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*Presentación / Mail del seminario / Bibliografía /

* Idea del seminario: no plantear respuestas sino hacer visibles las preguntas. Marcar los
problemas. Duda del seminario, inicial: ¿será un seminario de teoría de la LC, de
metodología de LC, o implicaba el análisis de un problema o tema literario concreto?

*¿Cómo se traslada esto a la propia organización del curso? De acuerdo a una


disposición en un eje doble: por un lado, historizar la disciplina marcando sus hitos y
circunvoluciones más relevantes; por el otro, trabajar en casos concretos de aplicación
de las diferentes ramas que (no sin polémica) se incluyen habitualmente como parte de
la Literatura Comparada. Historización + casuística (ejemplificación): la LC en su
historia y en su ejercicio

* Con la disolución de la poética normativa clásica (Guillén, Rancière et al.) surgen


nuevos objetos literarios que hacen de la hibridación una marca constitutiva: así, es la
propia literatura la que impulsa al lector-analista a recorrer lenguas y tradiciones
literarias diversas así como le exige el conocimiento de los distintos códigos genéricos y
de las relaciones entre las artes.

*Primera clase: plantear entonces las preguntas a partir de lo más ínfimo, que es el
propio nombre de la disciplina, con los preconceptos e ideas de lo que nosotros
podemos entender por esas palabras: desplegar preguntas que nos acompañarán el resto
del cuatrimestre.

* “Literatura comparada”. Primera idea: antes de ir a los textos clásicos de la disciplina,


es posible tener un acercamiento “intuitivo” a la cuestión, los dos términos que
componen el sintagma que le da “título” (aunque sea provisorio) a la disciplina que nos
reúne no parecen ser demasiado complicados u oscuros. Pero el sintagma es
engañosamente simple, tenemos que pensarlo.

¿Qué es comparar? RAE: “Fijar la atención en dos o más objetos para descubrir sus
relaciones o estimar sus diferencias o su semejanza.” La tarea es un poco tonta: todos
sabemos lo que es comparar, y el término es antiguo (del latín comparare). La
comparación, sospechamos, es una acción básica de la práctica científica: medir,
relacionar, etc. Sin embargo, el diccionario de la RAE no me dice algo: que el término
comenzó a aplicarse con cierta sistematicidad a diferentes campos de la ciencia (sobre
todo ciencias naturales: anatomía, biología, etc.) a fines del siglo XVIII y principios del
XIX (por ejemplo, la Anatomie comparée de Cuvier [1800] o los Principes d’anatomie
comparée de Blainville [1822]) y que los estudios literarios reciben la influencia de esas
disciplinas, del prestigio del método científico propio de las ciencias naturales. También
es un término éste que se aplica a la gramática comparada de lenguas: Grammaire
comparée des langues de l’Europe latine, de Raynouard (1821). ¿Por qué es importante
esto? Porque comienzo a ver que el nombre de la disciplina (y esto en el término a priori
más fácil, entendible, del sintagma) está marcado históricamente, no es aséptico, es
menos lógico de lo que pensaba. Implica una determinada epistemología, la incorpora

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en la propia denominación. Hay un impulso comparativista de la cual los estudios
literarios forman parte.

Comparación: necesito entonces al menos dos objetos, y en esto al nombre de la


disciplina parece faltarle algo, un término: uno compara una cosa con otra cosa.
Entonces: ¿con qué compararíamos la literatura? Con otra cosa que no es la literatura?
Y en ese caso: qué del vasto mundo de las esferas de actividad social podría
legítimamente compararse con la literatura: literatura y política? Entonces, para
quedarnos sólo con los títulos (no importa que no los hayamos leído), un texto como
Literatura argentina y realidad política, de D. Viñas, podría ser (insisto: sólo tomando
el título), un estudio de literatura comparada. O es la literatura y la filosofía: y entonces
un trabajo que analice la influencia (y las diferencias) entre la filosofía de Bergson y de
Proust (ambos franceses, ambos contemporáneos) podría ser un trabajo de LC.
Literatura y ciencia? Esta vía parece un poco difusa. Pero: ¿la literatura y las otras artes?
Volveremos sobre eso.

O debemos entender quizás la literatura comparada consigo mismo, el propio campo de


la literatura que es comparada en su interior. Pero, entonces, tengo que empezar a
subdividir, deslindar, definir unidades: necesito mis términos para mi comparación. Y
aquí se me abre nuevos problemas. Porque, para poder realizar comparaciones al
interior de la literatura, debo tener definido el campo principal, la literatura. ¿Lo
tenemos definido? En una época en que todo el mundo creía saber lo que era la
literatura, ¿no escribió Sartre un libro llamado precisamente Qué es la literatura? (Notar
que nosotros estamos un poco repitiendo ese gesto). Porque la noción de lo que la
literatura es no es unívoca (desde un punto de vista sincrónico), ni ha sido siempre igual
(desde un punto de vista diacrónico, histórico). En realidad, hasta fines del siglo XVIII
la palabra “literatura” indica “cultura literaria”, “conocimiento de las letras”.
Diccionario de Autoridades (1726-1739), literatura es “el conocimiento y ciencia de las
letras”. VER AL RESPECTO EL ENSAYO DE WELLEK: LA PALABRA
LITERATURA SE DESARROLLA DIFERENTEMENTE, CON DIFERENTES
TIEMPOS, EN DIFERENTES PAÍSES. Entonces, ¿qué tipo de unidades podría
delimitar al momento de comparar producciones textuales de culturas que manejan
diferentes conceptos de lo que es la creación lingüística?

Este trabajo con el nombre de la disciplina no es ocioso: como veremos después, es una
parte fundamental de las disputas que se nuclean en torno a ella: ¿es correcto el
nombre? ¿incluye todos los trabajos que se acogen bajo esta etiqueta (es decir, es un
nombre descriptivo)? ¿o, más bien, son los trabajos los que deben responder a la
etiqueta (es decir, es un nombre programático, prescriptivo, y por lo tanto todos
aquellos trabajos que no se adecuen a ese programa simplemente quedan por fuera del
campo disciplinar)? El trabajo con el nombre no es ocioso porque esas palabras están
llenas de presupuestos ideológicos que es importante no tanto eliminar totalmente (eso
podría ser imposible) sino al menos tener presente. Guillén lo señala al comienzo de su
libro: es un “rótulo convencional y poco esclarecedor”.

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Título provisorio: hagamos un ejercicio propio de la literatura comparada. ¿Cómo se
intitula este campo de estudios en otros idiomas? Comparative Literature, BUSCAR
EN ALEMÁN. En nuestro caso (español), lo derivamos básicamente del francés:
littérature comparée. Guillén destaca el aspecto activo de la denominación en inglés,
contra el aspecto pasivo del español. VER MARINO

*Puedo dejar de especular por mis propios medios e ir a las instituciones que se
amparan bajo este nombre:

Presentación de la AILC – ICLA : Founded in 1955, the International Comparative


Literature Association (ICLA) offers a home to all comparatists in the world and
encourages exchange and cooperation among comparatists, both individually and
through the collaboration of various national comparative literature associations. To that
end the Association promotes literary studies beyond the boundaries of languages and
national literary traditions, between cultures and world regions, among disciplines and
theoretical orientations, and across genres, historical periods, and media. Its broad view
of comparative research extends to the study of sites of difference such as race, gender,
sexuality, class, ethnicity, and religion in both texts and the everyday world.

*O puedo ir a los manuales, a los textos básicos de la disciplina (las introducciones, por
ejemplo), y ver sus definiciones:

Van Thiegem (1931): “el objeto de la LC es esencialmente estudiar las obras de varias
literaturas en sus relaciones recíprocas”.

Guyard (1951): “es la historia de las relaciones literarias internacionales”

Wellek (1953): “cualquier estudio de la literatura que trasciende los límites de una
literatura nacional”. Importante: Wellek evita hablar de “relaciones”. Esto quedará claro
más adelante.

Guillén (1984): “Por LC –rótulo convencional y poco esclarecedor – suele entenderse


cierta tendencia o rama de la investigación literaria que se ocupa del estudio sistemático
de conjuntos supranacionales”.

Esta última definición es más sofisticada: no “relaciones internacionales”, sino lo


supranacional. Estudio sistemático. ¿Qué cambió de Van Thiegem a Guillén?
Volveremos más adelante al respecto.

* Otra de las vías posibles es HISTORIZAR: intentar comprender el campo de acción,


los métodos, los alcances de una disciplina a partir de la historia de la disciplina (de lo
que la disciplina misma reconoce como historia, como los pasos de su fundación y
desarrollo). Rastrear las primeras apariciones del término que define a la disciplina, etc.

Cioranescu (Principios de literatura comparada -1964), Guillén y otras historias y


manuales clásicos de la LC: la LC surge hacia fines del siglo XVIII y se consolida en

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el siglo XIX en un proceso paralelo al del desarrollo de las literaturas nacionales.
Guillén lo dice claramente: en su sentido moderno “arrancan durante el segundo y el
tercer decenio del siglo XIX”, especialmente en Francia. “En lo esencial, los estudios
comparativos propiamente dichos surgen durante el tránsito del siglo XVIII al primer
romanticismo del siglo XIX”. Su misión original era conectar las literaturas nacionales
o superarlas a partir del hallazgo de aspectos de la literatura que no podían ser pensados
nacionalmente.

Algunos hitos:

1816: Cours de Littérature Comparée de Noël y Laplace

1828-1829: Tableau de la littérature au XVIII siècle, conferencias agrupadas de Abel-


François Villemain agrupadas en cuatro vols.

1830: Villemain: Tableau de la littérature au Moyen Âge en France, en Italie, en


Espagne et en Angleterre (en esta obra hay un elogio a los amateurs de la littérature
comparée. Notar la idea de tableau, de cuadro sincrónico, gran fresco que permitirá
establecer la comparación.

Será este uso francés del término el que se ampliará a las lenguas romances. VOLVER
A ESTO CON EL TEXTO DE WELLEK

1848: Matthew Arnold: acuña el término “comparative literatura” en una carta privada.
Pero con el sentido de “comparable” (SEGÚN WELLEK). Pero Cioranescu: John
Andrews, 1785: A comparative view of the french and english nations in their manners,
politics and literature

Las obras de Philarète Chasles (1789-1873) y Jean-Jacques Ampère (1800-1864),


discípulos de Villemain, también son importantes en los primeros pasos de la disciplina.

Pero, ¿no había comparación antes? En la Antigüedad, es habitual la comparación, el


parangón entre poetas griegos y latinos. Los cotejos. La idea estoica de humanitas
también podría ponerse entre los antecedentes de la idea de una naturaleza común
básica a todos los pueblos. También en la Edad Media se practica bajo ciertas
modalidades la comparación. Los comentarios de textos, en la Antigüedad, la Edad
Media y el Renacimiento, hacen del reconocimiento de influencias, de préstamos
literarios y lingüísticos, de la detección de la imitación una constante: tener en cuenta
que la imitatio no es un disvalor de la obra, no marca la pobreza del poeta sino que es
por el contrario una de las marcas de su valor: el poeta inserta su obra en la tradición,
toma de ella las imágenes más logradas y vuelve a utilizarlas en una nueva
composición. Para Cioranescu, ya en el Barroco la idea de originalidad comienza a
primar con el sentido en que la entendemos hoy; en diferentes textos críticos se marca la
imitación, la deuda, la influencia pero para indicar una suerte de “plagio”. La Querelles
des Anciens et des Modernes, esa disputa de la que participa por ejemplo Perrault, era
obviamente comparativa.

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Ahora bien, como sostiene Guillén, para que pueda haber LC deben abrirse paso la idea
literatura nacional y el sentido moderno de diferenciación histórica: elementos que
permiten visualizar el contraste entre la unidad y la diversidad. El comienzo de la LC
se da cuando se profundizan las diferencias entre las literaturas a partir de dos
ejes: nacional/espacial/lingüístico //// histórico-temporal. Al mismo tiempo, en el
pasaje del siglo XVIII al XIX (y éste es un proceso que ya había comenzado a
desarrollarse en algunas corrientes del propio siglo XVIII) lo que se destruye es la idea
de una Poética única, indivisible, normativa y totalizadora (Batteux en el siglo
XVIII, La Harpe a fines del siglo XVIII y ppios. del XIX). ESTO DEBE SER
SUBRAYADO: RELATIVISMO DE LA POÉTICA.

Eje temporal: que una época se empiece a ver a sí misma como tal época, separada de
los anteriores. Éste es un proceso que comienza a darse con el Renacimiento (pensar
Petrarca y la distancia con la Edad Media). Esta especificidad histórica se profundiza
progresivamente con el curso de los siglos: en el siglo XVIII, Johann Gottfried von
Herder (1744-1803) por ejemplo destaca la especificidad de los códigos culturales del
presente, al que no se puede aplicar las formas y valores de la antigüedad clásica.

Eje geográfico/nacional: Consolidación de los estados-nación a partir del renacimiento,


progresiva identificación entre Estado y lengua, fundación de academias de la lengua.
Crecimiento progresivo de la “conciencia nacional”, de la especificidad de cada nación.
Cultura nacional, lengua nacional, patria, Estado, nación. Por qué esto es importante
para la LC: “para que una frontera pueda ser superada, hace falta que esa conciencia
exista. El internacionalismo consciente no es posible sino en oposición a un
nacionalismo consciente” (Manfred Gsteiger, 1967, LIttératura nationale et
comparatisme). En el siglo XIX ese nacionalismo, asociado con un fortalecimiento de
las estructuras estatales, se hace más patente. La literatura ayuda al fortalecimiento de
esta imagen nacional, funciona como fuerza que crea y consolida un imaginario
nacional.

La marcación de las diferencias entre naciones se da ya en el siglo XVIII: siglo de las


luces, habitualmente se lo mira como un proceso histórico que habría desarrollado y
fortalecido la idea de una cultura común europea basada en los estándares de una razón
humana general, que se separa de los localismos, de los prejuicios nacionales y
religiosos. Espíritu universalista. Pero ese espíritu sólo se da a partir de la constatación
de la diferencia con el otro: se va a lo universal atravesando, reconociendo la
particularidad. Voltaire es en este sentido, un caso ejemplar: para quedarnos en el
terreno de la discusión sobre literatura (y no pasar a sus ataques contra los
fundamentalismos religiosos, los fanatismos nacionales, las guerras, etc.) en su Essai
sur la poésie épique (1727), proponía a los franceses (y a los pueblos en general) prestar
“una atención menos superficial para con las obras y modos de ser de sus vecinos” con
la idea de que “de este comercio mutuo de observaciones nacerá ese buen gusto general
que se está buscando tan inútilmente”. Pero es necesario ese “comercio mutuo”. Es
decir, que Voltaire propicia la observación de literaturas y producciones extranjeras

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particulares a efectos de poder llegar a una cierta noción común, general, del valor
literario.

La idea de carácter nacional se difunde durante el siglo XVIII. El eje


nacional/lingüístico y la preocupación histórica confluyen: es el siglo en el que se
escriben las primeras historias nacionales y regionales de la literatura (Idea della storia
dell’Italia letterata [1723] de Giacinto Gimma). Pero también, en la misma época, se
escriben historias de la literatura desde una perspectiva plurinacional: Discorso sopra le
vicende di ogni letteratura (1760) de Carlo Denina, o Dell’origine, progressi e stato
attuale d’ogni letteratura (1782-1799) de Juan Andrés.

Paradoja: el nacionalismo creciente es lo que cimenta un nuevo internacionalismo. Esto


se continúa en los decenios del romanticismo: cada pueblo va hacia sus orígenes, busca
sus fuerzas autóctonas, sus particularidades… pero al mismo tiempo esas
particularidades permiten realizar un verdadero comparatismo, un contraste más
detallado, un conocimiento más concreto de las diferencias y proximidades con el otro.

De alguna manera, esta voluntad comparatista que se manifiesta durante la época


romántica responde a la fractura de la unicidad de la poética que se había desmoronado
junto con el Ancien Régime, las poéticas normativas de corte neoclásico, atemporales,
generales, prescriptivas.

Herder: hay una universalidad de la facultad poética, pero esa facultad se expresa de
diversa manera en cada cultura, en cada época.

Relativismo: se abre el interés por las culturas “primitivas”, atención a la oralidad, a la


poesía popular. PENSAR EN EL INTERÉS ROMÁNTICO POR EL FOLKLORE,
LAS LEYENDAS POPULARES Y LOCALES. Pero estas poéticas desechadas por la
perspectiva neoclásica prometen un nuevo acceso a la universalidad. El interés de
Herder por la poesía popular lleva al folklorismo romántico a descubrir un conjunto de
temas, mitos, leyendas y cuentos que son plurinacionales. El desarrollo de la Mitología
Comparada, en la misma época, apunta en el mismo sentido.

Es decir que, en muchos casos, esta voluntad de especificidad, de marcar la cultura


humana como cultura diferenciada, matizada, apunta en realidad hacia un camino de
tolerancia, de un concepto ampliado de humanidad: en cierto modo, albergan su
antítesis. Esto es claro en Herder, pero también el romanticismo, tan asociado con lo
particular, expresa un anhelo de totalidad.

CONDICIONES TÉCNICAS E HISTÓRICAS. Transformaciones sociales, políticas y


económicas de Europa.

WELTLITERATUR

También hay que marcar, al mismo tiempo que desde cierto sector de la ilustración se
promueve una idea universalista de lo humano, desde un sector que cabe calificar como
la “reacción”, las corrientes anti-ilustradas, promueven y enfatizan un sentimiento de

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localidad, de individualidad. Por ejemplo, no hay mayor demostración de esta confianza
en un concepto general y universal de lo humano que la “declaración de los derechos
del hombre” sancionada por la Revolución Francesa. Para un escritor y político
ultraconservador, montano y reaccionario como De Maistre, “no hay tal cosa como el
‘hombre’: hay italianos, polacos, franceses, ingleses, etc.”. En muchos casos, es la
propia dinámica de la Revolución, primero, y el Imperio de Napoléon, después, la que
pone en contacto (por la vía del exilio, de la emigración, etc.) a muchos intelectuales
franceses con pares del extranjero. Nueva paradoja: la expansión napoleónica, que
traslada y homogeneiza algunas instituciones (como el derecho) allí donde se instala,
promueve también, como reacción, un marcado nacionalismo.

*La “hora francesa” (Guillén): orientación netamente historicista de la LC. La literatura


comparada sería “historia comparada de la literatura”. Esto ya era visible en un texto de
J.-J. Ampère (Mélanges d’histoire littéraire et de littérature), que hablaba de “historia
comparativa de las artes y la literatura” (1830).
Prestigio de la historia en el siglo XIX: Foucault sostiene que llega a dominar la
episteme del siglo.

Este historicismo domina los estudios de LC, las academias, las revistas y cátedras. La
sumisión a la historia es total: hacer LC es hacer historia. Y “hacer historia”, en este
contexto, es el estudio genético y factual de la literatura como institución cultural;
estudio de hechos: biografía, influencias, contacto, circulación. La literatura es un
documento. Este giro es sobre todo notorio a partir de mediados del siglo XIX, con la
consolidación progresiva del positivismo como filosofía orientadora del quehacer
científico (y no sólo científico): como las demás ciencias, la LC (que es
fundamentalmente histórica) debe dedicarse a identificar y describir hechos, rapports de
faits. Las relaciones entre los elementos que elijo para mi comparación (textos, autores,
etc.) adoptan entonces la forma de causa: un texto es origen y causa de otro a partir de
determinado contacto que debe ser probado (un viaje, un intercambio epistolar, una
traducción, etc.). LA NOCIÓN BÁSICA AQUÍ ES LA DE INFLUENCIA, de la que se
derivan otras que pasan a formar parte de la terminología básica del comparativismo
(intermediario, etc.)

Con variaciones y matices, esta inclinación por la historia y por el establecimiento de


los “hechos” se prolonga a lo largo de la primera mitad del siglo XX, sobre todo en su
vertiente francesa: en 1931, en uno de los manuales básicos de LC (La littérature
comparée) Paul Van Thiegem, otro de los popes de la LC francesa señala, por ejemplo:
“Una idea clara de la literatura comparada supone, en primer lugar, una idea clara de la
historia de la literatura, de la cual es una rama”. Sólo se deben estudiar los “contactos”,
todo otro acercamiento a la comparación entre textos es metodológicamente
sospechoso.

Pero, ¿qué es un “hecho”? Y, sobre todo, ¿qué es un hecho en literatura? Bajo


determinada práctica de este comparativismo positivista y restrictivo, sólo podrían
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contarse como objetos de la LC las relaciones entre textos debidamente probadas y que
quepan en el modelo “causa-efecto”. Sin embargo, pueden establecerse relaciones entre
fenómenos literarios que son igualmente factuales (son visibles) y que no obedecen a un
contacto.

DIAGNÓSTICO DE CRISIS

La “hora norteamericana”

Wellek, 1959, “The crisis of comparative literature”: principales objeciones: “Ausencia


de un objeto definido y de metodología específica”

Étiemble (1963): Comparaison n’est pas raison: arremete contra el eurocentrismo,


contra el chauvinismo europeo. Indica la necesidad, para el comparatista, de ampliar el
horizonte, aprender lenguas, desarticular las relaciones entre centro y periferia. Para el
caso francés, propone un acercamiento a las literaturas de las colonias y excolonias
francesas: por ej., Vietnam.

ÁREAS DE LA LC: DEFINIR

Recepción, influencia

Tematología

Traducción

Géneros

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