actos de
elogio y agradecimiento, y también las preguntas que se
plantea el personaje. Esta forma de referir permite al na-
rrador sugerir la ingenuidad de Ana, que no percibe la tor-
7 .2. Los actos de lenguaje del narrador
tuosa personalidad del magistral.
G. Genette subraya que la creación de un universo de
En los diálogos de los textos narrativos aparece tam- ficción lleva aparejado un acto de lenguaje implícito de in-
bién lo que Catherine Kerbrat-Orecchioni ha denominado vitación al lector. sin embargo, en algunas novelas actua-
rRoPo coMUNICACIoNAL (1990, pág. 93). E,sta figura propia
Ies, en que se obserua una tendencia creciente a establecer
de las interacciones verbales se produce cuando Llno de los
88 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS PRAGMÁTICA DEL RELATO 89

juegos temporales y juegos enunciativos (cf. 9.1.5, 9.2, y a través de los años, con reacciones por una y otra parte.
capítulo 11), el narrador puede llegar a explicitar su ac- En la novela mencionada, entre otras identificaciones, un
ción narradora. como en este frasmento de José Saramaso: profesor de Oxford había creído reconocer una persona
leal en Clare Bayes, la amante británica del profesor espa-
Texto 11: Movimientos y gestos de los personajes ñol, a lo qr-re r-esponde el novelista:
Cómo se llama, y ella respondió Lidia, señor doctor, y Texto 12: Rectificación del autor
¿rñadió, Para servirle, señor doctor, podría haberlo dichcl de
otra manera y más alto, por ejemplo, Aquí estoy, autorizada Lamenté mucho quc aquella muier, quien quiera que
para esto por recomendación del gerente, Mira Lidia, a ver fucse, rcsultara obieto de cotilleo en esa ciudad tan cotilla
si atiendcs al huóspcd de la doscientos uno, al doctor Reis, y por causa indirecta mía, y que por tanto se estuviera po-
ella lo cstaba ya atendiendo, pero él no respondió, sólo pa- niendo en tela de juicio no sólo su reputación, sino además
reciri rcpctir cl nombre, Lidia, en un susurro, quién sabe si su buen gusto. (Y quién sabía si también el mío. Rcputación
para no olvidarlo cuando precisara llamarla de nuevo, hoy no tengo en ese campo.) Puedo asegurar aquí que durante
gente arsí, quc rcpite las palabras quc oyc, las personars, rcal- mis años de Oxford viví muy castamente, o al menos cn lo
mente, son p¿rpagayos unas de citras, no hay otro sistema de que sc refierc a las mujcres nativas, que en modo alguno me
aprendizajc, acaso csta reflexión le r¡ino sin proponérsela, palecieron'muy puticas', como diio una vcz Miriam Gómez
porque no la hizo Lidia, qtre es el otro interlocutor, dejé- que podían ser algunas (lo dijo con su nunca ofensiva habla
mosla sali¡, pues, si ya tiene nombre, y que se lleve el cubana y delante de su marido Cabrera Infante, qtre guardó
balde y la bayeta, veamos cómo quedó Ricardo Reis son- silcncio, ambos treinta años viviendo en Londres).
riendo irónicamente, que es una disposición de labios que
no engaña, que cuando quien inventó Ia ironía inventó la iro- JavreR MaRÍ¡s, Negra esprilda del tiempo,
nía, tuvo también que inventar la sonrisa que manifestara su Madrid, Alfaguara, 1998, págs. 82-83.
intención, logro mucho más difÍcil, Lidia, dice, y sonríe.
JosÉ Snn¡MAGo, El año de la fttLterte de Ricardo Reis,
Lisboa, Ed. Caminho, 1984. Trad. esp. de Basilio Losada, 7 .3. El texto narrativo como acto de lenguaje global
Madrid, Alfaguara, 1998 (págs. 57-58).
Cuando, desde una óptica pragmática, consideramos el
El narrador introduce en su relato dos actos de lengua- relato en su globalidad pasamos a otro plano de ¿rnirlisis,
je explícitos asociando al narratario en las decisiones que nos situamos en el ámbito de la interpretación. Ev¿rllrar cl
toma respecto a los movimientos y los gestos de sus perso- conjunto del texto desde el punto de vista del aclo clc lcn-
najes. guaje global que realiza es interrogarse sobre los proptisi-
Los juegos de las novelas recientes pueden ir todavía tos y la función del relato.
más leios. En la última publicada por Javier Marías, Negra Se cuenta (para algor. Sahrazad cuenta para no ntolir'
espalda del tien'tpo, el narrador se identifica como el propio y su padre, para intentar convencerla de que no vaya al per-
autor, con nombre y apellido, y se dirige explícitamente a lacio del sultán; Sindbad el Marino cuenta a Sindbad el Fa-
los lectores de Todas las alntas (diferenciándose del narra- quín las aventuras que le han proporcionado su riqueza
dor de esta novela, que es un ente de discurso, cF. texto para convencerlo de que su afortunad¿r situación es .justa.
37). El autor manifiesta su disgusto y rectifica a quienes Lo que narra el acusado en ia sala de juicio, el relato que
confundieron ficción con realidad, poniendo así de mani- el sacerdote inserta en su serntón, el cuento que se susurra
fiesto que el discurso literario establece una interacción al niño para que se duerma, todas esas historias son en
compleja y diferida entre autor y lectores, que se instaura primer lu-ear ACCIoNE,s vERBALES:
90 LINGUÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS PRAGMÁTICA DEL RELATO 9T

El modo en que se organizan los textos narrativos de- Porque son recreativos, los relatos se han utilizado en
pende del uso que de ellos quiera hacerse, y por lo tanto, de
todos los tiempos con una finalidad argumentativo-didácti-
su situación en el contexto verbal o extralingüístico que los
rodea (Karlheinz Stierle, 1972, pág. 178).
ca, aplicando el principio que nos ha sido transmitido des-
de la Edad Media de ninstruir deleitando". Este principio
subyace en la obra de Don Juan Manuel, especialmente en
Esta dimensión del relato fue descrita por los retóricos
antiguos y constituye en la actualidad el principal objeto de El libro de Patronio o Conde Lucanor, y en el género de la
FÁBULA, que se desarrolló durante el siglo xvIII en España.
la pragmática textual.
En el marco de la retórica la NnRn¡rro tenía funciones Este tipo de relato de ficción contribuye a establecer o re-
muy claras. Por una parte su objetivo era oRTENTAR-TNSTRUTR forzar las leyes morales y sociales imperantes. Tanto la pri-
al auditorio y por otra parte persuadirlo de la justeza de la mera parte de EI libro de Patronio como las fábulas llevan
causa que se defendÍa. Para conducir al oyente a determi-
en su propia estructura la verdad general (o la máxima)
nadas conclusiones, el orador presenta los hechos desde ilustrada por el relato: es la parte de la moraleja, que apa-
una perspectiva concreta, de manera que la narratio es una rece destacada al principio o al final de aquéI.
puesta en escena en que algunos elementos se enfatizan, En la argumentación propiamente dicha, el relato pue-
mientras que otros se ignoran deliberadamente. de desempeñar la función de argumento que conduce a
De todos modos, la función más importante del relato una conclusión o la sustenta. Se habla en ese caso de rela-
la que e'¡identemente casi siempre se superponen to ejemplar. Aristóteles citaba el oexemplumo como uno de
-a
6[¡¿s- es la de distraer y recrear. Por esa razón en algunos los medios que pueden utilizarse para persuadir. El relato
textos literarios se recurre al pretexto de una reunión de de una vida, ya sea biografía o autobiografía, puede con*
personajes ociosos en el relato-marco en el que se insertan vertirse en argumentación por el ejemplo (como en el caso
de las vidas de santos para la comunidad creyente). Y el re-
otros relatos que van narrando sucesivamente dichos per-
sonaies. Así ocurre, por ejemplo, en muchos cuentos de lato puede también simplemente explicaq como hemos vis-
Guy de Maupassant y en el Decanterón de Bocaccio, en que
to al analizar dos relatos etiológicos, los textos 7 y 8.
Todas estas funciones aparecen igualmente en el relato
siete damas y tres caballeros, reunidos en un castillo para
escapar de la peste que asola Florencia, se distraen con- literario. Éste además puede constituir un poderoso medio
tándose historias.
de innovación semántica, a Ia manera de la metáfora, S€-
gún la profunda reflexión que desarrolla P. Riceur en sus
E,l placer que procuran los relatos, como señala P. Ri-
ceuL se produce en la intersección entre el mundo del tex- cuatro obras dedicadas al tiempo y el relato (1983, 1984,
1985 y 1990). Recordemos que también G. Genette consi-
to y el mundo del lecto4 ) se fundamente, a la vez, en el re-
dera que la aseveración de ficción es "figurada,, (cf. capí-
conocimiento de las propias experiencias y en el aprendi-
zaje por medio de las experiencias ajenas, que se funden
tulo 7).
La identificación de la nueva pertinencia semántica qtre
para transmutarse en una experiencia más trascendente:
crea el relato está parcialmente condicionada por la inten-
El placer de aprender es, en efecto, el primcr compo- ción que el lector u oyente atribuye al narrador o al atrtor
nente del placer del texto. t .] El placer de aprender es, en su interpretación (el mundo depende "también de los
pues, el de reconocer. Eso hace el espectador cuando reco- que oyen el cuento y lo condicionan a veces> como recuer'-
noce en el Edipo lo universal, que la trama engendra por su dan las palabras de una novela de Javier Marías, citadas
sola composición. Así pues, el placer del reconocimicnto se como epígrafe de este libro). En algunos textos narrativos,
constmye en la obra y, a la vez.,lo experimenta el especta- como en la llamada ,.novela de ideasn, el relato es por de-
dor (P. Riccur, 1983, trad. esp. 1987, pág. 112). finición ilustración o demostración de una tesis. Tal ser'ía
92 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS

el caso, según Albert W. Halsall (1984), de las novelas de


Émile ZoIa. Por el contrario, y según Jean-Paul Sartre
(1947), El extranjero de Albert Camus se caracterizaríapor
ser precisamente un libro que ni explica ni demuestra. Si
embargo, esta novela también puede ser vista como una
presentación metafórica de la concepción camusiana del
existencialismo.
En España, son considerados unovelistas de ideas, es-
critores como Ramón Pérez de Ayala o Miguel de Unamu-
no. De entre los novelistas actuales, aunque se hallen toda- TnncnRA PARTE
vía en plena producción, nos atreveríamos a aventurar que
Juan José Millás y Javier Marías están construyendo una LOS COMPONIE,I{TES DEL RELATO
auténtica interrogación metafísica a todo lo largo de su
obra narrativa, el primero especialmente en torno a la
identidad, el segundo de manera particular en torno al En la segunda parte hemos optado por presentar la
tiempo. textualidad siguiendo la opción metodológica de partir de
La orientación final del texto literario puede ser, de al- las unidades más pequeñas hasta llegar a considerar los
gún modo, explícita. En el texto 4, el narrador de Borges textos narrativos en su globalidad y desde la perspectiva de
termina su relato con un comentario a modo de moraleja, su función pragm ática.
aunque no prescriptiva, ya que constituye una interroga- En esta tercera parte, en cambio, no seguiremos un or-
ción sobre los sentimientos de identidad. En cambio, como den jerárquico ni basado en la composición, sino que exa-
ya se ha dicho, el poema de Machado, a pesar de que tam- minaremos sucesivamente los componentes básicos de
bién aparece en él un breve comentario interrogante, es un todo texto en que domine lo narrativo. Estudiaremos, por
texto abierto a varias interpretaciones posibles. lo tanto, las cuestiones de la acción y la transformación
Los lectores y los oyentes de relatos realizan de modo que caracterizan la dinámica propia del relato, cómo se de-
más o menos intuitivo el trabajo interpretativo. Por su sarrollan ambas en el tiempo, el modo en que se construye
parte, los estudiosos de la literatura y los críticos desarro- el mundo del relato por el texto y por el acto de lecttrr'r, y,
llan metodologías diversas para llegar a sus conclusiones finalmente, la enunciación narrativa.
evaluativas. Volvamos a una novela que ya hemos citado
en varios momentos de este libro, La Regenta de Clarín.
Cuando Gonzalo Sobejano define uel temao de esta novela
como oel conflicto de la persona y su ambiente> (1982,
pág. 199) o ola discordancia entre el suieto y del mundon
(op. cit., pág. 224), está identificando la nueva referencia
creada por ese texto y su universalidad, por la que tantos
lectores pueden haberse reconocido en Ana Ozores, gra-
cias a cuyos padecimientos ellos han aprendido algo sobre
sí mismos. Tal sería la función pragmática de esta exce-
lente novela española.
CepÍruro 8

LA ACCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN

Los textos narrativos se caractertzan por presentar una


o varias acciones, lo que constituye un nuevo criterio para
deFinirlos:

Elemento <3> para una definición del nrmro

Todo relato puede considerarse el producto de una actividad


creadora que opera una redescripción de la acción humana.

Como afirmaban los autores clásicos, en el relato se ex-


ponen hechos reales o imaginarios. E,sta designación gene-
ral de nhechoso corresponde a dos realidades qlle creemos
úrtil diferenciar: el acoNTECIMIENTo y la ncctów. Anrbas rro-
ciones hacen referencia a Llna modificación del clrrso n¿r-
Lural de las cosas, esto es, a una TRANSFORMACIóN.

B.l Acontecimientos y acciones

La ncctoN se caracteriza por la presencia de Lln AGENTE


humano o antropomor-fo- que provoca el cambio
-actor
(o tr-ata de impedirlo), mientras que el ACoNTECIMTENTo ocu-
t're como efecto de alguna causa, sin que intervenga l¿r in-
tención humana. Los dos ejemplos sigr-rientes presenLan se-
96 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS LA ACCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN 97

ries de hechos, cuya sucesión viene indicada por una cade- de arcos que, cl'uzándose y entrelazándose caprichosamen-
te entrc sí, formaron con sus coluntnas un laberinto de pítr-
na de pRnrÉntros INDEFrxIoos:tt
fido.
Una vez reedificado el templcl, comenzó a oírse un acor:
Texto 13: "Hotel Z" dc lejano que pudiera cc¡nfundirse con el zumbido del airc,
pero que el'a un conjunto de voces lcjanas y graves quc p¿r-
Jan Skerrenson apareció una mañana por el hotel, pidió
rccí¿rn salir dcl seno de la tien'a e irse clevando poco a poco,
un cuarto que no mirara a ninguna parte, una caja de bote- haciéndose cada vez más perceptiblc.
llas de ron, pagó 40 días por adelantado y declaró que no
quería ser molestado porque estaba en cuarentena dc amor. Gusravo Aoor-l.o BÉcouen, EI ll,liserere, en lryendas,
Más tarde se supo que el hombre era danés, marino, y Madrid, Espasa-Calpe (Austral), 1994, pág. 230.
que los aullidos que soltaba casi sin pausas no eran fruto de
ninguna flagelación, sino del llanto de aquel extraviado. Llo- En ambos textos se suceden hechos, y en ambos casos
raba la más grande pena de amor jamás sufrida, frente a un son enigmáticos o mist.eriosos. Pero en el texto 13 se des-
acuario seco en el que caían sus lágrimas. En el fondo del criben una serie de acciones (apareció, pidió [...] lloró, se
rectángulo de vidrio había un poco de arena, unos caraco-
marchó) de un agente humano (el danés Jan Skerrenson)
les de metal y una sirenita de brazos extendidos de espaldas
sobre la arena.
y se da el motivo de su obrar ("lloraba la más grande
Cuarenta días y sus noches lloró el danés, sus lágrimas pena de amor jamás sufrida>); en cambio, en el texto 14,
se iban apozando en el fondo del acuario, y mientras el vo- los acontecimientos inexplicables no son resultado de la
lumen de líquido aumentaba, la sirenita intentaba ponerse ¿icción humana (un templo se r-econstruye por sí solo), por
vertical sobre su cola de pescado. lo que sólo pueden ser atribuidos a algún fenomeno sobre-
El día cuarenta y uno se marchó tal como había llegado, natural o extranatural y, de hecho, provocarán la muerte
sin dejar ningún amigo ni enemigo, con el talante de los in- del uosado peregrinon que los contempla.
dividuos condenados a los amores sin respuesta. Pero dejó
el acuario, y la sirenita todavía perrnanece vertical, con los
brazos abiertos, invitando a los goces reservados a los náu-
fragos y otros seres del mar.
B.2. Causalidad y motivación
Luts SepúLVEDA ("Viajes de Agosto,, E,stablecer una diferencia entre el acontecimiento físiccr
EI país setnanal, 1998). y la acción hr-rmana impiica que se distinga claranrente el
MoTIVo (o razón de actuar) de la cnusa. En el caso dc unu
relación de causa a ef'ecto, el antecedente está sepnr'¿rdo l<i-
Texto 14: Una leyenda religiosa
gicamente de la consecuencia y por ello puedcn clcsc:r'ibir-
Las piedras se reunieron a las piedras; el ara, cuyos frag- se independientemente, como en el e.iemplo sisLricntc lrr
mentos se veían antes esparcidos sin orden, se levantó in- crecida del río y los daños que ocasiona: el aumento dcl ni-
tacta, como si acabase de dar cn ella su último golpe de cin- vel del agua es un acontecimiento que no obedece a ningu-
ccl el artífice, y a par del ara se levantaron las dcrrib¿idas ca- na intención.
pillas, los rotos capiteles y las destrozadas e inmcnsas series
Texto 15: Las inundaciones en China
22. Optamos pol dcsignar pRetÉRlto INI)EFINIt)o ), pRETrrRtro pERFpcro
cstas dos lormas dcl pasado, por estar muv arraigadas cn la tradición es- Al final de la semana pasada el río crcció hast¿t su nivel
colzrr csp:tñola, pero reciben también otras denominacioncs: pRETI-Rtro
prRFECro nssor.uro/pRErÉRrro pcRFF.c'ro ACTUAL (Gili Gat'a) o rRlrERrro I'ER- más alto, anegando aldeas en cinco provincias y probando
FF.cro sruplE/pRErÉ.nlro pF.RFEcro coMpuEsro (Alarcos Llorach v R.A.E.).
la resistencia de los diques construidos en los años cin-
9B LIT{GÜÍSTICA DE, LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ACCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN 99

cucnta: ei úrltimo obstáculo conlra un clesbord¿rmiento ca- cuando se insinúa que usegún algunos testigoso l¿r acción
tastrótico (El País). rleliberada está motir¡ada por una decepción arnorosa.
En las novelas policíacas, uno de los elenrenlos claves
E,n cambio, eriste siempre una relac-ión lógica dc impli- l)¿rra la investigación es descubrir el motivo, denominaclo
cación ente la acción de un agente y lo qtre Ie ha irnpulsa- lócnicamente nnóvll, del asesinato. Por eso la singtrlaridad
do a llevarla a cabo, esto es, su rnotir"¡o, qLle, por lo tanto, tle El extraniero de Albert Carnus es precisamenle qtre cl
sólo puede pensarse a trar'és de la acción. En el texto 15, rrsesinato reiatado en la pr:imera parte de la novela obede-
la acción cle los hombr-es que han constn-rido los diqtres t't: a la causalidad bruta, sin que ap¿trezcan claranrente los
obedece a la intención de protegerse de las inundaciones. motivos que, sin embzrrgo, la justicia tr-ata de descubrir a lo
En el texto 4 las reacciones del hombre, su grito y su ca- largo del proceso, que se desarrolla en la segunda parte.
n'er'Ír hacia la cocina, la búsqueda y hallazgo del cr-rchillito La literatura americana de los años treinta (en particu-
hacen pensar a los padres que dichas acciones están moti- lar las novelas de Faulkner y Dos Passos) se b¿rsa cn[era-
vadas por el reconocimiento, lo que les lleva a la conclu- rlente en la ausencia de moLivación. Las acciones de los
sión de que se trata de su hijo. En el texto 5 la voz narra- personajes son descritas como puros acontecimientos: ,,Los
tiva se interroga sobre los motivos del paso del enigmático actos, las emociones, las ideas, se instalan bruscamente en
caballero "¡quién sabe por qué pasó!), aunque, como he- un personaje, anidan en é1, le abandonan sin que éste inter-
mos visto, ninguna respuesta se da en este relato que dé \/enga apenas> (Jean-Paul Sartre, uA pr-opósito de John Dos
sentido a la intriga: la interpretación queda abierta. Pero se Passosu, en Sitt¿ations I, Gallim¿rrd, 1947 , pág. 23).
ha planteado la pregunta, ya que la acción humana lleva E,l compot'tamiento humano se mueve entre las causas
aparejada la reflexión o la interrogación sobre sus motiva- v los motivos, lo que podemos repl'esentar del modo si-
ciones. quiente:

Texto 16: Modelo de pasión Cuadro I7. La acción humana


Naomi Campbell pasí> 20 horas en el hospital Nuestra
Señora del Pino de Las Palmas el 15 de junio, a consecuen- Actor hum¿ino I Motir,o I C¿rllsl
cia, según los médicos, de una sobredosis de barbitúricos o
de una reacción alérgica, según los representantes de la mo-
(a) Pedro juega al aledrez + +

delo. Poco ¿rntes de neccsitar ayuda médica, Campbell había (b) Jüán:abr'e el pafaguas
.': l
I
I
I
mantenido una discusión con su novio, el bailarín español I

+-
I
I

Joaquín Corlés, según algunos tcstigos (EI Pctís).


(c) Pablo tiembla de frío + I

En este texto los puntos de vista expresados sobre el he-


cho (hospitalización de la modelo) manifiestan, además, La acción humana se sitúa claramente en el nl¿rlc<l clr.
dos causas diferentes que los han provocado: "según los la motivación: motivación sin causalidad (a), propia dcr
médicos,, lrlaorni Campbell ha tomaclo una sobredosis de las actividades intelectuales (como los.juegos de estrategia)
barbitúricos, esto es, ha habido un motirlo y un resultado, o motivación con causalidad (b) sombreada del
pero, nsegún Ios representantes de la modelor, se ha tra- cuadro-. En este ejemplo pcldentos-parte
suponer que el com-
tado de una reacción alérgica, esto es, ha habido una portamiento de Juan es a la vez MorrvADo (tiene una razón
causa y un efecto. Pero esta distinción lleva implícita r-rna para actuar) y CAUSADo pol-una constricción exteriol'(la tlu-
divergencia sobr-e las intenciones, que se deian entrever via). El ejemplo (c), en cambio, presenta un caso de cau-
100 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ACCIÓN Y LA TRANSFoRMAcTÓN 101

salidad sin motivación, o modificación sin intención del rrna serie de acciones convencionales, socialmente estable-
comportamiento humano, que se produce al experimentar cidas, cuyo orden (crono)lógico está predeteminado. Así,
alteraciones físicas o síquicas (desde el hipo hasta la neu- cntrar en un restaurante supone una cadena de acciones:
rosis) que la voluntad humana no puede controlar. sentarse a una mesa, leer la carta, escoger unos platos,
encargarlos, etc. Quienes pertenecen a la misma cultura
pueden interpretar acciones que en los textos quedan algo
Elemento <1> para caracterizar la acción en el neuro elípticas, gracias a que disponen de scripts. Cuando las ac-
ciones se desarrollan siguiendo el orden canónico es inne-
La acción implica una RnzóN DE ACTUAR o Movll en el agente, por cesario citarlas todas, so pena de que el texto sea (inútil-
lo que éste tiene RESeoNSABILIDAD en lo que se refiere a las con- mente) redundante. El narratario llena los ovacíos, sracias
secuencias de sus actos. a sus conocimientos enciclopédicos.
Toda ruptura de un script es percibida como una ano-
malía y algunos autores juegan con esta posibilidad para
En un relato, el pr-otagonista personaie principal- producir un efecto de sorpresa, como en el texto siguiente,
-el
es precisamente quien, incitado por un deseo, tiene un mo- en que la distorsión proviene de las sucesivas e inesperadas
tivo par-a actttar y un obietivo que debe alcanzar. Sus moti- rupturas del script:
vaciones pueden ser nluy variadas, desde la búsqueda amo-
rosa a la del podeq pasando por el deso de saber, de des-
cubrir Lln secreto, de resolver un enigma, lal como explican Texto 17: Un viaje accidentado
los narratólogos estructuralistas (c{'. capítulo 2).
Un vez hubo llegado a Casablanca, Plume recordó que
tenía muchas gestiones que hacer. Por eso dejó la maleta en
el autocar: ya volvería a recogerla cuando hubiera termi-
8.3. La estructura de la acción nado con sus negocios más urgentes. Y se fue al Hotel
Atlantic.
El desarrollo de las acciones está r'egido por leyes: es Pero en lugar de pedir una habitación, Plume recordó
irnposible saltar (sin parapente o deltaplano) desde una que tenía todavía muchas gestiones que hacer, lc pareció
cunbre sin estrellarse contra el suelo; no es adecuado en- preferible pedir la dirección de la Société Générale.
trar en casa de un desconocido sin haber-sido invitado. Son Acudió a la Société Générale, entregri str turictu ¡ranr r'l
leyes que nacen de las características físicas del mundo subdirector, pero cuando le hubieron hecho pirsur, rr-uis r¡rrr.
(por ejemplo, la ley de la gravedad) o de las nornlas socio- enseñar su carta de recomendación, le perrcciti opor'truro irr
formarse de las principales curiosidades clc l¿r ciucl¿rcl :ir':rlrr',
culturales (costumbres y usos en un determinado medio de Bousbir, y de los cafés moros, pues no se ptrcclc clejirr
social). De manera que en un texto narrativo las acciones Casa sin haber visto la danza del vientrc, aunquc lus rntrit'-
no se encadenan al azar sino que obedecen a leyes o nor- res que danzan sean judías y no musulmanas. Sc inlirrnrri
mas (r¡ las contravienen deliberadamente). pues del lugaq hizo que lo acompañaran al calé moro, y ya
había una bailarina instalada en una mesa pidiendo una bo-
tella de oporto, cuando se dio cuenta de que todo eso son
8.3.1. Et- oRDEN cANóNIco (t-os scn¡prs) tonterías; de viaje, con aquellas fatigas inhabituales, lo pri-
mero que hay que hacer es alimentarse. Se fue pues y se di-
l)n scripl es una secuencia de acciones que presenta un rigió al restaurante del Rey de la Cerveza, en la ciudad nue-
carácter estereotipado. Actividades como uir al cine o al va; iba a sentarse a la mesa cuando pensó que no bastaba,
restaurante>, <tomar el tren, o nir de compras, implican cuando sc viaja, con beber y comer, que es preciso asegu-
IO2 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ACCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN 103

rarse cuidadosamente de que todo está en orden para la eta- . Según los moralistas cristianos, las epopeyas anti-
pa del día siguiente; de modo que convenía, más que hacer guas proponían una ética incompatibie con la moral cris-
el pachá en una mesa, buscar lo más pronto posible dónde
[iana, ya que los dioses cometían robos y adulterios; Atenea
se hallaba el barco que debía tomar al día siguicnte.
se alegra de que Ulises haya conseguido mentir perfecta-
HrNRt Mtct¡¿ux, Plunte, Gallimard, mente, y un héroe como Aquiles se muestra colérico, celo-
cap. uPlume en Casablanca", págs. 171-172. so y dominado por el orgullo.
o En las parábolas evangélicas las rupturas éticas pa-
La lectura del primer párrafo de este texto hace esperar recen a veces auténticas provocaciones al sentido común.
un script como "visita turística de Casablancao, pero esta En la parábola de olos obreros de la viñau, por ejemplo, ve-
expectativa queda defraudada y en cada nuevo lugar, cuan- mos una flagrante iniusticia. Un propietario contrata obre-
clo una acción es ló-eicamente previsible aparece un PERo o ros para que trabajen su viña en diferentes momentos a lo
un cuANDo que indican un cambio de intención de Plume, largo del día. Promete nun denarioo a los primeros, y olo
de manera que los scripl que se van anunciando sucesiva- justo, a quienes llegan después:
mente no quedan nunca actualizados.
Texto 18: Los obreros de la viña

8.3.2. Las NoRnlAS ÉTICAS Puesto el sol, dijo el dueño de la viña a su mayordomo:
Llama a los trabajadores, y págales el jornal, empezando
E,l valor moral de las acciones es relativo, según el desde los postreros y acabando en los primeros.
grupo social en que se enmarcan. Una acción o un com- Venidos, pues, los que habían ido cerca de la hora un-
portamiento son juzgados generalmente por su f¡ecuen- décima, recibieron un denario cada uno.
Cuando al fin llegaron los primeros, se imaginaron que
cia de aparición, pues la opinión común considera que lo les darían más; no obstanf¿, éstos recibieron igualmente
que se hace habitualmente unormal>- es lo que hay
qr,re hacer
-lofunción de las normas pro-
(norma>. E,n cada uno su denario.
-lacultura dada, las acciones pueden ser apro- Y al recibirlo murmuraban contra el padre de familias,
pias de una diciendo: Estos últimos no han trabajado más que una hora,
badas o desaprobadas, según una escala que va del y los has igualado con nosotros, que hemos soportaclo cl
,.bien, al umal,, y de lo njusto, a lo uinjusto,,. Un com- peso del día y del calor.
portamiento que sobresalga por cada uno de los dos ex- Mas él por respuesta dijo a uno de ellos: Amigo, y() n()
tremos de esta escala podrá evaluarse como nsublime, o te hago agravio: ¿no te ajustaste conmigcl cn un clcrr¿u'io?
Toma, pues, lo que es tuyo, y vete: yo qtricro clul u ('slr',
"abominabler. bien qtte sea el último, tanto como a ti.
. Ninguna serie de acciones es éticamente neutra, ¿Acaso no puedo yo hacer de lo núo l<¡ que qtricr'o?, ,'q,
ha de ser tu ojo malo o envidioso, porque y() s()y l>trcno,'
ni siquiera cuando el juicio moral no parece pertinente. El (Mateo, 20, 8-13.)
papel cinematográfico clásico del ex-policía vengador (en-
carnado por Charles Bronson o Clint Eastwood) que ejecu- En esta parábola las acciones del propietario son in-
ta brutalmente a malhechores odiosos al margen de la ley, compatibles con la norma hoy teóricamente indiscutida en
constituye un ejemplo de conflicto ético: actúa ubien" des- el mundo occidental, "a igual trabajo, igual salarior. Los
de el punto de vista de quienes sufren agresiones de los fo- obreros que llegaron primero plantean la ruptura ética al
rajidos pero actúa umal, desde el estricto punto de vista reprochar al amo que haya atropellado el principio de equi-
del orden social v leeal. dad. De hecho, en la edición del Nuevo kstantento publi-
104 LINGÜISTICA DE LOS TE,XTOS NARRATIVOS LA ACCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN 105

cada en Barcelona (Herder, 1890) se subraya dicha ruptura se puede asociar la estructura mínin-ra de la secuencia na-
marcando en cursiva dos conectores concesivos (no obs- rlatir¡a que hemos del'inido en el capítulo 5) nacen preci-
tante, bien que sea el tiltinrc), cuya función es precisanten- s¿rrnente de la necesidad de nn orden lógico entre las ac-
te indicaf que dos normas o dos mundos entran en coli- ciones superpuestr¡ al orden [emporal.
sión. Y es qr-re las parábolas evangélicas pueden caracteri- Ahora bien, como sr,rbraya P. Riceur comentando el
zarse, efectir,¿rmente, por ese conflicto de normas que los nrencionado pasaje de Aristóteles, la relación de causali-
apóstoles del cristianismo anuncian. Para presentarlas de clad y de probabilidad entre las acciones humanas que se
modo didáctico, recurren al relato. suceden no corresponde tanto a las vivencias mismas
En novel¿rs como Ana KarertinA, Madanrc Bovary o La como al trabaio de redescripción de la realidad que reali-
Ilcgenta, la intriga está basada en que los deseos y los sen- zamos al relatar (pues, uel mundo depende de sus rela-
tintientos de las protagonistas se oponen a ias normas mo- tores o ).
r'¿rlrrs intperantes en los medios sociales en que les ha toca- En el relato literario, muy especialmente, el encadena-
clo vivit'. miento causal de los acontecimientos es el resultado de
Por el contrario, la estructura canónica de los cuentos una construcción poética:
de hadas, de las novelas rosas y de los llamados uculebro-
nes> se basa en conclusiones morales cuya r-rtilidad ha de- [...] Si la sucesión puede subordinarse de este modo a
alguna conexión lógica, es porque las ideas de comienzo, de
mostrado el sicoanálisis: los nbuenos> son siempre recom- medio y de fin no se toman de la experiencia: no son rasgos
pensados, mientras que.los umalos> Son castigados sin con- de la acción efectiva sino efectos de la ordenación del poe-
templaciones. ma (P. fuceuL 1983, trad. esp. 1987, pág. 9ó).

Con todo, los autores de epopeyas de la Antigüedad, y


8.4. La unidad de acción también algunos teóricos modernos, consideran que la
UNIDAD DE TrEMpo único- y la uNlonD DE AcroR
Aristóteles afirmaba que para que haya relato debe ha- -período
único- bastan para garantiz.ar la r-rnidad
ber nunidad de acciónr: -protagonista
de la acción. Veamos estos dos casos.
Es preciso, por tanto, que, así como en las demás attes
imitativas una sola imitación es imitación de un solo obje-
to, así también la fábula, puesto que es imitación, lo sea de 8.4.1. Ux rrEMpo úxrco (cnóxrcas y ANALES)
una facción] sola y entera y que las partes de los aconteci-
mientos se ordenen de tal suerte que, si se transpone o su- Texto 19: Junio de 1997
prime una parte, se altere y disloque el todo (Poética, trad.
esp. 1988, pág. 157). 16. Inicio de la cumbre de la Uni(rn Europca cn Arns-
terdam.
Esto significa que no basta con que las acciones se su- 21. Joaquín Almunia, elegido secretario general dcl
cedan Llnas a otras para que haya relato, sino que su enca- PSOE en el 34." congreso del partido.
denamiento debe ser CRONO-LÓGICO, esto es, debe existir en- 25. El Congreso pide el traslado del Guentica'a Bilbao
tre ellas una relación de causalidad para que formen un y de la Dama de Elche a Alic¿rntc, denegados por los respec-
todo, es decir, deben tener (comienzo, medio y fin" (op. tivos patronatos de los museos donde se cxponen.
cit., pág. 215). 26. La Comisión Europea expedienta ai Gobierno es-
pañol por violar el Tratado dc Roma con la ley digital.
Las tres partes a que se refiere Aristóteles (con las que
LA ACCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN 107
106 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
a España, ocupó de nuevo el Rectorado de la Universidacl,
28. El Barga gana la Copa del Rey. Anguita expulsa hasta que le sobrevino la muerr-te, el 31 de diciembt'e cle
Nueva Izquierda de la dirección de Izquierda Unida' 1936.
30. El novelista Juan Marsé gana el Premio Rulfo.
J. GrBcÍ¡ LópEz, Historia de la Literatura Españolu,
Barcelona, Vicens-Vives, 1964, pírg. 550.
En estos anales sólo el lazo temporal une los sucesivos
hechos referidos. Se cita cierto número de acontecimien-
tos, diversos agentes realizan diferentes acciones en distin-
En esta breve biografta se presentan una serie de acon-
tos lugares. Ningún proyecto común motiva la sucesión de
tecimientos que se suceden unos a otros. Se trata de un ac-
acciones (pasa x, después pasa Y). Se trata de una simple
tor único ciertamente, del que se citan los elernentos más
destacados de su biografía. Pero aunque se sugieren rela-
enumeración cronológica de hechos. La relación de accio-
ciones de causa-efecto entre algunos hechos, éstas surgen
nes y acontecimientos que se han desarrollado durante una
sobre todo de la reconstrucción que realiz.an los lectores
unidad de tiempo no garantiza la unidad de la acción, por
qlle conocen el período histórico en que se desan-olló la
lo que las crónicas y los anales no pueden ser considerados
vida de Unamuno. No parece que haya voluntad o motivo
relatos. Diremos, con Aristóteles:
para actuar en esta enumeración de hechos.
Las composiciones [la historia] no deben ser semejantes
Esta manera de presentar una biografía es propia de las
a los relatos históricos, en los que necesariamente se des- obras didácticas en que el objetivo es informativo y las es-
cribe no una sola acción sino un solo tiempo, es decir, todas trategias dominantes, explicativas, sin que haya un proyec-
las cosas que durante él acontecieron a uno o a varios, cada to de construir un relato en torno a la vida de los autores
una de las cuales tiene con las demás relación puramente o artistas que se estudian. En estos géneros la organización
casual (Poética, trad. esp. 1988, pág. 215). dominante es la nemclóN DE acctoxes (cf. capítulo 10).
Pero una biografía, claro está, puede convertirse en re-
lato cuando se pone el acento en la relación causal entre
Elemento <2> para caracterizar la acción en el nrmro los acontecimientos que marcan un¿r vida, así como en slls
componentes problemáticos. G. Genette, además, afirma
Un tiempo único no basta para garantizar la unidad de la acción. que la creación de una intriga, ya se trate de hechos de fic-
ción o realmente sucedidos, da al texto un carácter: estéti-
co (adquiere su literariedad por Ia "mise en fiction et/ou en
diction", 1991, pág. 38).
8.4.2. Ux ncron úNlco (etocnaFÍ¡s)

Texto 2Oz La vida de Miguel de Unamuno Elemento <3> para caracterizar la acción en el nelnro

Don Miguel de Unamuno cumbre de las letras La presencia de un actor único no basta para garantizar la uni-
españolas en el siglo xx- -figura
nació en Bilbao ( 1864). Estudió dad de la acción.
Filosofía y Letras y obtuvo Ia cátedra de griego de la Uni-
versidad de Salamanca, ciudad a la que había de considerar
como su segunda patria. Nombrado Rector, fue destituido
por motivos políticos y más tarde Ia Dictadura-
-durante
se le desteró a la isla de Fuerleventura, de donde huyó para
irse a refusiar en Francia, residiendo allí hasta 1930. Vuelto
108 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ACCIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN 109

8.5. La transformación Como hemos subrayado, a diferencia de los textos que


indican procedimientos, en los relatos se crea una intriga
Aunque no garantice la unidad de la acción, la presen- (cf'. 5.3). En los primeros, además, se sigue estrictamente el
cia de un actoi(por lo menos) es imprescindible en el re- orden cronológico, mientras que en los segundos puede al-
lato. Pero esta presencia sólo es pertinente si se pone en re- terarse el orden de los acontecimientos de la historia con-
lación con otros colnponentes que iremos presentando su- t ¿rda.
cesivamente: la TRANSFoRMACIÓN de los predicados que ca- Lo textos que indican procedimientos se caracterizan
racterizaban la situación inicial en los nuevos predicados por contener lo que denominaremos una DESCRIICIóN DE
que determinan Ia situación final. Esta transformación se (cf. capítulo t0):
^ccIoNES
desarrolla en el rl¡,n¿po (cf. capítulo 9)' 'fexto 21: Pastel de papas y espinacas
siguiendo de nuevo a Aristóteles, diremos que en todo
relato es reconocible una estructura ternaria que represen- 1 kilo de papas; 1 cucharada de accite; I kilo de espina-
taremos de este modo: ca',2 huevos; 3 cucharadas de queso ralladcu 1 pizca de sal;
nucz moscacla; manteca.
18. La estructura ternaria del relato Hacer hen,ir las papas sin pclar; preparar un puré reem-
Cuadro plazando la manteca por cl aceite, condimcntar a gusto. Ha-
cer saltar las espinacas previamcnte hervidas, agrcgarles los
srru¡cróu TRANSFoRmecrÓN srruacrÓru hucvos y cl queso rallado, sal y nuez moscada, a gusto.
INIcIAL (realizada o sufrida) FINAL Cubrir con el puré una fuente para horno, agrcg¿rrlc la
preparación de espinacas v cubrir con el resto clcl puré, en-
ANTES PRocESo oesPuÉs cinla colocarle unos trocitc-¡s de mantcca. gratinar en horncr
bien caliente.
(comienzo)) <partes intermedias" "fin" La perf ec'ta ct¡cittera l)cl'trat.ta, Ed. Mcrcurio, Lima.

E,sta estructura ha de diferenciarse de otra estructura E,n este texto, desde el punto de visl¿r de la composi-
ternaria muy semejante, la que se configura en textos como ción, distingr*rimos un esquema textual o estructura tipifi-
c¿ida qr-re articula, por una parte, Lln¿l descripción lista de
recetas de coc.ina o instrucciones de montaje (que algunos
autores, en el momento álgido de la narratología, llegaron los ingr-edientes ),, por oLra par[e., una descripción de ac-
a considerar como relatos): ciones ordenad¿rs. Esta serie sucesiva de ¿icciones adquiere
un valor de actos ilocutivos de orden. Por todo ello no pue-
de trablarse en el caso de la receta (ni de otr-os textos per-
Cuadro 19. La estructura ternaria de la receta tenecientes a géneros semejantes) de transformación na-
lrativa.
srruacróN TRANSFoRMncIÓtt srrulcrÓH
rNrcIAL (etapas sucesivas) rluer
Elemento <4> para caracterizar la acción en el nelnro
ANTES PROCESO OT,SPUÉS
La transformación de un actante mediante una serie de acciones
Lista de los Preclicados deacciones Nombre y/o foto no constituye un relato.
ingredientes (infinitivos o imperativo) del plato realizado
LA ACCION Y LA 'TRANSITORMACIÓN
1 10 LTNGLIÍsrICA DE t.os rEXTos NARRATivoS 11 1

El mec¿rnismo de ia transf'ot-mación en el t-elato in-rplica Así, en este texLo, l¿r repeLic:icin-progresión c1r-reda ga-
la existencia de un nudo que desencadene la intriga, tal r-anLiz.¿td¿r t¿rnlbién por- sr-rsLittrción lelxica, ¿1 tr'¿rr'és cle ias
cromo hemos explicado (cf. capítulo 5), de Inanera que las sucesir,¿rs denonrin¿rcioncs que lecibe ei ac[ol principerl
(cf . 4.2.2)
acciones que se desat-roilan constituyan un todo global.
Así, en ios textos 4 y 5, que han servido de base par a la
presentación de la secuencia narrativ¿r, la transf'ormaciórr
de la situación inicial a la situación final se proch-rce a tt'a-
vés del coniunto nr-rdo-desenlace.
En el poenra (texto 5) la tr-ansformación no puede ser
n-lás absoluta: el nrtrndo estable del principio desaparece
por completo. En cambio, en nEl cautivo, (texto 4) no hay
transfot'mación de la vida de los padres, pues el hijo rapta-
do hace años se rnarcha después de qr-re aquréllos cl'eyel'an
reconocerlo. Pero la tr-ansformación se ha producido en la
mente y el corazón del cautivo (y quizii esté ahí el verda-
dero relato, como sugiere el comentario fi¡al). El segundc>
cautivo, tras los acontecimientos relatados, y¿t no puede ser
igtral al primer-o.
Las transformaciones del per-sonaje vienen expresadas a
lo largo del texto por las denominaciones sucesivas que re-
cibe, que podemos sintetizar en un nue\¡o cuadro.

Cuadro 20. Designaciones sucesivas de "El cautivo"

Primera secuencia

chicc>
I

v
indio <cautivo 1>
I

V
hombre
I

V
hijo Segunda secuencia
I

L-> ilclio <cauti'o 2>


CapÍrulo 9

EL TIEMPO

En la larga reflexión que P. Riceur desarrolla a lo largo


tle su obra sobre el tiempo y el relato, que ya hemos citado
('n varias ocasiones, el filósofo explica cómo el narrar cons-
tituye una suerte de reflexión sobre el lugar que ocupa el
lrombre en el tiempo. Casi puede decirse que, a través de
los cuentos, los niños empiezan a captar la complejidad del
tiempo, y que los adultos, mediante las historias que refe-
rimos o inventamos, nos interrogamos sobre nuestra his-
toria personal y sobre la Historia. En ambos planos perci-
bínlos, sin acabar de comprenderla, la paradoja de una
iclentidad constante (el nombre, el conjunto de rasgos per-
rnanentes; los problemas fundamentales que subsisten si-
glo tras siglo) que coexiste con la transformación (el enve-
jecimiento de los individuos, la evolución y el progreso de
las comur-ridades humanas).
En el discurso que recrea las acciones y las transforma-
c:iones, el marco temporal se representa por medios lin-
qr-iísticos. Como recuerdan Franco Brioschi y Constanzo di
Girolamo, (en ningún género del discurso es tan funda-
nrental la categoría del tien-rpo como en la narracióno
(1988, pág.213). Por ello los relatos ocupan (o convendría
que ocuparan) un lugar importantísimo en el aprendizaje-
cnseñanza de las lenguas y en la formación de las personas.
Estas consideraciones nos llevarán a exarninar con cier-
to detenimiento los elementos que expresan la temporali-
clad en los textos narrativos en lengua española (las nmar-
cas> temporales), sin abandonar una opción metodológica
114 LrNGüÍsrtcA DL, I-os rExlos NARRATIvoS EL TTEMPo 1 15

que se h¿rbr'¿i Lal vez adver[ido c-t't ott'os ci,tpíLtrlcls, estct es, la Los tiempos verbales, por lo tanto, son DEÍcrICOS o ele-
presenl¿rción de coruponentes lirtgr-rísticcis en el plitno loc¿il rncrn[os lingüísticos af'erentes a la enunciación, esto es, srr
(tenicndo siempr-e prcsente que fot'lltan palte ..le la unid¿rd- r rrlor semár-rtico depende de la relación del tienrpo que rn¿l-

tcrto) tr)at'¿r acloplzrt', en tin segttnclrt tiettrpo, tltl punto de nif iestan con el momento en que (se pone a funcion¿rr l¿r
visL¿r r-nirs global. It'l-l9tl? >
.

Ctr¿rndo se refier-en sucesos de la vida cotidiana, per'()


t:rmbién en los diarios íntimos y en alsunos relatos cle lic-
9.1 . La expresión lingüística del tiempo ,'irin (cf. 9.1.4), se toma conto momento de ref-erencia el
¡rlesente de la enunciación (que denominaremos a partir'
La identi{'ic-¿ición de las (marcas enuncialivas, (tempo- tlc ahora ME). Presentamos en los cuadros 2l y 22 Ios
rales u otras) constituyó durante algún tiempo, en España tlt:ícticos que indican ese ntomento, y los que sitúan accio-
y en Francia, el principal método de apt'oximación a los ncs en relación con é1, respectivamente. En los cuadros 23
textos por: parte de los lingüistas y profesores qLte enlpeza- y 24 se presentan los elemen[os que indican un momento
ban a estudiar y aplicar ios planteamientos enunciatir¡os. .lt ¡'efercncia distinto al ME, y los que sitúan las acciones
La p,xut'tcIACIóN (que evidentemente se manifiesta en el dis- t'n relación con aquéI.
curso mediante marcas o huellas lingüísticas) es uno de los Hemos optado por la denominación oRGANTzADoRBS
componentes de los textos (cf. capítulo 3 y capítulo 11) l)orque estos elementos constribuyen a ordenar y ierarqui-
pero comprender su funcionamiento exige un enfoque más z.¿ir- las acciones del relato (y reserryaremos para algunos

global que ponga en relación el producto texto con la si- ,'lementos que manifiestan el aspecto verbal la denomina-
tuación de comunicación en que éste surge (cf. conclu- t'ión de uaRc¡DoRES, cf. 9.1.3). La lista que presentamos no
siones). ¡rretende ser exhaustiva, pero hemos tratado de recoger los
nrás ci[ados en las gramáticas del español (cf. referencias
bibliográficas). Hemos incluido algunos organizadores
9.1.1. La ENUI{cIACIóN Y EL TtEMPo (lue aparecen en los ejemplos de este libro, indicando el nú-
rnelo del texto en que aparecen, entre paréntesis, con ca-
La enunciación, en las muy conocidas palabras de Émi- r'¿rcteres en negriLa , y, si es necesar-io, acompañados de un
le Benveniste, es <este poner a funcionar la lengua me- pequeño fragmento. Las cot-respondencias entre organiza-
diante un acto individual de utiiización" (1971, trad. esp., clores que indican que el momento tomado conlo referen-
1993, pág. 83). E,sto significa que cada vez que un nyo, ha- t:i¿r es el de la enunciación o no lo es se presentan en el
blante toma la palabra en un naquí, y un nahora, aparece cuadro 25.
una SITUACIÓN DE, ENUNCIACIÓN. A su vez, de dicha situación Obser-varemos que son menos numerosos los or-ganiza-
nace el rtEttpo LINGüÍsrlco: clores que apar-ecen en el conjunto de los ejemplos de este
libro en los cuadros 2l y 22 (acciones en relación con el
Poclría crccl'se que la temp<lralidad es Lln ntarco innat<r ME) que los de los cuadros 23 y 24 (acciones desligaclas
del pcnsamicnto. Es producida en realidad cn )'por la cnun- tlcl ME,). Esta diferencia obedece, -sin duda, a la condición
ciaci<in. Dc l¿i cnunciación proccde l¿r inst¿tur¿rción dc la ca- rie textos escritos que, por razones obvias, tienen los ftrag-
tcgor'ía del prcscntc y de l¿i c¿rtcgor'ía del pt'cscnte n¿rcc la ca- nlentos seleccionados.
tcgor'ía clcl ticnipo. El prcsentc cs ptopiamente l¿r fucntc del Conviene hacer algunas precisiones respecto a los prin-
tiempo" (ibid.). cipales organizadores del cuadro 21 (ahora y hoy), pues
no siempre tienen el mismo valor-. En el texto 6 (ahora [...-]
116 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXToS NARRATTVOS EL TIEMPO rt7
ha tomado las riendas) y en el texto 7 (hoy sabemos con Cruadro 22. Referencia relativa al momento
seguridad que se trata de una bonita leyenda) estos or- de la enunciación (a la situación o contexto)21
ganizadores se refieren al ME,. Ambos textos pertenecen a
subgéneros periodísticos, por lo que en ambos casos la se- Anterior al momento de la enunciación
cuencia narrativa aparece en el curso de una interacción a) Precisa
con los lectores, que se desarrolla en un presente que de- Ayer (28,34)
nominamos, siguiendo a E. Alarcos Llorach, AMPLIADo: Anoche (34)
(una línea formada por la sucesión de varios sucesivos pre- El pasado lunes (28)
El domingo por la noche (35)
sentes abstractos" (1970, págs. 28-29). Además de ayudar- Anteayer
nos a captar un concepto inasible (el presente es un punto Esta mañana
en el tiempo que se desvanece a cada instante), el npresen- b) Aproximada
te ampliadoo permite comprender el ahora del texto 6 y el Antes
hoy del texto 7, y también explicar el funcionan-riento de Hasta hace poco tiempo, hace unos once mil años (7)
los tiempos del relato en español (cf. 9.1.4). fface mucho tiempo (8)
En efecto, en ó, el ahora en que Steffi Graf es la nú- Al final de la semana pasada (15)
mero uno del tenis femenino es un período amplio qr-re El otro día
incluye el momento en que se publicó el reportaje: en el (Antano)
presente ampliado en que redactamos este texto, ahora, la
2. Ulterior al momento de la enunciación
número uno es Martina Hingis, pero es posible que en el a) Precisa
momento en que esto sea leído la núrmero uno sea otra. Mañana
E,n el texto 7 el hoy se entiende como un amplísimo Pasado mañana
presente que se opone a ia época de la explicación legen- Dentro de una hora, dos días, tres semanas...
daria, y ese hoy constitr-r.ye el punto de ref erencia de hasta b) Aproximada
hace poco tiempo. Después
En cambio, los dos ahora del texto 24 corcesponden a Dentro de unos meses, años...
la manifestación explícita del ME del narrador que comen- Un día de estos
ta 1o relatado (ahora sé más), mientras que el ahora de los Cuando + presente de subjuntivo
textos 25 y 26, y eI auiourd'hui del texto 42 constitr-ryen
una discordancia aislada en un contexto de pasado, por in-
tersección de los tiempos de la historia y del relato (cf.
9.1.5 y ll.2). Hemos incluido en los cuadros las formas re- 9.1.2. Los oncaNrzADoRES TEMpoRALES DEL RELATo
lativamente desusadas HocANo y numño.
También podemos contar ndesligando, 6 oseparando,
el relato del momento de la enunciación y tomando otro
Cuadro 21. Momento de la enunciación
23. Segrin los autores, el marco espacio-temporal en que se produce
Ahora (6, 24, 26 maintenant en el original francés) una enunciación es denominado slrulctóN o CoNTEXTo; a cada una de di-
chas opciones corresponden los térrninos coNTEXTo o corEXTo, respectiva-
Hoy (7, 28,42: aujourd'hui en el original francés) mente, para designar el entorno verbal. Nos sen,iremos en general de las
En este momento, esta temporada, estos clías... rlcnominaciones conterto (extraverbal) y cotexto (r'erbal), más implantadas
(Hogaño) en el ámbito de la linsüística textual.
118 LINGUÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
EL TIEMPO 119
momento de referencia, por ejemplo (en 1973>, y es el Cuadro 23. Referencia temporal absoluta
modo en que se expresa el tiempo en la mayoría de los re-
latos. Esto no significa que lo que se cuenta no tenga re- 1. Precisa
lación con el momento de la narración, pues el vínculo El 15 de junio (16)
existe siempre implícitamente: es evidente (aunque no lo El 31 de diciembre de 1936 (20)
1864 (20)
digamos) que I973 [ranscurrió hace veinticinco años. De A las 21.45 horas (34)
hecho, a veces calculamos la edad de una persona a partir 2. Aproximada
de lo que nos refiere del pasado, aunque nada diga sobre Una vez / Érase una vez / Había una vez (29)
el pr-esente en que está usando la palabra. Igualmente, Un día
Después de un malón (4)
cuando un relato se sitúa oen la Edad Media, o <en tiem- Cuando chico (4)
pos de los Médicis, sabemos ubicar esos puntos de refe- Una mañana (13) / Una noche (27)
rencia respecto a la actualidad; en fin, como hemos recor- En los años 50 (15)
Durante la Dictadura (20)
dado, Benveniste afirma que del presente nace la categoría
del tiempo.
Pero Io que caracteriza eI modo de narrar udesligado"
es que se haga <como si, no hubiera relación con la actua- Cuadro 24. Referencia temporal relativa al cotexto
lidad, o mejor dicho, de manera que la actualidad sencilla-
mente (no cuente". Con todo, veremos que no se trata de 1. Anterioridad respecto al momento de referencia
una tarea fácil, pues, de una forma u otra, el presente de la a) Precisa
Aquel día (antes del momento de referencia)
enunciación narrativa e incluso el presente de la reconfi- La víspera
guración en el momento de la lectura asoman a veces en el Antes de: Antes de responder (8)
discurso subrepticiamente (cf. 9. 1.5). b) Aproximada
Unos días, meses... antes de:
Lo que deseamos subrayar aquí es que para contar des- Poco antes de necesitar a¡ruda médica (1ó)
ligando lo contado del momento de la narración, la lengua 2. Simultaneidad respecto al momento de referencia
dispone de organizadores específicos. Unos indican cuál es En aquel instante (4)
En ese instante (25)
el momento que se toma como punto de referencia absolu- Entonces (7) lY fue entonces cuando (25)
to, mientras que otros permiten situar ias acciones respec- Por esas fechas (33)
to a dicho momento. a
En aquel minuto, en aquel segundo (38)
Ulterioridad respecto al momento de ref'erencia
Algunos de estos organizadores se utilizan en los dos J.

a) Precisa
modos de contar. E,s el caso de los adverbios ANTES y DES- Aquel día (después del momento de referencia)
puÉs, por ejemplo. Pero cuando contribuyen a constituir un El día cuarenta y uno (13)
punto de referencia absoiuto o son relativos a otro mo- Al día siguiente / El día siguiente (27)
Dos días, una semana, un año después/más tarde
mento deben ir acompañados de un complemento (des- b) Aoroximada
pués de un malón, texto 4). Al cabo de los años (4)
Al cabo de mucho tiempo (29")
Luego, con el tiempo (7)
Más tarde (13)
Cuando + subjrrntivt-r:
Cuando precisara llamarla (11)
Cuando hubiera terminado sus negocios (17)
Después de (+ elemento sustantivo):
Después [de semanas de navegaciónl (27)
t20 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL TIEMPO 121

Podemos resumir así los organizadores de base qLle per- pecto la nrpERnECTrvrDAD y la rEnnECTrvrDAD. A difer-encia del
miten siluar una acción de uno u otro modo respecto al presente y del pretérito imperfecto (cf. 9.1.4), el pretérito
momento de la enunciación: indefinido y el pretérito perfecto son ambos perfectivos,
¡ror lo que el uso de Llno u otro en el relato no depende de
Cuadro 25. Correspondencias entre los organizadores rrna diferencia de aspecto. Se distinguen, como veremos,
que indican que el momento de referencia lcmporalmente, pero es qr,iizá el ntatiz resultativo acentua-
es la enunciación (A) o no lo es (B) clo del pretérito perfecto el que impone ciertas restricciones
para su Lrso en el relato, ya que dicho matiz le confiere un
carácter narrativo débil (cf. 6.1 y 9.1.4).
Hoy Aquel día Además de estos parámetros de base existen otros mo-
Esta mañana Aciuella mañana clos de presentar el proceso. Las opciones aspectuales en la
Ayer La vísperar lecreación de las acciones que configuran una intriga tam-
Mañana Al día'sisuiente
Antes Antes del-. bién están relacionadas con las modalidades de la enuncia-
Después Después de... ción narrativa (cf. capítulo 11).
E,n el cuadro 26 proponemos una lista de elementos
que manifiestan el aspecto del proceso. Como en el caso de
9.1.3. El aspEcro DE LA ACCróN los organizadores temporales, no tenenemos ninguna pre-
tensión de exhaustividad y también en este cuadro incluire-
Las acciones, además de sucederse, constituyen un pro- I mos ejemplos que aparecen en los textos que ilustran este
ceso que transcurre de un modo determinado que es su AS-
I
estudio. Distinguiremos seis modos diferentes del proceso,
PECTO, TIEMPO INTERNO O IMPLICADO. y para cada uno de ellos, varias categorías lingüísticas.
Desde la perspectiva de la narratología, algunas de las
modalidades de representación del tiempo se relacionan es- Cuadro 26. EI aspecto del proceso
trechamente con el aspecto verbal. Así, una de las categorías 1. Incoativo / Instantáneo
propuestas por G. Genette para describir la organización a) Marcadores: de repente; al instante (l); de pronto (4);
temporal en el relato es la FRECUENCn (junto con las de nu- de golpe (25)
RACIóN y oRDEN, cf .9.2). La frecuencia <tiene que ver con la b) Perífrasis verbales: empezar a; empez¿lr con (cmpcz<i
capacidad o la disponibilidad manifestada por el narrador con, 7); comenzar a (comenzó a, 14); ccl-rar n (cchri :r
para realzar Ia repetición de ciertas acciones, desvanecer ese andar, 25); ponerse a; estar a punto de (estaba a pun-
carácter r-epetitivo, ceñirse a la singularidad de la ocurrencia to de sucumbir,4l)
de los acontecimientos o evocar anafóricamente eventos sin- 2. Habitual
gulares, (Diccionario de narratología, 1995, pág. 109). a) Marcadores: cada; a menudo; con frecuencia; todos los
Aunque el aspecto se expresa en nuestras lenguas ro- días; uso del pretérito imperfecto (vivían, 7; mataba, 8)
mánicas por medios muy heterogéneos (de extrema rique- b) Léxico: soler (solían, 7)
za en español), el núcleo centr-al de los valores aspectuales a
-). Durativo
se halla en el verbo, que los lleva inscritos en el paradign-ra a) Marcadorcs: por; durantc (durante una década, 6; du-
de los tiempos, en las perífrasis auxiliares y también, en rante tantos años, 25; durante el resto del recital,34;
palte, en su significado léxico. durante una cena privada, 35); todavía (f 3); aírrl' (24);
Los diversos planteamientos sobre la categor.ía aspec- desde... hasta; siempr"e (siempre creía que la robaban,
tual cc¡inciden en considerar parámetros básicos del as- 30); nunca (42'); iamás; en mi vida; toda la vida.
EL TIEMPO t23
t22 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
Además de los elementos lingüísticos convencionales,
Cuadro 26. (Continuación)
t'n la recreación discursiva de las acciones se pueden utili-
il
b) perífrasis: cstar/andar/seguir + gemndio (lo estaba ya z¿rr otros medios, algunos de ellos directamente relaciona-
atendiendo, 11; siguió oyéndolo, 25; siguió nave- clos con la oralidad del lenguaje, como son, por ejemplo,
gando durante semanas y más semanas, estábamos las onomatopeyas y las palabras motivadas para expresar
balanceándonos, 27; están [...] midiéndose las ar- ti
l:-t iteración. En la obra del escritor francés Louis-Ferdi-
mas, etc., 36); no hacer más que (no hacen más que I
nand Céline, por ejemplo, tales recursos son progresiva-
dormir, 8); llevar + gerundio (ambos lllevaban] trein- l
nrente más frecuentes y de una riqueza extrema. Propon-
ta años viviendo en Londres, 12) I
¡¡ dremos los siguientes fragmentos de dos de sus novelas:24
jr
4. Repetitivo / Iterativo 'fexto 22
a) Marcadores: otra vezi de nuevo (ocupó de nuevo el
Rectorado,2O; nos encontramos de nuevo, 39); pre- elles chichitaient?. .. repllac! et reptaf'!
fijo re- (¡replaf! Y ¡rePlof!,22')
b) Perífrasis: ir + gerundio (fueron arrancando, 34) D'un chateau l'autre, París, La Pléiade
c) Léxico: verbos con el sufijo -ear: repiquetear, menea4 (Rontans II), 197 | , pág. 253.
remoloneal festivalear, españolear; nombres con el su-
fijo -eo: devaneo, parloteo (25); cotilleo Texto 22'

5. Transformativo ¿se ponían tontas?... ¡replaf! y ¡replof!,


a) Marcadores: cada vez más / menos / mejor / peor De un castillo a otro, trad. de Carmen Kurtz,
(cada vez más, 7)
Barcelona, Lumen, 1972, pág. 322.
b) Perífrasis: ponerse (se puso triste, 3); volverse (se vol-
vió malo y sanguinario, 8); transformarse (transfor- Texto 23
mado en perezoso tzanza, 8) ir(se) + gerundio (se
iban apozando, 13; irse elevando poco a poco, 14; voici bien quatre heures qu'on bringuebale... ramponne et
fue apareciendo el rostro de Sanz, 34); pasar a; ha- vas-y... brang!... sür, y a eu des rails coupés... rajoutés... ah!,
cerse (haciéndose cada vez más perceptible, l4);
convertirse (se ha convertido, 34) Rigodon, o¡t. cit., pág.739.
c) Léxico: acrecentar (se acrecentaron, 34)
Texto 23'
6. Terminativo / resultativo
a) Marcadores: ya (ll, 17, 42'); ya no (4); al fin (4, l8); llevamos columpiándonos cuatro horas... choc¿i quc chocrl...
b) perífrasis: venir/llegar a + infinitivo; (una vez) + parti- ¡chang!... vaya, segur-o que habían corlado los raílcs... ¡y los
cipio / forma temporal compuesta, formas denomina- habían cambiado!... iahl...
das de ,,participio absoluto" (estafada por su padre,
Rigodón, trad. de José Elías, Barceloner,
6; Una vez reedificado el templo, 14; Una vez hubo
Barral F,d., 1971, pág. 35.
llegado a Casablanca, 17; Puesto el sol, Venidos, 18;
Nombrado Rector, Vuelto a España, 20; una vez er-
guido, 32); llegar a; acabar de + infinitivo (como si
ácabase de dar en ella su último golpe, 14; acabá'
bamos de llegar a nuestro destino, 27); tener/lle-
var/quedar/dejar + ParliciPio 24. Proponemos también cl texto f'rancés para qLle pucdan aprcciar-
se las manifestaciones de la oralidad en el orieinal.
c) Léxico: resultar

t
t24 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL rrEMPo 125

9.I.4. Los rts,tr,tPos vERBALES ,l..'l momento de referencia en el que se pone en marcha el
rt'l¿rto (mediante el desencadenante del nudo):
En la conversación cotidiana podemos contar utilizan-
do tiempos del pasado, pero también, con frecuencia, lo ll'xto 24: ¿Lo que me ha pasado o lo que me pasó?
hacemos en presente, ya que, al ser una forma no marca-
da, puede expresar el pasado y el futuro, como se explica Hay un grado de irrealidad en lo que a mí me ha pasa-
do, y además todavía no ha concluido , o quizá debería em-
en las gramáticas.
plear otro tiempo verbal, el clásico en nuestra lengua cuan-
Referir lo ocurrido en presente es una forma de dar do contamos, y decir lo c¡ue tne pasó, aunque no esté con-
más viveza y animación a lo que se cuenta. Como es una cluido. Tal vez ahora, al contarlo, me dé la risa. Pero no lo
forma imperfectiva, el presente sugiere una temporalidad creo, porque aún no es remoto y mi muerla no habita en el
abierta y produce un efecto de movilidad. Además, esta for- pasado desde hace mucho ni fue poderosa ni una enemiga,
ma de referir suele implicar también la inclusión de diálo- v sin duda tampoco puedo decir que fuera una desconocida,
gos (pasados) que se (presentificano mediante la dramati- aunque supiera poco acerca de ella cuando murió en mis
zación'. quien relata va desempeñando los distintos papeles brazos sé más, en cambio-.
-ahora
de aquellos cuyo diálogo cita así directamente. Jar,'t¡R M¡RÍRs, MaÍtctne en la batallct piensa ert nú,
Impregnada de afectividad, la narración en presente Madrid, Alfaguara Bolsillo, 1997 (2.^ ed.), pirgs. 12-13.
obedece al objetivo pragmático de transmitir la emoción al
interlocutor o al narratario, conmoviéndolo mediante una El pnErÉRITo INDEFINIDo es, en efecto, el rteupo DE LA NA-
puesta en escena de lo sucedido. Se recurre entonces a di- trtrnctóu )', en español, a diferencia del uso actual en fran-
versos procedimientos de Htpouposls, que la retórica clási- .'ós,2ó se utiliza también cuando se relata tomando como
ca incluye entre las figuras de la elocución. Tales proce- prrr-rto de referencia el momento de la enunciación. Ahora
dimientos permiten seguir el consejo de Aristóteles: nEs bien, aunque exista esa relación, el uso del pretét-ito indefi-
preciso estructurar las fábulas y perfeccionarlas con la elo- niclo implica que la acción recreada se sitúa en un nperío-
cución poniéndolas ante los propios ojos lo más vivamente rlo concluidou, aunque sea cercano en el tiempo. De mane-
posible, (Poética, trad. esp. 1988, pág. 187). ra que organizadores como <oyer>, nla semana pasada,
También en los relatos escritos, literarios, periodísticos (cuadro 22) exigen el uso del pretérito indefinido.
o de otros géneros (especialmente en el diario personal) se Por- eso el narraclor del texto 24 d,ebería decir
"Io que
narra en presente, que, cuando se usa así, es denominado nre pasór, si refier-e el hecho trágico e inesper-ado (la muer-
<presente histórico, en muchas gramáticas. Nos parece tc de Marta durante los primeros juegos de su primer en-
que, incluso si se trata de relatos de Historia, el presente t'uentro amoroso) ocurrido probablemente varios días, sc-
confiere siempre más emotividad a lo relatado. En cam- nranas o meses antes del momento de la enunciación nan'¿r-
bio, cuando se recurre a los tiempos del pasado, se (neu- tiva. Pero puede decir ulo que me ha pasado, si sitúa lo
traliza la presentificacióno (P. Riceur, 1984, trad. esp. ocurrido y todas sus consecuencias (consternación, descon-
1987, páe. 133). crierto, interés creciente e investigación en torno a la familia
En la mayoría de los relatos en lengua española se re- de Marta) en un período temporal todavía abierto, en un
curre al pretérito indefinido (también llamado pretérito
perfecto simple y pretérito perfecto absoluto)2s para expre- 26. El ticrnpo comespondiente, el passé sintple, no se usa general-
rrrcnte en el rc'lato oral que toma como punto de referencia el momento de
sar las diferentes acciones que se van sucediendo a partir
la enunciación (aunque los estudios actuales demuestran que se halla mu-
eho más vivo dc lo que pudiera parecer, por ejemplo, en los medios de co-
25. Ct. nota 22. municación, incluidos los reportajes de la televisión).
126 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARR.ATIVOS EL TIE,MPO 127

(presente ampliado> qlle incluye el momento de los hechos h,n cambio, el pretérito indel-inido del conrentario en el
y el momento de la narración (por eso no estír concluido). rrismo texto 5 (.¡quién sabe por qué pasó!u) expresa izr
l.lo podeir-los, por lo tanto, suscribir las explicaciones de , titir-r concreta !'pLlntual del p¿rso del c¿rballero en Ltn pe-
algunas gramáticas según l¿rs cuales el pretérito perl'ecto se r,¡clc¡ cerr¿ido respecto al nrornenl-o del conlentat'io. Es
combina con la narración en presente o n-ranifiesta Lln r'r'fo que ni en estos e.jenrplos ni en el del texto 24 hay or-
acontecimiento umás cercano)) qlle el pretérito indeltinido. .rrriz¿rclol-es q¡1s iustif iquen la dis[ribución de valores tem-
Seguimos a E. Alarcos Llorach cuando aFirma qr-re este úl- i ,,,r':.rles que estarnos describiendo. Pero atribuimos a anl-
[imo tiempo puede usarse tanto en relatos ligados al nto- i,oS una tempolalidacl sub.jetiva, como sr-rgiere nrediante
mento de la enunciación (con tal de que la acción relatad¿r '.us dudas iingüísticas e[ nar-r'ador del citaclo texto 24.
se sitúe en un período o segmento tenrporal concluido, en l'ues, como subreiya tan-rbién E. Al¿rlcos Llorach:
el uso nrayoritário del espaÁol peninsuiar)2'como en r-ela-
tos en que se toma otro punto de referencia y se desligan, Sin que haya una tempor¿rlidad ob.ieti"'a exprcsada en la
por lo fanto, del momento de la enunciación. E,l pr-etérito hay siempre cn el pensarmiento dcl que habla una
[r'¿rse,
perfecto, en cambio, no puede usarse como tiempo nan-a- temporalidad, y ésta hará, según su valor, escoger la forrna
tivo en reiatos desligados de la enunciación, ya que nrani- que más convenga a su significado, es decir, el perfccto sim-
plc para las accioncs pasadas que tienen trn límite en el mis-
fiesta un proceso que se sitúa en un período no concluido
mo pasado y excluyen el presente grzrmatical, y el perfecto
que inclr-rye el presente y, consecuentemente, tanlbién el compuesto para las acciones prodttcidas cn cl "presente am-
momento de la enunciación (por ejemplo, nen el año 9l pliado" y que por ende tiene como límite el presente gra-
hubo la guerra del Golfou pero (en este siglo ha habido matical (1970, pág. 30).
muchas guerrasr).
En el enunciado del texto 6, nDurante una década ha
vivido en una jaula de oro,, el pretérito perfecto implica 9.1.5. Los ¡ur,cos TEMpoRALES EN EL RELATo DE FrccróN
que todavía ese período de diez años no ha quedado cerra-
do y uha tomado las riendas, se sitúa en el presente de En algunos textos de ficción observamos discordancias
un amplísimo ahora. En el poema de Machado (texto 5), cntre los elementos lingüísticos que expresan la temporali-
ha pasado y se ha llevado son dos acciones que se ubican clad. Por e.jemplo, en un contexto narrativo pasado pueden
en Lln presente tan amplio que es atemporal y aparecen ¿rparecer adverbios-deícticos propios del momento de la
como hechos enigmáticos que entrañan consecuencias per- cnunciación, como "hoyu y uzrhora>, este último c()n p¿lr'-
durables (por- eso la nueva referencia semántica, más tras- ticular lrecuencia:
cendente, instaurada por la metáfora y por la composición
vagamente narrativa, es tan válida para los conternporá- 'fexto 25: Reflexiones melancólicas de un viejo profesor
neos de Machado como para un lector actual). Y decimos
vagamente porque, tal como hemos señalado al estudiar' Y ¡ue ENToNCES cuANDo, conscicntcmentc, se lc reveki cl
los dos últin-ros textos citados (capítulos 5 y 6), su narrati- absurdo de que su sabcr, rcunido con tlrnto trabajo y arnor
vidad queda debilitada por el uso del pretérito perfecto. dur¿rnte tantos Lrños, habría de pcrdersc con ó1, de golpc I'
parer siempre. En esc instantc sonó cl timbre. Belmiro Ven-
27. En cl habl¿r de Hispanoamérica se cuenta sicmpre en pretérito in- tura distr-ibul'<i por la cartcra cl tcrmo, la scn'illcta y cl cu-
definido, indcpendientcmente de que se trate de un pcríodo temporal con- chillcl, .sin prisas, clando ticmpo a (luc los cstucliantcs cntra-
cluiclo o no (sc clirá, por cjemplo, (esta mañana estu\,e trabajanclo,). Este sen en las aul¿rs y ces¿lr'¿rn strs gritos. AnoR¡, cn el patio ca-
Lrso es propio iambién de algunas comunidacles de [,-spaña, como canarias llado y solitarrio, podía oírse lejano, casi irre¿rl, el surtidor cle
l Galicia. la fuente. Lo oyó como el parloteo ilegible de su propia con-
I
I28 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVOS ET, TIEMPO t29
cicncia, 1'siguió oyéndolo sin entendcr nada cuando cerr(r csp. 1987, pág. 119). E,l traductor de L'Étranger ha creído
la puerta y echó a andar como si avanza.se ya por el pasillo tal vez que la discordancia tampoco es aceptable en un
dcl asilo y Ia cartera fuese su garrota de viejo.
enunciado de ficción, por 1o menos en una traducción.
Lurs Launpp.o, Caballeros de fortuna, Algunos autores han llegado a poner en duda que pue-
Barcelona, Tusquets , 1994, pág. 115 cla hablarse de temporalidad en los relatos de ficción. Es la
opinión, por ejemplo, de R. Barthes (1953) y de Káte Ham-
Texto 26: En una playa de Argel
lrurger (1977). Sin embargo, otros teóricos defienden la
Le sable surchauffé me semblait rouge temporalidad del relato, de la que tratan de describir la es-
T4ATNTENANT.
Nous avancions d'un pas égal ver.s les Arabes [...] pecificidad. Es el caso de G. Genette, para quien en todo
Nous avons marché longtemps sur la plage. Lc soleil texto narrativo la ficción está siempre mezclada con la
était ¡r¡¡TNTENANT écrasant. Il se brisait en morceaux sur lc realidad (1983) y, sobre todo, del ya varias veces citado
sable et sur la mer. P Ricceur. Según este filósofo, en el relato hay siempre una
,.referencia oblicua, al tiempo fenomenológico, ya que,
ALSERT C,IMUS, L'Éftrntger, parís, Gallimarcl (La pléiade),
como propone en su teoría de las tres mímesis (cf. capítu-
7962, págs. Il64 y 1 165.
lo 3), la ficción "realiza continuamente el paso entre la ex-
fli
.i:

'll

Texto 26' periencia anterior al texto y la posterior, a la configuración I

narrativa (1984, trad. esp. 1987, pág. 132).


La arena recalentada me parecía roja. Avanzábamos con Desde la perspectiva de P. Riceur, la incursión aparen-
paso pare.jo hacia los árabes [...] caminamos mucho tiemp<r temente incongruente de "ahora> en el relato en pasado
por la playa. El sol estaba abrasador'. Se .ompía cn peclazos manifiesta la presencia de Ia voz narrativa. Dicha presencia
sobre la arena v sobre el m¿ir. adopta formas variadas, entre ellas, por ejemplo, la alter-
El extraniero, trad. de Bonif'acio del Carril, nancia de formas temporales del pasado y el presente. Así
Barcelona, Emccé Ed., 1982, págs.7l y 73. ocurre en el texto 11, de José Saramago, en que el tiempo
conductor del relato es el pretér'ito indefinido (respondió...
E,n el texto español de Landero y en el original francés añadió), mientras que al final del texto irrumpen dos for-
de can-rus aparecen AHoRA y MAI¡{TENANT en un contexto de mas en presente (dice, y sonríe), irrupción que se realiza
relato en pasado, en el prirner caso, en pretérito indefinido; igualmente en la versión española de Basilio Losada.
en el segundo caso, en passé contposé. Hemos transcrito el Las discordancias de deícticos temporales pueden ser
orieinal, además de su traducción, porque en ésta ha desa- interpretadas como invasión de los momentos de la lectura
parecido el organizador, y la discordancia ha quedado eli- / escritura, que resucitan y hacen presentes acontecimien-
minada, a pesar de que este juego temporal es perfecta- tos que son, por definición, anteriores al momento de la
mente posible en español, como lo confirma el texto 25. enunciación narrativa. Pero, como señala Marcel Vuillau-
Estos adverbios-deícticos organizadores señalan que el me, ulos acontecimientos que fel lector] ve desarrollarse no
momento de referencia deja por un instante de situarse en son para é1 acontecimientos pasados sino esos aconteci-
el pasado, esto es, que se ha producido una superposición mientos mismoso (1990, pá9. 81). Por esa razón, apenas
del eje del tiempo de la historiu y el eje del tiempó d"l r"- percibimos los cambios de organizadores del tiempo de la
lato (cf. 9.2 y capítulo 11), propia de la ficción, pues, historia (el pasado en que sucedieron los acontecimientos)
como dice P. Riceur, a los organizadores propios del presente constantemente
"üas] combinaciones discordantes
entre adverbios tempor-ales y tiempos ver-bales t...] serían resucitado por la lectura.
inaceptables en afirmaciones sobre realidad (1984, trad. Las injerencias temporales pueden tener otros significa-
"
130 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL TIEMPO 131

dos en una obra determinada. Por ejemplo, la aparición de


algunos passé simple en el L'Étranger de A. Camus, en que 1-lemento <4> para una definición del nrmro
el tiempo general del rela[o es el passé composé.tt y puede
también ocurrir que las injerencias lleguen a sistematizar- l-l tiempo es un componente necesario pero no suficiente para
rlefinir un texto (o una secuencia) como un relato.
se y pasen a constituir la base de un proyecto narrativo
más amplio. Requieren entonces, para su interpretación,
tomar en cuenta la obra completa de un autor (como es el La complejidad del tiempo narrativo nace de las diver-
caso de L.-F. Céline, cf. C.-U. Lorda, 1991), ya que consti- srs dimensiones que se superponen en toda narración. En
tuyen variaciones significativas de la enunciación narrativa ¡rrirner lugar, una TEMeoRALIDAD EXTERNa (la de la interac-
y un componente decisivo en la literariedad de los textos r'ión verbal o todo el proceso de producción, publicación
(cf. capítulo 11). \ r-ecepción en los textos escritos) y, en segundo lugar,
Los elementos lingüísticos que hemos ido presentando una DoBLE TEMpoRALIDAD INTERNA: la de la historia contada
adquieren todo su sentido desde la perspectiva temporal (tiempo diegético) y la que abarca la linearidad de los
global del texto: r'nunciados (que coincidirá con la temporalidad externa en
cl r-elato oral).
Se puede decir que si la sintaxis ofrece su gama de pa- La organización temporal de los relatos está directa-
radigmas y de transiciones al narrado4 los recursos se ac- rnente relacionada con el género al que pertenezcan: perio-
tualizan en el trabajo de composición (P. Riceuq 1984, trad.
esp. 1987, pág.131).
clístico. novela histórica... Las novelas de ciencia ficción o
cle anticipación se sitúan en un marco temporal (todar'ía)
no existente. Se ha hablado de ,,acronía> en novelas expe-
9 .2. Las dimensiones temporales del relato rimentales como La saga-fuga de J. ,B., de Gonzalo Torren-
te Ballester y Rayuela, de Julio Cortázar (F. Brioschi y C. di
La presentación discursiva de acciones y transforrna- Girolamo, 1988, páe. 214), o las de Alain Robbe-Grillet
(G. Genette, 1991, pág. 73).Pero a pesar de la diticultad de
ciones que se desarrollan por definición en Ll ti"-po (re-
cetas y biografías, por ejemplo) no constituyen relatos. La
reconstituir un orden cronológico, en estas obras también
se l'epresenta un tiempo que transcurre, aun cuando la in-
construcción de una intriga lleva aparejada una cierta
complejidad en la organización temporal. Si, por una par- terpretación global deba basarse en otros parámctros. El
te, la producción y la comprensión de relatos exige la ex- tiempo adquiere entonces significado in absetttia.
periencia previa y directa de la acción humana, por otra La cronología de una novela llega a alcanzal'un¿r sigrri-
parte también precisa de una cierta familiaridad con los ficación particular en un determinado proyecto nat't'atii,'o.
procedimientos de composición de la intriga, que, por lo En El lirio del valle, de Honoré de Balzac, hay una con-es-
pondencia simbólica entre el paso del nacimiento al fin del
demás, se adquieren muy pronto a tl-avés de los cuentos
inf.antiles.
amor y el contraste entre la primavera inicial y el otoño fi-
nal. El nontbre de la ros(l, de U. Eco está dividida en siete
días que siguen el ritmo de las horas litúrgicas de una aba-
día del siglo xrv. El índice de La consagración de la prima-
1.,era, de Claude Simon, señala una división temporal de la
diégesis.
28. Véase.el estudio de J.-M. Adam, Siguiendo a C. Metz, G. Genette propone diferenciar la
"Variations énonciatives: aspects
de la genése de L'Étranger" (1997, capítuk> 7). FTISToRIA como sisnilticado o contenido narrativo, v el nEI-a-
r32 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL TIEMPO 133

To como nsignificante, entrnciado, discurso o texto n¿rrrati- Los relatos suelen detenerse en las expansiones des-
vou (1983, pág. 11). Del desnivei entre ambos ejes nacen, t:r'iptivas (cf. capítulo 10), opuestas a las ELIPSIS y RESúME-
en primer lugar, variaciones de DURACTóN y vEr-octt¿o en el NES. En Voyage at¿ bout de la nuit, de L.-F. Céline, la trave-
relato, y, en segundo lugar, de onop,u y DESoRDEN en la su- sía del Atlántico se relata en dos líneas:
cesión de lc¡ relatado (además de las variaciones de pRE-
cuENCrA, cf. 9.1.3). Por otra parte, este autor distingue tam- 'fexto 27: Bardamu hacia el nuevo mundo
bién la xnRnacróN como acto de enunciación del narrador:
que estudiaremos en el capítulo l l. La Infanta Combitla siguió navegando durante semanas
y más semanas por entre el oleaje atlántico, de mareo en ac-
ceso, y después una noche todo se calmó a nuestro alrede-
dor. Yo había dejado de delirar. Estábamos balanceándonos
9.2.1. DunacróN y vELocrDAD
en torno al ancla. El día siguiente, al despertarnos, com-
prendimos, al abrir los ojos de buey, que acabábamos de lle-
E,l desnivel entre la duración de lo relatado y la dura- gar a nuestro destino. ¡Era un espectáculo morrocotudo!
ción del texto se manifiesta en variaciones de ritmo narra-
tivo o TEMpo. En Tres cttentos, de Gus[ave Flaubert, un nú- Viaie al fin de la noche, trad. esp. de Carlos Manzano,
Barcelona, Edhasa, 1983, pág. 190.
mero comparable de unas cincuenta páginas corresponden
en un caso a veinticuatro horas (Hérodia.s) y en los otros En cambio, el relato de las horas de la llegada del bar-
dos a una vida entera (un corazón sencillo, san Jttlián el co a Nueva York se extiende a lo largo de dos páginas. Las
Hospitctlario). En La Regenta, como hizo observar E. Alar-
distintas acciones o épocas de la vida de un personaje pue-
cos Llor-ach, la presentación de los personajes y los arn-
den ocupar espacios textuales muy desiguales, desde las
bientes se den-lora hasta casi la rnitad de la novela (quince
cuatro páginas necesarias para tomar una taza de té (En
capítulos), mientras que los hechos que relatan esos capí- bt¿sca del tientpo perdido, de Marcel Proust) hasta Ia sínte-
tulos ¿lc¿recen clurante tres días (ar-rnque incluyen retros- sis extrema del famoso ..Y resumieron sus vidas) con que
peccciones y anticipaciones, esto es, r.egresos al pasado de
finaliza La edt¿cctción sentintental de G. Flaubert.
los pelsonajes y acontecimientos en que se gesta la com-
Milan Kundera en EI arte de la novela confiere una gran
plicación, cf.9.2.2). En cambio, la segunda mitad del libro
importancia a la duración de los capítulos para la compo-
corresponde a un nudo que se extiende a lo largo de un pe-
sición de la obra; se trata para este autor de un factor conr-
ríodo de dos años y a un desenlace lleno de acontecimien- parable a la variación de puntos de vista (cf. capítulo I | ).
tos en que cuatro capítulos con'esponden a un año.
Se acerca así a las tesis de G. Genette que consider'¿r qtrc cl
En los relatos, la narración se acelera o se desacelera TIEMpo, el n¡ooo y la voz son los parámetros que pet'tnite tt
según la importancia que se dé a un hecho o que adquiera
evaluar la literariedad de un relato, sea o no de {-icciírr
un acontecimiento en el desarrollo de la intriga: (1972,1983, l99l). El narrador se demora en ocasiones lar'-
gamente en los detalles de una conversación íntima, expli-
Las aceleraciones, aminoraciones, eiipsis o detencioncs
que se observan, en grados muy variables, en el relato dc cando los gestos, los movimientos, y también las emocio-
ficción son también patrimonio del relatc¡ factual, y est:in nes, las evaluaciones y los cálculos que pasan por la mente
regidas en éste como aquól por la lcy de l¿r ef icacia y la eco- de los interlocutores (por ejemplo, en muchos magistrales
nomía y por el sentimiento qlre teng¿r el narrador de la im- ñ-agmentos de Stendhal). Nunca en la realidad se puede ac-
port:.rncia relativa dr.' lo. momentos v de los cpisodios (Gé- ceder de modo semeiante a la subietividad de los demás,
rard Genette, 1991, trad. esp. 1993, pág. 60). tan sólo instalándose explícitamente en la modalidad de la
suposición.
t34 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL TIEMPO 135

9.2.2. Onreru Y DESoRDEN tal...) para terminar con las diversas hipótesis explicativas
sobre las causas de la hospitalización. La misma organiza-
El orden cronológico de las acciones en la secuencia na- ción general aparece en el suceso que transcribimos en el
rrativa, tal como la hemos presentado en el capítulo 5 pue- texto 28, en el que numeramos el orden de los aconteci-
de corresponderse con la linearidad del texto. Así ocurre en mientos en el relato (linearidad del texto), mientras que de-
los ejemplos 4 y 5. Pero las más de las veces queda distor- signamos con letras el orden en el que transcurrieron los
sionado en los relatos, sobre todo cuando tienen una cier- hechos. Para poder visualizar los desniveles que nacen de
ta longitud. Sin embargo la estructura de la secuencia na- la doble temporalidad presentaremos a continuación un
rrativa subyace en el texto y puede ser reconstituida. cuadro en el que las cifras designarán en abscisas (coorde-
Tampoco el desorden es exclusivo de los relatos litera- nada horizontal) la serie lineal de las acciones / aconteci-
rios, sino que se produce también en los relatos cotidianos, mientos del relato. E,n ordenadas (coordenada vertical) in-
en que la afectir¡idad de que están impregnados ilevará a si- dicaremos, mediante letras, el orden de la historia, resta-
tuar los momentos estelares de un pequeño suceso al prin- bleciendo su cronología (Ia que se deduce de la lectura)
cipio de la interacción, por e.jemplo, para producir un el'ec- desde los sucesos más lejanos hasta los más cercanos al na-
to cle sorpresa e interesar al interlocutor. También puede rrador y el lector (momento 0). Estos dos ejes fijan las
reservarse para el final la relación de una acción que ha coordenadas de cada momento del texto y permiten deter-
precedido a otras, si permite mantener la curiosidad y ase- minar las anticipaciones (prolepsis) y los retrocesos (ana-
gurarse así una escucha atenta. lepsis).
Estas dos modalidades básicas (o prototípicas) del de-
sorden en el relato han sido denominadas por G. Genette Texto 28: Aparecen en Italia las dos niñas fugadas
ANACRoNÍas y son los dos procedimientos opuestos PRoLEP- de sus padres
srs (o ANTrcrpACróN) y ANALEpsrs (o nernospEccróN o RETRo-
cESo), tanrbién llamadc¡ llash back, al haberse populariza- Final feliz (11). Roser Montilla y Begoña Castellanos, las
do está expresión qLre proviene de la narratología fílmica dos niñas de 13 y 14 años que se escaparon el lunes de sus
(cf . Diccionario de narratología, 1995).
padres, en Cambrils (2d), fueron localizadas ayer en la lo-
calidad italiana de Cumiana, cerca de Turín (3i). Las dos j(r-
En las relaciones o relatos de los géneros periodísticos, venes llegaron en tren (a0 V se encontr¿rr()n con dos chicos
el desorden responde a principios de composición que pre- italianos (5g) a los que habían conocido días ¿rntcs cn la t'os-
sentan una cierta regularidad, sobre todo en los sucesos. ta tarraconense (ób). La Guardia Civil ha inlirr-nr¿rdo (7 j) clt'
En efecto, la estructura de la composición propia de mu- que fueron los propios jóvenes quienes ¿tlcrt¿r¡'on t':i¡rirllr
chos sucesos es presentar en prin-rer lugar el desenlace (o mente a los padres de las niñas (8h), que llcgau-án ltoy it ('tt
consecuencias de los hechos), ya que esta opción cot'res- miana para recoger a sus hijas (9k).
ponde al obietivo per-iodístico de dar rápidamente la infor- Roser y Begoña, vecinas de Monistrol de Montscrt'¿rt v
mación considerada más importante. Los detalles suelen Barberá del Vallés, repectivamente, pasaban las vacaciones
ocLlpar el cuerpo central del artículo junto con la relación en el cámping La Corona de Cambrils (10a) hasta su dcsa-
parición el pasado lunes (1le). En su huida, las niñas deja-
de las ac.tuaciones de los individuos o las instituciones (tes-
ron una nota a sus padres en las que aseguraban que se iban
tigos, policíer, bomber-os). Los sucesos suelen terrninar con (para vivir una aventura>, (12c). Para ello sólo contaban con
la explicación de las causas que se hayan podido averiguar algo de ropa, 500.000 pesetas y una fotografía de Leonardo
sobre lo sucedido. di Caprio (El País, Cataluña).
Ésta es la es[ructura del texto 16 qr-re se inicia con el
desenlace (Naomi Campbell pasó 20 horas en el hospi-
136 LrNGüÍsrrcA DE Los rEXTos NARRATTvos EL TIEMPO I37

Cuadro 27. Estructura temporal detallada del texto 28 rrr¿r int.riga, aunque, como explica Frangoise Revaz, ulos
,'lt'lreotos explicativos del texto, al crear una coherencia,
¡'r'oporcionan los elementos básicos necesarios para crear
i0 11 t2 unrr intriga, (1997a, pág.24).
Por esta razón los sucesos han constituido en ocasiones
d
lrrcnte de inspiración de relatos. El periódico ftancés Libé-
b
ttttion realizó una experiencia muy significativa durante el
rncs de julio de 1998, que consistía en publicar relatos en
c r ¡rre autores de la serie negra se basaban en un corto suce-

ro publicado en el mismo periódico (una depéche que se in-


d ..'lr-ría iunto al texto de ficción). Las transformaciones de los
:rutores consistían precisamente en desarrollar ampliamen-
e tr-' (e imbricar en la acción) las motivaciones de los hechos
(lLle se aventuraban de manera esquemática en el comenta-
f rio final de los breves artículos de prensa.
E,l desorden de los relatos literarios tiene un muy dis-
'J
tinto alcance. En ellos, paradójicamente, se podría consi-
h clerar el desorden como una forma de oRDEN RETóRIco, esto
ers, el que (se pone al servicio de otros modos de organiza-
i ción [...] para incidir sobre las representaciones del mun-
do" (P. Charaudeau, 1983, pág.77).
j Así, la novela Corazón tan blanco, de J. Marías, consti-
tuye un buen ejemplo de complejidad en la reordenación
k temporal de los hechos relatados, que si bien es compara-
ble a la de los sucesos, adquiere aquí otra dimensión. En
I
efecto, la novela se inicia con el desenlace de una de las
historias contadas, cuyo nudo desencadenante sólo cono-
ceremos al final, escuchando tras una puerta con el n¿rt'l'¿r-
Como se observa en el cuadro, el orden del relato de dor, cuya historia personal se va desvelando paralel¿rntct-ttc
este suceso queda invertido en los momentos del comienzo al progreso de sus descubrimientos. Dicha historia contie-
y de la conclusión. La situación inicial y la causa posible de ne tres incursiones en su infancia y numerosas anticipa-
la acción de las dos muchachas, anteriores a los hechos ciones y retrocesos en el período de revelaciones sLlvesivas
propiamente dichos, se relatan al final del texto, que co- que coincide con los primeros meses de su matrimonio. Lo
mienza con el desenlace: final feliz. En la parte central del que involuntariamente va sabiendo provoca en él interro-
artículo los sucesos se relatan con numerosos retrocesos, gantes profundos sobre el amor y el desamor, lo contado y
sólo el orden presentado en 4-5 se corresponde con el or- lo no contado, los gestos (triviales o no) hechos o no he-
den de los hechos. chos que marcan las vidas, ios efectos del paso del tiempo.
Cr-rando causas y motivos no quedan integrados en la Gracias al orden retórico con que se enLralazan las histo-
acción central del relato estableciendo una lógica de la n-ro- rias propuestas, al humor de que están impregnadas en al-
tivación (como ocurre en los sucesos), no llega a crearse sunos momentos, el narratario es asociado a la reflexión
138 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS

del narradol y el lector queda prendido en el interés de la


intriga así creada y en la prosa diáfana del autor. puede de-
cirse, por lo tanto, que en los juegos temporales propios del
relato contemporáneo, como subraya P. Riceu4 el tiempo
no queda abolido, sino profundizado.

CapÍrulo 10

EL MUI{DO CRE,ADO

Considero que para contar lo primero quc hace falta es


construirse un mundo lo más amuebl¿rdo posible, hasta los
últimos detalles, [...] La cuestión es constnrir el mundo, las
palabras vendrán casi por sí solas (U. Eco, 1983, trad. esp.
198ó, páss. 27-28).

| 0.1 . Construir un mundo


nAmueblar> Lln mttndo es situar ios hechos en un lugar
\,en Lln tiempo, y dotar a los individuos que los protagoni-
z.¿rn de algunas propiedades. Así, en el inicio de este cuen-
to de Perrault:

Texto 29: La bella dunniente del bosque


Había una vcz un rey y una reina; estaban enojados por
no tener hijos que no podía ser más.

Esta primera frase determina la continuación del rela-


to, ya que la fórmula que lo abre (Había una vez) lo sitúa
en el género de los cnentos de hadas, pel'o también la pro-
piedad común a los dos personajes, su carencia y su enojo,
condiciona los acontecin-rientos ulteriot'es:

Texto 29'
Fueron a todas las aguas del mundo; votos, peregrina-
ciones, todo fue puesto en juego inútilmente:
t40 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL MUNDO CREADO I4T

En este punto del relato podría esperarse un hecho ya :rl Cid Campeador desencadenando un ataque aéreo (a me-
ocurrido en situaciones semejantes de ia Historia: ¿repu- rr()s que el proyecto narrativo consista precisamente en un
diará el rey a la reina? Pero no, esta primera pista queda jrrego de alteración de mundos creados o existentes previa-
abandonada, su función en el relato era caracterizar como rrrente).
extremadamente valioso al hijo que había de nacer: Como hemos visto más arriba, existen condicionantes
l<ieicos: una puerta no puede estar al mismo tiempo abier-
Texto 29" ta y cerrada (como recuercla el título de una obra de Alfred
rle Musset), un hermoso tiempo soleado excluye Ia lluvia.
Hasta que al cabo de mucho tiempo la reina quedó en- I'ero ciertos géneros se caracterizan por hacer coexistir dos
cinta y dio a luz una niña. nrundos (como en el relato etiológico del texto 7); y en
Hízose un bello bautizo, se dio por madrina a la prime-
t'iertas no'u,elas experimentales pueden aparecer contradic-
ra de todas las hadas que se pudieron encontrar en el país
(encontráronse siete). A fin de que cada una de ellas le hi- ciones en el universo representado. Así ocurre en las obras
cieran un don, según la costumbre de las hadas en aquel cle Robbe-Grillet, en que esta característica es probable-
tiempo y tuviera por este medio todas las perfecciones ima- rnente complementaria de la dificultad de establecer en
ginables. t ll¿rs una cronología, recordada más arriba. Las incon-
qruencias espacio-temporales corresponden en casos como
Cnanres P¡RRaurr, Itt bella dunniente del bosque,
óste a un proyecto narrativo singular.
trad. esp. de Cecilio Navarro, Barcelona,
La Gaya Ciencia (Cttentos de antaiio), 1973, págs. 23-24, La constr-ucción de un mundo en el relato se hace prin-
cipalmente n-rediante la DESCRIpctóx. En la mayorÍa de las
Con la tercera frase, el relato prosigue de acuerdo con situaciones iniciales de los relatos cuyo orden se corres-
el mundo creado con las primeras palabras del texto. La ponde con el orden canónico de la secuencia narrativa se
presencia de hadas madrinas no sorprende en el mundo del describen ob.jetos, iugares y personajes que establecen el
Érase o había una vez, n-lenos alejado del nuestro crono- nral'co al que se irá acornodando ei mundo creado progre-
lógica que lógicamente. En ese mundo fantástico de fic- sivamente.
ción, individuos humanos o no (rey, reina, princesa, hadas Este mundo es producido por la escritura pero sobre
buenas y hada vieja irascible, hiio de un rey, huso) están Lodo recreado por-el lector interpretante a partir de sus pro-
provisLos de un cierto número de propiedades. Algunos de pios conocimientos, de sus recuerdos y su imaginación. El
estos individuos y algunas de sus propiedades correspon- descriptor-se apoya continuamente en ese baga.je del o.yen-
den al mundo de nuestra experiencia (que podemos exten- teilector, )-a qlre en la difícil tarea de recrear mediante la li-
der al tien-rpo en que todavía se usaban las ruecas): un huso nearidad de las palabras el mundo real en tres dimensiones
sile para hilar los niños pequeños son bautizados. Pero se recurre costantemente a la experiencia del narratario. La
otras propiedades sólo son válidas en el universo del cuen- abundancia de comparaciones y metáforas, así como una
to de Perrault: un huso es capaz de dormir a una princesi- modalización intensa (cf. capítulo 11) e incluso los efectos
ta durante cien años, el beso de un príncipe logra desper- sonoros (cf. 10.3) constituyen elementos textuales que obe-
tarla, y los matorrales se apartan y se vuelven a cerrar para decen precisamente al esfuerzo por superar dicha dificul-
dejar paso al feliz elegido. tad. Por ello en la descripción se pone particularmente en
Tanto si el mundo creado es realista o fantástico, cerca- tuncionamiento el aparato retórico del lenguaje.
no o lejano al nuestro, no puede escapar a los condiciona- Los foagmentos que contribuyen especialmente a la
mientos establecidos de entrada. Un helicóptero sería in- creación de un mundo pueden est¿rr diseminados a lo lar-
congruente en Don Quijote de la Manchd y no se presenta go de todo el relato, por lo que la presencia de secuencias
142 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL MUNDO CREADO 143

descriptivas es una de las formas más frecuentes de hete- Irl descriptor puede aplicar varias de estas opet-aciones
rogeneidad en los textos narrativos. r t <¡mbinarlas libremente. Al tema inicial pueden seguil- su-
, r'sivaS tematizaciones, según el grado de amplitud que ad-
, tr rie r-a Ia descripción.

10.2. La secuencia descriptiva Como veremos más abaio, en el poema de Machado


itcxto 5) la secuencia descriptiva se inicia mediante un AN-
La descripción precisa de un trabajo específico, por lo rr.AJE [a,], en cambio en e[ texo 6, según hemos indicado,
que no podemos desarrollarla en este estudio.2e Nos limita- trls el conjunto descriptivo (que incluye tres proposiciones
remos aquí a recordar brevemente las principales opera- rurrrativas mínimas) se produce la operación de ATRIBUCIóN
ciones lingüísticas que se actualizan en la descripción: lrr,l a Steffi Graf.
La operación [c] se realiza con frecuencia mediante la
Cuadro 28. Las operaciones descriptivas de base ('structura del grupo nominal NoMBRE [a] * ADJETIVo [c] y re-
t Lrrriendo a la predicación mediante ei verbo srn: nEl que
Operación de anclaje o de atribución (tematización) t)arecía labrador era mujer [a] y delicada [c]" (Miguel de
[a] Denominación del objeto de la descripción (todo): Cervantes). En cambio la operación [b] se realizará más
[a,] al principio de la secuencia: ¡rvci¡¡e bien por una predicación con el verbo TENER: nl.a mujer [a]
[ar] al térrnino del movimiento descriptivo: ¿rzueucróN (...) tenía la cabeza [b] erguida [c], (Javier Marías). Des-
Operaciones de aspectualización cle el punto de vista de las figuras, la uerÁr'ona dominará la
[b_] División: fragmenración del todo [a] en partes [b] operación [fl: "El sillón [a] era un guardián furioso su-
[c] calilicación: cxpresi(rn de cualidades o propiedaáes clcl
todo [a] o de las partes contempladas en [bj. mergido en las sombras [fl, (Rosa Montero), mientras la
METoNIMIA es propia de [e] (por ejemplo, la contigüidad en
Operaciones de relación
Relación de contigüidad el espacio permite decir uun rioja) para designar el vino de
[d] contigüidad temporal (situación de [a] en un tiempo la comunidad de La Rioja). Por último, un ftincionamiento
histórico o individual). basado en la sINÉcDoQuE gobierna las operaciones [a] (de la
[e] contigüidad espacial (relaciones de contigtiidad entre cl parte hacia el todo) y tbl (del todo hacia la parte). Así, "l¿5
obieto tematizado y otros individuos susceptibles de conver-
tirse a su vez en objeto cle un procedimiento descriptivo, o velas a lo leios...)) es una sinécdoque clásica en que las velas
contigüidad espacial entre las diferentes partes dc:l -ob¡eto). bastan para designar los barcos.
Relación de an¿ilogía Por último, hemos señalado en ei ya citado texto 6 una
[f] Asimilación comparativa o metafórica que permite des- operación de reformulación [h] (Una estrella). Esta opera-
cribir el todo [a] o sus partes [b] poniéndólas en relación ción constituye el principio generativo del famoso soneto
analógica con otros objetos-individuos. de Quevedo nÉrase un hombre a una nartz pegado,:
Operación de subtematización Érase un hombre a una nariz pegado / érase una nariz
tg] Los elementos del primer nivel pueden, a su vez, tomar- superlativa, / érase una alquitara medio viva, / érase un
se como subtema y conventirse cn objeto de un procedi- peje espada mal barbado, donde las dos últimas descr-ip-
miento descriptivo.
ciones constituyen reformulaciones metafóricas.
Operación de reformulación Además de estas formas de reformulación (aposición
thl El todo [a] o sus partes [b] pueden ser nombrados de subrayada por la puntuación, verbo ser), existen otras for-
otro modo durantc o ¿rl final de la descripción.
mas lingüísticas para introducir esta operación, como la
utilización de un verbo expiícito de tipo se llama (+ nom-
29. J.-M. Aclam ha arralizado este nrodo de organización dcl discurso
en La descriptiort, París, P.U.F (uQue sais-je?o, n." 2.738), 1993. bre propio) o reformuladores como en una palabra, dicho
144 LTNGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL MUNDO CREADO t45
de otro modo, por así deci¡, en resumidas cuentas (+ cl lector sabe, a causa del carácter estilizado de esta des-
verbo ser + nombre). r:r-ipción (y del género literario a que pertenece), que es un
El mundo que conforma la situación inicial del peque- nrundo metafórico. Un indicador importante de poeticidad
ño relato en el poema de Machado (texto 5) constituye, lo constituye aquí el uso del presente, que sumerge en la
como hemos señalado, una secuencia descriptiva muy sen- rutemporalidad la situación descrita.
cilla. Un primer tema se instaura: la plaza (operación [a]). Esta forma verbal, como ya hemos indicado, puede ser
A continuación, según un procedimiento descriptivo típico, utilizada en todos los casos, con tal que incluya organiza-
se realiza la operación tb] v aparecen subtematizaciones clores que permitan saber cómo se sitúan los aconteci-
que tienen como resultado un acercamiento progresivo de mientos (en el caso de los fragmentos narrativos pr-opia-
la visión hasta la blanca flor. De este modo se obtiene un nrente dichos). En los tragmentos descriptivos el presente
árbol descriptivo que organiza las 4 oraciones en 5 niveles adquiere diversos valores y produce variados efectos de
de profundidad descriptiva. sentido. La descripción de un paisaje en el contexto de una
Se observará que, en la fase de desenlace del relato, esta narración en pasado puede obedecer a la permanencia de
descripción se recoge en una sola oración enumerativa ese paisaje (real) flente a la transformación propia de los
marcada por los organizadores con e y: ul-a plaza, coN su acontecimientos narrados. Pero también puede indicar la
torre y su balcón, coN su balcón y su dama, su dama y presencia subrepticia de la voz narrativa, como deíctico
su blanca flor", en una combinación de las operaciones temporal (cf. 9.1.4).
tbl v tel. El tiempo propio de la descripción es el pnErÉRrro rM-
PERFEcro, también denominado pRETÉRrro DESCRrprrvo (Al-
Cuadro 29. La secuencia descriptiva en el poema (texto 5) cina y Blecua, 1975), porque expresa más la calificación
que la acción. Como tiempo imperfectivo, es abierto y mó-
vil (por eso ha sido también denominado upresente del pa-
TEMA
sado, (Catherine Fuchs y Anne M."Léonard, 1979). El con-
la plaza
Lraste que se produce en los textos narrativos entre los pa-
tiene oración I
sajes en que domina la acción (con pretéritos indefinidos)
sunrrnaa [1]
Ltne -) Ia tone y los pasajes en que domina la descripción (con imperfec-
tiene oración 2
tos) ha sido descrito por Harald Weinrich ( 1964) como una
suereua [2] diferencia de ,.reliever: los primeros constituyen el primer
un -) el balcón plano narrativo que se desarrolla sobre el segundo plano
tiene oración 3 descriptivo.
susr¡^ae [3] Pero el imperfecto también puede designar acciones ha-
un(t ) la dama bituales (cf. cuadro 26) y por eso puede utilizarse en la nE-
g LACIóN DE ACCIoNES, que presentaremos a continuación.
sunrEnae [4] oración 4
trna flor
enoereoao [5]
blanca 10.3. La descripción y la relación de acciones
Para caracterizar un personaje, además de proceder se-
El mundo creado en este poema no es realista, aunque gún las operaciones presentadas en el cuadro 28, también
todos los elementos citados pertenezcan a la realidad. Pero se pueden describir sus acciones:

ll
146 I-INGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS EL MUNDO CREADO 147

Texto 30: La mujer del tío Patas ¡ror las dos soluciones que propone y aplica en sus textos:
la descripción mínima (uAtenea, la de los ojos glaucosn)
Toda la escrupulosidad que no tení¿r lzr mujer deI tío Pa-
tas en otras cuestiones, la guardaba, sin duda, para las r la descripción dinámica o NARRATIVIZADA: no describe el
cucntas. Acostumbrada a sisar, conocía al dedillo las socali-
lccho de Ulises y Penélope sino que el objeto va aparecien-
ñas dc las criadas, y no se le cscapaba un céntimo; siempre clo mientras el primero rememora el momento en qr-re lo
creía que la robaban. Era tal su espíritu de economía que t'onstruyó él mismo; y así describe el atuendo de Agame-
todos en casa comían pan seco, confirmando el dicho po- rrón cuando se prepara para dirigirse hacia los aqueos:
pular de que (en casa del herrero cuchillo de palo".
Texto 32: La indumentaria regia
PÍo Bano¡A, [.tt busca, Madrid, Salvat
(Biblioteca Clásica), 1969, pág. 125.
Y una vez erguido, se sentaba
v una túnica blanda se ponía
Pero también los objetos pueden describirse (por sus
hermosa y no estrenada,
acciones)), cuado se humanizan (procedimiento que preco-
y de sí en torno echábase un gran manto,
nizaban los maestros de retórica y estilística) mediante me-
y se ató las hermosas sandalias
táforas y comparaciones (operación tfl del cuadro 28):
por debaj<.¡ de sus lustrosos pies.
Y de un lado y del otro de sus hombros
Texto 31: Una descripción con objetos humanizados
la espada se terció de argénteos clavos.
Y cl bastón anccrstral tomó en su mano.
Para ir a Rancy desde Vigny el camino más corto es se-
guir el qttai hasta el puente de Gennevilliers, el que está ten- siempre impereccdero,
dido sobre el Sena. Las lentas brumas del río se rasgan a y bajrlse con él hasta las naves
tlor de agua, se amontonan, se lanzan, fluctúan y van a caer de los aqueos de cotas de bronce.
al otro lado del parapeto, alrededor de las ácidas farolas. La IfottcRo, Ilíada, canto II, vs. 43-50, ed. y trad. esp.
enorme fábrica de tractores, que está a la izquierda, se es- de ANroNrc Lóprz ErRE, Madrid, Cátedra, 1989, pág. 80.
conde en un gran trozo de noche. Tiene sus ventanas abier-
tas gracias a un taciturno incendio que Ia quema por dentro
sin acabar de quemarla.
Con este ejemplo vemos claramente la diferencia entre
la opscnipclóN DE ESTADo, en que dominan los predicados
Viaje al fin de la noche, de L.-F. Céline, trad. esp. calificativos y la op,scnlpclóN DE ACCToNES, en que dominan
de Carrnen Kurtz, Barcclona, Planeta, 1973, pág. 420. los predicados de acción. De modo que, sin que se trate de
fragmentos narrativos, se puede evitar el estatismo de la
La humanización de los objetos constituye un modo de descripción gracias ¿i distintos procedimientos de anima-
dar dinamismo y movilidad a la descripción. El escritor ción.
L.-F. Céline recurre a ella sistemáticamente y esta opción Otro nodo de descripción dinámica es el que denomi-
se corresponde con su proyecto narrativo, en el que es nanros cuADRo, que se sitúra entre la descripción corriente y
esencial, según declaraba el propio autor, dar emoción y el reiato, ya que las acciones que en él se presentan no tie-
vida al relato. De hecho, Céline conocía muy bien los retó- nen principio, medio y final. Se describe una siluación me-
ricos antiguos (su padre era profesor de retórica), que ad- di¿rnte una especie de inragen fija en la que ¿iparecen ac-
vertían de los peligros de las largas descripciones estáticas, ciones en relación de simultaneidad, y en la que, a pesar de
susceptibles de aburrir al oyente/lector. que tienen duración, el tiempo de la historia no avanza.
Desde esta perspectiva, Homero es citado como ejemplo
148 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS , EL MUNDO CREADO r49
Texto 33: La exposición universal de Barcelona de 1888 o Enumeración de sustantivos:
Estos señores tan importantes er¿rn los arquitectos, sus pitidos, relinchos, rebuznos
ayudantes y sus colaboradores. Con sus idas y venidas tra-
taban de coordinar lo que se estaba haciendo allí. Salvo esta
conexión esporádica cada grupo de obreros parecía actuar
o Acumulación de grupos nominales (infinitivos + com-
por cuenta propia, inscnsible a la presencia de los demás. plemento):
Unos levantaban andamios y otros los desmontaban; unos
abrían zanjas v otros las rellenaban; unos apilaban ladrillos rechinar de hierros
y otros derribaban paredes; todo ello entre órdenes y con- retum"b;ir'J."r5il"
traórdencs, gritos, pitidos, relinchos, r'ebuznos, ronquido de
c¿rlderas, estrépito de med¿rs, rechinar de hicrros, retumbar y entrechocar de herramientas
de piedras, repicar de tablas y entrechocar de herramientas,
como si en aquel punto se hubieran dado cita todos los lo- . Combinación de sonidos evocadores de las activida-
cos del país para dar ricnda suelta a su vesania. Las clbras des descritas, en especial los vibrantes (en su modali-
de la exposición habían adquirido por esas fechas un ritmcr dad simple, o múltiple, aparecen en casi todas las pa-
propio que no podía detener nada ni nadie.
labras del fragmento), explosivos y momentáneos (so-
EouaRoo MENoozA, La cíudad tle Los protligios, Barcclona, bre todo la oclusiva sorda lpl y la oclusiva sonora lbl)
Seix Barral (Biblioteca Breve), 1993 (2ó.'ed.), pág. ,15. con el africado ltjl y la vocal difusa y aguda lil.

El rnundo creado en este cuadro es urr mundo mór¡il, Además de la modalidad del cuadro, hemos de recordar
desor^denadoy sobre todo, ruidoso. El contenido semánti- aquí la nsscrupcróN DE ACCToNES. Se ha dicho en 8.5 que el
co de los enunciados así lo indic¿r, pero los efectos visuales hecho de describir acciones cuyo resultado es una trans-
y auditivos son proch-rcidos [ambién pol la orgzinización de f'ormación (como en las recetas de cocina) no da lugar a un
las oraciones tipográficas (cf. 4.2.1), que constituyen uni- relato, como tampoco constituye relato el conjunto de las
dades rítmicas, y por la combinación de los componentes ¿rcciones que se enumeran en una unidad de tiempo (cf.
infrafrásticos (ci. cuadro 2), esto es, los sonidos l'epresen- 8.4.1) ni las que se suceden en las biografías (8.a.2). En
tados por los grafemas correspondientes. Estos efectc¡s se este último caso, una serie de hechos van relatándose si-
ponen de manifiesto a partir del enunciado Unos levanta- guiendo un orden temporal marcado por organizadores.
ban andamios y otros los desmontaban, en que las enu- Algunas narraciones escolares se presentan de este modo,
meraciones están dominadas por ritmos binal'ios, re{orza- frecuente tarnbién en las informaciones de prensa.
dos por las combinaciones sonoras:
Texto 34: Relación de acciones periodísticas
o Oraciones y sustantivos coordinados:
Más de veinte mil personas, en su mayoría adolescentes
Unos levantaban andamios del sexo femenino, aclamaron anoche a Aleiandro Sanz en
y otros los desmontaban; el Palau de Sant Jordi barcelonés. Así pues, éxito absoluto
Unos apilaban ladrillos de Sanz en el último recital de la gira española de presenta-
y otros derribaban paredes; ción de su último disco, Más. A las 2I.45 horas, es deci¡ con
un cuarto de hora de retraso, las luces del polideportivo
órdenes olímpico se apagaron y en las inmensas pantallas de vídeo
y contraórdenes que bordeaban cl escenario fue apareciendo el rostro de
T

150 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS EL MUNDO CREADO 151

Sanz. Las aparicioncs fueron arrancando ovaciones cada cupación por el estado de la economía de los países capita-
vez más calurosas. Sanz inumpió en el escenario vestido de listas y afirmó que (se necesitarían horas,, para conocer to-
negro, luciendo una incipiente perilla y enarbolando una dos sus detalles. Expresó que su mayor preocupación en la
guitarra también negra. Hov que no estcís abrió el recital y actualidad tiene que ver con la usituación muy mala" de las
provocó los primeros brotes de locura, que se acrecentaron finanzas internacionales.
cuando el cantante se paseó por una de las dos pasarelas
que se adentraban entre el público. En el segundo tema los EI País.8-9-1998.
encargados de seguridad tuvieron que atender los primeros
desmayos en las filas cercanas al escenario. Después, y du- Todas estas distinciones permiten matizar las clasifica-
rante el resto del recital, distribuyeron agrla entre el púrbli- ciones tajantes entre partes narrativas y partes descripti-
co para evitar males mayores. vas. Por ejemplo, F. Martínez Bonati separa dos tipos de
Tras la actuación de ayer, Sanz se ha convertido en el ar'- configuraciones en el discurso mimético:
tista que más público ha reunido en el recinto barcelonés en
una gira: los tres recitales de este verano han sumado Narración se llama, preferentemente, a la representa-
64.174 espectadores. Dire Straits tenían el record anterior', ción puramente lingüística de la alteración de determinadas
con 10.000 sesuidores menos. personas, situaciones y circunstancias en el curso del tiem-
Mtousr- JuRroo, EI PaísCataluña, po. Descripción, en cambio, es, según este uso, la represen-
Barcelona, 13-1 1-1 998. tación de aspectos inalterados de las cosas, perrnanentes,
momentáneos o recurrentes, o de hechos sin mavor dura-
ción (1983, pág. 51).
El texto 34 no es un relato sino una RELACIóN DE ACCIo-
NES: se van enumerando los hechos sucesivos que confi-
En tales enfoques queda descartada la descripción di-
guraron un recital, enmarcados mediante organizadores
námica y también la RELACTóN, que expone acciones (o
temporales. Estas relaciones periodísticas suelen contener
acontecimientos) sucesivos sin por ello inscribirlos en una
también fragmentos de DISCURSo cITADo, muy especialmen-
estructura de intriga. El cuadro siguiente nos permitirá si-
te cuando se relatan acontecimientos políticos, como en el
tuar unas respecto a otras las diversas modalidades que se
texto 35, en que ya en el título aparece un (isloteo de dis- derivan de las distinciones que hemos establecido:
curso citado, ,,muy mala>. Cuando el artículo consiste en
referir exclusivamente declaraciones constitlrve un género Cuadro 30. Las modalidades de la representación
específico que donominamos RELACIóN DE DEcLARACIoNES del mundo
(C.-U. Lorda, 1997a y 1997b).
ESTADOS ACCIONES
Texto 35: Castro y Cardoso analizan la "muy malau situación
económica mundial
DESCRIPCIÓN RELACIÓN RELATO (INTRIGA)
Los presidentes Fernando Henrique Cardoso, dc Br'¿rsil,
y Fidel Castro, de Cuba, analizaron el domingo por la noche
en Brasilia, durante una cena privada de dos horas, la crisis
económica global que estall<i hace cuatro semanas con el Elemento <5> para una definición del nemro
desplome del mercado r-uso.
Castro llegt'r a Brasil procedente de la cumbre de Países La construcción de un relato es algo más que una simpre suce-
No Alienad<¡s celebrada en Durban (Surirfrica) y para una sión-consecuc¡ón de hechos.
cscala técnica c¿rmino de La Haban¿r. Castro reiteró su preo-
r52 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS EL MUNDO CREADO 153

10.4. Las funciones de la descripción en el relato ,


¡rre sobr-esale su autora. Se trata de una descripción de ac-
.''iones que concluye con una a[ribución de propiedades fi-
En un relato se van produciendo alternancias de se- nnl, muy marcada axiológicamente. Los usos figurados
cuencias narrativas y de secuencias descr.iptivas, además ;rbundan en este texto, auténtica exhibición de sinonimia.
de los modos de organización inter-medios que hemos pre-
'I-exto 36: La descripción de los políticos por
sentado. Los fragmentos descriptivos, como ya se ha indi- sus acciones
cado, contribuyen a la creación de un mundo. En todo tex-
to se construye una representación semántica o universo Si publicamos de una vez por todas que nuestros pre-
ciados iíderes quieren ahocicar al ¿rdversario, que entre cllos
referencial, que es, en los textos narrativos, un universo sc desgreñan, se escaliban y acaloran; que están a razones y
diegético. Puede afirmarse, por lo tanto, que una de las midiéndose las arrnas, picándose las crestas, poniéndose cn
plincipales funciones de la descripción es LA FUNCróN BE- quintillas y batiéndose el cobre; que tratan de volver las
PRESE,NTATIVA. nueces al cántaro y de buscarse la lengua; andando a mía
Pero no es la única. Las descripciones señalan también sobre tuya, buscándole el pelo al huevo y montando la de
transiciones entre los acontecimientos que se van suce- Dios...; si escribimos todo esto, tal vez lleguen a comprender
diendo en el relato: la aparición de un nuevo personaje políticos- lo ridículos y lo culpables que son, lo mu-
-los
cho que les estamos perdiendo el respeto.
queda, por ejemplo, subrayada mediante su descripción
que, en ocasiones, por las propiedades que pone de relieve, Menu¡a ToRRps, ul-a bronca y sus analogías",
anuncia los acontecimientos que se preparan. De este El País, 8-2-1998.
modo la descripción forma parte también de la construc-
ción de la intriga, por lo que también desempeña una FUN-
cIóN NARRATTvA. Flaubert, por ejemplo, decía de Madame
Bovary:

No hay en mi libro ninguna descripción aislada, gratui-


ta; todas sirven a mis personajes y tienen una influencia le-
jana o inmediata sobre la acción (citado por Tzvctan Todo-
rov, 1 966, trad. esp. I 982, pág. 15ó).

Por último, a través de las descripciones se indican


puntos de vista. Por las dificultades mismas del describir,
como hemos indicado, los fragmentos descriptivos consti-
tuyen un ámbito especialmente adecuado para la modali-
zación y para los juegos retóricos del lenguaje. Por eso la
descripción desempeña también la ruxcróN EXIRESTvA: ma-
nifiesta apreciaciones (una actitud) sobre lo representado,
por lo que puede llegar a tener una orientación argumen-
tativa intensa.
A modo de ejemplo de tal potencialidad de la descrip-
ción terminaremos este capítulo con un texto que no per-
tenece a un relato sino a una crónica satírica, género en el
f

CapÍrulo 11

LA EI{UI{CIACIÓN NiARRATIVA

El acto de narrar es una forma particular y compleja de


enunciación. Preguntémonos, ¿quién cuenta y cómo lo
hace en un relato? En 183ó, casi un siglo y medio antes de
que la narratología contemporánea se centrara en este pro-
blema, Balzac lo planteaba en el prefacio de El lírío en el
valle:

El yo no carecc dc peligros para el autor. Si la mas¿r dc


lectores ha crccido, la suma de la inteligencia pírblica no ha
¿iumcntaclo proporcionalementc [...] Muchas personas caen
todavía hoy cn el ridículo de hacer a un escritor c<inrplice de
l<>s scntinrientos qtre atribu)'c a sLrs persona.ics; y', si sc sirve
dcl -vo, c¿rsi todos se sienten tentados ¿r confundirlo con c'l
narrador.

Frente a la confusión de los lectores, Balz.ac distingue


claranrente tres fuentes de enunciación distinta en los re-
latos: los personaies-actores, el narrador y el autor. Pero
esa misma confusión se produce también en nuestos días,
y no sólo entre profanos, si consideramos como acto de
lenguaje verdadero (a pesar de tratarse de una novela) el
reproche que el narrador-autor de Negra espalda del tient-
po (cf . 7.2) dirige a sus estudiantes, que se habían intere-
sado por (su hijou (esto es, el hiio del narrador de Tbdas
las alnrus):
I
156 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ENUNCIACION NARRATIVA 157

Texto 37: El autor v el narrador La vida ha querido que me haya visto en circunstancias
y situaciones delicadas. Entonces he tratado de reconvertir-
Por fin dije la verdad a la vez que reanudaba el paso: las del modo más divertido posible [...]. (Entrevista con Ma-
ese no soy yo, es el narrador de la novela, yo no es- deleine Chapsaf Cahiers Céline 2, París, Gallimard (NRF),
-Pero
toy casado ni tengo ningún hijo, al menos que yo sepa. Y 1957 -197 6, pág. 20.)
creo saberlo.
estuviste en Oxford una de ellas. Sin embargo, cuando se le pregunta por ciertos frag-
-Pero
Una sola coincidencia -objetó
segura (la solapa del libro influía mentos de sus novelas, en que se describe la degradación
en el libro) bastaba para atribuirne el resto, pensé, y aque- de algunos personajes, subraya el autor:
llo me pareció una reacción lectora demasiado elemental
para tratarse de licenciados, la mayoría filólogos de diversas Yo soy un médico de barrio muy meticuloso y muy tran-
lenguas. quilo. Hay que ser lo opuesto de lo que uno escribe. Ésa es
Ia sorpresa (op. cit., pág. 35).
hr¡rrR MaBÍ¡s, Negra espalda del tiempo,
Madrid, Alfaguara, 1998, págs. 34-35. La especificidad y la complejidad de la voz narrativa
n¿lce precisamente de la relación entre lo vivido y lo crea-
Quien relata en las obras de ficción es un vo distinto del do, de la ordenación poética o pragmática del narrador.
autor del relato, pero este fenómeno se produce también de También Maruia Torres, en Llna entrevista qlle se le realizó
alguna forma en cualquier conducta narrativa: ante la publicación de su primera novela, un calor tan cer-
cuno, tras años de eiercicio del periodismo, cuantificaba en
Si hablase (o escribiese) de un acontecimiento que me un ochenta por ciento 1o in.,,enlado y precisaba:
hubiera sucedido a mí mismo, ahora mismo, me encontra-
ría, cottto narrador (o escritor) de ese acontecimiento, fuera Quiero que qucde rnuy claro qtrc ésta es una obra dc
ya del tiempo-espacio en que sc acababa dicho aconteci- creaci(rn, aunque, como diccn Cela, Greene, Le Carré, He_
miento. Identificar de manera absoluta a uno mismo, al mingu,ary v t¿rntcls otros maestros, s<ilo sc debc e.scribir. .so-
propio (yo)) acerca del que estoy hablando, cs tan imposible bre lo que se conoce, desde un punto de vista propio. y yo
como levantarse a uno mismo por el pelo (Mijaíl Baitín, Teo- añadiría quc l'abulando, inventando, cn definitiva creanclo.
ría y estética de la novela, trad. esp. 1991, pág. 1O7). sobre lo que se conocc (EL País, 19-1-1997).

Hay pues, en toda narr-ación, una tr.ansposición de los


I 1 .1 . La voz narrativa acontecimientos de la realidad que, en grados diversos, ins-
piran lo relatado. Y existe también, en ocasiones, un uso
Que el narrador y los personajes sean entes claramen- consciente de la apariencia autobiográfica para autentificar
te diferenciados del autor no significa que no lleven en el mundo de l'icción creado. E,stas estrategias se relacionan
ellos "huellas, o tomen npréstamoso, como dice Javier estrechamente con las característ.icas particulares de la co-
Marías, de su autor. Los escritores se refieren en ocasiones municación narrativa. La transformación de las acciones y
a Ia naturaleza de la relación entre sus propias vidas y las acontecimientos se realiza mediante la palabra y no debe
vidas que crean en la ficción. Céline, por ejemplo, afirrna- olvidarse que, en esa tarea, el narrador toma en cuenta un
ba que su obra novelesca está enteramente basada en oyente/lector que podemos llamar; siguiendo a U. Eco, Mo-
sus experiencias, aunque sometidas a una reordenación DALrzADo. El lncroR MoDALTzADo sólo es trna imagen que el
poética: productor del relato invenL¿r para ajustar sus palabr-as,
como ocurre, por lo demás, en otras modalidades de la
f

158 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ENUNCIACION NARRATIVA 159

enunciación. Como preconizaba la retórica antigua, para E,n la 7.ona exterior del acto de narración se encuentran
hablar es preciso antes representarse al auditorio y adaptar cl autor y el lecto¡ desdoblados: los seres reales se repre-
el discurso al interlocutor real o imaginario. sentan separados del proceso enunciativo por un trazo más
Toda interacción verbal supone, por lo tanto, un desdo- grueso, y son los que, respectivamente, producen y leen el
blamiento. El enunciador que construye su discurso es di- texto; los seres modelizados (o imaginados) se hallan en
rigido por un sujeto que obserrya o calcula las reacciones de el interior del proceso enunciativo. Y en el espacio n-rás in-
su interlocutor para organizar sus estrategias discursivas, y terior, producido por la escritura, el texto en que se realiza
ambos sujetos se van alternando.3o En el caso de la enun- el universo diegético, se representan los seres de discur-
ciación narrativa escrita, este desdoblamiento se produce so, el narrador; los personajes-actores y el narratario.
entre el lector imaginario (nnonerrznlo) y el r-EcroR sER DEL Los universos diegéticos creados pueden ser asumidos
MUNDo (el que realmente lee el relato en un sillón, en su por narradores diversos, según el nivel de inserción en el
cama o en la biblioteca). Del mismo nod<¡ los que leen, a relato y según la persona gramatical por la que se opte. Re-
través de los relatos se hacen una idea de su productor (au- presentaremos en el cuadro 32 las diferentes posiciones
ToR MoDEI-IZADo), más o menos alejada del auroR sER DEL del narrador; de acuerdo con estos parámetros:
MUNDO.
A este desdoblamiento hay que añadir la creación, en el
texto, de unos entes de discurso (el NARRADoB, el NARRATARTo
implícito y los ACToRES-eERSoNAJes) que pueden tener y tie-
nen sin duda elementos de los dos seres del mundo que in-
ter-vienen en el acto de enunciación narratir¡a. Este cont-
plejo tuncionamiento puede ser representado del modo si-
suiente:

Cuadro 31. La comunicación narrativa


AUTOR acto de E I-ECTOR
S
REAL prodrrcciírn MODALIZADO
C
DIEGESIS
(en el R limeocn)
I
mundo)
P

T
Narrador -r Narratario

LECTOR
acto de
MODALIZADO
lectura
limro,-rr) (cn el mrrndo)

30. Así explic:,r cl funcionarniento dc la comunicación r,erbal PzLtrick


Charaudeau (1984 v 1 e89).
Y

160 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ENIUNCIACIÓN NARRATIVA 161

Cuadro 32. Repertorio de las posiciones posibles G. Genette (1972) distingue, por una parte, los niveles
del narrador de inserción del relalo, y, por otra parte, la relación de
identidad o no entre las figuras del narrador y de los acto-
Relación de Heterodiegético Homodiegético Autodiegético res en ia diégesis por él construida.
\ pelsonas Testigo- Protagonista
\ El narrador printero (A) de un relato englobanLe
Niveles.d\
participante -voz
¿rnónima o provista de aigún tipo de identidad- es EXrRA-
tnscrclon DIEGÉTICo, como es el caso del narrador de Don Quijote de
narratlva \ \
la Mancha y también el narrador de la novela de Manuel
Narración o persona
Rivas, recientemente traducida del gallego, El lápiz del car-
3.u persona I
1." persona
englobante
I
pintero. E,l narrador (B), a quien se cede la palabra en un
relato encajado es INTRADTEGÉTrco, como el de la novela E/
curioso impertinente (intercalada en Don Quiiote). El visir,
A3 AI A'
Nan-ador de Dott Juan (Cora?.ón tatt Bardamu (Viaje al padre de Sahrazad, que cuenta la historia del asno, el buey
-y el labrador, es un actor del relato-marco en Las mil y una
Qtrijote de Ia Mancha blattco) fur de la trcc|rc)
(Nivel A)
Nan-ador de El kipi:. Alfonso rc¡n !\brrlen
noclrcs. Pero tiene una relación HETERoDTEGÉTICA (esto es,
del carpirttero (EI rrwtuscrito <cuenta en tercera person¿r) con la diégesis que propone a
ltallado err Zaragoza)
su hija para tratar de convencerla de que no se case con el
Jutn (Cora:.órt tart sultán. La misma relación heterodiegética se establece en
blatrco)
el reiatar de Sahrazad noche tras noche.
En la novela ya citada, El lápiz del carpfutero, Herbal
[iene una re]ación HoMoDTEGÉTrcA con los acontecimientos
Extradiegético A2 Álrar-o rs",¡o, ¿i),1,"11)?ii0",.,"' (Gutinde:)
que cuenta a María da VisitaEao, la historia de Carlos Sou-
Vous (/-a lllodilicatiott ) sa \¡ Marisa Mallo, de la que es testigo. Pero es TNTRADTEGE-
TICo, ya que su relato está encajado en el relato englobante
de un narrador anónimo. Sindbad el Marino, en el cuento
independiente de Las ntil y utLa noc/zes, es AUToDTEGÉTlco,
Narracicin 2." persona puesto que es también actor de Io que relata.
encajada 82 Jesúrs Gal índe-z ( Calú r dc :) Bardamu, en Viaje al final cle la noclrc, es un narrador
extradiegético y autodiegético. En EI fttanuscrito hallado en
Zaragoz.a, un primer narrador (extradiegético y autodiegéti-
(Nivel B) 3." persona l.' persona 1." persona
co), Al{'onso von Worden, explica sr-r propia historia, pet'o
luego da paso a la voz de otros actores que intervienen en
ella y cuentan además la suya, como las hermanas Emina
B] BI B. y Zibedea (relación intradiegética y autodiegética). En Co-
Narrador de E/ Herbal Emina y Zibedea razón tan blanco, Juan tiene una relación extradiegética
ct rioso ir t t¡te rti tt er Ie (El lápi: dcl (EI rrnrtttscrito
con lo que relata, heterodiegética respecto a la historia de
t

Intradiegérico car¡titrtero ) lrullado ert Zaragozu)


El visir ¡, Sahrazad sus padres y autodiegética en lo que se refiere a la suya
(Itts t¡til t, tuta Ranz (Cora:.órt tart
ttoches) bLattco)
pr:opia. Cuando su padre, Ranz, desvela el desenlace de su
historia amorosa, se halla en posición intradiegética y au-
Súúbad el lllariuo
todiegética. Pero cabe señalar que Ia autodiégesis es siem-
t62 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ENUNCIACION NIARRATIVA 163
pre relativa, pues aun contando la propia historia, cuando Pero eriste otra modalidad de injerencia, más sutil, no
hay un aleiamiento temporal se produce inevitablemente ya del autor sino del narrador, a la que ya nos hemos re-
un desdoblamiento: como señala M. Bajtín (cf. pág. 15ó), el l'erido (cf. 9.1.5): la aparición de organizadores tempoi-a-
que relata, en parte, ya no es el que vivió los aconteci- ies discordantes que indican la superposición del tientpo
mientos. Así se pone de manifiesto en Viaje al fin de la no- del relato y dei tiempo de la historia. El ahora en un con-
che, en que el Bardamu narrador comenta los hechos de su texto pasado es indicio del momento de la enunciación na-
propia vida subrayando los errores de percepción o de rrativa, actualizada en el momento de la lectura. También
comportamiento del nyo, del pasado. las formas aisladas del presente (como en el texto 11)
Un caso aparte es el de la narración en segunda perso- constituyen, indirectamente, un modo de injerencia, ya
na. Según la organización del conjunto narrativo puede que el tiempo del relato invade (y desplaza) el tiempo de
presentarse en forma extradiegética o intradiegética. pero la historia.
puede decirse que la relación respecto a lo relatado es a la Estas injerencias grantaticales representan una ruptura
vez exterior e interioq como se puede observar en La. Mo- respecto a la forma esperada, pero son, en realidad, varia-
dification, señas de identidad y Galíndez'.Ia voz narrativa se ciones qlle permiten los sistemas complejos y abiertos de
presenta como si los propios personajes adoptaran una una lengua (cl'. J.-M. Adam, 1997), y que adquieren su sen-
perspectiva exterior que les diera mayor lucidez para el tido en el marco de una unidad textual, por lo que respL.c-
autoanálisis. A lo cual cabe añadir un cierto efecto de im- ta al texto 11, en el n-larco de la novela El año de l¿t nlLrer-
plicación en el narratario. te. de Ricardo Reis. De hecho, las variaciones enunciativas
son casi inherer-rtes a los textos narr-ativc¡s. La más genera-
lir.ada (y quiz,á la mirs radical) es precisamente la inclusién
11.2. Injerencias, variaciones y alternancia de diálogos en el relato, que supone un cambio de anclaje
de voces en el relato de ficción
enunciativo. Pero también el paso del relato al comentarict
una de las estrategias para comentar lo relatado es la in- (las reflexiones sobre lo relatado o sobre la narración)
jerencia del autor cuando éste interviene como tal (que pue- constituye una variación enunciativa de base sobre la que
de ir acompañada de apelaciones al lector), como ocurre, por han trabajado nrinuciosamente los narradores contempc-r-
ejemplo, en las novelas de Milan Kundera o de Pío Baroia: r-áneos.
En efecto, G. Genette considera que la obra de M. Proust
Texto 38: Las "limitaciones)) de un autor marca una verdadera ft'ontera narrativa, ya qlle en ella se
produce nla invasión de la historia por el comentario, de la
¿Cuál de los tres relojes estaba en lo fijo? ¿Cuál de aque- novela por el ensayo, del r-elato por su pr-opio discurso,
llas tres máquinas para medir el tiempo tenía más exactitud
(1972, trad. esp. 1989, pág. 312) y R. Barthes afirrra que
en sus indicaciones? El autor no puede decirlo y lo siente.
Lo siente, porque el tiempo es, según algunos grandes filó- nlroy, escribir no es "contar", es decír que se cuenla> (1966,
sofos, el cañamazo en donde bordamos las tonterías de trad. esp. 1982, pág. 35). Así, en muchas novelas recientes, a
nuestra vida; y es verdaderamente poco científico el no po- Ios juegos temporales se añaden las variaciones de la enun-
der precisar en qué momento empieza el cañamazo de este ciación namativa. La combinación de ambas estrategias con-
libro. Pero el autor lo desconoce: sólo sabe que en aquel tribuye a dar mayor profundidad al propósito explicativo de
minuto, en aquel segundo, hacía ya largo rato que los caba- la narración.
llos de la noche galopaban por el cielo. Tales juegos y tales variaciones pueden llegar a mani-
La. busca, Madrid, Salvat (Biblioteca Clásica), festarse en alternancias sisLemáticas. En Galíndez, de M.
1969, pág.25. Yázquez Montalbán,Ia historia de un intelectual y político
164 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ENUNCIACIÓN NARRATIVA 165

vasco va alternando con la de la estudiante americana que Las injerencias, variaciones y alternancias constituyen
hace su tesis sobre él y con la de quienes, pagados poi lu toda una gama de recursos que permiten la realización de
cIA tratan de impedir que dicha investigación se lleve a las diferentes FUNcIoNEs del narrador (Nnnnartv4 DE coN-
cabo. Las dos primeras son relatadas en segunda persona, rRoL, FÁTICA Y CONATIVA, TESTIMONIAL E IDEOLÓGICa, G. Ge-
mientras que la de los perseguidores de Muriel colbert lo nette, 1972, trad. esp. 1989, págs. 308-312).
es, con alguna excepción, en tercera persona. A estos cam- Pero, como veremos en el punto siguiente, no sólo la voz
bios de voz narrativa hay que añadir la alternancia de pa- narrativa puede ser objeto de variaciones y alternancias.
sado y presente, aunque es menos sistemática.
En la obra de L.-F. Céline, la progresiva emergencia de
la voz narrativa va acompañada de alternancias tempora- 11.3. Focalización y punto de vista
les. El narrador será en su trilogía final el propio autor,
céline, y el presente de la narración alternará con el pre- Debemos diferenciar el cambio de narrador del cambio
sente de lo relatado. La elección del autor mismo como de perspectiva (o Eocar-IZACIóN). La diégesis puede ser pre-
voz narradora va asociada a una exploración sobre la sentada escogiendo (o no) un punto de vista restrictivo (el
aventura de la escritura,'' y p,lede ir acompañada, simé- MoDo, que G. Genette fue uno de los primeros en distinguir
tricamente, por la presencia del lectoq ser del mundo, que, de la voz):
en este fragmento, por ejemplo, interrumpe su lectura y
con ello autoriza las digresiones del narrador:32 . Focalización cero (neutra). El narrador no adop-
ta ningún punto de vista concreto y da al lector una infor-
Texto 39: Recogiendo al lector mación completa. Los dos son omniscientes, saben más
que ningún actor de la diégesis.
Ni asomo de viento, ya os lo dije... el humo espeso se . Focalización externa. Los actores son contempla-
eleva recto... y eso que el mar está cerca... nos encontramos dos sólo desde el exterio¡, sin acceso ninguno a sus pensa-
de nuevo donde os dejé, delante de Hamburgo... en fin, cle mientos; como en el teatro, el lector-espectador sabe menos
sus escombros... yo la verdad me ausento a veces... con el
cosas que los actores-personajes. Desde esta visión externa
tiempo justo para un breve resumen, evocar sombras, as-
pectos... el inventario, al fin y al cabo, tampoco os pregunro no queda favorecido ningún punto de vista particular.
dónde estabais... os recoio tal cual...
. Focalización interna. En este caso el narrador res-
tringe la información al punto de vista de un solo actor (fo-
Rigodón, trad. de José Elías, Barcelona, calización interna fija) o de varios (focalización interna va-
Barral F,d., 1971, pág. 174. riable).

La diégesis, además, puede filtrarse por la mirada (ocu-


larización) o por el oído (auricularización), o también por
31. como hemos visto, en su última novela, Javier Marías se decan- la palabra (discursos referidos). La variación de estas posi-
ta también por esta opción (cf. texto l2 y texto 3Z).
32. Los traductores de la trilogía han optado por el plural para tra- bilidades y de los puntos de vista se pone de manifiesto en
ducir el ambiguo vo¿zs francés, sin embargo las marcas gramaticales y la los textos 40 y 41, que corresponden a la misma obra. En
interpelación explícita en algunos fragmentos (ie vous ai quitté, je vous ella no se producen cambios de narrador, que tiene una re-
ai prévenu, certes!, lecteur patient, presque attentif, ami ou ennemi...) lación extra y heterodiegética con lo relatado, es omnis-
indican que el nan'ador se dirige a un lector singular. Sólo carmen Kurtz ciente y cuenta siempre en tercera persona y en pasado.
en su traducción de D'un cháteau l'autre opta por la segunda persona del
singular. Pero hay variaciones de focalización y de punto de vista:
r
166 T,INGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVOS
LA ENUNCIACION NARRATIVA t67
Texto 40: Focalización externa
La perspectiva puede modificarse sutilmente mediante
Los que lo vieron llegar (una vieja de más de noventa el uso del discurso libre indirecto (cf .7.1). Gustave Flaubert
años que vigilaba tras los visillos y' trcs o cuatr. muchachrs es un auténtico maestro de este tipo de deslizamientos:
que fumaban v escupían scntados en un banco bajo cl cas-
taño solitario y a la luz del único fiirol que h¿ibía en la pla-
Texto 422 Los planes de Frédéric
zat) no lo recc¡nocieron, una por su poca memoria v los otros
por su poc¿l edad, pero todos contaron que bajó del taxi
con una bolsa dc viaje y que, sin mirar alredeclor ni conce- Jamais Frédéric n'avait été plus loin du mariage. D'eI-
derse un instante de duda, se dirigió a la puerta con la llave LLEURS, MTIE. ROQUES LUI SEMBLAIT UNE PETITE PERSONNE AS.
ya lista, y que apenas necesitó inclinarse sobre la cerradura sEz RIDICUte. Quelle dillérence avec une femnte comme Mnte.
porque los años lo habían cncorado lo justo para acert¿rr Dambreuse! Un bien autre avettir ltti été réservé! It- ¡tt AVAIT
LA CERTITUDE AUJOURD,HUI.
con clla a la primera.
GusrevE Ft-auseRr, L'éducation sentimentale,
Luls LnuopBo, Caballeros de fortuna,
París, Gallimard (Flammarion), pág. 425.
Barcelona, Tusquets, 1994, pág. 167.

En este fragmento nada se dice de la interioridad del Texto 42'


actol sus actos son presentados desde fuera, desde la pers-
Nunca había estado Frédéric más lejos del matrimonio
pectiva de quienes asisten a su llegada, que relatan luego a
que en esos momentos. Además, la señorita Roques le pare-
terceros. cía una pobre inf'eliz. ¡Qué diferencia con una mujer como la
señora Dambreuse! Era muy otro el futuro que le estaba re-
Texto 41: Focalización interna servado a é1, y de eso tenía ya una cerleza absoluta.
Le pareció que cualquier acto o pensamiento alteraría la In educación sentimental, trad. esp. de Miguel Salabert,
delicada trama de aquella realidad inestable, y que estaba a Madrid, Alianza Editorial, 1987 , pág. 451.
punto de sucumbir al devaneo sentimental, así que dejó la
cena tibia e intacta en el fogón y subió de inmediato al piso Como en el texto 26' (cf.9.1.5), también aquí el tra-
alto, encendiendo y apagando luces, echando aldabas y ce-
rrojos, trajinó unos instantes en el baño y sólo cuando estu-
ductor ha eliminado la discordancia que resulta de la
vo a oscuras en la cama y oyó a lo lejos las campanadas de irrupción del adverbio auiourd'hui en un contexto en pa-
la medianoche y el aullido del perro, sintió por primera vez sado,33 por lo que hemos transcrito el original francés. En
en la vida la soledad última de quien se ha quedado huérfa- é1, la primera frase es atribuible a la perspectiva del na-
no de sus propias costumbres. rrador y las frases en cursiva, principalmente a Frédéric. A
causa del punto de vista omnisciente del narrador, las dos
Op. cit., pág. 1ó8.
frases que enmarcan esta parte exclamativa (en versalitas)
se sitúan en la frontera de los dos puntos de vista. La pre-
Este fragmento es algo ulterior al que se transcribe en
sencia de d'ailleurs y auiourd'hui inclinan la interpreta-
el texto 40 y se trata del mismo personaje, Belmiro Ventu-
ra, que llega a la casa en la que ha decidido pasar los años
de su jubilación. Pero ahora nadie es testigo de lo que hace, 33. Estas supresiones parecen deberse a una característica bastante
generalizada en las prácticas traductoras, que tienden a dar la prioridad a
sólo el anónimo narrado4 que sabe, además, cuáles son sus
la legibilidad del texto de llegada. Sin embargo, como demuestra el tex-
actos (dejó... subió), sus pensamientos (le pareció), sus to 25,las discordancias temporales son también estrategias propias del re-
experiencias sensoriales (oyó) y sus sentimientos (sintió). lato de ficción en español. Como hemos t,isto, en la traducción de Basilio
Losada (texto ll) sí se mantienen las variaciones del original por.¡ugués.
168 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS LA ENUNCIACION NARRATIVA 169

ción hacia Frédéric, pero el narrador está tan cer-ca de los Como hemos señalado en el capítulo 10, los fragmen-
pensamientos del personaie que la distinción se hace di- Los descriptivos son también un espacio de pr edilección
fícil. como ya hemos señalado, el discurso libre indirecto Irara la modalización, pues, efectivamente, al seleccionar
es particularmente apto para estos efeclos de polifonía liis pr-opied¿rdes de los ¿rctantes del relato, el narr-ador ma-
(cf. 7.1). nifiesta indirectamente una apreciación.
A este tipo de indicadores de subietividad han de añadir-
se los graclos de certeza que rnanifiesta el narador en el re-
| | .4. La mod alización del relato lato, mediante MoDALIDADES, que se relacionan con las posi-
ciones qLle ocupa respecto a lo relatado. Debemos a A. J.
Al producirse la enunciación, el hablante no sólo cr-ea Greimas la primera aproximación a las n-rodalidades del re-
en tolno suyo un universo de r-efterencia sino que aden-rás lato (cf. capítulo 2). Más tarde, Philippe Hamon (1981) h¿r
rn¿rnifiesl"a sus subjetividad respecto a lo que dice, pues lie- clistinguido las modalidades de la enunciación (qr-re implican
ne (una actitud indicada, (É. Benveniste, 1966, [rlacl. esp. al narrador y al narratario) de las mod¿rlidades del enuncia-
re7 r). do (que afectan a los personajes-actores). Si las acciones de
El narrador de un relato sitúa las acciones en un tiem- éstos quedan determinadas por una red de relaciones entre
po y un espacio, puede ocupar diferentes posiciones, adop- euERER / saeEn / ponnR, el narrador se caracteriza por des-
tar perspectivas diversas y también indicar su actitud, eslo plegar un sABER que nsobremodaliza, los Fragmentos des-
es, MODALIZAR su relato. criptivos como espacios cognitivos (op. cit., pág. I l8)
Los elementos lingüísticos modalizadores no constitu- Lo propio del narrador omnisciente y anónimo que re-
yen una categoría homogénea. Por ejemplo, en las narra- lata en tercera persona son las aseveraciones (textos 13 y
ciones orales, la actitud del narrador puede manifestarse 14, por ejemplo). E,n nEl cautivoo (texto 4), a los enun-
en componentes lingüísticos discretos pero también en el ciados constativos en lercera persona sucede una voz en
orden de enunciación de los acontecimientos y muy espe- primera persona que manifiesta no conocer todos los deta-
cialmente mediante la entonación y recursos no verbales, lles, por eso aparece también la hipótesis (utal vez porque
como los gestos y expresiones faciales. los otros se detuvieron>, (acaso a este recuerdo siguie-
En el relato escrito pueden transcribirse estos últimos ron otrosn); y en la evaluación final, el nar-rador en prime-
componentes paraverbales propios de la comunicación ra persona manifiesta la interrogación de nlanera indirecta
cara a cara, gracias a la tipografía. El uso de puntos sus- (uYo querría saber,).
pensivos, exclamaciones, interjecciones y onomatopeyas E,n general, cuando la focalización es externa, el narra-
constituyen otros tantos medios de transponer la emotivi- dor no puede dar cuenta de las motivaciones de los actores
dad del narr-ador. Y, en general, las diferentes manifesta- de la acción. Así, en el texto 5, la voz narrativa se interro-
ciones del ritmo del discurso narrativo modalizan sutil- ga, indirectamente, como en el relato anterior, por el obrar
mente el relato: las variaciones de velocidad, el desorden de del mister'ioso c¿rbailero (u¡quién sabe por qué pasó!,).
lo relatado (cf. 9.2) son factores relacionados con la distin- Pero también se interroga el narrador autodiegético cuan-
ta importancia que el narrador confiere a los diversos epi- do la focalización es interna. Se halla inmerso en los acon-
sodios. Desde esta perspectiva, conviene recordar también Lecimientos, de los que tiene una perspectiva limitada, la
que las formas aspectuales escogidas (cf. 9.1.3) presentan suya. Por eso, el narrador del texto 24 utiliza numerosos
distintos ,.modos,, del desarrollo de la acción: relatar en modalizadores de dr-rda y de diferentes grados de seguridad
presente implica una actitud narrativa más emotiva que respecto a los hechos que está relatando (quizá, tal vez, no
hacerlo en pasado (cf. 9.1.4). lo creo, sin duda tampoco puedo decir). Para terminatl
r
LA ENUNCIACION NARRAIIVA t7l
170 LINGUISTICA DE LOS TEXTOS NARRATTVOS
La repr-esentación dei tnundo (que C. Bally clenomirió
señalemos que la opción enunciativa puede modalizar en- tlíctttttt, tomando este térrnino de la lógica) es inseparlablc:
teramente el relato y conferirle un sistema discursivo par- rlc l¿r enunciación, erpresión de la n-rodalidad o nrcdtts ("el
ticular.3a rrlrna de [a fl'ase,, C. Balll', i965, pág,.3ó). La enunciación
eonstituye, por lo demás, el elemento artictrlador entre el
rrrundo creado en el texto y el objetivo pragmático que con-
1 1.5. La enunciación como componente pragmático rliciona su producción, ya que la modalidacl de la rept'e-
de los textos
se'ntación referencial depende de las tinalidades qLle se per-
El mundo creado mediante el complejo acto de narra- sigan.
ción puede tener diferentes anclajes enunciativos y ser
modalizado muy diversamente. En el relato, además, hay
una referencialidad de carácter temporal, ya que puedl
definirse como una redescripción de la accién humana en
el tiempo. Las unidades lingüísticas que conforman dichas
dimensiones del texto, estudiadas en esta tercera parte,
dependen del contexto situacional en que se prodüce la
narración, y son, por lo tanto, esenciales para la finalidad
pragmática del relato.
De manera general, en todos los textos, junto a los ele-
mentos lingüísticos frásticos y transfrásticos (presentados
en la segunda parte), han de tomarse en consideración
este segundo grupo de elementos, que podemos sintetizar
como coMpoNENTE pRAcn¿Ártco.

Cuadro 33. EI componente pragmático

CoprpoNENrr pRacuÁrrco
. RnpRnspruracróru sel,rÁr{rrca: Contenido oracional.
Construcción de Ios objetos del discurso, ,.mundosn -
uDICTUM,
. en los parámetros situacionales del
ENu¡rrcracróru: Anclaje
acto de enunciación, asunción de las proposiciones y moda-
lización = .MODUS,
. Furnze rlocuroRra: Valor de acto de discurso.
objetivos, finalidad(es) propiamente pragmáticos del texto:
orientación argumentativa

34. como se pone de manifiesto en El extraniero al compararlo con


una versión antedo¡ abandonada por Albert camus, r.a ntort heureuse
(cf. nota 28).
r

CoxclusloNES

DEL TEXTO AL DISCURSO

Las páginas precedentes han puesto de manifiesto la


complejidad y la heterogeneidad de los <textos narrativos,,
que no podemos considerar un ntipo" entre otros (descrip-
tivo, argumentativo...), ya que, así clasificados, son difícil-
rnente aplicables a las producciones lingüísticas reales.
Pero debemos subrayar el mérito tanto de los intentos por
establecer tipologías, en el plano de la macroestructura,
como el de la elaboración de las primeras gramáticas del
texto, en el plano de la microestructura. Todos estos traba-
ios aportan elementos de respuesta al reto que se plantea a
las investigaciones actuales en lingüística del discurso: de-
terminar las regularidades que dan forma a la sustancia
verbal más allá de la frase
E,n toda manifestación discursiva reconocida como sig-
nificante, ür cierto número de componentes (el fonético-
Fonológico, el morfosintáctico y el léxico-semántico) son
los más sistemáticos, y por ello vienen siendo ampliamen-
te estudiados por la lingüística tradicional. Pero sabemos
actualmente que los enunciados producidos, además de es-
tar ordenados por los sistemas de la lengua, presentan re-
gularidades en su composición, menos conocidas teórica-
mente, pero categorizadas por los sujetos hablantes.
Jean-Michel Adam sitúa las regularidades textuales a
nivel de la sECUENCI t (1992), como unidad de composición
superior a la frase-período, aunque inferior a la unidad que
podemos llamar texto. Este modelo rompe con el concepto
f

174 LINGTJISTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS CONCLUSIONES t75

mismo cle ntipoiogía de los textos>, pel'o sólo adquier-e toclo o en textos que no contienen secuencias narrativas pro-
su sentido en una perspectiva global de los planos de orga- ¡riamente dichas hemos podido observar otras regularida-
nización del texto. tles: la composición rígida de las recetas y otros textos de
A lo lar-go de nuestro esltrdio hernos ido presentando ¡rrocedimiento; y en lo que se refiere a géneros y subgéne-
srrcesivamente estos planos, ilustrándolos con el análisis ros periodísticos, hemos constatado el predominio de la nr,-
de <textos nari'a[ivos): primeranrente, el componente tex- r.ncróx DE ACcIoNES y la n¡,uctóx or, DEcLARACIoNES en las
tual (infrafrástico, frástico, transfrástico y composicional, informaciones periodísticas, así como ciertas constantes en
cuadros 2 y 16), )., en segundo luga¡ el componente prag- cl orden de presentación de los hechos en el suceso (textos
mático (represent¿rción semántica, enunciación, ftrerzra iló- 21, 28,34, 35); respecto a los géneros de opinión, aunque
ctr[or-ia, cuadro 33). Hemos puesto especialniente dc re- rro los hayamos estudiado aquí, recordemos, por ejemplo,
lieve la organización de la secuencia narrativa, corno que existe una diferencia enunciativa clara entre el nedito-
e.lemplo de REcuLARTDAD TEXTUAL. pero, al mismo tir:mpo, lial, (caracterizado por su tendencia aIa neutralidad) fren-
otros elementos cie sistem¿iticidad se han indicado o sllse- te a la ocolumn¿o (que incluye numerosas marcas de sub-
rido: ietividad).

t la macrosegrnentación de algunc-rs textos pertenecien- ¿Qué eje puede permitirnos articular estas regularida-
tes al discurso literario está reglllada por el subgéner-o al des que aparecen en distintos planos de la organización de
que pertL.necen, como es el caso de nuestro texto 5 (qrre los textos? Como adelantábamos en la introducción, pen-
tiene forma de romance); samos que en estos casos podemos hablar de necurARIDA-
t los t.ext.c-ls etiológicos se presenLan como una combi- DES DISCURSIVAS, que sólo pueden determinarse por el estu-
nación de lel¿rto y explit:ación (textos 7 y s), nrientr.as que dio comparativo de conjuntos de textos, partiendo de la si-
la mayclr par'l-e de las novelas, sea cual sea su subgénei-., tuación de comunicación común en que se producen, y
están confornradas por la alternancia de secuencias narra- describiendo así cÉNr,nos y suncÉ,NERos DISCURSIVoS. A es-
tivas, descripLivas y dialogales (textos l, 2, B a 12, 22 a 27, tas dos últimas nociones nos hemos referido en varios mo-
30-31, 33, 37 a 42); mentos de este estudio, pero ¿a qué llamamos género dis-
' desde ei punto de vista de la actualizacií¡n de los sis- cursivo?
temas cle la lengua, en todos los textos cuyas organizacio- La cuestión de los géneros se ha desplazado en los últi-
nes nal'rativas son dominantes tienen una espcrcial impor- mos años del ámbito de la poética literaria hacia el del aná-
tancia ctralitativa y cuantitativa los tiempos verbales, los lisis de los discursos. En sus diferentes modelos y escuelas
organizadores tenrporales y los marcadores aspectuales parece existir un cierto consenso en torno aI género. De este
(textos 4-8, 1l-18, 20, 22-29, 32-42); fenómeno constituyeron un ilustre precedente los trabajos
' el nrundo construido en el texto puede ser fantástico del nCírculo de Bajtínn. En efecto, escribe M. Bajtín sobre
en los géneros literarios, en el relato etiológico, en las le- "El problema de los géneros discursivoso:
yendas y en los cuentos de hadas, pero siempre está mez-
clado con elementos de la realidad (textos 7,8, 13, 14, 29);
' el enunciador de textos de ficción puede co-
nocel los más íntimos'ruchos pensamientos de sus personajes,
sus más secretas acciones sin tener que referirse a sus
{uentes y sin qr-re ningún lector se asombre por ello (tex-
tos 1-3, 9-11, 17,25, 30, 4l-42);
T76 LINGÜÍSTICA DE LoS TEXToS NARRATIVoS CONCLUSIONES 177

Cada cnunciadcl separado es, por supuesto, individual, Algunos lingüistas actuales están devolviendo al primer
pcro cada csfera de uso de la lengua elabora sus tipos rela- plano de las investigaciones en curso estas observaciones
tivamente estables de enunciados, a los que denominamos dernasiado olvidadas de Bajtín. Por ejen-rplo, F. Rastier r-e-
géneros discursit,os (1979, trad. csp. 1990, pág. 24g).
conoce igualmente la articulación del discurso en géneros
L¿rs f'rrnas dc la lengua y las f'ormzrs típicas de los enun-
que corresponden a prácticas sociales, por lo que conside-
ciados llegan a nuestra cxperiencia y a nuestra conciencia
conjuntamente y en una estrecha relación mutua. Aprender fa que uun género es lo que pone en relación un texto con
a hablar quiere decir aprender a construir los enunciados un discurso" (F. RasLier, 1989, pág. 40). Este autor afirn-ra
(porque hablamos con los enunciados y no mediante ora- también la estrecha relación ente la dimensión global de
ciones, y menos aún por palabras scparadas). Los géncros los textos y sus componentes microlingüísticos.
discursivos organizan nuestro discurso casi de la misma Cuando F. Rastier afirma que (un género es lo que pone
manera como lo organizan las fornas gramaticales (sintác- en relación un texto con un discurso>, Se compl'ende qr-re
ticas) (op. cit., pág. 268). esa reiación es inseparable de las formaciones discur-sivas
de las que habla Michel Foucault. Según la del'inición cle
Bajtín sostenía que los géneros del discr-rrso organizan La arqueología del saber: uSe llar-nará discurso un conjtrntcr
el habla _y que tienen su origen en uesferas de uSo)), esto es, de enunciados en tanto que dependan de la misma forma-
corresponden a las formaciones sociales en que se desarr-o- ción discursiva, (1969, trad esp. 1984, pág. 198).
llan las interacciones humanas. Mediante la noción de gé- Las obras de síntesis más recientes sobre las tendencias
nero, Bajtín subraya sobre todo la existencia de prácticas actuales en análisis del discurso demues[ran el lugar cen-
discursivas reguladas, que son tan variadas como las prác- trzil que está adquiriendo la cuestión de los géneros en esLe
ticas de los actores sociales. Existe además, según el pen- ánrbito (cf. Dominique Maingueneau, 1996a y |gg6b, y
saCor ruso, una interrelación entre las unidades lineüísti- Paul Bronckart, 1996). Así, para Patrick charaudeau se tra-
cas y el utodo del enunciado completo,,: [a de un concepto fundamental, desde su perpectiva cle
analista del discurso: el género se describe a partir clel es-
Al sclcccionar dcterminado tipo de no lo esco-
gemos únicamcnte para Llna oración 'r¿rción, tudio de un corpus de textos reunidos en función de un
deterrninada, ni de
acuer-do con aquello qr-rc quer-emos exprcsar mediantc l¿r tipo de situación que los determina (un nlisrno coNTRATo DE,
oración única, sino que clegin-ros el tipo de oracirin desde el coMUNICActóu); el estudio de sus constantes y sus r¡¿rriantes
punto de vista dc la totalidad del cnunciado que se le figurar permite definir distintos tipos de estrategias posibles
a nuestra imaginación discursiva y que determina la elec- (1984,19S9).
ción. La noci<in de la forrna ,.lel enunciado total, es decir, la ¿cómo podremos situar'las estrategias de la comunica-
noción acerca de un dcterrninado género discursivo, es lo ción verbal en la perspectiva socio-discur:siva del género, al
que nos dirige cn el proceso de discurso (r_rp. cit.,pág.271). describir e interpretar los textos? EI esquema del cuadro
34 representa las relaciones entre los componentes del tex-
Por todas estas razones la perspectiva discursiva no to y los géneros del discurso:
sólo permite aproxil-narnos al funcionamiento de los textos
en su globalidad, sino que, además, aumenta nuestro co-
nocimiento sobre los sistemas de la lengua:
El estudio del enunciado com o unidatl real de Ia comtr-
nicación discursiva perrnitirá comprender de una manera
más cor.'ecta la naturaleza de las unidades de lengua (como
sistema), que son Ia palabra y la oraci ón (op. cit., pág. 255).
178 LINGÜfSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS CONCLUSlONES t79
Cuadro 34. El análisis de los discursos sentan los condicionamientos socio-históricos sobre los
y la lingüística textual discursos y el texto: la uacción> que realiza el texto incide
en sus modos de or:ganización v depende de su inscripción
ANÁLISIS DE LOS DISCURSOS en una interacción socio-discursiva, condicionada a su \/ez
por las formaciones sociales y su inter-discurso.
*"T1?
?*': ;l,g*" € ..'i¿:il*".""'l}*^ .l_> -199'-ó.Yl'-:l
DEL LENGUAJE
Los géneros son regularidades socio-históricas obser-
II vables en la pr'áctica discursiva, qlle es su ver.dader-o cam-
IIrrurenuscuRso I
L->
po. Reguian, de manera más o menos constrictiva, los es-
qllemas de los textos y sus diferentes planos de organiza-
GÉ,NEROS
i:ión. Pero la articulación de e-'stos últimos puede variar
(suscÉNsnos) considerablernente, ya que, de hecho, los textos están es-
Lructr-rr¿rdos de modo muy flexible. Pueden resumirse las
cr-¡nsideraciones precedenles definiendo los géneros coirio
catesorías:
DISCURSO
prácticas y empíricas, irnprescindibies tanto para la
recepción como pat'a la producción de discursos;
reguladoras de los enunciados y de las prácticas sc_r-
cio-discursivas de los hablantes:
Textura frástica Estructura de la Representación Enunciación Orientación o prototípicas, es decir:, definibles ntás en términos de
y transfrástica semántica (anclajesituacional argumentativa
(estilo)
composición
(scuencial y (mundos) y asunción y actos de ter-rdencias (son umás o menosr) que por criterios es-
enunciados)
esquemas de textos) discurso)
trictos.
Conexión y Cohesión Cohesión y Coherencia
COMPONENTE TEXTUAL COMPONENTE PRAGN,TÁTTCO A pesar de la función reguladora de los géneros, en oca-
siones, un editorial, un anuncio publicit¿rrio, un discurso
LINGÜÍSTICA TEXTUAL político, la intervención de un participante en un debate, o
una novela pueden resultar singulares, inesper-ados, sor-
prendentes en relación con el géncro o el subgénero al que
En la parte inferior del cuadro encontramos de nuevo pertenecen; como hemos indicado más arriba, los analistas
los componentes que hemos ido analizando a lo largo de del discrlrso consideran que es precisamente la oposición
estas páginas: a la izquierda, los componentes textuales de constantes y variantes la que permite describir la espe-
(presentados en los cuadros 2 y 16), que garantizan la co- cificidad de un género o de un texto singular. Esto se ex-
nexión entre los enunciados y la cohesión gramatical; a la plica por el funcionamiento propio de las regularidades ge-
derecha aparecen los componentes ya presentados en el néricas.
cuadro 33, de los que depende la cohesión semántica (en- Los textos realizados, efectivamente, pueden establecer
tre el mundo creado y el anclaje enunciativo) y también la relaciones algo difusas con su pRororrpo cgNÉ2co. y esto
coherencia pragmática, en relación con las intenciones y es así porque las regularidades, tanto textuales como dis-
los objetivos del texto, esto es, con su orientación argu- cursivas, obedecen a los mismos principios que las regula-
mentativa. Por esta razón, una línea relaciona este compo- ridades de los sistemas de Ia lengua, aunque sean menos
nente con la parte superior del cuadro, en la que se repre- constrictivas que estas últimas y permitan un mayor mar-
180 LINGÜÍSTICA DE LOS TEXTOS NARRATIVOS

lo tanto, some-
gen de libertad. Los géneros se hallan, por
tidos simultáneamente a dos tendencias contradictorias:

Una tendencia centrípeta, dominada por los mode-


los del pasado, la reproducción y la repetición, go-
bernada por reglas (núcleo normativo).
Una tendencia centrífuga, dirigida hacia el futuro y
la innovación, desplazadora de las normas (varia-
ción). REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
En relación con los textos aquí estudiados hemos dado
algunas indicaciones sobre la evolución de algunos -eéneros ADAM, Jean-Michel, Le. Récit, París, Presses Universitaires de Fran-
en que aparecen organizaciones narrativas (o cercanas a ce (Que sais-je?, n." 2149), 1981.
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incluir fragmentos de discurso citado. -, Le kxte narratif, París, Nathan (Université), 1994.
Desearíamos que las conclusiones de estas páginas pu- -, <Aspects du récit en anthropologie", en I¿ discours anthropo-
dieran extenderse más allá del caso de los textos narrativos, -, Iogique, Lausana, Payot, 1995 (págs. 227-254).
aunque sean éstos los que nos han permitido ilustrar aquí I-e style dans Ia langue. [Jne reconception de Ia stylistique, Lau-
una perspectiva teórica más global, desde la cual la aten-
-, sana, Delachaux-Niestlé, 1997.
ción se desplaza de las tipologías textuales a las regulari- ADAM, Jean-Michel y REVAZ, Frangoise , L'Analyse des récits, París,
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implica optar por un principio de tipologización abierto; r970.
esta opción, tanto desde el punto de vista de la didáctica de .,Notas a ltt
Regentarr, en Sergio Beser (ed.), Clarín y In Re-
las lenguas como desde el de la investigación lingüística, -, Ariel, 1982 (págs. 225-245).
gentq., Barcelona,
implica una actitud igualmente abierta, de constante ex- Areaoat-p¡o MavonDoMo, Tomás, Tboría de los mundos posibles y
ploración. macroestructura narrativa, Alicante, Universidad de Alicante,
Nos hallamos leios de la seguridad que proporcionan las 1986.
tipologías cerradas y homogéneas. Pero nos parece que sólo ArclNt FRaNCs, Juan y Blecu,r, José Manuel, Gramática española,
aceptando este riesgo, sólo reconociendo y explorando la he- Barcelona, Ariel, 1975.
terogeneidad de los textos, podemos dar cuenta de la com- Atuossv, Ruth S., "Linteraction argumentative dans le discours lit-
plejidad de los fenómenos que entran en juego en las prácti- térairer, próxima publicación en Escritos, México, Universi-
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tion, París, Dunod, 1993.
ÍxorcE DE rÉnnnrr{os
accróNr: 95-1f I oescRlpctóN: *secuencia descrip-
esferas de acción: 23-24 tiva
- estmctura: 100-102 de estado y de acción: 147
- unidad: 104-105 - de objetos: 146
-ACoNTECTMTENTo: 95-97 - descripción de acciones: 109,
ACTANTE: *esquema actancial - 145-146
ACTos DE LENGUTe (oe HABLA o de una situación: 147-148
oE orscunso): 30-31, 83-92 - narrativizada: 147
ACroR / su¡ero: 24-25, 95-97 - por la acción: 145-146
ADYUVANTE: *esquema actancial - y relato: 7O-72, 152-153
AGENTE: *actor / sujeto -DESENLACE'. 57 -65, 7 2-79
ALTERNANCT¡ / coononv¡clóN: *com- DESTINADOB / oesrtNATARIo: *es-
binación de secuencias quema actancial
ANALEPSIS: *orden temporal uÉcEsts: 19-22; *mímesis, uni-
ANCLAJE / ¿rRreucróN: 142 verso diegético
ASPECTo DE r.A rccróN: l2O-123 DISCURSo LIBRE INDIRECTo: 86,
ASPECTUALTz,qcTóN: 142 167-168
¡uroorccÉTICo: *narrador run¡cróru: l2l-122, 132-133
AUTOR: *narrador
EJEMPLo NARRATIVo: "pragmáti-
súseuEoa: *esquema actancial ca del relato
ELEMENTOS:
cAUSA / c¡usRr-ruao: 95-100, 104- para la caracterización de la
105 - acción en el relato: 100,
coMBrNACróN oa SECUENCTAS: 79- 106-107, 109
8l para una definición del rela-
COMPONENTpS TRÁsTICoS Y TRANS- - to:67,68, 95, 131, 151
rRÁsrrcos: 55-5ó para una definición del tex-
coMPoNENTES PRAGMÁrrcos: I 70- - to 11, 44, 47, 49, 62, 69
17l slrrsrs: 133
CONTRATO: ENCADENAMTENTo / suceslóN: *com-
contrato de comunicación: binación de secuencias
- 177 ENCAJE / r¡¡sancró¡r: *combinación
contrato narrativo: 25 de secuencias
-cRoNor-oc͡: *orden temporal ENTRADA-PREFACIo: 58-64, 7 4-7 5
190 INDICE DE TERMINOS
ÍNorcn oe TÉRMINOS I9I
NARRADoR: 31, 87-89, 155-165 pRoposrcróN (Nenn,rrrva): 57
ENTJNCTACTó¡¡: I 14-120, *momcn- INTRADIEGÉrlco : * n¿rr-rador *narrador
NARRATARIO: PROTOTIPO:
to de la enunciación, enun- INTRIGA:
NARRAToLocÍa: 15, 23-35 de la secuencia narrativa: 35
ci¿rcirin narrativa cre¿rci<in de la intriga: 65- - de los actos de lenguaje: 84
ENUNCIACIÓN NARRATI\A: 30.31,
- 68,110-111
NORMA:
- de los géneros de discurso:
155-171
-
intriga y tcnsión clr¿imática: - ética: 102-104
sociocultural: 100 - 179-180
ESQUEMA: 66-68 -NOVELA: PUNTo DE vrsrA: *focalización
ac:tancial:24-25
- del texto: 70,79-81 JUEGOS:
americana: 99
- de ideas: 9l-92
-ESTRUCTURA: de la voz narrativa: 162-164 -Nouveau ronnn: 12 REFoRMULACTóN: 7 l,
142-143
-- REcULAzuDADES Drscunsrvas: 174-
canónica dcl relato: 57-65 temporales: 127-l3O parodia:
- - 12 t7s
-
dc la accidrn: 100-102 -NUDo: 57-68,75-79 TExrueles: 173-
dc la composición: 72-79 LECToR: 157-159, *narrador REGULARTDADES
- dramática del relato: 68 r-ócrc¡:
174
- oBJETIVoS / rtN¡untDES DEL RE- RELACTóN DE AccroNes (oe DECLA-
-
ternaria de la receta: 108 -- dc las acc:iones: 95-100
LATo: ll-12, 124, xpragmá- RACIONES): 150
tcrnaria del relato: 108 de los acontecimiento.s: 95-
- tipificada: *esquema del - 100
tica del relato nprrnve: 145
- tCXtO oBJETo DE vALoR: *esquema ac- RITMO:
dcl mundo: 139-l4l
ÉrtcR: *nor-ma - de los scnlls: 100-102 tancial
- de las oraciones: 46, "período
- oPoNENTE: *esquema actancial de los acontecimientos: 58-
sr,'uu¡ctót¡: 57-65, 7 4-79 - 63
E,XTRADIEGÉTICO: *narrador
ORACIÓN:
MARCADORES ASPECTUALES: I 15,
semántico-sintáctica: del discurso: 148-149, 168-
rÁeuL¡: uhistori¿r, przrgmática dcl
t2t-122 - tipográfica: 44-46 46-50 - 170
vÍvesrs: l9-2O, 33-34, *diégesis -oRALTDAD DEL TEXTo: 12-13, 44-
rclato, géneros discursivos r\lAcRosEcueNrRcróx DEL TE\TO:
rtcctóN: *diégesis, jncgos tem- 41-44 46,124 scRlPr: 100-101
por-ales nrnrÁroRR (ueroNtnata / stNÉcoo- oRDEN TEMPoRAL: l3l-132, 134- SECUENCTA: 35, 173
69,9l
- argumentativa:
FocALrzACróN: 165- 168 138
ouE): 142-143
ruNcróN: oRGANTzADoRES TEMPonares: 1 16- descriptiva: 69, 142-145
de la descripción: 152-f 53
MICROSEGMENTACION DEL TEXTO:
120 - dialogal: 69,76-79
- de los personajes:23-24
44-51 - explicativa: 69, 72-79
- dcl narrador: 165 MODALIDAD:
y re¡uÁrl- - narrativa: 57-65,
-snrrlrórrcl NARRATTvA : 69
PAPELES ACTANCTALES
- dc los personajes: 25-27, cos:24-25
- t69 25-28
GÉNERoS DEL DISCURSO: 13, 28,
dcl narrador: 53, 169
pÁnna¡,o: 41 srru¡cróN rNrcrAL / slruacróN Fr-
32, 4l-43, 46, 62-63, 70, -MoDAr-rzACIóN DEL RELATo: l4l, p¡nÍooo: 51-55 ¡¡ar: 57-79
175-180 prrurpxro: 4l
168- 170
cR¡nrÁrrcn:
MO]\lENTO DE LA ENUNCIAC ION:
PERSoNATE; 24, 85-87, 158-159 rsNsIÓN: *intr-iga
de texto: 56 pn¡cuÁrrcA DEL RELATo: 29-35, TEXTo Y DrscuRso: 173-180
- del relato: 23-24
tr4-tt6 83-92, 170-t7l rrEMPo: 105- 106, I 13- 138
- MOTIVO / N¡ZÓN DE ACTUAR: 64.
65, 97-100
PRESENTE: rRa¡uccróN: 53-55, 128-129,
HETERODIEGÉTICO: *NATTAdOT ampliado: 116, 125-127 164, 167
vtóvtt-: *motivcr - atemporal: 145
HrPorrPosts: 124 TRAMA: xintriga
HrsroRrA: 2l-22, 131-132 MUNDO: - emotivo / histórico: 124 TRANSFoRMACTóN: 27, l08-lll
cre'ación 63-64, 139-l4l -PRETÉRITo IMPERFECTo: 145
INJERENCIAS:
- real, fantástico:75-76, 14O-
- l4l pRsrÉRrro TNDEFTNTDo'. 72, 96, uNrvERSo precÉrrco: 21
de la voz natrativa: 43, 61,
- 88-89, 145, 162-165
125-127,145
pRprÉzuro PERFECTo: 72, 125-127 vELocIDAD: *duración
-- de los organizadores tempo- NARRACION:
PRocRAMA NARRATTvo: 25-27 voz NARRATTva: 43, 59, 156-168
rales: 127-128, l3O, 167 acto de: 3I, 116
- PRoLEPSIS: norden temporal *enunciación narrativa
INTERPRETACTON (DEL reXrO): 31- englobante / encajada: 160-
34,89-92 - 162
i ¡.1" ${ }i$:.}

llilltrilLrilill[il][ut

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