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ORACIÓN – REFLEXIÓN PARA LAS FAMILIAS (DÍA DE LAS MADRES)

Un saludo afectuoso a quienes se hacen presentes en este recinto. Un profundo agradecimiento al Dios
de la vida que hace posible que nos reunamos para celebrar en compañía del ser que es centro y motor
de muchas de las actividades que a diario realizamos. La mujer a quien le otorgamos diversos títulos:
madre, esposa, amiga, suegra, abuela, tía, por nombrar solo algunos.

A la mujer, le queremos dedicar unas palabras de admiración, respeto y aliento.

Empezamos poniéndonos en manos del creador, de Dios que con su infinita sabiduría hizo el cielo y la
tierra, al hombre y la mujer, y con ella la belleza del amor. Leamos el texto del libro de los Proverbios
31, 10-12.25-31

10 ¿Quién encontrará a una mujer ideal? Vale mucho más que las piedras preciosas. 11 Su marido
confía plenamente en ella, pues no carecerá de nada. 12 Le da beneficios sin pérdidas todos los días
de su vida. 25 Se reviste de fuerza y dignidad y no le preocupa el mañana. 26 Abre su boca con
sabiduría y su lengua instruye con cariño. 27 Vigila la marcha de su casa y no come el pan de balde.
28 Sus hijos se apresuran a felicitarla y su marido hace su alabanza: 29 «¡Hay muchas mujeres
valiosas, pero tú las superas a todas!» 30 Engañosa es la gracia y fugaz la belleza; sólo la mujer que
respeta a Yahvé es digna de alabanza. 31 Agradecedle el fruto de su trabajo y que sus obras la alaben
en la plaza. Palabra de Dios.

Como decíamos hace un momento, inspirados por la Palabra de Dios, vamos a compartir un mensaje
que básicamente se divide en tres ideas:

1. El valor de la mujer está en su dignidad


2. La mujer es fundamental en la familia, y
3. La belleza interior de la mujer no tiene comparación.

1. El valor de la mujer está en su dignidad: El valor que por el hecho de ser mujer y persona se
merece; el respeto que se gana día a día con su acciones, sus palabras y sus decisiones. En torno a cada
mujer, hay un círculo invisible que cada una traza, y que determina su espacio “sagrado”, que es de ella
y de los suyos, su esposo, sus hijos, ese grupo exclusivo de personas que conforman su familia. De la
forma como haga respetar ese espacio, estará enseñando a sus hijos y a quienes la vean, el respeto y el
valor de la persona.

Mujeres, sus pensamientos, sus palabras, sus acciones y sus decisiones juntas, se convierten en un libro
del cual muchos aprenden el valor y la dignidad de la persona humana y en especial, el respeto por la
mujer.

2. La mujer es fundamental en la familia: Es madre, esposa, hermana, abuela, hija, es muchas veces
cabeza del hogar. En ese papel que cumple dentro de la familia, la mujer se encuentra con miles de
dificultades, con innumerables caminos que pueden poner en peligro la esencia misma del amor que se
traduce en unidad, cariño, proyectos, tranquilidad, fidelidad, etc.

La mujer hace parte de una familia, y allí debe ser portadora de esa tenacidad que le caracteriza en sus
labores, pero a la vez de la delicadeza en el trato con su esposo y sus hijos. Que no se escuchen de la
boca de ninguna mujer-madre-esposa palabras que destruyan el espíritu de su esposo o de sus hijos,
expresiones de desprecio ni de insulto. Mujeres, ustedes tienen el don natural de la palabra, construyan
con esa palabra espacios de diálogo con su esposo y juntos, eduquen a los hijos con cariño pero con
firmeza.

¿Y si eres Madre cabeza del hogar? Tus hijos son el motor y tu la chispa que lo pone a funcionar.

3. Su belleza interior no tiene comparación: Nos han enseñado que la belleza es tan solo lo que se
percibe a simple vista. Y se les ha olvidado enseñarnos que existe una belleza que no tiene igual y es la
que se encuentra en el alma y el corazón del ser humano. Tan hermosa es la mujer como lo es su alma y
su corazón. Tan bella como altos puedan llegar a ser sus ideales. Tan preciosa como los proyectos que
emprende con decisión, disciplina y honestidad. Tan divina como el respeto que brinda a sí misma y a
los demás. Tan guapa como las palabras que salen de su boca. Tan linda como la nobleza y rectitud de
intención que brota de su corazón.
No quiero decir que en algún momento tenga que descuidar su aspecto exterior, eso no. Denle el justo
valor que merece. Solo quiero recordarle, con cariño y con respeto, que esos pequeños o grandes
detalles, educan en sus hijas e hijos lo que realmente vale; lo que realmente hace feliz a las personas.

Solo les reitero el agradecimiento y la admiración por su labor y su presencia en la sociedad, en la


familia, en la Escuela, en el Colegio, en todo lugar donde su mano, su mente y su corazón son tan
necesarios.

Oremos…

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