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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA –

UNAD
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES, HUMANAS Y EDUCATIVAS

LICENCIATURA EN ETNOEDUCACIÓN

MÓDULO DEL CURSO

ECONOMIA Y MEDIO AMBIENTE

CARLOS ANÍBAL GONZÁLEZ ALVAREZ

Junio de 2005

1
A mis hijos Juan, Lumi, Mateo y
Amara, y a mi compañera Claudia,
porque conserven siempre la alegría y
el compromiso por la vida

A Mateito por el valor de un gladiador


que lleva adentro de su alma

2
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 6.

UNIDAD I. TERRITORIO Y MEDIO AMBIENTE 8.

Capítulo I.1. 9.
Territorio y Cultura

Capítulo I.2. 13.


Significación cultural del territorio.

Capítulo I.3. 17.


Estrategias territoriales para el cuidado y defensa de la naturaleza.

I.3.1 El papel de lo político y jurídico en la defensa del territorio. 17.


.
I.3.2 La protección de los recursos naturales en territorios indígenas. 20.

Capitulo I.4. 22.

Problemáticas ambientales en territorios étnicos.

I.4.1 ¿En que consisten los problemas ambientales? 22.

I.4.2 Contexto de la Crisis Ambiental a nivel planetario. 25.

I.4.3 Problemas ambientales predominantes en territorios étnicos. 27.

Capitulo I.5. 33.


Algunos Instrumentos internacionales de protección de los
derechos territoriales de los pueblos indígenas.

I.5.1 Principios y directrices sobre pueblos indígenas y tradicionales, 34.


y áreas protegidas.

I.5.2 Convenio 169 de la OIT: Evaluación de su aplicación y 35.


cumplimiento en Colombia.

3
UNIDAD II. ECONOMIA Y SISTEMAS DE PRODUCCIÓN 39.

Capítulo II.1. 40.


Sistemas de Producción Ancestral: Potencialidades y limitaciones.

II.1.1 Economía indígena o formas propias de producción. 40.

II.1.2 Diversidad biológica, cultural y de formas productivas. 42.

II.1.3 La Ecología alternativa en el bosque tropical húmedo 43.

II.1.4 Los Sistemas Agrícolas Indígenas en la región del sur de los Andes. 45.

Capítulo II.2. 49.


Visiones de la Economía: “Neoclásica” vs Ecológica

II.2.1 Antecedentes históricos de la Economía como disciplina. 49.

II.2.2 En el camino de la articulación entre “economía” y “ecología”. 51.

Capítulo II.3. 54.


Globalización, modelos de desarrollo y glocalización.

II.3.1 Sobre la globalización. 54.

II.3.2 La imposición de los modelos económicos por occidente. 56.

II.3.3 Repensar lo global y lo local. 58.

Capítulo II.4. 63.


Los ciclos de reciprocidad y las “nuevas” fuentes de energía.

II.4.1 La reciprocidad como principio de “vida”. 63.

II.4.2 La reciprocidad como principio de “bienestar compartido”. 64.

II.4.3 Las energías alternativas no contaminantes, otro factor de 65.


reciprocidad.

4
Capítulo II.5. 69.
Elementos para un Modelo Alternativo de Economía Indígena.

II.5.1 Principios y valores de un modelo de desarrollo “propio”. 70.

II.5.2 Alternativas económicas desde los pueblos indígenas 72.

APLICATIVO TEMÁTICO 75.

Planificación Territorial y Gestión Ambiental.


A. Las variables de la planificación territorial. 75.

A.1 Población 76.


A.2 Territorio. 77.
A.3 Gobierno. 78.
A.4 Economía 79.

B. Sitios sagrados y ordenamiento ambiental del territorio. 81.

B.1 El valor de los sitios sagrados. 82.


B.2 Elementos para un proceso de zonificación ambiental. 84.
B.3 Fortalecimiento de la autoridad ambiental propia. 85.

C. Gestión ambiental en la administración territorial. 87.

EPÍLOGO 89.
Del Desarrollo “Sostenible” a un Desarrollo “Integral”
con participación amplia de los sectores sociales.

BIBLIOGRAFIA 92.

TABLA DE FIGURAS
Figura No 1: Relación Población - Ecosistema 10
Figura No 2: Representación del Sistema Cultural 12
Figura No 3: Esquema del proceso de inserción de la problemática ambiental 23
En el aparato cognoscitivo social

5
INTRODUCCIÓN

El curso de Economía y Medio Ambiente se presenta en el diseño curricular de la


Licenciatura de Etnoeducación como un componente “específico”, que no obstante
las especificidades temáticas que debe abordar, establece sus articulaciones con
otros componentes con los cuales guarda sincronías epistemológicas y desarrollos
cognitivos.

Los diversos temas tratados en cada una de las unidades del presente modulo,
tienen como eje articulador a la Economía y el Medio Ambiente, y se soportan en
la comprensión de los dos conceptos desde diferentes perspectivas y visiones,
teniendo en cuenta algunas de las aplicaciones prácticas que se derivan de sus
interrelaciones.

El enfoque asume una visión crítica de las teorías reduccionistas sobre estas dos
disciplinas o saberes, un cuestionamiento sobre su disocio y divorcio como
conceptos, una revisión de las visiones conservacionistas a ultranza; para
enmarcarse en los intereses y necesidades de las comunidades rurales
principalmente, bajo una perspectiva cultural basada en el pensamiento de
pueblos indígenas y de afrocolombianos.

Desde una lógica occidental, el desarrollo temático se hace a partir de la evolución


de las ciencias naturales y del pensamiento ambiental surgido como
cuestionamiento al antropocentrismo imperante en los procesos de conocimiento.
Desde la perspectiva del pensamiento de indígenas y de comunidades
afrocolombianas, se presentan estas relaciones como parte de un todo, cuyos
componentes están articulados a la cosmovisión de cada pueblo.

El modulo se desarrolla en dos unidades. En la primera, “Territorio y Medio


Ambiente” se construye un basamento conceptual que nos permite identificar, en
la cultura y el territorio, las raíces de las múltiples relaciones entre los procesos
económicos y socioambientales, y a su vez, nos sirve de apoyo en la identificación
y análisis de los problemas ambientales predominantes en los territorios étnicos.

Se profundiza así, en el conocimiento y apropiación de herramientas técnicas


orientadas a la caracterización del territorio, que permitan el reconocimiento del
entorno natural de nuestras comunidades, el aporte que nuestros ecosistemas
hacen en bienes y servicios ambientales, el conocimiento tradicional asociado al
manejo y uso -muchas veces sostenible- de nuestros recursos naturales.

6
En la segunda, “Economía y Sistemas de Producción”, se analizan los sistemas de
producción ancestral, identificando sus potencialidades y limitaciones para generar
procesos de autogestión, de soberanía alimentaría, de recuperación o
conservación del medio natural; se presentan elementos de una visión critica de la
economía “neoclásica” y una perspectiva de la economía ecológica, y se hace una
ilustración general de los procesos de globalización asociados a la economía y a
los modelos de desarrollo impuestos desde occidente.

De esta manera, se reconocen los sistemas de soporte de las actividades


económicas y los procesos de intervención de los seres humanos en el territorio,
bajo diferentes estrategias de adaptación social y cultural, resultando esto esencial
para la comprensión de la vida económica de las comunidades y el reconocimiento
de las potencialidades del medio natural en la construcción de un proyecto de
futuro con énfasis en lo social.
Economía y Medio Ambiente son así, conceptos ausentes de cualquier neutralidad
ideológica o política, son conceptos que moldean nuestro enfoque de desarrollo y
comprometen nuestra visión y posición sobre muchos aspectos de la vida
cotidiana en lo personal y profesional, en lo social y comunitario, condicionando
nuestras opciones y apuestas en el mundo.
Como complemento al desarrollo de los temas antes señalados, se incorpora un
Aplicativo referido a la Planificación Territorial y la Gestión Ambiental, enfocado
desde la administración territorial al fortalecimiento del ejercicio de la autoridad
ambiental de cabildos, asociaciones de cabildos, consejos comunitarios, y/o de los
roles de liderazgo comunitario y social, no solo al interior de los territorios étnicos
sino en el escenario de las relaciones Comunidad - Municipio.

Así se reconocen las variables de planificación, los instrumentos orientados a la


zonificación ambiental y al ordenamiento ambiental del territorio; asuntos que se
fundamentan en los derechos que le asisten a los pueblos indígenas para el
manejo ambiental de sus territorios, y en el reconocimiento del aporte que estos
han hecho a la conservación de la biodiversidad del país, en particular al
mantenimiento de ecosistemas frágiles de importancia estratégica como
proveedores de servicios ambientales necesarios para la vida.

Finalmente, se busca la aplicación de conceptos, instrumentos y elementos


propositivos apropiados en el desarrollo del curso, a la gestión de gobierno y la
construcción de una visión de futuro, cuyo propósito fundamental sea la
pervivencia de los pueblos y sus culturas, en el marco de procesos autónomos de
planificación como el de planes de vida para las comunidades indígenas, o
mediante la utilización de otros instrumentos que se han venido posicionando por
parte de los sectores populares en Colombia.

7
UNIDAD I
TERRITORIO Y MEDIO AMBIENTE
“La naturaleza, tiene sus propios ritmos vitales y climáticos. Contra
ellos el hombre ha perdido cualquier noción de jerarquía en sus
aspiraciones. En la naturaleza todo está sigilosamente tramado:
causas imperceptibles provocan efectos desastrosos. Cualquier tajo
en un eslabón desencadena imprevisibles resultados. Imprevisibles
para una inteligencia como la nuestra que, por mucho que alardea
como adelantada, no ha descubierto aún ni una mínima parte de los
arcanos con que la Naturaleza se envuelve y –ojalá- se defiende”.

(Gala A., 1992, P.13)

La unidad parte de una ilustración general de algunas de las relaciones existentes


entre los conceptos de territorio, ambiente y cultura, las cuales sirven de soporte a
la comprensión de las articulaciones entre la economía y el medio ambiente.

Se aporta elementos orientados al conocimiento de las diferentes valoraciones de


uso y manejo, que desde diferentes perspectivas se derivan de las acciones
desplegadas en el territorio, como estrategias adaptativas que desarrollamos en
nuestra relación con el mundo y nuestro entorno natural.

Se señala así mismo, la importancia que ha jugado el desarrollo de estrategias


territoriales adelantadas por comunidades y organizaciones de indígenas y de
afrocolombianos, orientadas al cuidado y la protección de los diversos “recursos”
que se encuentran en sus territorios.

En este contexto se plantean consideraciones que facilitan la identificación de


problemáticas ambientales con énfasis en el medio rural, derivadas de actividades
de extracción, producción o transformación; se señalan también algunas de las
características principales de la crisis ambiental a nivel planetario y se plantean
elementos de debate entorno a ello.

Finalmente se hace referencia a diferentes instrumentos internacionales que


desde la visión de los pueblos indígenas y la discusión sobre los problemas
ambientales de la humanidad, se han venido diseñando por organismos
internacionales y por las convenciones para el tratamiento de asuntos
ambientales, los cuales tienen una expresión en políticas y convenios de
obligatorio cumplimiento por las naciones, incluida Colombia.

8
CAPÍTULO I.1: TERRITORIO Y CULTURA
“La diversidad le es inherente al hombre,
como las distintas configuraciones de color y
movimiento, a un cielo recorrido por la danza
de unas nubes”

Kogui (Sierra Nevada de Santa Marta)

El ser humano a través de su historia y en las diferentes sociedades que ha


conformado, configura sistemas filosóficos para explicar el mundo y desarrolla
formas de adaptación a la naturaleza mediadas por la cultura.

La cultura vista aquí como una respuesta del ser humano a la necesidad de
supervivencia dentro del entorno natural a partir de su capacidad transformadora.
La cultura construida -de esta manera-, como mecanismo adaptativo del ser
humano a la naturaleza, es propia de cada situación, de cada comunidad o pueblo
en particular (González, F., 1993).

Los seres humanos a través de la cultura se cambian a sí mismos y causan


cambios en el entorno. Esto lleva a una situación -para el caso de Colombia-, en la
cuál se presenta una alta diversidad biológica unida a una alta diversidad cultural,
como potencial en el camino de la supervivencia.

En la Figura No 1, se puede observar como en la relación de la población con el


ecosistema1, se generan transformaciones sociales, económicas y tecnológicas,
las cuales en general se engloban como un producto cultural de una comunidad,
hasta establecer configuraciones propias definidas por la acción del ser humano
que cobran la expresión de territorio.

El territorio es entonces, el sistema de soporte sobre el cual no solamente


encontramos la naturaleza organizada, sino el espacio donde se despliega la
creatividad humana; el escenario en el que se diseñan e implementan diferentes
estrategias de adaptación al medio natural, en un proceso permanente de
construcción cultural.

A lo largo de la historia humana, diferentes pueblos se han representado el mundo


utilizando el lenguaje mítico u otras formas de representación de la realidad, que
para el caso de los pueblos indígenas y de los afrocolombianos, esto se

1
Ecosistema, como formación natural con características específicas que la diferencian de otra. No
tiene en cuenta todavía la intervención de la actividad humana.

9
fundamenta en el conocimiento de las características del territorio y en la
comprensión de los ciclos biofísicos de la naturaleza.

FIGURA No 1
RELACIÓN POBLACIÓN - ECOSISTEMA

Dinámica de la construcción de cultura a través de las transformaciones


tecnológicas y sociales

CULTURA

POTENCIAL DEMANDA
PRODUCTIVO DE LA
ECOSISTEMA POBLACIÓN

TRANSF.
TECNOLOGICAS
ECONÓMICAS
ETC.

CULTURA COMO
ESTRATEGIA ADAPTATIVA

OPCION OPCION
ÉXITO FRACASO

COMPRENDER EL SISTEMA NO COMPRENDER


NATURAL APOYÁNDOSE Y NO APROVECHAR
APOYÁNDOLO PARA CONDICIONES DEL
CONSERVAR LA VIDA SISTEMA NATURAL
DESTRUCCIÓN DE LAS
FORMAS DE VIDA

Fuente: AMBIENTE Y DESARROLLO, Instituto de Estudios Ambientales para el Desarrollo –


IDEADE, Pontificia Universidad Javeriana, Año 1, No1, septiembre de 1993, p.31

10
El territorio es de esta forma, espacio construido por la acción del ser humano y su
representación simbólica del mundo, es allí donde se desarrollan los mecanismos
básicos de supervivencia, de control y de reproducción social, es donde se van
elaborando formas de producción que están en relación con el funcionamiento de
la naturaleza.

Cultura y territorio son de esta manera, componentes de una misma realidad, cada
uno de ellos se explica y se soporta en función del otro; no obstante la cultura se
configura a si misma, en un sistema de conocimientos, relaciones e instrumentos,
que trascienden así lo biofísico para entroncarse en el sistema social de un grupo
humano o en particular de una comunidad (ver Figura No 2).

El concepto de ambiente desde una perspectiva occidental, se representa en la


conjunción de la interacción entre sistemas, principalmente entre el sistema
natural y el sistema social; involucra factores de orden físico y biótico como
factores de orden económico y cultural. Considera las formas naturales, los
sistemas transformados y artificiales del medio, como producto de la intervención
del ser humano en el espacio. Es lo natural existente y lo construido por el ser
humano.

Ahora, los cambios y transformaciones que ejerce el ser humano a través de la


cultura se ven reflejados en el entorno natural, con una expresión concreta en el
paisaje2. La consideración del paisaje como un recurso natural y su valoración
como tal está muy relacionada con la progresiva importancia que se le ha venido
dando a la conservación de espacios naturales.

El paisaje es la resultante de la agregación de los caracteres físicos del medio


físico, de los rasgos físicos del medio biótico mas la huella física de la lenta (hasta
hace pocos años) transformación humana (Gómez, O., 1985). Es de esta forma, el
conjunto de elementos de un territorio relacionados entre sí, fácilmente
delimitables y visibles.

El paisaje, no solo moldea el territorio y evidencia las características principales


del ecosistema sino que es el resultado de la apropiación de la naturaleza por el
ser humano, es un producto cultural. Así, su observación y análisis, permite
establecer los procesos de intervención que realiza el ser humano en la

2
El Paisaje, es la percepción que se tiene de determinado espacio y territorio. Los componentes
del paisaje se caracterizan por ser claramente manifiestos, fácilmente observables, pareciendo así
una de las características definitorias del mismo, su perceptibilidad, no sólo visual, sino
multisensorial. González B., 1981, citado por Javier del Valle Melendo, en “El paisaje como
recurso natural”, Fundación Boreas Natural, España.

11
naturaleza, la interrelación que existe entre todos sus componentes y el grado de
afectación de estos por la acción humana.

Se puede decir que a través de los cambios en el paisaje podemos descifrar en


parte, lo que han sido las acciones del ser humano y sus consecuencias en el
territorio. No obstante, como producto cultural sujeto a la percepción humana, su
valoración es particular a cada grupo étnico y cultural, al igual que la distinción de
efectos positivos o negativos, derivados de la acción del ser humano en el entorno
natural.

Esta base general de conceptos, se plantea desde la perspectiva del pensamiento


ambiental contemporáneo, que a pesar que se mantiene anclado en el desarrollo
de las ciencias naturales, toma distancia de la visión positivista del conocimiento, y
se alimenta de elementos universales aportados desde el pensamiento
desarrollado por diferentes pueblos indígenas en el mundo

La profunda significación cultural que representa el territorio para los pueblos


indígenas y afrocolombianos, es tratada en el siguiente capítulo.

FIGURA No 2
REPRESENTACIÓN GRÁFICA DEL SISTEMA CULTURAL

SISTEMA
CULTURAL

SISTEMA SISTEMA
DE SIMBÓLICO
CONOCIMIENTO

4 5

SISTEMA
TECNOLÓGICO SISTEMA
ORGANIZACIONAL
2
3

SISTEMA
BIOFÍSICO

Fuente: AMBIENTE Y DESARROLLO, Instituto de Estudios Ambientales para el Desarrollo –


IDEADE, Pontificia Universidad Javeriana, Año 1, No1, septiembre de 1993, p.36

12
CAPÍTULO I.2: SIGNIFICACIÓN CULTURAL DEL TERRITORIO.
“Cómo nacieron las matas de tabaco y coca?
Del corazón nació el tabaco. De la garganta
nació la mata de coca y del hombro nació otra
calidad de mata de coca. Así, nació el espíritu,
que el padre creador entregó a Kuio Buinaima.
Por eso, la semilla del tabaco tiene la figura del
corazón del ser humano”.

Murui (Medio Amazonas)

Este capítulo ilustra de manera introductoria, desde la cosmovisión de pueblos


indígenas y afrocolombianos, lo que es la construcción simbólica del territorio
respecto a la relación del ser humano con la naturaleza.

La distinción de sitios sagrados, las clasificaciones del mundo vegetal, las


restricciones de uso y aprovechamiento de elementos de la naturaleza, hasta los
sistemas de producción ancestral y las practicas orientadas a asegurar la
alimentación y el estado de salud del grupo humano, hacen parte de un cuerpo de
conocimientos y orientaciones reguladas mediante el control social.

Estas son significaciones culturales del territorio, que desde la tradición han
mantenido diferentes pueblos y que se reproducen mediante la interacción social y
los mecanismos de aprendizaje establecidos por cada grupo. Al respecto se
plantea, “son muchos los mecanismos empleados por los diferentes grupos para el
aprendizaje de los conocimientos locales: socialización a través de la vida
cotidiana, sueños, experimentación, uso de ciertas sustancias, consumo de
plantas (coca, tabaco, yagé) y hongos, la meditación, la danza, etc.” (Aristizábal,
2003, p.58).

La cultura como el sistema de valores, normas, rituales, visión del mundo, se


ponen al servicio o se desarrollan en el proceso mismo de adaptación a la
naturaleza, generando una serie de conocimientos y de instrumentos que
requieren su validación social y sus propios mecanismos de reproducción en cada
pueblo.

El interés en este aparte del curso, es poder valorar adecuadamente estos


procesos de conocimiento, mediante el registro somero de algunos ejemplos que
se configuran en un sistema de relación con la naturaleza y que en cada pueblo
mantienen su validez y/o están en proceso de revaloración.

13
El orden de nuestro territorio

“Para nosotros, todos los seres vivos, como la lombriz, tienen espíritu y
además tienen una función biológica en el ecosistema (un papel en la
naturaleza). Dietar es alimentar el espíritu, en español dietar es la pureza. Así
es como vamos manejando toda esta selva.

Toda cosa es un ser vivo pero nunca nos damos cuenta de eso. Dicen que la
esmeralda calma el olor pestífero, pero como los seres humanos la
acabamos, estamos convirtiendo al espíritu en volcán. El oro sostiene al
planeta, pero como lo estamos acabando no sabemos a qué hora estamos
acabando a nuestro planeta. El hombre es el que ordena, la danza
desordena pero ya Dios había entregado todo ordenado. En realidad no es
que vayamos a ordenar el territorio lo que verdaderamente vamos a ordenar
son los pensamientos para saber perfilar, ordenar el camino”.

Plan de Vida del Pueblo Murui.3


Medio Amazonas

En la cultura del pueblo Murui por ejemplo, todo está minuciosamente articulado,
todo hace parte de una totalidad que funciona como un sistema donde cada una
de las partes sólo puede ser entendida y explicada en función del todo. Por esto,
los Murui plantean como estrategia de defensa del territorio, que primero está
ordenar el territorio mediante la socialización de su pensamiento, dicen para que
todos sepan que es lo que existe en él, es decir hay que trabajar hacia un
ordenamiento territorial pero desde la propia visión ancestral.

Cuando un pueblo ha conservado una significación cultural del territorio, mantiene,


y a su vez, desarrolla estrategias de defensa y control territorial. Dicen los Murui
en su Plan de Vida:

“La defensa de nuestro territorio nos obliga a conocer, socializar, la


normatividad ancestral que controla y protege nuestro territorio que
transmiten las autoridades, para que sean aplicadas por las comunidades
del pueblo Murui y las instituciones del Estado presentes dentro del
territorio. Un elemento fundamental dentro de la estrategia de control
territorial es la recuperación, manejo y aprovechamiento adecuado del los
recursos naturales, de acuerdo a los conocimientos ancestrales que
poseemos”.

3
Kai Iyikino, El Manejo del Mundo Hoy. Organización Indígena Murui del Amazonas. Ediciones
Turdakke “Mirar el pasado, presente y futuro para ser sabios” (Lengua Tule). P. 37-38.

14
Para el pueblo Eperara – Siapidara4, que vive en la costa pacífica, principalmente
entre los departamentos del Valle del Cauca y Cauca, “el territorio es la vida del
hombre con la naturaleza, y el hombre Eperara es hecho de la palma (GEA), y el
mundo de los Euja-Eucara (gente de abajo)”.

Los delegados de esta étnia, plantearon además, “entendemos por territorio


todos los lugares en donde vivimos, en donde trabajamos, y todo lo que nos
rodea y los lugares donde viven los espíritus de los animales y peces”.

Para estas culturas la naturaleza no es un afuera, está adentro, porque sin su


presencia no existe la cultura, no existe el ser humano, todo está de esta manera
interactuando. La cultura es un sistema del cual no podemos eliminar el medio
biofísico, pues este es parte vital.

Como afirma Aristizábal, S.5, “a diferencia de las concepciones del pensamiento


occidental que sitúan al hombre por encima de la naturaleza y separan hombre y
mundo, en el pensamiento de los indígenas el hombre forma parte de un conjunto
o totalidad que tiene varias dimensiones: física, biológica, espiritual. Esta totalidad
trasciende su vida individual, y la conservación de esa vida sólo es posible si se
garantiza la existencia de los otros seres, de acuerdo con sus necesidades
específicas, y de conformidad con lo restablecido en los mitos y la tradición. El
hombre no está separado, o por encima de esa totalidad, sino que forma parte de
ella, y sin esa totalidad su vida no tiene sentido”.

No obstante, la coherencia de estos sistemas de conocimiento local con profundo


valor universal, también es necesario mencionar su vulnerabilidad actual cuando
se ven altamente alterados por la intervención de otras lógicas e intereses que
privilegian y/o imponen la explotación de la naturaleza, generalmente con un único
fin económico o comercial.

Otras experiencias de pueblos que han desarrollado durante cientos de años un


profundo significado cultural del territorio, corresponde a comunidades
afrocolombianas, en este caso del litoral pacífico, las cuales plantearon en el
Encuentro de Organizaciones, arriba mencionado:

4
ENCUENTRO DE ORGANIZACIONES DE COMUNIDADES NEGRAS Y COMUNIDADES
INDÍGENAS DEL PACÍFICO COLOMBIANO, (1995), Territorio, Etnia, Cultura e Investigación en el
Pacífico Colombiano, Apoyo técnico del Instituto de Gestión Ambiental, Puerto Tejada Cauca, p.22.
5
ARISTIZÁBAL, S., (2003), Conocimiento Local y Diversidad Étnica y Cultural, Licenciatura en
Etnoeducación UNAD, Bogotá, p. 75.

15
Nuestros territorios los reconocemos en las prácticas de
apropiación, en las demarcaciones y en los conceptos de
valor y uso que utilizamos en las prácticas comunitarias: los
ríos se identifican como principales generadores de
dinámicas de apropiación cultural del territorio, los palenques
se visualizan como estrategias organizativas que posibilitan
su defensa en el momento actual, cuando se advierte la
presencia de innumerables intereses sobre la región.

Afirman además, que existe un acuerdo general entre las organizaciones de


comunidades negras, en considerar que la apropiación y construcción cultural del
territorio está sustentada en flujos o recorridos naturales (ríos y mar) y culturales
(practicas productivas, migraciones y retornos).

En este capítulo se busca fundamentalmente que el estudiante reconozca estos


sistemas de conocimiento local, su validez y vigencia actual, las amenazas y
potencialidades que encierran su aplicación en beneficio de los pueblos que los
han construido en el tiempo y de la construcción de un país más equitativo y
solidario, mas rico cultural y étnicamente.

16
CAPÍTULO I.3: ESTRATEGIAS TERRITORIALES PARA EL
CUIDADO Y DEFENSA DE LA NATURALEZA.
El presente capítulo tiene como objetivo reiterar la importancia que ha jugado el
desarrollo de estrategias territoriales orientadas al cuidado y protección de la
naturaleza, mediante la socialización y el análisis de experiencias adelantadas por
indígenas, afrocolombianos y campesinos. Estas estrategias pueden ser de
carácter cultural, social, económico, político y/o jurídico.

I.3.1 El papel de lo político y jurídico en la defensa del territorio.

Los indígenas como las comunidades afrocolombianas, tienen derechos legítimos


históricamente sobre sus territorios. Esos derechos legítimos en el caso indígena,
además han sido reconocidos por la firma de tratados, por títulos de origen
colonial, por títulos de nuevos resguardos y por otros que están pendientes de
reconocer. A la vez, estos derechos están reconocidos por diversas normas
nacionales e internacionales.

Lo anterior ha permitido a comunidades y organizaciones indígenas de diferente


nivel, contar siempre con una base legal para el desarrollo de sus estrategias de
trabajo y de reivindicación territorial, y así mismo, para generar nuevos
instrumentos jurídicos orientados a la defensa de sus territorios como un elemento
trascendente en sus plataformas de lucha.

Sin embargo, el principal mecanismo de cuidado y defensa de la naturaleza que


los indígenas y muchas comunidades afrocolombianas históricamente han
apropiado, es la promoción, estructuración y desarrollo de formas de organización
propias, orientadas entre otras cosas a la defensa de los derechos sobre sus
territorios, en lo que podríamos considerar las estrategias de carácter político.

En este contexto, las estrategias de defensa del territorio, han ido desde la
defensa específica de la legalidad del territorio en posesión para ser reconocidos
jurídicamente como resguardos, hasta la promulgación de la autonomía territorial a
través -entre otros-, de la eventual constitución de las entidades territoriales
indígenas (ETIs)6 y de un proceso permanente de desarrollo político y
administrativo de sus autoridades propias.

6
Las ETIs, fueron definidas en la Constitución Nacional de 1991, como el mecanismo mediante el
cual los territorios indígenas se erigirán como entidades territoriales en condiciones de equidad con
la división territorial existente como los municipios, departamentos y la nación, y con aquella
resultado de la promulgación de la nueva Ley de Ordenamiento Territorial del país, como son las
provincias y las regiones.

17
Estas estrategias desarrolladas por comunidades étnicas y campesinas que son
dueñas -por título o posesión- de las tierras que han trabajado y de la cual derivan
su sustento y forma de vida; son específicas a las características y desarrollos de
cada grupo y a veces de cada comunidad; también cambian en el tiempo o
adquieren énfasis distintos, según la coyuntura y las condiciones políticas
existentes en cada momento.

Podemos decir, que la historia de los pueblos indígenas en Colombia como la de


muchos otros pueblos en otros lugares en el mundo, es prolífera en ejemplos,
experiencias y conocimientos, orientados a la defensa, reapropiación y control, de
sus territorios ancestrales, de territorios de ampliación o de configuración de
nuevas territorialidades.

Los pueblos indígenas del Cauca por ejemplo, han construido en la historia
reciente un rico acervo de experiencias de defensa y control territorial, que van
desde la ampliación de resguardos existentes, la recuperación de los títulos -ya
sea coloniales o no- de resguardos, la búsqueda de la titulación de nuevos
resguardos, la conformación de resguardos multiétnicos, principalmente entre
indígenas y en ocasiones con participación de familias afrodescendientes o
campesinas de ascendencia indígena; hasta el trabajo que se viene adelantando
para dar soporte a una eventual constitución de la entidad territorial indígena (ETI)
en el Municipio de Caldono.

También son de alto significado las estrategias de carácter cultural y político que
se desarrollan en pro de la defensa y control del territorio, mediante la
configuración de Cabildos Mayores que reúnen y articulan en una estructura de
autoridad de segundo nivel, cabildos de una misma étnia que comparten un
territorio con características similares o que al menos poseen una continuidad
territorial. Ejemplos de esta figura territorial los encontramos en las diferentes
regiones naturales del país, principalmente en las regiones de la Orinoquía (En
territorios del Consejo Regional Indígena del Vaupés), la Amazonia (Cabildo
Mayor de Yunguillo, en la cuenca media del río Caquetá) y la Costa Atlántica
(Cabildo Mayor de San Andrés de Sotavento, en Córdoba).

Así mismo, la experiencia que en los últimos quince años se viene adelantando,
principalmente en el Cauca y más recientemente en el Chocó, con la promoción y
organización de Asociaciones Zonales de Cabildos, que busca de manera general:

o Configurar mayores elementos de identidad cultural y organizativa a las


comunidades de una zona alrededor de sus problemáticas comunes;

o Descentralizar decisiones y orientaciones a un nivel intermedio zonal;

18
o Especializar y diferenciar el manejo y orientación de programas y
estrategias de etnoeducación, salud y medicina tradicional, justicia propia,
comunicaciones, otros;

o Desarrollar por lo demás estrategias -compartidas y/o diferenciadas- de


defensa del territorio a nivel zonal y regional.

De igual manera, ha habido una amplia gama de formas y mecanismos de


organización a lo largo y ancho del país, donde hay comunidades indígenas,
según la diversidad étnica existente por cada región en Colombia. En todas ellas
prevalece como un elemento central de sus plataformas de trabajo organizativo, la
protección, defensa, control, ampliación, legalización y/o saneamiento del
territorio.

Es importante señalar que las estrategias de defensa territorial que han venido
adelantando comunidades y organizaciones indígenas se desarrollan en el marco
de procesos de gobernabilidad y control social, de acuerdo a sus propias
problemáticas e intereses.

Como corolario a lo anterior, se recogen aquí elementos que se proponen en la


construcción de una política territorial por el movimiento indígena colombiano y
que son expuestos de manera puntual, en las Memorias del Congreso de los
Pueblos Indígenas de Colombia, realizado en Cota del 25 al 30 de noviembre de
2001, de la siguiente manera:

o Debe haber solución a los problemas de constitución, saneamiento y


ampliación de resguardos indígenas, que están pendientes y que requieren
con urgencia una definición para su legalización.

o Debe apoyarse de manera decidida los procesos de titulación de Tierras


Colectivas de las Comunidades Negras, sobre la base de una concertación
interétnica en su delimitación.

o Debe existir un proceso de concertación con otros sectores (campesinos,


comunidades afrocolombianas, raizales, y otros sectores de la población)
para impulsar una reforma agraria, que responda a sus legítimas
reivindicaciones territoriales y permita su reproducción cultural y social.

o Debe potenciarse los procesos de fortalecimiento de la autonomía territorial,


mediante el conocimiento, manejo y control de los recursos naturales
existentes en los territorios indígenas, a través de actividades económicas
sostenibles y el fortalecimiento de los procesos de administración territorial.

19
El Plan de Vida debe ser una estrategia permanente de pervivencia de los pueblos
indígenas frente al territorio. Lo anterior se plantea en el propósito de garantizar a
los pueblos indígenas la propiedad del territorio y las condiciones para permanecer
en ellos.

I.3.2 La protección de los recursos naturales en territorios indígenas.

Como se ha visto, la principal herramienta de lucha que han venido desarrollando


las comunidades indígenas y de afrocolombianos, es la unidad y el desarrollo de
diferentes formas organizativas, lo cual proporciona de alguna manera la
salvaguarda para la defensa de los recursos naturales que se encuentran en sus
territorios; sin embargo, la organización no es de por si suficiente para proteger los
derechos que les asiste a estas comunidades en la protección, manejo, uso y
aprovechamiento sostenible de estos recursos, en beneficio o en pro del bienestar
social, económico, cultural y ambiental de su población.

La protección y defensa de los recursos de biodiversidad, pero en especial el


manejo, uso y aprovechamiento de estos recursos, como de los servicios
ambientales -el agua y la energía- que de ellos se derivan, requieren de conservar
y/o fortalecer los conocimientos que desde el sistema cultural se han desarrollado
para el manejo sostenible de los elementos de la naturaleza.

Así mismo, es necesario avanzar en el inventario y caracterización de los recursos


que poseemos, en el descubrimiento y la investigación de otros usos posibles de
estos recursos, tanto desde la perspectiva cultural de las comunidades como
desde el desarrollo de las ciencias naturales como la biología de la conservación y
la ecología del paisaje.

Sin embargo, ha habido un posicionamiento concreto de parte de varios pueblos


indígenas y algunos afrocolombianos, como “principio de precaución” para el uso y
aprovechamiento de los recursos naturales que hay en sus territorios -en especial
respecto a intereses externos a estas comunidades-, de tal manera que en
cuantiosas ocasiones se ha decidido no dejar conocer estos recursos, ni el
conocimiento cultural que los pueblos han desarrollado sobre los mismos.

Lo anterior no obvia la importancia que tiene para la construcción y fortalecimiento


de una política indígena sobre el aprovechamiento de los recursos naturales en
beneficio propio, el que se generen vínculos de relación y complementación entre
diferentes procesos de conocimiento, de una parte indígena, y de otro lado, de lo
que hemos llamado aquí el pensamiento ambiental surgido como un
cuestionamiento a los paradigmas del crecimiento económico y las ideas de
progreso de occidente.

20
El “principio de precaución”, es el que debe en parte guiar esta relación, entre no
solo procesos de conocimiento, sino respecto a la utilización de instrumentos y
técnicas en el aprovechamiento de recursos naturales de los territorios indígenas;
también pueden ser útiles los procesos de adaptación tecnológica, la
especialización de algunas áreas del conocimiento desde la perspectiva cultural, y
el desarrollo técnico en el manejo, procesamiento y transformación de algunos
materiales físicos (minerales) o bióticos (recursos de biodiversidad) existentes en
las comunidades.

A partir de las diferentes estrategias que utilizamos para el cuidado y defensa del
territorio, se hacen en la segunda unidad del presente texto, una serie de
planteamientos y propuestas orientadas a la construcción de alternativas
económicas y tecnológicas en el marco de un proyecto de autonomía política.

21
CAPÍTULO I.4: PROBLEMAS AMBIENTALES EN TERRITORIOS
ÉTNICOS.
La pérdida de una sola especie altera la
capacidad de la biosfera para tejer el hilo de la
vida, en la tierra, en el aire y en el agua.
Estamos montados sobre una parca, una
Atropos, que corta el hilo de la vida.
¿cuántos hilos podemos cortar, antes de cortar
el hilo del que dependen nuestras propias
vidas?

Jonathan Weiner.

Este capítulo aborda a partir del concepto de ambiente, la caracterización de


algunas de las situaciones ambientales más comunes que se identifican como
problemas en territorios indígenas, de afrocolombianos y de campesinos, es decir,
las problemáticas relevantes en el medio rural. También desarrolla algunas
reflexiones sobre la crisis ambiental generalizada que padece el planeta.

I.4.1 ¿En que consisten los problemas ambientales?

Los problemas del mundo moderno son básicamente problemas ambientales.


¿Qué son entonces este tipo de problemas, como aparecen?, ¿cuáles son sus
posibles causas y cuáles algunas estrategias de solución?

Las respuestas a estas preguntas se pueden definir y explicar desde el


pensamiento ambiental contemporáneo, como los problemas resultantes del modo
de interacción entre el medio biofísico y una población dada, expresándose tanto
en dicho medio biofísico como en la cultura construida por esa población.

Los problemas ya no son desde esta perspectiva, solamente ecológicos, sino


ambientales, en la consideración de que el concepto de ambiente es la síntesis de
la interacción entre diferentes sistemas como el natural, el social, el tecnológico, y
los problemas ambientales tienen una expresión concreta en estos diferentes
sistemas de relaciones.

En la Figura No 3, se presenta un esquema que permite reconocer como los


problemas ambientales, solo es posible enfrentarlos de manera adecuada
mediante la construcción de modelos explicativos que comprometen diferentes
relaciones -como antes lo hemos anotado de tipo ecológico, social, tecnológico,
principalmente-, de una situación dada, y se muestra como de la capacidad que se
desarrolle para mitigar estas problemáticas depende la supervivencia.

22
FIGURA No 3

ESQUEMA DEL PROCESO DE INSERCIÓN DE LA PROBLEMÁTICA AMBIENTAL


EN EL APARATO COGNOSCITIVO SOCIAL

PROBLEMAS
AMBIENTALES

CONSTRUCCIÓN DE
MODELOS EXPLICATIVOS

RENOVACIÓN APARATO
COGNOSCITIVO

IMPOSIBILIDAD DE CONSTRUCCIÓN DE
CONSTRUIR EXPLICACIONES EXPLICACIONES

ACCIONES EQUIVOCADAS ACCIONES ACERTADAS


IMPOSIBILIDAD DE ACCIÓN ACCIÓN ESTRATÉGICA
ESTRATÉGICA

AGRAVAMIENTO MITIGACIÓN

EXTINCIÓN SUPERVIVENCIA

Fuente: AMBIENTE Y DESARROLLO, Instituto de Estudios Ambientales para el Desarrollo –


IDEADE, Pontificia Universidad Javeriana, Año 1, No1, septiembre de 1993, p.27

Ahora, esto se corresponde de múltiples formas con el pensamiento de pueblos


indígenas y de afrocolombianos, donde las diferentes representaciones del mundo
que se configuran desde sus sistemas de conocimiento, no están aisladas de las

23
demás dimensiones de la cultura del grupo, sino que se encuentran plenamente
integradas a su cosmovisión. De esta manera, hay mecanismos de control social,
ritos de restricción y prohibición, que regulan las actividades del grupo en el
territorio.

En este contexto, el ser humano no está separado de la naturaleza, sino que


forma parte de ella, lo cual tiene consecuencias que inciden en todas las
dimensiones de la existencia social, y los problemas ambientales aparecen
cuando se rompen las regulaciones establecidas desde la cultura. A diferencia de
las concepciones y la lógica occidental que sitúan al hombre por encima de la
naturaleza y separa hombre y mundo, en el pensamiento de los indígenas el
hombre forma parte de un conjunto o totalidad.

Desde la perspectiva del pensamiento ambiental contemporáneo como del


pensamiento de indígenas y afrocolombianos, estos problemas comparten algunas
consecuencias prácticas cuando se empieza a romper el equilibrio dinámico del
sistema natural por la acción humana, lo cual tiene una expresión en la alteración
de los procesos biofísicos y el funcionamiento del ecosistema, con diferentes
manifestaciones: Procesos erosivos del suelo, agotamiento y contaminación de
las fuentes de agua, deterioro de los bosques, entre otros.

No obstante desde la perspectiva indígena, las implicaciones son mas profundas


y tocan con la totalidad de un mundo que esta plenamente articulado. Para los
Eperara –Siapidara:

“….. Sin el territorio –dicen-, nosotros los indígenas no


existiríamos, como tampoco los animales y los espíritus Chimias y
las plantas medicinales. La Tachinave sin el territorio no ejercería
su trabajo político tradicional para proteger la cultura y la
educación en el manejo del ecosistema con trabajos tradicionales
en la agricultura. El agua que utiliza la Tachinave para bendecir
viene de la selva pura donde viven los espíritus buenos y malos.
Así mismo también los yerbateros, jaibanás y pildeseros en el
recurso natural del territorio indígena no practicarían sus
sabidurías”7.

En el contexto de comunidades campesinas que se mueven en relaciones


permanentes con la sociedad de mercado, los problemas ambientales tienen
múltiples manifestaciones cuando a partir del uso de herramientas y de formas y
prácticas concretas de producción se interactúa con los ecosistemas, mediante el
desarrollo de cultivos convencionales o con orientación comercial.

7
Territorio, etnia, cultura e investigación en el Pacífico Colombiano. Encuentro de organizaciones
de comunidades negras e indígenas del pacífico colombiano. Cauca. 1995. p.22.

24
Se generan también, en estas comunidades, problemas de ineficiencia en el uso
de los recursos naturales, de aumento de los costos de producción, lo que a su
vez genera problemas sociales en la salida del proceso productivo de quienes no
pueden asumir esos costos; también se presentan problemas de organización de
la producción y en la distribución de los beneficios del proceso.

Muchos de los problemas ambientales dependen no de la inadecuación de los


instrumentos técnicos, sino de la desadaptación de los instrumentos simbólicos y
sociales. Estos influyen tanto y en ocasiones más, en las transformaciones del
medio que las herramientas físicas; así, una trasformación adecuada del medio
natural, no depende solamente de una técnica eficaz, sino igualmente de
instrumentos sociales y simbólicos adaptados culturalmente (Ángel, M., 1996,
p.66).

En los procesos de conocimiento, desde una perspectiva ambiental como cultural,


se presentan problemas cuando el conocimiento construido por una sociedad o un
pueblo determinado, no puede responder a los problemas ambientales que se van
generando por la acción humana. Así mismo, “se manifiestan estos problemas en
las formas de representación y de transmisión de la representación del mundo a
los demás, en la educación, en los valores de la sociedad” (González, F., 1993,
p.25).

Estos son algunos de los campos en que aparecen y se expresan los problemas
ambientales. Estos problemas evidentemente, pueden ser abordados a varias
escalas: Individual o colectiva, a nivel de resguardo o consejos comunitarios, a
nivel veredal o municipal, regional, nacional e internacional.

I.4.2 Contexto de la Crisis Ambiental a nivel planetario.

Un día,
la luna se detendrá en el cielo;
se secarán las flores,
y en la selva solo crecerán las piedras.
Entonces, después de aplastar el bohío
y a toda la gente Piaroa,
sólo existirá la Gran Piedra Negra.

Piaroa (Región de la Orinoquía)

La problemática ambiental a escala global, hace parte de la crisis de supervivencia


que vive el género humano y de la permanencia de condiciones de vida en el
planeta Tierra.

25
Son muchos los escritos, relatos, estudios, que desde la perspectiva cultural de
los pueblos indígenas del mundo, ilustran las tendencias catastróficas de las
acciones del ser humano, tanto en las escalas local y regional, como en los
efectos devastadores a nivel mundial.

Sin embargo, vamos a concentrarnos aquí en aproximarnos a entender los


elementos centrales del debate internacional, que desde la perspectiva de las
relaciones del medio ambiente con el “desarrollo”, se adelantan principalmente en
organismos multilaterales, y que inciden en la orientación de las políticas de los
estados y gobiernos.

Las primeras alarmas sobre la magnitud de la crisis ambiental, fueron planteadas


hacia finales de los años sesenta y comienzos de la década de los setenta cuando
apareció una sombra sobre la ilusión del crecimiento y la prosperidad económica
ilimitada, esta última sustentada en el optimismo de los primeros años de la
postguerra8.

Varios trabajos, escritos por reconocidos científicos y publicados para un público


general, comenzaron a prevenir sobre los daños que el crecimiento económico y la
industrialización estaban ocasionando en el sistema natural del planeta. Esta
amenaza llegó tal vez a su punto más alto con la publicación del informe del Club
de Roma –Los Límites del crecimiento – en 1971, que establecía el inminente
colapso de los sistemas vivos en los primeros decenios del siglo XXI, si se
continuaba con las tendencias de crecimiento económico y de la población
existentes en el momento (González, S., 1996).

Surgía así el conflicto: Crecimiento o protección del sistema natural. La


Conferencia Mundial de Medio Ambiente Humano realizada en Estocolmo en
1972, recogió en parte las preocupaciones que desde diferentes escenarios se
venían planteando alrededor del proceso de destrucción acelerado de los recursos
naturales y del fenómeno cada vez más acuciante de la contaminación de todos
los espacios vitales necesarios para la sobrevivencia del planeta, adquiriendo de
esta forma, la problemática ambiental la jerarquía de política global oficialmente.

Los siguientes quince años de debate internacional se caracterizaron por el intento


de conciliar crecimiento económico y protección del medio ambiente. A finales de
la década del 80, una luz surgió cuando el conflicto aparentemente quedó
resuelto, al reconocerse la necesidad de modificar el tipo de desarrollo a través
del “desarrollo sostenible”; se dijo entonces lo que hay que cambiar es como y
hacia donde se crece.

8
Se refiere a la etapa posterior a la culminación de la segunda guerra mundial en el año 1945, la
cual estuvo estimulada por grandes discursos de proyectos de reactivación y prosperidad
económica, principalmente en Europa y los Estados Unidos.

26
La conciliación entonces entre medio ambiente y desarrollo, se planteó debe
comenzar por identificar y establecer que la causa fundamental del deterioro
ambiental a nivel planetario es la pobreza. Las condiciones de privación llevan a
un uso indiscriminado e irracional de los bienes y servicios ambientales.

Si bien es cierto que el objetivo principal del “desarrollo”, debería ser la


erradicación de la pobreza. El desarrollo sostenible, al fundamentarse en la teoría
económica convencional, parte del supuesto de que lo que gobierna la relación de
un individuo con su medio ambiente es la racionalidad económica, y las decisiones
que ese individuo tome respecto al uso y aprovechamiento dependerán de los
costos y beneficios económicos que de ello derive. Esto se desprende de haber
convertido la naturaleza en un objeto económico.

El conflicto sobre la naturaleza, desde la visión de pueblos indígenas y


afrodescendientes en Colombia y en muchas partes del mundo, complejiza esta
disputa al plantear un conflicto entre sistemas de representación. De esta forma la
problemática ambiental puede ser vista como un espacio disputado por múltiples
lenguajes, con diferentes perspectivas culturales, y entonces lo que esta en juego
son visiones contrapuestas, no solamente de la relación del ser humano con la
naturaleza, sino de los problemas que se derivan de esta relación, y por lo tanto,
de las alternativas y estrategias que se asumen para procurar el bienestar humano
con conservación del sistema natural.

La crisis generalizada que hoy vivimos, toca entonces de un lado, con el


cuestionamiento a los paradigmas sobre los cuales se han creado las sociedades
industriales, identificados éstos con las utopías del desarrollo, con sus metas de
crecimiento económico, de incremento de la productividad y de los niveles de
consumo. De otro lado, con los procesos de deterioro y agotamiento de los
recursos naturales bajo la lógica de la acumulación del capital sin consideraciones
económicas, sociales, culturales y filosóficas sobre el ambiente.

I.4.3 Problemas ambientales predominantes en territorios étnicos.

Los territorios indígenas, de afrocolombianos y de algunas comunidades


campesinas en Colombia, se encuentran con frecuenta atravesados por múltiples
intereses de la sociedad nacional y del Estado, lo cual se expresa en la imposición
de un modelo económico y social de carácter extractivista y de consumo y en la
continua y permanente pérdida de territorios ancestrales, de resguardo o de
posesión.

Estos territorios en muchos casos, coinciden con áreas naturales de alta


biodiversidad, con zonas proveedoras de servicios ambientales (principalmente el
agua), con fuentes diversas de energía para la generación eléctrica, con zonas de

27
presencia importante de yacimientos de hidrocarburos (petróleo, carbón y gas) y
de otros minerales de gran valor, cuya explotación no siempre tiene en cuenta las
características del sistema natural y menos aún los valores establecidos desde el
sistema cultural de las comunidades.

Ahora, las necesidades de tierra de muchas comunidades, junto con procesos


productivos inadecuados y el crecimiento de la población indígena, hace que se
generen procesos de deterioro del medio natural, agotamiento de suelos,
contaminación de aguas y deforestación, que ponen en peligro la sustentabilidad
de estos territorios y en riesgo la pervivencia de los pueblos indígenas.

Algunos de los problemas ambientales más sobresalientes en comunidades


indígenas y de afrocolombianos, tienen que ver con:

o La deforestación de los bosques y la pérdida de sitios sagrados, en tierras


ancestrales, de resguardos o en corredores biológicos de conectividad
étnica e intercultural, debido a procesos de colonización y de ampliación de
la frontera agrícola;

o La explotación del recurso madera en tierras ancestrales, de resguardos o


en corredores biológicos de conectividad intra e intercultural, por empresas
privadas o compañías transnacionales;

o Los proyectos de infraestructura o megaproyectos, hidroeléctricos, de


intercomunicación eléctrica y de construcción de vías y carreteras;

o La explotación industrial de recursos mineros en tierras indígenas, como el


oro, la plata, el azufre, o de toda clase de basaltos y mármoles y de
insumos para la construcción de infraestructura;

o La exploración y explotación estatal, directa o a través de compañías


extranjeras, de hidrocarburos como el petróleo, el carbón y el gas;

o Los procesos de potrerización intensiva y pérdida del suelo productivo en


territorios étnicos;

o La superposición de territorios indígenas con figuras de conservación


declaradas por el Estado colombiano, como los Parques Nacionales, las
áreas de reserva forestal, otras;

o Los cultivos de uso ilícito en territorios indígenas de gran afectación para el


suelo y las aguas, y de gran impacto negativo en el sistema cultural de
estas comunidades.

28
Lo anterior se hace mas critico, cuando muchas de estas actividades se soportan
sobre ordenamientos jurídicos que como en la legislación petrolera, en las normas
sobre hidroeléctricas, carreteras y obras públicas, y en la legislación sobre áreas
protegidas; sobreviven grandes vacíos, incongruencias o abiertas contradicciones,
que obstaculizan el avance de los indígenas en la plena satisfacción de sus
derechos y aspiraciones históricas (Roldán, R., 1995).

En cada una de las regiones con presencia de comunidades indígenas,


encontramos uno o varios de estos problemas actuando de manera combinada,
interrelacionada con grandes afectaciones sobre los sistemas social, cultural,
económico y ambiental, de estas comunidades.

Se hace aquí, una referencia puntual sobre algunas de las principales


problemáticas ambientales que predominan en territorios étnicos, en diferentes
contextos regionales:

I.4.3.1 El Pacífico frente a la encrucijada del “Desarrollo”.

En el Pacífico colombiano, las tendencias y concepciones dominantes de


desarrollo económico y social que se vienen proponiendo e implementando en la
región, vienen siendo cuestionadas por los grupos étnicos que consideran que la
infraestructura productiva y la afluencia de capitales, anunciada o en procesos de
ejecución a través de los megaproyectos:

o Altera los espacios de vida silvestre fundamentales para la vida indígena,


o Favorece el incremento de la demanda ambiental,
o Propicia los movimientos de población hacia la región y por ende la
colonización, poniendo en peligro la territorialidad de los grupos Étnicos,
o Afecta los sistemas de producción ancestral y el aprovisionamiento
alimentario, al disminuirse áreas del sistema natural,
o Hace mas aguda e inequitativa la distribución de la riqueza y los ingresos, a
lo que se añade la critica al Estado por favorecer los modelos de
concentración urbana en desmedro de las condiciones de vida de las
comunidades rurales (Sanchéz, E., 1995).

Reiteradamente los indígenas han dicho que no se trata únicamente de la defensa


de sus territorios, sino también de la defensa del interés nacional por conservar un
patrimonio biológico y cultural único, representado en los importantes y ricos
ecosistemas selváticos y marinos del Pacífico colombiano y en los modos de uso
sostenible de los mismos que tradicionalmente han hecho los grupos étnicos.

29
I.4.3.2 Territorios Indígenas y áreas naturales protegidas.

Frente a la política del Estado de crear y superponer figuras de conservación


como los Parques Nacionales, en territorios que ancestralmente les pertenece a
las comunidades indígenas o sobre los cuales hay títulos coloniales de resguardo
o de reciente expedición, las organizaciones indígenas se han pronunciado de
tiempo atrás con los siguientes argumentos centrales, que la ONIC recoge de la
siguiente manera (Rummenhoeller, K.,1995):

o El reconocimiento de los territorios indígenas es la medida más efectiva de


conservación del ambiente y sus recursos, por lo cual la titulación y la
consolidación de los resguardos indígenas debe ser una prioridad,
o Las políticas y los proyectos de establecimiento de áreas naturales
protegidas deben cumplir el prerrequisito de respetar y consolidar los
derechos territoriales de los pueblos indígenas,
o En este contexto deben ser los mismos indígenas quienes manejen los
recursos naturales, lo cual implica el aprovechamiento de los mismos y
tomar las medidas necesarias para conservar el ambiente,
o Se parte del reconocimiento que históricamente la conservación y el uso de
la diversidad biológica coincide con el desarrollo de la diversidad cultural.

En el caso de las áreas protegidas sobrepuestas con territorios indígenas, la figura


del Parque y su reglamentación en el Decreto 622, no se acomoda a las
realidades culturales, sociales, ni jurídicas, de estos territorios, considerando los
mecanismos de autogestión que prevee el Convenio 169 y la Constitución
Nacional de 1991.

Los pueblos indígenas tienen derecho a formas autónomas de gobierno, a decidir


las prioridades de su propio desarrollo. El control de su propio destino implica el
manejo de su territorio y los recursos naturales. Las comunidades indígenas tienen
conciencia que de un aprovechamiento racional de los recursos existentes
depende finalmente la sobrevivencia de sus pueblos.

Cabe mencionar que de los 49 Parques Nacionales Naturales declarados por el


Estado colombiano, con aproximadamente 10 millones de hectáreas, el 46% del
número de estos parques tienen traslape con territorios indígenas, y cerca del 30%
de las áreas en protección, es decir cerca de 3 millones de hectáreas esta cruzado
con territorios indígenas9.

9
Presentación de la Dirección General de la Unidad Administrativa Especial del Sistema de
Parques Nacionales Naturales (UAESPNN), Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo
Territorial, Bogotá, 2002

30
I.4.3.3 Deforestación en Territorios Indígenas.

Es un hecho válido para todo el país que la gran mayoría de los territorios
indígenas, como cualquier otro territorio en Colombia, en alguna forma hoy tiene
problemas de deforestación en marcha -no importa las diferentes modalidades que
asume por regiones biogeográficas y culturales-, debido a múltiples causas como
la llegada de población inmigrante, los campesinos llamados colonos, la expansión
de la ganadería, el consumo de madera como combustible y las explotaciones
forestales comerciales, la construcción de obras de infraestructura, las
explotaciones mineras.

Una breve mirada al territorio en Colombia muestra frentes de colonización en


variadísimos lugares, en los que existen todos los ecosistemas de bosques
tropicales, impactando territorios indígenas, en regiones como la Amazonia, el
Pacífico, la Sierra Nevada de Santa Marta y la Orinoquía, en los cuales se realizan
también explotaciones forestales.

Hay explotaciones sobresalientes de madera en el río Putumayo y sus afluentes;


en las sabanas de Curipao de la Orinoquía, departamentos de Arauca y Casanare;
en el Choco Biogeográfico, principalmente en la cuenca del río Atrato; en el río
Jurado, al norte de la Costa Pacífica; en los ríos Satinga y Sanquianga, al sur de la
Costa Pacífica; en el Golfo de Urabá; en todos estos lugares con afectación
directa o indirecta de territorios indígenas (Ríos, G., 1995).

I.4.3.4 Territorios indígenas e hidroeléctricas.

Existen toda clase de conflictos entre la planificación, construcción y operación de


hidroeléctricas y los territorios indígenas. Para empezar los pueblos indígenas y
sus organizaciones no son consultadas para la construcción de estas obras, o se
hace de manera tardía e incompleta.

Muchos ríos y corrientes de agua, manejados históricamente por comunidades en


una relación equilibrada con la naturaleza, donde el agua es utilizada para el
consumo humano, limpieza, transporte, alimentos; son tomados ahora,
prioritariamente como ríos de energía, por el Estado o por intereses privados.

Además, de los derechos que les asiste a los pueblos indígenas de participar
activamente en las decisiones que los afecte, máxime cuando esta en juego la
supervivencia del grupo, hay que considerar los múltiples efectos negativos sobre
las características del sistema natural y la afectación del sistema cultural de las
comunidades, debido a múltiples aspectos relacionados directamente con la
ejecución de la obra, como son:

o La interrupción del transporte en el río,

31
o La disminución drástica de la pesca,
o La interrupción de la fertilización natural de las riberas por los sedimentos
que trae el río,
o La estimación defectuosa que se hace generalmente de costos de la obra,
o La sobreestimación de la generación de trabajos que genera la obra,
o La sobrevaloración del tiempo de duración de las represas hidroeléctricas,
o La sobreestimación de los beneficios que se derivan en el riego, sobre el
valor de la recreación y sobre el uso económico en general de la obra.

Las acciones de planificación de estas obras, están generalmente lejos de


observar el saber de la relación armónica existente de los pueblos indígenas,
comunidades afrodescendientes y algunos sectores campesinos, con la
naturaleza. Esto significa una amenaza que no solo pone en peligro a los pueblos
como tal sino también el futuro de la vida (Muller, C., 1995).

32
CAPÍTULO I.5: INSTRUMENTOS INTERNACIONALES DE
PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
TERRITORIALES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS.
Este capítulo aporta elementos de referencia sobre algunos instrumentos
internacionales que desde la visión de los pueblos indígenas y la discusión sobre
los problemas ambientales de la humanidad, se han venido diseñando por
organismos internacionales y por las convenciones dirigidas al tratamiento de
asuntos ambientales, con participación de delegados de estos pueblos y que se
expresan en políticas y convenios de obligatorio cumplimiento por las naciones,
incluida Colombia.

Lo que muchas organizaciones de pueblos indígenas en el mundo, han venido


demandando específicamente para el caso de las áreas protegidas creadas en
sus dominios terrestres, marino-costeros y de agua dulce, es que se:

o Reconozca los derechos de los pueblos indígenas y tradicionales a sus


tierras, territorios, aguas, mares costeros y otros recursos;
o Reconozca sus derechos a controlar y co-manejar estos recursos dentro de
las áreas protegidas;
o Proteja de una manera efectiva estas áreas de las amenazas externas, al
igual que los pueblos y culturas que estén asociados,
o Refuerce bajo el control y administración de las comunidades las áreas
tradicionalmente protegidas;
o Permita la participación de las instituciones tradicionales en los acuerdos de
co-manejo dentro de sus dominios terrestres, marino-costeros y de agua
dulce;
o Reconozca los derechos de los pueblos indígenas y tradicionales a
determinar sus propias prioridades de desarrollo, en éstas áreas;
o Declare áreas en protección sólo como resultado de su iniciativa y/o con su
consentimiento y acuerdos previos;
o Incorpore el uso sustentable de los recursos naturales empleando métodos
que mantengan la integridad del ecosistema y que hayan sido
tradicionalmente utilizados por los pueblos indígenas.

De conformidad con la interpretación actual del concepto de desarrollo sostenible,


al igual que con el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Convenio 169 de la
OIT, el Programa 21 y la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo,
el WWF y la UICN reconocen que:

33
o Las áreas protegidas sobrevivirán sólo si se percibe su valor, en el más
amplio sentido, para la nación en su conjunto y para las poblaciones locales
en particular,
o Los derechos territoriales y los recursos de los pueblos indígenas y
tradicionales que viven en las áreas protegidas deben ser respetados a
través de promover y permitir la participación plena de estos pueblos en el
co-manejo de los recursos, y en la administración del área,
o El conocimiento, las innovaciones y prácticas de los pueblos indígenas y
tradicionales tienen mucho que aportar para el manejo de las áreas
protegidas,
o Los gobiernos y los administradores de áreas protegidas deben incorporar
la tenencia, el uso de recursos y los sistemas de control consuetudinarios e
indígenas como un medio de mejorar la conservación de la biodiversidad.

En su declaración de principios sobre los Pueblos Indígenas y la Conservación, el


WWF, plantea:

“EL WWF no promoverá ni apoyará, y podrá oponerse activamente a cualquier


proyecto de conservación y desarrollo que no haya recibido el consentimiento
informado previo de las comunidades indígenas concernidas, y/o que pueda
afectar de manea adversa, directa o indirectamente, el ambiente de los
territorios de los pueblos indígenas, o que pueda amenazar sus derechos. Esto
incluye por ejemplo:

- actividades económicas u otras actividades de desarrollo,


- explotación de recursos naturales,
- investigación orientada a fines comerciales o académicos;
- reasentamiento de comunidades indígena;
- creación de áreas protegidas o imposición de restricciones sobre el
uso de recursos de subsistencia;
- colonización dentro de territorios indígenas”.

I.5.1 Principios y directrices sobre pueblos indígenas y tradicionales, y


áreas protegidas.

Los siguientes Principios y Directrices responden a la Resolución 1.53 del


Congreso Mundial de la Naturaleza (CMN) sobre los Pueblos Indígenas y las
Áreas Protegidas, aprobado en el CMN en Montreal, en Octubre de 1996, el cual
no se ha modificado sustancialmente.

Principio 1
Los pueblos indígenas y tradicionales mantienen un antiguo vínculo con la naturaleza y
tienen una comprensión profunda de ella. Han hecho frecuentemente contribuciones
significativas para el mantenimiento de muchos de los ecosistemas más frágiles del

34
planeta, a través de sus prácticas tradicionales de uso sustentable de recursos y su
respeto por la naturaleza basado en su cultura. Por lo tanto, no debería haber conflicto
intrínseco entre los objetivos de las áreas protegidas y la existencia, dentro o alrededor
de sus fronteras, de pueblos indígenas y tradicionales. Más aún, dichos pueblos deben
ser reconocidos como socios legítimos e iguales en el desarrollo e implementación de
estrategias de conservación que afectan sus tierras, territorios, aguas, mares costeros y
otros recursos y, en particular, en el establecimiento y manejo de áreas protegidas.

Principio 2
Los acuerdos concluidos entre las instituciones de conservación, incluidas las agencias
que administran las áreas protegidas, y los pueblos indígenas y tradicionales para el
establecimiento y manejo de áreas protegidas que afecten sus tierras, territorios, aguas,
mares costeros y otros recursos, deben basarse en el respeto pleno de los derechos de
los pueblos indígenas y tradicionales a la utilización tradicional sustentable de sus tierras,
territorios, aguas, mares costeros y otros recursos. Simultáneamente, tales acuerdos
deben basarse en el reconocimiento por parte de los pueblos indígenas y tradicionales de
su responsabilidad de conservar la biodiversidad, la integridad ecológica y los recursos
naturales que contienen tales áreas protegidas.

Principio 3
En todos los asuntos pertinentes a los intereses mutuos de las áreas protegidas y los
pueblos indígenas y tradicionales, deben tomarse en cuenta los principios de
descentralización, participación, transparencia y rendición de cuentas.

Principio 4
Los pueblos indígenas y tradicionales deben compartir plena y equitativamente los
beneficios asociados con las áreas protegidas, reconociendo debidamente los derechos
de otros grupos legítimos de interés.

Principio 5
Los derechos de los pueblos indígenas y tradicionales en relación con las áreas
protegidas constituyen con frecuencia una responsabilidad internacional, dado que
muchos de los territorios, las tierras, las aguas, los mares costeros y otros recursos que
dichos pueblos tradicionalmente poseen, ocupan o utilizan territorios y recursos que
atraviesan fronteras.

I.5.2 Convenio 169 de la OIT: Evaluación de su aplicación y cumplimiento


en Colombia.

El convenio 169 de 1989 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), fue


adoptado por la Conferencia Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y
Tribales, y busca asegurar los derechos de los pueblos indígenas a su territorio y a
la protección de sus valores culturales, sociales y económicos, como medio para
garantizar su subsistencia como grupos humanos distintos, no solo dentro de los
respectivos Estados, sino también en un mundo en permanente globalización.

35
El Convenio se aplica:

a) A los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones


sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la
colectividad nacional, y que estén regidos total o parcialmente por sus
propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial;

b) A los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el


hecho de descender de poblaciones que habitan en el país o en una región
geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la
colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que,
cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias
instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.

En sus diez partes, el Convenio 169 trata materias diversas en relación con los
pueblos indígenas, tales como política general; tierras; contratación y condiciones
de empleo; formación profesional, artesanía e industrias rurales; seguridad social y
salud; educación y medios de comunicación; contactos y cooperación a través de
las fronteras; administración; disposiciones generales y finales.

A pesar de esta amplia gama de materias tratadas, la consulta previa ha sido el


tema más cercano para los pueblos indígenas, tal vez porque esta constituye un
mecanismo importante para desarrollar y llevar a la práctica importantes derechos
individuales y colectivos que son los que el Estado colombiano mas ha violado y
desconocido.

En la evaluación realizada sobre la aplicación y cumplimiento de dicho Convenio,


a algo más de 10 años de la celebración del mismo y de la ratificación por el
Congreso de la República en Colombia por medio de la Ley 21 de 1991
(Organización Nacional Indígena de Colombia, 2001), los principales aspectos
positivos, negativos y recomendaciones, son las siguientes:

a. Aspectos positivos del Convenio:

En el tratamiento de los pueblos indígenas, el Convenio 169 sin duda alguna


avanza, al menos teóricamente, frente a la forma como se venía dando la relación
de los Estados con los pueblos.

De igual manera, marca una etapa importante en el reconocimiento de los


derechos indígenas, dado que a partir de su ratificación, en la generalidad de los
casos la legislación de los respectivos países han tenido que adecuarse de una u
otra forma a los postulados del Convenio.

36
El Convenio es además, un abanico muy completo de las materias en que
consideramos se debería prestar mayor atención, en relación con los pueblos
indígenas.

De manera general, se puede decir que el Convenio se ha constituido en una


herramienta complementaria para las reivindicaciones de los pueblos indígenas,
junto con la Legislación Nacional y con la capacidad de movilización de las
comunidades indígenas del país.

b. Principales problemas relacionados con el Convenio:

El Convenio en sus preceptos no es suficientemente imperativo, por lo tanto no


obliga firmemente a los Estados a cumplir determinadas reglas en su trato con los
pueblos indígenas de su respectivo país. Tal vez esto corresponda al estilo de la
mayoría de instrumentos internacionales, en donde más que exigencias hay
recomendaciones y orientaciones para los Estados.

El Convenio no cuenta con mecanismos coercitivos que obliguen a los Estados a


que cumplan con las obligaciones que han asumido. Aunque existen mecanismos
como la queja, la reclamación y la solicitud de acción urgente, no conocemos que
haya disposiciones que permitan realizar un seguimiento eficaz al cumplimiento de
las recomendaciones dadas al respectivo Estado, ni tampoco acciones en caso de
incumplimiento.

A pesar de que los trámites en caso de reclamación, la queja y la solicitud de


acción urgente, son relativamente breves, en la práctica muchas veces resultan
bastante dilatados, más que todo cuando se trata de evitar un perjuicio
irremediable a comunidades indígenas causado por la violación de las normas del
Convenio.

El Convenio, a pesar de llevar 10 años de existencia no ha sido suficientemente


difundido, ni entre los destinatarios de su protección, ni entre quienes tienen que
aplicarlo. Las organizaciones han hecho poco o ningún uso de los mecanismos
que ofrece el mismo Convenio para requerir su aplicación.

Valga mencionar que el no uso de los mecanismos se ha dado no solamente en el


caso del Convenio 169, sino también de otros procedimientos que son viables ante
la OEA o la ONU, es debido posiblemente a que ha faltado capacitación en estos
aspectos y porque no ha habido suficiente coordinación entre las organizaciones.

c. Recomendaciones:

Sería deseable que el Convenio 169 sea ratificado por los países que teniendo
población indígena, no lo han ratificado aún. Esto con el fin de contar con una

37
posición mundial frente a la problemática indígena, empezando por el
reconocimiento de la existencia y especificidad de estas poblaciones para
erradicar las tendencias racistas que todavía subsisten.

Atendiendo a los nuevos avances científicos, y a otros elementos como la


presencia de nuevos intereses de las grandes multinacionales, sería importante
que el Convenio entre a considerar otras materias importantes como los derechos
intelectuales de los pueblos indígenas sobre los recursos biológicos, los recursos
genéticos, el espacio electromagnético, entre otros.

El Convenio debería ser mucho más imperativo y contar con algún tipo de
sanciones diferentes a las de tipo moral, para los Estados que incumplan con sus
obligaciones. Sería deseable encontrar la forma de que el procedimiento en el
caso de las violaciones de los derechos de los pueblos indígenas reconocidos en
el Convenio, sea más breve y expedito, habida cuenta de la vulnerabilidad en que
nos encontramos los pueblos indígenas.

Sería necesario solicitar a la OIT, que en coordinación con las organizaciones


legítimas representativas de los pueblos indígenas se proyecte un programa de
difusión y capacitación sobre los derechos y garantías individuales y colectivos
reconocidos en el Convenio y los mecanismos para su implementación y su
defensa.

A escala general, conviene que los organismos internacionales sigan trabajando


hacia el posicionamiento del tema indígena en el ámbito internacional, en
coordinación con las organizaciones legítimas y representativas de los pueblos
indígenas para que se continúen construyendo instrumentos que sirvan a la
defensa de nuestros derechos individuales y colectivos.

Finalmente vale la pena preguntarnos de que ha servido el Convenio 169 en un


estado de guerra en donde los actores de derecha o de izquierda, están
decidiendo por encima de la estructura de todo el Estado Nacional.

38
UNIDAD II
ECONOMÍA Y SISTEMAS DE PRODUCCIÓN
La unidad inicia con una caracterización introductoria de algunos de los sistemas
de producción ancestral desarrollados por pueblos indígenas en diferentes
regiones del país, su vigencia y validez como sistema económico o sistema de
producción para los pueblos que los han construido en el tiempo y su aporte
universal a procesos de producción sostenible.

Seguidamente se hace una ilustración general desde la visión positivista de


occidente de las visiones de la “economía”, de las relaciones conflictivas entre la
economía y el medio ambiente, en cuanto la primera en sus versiones
convencionales “neoclásicas”, no tiene en cuenta el medio ambiente, o lo que
podríamos reconocer como la administración y las múltiples relaciones de valor de
los recursos naturales.

De esta manera, se expone la búsqueda de la armonización entre la economía y la


ecología, explicada en el avance de las ciencias naturales como el de la biología y
la química, o de otras disciplinas como el de la economía ecológica o llamada
“economía de los recursos naturales y del medio ambiente”, o en una orientación
más amplia entendida como la economía humana.

A continuación se hace una exposición general de diferentes puntos de vista sobre


la globalización, la imposición por occidente de los modelos de desarrollo basados
en el crecimiento económico, y una referencia al tema de la glocalización asociado
a intereses de los movimientos sociales en el país.

Como complemento a lo anterior, se ilustra el concepto de reciprocidad orientado


a los ciclos de la naturaleza y a las relaciones posibles de los seres humanos con
el medio natural, y se plantea la importancia del reconocimiento y
aprovechamiento de las “nuevas” fuentes de energía, como potencial de
desarrollo de las comunidades rurales.

Finalmente desde una perspectiva de los pueblos indígenas y de


afrodescendientes, se proponen algunos elementos de apoyo a la construcción de
una estrategia de economía alternativa -la cual en muchos aspectos podría aportar
a otros pueblos-; mediante la visualización de las posibilidades de adelantar
proyectos de futuro a nivel comunitario, con consideraciones de equidad social, de
distribución de los beneficios de la producción y de sostenibilidad en lo ambiental.

39
CAPÍTULO II.1. SISTEMAS DE PRODUCCIÓN ANCESTRAL:
Limitaciones y Potencialidades.

La preservación de los sistemas de producción ancestral, no es una


medida de “conservación” del medio y la sociedad, sino garantía para
la supervivencia de sociedades con formas de desarrollo alternativo,
enfrentadas a dinámicas propias y relaciones con otras sociedades.
Estas últimas no sólo tienen la oportunidad de aprender de su
conocimiento, sino la obligación ineludible de respetar su derecho a
optar libremente por el camino de su futuro.

La Selva Humanizada (Introducción)

Este capítulo registra de manera introductoria, la perspectiva cultural de los


sistemas de producción y de aprovechamiento sostenible desarrollados por
pueblos indígenas y por otras culturas, a través del tiempo. Establece algunos de
los elementos que caracterizan estos sistemas, la validez y vigencia que tienen en
sus contextos locales y los aportes diversos que se hacen a las posibilidades de
construcción de un desarrollo “integral”, en lo social, económico y ambiental.

II.1.1 ¿ Sistemas de producción indígena o formas económicas propias?.

Una introducción a este tema, tiene como punto de partida el valorar la


prevalencia, legitimidad y validez en el mundo contemporáneo de éstos sistemas,
asunto por lo demás reconocido no solo por los mecanismos de legitimación
occidental, a nivel institucional y social; sino revalorado por el posicionamiento
cultural y político hecho por parte de los propios pueblos indígenas y sus
organizaciones, en los espacios de debate y deliberación a nivel internacional
sobre asuntos étnicos y de pueblos culturalmente diferenciados, o sobre temas
ambientales de interés para la humanidad como la conservación de la
biodiversidad del planeta.

No obstante esto, la reflexión central que se plantea, es con relación al alcance y


limitaciones de estas formas de producción o de economía, respecto a sus
posibilidades de mantenerse en el tiempo, de seguirse interrelacionando y/o
complementando con otras formas de producción indígena e inclusive con
prácticas y formas de manejo agroecológico, venidas de los sistemas de
producción sostenibles, los cuales han sido desarrollados como alternativa a la
agricultura convencional en occidente, que a su vez se han nutrido de la
concepción de los sistemas de producción indígena.

40
Lo anterior tiene un interés practico para las finalidades de este curso: El de
discernir sobre las principales limitaciones y amenazas que atentan contra las
posibilidades de permanencia y pervivencia cultural de estos sistemas de
conocimiento, a partir a su vez, de identificar o reiterar de manera general, sus
potencialidades para el beneficio de la humanidad y para las posibilidades de
aportar a la construcción de un mundo mas equitativo y armónico con la
naturaleza.

El sistema de producción de manera genérica, como categoría de análisis supone


la organización y articulación de una serie de elementos relacionados entre si y
que cumplen una finalidad específica, en este caso de producción, orientada a la
pervivencia del grupo cultural ya sea por la vía del autoconsumo y/o de la
generación de excedentes para el mercado. Los sistemas de producción
tradicional o ancestral, trascienden esta categoría por la multifuncionalidad que
cumplen en el sistema de reproducción social y cultural del grupo social.

¿Son sistemas de producción indígena o formas económicas propias?, es una de


las preguntas nodales que se plantea. El conjunto de actividades que
identificamos con estas modalidades, expresarían en conjunto un tipo de
economía que tiene sus fundamentos en lo que se podría considerar desde una
perspectiva occidental, la economía ecológica, la economía social, la economía de
la redistribución de beneficios, que se estructura sobre componentes y referentes
culturales, éticos y filosóficos con contenido universal.

¿O son, de manera particular, sistemas de producción indígena que garantizan la


reproducción social y cultural de las comunidades y pueblos que los han
construido en el tiempo, pero cuya aplicación en otros contextos culturales o en
escalas mayores, ofrecen enormes limitaciones en la compatibilidad con otros
sistemas de producción y economía, en el contexto de la sociedad
contemporánea?.

Tal vez la utilidad práctica de esta reflexión se pueda dirimir en reconocer -por la
copiosa información y documentación existente-, la validez y vigencia actual de
estos sistemas de producción ancestral, su enorme valor en el contexto propio en
que históricamente se han desarrollado, además de su aplicabilidad trascendente
como sistema de valores éticos y filosóficos en la relación de los seres humanos
entre si y de estos con la naturaleza y con el universo.

Más allá de cualquier consideración sobre el tema, se presenta aquí algunos de


los ejemplos más significativos, ya sea por el contexto geográfico y las
consideraciones ambientales y culturales en que se desarrollan (caso la Amazonía
colombiana), o por los contextos de intervención y confrontación permanente de y
con la sociedad nacional (caso la Región Andina), de lo que ha sido esta

41
producción de conocimientos y prácticas a nivel milenario, que aún se conserva
con características particulares, en diferentes regiones de la geografía nacional.

II.1.2 Diversidad biológica, cultural y de formas productivas.

Para todos es conocido, que a una alta diversidad biológica corresponde -en el
caso de nuestro país y de otras regiones del mundo-, una alta diversidad cultural,
expresada en diferentes lenguas, sistemas de conocimiento local, formas
particulares de relación con la naturaleza, sistemas de producción ancestral,
rituales y prácticas religiosas.

Uno de los aspectos que muestra la diversidad de las culturas indígenas es el


referido a las relaciones de dichos pueblos con la naturaleza, resultado de miles
de años de experiencia y de convivencia con ecosistemas y formaciones naturales
determinadas. “Estas relaciones corresponde a maneras específicas de situarse el
hombre en el mundo y de establecer sus relaciones con los demás seres”
(Aristizábal, S., 2001, p.8).

En Colombia, coincide la existencia de sitios de alto significado ecológico para la


conservación de su patrimonio natural, representado en ecosistemas de selva
húmeda tropical, áreas de páramo y subpáramo, bosques alto andinos conocidos
como “nublados”, refugios paleoclimáticos de alta concentración de la
biodiversidad, entre otros; con la construcción de sistemas culturales que han
desarrollado diferentes pueblos indígenas, de afrocolombianos y de campesinos,
como estrategias adaptativas al medio natural, las cuales involucran sistemas de
producción y aprovechamiento sostenible de la naturaleza.

(Correa, F., 1991, p.15), se refiere así a estos sistemas en el contexto amazónico,
lo cual podría ser igualmente válido para otras experiencias, en contextos
ambientales diferentes: “su manejo se halla articulado con formas de organización
de la sociedad y complejas conceptualizaciones que ordenan su experiencia en
verdaderos arquetipos registrados en la mitología y la religión, en expresiones
vernáculas que acopian clasificaciones y comportamientos de la fauna, la flora, los
suelos, las aguas y el paisaje en general, y que han orientado de generación en
generación la relación del hombre y la naturaleza”.

Este manejo sociocultural del medio natural es de esta manera, el garante de su


reproducción como sociedades, y aparece ante el Estado y la sociedad
colombiana, como alternativa de gestión y de manejo de áreas naturales -en
algunos casos excepcionales- existentes en diversas regiones, que son de
importancia estratégica no solo para la pervivencia de estos pueblos, sino para el
futuro del país.

42
La importancia estratégica de los territorios indígenas -aquí señalada-, esta
referida a su ubicación en algunos casos en zonas de frontera, a su “coincidencia”
con áreas de alta significación ecológica por su riqueza en biodiversidad y/o con
zonas proveedoras de bienes y servicios ambientales, a la construcción de
sistemas culturales para la apropiación y el aprovechamiento sostenible de estas
áreas, que tiene mucho que aportarle al resto de la sociedad.

II.1.3 La Ecología alternativa en el bosque tropical húmedo

El trópico húmedo en Colombia, se extiende por la región del Pacífico, la parte


media del río Magdalena, la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía de Perijá,
el piedemonte de los Llanos Orientales y la Amazonía. En cada una de esas
zonas, pueblos indígenas han construido -en algunos casos- milenariamente,
sistemas de producción ancestral o formas propias de producción.

Para el caso, del andén pacífico o la llamada selva occidental colombiana, que
corresponde al 10% de la geografía nacional, habita el gran complejo sociocultural
Embera y Waunana, hablantes de lenguas Chocó, con una población aproximada
de 50.000 indígenas. Por su parte, en la selva oriental encontramos la amazonia
con aproximadamente el 34 % de la superficie nacional, y cerca de 65.000
indígenas, pertenecientes a medio centenar de grupos étnicos. Mencionaremos
algunos ejemplos, de lo que ha sido el manejo ecológico y social de la naturaleza
por indígenas, en este último contexto (Correa, F., 1991).

La mayoría de grupos indígenas de la amazonía -con sus diferencias-, conservan


parcialmente o en su conjunto, elementos comunes que constituyen de manera
general un sistema de producción de alta sostenibilidad, articulado a su estructura
de organización social y del sistema de valores, costumbres y rituales del grupo.
Estos elementos comunes, que mas adelante desarrollaremos con referencia a
experiencias concretas, se refiere a: La agricultura “itinerante” de tierra firme, la
agricultura estacional de “varcea” (tierras de vega), las actividades de caza y
pesca, y los procesos de recolección de diversos productos del bosque.

“La horticultura itinerante de la selva húmeda tropical asume por lo menos tres
formas básicas: Agricultura estacional semintensiva de monocultivos que
aprovechan las vegas inundables de los ríos en tierra de “varcea”; la horticultura
de “tumba y descomposición” con monocultivos en las áreas de mayores niveles
pluviométricos; y la horticultura de “tumba y quema” con policultivos
multiestratificados que aprovechan los descensos de la alta precipitación anual”
(Correa, F., 1991, p.31).

Hay diferentes combinaciones de estas formas de agricultura. Por ejemplo los


grupos étnicos que tienen la posibilidad de uso de terrenos con alta humedad
amazónica, como los del alto Putumayo – Caquetá, combinan monocultivos de

43
cortos periodos vegetativos en suelos inundables, con huertas de policultivos con
más prolongados periodos vegetativos en tierra firme.

La organización de la producción atiende al principio de división de tareas por


edad y sexo. La unidad económica básica esta compuesta por el núcleo familiar,
pero es ampliada con la exigencia y disponibilidad de mano de obra en aquellas
tareas como las socolas y derribas del bosque, cacería y pesca colectivas. En
torno del grupo doméstico se organiza la actividad productiva y reproductiva
convirtiéndola en epicentro de la organización social.

De esta manera, la organización de la producción configura un sistema de


relaciones como anotamos antes, articulado con formas de organización de la
sociedad y complejas conceptualizaciones, las cuales en su conjunto considero,
representan un sistema económico, desarrollado como producto cultural de los
indígenas de selva húmeda tropical.

Este sistema económico era autosuficiente pero sin que ello signifique que no se
produjeran excedentes, sino que el sistema satisface los requerimientos básicos
sin hacer necesaria una economía de acumulación. Correa, F., (1991, p.32),
plantea al respecto, “algunos excedentes se dirigían al intercambio de productos
no elaborados en ciertas áreas locales, bien a sufragar aquellas tareas que
demanda una mayor concentración de fuerza de trabajo (derribas del bosque para
los sembrados, construcción de habitaciones, cacerías colectivas) o bien para el
consumo colectivo en festividades, ceremonias y rituales que revitalizan la
confraternidad y reciprocidad social”

Todo lo anterior esta a su vez ligado a comportamientos sociales, al chamanismo


como intermediario de la relación hombre - medio, a la mitología como fuente de
experiencia y conocimiento de la relación sociedad - naturaleza, en fin, a una
filosofía indígena sobre el manejo de la naturaleza y de los recursos naturales que
hacen parte del territorio.

Son múltiples las expresiones de este sistema de conocimientos. Los Desana del
Vaupés, en lo que investigó Dolmatoff, R., (1991, p41), distinguen por lo menos
seis ambientes ecológicos y cuatro tipos diferentes de tierra; plantea así “el
paisaje entero ha sido organizado de tal manera que sus moradores indígenas son
sus guardianes, sus protectores elegidos”.

Y agrega, “esta manera de percibir el ecosistema y de interpretarlo en su


profundidad temporal y su contexto cultural total, es denominada por los Desana
como ‘nuestro-pensar-día’. Con esta expresión ellos se refieren a una secuencia
gradual de categorías de procesos mentales:

44
Lo fundamental es el pensamiento abstracto; luego viene el pensamiento
acerca de lo biológico, referente al hombre y su biota; y luego las pautas
sintetizantes del pensamiento concernientes a las bases éticas del manejo
del ecosistema, de la necesidad de mantener un equilibrio viable”

Esta excepcional manera de conceptuar y organizar el territorio, la encontramos


con frecuencia en la inmensa mayoría de etnias de la amazonia colombiana. No
obstante, hay que reconocer un proceso permanente de intervención de estos
sistemas de producción, que conlleva a una pérdida progresiva de sus elementos,
como consecuencia de la afectación de sus territorios y la pérdida de habitats.

Esta afectación de los territorios ancestrales de los pueblos indígenas en la


amazonia, se debe entre otras razones, al avance de los procesos de colonización
espontánea o “dirigida” institucionalmente que se sucedieron principalmente en las
décadas del 70 y 80 en el siglo XX; a los procesos de inmigración hacia estas
áreas, producto de la exclusión de muchos sectores campesinos, de la
improductividad de las tierras, de los procesos de violencia política, que
prevalecen en diferentes regiones del país.

II.1.4 Los Sistemas Agrícolas Indígenas en la región del sur de los Andes.

Si bien los Andes corresponden a la gran cordillera que viene desde la Patagonía
y Tierra del fuego, hasta Venezuela y el Istmo de Panamá, atravesando buena
parte de los países de Suramérica por el oeste del continente; la referencia al sur
de los Andes corresponde aquí, a la región que va del sur de Colombia, y que
pasa por la sierra en el Ecuador y el Perú, hasta Bolivia, principalmente.

Esta región se caracteriza, por los permanentes y prolongados procesos de


intervención de occidente, según cada periodo histórico, en la conquista, colonia
y ahora en la república, debidos en buena parte a su gran accesibilidad relativa, a
razón de situarse de manera directa o adyacente sobre los ejes de comercio y
comunicación entre diferentes regiones.

Esta intervención en los Andes, produjo un proceso permanente de impactos


culturales, ambientales y de afectación de los sistemas de producción ancestral,
que diversos pueblos étnicos de características andinas habían desarrollado sobre
estos territorios, los cuales les permitieron constituir elementos propios de
economía, producción, tecnología y organización.

Según diversos estudios (Golte, J., 1987, p.22-23), lo que diferencia este mundo
andino de otras regiones del planeta en las que se desarrollaron, y en algunos
casos se mantienen hasta hoy, sociedades agrarias, es la gran diversidad de
condiciones ecológicas en espacios muy reducidos y, con ella la multiplicidad de

45
cultivos y formas de aprovechamiento agropecuarios adaptados a las variaciones
de la naturaleza.

El modo de producción andino por la gran variación de condiciones climáticas en


diversos pisos altitudinales, generó el manejo de una serie de ciclos de
producción, que en la medida en que se desarrolló la invención de implementos de
trabajo, como el arado, las segadoras y las sembradoras, se fue especializando, y
diferenciándose de esta manera, la actividad de la agricultura de otras actividades
como la caza y la recolección.

(Murra J., 1975, p.15-16) plantea al respecto, que la estrategia de adaptación al


medio de los Andes, configura un patrón original al que él llama “el archipiélago” o
el “control vertical de un máximo de pisos ecológicos”, que consiste en la
necesidad de operar zonas productivas variadas y ubicadas a muy diferentes
niveles de altura sobre el nivel del mar.

Tal estrategia estuvo siempre motivada por la necesidad de procurar bienes


diversificados y suficientes, buscando el autoabastecimiento del grupo étnico
mediante el aprovechamiento de la variación climática y de los ciclos diferenciados
de la naturaleza.

Los trabajos etnográficos actuales permiten apreciar de que manera el hombre


andino de hoy utiliza este criterio ancestral de obtener recursos en el máximo de
pisos ecológicos posibles, protegiéndose también -de esta forma- de las
condiciones del mercado que lo margina y manejando la estacionalidad de los
procesos productivos, de manera diferenciada para la siembra, las labores de
mantenimiento de los cultivos y las cosechas.

La combinación de múltiples ambientes naturales mediante el conocimiento y la


experiencia acumulada durante posiblemente miles de años en la zona andina, le
permitió -en algunos casos permanece vigente-, a los grupos y sociedades de esta
región reunir todos estos elementos en lo que Murra, J., ha considerado un solo
“macrosistema económico”.

El control simultaneo antes mencionado, de “archipiélagos verticales” ha sido un


ideal andino compartido por étnias muy distantes geográficamente entre si, y muy
distantes en cuanto a la complejidad de su organización económica y política. Los
diferentes pueblos indígenas que históricamente han pervivido en la región del sur
de los Andes en Colombia, entre los que se encuentran, mayoritariamente Nasas,
también, Totoroes, Guambianos, Coconucos, Yanaconas y Pastos (Sanchéz, E.,
1988), han utilizado diferentes mecanismos para acceder a “islas” o centros de
producción y de manejo de recursos naturales en diferentes pisos térmicos,
colonizándolas con su propia gente, a pesar de las distancias que las separen de
sus núcleos principales de asentamiento y de poder.

46
Lo anterior es utilizado con frecuencia actualmente, en los andes colombianos a
diferentes escalas; de una manera en lo que podríamos considerar al interior de
los propios resguardos cuando estos geográficamente se ubican en diferentes
pisos térmicos, lo cual permite el establecimiento de ese sistema vertical de
producción, aprovechando al máximo la variedad de climas, de áreas y calidad de
suelos, tanto para la agricultura como para labores pecuarias.

A una escala mayor, es común en esta región, el establecimiento de un sistema


que combina no solo la variedad de pisos térmicos, calidad de tierras, ciclos de
verano e invierno, mantenimiento de coberturas, lo cual facilita que se tenga
diversidad de productos durante el año, y los ganados puedan rotar de pisos
térmicos en los diferentes periodos del mismo, según halla o no pasturas para su
alimentación.

En los últimos 30 años con el proceso de organización de los pueblos indígenas


en Colombia (Organización Nacional Indígena de Colombia, 2001), con un capítulo
sobresaliente en lo que ha sido la experiencia en el Departamento del Cauca, se
produjo paralelamente el fortalecimiento de una estrategia territorial que tiene
varios componentes: Recuperación de los territorios indígenas con título colonial o
de resguardo, saneamiento y ampliación de resguardos, constitución de nuevos
resguardos, y perfilación de algunas zonas para la constitución eventual de
Entidades Territoriales Indígenas (ETIs).

Lo anterior se ha producido en tierras a diferentes pisos térmicos, lo cual le ha


permitido a comunidades de diverso origen étnico, revitalizar su estrategia de
producción y aprovechamiento multivertical de climas, calidad de suelos y
producción diversificada durante diferentes periodos del año. Esta nueva
recomposición en la tenencia de la tierra en esta región10, y su carácter de
propiedad colectiva, tiene consecuencias favorables en varios sentidos, respecto
al tema de los sistemas de producción ancestral:

o El reestablecimiento y/o fortalecimiento -de una manera mas clara-, de


cierta zonificación ambiental donde se definen tierras en descanso,
orientadas al uso productivo o para la protección del suelo y de las aguas;
sitios sagrados de importancia ecológica y cultural; áreas de producción con
diferentes objetivos.

o La generación de un proceso de reconceptualización de la producción


multivertical, caracterizada por las sociedades andinas, donde es posible en
un nuevo contexto, tener “parcelas” de usufructo orientadas al autoconsumo

10
Se estima cerca de 140.000 hectáreas las tierras recuperadas por el movimiento indígena
caucano ente el 1975 y el año 2000

47
y en algunos casos con generación de excedentes, en diferentes pisos
térmicos, en atención a disfrutar de beneficios en su resguardo de origen y
al de haber participado en el proceso de recuperación de tierras en otras
áreas con condiciones ecológicas diversas.

o La Implementación de diferentes mecanismos de intercambio de saberes,


semillas y productos, entre comunidades de una misma zona geográfica,
pero con diferentes pisos térmicos, hasta ir configurando lo que podríamos
llamar de manera preliminar un “sistema de trueque”, que en la región del
sur de los Andes, se ha empezado a realizar por diferentes sectores
populares como indígenas, campesinos y afrocolombianos.

La posible revitalización cultural de estos sistemas de producción ancestral en


los Andes colombianos, requiere de nuevos estudios etnográficos y de
caracterizaciones actualizadas de los sistemas de producción prevalecientes en
la región, de una identificación y reconocimiento de las tendencias territoriales
derivadas de los procesos de organización y construcción de proyectos de
autonomía política, por los pueblos indígenas organizados de la región.

48
CAPÍTULO II.2. VISIONES DE LA ECONOMIA: “NEOCLÁSICA” VR
ECOLÓGICA.

II.2.1 Algunos antecedentes históricos de la Economía como disciplina.

En la construcción de una disciplina como la Economía, concurren diferentes


Escuelas de Pensamiento, y en consecuencia grandes creadores de pensamiento
y de la formulación de teorías. Debido a su carácter de disciplina o “ciencia” social,
la economía está inmersa en un ambiente de múltiples visiones y saberes, que
deberían requerir de un debate permanente sobre las conveniencias e
implicaciones de sus aplicaciones.

Para el objeto del presente módulo educativo, el titulo de este capítulo sugiere dos
visiones de la economía, si bien hay un continuo histórico en la formulación de
teorías -denominadas clásicas- desde sus inicios en el siglo XVIII, pasando por
Marx en el siglo XIX y los economistas neoclásicos más recientemente. No
obstante, en la historia de la teoría económica hay creación, rupturas, nuevas
relaciones y funciones, y así emerge en el campo alternativo, la economía
ecológica.

El debate entre estas dos visiones de la economía -Neoclásica vs Ecológica-, ha


cobrado gran relevancia en los últimos años, sin embargo sus orígenes se
remontan a mas de un siglo, desde el desarrollo de las ciencias naturales como la
química, la biología y la física, que le permitió entender al ser humano como la
economía estaba inmersa en ecosistemas mas amplios.

No obstante, desde Adam Smith (“La riqueza de las naciones”, en 1776), se afirma
que la sociedad bajo el capitalismo, está organizada a través del mercado, es
decir, el mercado ocupa toda la actividad humana. En estas relaciones de
mercado se busca el lucro, que es una lógica de acumulación y valorización del
capital; aquí no entran en el análisis de mercado los recursos y bienes naturales.

Autores como David Ricardo o Malthus posteriormente (“Ensayo sobre el principio


de la población”, 1.798), se habían preocupado mucho por las consecuencias de
la limitación del recurso “tierra”, que para ellos acabaría llevando a una situación
de estancamiento económico. Tales preocupaciones se dejaron más tarde
totalmente de lado, en apariencia refutadas por los hechos, dado el enorme
aumento de la producción agraria que se dio más adelante (Alier, J., 2000, p.15,
371).

Marx (“Introducción general a la crítica a la Economía Política”, en 1.857), dirige su


análisis al funcionamiento del sistema capitalista en el marco de las leyes que
rigen el modo de producción capitalista y a la formulación de una teoría del cambio

49
social basada en la existencia de una ley del desarrollo histórico de la humanidad,
sin integrar para esto una valoración adecuada de los recursos naturales y del
medio ambiente en los procesos económicos.

Ni Marx ni los economistas neoclásicos como Walras o Jevons, todos ellos autores
de la segunda mitad del siglo XIX, se ocuparon del valor de los recursos naturales
en los procesos económicos, y de incorporar por lo tanto, variables ambientales en
el análisis económico más allá de los precios de extracción o de transporte de las
materias primas necesarias en el proceso productivo.

Esto se explica en que la economía convencional o neoclásica, analiza sobretodo


los precios y tiene una concepción metafísica de la realidad económica que
funcionaría como un perpetuo motor animado por el dinero. Las empresas venden
bienes y servicios, y con esto remuneran los factores de producción, tierra, trabajo
y capital. Lo anterior se realiza como un sistema cerrado, que no tiene en cuenta
la participación de la naturaleza en los procesos económicos (Alier, M., 2000, p. 12
-14).

Los postulados generales de esta economía han servido de soporte durante medio
siglo, a las teorías del crecimiento económico que tienen como parámetros
principales de valoración, el incremento del producto interno bruto de un país, el
ingreso per cápita, entre otros, los cuales dan cuenta de la dinámica del aparato
productivo de un país pero no de la realidad económica de su población.

Así, el crecimiento económico como paradigma de la economía convencional, no


habla por sí mismo de la condición y/o situación económica de sus habitantes.
Para el caso, el concepto de economía se maneja referido exclusivamente a la
economía de mercado, a los procesos regulados por los mecanismos de la oferta
y la demanda y que son debidamente integrados a los diferentes parámetros de la
economía.

“No es posible entonces, un crecimiento económico ilimitado o


mantener la lógica de este crecimiento, sin devastar la base
ecosistémica del planeta que soporta la economía como
consecuencia de las actividades humanas, y por ende –sin romper-
las complejas redes de la vida que se han tejido tras la evolución
de millones de años de la materia y energía”.
(González, C., 1994, p.109)

50
Este breve recorrido por la historia económica, busca establecer unos elementos
base muy generales para allanar el camino de la articulación entre economía y
ecología, que si bien etimológicamente son primas hermanas, en la historia de su
evolución aparecen separadas como si no tuviera que ven nada la una con la otra.

II.2.2 En el camino de la articulación entre la economía y la ecología

Desde el punto de vista meramente económico, la naturaleza juega siempre un


doble papel, como suministradora de recursos y materias primas, y como
receptora de residuos. Más allá de esta lógica, la naturaleza proporciona
directamente servicios que van desde el disfrute del paisaje hasta la protección de
la vida que ofrece la capa de ozono absorbiendo los rayos ultravioleta. Todos
estos servicios que la naturaleza presta -o que podría prestar- si se mantiene la
biodiversidad, a la economía humana no están bien valorados en la contabilidad
de la economía neoclásica.

La economía ecológica por su parte, contabiliza los flujos de energía y los ciclos
de materiales en la economía humana, analiza las discrepancias entre el tiempo
económico y el tiempo biogeoquímico, es decir aquel tiempo que se toma la
naturaleza para generar los materiales que utiliza la economía humana. Esta se
mueve en un sistema abierto a la entrada de energía y de materiales, y abierto
también a la salida de residuos cuando son reciclables.

La economía ecológica ve de esta manera al planeta Tierra, como un sistema


abierto a la entrada de la energía solar, y la economía necesita de entrada de
energía y de materiales, lo cual produce dos tipos de residuos: el calor disipado o
energía degradada y los residuos materiales, que mediante el reciclado pueden
volver a ser parcialmente utilizados.

Así, esta economía también se ocupa de la evaluación física de los impactos


ambientales, como parte de las valoraciones del proceso productivo o de la
implantación de obras de infraestructura; de los balances energéticos en la
agricultura orientada a satisfacer la primera de las necesidades humanas, la
alimentación. Busca en general estudiar, la economía como un sistema de
conversión de energía.

(Mires, F., 1.993), plantea que la ciencia económica viene recurriendo al saber
ecológico, y viene comprendiendo que dilapidando los recursos de la naturaleza,
solo es posible producir hambre, miseria y muerte, es decir una anti-economía. De
lo que se trata agrega, es devolverle el carácter a la economía como una ciencia
que administra la escasez y los recursos naturales son escasos, y no ciencia que
produce el crecimiento a cualquier precio.

51
Para complementar este análisis respecto a las visiones de la economía, con
énfasis en la economía ecológica se hace referencia a un escrito de Joan Martínez
Alier, sobre “El marxismo ecológico y la segunda contradicción”; donde se analizan
varios aspectos de esta contradicción al interior del sistema capitalista, puesta de
presente desde la perspectiva ecológica y del desarrollo del pensamiento
ambiental contemporáneo evocado aquí en el primer capitulo del presente texto.

El Marxismo Ecológico y la Segunda Contradicción.

“La idea de la segunda contradicción del capitalismo, que James O´Connor ha


expuesto desde 1988 (lástima que fuera ya tan tarde es la siguiente. La primera
contradicción es la que existe entre la acumulación de capital, es decir, el gran
aumento de la capacidad productiva y el escaso poder de compra de los
asalariados (ya que a los capitalistas, individualmente les conviene pagar lo menos
posible). Aún menos poder de compra tienen las masas empobrecidas de los
países explotados por el capitalismo. Esa es una idea bien conocida del marxismo.
Lo que James O´Connor añade es: Al crecer el capitalismo, estropea sus propias
condiciones de producción, ya que contamina el agua y el aire, hace desaparecer la
biodiversidad, agota los recursos naturales. Eso, a veces, implica costos crecientes
para restaurar las condiciones de producción. Otras, tiene una traducción en
movimientos sociales de protesta que tal vez no logran imponer otras prácticas de
producción; o tal vez sí, aumentando con ello los costos. El movimiento obrero fue
una respuesta a la primera contradicción (una respuesta ala explotación de los
trabajadores). Las diversas manifestaciones del movimiento ecologista son una
respuesta a la segunda contradicción.

Se trata de una idea fértil y discutible. Por ejemplo, hay quien señala que a veces,
en el capitalismo, el conflicto ha venido de la propia fuerza del movimiento obrero,
exigiendo altos salarios en épocas de pleno empleo. Una presión sobre las
ganancias. Eso se parece más a la segunda contradicción que a la primera, es
decir, costos crecientes más que falta de demanda efectiva. Puede pensarse
también que la presión social abre nuevos campos a una tecnología más ecológica,
a oportunidades de inversión y de crecimiento del capital. La gravedad de la
llamada segunda contradicción depende de dos cuestiones. Primera: los impactos
ecológicos caen sobre las generaciones futuras más que sobre las actuales.
¿podemos realmente confiar en los movimientos ecologistas como portavoces de
esa segunda contradicción del capitalismo?. Segunda: las nuevas tecnologías,
¿permitirán el crecimiento de la economía con menores impactos tecnológicos?
¿Nos encaminaremos a una tecnología más desmaterializada, en términos
relativos, y con menor intensidad energética? De momento, el tonelaje de
materiales en la economía está aumentando mucho, y el gasto de energía en el
mundo también. De ahí que existan tantísimos movimientos ecologistas de protesta
en el mundo del Sur, contra los impactos de extracción de materias primas para
exportar, contra las empresas de minerales, de petróleo, de plantación de
eucaliptos…”
(Alier, J., 2000, p.31-32)

52
Desde el punto de vista de la economía ecológica, es posible entonces, integrar y
valorar adecuadamente la participación de la naturaleza (como proveedora de
materias primas y como receptora de residuos generadores de impactos
ambientales) en el proceso productivo, lo cual sin embargo, no es garantía de la
distribución social de los beneficios generados por la producción y el trabajo de
una sociedad.

De igual manera, que otros componentes fundamentales para el proceso de


“desarrollo” de una comunidad o de una sociedad, como la perspectiva cultural de
los diferentes pueblos que hacen parte de esta, el tema de los valores éticos y
filosóficos que representan el sentido con que se decide navegar en colectivo la
aventura de la vida, no están al momento mencionados en el enfoque de la
economía ecológica.

Se requiere por lo tanto, una concepción más amplia e integradora de una


economía alternativa que tenga en cuenta de manera prioritaria, las necesidades e
intereses de los sectores menos favorecidos de la sociedad, y en particular de los
pueblos indígenas y afrodescendientes en Colombia.

53
CAPÍTULO II.3: GLOBALIZACIÓN, MODELOS DE DESARROLLO Y
GLOCALIZACIÓN.
II.3.1 Sobre la globalización.

La globalización se refiere comúnmente al proceso creciente de


internacionalización o mundialización del capital financiero, industrial y comercial,
de las nuevas relaciones políticas internacionales y del surgimiento de la empresa
transnacional, como respuesta a las constantes necesidades de reacomodo del
sistema capitalista de producción, de los nuevos procesos productivos,
distributivos y de consumo, deslocalizados geográficamente.

Sin embargo, la globalización en su sentido mas amplio no es enteramente un


producto de la postmodernidad, ni esta referida únicamente a los procesos
económicos, ni es por lo demás solamente un proceso de occidentalización del
mundo, de sus valores, de sus procesos tecnológicos y de conocimiento. La
globalización es mucho más que eso, si bien es utilizada en toda su magnitud y
por todos los medios posibles -desde el poder de los medios de comunicación
hasta el de la guerra-, por el capital y la empresa transnacional, para imponer sus
intereses.

Rechazar la globalización -por ejemplo- (Amartya, S., 2001, p.2), afirma “..de la
ciencia y la tecnología porque representan la influencia y el imperialismo
occidentales no sólo significa prescindir de contribuciones globales -provenientes
de muchas partes del mundo- que se hallan sólidamente ancladas en las así
llamadas ciencia y tecnologías occidentales, sino que redunda en una práctica
bastante estúpida, dada la dimensión con la que el mundo entero se puede
beneficiar de ellas”.

Y agrega el mismo autor, “el progreso global de la ciencia y la tecnología no sólo


no ha sido un fenómeno exclusivamente occidental, sino que muestra desarrollos
globales esenciales en los cuales occidente ni siquiera aparece”, por ejemplo la
escritura, el invento de la rueda, la brújula, sin mencionar los múltiples procesos
de intercambio donde oriente y otras regiones del mundo han jugado un papel
trascendente.

Sin duda hay aspectos de la globalización que se relacionan con el imperialismo


(la historia de las conquistas, el colonialismo y la dominación extranjera), y las
explicaciones poscoloniales del mundo no dejan de tener su mérito. Pero sería del
todo equivocado entender a la globalización como un rasgo puramente del
imperialismo. “La civilización global es una herencia del mundo entero -y no sólo
de un catálogo de culturas locales dispares-“ (Amartya, S., 2001, p.2).

54
El problema central, reside en cómo hacer uso de las ventajas que encierran el
intercambio económico y el progreso tecnológico, de tal manera que la atención se
centre en los intereses de los explotados y los marginados. Esta es sin duda uno
de los aspectos a resolver a favor de la construcción de un mundo más equitativo
y solidario.

El reto principal se relaciona con la inequidad -tanto internacional como al interior


de las naciones, las desigualdades múltiples, los desequilibrios de poder y la falta
de oportunidades políticas, sociales y económicas, de amplios sectores de la
población. Otra pregunta esencial se refiere a la distribución de las ganancias
potenciales de la globalización -tanto entre países ricos y pobres como entre los
diferentes grupos sociales de un mismo país-.

Son plenamente válidas las preocupaciones éticas y humanas


sobre el rumbo de la humanidad y las capacidades de manipulación
y de imposición de sus intereses por parte de las empresas
transnacionales. Una preocupación adicional, esta referida a la
participación de las potencias mundiales en el negocio global de
armas, principalmente de Estados Unidos que se niega a establecer
cualquier acuerdo que impida las ventas ilícitas incluso de armas
pequeñas (propuesto por el secretario general de la ONU, Kofi
Annan), lo cual ilustra las dificultades de esta situación.
(Amartya, S., 2001)

Desde otra perspectiva (Ospina, W., 2001, p. 36), se plantea que “hoy tiende a
hablarse de la globalización en términos de un modelo de vida compartido, de
unas expectativas comerciales y culturales para los cuales no debe haber
fronteras. Es bueno que la humanidad quiera parecerse en eso a las águilas
migratorias, a los colibríes henchidos de miel, a las ballenas que cantan su amor
de un mar a otro, y a los vientos cargados de polen”.

Pero agrega, “si los derechos sobre el mundo deben ser compartidos, la
responsabilidad debe ser compartida también, a riesgo de que la globalización se
convierta en un eufemismo para enmascarar la mera codicia de los mercados y la
mera voracidad sobre los recursos. La aventura del globo tiene que procurar un
modelo de civilización que consulte las necesidades de todos y las expectativas de
todos, que intente un poco de justicia, de generosidad y de sensatez” (Ospina, W.,
2001, p. 37).

La humanidad ha encontrado un escenario en el cual pueden converger muchas


aventuras que hasta ahora se creían totalmente autónomas. Y no sólo la

55
humanidad: también los animales, las plantas y los minerales van embarcados
con nosotros en la misma travesía extraordinariamente significativa que nos exige
encontrar un orden propicio al experimento de la vida y al experimento, más frágil
aún, de la civilización.

Por ahora, las tendencias globalizantes mayoritarias en el mundo, parecen ser las
de los intereses de las empresas transnacionales que buscan a toda costa
expandir su dominio a todos los rincones del planeta, que actuando sin fronteras y
en muchos de los sectores importantes de la vida humana, van tejiendo una
verdadera red mundial de relaciones que intenta cubrir y quebrar los intereses
particulares de los estados – nación, de los pueblos étnicos y culturalmente
diferenciados.

Para finalizar, se trae un planteamiento -talvez algo concluyente- sobre la


globalización, cuando se plantea a modo de esperanza:

“-----el verdadero desafío de la sociedad global es el de


encontrar un orden de reciprocidades en el cual todos los hijos
de la especie humana tengan algo que esperar del modelo de
civilización que se nos exige defender; ojalá podamos aprender
por fin el arte superior de compartir los dones del mundo, de
vernos solidariamente como compañeros de un mismo viaje y
como partícipes de una misma aventura”.
(Ospina, W., 2001, p. 36)

II.3.2 La imposición de los modelos económicos por occidente.

Es indudable -como hemos visto-, que uno de los aspectos centrales de la


globalización, es la internacionalización de la economía y de los mecanismos de
acumulación de capital ejercidos por las empresas transnacionales.

Los modelos económicos basados en la economía del crecimiento, renuevan y


maquillan sus discursos apuntalados en teorías del desarrollo. Estas teorías
emergidas con más fuerza a partir principalmente de la postguerra (mediados del
siglo XX), siempre han estado ligadas a la economía o lo que es mas preciso a las
teorías del crecimiento económico, como un indicador del proceso de acumulación
del capital.

De esta manera, “la aseveración de que el crecimiento económico generaba


“desarrollo” ha facilitado la proliferación del dogma de que el desarrollo dependía
fundamental o exclusivamente del crecimiento económico y no de la distribución

56
de los beneficios de la producción y de la administración del concepto de escasez”
(González, C., 1994, p.106).

La valoración económica de los recursos naturales -los cuales han sido y siguen
siendo la base en gran parte de todo proceso productivo- fue paulatinamente
dejada de lado por la teoría económica; su importancia inicial con relación a la
tasa de excedentes originada en los procesos agrícolas, fue perdiendo vigor con
los avances de los procesos manufacturados hasta diluirse bajo el contexto de la
revolución industrial y tecnológica.

Las diferentes escuelas del pensamiento económico basadas en la teoría clásica


de la economía y/o en sus versiones neoclásicas, se ocupan del mercado, los
precios, las preferencias del consumidor; pero solo desde finales de la década del
80 en el siglo pasado, se vienen formulando algunas bases conceptuales para la
incorporación de la dimensión ambiental en los procesos de desarrollo y
esgrimiendo las múltiples relaciones intrínsecas de las ciencias de la economía y
la ecología, con su variada gama de implicaciones en la definición de las políticas
de desarrollo a nivel de gobierno.

Ahora, ¿a que nos referimos cuando hablamos de desarrollo o los modelos de


desarrollo?. En su acepción mas simple, el desarrollo nos hace pensar en algo
que nos conduce a una situación mejor de los que somos o tenemos, de esta
manera es sinónimo de adelanto, crecimiento, progreso, prosperidad y también de
modernidad. Pero el concepto, se ha ido trivializando y banalizando llegando a
perder todo el contenido que en un momento pudo tener e incluso se ha
deformado de tal manera su significado, llegando a connotar lo opuesto a lo que
primitivamente indicaba (Elizalde, A., 1993).

Bajo la perspectiva e intereses de la economía de mercado, el desarrollo es la


concreción paradisíaca del discurso del crecimiento económico. Es la fórmula
propuesta para resolver todos los impases y contradicciones sociales,
económicas, culturales y ambientales, que genera la fidelidad a la lógica del
crecimiento económico. Es el modelo sugerido -cuando no impuesto- por teóricos,
políticos y planificadores.

No obstante lo anterior, podemos decir de manera general, que el desarrollo es la


capacidad de una sociedad de interpretar y solucionar sus problemas, con los
menores costos sociales, económicos, teniendo en cuenta para tal fin, la
conservación de los sistemas naturales que posibilitan la vida y la cultura de los
pueblos.

Lo fundamental debe ser “podemos preguntar el desarrollo para qué?, que tipo de
desarrollo queremos?, los beneficios y los costos del desarrollo? Estos nos
ayudaría a desentrañar los mitos del desarrollo impuestos por occidente donde se

57
asimila directamente y sin consideraciones de ningún tipo, el crecimiento con el
desarrollo y éste con el progreso” (González, C., 1994, p.106).

Las principales críticas a los modelos de desarrollo dominante y a las nuevas


versiones del antiguo discurso del crecimiento, las podemos resumir, según
(Elizalde, A, 1993), en las siguientes consideraciones:

o Que la abundancia material (crecimiento) no necesariamente conduce al


mejoramiento del bienestar (calidad de vida),

o Que la economía no puede crecer indefinidamente porque existen límites


físicos y naturales,

o Que el problema económico fundamental no es el crecimiento sino la


distribución.

Las amenazas de la actual crisis económica y ambiental están arraigadas en las


modalidades de desarrollo impuestas por occidente, expresadas en la economía
de la opulencia y el despilfarro de los países industrializados y en la economía de
la pobreza, la desigualdad y las necesidades apremiantes de supervivencia en los
países llamados del tercer mundo (Comisión de Desarrollo y Medio ambiente de
América Latina y el Caribe, 1994).

Estas modalidades hacen parte de un mismo sistema de comercio internacional


inequitativo, donde nuestros países se han especializado en exportar recursos
naturales como materias primas y en adquirir bienes de capital mediante capitales
obtenidos por deuda externa que cobran su expresión como deuda ecológica de
los países industrializados con los demás países del mundo.

Es este sistema de comercio internacional inequitativo e impuesto por el capital y


la empresa transnacional, el que se profundiza y generaliza mediante la
globalización de los procesos económicos en el mundo entero.

II.3.3 Repensar lo global y lo local.

Al hablar de globalización y modelos económicos, no es posible dejar de ver la


otra cara del mismo fenómeno, el de la glocalización, entendida esta como aquel
conjunto de procesos y productos de naturaleza económica, ecológica, cultural y/o
política, que se generan en el ámbito local y/o regional, que trascienden sus
fronteras y se interconectan con otros procesos y redes, sin desterritorializarse, es
decir, sin perder su identidad y pertenencia local y/o regional.

Asunto este, trascendente en el contexto y la finalidad con que se elabora este


texto respecto a servir de apoyo e instrumento pedagógico orientado a un curso de

58
Economía y Medio Ambiente, en el marco de un programa de Etnoeducación a
distancia, y de estar dirigido de manera amplia a las poblaciones y sectores
populares que han venido construyendo expresiones y formas organizativas no
solo de identidad étnica y cultural, sino con características de movimientos
sociales.

El capitalismo y la empresa transnacional, con los instrumentos proporcionados


por la globalización, busca desterritorializar todos los procesos y actividades
humanas, convertir todos los bienes terrenales del ser humano en mera
mercancía, asignarle valor monetario a los bienes intangibles de la naturaleza y la
dimensión humana, “liberar” el patrimonio natural y cultural de las naciones y los
pueblos étnica y culturalmente diferenciados, para su apropiación, control y
explotación.

Frente a esto, hay muchas fuerzas sociales, culturales y económicas, que vienen
emergiendo en el mundo, con la necesidad de construir otras posibilidades que no
sea la privatización del planeta en manos de unos pocos. Estas fuerzas tienen
diversas expresiones y se manifiestan en diferentes escalas; son los movimientos
sociales, culturales, ambientales, de mujeres, otros, tanto en el ámbito rural como
urbano, a escalas regional, nacional, transfronterizo, intercontinental.

En Colombia, país en permanente conflicto social y político y un estado de


confrontación armada que lleva décadas, los movimientos sociales y el desarrollo
de múltiples formas de expresión democrática, tienen un gran papel que jugar en
las posibilidades de construir una sociedad más igualitaria y solidaria. Es desde
esta perspectiva que nos planteamos, el lugar trascendente de las organizaciones
indígenas, de afrocolombianos y de campesinos, en procesos de glocalización que
contribuyan a ser realidad la consigna del Foro Social Mundial, realizado en Sao
Pablo, en el año 2005, “Otro mundo es posible”.

Diferentes aportes surgen desde la academia, desde el pronunciamiento y


declaración de los movimientos sociales a nivel regional, nacional e internacional,
desde las alianzas estratégicas de países a nivel regional o interregional,
orientados a generar espacios de reflexión crítica sobre los rumbos de la
humanidad.

Los movimientos sociales no son ajenos a ninguno de los problemas y


consiguientes debates con vigencia actual en el mundo: Las relaciones de lo
Regional y los Estados – Nación, la etnicidad y reconocimiento de los pueblos
culturalmente diferenciados, la Participación adecuada de todos los sectores de la
sociedad en la orientación de los procesos de desarrollo, la crisis medioambiental
del planeta, las desigualdades sociales y económicas, en general la crisis de
valores para la supervivencia de la vida y la dignidad de las personas.

59
Esta reflexión, sobre lo local y lo global, se alimenta aquí en un resumen
elaborado por el autor del presente módulo, sobre un escrito producido por Arturo
Escobar, titulado “El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar” (Ver resumen
al final en página siguiente).

Repensar lo local y lo global en diferentes perspectivas, es entonces una


necesidad individual y colectiva, de nuestro tiempo. (Ospina W., 2001, p. 36), por
su parte plantea al respecto, “quienes padecen los males de un planeta integrado
pero injusto, no creen tener derechos que reclamar, quienes se benefician de un
intercambio desigual no creen tener responsabilidades planetarias”.

Se vive ciertamente en un mundo globalizado, con miles de problemas aún que


resolver, para hacer un mundo también mas justo, más equitativo, más solidario;
se tiene aún un camino largo que recorrer para que ese fetiche de la globalización,
y ahora de la glocalización, sea menos una amenaza y se convierta en una
esperanza para nosotros y nuestros hijos también. ¿Qué papel, tendrán que jugar
en este proceso, los distintos actores de una sociedad y principalmente los
movimientos sociales?

60
El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar

Los seres humanos se despiertan en un mundo, pero también en lugares concretos,


y el conocimiento local es un modo de conciencia basado en el lugar, una manera
lugar-específica de otorgarle sentido al mundo. Sin embargo, el hecho es que con
la globalización, el lugar ha desaparecido.

El capitalismo se presenta como inherentemente espacial y como naturalmente más


fuerte que las otras formas de economía no-capitalista (economías tradicionales,
economías del ‘Tercer Mundo’, economías socialistas, experiencias comunales)
debido a que se presume su capacidad para universalizar el mercado para los
bienes capitalistas. Este es parte de las premisas que queremos poner en revisión y
aportar a su cuestionamiento de manera propositiva.

Para comenzar y colocar la reflexión en un contexto que expresa la tendencia de


algunos de los procesos de organización de los pueblos y comunidades étnicas de
Colombia, el de los movimientos sociales. Estos movimientos, en particular los de
los pobladores de los bosques tropicales, invariablemente enfatizan cuatro
derechos fundamentales referidos a su Identidad, su Territorio, a una Autonomía
Política, y a su propia Visión de desarrollo.

La mayoría de estos movimientos son originados en un arraigo cultural y ecológico


a un territorio. El refuerzo y transformación de los sistemas tradicionales de
producción y de mercados y economías locales; la necesidad de seguir adelante
con el proceso de otorgamiento de títulos de propiedad colectivos y el esfuerzo por
lograr un fortalecimiento organizacional y político, son muestra de ello.

Está claro que la ecología política creada por estos movimientos sociales conlleva
una defensa de propuestas actuales de repensar la producción como la articulación
de productividades específicas, la incorporación de criterios culturales y
tecnológicos a un paradigma alternativo de producción que va mucho más allá de la
racionalidad económica dominante.

Dicho de otra manera, la construcción de paradigmas alternativos de producción,


órdenes políticos, y sustentabilidad, son aspectos de un mismo proceso, y este
proceso es impulsado en parte por la política cultural de los movimientos sociales y
de las comunidades en la defensa de sus modos de naturaleza/cultura.

Las economías de las comunidades se basan en el lugar (aunque no atados-al-


lugar, porque participan en mercados translocales), y frecuentemente mantienen un
espacio común que consiste de tierra, recursos materiales, conocimiento,
ancestros, espíritus, etc.

61
Es importante hacer visibles las múltiples lógicas locales de producción de culturas
e identidades, prácticas ecológicas y económicas que emergen sin cesar de las
comunidades de todo el mundo. ¿En qué medida éstas formulan retos importantes
y quizás originales al capitalismo y a las modernidades imperantes?

Este último aspecto de la “cuestión de las alternativas” permanece bastante


insoluble, y se plantea estará asegurada cuando la globalización de lo local
compense las localizaciones de lo global, es decir, cuando la simetría entre lo local
y lo global sea reintroducida en términos sociales y conceptuales, y debemos
agregar, cuando el no-capitalismo y las diferentes culturas se conviertan igualmente
en centros de análisis y estrategias para la acción.

Está claro que los lugares están siendo progresivamente sometidos a las
operaciones del capital global, más aún en la era del neoliberalismo y la
degradación del Estado-nación. Sin embargo, esto sólo le otorga más urgencia a la
cuestión de las regiones y las localidades. Redes tales como las de los indígenas,
los ambientalistas, las ONG y otros movimientos sociales se están haciendo más
numerosas y de mayor influencia a niveles locales, nacionales y transnacionales.

Por último, se plantea que “el futuro del conocimiento local depende
contextualmente de su potencial globalizante para generar nuevas fuentes de
conocimiento desde adentro”, y se expresan diferentes interrogantes:

¿Puede el mundo ser reconcebido y reconstruido de acuerdo a la lógica de


las prácticas de la cultura, la naturaleza y la economía?
¿Cuáles mundos regionales, y cuáles formas de “lo global” pueden ser
imaginadas desde otras perspectivas múltiples, locales?
¿Cuáles nociones de “política”, “democracia”, “desarrollo” y “economía” se
necesitan para potenciar la efectividad de lo local, en toda su multiplicidad y sus
contradicciones?

Es necesario considerar seriamente algunas de estas preguntas en nuestro empeño


de darle forma a la imaginación de alternativas al orden actual de las cosas
Arturo Escobar
Resumen de El Autor del presente texto

62
CAPÍTULO II.4: LOS CICLOS DE RECIPROCIDAD Y LAS
“NUEVAS” FUENTES DE ENERGÍA.
Este capitulo hace una aproximación a los ciclos de reciprocidad basados en la
oferta y demanda de los bienes y servicios ambientales, teniendo en cuenta las
ventajas comparativas de comunidades indígenas y afrocolombianas, respecto a
su ubicación geográfica y a la conservación que han mantenido en el tiempo, de
importantes recursos de biodiversidad.

Se señala además, la importancia de avanzar en el aprovechamiento de las


“nuevas” fuentes de energía, referidas a la utilización mediante diferentes
tecnologías de los recursos del agua, el viento y la energía solar, de manera
directa como generadoras de servicios para las comunidades, y/o como
mecanismo de intercambio o transacción económica, con beneficios tangibles
también para éstas.

II.4.1 La reciprocidad como principio de “vida”.

La reciprocidad aquí tratada, se fundamenta en dos grandes procesos: La


reciprocidad con la naturaleza, respecto a la urgente necesidad de mantener las
condiciones naturales para que la vida en todas sus expresiones siga existiendo; y
la reciprocidad entre los seres humanos, como enfoque de distribución de la carga
y los beneficios derivados de la oferta y la demanda de bienes y servicios
ambientales.

La reciprocidad con la naturaleza, tiene como punto de partida los ciclos


biogeoquímicos que proporciona la naturaleza a través del reciclaje de elementos
químicos, como el ciclo del carbono o del fósforo, que lo que hace la economía
actual es acelerarlos, de manera que ponemos en la atmósfera mas dióxido de
carbono del que la fotosíntesis aprovecha o los océanos absorben, con lo que
aumenta el efecto invernadero; o ponemos (en algunos lugares del mundo)
demasiado fósforo en el mar (por los fertilizantes y detergentes), a un ritmo mayor
al reciclaje natural, con lo que provocamos contaminación.

Antes de la industrialización las fuentes de energía, eran energía solar directa


aprovechada por la fotosíntesis, o energía solar transformada en viento (que
mueve molinos), o caídas de agua (usada en molinos) previamente evaporada por
la energía solar. Con la industrialización se añadió una fuente de energía nueva: el
carbón y mas tarde el petróleo y el gas; estos no se producen, se extraen y se
destruyen.

63
Estos recursos llamados no renovables, también proceden de la energía solar de
épocas geológicamente remotas y lo que ahora hacemos es quemar estos
combustibles fósiles a un ritmo mucho más rápido que el de su propia producción
geológica. Excepto lo reciclado, toda la materia utilizada por el sistema económico
se deposita en la naturaleza, generando contaminación por toda clase de
residuos, cuando se hace de tal forma que los ciclos de la naturaleza no los puede
asimilar.

El estudio de las formaciones naturales y los ecosistemas, desde las tundras


polares y los sistemas de páramo, hasta las selvas reconocidas como bosque
húmedo tropical, nos permite reconocer seis grandes procesos condición para el
mantenimiento de la vida en todas sus expresiones, que para el objeto del
presente texto, solo serán puntualmente mencionados: Flujos energéticos, niveles
tróficos, ciclos biogeoquímicos, nichos ecológicos, equilibrio ecológico y la
resiliencia, fenómeno este referido a los límites en que se mueve el sistema de la
vida.

El conocimiento limitado que tenemos de la naturaleza, enseña que esta se


encuentra organizada en complejas interacciones y delicados flujos de materia y
energía, donde la reciprocidad permanente en todos estos procesos es la clave de
la vida. Las construcciones culturales como tecnológicas, que realiza el ser
humano a través de múltiples mecanismos de adaptación a la naturaleza, no
podrán alejarse demasiado de las interacciones y flujos de la materia y energía,
sin poner en peligro la vida en todas sus formas y expresiones.

II.4.2 La reciprocidad como principio de “bienestar compartido”.

Los seres humanos durante una larga época y en diferentes regiones del planeta,
desde antes de “nuestra era” y posteriormente hasta los inicios de la era industrial,
habían desarrollado mediante procesos culturales diversos, sistemas de
conocimiento altamente articulados a los ciclos de la naturaleza.

El sistema de la vida tal como lo conocemos, se mueve mediante ciclos


permanentes de reciprocidad, así mismo los sistemas culturales generados por
cada sociedad deberían imitar al menos algunos de los acordes en que esta
organizada y palpita la vida en nuestro planeta.

De esta manera, los ecosistemas como unidades con características


“homogéneas”, ofrecen bienes y servicios ambientales, como el recurso hídrico
orientado al consumo humano, a las actividades y procesos económicos, o a la
generación de energía eléctrica; o el viento como energía eólica la cual es también
fuente generadora de energía eléctrica o puede ser destinada a otros usos.

64
Los territorios indígenas, de afrocolombianos y de algunas comunidades
campesinas, se encuentran ubicados con frecuencia en ecosistemas no solo de
gran riqueza en biodiversidad, sino proveedores de bienes y servicios
ambientales, por los cuales estas comunidades no reciben los beneficios
económicos, tecnológicos y de los procesos de “bienestar”, derivados de la
utilización de tales servicios.

Desde el pensamiento de indígenas y otros sectores rurales, mediante sistemas


de conocimiento muy articulados a las dinámicas de la naturaleza, se han logrado
conservar muchos de estos ecosistemas y garantizar de esta manera, la provisión
de bienes y servicios ambientales. El asunto es ¿cómo valorar, cómo medir
adecuadamente la prestación de estos servicios de la naturaleza y de estos
sistemas culturales, a grandes conglomerados humanos de la sociedad?

En la actualidad las comunidades se ven enfrentadas a profundizar en el tema, a


entender desde diferentes perspectivas en que consisten estos ciclos de
reciprocidad, en el contexto de cada región y en las condiciones de cada localidad.
Por ejemplo, en el Cauca como en muchos otros lugares de la geografía nacional,
en los territorios indígenas se encuentran ubicadas la inmensa mayoría de las
fuentes hídricas abastecedoras de acueductos urbanos y regionales.

Estas fuentes proporcionan niveles importantes en cantidad y calidad del recurso,


lo cual abarata costos de suministro a la población. Muchas de estas fuentes
nacen en los mismos territorios de indígenas y campesinos, donde no hay
sistemas de acueducto y menos de saneamiento ambiental y por los cuales las
comunidades no reciben diferentes beneficios derivados del bienestar que se
genera por la provisión del recurso natural.

Se requiere invocar un “principio de reciprocidad y de bienestar compartido”, de


los beneficios y obligaciones derivados de la provisión de bienes y servicios
ambientales, entre comunidades rurales y urbanas en Colombia, materia poco
estudiada y sin mayores ejemplos aún de aplicación adecuada en beneficio de las
poblaciones involucradas.

II.4.3 Las energías alternativas no contaminantes, otro factor de


reciprocidad.

Lo anterior cobra mayor validez cuando nos adentramos a la utilización -


posiblemente masiva- de fuentes de energía, que siempre han existido pero cuyo
valor para la investigación y el desarrollo tecnológico no ha sido prioritario. Nos
referimos a las energías alternativas no contaminantes, como el viento, el sol y el
agua.

65
Pero al igual, que el aprovechamiento de las fuentes fósiles o de los bienes y
servicios ambientales, las “nuevas” fuentes de energía, requieren valorarse en el
marco de principios de reciprocidad, equidad social, solidaridad, entre quienes los
producen y aquellos que se benefician de ellos mediante su transformación,
distribución y consumo principalmente.

El aprovechamiento tecnológico de la energía eólica, como fuente generadora de


energía eléctrica, en sitios como la media y alta Guajira, que ofrece excepcionales
condiciones naturales y ventajas comparativas respecto a otros sitios a nivel
mundial, tendrá que tener en cuenta de manera integral a las comunidades Wayuu
de esta región.

Al igual que con los múltiples beneficios de la energía proporcionada


principalmente por el agua o por la energía solar; es necesario diseñar, construir y
concertar “ciclos de reciprocidad con la naturaleza” y “sistemas de bienestar
compartido entre los seres humanos”, que permita que el desarrollo tecnológico,
vaya acompasado de efectivos mecanismos de distribución de la carga y los
beneficios del “desarrollo”, como único camino posible para la convivencia y la
paz.

Viento, Sol y Agua, energías alternativas no contaminantes.

La Energía del Viento

Las turbinas de viento –dispositivos para convertir la fuerza eólica en formas útiles
de energía mecánica o eléctrica figuran entre las más antiguas fuentes de energía
que no producen contaminación. Sin embargo, en la era moderna no se les usó en
forma generalizada sino hasta las décadas del 70 y del 80 en el siglo XX, cuando
varios países principalmente industrializados, crearon programas de investigación
y fomento al uso de esta energía.

En Estados Unidos por ejemplo, en la región de California al final de 1984, ya


funcionaban 8469 turbinas con una capacidad total de cerca de 500 megavatios
eléctricos -Mwe-, casi todas estas se instalaron en lugares donde el viento suele
ser intenso, en conjuntos que se conocen como granjas de viento.

A pesar de esto, las turbinas de aire causaban en aquel entonces diversos


problemas como: Las amplias variaciones de la velocidad del viento daban lugar a
muchas altas y bajas en el suministro eléctrico, capaces de dañar la transmisión
de la energía; la suciedad acumulada en las aspas causaba de otra parte mermas
en el rendimiento.

66
Sin embargo, los fabricantes lograron resolver con habilidad sus problemas y,
gracias a las mejoras más recientes, las turbinas de viento instaladas en grandes
conjuntos son en la actualidad máquinas dotadas de las más modernas
tecnologías capaces de generar cantidades prodigiosas de electricidad, a precios
que pueden competir con los de las plantas generadoras a base de petróleo y
carbón.

Las nuevas turbinas pueden generar electricidad a un costo kilovatio/hora, a veces


inferior al de la electricidad que se genera con carbón, a medida que mejora la
tecnología el uso de la energía eólica se expande a diferentes regiones de los
Estados Unidos, de Europa -sobre todo a Bélgica- y a otras regiones del mundo.

La Energía Solar

A pesar de que la energía solar no ha tenido éxitos recientes tan grandes como la
de tipo eólico, está llenando con rapidez algunos espacios y si los precios siguen
bajando, podrá competir muy pronto con las grandes centrales de generación
eléctrica.

De hecho, con los sistemas solares térmicos, en los que se usa los rayos del sol
para elevar a altas temperaturas un fluido que se emplea para impulsar una
turbina de generación eléctrica, ya se ha logrado generar electricidad a un precio
casi competitivo.

A pesar de todo, la mejor forma de la energía solar sigue siendo el sistema


fotovoltaico en el cual la energía de la luz solar se convierte directamente en
electricidad. Esta es la forma definitiva de la energía, pues es gratuita, abundante
y no genera ni el menor asomo de contaminación.

Estos dispositivos tienen muy pocas fallas y aunque algunos de ellos dejen de
funcionar, los demás siguen trabajando, tanto con el sol brillante como cuando la
luz se oscurece bajo un cielo nublado. Es lamentable que la electricidad solo
fotovoltaica sea todavía varias veces más cara que la obtenida por medio del
carbón, el petróleo o el gas natural, por añadidura esos sistemas no funcionan por
la noche.

No obstante, algunos países han puesto en marcha planes para desarrollar lo que
talvez llegue a ser la fuente definitiva de la electricidad: Japón y Alemania, por
ejemplo, pagan subsidios por la compra de paneles solares de uso residencial.
Tanto Suiza como Australia han puesto en marcha intensos programas de
desarrollo, y el interés por el tema se ha renovado en Estados Unidos.

La Energía del Agua

67
De todas las formas renovables de energía, ésta ha sido la más explotada en el
mundo entero, si bien los proyectos recientes para la construcción en gran escala
de centrales de ese tipo se han visto limitados en los países llamados en
desarrollo, a causa de problemas económicos, preocupaciones sociales y
ecológicas, o como en el caso de proyectos diseñados, proyectados y/o
ejecutados en territorios indígenas, se han hecho desconociendo los derechos de
las comunidades locales afectadas, acudiendo al interés nacional de los países
respectivos.

En Colombia son varios los ejemplos donde el Estado ha desarrollado este tipo de
proyectos en perjuicio de comunidades indígenas, afrodescentientes o
campesinos, a nivel local o regional sin tener en cuenta adecuadamente los
derechos que les asisten a estas poblaciones.

La construcción de la represa La Salvajina en la década de 1980, al noroccidente


del Departamento del Cauca, proyecto cuyo objetivo es la regulación del río
Cauca, es todo un traslado de beneficios de una región a otra en beneficio
principalmente de un sector económico como el de la producción agroindustrial de
caña de azúcar. En esa ocasión se invadieron por la construcción de la presa
terrenos de los resguardos Nasa de Honduras y Aguas Negras principalmente.

En la actualidad las comunidades indígenas Embera Katío del Alto Sinú, adelantan
un litigio con el Estado colombiano en relación a la construcción de la central
hidroeléctrica de Urrá I, en el Departamento de Córdoba, la cual alteraría
gravemente los ecosistemas de la Cuenca del Sinú y que condujo a la pérdida de
“seguridad alimentaría” de la población indígena por la supresión de la oferta
ambiental de la cuenca, principalmente la extinción del pescado.

Ahora, el potencial de hidrogeneración de energía eléctrica en los países en


desarrollo es importante, sin embargo se ha aprovechado una pequeña porción: el
5% en Africa, el 8% en América Latina y el 9% en Asia, China ha usado cerca del
10% de su potencial explotable. En los países industrializados se ha aprovechado
una mayor porción del potencial hidroeléctrico: 26% en los países miembros del
OCDE, 52% en Estados Unidos.

Cualquiera sea el futuro del aprovechamiento de la energía hídrica en nuestro


país, deberá contar para el caso de realizarse en territorios indígenas o en áreas
de su influencia, con el consentimiento o la consulta previa con los pueblos
indígenas de acuerdo a la Ley 21 de 1991 de aprobación de la Resolución 169 de
la OIT.
(Ecológica, 1995)

68
CAPÍTULO II.5: ELEMENTOS PARA UN MODELO ECONÓMICO
ALTERNATIVO INDÍGENA.
Este capítulo aborda, a partir de la definición de principios y valores generales
orientados a la construcción de un modelo económico alternativo indígena, en lo
político, lo social y lo económico11; la identificación de pautas y criterios, de apoyo
al desarrollo de procesos y actividades económicas, los cuales en su conjunto
hacer parte de un sistema económico “propio”.

Desde la experiencia y conocimiento de los pueblos indígenas en Colombia, se


plantean algunos elementos y procesos a tener en cuenta en la construcción de
alternativas económicas en territorios indígenas:

o Aprovechamiento de las diferentes fuentes de energía.


o Actividades de extracción de diferentes materiales existentes en las
comunidades,
o Identificación, uso y manejo de los recursos de biodiversidad,
o Desarrollo de actividades ecoturísticas bajo el control y/o beneficio directo
de las comunidades,
o Impulso a procesos de educación e investigación en producción sostenible
y medio ambiente,
o Promoción de los mercados locales y zonales de experiencias sostenibles,
o Procesos de intercambio o trueque de saberes, semillas y productos,
o Producción y distribución de bienes y servicios en la comunidad para el
mercado interno o hacia fuera de la misma,
o Formación de lideres y gobernantes que promuevan la equidad social,
económica y ambiental.

Un modelo económico alternativo ideado y construido desde los pueblos indígenas


y otros sectores populares en el país, deberá fundamentarse en los valores sobre
el territorio y la cultura, recoger adecuadamente las experiencias y procesos
adelantados por las comunidades a nivel local y regional, e integrar nuevos
procesos tecnológicos a las actividades productivas, de manera coherente con
propósitos de sostenibilidad alimentaría, conocimiento y manejo de los recursos de
biodiversidad, regulación y aprovechamiento de la provisión de bienes y servicios
ambientales, entre otros.

Se parte de una premisa expresada en el Congreso de Pueblos Indígenas de


Colombia, en el 2001, “no se acepta un modelo económico que busca romper la
convivencia comunitaria, que roba y expropia los territorios ancestrales de los
11
Memorias del Congreso de los Pueblos Indígenas de Colombia. Vida y Dignidad para los indígenas y para
los colombianos también. Cota, 25 al 30 de noviembre de 2001. p.32-33

69
pueblos indígenas, comunidades afrocolombianas y raizales. No es viable un
modelo de desarrollo que base su existencia en la barbarie, el miedo y la
violencia”.

En contraste se plantea que los pueblos indígenas conciben el desarrollo como la


posibilidad de leer el pasado-presente para pensar el futuro, que es como decir
¿Quién soy yo y a donde debo ir?, teniendo como centro el respeto por la madre
naturaleza. Se expresa, el desarrollo es poder cantar al ají picante, al parto, al
cacao, y se dice que:

…..muchos pueblos indígenas tienen como razón de ser el querer,


amar y ser vigilantes y protectores de la madre naturaleza; cuidar
los ríos que son alimento de los animales; procurar el equilibrio;
pues para los indígenas todo tiene vida: la tierra, el agua, el viento,
las plantas y los animales. No son mercancías que se venden para
ganar dinero. Por eso el desarrollo de los pueblos indígenas es
para todos y no para unos pocos, es una propuesta de vida que se
fundamenta en la ley de origen, en los ancestros, en la madre
naturaleza (ONIC, 2001, p.31).

En ese contexto, este Congreso también planteo que hay que reconocer los
diversos problemas que existen al interior de las comunidades, sí queremos
construir con otros un modelo de desarrollo alternativo al actual; por ejemplo,
cuando se cae en los juegos de la politiquería tradicional, en el mal manejo de las
transferencias de la Nación a los resguardos, en la economía de los cultivos para
uso ilícito que han traído hambre, divisiones internas y debilitamiento cultural.

II.5.1 Principios y valores de un modelo de desarrollo “propio”.

Algunos planteamientos surgidos de la Comisión: “El modelo de desarrollo que los


pueblos indígenas les proponemos a los colombianos para un nuevo país”
(Congreso de los Pueblos Indígenas de Colombia, realizado en Cota en el 2001):

Este modelo, se basa en los principios y valores históricos que han guiado cada
una de las culturas:

o Colectividad,
o Autonomía,
o Participación,
o Respeto a la diferencia,
o Sostenibilidad,
o Solidaridad,
o Identidad Cultural,
o Equidad de género,

70
o Convivencia,
o Consenso,
o Unidad,
o Reciprocidad,
o Manejo adecuado de los recursos naturales,
o Valoración de la diversidad.

Frente al modelo económico vigente se planteó como alternativa la recuperación


de los valores tradicionales propios y el rechazo del consumismo, que trae la
pérdida de la identidad, pues el verdadero desarrollo para los indígenas es seguir
siendo INDÍGENA que significa mantener vivo el sentido de relación espiritual con
la naturaleza. En este sentido se recomienda trabajar:

o Desde lo propio y en la práctica: Al pensar un modelo económico indígena


hay que partir de las leyes propias que son más que palabras, lo que
significa una consecuencia entre lo que se dice, con lo que se hace y
piensa; para así evitar plegarse a las políticas estatales que nos
desconocen.

o Pensando a largo plazo: Hay que pensar en el país no sólo en la coyuntura,


sino a 20, a 50 años, porque “nosotros pasamos pero queda el territorio y
las futuras generaciones”. Se quiere que los jóvenes sigan manteniendo las
formas tradicionales de pensar, de vivir de acuerdo con la ley indígena y no
sigan siendo oprimidos como nosotros.

o Con el pensamiento colectivo: El proyecto alternativo indígena parte de las


visiones ancestrales que siempre se han fundamentado en lo colectivo, en
el pensamiento que es uno solo, en contravía con el pensar individual y
egoísta que ofrece occidente. Para ello es indispensable conocer el
pensamiento de los mayores y de todos los pueblos indígenas del país.

o En minga y trabajo comunitario: Hay que fortalecer las diferentes formas


comunitarias de trabajar, la mano cambiada o cambio de mano, la minga,
los mecanismos de socialización, discusión y de trabajo, como las
asambleas, los talleres, los comités y los grupos de trabajo.

o Respetando la diferencia: Construir nuevas formas de pensamiento significa


entender las diferentes maneras de pensar existentes en Colombia.

o Dando buen ejemplo: Crear un modelo distinto implica actuar conforme a lo


que se dice y dejarlo ver en cada casa, en la cotidianidad.

71
o Fortaleciendo la permanencia y el control territorial: Los territorios tienen la
historia, son la vida indígena, por eso un modelo alternativo tiene que
reconocer nuestra casa.

o Valorando la espiritualidad tradicional: Se presentan formas diversas de


asumir y pensar el mundo., que están cruzadas por el manejo de la
espiritualidad indígena. Un modelo alternativo tiene que estar vinculado a
este sentido espiritual, que nos permite ser integrales y estar en contacto
directo con la naturaleza. Se sabe que generar cambios implica conflictos;
lo espiritual nos permitiría “que no se trastoquen las ideas, que se escondan
los recursos que se quieren explotar, que no lleguen enfermedades...”

Todo esto tiene que ir encaminado a fortalecer nuestro pensamiento, a resistir


culturalmente con las herramientas propias, sin perder de vista los principios
fundamentales de UNIDAD, TIERRA, CULTURA Y AUTONOMÍA, cuyo enfoque es
contribuir a la paz. Los Planes de Vida son la propuesta alternativa frente a los
planes de desarrollo que se quieren implantar desde el Estado y las
multinacionales.

II.5.2 Alternativas económicas desde los pueblos indígenas (ONIC, 2001):

Para la puesta en marcha de un “modelo” económico propio de los pueblos


indígenas, es necesario reconocer en primera instancia, que lo que existe en el
momento son una serie de planteamientos, procesos en marcha y propuestas, que
de manera general podrían ir configurando un modelo, es decir, una propuesta en
y para la construcción.

Los modelos estrictamente son solo modulaciones generalmente matemáticas de


la realidad, y que como tal son altamente reduccionistas y simplificadoras de la
complejidad de la misma. Para el objeto del presente texto se presenta aquí una
síntesis muy general en forma indicativa, de los principales elementos que aportan
a la construcción de un Proyecto Económico Alternativo de y para los Pueblos
Indígenas:

o Tener como base las experiencias económicas y productivas que las


comunidades vienen desarrollando: Cooperativas, asociaciones, que
potencien las formas de producción comunitarias.

o Posibilitar la resistencia agrícola y el fortalecimiento cultural a través de la


recuperación de las semillas propias, de la recuperación de las huertas
tradicionales.

72
o Garantizar la seguridad alimentaría partiendo de la diversificación de los
cultivos propios, de las formas de producción tradicionales y el control sobre
el sector estratégico alimentario.

o Avanzar en el Ordenamiento Territorial Indígena, valorando los recursos


que existen, mediante una estrategia de recuperación de territorios
ancestrales y de las tierras aptas para garantizar calidad de vida para los
indígenas, el pueblo rom, los raizales, los afrodescendientes, los
campesinos y otros sectores sociales.

o Conservar y proteger el patrimonio ambiental en los territorios indígenas, de


forma que garantice la pervivencia de los pueblos y de las generaciones
venideras.

o Valorar y poner en práctica el conocimiento de la medicina tradicional,


jaibanás, chamanes, parteras, sobanderas, sabios, mujeres, jóvenes y
líderes de la comunidad. Exigiendo el reconocimiento y respeto de estos
saberes.

o Posibilitar redes de intercambio económico entre los pueblos. El trueque es


una forma de solidaridad, de complementariedad que no está basada en el
dinero, sino en la armonía y el equilibrio.

o Rechazar la producción y uso de agroquímicos y transgénicos, la


patentización del conocimiento milenario de los pueblos indígenas,
asumiendo el compromiso de cuestionar y hacer seguimiento y evaluación
a las políticas de libre comercio que adelanta el Gobierno Nacional

o Fortalecer los Planes de Vida como un instrumento que tradicionalmente ha


permitido la pervivencia como pueblos, ayudándonos a retomar el sentido
de bienestar integral, a partir de las necesidades y problemáticas que
vivimos.

o Impulsar espacios de formación que potencien y valoren los conocimientos


tradicionales. Esto tiene que ir de la mano con el fortalecimiento de la
educación propia, en los distintos espacios de lo cotidiano, de la escuela y
de la misma comunidad. En este sentido se requiere la vinculación activa
de los profesionales indígenas, su compromiso en los procesos
comunitarios, como una forma de fortalecer las estrategias propias de
resistencia.

o Definir una política de economía indígena mediante formas comunitarias


antes mencionadas, que incluya temas como administración territorial,

73
participación desde lo local, manejo y aprovechamiento de los recursos
naturales.

o Propender por la soberanía y autonomía alimentaría, plantada en términos


de independencia de los mercados externos. En esta medida fortalecer el
consumo de los productos propios, para disminuir los lazos de dependencia
con occidente, comercializando sólo los excedentes, de acuerdo a las
políticas propias de producción (calendario agrícola tradicional, extensiones
de cultivos).

o Fortalecer formas de trabajo comunitario como las mingas, la mano


prestada y otras para generar ingresos a la comunidad y a las familias.

o Crear programas especializados que además sirvan de apoyo puntual a los


cabildos en áreas como salud, educación, comunicaciones, con perspectiva
de género, y fortalecer las empresas comunitarias existentes o crearlas
donde no las haya.

o Valorar nuestras experiencias, pensamientos y acciones por nuestros


propios medios, potenciando la investigación y el compartir el conocimiento
tradicional. Se pueden hacer encuentros entre pueblos para propiciar el
intercambio de conocimientos, que vayan encaminados a fortalecer un
modelo de desarrollo alternativo y autónomo.

o Recuperar la cosmovisión integral del pensamiento indígena para que el


trabajo económico ligue el trabajo político, jurídico, ambiental, cultural y
espiritual.

En la consideración de que las políticas económicas y sociales de los pueblos


indígenas provienen de valorar la tierra, se considera necesario fortalecer las
economías familiares, los procesos de intercambio y de trueque en general, en la
posibilidad de avanzar en autosuficiencia.

74
APLICATIVO TEMÁTICO

PLANIFICACIÓN TERRITORIAL Y GESTIÓN AMBIENTAL


Este aplicativo se presenta como complemento del conjunto de temas
desarrollados en el presente modulo y se soporta en la necesidad de generar
vínculos entre la comprensión y la acción, en temas de enormes implicaciones
prácticas en la vida cotidiana como en la proyección de una sociedad, de un
pueblo o una comunidad, como son los de Economía y Medio Ambiente.

En este contexto se presentan las virtudes de la apropiación de elementos de


planificación y gestión ambiental, desde la administración territorial y el ejercicio de
la autoridad como cabildos, asociaciones de cabildos, consejos comunitarios, o
desde los roles de liderazgo social, no solo al interior del ámbito comunitario sino
en el escenario de las relaciones Comunidad - Municipio.

La planificación no como un ejercicio de predictibilidad del ser humano sino como


la organización del pensamiento colectivo y la proyección de una comunidad, la
concertación de visiones e intereses disímiles que se ejercen sobre el territorio, la
administración de factores de escasez como son los recursos biofísicos,
económicos y de tiempo de una comunidad. Así se reconocen las variables de
planificación y los instrumentos orientados a la zonificación y al ordenamiento
ambiental del territorio.

Finalmente, se busca la aplicación del basamento conceptual apropiado en el


desarrollo del curso, orientado a la gestión de gobierno y la construcción de una
visión de futuro, cuyo propósito fundamental sea la pervivencia de los pueblos y
sus culturas, en el marco de los instrumentos propios de planificación como planes
de vida para las comunidades indígenas, o de otros instrumentos que se han
venido posicionando por parte de los sectores populares.

A. LAS VARIABLES DE PLANIFICACIÓN TERRITORIAL.


Este aparte desglosa en el marco de la planificación territorial, las variables de
Población, Territorio, Gobierno y Economía, las cuales están determinadas y se
subsumen en una relación fundamental como es la de Sociedad – Naturaleza.
Esta relación proporciona el punto de partida de los procesos de “desarrollo”,
como el enfoque que compromete su orientación y las acciones de planificación.

75
Las variables planteadas de manera amplia, como el esquema de planificación
territorial propuesto, son orientados no solo a procesos a nivel de comunidad, sino
principalmente a otras escalas de planificación correspondientes al ámbito
municipal, a la planificación de corredores ambientales interétnicos, a zonas con
características socioeconómicas y culturales similares.

A.1 Población

Representa la causa y el fin último del proceso mismo de planificación. Se


analizan y proyectan las actividades humanas teniendo en cuenta los diversos
intereses de las comunidades y/o los sectores sociales que la componen. Se
planifican las diversas formas de aprovechamiento del medio natural, las acciones
tecnológicas y los procesos culturales que se despliegan en el territorio.

La población, se constituye y caracteriza mediante el reconocimiento de sus


características étnico-culturales, sociales, de género y edad; en relación con
procesos y actividades económicas concretas de producción, distribución y
consumo y también en su relación con el Estado (en sus diferentes niveles y
expresiones institucionales).

Las diversas expresiones poblacionales cobran validez en concordancia con las


formas y posibilidades de participación y de acceso a los mecanismos de toma de
decisiones. Los grupos de población con sus diversos intereses, configuran
relaciones con el territorio, la economía y el gobierno, a nivel interno de cada
sector (indígenas, negritudes y campesinos) y/o en relación con el conjunto de la
sociedad.

La participación es el eje dinamizador de la variable poblacional, fundamenta y le


da cuerpo y alma a la sociedad civil. La democracia gana sentido para los
diferentes actores y grupos de interés de la población, en la medida en que estos
encuentran caminos y espacios para expresarse, para organizarse y movilizarse
alrededor de sus intereses y proyectos de desarrollo.

Es necesario entonces, que haya un proceso de apropiación efectiva por parte de


las comunidades locales, de los instrumentos constitucionales que facilitan ”…la
participación de todos – los ciudadanos – en las decisiones que los afectan y en la
vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación…”; (art. 2 de la C.
N).

Es importante tener en cuenta que a pesar que hace más de una década, se han
trazado diferentes mecanismos jurídicos que facilitan la participación comunitaria,
la realidad muestra que las simples normas constitucionales y decisiones
legislativas no garantizan ésta en los procesos de desarrollo.

76
Participar es conocimiento práctico sobre una realidad concreta. La acción del
saber haciendo o mejor construyendo saberes, es la que alimenta la participación
colectiva. La participación es la acción del ser que es hacer para ser, es la acción
creadora de realización que solo se descubre en la relación reciproca con los
otros.

La participación comunitaria no solo se relaciona con los derechos que consagran


las leyes de un país sino con las posibilidades, oportunidades y acceso, a los
mecanismos y recursos, que hagan visible y posible tomar parte en los procesos
que afectan las condiciones de vida de las comunidades. La posibilidad de
informarse, la oportunidad de tener espacios de reflexión y formación y el acceso a
los medios materiales que le permitan incidir en los procesos de desarrollo, son
elementos que condicionan la real participación de la comunidad.

En los procesos de desarrollo a nivel local con énfasis en la autogestión, es


necesario acompañar los anteriores elementos, de una estrategia de formación
que reúna objetivos y contenidos de la comunidad, instrumentos metodológicos,
fases y productos del proceso, buscando hacer efectiva la participación
comunitaria.

A.2 Territorio.

Las diferentes actividades humanas, cifradas por lo político, económico y social,


cobran expresión concreta en el territorio, en las formas de adaptación al medio
natural, en las estructuras y sistemas de producción que desarrollamos, en las
modalidades de poblamiento y de organización social de las comunidades.

La sociedad tiene una expresión en el sistema de asentamientos humanos y en


las múltiples relaciones que se establecen entre los individuos, en los roles de
producción y de reproducción social que tipifican los comportamientos de hombres
y mujeres, en los mecanismos de cohesión y control social, en las variadas formas
culturales que caracterizan la dinámica de los asentamientos.

El territorio es así, espacio construido por la acción del ser humano y su


representación simbólica del mundo, es allí donde se desarrollan los mecanismos
básicos de supervivencia, donde se representa la base de los procesos
productivos y de transformación y el substrato sobre el cual se suceden las
transformaciones y adaptaciones que delinean el paisaje cultural de las
sociedades.

La planificación territorial no tiene fronteras político-administrativas, en cuanto el


territorio de un Resguardo, de un corredor étnico territorial, de una zona o región
diferenciada de acuerdo a elementos socioambientales y políticos; no coincide

77
generalmente con los límites de un municipio o un departamento, como entidades
territoriales en que esta dividida la Nación.

Sólo mencionaremos aquí por referencia y en el contexto de la planificación


territorial, las relaciones existentes entre lo urbano y lo rural, respecto a la relación
de oferta y demanda de bienes y servicios que realizan las comunidades
pertenecientes a estos dos contextos, tanto en lo ambiental, lo económico y lo
social.

Las comunidades indígenas y afrocolombianas por su propiedad colectiva sobre la


tierra, son poseedoras no solo, de recursos de biodiversidad importantes
estratégicamente para su pervivencia como pueblos, sino que se constituyen en
proveedores de bienes y servicios ambientales, de los cuales dependen amplios
conglomerados humanos a nivel local y regional.

En este contexto estos territorios, son un espacio ecogeográfico de oferta


ambiental y producción primaria, que abastece de manera directa o indirecta,
parcial o total, sectores productivos de la sociedad en general, en lo agrícola,
pecuario, pesquero, forestal y de la industria, a través también de la extracción de
los recursos minerales y la explotación de yacimientos de energía fósil como el
petróleo, el carbón y el gas natural. Los ecosistemas de esta manera, se
convierten en la base material de la generación o producción de alimentos y
materias primas destinados a la reproducción de las condiciones materiales y de
supervivencia de una población.

Lo urbano como parte del territorio, es el espacio donde se concentra un


segmento de la población o de la estructura urbano regional en que se encuentra
inmerso; este es caracterizado como un medio altamente consumidor de bienes y
servicios, transformador y procesador de materias primas provenientes en gran
medida del medio rural; y contaminador por la generación de desechos y la falta
de tratamiento adecuado de los mismos, como resultado de la actividad industrial,
comercial y doméstica principalmente.

Esta variable de la planificación se encuentra tratada mas ampliamente en la


primera unidad del presente texto, en especial en relación con pueblos indígenas y
afrodescendientes.

A.3 Gobierno.

La variable Gobierno, para el caso que nos ocupa, se refiere a las instancias
propias de organización social que los diferentes pueblos han configurado y/o han
adoptado, históricamente.

78
Para el caso indígena, como consecuencia del proceso colonial y republicano se
constituyeron cabildos, sobre todo en el área andina; con el paso de los años
estos se convirtieron en las formas tradicionales de representación y ejercicio del
poder entre diversos grupos étnicos (Guambianos, Paeces, otros).

En otras regiones las formas de poder son descentralizadas o fragmentadas; los


misioneros, los caucheros y otros actores sociales, propiciaron en algunos grupos
de la selva tropical la conformación de capitanías, que no siempre coincidieron con
las autoridades fundadas en principios tradicionales. En los últimos años, como
consecuencia de la conformación de resguardos en diferentes regiones del país,
se ha extendido la figura de cabildo, que funciona de manera simultanea con las
autoridades tradicionales.

No obstante lo anterior, las autoridades tradicionales de los pueblos indígenas son


muy diversas. En la Amazonía, los caciques son por lo general, abuelos
conocedores de la tradición, su autoridad reposa en el manejo de las plantas
sagradas, en la capacidad de organización de bailes rituales y ceremoniales. Los
Wayuu por su parte, recurren al “palabrero”, para contar con su intermediación en
casos de conflictos y negociaciones. En los grupos Tucano del Vaupés se debe
distinguir diversos tipos de autoridades, entre ellos el capitán, el Kumú y el Payé.

El ejercicio de la autoridad indígena y su legitimidad, se fundamenta por lo común,


en el entrenamiento de los sacerdotes, caciques y chamanes, durante largos años
de aprendizaje y la utilización de técnicas de éxtasis; estas incluyen, en algunos
casos, el empleo de las plantas sagradas.

El gobierno generalmente esta representado entonces, en autoridades políticas


(cabildos principalmente) y/o tradicionales (médicos tradicionales, jaibanás,
Curacas, Payé, Mamas). Los cabildos de la zona andina están presididos por un
gobernador, el cual cuenta con el auxilio de alguaciles y comisarios, y en muchos
casos secretario, fiscal, entre otros.

Las diferentes formas de organización social, tanto de indígenas, afrocolombianos


y campesinos, son legitimadas según su práctica social, el nivel de representación,
los mecanismos de participación, entre otros. Sobre estas formas de organización
social y de gobierno propio o autogobierno, y su fortalecimiento como autoridades
comunitarias, se sustenta en buena parte las posibilidades de construcción de
procesos de autonomía local, zonal y/o regional.

A.4 Economía

En la segunda unidad del presente texto, hemos desglosado de forma general lo


que representa esta variable, sin embargo queremos referir algunos elementos
que dan cuenta de su importancia en los procesos de planificación territorial.

79
La economía tomada aquí, como ciencia o disciplina que administra la escasez, y
no ciencia que produce el crecimiento a cualquier precio. El empleo del concepto
“crecer”, es por decir algo “complejo”, desde el punto de vista de una economía
que se sirve de la ecología, pues en general todo crecimiento de la producción
implica un decrecimiento de los recursos energéticos, algunos de los cuales son
para siempre irrecuperables.

Lo que es de nuestro interés en este aparte, es distinguir que el origen cualquiera


de las actividades económicas y/o los procesos productivos -como ha sido
señalado antes-, son las múltiples relaciones que establecemos los seres
humanos con los diferentes elementos de la naturaleza, llámese suelo, bosque,
agua, o de forma integrada con los ecosistemas como formaciones naturales
específicas.

No obstante lo anterior, los procesos económicos pueden ser caracterizados


también a partir de las formas de vinculación de la población a las distintas
actividades económicas:

o Produciendo valores de uso para el autoconsumo (en el tull o la producción


de pancoger)
o Produciendo bienes para ser intercambiados directamente (a través del
trueque u otros medios) por otros que serían consumidos.
o Produciendo directamente mercancías para ser vendidas en el mercado
(mediante la producción de excedentes),
o Vendiendo su fuerza de trabajo a cambio de un salario
o Orientando en la parcela de usufructo o en calidad de propietario, el
proceso de producción o distribución en el cual se emplea trabajo propio, se
cambia trabajo, o se contrata trabajo.
o Cediendo el uso de recursos propios a cambio del pago de una renta o
interés (negocios de ganado al partido, siembras donde se participa en
proporciones diferenciadas entre dos o mas personas).

La variable de Economía, siempre está en relación con las demás variables del
proceso de planificación. La economía no existe al margen de la población, y esta
solo existe en relación con un territorio, por más que la globalización busque
desterritorializar las actividades humanas en función de convertirlas en mera
mercancía.

80
B. SITIOS SAGRADOS Y ORDENAMIENTO AMBIENTAL DEL
TERRITORIO.
Este aparte aborda elementos generales de apoyo al ordenamiento ambiental
territorial, que desde la concepción y la visión cultural de cada comunidad, debe
adelantarse teniendo en cuenta el valor de los sitios sagrados, las expectativas
territoriales, la visión de futuro, elementos estos que se deben reunir en el Plan de
vida de la comunidad.

El ordenamiento territorial se fundamenta en la espacialización y ordenación de las


actividades sociales, económicas y políticas que se suceden en el territorio, como
elementos constitutivos y funcionales de procesos generadores de equidad,
participación, solidaridad y espiritualidad de los pueblos.

Lo anterior significa que a partir de las necesidades sociales y culturales de las


comunidades, y de las restricciones y potencialidades ambientales del territorio, se
deben establecer entre los miembros de una comunidad, o los grupos sociales de
una zona o una municipalidad, los acuerdos para la utilización del territorio y sus
recursos, en una perspectiva de largo plazo.

Cuando se habla aquí, de ordenamiento ambiental del territorio, es aquel que se


hace a partir de elementos naturales, culturales y simbólicos de la comunidad;
trasciende la visión restringida desde la perspectiva de occidente, de los usos
actuales y potenciales del suelo, involucrando conceptos como el de
ancestralidad, territorialidad, gobernabilidad, en un proceso de construcción
política y cultural del territorio.

El ordenamiento es también un proceso mediante el cual se orienta la ocupación y


transformación de los espacios, integrando para tal fin los intereses diversos de la
población, a través del uso sostenible de los recursos naturales. El ordenamiento
tiene como función entonces, el mejoramiento de la calidad de vida y del medio
natural, a través de políticas y estrategias en el corto, mediano y largo plazo.

Tres elementos generales estructurantes, se proponen para abordar un proceso


autónomo de ordenamiento ambiental en territorios étnicos:

o Valoración de sitios sagrados y/o nueva configuración de lo sagrado en el


territorio.

o Zonificación ambiental del territorio, de acuerdo a usos y restricciones, en el


marco de un Plan de Vida.

81
o Fortalecimiento del ejercicio de la autoridad ambiental propia (cabildos y
otros) y reglamentación (basada en la legislación indígena y el derecho
consuetudinario).

B.1 El valor de los sitios sagrados.

Los territorios indígenas no son solo fuente de aprovechamiento o de explotación


económica sino que constituyen espacios simbólicos de importancia para la
reproducción social y cultural de los pueblos.

Las lagunas, los cerros, las piedras, los ríos y otros sitios naturales, son espacios
con significación social y religiosa; estos mismos constituyen marcadores
naturales que delimitan el área de explotación de un grupo, que definen sus
derechos a los recursos del medio natural, y la zona de influencia de sus
sacerdotes y chamanes.

“La madre universal, única poseedora del arte de hilar y tejer, tomó su
inmenso uso y lo clavó verticalmente en la tierra recién creada. Lo puso
en el centro de la Sierra Nevada, atravesó su pico mas alto, y dijo: esto
es Kalvasánkua, el poste central del mundo”. Al decir eso desprendió de
la punta del uso una hebra de algodón y, con su extremo, trazó un
circulo alrededor del eje vertical, declarando: “Esta será la tierra de mis
hijos”. Ahora bien el volante del uso que es un plano discoide representa
la tierra, la tierra negra, que es la quinta en la secuencia de las nueve
tierras. Hacia arriba existen cuatro tierras más hasta donde termina el
hilo enrollado, y continúa luego el eje cósmico hasta el cenit… Hacia
abajo siguen así mismo cuatro tierras, que también disminuyen en
diámetro hasta llegar al punto del nadir: son las tierras de la oscuridad,
de las tinieblas.

Reichel Dolmatoff, G.12

Existe toda una topología ritual y mítica, donde diferentes elementos de la


naturaleza están integrados a este esquema de lo sagrado. En estos sitios por
ejemplo, los Kogui hacen pagamentos, entregan ofrendas, para mantener el
equilibrio del mundo. Hoy en día parte de la tierra ancestral Kogui está por fuera
de la Línea Negra (referente territorial de la comunidad), y aún allí deben hacer
sus prácticas religiosas.

12
Tierra Profanada, Grandes proyectos en territorios indígenas de Colombia. Proyecto Onic-
Cecoin-Ghk. Pueblos indígenas de Colombia: Una aproximación a su historia, economía y
sociedad. Roberto Pineda. 1995 P.19

82
Los grupos del Vaupés simbolizan su territorio de acuerdo con la historia de sus
orígenes:

“…… en un tiempo primordial, una Canoa-Anaconda ascendió el


río, probablemente desde un punto cercano a la actual población
de Manaos, cerca de la desembocadura del Río Negro; según
otras versiones desde Ipanoré, en el río Vaupés, durante el
trayecto los ancestros saltaban a sus orillas: de esta forma no
solo se poblaba el territorio, sino que se conformaban las
diferentes categorías de gente. Aquella historia quedó registrada
en los numerosos petroglifos que se encuentran en la región, los
cuales son, por decirlo así, un registro gráfico de su mito de
origen. Los cerros en particular, tienen gran trascendencia
social. Algunos son los lugares de origen de la gente y de sus
antepasados” (Pineda, R. 1.995, p.19).

Para los grupos del sur de los Andes, las lagunas y montañas tienen un papel
fundamental en su proceso de reproducción social. El pueblo Nasa, por ejemplo,
esta localizado entre montañas, y las diferentes parcialidades se identifican con
ellas. Algunas comunidades que pertenecen a diversos resguardos pueden
identificarse como parte de un mismo grupo a través de los lazos con una misma
montaña, “casi se diría que tierra no tiene significado a menos que se lleve a cabo
alguna actividad sobre estas, ya sea ver, recorrer o sembrar” (Rappaport, 1995,
p.22).

Las lagunas son también lugares fundamentales para los Nasa. En ellas nacen
caciques importantes o a ellas retornan después de su vida. Este es el caso de
Juan Tama, que después de fundar y delimitar el territorio Nasa se sumergió en la
Laguna que se le llamó de Juan Tama, hasta allí ascienden los miembros de los
cabildos y los médicos tradicionales a refrescar las varas de mando de los
cabildantes, lo que garantiza el bienestar de la comunidad, al reflexionar y efectuar
diversas practicas rituales.

Todas las comunidades rurales, en especial aquellas que tienen una propiedad
colectiva sobre la tierra, han construido sus referentes de lo sagrado respecto al
territorio, ya sea por el camino de la intangibilidad (dejar quieto, no tocar), del valor
simbólico de áreas o sitios específicos (relaciones con el mito de origen, sus
dioses) y/o de las restricciones de uso y manejo sobre elementos específicos de la
naturaleza (agua, suelos, bosque).

Es necesario recuperar y/o fortalecer el valor de lo simbólico respecto a la


naturaleza, que trascienda los valores mercantiles de explotación, de valor de
cambio, impuestos por los modelos desarrollistas de la economía. Es necesaria

83
una referencia ética y filosófica sobre el valor de la relación, cuidado y protección,
de la naturaleza, desde cada cultura y en el dialogo intercultural.

B.2 Elementos para un proceso de zonificación ambiental.

Los pueblos indígenas y de afrocolombianos han hecho una construcción


simbólica del territorio, donde se representa su cosmovisión, su visión y su acción
en el mundo y en el universo, y el mito de origen sobre si mismos.

Una zonificación ambiental del territorio, debe integrar elementos endógenos


referidos a esta visión cultural del territorio, y elementos exógenos, que
comprometan la articulación del territorio étnico con otros procesos y figuras
territoriales, mediante:

o Relación con territorios étnicos o multiétnicos, en primera instancia,

o Relación con corredores ambientales interculturales, con comunidades de


afrocolombianos o de campesinos,

o Relación con entidades territoriales, como el Municipio al que se pertenece


o municipios circunvecinos,

o Relación con centros de consumo, económicos o de poder,

La diferenciación de espacios de relación simbólica, de uso y aprovechamiento


sostenible, de manejo restrictivo de áreas o elementos de la naturaleza, de
postergación para su uso por criterios de “precaución” de la comunidad, requiere
comprometer y combinar de manera amplia el saber tradicional y/o adquirido de la
comunidad, con elementos y técnicas desarrolladas desde el desarrollo de las
ciencias naturales en occidente, pero puestas en función de la visión e intereses
de las comunidades.

A nivel interno, una zonificación ambiental orientada al ordenamiento de los


territorios étnicos, requiere:

o Procesos de cartografía social elaborada con amplia participación de la


comunidad;

o Actividades de caracterización biológica a partir del saber cultural de la


comunidad;

o Procesos de sistematización, de análisis y síntesis de información;

o Análisis comparativos de alternativas de uso y manejo a nivel productivo;

84
o Análisis tendenciales sobre procesos de deforestación, agotamiento de
fuentes hídricas, deterioro de los suelos;

o Identificación de procesos de apropiación y usufructo de las tierras de


resguardo;

o Aprovechamiento de minas y distintas fuentes de materiales;

o Identificación de sitios, áreas y recursos potenciales para el


aprovechamiento de “nuevas” fuentes de energía;

o El conocimiento respecto al uso y manejo de plantas, animales, minerales,


áreas o ecosistemos, orientadas a la medicina tradicional.

Lo anterior debe verse, a la luz de elementos de ancestralidad, de las necesidades


actuales de las comunidades y del proyecto de futuro que se ha venido
construyendo por cada pueblo.

B.3 Fortalecimiento de la autoridad ambiental propia.

El fortalecimiento de la autoridad ambiental en las comunidades, tanto de los


cabildos como de otras instancias de autoridad como las tradicionales, son parte
de los mecanismos propios de organización, lo cual es fundamental en una
estrategia de ordenamiento ambiental de los territorios indígenas.

Este tiene que ver con el fortalecimiento del gobierno propio de los pueblos
indígenas en sus territorios; con el ejercicio de la autoridad ambiental sobre el uso,
manejo y control de los diversos elementos y recursos naturales existentes en
territorios étnicos, lo cual supone es el soporte para avanzar en procesos de
mayor autonomía política, económica y cultural.

Lo anterior exige en el corto plazo un compromiso entre autoridades y


organizaciones indígenas para el fortalecimiento del ejercicio de la autoridad
ambiental propia, a través de acciones fundamentalmente orientadas, a:

o Adelantar procesos de formación con las autoridades indígenas y con los


equipos ambientales de las organizaciones, buscando el mejoramiento de
la capacidad de gestión y manejo de elementos normativos de la legislación
indígena y ambiental del país,

o Valorar el ejercicio de la autoridad ambiental propia en comunidades


indígenas mediante la revisión y aplicación de mecanismos de regulación

85
ambiental, la generación de acuerdos y consensos en las comunidades, a
nivel local y zonal,

o Promover y estimular los mecanismos adecuados de interlocución y


coordinación entre autoridades públicas ambientales, ya sea pertenecientes
a las instituciones del Estado o al gobierno propio de las comunidades.

En el contexto de un país con diversidad de conflictos como los que vive


Colombia, esto solo es posible mediante sólidos procesos de organización y
avances en niveles de autonomía política de las comunidades locales. La
autonomía territorial como una bandera estratégica del movimiento indígena y de
otros sectores sociales, requiere de ingredientes cada vez más cualificados en lo
social, económico y cultural.

86
C. GESTIÓN AMBIENTAL EN LA ADMINISTRACIÓN
TERRITORIAL.
Este aparte aborda bajo un enfoque de la planificación territorial, aspectos de la
gestión ambiental orientados a articular los procesos de planificación que la
comunidad adelanta con sus propios instrumentos (Planes de Vida, otros), con
mecanismos que desde el Estado (Municipio, Departamento, CARs, Minambiente-
Unidad de Parques), se utilizan en la administración territorial y la aplicación de
sus políticas en cada una de sus jurisdicciones.

Es necesario establecer las conectividades entre los procesos de zonificación


ambiental del territorio a nivel comunitario, con los Planes o esquemas básicos de
ordenamiento territorial que los municipios adelantan, con los Planes de Manejo
de los Parques Nacionales Naturales. No solo las conectividades, en cuanto a
relaciones y diferenciaciones físicas y territoriales, sino complementariedades en
sus esquemas de planificación, manejo y reglamentación.

Una estrategia de gestión ambiental en la administración del territorio, desde el


pensamiento ambiental desarrollado en occidente y nutrido de manera especial,
por la experiencia milenaria de comunidades locales, indígenas y campesinas- en
todo el mundo; busca combinar cinco estrategias, que procuran una relación
integrada de conservación y aprovechamiento de los recursos naturales:

o La preservación, mediante la definición de áreas que requieren dejarse


intactas por la función vital que cumplen en el ecosistema y en el sistema
cultural de las comunidades (sitios sagrados y áreas de alto significado
ambiental).

o La producción agroecológica, buscando un aprovechamiento sostenible de


los elementos suelo, agua, bosque.

o La recuperación, buscando inicialmente detener el proceso de deterioro,


mediante la regeneración natural (tierras de descanso, matorrales), y a
través de acciones de reimplantación o reforestación en diseños
diversificados de especies.

o La reglamentación y el fortalecimiento de instrumentos de control, propios


de las comunidades de acuerdo a sus usos y costumbres y apoyados por la
legislación indígena.

87
o El fortalecimiento de la autoridad ambiental de los cabildos y de otras
instancias de autoridad, como las tradicionales y los mecanismos propios
de organización.

Este último punto, tiene que ver con el fortalecimiento del gobierno propio de los
pueblos indígenas en sus territorios, lo cual es el soporte para avanzar en
procesos de mayor autonomía política, económica y cultural. Esto se hace más
posible en perspectiva, en donde haya las condiciones, mediante la delimitación y
creación de las Entidades Territoriales Indígenas (ETIs) ordenadas por la
Constitución Nacional de 1991.

Igualmente relevante, para algunas regiones del país como en el suroccidente


colombiano, la generación y consolidación de una institucionalidad propia que para
el caso de lo ambiental, facilite el manejo autónomo de los recursos naturales de
acuerdo a los usos culturales del suelo y concepciones del territorio.

Así mismo, es importante avanzar en el mediano plazo, en el desarrollo de planes


para la recuperación y protección de los ecosistemas de páramo y alta montaña,
regular la delimitación y reglamentación de corredores de biodiversidad,
estructurar planes ambientales y de gestión del suelo, monitorear en detalle el
manejo y uso de los recursos naturales y de biodiversidad y generar los
mecanismos de reciprocidad de bienes y servicios ambientales.

Lo anterior se fundamenta en los derechos que le asisten a los pueblos indígenas


para el manejo ambiental de sus territorios y en el reconocimiento del aporte que
estos han hecho a la conservación de la biodiversidad del país, en particular al
mantenimiento de ecosistemas frágiles de importancia estratégica y de servicios
ambientales necesarios para la vida.

88
EPILOGO13

Del Desarrollo “Sostenible” a un Desarrollo “Integral” con participación


amplia de los sectores sociales

El “desarrollo sostenible” es un término acuñado en occidente o en la esfera de


influencia de los países industrializados, y tiene su origen en las múltiples
deficiencias y limitaciones del sistema económico impuesto en gran parte del
mundo occidentalizado a partir de la postguerra. Busca darle salida a los
problemas que han generado la aplicación de teorías del desarrollo basadas
fundamental o exclusivamente en la lógica del crecimiento económico.

En este contexto, lo que se quiere soportar aquí, es algunas de las principales


críticas que sugiere su significado, referidas principalmente a la preocupación
principal de sus apologistas, de darle sustentabilidad ecológica a los procesos
económicos y productivos, y de esta manera garantizar el crecimiento económico
tan deseado, que permita así la acumulación de capital.

El discurso del desarrollo sostenible presenta el conflicto en torno a la


problemática ambiental como uno de carácter fundamentalmente económico,
susceptible de ser trabajado y resuelto con el andamiaje conceptual e instrumental
de la teoría económica convencional. El mayor conflicto que tiene este
planteamiento es el de haber convertido la naturaleza en un objeto económico.

El enfoque que se propone desde la dimensión ambiental, coloca el desarrollo no


solo en la esfera de lo económico sino en la realidad multidimensional de lo
ecológico, social, económico, cultural, afectivo y espiritual. La calidad de vida
aparece entonces, como un concepto articulador de las diferentes esferas de esta
realidad multidimensional, como propósito del quehacer de la vida humana y como
referente de la noción del desarrollo que deseamos.

Muchos problemas ambientales tienen su origen en la desigualdad del acceso a


los recursos; en las características de la tenencia de la tierra; en las posibilidades
diferenciadas para el aprovechamiento de los recursos por factores económicos,
culturales y tecnológicos. De igual manera, que la falta de una cultura política de
convivencia y respeto a la diferencia, de instituciones y movimientos sociales
fuertes que garanticen la intervención y el control de las comunidades sobre las
actividades del desarrollo, son otro factor que limita grandemente las posibilidades
13
Formulación del autor del presente módulo educativo, a manera de epílogo en referencia a los
temas centrales tratados en el texto de “Economía y Medio Ambiente”.

89
de armonizar los intereses sociales, económicos y culturales con los del medio
ambiente.

El “desarrollo”, como el camino que se escoge para mejorar lo que somos y


tenemos, nos plantea la necesidad de conciliar de una vez por todas, relaciones
de sostenibilidad y aprovechamiento de los recursos del medio natural, con
relaciones de participación y oportunidad para todos los seres humanos en los
procesos de producción, distribución y consumo y en los diferentes espacios de
decisión que tiene que ver con su vida y su futuro.

Este desarrollo considerado “integral”, se podría caracterizar por la eventual


conciliación de un crecimiento económico (relativo o cercano a “cero”) y otros
objetivos de bienestar, tales como la equidad y el desarrollo social, el desarrollo
humano, la sostenibilidad de la diversidad cultural y la sostenibilidad del medio
natural.

La cultura como síntesis de la actividad social, se encuentra expresada en las


diversas formas de pensamiento y de valoraciones del mundo, el ser humano, la
vida, Dios, configuradas en la historia, la lengua, la tradición oral, las costumbres y
creencias de cada pueblo; en las formas de adaptación y apropiación de los
elementos de la naturaleza.

La naturaleza de esta manera, no solo representa la vida tal como se reconoce por
el ser humano, sino que aquella es forjadora de cultura, de procesos sociales y
generadora de posibilidades de desarrollo. Según la Comisión de medio ambiente
y desarrollo, en Nuestro Futuro Común, “el medio ambiente es donde vivimos
todos y el desarrollo es lo que todos hacemos al tratar de mejorar nuestra suerte
en el entorno en que vivimos. Ambas cosas son inseparables”.

En esta perspectiva y relación de conceptos, se busca generar un DESARROLLO


INTEGRAL, entendido este como la capacidad de una sociedad de interpretar y
solucionar sus problemas, con los menores costos sociales y económicos
posibles, utilizando como estrategias: la distribución equitativa de la riqueza y de
los beneficios de la producción y la tecnología; el uso racional y sostenible de los
recursos naturales y la búsqueda permanente del mejoramiento de la calidad de
vida de la población.

Ahora, este “desarrollo integral”, requiere así mismo de condiciones plenas y


vitales de democracia, de sociedades civiles fuertes y dinámicas. La generación
de procesos de desarrollo integral en nuestras sociedades, al menos de América
Latina, sólo podrían sucederse en procesos simultáneos de construcción de
sociedades verdaderamente democráticas.

90
La “democracia” así, tiene que ver con las posibilidades de apropiación y de
conservación de los recursos naturales, con la distribución de la riqueza y las
posibilidades del hombre de apropiarse del fruto de su trabajo, con los espacios de
organización y participación de la sociedad civil, con los mecanismos del ejercicio
del poder, con la definición y construcción de caminos para alcanzar el bienestar y
la calidad de vida que facilite el crecimiento y el desarrollo de las potencialidades
humanas.

Estos elementos nos hacen pensar, que los caminos de la democracia y de un


desarrollo integral, necesariamente irán de la mano, y que solo es posible, avanzar
en la construcción de este último, de manera acompasada con la ampliación de
los espacios de participación social y política en nuestras sociedades.

91
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