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HACIA EL SÍNODO AFRICANO
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EDITA
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La nueva Europa, reto para los cristianos
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ECUMENISMO 241
Ám T ^ I IUNI0 1992
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Fl fundamentalismo en las urandes reuniones Johann Baptist Metz Münster-Alemania
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ESPIRITUALIDAD 242
mm\ ^ T ámt AGOSTO 1992
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David Power O M I
James Provost
Gonawala-Kelaniya-Sri Lanka
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Washington D.C.-U.S.A.
¿Dónde está Dios? Un clamor en la noche oscura
Giuseppe Ruggieri Catania-ltalia
Paul Schotsmans Leuve-Bélgica
Elisabeth Schüssier Fiorenza Cambridge/Ma.-U.S.A.

243
INSTITUCIONES ECLESIALES ámm H T *J OCTUBRE 1992
Lisa Sowle Cahill
Miklós Tomka
David Tracy
Chestnut Hill/Ma.-U.S.A.
Budapest-Hungría
Chicago/111.-U.S.A.
El tabú de la democratización'en la Iglesia Marciano Vidal Madrid-España
KnutWalf Nimega-Holanda
Antón Weiter Heelsum-Holanda

244
TEOLOGÍA FUNDAMENTAL ám T T T DICIEMBRE 1992
Christos Yannaras Atenas-Grecia

SECRETARIA GENERAL
Modernismo en discusión Mrs. E. C. Duindam-Deckers
Prins Bernhardstraat 2, 6521 AB Nimega-Holanda
CONTENIDO
ESPECIAL SOBRE EL SÍNODO AFRICANO

COLUMNA ESPECIAL. Jean Pierre Jossua: El futuro de


Concilium 7
1. Giuseppe Alberigo: Editorial 12
2. Michel Dujarier: La tradición sinodal africana 15
3. Las experiencias cristianas más interesantes en las Iglesias
africanas desde el Vaticano II hasta el Sínodo africano 30
3.1. Elochukwu E. Uzukvvu: Nacimiento y desarrollo de
una Iglesia local: Dificultades y signos de esperanza.... 31
3.2. Francisco Joao Silota: Iglesia y sociedad en el África
de lengua portuguesa 40
3.3. Henri Teissier: Ser Iglesia en una sociedad islámica 52
3.4. John Olorunfemi Onaiyekan: Ser Iglesia en una
sociedad islamo-cristiana. Nuevas estructuras de las
relaciones entre cristianos y musulmanes en África:
Una perspectiva nigeriana 64
3.5. Simón S. Maimela: Ser cristiano en Sudáfrica 76
4. Andrea Riccardi: El gran dinamismo social y político de
África después de la presencia política de la Unión
Soviética 84
5. Análisis de los "Lineamenta"
5.1. Justin Ukpong: Examen crítico de los "Lineamenta" del
Sínodo africano extraordinario 95
6. Las esperanzas de las otras Iglesias 112
6.1. Rene Luneau: Las esperanzas de la Iglesia católica 11 3
6.2. Rose Zoé-Obianga: Cuando la Iglesia, en África, se
haga africana 119
6.3. Koinidis Parthenios: Las esperanzas de las Iglesias
ortodoxas 125

Concilium 1/5 5
Jean Pierre Jossua
7. Boletines 130
7.1. Bernard Agre: Testimonio de un participante en los El futuro de CONCILIUM
trabajos preparatorios del Sínodo africano 131
7.2. Rik De Gendt: El cristianismo africano en la opinión
pública europea 138
7.3. Engelbert Mveng, S. J.: El Sínodo africano.
¿Prolegómenos para un Concilio africano? 148
7.4. Metena M'nteba: La inculturación de la "Tercera
Iglesia": ¿Pentecostés de Dios o desquite de las
culturas? 169
7.5. Giuseppe Alberigo: Conclusión: ¿Ocasión histórica o
burocratización? 190

H i I año pasado, por estas fechas,


presenté un informe ante el congreso de Concilium en Lovaina.
Recordaba las diversas fases que había atravesado la revista: la difu-
sión y el desarrollo de la obra del Concilio, aplicación de las ciencias
humanas y de la interdisciplinariedad, atención preferente a los nue-
vos actores -las mujeres y los teólogos del Tercer Mundo-; y seña-
laba que el congreso era el fruto de estas aperturas, un fruto que ser-
vía más bien para subrayar la importancia de las mismas que para
trazar una línea clara para el futuro. Sin embargo, me parecía que
eran absolutamente necesarias unas nuevas orientaciones, ya que la
amistad, el clima intelectual que vivíamos en común, el rechazo de
ciertas regresiones actuales no son suficientes para definir la identi-
dad de una publicación. Durante el encuentro de trabajo anual de
Pentecostés, en Wiesbaden, afloraron numerosos elementos en este
sentido y, mientras se iban preparando algunos efectos instituciona-
les que todos esperábamos, fue posible ir trazando ya algunos objeti-
vos bastante firmes.

Para los participantes del congreso de Lovaina, más aún que para
los de Bruselas veinte años antes, en el que se dejaban oír menos
voces diversas, pero en donde se encontraban mejor representadas
las diferentes corrientes de la teología, se podía plantear una primera
cuestión. ¿Sigue Concilium representando una revista, o se ha con-
vertido en un movimiento en la Iglesia? A esta pregunta conviene
responder con toda claridad. No cabe duda de que hay una corriente
eclesial que se reconoce en Concilium, pero esa corriente ni está
dirigida ni mucho menos organizada por nosotros; ni tampoco

6 Concilium 1/6 Concilium 1/7 7


JEAN PIERREJOSSUA EL FUTURO DE CONCILIUM

somos nosotros ni mucho menos su único órgano de expresión. nal" o de una rigidez completa en las estructuras: Concilium desea
Nuestra responsabilidad exclusiva, como personas reunidas para una también hacer honor al sentido abierto de la palabra "católico". No
tarea, es la de la revista. Por eso mismo tenemos que estar atentos a solamente la revista ha de desarrollar la participación de teólogos y
definir con cuidado sus contornos. teólogas de las otras Iglesias en su publicación, en los comités de
redacción y, al menos simbólicamente, en la dirección, sino que
En la correspondencia de Concilium, en las encuestas hechas por deseamos conceder cada vez más la palabra a miembros de otras
varios editores, en las reacciones suscitadas durante el congreso religiones, de otras familias intelectuales y espirituales. Lo mismo
incluso dentro del comité de dirección, se han manifestado deseos que las palabras "católico" o "ecuménico" pueden tomar un sentido
contradictorios. La revista tiene que hacerse más "científica", pero amplio o restringido, también el término "conciliar", que indica
también ha de procurar ser más legible para el gran público; las "sec- nuestro nombre, es capaz de recibir varios significados. Si la Iglesia
ciones" son muy importantes para mantener su carácter "universita- es "pueblo de Dios", en el sentido de una primacía de io comunitario
rio", pero hay que prestar atención especial a los "temas" y organizar sobre lo institucional, el pueblo de Dios, más profundamente, es la
en adelante la publicación en función de ellos; hay que mantener el humanidad entera; y puede hablarse de un "proceso conciliar" que
carácter internacional, propio de la revista, pero hay que estar aten- implica una presencia en medio de los grandes desafíos que han de
tos a la regionalización actual de la teología para no caer en una uni- arrostrar los seres humanos de nuestro tiempo.
versalidad abstracta y en el fondo poco interesante. Más profunda-
mente, la llamada a una mayor atención a la cultura y al mundo de A propósito del nombre de la revista, se plantea de forma aguda
las religiones -hoy en plena confrontación mutua- y a una sensibili- -veinticinco años después de su fundación- el problema de su rela-
dad pastoral más intensa viene a oponerse al deseo de ver conservar ción con el concilio Vaticano II. Nació bajo ese signo; ¿sigue éste
a la revista el carácter propiamente teológico que la ha definido siendo constitutivo todavía de su identidad? En Wiesbaden, la con-
hasta ahora. En este sentido, de nuestros debates surgió una decisión vicción fue unánime en este punto. Si a veces se ha olvidado la refe-
muy clara: Concilium debe conservar su carácter "teológico", en el rencia al Concilio en nuestras páginas, siempre volvemos a él como
sentido de una reflexión realizada en la fe, aunque intensificando su a una herencia esencial. Y estamos convencidos de que no se trata
apertura a la vida de la cultura y a las otras religiones y su compro- de una decisión restrictiva, sino de la llamada a un dinamismo vigo-
miso en la praxis eclesial. La revista debe seguir siendo igualmente roso. Por eso no concebimos esta apelación al Concilio como un tra-
"teológica" en el sentido de un verdadero rigor intelectual, aunque bajo de exégesis, indispensable en su orden pero muy débil como
las palabras "científico" o "universitario" no resultan muy adecuadas manera de teologizar y superado ya desde hace quince años respecto
ni muy realistas. El problema de la legibilidad es de otra índole y se a los problemas que hoy se nos plantean. Lo entendemos en primer
debe, quizás, a las traducciones. Por lo que se refiere a la relación lugar como una fidelidad creadora, a partir de esos mismos textos, a
entre las secciones y los temas, si las primeras han de continuar para las intenciones -podríamos decir también a las instituciones básicas
garantizar la seriedad intelectual, se ha decidido que la prioridad o al espíritu- de Juan XXIII y del Concilio. Es verdad que no se pue-
práctica corresponda a los segundos, atribuidos luego a las secciones den cerrar los ojos ante ciertas ambigüedades presentes en sus elabo-
por afinidad: es lo que llevamos haciendo desde hace algunos años, raciones. Entre la eclesiología del Pueblo de Dios y la jerarcología
no sin tener que cargar con el peso de un compromiso. del Vaticano I, entre el apostolado de los laicos y las estructuras cle-
ricales, entre el mundo reconocido como sujeto del designio divino y
Al definirse entonces como teológica, ¿tendrá que seguir siendo la la Iglesia como la única capaz de discernir sus signos, entre la liber-
revista formalmente "católica" o ha llegado el momento de darle un tad religiosa pragmática y un fundamento propiamente evangélico,
carácter ecuménico? Es otra cuestión que se ha planteado con fre- entre el reconocimiento de las religiones y el eclesiocentrismo, etc.
cuencia y que no es tan fácil de resolver. ¿Por qué? Incluso los que Pero el mismo Nuevo Testamento, tomado como un todo, ¿no se
consideran ya superada la pertenencia "confesional" piden a muestra también pródigo en ambigüedades? ¿Y no es siempre tarea
menudo un compromiso eclesial más vigoroso en la comunión cató- de la teología interpretar el texto sagrado escogiendo sus ejes prefe-
lica. Pues bien, estas dos exigencias son antinómicas y el peso de renciales?
Concilium en esta Iglesia supone la afirmación de una identidad.
Pero no ocurre lo mismo cuando se habla de un espíritu "confesio- Sabemos que pisamos un terreno muy sólido cuando nos referi-

Concilium 1/8 Concilium 1/9 9


EL FUTURO DE CONCILIUM
JEAN PIERREIOSSUA

mos con toda nuestra fidelidad -en segundo lugar- al aconteci- rística entre las Iglesias, por poner algunos ejemplos edificantes. Por
miento del Concilio, tan prodigioso, tan inesperado en la evolución todo ello, la referencia al Concilio ha llevado consigo un verdadero
de la Iglesia, incluso para los contemporáneos que eran extraños a combate eclesial.
él. Un acontecimiento espiritual abierto, que sigue adelante desde Por consiguiente, es capital precisar, para terminar, en qué sentido
entonces frente a todo y contra todo. Un acontecimiento que inau- podemos hablar en Concilium de un "combate" en este terreno. Se
guró una auto-reforma permanente. El acontecimiento de una Iglesia trata para nosotros de una actitud esencialmente ¡nstauradora. Pro-
que se arriesgó a "mirarse en el Evangelio". El acontecimiento que poner o sostener nuevas iniciativas, ideas creadoras, en materia de
manifestaba a la vez y paradójicamente un empeño de hacerse más expresión de la confesión de fe, de liturgia, de ética, de instituciones
humano, por causa de la fe, y una libertad que se afirmaba frente a lo eclesiales. Justificar sobre el fundamento de la libertad cristiana un
demasiado humano de las diversas formas de compromiso con unas derecho inalienable a ponerlas en obra para probar su eficacia, aun-
sociedades cuyo pasado "cristiano" no lograba disimular su egoísmo, que sea contra corriente de disciplinas y de directivas que emanen
su injusticia y su materialismo. Por eso la atención privilegiada a los de las autoridades. Pero esto, sin polémicas intolerantes, estériles (y,
más pobres, a las luchas por la paz, a la protección de la Creación en algunos casos, malévolas) frente a otras posiciones y otras inter-
pueden servir de piedra ele toque a esta fidelidad, sin constituir un pretaciones, aun cuando, por ser oficiales, dispongan de un poder
nuevo "canon en el canon" ni justificar una especie de racismo a del que podrían hacer un uso abusivo. "El fruto del Espíritu es la cari-
contrapelo. dad, el gozo, la paz, la longanimidad, la servicialidad, la bondad, la
confianza en los demás, la mansedumbre, el dominio de sí: contra
La interpretación del mensaje y más aún del acontecimiento del estas cosas, ya no hay ley". Es indispensable que Concilium tenga un
Concilio nos remite a un estado de hecho que motiva una vez más futuro. No podemos dudar de ello, a pesar de las muchas dificulta-
nuestro deseo de situarnos claramente respecto al mismo. Su "recep- des. Al contrario, estamos llenos de esperanzas. Pero, evangélica-
ción" se realiza actualmente bajo signos diversos y continuamente mente, este futuro ha de pagarse al precio de una libertad arriesgada
nos las tenemos que ver con las lecturas materiales (como modo de y de un respeto a los demás.
referencia), reductivas (de las aperturas efectivas o potenciales) y
deductivas (cuando creíamos haber salido ya de la moral, de las
estructuras, del derecho, de los ritos, deducidos de forma abstracta (Traductor: Alfonso Ortiz García)
de la "doctrina"). Conocemos bien este proceso y sabemos hasta qué
punto los concilios pueden ser objeto de "recepciones" variables:
aceptación o rechazo, ampliación o minimización, apertura o cerra-
zón, que pueden llevar hasta un falseamiento de los mismos. Tam-
bién sabemos cómo es posible olvidarse de las diversidades que
estuvieron en su origen y que son las únicas que permiten compren-
derlos, para fomentar una aproximación partidista y orientada de los
textos. Los aparatos eclesiásticos abundan en estos procedimientos,
como demuestra la historia del concilio de Calcedonia y, más aún, la
del concilio de Trento. Procedimientos que no son sólo teóricos, sino
también prácticos: eligiendo los medios más adecuados para trazar
esas orientaciones o decisiones conciliares y el personal que se
encargue de ello. Por lo que se refiere al Vaticano II, basta con men-
cionar el régimen de las conferencias episcopales y de los sínodos,
las discusiones sobre la relación entre el Concilio y la crisis eclesial
de los años 70, el peso que se le ha concedido al tradicionalismo, el
crédito concedido o negado a la investigación teológica, la actitud
frente a las comisiones ecuménicas bilaterales y la comunión euca-

10 Concilium 1/10 Concilium 1/11 11


EDITORIAL

Giuseppe Alberigo
¿Se tratará una vez más de una ocasión perdida?

EDITORIAL
Este n ú m e r o se ha c o n c e b i d o , de a c u e r d o p l e n o c o n nuestro
colega Ngindu Mushete y aceptando el consejo de cierto número de
obispos y teólogos africanos, c o m o una visión p a n o r á m i c a de los
problemas p r i n c i p a l e s que en Á f r i c a se muestran v i n c u l a d o s a la
perspectiva sinodal. En un primer grupo de exposiciones se resalta el
p a t r i m o n i o de la t r a d i c i ó n sinodal africana, tan rica a pesar de los
años transcurridos (Dujarier) y las principales dimensiones de las
iglesias locales (Uzukwu) que en tierras africanas se acercan al tercer
milenio con unas situaciones y unos problemas muy diferentes entre
sí (Silota y M a i m e l a ; no ha sido p o s i b l e c o n t a r c o n m o n s . T s h i -
bangu). Se ha reservado una especial a t e n c i ó n a las experiencias

H H
H ace unos tres años Conci-
lium mostró su plena disponibilidad para dedicar un número espe-
eclesiales en un contexto islámico, que anticipan quizás una c o n d i -
c i ó n que p o d r í a resultar c o m ú n t a m b i é n en algunas iglesias del
hemisferio septentrional (Teissier, Onaiyekan).

Debería venir a c o n t i n u a c i ó n una e x p o s i c i ó n sobre la relación


entre el Sínodo y la recepción del c o n c i l i o Vaticano II en África: se
cial al Sínodo africano, anunciado por Juan Pablo II a principios de
trata de un punto muy significativo, que desgraciadamente no pudo
1 9 8 9 . C o n e l l o se subraya la e x t r a o r d i n a r i a i m p o r t a n c i a de esta
hacerse por dificultades surgidas a mons. Zoa, que se había encar-
asamblea para las iglesias de África, pero también para los cristianos
gado de ella.
de los otros continentes.
El panorama político-social en el que se desarrolla la preparación
La preparación del número que ahora publicamos se inspiró en el
del Sínodo constituye un asunto de gran interés, sobre t o d o en la
deseo de poner a disposición de nuestros hermanos africanos un ins-
fase actual de las modificaciones tan rápidas y radicales que están
trumento -ciertamente m o d e s t o - de reflexión, de debate y también
teniendo lugar en todas las partes del planeta. A pesar de la suma
de comunicación.
m o v i l i d a d de este p a n o r a m a , se ha c r e í d o o p o r t u n o insertar un
Desgraciadamente este Editorial viene firmado por un europeo, no rápido análisis del m i s m o (Riccardi), aun a riesgo de que parezca
por prevaricación, sino c o m o consecuencia - e n t r e otras cosas- de superado, al menos en algunos aspectos, cuando el fascículo llegue a
las dificultades que han acompañado a la preparación de todo el fas- manos de los lectores.
c í c u l o . D i f i c u l t a d e s c i e r t a m e n t e de c o m u n i c a c i ó n , q u e t o d a v í a
A su vez, el análisis de los Lineamenta debería haber sido más
siguen pesando notablemente en gran parte de África, pero más aún
dificultades determinadas por la marginación en que se ha visto la amplio y articulado; al fallar el artículo pedido a Bimwenyi Kweshi y
preparación del Sínodo. Han sido pocos y bastante aislados los afri- a Ela, nos ha quedado solamente el estudio de U k p o n g .
canos que han captado su importancia, mientras que los órganos de Hemos creído que no se podía dejar de subrayar la importancia de
gobierno romano han fomentado esta " d i s t r a c c i ó n " , reservando al una atención al acontecimiento sinodal por parte de las otras iglesias
centro todos los actos de la preparación. Han resultado muy arduos, católicas (Luneau) y por parte de los cristianos africanos no católico-
y sigue r e s u l t a n d o e s p o r á d i c o t o d a v í a , suscitar a t e n c i ó n p o r el romanos (Zoé-Obiamga, patriarca Parthenios); t a m b i é n se intentó,
Sínodo y comprometer a los obispos, a los teólogos y a los cristianos pero en vano, obtener un punto de vista musulmán.
c o m u n e s en su p r e p a r a c i ó n (no nos ha sido p o s i b l e o b t e n e r de
Penoukou un artículo que ilustrase las instancias manifestadas dentro U n a s e c c i ó n u l t e r i o r c o m p r e n d e i n f o r m e s de n o t a b l e interés,
de las mismas iglesias africanas con vistas al Sínodo). empezando por la reflexión tan aguda sobre los trabajos de la c o m i -

12 Concilium 1/1 2 Concilium 1/13 13


CIUSEPPEALBERICO

Michel Dujarier
sión preparatoria (mons. Agre); sigue un análisis de la imagen que
tiene hoy la opinión pública europea del cristianismo en África (de
Gendi), una revisión del itinerario a lo largo del cual se llegó desde LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA
el proyecto de un Concilio africano hasta la convocatoria del Sínodo
(Mveng) y, finalmente, un punto de vista interesante, pero necesaria-
mente problemático, sobre el tema crucial de la "inculturación"
(Metena M'nteba).
Se cierra el fascículo con una reflexión (Alberigo) sobre la impor-
tancia que el Sínodo africano habrá de tener, tanto si constituye una
etapa en el crecimiento de la conciencia cristiana como si corre el
riesgo de caer en las redes del pesimismo, de la indiferencia y de la
viscosidad burocrática.

(Traductor: Alfonso Ortiz García)

ablar de "tradición sinodal"


es situarse en un terreno de estudios tan vasto como la Iglesia. En
efecto, la Iglesia es "koinonía", comunión; portante, todas sus activi-
dades están necesariamente marcadas de un cierto carácter de sino-
dalidad. El empleo del término "synodia" por los primeros cristianos
es, por otra parte, un signo elocuente de ello. Esta palabra, que signi-
fica originalmente "viaje en común", se utiliza también a veces para
designar la asamblea litúrgica y sobre todo a la misma Iglesia. San
Ireneo, por ejemplo, habla de la "synodia de los hermanos"; Julio
Africano saluda a la "synodia según el espíritu", y la Liturgia de San-
tiago pide por la "synodia de los ortodoxos", la "synodia en Cristo".
¿Qué pasa con el término "synodos"? Más allá de su sentido primi-
tivo de "compañero de viaje", designa también la asamblea litúrgica;
pero su sentido habitual entre los cristianos es el de reunión de tipo
conciliar. Recordemos aquí que en los orígenes de la Iglesia sínodo y
1
Todavía no se sabe nada sobre las modalidades de la participación y del desa-
rrollo del Sínodo. El 29 de junio de 1991 se dieron a conocer las decisiones roma-
nas para la Conferencia análoga del episcopado latinoamericano, convocada en
*MICHEL DUIARIER nació en Tours (Francia) en 1932. Ordenado sacerdote en
Santo Domingo para octubre de 1992. Prevén que las Conferencias episcopales
1957, obtuvo en 1961 un doctorado en teología. Lleva 30 años al servicio de la
elijan a sus propios representantes (uno de cada cinco; pero la Conferencia brasi-
archidiócesis de Cotonou (Benín), en tareas de pastoral y de enseñanza. Es actual-
leña queda penalizada, ya que para sus más de cien miembros, ¡la proporción se
mente profesor de patrología en el Seminario mayor de Ouidah (Benín) y en el
reduce a uno de cada diez!). El Papa, por su parte, convocará a otros obispos lati-
Instituto católico de Abidján (Costa de Marfil).
noamericanos en un número sin precisar. Para el funcionamiento de la Conferen-
Sus publicaciones tratan sobre todo del catecumenado: Le parrainage des adul-
cia, la Santa Sede publicará un Reglamento adecuado, del que nada se sabe por
tes (1962), Catéchuménat (1969), Breve histoire du catéchuménat (1980), L'initia-
ahora y que se está preparando sin la intervención del episcopado latinoameri-
tion chrétienne des adultes (1982). Acaba de publicar en 1991 el primer volumen
cano. Es fácil prever que, si se sigue criterios análogos para el Sínodo africano,
de un estudio sobre L'Eglise-Fraternité.
recibirían una nueva confirmación el pesimismo y el desinterés.
Dirección: Séminaire Saint Cali, BP 15, O U I D A H (Benín).

14 Conc¡l¡um1/14
Concilium 1/1 5 15
MICHEL DUJARIER LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA

concilio son perfectamente sinónimos, siendo la palabra latina con- Fue sobre todo durante los diez años de episcopado de Cipriano
cilium la equivalente al griego synodos. A partir de Nicea, los latinos (249-258) cuando se manifestó la tradición sinodal del África del
que en el siglo III no hablaban más que de "concilium" fueron poco norte. Se planteaban dos problemas especiales: ¿qué actitud tomar
a poco utilizando la palabra "synodos" con el mismo significado.1 con los apóstatas que se arrepentían? ¿y cómo justificar la práctica
africana de (re)bautizar a los herejes, frente a la costumbre contraria
Al hablar de la tradición sinodal africana limitamos nuestro campo de los cristianos de Roma? Para responder a la primera cuestión, del
de investigación a las dos regiones del actual continente africano que 251 al 254 se reunieron en Cartago cuatro concilios. La segunda fue
ocuparon durante los primeros siglos un lugar importante en la vida tratada por otros tres, celebrados en el 255 y el 256. Sin entrar deta-
de la Iglesia: Egipto y África del norte, con sus dos capitales respecti- lladamente en las decisiones que se tomaron,1 intentemos descubrir
vas, Alejandría y Cartago. Examinaremos la práctica sinodal de estas el espíritu que presidía aquellas asambleas.
comunidades solamente en su propio territorio, ya que el papel que
representaron en los concilios exteriores nos llevaría demasiado Es significativa la voluntad que expresa Cipriano de trabajar siem-
lejos. Veremos que se celebraron allí regularmente reuniones sinoda- pre en Iglesia. "A los sacerdotes y a los diáconos, sus hermanos",
les locales, provinciales y hasta regionales, que manifestaban una escribe que su deseo es "estudiar en común lo que exige el gobierno
voluntad real de comunión con sus Iglesias hermanas. Las estudiare- de la Iglesia, y después de haberlo examinado todos juntos, decidir
mos a través de tres periodos especialmente característicos de esta acertadamente sobre ello". A propósito de un problema que le
forma de proceder. El primero es el de la Iglesia de Cartago, a mitad habían planteado algunos sacerdotes, añade: "No puedo contestar
del siglo III, marcado por la personalidad y la acción de Cipriano. El yo solo a ello, porque desde el comienzo de mi episcopado adopté
segundo es el de la Iglesia de Alejandría, en donde brilló especial- la norma de no decidir nada según mi opinión personal sin vuestro
mente Atanasio en la época del arrianismo. Volveremos finalmente a consejo y sin el acuerdo del pueblo" (Ep. 14,1,2,4). Es verdad que el
África del norte para examinar los sínodos de la larga disputa dona- obispo es el que decide en última instancia, pero no lo hace sin
tista, a la que sucedió el problema del pelagianismo, con Aurelio, haber pedido previamente consejo a su clero y obtenido el consenti-
primado de Cartago, y Agustín de Hipona. miento de su comunidad. "Conviene a la moderación y a la disci-
plina y a la vida misma que todos hemos de llevar que los jefes reu-
nidos con el clero, en presencia de los del pueblo que no cayeron,
puedan arreglarlo todo tras el examen escrupuloso de una delibera-
I. La Iglesia de Cartago con Cipriano ción común (Ep. 19,2,2). Al clero de Roma que le escribe para con-
sultarle, Cipriano responde igualmente: "Creo que no debo dar mi
El primer sínodo africano del que ha recogido las huellas la histo- opinión yo solo. He de estudiar esos casos en particular y estudiar
ria es el celebrado en Cartago bajo Agripino, rodeado de 70 obispos, cuidadosamente la solución, no sólo con mis colegas, sino con el
por el año 220. Frente al problema del retorno de los laicos converti- pueblo entero. Hay que pesarlo y calcularlo bien todo, antes de
dos, sancionó la práctica de la Iglesia de África que consistía en tomar sobre un asunto una resolución que sirva de precedente para
(re)bautizarlos. Entre el 236 y el 240 se celebró en el mismo sitio un el futuro" (Ep. 34,4,1).
nuevo sínodo regional, esta vez con unos 90 obispos, bajo la presi-
dencia de Donato. Ante los "numerosos y graves delitos" cometidos Este empeño de reflexión en común, que concierne aquí a la Igle-
por Privado de Lámbese, primado de Numidia, la asamblea se vio sia de un sitio particular, es la misma que aparece al tratarse de un
obligada a suspenderlo de sus funciones .2 concilio regional. El preámbulo de las "Sentencias de los 87 obispos"
de África, de Numidia y de Mauritania, reunidos en sínodo en Car-

' Sobre la historia de las palabras " c o n c i l i o " y " s í n o d o " , cf. los arts. de A. ' Sobre los concilios cipriánicos, cf. los arts. de J. A. Fischer, en A n n . Hist.
Lumpe, Ann. Hist. Conc. (1970) 1-21; (1974) 40-53. Conc. (1979) 263-286; (1981) 1-11 y 12-26; (1982) 227-240; (1983) 1-14; (1984)
2
J. A. Fischer, Die ersten Konzilien im rómischen Nordwest-Afrika en "Pietas", 1 -39 y 243-253; en Zeitschrift für Kirchengeschichte (1982) 233-239; P. A. A m i -
Münster-W. 1980,217-227. don, The Procedure ofSt. Cyprian's Synods, en Vig. Christ. (1983) 328-329.

16 Concilium 1/16 Concilium 1/1 7 17


LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA
MICHEL DUJARIER

opuesta, c o m o la del papa Esteban a propósito del bautismo de los


tago el 1 de septiembre del 256, lo subraya con toda claridad. 4 Estos
herejes; la cuestión deberá entonces estudiarse de nuevo y m a d u -
"co-epíscopos" que se designan c o m o "colegas queridos" y "herma-
rarse en otras asambleas ulteriores más amplias, hasta el día en que
nos", se han reunido (in unum convertiré) llegados de sus respectivas
pueda conseguirse la unanimidad.
provincias. Están allí " c o n sacerdotes y diáconos, y hasta en presen-
cia de una gran parte del p u e b l o " . Después de resumir el pensa-
miento común sobre la necesidad de "bautizar con el bautismo de la
Iglesia y de santificar a los herejes que vienen a la Iglesia", Cipriano II. Los concilios alejandrinos y Atanasio
d i c e : "Es preciso que manifestemos cada uno lo que pensamos de Mientras que estamos bien documentados sobre la práctica sino-
todo esto, sin juzgar a nadie y sin negar el derecho de expresión al dal de África del norte a mitad del siglo III, lo estamos m u c h o menos
que piense de otro m o d o " . El principio es permitir a cada uno de los en el caso de la Iglesia de Egipto por el mismo periodo. Sólo conoce-
participantes dar su parecer personal con toda libertad: "En efecto, mos dos series de hechos, y desgraciadamente con poca precisión.
ninguno de nosotros ha sido constituido obispo de obispos y nadie
puede obligar a sus colegas, por un terror t i r á n i c o , a que piense Con la expulsión de Orígenes se relacionan dos sínodos celebra-
c o m o él, ya que todo obispo tiene su j u i c i o propio, que le garantizan dos en A l e j a n d r í a en el 231 y el 2 3 2 por Demetrio. f > El p r i m e r o
su libertad y su poder; y no puede ser juzgado por otro lo mismo que agrupó a cierto número de obispos egipcios y a algunos sacerdotes;
t a m p o c o puede él juzgar a los demás". Así es c o m o el p r i m a d o de prohibieron enseñar al célebre director de la escuela teológica y lo
Cartago pide a cada uno de sus 86 "co-epíscopos" que manifiesten e x c l u y e r o n de la c i u d a d . El segundo, c o m p u e s t o tan sólo por un
su parecer y que lo firmen. En efecto, la reunión conciliar no es una grupo más restringido de obispos y sin sacerdotes, lo redujo al estado
asamblea ordinaria; es aquel " i n unum convenire" que intenta llegar laical. Se e n v i ó una carta sinodal a todas las Iglesias; pero las de
a una decisión unánime. Palestina, Arabia, Fenicia y Acaya no aceptaron sus decisiones, por
la estima en que tenían a Orígenes. Eusebio de Cesárea nos d i c e ,
Pero este consenso reviste un carácter particular porque se basa en además, que, por el 262, Dionisio de Alejandría se dirigió a la pro-
la Escritura y en el testimonio de la Tradición. C o m o observa atina- vincia de Fayum en d o n d e c o n v o c ó una importante reunión en el
damente Sieben, 5 su d i m e n s i ó n horizontal — l a u n a n i m i d a d de los nomo de Arsinoé para enderezar las creencias de los seguidores de
obispos llegados de todas las p r o v i n c i a s - va a c o m p a ñ a d a de una Ñapos, el antiguo obispo del lugar, que había escrito una obra de
d i m e n s i ó n vertical d e b i d o a esa referencia al dato revelado y a la tendencias milenaristas. A u n q u e el verbo " c o n v o c a r " utilizado por
vivencia eclesial. Los obispos reflexionaron y decidieron en confor- Dionisio tiene una resonancia conciliar (synkalesas), parece ser que
m i d a d c o n lo q u e e x i g í a n la f e , la c a r i d a d y la s o l i c i t u d del se trató simplemente de una reunión para discutir (koinología); duró
m o m e n t o " . Más aún, ese consenso se vincula a la acción del Espíritu tres días y consiguió poner en el camino recto a Korakion, el jefe de
Santo; se trata de un acontecimiento que es obra de Dios mismo (Ep. la secta.
57,5,1-2).
Subrayemos el carácter sinodal de esta asamblea en la q u e , en
Añadamos que las "cartas sinodales" enviadas después de cada contra de lo que debió ocurrir en el caso de Orígenes, cada hermano
asamblea a todos los obispos de la región e incluso a otros, lejos de pudo expresarse con libertad ante el primado, en un espíritu de diá-
ser una simple i n f o r m a c i ó n , son una invitación a asociarse al c o n - logo m u y eclesial. Nos lo i n d i c a el m i s m o D i o n i s i o en una carta
senso establecido en el concilio. Estas cartas pueden obtener la apro- c o n m o v e d o r a que nos conserva Eusebio: "Encontrándome en Arsi-
bación de la Iglesia de Roma, c o m o en el caso de la decisión tomada noé en donde esta o p i n i ó n (la de Nepos) llevaba ya m u c h o t i e m p o
a propósito de la penitencia que había que imponer a los apóstatas extendida, de forma que se habían producido cismas y apostasías de
a r r e p e n t i d o s . Pero p u e d e t a m b i é n c h o c a r c o n una c o n c e p c i ó n Iglesias enteras, c o n v o q u é a los sacerdotes y a los doctores de los

4 •' J. A. Fischer, Die alexandrinischen Synoden gegen Orígenes, en Ostkirch.


CSEL III, 1,435-436.
r Sutd. (1979)3-16.
' En H. Legrand, Les conférences episcopales, París 1988, 53-84.

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18 Concilium 1/18
MICHEL DUJARIER LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA

hermanos que estaban en las aldeas y, en presencia de los hermanos volviera a una visión de fe más auténtica, Alejandro de Alejandría se
que quisieron, propuse hacer públicamente el examen de la obra vio obligado a convocar una asamblea de unos cien obispos. El tér-
(...). Me senté con ellos durante tres días seguidos, mañana y tarde, mino griego que se emplea ahora es el de synedrion, sinónimo de
esforzándome en corregir lo que estaba escrito. Pude admirar mucho sínodo, pero con un matiz de "tribunal". La condenación del hereje
el equilibrio, el amor a la verdad, la facilidad en seguir los razona- y de sus partidarios se notificó en una carta enviada a todas las Igle-
mientos, la inteligencia de los hermanos, de forma que proponíamos sias, muchas de las cuales respondieron mostrando su conformidad.
en orden y con moderación las cuestiones, las dificultades, los pun- El 324 el primado escribe otra carta para poner en guardia a todos
tos de acuerdo (...). No disimulábamos las objeciones, sino que en la los obispos "extranjeros" contra la doctrina arriana. Les invita tam-
medida de lo posible nos esforzábamos en tocar los temas propues- bién a sostenerle, enviándole una declaración análoga a la de todos
tos y dominarlos bien, sin tener vergüenza -si la razón lo exigía- de "los obispos de Egipto y de Tebaida, de Libia y de Pentápolis, así
cambiar de opinión y ponernos de acuerdo; con toda conciencia y como de Siria, Licia, Panfilia, Asia, Capadocia y otras provincias que
sin hipocresía, el corazón vuelto hacia Dios, aceptábamos simple- nos han escrito contra los arríanos y han firmado nuestra decisión".
mente lo que se demostraba por los argumentos y las enseñanzas de Aquel mismo año se celebró otro sínodo en Alejandría para destituir
las sagradas Escrituras (HE 7,24,6-8). al sacerdote Coluto que se había permitido ordenar a otros sacerdo-
tes.
Esta forma de ayudarse mutuamente en la fe ortodoxa refleja per-
fectamente las reuniones que habían tenido en el mismo Orígenes su Bajo el largo pontificado de Atanasio (328-373) se celebró tam-
animador, unos años antes, a fin de reducir al obispo Berilo a la orto- bién una serie de concilios en Alejandría. Los que conocemos perte-
doxia, entre el 238 y el 244, en Bostra, y luego, entre el 244 y el 249, necen en su mayoría a los periodos en que el obispo, al regresar del
para iluminar la fe de Heráclides.7 Eusebio las designa con el nombre destierro, volvió a encontrarse con su comunidad.''
de "sínodos", y Orígenes utiliza entonces un lenguaje que manifiesta
claramente que aquellas discusiones fueron un asunto de toda la Después de su primer destierro, en el 338, reúne a un centenar de
comunidad eclesial. Después de que los obispos presentes expusie- obispos de Egipto, de Libia, de Tebaida y de Pentápolis para rechazar
ran sus puntos de vista y de que el mismo Heráclides precisara su las acusaciones lanzadas contra él. Poco después, a mediados del
manera de creer, habló "con el permiso de Dios, de los obispos, de 339, escribe una "carta encíclica" a los obispos del mundo entero,
los sacerdotes y de los fieles" y añadió: "Está aquí escuchando toda "sus coliturgos en toda nación". Al volver de su segundo destierro,
la Iglesia. Es preciso que entre las Iglesias no haya diferencias en la en el 346, reúne un sínodo egipcio y se complace en subrayar que
doctrina; porque vosotros no sois la Iglesia de la mentira". está de acuerdo con más de 400 obispos de todos los países. Diez
años más tarde, después de haber sido desterrado de nuevo, escribió
En el siglo IV se celebraron varios sínodos importantes en Alejan- una "carta encíclica a los obispos de Egipto y de Libia" para preve-
dría, pero en la mayor parte de los casos se han perdido las Actas. nirles contra los herejes.
Sin embargo, las circunstancias de su convocatoria y las cartas publi-
cadas después de las sesiones revelan muy bien la tradición sinodal El famoso "sínodo de los confesores" se celebró el 362, al volver
egipcia. del tercer destierro. Aunque sólo se reunieron 21 obispos, obtuvo
una gran resonancia. Trató de la reconciliación de los herejes con-
El año 306, después de la gran persecución, Pedro de Alejandría vertidos y de la doctrina del Espíritu Santo. De él proviene la célebre
presidió un "sínodo común de los obispos" para deponer a Melecio carta sinodal conocida con el nombre de "Tomo a los antioquenos".
como apóstata y cismático a la vez.8 Quince años más tarde, después Después del cuarto destierro, muy breve, el primado de Alejandría
de haber estado intentando por mucho tiempo que el sacerdote Arrio convoca un nuevo sínodo, en el 363, en cuya carta, dirigida al nuevo
emperador Joviano, se expresa la fe de Nicea.

' SC67; sobre la presencia de los fieles, cf. 18-19.


8
J. A. Fischer, Die Synode zu Alexandrien im Jahr 306, en A n n . Hist. Conc. '' Cf. H. J. Sieben, Werden und Eigenart der Konzilsidee des Athanasius von
(1987)62-70. Alexandrien, en Die Konzilsidee der Altenkirche, Paderborn 1979, 25-67.

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MICHEL DUJARIER LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA

Durante los últimos años de su pontificado, afortunadamente más III. La época del donatismo y del pelagianismo con Aurelio
tranquilos después de un quinto destierro, Atanasio vuelve a convo- y Agustín
car un sínodo el 369 o el 370. En nombre de los 90 obispos de Egipto
y de Libia reunidos, escribe una "carta a los obispos de África" para El periodo que nos ofrece documentación más abundante sobre la
prevenirles contra los argumentos arríanos. Les invita a permanecer práctica sinodal africana es, sin duda, el del donatismo y el pelagia-
fieles a la fe de la Iglesia, ya que "la palabra del Señor pronunciada a nismo, en el que brillan las dos grandes figuras de Aurelio y de Agus-
través del sínodo ecuménico de Nicea permanece para siempre" tín, durante sus dos largos episcopados respectivos en Cartago (391-
(MG 26,1032 B-C). 430) y en Hipona (395-430)."
Antes de ellos sólo conocemos tres concilios católicos en África
Esta serie de concilios alejandrinos que jalonan el siglo IV muestra
del norte durante el siglo IV. El primero, celebrado en Cirta (Numi-
el esfuerzo de las Iglesias egipcias por conservar la unidad de la fe.
dia) probablemente en la primavera del año 307, fue una asamblea
Siguiendo a los pequeños sínodos locales, en los que se discute fra-
de 11 obispos reunidos para la elección de uno de ellos, Silvano,
ternalmente para iluminarse mutuamente con vistas a una mejor
para la sede de Cirta. Se vieron llevados a hacer un común examen
comprensión de la doctrina, se celebran importantes sínodos regio-
de conciencia, reconociendo que todos habían sido "traidores". 12
nales que reúnen regularmente a un episcopado numeroso, preocu-
Más importante fue el concilio general que se desarrolló en Cartago
pado de conseguir la unanimidad en la adhesión al mensaje de
en el 348 ó 349, después de haber sido preparado por varios sínodos
Cristo. La fidelidad que allí se expresa quiere ser solidaria con la de
provinciales. La forma con que se expresa Grato indica muy bien el
todas las Iglesias. Esto explica la existencia de esas numerosas cartas
espíritu sinodal de las Iglesias africanas: preocupación por el diálogo
llamadas "ecuménicas", enviadas no solamente a todos los obispos
y por la paz, en la fidelidad a la voluntad de Dios y a las Escrituras:
de Egipto y de los diversos países africanos, sino a los del mundo
"Por voluntad de Dios nos hemos reunido para tratar de la unidad:
entero. La sinodalidad que se ejerce localmente nunca está separada
hemos celebrado concilios en las diversas provincias, y de esas
de la catolicidad.
diversas provincias de África han venido hoy a Cartago para nuestro
concilio. Así pues, deliberad con Mi Pequenez: discutamos los pun-
La noción de Iglesias hermanas, que encontramos ya en 2 Jn 13 y tos indispensables a propósito de los cuales es preciso recordar los
que menciona san Basilio en Capadocia,' 0 no es extraña al África. preceptos divinos y las enseñanzas de las santas Escrituras, conside-
Volvemos a encontrarla en la pluma de Sinesio, obispo de Cirene rar nuestro tiempo de unidad y tomar sobre cada uno de estos puntos
(410-414). Valientemente, excomulgó al prefecto Andrónico que con una decisión de tal categoría que Cartago no disminuya, por una
sus procedimientos de tortura lesionaba los derechos de la persona parte, el vigor de la ley y, por otra, no determinemos nada dema-
humana; luego escribió a sus hermanos en el episcopado para preve- siado severo en esta época de unidad".11
nirles y para invitarles a que respetasen esta decisión. Su carta, poco
conocida, pero muy hermosa, termina con estas palabras: "Esto es lo Pero el donatismo estaba aún lejos de extinguirse. Ante la ampli-
que la Iglesia de Tolemaida ordena a sus hermanos: que ningún tem- tud del drama, los católicos relanzaron sus esfuerzos por la unidad.
plo de Dios se abra a Andrónico y a los suyos, a Thoas y a los suyos Bajo Genetlio tuvo lugar un nuevo concilio en Cartago el 16 de junio
(...). Si alguien considerara nuestra Iglesia como una Iglesia insignifi- del 390, con un número restringido de participantes. Después de
cante, de una ciudad pobre y pequeña, y sin preocuparse de nuestras haber expuesto la doctrina ortodoxa sobre la Trinidad, tomó varias
órdenes acogieran a los que hemos excomulgado, sepan que desga- medidas disciplinares, entre ellas cinco relativas a los obispos. El
rrarían a la Iglesia de Dios que Cristo quiere que sea una" (MG
66,1401 C).

11
H. ). Sieben, Konzilien in Leben und Lehre des Augustinus von Hippo, en Die
Konzilsidee, o. c , 68-102.
" Cf. E. Lanne, Eglises-soeurs, en Istina (1975), 47-75; Eglise soeur et Eglise " J. A. Fischer, Das kleine Konzil zu Cirta im Jahr 305 (?), en Ann. His. Conc.
mere dans le vocabulaire de ¡'Eglise ancienne, en Communio sanctorum, 1982, (196)281-292.
86-97. " Cf. J.-L. Maier, Ledossierdu Donatisme, I, Berlín 1987, 291-296.

22 Concilium 1/22 Concilium 1/23 23


MICHELDUJARIER LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA

canon 12, en particular, pedía que no se ordenase a nadie sin haber estarán representadas en él por tres obispos, a excepción de Tripoli-
consultado al metropolitano, es decir, al primado de la provincia. tania que, debido a su pequeño número de diócesis, no enviará más
que un delegado. Esta prescripción es importante, ya que denota la
Fue con Aurelio, elegido obispo de Cartago en el 391, cuando la
voluntad que hay en África del norte de actuar permanentemente de
vida conciliar africana cobró un ritmo más intenso. El nuevo primado
forma sinodal. Lo confirmaría el canon 8 del concilio del 401. Pero
llegó a convocar unos treinta concilios durante los cuarenta años de
la dificultad de los viajes y el coste económico de estas reuniones lle-
su episcopado, fuertemente sostenido en ello por Agustín. Apenas
varían al concilio del 408 a fijar que, en adelante, sólo se reunieran
ordenado sacerdote, éste le escribió animándole a "purgar a la Igle-
los sínodos cuando se hiciera sentir la necesidad de un "asunto
sia de África de los excesos y de las manchas que está sufriendo en
común, es decir, que afecte a toda el África" (c. 95), dejándose las
muchos de sus miembros y por los que tan poco gimen (...). Según
demás cuestiones al criterio de cada provincia. Pero mientras vivie-
las sagradas Escrituras, hay que intentar curar esta llaga que ha cau-
ron Aurelio y Agustín, siguieron siendo frecuentes las asambleas
sado en la Iglesia una libertad que ha degenerado en licencia". Para
generales, en total unas veinte.
lograrlo, Agustín le sugiere precisamente que vivifique la práctica
sinodal: "Es verdad que el contagio de este mal ha hecho tantos pro- En efecto, por esta época el cisma donatista era el problema prin-
gresos que, a mi juicio, tan sólo la autoridad de un concilio es capaz cipal al que era urgente encontrar una solución para restablecer la
de curarlo" (Ep. 22,2-4). Fue quizás esta intervención personal el unidad y la paz en la Iglesia. Esto explica la abundancia de concilios
motivo de que la primera asamblea convocada y presidida por Aure- entre el 393 y el 411, a pesar de las difíciles circunstancias que impi-
lio de Cartago se desarrollara en Hipona. Fue un "concilio plenario dieron muchas veces las asambleas. Sin hablar de los sínodos dona-
de toda el África", que se celebró el 3 de octubre del 393; por peti- tistas, frecuentes y con numerosos participantes, este periodo nos ha
ción délos obispos, Agustín, simple sacerdote todavía, predicó dejado el recuerdo de la convocatoria de 1 6 concilios católicos -casi
entonces sobre la fe y el símbolo.14 uno por año-, entre ellos 11 plenarios, más la famosa "conferencia
de Cartago", en el 411, con la asistencia de 565 obispos, 286 católi-
Este calificativo de "plenario" aparece con frecuencia -unas cua-
cos y 279 donatistas. Semejante frecuencia es un buen signo de la
renta veces- bajo la pluma del obispo de Hipona. A veces se le
firme voluntad de asumir en común los problemas de la época para
aplica incluso a un concilio provincial. Pero de ordinario sirve para
reflexionar juntos sobre ellos y responder dentro de una misma pers-
designar una asamblea más amplia (concilium universale), bien de
pectiva.
todas las provincias del África del norte (concilium Africae, o totius
Africae), o bien la que agrupa a obispos de varios continentes (totius
Lo atestigua la forma con que se expresan los obispos. Así, el con-
orbis, o totius orbis christiani). En el vocabulario africano de la
cilio del 401 reconoce que está en comunión con el papa Anastasio
época, hay que distinguir entonces tres clases de concilios: el conci-
de Roma, cuya caridad es "paternal y fraternal", y que siente "una
lio provincial, el concilio de toda el África (desde la Mauritania a la
preocupación tan piadosa por los miembros de Cristo, que viven en
Tripolitana), y el concilio de carácter más universal. Pero también
diversas regiones, pero a pesar de ello están establecidos en la uni-
son sinodales las asambleas locales y las que deliberan sobre la elec-
dad de un solo cuerpo (...). Nuestras decisiones -escriben los padres
ción de un obispo.
conciliares- se han tomado después de considerar y examinar aten-
En las decisiones del concilio del 397 se percibe el papel, cada tamente todo lo que nos parece conforme a los intereses de la Iglesia,
vez mayor, del primado de Cartago, que fija la fecha de la Pascua y por indicación y bajo la inspiración del Espíritu de Dios".' 5 Sin
da su consentimiento al establecimiento de los primados de las pro- embargo, su decisión de acoger como sacerdotes a los sacerdotes
vincias africanas. Destaquemos sobre todo la decisión tomada de donatistas convertidos -debido a la gran falta de pastores por aquella
convocar todos los años el concilio general de África. Las provincias época- va en contra de la decisión del concilio de Roma, cuyo valor
reconocían, sin embargo, los padres africanos.

14
G. Bardy, Conciles d'Hippone au temps de saint Augustin, en Augustiniana
(1955)451-458. '•Cf.J.-L. Maier, o. c , II. Berlín 1989, 111-116.

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MICHELDUIARIER LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA

La unidad de los miembros del concilio aparece, además, en el aplastante de impuestos y de pedirle una ley que garantizase clara y
hecho de que se consideran como formando una "hermandad". 16 efectivamente el derecho de asilo en las iglesias. Unos meses más
Igualmente, el espíritu de caridad con los donatistas manifiesta clara- tarde, un concilio provincial de Numidia intentó una acción pare-
mente la voluntad de paz que los anima. Así, la invitación que se les cida, sostenido por Agustín, que sugirió a las autoridades civiles que
hizo en el 403 a venir a participar en una discusión libre entre los volvieran a poner en vigor en las ciudades la institución de los
representantes de las dos Iglesias rivales, para restablecer la unidad "defensores de la plebe", para proteger a los débiles contra la avari-
religiosa en África, resulta verdaderamente típica: "Dios advirtió por cia, las injusticias y la corrupción de los poderosos, especialmente a
el profeta que, aun a los que declaran que no son hermanos nuestros, propósito de la distribución de impuestos. Por el 422, Agustín inter-
debemos decirles: 'Sois hermanos nuestros' (2 Sam 19,13). Por tanto, vino de nuevo para pedir que se reaccionara contra el tráfico de
no desdeñéis nuestra advertencia, pacífica y motivada por la caridad, esclavos y el comercio de niños comprados para explotarlos laboral-
de forma que, si creéis poseer alguna verdad, no dudéis en demos- mente.'1'
trárnosla".'7
En el siglo VI, después de las invasiones vándalas, se celebraron
todavía cuatro concilios plenarios: en Hadrumeto el año 507, en
También durante el periodo pelagiano (411 -427) se sucedieron los
Cartago y el 5 y el 6 de febrero del 525 con 60 obispos, y en el 534
concilios de una forma impresionante. Entre el 411 y el 427 se cono-
con 220 obispos y tres cartas sinodales; se conocen además cuatro
cen al menos (16), entre ellos 6 plenarios. El de mayo del 419 contó
concilios provinciales. Si el número de asambleas es menos nume-
con 217 participantes. Fueron las invasiones de los vándalos las que
roso que antes, vemos, sin embargo, que se constituyen entonces
interrumpieron la serie. Más allá de la preocupación por solucionar,
varias colecciones canónicas. Ya en el 397 se redactó el Breviarium
con el papa Inocente I, los problemas del pelagianismo, los concilios
hipponense. Vino luego el Codex canonum Ecclesiae africanae del
de esta época tocan a menudo temas disciplinares. Con ocasión de
concilio del 419, al que se añadió el Codex Apiariii causae. Más
ellos es como se manifestó entonces cierta tensión entre África y
tarde, entre el 535 y el 546, aparece la Breviatio canonum del diá-
Roma. Tras la actuación integrante de Celestio ante el papa Zósimo,
cono Ferrando de Cartago. Finalmente, por el 680-690 aparece la
el concilio del 418 permitió apelar al primado de la provincia, e
larga Concordia canomum del obispo africano Cresconio.20 En una
incluso al sínodo plenario de Cartago, pero no acudir a Roma. El
época en que las comunidades eran demasiado débiles para reu-
asunto saltó de nuevo a la palestra cuando el sacerdote Apiario,
nirse, estas recopilaciones permitían, al menos, conservar los frutos
excomulgado, fue bien recibido por Zósimo. Se endureció más aún
principales del trabajo sinodal de las primeras Iglesias africanas.
cuando el papa Celestino lo admitió en la comunión. Fue entonces
cuando el concilio plenario del 424 envió una carta sinodal al papa
para pedirle que no interviniera y que respetara el principio de subsi- Conclusión
diaridad.18 Por muy rápida que haya sido esta ojeada que acabamos de echar
sobre la Iglesia africana de los primeros siglos, revela, sin embargo,
Observemos que estos sínodos no tratan solamente de la fe y de la que la práctica sinodal es característica de la Iglesia de Cristo. En
disciplina. Tocan también problemas sociales y de justicia, como África, como en todos los demás lugares durante los primeros siglos,
atestiguan las cartas de Agustín recientemente descubiertas por Div- está muy desarrollada desde los orígenes. Lo atestigua una documen-
jak. El sínodo de mayo del 419, por ejemplo, nombró una comisión tación sumamente importante para Egipto y sobre todo para el África
para estudiar los problemas concretos del momento, de los que irían del norte. La frecuencia de los sínodos es por sí misma un signo de
luego dos delegados a tratar con el emperador. Se trataba de solicitar este hecho. Mucho antes de que existieran los llamados concilios
su clemencia tras los disturbios producidos en Cartago por el número

" M.-F. Berrouard, Un tournant dans la vie de l'Eglise d'Afrique, en Rev. Et.
" C C L 149,205-206. Aug. (1985)46-70.
17
J.-L. Maier, o. c, II, Berlín 1989, 122-1 23. "' Concilla Africae a. 345-a. 525, CCSL 149. Ch. Munier, La tradition littéraire
"' Sobre este tema, cf. C h . M u n i e r , Un canon inédit du XXe concile de des canons africains (345-525), en Rech. Aug. (1975) 3-22; J. Gaudemet, Les sour-
Carthage, en Rev. Se. Reí. (1966) 11 3-126. ces du droit de l'Eglise en Occident, París 1985. 79-83 y 137-1 39.

26 Concilium 1/26 Concilium 1/27 27


MICHEL DUJARIER LA TRADICIÓN SINODAL AFRICANA

e c u m é n i c o s , p o d e m o s constatar que las Iglesias se reunían para preocupados de la calidad de vida de sus comunidades. Guardémo-
mejor descubrir juntas, a partir de la Escritura y bajo la inspiración nos, sin embargo, de pensar que semejante práctica se limitaba a los
del Espíritu, los mejores medios de vivir la tradición eclesial respon- periodos de crisis. Si éstas suscitaron efectivamente muchas asam-
d i e n d o a las necesidades de las c o m u n i d a d e s de cada lugar y de bleas, cuya importancia favoreció la conservación de sus escritos,
cada época. hay que suponer que tuvieron lugar otros muchos sínodos, especial-
mente a nivel p r o v i n c i a l , aunque no se hayan conservado sus hue-
La Iglesia local reflexiona c o m u n i t a r i a m e n t e sobre sus diversos llas. Así nos lo sugiere la historia y lo demuestran algunos estudios
problemas: profundización de su fe, elección de sus ministros, orga- recientes y hasta el descubrimiento de algunos nuevos documentos.
nización de su forma de vida. Pero esto se hace siempre en c o m u -
nión con las Iglesias vecinas. De allí nació la costumbre de los síno- No hay por qué extrañarse de ello. La existencia y el desarrollo de
dos p r o v i n c i a l e s y luego, más a m p l i a m e n t e , la de las asambleas los concilios es el fruto normal de la vida de una Iglesia que desea
regionales de África del norte o de Egipto. Semejantes reuniones ser y sabe que es una en medio de las legítimas diferencias, ya que es
"plenarias" no fueron consideradas nunca c o m o independientes de " H e r m a n d a d " en Cristo. 2 ' Por eso está siempre en busca de la v o l u n -
las regiones más lejanas; la c o m u n i ó n con ellas se manifestaba por el tad de su Señor, presente en los problemas de su época, y quiere ser
envío de cartas sinodales o encíclicas. Cuando se hizo sentir la nece- fiel al mensaje e v a n g é l i c o . Q u i e r e realizar c o n t i n u a m e n t e de la
s i d a d , los africanos a c e p t a r o n p a r t i c i p a r en otros c o n c i l i o s más mejor forma posible esa unanimidad dada por el Espíritu a los que se
amplios que agrupaban a delegados llegados de todas partes. abrieron a la reflexión común en el diálogo y el deseo de compartir.

La Iglesia que es synodia y synodos no puede vivir y crecer más


La finalidad de estos concilios no era solamente resolver algún que
otro problema particular. Ante t o d o los suscitaba la p r e o c u p a c i ó n que en ese espíritu de sinodalidad, del que las Iglesias de África nos
por la unidad: mantener la c o m u n i ó n en el seno de una c o m u n i d a d dieron un ejemplo tan hermoso durante los primeros siglos. N o cabe
en torno a su obispo, la unidad entre las Iglesias hermanas de una duda de que sigue hoy conduciéndola el Espíritu Santo, siempre vivo
misma región y la concordia con la única Iglesia que vivía en todos en la Iglesia.
los países del m u n d o . La koinonía era la realidad eclesial fundamen-
tal que había que salvaguardar y desarrollar, sin renegar por ello del
principio de subsidiaridad ni de una cierta diversidad. (Traductor: Alfonso Ortiz García)

En concreto, estas asambleas se dedicaban con frecuencia a pro-


blemas de fe, sobre todo frente a las grandes herejías c o m o el arria-
nismo y el pelagianismo. Pero también con frecuencia el riesgo o la
presencia de un cisma explica el motivo del encuentro: ¿cómo per-
manecer inactivos ante las divisiones causadas por los novacianos,
los melecianos y los donatistas? Sin embargo, la ortodoxia no era la
única p r e o c u p a c i ó n de los c o n c i l i o s . La d i s c i p l i n a de la vida cris-
tiana pertenece también a la autenticidad evangélica. Tanto si se tra-
taba de la admisión a los sacramentos c o m o de la organización de
las comunidades, todo tenía que estudiarse en el sínodo. Y cuando el
emperador se hizo cristiano, los obispos tuvieron el coraje de expre-
sarle las exigencias del evangelio para traducirlas en las leyes civiles.

C o m o vemos, lo que impresiona no es solamente la existencia de


los sínodos, sino también el espíritu sinodal que animaba a la Iglesia
de África. Se muestra especialmente desarrollado en las épocas de
mayores dificultades, pero es evidente sobre todo en los obispos más 1
Cf. M. Dujarier, L'Eglise-Fraternité, París 1991.

28 Concilium 1/28 Concilium 1/29 29


Elochukwu E. Uzukwu*

NACIMIENTO Y DESARROLLO DE UNA


IGLESIA LOCAL:
DIFICULTADES Y SIGNOS DE ESPERANZA

a. Agonía del nacimiento de una Iglesia local

LAS EXPERIENCIAS CRISTIANAS MAS INTERESANTES


EN LAS IGLESIAS AFRICANAS
DESDE EL VATICANO II HASTA EL SÍNODO AFRICANO
^ ^ H a Iglesia, en África, nació
viejal Las parteras lo aguardaban y el niño viejo no tuvo opción
alguna. Así, desde los tiempos de la predicación misionera hasta el
Vaticano II y con posterioridad a él, proliferaron estructuras como
lugares de culto, escuelas primarias, secundarias y catequéticas,
seminarios, conventos y hospitales, que eran los brazos y los resulta-
dos de la evangelización. Lo que deseaban más que nada los evan-
gelizadores era establecer una Iglesia; y, como es natural, se tras-
plantaron estructuras de la Iglesia de la Europa occidental. Los
efectos de este impacto misionero sobre África fueron notables. Una
ojeada a las estadísticas recopiladas por Barrett nos mostrará que
hubo constante aumento del número de cristianos (incluidos los
católicos romanos), principalmente entre los años 1900 y 1970.2

* ELOCHUKWU E. UZUKWU. Nació el 18 de agosto de 1945.


Cargo actual: Profesor de Liturgia y Teología, en la Spiritan International
School of Theology, Attakwu, Enugu (Nigeria).
Dirección: Spiritan International School of Theology Attakwu P. O. Box 9696.
Enugu (Nigeria)
1
O. Bimwenyi-Kweshi, Religions Africaines, un "lieu" de la Théologie Chré-
tienne africaine, "Religions Africaines et Christianisme". Colloque International de
Kinshasa, 9 a 14 de enero de 1978, Faculté de Théologie Catholique (Kinshasa
1979), p. 168.
2
D. B. Barrett (ed.), World Christian Encyclopedia, Oxford University Press
(Nairobi 1982), p. 782.

Concilium 1/31 31
ELOCHUKWU E. UZUKWU NACIMIENTO Y DESARROLLO DE UNA IGLESIA LOCAL

Los sucesores designados por los misioneros continuaron la estra- des, terminen convirtiéndose en nuevas sectas. Se ha efectuado una
tegia de los mismos y pastorearon el rebaño. Pero, al haber sido for- supervisión de las PCC, por miedo al peligro de que surgieran "gru-
mados en la prudente sumisión a la autoridad y la tradición, carecían pos escindidos" y "cismas". Por este motivo, no se permite que los
de iniciativa. El vivo deseo expresado por el difunto cardenal Malula líderes de las PCC asuman la plena responsabilidad. Hay también
en 1959 de que se llegara a la creación de una Iglesia verdadera- otras personas que no quieren cambios. Quieren que las cosas sigan
mente africana en un país africano independiente, fue más bien una como siempre. Si los laicos asumen la responsabilidad, entonces los
excepción de la regla. Los líderes eclesiásticos trabajaban en el seno clérigos tienden a ser muy rigurosos. No se acogen de buena gana
de una institución feudal muy preocupada por el poder. Yo pienso sanas recomendaciones formuladas por las comunidades cristianas".'
que esta imagen feudal de la Iglesia, heredada de los tiempos ante-
riores al Vaticano II, constituye el mayor obstáculo para la aparición El nuevo estilo de ser Iglesia (PCC) nace del soplo del Espíritu,
de Iglesias locales dinámicas en África. pero su aplicación está en manos de los que ejercen la autoridad en
la Iglesia. Ese nuevo estilo es una amenaza para la estructura de
El concilio Vaticano II rompió con este modelo conscientemente mando; los que ejercen el poder no están dispuestos a que se intro-
autoritario de la Iglesia y proyectó la imagen de la Iglesia como pue- duzcan cambios. La AMECEA consideró que la iniciativa y la respon-
blo de Dios. ¡Existe igualdad básica! Cada uno de los miembros está sabilidad eran de importancia fundamental para la aparición de una
llamado a la santidad y a participar plenamente en la vida de la Igle- Iglesia local dinámica. Pero esa iniciativa y esa responsabilidad han
sia. El ministerio se ejerce en beneficio del Cuerpo de Cristo. Esta de estar supervisadas por el clero, e incluso deben nacer de él, a fin
nueva visión de la Iglesia estimuló a las Iglesias locales de África a de garantizar la recta doctrina y la recta práctica. Estamos de
iniciar acciones que respondieran a las necesidades locales. Por acuerdo en que mantener la sana doctrina y la recta práctica (Tito
ejemplo, en el Zaire se consideró que la liturgia era extraña al con- 1,16; 2,1) es un valor que hay que salvaguardar en la Iglesia. Hay
texto; el ministerio necesitaba aplicarse de diferente manera que controlar también a los que tienen comezón de oír novedades (2
(bakambi= liderazgo laico). Y la teología tenía que responder al con- Timoteo 4,3). Pero parece que, en el experimento de las PCC, ese
texto africano. Ahora bien, la estructura de autoridad de la Iglesia temor a las novedades se exageró. Los problemas de las PCC son
haría muy difícil el nacimiento de una Iglesia local. Lo veremos parte del peso que carga sobre el cristianismo europeo, y del que los
patentemente por el experimento de la creación de Pequeñas Comu- clérigos africanos no están dispuestos a deshacerse. La estructura en
nidades Cristianas (PCC) en África oriental. forma de pirámide, adoptada por la administración eclesiástica,
garantiza que los obispos sean el brazo extendido del papa; que los
La Iglesia de África oriental, que funcionaba bajo el patrocinio de sacerdotes sean el brazo extendido del obispo, y que los laicos sean
la Asociación de Conferencias Episcopales Miembros del África el brazo extendido del sacerdote.
Oriental (AMECEA) resolvió desarrollar una Iglesia más activa y que
respondiera mejor a la sensibilidad de la gente: una Iglesia que se Las consecuencias de esta práctica son asoladoras para la Iglesia y
ministrase a sí misma, que se propagase a sí misma y que se mantu- para la raza negra. El ministerio de la Iglesia (diakonía - Marcos
viera económicamente a sí misma. Para asegurar el testimonio diná- 10,45) dispone a ésta para que sea capaz de introducir desde la base
mico como Iglesia, desde la base misma, la AMECEA decidió crear a la "levadura" (el cambio). Pero, por su estructura de mando anti-
partir de 1976 PCC. Diez años más tarde, una evaluación de las PCC cuada, la Iglesia corre peligro de desempeñar el simple papel de
apreció algunos logros. Sin embargo, el proyecto no logró realizar espectador en el drama actual de la vida en África, drama que qui-
todo lo que se había propuesto. No funcionó en muchas diócesis. zás determine el futuro del continente y el papel de la raza negra en
Sus "principales problemas" estaban asociados con la resistencia y el la totalidad del mundo. La Iglesia, al mantener esta ideología de
control clerical: autoridad en su programa de formación, sigue impidiendo que los
candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa sientan el interés por la
"Algunas diócesis hicieron poco para estimular prácticamente la vida de África. Y bien puede ocurrir que, en un futuro previsible, los
creación de PCC. Las PCC se hallan centradas en clérigos, y deben
poco, y a veces nada, a la iniciativa de los laicos. Algunos sacerdotes ' J. G. Healey, Four Africans Evalúate SCCs in E. África, "African Ecclesial
tienen miedo de que, si no se dirigen debidamente tales comunida- Review" 29 (5, 1987), pp. 266-277.

32 Concilium 1/32 Concilium 1/33 33


ELOCHUKWU E. UZUKWU NACIMIENTO Y DESARROLLO DE UNA IGLESIA LOCAL

ministros de la Iglesia estén en África, pero no vivan en África. La ministerio de las diversas Iglesias, fundadas por los apóstoles, que
principal preocupación en África, hoy día, es el hambre. Por ejem- encontramos en el Nuevo Testamento. No importa lo centralizada
plo, en Nigeria la gente lucha por derribar una situación político- que pueda estar una iglesia del Nuevo Testamento (por ejemplo, la
económica de carácter neocolonialista. Pero lo que interesa a la Igle- iglesia que aparece en las Cartas Pastorales).7 El hecho es que no
sia es el poder. Entre las cualidades exigidas para ser un buen encontramos en ella estructuras feudales. La Iglesia en África debiera
sacerdote o un buen religioso, la más excelente es la obediencia. En dejarse influir por los sistemas políticos tradicionales y por las expe-
un continente en que el 50% viven en absoluta pobreza, y en que un riencias que hallamos en el Nuevo Testamento. Así tendría unas
número estimado de 400 millones de personas (con arreglo a los estructuras de ministerio adecuadas. Hoy día se ha hecho más
datos ofrecidos por el Programa de las Naciones Unidas para el urgente para la Iglesia en África el ejercer el liderazgo. En un conti-
Desarrollo - PNUD) vivirán en extrema pobreza en el año 1995," los nente en el que la autoridad se expresa como ejercicio arrogante de
candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa tienen asegurado el ali- poder, la Iglesia está llamada en África a ofrecer una estructura alter-
mento y cubiertas las demás necesidades materiales de la vida gra- nativa para establecer la comunidad. La Iglesia tiene que romper con
cias a la acción de organismos extranjeros y a las contribuciones del el feudalismo, para permitir que comunidades de base, como las
laicado. Se hacen, por tanto, incapaces de apreciar en la práctica la pequeñas comunidades cristianas, asuman la responsabilidad de ser
suerte de una mayoría de africanos; se les escapan también, a nivel Iglesia.
práctico, las causas radicales de nuestra pobreza. No obstante, se
sienten dependientes porque se sienten alimentados. Y, en vez de
abandonar el síndrome de dependencia dirigiendo su atención a las
preocupaciones de África, son distraídos por el dedo que los ali- b. Signos de esperanza
menta y se preocupan de los intereses de la Iglesia de Roma: de sus En muchas partes de África, las Conferencias Episcopales Nacio-
leyes, de sus rituales, de sus doctrinas. Y estas preocupaciones se les nales han celebrado el centenario de la evangelización. A pesar de
imponen a una masa perpleja de creyentes, estén relacionados o no los dolores de parto expuestos anteriormente, avanza el proceso de
tangencialmente por el problema de la contextualidad. maduración, aunque tenga que pasar por dificultades. La valiente
decisión, adoptada por AMECEA, de establecer PCC, ha hecho que
Una conferencia como AMECEA señaló instintivamente la solu- algunas comunidades adquieran la experiencia de reflejar la Palabra
ción al problema de las Iglesias locales en África: la movilización de y aplicarla a su respectivo contexto social. Se han creado, además,
las bases. Se decidió, por tanto, que la "formación sistemática de las estructuras locales para la catequética y la liturgia en los países de la
pequeñas comunidades cristianas fuera el objetivo pastoral clave que AMECEA. El puesto de primer orden que la Conferencia del Zaire
tuviese prioridad en el África oriental". 5 Pero la Iglesia, en África, concedió a la ¡nculturación, ha dado impulso al desarrollo de aspec-
tiene que dar un paso más. Tiene que reformar las estructuras diri- tos de la vida consagrada, de la pastoral, de la liturgia y de la teolo-
gentes. En el África tradicional, antes de la dictadura colonial, predo- gía. La ¡nculturación en esta región no se medirá solamente por la
minaban dos sistemas políticos: la concentración de la autoridad en adaptación del "misal romano para las diócesis del Zaire". Orienta-
manos de un solo hombre (el rey asistido por su consejo) y la disper- das en este mismo sentido, la misa del Camerún, el rito de la inicia-
sión de la autoridad en la comunidad (o democracia directa - el lide- ción cristiana en Burkina Faso, el rito del matrimonio cristiano en el
razgo en manos de los jefes de familias, parentelas y asociaciones). Chad, son otras tantas experiencias que imprimen en la Iglesia carac-
En estos dos sistemas, a pesar de los abusos, el liderazgo es preferido terísticas locales. El trauma del África de la post-independencia fue
al señorío.6 El liderazgo es también la idea que predomina en el ocasión para que las conferencias nacionales y las conferencias
regionales adoptaran posturas contra las dictaduras militares, contra
4
P. Gifford, Christianity: To Save or Enslave?, Ecumenical Documentation and la intolerancia étnica y religiosa, contra la pobreza y contra la opre-
Information Centre of Eastern and Southern África (Harare 1990), p. 1. sión. El Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Mada-
'' AMECEA Bishops, Guidelines for the Catholic in Eastern África in the 1980's,
"African Ecclesial Review" XVI (1/2, 1974), pp. 9-10.
' M. Fortes y E. E. Evans-Pritchard, African Political Systems, Oxford University 7
R. E. Brown, The Churches the Apostles Left Behind, Paulist (Nueva York
Press (Londres 1940).
1984).

34 Concilium 1/34 35
Concilium 1/35
ELOCHUKWU E. UZUKWU NACIMIENTO Y DESARROLLO DE UNA IGLESIA LOCAL

gasear habla en favor de la promoción humana integral, considerán- basado en la autoridad de la experiencia ancestral, sitúa estable-
dola como labor de evangelización. Y critica la vulneración de los mente al hombre en el cosmos, e insiste en que el bienestar integral
derechos humanos. Es de esperar que las cinco facultades católicas de los seres humanos es la realidad suprema y el significado último.
de teología que existen actualmente en África, recojan la experiencia Para lograrlo, la dimensión física y la dimensión espiritual de la vida
africana local y la conviertan en punto de partida para sus reflexio- en el cosmos (dimensiones, todas ellas, que llegan a hacerse realidad
nes teológicas. Todo ello son signos de esperanza de que se está en el hombre, que es el microcosmos) han de funcionar armoniosa-
desarrollando en África la Iglesia local. Será una magnífica demarca- mente. El vehículo de esa experiencia ancestral es precisamente la
ción para la Iglesia, si sus dirigentes saben abrazar valerosamente la religión ancestral (africana). Por ser religión de estructura, introduce
libertad de los hijos de Dios. Pues la catolicidad entraña diversidad y ritmo y armonía en la vida normal de cada día. En ella, "todas las
unidad. energías están dirigidas hacia el mantenimiento ritual de la vida nor-
mal", es decir, "están integradas en normas que se remontan al
Otros signos de esperanza radican en una zona que no queda bajo comienzo del tiempo, y sitúan la realidad como cosa usual y
el control inmediato de la jerarquía. Y yo sugiero que, así como la común"." En esa visión del mundo, las dimensiones sociales, econó-
cuestión del poder constituye la clave para las dificultades que están micas, políticas, personales y cósmicas de la vida están, todas ellas,
experimentando nuestras Iglesias locales, así también la confianza integradas (bajo la mirada de los dioses). Los expertos en las diversas
que el pueblo cristiano deposite en su experiencia (ancestral) local esferas de esta empresa hacen que aumenten las posibilidades de
indicará seguramente el camino hacia adelante. que la comunidad y el individuo vivan así una vida integral. El
En Nigeria, y generalmente en toda África, el fenómeno de la bús- encuentro entre el cristianismo y la modernidad no logró satisfacer el
queda de seguridad o del bienestar integral ha adquirido hoy día pro- vivo anhelo de los africanos por un bienestar integral.
porciones sin precedentes. Los cristianos de todas las denominacio-
La "especialización" a que ha llegado el Occidente, y que está
nes, los musulmanes y los que practican la religión tradicional se
animada por la Ilustración y el Cartesianismo, se mueve hacia el ais-
apiñan para acudir a los centros de curación (católicos, aladuras,
lamiento y la separación. Se afirma la autonomía de cada disciplina,
musulmanes o tradicionales). Los problemas que los impulsan a acu-
con la total independencia de las demás esferas del empeño
dir a tales centros son bastante variados: enfermedades de todas cla-
humano. La secularización limita la práctica religiosa (el cristia-
ses, infecundidad, temor a las artes de brujería o de hechicería, el
nismo) a una esfera particular de la vida humana.
deseo de prosperar en los negocios, el temor a las bandas armadas
de ladrones y a las sociedades secretas, etc. Los extensos beneficios Los cristianos africanos viven así un conflicto predecible. El pro-
de la vida moderna (tecnología occidental, educación y medicina) y blema no es sólo cómo convertir una religión de salvación (el cristia-
la enseñanza insistente del cristianismo son incapaces de detener esa nismo) en una religión de estructura, sino también cómo lograr que
afluencia multitudinaria a los centros de sanación. Las estructuras los beneficios de la modernidad se obtengan dentro de una visión
para dar respuesta a esta hambre de bienestar integral se apoyan en holística (o integral) del universo. La solución cristiana popular de
la tradición autoritativa de la experiencia. Este movimiento podría África es que la fe en Cristo trae sanación (cristo-terapia). Para
interpretarse acertadamente como religión folclórica. Sin embargo, decirlo con otras palabras: el garante de la seguridad, el ancla que
por la experiencia que adquirimos sobre el terreno," parece que esta- asegura la armonía en el cosmos (Dios-Cristo) ha de sanar tanto los
mos presenciando no sólo una religión folclórica sino también la cuerpos como los espíritus. La sanidad y la medicina funcionan bajo
preferencia por un marco para explicar la realidad: un marco que los ojos de Dios-Cristo (integración). La modernidad y la religión son
difiere del marco cristiano aceptado comúnmente. Ese marco, complementarias.
La decisión de muchos africanos de buscar la integración en su
" Healing and Exorcism - The Nigerian Experience. Acts of the 1 st Missiology mundo es una manera de insistir en que la vida en el cosmos, en vez
Symposium of the Spiritaan International School of Theology, Enugu, 1 8 a 20 de
mayo de 1989 (de inminente publicación); E. M i l i n g o , The World in Between,
Daystar (Ibadán 1986); M. P. Hegba, Sorcellerie et Priére de Délivrance, Présence '• E. M. Zeusse, Ritual Cosmos. The Sanctification of Life in African Religions,
Africaine (París 1982). Ohio University Press (Athens, Ohio 1973), pp. 3s.

36 Concilium 1/36 Concilium 1/37 37


ELOCHUKWU E. UZUKWU NACIMIENTO Y DESARROLLO DE UNA IGLESIA LOCAL

de moverse hacia la separación o el aislamiento de los niveles y respuestas propuestas por pastores valientes y carismáticos siguen
componentes, se mueve hacia la relación y la armonía. Esta ense- todavía sin coordinación y no sobrepasan el nivel local. Cada pastor
ñanza se obtiene de la experiencia ancestral. Como marco viable tiene sus propias experiencias. Y no faltan los abusos. Un liderazgo
para la interpretación de la realidad actual, esa experiencia se man- reformado de la Iglesia, que sintonice con los problemas del con-
tiene abierta a la crítica (e incluso a la contradición) que la nueva texto, tendrá que dirigir su atención a este hambre de bienestar inte-
situación pudiera formular. Actualmente, lo que aparece con mayor gral. El compromiso de inculturación debe aplicarse a todas las
relieve en la mente de las gentes de África es la necesidad del bie- dimensiones de la vida. El principio rector habrá de ser el bienestar
nestar integral de la humanidad (tanto hombres como mujeres). La integral de la humanidad, realizado en cada uno de los contextos. La
autoridad de la experiencia ancestral conserva su vigor en medio de reflexión teológica que se centre en el bienestar integral de los hom-
un mundo en transformación. bres y las mujeres, tendrá que utilizar este marco para reinterpretar
toda la experiencia cristiana, y habrá de proponer maneras de lle-
Muchos cristianos comprometidos creen que no es necesario varla a la práctica en los diversos sectores de la vida de la sociedad
retornar a la religión ancestral para vivir una vida integral. La prác- africana contemporánea. Así el vigor del mensaje de Cristo estimu-
tica de su vida recalca que ese núcleo de la experiencia ancestral es lará la vida africana actual por hallarse en consonancia con el ham-
una visión universal del hombre que puede expresarse en cualquier bre que África siente de bienestar integral.
tradición religiosa, incluido el cristianismo. La fe en Cristo, lejos de
quedar menguada por la experiencia ancestral, queda complemen-
tada por ella. Los pastores que trabajan sobre el terreno, tratan de (Traductor: Constantino Ruiz-Garrido)
alcanzar a los cristianos que, confiando en su experiencia, se están
adelantando. En este punto crucial es donde la decisión de los cris-
tianos de confiar en su experiencia y de los pastores que se orientan
hacia el futuro se ven impulsados a modificar la práctica de su vida,
a fin de responder a la realidad de la vida cristiana en África, reali-
dad que yo considero como signo de esperanza para el cristianismo
en África.

Es importante insistir en que los laicos católicos ordinarios con


problemas normales de vida, en África, tomen la iniciativa para
resolver los problemas de su vida. Los pastores que aprenden de las
experiencias, tienen el privilegio de volver a examinar de manera M O N O C RAFIAS/LIBROS
práctica el sentido de la salvación en Cristo para las masas de cre- 1. Liturgy, Truly Christian Truly African, Gaba Publications, Spearhead 74
(Eldoret 1982), 70 páginas (se ha publicado una edición revisada).
yentes africanos. Por ejemplo, el Hno. G. Ikeobi (Nigeria) no sólo ha 2. Edición colectiva: Religión and African Culture. I: Inculturation - A Nigerian
desarrollado una liturgia de sanación sino también rituales de paz Experience, SNAAP Press (Enugu 1988), 208 páginas.
entre aldeas hostiles, rituales para contratos entre socios mercantiles, Algunos artículos:
rituales de purificación después de suicidios, y muchas cosas más. 3. Food and Drink in África and the Christian Eucharist, "AFER" 22 (6, 1980),
pp. 370-385, 398; "Bulletin of African Theology" II (4, 1980) 171-187.
Los Hnos. E. Ede (Nigeria) y M. Hebga (Camerún), el obispo Milgino 4. Igbo World and Ultimate Reality and Meaning, "Ultímate Reality and Mea-
y muchos otros dedican la mayor parte de su tiempo a lograr que los n i n g " 5 ( 3 , 1982), pp. 188-209.
cristianos respondan dentro del contexto a los problemas "normales" 5. Inculturation of Eucharistic Celebration in África Today, "African Christian
de la vida. De esta manera, los problemas normales del contexto son Studies" 1 ( 1 , 1985), pp. 13-27.
un reto para la fe cristiana aceptada, y exigen respuestas adecuadas. 6. Litúrgica! Creativity in Igbo Christian Communities, "Cahiers des Religions
Africaines" XX-XXI (nn. 39-42, 1986-1987), pp. 523-534.
7. Church-State Relations in the Early Church and the Crisis facing the Christian
En general, la experiencia de los diversos grados de alienación que Church in Nigeria, "Bulletin of Ecumenical Theology" 2 ( 1 , 1 9 8 9 ) , pp. 31-45.
se ha producido entre los católicos practicantes de África, es una rea- 8. African Cultures and the Christian Liturgy, "West African Journal of Eccesias-
lidad de la que la Iglesia no puede sencillamente desentenderse. Las tical Studies" 2 ( 1 , 1990), pp. 59-83.
9. African symbols and christian litúrgica! celebration, "Worship" 62 (2, 1991),
pp. 98-112.

38 Concilium 1/38 Concilium 1/39 39


IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL ÁFRICA DE LENGUA PORTUGUESA

Francisco Joao Silota*


En segundo lugar, el tema me llena de perplejidad, porque, como
IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL ÁFRICA puede verse en la cita que hice más arriba, ha habido cierta ambi-
güedad en la actividad de la Iglesia en las antiguas colonias portu-
DE LENGUA PORTUGUESA
guesas. Por eso, a quien desee exponer las cosas tal y como sucedie-
ron, se le podría acusar de resentimiento y de tendencia a criticar las
cosas del pasado. Pero no es mi intención hacerlo.

En tercer lugar, para que se me entienda bien, tendré que exponer


algunos antecedentes sobre el tema, aunque sólo sea brevemente.
1. Con arreglo a lo que nos enseña la historia, el África de lengua
francesa estuvo en contacto con el mensaje evangélico desde la pri-
mera mitad del siglo XV.2 Sin embargo, hasta la segunda mitad del
siglo XVI no comenzó una especie de evangelización sistemática de
la antigua África portuguesa, siendo los jesuítas los pioneros, particu-
larmente en Angola y Mozambique .5
uestra vocación misionera Después de un largo período en el que hubo diversas crisis, la
'de propagar la fe y el imperio' continúa en ultramar".'
labor de evangelización volvió a ganar terreno a fines del siglo
Desearía comenzar reconociendo que el tema es muy amplio, pasado. Pero no logró su impulso definitivo sino con el Concordato y
tanto por su extensión geográfica como por su contenido. Geográfi- el Acuerdo Misionero concertado en 1940 entre Portugal y la Santa
camente, porque abarca todos los países de lengua portuguesa de Sede.
África. Y, por su contenido, porque habrá que mostrar todo lo que la
Iglesia ha venido haciendo en los diversos aspectos de la vida social 2. A tenor del Concordato y del Acuerdo Misionero, el estado no
de aquellos países: religión, enseñanza, salud, cultura, economía, sólo reconocía sino que además garantizaba la libertad de la Iglesia
etc. Eso no puede hacerse en un artículo de tan sólo diez páginas en su terreno apostólico.4 Sin embargo, hubo algo así como un arre-
mecanografiadas. Por este motivo hablaré en términos muy genera- glo de do ut des en todo ese acuerdo. Porque, mientras que por un
les, refiriéndome de manera especial a Mozambique. lado a la Iglesia se le concedían todos los honores y privilegios, ella
se veía condicionada por otro lado al ejercicio de algunas de sus
actividades específicas. Existían, por ejemplo, los artículos 9 y 10 del
Estatuto Misionero que estipulaban que los obispos residenciales, el
* FRANCISCO JOÁO SILOTA. Después de licenciarme en Misionología en la univer-
sidad Gregoriana en 1983, hice durante algunos meses un curso de contabilidad vicario general, el administrador apostólico y las personas al frente
en Friburgo (Suiza). Luego, en septiembre de 1984, fui enviado como misionero a de cualquier institución de la Iglesia fueran ciudadanos portugueses.
Tanzania. Más aún, no se podía efectuar ningún nombramiento de arzobispo u
En 1988 me pidieron que regresara a la patria para desempeñar el cargo de obispo sin consultar al estado, el cual debía ver si había algo que
obispo auxiliar de la archidiócesis de Beira. Finalmente, el 6 de enero de 1991
pasé a desempeñar el cargo de obispo residencial de la nueva diócesis de Chi- objetar políticamente.5 A pesar de todo ello, el acontecimiento del
moio. Concordato y del Acuerdo Misionero originaron un nuevo impulso
Con respecto a la bibliografía, aparte de los trabajos que escribí para la obten- misionero. En primer lugar, porque se modificó la jerarquía eclesiás-
ción del grado de bachiller en Sagrada Teología y de "Magister A r t i u m " en el
"Missionary Institute" de Londres, y para el grado de licenciatura en Misionología
por la universidad Gregoriana, no he escrito nada más que merezca mencionarse.
2
Dirección: Casa Episcopal, C.P. 4 6 1 . Chimoio (Mozambique) Henrique P. Rema, Historia das Missóes Católicas da Guiñé, Braga 1982,
p. 12.
1 3
Cita tomada de Gripekoven, Mozambique, une Eglise, Signe du Salut... Pour A. Da Silva Regó, Licóes de Missionologia, Lisboa 1961, pp. 273, 296.
qui?: "Archives of the Generalate of the Missionaries of África", Roma 1973, p. 4
Artículo 1 5 del Acuerdo Misionero, del 7 de mayo de 1940.
95. 5
Artículo 7 del citado Acuerdo.

40 Concilium 1/40 Concilium 1/41 41


FRANCISCO JOAOSILOTA IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL ÁFRICA DE LENGUA PORTUGUESA

tica en todas las antiguas colonias portuguesas. Guiñé fue separada tiempo para que se confirmara aquel dicho popular de que "el poder
de la diócesis de Santiago de Cabo Verde y se convirtió en misión sui corrompe". Al verse investidos de tales privilegios y honores,
iuris. Angola y Mozambique se elevaron a la categoría de provincias muchos misioneros, especialmente portugueses, que querían mostrar
eclesiásticas, creándose tres diócesis en cada una de ellas.6 Después, su agradecimiento a un estado tan "magnánimo", tratarían de recon-
este mismo factor contribuyó también notablemente al envío a esos ciliar lo que el evangelio ha declarado que es incompatible (Mateo
países de equipos misioneros procedentes de diversos institutos reli- 6,24). Quisieron servir a dos señores, siendo agentes de la propaga-
giosos. ción de la fe y del imperio.

El patriarca de Lisboa, el que más tarde sería el cardenal Cerejeira, "Ahora bien, cuando difundimos la fe, sentimos el deseo concomi-
con entusiasmo triunfalista por el asunto del Concordato, y quizás tante de difundir también el imperio, porque nos interesa todo lo que
sin prever sus consecuencias negativas, dijo estas palabras: contribuya al desarrollo y progreso de esta colonia, cuando encende-
mos en las almas el fuego sagrado del amor a Dios y del amor a la
"Hasta este día la Santa Sede no había firmado un Estatuto tan patria".9
extenso y trascendente acerca del régimen misionero (...). La persona
que haya sentido el entusiasmo del ajedrez colonial y, especialmente 3. Esta actitud, evidentemente contradictoria, fue desde entonces
si es un alma cristiana, haya sentido la responsabilidad de la salva- el motivo práctico y general que guió a buen número de misioneros
ción de las almas indígenas, tal como se decía en el siglo XVI, que portugueses. Desde luego, esto se puso en práctica como un legado
han de ser ganadas (conquistadas) para Cristo y para la Iglesia, sabrá de los primerísimos días de los descubrimientos portugueses, como
comprender la trascendencia del Acuerdo que acaba de firmarse. vemos por la grandiosa epopeya portuguesa "Os Lusiadas". En ella,
Nuestra vocación misionera 'de propagar la fe y el imperio' continúa Luis de Camoes, al cantar las maravillas de Portugal, dice literal-
en ultramar".7 mente: "difundiendo la Fe y el Imperio". ,n Así, muchos misioneros
portugueses en los dominios de ultramar se consideraron a sí mismos
Uno se pregunta cómo es posible que ni la Santa Sede ni el
como portadores de la civilización portuguesa y del mensaje evan-
Patriarca de Lisboa vieran el peligro que se encerraba en todo esto. El
gélico. Y lo que causa mayor asombro todavía: con mucha frecuen-
estado, aprovechándose de la ventaja que había conseguido sobre la
cia, algunos misioneros dieron prioridad a la difusión del imperio.
Iglesia, formularía con la mayor naturalidad, unos meses más tarde,
Creyeron que las poblaciones de los dominios de ultramar tenían
la siguiente declaración:
que asimilarse primero el estilo de vida portugués, a fin de recibir el
"Las misiones católicas portuguesas de ultramar se consideran mensaje evangélico imbuido en la cultura portuguesa.
como instituciones de gran utilidad imperial y de magno alcance
civilizador".8 "Habrá que crear escuelas destinadas a enseñar a los nativos a
hablar portugués y a rezar como rezan los portugueses.
Gracias a este artículo del Estatuto Misionero, que fue aceptado
también por la Iglesia, se reveló toda la intención del gobierno portu- Las escuelas podrán ser fijas o móviles, según lo crea más conve-
gués que se encerraba detrás del Concordato y del Acuerdo. Estos niente el administrador para la difusión de nuestra lengua y de nues-
instrumentos jurídicos proporcionaron a la Iglesia toda clase de privi- tra religión.
legios políticos, a fin de utilizarla más tarde para fines imperiales. En
este punto, parece que el régimen de Salazar se dio cuenta clara- Los gastos de estas escuelas serán atendidos con cargo al fondo de
mente de que nuestra Santa Madre Iglesia está integrada por seres asistencia a los nativos en concepto de 'difusión de la lengua portu-
humanos y, como tales, corruptibles. No tuvo que pasar mucho guesa y de la religión del pueblo portugués'"."

6 9
Bula Sollemnibus Conventionibus, de 1940. Cita tomada de Henrique P. Rema, op. cit., p. 527.
7 ,D
Cripekoven, op. cit. Luis de Camoes, Os Lusiadas, canto primero, verso 2.
B 11
Estatuto Missionário: Decreto ley N e 30.207, del 5 de abril de 1941. Henrique P. Rema, op. cit., p. 540.

42 Concilium 1/42 Concilium 1/43 43


FRANCISCO JOAO SILOTA IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL ÁFRICA DE LENGUA PORTUGUESA

Vemos por todo esto que los nativos tenían que llegar a una asimi- Por eso, la atmósfera general era la de una Iglesia portuguesa. De ahí
lación espiritual, cultural, socio-económica, moral y religiosa. las palabras del difunto presidente Samora:
Mediante esta colaboración entre la Iglesia y el estado, las poblacio- "La religión, y en particular la Iglesia católica, ha contribuido en
nes de las colonias tenían que perder su propia identidad y autentici- buena parte a la alienación cultural y humana del hombre mozambi-
dad, a fin de recibir enseñanza escolar y hacerse cristianos. Esto sig- queño, hasta convertirlo en instrumento sumiso y objeto de explota-
n i f i c a , d i c h o en otras palabras, q u e la Iglesia de Portugal debía c i ó n , a fin de paralizar, en nombre de la resignación cristiana, toda
perpetuarse impecablemente en aquellas partes del mundo que tie- manifestación de resistencia. He ahí el patrimonio que tenemos hoy
nen un genio c o m p l e t a m e n t e diferente. "¡Enseñar a los nativos a día. U n p a t r i m o n i o de miseria, de retraso e c o n ó m i c o y social, de
rezar c o m o rezan los portugueses!". Este absurdo religioso demos- enfermedad, desnudez, hambre, ignorancia, todo lo cual son los fru-
traba, en opinión del difunto Patriarca de Lisboa, la responsabilidad tos pródigos del árbol, denominado explotación, que creció y vivió
que sentían los portugueses por la salvación de las almas de los nati- íntimamente unido con el c o l o n i a l i s m o " . "
vos. A éstos había que " c o n q u i s t a r l o s " para Cristo por todos los
medios. Ese Cristo, que nunca obligó a nadie por la fuerza a ser su Este es el cuadro que la gente se ha formado de la Iglesia católica
discípulo, ¿cómo iba a aceptar a aquellos nativos que se le sometían en M o z a m b i q u e y, desde luego, también en otras antiguas colonias
por la fuerza? Pero, c o m o los portugueses, en palabras del cardenal, portuguesas. Y, así, será fácil entender la actitud adoptada por el
tenían la "vocación misionera de propagar la fe y el i m p e r i o " , sen- nuevo gobierno, particularmente en Mozambique y Angola, en rela-
tían que tenían el deber de "conquistar las almas indígenas". Por ción con la religión en general:
tanto, era muy lógico que los nativos, una vez conquistados, tuvieran "La República Popular de M o z a m b i q u e es un estado laico, en el
que vivir c o m o vivían los conquistadores. No contaba ya para nada que hay absoluta separación entre el estado y las instituciones reli-
el derecho que los nativos tenían a su propia cultura y a sus propias giosas".' 4
creencias.
Cualesquiera que hayan sido las verdaderas razones que conduje-
ron a los políticos a adoptar esta postura, ha sido la mejor solución,
Lo asombroso es que esta manera de pensar, respaldada por el
especialmente para la Iglesia. La historia ha demostrado suficiente-
Concordato, había echado tan profundas raíces en algunas mentes,
mente que, siempre que la Iglesia se ha vinculado demasiado estre-
que sus secuelas se dejan sentir todavía en la Iglesia, incluso después
chamente con los poderes gobernantes, sean civiles o militares, ter-
del concilio Vaticano II.
minó por estar al servicio de los mismos. La Iglesia no debiera volver
a cometer los mismos errores en los nuevos estados.
"Los argumentos teológicos de nuestra vocación misionera y las
líneas principalmente de nuestra acción pastoral entre los laicos a fin "La Iglesia ha h e c h o e x a m e n de sí m i s m a . H a e x a m i n a d o su
de implicarlos en la labor en favor de las misiones, son los siguientes: m i s i ó n c o n a r r e g l o al p l a n d i v i n o y su a c t i v i d a d m i s i o n e r a en
Los misioneros del Espíritu Santo son la vanguardia del imperio. Los Mozambique realizada en tiempos pasados. Reconoce que se ha lle-
misioneros portugueses marchan por las rutas de este ideal: llevar a vado a cabo una obra valiosa y también que se han cometido errores
Cristo hasta todo el mundo y decir a la gente lo que es Portugal". 12 y se han adoptado actitudes que no eran muy evangélicas... Animada
por un nuevo espíritu, la Iglesia se ha lanzado decididamente a la
4. Más o menos dentro de esta atmósfera tuvo lugar la indepen- búsqueda de nuevas formas en que pueda vivir el Evangelio más ple-
dencia del África portuguesa a comienzos de ios años setenta. Hay namente. Por esta razón nos decidimos por 'una Iglesia de base y de
que admitir, desde luego, que inmediatamente después del c o n c i l i o c o m u n i ó n , por una Iglesia-familia, con servicios mutuos, ofrecidos
Vaticano II hubo algunos movimientos hacia la final encarnación del gratuitamente, por una Iglesia que esté en el corazón mismo del pue-
Evangelio en las realidades locales. Pero esos movimientos constitu- blo, y que éste la acepte c o m o suya, por una Iglesia bien inserta en
yeron una iniciativa tan tímida y escasa, que apenas si se dejó sentir.

" Datas e Documentos da Historia da Frelimo, Imprensa Nacional, 1975,


pp. 495-496.
12 14
Cripekoven, op. cit., pp. 110-111. Artículo 14 de la Constitución de la República Popular de Mozambique.

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FRANCISCO JOAO SILOTA IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL ÁFRICA DE LENGUA PORTUGUESA

las realidades humanas, y que desempeñe el papel de levadura en la que esa vida crezca cada vez más, para favorecer la iniciativa y la
sociedad'". 15 responsabilidad del pueblo de Dios en la e d i f i c a c i ó n de la iglesia
5. Lo que los obispos están haciendo aquí no es más que una reite- local. [Porque es un hecho que] la dinámica del mundo actual, que
ración de la d e c i s i ó n efectuada unos cuantos años antes en una rechaza la pasividad y está caracterizada por la corresponsabilidad,
Asamblea Pastoral N a c i o n a l , en la que estuvieron representados la participación y la iniciativa, es una invitación dirigida por el Espí-
todos los católicos romanos bautizados: obispos, sacerdotes, religio- ritu a la Iglesia para que se integre en este proceso.
sos y los laicos en general. Eso se llevó a cabo dos años después de "El crecimiento de comunidades en la espontaneidad y el discerni-
la independencia política. La Iglesia había tenido suficiente tiempo miento de lo que ellas necesitan, las conducirá al descubrimiento del
para experimentar la nueva situación y para comenzar a cuestionarse valor de los ministerios, ayudándolas así a entender la novedad de lo
a sí misma seriamente. Y, así, la Asamblea se c o n c i b i ó c o m o una que se dice en el capítulo 12 de la Carta primera a los Corintios y la
oportunidad para una reflexión profunda y c o m o una búsqueda de importancia que ello tiene en la edificación de la c o m u n i d a d cris-
nuevos caminos de ser Iglesia, a fin de responder a las verdaderas tiana. Por este c a m i n o tendemos hacia una Iglesia ministerial que
aspiraciones del pueblo mozambiqueño. tenga c o m o fundamento a Cristo, el Siervo, y en la que cada m i e m -
"Cuando salimos de una Iglesia triunfalista, demasiado vinculada bro acepte su propia responsabilidad, en medio de una c o m u n i d a d
con los poderes c o n s t i t u i d o s , y entramos en una Iglesia s i m p l e y de servidores". 17
pobre, separada del estado, liberada de las falsas seguridades, preo-
Se piensa concretamente que esta participación de todo el pueblo
cupada por su renovación interna, sentimos que nos hallamos en el
de Dios en la e d i f i c a c i ó n de la Iglesia local i m p l i c a el r e c o n o c i -
camino hacia una Iglesia de base y de c o m u n i ó n , hacia una Iglesia-
miento y la aceptación de los carismas manifestados en los m i e m -
f a m i l i a , c o n servicios mutuos, ofrecidos gratuitamente, hacia una
bros, y seguidos por la correspondiente distribución de los servicios
Iglesia que esté en el corazón mismo del pueblo, y que éste la acepte
en beneficio de la c o m u n i d a d . Precisamente, " p o r ser m i e m b r o s ,
c o m o suya, que esté inserta en las realidades humanas y que desem-
p a r t i c i p a n de una c o m ú n d i g n i d a d por su n u e v o n a c i m i e n t o en
peñe el papel de levadura en la sociedad". 16
Cristo" (LG 32).
La Asamblea Pastoral Nacional de 1977 significó el gran giro deci-
" A u n cuando algunos, por voluntad de Cristo, han sido constitui-
sivo de la Iglesia católica en M o z a m b i q u e . De una actitud de ambi-
dos d o c t o r e s , dispensadores de los misterios y pastores para los
güedad y de cierta c o m p l i c i d a d c o n el g e n o c i d i o c u l t u r a l de los
demás, existe una auténtica igualdad entre todos en cuanto a la dig-
dominados, la Iglesia pasa a estar firmemente al lado de los débiles y
nidad y a la acción común a todos los fieles en orden a la edificación
de los pobres. De la Iglesia preocupada por mantener la expresión
del Cuerpo de Cristo (LG 32)".
religioso-cultural de los portugueses, se pasa a la Iglesia vuelta de
lleno hacia la realidad l o c a l . Está c o m e n z a n d o a tomar f o r m a el 6. En esta atmósfera de las comunidades cristianas es donde los
embrión de una nueva era. Hay que concebir una nueva eclesiolo- miembros tratan de edificar una Iglesia-familia cuyo nacimiento se
gía. Pero ¿dónde se podrá encontrar la matriz ideal para esta impor- espera, una Iglesia con un mensaje evangélico que tenga sentido
tante realidad? Si va a ser algo que tenga sentido para el p u e b l o para el p u e b l o africano de habla portuguesa. Hay que a d m i t i r l o :
m o z a m b i q u e ñ o , tendrá que ser algo que se f o r m e y nazca en una desde la celebración de la Asamblea Pastoral Nacional en M o z a m b i -
atmósfera de sencillez análoga a aquella en que el " V e r b o " se hizo que, toda diócesis, toda parroquia y cada una de las pequeñas c o m u -
carne y nació. nidades han hecho todo lo que estaba de su parte para superar la
alienación social, religiosa y cultural que duraba ya tanto tiempo.
I sle hecho nos conduce a dar nuevo impulso a la obra de suscitar,
.mim.ir y fomentar la vida de pequeñas comunidades, de tal manera "Es un hecho. Nos damos cuenta de que las comunidades cristia-
nas están creciendo en todas las diócesis, especialmente desde que

' < .IIÍ.I l'.tsltiitil </o.s HinfMs Católicos de Mozambique, del 25 de abril de 1980,
.i, l ,
Swiitlilplri Nrtí hin.il ifc Pastoral, Beira, septiembre de 1977, n° 1. 17
1bfd., nn. 2 y 8.

Concilium 1/46 Concilium 1/47 47


FRANCISCO JOAO SILOTA IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL ÁFRICA DE LENGUA PORTUGUESA

se celebró la Asamblea Pastoral Nacional; los laicos asumen cada "Convencidos de que el proceso revolucionario que se está reali-
vez más sus propias responsabilidades en la vida de las comunidades zando en el país incluye los valores positivos de procedencia evan-
y en el ejercicio de los ministerios que se les han confiado. Observa- gélica, los cristianos, como ciudadanos de pleno derecho, deben
mos también en todos y cada uno el deseo de profundizar en la fe y consagrarse a las diversas tareas de la reconstrucción nacional (GS
dar testimonio de ella, incluso a costa de riesgo y sacrificios".18 11), como la lucha contra el hambre, la enfermedad, la ignorancia,
Esta es precisamente una de las fases concomitantes de la lucha. El la miseria, etc., haciéndose cargo de la responsabilidad que les
hecho de que los laicos se hagan cargo de sus responsabilidades es incumbe en la tarea de crear una sociedad en la que no existan desi-
una señal magnífica, pero no es la prueba final que nos asegure que gualdades".20
en el futuro el resultado va a ser positivo. Desde luego, el deseo de
Así que la Iglesia no se preocupa ya únicamente de la "salvación
profundizar en la fe es ya medio camino. Pero no se puede profundi-
de las almas", sino del bienestar íntegro de cada uno de los seres
zar realmente en la fe, mientras el pueblo no sea capaz de expresarla
humanos y de toda la sociedad. La Iglesia no puede quedarse indife-
en sus propias categorías. De ahí la importancia de iniciar a la gente
rente ante los sufrimientos de las personas que están muriéndose de
para que ellos, al mismo tiempo que traten de superar su alienación,
hambre; ante los sentimientos de quienes se sienten humillados en su
trabajen duro para hallar la esencia del mensaje evangélico y
desnudez; ante los que están siendo víctimas de toda clase de explo-
encuentren nuevas maneras de expresarlo que estén más en conso-
tación por su ignorancia o por su temor, que no son atribuibles a
nancia con su manera de ser. Tan sólo entonces podremos hablar
ellos; o ante los que se sienten desgarrados psicológicamente por
con optimismo de encarnación de la fe.
una guerra cuyas causas ellos jamás conocieron, y entre cuyas con-
"El intercambio de experiencias entre las comunidades y las dió- secuencias se cuenta la pérdida de vidas inocentes. Lejos de todo
cesis contribuye en buena parte a la comunión y encarnación de la eso, la Iglesia trata de estar presente, lo más que puede, en todas esas
Iglesia en este país".'9 situaciones. Y, precisamente con esta intención, la Iglesia de toda la
7. La Iglesia ¿se halla realmente encarnada en Mozambique y en antigua África portuguesa se ha decidido a entablar diálogo con las
alguna parte del África de lengua portuguesa? Es difícil responder a autoridades gubernamentales y con todas las personas de buena
esta pregunta, a pesar de que parece tan sencilla. Porque todo voluntad, para ver de qué manera podrán colaborar mejor en la tarea
depende de lo que entendamos por encarnación. Si entendemos por de aliviar la miseria general que está asolando a los países.
ella una total inserción en el ambiente humano, con todas sus impli-
caciones, entonces yo me inclinaría más bien a dar una respuesta 8. Está bien claro que la Iglesia se halla utilizando todos los
negativa. Tanto la Iglesia como el mensaje que ella predica distan medios a su alcance para servir al pueblo en toda su integridad. Está
aún mucho de tal encarnación. Si entendemos más bien por encar- haciendo lo más que puede para hacer suyos "los gozos y las espe-
nación el aspecto de un proceso, entonces la respuesta será -¡qué ranzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo,
duda cabe!- positiva. Porque, como ya vimos antes, desde la cele- sobre todo de los pobres y de cuantos sufren" (GS 1). En Mozambi-
bración de la Asamblea Pastoral Nacional, se vienen desarrollando que, por conducto de la Comisión Nacional de Caritas, la Iglesia
esfuerzos en todo el país por integrar a la Iglesia en la realidad efec- viene contribuyendo en buena parte a los proyectos agrícolas enca-
tiva. La Iglesia no debe mantenerse apartada, al margen de la situa- minados a aliviar el hambre. Viene proporcionando material escolar
ción revolucionaria en que se encuentra el país mismo. La Iglesia, para que disminuya la ignorancia. Facilita medicinas a los hospitales
l.into en Mozambique como en otros países africanos de lengua por- para luchar contra las enfermedades. Más todavía: desempeña vale-
liiKiicsii, viene tratando de participar activamente, de manera que rosamente su función profética, denunciando las injusticias y defen-
•.di propia de su misión, en la reconstrucción de las nuevas nacio- diendo los derechos humanos, especialmente por medio de cartas
nes, y iinim.i .1 cada uno de sus fieles a que haga lo mismo. pastorales.21

Tenemos que confesar, por tanto, que en el terreno social, econó-


"' lt>*lt<wtml).ii ,i Fé em Liberdade, Carta Pastoral dos Bispos Católicos de
1
tiiiHllilili|iir. i l f l I de diciembre de 1978, n s 2 .
'il.i.l Assembleia Nacional de Pastoral, n° 20.

|M Concilium 1/48 Concilium 1/49 49


IGLESIA Y SOCIEDAD EN EL ÁFRICA DE LENGUA PORTUGUESA
FRANCISCO JOAO SILOTA

mico e incluso pastoral, la Iglesia está obrando maravillas en toda la Como era de esperar en personas que durante años habían sufrido
antigua África portuguesa. Sin embargo, hemos de admitir también una alienación cultural y una colonización político-religiosa, el ata-
que este enorme esfuerzo de la Iglesia no es suficiente en sí mismo que táctico sufrido no encontró fuerte resistencia. La asociación se
para la encarnación y el crecimiento del Evangelio en esos países. La fue debilitando poco a poco, y actualmente ha desaparecido casi de
Iglesia tiene que enfrentarse con otro aspecto, que es quizás el más la escena.
difícil y el que exige más paciencia: el aspecto religioso-cultural. No USAREMO, además de ser un medio de apoyo mutuo, fue princi-
basta con traducir la liturgia romana, con celebrar con ornamentos palmente un órgano para el estudio y la reflexión acerca de las reali-
de fabricación casera y acompañar la liturgia con himnos locales y dades de M o z a m b i q u e . Fue, desde luego, una prometedora cabeza
con instrumentos musicales del país, para creer que el culto d i v i n o de puente para la inculturación del mensaje evangélico en el país. En
ha llegado realmente a encarnarse. La t r a d u c c i ó n de la Biblia y la realidad, las tareas, c o m o vimos ya anteriormente, se habían distri-
enseñanza de la catequesis en las lenguas locales es ya, ¡qué duda buido entre las regiones. A la región septentrional, por ejemplo, se le
cabe!, un gran paso. Pero este paso no significa necesariamente que había confiado el estudio de la "antropología africana y de la socie-
el mensaje evangélico se halle encarnado o inculturado. La encarna- dad m o z a m b i q u e ñ a " . 2 1 Las cosas, pues, h a b í a n c o m e n z a d o a
ción o la inculturación no es cosa que se pueda hacer a flor de piel. moverse. ¡Pero ahora el interés quedaba en manos de "amateurs"!
Es algo mucho más profundo y que exige muchas más cosas. Por eso,
a menos que se tome en serio la tradición religiosa local y se tenga 10. En una situación como ésta, ¿qué podremos decir acerca de la
en cuenta debidamente toda la cultura local y se la haga dialogar realidad de la Iglesia en la antigua África portuguesa? A l g o se ha
con el Evangelio, la Iglesia no se habrá encarnado nunca y, menos dicho ya sobre todo esto, sobre todo cuando se quiso responder a la
aún, habrá quedado inculturado el mensaje de su misión. pregunta de si la Iglesia estaba encarnada o no en esos países. Bas-
tará decir aquí que hay buena voluntad para convertir a la Iglesia en
En M o z a m b i q u e se a b r i g ó a l g u n a e s p e r a n z a a este r e s p e c t o , una realidad africana, capaz de responder a las profundas aspiracio-
cuando, con ocasión de la independencia, los sacerdotes y religiosos nes de los ciudadanos en cuestión. No cabe duda de que habrá aún
locales lograron crear una especie de asociación religiosa d e n o m i - que eliminar obstáculos. No obstante, todas las señales parecen indi-
nada USAREMO (Uniao dos Sacerdotes e Religiosos M o c a m b i c a - car que la gente está decidida a superar los obstáculos.
nos). Su f i n a l i d a d estaba bien clara, al menos para los m i e m b r o s :
"Salvaguardando la pluralidad y el carisma propio de cada Instituto y Esperemos que esa buena voluntad sea señal de una búsqueda fiel
sin interferencias en la vida privada de los Institutos religiosos, la y perseverante, que haga que se ajuste plenamente a la realidad la
USAREMO tiene como finalidad propia UNIR, mediante reuniones y afirmación de los obispos de M o z a m b i q u e , en su informe dirigido a
otros medios adecuados, a todos los eclesiásticos mozambiqueños, la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos:
hermanos y hermanas (...)". "A cada región se le confiará una tarea
"Somos conscientes de nuestra obligación pastoral de hacer que
de estudio e investigación, que se pondrá al servicio de la Conferen-
esta Iglesia local sea más africana, sin privarla por ello de ser plena-
cia Episcopal y de la Iglesia de Mozambique". 2 2
mente cristiana y católica". 24
9. Por desgracia, esa fuerte c o n c i e n c i a c i ó n se sintió c o m o una
amenaza por parte de los que se habían acostumbrado a ser m o z a m -
biqueños sumisos. Utilizando la vieja política, ya conocida, surgie- (Traductor: Constantino Ruiz-Garrido)
ron algunos especialistas en "teología (¿ideología?) socio-eclesial"
que etiquetaron a la USAREMO de racista, acusándola de ser al fin
de cuentas una fuente de sincretismo religioso y de carecer de u n i -
versalismo cristiano.

23
Ibíd.
24
21
Véanse las cartas pastorales de la Conferencia Episcopal. Relatório da Conferencia Episcopal de Mozambique á Sagrada Congr. Evan-
22 gelizado dos Povos, de 1982, II, 3.
Estatutos da USAREMO; de 2 de febrero de 1975, nn. 2 y 5.

50 Concilium 1/50 Concilium 1/51 51


SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLÁMICA

Henri Teissier*
ejemplo, a Nigeria (40% de musulmanes, o sea, al menos 40 millo-
SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLÁMICA nes de personas), Tanzania (30%), Costa de Marfil (de 25% al 30%),
Camerún (15%), Benín (15%). De hecho, la mayor parte de los paí-
ses africanos cuenta con una población musulmana. Los Lineamenta
han tenido en cuenta este hecho, introduciendo en el capítulo 3
sobre el diálogo una exposición que desarrolla el problema de la
relación con el Islam y con los musulmanes (n. 62 a 68).
No se trata aquí de analizar el contenido de las proposiciones que
se hacen en los Lineamenta sobre este tema. Me gustaría simple-
mente mostrar que existe una manera de ser "Iglesia en una sociedad
islámica", es decir, de llevar la responsabilidad del Evangelio y del
testimonio evangélico a las relaciones con el Islam y con los musul-
manes. En efecto, no puede decirse que todas las comunidades cris-
Relación con el Islam y con los musulmanes en la perspectiva tianas de las zonas con gran presencia musulmana se hayan plantea-
del Sínodo africano do de veras la cuestión de su responsabilidad en la evangelización
de las relaciones con el Islam.' Muchas Iglesias están demasiado
ocupadas en la catequización de los cristianos procedentes de la reli-

E
H ^ H I Sínodo africano afecta, por
definición, a todo el continente. Esto indica el lugar que ha de ocu-
gión tradicional africana, en la construcción de las estructuras nece-
sarias para la vida de una joven comunidad cristiana y su incultura-
ción, para poder emplear tiempo y recursos en una verdadera
relación con el Islam y con los musulmanes. Pero no se puede margi-
nar este aspecto de la misión de la Iglesia en África, si se quiere res-
par en él la relación de la Iglesia con el Islam. En efecto, al menos la ponder al objetivo del Sínodo: "La Iglesia en África y su misión evan-
tercera parte de los habitantes de África son musulmanes. Es verdad gelizadora".
que los países totalmente musulmanes, o al menos con una inmensa
El Sínodo ha de ser la ocasión para que las Iglesias de África verifi-
mayoría de musulmanes, están situados casi todos en el África árabe,
quen su fidelidad a su misión, reflexionando juntas en los diversos
o en la región limítrofe del Sahel. Pero también otros países, en el
aspectos de su responsabilidad. Cada una de las Iglesias particulares
golfo de Guinea o en el África oriental, tienen grupos humanos
debe sentirse invitada a comunicar su propia experiencia con las
musulmanes ¡guales o casi iguales a los de cristianos. Citemos, por
demás. Por eso, en las líneas siguientes haremos una presentación de
la situación de la Iglesia en Argelia, desde ese punto de vista particu-
*HENRI TEISSIER nació en Lyón el 21 de julio de 1928. Después de licenciarse en
Letras (Rabat) y en filosofía (Sorbona), estudió teología en el Instituto Católico de lar que es su concepción de la relación con el Islam y con los musul-
París (1944-1955). Obtuvo en la sección de Lenguas Orientales un diploma en manes. Algo semejante podría decirse de las otras Iglesias del
árabe y se especializó luego en Ciencias Islámicas en el Instituto Dominicano de Magreb, sobre todo en Túnez y en Marruecos, pero también, aunque
Estudios Orientales y en la Universidad del Cairo (1956-1958). Sacerdote de la en menor medida, de Mauritania o de Libia. Sin embargo, para
diócesis de Argel, adquirió la nacionalidad argelina y desempeñó las funciones de
secretario general de las Obras, y luego de director del Centro de lenguas y de
mayor simplicidad en la exposición, partiremos sólo de la situación
pastoral. Ordenado obispo de Oran en 1973, v o l v i ó a Argel como arzobispo argelina. No obstante, el objetivo de esta presentación sigue siendo,
coadjutor del cardenal Duval en 1 9 8 1 ; vicepresidente de Caritas Internacional
(desde 1979), presidente de la Conferencia Episcopal de África del Norte (desde
1982), miembro del Consejo del Secretariado del Sínodo (desde 1983), ha publi- 1
La comisión episcopal de las relaciones entre cristianos y musulmanes de la
cado numerosos artículos sobre el diálogo islamo-cristiano y la teología de la CERAO (África del oeste) manifiesta regularmente esta preocupación. Ha publi-
misión, así como dos libros: Eglise en Islam (Centurión, París 1984), La Mission de cado dos instrumentos interesantes para un conocimiento islamo-cristiano mutuo:
/'£g//se (Desclée, 1985). Connais-tu ton frére?, que presenta el Islam a los cristianos, y Fréres dans la foi au
Dirección: 13, r. Khélifa-Boukhalfa, Argel (Argelia). Dieu Unique (1988, 122 p.), para dar a conocer el cristianismo a los musulmanes.

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HENRI TEISSIER SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLÁMICA

no ya la exposición de la situación bastante peculiar de los cristianos fuera de Argelia y manteniendo lazos con su país de nacimiento,
en Argelia, sino la búsqueda de lo que puede significar "hacer Igle- están ligadas definitivamente a Argelia a través de sus esposos y de
sia" en un país islámico, o mejor dicho, de lo que puede ser la evan- sus hijos. Existe también, finalmente, un pequeño grupo de cristianos
gelización respecto al Islam y los musulmanes. argelinos, descendientes casi todos de familias que conocieron el
Evangelio durante el periodo de la presencia francesa. Se encuentran
en una situación difícil, si se tiene en cuenta el carácter musulmán
Las mínimas comunidades cristianas de Argelia en una sociedad de la sociedad. Pero, de hecho, han optado por quedarse en Argelia,
musulmana para ser el centro de esta "Iglesia-cristiana-de-la-Argelia-musul-
mana".
La Iglesia presenta en Argelia un aspecto desconcertante para
quienes la miran desde fuera.2 Casi todos los cristianos son extranje- En el Medio Oriente, en el África negra o en Asia existen cierta-
ros, procedentes de los países más diversos. Europa occidental o mente otros cristianos dispersos por ciudades y sociedades entera-
Europa del Este, Medio Oriente (sobre todo coptos), África negra mente musulmanas. El carácter propio de nuestra Iglesia de Argelia
(especialmente estudiantes). Todos estos bautizados no llegan en es precisamente que su núcleo permanente, el que da su orientación
total a 30.000 personas, en medio de un país de 25 millones de habi- a los demás, se concibe como formando una Iglesia para una socie-
tantes, todos ellos musulmanes. Sin embargo, hay una Iglesia-de- dad argelina musulmana. Los sacerdotes, religiosos y laicos "misio-
Argelia. En efecto, estas personas de paso encuentran en Argelia un neros" quieren definirse como cristianos en medio de los musulma-
núcleo de cristianos permanentes que les ayudan a hacerse con ellos nes y para los musulmanes. En otros países musulmanes, fuera del
cristianos-de-Argelia, por muy breve que sea su estancia en el país. Magreb, se puede encontrar a algunos cristianos que orientan su vida
en el sentido de una relación evangélica con el Islam.
Este núcleo permanente, que da de este modo a la Iglesia su rostro
y su vocación, está formado también de varios grupos. Están en pri- Lo que es realmente peculiar de la Iglesia de Argelia y de las
mer lugar los 1 70 sacerdotes y religiosos y las 400 religiosas. Es una demás Iglesias del Magreb es que la vocación a la relación con el
cifra considerable, comparada con la del número de cristianos. Pero Islam es la de toda la Iglesia local. Podría decirse, imitando el voca-
esos sacerdotes, religiosos y religiosas no están allí precisamente bulario de las congregaciones religiosas, que la Iglesia de Argelia
para el servicio de los cristianos; están allí por Argelia y para ayudar encuentra en esta relación con el Islam y con los musulmanes algo
a toda la comunidad cristiana a comprenderse y a situarse como "la así como su carisma fundacional y su razón de ser.
Iglesia-de-Argelia", país musulmán. Les ayudan en este esfuerzo
algunos centenares de laicos "misioneros", es decir, que han hecho
la opción de vivir en Argelia porque es ésa su vocación cristiana, aun Desde hace más de un siglo, en Argelia, los cristianos aprenden a
cuando tienen la posibilidad de irse a otro sitio, lo cual sería para hacer una Iglesia "para" los musulmanes
ellos, en el plano humano, una posibilidad de encontrar una situa-
ción más fácil de vivir y más segura profesionalmente. En el contexto que acabamos de describir, ¿cómo se han ¡do for-
jando los cristianos su propia idea de la Misión de su Iglesia? Para
A este grupo hay que añadir las esposas cristianas de argelinos responder, echemos una ojeada a la historia.' En 1868, el cardenal
musulmanes. Son varios millares, de nacionalidades muy diversas. Lavigerie fundaba en Argel a los Padres Blancos y a las Hermanas
Casadas con un argelino, sus hijos son argelinos. Aunque nacidas Blancas. Les daba como misión vivir entre los musulmanes, acudir a

I res obr.is pueden permitir un conocimiento más profundo del testimonio ' Se encontrará una presentación sintética de la historia de la Iglesia en Argelia
l u i l i i ul.it de l.i Iglesia en Argelia en las relaciones con el Islam y los musulmanes: y en África del norte, con varios capítulos consagrados al significado misionero de
/ c (.ildinal Diiv.il, evoque en Algérie; entretiens avec Marie Christine Ray, Le la fundación de los Padres Blancos y de las Hermanas Blancas y de las familias
i • •niiII li>ii, París I 9H4, 251 p.; H. Teissier, Eglise en Islam, Le Centurión, París del padre Foucauld, en la obra colectiva de la Iglesia de África del norte, De St.
r i l H , .' Id p ; /I'.I/I Sctttto, curé pied-noir et évéque algérien, Desclée de Brouwer, Augustin au cardinal Duval, chrétiens d'Afrique du nord du 2." siécle á nos jours,
l'ni'. l'l'H, .'l(,p, Desclée, París 1991.

I Concílium 1/54 Concilium 1/55 55


HENRI TE1SSIER SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLÁMICA

su escuela para aprender su lengua -el árabe, pero también en cier- lino musulmán. Pero siguiendo al cardenal Duval, al Padre Jean
tas regiones el berebere-, sus costumbres, los valores de la sociedad Scotto, que fue obispo de Constantina, a los padres jesuítas, a los
argelina y musulmana. Durante más de un siglo, estos misioneros, sacerdotes de la Misión de Francia, a un grupo de laicos decididos y
sacerdotes, hermanos o religiosas han estado viviendo entre los a otros muchos religiosos de diversas congregaciones, a laicos de la
musulmanes, como si éstos fueran su parroquia, visitando a sus fami- Acción Católica, del escultismo, del Secours catholique, e t c . , la
lias, fundando para ellos escuelas o centros de formación profesio- Iglesia de Argelia aprendió a llevar una acción solidaria de los argeli-
nal, animando a los grupos de jóvenes, todos ellos musulmanes. Las nos por la justicia y el respeto al ser humano, en una situación muy
Hermanas Blancas, por ejemplo en Kabilia, fundaron por los años 40 difícil, la de la guerra, las violencias, la tortura, los enfrentamientos
un movimiento juvenil para muchachas kabileñas (por tanto musul- entre la población europea y la musulmana. En este contexto brotaba
manas), llamado "La Colmena". Dentro de ese marco proponían a una tercera fuente para formar la experiencia pastoral de la Iglesia de
las jóvenes las mejores intuiciones del escultismo y de la acción Argelia, la del compromiso al lado de los musulmanes por la defensa
católica, pero sin referencia explícita al Evangelio. Lo mismo hacían del hombre .5
los Padres Blancos en grupos scouts musulmanes, sirviéndoles, de
alguna forma, de "capellanes", pero dentro del respeto a la identidad Finalmente, una cuarta fuente daría origen a la vida de nuestra
religiosa de los jóvenes musulmanes. Así se ha desarrollado en la "Iglesia para Argelia", en el momento de la independencia del país
Iglesia de Argelia la convicción viva de que se podía ser cristiano y (1962). En efecto, en unas cuantas semanas casi todos los cristianos
hasta misionero y, por tanto, realizar una acción de testimonio y de europeos, que vivían establecidos en Argelia desde hacía un siglo y
servicio en ambientes totalmente musulmanes y con unas personas quizá más, decidieron abandonar el país, renunciando a vivir en una
que querían seguir siendo musulmanas. sociedad musulmana. El núcleo permanente que antes mencioné fue
el único que permaneció en su sitio. Para todos ellos, la vocación
Vale la pena destacar otra fuente de la experiencia misionera de cristiana tomaba la misma orientación, que se podría resumir así:
nuestra Iglesia. Se trata de la vida del hermano Carlos de Foucauld, realizar con nuestros hermanos musulmanes la voluntad de Dios
cuyo testimonio entre las poblaciones musulmanas, primero en Beni sobre nosotros, cristianos y musulmanes, principalmente por medio
Abbés y luego en el Hoggar, entre los tuaregs, habría de servir de de empresas de formación del hombre y de desarrollo, pero también
modelo fundador, concretamente a las dos congregaciones de Her- simplemente en las relaciones de la vida cotidiana. Las congregacio-
manitos y Hermanitas de Jesús, nacidas las dos en Argelia por los nes religiosas que habían trabajado hasta entonces en el ambiente
años 1930-1940. Para los discípulos del padre Foucauld no se trata, europeo-cristiano vieron sus escuelas, sus dispensarios, sus talleres,
como para los Padres Blancos, de fundar obras de formación o de sus hogares de muchachas, sus jardines de infancia, totalmente ocu-
educación al servicio de los musulmanes, sino de vivir como cristia- pados por niños, jóvenes o enfermos de confesión musulmana. Lo
nos entre los musulmanes, sencillamente porque Jesús nos invita a que había sido sobre todo la vocación de los Padres Blancos, de las
hacernos "hermanitos universales". Este movimiento espiritual ha Hermanas Blancas, de la familia espiritual del padre Foucauld y de
inspirado, no solamente a las congregaciones que reconocen el espí- unos cuantos militantes cristianos se convertía entonces en la voca-
ritu del padre Foucauld como su carisma fundador, sino también a ción de todos, incluidas las parroquias en donde los párrocos abrían
toda nuestra Iglesia, y más ampliamente a la Iglesia universal.4 cursos de recuperación para jóvenes musulmanes retrasados en su
escolarización por la guerra o emprendían una actividad profesional
Estas dos experiencias misioneras, la de los Padres Blancos y Her- en ambiente musulmán.
manas Blancas y la de los Hermanitos y Hermanitas de Jesús, se enri-
quecieron y ampliaron durante la guerra de liberación de Argelia. Es De la Iglesia colonial, en la que sólo unos cuantos cristianos reco-
verdad que la mayor parte de los cristianos de origen europeo se nocían su vocación para vivir una relación evangélica con los musul-
negaban a comprender las cuestiones fundamentales planteadas por manes, nacía una nueva manera de ser, común a toda la Iglesia
la reivindicación política y cultural del movimiento nacional arge-

'' Cf. sobre este aspecto A. Noziére, Les chrétiens pendant la guerre, Cana, París
ll)íd., cap. 1 1 . 1979, 327 p.

5(> Concilium 1/56 Concilium 1/57 57


HENRI TEISSIER SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLÁMICA

local, haciéndose, en cierto modo, una Iglesia-para-Argelia, a pesar misión". Como se dice en el n. 28 de este documento: "El Espíritu
de que la sociedad era musulmana y que no se había previsto a priori está presente y activo en todo tiempo y lugar". Ningún ser humano
un lugar para los cristianos en cuanto tales. Se intentaba ser "Iglesia puede responder a su "altísima vocación" sin "la luz y la fuerza del
en una sociedad musulmana". Espíritu". Recordando la Dominum et vivificantem, el papa añade:
"El Espíritu está en el origen mismo de la pregunta existencial y reli-
giosa del hombre y no nace solamente de condiciones contingentes,
Una Iglesia de relaciones con el Islam y con los musulmanes, que sino de la estructura misma de su ser" (DV54 y RM 28).
profundiza en su vocación después del Vaticano II
Después del Vaticano II la Iglesia está convencida de que en lo
La Iglesia de Argelia y más ampliamente la de África del norte más profundo de toda existencia humana la respuesta que da cada
quiso mantener su lugar en la reflexión de la Iglesia universal que, en persona se mueve entre la llamada del Espíritu, la libertad del indivi-
el Vaticano II, buscaba poner al día su vocación y su misión, res- duo, los acontecimientos de su vida y los condicionamientos de su
pecto a los creyentes de las otras religiones. Algunos de los expertos propia cultura. De esta cultura es de donde brota su religión. Pero es
que intervinieron en la preparación del decreto Nostra Aetate habían en el Espíritu donde puede comprender su verdadera vocación y res-
tenido la experiencia de una relación con el Islam y con los musul- ponder a ella. Esta certeza teológica da una nueva dimensión a la
manes mientras estaban en Argelia o en Túnez. Estas mismas perso- misión de la Iglesia y del cristiano. Nos hace comprender que hay
nas ocuparían su lugar en los primeros tiempos del trabajo del Secre- allí algo que vivir con todos los hombres, para que cada uno res-
tariado romano para los no-cristianos, dando a esta nueva estructura ponda fielmente a la llamada del Espíritu en su interior. Este trabajo
su perspectiva de trabajo y sus primeras orientaciones, dentro del en común por liberar en nosotros las energías del Espíritu Santo es lo
marco de la renovación de la teología de la Iglesia provocado por el que hace que venga el Reino de Dios. Constituye ese inmenso pue-
Concilio. Pensamos especialmente en Louis Gardet (un Hermanito blo de Dios cuyo rostro vemos en el rostro de Cristo y en la vida de la
de Argelia), en el padre Cuocq (primer secretario, para el Islam, del Iglesia, pero que supera por todas partes a la Iglesia ya reunida. Apo-
Secretariado romano para los no-cristianos), en los padres Lanfry, yándose en la experiencia del encuentro interreligioso de Asís y en la
Caspar, Abd el Jallil, Anawat, Borrmans, etc. (todos ellos consultores reflexión que suscitó, el papa ve esa misma acción del Espíritu en la
del nuevo Secretariado) y que comenzaron su vida con los musulma- plegaria de todo creyente, sea cual fuere su religión: "Toda plegaria
nes del África del norte, aun cuando el padre Anawat procedía de un auténtica es suscitada por el Espíritu, misteriosamente presente en
país del Medio Oriente (Egipto).6 todo corazón humano" (RM 29).

Nuestra vocación de Iglesia-para-los-musulmanes había nacido Lo que acabamos de decir de la existencia personal de cada hom-
espontáneamente de la experiencia pastoral de la Iglesia de Argelia y bre es afirmado igualmente por el papa a propósito de su existencia
más ampliamente de la del África del norte. Pero el Vaticano II nos colectiva: "La presencia y la actividad del Espíritu Santo no atañe
daba a todos nosotros las referencias necesarias para comprender únicamente a los individuos, sino a la sociedad y a la historia, a los
esta misión. Para darse cuenta de ello, basta con tomar la encíclica pueblos, a las culturas y a las religiones. En efecto, el Espíritu se
que el papa Juan Pablo II acaba de escribir sobre la Misión: Redemp- encuentra en el origen de los nobles ideales y de las iniciativas bue-
toris Missio. La base teológica de su reflexión es el Vaticano II. Pero nas de la humanidad en marcha" (RM 28). Es fácil percibir la impor-
las intuiciones del Concilio se prolongan en sus consecuencias y se tancia de esta frase para establecer una nueva actitud cristiana res-
profundizan con la experiencia que la Iglesia ha tenido en su diálogo pecto a las otras religiones. En el patrimonio religioso colectivo de
con los no-cristianos después del Concilio. El capítulo 3 de este una comunidad humana determinada es preciso reconocer, acoger y
documento lleva por título: "El Espíritu Santo, protagonista de la estimular todo lo que viene del Espíritu Santo.7

7
Esta lectura de las relaciones cristianas con los no cristianos se había pro-
'' Sobre este tema, cf. H. Teissier, L'expérience missionaire de l'Eglise et la mis- puesto ya por la Conferencia episcopal de la Región Norte de África (CERNA), en
sion du Conseil Pontifical pour le dialogue inter-religieux: Bulletin du Conseil su documento Le sens de nos rencontres: Doc. Cath. del 2 diciembre 1979, n. 2 1 ,
Pontifical pour le dialogue inter-religieux, n. 72 (1982) 323-333. p. 1.032.

58 Concilium 1/58 Concilium 1/59 59


HENRI TEISSIER SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLÁMICA

Estas breves reflexiones quizá les parezcan a algunos que nos ale- a dar testimonio de la integridad de la revelación, de la que ella es
jan del tema del Sínodo africano. Pero la verdad es que, de hecho, depositaría para el bien de todos" (RM 56).8
iluminan sus proyectos y sus objetivos, en su relación con el Islam y
con los musulmanes.

Volvamos a Argelia. Los que dirigen rápidamente la vista sobre Una Iglesia local que recibe el impacto del Islam
nuestras comunidades se ven inclinados, a veces, a dar su juicio Pero evangelizar las relaciones con el Islam y con los musulmanes
sobre lo que somos con unas frases reductivas como éstas: "En el no es solamente ofrecer a los musulmanes la posibilidad concreta de
fondo, estáis haciendo simplemente una obra social". O también: conocer a los cristianos y a través de ellos a la Iglesia, al Evangelio, a
"Se trata simplemente de una presencia silenciosa en medio de los Cristo. Es también recibir, en nombre de la Iglesia universal, las pre-
musulmanes". guntas que nos plantea el Islam. En los comienzos de la misión en
Este juicio es realmente insuficiente. No se trata de un testimonio Argelia había ciertamente un sentimiento de superioridad que lle-
"silencioso". Todos nuestros amigos musulmanes saben que somos vaba a los "misioneros" a preocuparse casi exclusivamente de lo que
cristianos. Nos ven rezar en nuestras capillas. Perciben la fuente de ellos podían aportar a sus amigos musulmanes, en nombre de Cristo
nuestra vida religiosa en nuestra vinculación a la Iglesia, a Jesús y a y dentro del marco de las certezas cristianas sobre la moral, la ora-
su Evangelio. Descubren pronto que el servicio al prójimo es la pie- ción, Dios, el hombre, etc..
dra de toque de nuestra fidelidad. Se extrañan y se sienten descon- Las cosas cambiaron al terminar la situación colonial. Algunos
certados por nuestro compromiso de celibato consagrado por causa documentos eclesiales han hecho visibles estos cambios: la Eccle-
de Dios y por causa de esa disponibilidad que los sacerdotes, religio- siam suam, el Vaticano II y toda la reflexión sobre el diálogo, dentro
sos y religiosas quieren ofrecer a Dios y a los hombres. Aprecian del marco del Consejo Pontificio para las relaciones interreligiosas,
también la vida de las parejas cristianas, debido a la libertad respon- como en las numerosas declaraciones del papa en sus encuentros
sable que viven los dos esposos y a las relaciones confiadas que con musulmanes (Casablanca, 19 agosto 1985).9 Creció el convenci-
mantienen con sus hijos. Mientras duran nuestras relaciones, nos miento de que las relaciones evangélicas con los otros debían esta-
hacen preguntas sobre las costumbres cristianas de rezar, de ayunar, blecerse en los dos sentidos. El Islam existe y los musulmanes tam-
y hasta sobre los dogmas que marcan la diferencia con su Islam. Por bién. Ellos tienen una experiencia de la búsqueda de Dios, de la
otro lado, muchas veces no son esas preguntas las que nos llevan a la existencia como comunidad universal y local de los creyentes. Tie-
comunión más profunda, sino las que nacen de los sucesos de la nen su manera de orar, de ayunar, de concebir la fidelidad moral, de
vida: el sufrimiento, la fidelidad conyugal, la conciencia profesional, compartir con los pobres, de invitarse mutuamente a la reconcilia-
la ley religiosa y la libertad en el Espíritu, e t c . ción, de acoger a los huéspedes. Discuten entre sí -y muy vivamente
en estos momentos- sobre la forma de poner en práctica la ley de
Gracias a esta convivencia, que implica la existencia en los mis-
Dios, no sólo en la vida de los individuos, sino en la de las socieda-
mos barrios o el trabajo en las mismas unidades profesionales, se
des.'" Se preguntan por los objetivos del desarrollo que hay que dar a
establece un intercambio entre los valores propiamente cristianos y
los que el Espíritu de Dios hace nacer en la vida de las personas de la
comunidad musulmana o que heredan de su tradición. Como ha
dicho Juan Pablo II en la Redemptoris Missio, esta comunicación en " Sobre la vinculación entre las diversas formas de la misión y el diálogo, per-
mítasenos remitir a nuestro libro, La Mission de l'Eglise, París 1985, 241 p. y tam-
el nombre de Dios entre los individuos y las comunidades forma bién al informe presentado en el coloquio de Francheville sobre la Misión: Spiri-
parte de la misión de la Iglesia: "El diálogo interreligioso forma parte tus94(1983).
de la misión evangelizadora de la Iglesia... Este diálogo se basa en la " Cf. el texto en Doc. Cath. del 6 octubre 1985, n. 1 7, p. 942.
esperanza y en la caridad, y dará frutos en el Espíritu. Las otras reli- "' C o m o e j e m p l o citemos sólo algunas obras que hablan de este debate:
Ahmed Rouadjia, Les fréres et la mosquee, Karthala 1990, 309 p.; Muhammad
giones constituyen un desafío para la Iglesia de hoy, puesto que la SaTd Al Ashmawy, L'islamisme contre l'lslam, Ed. La Découverte, 1989, 106 p.;
mueven a descubrir y reconocer los signos de la presencia de Cristo Daryush Shayegan, t e regard mutilé, Ed. Albin Michel, 1988, 233 p.; Mustapha
y de la acción del Espíritu, así como a profundizar en su identidad y Cherif, L'lslam a l'épreuve du temps, Publisud, París 1991.

60 Concilium 1/60 Concilium 1/61 61


HENRI TEISSIER SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLÁMICA

sus pueblos y por el tipo de educación y de cultura que un creyente (ulemas o fuqaha)?" ¿Qué posibilidades hay para poder compartir
puede elaborar para arrostrar la modernidad. Y son mil millones de una plegaria islamo-cristiana?
hombres que se plantean casi al mismo tiempo estas cuestiones, aun La e v o c a c i ó n de las relaciones islamo-cristianas en la A r g e l i a
cuando la evolución de cada sociedad musulmana tenga sus propios musulmana no podía responder a todas estas cuestiones en el marco
ritmos. de esta apertura a la problemática del Sínodo africano. Lo único que
cabe desear, al dar nuestro t e s t i m o n i o de una Iglesia-de-Argelia-
Como cristianos, nosotros no somos solamente testigos, sino partí- para-la-sociedad-musulmana es plantear a las otras Iglesias locales
cipes dentro de Argelia, a través de nuestras amistades, de esa histo- de África la cuestión de la evangelización de sus relaciones con el
ria espiritual y de esa búsqueda de dimensiones planetarias - e n ese Islam y c o n los m u s u l m a n e s . N o pretendemos, ni m u c h o menos,
lugar difícil, pero específico, que tienen las minorías-. Ante Dios, en haber encontrado la respuesta a esta cuestión, ni para nosotros mis-
nuestra oración y en nuestra eucaristía asumimos toda esta historia mos ni para los demás. Pero queremos atestiguar que es ésta para
humana y espiritual. Nos afecta por todas partes, penetra en nuestras nosotros una cuestión esencial. Queremos decir c ó m o nos la plan-
existencias personales, pero también en nuestros encuentros c o m u - teamos nosotros, con la esperanza de que otras Iglesias locales pue-
nitarios, en nuestros proyectos sobre el futuro, en nuestra oración y dan aprovecharse de la preparación del Sínodo africano para hacer
en nuestra lectura de la B i b l i a . Nuestro p o r v e n i r c o m o Iglesia no esto m i s m o . ¡Qué riqueza sería, para toda la Iglesia en Á f r i c a , si
depende ya de nosotros en primer lugar, sino sobre todo de las orien- pudiéramos c o m p a r t i r así nuestras experiencias en los principales
taciones que tome la c o m u n i d a d musulmana, del lugar que en ella terrenos de nuestras responsabilidades. El de las relaciones con el
ocupen las corrientes fundamentalistas, los líderes carismáticos o las Islam no es más que uno de tantos problemas. Pero podríamos c o m -
personalidades c o m p r o m e t i d a s generosamente en la c o n c i l i a c i ó n partir t a m b i é n otros problemas igualmente esenciales, c o m o el de
entre la modernidad y la fidelidad a su Islam. El impacto que recibi- hacer una Iglesia "por la justicia y la paz", o también una Iglesia libe-
mos del Islam forma también parte de nuestra m i s i ó n . Hay un pro- rada de su ropaje europeo-occidental, que pudiera desarrollarse en
yecto de Dios sobre esas personas y sobre esa comunidad religiosa. las culturas de África.
Su destino, tanto en sus aspectos negativos c o m o en sus aspectos
positivos, forma parte de la historia del pueblo de Dios y tiene que
ver con la llegada del Reino. Comprender esta aventura c o m o cristia- (Traductor: Alfonso Ortiz García)
nos y hacer que la comprenda la Iglesia universal es también un tra-
bajo e v a n g é l i c o . Porque se trata de la historia de los debates del
hombre con Dios hoy y ^ q u í . '

Evangelizar las relaciones con el Islam

Nuestro tema podría haberse abordado desde muchos ángulos. En


las líneas anteriores no se han recogido muchas de las cuestiones
importantes para la vida de una Iglesia en una sociedad islámica.
¿Cómo asegurar el respeto a la libertad de conciencia de los i n d i v i -
duos en una sociedad islámica? ¿Cómo conciliar la ley musulmana
< <>n l,i vida de los no-musulmanes en la sociedad? ¿Cómo asegurar
un ( uestion.imiento sobre la reciprocidad entre cristianos y musul-
manes minoritarios o mayoritarios? ¿Qué progresos esperar del diá- " Se ofrece una visión de las principales cuestiones planteadas sobre este tema
l " K " <t( x 11 in.iI entre los teólogos cristianos y los sabios musulmanes en Fe adelante, Madrid 1988, 215 p.

<>i Concilium 1/62 Concilium 1/63 63


SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLAMO-CRISTIANA...

John Olorunfemi Onaiyekan*


ferencia, a la que todos los participantes consideraron un gran éxito,
SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD se creó un órgano permanente denominado "El Islam en la Conferen-
cia de África", para explorar y aprovechar el "enorme potencial del
ISLAMO-CRISTIANA Islam en África", identificado por la reunión.
NUEVAS ESTRUCTURAS DE LAS RELACIONES
ENTRE CRISTIANOS Y MUSULMANES EN ÁFRICA: Al final de la introducción histórica a los Lineamenta para la pró-
UNA PERSPECTIVA NIGERIANA x i m a A s a m b l e a Extraordinaria del Sínodo de O b i s p o s , leemos lo
siguiente:

"Parece haber llegado una 'hora de África', una 'hora' favorable,


que invita a los mensajeros cristianos a emplearse a fondo a fin de
ganar África para Cristo". 2

Introducción Entretanto, a nivel m u n d i a l , el Consejo M u n d i a l de Iglesias había


proclamado el "Decenio de la Evangelización" 1991-2000; mientras
que en círculos católicos el m o v i m i e n t o "Evangelización 2 0 0 0 " se

E
fijaba el objetivo de ofrecer a Cristo el regalo del cumpleaños bimile-
nario de " u n m u n d o más cristiano". Las iglesias cristianas de África
participan a fondo y con entusiasmo en esos movimientos mundia-
I n noviembre de 1989 se cele- les.
bró en A b u j a , la nueva capital federal de Nigeria, una Conferencia
Parece q u e este ú l t i m o d e c e n i o d e l segundo m i l e n i o va a ser,
i n t e r n a c i o n a l de gran resonancia sobre el "Islam en Á f r i c a " . Fue
desde luego, m u y apasionante. En lo que es ciertamente un "eufe-
organizada por los principales movimientos islámicos mundiales; fue
mismo d i p l o m á t i c o " , los Lineamenta nos advierten:
dirigida por el Consejo Supremo Nigeriano para los Asuntos Islámi-
cos; el Consejo Islámico de Londres y la Organización de la Confe- " C o m o tanto los cristianos c o m o los musulmanes tratan de lograr
rencia Islámica (OIC). Fue la primera en su género. Entre sus altos muchas c o n v e r s i o n e s , hace falta gran p r u d e n c i a para evitar una
objetivos se hallaba el de "centrar la atención del mundo musulmán sucesión peligrosa de choques entre la D a ' w a h ("el Llamamiento")
sobre el enorme potencial del Islam en África".' Después de la Con- islámica y la evangelización cristiana". 3

No hay continente en el que se observe con más claridad que en


*JOHN OLORUNFEMI ONAIYEKAN es actualmente obispo coadjutor de Abuja, y África esta sucesión de choques. Por eso, la cuestión de las relacio-
administrador apostólico de llorín. nes entre cristianos y musulmanes se ha convertido en tema principal
Nació en 1 944; tuvo su formación sacerdotal en Nigeria y en Roma, y fue en nuestro continente, tan abrumado por los problemas.
ordenado sacerdote el 3 de agosto de 1969. Cursó estudios bíblicos en el Pontifi-
cio Instituto Bíblico y en la Universidad Urbaniana de Roma. Enseñó Sagrada Esta breve reflexión se propone mostrar que África necesita supe-
Escritura durante los años 1977 a 1982 en el seminario de San Pedro y San Pablo
de Ibadán, del que también era rector. rar las estructuras tradicionales de las relaciones entre cristianos y
Fue nombrado obispo auxiliar de llorín en 1982 y obispo residencial en 1985, musulmanes si ha de mantenerse en el continente la paz y la armo-
hasta su nombramiento como obispo coadjutor de Abuja en agosto de 1990. nía. El caso de Nigeria se presentará como una importante ilustración
Prestó servicio de 1980 a 1985 en la Comisión Teológica Internacional, y de la situación africana general. Terminaremos con la sugerencia de
forma parte desde 1981 de la Comisión Internacional para el Diálogo entre Católi- que el resto del m u n d o tendrá quizás lecciones que aprender de la
cos y Metodistas. Forma parte actualmente del Consejo para la preparación del
Sínodo africano, y fue elegido miembro del Consejo Permanente, para el Sínodo experiencia africana.
de Obispos en la última asamblea del Sínodo, celebrada en 1990.
Dirección: Bishop's House, llorin-Kwara State (Nigeria)
2
Sínodo de Obispos: Lineamenta para la Asamblea Extraordinaria para África,
' Acontecimiento de África: A Celebration of Unity, vol. 6, n s 2, febrero de n e 13.
3
1990, pp. 23-26. Lineamenta, nfi 65.

Corulllum I/64 64 Concilium 1/65 65


JOHN OLORUNFEMI ONAIYEKAN
SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLAMO-CRISTIANA...

1. Estructuras tradicionales
Buscan inspiración en los países que ellas consideran como modelos
de un buen estado cristiano o islámico. Pero, en general, en África, la
Durante largo tiempo las estructuras clásicas de las relaciones realidad hace que esos "modelos" sean inaplicables. ¿Qué realidad
entre cristianos y musulmanes se basaron en el supuesto de que una es ésa?
nación o un pueblo debe tener su propia religión. Pero como tanto el
cristianismo como el Islam pretenden ser una religión universal, los
encuentros violentos y las rivalidades llegaron a ser inevitables, por
cuanto cada una de esas religiones trataba de "ganar al mundo 2. Los cristianos y los musulmanes en África
entero" para su fe. El resultado de la consiguiente batalla, que toda-
vía no ha terminado, es una tregua inestable, por la cual muchas par- Refiriéndonos a África en general, desearíamos señalar a la aten-
tes del mundo pasaron a considerarse como países cristianos o como ción del lector unas cuantas observaciones generales que hacen
naciones musulmanas. mucho al caso en nuestro estudio.

1.1. En los países cristianos, era de esperar que la sociedad se 2.7. Religiones adquiridas
rigiera por los principios cristianos. Histórica y culturalmente, cierta
índole de identidad cristiana caracteriza a la población. Los musul- En África, tanto el cristianismo como el Islam son religiones adqui-
manes son escasos. Viven como visitantes o como inmigrantes entre ridas. Si se menosprecia algunas veces al cristianismo como una reli-
los cristianos. Si discretamente se hace caso omiso de ello, los gión "extranjera" en África, habrá que reconocer también que el
musulmanes parecen no esperar nada más. Islam no se originó tampoco en nuestro continente. Desde ese punto
de vista, ambas religiones son extranjeras.
Actualmente no hay muchos países que se llamen a sí mismos ofi-
cialmente "cristianos". Pero hay muchas naciones en las que todavía Pero vemos que, para todo continente, el cristianismo y el Islam
son profundas las raíces culturales e históricas de su pasado cris- son religiones históricas, cada una de las cuales con su correspon-
tiano. De todas maneras, muchos musulmanes siguen refiriéndose diente punto de partida, que es relativamente reciente en el contexto
todavía a los países de Europa y América llamándolos "el Occidente de la historia universal. La más antigua de las dos religiones, el cris-
cristiano". tianismo, no tiene más que 2.000 años de historia; el Islam es 600
años más joven. Así que allá donde existan ambas religiones, las dos
1.2. En los países musulmanes, es muy vigoroso el sentimiento de han sido adquiridas recientemente. Toda nación cristiana llegó a
ser una nación islámica. Muchas de esas naciones se denominan ofi- serlo durante los 2.000 años pasados; todos los países musulmanes
cialmente "islámicas", por ejemplo, Libia, Mauritania, Pakistán, etc. llegaron a serlo durante los 1.400 años pasados. Desde este punto de
Se espera que en ellas la población siga las normas islámicas, y se vista, todas las naciones se hallan en la misma condición básica de
aprecia en mucho la "Sharia" o ley islámica. Los cristianos pueden ser "convertidas" a cualquiera de las religiones que ellas pretenden
ser escasos o incluso una minoría muy pequeña: en el mejor de los que es la propia.
casos, se hallan tolerados. A menudo tienen que vivir en condiciones
en que no se les permite ninguna irradiación. Son considerados Más aún, debemos recordar que el continente africano estuvo pre-
como ciudadanos de segunda categoría, que no pueden pretender sente en los orígenes de ambas religiones. El niño Jesús pasó algún
gozar de los mismos derechos personales y comunitarios que los tiempo con la Sagrada Familia en Egipto (Mt 2,1 3-23); había africa-
musulmanes. Por su parte, los cristianos, generalmente por tradición nos en Jerusalén el día de Pentecostés (Hch 2,8-12). Cuando existía
histórica, aceptan el papel y el estatuto que se les concede. ya una iglesia floreciente en Alejandría (Egipto) y en Cartago (Túnez),
gran parte de la actual Europa era todavía pagana. El Islam se pro-
1.3. Mucho de lo que se piensa acerca de las relaciones entre cris- pagó también a África durante su primera generación, y también a
tianos y musulmanes, sea en círculos cristianos o en musulmanes, ha través de Egipto. Es igualmente significativo que los "países musul-
nacido en los contextos descritos anteriormente. En África, algunas manes" de África se alzan actualmente sobre las ruinas de un cristia-
n.K iones pretenden ser musulmanas o cristianas - o aspiran a serlo. nismo temprano que existió durante muchos siglos, no sólo en

<»<• Concilium 1/66


Concilium 1/67 67
JOHN OLORUNFEMI ONAIYEKAN SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLAMO-CRISTIANA...

Egipto, Túnez, Libia, Argelia y los países del Magreb en general, sino En el plano interno de las naciones, allá donde otras fuerzas cen-
también más al sur, en el Sudán y en Somalia, donde la Iglesia nubia trífugas actúan, c o m o la identidad tribal y la afiliación política, se
sobrevivió durante unos mil años a la llegada del Islam. 4 Las relacio- refuerzan las rivalidades entre cristianos y musulmanes, y la cohe-
nes cristiano-musulmanas en África tienen una larga historia, con sión nacional se ve sometida a duras pruebas. El Sudán es el caso
numerosas fases y diversas vicisitudes. más destacado. A nivel i n t e r n a c i o n a l , la influencia de los centros
extranjeros de fanatismo e ¡ntegrismo religioso crean gravísimos pro-
2.2. Experiencias compartidas blemas para nuestras relaciones en la patria. Tanto entre los cristia-
nos c o m o entre los musulmanes hay fanáticos que sienten la tenta-
África se abrió de tal manera al Islam y al cristianismo, que en
ción de aspirar a que en sus respectivas naciones su religión personal
muchos países conviven estrechamente cristianos y musulmanes y
sea no sólo la d o m i n a n t e sino t a m b i é n la d o m i n a d o r a . Y, así, se
comparten las experiencias comunes de la vida. En la mayoría de los
apela a menudo a modelos extranjeros que no tienen ninguna posibi-
países, comparten la misma cultura t r a d i c i o n a l , y tienen ante sí la
lidad de realización pacífica y justa. Parece que el Islam es más parti-
exigencia de reconciliar esta común raíz cultural con las nuevas reli-
cularmente propenso a esta tentación, ya que la voz pidiendo la cre-
giones abrazadas por ellos. Hacen frente a las mismas dificultades de
ación de un Estado islámico resuena en muchas partes de África, por
carácter socio-político y económico, y tienen la pesada tarea de con-
ejemplo en Nigeria, Senegal, etc.
tribuir a la edificación de naciones modernas dentro del contexto del
mundo actual. Así, los cristianos o los musulmanes en África no defi-
2.5. Una lucha en curso
nen su propia identidad en f u n c i ó n tan sólo de su credo religioso,
sino también en función de otros factores importantes c o m o son la Q u i z á s haya que ver t o d o esto c o m o parte de los sufrimientos
n a c i o n a l i d a d , la tribu y la clase s o c i a l . Esto afecta a m e n u d o de cada vez mayores por los que tienen que pasar las naciones africa-
manera positiva a las relaciones entre cristianos y musulmanes, por nas, la mayoría de las cuales accedieron a la independencia durante
cuanto nos vemos obligados a trabajar juntos en favor de nuestros los treinta años pasados. Nos hallamos actualmente en una fase crí-
intereses c o m u n e s . A u n q u e riñamos de vez en c u a n d o , seguimos tica del desarrollo político de nuestras naciones. El decenio que tene-
siendo hermanos, y no extraños los unos para los otros. mos delante de nosotros promete no sólo ser apasionante sino tam-
b i é n d e c i s i v o . M i e n t r a s t a n t o , la l u c h a c o n t i n ú a . V e a m o s las
2.3. Un hogar común características p r i n c i p a l e s de esa lucha en el caso de N i g e r i a , la
nación más extensa de África. Nos centraremos especialmente en las
Así pues, en la mayor parte de África, los cristianos y los musulma- relaciones entre cristianos y musulmanes.
nes consideran sus respectivas naciones c o m o un hogar común para
todos, donde cada uno debe sentirse en casa, y donde hay que hacer
sentir a cada uno que se encuentra en casa. Aguardamos más que
una simple tolerancia h u m a n a . Insistimos en el r e c o n o c i m i e n t o y 3. El caso de Nigeria
respeto m u t u o , c o m o base para la mutua colaboración en la cons- Nigeria, con su población de más de cien millones de habitantes,
trucción de naciones que están unidas, a pesar de sus diversidades. es en muchos aspectos la nación africana mayor. El arzobispo Teis-
sier, de A r g e l , después de una breve visita a Nigeria, la describió
2.4. Fuerzas centrífugas
c o m o "la mayor nación islamo-cristiana del m u n d o " . Quería decir
Al m i s m o t i e m p o , hay fuerzas que t i e n d e n a disgregar nuestras con ello que no hay nación en el m u n d o en la que convivan estre-
comunidades, separándolas por quiebras entre cristianos y musulma- c h a m e n t e tantos cristianos c o n tantos m u s u l m a n e s . Esto, por sí
nes, a menudo con desastrosas consecuencias para la paz y la estabi- mismo, convierte ya a Nigeria en un caso modélico para el desarro-
lidad nacional. llo de nuevas estructuras de relación entre cristianos en África y en el
mundo en general.

4
3.1. Las religiones tradicionales
Sobre la Iglesia nubia, véase llovbare, J. A. , Christianity in Nubia, "Tarikh",
vol.2, n 9 1,pp. 53-61. Todo estudio acerca de las religiones en Nigeria -y, desde luego,

68 Concilium 1/68 Concilium 1/69 69


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en África en general- debe comenzar por estudiar la religión de las 3.3. El cristianismo
culturas tradicionales. En general, cada grupo étnico tenía su propia
El c r i s t i a n i s m o e n t a b l ó sus p r i m e r o s c o n t a c t o s c o n la N i g e r i a
religión y aceptaba que los demás grupos étnicos tuvieran la suya.
actual a través de los portugueses que visitaron Warri y Benín, par-
N o había " i m p u l s o m i s i o n e r o " de c o n v e r t i r a los demás. Esto, en
tiendo de Santo Tomé hacia el año 1550. Nos enteramos de que en
muchos casos, ha creado una buena base cultural para el reconoci-
el año 1600 había en Warri un piadoso rey católico llamado Sebas-
m i e n t o del p l u r a l i s m o r e l i g i o s o . Por o t r o l a d o , cada c o m u n i d a d
tián. Pero esta empresa misionera dependía notablemente de los por-
étnica vivía en una sociedad integrada en la que la política, la reli-
tugueses, y c o m p a r t i ó sus vicisitudes históricas. Para el año 1800
gión y la vida social en general formaban una sola unidad. Esto crea
había quedado poco de ella. Pero, para entonces, llegaba una nueva
problemas para la sociedad moderna de "una sola nación, muchas
oleada de fervientes misioneros cristianos, tanto católicos c o m o pro-
religiones", y afecta de muchas maneras a las relaciones entre cristia-
testantes, que comenzaron su actividad. Esta nueva oleada fue la que
nos y musulmanes.
p r o d u j o florecientes frutos en Nigeria, traduciéndose en la actual
presencia cristiana en el país.
Por lo que respecta a las diversidades étnicas que existen en nues-
tra nación, el cristianismo y el Islam - c a d a uno a su manera- contri- El cristianismo, pues, se propagó desde el sur hacia el norte: lenta-
buyeron a unir el país, por ser factor unificante, ya que cada una de mente al principio, y más rápidamente luego, sobre todo durante la
esas religiones sacaba sus adeptos de diferentes tribus, los cuales se época colonial británica y con posterioridad. Sin embargo, no o l v i -
consideraban entonces c o m o "hermanos" en la misma fe. Al mismo demos que entre 1 700 y 1 720 se había intentado ya establecer una
tiempo, los enfoques divergentes con respecto a las religiones tradi- presencia cristiana en el reino de Bornu, mediante la actividad de
cionales crean a veces problemas en las relaciones entre cristianos y padres franciscanos llegados de Trípoli a través del desierto. El hecho
musulmanes. de que esa empresa misionera fracasara no suprime para nada su sig-
nificado: que el cristianismo es capaz de moverse también a través
3.2. El Islam
del desierto. Esto, desde luego, exige a la Iglesia nigeriana que mire
hacia el norte, al desarrollar por sí misma un programa misionero.
Históricamente, el Islam llegó a Nigeria antes que el cristianismo.
Hay testimonios de la presencia islámica en la región nigeriana de 3.4. El colonialismo británico
Bornu en época tan temprana c o m o el año 1000 de nuestra era, es
decir, cuatrocientos años después de M a h o m a . Desde entonces hasta El colonialismo británico comenzó efectivamente en Nigeria en el
ahora, el Islam se ha venido propagando extensamente por el norte y año 1900. Por aquel entonces las misiones cristianas habían hecho
el oeste de Nigeria mediante la infiltración pacífica, especialmente ya buenos progresos en el sur de N i g e r i a . Esto refuta la hipótesis
por i n f l u e n c i a de las clases d o m i n a n t e s . D u r a n t e m u c h o t i e m p o , general de que el cristianismo llegara a Nigeria a través del colonia-
pareció que teníamos en Nigeria un tipo pacífico de Islam, que sabía lismo.
vivir en paz con las religiones tradicionales, y que dejaba intacto el
sistema político tradicional de las diferentes tribus. La jihad (o "gue- Para 1900 existía ya una fuerte presencia musulmana en el norte,
rra santa") emprendida por Otmán dan Fodio, que se extendió hacia una presencia cristiana bastante extensa y una irradiación misionera
el año 1830 por toda Nigeria septentrional, emprendió una drástica cristiana en el sur y a partir del sur, y un gran "cinturón m e d i o " no
" p u r i f i c a c i ó n " del Islam que había existido hasta entonces. De ese comprometido ni con el cristianismo ni con el Islam. El colonialismo
movimiento religioso, político y social salió lo que hoy día ha dado británico tenía sus propios objetivos específicos, que d i f í c i l m e n t e
en llamarse el "Califato de Sokoto", con una influencia que sigue incluían la cristianización. El hecho es que cuando las actividades de
siendo muy fuerte hoy día en ios emiratos del norte. los misioneros cristianos iban en contra de los intereses coloniales
británicos, éstos prevalecían. Si el cristianismo y el Islam tuvieron
Yorubaland, en el sur, tiene también fuerte influencia musulmana, rivalidades durante la época c o l o n i a l , el papel de Gran Bretaña fue
pero aquí el Islam ha seguido estando integrado en la sociedad tradi- el de un arbitro parcial, que se inclinaba con simpatía hacia el orden
( ioii.il Y o r u b a , q u e c o n s i d e r a en pie de i g u a l d a d a c r i s t i a n o s y establecido en el norte islámico. De hecho, los británicos goberna-
musiilm.ines. ron Nigeria tratándola como dos entidades distintas, un norte musul-

?i) Concilium 1/70 Concilium 1/71 71


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man y un sur no musulmán. Seguimos cosechando hoy día la heren- han ido aclarando gradualmente la situación... hasta que todos este-
cia de esta estrategia del "divide y vencerás". ¡Hemos heredado un mos de acuerdo en vivir en paz.
país dividido y casi ingobernable! Si no hubo muchos choques Actualmente hay un caluroso debate en torno a la naturaleza secu-
durante la época colonial, ello se debió en gran parte a que los britá- lar del estado nigeriano. Es más que un simple desacuerdo acerca del
nicos mantuvieron ambos grupos muy separados. significado de las palabras. Se trata de llegar a un consenso en torno
al puesto que la religión debe ocupar en la nación. Hasta ahora hay
3.5. La integración después de la independencia acuerdo general en dos puntos, aceptados por el gobierno oficial:
Nigeria consiguió en 1965 la independencia política. Desde a) En que Nigeria no será una nación atea;
entonces viene dedicándose a la difícil y complicada tarea de edifi-
car una nación unida. Este proceso ha conducido a numerosas crisis. b) En que no habrá religión oficial del estado en Nigeria.
Las instituciones políticas tradicionales han tenido que adaptarse al Entre estos dos extremos hay todavía por resolver muchísimas
poder universal del gobierno nacional. Resultará irónico que los jefes cuestiones. La mayoría de ellas se vienen arrastrando de nuestro
locales de tribus gozaran de mayor poder y prestigio durante el régi- pasado histórico. Entre esas cuestiones se halla el lugar que la Sharia
men colonial que en la Nigeria independiente. Esto ha afectado a la ha de ocupar en el sistema jurídico del país; el papel que han de
condición de los jefes musulmanes del norte: una situación que a desempeñar los emires musulmanes como líderes religiosos y como
ellos les parece difícil de entender o aceptar. "jefes tradicionales"; los rumores de que Nigeria va a ingresar como
miembro en la Organización de la Conferencia Islámica (OIC), un
Mientras tanto, han mejorado los medios de comunicación, que rumor que no ha sido ni confirmado ni negado oficialmente por
permiten a los nigerianos trasladarse de un lugar a otro, y han derri- nuestro gobierno, etc.
bado muchas de las antiguas barreras sociales. Esto ha hecho que sea
inevitable la interacción entre los cristianos y los musulmanes, y ha A pesar de todo, existe "de iure" igualdad entre todas las religiones
intensificado la tarea de hallar el camino hacia la coexistencia pací- del país. Cada ciudadano tiene derecho a protestar, si se ve menos-
fica. cabado de alguna manera en sus derechos por razón de la religión
que profesa. Sin embargo, la injusticia existe "de facto", no sólo en
La guerra civil de los años 1967-1970, denominada a menudo la cuestiones religiosas, sino también en asuntos tribales, sociales, polí-
"guerra de Biafra", fue una lucha en que se combatió para "mantener ticos y demás. Lo que más ambicionan los nigerianos es mostrar al
unida a Nigeria". Acercó, además, al norte y al sur. Tanto los regíme- mundo que es posible que los cristianos y los musulmanes vivan jun-
nes civiles como los militares recuerdan a la nación que el precio tos en igualdad, en coexistencia pacífica y en respeto mutuo.
que hemos pagado por nuestra unidad nacional ha sido muy alto.
Conclusión
3.6. Se intensifican los sufrimientos
Estamos persuadidos de que las luchas de Nigeria en'favor de una
Sobre el trasfondo de este proceso de integración nacional podre- sociedad islamo-cristiana tienen gran importancia no sólo para otros
mos valorar los periódicos choques religiosos y las crisis que Nigeria países africanos sino también para el mundo entero. El cristianismo y
ha tenido que vivir en estos últimos años. El gran problema es si sere- el Islam son las dos mayores religiones universales. Esa realidad ha
mos capaces de vivir y desarrollarnos juntos como una sola nación y, hecho por sí misma que las relaciones entre cristianos y musulmanes
en caso afirmativo, qué tipo de nación constituiremos. Muchos sea una cuestión de interés mundial.
musulmanes que hacen viva campaña en favor de un Estado islámico
en Nigeria, tienden a volver la mirada con nostalgia hacia el Califato Las estructuras clásicas de relación, basadas en "concesiones a la
de Sokoto; o, llenos de admiración, contemplan el "modelo" de los minoría", no son ya adecuadas para hacer frente a las realidades que
estados islámicos del mundo árabe. Pero Nigeria ni es el Califato de están apareciendo en nuestro mundo de hoy. Ya no existen, aislados
Sokoto ni es uno de esos estados islámicos del mundo árabe. El valor entre sí, países cristianos y naciones musulmanas. Todo el planeta
de las crisis sufridas, aunque a veces hayan sido sangrientas, es que Tierra se está convirtiendo en una gran comunidad mundial. La Gue-

72 Concilium 1/72 Concllium 1/73 73


SER IGLESIA EN UNA SOCIEDAD ISLAMO-CRISTIANA...
JOHN OLORUNFEMI ONAIYEKAN

rra del Golfo ha demostrado que lo que suceda en un sector del Finalmente, cuanto más éxito tenga el Islam en sus aspiraciones de
mundo interesa a todos los demás sectores. El hecho de que los fren- ser una religión universal, tanto más cuestionada quedará su textura
tes de batalla, durante esa guerra, cruzaran las fronteras entre cristia- arábiga. Actualmente hay ya más musulmanes fuera de los países
nos y musulmanes, refuerza esto que acabamos de afirmar. árabes que dentro de ellos. Hay más musulmanes en Nigeria que en
Arabia Saudita, Iraq y Kuwait juntos. La nación que cuenta con el
En los países tradicionalmente cristianos, los musulmanes no son mayor número de musulmanes es Indonesia. Muchos musulmanes
ya visitantes ocasionales o inmigrantes. En muchos lugares, se han en países no árabes están firmando su propia identidad cultural,
convertido en una minoría fuerte y cada vez mayor, con necesidades insistiendo en que se haga distinción, de manera nueva y vigorosa,
religiosas a las que hay que atender. En conjunto, con la tendencia entre la fe islámica y la cultura árabe. Esta corriente tendrá extensas
general hacia la secularización y el vivo interés que se siente por los repercusiones en las relaciones cristiano-musulmanas en todo el
derechos de las minorías, los musulmanes que viven en países cris- mundo. En este punto hemos de insertar también el papel importante
tianos vienen disfrutando de una gran medida de libertad y atención. que deben desempeñar los cristianos árabes que viven en los países
Algunas veces nos parece incluso a algunos que se está haciendo árabes, y que deben ayudar a formular una estructura más justa para
demasiado, porque los gobiernos y hasta las iglesias fomentan prácti- las relaciones entre cristianos y musulmanes.
camente la difusión del Islam (por ejemplo, al hacer donación de
templos a los musulmanes para que éstos realicen sus oraciones). El cristianismo, como religión, se inspira en Jesucristo, el Príncipe
Recientemente están sonando algunos timbres de alarma en algunos de la Paz. El Islam, como se nos asegura, está a favor de la paz. Si las
países, donde la creciente influencia musulmana se siente gradual- dos religiones han de contribuir eficazmente a la paz en el mundo,
mente como una amenaza contra la identidad y la cultura nacional. entonces deben encontrar medios de vivir la una con la otra en paz y
Por eso, es una exigencia ineludible crear nuevas estructuras de rela- en mutuo respeto.
ción.
(Traductor: Constantino Ruiz-Garrido)
En los países tradicionalmente musulmanes hay una larga historia
de lazos con el cristianismo. Casi todos ellos habían sido anterior-
mente países bajo influencia cristiana hasta que llegó el Islam. Los
recuerdos de la experiencia histórica de las cruzadas se extienden
sobre la superficie y flotan sobre ella fácilmente. La mayoría de esos
países han pasado también por la dominación del colonialismo occi-
dental -al que ellos llaman también colonialismo "cristiano". Actual-
mente se siente el impacto tecnológico del Occidente, que está
haciendo incursiones inevitables en la sociedad islámica. A pesar de
las erupciones fundamentalistas que se producen de vez en cuando,
el Islam no podrá posponer indefinidamente su cita con la moderni-
dad. Los numerosos alborotos y fermentaciones políticas dentro del
mundo musulmán exigen una revisión de los sistemas tradicionales
de vida y de las estructuras de relación. La larga negación de los
derechos de los cristianos al libre ejercicio de su religión en los paí-
ses musulmanes se irá haciendo cada vez más intolerable. Las
recientes observaciones del papa sobre esta cuestión, citadas en los
Lineamenta, son claras y oportunas .5

5
Juan Pablo II, A l o c u c i ó n al Cuerpo D i p l o m á t i c o (1 3 de enero de 1 990),
"L'Osservatore Romano Weekly", edición en inglés, 20 de enero de 1990, p. 3.
Véase también la correspondiente cita en los Lineamenta, n s 66.

74 Concilium 1/74 Concilium 1/75 75


SER CRISTIANO EN SUDÁFRICA

Simón S. Maimela*
ejemplo, a afirmar que por la sola gracia de Dios somos salvados del
SER CRISTIANO EN SUDÁFRICA pecado y de la muerte; que somos hermanos y hermanas en Cristo,
porque tenemos un solo bautismo, una sola fe y un solo Señor, y
que, por tanto, debemos cuidar unos de otros, servirnos y amarnos,
porque el Señor nos amó primero.
Por muy atractiva que sea esta manera general de hablar de lo que
significa ser cristiano en Sudáfrica, sin embargo habrá que admitir
que con estas palabras se ocultan más cosas de las que se revelan
acerca de la condición de nuestra presencia cristiana en esta parte
del mundo. Porque en la vida real, y particularmente en Sudáfrica,
los hombres y las mujeres no son sencillamente cristianos en general,
porque en calidad de tales son también miembros de la sociedad
humana en general. La realidad ineludible es que los verdaderos cris-
tianos, como las demás personas que viven en Sudáfrica, existen
I. Introducción siempre concretamente en colectividades en las que los cristianos
blancos mantienen ciertas posiciones y gozan de determinados privi-
legios y derechos, mientras que a los cristianos negros se les niegan
las posibilidades de crecimiento personal y de realización de sí mis-
mos. Por consiguiente, no tenemos un solo tipo sino diferentes tipos
n circunstancias normales y de ser cristiano en Sudáfrica. Por eso, con toda razón, el Kairos
particularmente en un país que se precia de ser cristiano en un 75%, Document se lamenta del hecho de que la Iglesia esté dividida entre
nada habría sido quizás más fácil que acceder a la petición de escri- cristianos blancos y cristianos negros.' Porque, por un lado, hay cris-
bir un artículo sobre cómo será un cristiano que vive en un país cris- tianos blancos que, como conquistadores y como grupo dominante,
tiano. Para decirlo con otras palabras: Si yo fuera a estudiar en térmi- son ricos. Y existen también los cristianos negros, dominados y opri-
nos generales el tema que me han asignado, mi tarea sería fácil, midos, a quienes se niegan los derechos sociales, políticos y econó-
porque uno puede limitar la descripción, con toda justificación, a las micos. Esta situación refleja la historia de Sudáfrica, que ha sido una
actividades que la gente desempeña al participar en las actividades historia de continuas luchas y conflictos entre blancos y negros en
de la Iglesia. Sería posible también que uno limitara su estudio a todo el país, siendo objeto de disputa la tierra, el oro y demás recur-
hacer confesión de fe de las verdades en que creen los cristianos, por sos materiales. Y eso, desde que los colonos blancos pusieron su pie
en este país. Después de subyugada la mayoría negra, los cristianos
blancos han venido utilizando su religión para dar justificación
moral a los propios intereses egoístas, de carácter material y econó-
*SIMON SEKOMANE MAIMELA nació en Lydenburg, Sudáfrica, el 14 de j u l i o de
1944. Estudió en el Colegio Teológico Luterano, donde obtuvo su graduación mico, en detrimento de los negros. La teología cristiana, al reflexio-
B.A. en 1972. Después de trabajar en una parroquia luterana, fue al Seminario nar sobre y estar condicionada por el mundo de los colonizadores
Luterano donde se le concedió una graduación en Th. M (cum laude) en 1974. Se cristianos blancos, llegó a ser despiadadamente racista en su justifi-
trasladó a la Universidad de Harvard donde obtuvo su Ph. D en 1978. Enseñó en cación de los denominados derechos de la población blanca. Incluso
el Harvard Divity School (1975-77) y en el Chicago Theological Seminary en
1978-79. En 1981 se integró en la Universidad de Sudáfrica como Conferenciante
en la actualidad, esos derechos de la población blanca (a los que se
Decano y fue promovido a profesor en 1982, cuando se le concedió la cátedra hace referencia a veces con el eufemismo de "derechos de la mino-
(presidencia) de Systematic Theology. Ha publicado 6 libros y numerosos artícu- ría") siguen siendo defendidos por el gobierno reformista del presi-
los en revistas de libros teológicos. Actualmente es el coordinador para África de
la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo, y es co-fundador y Edi-
tor Asociado de la Revista de Teología Negra en Sudáfrica.
1
Dirección: Dept. of Systematic Theology, University of South África, P. O. Box Véase The Kairos Document: Challenge to the Church (edición revisada), Sko-
392, 0001 Pretoria, Sudáfrica. taville Publishers (johannesburgo 1986), pp. 1-2.

76 Concilium 1/76 Concilium 1/77 77


SIMÓN S. MAIMELA SER CRISTIANO EN SUDÁFRICA

denle de Klerk, quien supuestamente está trabajando en favor de una II. La experiencia negra
niiev.i Sudáírica.
Teniendo en cuenta el hecho de que los cristianos y la vida de la
I st.i teología de la opresión (opuesta a la teología de la liberación) Iglesia se hallan divididos según criterios raciales, mi estudio sobre la
sanciona religiosamente los privilegios de los blancos hasta el punto manera de ser cristiano en Sudáfrica estará i n f l u i d o extensamente
de dividir a los cristianos en dos grupos diferentes, y con toda razón por mi e x p e r i e n c i a de negro b a j o la d o m i n a c i ó n b l a n c a c o m ú n -
podríamos denominarla la "teología colonial blanca". Su caracterís- mente c o n o c i d a c o m o A p a r t h e i d . " Ese sistema p o l í t i c o , c o n gran
tica más señalada es la enseñanza de que existe un Dios autoritario c r u e l d a d , da notable i m p o r t a n c i a al hecho de que alguien nazca
que, c o m o Ser Supremo del universo, establece clases raciales en c o m o blanco o c o m o negro. Porque se basa en el color de la piel el
toda sociedad. Este Dios insiste, pues, en que siempre habrá ricos y que a una persona se la declare legalmente justificada para gozar o
pobres en toda sociedad, porque este Dios acepta la pobreza c o m o no de determinados derechos y privilegios económicos, políticos y
parte de la voluntad divina para los débiles, mientras que la riqueza culturales. Puesto que la población negra es la que viene soportando
se les concede a los poderosos y fuertes en una sociedad que resulta lo peor del A p a r t h e i d , ese sistema político significa la negación de
ser la sociedad de los blancos en Sudáfrica. Para asegurar que no las personas de color: la negación de su humanidad, dignidad, segu-
haya cambio alguno en esta situación de distribución desigual de los ridad y justicia. Porque el Apartheid fue concebido y practicado de
recursos materiales, la "teología colonial b l a n c a " enseña que Dios tal manera que a los negros se les estaba recordando continuamente
estableció en toda sociedad la ley y el orden y que, por encima de que son personas indignas, sean o no cristianos. Al mismo tiempo, el
todo, exige obediencia a la autoridad del Estado y a la autoridad de sistema del Apartheid enseñaba a los blancos, fueran o no cristianos,
la Iglesia. 2 Este abuso de la religión para justificar los intereses socio- que ellos merecen un especial estilo de vida y enormes privilegios
políticos y socioeconómicos quedó expresado muy bien por N a p o - políticos y e c o n ó m i c o s , que han de concedérseles en virtud de un
león, q u i e n , m u c h o antes de que Carlos Marx publicara su " M a n i - d e r e c h o n a t u r a l , es d e c i r , en v i r t u d de ser del c o l o r a p r o p i a d o .
fiesto Comunista" (en 1848), dijo algo que venía muy a propósito de Expresándonos de manera un poco diferente, diremos que tenemos
esa teología c o l o n i a l : en el Apartheid el intento humano de teologizar la política, trasfor-
mando así la política en instrumento de autojustificación, de autosal-
"En cuanto a mí, yo no veo en la religión el misterio de la encarna- vación y de autoconservación. Porque mediante este sistema político
c i ó n , sino el misterio del orden social: la religión asocia la idea de prometió el gobierno de la minoría blanca salvar a los blancos, tanto
desigualdad con el cielo, el cual impide que los ricos sean asesina- en sus cuerpos c o m o en sus almas, con tal que votaran en favor de
dos por los pobres... ¿Cómo podrá haber orden en el Estado si no es él, mientras que los negros no votantes eran condenados a una exis-
por la religión? La sociedad no puede existir sin la desigualdad de tencia subhumana de opresión y d o m i n a c i ó n .
fortunas, y la desigualdad de fortunas no podrá subsistir sin la reli-
gión. Mientras una persona medio muerta de hambre esté cerca de
otra persona bien saciada, será imposible reconciliar la diferencia,
III. Tratar de ser cristiano en una sociedad racial injusta
mientras no haya una autoridad que diga a esta última: ' M i r a , Dios lo
q u i e r e así; es n e c e s a r i o q u e en el m u n d o haya s i e m p r e r i c o s y La ideología del Apartheid lanza un grave desafío a los cristianos
pobres; pero después, en la eternidad, la distribución será ya dife- blancos y a los cristianos negros, porque su doctrina y su práctica
rente'". 3 fundamental están en contradicción con el mensaje central de la fe

4
Podrá sorprender que sigamos refiriéndonos al sistema del Apartheid cuando
' Un estudio claro de la teología colonial podremos verlo en Victorio Araya, Sudáfrica se supone que está pasando por un cambio fundamental que iría a
Godofthe Poor, Orbis (Maryknoll 1987), pp. 27-28, y en Jack Nelson-Pallmeyer, desembocar en la nueva Sudáfrica no racista. No sabemos a qué clase de bicho se
The l'olitics ofCompassion, Orbis (Maryknoll 1986), p. 19. referirá esto, pero lo cierto es que para la mayoría de los negros la vida no ha
' Citado por Cárter Lindberg e n : Through a Glass Darkly: A History ofthe cambiado nada. Seguimos teniendo barriadas y tierras pobres en un país tan rico
Church's vifiion ofthe poor and poverty, "The Ecumenical Review" 33 (1981) 37. como es Sudáfrica.

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Concilium 1/79
SIMÓN S. MAIMELA SER CRISTIANO EN SUDÁFRICA

cristiana, a saber, que la vida es don divino, y también que la huma- "...el Apartheid es intrínseca e irredimiblemente malo. Pienso que
nidad pecadora es salvada por la sola gracia y misericordia de Dios.5 lo más vicioso que hay en él, su aspecto más blasfemo, no es el
Frente a esta enseñanza cristiana fundamental, el Apartheid, con su inmenso sufrimiento que causa a sus víctimas, sino el que hace
fomento de la autosalvación y autoconservación de los blancos, ha dudar a un hijo de Dios de que es un hijo de Dios. Por esa sola
incitado a estos últimos a hacerse cargo por sí mismos de su vida y razón, merece ya que lo condenemos como herejía. La verdadera
de su futuro. Esto significa que el Apartheid ha enseñado a los blan- paz y seguridad no llegarán a nuestro amado país, sino cuando haya
cos a creer que ellos son capaces de salvarse a sí mismos de los peli- sido desmantelado el Apartheid".''
gros que la minoría negra significaría para la población blanca, y les
inculca que la vida está en manos de ellos, y que no la reciben como Los cristianos negros, por oponerse a las enseñanzas del Apart-
un don de Dios Creador. Por eso, los blancos, si quieren ser cristia- heid, tienen un papel importante que desempeñar en la presente
nos de veras en una Sudáfrica racista, se encuentran con el reto situación, recordando a los cristianos blancos que todos los seres
divino de rechazar la ideología del Apartheid, que se erigió a sí humanos son indignos, inaceptables y pecadores ante el Dios justo, y
misma como ídolo que promete salvar el cuerpo y el alma de la que por este motivo no hay raza ni grupo que sea mejor que otro.
población blanca. Porque abrazar el Apartheid es expresión de falta Porque Dios acepta en Cristo (es decir, justifica) a los pecadores, no
de fe en Dios - Creador y Salvador - en cuyas manos hay que poner en razón de sus propios méritos (su valor racial), sino únicamente
la vida humana (incluida la de los blancos). Indudablemente, los por pura gracia y amor bondadoso.
blancos, por venir luchando desde hace tanto tiempo por su propia
supervivencia en medio de un ambiente africano hostil, lo que más
necesitan no es la ley de autosalvación y autoconservación, sino el IV. Desenmascarar y relativizar el "Apartheid" como ídolo que es
mensaje realmente vivificador del Evangelio, que está proclamándo-
Ante el hecho de que el Apartheid ha tratado de adoctrinar e indu-
les que la vida es don gratuito de Dios, que en Cristo proporcionó
cir a la gente a creer que la dignidad humana debe buscarse prima-
también la salvación a la humanidad. El Apartheid constituye tam-
riamente en la pertenencia de una persona a un grupo racial, los que
bién un grave desafío para los negros que quieren ser cristianos. Por-
quieran ser cristianos en Sudáfrica tienen la grave exigencia de con-
que, como hemos indicado anteriormente, el Apartheid no convierte
cienciarse de que el racismo es un problema teológico al que hay
la relación de Dios con los seres humanos en el criterio para apreciar
que desenmascarar como idolatría y relativizar como tal. Sin negar la
la dignidad y la integridad humana. Sino que los criterios genéticos y
belleza y riqueza de la humanidad, que se ha expresado mediante la
raciales son los que nos harían distinguir entre razas superiores e
diversidad de diferentes colores, diferentes etnias y diferentes mani-
inferiores. Las consecuencias de esta ideología para los negros han
festaciones culturales, los cristianos de Sudáfrica tienen ante sí la
sido devastadoras, haciéndolos sentirse inferiores e ineptos, e indu-
grave exigencia de luchar denodadamente contra la equivocada ten-
ciéndolos a cometer estupideces como la de aplicarse cremas para
dencia a venerar a la raza como un absoluto, como un ídolo o como
aclarar su piel o cortarse a rape el cabello. El arzobispo Desmond
un dios que trate de esclavizar a sus adoradores, atrayéndolos al
Tutu condena los efectos negativos del sistema del Apartheid y dice
grave pecado de idolatrarse a sí mismos. Indudablemente, los cristia-
así con profunda visión de las cosas:
nos deben exigir severamente a los sudafricanos que se conciencien
de que el racismo ha llegado a ser, como dijo una vez Kosuke
Koyama, "pornográfico", porque el racismo "ha exaltado un atributo
5
biológico particular (que no es el atributo sexual), desligándolo de
Precisamente porque el Apartheid está en conflicto con el corazón mismo de
todas sus proporciones y alejándolo del contexto en que pudiera
las enseñanzas del cristianismo, muchos cristianos en Sudáfrica, preocupados por
este hecho, no escatiman esfuerzo alguno para luchar contra é l , d e c l a r a n d o tener algún significado".7 Los cristianos, en vez de dejarse absorber y
solemnemente que se trata de una herejía. Para un estudio detallado de la natura- de participar en la naturaleza pornográfica del racismo, tienen la
leza herética del Apartheid, el lector podrá consultar: john de Cruchy / Charles
Villavicendo (eds.), Apartheid is a Heresy, David Philip (El Cabo 1983). Esta obra
se < ilará en adelante: Apartheid is a Heresy. Consúltese también el penetrante
ensayo de l'er I rostin, titulado: Apartheid as Idolatry, en: Liberation Theology in '• Tutu, Apartheid and Christianity, en: Apartheid is a Heresy, pp. 46-47.
7
l.in/.itiia and South África, Lund University Press (Lund 1988), pp. 104-136. Citado por Tutu, ibíd. p. 45.

"0 Concilium 1/80 Concilium 1/81 81


SIMÓN S. MAIMELA SER CRISTIANO EN SUDÁFRICA

grave tarea de recordar a los sudafricanos que la vida cristiana uno ha de luchar contra el temor que ha esclavizado a muchos blan-
entraña que hay que morir a diario y despojarse del "viejo Adán", a cos, y que hay que conjurar y superar ese temor.
fin de que pueda ser sustituido por el "nuevo Adán". Ciertamente, ser cristiano en Sudáfrica es un desafío para que los
cristianos se empapen bien del mensaje bíblico de que el pueblo de
Pero hay más. Los cristianos deben recordar a los sudafricanos que
Dios no ha de contar con sus propios medios para asegurarse y sal-
la genuina identidad no nos la da el dios idolátrico de la raza sino
varse a sí mismos en el mundo de Dios. Porque Dios ha prometido
que esa genuina identidad se halla y se nos da únicamente en Jesu-
estar a nuestro lado, rodearnos, defendernos y mantenernos y redi-
cristo, la sola fuente de vida y de esperanza para el futuro. A la luz
mirnos a los que somos ahora y a los que han de ser en el futuro el
de esta genuina y nueva identidad, que Dios concede a quienes
pueblo de Dios. Por este motivo, Dios entregó a Jesús en favor de
constituyen el único cuerpo de Jesucristo, los cristianos deben lanzar nuestro mundo, e hizo de Jesús la prenda que nos asegura de que
un reto y recordar a todos los sudafricanos que sus identidades racia- Dios está y estará siempre con nosotros y para nosotros. Precisa-
les, étnicas y culturales no son absolutas sino relativas en medio de mente porque el Espíritu Santo está empeñado activamente en susci-
la constante actividad re-creadora de Dios, que trata de hacer que tar en nosotros la fe en ese Dios vivo en cuyas manos están nuestras
los hombres y las mujeres sean nuevas criaturas. Si los cristianos per- vidas, y en las que están y estarán siempre a salvo, los cristianos
manecen fieles a su vocación y logran así relativizar el pecado de la podrán relativizar ese temor y despojarlo de su poder paralizador y
soberbia racial y destronar al dios del racismo en Sudáfrica, entonces esclavizador, proclamando ante los sudafricanos que no es el temor
habrán logrado una gran victoria en favor de las relaciones humanas, sino el Dios Creador y Salvador el que tiene la última palabra sobre
y habrán echado los cimientos para la creación de una sociedad que el pueblo de Dios. Si así lo hacen, los cristianos estarán exhortando a
sea justa y humana. los sudafricanos a tener la valentía necesaria para ser, vivir y actuar
creativamente en nuestro rico país, la tierra que está decorada por su
Otro subproducto del conflicto racial en Sudáfrica es el temor de Creador con la diversidad racial y cultural, que debe valorarse como
los blancos hacia la mayoría negra. Porque el Apartheid ha logrado fuente de enriquecimiento y como viva exigencia para que los ciuda-
aislar a diversos sectores de la sociedad, proporcionando así terreno danos que vivan en esta tierra experimenten nuevas formas de rela-
abonado para la creación de mitos, verdades a medias y estereotipos ción interpersonal. Si los cristianos tienen éxito en esta tarea de rela-
entre los grupos raciales. Los sudafricanos blancos, al creer que los tivizar el temor al mismo tiempo que suscitan una fe genuinamente
diferentes grupos raciales constituyen un grave peligro mortal unos liberadora, harán que los sudafricanos sean también verdaderamente
para otros, tiemblan bajo un miedo paralizador, teniendo miedo a humanos en una ilimitada apertura de unos hacia otros y pueden
sus vecinos, que son racial y culturalmente diferentes, especialmente realizar las tareas que como una viva exigencia los aguardan.8
si son negros. El hecho de que esos vecinos negros puedan ser cris-
tianos, no hace al caso. Por eso, inspirados por ese vivo temor, los
blancos han creado un "becerro de oro", a saber, el Apartheid, que
(Traductor: Constantino Ruiz-Garrido)
les promete vida y seguridad y la supervivencia futura como grupo
racial. Los cristianos son personas que saben que la verdad los hará
libres y que viven esa verdad (véase Juan 8,32). Indudablemente, el
tratar de ser cristianos en una Sudáfrica racialmente dividida, implica
ejercer un ministerio profético: el de estar recordando constante-
mente a la gente que los cristianos no recibieron su vocación de ado-
rar al verdadero Dios, para estar aterrorizados por temores incontro-
lables, y desde luego no por el temor a sus vecinos racialmente
diferentes. Porque, como nos recuerda Pablo, con profunda visión,
los cristianos, al haber sido adoptados en Cristo como hijos e hijas de
Dios, no recibieron el espíritu que los hace esclavos del temor (véase " Simón S. Maimela, Man in white Theology, en: "Journal of Theology for Sout-
Romanos 8,15). Por tanto, ser cristiano en Sudáfrica significa que hern África" 36 (septiembre de 1981) 30-41.

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EL GRAN DINAMISMO SOCIAL Y POLÍTICO...

Andrea Riccardi*
África no posee más que el 1 % de la prensa y de las redes televisivas
EL GRAN DINAMISMO SOCIAL Y POLÍTICO DE del mundo, que operan a menudo en condiciones de magra libertad
(dos tercios de los países del África subsahariana poseen menos de
ÁFRICA DESPUÉS DE LA PRESENCIA POLÍTICA DE diez diarios cada uno). Aunque el proceso de democratización en
LA UNION SOVIÉTICA curso en varios países ha estimulado la prensa nacional, la voz de
África, como la mayor parte de las noticias africanas, se ve apagada
por la gran oleada informativa internacional. De esta forma, la crisis
africana corre el riesgo de verse ignorada y olvidada.
Esta crisis es de vastas proporciones. El continente parece el
terreno favorable para el desencadenamiento de contiendas bélicas.
Con el final del bipolarismo USA-URSS, el contexto en que se siguen
desarrollando los conflictos africanos queda más descontrolado y no
menos peligroso, marcado muchas veces por conexiones difumina-
das, poco ideológicas pero muy sólidas, ancladas en intereses con-
cretos. Entre los muchos conflictos africanos pueden señalarse al
menos trece guerras mayores: Angola, Etiopía, Liberia, Mali, Maurita-
• H i n los próximos meses podrán nia, Mozambique, Uganda, Ruanda, Sahara occidental, Senegal,
morir en África millones de personas": ha afirmado el director gene- Somalia, Sudán, Tchad.
ral de la UNICEF, advirtiendo que el continente está entrando en una En el Cuerno de África, la larga serie de conflictos sangrientos vivi-
crisis dramática. Las imágenes de muerte y de hambre en el Cuerno dos hasta ahora parece que se va resolviendo hacia nuevos equili-
de África, en el periodo 1984-1985, con casi dos millones de muer- brios políticos, no definidos del todo por ahora en Etiopía, Eritrea y
tos, siguen estando en la memoria colectiva. Pero quizás hoy la opi- Somalia. En el África austral, junto a la independencia de la última
nión pública internacional se muestra menos atenta a los problemas colonia, la de Namibia, se señala positivamente la solución del con-
y a las miserias del continente africano. La crisis del golfo ha agra- flicto angolano. Las conversaciones han llevado a un acuerdo entre
vado la situación precaria de economías vulnerables, mientras que el gobierno y la UNITA en favor de un estado democrático: un con-
las ayudas de emergencia a la URSS y a los países europeos del este flicto nacido con una fuerte identidad ideológica y en el marco de un
absorbe las energías y hace que se olviden los problemas africanos. choque regional parece que se va resolviendo en el marco de una
Una crítica muy dura a la cooperación entre el norte y el sur -a veces confrontación política. No puede decirse todavía esto mismo de
no inmotivada- ha atenuado el sentido de responsabilidad occidental Mozambique, a pesar de que siguen adelante las conversaciones
para con el continente africano. No es una exageración decir que entre el gobierno y la RENAMO.
África es la gran olvidada de la comunidad internacional. Hay algo que se mueve en el cuadro dramático de las "trece gue-
Por lo demás, la voz de África es sumamente débil en el contexto rras de África" y de su contorno de conflictos menores. No cabe
duda de que el continente ha dejado de ser el terreno de enfrenta-
internacional, recorrido por tantos y tan apremiantes mensajes.
miento entre las dos superpotencias. Sin embargo, hay motivaciones
étnicas, regionales, tribales, económicas, internas y externas, que
sostienen y estimulan conflictos sangrientos. La frontera de la guerra
*ANDREA RICCARDI nació en Roma en 1950, donde enseña historia del cristia-
nismo en la universidad de "La Sapienza"; se ha especializado en historia de la atraviesa permanentemente muchos países africanos. Las jóvenes
Iglesia contemporánea y ha publicado, entre otras obras, // potere del papa da Pió generaciones crecen dentro de la guerra, acostumbrándose a no con-
XII a Paolo VI, Ed. Laterza, Roma-Bari, 1985 y, con el mismo editor, // Vaticano e siderarla como un episodio transitorio de su vida. Es el caso del
il Cremlino (1992). Es uno de los cuatro mediadores en las conversaciones de paz Sudán, dividido por la frontera entre la mayoría islámica y la minoría
entre los gobiernos mozambiqueño y renamo, como presidente de la comunidad
de san Egidio.
animista y cristiana, que vive una interminable guerra étnico-reli-
Dirección: Piazza Sta. Maria in Trastevere, 21 - 00153 ROMA (Italia). giosa, cuya solución parece aún lejana.

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ANDREA RICCARDI EL GRAN DINAMISMO SOCIAL Y POLÍTICO...

Las guerras de África afectan en gran parte al continente subsaha- africano, sobre todo en los años ochenta, ha perdido una gran parte
riano (con la excepción del caso del Sahara occidental). En efecto, la de su valor. Las economías europeas hace ya tiempo que han encon-
zona mediterránea, árabe o arabófona, vive una relación distinta con trado materias sustitutivas de las que hasta ahora se consideraban
Europa y con el Medio Oriente. Se trata de países islámicos con un esenciales o buscan las necesarias por otras partes. Los precios del
estado desarrollado y con fuertes clases dirigentes. En esta región, "tesoro" africano se fijan en el extranjero y se calcula que el África
aunque el cuadro e c o n ó m i c o es incierto todavía, la c o n f r o n t a c i ó n subsahariana no cuenta más que para el 1,3% del comercio mundial.
con el fundamentalismo religioso representa un grave problema de El mito del tesoro natural africano ha dejado el terreno a la constata-
estabilidad política. En los países del M a g r e b , quizás más que en ción de una gran debilidad de la economía africana en el contexto
Egipto, no resulta fácil medir hoy la influencia social de los m o v i - internacional. "En el casino de las materias primas - h a escrito Fotto-
mientos islámicos que predican una refundación del estado sobre la rino en Le Monde- ha perdido África. Su deuda es para muchos una
base de la ley religiosa. Los tiempos próximos ofrecerán buenas oca- deuda de juego".
siones para cuantificar, incluso desde un punto de vista electoral,
estos movimientos y el consenso popular que han alcanzado. Arge- Las i n t e r v e n c i o n e s del Fondo M o n e t a r i o I n t e r n a c i o n a l y de la
lia, a diferencia de Egipto, representa en esta fase el punto más agudo Banca M u n d i a l imponen duras operaciones de reequilibrio a las eco-
de conflicto político. nomías nacionales, cuyos efectos no se ven a corto plazo, c o m o se
perciben por el contrario los sacrificios. El África subsahariana sobre-
De todas formas, las vicisitudes políticas del África mediterránea, vive muchas veces gracias a apoyos humanitarios, político-diplomá-
a pesar de los vínculos tan complejos que mantiene con el resto del ticos, a ayudas al desarrollo democrático y, no pocas veces, a "bue-
continente, son distintas de las subsaharianas. En África del norte - n o nos v o t o s " en la O N U . Los c a m b i o s d e m o c r á t i c o s han puesto en
deja de ser una notable d i f e r e n c i a - existen estados con cierta soli- discusión, c o m o en Benin, Costa de Marfil y Gabón, la función de las
dez. Además, el África del norte, por su historia y por su fuerza rela- administraciones estatales y paraestatales, a m e n u d o e c o n ó m i c a -
tiva, tiene una colocación de mayor relieve en la sociedad interna- mente paralizante. En el Camerún los efectivos de la función pública
cional. La crisis de proporciones más amplias afecta por el contrario pasaron en diez años, entre 1971 y 1 9 8 1 , de 51.340 a 101.1 74.
al continente negro. Después de haber recordado las "guerras de
África" basta aludir tan sólo a la situación económica. Es verdad que Pero el proceso de recomposición económica es tan difícil que a
no todas las economías africanas adolecen de la misma fragilidad, nadie se le puede ocurrir que África pueda salir adelante ella sola. Es
pero su cuadro general dista mucho de ser sano y tranquilizante. necesario desarrollar una nueva cultura de la solidaridad internacio-
nal y una acción incisiva en los sectores más delicados. La segunda
El continente negro ha sufrido los contragolpes de la Guerra del conferencia de los países menos desarrollados, celebrada en París en
G o l f o y de la crisis consiguiente de las materias primas. Su capaci- octubre de 1990, ha recordado que los 41 estados interesados (entre
dad de ahorro es prácticamente nula, mientras que las exportaciones ellos 28 africanos) apenas cuentan con el 1 , 1 % del comercio m u n -
africanas han caído de repente en v o l u m e n y en valor. Cuando los dial. Se ha avanzado la idea, quizás un tanto simplista, de un "plan
recursos económicos no se utilizan con fines privados (la Trilateral Marshall" para África, necesario también para Europa si quiere evitar
considera que la fuga de capitales representa una tercera parte de la tener que cargarse con las consecuencias de una crisis continental,
deuda pública), se emplean muchas veces de forma poco racional, a c o m o se ve por el fenómeno migratorio. A finales de 1990, en Lagos,
veces en la construcción de obras de escasa u t i l i d a d p ú b l i c a o en
en la conferencia mundial para la ayuda al África y a los africanos de
gastos militares. Se trata de un problema político y de las clases diri-
la d i á s p o r a , se ha propuesto la idea de una reparación que debe
gentes.
Europa y América al continente negro por la "larga noche de la trata
La imagen estereotipada del África de hace medio siglo era la de de esclavos", según la expresión del primer ministro de Benin.
una reserva de materias primas: desde el algodón e g i p c i o hasta el Se trata de ¡deas fuertes que tienden a relanzar una cultura interna-
fosfato marroquí, el café, el cacao y los cacahuetes del África o c c i - cional de la solidaridad con África, hoy ampliamente en crisis, mien-
dental, las minas de oro, de diamantes, de uranio... Era el gran tesoro tras que la atención occidental se desplaza hacia el este y se siente
africano que parecía necesitar el norte desarrollado. Pero el tesoro más v i n c u l a d a al m u n d o e x - c o m u n i s t a . El c a m b i o que se está lle-

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ANDREA RICCARDI EL GRAN DINAMISMO SOCIAL Y POLÍTICO...

vando a cabo en los países africanos no merece menor atención que Namibia, el estado con independencia más reciente. Países tan dife-
el de los países del este europeo. Sin embargo, en los medios de rentes en el perfil internacional e interno, como el Kenria de Arap
comunicación social se le dedica poca atención y no entusiasma a la Moi y el Zimbabwe de Mugabe, parecían anclados todavía en el
opinión pública tanto como en el "1989". monopartidismo, con motivaciones diversas. Pero el pluripartidismo
y la democracia han acabado imponiéndose, como problema, en
El África de las guerras, de la crisis económica, de la inestabilidad
casi todos los estados africanos, bajo el impulso de la opinión
proverbial del poder político (de 1963 a 1982 se han contado 37 gol-
interna, de los movimientos guerrilleros o bajo la presión de países
pes de estado militares) es un continente que está sufriendo una pro-
no africanos.
funda evolución. Bastaría citar los acontecimientos del África del
Sur, la crisis del "apartheid", que nos hacen esperar una solución Ha sido ejemplar el paso de Benin de un sistema de dictadura
positiva de un sistema racista que parecía encontrarse en un callejón marxista-leninista, después de 1 7 años de régimen militar, a las elec-
sin salida. Hay una evolución de conjunto del estado africano. El ciones libres, con una importante fase de transición en la que la Igle-
partido único, después de un paréntesis más o menos breve de pluri- sia ha representado su papel. Este ejemplo ha impulsado a otros paí-
partidismo, había sido el instrumento generalizado de gobierno, el ses por las vías de la democratización. En Cabo Verde, por primera
lazo que mantenía vinculados el estado y la sociedad. Con frecuen- vez en África, con elecciones presidenciales libres, un opositor ha
cia el partido se identificaba con el jefe. subido al poder con el voto popular. Los dirigentes del pequeño
archipiélago de Santo Tomé y Príncipe han sacado una lección de la
Las teorizaciones de esta situación política eran de lo más variado. experiencia y, después de 1 5 años de poder ejercido muy cerca de
Había quienes insistían en el carácter propio de la sociedad africana Cuba y de la Alemania Oriental, no se presentaron a las elecciones.
y en la incompatibilidad de un régimen pluripartidista con la idea En Mozambique el gobierno abría conversaciones con la RENAMO,
tradicional del poder. Por otra parte, el partido único se legitimaba movimiento de oposición armada, y comenzaba entretanto un pro-
sobre la base de una opción ideológica marxista-leninista, que ceso de democratización del país.
emparentaba a los sistemas monopartidistas africanos con los países
socialistas. La crisis de los regímenes socialistas y el "efecto Gorba- No podemos seguir aquí la evolución compleja y lenta de los
chov" se han hecho sentir en los gobiernos africanos, revelando a diversos países africanos: Costa de Marfil, país modelo de la coloni-
veces estructuras de poder a lo Ceaucescu. zación francesa, con su presidente Houphouét-Boigny a la cabeza
desde la independencia, en plena crisis económica, ha hecho la
El éxito del marxismo-leninismo en África se debía no sólo a la opción del pluripartidismo después de una larga fase de desórdenes.
influencia soviética (se trataba muchas veces de países ligados a la En Camerún están previstas elecciones libres dentro de este año,
URSS), sino también a que esta ideología estaba en la base de los también aquí como consecuencia de la presión popular y estudiantil.
estados nacientes de África. En la creación del estado los factores El Gabón y el Congo están en la misma línea. Madagascar ha reco-
ideológicos tuvieron un papel fundamental, dando origen a un poder brado una prensa libre y un sistema pluralista, mientras que se desa-
centralista y autoritario, a una economía centralizada ligada a los rrolla un fuerte movimiento de oposición cerrada contra el gobierno,
planes de desarrollo, exaltando el carácter revolucionario de las vici- que hasta ahora se ha desarrollado de forma pacífica, sostenido por
situdes políticas nacionales. Además, el marxismo-leninismo no pro- un consentimiento de masas.
venía de las antiguas potencias coloniales. La crisis de la ideología
abre actualmente en las clases dirigentes notables problemas de cul- En el África centro-occidental, Ghana, la Guinea Ecuatorial, Mau-
tura política. ritania, el Centro de África, parecen seguir siendo impermeables a
los impulsos del pluralismo. En Mauritania se manifestaron en favor
La evolución en el sistema de gobierno ha sido muy rápida en los de Saddam Hussein, que había invertido mucho en el país. El presi-
últimos años, aunque no haya atraído una atención proporcional a dente de Ghana ha declarado: "La idea de un gobierno civil... es una
los cambios que ha habido. Hace tan solo un año, en todo el África herencia colonial". Burundi y Ruanda (donde están previstas eleccio-
negra había cinco países entre 46 que se regían por un sistema de nes libres dentro de un año) se ven sometidos a explosiones de vio-
tipo democrático: Cambia, Senegal, Botswana, Islas Mauricio y lencia étnica; en Tanzania se camina hacia la liberalización econó-

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ANDREA RICCARDI EL GRAN DINAMISMO SOCIAL Y POLÍTICO...

m i c a , pero todavía no hacia la p o l í t i c a . Para 1992 están previstas cristianos y los musulmanes. La mayor parte de los estados africanos
elecciones en Niger; para octubre de 1991 están en el calendario no son homogéneos, incluso desde el punto de vista religioso. Y tam-
consultas previas en Zambia. Los regímenes militares de Nigeria, de bién esta característica plantea serios problemas para la identidad
Guinea, de Lesotho, están emprendiendo ahora el camino de transi- del estado.
ción hacia un gobierno civil.
Más a l l á de S o m a l i a , de las Islas C o m o r e s , de M a u r i t a n i a , en
Hasta hace no mucho tiempo parecía muy resistente la situación d o n d e el Islam es a b s o l u t a m e n t e d o m i n a n t e , hay otras m u c h a s
del Zaire, en donde M o b u t u , durante 23 años de reinado exclusivo, naciones en d o n d e los musulmanes son mayoritarios y c o h a b i t a n
había basado su autoridad en el partido único en el que todos se ins- con minorías cristianas, c o m o en el Senegal (el 9 0 % son musulma-
cribían desde su nacimiento, y en un movimiento de "autenticidad"
nes), Mali (75%), Guinea (70%), Niger (88%). El catolicismo domina
africana, que ofrecía la base ideológica al régimen. El país parece
en Ruanda (56%), Burundi (79%), Zaire (48%), Angola (69%), G u i -
encaminarse ahora hacia el pluripartidismo, aunque dentro de cier-
nea Ecuatorial (72%); el protestantismo en Sudáfrica (46%). El resto
tos límites. También en Zambia, en donde el monopartidismo pare-
del África negra se presenta con una dominante animista (difícil de
cía bien sólido, la situación ha empezado a ponerse en discusión. En
cuantificar) y con notables elementos variables de cristianos y musul-
Z i m b a b w e , el gobierno se había basado en un proceso democrático
manes. El gigante nigeriano, c o n casi 117 m i l l o n e s de habitantes,
realizado a través de elecciones libres, que había c o n o c i d o la con-
t i e n e una leve m a y o r í a i s l á m i c a . El S u d á n , c o n un p r e d o m i n i o
frontación y la recomposición de fuerzas históricas diversas; poste-
musulmán (73%), tiene un sur cristiano y animista que rechaza la
riormente Mugabe se inclinó hacia un sistema basado en el partido
imposición de la ley islámica.
único, considerado por él c o m o más adecuado a la naturaleza y al
desarrollo del país. Pero ahora aparecen signos de replanteamiento Frente a cuatro estados confesionales islámicos, la mayor parte de
de este camino. los países son laicos; pero las relaciones entre los gobiernos y las
La lista árida y sumaria de los cambios, notablemente incompleta, confesiones religiosas no siempre se ha desarrollado de manera fácil,
no acaba de poner de relieve la naturaleza diferente de los procesos bien por la debilidad del estado y por su empeño en imponerse sobre
de democratización que se han desarrollado en los diversos países la sociedad, bien por la fuerza de las organizaciones confesionales
africanos y sus diversas m o t i v a c i o n e s . N o es p o s i b l e prever para con sus instituciones. Algunos países africanos han mantenido una
todos ellos un resultado positivo, pero el f e n ó m e n o es masivo. N o p o l í t i c a d i s c r i m i n a t o r i a frente a las Iglesias, q u e hoy se muestra
cabe d u d a de q u e el " 1 9 8 9 " e u r o p e o ha e j e r c i d o una p r o f u n d a ampliamente en revisión. Incluso se han visto casos, c o m o en Benin,
i n f l u e n c i a . H a y un i m p u l s o q u e v i e n e de lejos, desde la crisis de en donde un obispo católico ha sido llamado a presidir la Asamblea
modelos ideológicos y de cultura política. Además, está la voluntad nacional y a garantizar la transición; este ejemplo ha sido seguido en
de buscar un rostro nuevo en las relaciones con O c c i d e n t e . Pero G a b ó n , mientras que en otros lugares los eclesiásticos se han visto
sobre todo, no se puede menos de advertir el malestar que ronda en comprometidos en mediaciones de paz, c o m o en el caso de M o z a m -
torno a la gestión del estado y de la cosa pública en muchos países bique.
africanos. La corrupción, las dificultades económicas, la degradación
La c o n s t r u c c i ó n del estado laico y plurirreligioso representa un
de la convivencia urbana, la confusión entre partido y estado, entre
gran problema en sociedades que tienen necesidad de apelar a todos
lo público y lo privado, mueven hacia la búsqueda de nuevas formas
los recursos internos e internacionales. Como es lógico, en el África
estatales. El gran impulso hacia el cambio viene desde el interior de
mediterránea arabófona el problema tiene características muy dife-
las sociedades africanas.
rentes. A q u í la p r e s e n c i a c r i s t i a n a es s u m a m e n t e r e d u c i d a y a
La construcción del estado se encuentra frente a la problemática m e n u d o está c o m p u e s t a por e l e m e n t o s no nativos c o n s i d e r a d o s
de las diversas etnias, de los diferentes grupos religiosos. Por e j e m - c o m o huéspedes en el "Dar-al-lslam". La única excepción significa-
plo, en Nigeria, que ha e m p r e n d i d o el proceso de la democratiza- tiva es la de Egipto, en d o n d e la minoría copta del patriarcado de
ción, un intento de golpe de estado ha puesto nuevamente de mani- Alejandría representa una presencia cristiana notable y original, muy
fiesto el c o n f l i c t o entre las etnias del norte y las del sur, entre los crítica contra la islamización del estado.

90 Concilium 1/90 Concilium 1/91 91


ANDREA RICCARDI EL GRAN DINAMISMO SOCIAL Y POLÍTICO...

Los cambios en África son más profundos de lo que percibe la opi- fuera de Angola 310.000. África es el mayor productor de refugiados
nión pública internacional. Naturalmente, los medios de comunica- del mundo.
ción social han seguido con mayor atención los que han tenido lugar
en Sudáfrica; pero tampoco aquí se ha alcanzado ni mucho menos la No se puede menos de mirar con honda preocupación el futuro
solución: en cuatro años los conflictos interétnicos han causado del continente, que hoy - y este fenómeno es una novedad de los últi-
8.000 muertos; el Congreso Nacional Africano (ANC) se está cons- mos diez años- empieza a representar un centro de tráfico y de pro-
truyendo como partido, pero el juego político es muy complejo. La ducción de droga. El cultivo de algunas drogas está ganando terreno
construcción de una nueva África del Sur con 35 millones de habi- a costa del cacao, del café, del algodón, etc. Este fenómeno corre el
tantes (80% negros y 14% blancos) se está revelando muy difícil, peligro de llegar al nivel de una intoxicación de masa de aquellas
más arduo todavía que el desmantelamiento del "apartheid". El final poblaciones, desarraigadas del campo, metidas en las grandes ciuda-
del aislamiento del país impulsa al gobierno y a los empresarios des, que han perdido los lazos de solidaridad ciánica y familiar. La
sudafricanos hacia una economía continental, que tiene necesidad difusión de los más diversos tipos de droga se ve facilitada por la
de ayudas y de inversiones. Sudáfrica exporta el 32% de sus produc- ausencia de una conciencia de autodefensa. Enteras regiones africa-
tos manufacturados a los países del continente y tiene ahora relacio- nas se están viendo sacudidas por una revolución agrícola de la
nes comerciales con todos los estados africanos. La crisis económica droga, que afecta a la vida de sus habitantes y hace de África un
continental llama a Sudáfrica a representar un papel todavía mayor, punto neurálgico en el comercio mundial.
pero entretanto este país debe reconstruirse políticamente en su inte-
La revolución de los mundos tradicionales, en estos últimos treinta
rior en medio de condiciones muy difíciles.
años, se ha llevado a cabo mediante un proceso de urbanización
muy acelerado, como suelen ocurrir las cosas en el Tercer Mundo.
Los africanos están trabajando mucho por el cambio durante esta
Este fenómeno ha sacudido y alterado las economías locales, las
fase, a pesar del bajo nivel de los circuitos informativos y de los cen-
identidades ciánicas y tribales, llegando casi a crear un "individuo"
tros de estudio. Las ideas circulan en medio de un ansia de novedad
africano que se concibe a sí mismo y que vive en un contexto total-
y de cambio. Pero el marco estructural de fondo sigue siendo todavía
mente nuevo, muy lejano antropológicamente del de su pasado pró-
muy pesado. En veinte años se prevé que la población africana
ximo y del de su familia. Del 25 al 50% de la población africana vive
alcanzará los mil millones de habitantes, con un déficit alimenticio
en las grandes ciudades de Zaire, Ghana, Costa de Marfil, Camerún,
de proporciones dramáticas. Probablemente - y es éste un nuevo
Liberia, Senegal, Somalia...
signo de degradación- en el crecimiento demográfico llegará a inci-
dir negativamente la difusión del SIDA, por causa del cual cabe ima- Símbolo de la modernidad del África, la ciudad africana mani-
ginar en algunos países una notable reducción de la población. fiesta en el más alto grado la contradicción de la sociedad: atrae a
poblaciones y a fuerzas diferentes, pero no las integra; les propone
La conferencia internacional sobre el SIDA de hace un año, cele- modelos de vida opulentos, pero que son inalcanzables. A menudo
brada en Kinshasa, no ha podido menos de señalar la gravedad del es la capital, orgullo del estado, el verdadero espejismo de las pobla-
peligro, que se ha ido confirmando ampliamente en los meses suce- ciones del interior. En la ciudad africana la vida no resulta fácil para
sivos. La OMS calcula que las personas seropositivas HIV son cerca la mayor parte de la gente; pero todavía es más problemático el
de cinco millones en África, y se prevé el doble para el año 1992. Se gobierno de una masa hacinada en la urbe fuera de los cuadros tradi-
calcula que del 8% al 10% de la población de las grandes ciudades cionales.
del África central y oriental son seropositivas.
También frente a estos problemas vuelve a surgir la cuestión sobre
A esta "plaga" africana se añade la del elevado número de refugia- las relaciones del estado con la sociedad. ¿Pero qué puede hacer un
dos, que le da al continente otro triste primado, el de productor mun- estado africano frente a semejantes "cataclismos"? ¿Qué puede hacer
dial de refugiados. Mozambique ha exportado 1.500.000 refugiados; ante los intereses multinacionales? Este estado africano no tiene nin-
Liberia, 550.000. En el Cuerno de África se calculan más de guna posibilidad de afirmarse más que dentro del marco de la ayuda
3.500.000 refugiados. Fuera de Burundi hay 200.000 personas y internacional. Desde los años sesenta África ha vivido la gran etapa

92 Concilium 1/92 Concilium 1/93 93


ANDREA RICCARDI

Justin Ukpong
de su independencia nacional, descubriendo sus límites intrínsecos y
extrínsecos. Frente al cuadro dramático de la situación, pero también EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA" DEL
frente a las energías que a pesar de todo se han puesto en movi- SÍNODO AFRICANO EXTRAORDINARIO
miento, se trata de replantear a fondo el problema del significado de
la independencia nacional, sostenida por la cooperación internacio-
nal. Pero quizás, sobre todo para el mundo occidental, ha llegado la
hora de descubrir más radicalmente su interdependencia con África.
Hay una antigua deuda histórica -pensemos tan sólo en el mercado
de esclavos- que obliga a los mundos no africanos a sentir y a practi-
car de nuevo la solidaridad con este continente en donde, a pesar de
todo, se observa un gran impulso hacia el cambio.

(Traductor: Alfonso Ortiz García)


Introducción

sado por S. S. Juan Pablo II el 6 de enero de 1989 de convocar una


Asamblea Extraordinaria para África del Sínodo de obispos, los Linea-
menta (esquemas) para la preparación de este Sínodo se publicaron
en la asamblea general del SECAM' celebrada en Lome en junio de
1990. El tema del Sínodo -"La Iglesia en África y su misión evangeli-
zados hacia el año 2000: 'Seréis mis testigos' (Hch 1,8)"- se pre-
senta así en los Lineamenta: En primer lugar se hace una breve histo-
ria de la evangelización de África, seguida por la primera parte del
estudio principal que trata del significado y la necesidad de la evan-
gelización; luego viene la segunda parte, que determina y analiza

* JUSTIN UKPONG. ES vicerrector del Catholic Institute oí West África, de Port


Harcourt (Nigeria), donde imparte lecciones sobre Nuevo Testamento y teología
africana.
Además de haber escrito varios artículos en periódicos, es autor de: African
Theology Now: A Profile (1984); Sacrifice: African and Biblical (1987).
Está preparando una obra sobre: Perspectivas del Nuevo Testamento acerca de
la inculturación.
D i r e c c i ó n : Catholic Institute of West África, P. O. Box 4 9 9 , Port Harcourt
(Nigeria).
1
SECAM significa Symposium of Episcopal Conferences of /Wrica and Mada-
gascar (Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar).

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94 Concilium 1/94
JUSTIN UKPONG EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

cinco "tareas" diferentes de la evangelización en África, a saber, la pretación de hechos y realidades; la finalidad de la interpretación
proclamación de la Buena Nueva de la Salvación, la inculturación, determina la selección y la organización de los hechos y la interpre-
el diálogo, la justicia y la paz, y los medios de comunicación social. tación de los mismos.
Los Lineamenta terminan con un cuestionario acerca de las "tareas"
de la evangelización antes mencionadas. Asimismo, la historia es creada por seres humanos que participan
en los acontecimientos; es algo que no sucede simplemente. Y la his-
La finalidad del presente ensayo es hacer una evaluación de las toria se repite a sí misma, cuando el conocimiento de los aconteci-
exposiciones de los Lineamenta acerca de los temas antes menciona- mientos pasados no se ha utilizado para crear situaciones nuevas.
dos, desde la perspectiva de la experiencia de la Iglesia africana, y
suscitar cuestiones para ulterior debate. Trataremos de sacar a la La Iglesia floreció en África del norte y luego casi desapareció. Los
superficie los presupuestos filosóficos, teológicos y metodológicos intentos tempranos por evangelizar el África occidental no tuvieron
que sirven de marco a cada una de las exposiciones. Por eso, nos éxito duradero. Actualmente la Iglesia florece en el África subsaha-
centraremos no sólo en lo que dicen los Lineamenta, sino también riana. En primer lugar, en vez de interpretar la historia de África del
-lo que es más importante- en los presupuestos que sirven de base a norte como una derrota del cristianismo, debiéramos interpretarla
lo que ellos dicen, en las suposiciones metodológicas de la exposi- desde una perspectiva dirigida hacia el futuro: una perspectiva que
ción. El ensayo tiene siete secciones. La primera sección, titulada supone que hay que mirar más allá de lo que es obvio, para descu-
"Antecedentes", valora la exposición que se hace de la historia de la brir lo que no aparece con tanto relieve en su significado histórico.
evangelización de África, y del sentido y la necesidad de la evangeli- Esto significa que no debemos interpretar la historia como el relato
zación. Las secciones 2 a 6 valoran las exposiciones que se hacen de de los vencedores, sino como la historia de las víctimas consideradas
las cinco "tareas" diferentes de la evangelización. La última sección como posiblemente los verdaderos campeones. Tal es el paradigma
es una evaluación global. del sentido histórico de la Pasión -acontecimiento de resurrección-,
en la que Jesús, "víctima" de la muerte a los ojos humanos, fue en
realidad el vencedor y el campeón. Habría que dar mayor relieve a
la lucha de los cristianos norteafricanos por mantener la fe. Esa lucha
1. Antecedentes es la que logró que sobrevivieran las Iglesias copta y etiópica, que
El estudio principal que se realiza en los Lineamenta está prolo- lograron capear el temporal de los ataques musulmanes hasta el día
gado por una breve historia de la evangelización de África y un de hoy.
esclarecimiento de lo que significa el concepto de evangelización.
En segundo lugar, debiéramos ver una conexión entre la historia
Con toda claridad, el concepto de que la historia es magistra vitae del África del norte y la historia actual del África subsahariana.
(maestra de la vida) sirve de base a la exposición histórica. Este con- Debemos contemplar a la Iglesia del África del norte como una Igle-
cepto considera la historia como una narración del pasado encami- sia que ha cumplido una misión, y su "cuasi-desaparición" como
nada a enseñar lecciones para el presente. Y en este concepto se fun- símbolo de la semilla del cristianismo que cayó en suelo africano y
damenta la idea de que la historia se repite a sí misma. Se ve está brotando y floreciendo actualmente en el África al sur del
igualmente con mucha claridad que la historia se concibe como el Sahara. Así, los cristianos africanos de la región subsahariana podrán
relato de los vencedores. Hay una impresión profunda de la derrota pretender, en sentido histórico, ser los herederos del patrimonio cris-
del cristianismo y del triunfo del Islam. Si tenemos en cuenta el tiano. Así se verá también la necesidad de tomar en serio actual-
hecho de que el tema del Sínodo es la futura misión de evangeliza- mente las realidades de la Iglesia en África como la materia prima
ción de la Iglesia africana, este enfoque no ayuda gran cosa. La histo- para crear el tipo de nueva historia que deseamos tener.
ria de la evangelización de África debiera exponerse de tal manera
que ofreciese la visión adecuada, la inspiración y el compromiso Por lo que respecta al concepto y la necesidad de la evangeliza-
necesarios para que la Iglesia africana crease una nueva historia ción, diremos que en África no interesa tanto esclarecer hoy día esos
durante el tercer milenio. Porque hay que tener muy en cuenta que conceptos cuanto determinar el tipo de evangelización que se nece-
la historia no es una exposición de hechos muertos, sino una inter- sita, habida cuenta de la situación actual de África. África necesita

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JUSTIN UKPONG EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

hoy día una evangelización que sea integral y dialogante. "Integral" decir que no hay que considerar ya a África c o m o un país que ha de
en el sentido de que el mensaje evangélico ha de penetrar en todos conquistarse con el mensaje evangélico leído a través de los lentes
los aspectos de la vida del pueblo: en el religioso, en el económico, de otra cultura distinta, sino c o m o un país que es también heredero
en el político, en el cultural, en el social, etc. Esto supone una teolo- del p a t r i m o n i o que es el mensaje e v a n g é l i c o , un p a t r i m o n i o que
gía de la evangelización que mantenga en tensión creativa el aspecto África debe apropiarse mediante sus propios recursos. Esto implica
material y el aspecto espiritual de la vida del p u e b l o , y considere que la Iglesia africana debe buscar una auténtica autodefinición cris-
esos aspectos c o m o complementarios. Lo de "dialogante" se opone tiana, y una auténtica interpretación y expresión de su cristianismo, y
al concepto de " m o n ó l o g o " y quiere decir que la evangelización no q u e , a su v e z , debe dejar libre el mensaje c r i s t i a n o para que sea
debe preocuparse ú n i c a m e n t e de transmitir al p u e b l o el mensaje apropiado e interpretado por los cristianos africanos.
c r i s t i a n o , sino t a m b i é n de estudiar c ó m o el c o n t e x t o del p u e b l o
construye la interpretación del cristianismo y de su mensaje. La proclamación auténtica del Evangelio implica, asimismo, que
nos encaremos con las cuestiones contemporáneas. De ahí la necesi-
dad de definir bien los acuciantes problemas religiosos, económicos,
sociales y políticos c o n que se enfrenta Á f r i c a a c t u a l m e n t e , y de
2. La proclamación de la Buena Nueva de la Salvación identificarlos c o m o desafíos que están clamando por la voz profética
de la Iglesia.
Sobre el telón de f o n d o de las proclamaciones competitivas del
Evangelio efectuadas actualmente en África por las diferentes sectas Finalmente, el Sínodo africano debe encararse con la cuestión de
religiosas, se acentúa con razón que la proclamación auténtica del c ó m o a p r o v e c h a r los recursos h u m a n o s y materiales de Á f r i c a y
Evangelio es la tarea más esencial de la e v a n g e l i z a c i ó n . Pero, a organizados para el crecimiento endógeno en la labor de evangeli-
veces, en estas afirmaciones se echan de menos algunos elementos zación. Permítaseme formular una pregunta para aclarar este punto:
esenciales de la proclamación. En primer lugar está el hecho de que ¿Cuántas ideas nuevas han aportado durante estos últimos años las
Jesucristo mismo es la Buena Nueva de la Salvación, y fue también el iglesias locales de Á f r i c a a su tarea e v a n g e l i z a d o r a , t e n i e n d o en
primer p r o c l a m a d o r de la Buena N u e v a . Esto exige que Jesús y la cuenta el gran número de clérigos bien formados que existe, y que
biblia ocupen un lugar central en la proclamación y en la vida de los pudieran dedicarse, por e j e m p l o , a redactar nuevos catecismos, a
cristianos. Hay que contemplar a Jesús c o m o el paradigma de nues- organizar estructuras parroquiales que respondan mejor a las necesi-
tra proclamación. Debemos preguntarnos constantemente cuál sería dades actuales de la situación, a reestructurar el ministerio, la litur-
la actitud de Jesús hacia determinadas cuestiones, personas, situacio- gia, los rituales, etc.?2
nes, etc. A menos que se reconozca el lugar central de Jesús en la
predicación y en el estilo de vida del predicador, corremos peligro
de no predicar "la verdad del Evangelio" (Gal 2,14). 3. La inculturación

La proclamación auténtica exige, además, que los receptores del Para hablar debidamente de la i n c u l t u r a c i ó n , hay que asociarla
mensaje evangélico sean considerados factor importante en el pro- con el mandato bíblico de evangelizar a todos los pueblos (nn. 4 6 ,
ceso de proclamación. Como categoría, los receptores no son obje- 47) y seguir el origen de esta práctica en las tradiciones apostólicas y
tos puramente pasivos en el proceso de p r o c l a m a c i ó n , y no debe eclesiásticas. Sin e m b a r g o , al analizar esta c u e s t i ó n , no se entra
considerárselos c o m o tabula rasa. Esto impone la necesidad de que demasiado a fondo en esa idea fundamental y en sus implicaciones
tengamos en cuenta no sólo sus antecedentes sino también su apor- hermenéuticas.
tación al proceso hermenéutico de asimilarse el mensaje de salva-
En primer lugar, la inculturación se entiende en el texto c o m o la
ción. Actualmente el cristianismo ha entrado en una nueva fase de su
influencia que el Evangelio ejerce sobre las diversas culturas. Nada
vida en África. Lo fundamental de esta nueva fase es que África no
debe ya contemplarse como objeto sino como sujeto de la evangeli-
2
zación. Esto significa más que afirmar sencillamente que los africa- Hay que admitir que en el Zaire se ha hecho mucho a este respecto, pero que
no se está haciendo gran cosa en otros lugares, aparte de la introducción de la
nos se han convertido en agentes de la evangelización. Esto quiere
música tradicional en la liturgia.

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IUSTIN UKPONG EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

más. Sin tener en cuenta el hecho de que la inculturación implica expresar la fe cristiana. Con arreglo al segundo enfoque, la totalidad
también que hay que aportar nuevas dimensiones a la comprensión de la cultura africana queda expuesta a la fe cristiana, la cual, en el
del Evangelio. Así, en el encuentro entre el Evangelio y la cultura proceso, hace que lo que es follaje inútil de la cultura quede cerce-
(proceso de inculturación), se da por supuesto que únicamente la nado, mientras que las auténticas intuiciones culturales ayuden a
cultura es la que "ha de ser transformada" para que pueda aceptar el configurar la interpretación y la expresión de la fe. De esta manera,
cristianismo (núm. 47), y se establecen criterios para determinar qué la fe influye en la cultura, mientras que la cultura influye también en
valores culturales hay que integrar en la práctica cristiana (nn. 50, la interpretación de la fe, y la cultura no se limita a luchar denodada-
51). No se dice nada sobre una posible reinterpretación del mensaje mente por apropiarse las verdades divinas sino que se abre más bien
evangélico a la luz de una nueva experiencia cultural. El texto, de a sí misma para ser influida totalmente por la fe. Y este ejercicio no
hecho, menciona ejemplos de tal reinterpretación del Nuevo Testa- se realiza en abstracto (contra la impresión causada por el enfoque
mento (núm. 47), pero no aprovecha hermenéuticamente esa idea. anterior) sino en comunidades humanas concretas y en personas
Por la importancia hermenéutica que tienen a este respecto, hay dos individuales.
sucesos del Nuevo Testamento que conviene mencionar. Está en pri-
mer lugar la admisión del pagano Cornelio en la Iglesia sin que se le A continuación desearíamos preguntar: La evangelización ¿es
exigiera la práctica de la circuncisión (caso importante de incultura- "realmente inconcebible sin la inculturación"? (núm. 47). ¿No sería
ción). Esto no sólo permitió la conversión de Cornelio, sino que ade- más exacto decir que la evangelización es inconcebible sin algún
más provocó en Pedro y en los demás apóstoles una reinterpretación grado de inculturación? ¿O, mejor todavía, que la evangelización efi-
de la fe cristiana en algo que hasta entonces había parecido inconce- caz exige la inculturación? Porque, si la evangelización fuera incon-
bible. El segundo hecho es que en el Nuevo Testamento no sólo cebible sin la inculturación, y la inculturación se define como "el
encontramos una interpretación judía sino también una interpreta- encuentro de la Buena Nueva con todos los pueblos de la tierra a tra-
ción helenística del único Jesús1. vés de la instrumenta I ¡dad de la cultura de esos pueblos" (núm. 47,
el subrayado es mío),entonces no podríamos estar discutiendo
La relación entre la fe y la cultura se expresa en el texto en el sen- actualmente acerca de la inculturación en el África subsahariana,
tido de que la fe toma "de la cultura los elementos que son adecua- después de un siglo de continua actividad evangelizadora. La verda-
dos para ilustrar sus misterios, mientras que la cultura trata de asimi- dera posición es que el Evangelio fue anunciado a África a través del
larse a las verdades reveladas, a veces mediante un agotador marco de la cultura europea, al mismo tiempo que se incluían en el
esfuerzo" (núm. 50). Si tenemos en cuenta la referencia que antes se proceso aquellos elementos únicamente de la cultura africana que se
hizo a que la inculturación es una "síntesis entre la cultura y la fe" ajustaban a ese marco. La cultura africana, como tal, no se tuvo en
(núm. 48), entonces ¿no será preferible ver la relación entre la fe y la cuenta realmente ni se utilizó como instrumento de evangelización.
cultura en el sentido de que la fe influye y exige a la cultura desde Se procuró incluso sustituirla por la cultura europea, que se conside-
dentro, y de que la cultura influye en la interpretación y la expresión raba mejor y "cristiana".
de la fe? Los dos enfoques tienen diferentes consecuencias prácticas.
Para la inculturación, entendida según el primer enfoque, es sufi- Puesto que la inculturación es quizás la cuestión más significativa
ciente interpretar la fe cristiana desde una perspectiva extraña y en que la Iglesia africana ha hecho actualmente algunos progresos,
seleccionar luego de la cultura africana, con fines de inculturación, sentimos la necesidad de expresar a grandes rasgos en los Linea-
aquellos elementos únicamente que se ajusten a esa perspectiva para menta el estado de la cuestión acerca de este punto, como medio de
avivar la conciencia acerca de lo que se espera para el futuro. Tal
exposición ayudará a marcar la dirección en que ha de transcurrir el
' Los especialistas en la Escritura han señalado que algunos títulos cristológicos análisis. La necesidad de éste no queda anulada por la invitación
que aparecen en el Nuevo Testamento parecen proceder de un ambiente pales- dirigida a las Conferencias Episcopales para que escriban acerca de
tino, por ejemplo, la referencia que se hace a Jesús en Hechos 3,13-26 llamán-
dole "Siervo" y "Profeta" como Moisés; y que otros títulos cristológicos parecen los esfuerzos realizadas por ellas en esta materia. Sino que propor-
proceder de un ambiente helenístico gentil, por ejemplo, el título de Soter (Salva- cionará, más bien, el marco para presentar tal información.
dor). Para una visión de conjunto de este tema, consúltese: Leopold Sabourin,
Christology: Basic Texts in Focus, Alba House (Nueva York 1984). Por lo que respecta a los fundamentos que hay en el Nuevo Testa-

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JUSTIN UKPONG EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

mentó en favor de la inculturación, es importante mencionar el 4. El diálogo


ejemplo dado por Jesús, quien utilizó la cultura judía para exponer la
Buena Nueva. Y conviene mencionar también la Carta a los Calatas, La exposición reconoce el diálogo como medio para que la Iglesia
donde Pablo defiende con vigor que los gentiles no necesitan adop- cumpla su mandato de predicar el Evangelio a toda criatura, y ana-
tar una identidad cultural judía para abrazar el cristianismo. liza las circunstancias del diálogo a diferentes niveles, con arreglo a
la idea de los "círculos concéntricos" formados por los interlocutores
Finalmente, creemos que la exposición que se hace de la incultu- del diálogo. Trata de señalar lo que exige el diálogo en África, en
ración, en su totalidad, no está suficientemente orientada hacia el cada uno de sus niveles.
futuro. Hasta ahora la práctica de la inculturación en África ha que-
dado limitada, en la mayoría de los casos, a ciertas adaptaciones Por desgracia, el texto no formula en ninguna parte una definición
litúrgicas de carácter periférico. El problema del que han de ocu- del diálogo. Y, cuando preguntamos: el diálogo ¿para qué?, entonces
parse los padres en el sínodo es el de cómo se podrán rebasar esos el texto no nos dará respuesta alguna, por más que insistamos. Esto
límites. hace difícil que nos formemos una imagen clara de la realidad que se
discute y de la perspectiva de la discusión. Hemos de adoptar aquí
La inculturación tiene importantes consecuencias no sólo para la una definición práctica que oriente el debate. Basándonos en la defi-
Iglesia africana sino también para la Iglesia universal. La incultura- nición que da S. S. Juan Pablo II del diálogo interreligioso5, conside-
ción significa que la vida y el pensamiento de la Iglesia no deben raremos que el diálogo -en este contexto- es un enfoque de las rela-
concebirse ya monolíticamente sino en función de la diversidad de ciones con otras personas en el que se acepta que la libertad y la
las culturas. Esto entraña prácticamente la afirmación de las identida- legitimación de esas personas para ser ellas mismas son las mismas
des culturales de los pueblos que integran la Iglesia universal, y la que las que tenemos nosotros, y que fomenta la comprensión y el
facultad de que deben disfrutar esos pueblos para interpretar y expre- respeto hacia esas personas incluso en la situación de su fe. La finali-
sar de manera diferente en su vida el cristianismo. Entraña, además, dad del diálogo es aprender y enriquecerse con los conocimientos de
el movimiento de las Iglesias que hasta ahora habían permanecido los demás o sacar provecho de la confrontación con otros.
en la periferia, hacia el centro de la vida y de la actividad de la Igle-
sia universal, de tal manera que la universalidad de la Iglesia se Un factor significativo que ha promovido la práctica del diálogo
exprese como comunión de Iglesias y participación en el poder de la en la Iglesia actual, factor que se halla omitido en el texto, es el de
colegialidad, más bien que como uniformidad y conformidad con quitar todo relieve a la imagen triunfalista que de sí pudiera tener la
una pauta única. Iglesia, valiéndose para ello de una eclesiología que considera siem-
pre a la Iglesia como necesitada de reforma y autoevangelización. El
La inculturación, una vez llevada a cabo plenamente, supone un concilio Vaticano II habla de que la Iglesia católica tiene también su
desafío y un riesgo: un desafío dirigido a las Iglesias locales para que parte de culpa en la desunión de los cristianos (Unitatis redintegratio,
definan la imagen auténtica que tiene de sí mismas, y un riesgo para núm. 3). El diálogo es posible únicamente cuando a la otra persona
la nave de la universalidad de la Iglesia (tal como se había entendido se la considera como interlocutora y no como destinataria de lo que
hasta ahora) que podría encallar en las rocas de este proceso. Nos nosotros queramos decirle.
ayudará aquí mucho el análisis teológico que hace Karl Rahner de
nuestra época, como época de transición de la Iglesia europea a la Nos parece que es inexacta la afirmación de que "sin diálogo, la
Iglesia universal, en paralelo con la transición del cristianismo judío Iglesia es incapaz de proclamar la Buena Nueva" (núm. 55). Si eso
al cristianismo gentil, con las numerosas crisis que ello trajo sucediera en la práctica, entonces el diálogo no habría sido una
consigo4. cuestión actual en nuestros días. El hecho de que la Buena Nueva se
haya proclamado en África durante más de un siglo y de que hasta

* Véase Address of the Pope at the Conclusión of the Plenary Assembly of the
Secretariat, en: The actitude of the Church Towards the Followers of Other Reli-
4
Véase Karl Rahner, Basic Theological Interpretation of the second Vatican gions; Reflections and Orientations on Dialogue and Mission, Secretariatus Pro
Council, en: "Theological Investigations" 20 (Londres 1981), pp. 77-89. Non Christianis (Roma 1984), p. 4.

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JUSTIN UKPONG EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

ahora no hayamos hablado del diálogo, es prueba suficiente de que una institución c o n la que dialogar ( n ú m . 69). A s i m i s m o , el texto
la Buena Nueva se puede proclamar también sin diálogo. Por eso, habla consecuentemente de la Iglesia en diálogo. Y es evidente que
sería más exacto afirmar que la evangelización, por su misma natura- se hace referencia a la Iglesia c o m o institución. Además, el enfoque
leza, exige el diálogo, y que cualquier enfoque de la evangelización de "círculos c o n c é n t r i c o s " , según el cual se considera a la Iglesia
que no sea dialogante, es un enfoque inadecuado. ortodoxa copta y a la Iglesia ortodoxa etíope c o m o los vecinos más
próximos, es un enfoque que sólo tiene sentido dentro de un marco
En la determinación de los diferentes niveles del diálogo, echamos institucional. En el marco del " p u e b l o de Dios", el foco está en los
de menos el nivel del diálogo intra-eclesial: el diálogo dentro mismo católicos individuales c o m o participantes en el diálogo. Y algunos
de la Iglesia. Es el diálogo en el seno mismo de la Iglesia - el diálogo católicos africanos tienen c o m o sus vecinos más cercanos a los que
entre la jerarquía, el d i á l o g o entre el clero y los religiosos, y entre practican la religión tradicional o a musulmanes o a protestantes. Y
éstos y el laicado. puede ser que no hayan visto en su vida cristianos coptos o etíopes.
Por eso, en este marco no es posible hablar de un solo grupo ni con-
En opinión nuestra, el análisis del diálogo con la religión africana
siderar en este punto a los cristianos coptos o etíopes c o m o los veci-
tradicional no acierta con el punto central que hace que ese diálogo
nos más cercanos.
sea diferente del diálogo con otras religiones no cristianas. La reli-
gión tradicional africana es parte integrante de la visión africana del
Aunque el modelo institucional es adecuado para analizar el diá-
m u n d o y de la vida, y es fundamentalmente lo que informa la exis-
logo al nivel de la Iglesia universal, que es el contexto de la Eccle-
tencia cotidiana de la mayoría de los cristianos africanos. A c t u a l -
siam Suam de S.S. Pablo V I , sin embargo ese modelo es muy pobre
mente, el cristiano africano medio se ve desgarrado entre la cosmovi-
para adoptarlo al nivel de la iglesia local, la cual constituye precisa-
sión africana y la cosmovisión cristiana. La finalidad primordial del
mente el f o c o en que se c e n t r a n los Lineamenta. P o r q u e , por su
diálogo, en este punto, consiste en integrar de tal manera las dos cos-
misma naturaleza, el modelo institucional implica que el diálogo sea
movisiones, que el cristiano africano tenga una personalidad reli-
verbal, formal y estructurado, mientras que a nivel de la Iglesia local,
giosa integrada. En este aspecto, el diálogo se produce p r i m o r d i a l -
m e n t e en la m e n t e m i s m a de los c r i s t i a n o s i n d i v i d u a l e s , y es que se o c u p a de lo popular, el d i á l o g o es con m u c h a frecuencia
básicamente un diálogo no expresado en palabras. Es el nivel más informal, no estructurado y no verbal. Esto explica por qué, aunque
fundamental de este diálogo. Y la cuestión será c ó m o ayudar a los desde muy pronto se determinen en el texto diferentes formas de diá-
cristianos, que no sean necesariamente neófitos ni catecúmenos, a logo, y a pesar de que se reconozca el hecho de que el diálogo vaya
entablar este diálogo. En otro nivel ya, el diálogo exige el estudio y el más allá de las estructuras, esas ¡deas no aparecen para nada en el
análisis formal de esa r e l i g i ó n ; y en otro nivel superior, entraña la análisis mismo. Por ejemplo, el 8 0 % aproximadamente de los católi-
interacción con las personas que practican esa religión. cos africanos viven en comunidades rurales en la que las relaciones
son estrechas, y uno puede encontrar personas que pertenezcan a
En el análisis de los diferentes niveles del diálogo, es obvio que el tres o cuatro grupos de diálogo diferentes, a saber, practicantes de la
marco utilizado es el modelo institucional, más bien que el modelo religión tradicional africana, protestantes, musulmanes y católicos
del " p u e b l o de D i o s " . Nos parece que eso es i n s a t i s f a c t o r i o . El que vivan en una sola c o m u n i d a d . Algunas formas de diálogo supo-
modelo institucional concibe el diálogo primordialmente, aunque no nen la interacción entre sí, al mismo tiempo, de personas proceden-
exclusivamente, c o m o relación entre la instituciones, es decir, c o m o tes de todos esos grupos, cuando esas personas - p o r e j e m p l o - quie-
relación entre Iglesia católica en cuanto institución y otras institucio- ren hallar soluciones a los p r o b l e m a s de la c o m u n i d a d . Esa es la
nes y sistemas, mientras que el modelo del "pueblo de Dios" concibe forma más elemental y funcional de diálogo interreligioso en África,
primordialmente el diálogo c o m o interacción entre las personas que pero no se estudia para nada en el análisis.
pertenecen a esas instituciones.
Si tenemos en cuenta el hecho de que el diálogo no ha progresado
El modelo institucional es el que impregna el análisis, c o m o se ve m u c h o en Á f r i c a , y no obstante, por la naturaleza pluralista de la
claramente por el hecho de que, cuando se procede a analizar el diá- sociedad africana, se trata de un aspecto importantísimo de la misión
logo con la religión tradicional africana, surge el problema de hallar de la I g l e s i a , la e x p o s i c i ó n q u e h a c e n los Lineamenta debiera

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JUSTIN UKPONC EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

haberse centrado más vivamente en la tarea de dar inspiración y un La cuestión central que acaba de plantearse no está expuesta ade-
sentido de dirección y compromiso en esta materia. cuadamente en los Lineamenta. Los textos bíblicos citados para mos-
trar el interés de Jesús por la condición humana del pueblo debieran
Los debates actuales sobre el diálogo han avanzado más allá de la haber conducido a una exposición de la imagen total de Jesús como
euforia sentida en el concilio Vaticano II al descubrir que los protes- evangelizador en este tema, es decir, a exponer el sentido unificador
tantes eran nuestros hermanos separados y al ver que otras religiones de las acciones realizadas por Jesús en favor de los pobres. Buscare-
estaban de algún modo relacionadas con la Iglesia en la tarea de mos en vano esta imagen. Y, sin embargo, es de importancia crucial
analizar la modalidad, los fundamentos y las metas del diálogo y, en para efectuar un análisis completo y para el desarrollo hermenéutico
el caso de las religiones no cristianas, en la tarea de evaluarlas teoló- que de él dimana.
gicamente. Debiera considerarse como una de las tareas importantes
del Sínodo el interpretar el sentido de esas religiones a la luz de la Contrariamente a lo que suponen algunas concepciones populares
universal voluntad salvífica de Dios en la historia. La naturaleza plu- contemporáneas, el reino predicado por Jesús no tiene por objeto
ralista de la sociedad africana nos situará en condiciones favorables algo puramente espiritual que no tiene nada que ver con las cosas
para hacer una significativa y original aportación en esta materia. materiales. Para los judíos (y Jesús era uno de ellos, y a ellos predicó
principalmente), no existía separación entre lo espiritual y lo mate-
rial. El reino predicado por Jesús significaba la transformación de la
totalidad de nuestro mundo, tanto en su aspecto material como en su
5. Justicia y Paz aspecto espiritual, incluida la conversión espiritual, el bienestar
humano (espiritual y temporal), la reestructuración de las relaciones
La acción en favor de la justicia y la paz es constitutiva de la sociales, el orden político, el orden económico, etc.". Tal es el pro-
evangelización, y esta acción tiene consecuencias para la misión de grama de misión inaugurado por Jesús y encomendado a la Iglesia, y
la Iglesia en África: he ahí el centro de la exposición que hacen los que cada cristiano debe desarrollar. Las acciones individuales de
Lineamenta sobre este tema. En la exposición se manifiesta preocu- Jesús tienen su sentido y su lugar adecuado dentro de este programa.
pación por una recta interpretación teológica, evidenciada en el aná-
lisis bíblico efectuado y en el estudio de las enseñanzas de la Iglesia Para responder ahora a la cuestión hermenéutica: ¿Hasta qué
en esta materia. Y se hace balance acerca de la práctica de la justicia punto es fiel la Iglesia en África al desarrollo de este programa de
y de la paz en África. Cristo? El texto esboza la actual aportación de la Iglesia y admite, en
lo que pudiéramos llamar una afirmación hecha entre líneas, la con-
Precisamente porque la justicia y la paz son cuestiones de ardiente tinuada existencia de algunas situaciones económicas, sociales y
actualidad en África, el texto, a pesar de su alcance limitado, pro- políticas preocupantes. Pero el filo de la cuestión es que hay urgen-
voca muchas reflexiones. En primer lugar, con respecto a los funda- tes problemas importantísimos de justicia y paz en el África actual, y
mentos teológicos. Aunque se reconoce que la preocupación por las que la Iglesia debe encararse con ellos.
necesidades humanas estuvo vinculada siempre con la misión de
Jesús, es necesario formular claramente y con énfasis que la práctica Si el Evangelio tiene eficacia para transformar la sociedad
de Jesús en su labor de evangelización constituye el paradigma de la humana, como el texto admite, y si esas cuestiones siguen siendo el
actividad actual de evangelización de la Iglesia, y que la misión de la azote de África, a pesar de la presencia de la Iglesia, más que cente-
Iglesia consiste en participar en y continuar la proclamación que naria, en este continente, entonces parecerá que lo que más hace
Jesús hizo del reino. Por eso, el reino de Dios debe considerarse que falta no es que la Iglesia redoble sus esfuerzos sino que examine a
es el tema de la proclamación efectuada por la Iglesia, no menos que fondo su enfoque de la evangelización. Por eso, la pregunta ade-
fue el tema de la proclamación efectuada por Jesús. Esto nos con-
duce a lo que pensamos que es la cuestión central en el análisis
bíblico, a saber: ¿Qué clase de reino predicaba Jesús? Y a la cuestión '• No hay que confundir la declaración de Jesús de que " M i reino no es de este
mundo" (Juan 18,36) y el "Reino de Dios" predicado por Jesús. Porque, aunque
hermenéutica central: ¿Hasta qué punto es fiel a todo ello la Iglesia Jesús predicaba la transformación de nuestro mundo como indicio de que el rei-
africana? nado de Dios había llegado al mundo, él no se erigió jamás como rey terreno.

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JUSTIN UKPONG EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

cuada que debiéramos formularnos es: ¿Qué hacemos para que la Aunque se acentúa que la responsabilidad de los receptores de la
Buena Nueva sea una fuerza que cambie la suerte humana en África, comunicación debe ser selectiva (núm. 92), no se subraya de igual
una fuerza que dé energía a los pobres de África para que respondan manera la responsabilidad general que tienen los comunicadores de
a su situación, y un desafío, en vez de considerar esa situación como ser selectivos en lo que presentan para el consumo público. Debiera
un destino fatal al que han de someterse y contra el que nada pueden acentuarse también la necesidad de estos últimos de ser selectivos.
hacer? Esta parece ser la cuestión esencial, de la que deben ocuparse
los padres sinodales, en lo que respecta a la paz y la justicia en Si tenemos en cuenta el hecho de que, hasta ahora, la participa-
África. La respuesta eficaz a esta cuestión exige, en primer lugar, lo ción de la Iglesia africana ha sido mínima en lo que se ha dado en
que, a falta de una expresión mejor, podría llamarse una eclesiología llamar el nuevo orden de las comunicaciones mundiales, el Sínodo
profética, por la cual la Iglesia, comprendiéndose a sí misma, se debiera haberse considerado como una ocasión apropiada para lan-
entregara a un compromiso político en favor de la vida de los oprimi- zar a la Iglesia africana a la órbita de la participación en el debate
dos y de los pobres, al fomento y a la participación en la lucha en sobre el nuevo orden de las comunicaciones mundiales. La comuni-
favor de una sociedad justa, como aspecto central de la misión de la cación es un derecho humano fundamental; es una estructura básica
Iglesia. de la sociedad; es algo que está en el corazón mismo de la evangeli-
zación. La Iglesia no debiera dejar de hacer una aportación significa-
En segundo lugar, exige un programa concertado de acción en la tiva a este debate. El reconocimiento de esto suscita preocupación en
base misma, un programa que, alimentado por la Palabra de Dios, torno al texto examinado. En primer lugar, el texto se centra en la
convirtiera a los ciudadanos desposeídos de poder en agentes pode- sola comunicación del Evangelio, no en la comunicación en general,
rosos que tomaran en sus manos su propio destino futuro. en cuanto afecta a la comunicación del Evangelio. En segundo lugar,
Exige, en tercer lugar, un compromiso mucho más profundo con el texto se interesa principalmente en el aspecto instrumental, y no
Cristo en su identificación con los pobres y los oprimidos de la socie- en la realidad de la comunicación. Y, así, no profundiza en el sen-
dad. tido, la naturaleza y las modalidades de la comunicación, como base
para el análisis práctico. La misión de la Iglesia consiste en procla-
mar la Buena Nueva. Esto exige que el proceso de tal proclamación
6. Los medios de comunicación social (es decir, la comunicación) sea también bueno. Por tanto, es obliga-
ción de la Iglesia comenzar por una crítica del proceso mismo de
El texto señala la necesidad de que las Iglesias particulares utilicen comunicación. Entre las cuestiones que debieran interesar a los
para la evangelización los medios de comunicación social disponi- padres sinodales se cuentan: ¿Cómo podrá la Iglesia influir en las
bles, tanto los tradicionales como los modernos. Nos parece que, en teorías, en las políticas y en la práctica de la comunicación en gene-
el texto, se atribuye erróneamente a la falta en gran escala de alfabe- ral, y -dentro de la Iglesia- en favor de los pobres y de los que no
tización la proliferación en África de la radio, el cine, la televisión y pueden hacer oír su voz? ¿Hasta qué punto los medios modernos de
el vídeo (núm. 88). La realidad es que los analfabetos no poseen tales difusión social se preocupan de la promoción de lo humano? ¿Cómo
aparatos. El texto patrocina que se examinen "las lenguas africanas puede ponerse la comunicación al servicio de la paz, de la justicia y
de mayor difusión..., con miras a utilizarlas en la proclamación del del desarrollo? ¿Qué tiene que decir la Iglesia acerca de la monopoli-
mensaje evangélico" (núm. 91). No terminamos de ver lo que aquí se zación y la manipulación de la comunicación?
nos quiere recomendar, porque las lenguas africanas se utilizan ya
en los países africanos para la proclamación del mensaje evangélico.
Está clarísimo que el modelo de comunicación que constituye la
Se nos dice que la utilización de los medios de comunicación base del texto es un modelo vertical de dirección única, un modelo
debe encaminarse a la transmisión de la "visión cristiana... al pueblo en el que los mensajes producidos por unos pocos (a quienes se con-
africano" (núm. 89). Pero debe encaminarse también a la capacita- sidera como depositarios del saber) y dirigidos a todos, fluyen de lo
ción del pueblo africano para que exprese y comparta su propia per- alto hacia lo bajo. ¡Mala comunicación es ésa! Actualmente, la
cep( ion del mensaje cristiano, entre ellos mismos y con otras perso- comunicación se considera más como un proceso de intercambio y
nas. de mutua participación. La comunicación, democratizada de esta

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JUSTIN UKPONG EXAMEN CRITICO DE LOS "LINEAMENTA"...

manera, cumple la función que le corresponde en la sociedad, y que luego, se necesitan también concilios así en otras regiones para acla-
consiste en mejorar su existencia social. rar cuestiones que han surgido desde que se celebró el Vaticano II.
Esos concilios serán la preparación para un nuevo concilio universal,
Si la longitud y profundidad del texto es índice para evaluar la a saber, el Vaticano III, que se celebre en algún momento del tercer
importancia de las "tareas" de la evangelización, entonces la comu- milenio, a fin de reunir los cabos sueltos de la era del post-Vaticano II.
nicación merecería mejor atención de la que ha recibido en los Line-
amenta, habida cuenta de su importancia como el proceso más fun-
damental en la labor de evangelización. (Traductor: Constantino Ruiz-Garrido)

7. Observaciones finales

Se termina la lectura de los Lineamenta con la impresión de lo


recargado que está el orden del día para el Sínodo africano, y con
una pregunta que nos inquieta mucho: ¿No tendrá el Sínodo dema-
siadas cosas que tratar? Indudablemente, uno solo de los temas de
los Lineamenta habría proporcionado materia más que suficiente
para el Sínodo. Mucho nos tememos que los temas no reciban la
atención que se merecen.

A pesar de todo, el Sínodo deberá considerarse como el kairós de


la Iglesia africana: un momento para hacer inventario del pasado y
para utilizar esos conocimientos con el fin de crear un nuevo futuro
para la Iglesia en África. Pero el Sínodo no cumplirá esa promesa, a
menos que sea considerado como la ocasión para que los cristianos
africanos expresen en voz bien alta su lucha diaria por aclarar ante
ellos mismos lo que significa ser la Iglesia; a menos que se dé
audiencia a esas voces, y a menos que haya una conciencia crítica
de todo ello dentro de la misma Iglesia africana. Porque hay que
tener muy en cuenta que el cristianismo no echará nunca raíces en
los corazones de los africanos, a no ser que los africanos mismos
luchen por entender la fe cristiana, y a no ser que en esa lucha se
combata con denuedo y se vea alentada.

El sínodo es el kairós de África en otro sentido. Es el momento


para encarar la cuestión de la entrada súbita de la Iglesia africana
-una entrada repentina que ha producido gran impacto- en el esce-
nario de la Iglesia universal. El desafío que esto significa, es enorme y
exige un desplazamiento en la percepción de lo que supone ser Igle-
sia. Exige una búsqueda de una nueva manera de ser Iglesia, y la arti-
culación de la necesidad, no ya de un Sínodo, sino de un Concilio
africano que aborde adecuadamente las enormes y complejas reali-
dades de la situación en que se encuentra la Iglesia africana. Desde

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Rene Luneau*

LAS ESPERANZAS DE LA IGLESIA CATÓLICA

LAS ESPERANZAS DE LAS OTRAS IGLESIAS


C uando en septiembre de
1977, en Abidján, el carnerunas Fabien Eboussi Boulaga formuló por
primera vez públicamente el deseo de un Concilio africano,1 suscitó
inmediatamente en muchas Iglesias a través del mundo un interés
que no se ha visto desmentido desde entonces. Quizás recuerden
algunos que en junio de 1978 el padre Congar creyó oportuno
redactar una corta nota, muy erudita, para recordar que a lo largo de
los siglos XIX y XX se dieron algunos precedentes, desde los doce
concilios provinciales o plenarios celebrados en Baltimore (Estados
Unidos) entre 1 791 y 1984, hasta los concilios plenarios de Australia
(1844, 1869, 1887), de China, de )apón (1924), de Indochina (Hanoi,

*RENÉ LUNEAU nació en Nantes (Francia) en 1932. Dominico, doctor en Letras,


miembro del grupo de Sociología de las Religiones (Centre National de la Recher-
che Scientifique, París) y profesor del Instituto Católico de París.
Africanista, ha publicado solo o en colaboración numerosas obras sobre el
África francófona contemporánea y su porvenir religioso. Por otra parte, ha asu-
mido la dirección de varias obras dedicadas a la evolución de la Iglesia católica
después del Vaticano II: Le retourdes certitudes. Evénements et orthodoxie depuis
Vatican II, Centurión, París, 1987 (en colaboración con P. Ladriére); Le réve de
Compostelle. Vers la restauration d'une Europe chrétienne, Centurión, París,
1989; Les rendez-vous de Saint Domingue. Enjeux d'un anniversaire: 1492-1992,
Centurión, París, 1991 (en colaboración con I. Berten).
Dirección: Couvent Saint-Jacques, 20 rué des Tanneries, F. 7501 3.

' En un coloquio organizado por la Sociedad Africana de Cultura sobre el tema:


"Civilización negra e Iglesia católica", en Pour un Concile Africain, Présence Afri-
caine, París 1978, 124-125.

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RENELUNEAU LAS ESPERANZAS DE LA IGLESIA CATÓLICA

1934) o de la India (Bangalore, 1950).2 Pedir la celebración de un de los recursos de la comunidad a la que se le destina) marcará
Concilio en África era de hecho enlazar con una tradición eclesial durante muchos años las relaciones entre las Iglesias. ¿Cómo vivir
momentáneamente dormida. una relación de igualdad cuando parece insuperable es sentimiento
de "tutela" del que nada puede realmente librarlas? Se comprende
Por eso no es de extrañar que la convocatoria por el papa Juan
entonces que estas mismas Iglesias, las asistidas de siempre, no lle-
Pablo II de una "Asamblea especial del Sínodo de los obispos para
guen siempre a hacerse oír por las que están mejor provistas y que
África" el 6 de enero de 1989 haya provocado inmediatamente el
muchas de ellas, sin atreverse siempre a decirlo, piensen que no han
interés de otras Iglesias. "Hace ya varios años -escribía B. Chenu en
llegado todavía a la mayoría de edad.5
La Croix del 1 3 de enero de 1989- que se soñaba con un Concilio
negro. Juan Pablo II acaba de anunciar un Sínodo africano. Este • Esta fragilidad esencial no puede disociarse, como es lógico, de
acontecimiento debería servir de piedra de toque del camino de un la crisis económica que marca a todo el continente africano y que
cristianismo africano". "Vuestro Sínodo nos interesa", afirmaba el parece ir agravándose de año en año. Ha sido el antiguo secretario
teólogo de Lovaina M. Cheza, copiando con cierto humor una céle- general de la O.U.A. (Organización de la Unidad Africana) el que ha
bre frase publicitaria, y formulaba el deseo de que "las Iglesias no dicho: "Globalmente, las realidades se imponen con todo su vigor:
africanas pusieran un interés activo en este Sínodo, evitando las África está en vías de marginación rápida".6 Y Rene Dumont grita su
secuelas del colonialismo y, positivamente, intentando promover indignación: "Por África, ¡yo acuso!", haciéndose eco de todas esas
una verdadera fraternidad".' obras que denuncian un África "enferma de ella misma", "averiada",
"estrangulada". 7 Es difícil entonces nadar contra corriente de un
Quizás algunos se extrañen de que se dedique a las Iglesias de "afro-pesimismo" que enerva a las mejores voluntades" y que ve en
África una atención tan especial. Para ello hay varias razones que el África de hoy un "continente a la deriva".
conviene mencionar aquí rápidamente:
El cuadro se oscurece más todavía, si es posible, cuando se tiene
• En ninguna otra parte del mundo la comunidad cristiana crece
en cuenta la situación política de los países africanos al sur del
tan aprisa como en África. Sólo la Iglesia católica celebra cada año
Sahara. Por un éxito en Benin, que sin demasiados golpes ha logrado
más de 3.500.000 bautismos, y esta cifra crece regularmente. A lo
pasar de una dictadura militar a un régimen democrático, ¡cuántos
largo de los quince últimos años ha duplicado el número de sus fie-
dramas presentes y venideros! La sangre ha corrido en Mal i, en Togo,
les4 y llegará a los 100.000.000 de bautizados en los años 1993-
en Camerún y todo lleva a creer que las cosas no han acabado toda-
1994. Tanto si nos alegra como si nos alarma, y teniendo en cuenta
vía. ¿Es posible imaginarse lo que es hoy la vida cotidiana en ciertas
el tremendo crecimiento demográfico del continente africano -que
regiones o provincias de Liberia, de Sudán, de Etiopía, de Somalia,
contará con mil millones de habitantes antes del 2010-, lo cierto es
de Mozambique, de Angola....?
que a lo largo del próximo siglo el porvenir del cristianismo, unidas
todas las confesiones, se jugará esencialmente en el África negra. En este contexto eminentemente difícil es donde las Iglesias de
África prosiguen su crecimiento y dan testimonio del Evangelio.
• Pues bien, estas Iglesias, todavía jóvenes y cada vez más impor-
tantes, son Iglesias pobres; todas ellas dependen, para atender a sus
necesidades, de la aportación económica llegada de Roma o de las 5
Cf. R. Luneau, Prendre la parole, étre écoutées: une tache difficile pour les
antiguas Iglesias misioneras. Y esta dependencia, de la que se ha Eglises d'Afrique, en R. Luneau - P. Ladriére, Le retour des certitudes, Centurión,
dicho con razón que no era coyuntural, sino estructural (por ejem- París 1987.
plo, los gastos de formación de un sacerdote están muy por encima '• E. Kodjo, L'Occident, du déclin audéfi, Stock, París 1983, 216.
7
R. Dumont, Pour l'Afrique, j'accuse!, Terre humaine, Plon 1986; T. Diakite,
L'Afrique malade d'elle méme, Karthala, París 1984; J. Giri, L'Afrique en panne,
Karthala, París 1986; R. Dumont - M. F. Mottin, L'Afrique étranglée, Seuil, París
2
Y. Congar, en Informations Catholiques Internationeles, 527 (junio 1978), 16. 1989, etc.
•' En L'actualité religieuse dans le monde, 70 (15.9.1989), 30. " Este "afro-pesimismo" es el que denuncia atinadamente la revista Politique
4
Cf. las cifras que ofrece todos los años la agencia Fides (Roma) y que suele Africaine y los investigadores del Centro de Estudios Africanos de Burdeos. Pero
reproducir la Documentation Catholique (París) en el último número de cada año. no son ellos los únicos.

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RENELUNEAU LAS ESPERANZAS DE LA IGLESIA CATÓLICA

¿Cómo no estar atentos, cuando se toma conciencia de los enormes muy heterogénea y marcada por sensibilidades religiosas diversas
problemas sociales, económicos o simplemente humanos, con que conseguir que se hable con una sola voz en un tiempo contado y con
tienen que enfrentarse? Pues bien, son esas mismas Iglesias a las que un orden del día realmente desmesurado.
el papa invita a reunirse próximamente en una "Asamblea especial
Desde julio de 1987, la Asamblea del Symposium de las Conferen-
del Sínodo de los obispos".
cias episcopales de África y de Madagascar (SCEAM), que se reúne
cada tres años, había designado con precisión "los desafíos así como
las opciones pastorales principales y más urgentes, a saber: 1) la pro-
Los que dentro de unos años escriban la historia del Sínodo afri- secución de la primera evangelización; 2) el diálogo y las buenas
cano, no dejarán de recordar las dificultades que lo han provocado. relaciones con el Islam y las religiones tradicionales; 3) la incultura-
En septiembre de 1990, en el vuelo que lo llevaba a Rwanda y a ción definida como 'una profunda evangelización del cristiano afri-
Burundi, el papa confiaba a los periodistas: "El Sínodo africano tiene cano (...)'; 4) la justicia y la paz; 5) la formación de los agentes de
una larga historia que empieza a comienzos de mi pontificado. Su pastoral; 6) la unidad y la comunión entre las Iglesias"."1
propuesta no ha venido de los africanos. Lejos de estar convencidos,
éstos estaban incluso contra él. Pero la idea del Sínodo sigue en La comisión preparatoria del Sínodo, ya en la primavera de 1989,
pie".9 De hecho, la propuesta de un "Concilio africano" (1977) había recogió lo esencial de estas opciones pastorales, omitiendo el punto
suscitado no pocas reservas en muchas Iglesias, desde su origen. Las 5: la formación de los agentes de pastoral (se dedicó a su estudio el
Iglesias anglófonas hacían legítimamente valer el hecho de que no se Sínodo ordinario de octubre de 1990), y vinculando el punto 6 con
les había consultado y que se veían embarcadas en una aventura en el 2: el ecumenismo es una de las formas privilegiadas del diálogo
la que no habían tenido arte ni parte. Algunas Iglesias del África ¡nterreligioso. Por su parte, inscribió en su orden del día un capítulo
occidental sospechaban por principio de todo lo que pudiera venir que no figuraba en Lagos: "los medios de comunicación social al ser-
de Camerún o de Zaire. Lo cierto es que después de una amplia con- vicio de la evangelización".
sulta, en Lagos, en julio de 1987, hubo que rendirse ante la eviden-
Se trata de un programa ambicioso y habría que preguntarse con
cia: no había una mayoría favorable al Concilio. Por tanto, fue la
S. Sempore si no se quiere "abarcar demasiado, al asignarse como
decisión personal del Sumo Pontífice la que hizo inclinar la balanza.
campo de investigación unos temas tan panorámicos"." Este Sínodo
Consciente de la urgencia para las Iglesias africanas de ponerse de
abrirá para las Iglesias de África una era nueva y quizás era necesario
acuerdo sobre los problemas apostólicos de los próximos decenios y
que se tocasen en él las cuestiones esenciales del anuncio del Evan-
descartando la eventualidad de un Concilio en ei que no pensaban la
gelio y de su arraigo en un continente incierto de su porvenir. Pero
mayor parte de ellas, convocó una "Asamblea especial del Sínodo
¿quién no comprende que una sola sesión, aunque se prolongue
para África" (6 enero 1989).
durante unas semanas, no puede llevar a cabo un trabajo tan colo-
sal? Lo mismo que el Vaticano II descubrió tardíamente que necesita-
Como en África la voluntad del papa no se discute, todas las Igle-
ría tres o cuatro sesiones para llevar a cabo el trabajo emprendido,
sias estarán presentes en este Sínodo, pero no necesariamente con
estamos convencidos de que, al reunir a Iglesias tan diferentes por su
alegría de corazón. Las Iglesias que querían un Concilio tuvieron que
historia, su sensibilidad, su inserción política y cultural, el Sínodo
renunciar con pena a él. En cuanto a las que nada deseaban, se vie-
africano preferirá programar varias sesiones, aunque no dejarán de
ron obligadas a preparar seriamente algo que no aguardaban. De
presentarse problemas económicos que algunos se encargarán de
aquí, quizás, el desinterés total manifestado por ciertas Iglesias de
resaltar. Un trabajo sinodal que no encontrase tiempo para madurar
África del este que señalaba recientemente el editorialista de New
arruinaría el crédito de toda la marcha emprendida.
Peop/e (Nairobi, enero 1991): "¿Quién quiere el Sínodo?".
Vemos entonces lo difícil que será para una Asamblea sinodal
"' L'Eglise dans le monde. Panorama 1987, Pro mundi vida. Études, nB 2 (marzo
1988), 12-13.
' En La Documentatión catholique, 2014 (21.10.1990) 916. " S. Sempore, Tam-tam pour un Synode, La Croix (8.1.1991).

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RENELUNEAU

Rose Zoé-Obianga (Camerún)*


Pues bien, hemos de recordar que el éxito de este Sínodo africano
importa también a las otras Iglesias: "En la otra orilla del Mediterrá- CUANDO LA IGLESIA, EN ÁFRICA,
neo -dice el papa Juan Pablo I I - se hace cada vez más cercana el
África atormentada, llena de contrastes, a veces hambrienta, aunque SE HAGA AFRICANA
proclamando con vigor su identidad propia y su lugar específico en
el concierto de las naciones. La próxima Asamblea especial para el
África del Sínodo de los obispos, en comunión con la Iglesia univer-
sal, permitirá a este continente del porvenir mostrar cómo el Evange-
lio sigue siendo en nuestros días un fermento de cultura incompara-
ble en el desarrollo integral y solidario de las personas y de los
pueblos. En el corazón de la Iglesia, el África es creadora de culturas
(...)".12 ¡Un África creadora!: basta ponerse a la escucha de ciertas
Iglesias de África para ver de qué creatividad pueden ser capaces,
por poco que se apele a su responsabilidad en la transmisión de la
fe."

Hemos de convencernos: tenemos necesidad de ellas. No sólo


porque la comunión entre las Iglesias forma parte integrante de nues- • H i a cuestión de la celebración
tra profesión de fe, sino también porque, ya desde ahora, ellas nos de un concilio o sínodo de la Iglesia en África se remonta a 1962, al
preceden por un camino que habrá de ser de todas formas el nuestro. congreso de estudiantes católicos de Friburgo. Desde entonces, la
Los grandes "equilibrios" del mundo se modifican año tras año: den- idea se fue abriendo camino y, en el momento en que el África en
tro de diez años nuestras Iglesias milenarias no representarán más general y el Camerún en particular se preparan activa e intensamente
que la tercera parte de toda la comunión católica: "Nuestra unidad para el mismo, me gustaría, como mujer africana protestante, mani-
(eclesial) -escribe el arzobispo de Milwaukee, R. Weakland- no se festar algunas de nuestras esperanzas en respuesta al artículo del
verá ya sostenida por las expresiones culturales de la civilización
padre M. Hebga S.J., que ofrecía las razones de la convocatoria de
occidental. Los límites de Occidente no tienen ya sentido para el
un concilio africano.'
catolicismo".14
Estamos ya en vísperas del Sínodo, en las puertas del tercer mile-
Reconozcamos que nos cuesta algún esfuerzo convencernos de
ello. Cuanto antes se realice nuestra "conversión", mejor irán las nio, y el título de nuestra exposición revela en su misma formulación
cosas. El Sínodo africano nos traerá quizás nuevas razones de espe-
rar.
*ROSE ZOÉ-OBIANGA, nació el 26 de diciembre de 1943 en Bangui (República
Centroafricana).
(Traductor: Alfonso Ortiz García) Diplomada en Estudios Religiosos por la Facultad de Teología Protestante de
Estrasburgo. Licenciada en Letras (1967), profesora de lingüística (1968); doctora
del 3Ü ciclo de fonética (1971). Siguió un año académico en el "Union Theologi-
cal Seminary" de Nueva York. Encargada de curso ("lecturer") en el Departa-
mento de lenguas africanas y lingüística (D.A.L.) de la Facultad de letras y cien-
cias humanas (F.L.S.H.) de la universidad de Yaoundé. Miembro de la A.O.T.A.,
12
Discurso al Consejo pontificio de la Cultura (12.1.1990): La Documentation de E.A.T.W.O.T. ydeCIRCLE.
catholique 2000 (18.2.1990), 154. Entre otras publicaciones: Questions des femmes africaines a l'Eglise d'Afrique,
" Cf. R. Luneau - J. M . Ela, Voici le temps des héritiers, Karthala 1 9 8 1 ; R. B.T.A., n a 1 3-14, 7 (1985) 373-381.
tuneau, Laisse aller mon peuple! Eglises africaines au déla des modeles?, Karthala Dirección: B.P. 352, Yaoundé (Camerún).
1987.
14
R. Weakland, Une Eglise-Monde. Diversité des cultures et unité de foi: La 1
E. Milcent, Pour un concile africain?, Bulletin de Théologie africaine, vol. IV,
Documentation catholique, 1997(7.1.1990), 35. n.10 (1983) 174.

118 Concilium 1/118 Concilium 1/119 119


ROSEZOE-OBIANGA CUANDO LA IGLESIA, EN ÁFRICA, SE HAGA AFRICANA

la presencia de los diversos sentimientos que nos embargan. Nos obligado entre nosotros y para nosotros de nuestra vida de fe"?3 ¿Es
gustaría hacer que todos y cada uno (cada una) palparan este hecho que no quiere realmente la Iglesia africana hacer ningún esfuerzo de
tan notable, a saber, que nos movemos entre una pregunta, un deseo reflexión, de originalidad? ¿Es que no quiere ser agente de concien-
y una afirmación, ante el grito del papa Pablo VI: "Africanos, ¡os toca ciación, y por tanto de cambio? ¿Se niega a participar, de una
ahora a vosotros ser vuestros propios misioneros!".2 manera deliberada e injusta, en una lucha de liberación que englobe
a la mujer, a esa mujer que es sin embargo su madre, su hermana, su
Esta frase, tan incisiva, penetra en nuestra cabeza. Nos interpela; esposa? Así pues, nacido de la mujer, alimentado por ella, sostenido
nos perturba; nos desconcierta, hasta el punto de hacerse fascinante, y amado por ella, el hombre africano en la Iglesia se entretiene y se
obsesiva, ya que la realidad que se observa en este continente sigue deleita con los viejos odres importados de otras tierras y sigue
de todas formas siendo un enigma y hasta una contradicción entre la doblando la cabeza ante cualquier otra persona, de uno u otro sexo:
teoría predicada y la realidad vivida. Lo que percibimos nos parece todo ello con un cinismo y una crueldad que os hacen dudar de la
que proviene del hecho de que nosotros, hombres y mujeres de un profundidad y de la sinceridad de su conversión. ¿Será la Iglesia afri-
continente cuyas características han sido ya objeto de múltiples cana tan poco inteligente, tan poco despierta, tan poco decidida y
investigaciones, no solamente por parte de los africanistas sino de los tan poco creadora que se contente con perpetuar y hacer que se per-
propios africanos, no vivimos el mensaje evangélico. Sea cual fuere petúen unas estructuras y unas formas de ministerio que devalúan y
el terreno y el aspecto que se estudia, sea cual fuere el método utili- paralizan a las mujeres?
zado, sea cual fuere el ángulo considerado, los análisis y los estudios
realizados no hacen más que confirmar una realidad degradante,
humillante, en la que la dignidad humana se presenta como un
sueño. 1. ¿Cuándo se hará africana la Iglesia en África?
El título de nuestra exposición puede presentarse ante todo como
¿Tendremos que recordar que, como olas pavorosas, poderosas y
una pregunta. ¿Cuándo te harás africana, es decir, humana, hermosa,
destructoras, la miseria, el hambre, las guerras, las enfermedades, el
fuerte, capaz de impulsos positivos y de realizaciones que promue-
subdesarrollo endémico, el analfabetismo, e t c . , son el pan de cada
van a las mujeres y a los hombres de este continente? ¿Cuándo logra-
día de nuestros pueblos y especialmente de la mujer? ¿Tendremos
rás que desaparezca la pauperización antropológica de nuestros pue-
que recordar que la Iglesia, después de haberla bautizado, no le
blos? ¿Hasta cuándo seguirás cerrada a un diálogo que pueda
reconoce sin embargo todas las prerrogativas ligadas a este sacra-
cuestionarte y por tanto recrearte? ¿Cuándo te abrirás a esa inmensi-
mento? En efecto, la mujer africana es declarada inepta para ciertos
dad ante la cual adoptas una actitud tan ambivalente como hipó-
servicios y funciones que se dicen importantes en la Iglesia. A pesar
crita? En efecto, ¿no es extraordinario que la Iglesia africana, consti-
de los cambios y transformaciones que se operan a nuestra vista en la
tuida de hombres y mujeres despreciados, aplastados, explotados,
sociedad civil, la mujer sigue estando condenada a una sumisión
anulados, participe de esta triste situación, renegando pura y simple-
abyecta, a una obediencia ciega y envilecedora. A pesar de todas las
mente en sus hechos y en sus gestos de la imagen de Dios en la
responsabilidades que se le reconocen, el papel y el impacto negati-
mujer? Ella no vacila, siguiendo a los Padres de la Iglesia, en sostener
vos del mito de Eva permiten y legitiman el mantenimiento de la
ciertas ideas y posiciones que debería haber abandonado si hubiera
mujer cristiana en un estado de inferioridad y de culpabilidad perpe-
sido verdaderamente cristiana africana. Gracias a una interpretación
tuas. Se tiene la sensación de que ella no ha gozado del acto de
parcial y partidista, impone distorsiones a ciertos textos bíblicos,
redención y de salvación de la cruz. ¿Es que no ha venido Cristo a
revelando así su fondo lleno de orgullo y de falta de humildad en el
salvar a esta parte de la humanidad oprimida?
Señor. Ella deja que se mantengan esas distancias que hacen que
¿No resulta aberrante seguir considerando "las experiencias de los nuestras sociedades no consigan salir de esa encrucijada en que las
hombres y de las mujeres de otros tiempos y lugares como molde

' J. E. Penoukou, Avenir des Eglises africaines. Questions et réflexions (suite et


1
Ibíd. fin), Ibíd., 196.

120 Concilium 1/1 2 0 Concilium 1/1 2 1 121


ROSE ZOE-OBIANGA CUANDO LA IGLESIA, EN ÁFRICA, SE HAGA AFRICANA

sociedades tradicionales y los modelos importados han dejado mar- "sería la habilidad para obrar, para cambiar", mientras que la autori-
ginada a la mujer. Mary Hunt afirma que, "en su concepción actual, dad sería "el derecho a ejercer ese poder".7 A la luz de lo que pre-
la teología moral se presenta, paradójicamente, como inmoral", 4 ya cede, todavía es muy largo el camino hasta llegar a la participación
que excluye "sistemáticamente a la mitad de la gente cuya vida pre- de las mujeres, con sus dones, su dinamismo, su entusiasmo.
tende reflejar".5 Y corre entonces el riesgo de no ser ya creíble.

3. La Iglesia en África se hará africana


2. ¡Que la Iglesia en África se haga africana! Finalmente, el título puede percibirse como una afirmación, como
una certeza. La Iglesia en África está a punto de hacerse cristiana, si
El título se presenta en segundo lugar como un deseo. ¡Si la Iglesia
se tienen en cuenta las señales que se perciben por una y otra parte
en África pudiera hacerse africana! ¡Si pudiera vivir efectivamente
entre los teólogos y teólogas, así como entre las mujeres y los hom-
como una comunidad de participación y de comunión! Somos seres
bres realmente comprometidos. Presentaremos tres de estas señales.
en relación. Un análisis de nuestras sociedades tradicionales lo com-
prueba plenamente. Lo atestiguan innumerables refranes y prover- a) Las mujeres están en vías de "visibilización" y esto se observa
bios. Pues bien, los únicos pensadores son los hombres; las mujeres en tres planos: se va borrando su ausencia en las esferas académicas
no piensan en la Iglesia. "El empobrecimiento de la ética" se debe a teológicas: participan y se adhieren a asociaciones como la AOTA y
que "gran parte del trabajo ético considera como normativo lo mas- la EATWOT, publican rompiendo su silencio y asentando la presen-
culino".'' El hecho es que la Iglesia es masculina, dirigida por perso- cia positiva de las mujeres que, superando los entredichos, ejercen
nas célibes. Nos gustaría que se pusiera a escuchar seriamente a las verdaderos poderes.
mujeres, que de ordinario están silenciosas y ausentes, no por natu-
raleza, sino por una socialización negativa. En la vida de la Iglesia, el b) La búsqueda de nuevas estructuras produce automáticamente
sacramento de la Eucaristía es el símbolo por excelencia del compar- cambios y transformaciones necesarias para su credibilidad y para la
tir. Pero, si nos fijamos bien, comprobamos con amargura que la participación efectiva de todos los miembros de la comunidad cris-
Iglesia mantiene divisiones, resalta unas diferencias que se niega a tiana. Las Iglesias independientes y las sectas que proliferan nos
trascender. Las explota tanto y tan bien que consigue crear el despre- ofrecen ejemplos de propuestas y de realizaciones animosas. Por
cio, la opresión, el aplastamiento de unos y de otros, particularmente tanto, no es normal admitir como modelo universal unos modelos
de las mujeres. Pues bien, las ventajas de una vida comunitaria son que son particulares de una parte del mundo. No podemos ignorar la
evidentes. Las estructuras actuales han quedado obsoletas; pueden irrupción del mundo secular europeo en el desarrollo y en la estratifi-
caer y ser reemplazadas por otras que promuevan características cación de las estructuras, que ganarán mucho con un cambio, ya
específicas de una comunidad de hombres y de mujeres que se reco- que no siempre contienen valores positivos de liberación de la mujer
nocen hechos equitativamente a imagen de Dios, bautizados y con- y de rechazo del mismo hombre africano.
firmados. Pueden establecerse relaciones de una calidad nueva, que
c) La enseñanza teológica debería tener en cuenta el aspecto lin-
revelen entonces al mundo que los cristianos africanos son los verda-
güístico. Observamos que, al utilizar las biblias en lenguas europeas,
deros discípulos del Señor.
transmitimos su carácter androcéntrico y unos modelos de pensa-
miento que nos alienan todavía más. Debería tener en cuenta la his-
Janes Crawford nos esboza la visión de una comunidad no patriar-
toria de este continente, situándonos respecto a las ideas y las teorías
cal, en donde la autoridad y el poder se comprenden de una manera
revolucionarias de un Cheik Anta Diop, que ha demostrado que
totalmente distinta de como se comprenden hoy. Para ella, el poder
nuestro continente no ha sido siempre el de los humillados, aplasta-
dos y oprimidos. Debería tener en cuenta las creencias y las prácti-
4
M. Hunt, Un reto feminista: transformar la teología moral, Concilium, n. 202
(1985)399.
7
'• Ibíci.. ). Crawford, Non-patriarchal Moclels for Community. The Search for new
'• Ibíd., 400. Community, A. Bossey Seminar (1987) 21-22.

122 Concilium 1/122 Concilium 1/123 123


ROSE ZOE-OBIANGA

Koinidis Parthenios*
cas religiosas africanas; Mercy Amba Oduyoye señala entre otras: el
origen divino del universo, el mundo (de generación en generación) LAS ESPERANZAS DE LAS IGLESIAS O R T O D O X A S
forma una sola comunidad, la totalidad de la persona humana, la
mujer forma parte integrante de la humanidad. 8 Debería tener en
cuenta todas las pistas teológicas de liberación por medio del mundo
y todos esos aspectos de nuestro entorno que tienen que ver con la
justicia, con la paz y con la salvaguardia de la creación.

(Traductor: Alfonso Ortiz García)

H H I encuentro del Evangelio con


las culturas y civilizaciones de todos los tiempos -según la orden que
el mismo Señor dio a sus discípulos y a los santos apóstoles antes de
su ascensión- permitió a la Iglesia de los comienzos de la era cris-
tiana no identificarse por completo con un solo pueblo o una civili-
zación, y poder entonces organizar el anuncio del Evangelio a todo
el mundo, por una parte, y evitar, por otra, el encerramiento mortal
en una vasija cerrada considerando al mundo solamente como por-
tador de mal.
Este encuentro entre la Iglesia y el mundo a través de los siglos
tuvo como resultado -entre otras cosas- la formación de civilizacio-
nes tanto en Oriente como en Occidente cuya irradiación y cuya
perennidad llegan hasta nuestros días. Es un hecho muy importante y
perfectamente conocido, que está ante nosotros como un dato-desa-

* K O I N I D I S PARTHENIOS, Parthenios III, de nombre laico Aris Koinidis, 11 3L>


patriarca de Alejandría, nació el 30 de febrero de 1919 en Port-Said (Egipto) en un
ambiente exclusivamente helénico. Después de los estudios secundarios en las
escuelas griegas de Egipto, siguió los cursos de la escuela teológica de Halki, en
Constantinopla (1936-1939); a continuación, estudió en O x f o r d , en el colegio
anglicano Cuddeston (1946-1948). En 1948, el patriarca de Alejandría, Christop-
horos II (1876-1976) lo nombró archimandrita y secretario principal del patriar-
cado. En 1958 fue elegido metropolita de Cartago, una metrópoli recién insti-
tuida, con sede en Trípoli (Libia). Ha consagrado su actividad a su grey cristiana,
compuesta sobre todo por helenos del África del norte (Libia, Argelia, Túnez y
" M.A. Oduyoye, The Valué of african religious beliefs and practices for Chris- Marruecos) y por árabes ortodoxos.
tian Theology, African Theology en Route (1977) 109-11 7. Dirección: B.P. 2006, ET Alejandría (Egipto).

124 Concilium 1/1 2 4 Concilium 1/125 125


KOINIDIS PARHENIOS LAS ESPERANZAS DE LAS IGLESIAS ORTODOXAS

fío que exige su continuación hasta el final de los tiempos. De ello iglesias, ocuparse de educar a sus fieles en la fe, esforzarse en reco-
dan testimonio muchos grandes santos y doctores. Pero por otro ger dinero por medio de colectas para poder liberar a los esclavos
lado, nunca hemos de olvidar y evitar a toda costa la repetición de cristianos que se encontraban en los grandes mercados de la región.
otros ejemplos históricos en que este encuentro entre las culturas y la Al lado de estas inmensas dificultades hay que añadir el proselitismo
Iglesia se ha traducido por una pura y simple imposición brutal de católico a través del uniatismo, que comenzó después del siglo XVII.
una civilización sobre la cultura de los pueblos en donde debería
anunciarse la Buena Nueva. Identificación del Evangelio con una La situación es muy distinta a partir del siglo XIX. El cambio de la
raza, una cultura, que puede llevar a situaciones totalmente catastró- situación política en Egipto, con su autonomía respecto al imperio
ficas en el nivel eclesial, cultural, político y social. En ese caso no es otomano, y luego su independencia, permitió la reorganización del
ya la luz transfigurante del Tabor la que ilumina el camino de la Igle- rebaño de fieles árabes y helenos en Egipto y en África. Por los años
sia y de su misión, sino el fuego devastador del infierno que consume 20 del siglo XX aparecen las primeras manifestaciones misioneras del
y destruye la obra y la acción del Espíritu Santo. patriarcado en el África oriental, bajo el gran patriarca Meletios II
(1925-1935). Esta misión se extendería y organizaría bajo el patriar-
El patriarcado greco-ortodoxo de Alejandría y de toda el África, 1 cado de Cristóforo (1939-1966).
cuyos orígenes se remontan a san Marcos, apóstol y evangelista,
sigue y continúa la tradición apostólica de la Iglesia indivisa, que fue Con él tenemos la erección de las tres diócesis misioneras: Irinou-
la del patriarcado de Alejandría hasta el siglo V. Después del cuarto polis (África oriental), África central y Acra (África occidental): las
concilio ecuménico de Calcedonia (451), este patriarcado se dividió sedes de estas tres diócesis se encuentran en Nairobi, en Kinshasa y
en dos: uno ortodoxo, que seguía a Calcedonia y la tradición indivisa en Yaoundé. Observamos que este movimiento misionero empezó
de la Iglesia, y otro anti-calcedonio copto con sede en el Cairo.2 por un movimiento de la tribu de Kikuyu en Kenya, hacia nuestra
La acción misionera del primero se inscribe en el espacio descrito Iglesia. Sería largo explicar los motivos. La segunda etapa fue la pre-
anteriormente. No faltan los ejemplos de su actividad: la cristianiza- paración de un clero autóctono y la organización de las parroquias.
ción de Egipto y sobre todo la creación de una cultura especialmente Para la formación del clero autóctono se creó en Nairobi, en tiempos
en el Bajo Egipto durante los tiempos de Bizancio, contribuyó pujan- del patriarca Nicolás VI (1968-1986), el seminario "arzobispo Maca-
temente al desarrollo del pensamiento teológico de la Iglesia; la rios III" (el nombre de su ilustre bienhechor), que da la primera for-
acción misionera llegó hasta Nubia y Abisinia en tiempos de Atana- mación a los candidatos para la teología y el ministerio; más tarde
sio el Grande.' La invasión árabe y el establecimiento del Islam no continúan estudiando en los diferentes establecimientos universita-
permitieron que continuara esta obra.1 rios de teología del mundo ortodoxo. Hoy contamos en el África
oriental con un obispo auxiliar africano, 79 sacerdotes, 7 diáconos;
Durante la ocupación de los árabes y de sus sucesores desde el en África central con 21 sacerdotes y 7 diáconos; y en África occi-
siglo VIII hasta el siglo XVIII inclusive, a pesar de las difíciles condi- dental con 27 sacerdotes y 2 diáconos.
ciones en que vivía al ser considerado como un feudo de Constanti-
nopla, bien como poder político o bien como poder eclesial, el Los problemas que hoy se plantean son los siguientes: la incultura-
patriarcado de Alejandría no dejó de trabajar desde el punto de vista ción de la tradición de la Iglesia en el contexto africano. Es éste un
pastoral y misionero con su pequeño rebaño: proveer de clero a las debate amplio y muy complejo ya en la Iglesia después del concilio
de los apóstoles en Jerusalén. Esta inculturación exige esfuerzos sos-
1
tenidos, enorme paciencia y mucha audacia en la humildad en Jesu-
El patriarcado es el segundo en el orden de las Iglesias Ortodoxas locales,
cristo. En efecto, se trata de la continuación de la obra de los santos
después del de Constantinopla.
J
El patriarcado se llama greco-ortodoxo de la transcripción del término árabe y apóstoles y de los misioneros, entre los que se encuentran los gran-
otomano Rum, que señalaba que su feligresía era romana, es decir, de las gentes des iluminadores de los eslavos, san Metodio y san Cirilo. Y esto en
que tenían la misma fe que los habitantes de la Nueva Roma (Constantinopla). el contexto de África, que exige concretamente la justicia, la lucha
' Abisinia es la actual Etiopía. contra el hambre y contra las segregaciones raciales, y su ardiente
4
El establecimiento y el reforzamiento del Islam en regiones cristianas en el
Próximo Oriente es objeto de un amplio debate.
deseo de convertirse en "nueva creación". En segundo lugar, está el

126 Concilium 1/126 Concilium 1/127 127


KOINIDISPARHENIOS LAS ESPERANZAS DE LAS IGLESIAS ORTODOXAS

problema de la financiación de esta misión, pues no disponemos de mauté, 1975; Rapport de I'Assemblée de C.C. du C.M.E. au Berlín Occidental,
muchos medios. 11-18.8A974, 1975; Dialogue avec les Vieux Catholiques, 1975-1976; La Métro-
pole de Carthage, 1978-1979; La sainte Métropole de Carthage: Les Paroises - les
Communautés des prisoniers; Le Comité du Dialogue Orthodoxe-Vieux Catholi-
El tercer problema es la formación ecuménica de nuestros fieles y ques, 1980.
sacerdotes. No hay que comenzar de nuevo las guerras de religiones " A n a l e c t a " : La Théologie Hellénique de notre Temps, 1 9 5 9 ; L'UNE
del pasado. Hay que orar y actuar por la unidad de la Iglesia. La Orthodoxie, 1960; L'Unité des Chrétiens. Synode Vaticanne-Panorthodoxe de
cuarta dificultad radica en las relaciones con las religiones tradicio- Rhodes, 1962; "Tous ensemble dans le méme lieu" de l'Orthodoxie, 1965-1966;
nales de los diversos lugares y con el Islam. No olvidemos tampoco Comments on the Structure of the W.C.C.; Jubilé (Institut des Etudes Orientaux),
1976-1977; Le Conseil de C.C. du C.M.E. á lamaika, 1980; L'lslam et le Vatican,
-y éste es el último punto- que algunos estados de África, como ocu- 1-5.2.1975.
rre también en Asia y en el Próximo Oriente, ponen trabas al funcio- "Pantainos": Una gran parte de sus páginas están llenas de los informes de Part-
namiento de la vida de la Iglesia, y lesionan los derechos fundamen- henios al Patriarcado a propósito de sus misiones en los diversos consejos y
tales de la libertad religiosa de los seres humanos. El papa de Roma, encuentros teológicos desde 1958 hasta hoy.
Además, ha publicado recientemente en la revista "Pantainos" un estudio titu-
Juan Pablo II, ha hecho una clara alusión oficialmente a este caso, ya
lado La Vie de l'Eglise a l'Afrique du Nord, 1983.
el año pasado y este año una vez más en su discurso al cuerpo diplo- Desde 1958, en su calidad de metropolita de Cartago, ha publicado informes
mático acreditado ante el Vaticano, que había acudido a felicitarle sobre las actividades de la metrópoli en cada uno de los números de esta revista.
por las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Ha publicado también un estudio titulado Les grecs de l'Egypte dans l'Afrique
du Nord, en la revista "Panegyptia", editada por la Unión de los griegos de Egipto
Espero con gran interés los resultados del sínodo africano convo- en Atenas.
Ha publicado informes de las conferencias y diálogos entre los ortodoxos y con
cado por Su Santidad el papa de Roma, Juan Pablo II. Mis oraciones los católicos, protestantes y viejos católicos y las Iglesias orientales, así como de
por el éxito de este trabajo acompañarán a su preparación. Sus resul- las reuniones en el Consejo Mundial de las Iglesias entre 1966 y 1986.
tados pueden ser de gran utilidad para nosotros.
(Ideas de Su Beatitud, el papa y patriarca Parthenios III de Alejan-
dría y de toda el África, recogidas por Constantino Patelos).

(Traductor: Alfonso Ortiz García)

OBRAS PUBLICADAS:
Obras teológicas: L'Eglise et la jeunesse d'aprés Guerre, Alejandría 1 9 4 4 ;
Quelques problémes d'aprés Guerre et l'Eglise Orthodoxe, Alejandría 1946; Ins-
truction Chrétienne, Alejandría 1949; L'Eglise et l'Education, Alejandría 1950;
L'Orthodoxie et le Byzance, Alejandría 1953; Théologie Contemporaine, Alejan-
dría 1959; Questions ecclesiastiques, Alejandría 1 9 6 1 ; L'unité des Chrétiens:
L'orthodoxie et la Synode Vaticanne II, Alejandría 1962; L'Orthodoxie et le Vati-
can, Alejandría 1 963; Le Dialogue, Alejandría 1964.
Estudios históricos: Le Martyre Philéas Evéque de Thmuis, Alejandría 1955; Les
Martyres d'Egypte, Alejandría 1956; Bessarion le Cardinal, Alejandría 1957; Les
derniers jours du Schisme Bulgare, Alejandría 1958.
Estudios-artículos-informes en revistas:
• "Ecclesiastikos Pharos": L'Ecole de Catechism d'Alexandrie, 1952-1969;
Comments of the Structure of the W.C.C., 1 9 5 2 - 1 9 6 9 ; Rapport de l'Eglise de
Comité Central du Conseil Mondial des Eglises en Canterbury, 1 2-23.8.1 9 6 9 ;
Assemblée de C.C. du C.M.E. á Utrecht, 12-22.8.1972; L'Orthodoxie et la Pri-

128 Concilium 1/128 Concilium 1/1 2 9 129


Mons. Bernard Agre*

TESTIMONIO DE UN PARTICIPANTE EN LOS


TRABAJOS PREPARATORIOS DEL SÍNODO
AFRICANO

Introducción
BOLETINES

L
la noticia de la próxima cele-
bración del Sínodo africano ha brillado con un resplandor de espe-
ranza que ilumina el horizonte de las jóvenes Iglesias de África.
Millones de creyentes en Dios y en Jesucristo, su Hijo encarnado,
millones de hombres y mujeres de buena voluntad, jóvenes y adul-
tos, han saltado de alegría al ver el día en que los africanos, final-
mente, van a tomar la palabra para expresar, en el respeto a la lógica

*Mons. BERNARD ACRE, obispo de Man (Costa de Marfil). Nace en Monga de


una familia de 12 hijos el 2 de marzo de 1926. Después de los estudios primarios
en la escuela parroquial de Memni, ingresa en el seminario menor de Bingerville
(1941); estudios filosóficos y teológicos en el seminario mayor de O u i d a h , en
Benín (1948-1953). Ordenado el 20 julio 1953. Vicario parroquial y director de la
escuela primaria en Dabou (1953-1956), director del seminario menor de Binger-
ville (1956-1957). Estudia en Roma derecho canónico, donde se doctora con un
estudio sobre las congregaciones religiosas autóctonas (1957-1960). Párroco de
Nuestra Señora de Treichville, parroquia urbana de Abidjan (1960-1962); vicario
general de la archidiócesis de Abidjan y profesor del seminario mayor de Anyama
(1961-1968). El 12 de julio de 1968 es nombrado obispo de la nueva diócesis de
Man. Miembro del Consejo Pontificio "Cor U n u m " (1971-1982). Presidente de la
Comisión de medios de comunicación social de la Conferencia episcopal regional
del África occidental francófona (1973). Presidente de la Conferencia episcopal
regional del África occidental francófona (1985-1991). Miembro de la Comisión
antepreparatoria y preparatoria del Sínodo para África (1989-1991). Es también
Presidente de la Comisión episcopal de las acciones sociales y caritativas de Costa
de Marfil.

Concilium 1/1 3 1 131


BERNARDACRE TESTIMONIO DE UN PARTICIPANTE...

de sus culturas crucificadas y teniendo en cuenta los desafíos de la catolicidad africana en estado de c o n c i l i a r i d a d permanente y para
historia, su fe en un Dios vivo y verdadero. hacerle emprender la tarea de la misión interior de África en todas
sus dimensiones espirituales, intelectuales, políticas y económicas".
Más grande quizás es la e m o c i ó n de esos hombres que, desde el
principio, estuvieron íntimamente asociados a los trabajos preparato- (Extracto de las Actes du Colloque d'Abidjan, 12-1 7, sept. 1 977,
rios de este Sínodo africano. Y yo tengo el insigne honor de figurar bajo la presidencia de M . A l i o u n e D i o p , secretario general de la
entre los participantes en estos trabajos preparatorios. Sociedad Africana de Cultura, ed. Présence Africaine 1978, p. 371).

El presente testimonio, que es en realidad un cántico de acción de En realidad, muy pronto esta idea de un Concilio encontró algunos
gracias y de esperanza en el D i o s v i v o y m i s e r i c o r d i o s o , q u e se tropiezos, no sólo debido a sus contornos poco definidos, sino tam-
acerca a nosotros e i m p r i m e una nueva orientación y d i m e n s i ó n a bién en virtud de la divergencia de opiniones que suscitó tanto entre
nuestra marcha de fe, comprende tres elementos: los teólogos c o m o entre los obispos africanos y malgaches. Unos
pedían un C o n c i l i o ; otros, más modestamente, pensaban en una reu-
- u n a ojeada histórica; nión de concertación y de reflexión a nivel de las Iglesias de África.
- l o s s e n t i m i e n t o s q u e me e m b a r g a n c o m o p a r t i c i p a n t e en el Esta idea de un C o n c i l i o a f r i c a n o t u v o sus repercusiones en el
mismo; plano internacional tanto por m e d i o de los teólogos africanos que
buscaban una " c a j a de r e s o n a n c i a " en Europa y en otros lugares,
- l o s retos que hay que recoger o las cuestiones que se plantean.
c o m o por obra de ciertos occidentales que se aprovecharon de ella
para hacer colar, una vez más, sus propias ideas.
1 . Ojeada histórica En este contexto de búsqueda y de vaguedad, de temores y vacila-
ciones, ante la sorpresa de todos, el 6 de enero de 1989, fiesta de la
El Sínodo que la Iglesia de África, en c o m u n i ó n con la Iglesia uni-
Epifanía, el Santo Padre Juan Pablo II anunció la celebración próxima
versal, espera con gozo y con un fervor orante, tiene una historia ya
del "Sínodo africano".
larga. La idea partió del C o l o q u i o celebrado en A b i d j a n en 1 9 7 7 ,
que acabó mostrando su deseo de celebrar próximamente un Conci- Inmediatamente después de su a n u n c i o , se constituyó por orden
lio africano. He aquí el texto de esta resolución. suya una comisión llamada antepreparatoria, que habría de discutir
las cuestiones iniciales relativas a la c e l e b r a c i ó n del Sínodo. Esta
" Q u e el África tenga sus propios proyectos sobre sí misma, que los comisión estaba compuesta por los presidentes de las Conferencias
africanos tengan que ser en adelante sus propios misioneros es una episcopales del África negra, del África del norte y de la Iglesia orien-
revolución espiritual que afecta al estatuto actual del catolicismo en tal de África. Recibida por el papa, la comisión fue encargada de pre-
África y compromete su porvenir. parar el tema del Sínodo, d e f i n i d o c o m o "La e v a n g e l i z a c i ó n del
África hacia el año 2 0 0 0 " . E m p e z a r o n entonces a seleccionar las
Esta nueva situación obliga a una seria toma de conciencia colec-
prioridades.
tiva que pasará por el examen del funcionamiento y de la pertinencia
de las instituciones actuales del catolicismo y por su inserción afri- La comisión celebró dos sesiones de trabajo (del 6 al 8 de enero y
cana. O b l i g a a hacer el inventario de los esfuerzos y experiencias del 1 al 3 de marzo). Después de que esta comisión entregó las c o n -
que van en el sentido de una asunción del anuncio evangélico y de clusiones de sus trabajos al Santo Padre, quedó ampliada con otros
su propia responsabilidad por los mismos africanos, a fin de reorien- nueve miembros, que no son presidentes de Conferencias episcopa-
tar las instancias existentes e instruirse mutuamente. Este trabajo de les, para constituir la comisión preparatoria del Sínodo.
reevaluación, de reajuste y de coordinación se vería estimulado por
la perspectiva de un Concilio africano en el que podría culminar. Estos prelados asegurarían la c o n t i n u i d a d del Consejo, ya que los
presidentes de las Conferencias regionales no eran m i e m b r o s más
Este C o n c i l i o , que podría m o v i l i z a r la iniciativa del pueblo afri- que durante su mandato, que tenía un plazo variable. Algunos de los
cano, daría las estructuras y los medios necesarios para poner a la primeros miembros han sido sustituidos ya por sus sucesores.

132 Concilium 1/132 Concilium 1/1 33 133


BERNARDAGRE TESTIMONIO DE UN PARTICIPANTE...

El Consejo, compuesto en adelante de 18 miembros, quedó subdi- se pregunta si, al expresarlas, no se conducirá a la asamblea hacia
vidido en cinco subcomisiones que correspondían a los cinco subte- horizontes desconocidos. En esos momentos uno toma conciencia
mas del Sínodo: Proclamación de la buena nueva de la salvación, de la dura responsabilidad que constituye la participación efectiva
I n c u l t u r a c i ó n , D i á l o g o , Justicia y Paz, M e d i o s de c o m u n i c a c i ó n en estos debates antes de determinar el destino de toda una parte de
social. la Iglesia y hasta de la Iglesia entera. ¿No es esto revivir un poco la
experiencia de las vísperas del Vaticano II?
El Consejo volvió a reunirse posteriormente en diciembre de 1989,
en j u n i o de 1990 y finalmente en septiembre de 1990, convocados Al mismo t i e m p o surge del f o n d o del corazón la confianza tran-
por el Santo Padre en Yamoussokro, durante su paso por Costa de quilizante en el Espíritu. Este Espíritu de Dios, del prólogo del Apoca-
Marfil. Esta asamblea puede justamente considerarse c o m o histórica, lipsis de Juan, q u e h a b l ó a las c o m u n i d a d e s de a n t a ñ o (Ap 1,4;
ya que después del anuncio del Sínodo fue la primera que se celebró 2-3, 1 -22), quiere hablar hoy a los cristianos y a todos los que viven,
en suelo africano tras la celebración de las otras en Roma. En esta trabajan, luchan, sufren, esperan y mueren en África.
sesión extraordinaria del Consejo (del 8 al 10 de septiembre), cuya
última reunión estuvo presidida por el Santo Padre, cinco miembros C o n t o d o , a pesar de la seguridad en el Espíritu, uno se siente
elegidos por los demás presentaron a Juan Pablo II y a la o p i n i ó n siempre atravesado por ese sentimiento de inseguridad. ¿Se sabrá tra-
pública el fascículo de los lineamenta promulgados oficialmente el d u c i r y c o m u n i c a r a la Asamblea las verdaderas aspiraciones de
9 de j u l i o en Lomé (Togo) durante la Asamblea plenaria del Sympo- África? N u n c a se ha r e z a d o t a n t o para q u e no se t r a i c i o n e a los
sium de las Conferencias Episcopales de Á f r i c a y de Madagascar impulsos del Espíritu y a las esperanzas de tantas Iglesias, a la vez
(SCEAM). Desde entonces, estos lineamenta, acompañados de cues- múltiples en su devenir y, sin embargo, uniformes en su voluntad de
tionarios, suscitarían a través del continente y de las islas las reaccio- cambio.
nes por escrito de todas las comunidades. Sus respuestas colectivas o
Así, después de haber participado en los trabajos preparatorios,
individuales servirán en noviembre de 1991 al Consejo para elaborar
me siento asaltado por una multitud de cuestiones que surgen a mi
el "instrumento de t r a b a j o " (¡nstrumentum laboris) que guiará más
alrededor a p r o p ó s i t o de este Sínodo y que pueden considerarse
directamente los debates del Sínodo, que se celebrará a mediados
c o m o otros tantos desafíos que recoger.
del año 1993. C o m o miembro de estas comisiones antepreparatoria
y preparatoria, he podido participar en los diferentes trabajos de pre-
paración del Sínodo con sentimientos diversos: satisfacción, insegu-
ridad, confianza en el Espíritu que es el alma de la Iglesia.
3. Desafíos

Ya se ha anunciado el Sínodo africano y los cristianos de África lo


preparan con fe, con fervor y con responsabilidad. Sin embargo, se
2. Sentimientos plantean algunas preguntas decisivas.

Llamado por el Santo Padre a asumir estas responsabilidades, uno Se trata, en primer lugar, de la tensión creada entre la idea de Con-
siente en el fondo de sí mismo una real satisfacción, la impresión de cilio y la de Sínodo, tensión solucionada o zanjada por la decisión
asistir a un gran acontecimiento, orgullo no por su propia persona, del Santo Padre de convocar una "Asamblea especial del Sínodo de
sino por la Iglesia entera de África, que de este m o d o constituye el los obispos sobre la evangelización en África. 'Vosotros seréis mis
objeto de tantas solicitudes y sobre todo de confianza por parte del testigos'".
Señor. ¿No es así c o m o recogemos el reto que lanzaba el papa Pablo Para algunos, este tema resulta realmente embarazoso por la falta
VI en 1969 en Kampala (Uganda): "Africanos, sed vuestros propios de definición exacta que exprese claramente lo que se quiere hacer.
misioneros"? Constituye una especie de trampa o un intento de contentar a todo el
mundo sin satisfacer a nadie.
Más allá de esta legítima satisfacción eclesial sigue habiendo un
sentimiento de inseguridad. Las ideas brotan, se entrechocan y uno A otros muchos, el adjetivo "especial" les resulta sospechoso.

134 Concilium 1/134 Concilium 1/135 135


TESTIMONIO DE UN PARTICIPANTE...
BERNARDAGRE

Comisión de preparación del Sínodo: paz relativa en el país, cristian-


Una segunda tensión nace cuando se considera la multiplicidad
dad numerosa, posibilidad de comunicación fácil con el exterior,
de cuestiones que tratar. ¿Puede un Sínodo ocuparse de tantas cues-
tiones a la vez? Los subtemas, cinco en total, son demasiado nume- estructuras de acogida adecuadas que creen las condiciones óptimas
rosos: ¿no se corre el riesgo de ser superficial? ¿Podrá haber real- de trabajo. Los nombres que más suenan como posibles lugares de la
mente el tiempo necesario para examinar a fondo y con atención celebración del Sínodo son Yamoussokro (Costa de Marfil), Nairobi
todas las cuestiones en todos sus contornos tan delicados y comple- (Kenia) y Kinshasa (Zaire).
jos?
Se desea vivamente la presencia del Santo Padre. Pero ¿será esto
ocasión de verdad tranquila o más bien de inhibición respetuosa y
La tercera tensión que se perfila en el horizonte es la de recupera-
un tanto frustrante?
ción exterior posible. ¿No será este Sínodo recuperado por Roma,
por la curia y por su aparato administrativo, teledirigido por la Santa Estas tensiones y todas estas cuestiones son verdaderos desafíos
Sede, que declara tabúes ciertos temas candentes para el continente con los que hay que enfrentarse con valentía y con espíritu de fe, no
africano? como ocasión de polémicas estériles sino de madurez. Va en ello no
solamente el futuro de las Iglesias de África, sino también el porvenir
La cuarta tensión es la posibilidad de que tome la palabra África de la Iglesia entera.
con ocasión de este Sínodo. ¿Sabrá África tomar la palabra y decir
valientemente, lejos de toda timidez inútil, todo lo que siente, lo que
quiere ser, en nombre de su fe en Jesucristo, y definir su "estatuto de (Traductor: Alfonso Ortiz García)
Iglesia" respecto al resto de la cristiandad? ¿Se podrá obtener para el
conjunto de las cristiandades o para una parte de ellas ese estatuto
especial del que se honran ciertas Iglesias orientales de África y de
Europa? La toma de palabra de los africanos comienza ya ahora con
la seriedad de los estudios de los diversos aspectos del tema central
del Sínodo. Cuanto más profunda sea la preparación, mayores serán
las oportunidades de conseguirlo. Es éste ya el lugar de subrayar los
puntos esenciales, las convicciones y los comportamientos de las
comunidades en la base y en la cumbre.

La quinta tensión la provoca el problema espinoso de la financia-


ción de este Sínodo. Se siente interpelado todo el mundo en África y
en Madagascar. ¿Quién pagará los gastos de esta concertación conti-
nental? Las potencias económicas que generosamente quieran finan-
ciarla, ¿no correrán el riesgo de que instrumentalicen a esta Asam-
blea? Y Europa, con todo su enjambre de teólogos y de técnicos, ¿no
querrá imponer sus ¡deas y hacer decir a África lo que África no
quiere decir y ocultar, por el contrario, los puntos esenciales que le
gustaría a África que se destacasen? El que paga tiene el poder y, a
menudo, la última palabra. Y la pobreza impide al hombre ser elo-
cuente.

El sexto punto de tensión es el del lugar de la celebración de este


Sínodo. Todos desean que el Sínodo se celebre en África. Y los nom-
bres que se han sugerido responden a los criterios enunciados por la

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EL CRISTIANISMO AFRICANO EN LA OPINIÓN PUBLICA EUROPEA

Rik De Gendt*
civil, sino que se hallaba indiferente, ella misma, ante su propio des-
EL CRISTIANISMO AFRICANO EN LA OPINIÓN tino de muerte, y se interesaba tan poco por él como el europeo
PUBLICA EUROPEA medio, fuera hombre o mujer.
Tan sólo el año pasado, cuando uno solo de los aproximadamente
veinte conflictos armados locales se inflamó de nuevo violentamente
y hubo montones de muertos, la noticia mereció una breve mención
en nuestra prensa. Pero no durante mucho tiempo. Así, en Addis
Abeba se produjo el cambio de poder, apoyado claramente y aplau-
dido calurosamente por el mundo occidental, aunque el telón de los
medios de difusión volvió a caer inexorablemente para silenciar los
millones de hambrientos y de refugiados que había en muchas partes
de Etiopía. Y mientras tanto, durante meses enteros, no se dice prác-
ticamente nada sobre la agonizante Liberia o sobre Mozambique,
que va desangrándose lentamente.

Aun las cautivadoras y profundas evoluciones políticas en el


camino hacia una forma propia de democracia, de las que el sistema
gan se inició en Bélgica, a comienzos de año, una gran campaña de pluripartidista fue la muestra más excelente, no obtuvieron en la
solidaridad con África. Unos 27 millones de africanos estaban ame- prensa occidental la atención que merecían. Sin embargo, ese movi-
nazados por el hambre y la muerte, y todos los organismos interna- miento era tan extenso, que casi ningún régimen podía sustraerse a
cionales clamaron pidiendo ayuda. El resultado de la campaña fue él ni sentirse seguro con él. En enero de 1991 Jacques Pelletier,
sorprendentemente pobre, inesperadamente pobre. Se recaudó una ministro francés de la cooperación para el desarrollo, pudo ya decla-
suma que apenas llegaba al cinco por ciento de lo que en este país la rar que, de los 29 países africanos del África negra que París consi-
gente gasta, durante una sola semana, en la popular lotería "Loto". dera tradicionalmente de su "zona de influencia", tan sólo había
Aterradoras escenas televisivas de hombres famélicos y mujeres cinco -a lo sumo- que no habían dado hasta entonces ningún paso
desecadas por el hambre, y de decenas de niños moribundos, con hacia la democratización. Y medio año más tarde, no había ya más
sus cuerpecitos entumecidos, no habían tenido esta vez el éxito que que dos países en esas condiciones: Djibouti y el archipiélago de las
los organizadores se habían prometido. También en otras partes de Seychelles. Los países africanos de lengua inglesa no se habían dado
Europa y en lo que se denomina el Norte rico, la opinión pública se tanta prisa, quizás porque Londres, tradicionalmente, no se preocu-
quedó indiferente en buena parte ante aquel drama africano, nuevo y paba tan directamente como París de las opciones políticas internas
tantas veces repetido. Incluso el sencillo cálculo de que los gastos de de sus antiguas colonias. Pero incluso en estas últimas soplaban
un solo día en la Guerra del Golfo habrían bastado para proporcio- vientos de democracia.
nar suficiente ayuda en alimentos a veinte millones de africanos,
amenazados por el hambre, durante cinco meses, no logró impresio-
nar a nadie. Por lo que a Europa se refiere, África puede seguir mar-
chando tranquilamente hacia la muerte. Eso es horrible. Pero hay Superando la incomprensión
más. África no sólo corría peligro de perecer por la sequía y la guerra
En este contexto de cambios profundos de poder, Jan Van Cauwe-
laert,' que fue obispo de Inongo en el Zaire, y que ahora se halla
*RIK DE GENDT. Jesuíta, licenciado en ciencias de la educación (en 1974, por la
intensamente comprometido en el movimiento internacional en
universidad de Lovaina). Periodista especializado en asuntos religiosos y de
África. Escribe para el periódico "Het Volk", de Gante. Colabora también en otros
medios de difusión. 1
Van Cauwelaert, )an, Afrika, het miskende continent, en: "Pax Christi Koerier"
Dirección: Haachtsesteenweg 8, B-1030 Bruselas (Bélgica) (Amberes, marzo-abril de 1991), 2-6.

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RIK DE CENDT EL CRISTIANISMO AFRICANO EN LA OPINIÓN PUBLICA EUROPEA

favor de la paz, denominado Pax Christi, nos exhorta a "superar nente negro, encantador y sumamente prometedor, fue durante el
nuestra incomprensión hacia África". Lo primero que tenemos que siglo pasado el terreno misionero por excelencia de las potencias
hacer es desprendernos de todas esas generalizaciones precipitadas y colonizadoras europeas, y atrajo hacia sí muchas energías jóvenes.
fáciles que se basan en una experiencia limitada o quizás en ninguna Se fundaron incluso algunas congregaciones religiosas con la finali-
experiencia. Pero, además de los tenaces prejuicios y de las generali- dad casi exclusiva de evangelizar África. De manera, pues, inevita-
zaciones simplistas, hay increíble cantidad de ignorancia acerca de ble e incuestionable se formaron también en el terreno eclesial, y
los sucesos más elementales, tanto históricos como de la actualidad. sobre todo en él, lazos históricos y emocionales que el día de hoy no
puede hacer -ni mucho menos- que desaparezcan de nuestra visión
En efecto, para muchas personas de Occidente, la historia de de África, aunque su significado no siempre esté claro, y esos lazos
África no comienza sino con los descubrimientos casuales de las se vean unas veces como un beneficio, y otras, como una tara.
naos portuguesas, que en realidad lo que buscaban era una ruta
marítima hacia la India y hacia el Lejano Oriente. O comienza Si, a pesar de todo, en Europa se muestra algún interés por las
incluso más tarde, en el siglo XIX, cuando se emprenden los grandes cuestiones de la cristiandad africana, ese interés se dirige primordial-
viajes de exploración que penetran en el interior del continente afri- mente hacia las antiguas colonias y protectorados. Esto se explica,
cano. Pero el África negra, muchísimo antes de esos acontecimien- después de todo, porque en la mayoría de los casos un grupo de
tos, tenía ya una historia de siglos. El riquísimo arte literario hablado, misioneros que van ya envejeciendo, trabajan junto a más jóvenes
que los africanos fueron trasmitiendo oralmente de generación en cooperadores para el desarrollo. Además, las considerables aporta-
generación, sus relatos sobre el origen del mundo, sus fábulas y sus ciones materiales y financieras de quienes los respaldan en la aco-
máximas sapienciales constituyen la base misma de la sociedad afri- modada Europa, no son a menudo nada de despreciar. Pero también
cana. "El conocimiento de esas culturas, el conocimiento de la histo- esto está cambiando paulatinamente. Allá donde antes el dinero lle-
ria de África y de las causas de la decadencia de toda esa impresio- gaba en gran parte, por no decir exclusivamente, por conducto de
nante cultura africana, nos podrá curar de muchísimos prejuicios los misioneros extranjeros que trabajaban en las Iglesias africanas,
sobre la supuesta ignorancia de los negros, y podrá ayudarnos a coo- vemos ahora que las organizaciones que en el norte recaudan fondos
perar con ellos, sintiendo un respeto mutuo". entablan contactos cada vez más directos con dirigentes eclesiales
nacionales y con directores locales de proyectos, y delegan en ellos
Esto exige, pues, del europeo medio que tenga al menos cierta buena parte de su poder de decisión. La corrección del curso, que
actitud positiva y un interés justificado por informarse bien acerca de acentúa más que nada el compañerismo y la confianza mutua, que
los asuntos africanos. Si la persona no está relacionada profesional- no siempre fue tan evidente, influye también en cierto modo en la
mente con África, tendrá que acudir en la mayoría de los casos a visión europea del estado de cosas en la región de África. Contem-
revistas especializadas o a fuentes apropiadas de investigación. Ordi- plamos cada vez menos lo que sucede en las Iglesias africanas a tra-
nariamente, este estudio recompensará con creces sus esfuerzos, vés de los lentes de los misioneros. Ahora nos enteramos de todo ello
porque determinadas novedades le parecerán sorprendentes y extra- principalmente por informes obtenidos mediante contactos con los
ordinariamente interesantes, y podrán proporcionarle incluso inspi- responsables nacionales. Y éstos nos ofrecen a menudo una visión
ración provechosa para contemplar la evolución de las cosas en su sorprendentemente nueva y refrescante de la vida de la Iglesia en ese
propio continente y pondrán a su disposición unos cuantos modelos continente.
concretos muy interesantes.

Antiguos países de misión Las jóvenes Iglesias

La vida de las Iglesias cristianas locales en el África negra participa Al mismo tiempo que disminuye cada vez más el número de
hoy día de manera notable, aunque en menor medida que la vida misioneros y obreros procedentes de Europa, vemos que en la mente
política, de la indiferencia e ignorancia bastante general por parte de los europeos la antigua visión de la labor misionera en África va
del Norte rico y desarrollado. Sin embargo, precisamente este conti- siendo sustituida por la imagen de una Iglesia joven que en muchos

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R1KDEGENDT EL CRISTIANISMO AFRICANO EN LA OPINIÓN PUBLICA EUROPEA

países sabe hablar a las masas y llegarles hasta lo más hondo. El pequeñas. Estas comunidades, aunque por su manera de ser difieran
hecho de que la fuerza de atracción de la Buena Nueva no siempre notablemente de las comunidades de base de América Latina, tienen
haya sido el motivo principal y decisivo, y de que el cristianismo no un gran poder de atracción, son regidas exclusivamente por cristia-
siempre haya calado hondo en la vida, es aceptado ahora con nos comprometidos y despiertan así la curiosidad del entorno. Sobre
mucha comprensión por esos países. todo, las diversas tareas y responsabilidades, que se confían espontá-
neamente a los laicos y a las "mamas catequistas" o mokambi, serán
Según datos recientes facilitados por AMIS (Agence d'lnformations tema que despierte vivamente el interés de los cristianos europeos.
Missionnaires, Roma, octubre de 1990), la Iglesia católica cuenta en
África con 81.883.000 fieles, sobre una población total de El elemento del cristianismo africano que entre nosotros causa tal
610.797.000 habitantes, lo cual representa el 13, 4%. Si tenemos en vez más impresión y es mejor conocido, es la forma propia de las
cuenta el creciente número de población mundial, África es el único celebraciones litúrgicas. Por ejemplo, difícilmente podremos imagi-
continente en que la Iglesia católica sigue haciendo considerables narnos un obispo europeo que, como el obispo sudafricano Des-
progresos. En una perspectiva general, el número total de cristianos mond Tutu, bata palmas alegremente y dance y dé gritos de gozo,
en Afr.ica se sitúa en el 30%. Estos porcentajes varían notablemente mientras recorre la catedral durante un acto de culto. Ahora bien, la
de un país a otro. Pero en todos los países el liderato de las comuni- forma propia de las celebraciones litúrgicas va más lejos todavía y
dades de fieles ha pasado en gran parte a manos africanas. Así, por adopta cierto número de elementos culturales típicamente africanos
ejemplo, de los 487 obispos católicos, 369 son autóctonos. y se basa, además, en ¡deas teológicas y pastorales propias, como
podemos comprobar s¡ entablamos un contacto profundo con el rito
Lo que posiblemente se contemple con alguna nostalgia -yo diría del Zaire para la celebración de la eucaristía. En él, por ejemplo, la
casi con "envidia"- en los sectores eclesiales de la vieja Europa, es confesión de las culpas no se hace al principio de la celebración,
precisamente el gran número de jóvenes creyentes llenos de entu- como es común en el rito romano, sino que sigue inmediatamente a
siasmo y el número cada vez mayor de vocaciones al sacerdocio y a la lectura del Evangelio, a la homilía y a la confesión de fe. El sacer-
la vida religiosa, notas que resaltan muchísimo en la imagen de las dote, en aquel instante y desde la perspectiva del Evangelio, invita a
Iglesias africanas. todos a que cuestionen la propia vida y se conviertan. Se hace silen-
cio durante unos instantes y los fieles inclinan sus cabezas. Mientras
tanto, el sacerdote recorre la iglesia y rocía abundantemente con
Plasmación propia agua bendita a los presentes. Esta liturgia penitencial y acto de
reconciliación termina con un sincero deseo de paz, impartido a
Las grandes cifras y la edad juvenil de los fieles no son lo único todos. Principalmente, la autenticidad de esa celebración africana, el
que conocemos acerca de las jóvenes Iglesias de África. Sino que tiempo que ampliamente se le dedica, la participación activa y el
estas Iglesias destacan también por ser comunidades de creyentes interés que en ella toman todos los presentes, y la esfera de alegría
que, impulsados algunas veces por las circunstancias, pero movidos que la envuelve, son elementos -todos ellos- que pueden muy bien
también frecuentemente por las propias convicciones y decisiones servir de inspiración a nuestras "lecturas" precipitadas que se hacen
conscientes, crean formas propias y audaces de organización. En en las misas dominicales.
concreto, nuestros pensamientos se dirigen espontáneamente hacia
las comunidades de base, hacia los prestigiosos y serios puestos de Lo que posiblemente está relacionado con esa forma específica-
responsabilidad ocupados por laicos, y hacia las arrebatadoras cele- mente africana del cristianismo y lo que es poco conocido en nues-
braciones litúrgicas. tras regiones es el gran número que existe de grupos escindidos, que
son conocidos casi siempre con el nombre de "Iglesias independien-
Nos quedaremos atónitos al escuchar de labios de los africanos tes" o "Iglesias afrocristianas". Tienen como característica común el
que en África una parroquia o una diócesis puede tener "la misma haber sido fundadas por africanos y para africanos, y el estar orienta-
extensión que Bélgica". La Iglesia africana calcula, desde luego, con das intensamente hacia la figura de Cristo. Naturalmente, tienen
otro tipo de proporciones. Las parroquias son a menudo demasiado pocos contactos fuera del continente africano y dependen de sus
grandes y se dividen, por tanto, en "comunidades de base" más propios medios para la subsistencia. En este momento hay, por lo

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RIKDECENDT EL CRISTIANISMO AFRICANO EN LA OPINIÓN PUBLICA EUROPEA

menos, unas siete mil de esas Iglesias afrocristianas, y casi a diario Parecía en Europa que la Iglesia se preocupaba únicamente en
están apareciendo nuevas Iglesias. En un reciente estudio del padre Sudáfrica de la "contextualización" del mensaje en un ambiente de
dominico Sidbe Sempore, de Burkina Faso, se calcula que el número opresión y explotación. Pero el resto de la Iglesia africana se preocu-
de sus miembros en todo el continente es de unos quince millones, y paba principalmente de la creación de sus propias estructuras, de
llegarán seguramente a treinta millones para el año 2000. La mayoría asegurar sus propios derechos, de la libertad de su propio ministerio
de los fieles proceden de alguna de las grandes Iglesias cristianas, y sacramental y de la proclamación del Evangelio. En una palabra:
algunos de ellos, aun después de ingresar en una Iglesia indepen- mantenía una concepción bastante espiritualista de su misión, en
diente, siguen visitando regularmente las Iglesias a que antes habían medio de un mundo de pobreza y servidumbre.
pertenecido. Lo que esas personas necesitan sobre todo y lo que más
las atrae hacia sus nuevas comunidades eclesiales es su marcado Esa visión europea estereotipada queda de repente contradicha
carácter africano, y la especial atención que se dedica a la salud del flagrantemente por la puesta en marcha del proceso de democratiza-
hombre integral, con gran variedad de ritos de curación y con expre- ción en África durante el año pasado. De manera bastante inespe-
siones típicas de solidaridad humana y cristiana. Las mayores con- rada, no podemos menos de comprobar que las Iglesias, en cuestio-
centraciones se encuentran en Sudáfrica, en el Zaire y en Kenya. La nes de justicia, no sólo aparecen plenamente comprometidas, sino
más conocida, seguramente, es la "Église kimbanguiste" del Zaire. que además figuran muchas veces en la vanguardia. "Con alegría
Fue fundada por Simón Kimbangua (1 889-1 951); cuenta actual- comprobamos -sigue diciendo Walter Aelvoet- que en muchos paí-
mente con tres millones de adeptos, y ha sido la primera Iglesia afro- ses las corrientes democráticas hacen un llamamiento a los hombres
cristiana en adherirse al Consejo Mundial de Iglesias. El fenómeno de de la Iglesia para que acompañen a la sociedad en el difícil y deli-
estas Iglesias afrocristianas significa un verdadero desafío, en primer cado período de la transición, sencillamente porque esas personas
lugar, para las viejas Iglesias católicas y protestantes, y por tanto disponen finalmente de la máxima autoridad moral; porque la mayo-
merece mayor atención de la que hasta ahora se le ha dedicado. ría de ellas habían superado ya sus propios lazos étnicos para pensar
genuinamente en términos nacionales; porque ellas, en treinta años
de independencia, habían demostrado que sabían dirigir con éxito
sus propias comunidades, mientras que el aparato estatal se hallaba a
La palabra de los líderes de las Iglesias menudo plenamente inmerso en luchas internas, sin importar que
En su análisis sobre la sensibilidad de las Iglesias africanas al pro- ese aparato fuera de matices capitalistas o de matices marxistas.
ceso de democratización, Walter Aelvoet2, director de "África News Jamás había esperado yo que tomaran este giro las cosas. Mi alegría
Bulletin -Bulletin d'lnformation Africaine", señala con razón que por todo ello es inmensa". A este propósito se habla ya de una "teo-
nosotros, en Europa, "estábamos acostumbrados a afirmar que las logía africana de la liberación".
Iglesias de América Latina se hallaban intensamente sensibilizadas A diferencia de lo que sucede en América Latina, la política sigue
por la 'liberación' de las personas oprimidas y marginadas; que las en África una orientación comprometida, que en la vida de la Iglesia
Iglesias de Asia se preocupaban principalmente del 'diálogo' con las está marcada no tanto por los grupos de base cuanto por la jerarquía,
grandes religiones del Oriente: Islam, Budismo, Hinduismo, Shin- y es definida por los obispos y sacerdotes locales. Bastante al uní-
toísmo, etc.; que las Iglesias de África dedicaban casi toda su aten- sono, las Iglesias africanas se esfuerzan denodadamente y vuelcan en
ción a la 'inculturación' y, concretamente, a la teología africana, a la
ello todo su interés, hasta el punto de que la mayoría de sus líderes
liturgia africana, a la catequesis africana..., y que en realidad se inte-
no vacilan en criticar abiertamente a los regímenes que están en el
resaban poco por los derechos humanos y la justicia, la paz, la
poder. No cabe duda de que, en muchísimos países, la Iglesia es
democracia y las amargas condiciones materiales en que la gente
hasta ahora la única estructura que no se ha acomodado fatalmente a
tenía que vivir".
la corrupción, y es capaz de replicar a las dictaduras.
También esta actuación de los obispos y de los líderes eclesiales
1
Aelvoet, Walter, De kerken in het demokratiseringsproces, en: "Noord Zuid parece al principio sumamente extraña a la opinión pública europea,
Cahier, Wereldwijd" (Amberes, junio de 1991), 25-30 la cual -por su propia historia- siente gran repugnancia a que la Igle-

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RIKDEGENDT EL CRISTIANISMO AFRICANO EN LA OPINIÓN PUBLICA EUROPEA

sia se meta en asuntos políticos, y jamás podrá imaginarse hoy día N a c i o n a l , l l a m ó la a t e n c i ó n del m u n d o entero, y fue a su vez un
que un país europeo se vea abocado a una situación de crisis por la ejemplo para otras diócesis que tienen que enfrentarse con proble-
actuación de un líder eclesial. Precisamente por su carácter inusi- mas semejantes. Los obispos de Zaire han seguido reaccionando con
t a d o , tales sucesos v u e l v e n a e n c o n t r a r r e s o n a n c i a en nuestros nuevas cartas pastorales ante las novedades sociales de su país:
medios de difusión social. Pensamos principalmente en los cambios " T o u s appelés á batir la n a t i o n " (Todos, l l a m a d o s a c o n s t r u i r la
que se están produciendo en Benín, Congo y Zaire. n a c i ó n ) , del 16 de j u n i o ; "Liberes de toute peur, au service de la
nation" (Liberados de todo temor, al servicio de la nación), del 22 de
Benín - u n país con régimen marxista-leninista en el que los católi- septiembre; "Libérer la démocratie" (Liberar la democracia), del 23
cos apenas constituyen una cuarta parte de la p o b l a c i ó n - tuvo que de febrero de 1 9 9 1 , y una "Declaration aux catholiques et aux h o m -
reprimir su indignación, cuando los obispos rompieron súbitamente mes de bonne volonté á propos de la Conférence Nationale" (Decla-
el silencio y publicaron una carta pastoral con el lema "Convertissez- ración dirigida a los católicos y a todas las personas de buena v o l u n -
vouz et le Bénin vivra" (Convertios y Benín vivirá). A continuación se t a d , a p r o p ó s i t o de la C o n f e r e n c i a N a c i o n a l ) , del 21 de j u n i o .
llamó al obispo auxiliar de Cotonou, Mons. Isidore de Souza, prime- Aelvoet afirma que no es casual que los obispos del Zaire insistan
ramente para que presidiera la Conferencia N a c i o n a l , y luego, a la tantas veces y con tanto encarecimiento en la necesidad de un cam-
espera de elecciones presidenciales libres, para que presidiera el Tri- bio fundamental: "Tienen c o m o antagonista al presidente más hábil,
bunal Supremo de la República. Durante un año - d e l 19 de febrero más a m b i g u o , más a v i s p a d o y más f a l t o de c o n c i e n c i a de t o d a
de 1990 al 4 de abril de 1991 - el obispo de Souza estuvo de hecho África".
al frente de su país y supo conducirlo de manera pacífica y sin derra-
mamientos de sangre, hacia una incipiente democracia.

Otro país que suscita el interés de Europa por su "liderazgo ecle- África vive
sial" es el Congo-Brazzaville, el cual conoció también durante veinte A juzgar por lo que dicen de África los grandes medios europeos
años un gobierno severamente marxista-leninista. C u a n d o en sep- de d i f u s i ó n , parecería que el continente negro estuviera práctica-
tiembre de 1990 se proclamó el multipartidismo, los obispos se pre- mente m u e r t o en algunos m o m e n t o s . Tan sólo a c o n t e c i m i e n t o s
sentaron ante la opinión pública con una carta pastoral también muy excepcionales despiertan interés de vez en c u a n d o . Pero quien se
importante: "Engagement politique, non-violence, fraternité" (Com- i n f o r m e en fuentes más especializadas, confesará que África vive
promiso político, no violencia, fraternidad). Conscientes de la propia más que nunca y que merece que le prestemos nuestra atención.
tarea y de la responsabilidad de la Iglesia, los obispos piden expresa-
mente que, en la f o r m a c i ó n de nuevos partidos, no haya n i n g u n o
que ostente en su denominación el nombre de "católico". Y cuando (Traductor: Constantino Ruiz-Garrido)
c o m i e n z a n las reuniones de la Conferencia Nacional en marzo de
1 9 9 1 , los obispos publican una nueva carta: "Exhortation á la priére
pour la construction nationale" (Exhortación a la oración por la cons-
t r u c c i ó n nacional). T a m b i é n en este caso su intervención se halla
plenamente al servicio del país y del pueblo. Exigen, igualmente, que
"nuestras iglesias y capillas no se conviertan en un foro p o l í t i c o " .
Exactamente igual que en Benín, vemos que en el Congo se confía a
un obispo, a Mons. Ernest N'Kombo de O w a n d o , la presidencia del
Tribunal Supremo.

Según Walter Aelvoet, "las mejores cartas pastorales de obispos,


en el año histórico de 1 9 9 0 , fueron quizás las del e p i s c o p a d o de
Zaire". El memorando que dirigieron el 9 de marzo de 1990 al presi-
d e n t e M o b u t u , c o n m o t i v o de una r e u n i ó n general del C o n s e j o

146 Concilium 1/146 Concilium 1/147 147


Et SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

Engelbert Mveng, S. J.*


a sus miembros católicos; fueron ellos los que organizaron las dos
EL SÍNODO AFRICANO, ¿PROLEGÓMENOS PARA Consultas de Yaoundé y de Kinshasa.
UN CONCILIO AFRICANO? Es verdad que los teólogos han infravalorado las dificultades y los
obstáculos que cerraban el camino hacia un Concilio africano. Por
eso precisamente, en la última parte de esta exposición, intentare-
mos subrayar estas dificultades y mostrar cómo se pasó del Concilio
africano en que se pensaba a un Sínodo africano. ¿Pero qué papel
tiene este Sínodo en el crecimiento de la Iglesia en África? Creemos
que puede marcar una etapa decisiva hacia un CONCILIO AFRI-
CANO.

Introducción I. La Consulta de Yaoundé (11-12 abril 1984)


Del 11 al 12 de abril de 1984 se celebró en Yaoundé (Camerún)
una Consulta entre teólogos católicos, organizada por la Asociación
Ecuménica de Teólogos Africanos (A.O.T.A.). Tomaron parte en ella
quince teólogos africanos, procedentes de Zaire, de Camerún, de
• H H a Asociación ecuménica de Nigeria, de Ghana, de Benín, de Costa de Marfil, bajo la presidencia
teólogos africanos (AOTA) ha organizado dos Consultas sobre el de mons. Tshibangu, obispo auxiliar de Kinshasa.
tema de un Concilio africano. Queremos presentar en las líneas que A. Ojeada histórica
siguen lo esencial de los trabajos de estas dos Consultas.
Se leyó entonces el informe del padre E. Mveng sobre el origen y
El proyecto de un Concilio africano ha encontrado en los intelec- el desarrollo de la idea de un Concilio africano y los otros participan-
tuales africanos, y luego entre los teólogos, entre una gran parte del tes añadieron al mismo algunos complementos y precisiones.
episcopado africano e incluso ante el Santo Padre, una acogida esti-
mulante que ha suscitado ecos favorables. Esto explica el entusiasmo En resumen, podemos destacar las siguientes etapas:
y el optimismo de los teólogos africanos. El Symposium de las Confe-
1. En 1965 aparece la obra colectiva Des Prétres Noirs s'interro-
rencias episcopales de África y de Madagascar (SCEAM) creó un
gent, Cerf, París.
Comité teológico encargado de proporcionarle elementos de refle-
xión con vistas a la preparación eventual de este acontecimiento. 2. 1962-1963:
Este Comité teológico es designado con la sigla de COMITHEOL. La
Asociación ecuménica de teólogos africanos, por su parte, movilizó a) Moción de estudiantes católicos proponiendo la celebración de
una Asamblea episcopal africana, en su 7." Congreso de Friburgo
(13-1 7 abril 1962);
*ENCELBERT M V E N G nació el 9 de mayo de 1930; jesuíta desde septiembre de b) intervención de la Sociedad Africana de Cultura (SAC) ante
1951; ordenado sacerdote el 7 de septiembre de 1963. Estudió en las universida- Pablo V I : dos laicos comprometidos, Alioune Diop y Georges
des de Dakar (Senegal), Namur y Lovaina (Bélgica), Lión y París-Sorborna (Fran- Ngango, someten al Papa la propuesta sobre la participación de
cia). Es licenciado en letras clásicas (París), filosofía escolástica y teología; doctor
en letras y ciencias humanas en la Sorbona de París. Profesor de la universidad de África en el concilio Vaticano II y algunas sugerencias para el futuro
Yaoundé desde 1965; actualmente es secretario general de la Asociación ecumé- de la Iglesia en África después del Concilio;
nica de teólogos africanos. Ha publicado unos 20 títulos sobre historia, arte,
antropología, espiritualidad, poesía y teología. c) en 1963 apareció la obra colectiva Personnalité africaine et ca-
Dirección: B. P. 1539. Yaoundé (Camerún). tholicisme, publicada bajo la dirección de la SAC, en la que se

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ENGELBERTMVENC, S.J. EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

expresaban las aspiraciones por un cristianismo auténticamente afri- bases adecuadas para la evangelización integral de nuestro conti-
cano. nente en el futuro".
3. El concilio Vaticano II recoge la noción de Iglesias particulares 11. El 21 de abril de 1983, en su respuesta al segundo grupo de
y determina el proceso de su maduración. El cardenal Gantin declaró obispos del Zaire, en Roma, el papa Juan Pablo II manifiesta su apro-
en Lión, en diciembre de 1982, que se había hablado ya de un Con- bación en principio del Proyecto de un Concilio africano. Y añade:
cilio africano en los pasillos del concilio Vaticano II. "Por otra parte, ya he hablado del acuerdo indispensable entre todos
los obispos del Zaire; creo además que, para responder al deseo que
4. Declaración oficial de los obispos africanos presentes en el habéis manifestado respecto a toda la Iglesia de África, es también
Sínodo de obispos de Roma (octubre 1974): promover la evangeliza- necesario un acuerdo, en este nivel, bajo una forma u otra, para exa-
ción en la corresponsabilidad; sustituir la teología de la adaptación minar los problemas religiosos que se plantean al conjunto del conti-
por la de la encarnación. nente, en vinculación evidentemente con la Iglesia universal y la
Santa Sede. Pero esto deja entera la responsabilidad de cada obispo
5. Coloquio de Abidján (septiembre 1977) bajo la protección de la en su diócesis".
SAC sobre el tema: "Civilización negra e Iglesia católica". Se adopta
pública y expresamente una resolución que solicita un Concilio afri- 12. En octubre de 1983 los obispos africanos presentes en el
cano. Cf. el boletín Pour un Concile Africain, n. 1, Ed. Présence Afr., Sínodo en Roma examinan el Proyecto del Concilio africano, bajo la
París 1978. presidencia del cardenal Zoungrana, presidente del SCEAM, y optan
por la fórmula "Concilio africano" en vez de "Sínodo africano".
6. Periplo europeo de tres teólogos africanos. Siempre bajo la pro-
tección de la SAC, el abate Bimwenyi, secretario general de la Con- 1 3. Un documento del COMITHEOL, con fecha del 2 de noviem-
ferencia episcopal del Zaire, y los padres Hebga y Ossama S.J. dan bre de 1983, expone el Proyecto de un Concilio africano, enviándolo
una serie de conferencias en París, Lión, Bruselas y Lovaina, del 22 a todas las Conferencias episcopales de África y de Madagascar. En
de noviembre al 4 de diciembre de 1981, para explicar el Proyecto ese documento se dice: "La Asociación Ecuménica de los Teólogos
del Concilio africano. Durante su viaje reciben un telegrama de Africanos (AOTA) fue una de las instancias, junto con el SCEAM, que
aliento y de apoyo del cardenal Zoungrana, presidente del SCEAM. aceptó la idea y los deseos de un Concilio africano, tal como había
expresado el Coloquio de Abidján de 1977".
7. El SCEAM examina la naturaleza del Proyecto, y su presidente,
14. Consulta de la AOTA: el 11 y 12 de abril de 1984, un grupo de
el cardenal Zoungrana, a propuesta del Comité permanente del
teólogos católicos, miembros de la AOTA, estudian el Proyecto del
SCEAM, encarga al secretario general del mismo la creación de una
Concilio africano para someter al Presidente del SCEAM el fruto de
Comisión de estudio para profundizar en su análisis y para que dé su
sus reflexiones. El secretario general del SCEAM, padre Joseph Ossei,
parecer sobre la oportunidad de un Concilio africano.
mons. Monsengwo y mons. Ntedika, respectivamente presidente y
8. La Asociación Ecuménica de Teólogos Africanos (AOTA), fun- secretario general de la Comisión teológica, habían anunciado su
dada en Acra en diciembre de 1977, hace suyos los deseos de un asistencia, pero no pudieron venir debido a los sucesos políticos que
Concilio africano y los inscribe en sus principales proyectos de estu- ocurrieron en el Camerún. Sin embargo, el COMITHEOL estuvo
dio desde 1980. representado por mons. Sarpong, presidente de la AOTA y miembro
del COMITHEOL.
9. El 3 de mayo de 1980, el episcopado del Zaire expresa al papa
Juan Pablo II, en su visita a Kinshasa, sus deseos de que se celebre un De esta ojeada histórica se deduce que el Proyecto de un Concilio
Concilio africano. africano es un proyecto plenamente eclesial y que interesa en el más
alto grado a los teólogos miembros de la AOTA.
10. El 12 de abril de 1983, el cardenal Malula, en nombre del
B. Definición y naturaleza
episcopado del Zaire, renueva ante el papa estos mismos deseos de
un Concilio africano, "que permita a nuestras Iglesias determinar la En conformidad con el can. 439, §1, se trata de un Concilio parti-
situación del cristianismo y establecer, de forma concertada, las cular regional, a nivel de África. El canon habla directamente de un

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ENCELBERTMVENG, S.J. EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

C o n c i l i o plenario particular que reúne a las Iglesias particulares de liturgia, espiritualidad, orientaciones y opciones pastorales de c o n -
una Conferencia episcopal. En nuestro caso, el Concilio quiere ser de junto, acción de la Iglesia en la sociedad africana.
nivel continental, en el que se reúnan todas las Iglesias particulares,
tal c o m o forman parte del SCEAM. E. Sugerencias y clarificaciones

Can. 439, § 1 : " C o n c i l i u m plenarium, pro ómnibus scilicet Eccle- 1. Origen: Redactar un preámbulo sobre los fundamentos históri-
süs particularibus ejusdem Conferentiae e p i s c o p o r u m , celebretur cos y teológicos del Concilio africano.
quoties ipsi episcoporum Conferentiae, approbante Apostólica Sede,
necessarium aut utile videatur". 2. Contribución de la AOTA: Puesto que se trata de un proyecto
c a t ó l i c o , los m i e m b r o s católicos de la A O T A se sienten especial-
Convocatoria y aprobación de la Santa Sede: según las disposicio- mente c o m p r o m e t i d o s y están dispuestos a ofrecer su aportación
nes, el Concilio africano será convocado al nivel del SCEAM por su específica a la preparación y a la celebración del Concilio africano.
presidente, pero se requiere la aprobación previa de la Santa Sede. Trabajan ya desde ahora bajo la dirección de las más altas autorida-
des del SCEAM y en c o m u n i ó n con ellas.
C. El problema de los participantes
3. Preparación: Los participantes de la Consulta de Yaoundé reco-
A tenor de los ce. 439-446, del cap. 3 del libro II, 2"1 parte, sec. II,
miendan:
tít. II, teniendo en cuenta las características necesarias de un Conci-
lio particular de nivel regional, el Concilio reunirá: a) la creación, lo antes posible, de tres Comisiones técnicas prepa-
ratorias: anglófona, francófona y luso-hispanófona;
a) ante todo a los obispos, a los que unirá una representación del
conjunto del pueblo de Dios que reside en África, o sea, sacerdotes, b) la creación de una Comisión técnica de coordinación;
religiosos, laicos debidamente escogidos;
c) la designación de una Comisión técnica de infraestructura mate-
b) se invitará a los misioneros extranjeros que trabajen en África, rial y de financiación, encargada de hacer un presupuesto de los pre-
fuera de los obispos que participan en el Concilio de pleno derecho, parativos y celebración de las sesiones, así c o m o de examinar las
para que tomen parte en el mismo en la medida de las aportaciones fuentes de financiación internas y externas a África.
positivas que puedan aportar;
4 . Problemas: Los miembros de la Consulta de Yaoundé desean
c) de manera especial, la SCEAM podrá invitar a título particular a
que la Comisión central, después de consultar a todo el pueblo de
una delegación en representación de la Santa Sede, pero sin v o t o
Dios que está en África, establezca la lista de los problemas concre-
deliberativo;
tos que hay que tratar. Se trata de estimular el trabajo y el estudio en
d) c o m o observadores, el SCEAM podrá invitar a las categorías que todos los niveles: parroquias, c o m u n i d a d e s cristianas, seminarios
fueron invitadas al Vaticano II, concretamente a una representación mayores, facultades de teología, centros de investigación, asociacio-
ecuménica africana, incluso de fuera del continente, y a representan- nes, etc.
tes de otras Conferencias episcopales.
Estas Comisiones comprenderán cada una de ellas otras subcomi-
D. Inventario de los problemas principales siones especializadas: Situación general del África, Cuestiones pasto-
rales, Cuestiones doctrinales, Responsabilidad y misión de la Iglesia
La idea f u n d a m e n t a l es d e t e r m i n a r el estado actual del cristia- en la sociedad africana contemporánea, Derecho y disciplina ecle-
nismo en África, asentar las condiciones de desarrollo y de arraigo siástica.
profundo de la religión de Cristo, obtener una visión general de la
situación religiosa actual de África. 5. Concienciación y movilización: Para asegurar el éxito pleno
del Concilio, hay que concienciar y movilizar al conjunto del episco-
Se explorarán y se examinarán los caminos del futuro del cristia- pado africano. Los participantes de la Consulta resolvieron dirigir
nismo según los siguientes sectores: teología y situación d o c t r i n a l , una carta al cardenal Zoungrana, presidente del SCEAM. El presi-

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ENGELBERTMVENC, S.J. EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

dente y el secretario general de la A O T A , mons. Sarpong y el padre Concites particuliers. Este documento ofrece elementos de respuesta
Mveng, se encargaron de llevar esta carta al presidente del SCEAM. a seis cuestiones:

6. Preparación espiritual: La Consulta recomienda a toda la Iglesia • Iglesias particulares y Concilios particulares.
de África que se ponga en estado de oración con vistas al éxito pleno
• Frecuencia de los Concilios particulares.
del Concilio africano.
• Ocasiones de los Concilios particulares.

• Temas tratados en estos Concilios.


I I . La Consulta de Kinshasa (23 febrero 1986)
• Convocatoria de estos Concilios.
La segunda Consulta sobre el proyecto de un C o n c i l i o africano
tuvo lugar en Kinshasa (Zaire) el 23 de febrero de 1986. Participaron • Repercusiones en la Iglesia universal.
en ella q u i n c e teólogos africanos, naturales del Z a i r e , C a m e r ú n ,
- En la asamblea p l e n a r i a del SCEAM en Kinshasa en j u l i o de
Ruanda, B u r u n d i , N i g e r i a y G h a n a , bajo la presidencia de mons.
1984, el mismo C O M I T H E O L , publicó tres documentos:
Tshibangu, obispo auxiliar de Kinshasa y m i e m b r o f u n d a d o r de la
AOTA. • ¿Por qué un Concilio africano? (Kinshasa, 9 j u l i o 1984).
En la orden del día estaban estos puntos: • Historia y actividades del COMITHEOL (Kinshasa, 9 j u l i o 1984).
1. ¿Que ocurrió con el proyecto de un Concilio africano, después • Un Concilio africano (Kinshasa, 11 julio 1984).
de la Consulta de Yaoundé?
b) El grupo católico de la A O T A , a su vez, organizó en Yaoundé,
2. La etapa actual y el procedimiento a seguir. del 11 al 1 2 de abril de 1 9 8 4 , una consulta sobre el C o n c i l i o afri-
cano. En esta Consulta participaron dos obispos, un cardenal y doce
3. Varios.
teólogos, de las diversas regiones de África. Las actas de esta C o n -
1. Sobre el punto 1 de la orden del día, los participantes escucha- sulta se sometieron p r i m e r o al C o m i t é permanente del SCEAM en
ron un breve informe del padre E. Mveng S.J., secretario general de la Accra (8 mayo 1984) y luego a la Asamblea plenaria del SCEAM en
A O T A . En este informe se exponía: Kinshasa (julio 1984). La delegación de teólogos católicos ante el
Comité permanente del SCEAM comprendía a:
1) Situación de los preparativos actuales...; luego los debates se
centraron en los siguientes puntos: - m o n s . P.K.-Sarpong, obispo de Kumasi (Ghana), presidente de la
A O T A y miembro del C O M I T H E O L ,
2) Paso a la acción.
- r.p. Engelbert Mveng, S.J., secretario general de la A O T A ,
3) Etapas actuales.
- mons. Ngindu Mushete, secretario académico de la facultad de
4) Problemas de organización. teología católica de Kinshasa, m i e m b r o del Comité ejecutivo de la
El informe sobre los preparativos actuales resumía prácticamente AOTA;
los trabajos de las dos Comisiones Teológicas dedicadas a este pro- La delegación de los mismos teólogos en Kinshasa comprendía a:
yecto de C o n c i l i o , a saber, el C O M I T H E O L del SCEAM y el grupo
católico de la A O T A : - mons. Ngindu Mushete.

a) El COMITHEOL del SCEAM ha publicado hasta ahora dos d o c u - - r.p. Engelbert M v e n g , S.J.; este ú l t i m o presentó en la Asamblea
mentos: del SCEAM un documento titulado: Concilio africano: fundamentos
históricos y teológicos.
- un d o c u m e n t o titulado Concile Africain, fechado en Roma el 2
de noviembre de 1983, que llevaba un anejo titulado L'apport des Todos estos documentos repasaban todas las cuestiones históricas,

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ENGELBERTMVENG, S.J. EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

pastorales, teológicas, relativas a la eventualidad de un Concilio afri- de su preparación;


c a n o . Los temas diversos que tratar, sin entrar en detalles, en los
d o c u m e n t o s del C O M I T H E O L y de la A O T A . Se sugerían además • a nivel de las Conferencias episcopales y de las diócesis, han de
ideas para la organización y la preparación de semejante aconteci- difundirse por todas las parroquias estas mismas informaciones; las
m i e n t o . Puede decirse que, en el m o m e n t o actual, la fase del exa- reacciones y las sugerencias de los pastores, de los teólogos y de los
men teórico del proyecto de un Concilio africano ha tocado a su f i n . fieles deben comunicarse cada mes al Secretariado del SCEAM;
Habría que pensar en una nueva etapa: la del paso a la acción. • a nivel de las parroquias, se sugirió a los obispos prescribir c a m -
2. El paso a la acción comprende varias etapas; la primera es la de pañas de oración y de información. Podría proponerse al Comité per-
la c o n c e r t a c i ó n e c l e s i a l , la de la i n f o r m a c i ó n , s e n s i b i l i z a c i ó n y manente del SCEAM una oración para la preparación del C o n c i l i o ,
movilización del pueblo cristiano. que se tradujera y difundiera por todas las parroquias. Esta oración
podría rezarse todos los días, o al menos todos los domingos en las
- Respecto a la c o n c e r t a c i ó n eclesial, el hecho de que el papa iglesias y capillas;
Juan Pablo II, en su ú l t i m o viaje a f r i c a n o , hiciera m e n c i ó n de un
" C o n c i l i o " a f r i c a n o demuestra q u e los trabajos realizados hasta • a nivel de los teólogos, además de las consultas organizadas por
entonces llegaron al c o n o c i m i e n t o del Santo Padre, que, por otro la A O T A , el SCEAM podría crear un grupo de expertos, encargados
lado, manifiesta por él una simpatía que es para los católicos africa- de organizar seminarios de reflexión junto a las Conferencias episco-
nos el mayor de los estímulos. pales regionales.

- En la línea de esta misma concertación se han organizado dos En este nivel, los participantes insistieron en los siguientes puntos:
encuestas desde 1 9 8 4 . El p r i m e r c u e s t i o n a r i o fue e n v i a d o por el
- A u n q u e se cree necesario este esfuerzo de sensibilización, los
SCEAM a las Conferencias episcopales africanas; el segundo fue
teólogos deben ser discretos y evitar herir las susceptibilidades del
enviado a cada uno de los obispos por la sagrada Congregación para
episcopado africano, dando la impresión de forzar sus decisiones o
la evangelización de los pueblos. Como el resultado de estas encues- de adelantarse a ellas. El objetivo que todos han de buscar priorita-
tas no se ha hecho público, no nos corresponde a nosotros dar aquí riamente es el interés de las Iglesias de África en c o m u n i ó n con la
cuenta de ellas. Iglesia universal. De m o m e n t o se trata de preparar materiales en
- El viaje del papa Juan Pablo II a África en agosto de 1985 repre- orden a las acciones que emprender, apenas quede fijada la posición
senta una etapa capital en el desarrollo que va t o m a n d o cada vez del episcopado.
más en África la idea y el proyecto de un Concilio africano. Dirigién-
A este propósito, se informó a los participantes de que la encuesta
dose a los intelectuales africanos en Y a o u n d é , el 1 3 de agosto de
lanzada por el SCEAM sólo había recibido 11 respuestas de las 35
1985, evocaba entre las instancias africanas a las Conferencias epis-
Conferencias episcopales contactadas y de que el C o m i t é p e r m a -
copales, al Symposium y al Concilio.
nente del SCEAM que se reúna en Kinshasa el lunes 24 de febrero de
3. Etapas actuales. En relación con este apartado los participantes, 1986 se tendrá que plantear esta cuestión.
después de oír la exposición del padre E. Mveng examinaron sucesi-
Los participantes se preguntaron qué pasaría en el caso de que las
vamente los puntos siguientes:
respuestas fueran mayoritariamente negativas. La opinión de todos es
a) No se ha hecho todavía la debida información, sensibilización y que el t r a b a j o actual de los t e ó l o g o s no debería ser c o n s i d e r a d o
movilización del pueblo cristiano en África. Nuestra Consulta tiene c o m o inútil. De todas formas, habría que seguir sensibilizando a las
que sugerir los medios y la estrategia a seguir desde ahora: Iglesias de África sobre los problemas del pueblo de Dios que vive en
África.
• a nivel del symposium, debe crearse inmediatamente un Boletín
de información, que asegure la conexión mensual con todas las Con- O t r o s s e ñ a l a r o n q u e la p o s i c i ó n del papa ante este p r o y e c t o
ferencias episcopales y c o n la Santa Sede; este Boletín aclarará el parece más bien positiva. Sin embargo, hay que situar debidamente
verdadero significado del Concilio africano, sus objetivos, las etapas en su contexto las palabras del papa; en el caso de su discurso a los

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ENGELBERTMVENG, S.). EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

intelectuales de Yaoundé (1 3 agosto 1985), el papa, a propósito de la elaboración, sus poderes, su programa, podrían justificar la convoca-
i n c u l t u r a c i ó n , m e n c i o n a entre las instancias de r e f e r e n c i a y de toria de un C o n c i l i o . El pueblo de Dios, por los problemas que nos
c o m u n i ó n eclesial en África a las Conferencias episcopales, el Sym- plantea todos los días, por la marcha misma de la historia de nuestro
posium, el Concilio. Esto es evidentemente positivo. c o n t i n e n t e , resulta q u e es en la a c t u a l i d a d el p r i m e r a c t o r q u e
reclama un Concilio. Las Iglesias de África no podrán hacer frente al
- los participantes discutieron otras cuestiones, concretamente: África del año 2000 divididos en varios grupos.
"¿De qué servirá este Concilio? ¿Cuál será el post-Concilio, si no La n e c e s i d a d de i n f o r m a r y de s e n s i b i l i z a r al p u e b l o de D i o s
se ha d i g e r i d o aún el V a t i c a n o II?". Por otra parte, este C o n c i l i o m o v i ó a los participantes a sugerir medidas concretas: creación de
supone previamente la c e l e b r a c i ó n de C o n c i l i o s p r o v i n c i a l e s , de un boletín de i n f o r m a c i ó n del SCEAM, o r g a n i z a c i ó n de misiones
sínodos preparatorios. Pero se han celebrado pocos. especiales confiadas a los padres U z u k w u , B r o o k m a n - A m i s s a h y
M u t i s o - M b i n d a para el Á f r i c a a n g l ó f o n a , y al padre M v e n g y el
A esto se respondió:
sacerdote Ngindu para el África francófona.
• El Concilio africano será un punto de partida, no de conclusión;
b) Procedimiento a seguir
esto es lo q u e o c u r r i ó en C h i n a y en los Estados U n i d o s el siglo
pasado. Los documentos del C O M I T H E O L y de la A O T A dieron práctica-
mente la respuesta desde el punto de vista de la tradición y de la teo-
• Por otro lado, el Concilio debe considerarse c o m o un intercam-
logía a las principales cuestiones suscitadas por el proyecto de un
bio de las experiencias de las Iglesias africanas, no c o m o asunto de
Concilio africano. Podemos recordarlas:
una sola Iglesia (por ejemplo, la del Zaire).
• ¿Quién convoca este Concilio?
• El concilio Vaticano será, de hecho, la prolongación y la puesta
en práctica entre nosotros del Vaticano II. Respuesta: El SCEAM, tras la a p r o b a c i ó n de la Santa Sede (cf.
canon 441-442; documento COMITHEOL del 2 noviembre 1983, p.
• Finalmente, ante el aumento extraordinario de conversiones en
3), e igualmente la A O T A (consulta de Yaoundé, Bulletin de Théolo-
África, ese " b o o m africano", la Iglesia de África necesita mirar bien
gie africaine, n - 1 2 , p. 378).
las cosas, elaborar las estrategias de su segunda evangelización (la
m a y o r parte de las Iglesias c e l e b r a n su c e n t e n a r i o ) , buscar los • ¿Cuál es la naturaleza de este Concilio?
medios de controlar y de guiar el " b o o m africano". En cuanto a los
Respuesta: Según el can. 4 3 9 , § 1 , se trata de un Concilio plenario
Sínodos que deberían preparar el terreno, varias diócesis africanas ya
particular que reúne a las Iglesias particulares de una Conferencia
los han organizado o están a punto de hacerlo.
episcopal. En nuestro caso, el Concilio se presenta en un nivel conti-
- de hecho, ante la falta de información y de sensibilización de las nental y reunirá a todas las Iglesias particulares, tal c o m o f o r m a n
Iglesias de África, habría que pensar en organizar giras de informa- parte del SCEAM (cf. Consulta de Yaoundé, Bulletin de Théologie
c i ó n entre las c o n f e r e n c i a s episcopales, preparar c o l o q u i o s (por africaine, n- 12, p. 378).
ejemplo, un coloquio en torno a la " A d gentes" y su aplicación).
• ¿Quiénes serán los participantes?
Esta sensibilización permitiría poner fin a ciertos p r e j u i c i o s : se
Respuesta: Ante todo los obispos, y una representación del pueblo
vería que el C o n c i l i o cuyo proyecto nació en A b i d j á n (1977) no es
de Dios, sacerdotes, religiosos, laicos debidamente escogidos.
un asunto del Zaire, ni t a m p o c o exclusivamente francófono, dado
que ya desde el comienzo trabajaron en él obispos y teólogos angló- - Algunos misioneros extranjeros que trabajen en África...
fonos, e t c . .
- Invitados especiales: delegación de la Santa Sede sin voz delibe-
- por lo que se refiere a las finalidades de un Concilio africano, los rativa, otros invitados (delegación e c u m é n i c a africana y hasta no
participantes examinaron el papel de los laicos en dicha asamblea. a f r i c a n a , representantes de otras Conferencias episcopales, etc.)
La existencia misma del SCEAM, cuyos estatutos están en curso de (Ibíd., p. 379).

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ENCELBERTMVENG, S. J. EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

• ¿Y la fecha? 4. Problemas de organización

Las Consultas anteriores no trataron directamente esta cuestión. La a) La consulta de Yaoundé elaboró un organigrama bastante com-
asamblea plenaria del SCEAM en Kinshasa (julio 1984) insistió pleto, pero que habría de retocar y concretar (cf. Bull. de Théologie
mucho en la necesidad de dedicar bastante tiempo a una prepara- Africaine, n° 12, p. 380). Probablemente será necesaria una consulta
ción profunda de este proyecto. Si se tiene en cuenta la experiencia especial para ello. Entretanto, habría que confeccionar una lista de
de otros Concilios plenarios, los de Baltimore en Estados Unidos todo el episcopado africano (Anuario Pontificio) y de los expertos
(siglo XIX), el de China (14-28 mayo 1924), el de Indochina (18 teólogos por disciplinas y por zonas lingüísticas africanas.
noviembre-5 diciembre 1934), la fecha de 1990 sería muy razona- b) En lo que se refiere concretamente a la Comisión económica y
ble. La preparación inmediata de los otros Concilios plenarios antes de organización material, habría que estudiar ya desde ahora los
mencionados no ocupó más de un año, a pesar de que las comuni- siguientes problemas:
dades estaban menos desarrolladas que en nuestros días.
- País de acogida: ¿qué país y qué Iglesia local podría acoger este
• ¿Qué duración? Concilio?

La mayor parte de estos Concilios plenarios duran dos semanas. Es Se sugirieron los nombres de Kinshasa, Abidján, Yaoundé, Nai-
verdad que las Iglesias representadas no eran tantas como el con- robi, Harare, Ibadán, etc. Una cuestión por resolver.
junto del continente africano en nuestros días. Podría sugerirse que,
- Participantes:
por una parte el Concilio durase un mes, mientras que por otra parte
confiriese al Symposium un estatuto conciliar que permitiera al • obispos africanos: unos 400;
SCEAM prolongar en sus sesiones ulteriores los trabajos del Concilio.
• invitados especiales (Santa Sede, Conferencias episcopales
c) Procedimiento a seguir extranjeras, delegaciones ecuménicas): 50;
• teólogos y representantes del pueblo de Dios: 200;
En el estado actual de la cuestión, los pasos podrían ser los
siguientes: • técnicos y otro personal diverso: 50;
- En un primer tiempo el Symposium, por medio de su presidente, Total: unos 650 participantes;
somete a la Santa Sede el conjunto del dossier del Concilio y le pide
Prever un millar de personas.
su aprobación.
- Problemas de acogida, de residencia, de buffet, de transporte
- En un segundo tiempo, tras la aprobación del Santo Padre, reu- local, de secretaría, de traducción simultánea, de correos y teleco-
nión al menos del Comité permanente del Symposium para preparar municaciones, etc..
la convocatoria.
- Presupuesto:
- En un tercer tiempo, el presidente del SCEAM procede a la con-
vocatoria del Concilio. • viajes (1.000 participantes por una media de $ 1.500) = $
1.500.000.
Antes de tocar los programas de organización concreta y material, • estancia ($ 30 x 30 x 1.000) = $ 900.000;
los participantes pidieron que se editasen dos folletos, uno en francés • gastos de Secretaría = $ 50.000;
y otro en inglés, que recogieran por extenso todos los documentos • traducción simultánea (4 traductores) = $ 24.000;
elaborados sobre el proyecto de un Concilio africano por el COMIT-
HEOL y por la AOTA. Estos folletos se difundirían entre los obispos • transporte local = $ 50.000;
africanos, los seminarios mayores, las facultades de teología, los • varios = $ 20.000.
movimientos, asociaciones y grupos de animación cristianos. Total = $ 2.544.000.

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ENCELBERTMVENC, S.J.
EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

En cifras redondas, unos 3 millones de dólares. El primer p r o b l e m a , quizás el más grave, se refiere a la "lectura
Puede pensarse en 4 . 5 0 0 . 0 0 0 de dólares, teniendo en cuenta la africana" del nuevo Código de derecho canónico. Esta lectura parece
inflación. ignorar las imprecisiones y hasta las lagunas de este nuevo Código.
Por ejemplo, el debate sobre las Conferencias episcopales y sus atri-
- Fuentes de financiación buciones está lejos de haber t e n i d o una respuesta satisfactoria. La
doctrina y la práctica de los Concilios particulares, tan desarrollada
Se puede lograr una gran parte de este dinero en la misma África:
en las antiguas Iglesias y que conoció una real renovación en el siglo
jefes de estado cristianos africanos, si se dan pasos en el más alto
XIX, parece haber quedado postergada en este ú l t i m o Código, y los
nivel; colectas especiales entre los fieles; ayuda de los movimientos
C o n c i l i o s p l e n a r i o s , tan d e t e r m i n a n t e s en los países de m i s i ó n
cristianos (mujeres cristianas). También se puede contar con la Santa
durante el siglo XIX (los Concilios de Baltimore en los Estados U n i -
Sede y con la generosidad de los organismos cristianos tradicionales
dos) y a comienzos del siglo XX (los Concilios plenarios de China,
del mundo entero.
del Japón, de Indochina, etc.), reducidos al nivel de las Conferencias
Recomendaciones episcopales, no parecen cubrir toda la gama de los Concilios particu-
lares, nacionales, regionales, p r o v i n c i a l e s . . . , practicados durante
1 . I n f o r m a c i ó n y a n i m a c i ó n . C o n s t a t a n d o la ausencia de t o d a siglos en las Iglesias de Oriente y de Occidente.
información sobre este proyecto de un Concilio africano, los partici-
pantes piden al SCEAM la creación de un boletín de información de El mismo Concilio ecuménico no aparece en el nuevo Código más
vinculación entre las Iglesias de África, el SCEAM y la Santa Sede. que c o m o una de las prerrogativas del Sumo Pontífice, que tiene el
poder de convocarlo, presidirlo y promulgar sus actas.
2. Proponen además la organización de misiones de sensibiliza-
ción por medio de la A O T A y designan para el África francófona al Cuando los teólogos del C O M I T H E O L y mis colegas de la A O T A
padre Mveng y al abate N g i n d u , y para el África anglófona al padre i n v o c a n , en el n u e v o C ó d i g o de d e r e c h o c a n ó n i c o , el c a p . 3 del
U z u k u , al profesor Brookman-Amissah y al padre Mutiso-Mbinda. libro II, 2- parte, sección II, título II, ce. 439-446, o cuando se refie-
ren al c. 4 3 9 , § 1 , para definir lo que habría de ser el C o n c i l i o afri-
3. A fin de proseguir su reflexión en un espíritu de servicio y de
cano toman el rábano por las hojas. N o han demostrado en ningún
disponibilidad, los participantes piden que su grupo, que había orga-
sitio que la definición que da el Código de una Conferencia episco-
nizado las consultas de Yaoundé y de Kinshasa, sea considerado por
pal pueda aplicarse al SCEAM. Hasta los profanos en derecho canó-
el SCEAM c o m o el grupo de consultantes católicos de la A O T A .
nico, c o m o me considero yo, pueden darse cuenta de que el SCEAM
4. Finalmente, los participantes ruegan al SCEAM y a las Conferen- no corresponde a ninguna de las estructuras eclesiales previstas en el
cias episcopales que faciliten el l a n z a m i e n t o de una campaña de Código de derecho c a n ó n i c o . Un symposium, en el primer sentido
o r a c i o n e s a través de t o d o el c o n t i n e n t e para q u e el Espíritu del de la palabra, es un encuentro amistoso para tomar un trago. Y un
Señor sea el inspirador y el promotor de este Concilio africano. e n c u e n t r o de este estilo no t i e n e ni estatutos, ni j u r i s d i c c i ó n , ni
poderes. Los que c o n o c e n de cerca el SCEAM perciben bien estas
lagunas.
Del Concilio al Sínodo Africano Lo más extraño es la reacción de la gran mayoría de miembros del
Los documentos que acabamos de leer y los del Comité teológico SCEAM en Kinshasa, en 1984, y más tarde en Lagos, cuando se plan-
del SCEAM afirman en varias ocasiones que han examinado todos teó la cuestión de dar al SCEAM unos estatutos que pudieran conver-
los problemas de mayor envergadura y que han encontrado una res- tirlo en una Asociación de Conferencias episcopales, c o m o ocurre
puesta a todas las cuestiones que se presentaban c o m o otros tantos en América Latina, haciendo así posibles las Asambleas, ya históri-
obstáculos en el c a m i n o de un C o n c i l i o africano. En realidad, si es cas, de Medellín y de Puebla.
verdad que se han suscitado problemas y se han planteado cuestio-
No se ve c ó m o el SCEAM, sin una existencia legal, sin unos estatu-
nes realmente pertinentes, no es verdad que se hayan encontrado
tos y unos poderes, podría convocar un C o n c i l i o plenario, y esto a
siempre las respuestas más adecuadas a la altura de las cuestiones.
nivel de todo un continente.

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ENGELBERTMVENG, S.J. EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

Pues b i e n , este v a c í o j u r í d i c o - a l g o q u e no p u e d e m e n o s de asumiendo la suya y haciendo por la Iglesia de África lo que el Dere-
d e p l o r a r s e - no es obra de la ignorancia o de la negligencia de los c h o le permite hacer: convocar un Sínodo de obispos y señalar la
miembros del SCEAM. Se deriva en línea recta de la falta de c o n - evangelización del África c o m o tema central.
senso que los divide. No solamente falta el acuerdo sobre el signifi-
cado, la función, el papel y el alcance del SCEAM, sino que además Desde l u e g o , en el e p i s c o p a d o a f r i c a n o hay m u c h o s que han
los ánimos están divididos sobre la oportunidad, el contenido, el pro- aplaudido este proyecto, creyendo que el papa había tomado partido
grama y los poderes de un Concilio africano. El carácter emocional pura y simplemente por los adversarios de un Concilio africano. ¡Tre-
de algunos debates, que acentúan las diferencias entre anglófonos y mendo error!... Por otro lado, la problemática de un Sínodo sobre el
francófonos, entre conservadores y progresistas, entre partidarios y África se inscribe en una perspectiva general de aplicación del con-
enemigos de la ¡nculturación, hizo muy pronto que hubiera algunos cilio Vaticano II, que es la razón misma de la creación del Sínodo de
chivos expiatorios, primero entre los teólogos africanos, bautizados los o b i s p o s . El Sínodo de obispos sobre Europa, q u e p r e c e d e al
c o m o "teólogos problemáticos", luego en el episcopado zaireño acu- Sínodo sobre África, no puede menos de tranquilizar a los más tími-
sado de hegemonismo continental, y finalmente en la persona de un dos y vacilantes. D i c h o esto, la perspectiva de un Concilio africano
hombre que fue un auténtico padre de la Iglesia africana, el cardenal es distinta. Sigue estando abierta, totalmente abierta. No solamente
Malula, arzobispo de Kinshasa, de santa y venerada memoria... el próximo Sínodo no le cierra el camino, sino que, ante las cuestio-
nes y aporías que acabamos de subrayar, el Sínodo se presenta c o m o
No cabe duda de que los documentos del COMITHEOL y los de la la etapa necesaria y saludable para la preparación de un C o n c i l i o
A O T A recogen la posición de los obispos africanos, y hasta del papa, africano.
en favor de un Concilio africano. Por desgracia, estas tomas de posi-
ción no bastan por sí solas para acabar con las divergencias o para Si el Sínodo de obispos sobre Europa puede tranquilizar a algunos,
c o l m a r el vacío j u r í d i c o que deploramos. Estas tomas de posición cuando se habla del Sínodo africano, ¿quién no ve sin embargo la
suponían indudablemente que el episcopado africano, finalmente de diferencia entre una Europa cada vez más unificada política, econó-
acuerdo sobre la importancia del acontecimiento conciliar, tenía que mica, cultural y religiosamente, dentro de la cual la Iglesia católica,
sacar previamente al SCEAM de la aporía en que se encontraba, dán- presente por todas partes, desempeña un papel d i n á m i c o y unifica-
d o l e una existencia c a n ó n i c a y r e u n i e n d o así las c o n d i c i o n e s de dor, y un África en plena desbandada política, económica, cultural y
posibilidad para la convocación de un Concilio. social, en donde la Iglesia católica, desbordada por la oleada incon-
trolable de conversiones, frente a unos pueblos arruinados, empobre-
En el momento en que se ha hablado más de un Concilio africano, cidos, hambrientos, sin alma, sin porvenir, sin guías y sin razones de
es o b l i g a d o constatar que no había en África ninguna instancia esperar..., se deja llevar por el f u n c i o n a m i e n t o de unos bautismos
capaz de convocar tal Concilio. Y no le toca hacerlo al papa; no es que contabilizar, de unos registros que rellenar, de unas colectas,
eso lo que prevé el derecho canónico. unas intenciones de misas y unas limosnas que mendigar de día y de
noche de los bienhechores de ultramar? Una Iglesia semejante está
El anuncio de un Sínodo africano, o mejor dicho de un Sínodo de cada vez más ausente de los lugares y de las instituciones en que el
obispos sobre la evangelización de África, no podía menos de susci- África intenta desesperadamente su propia agrupación para poder
tar reacciones contradictorias. Para algunos, era un punto final auto- sobrevivir: ausente de la O.U.A., ausente del Plan de Lagos, ausente
ritario al proyecto de un C o n c i l i o africano presentado por algunos de la C o m i s i ó n Económica de las Naciones Unidas para África...,
c o m o un atajo hacia un cisma africano. Los más pesimistas anuncia- nuestra Iglesia masivamente numerosa parece de este m o d o deste-
ban un verdadero retorno al fetichismo. Algunos misioneros veían en rrarse a la periferia dramática de la Ausencia, dejando el Centro a
él la ocasión de defender su obra en África contra una Iglesia afri- merced de las estructuras de pecado que corren el riesgo de aho-
cana p r o m o v i d a precipitadamente, apenas salida del paganismo y garla.
siempre dispuesta a caer en él. Otros, menos pesimistas, entre ellos
los teólogos africanos, ven en la c o n v o c a t o r i a de un "Sínodo afri- U n Sínodo de obispos sobre el África parece en el momento actual
cano" el gesto perfectamente lógico del papa, que cansado de espe- la única solución que imponen las circunstancias. Las vacilaciones
rar a que el episcopado africano asumiera su responsabilidad, acabó q u e han r o d e a d o su c o n v o c a t o r i a , el s i l e n c i o q u e ha p l a n e a d o

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ENCELBERTMVENG, S.J. EL SÍNODO AFRICANO ¿PROLEGÓMENOS PARA UN CONCILIO AFRICANO?

durante más de un año en torno a su anuncio, los cuchicheos que No se busca el crecimiento de la Iglesia negando lo que el Espíritu
rodean a su preparación, todo esto ha suscitado ya una atmósfera de ha realizado en África desde hace cien años. ¿Quién creerá entonces
desconfianza, un verdadero malestar confirmado por la falta de tino a ese cardenal africano que se atreve a afirmar en público que no
que se ha observado en ciertos ambientes vaticanos y por ciertas hay teólogos africanos? ¡Hay cardenales, porque él es cardenal! ¡Si
prácticas que recuerdan a nuestros opresores de ayer, que son total- hubiera sido teólogo, habría admitido sin duda que hay también teó-
mente extrañas al Evangelio. No han faltado algunos medios de logos! ¿Será preciso que la Iglesia de Jesucristo esté tallada a medida
comunicación que han manifestado su extrañeza ante los nombres y según el color de nuestras sotanas?
de ciertos miembros de la Comisión preparadora. Por África circulan
listas negras procedentes de Roma, ordenando a los obispos africa- Un Sínodo de obispos para África se inscribe en el proceso provi-
nos que descarten a los famosos "teólogos problemáticos", que son dencial del crecimiento de la Iglesia en nuestro continente. No
precisamente los que intentan aportar la humilde contribución de puede considerarse como un paréntesis. Tiene que prepararse con
África a la reflexión teológica de estos finales del siglo XX. ¿Qué toda la seriedad que merece un acontecimiento que es una visita de
tiene que ver todo esto con la forma con que los obispos de Europa y Dios en el sentido bíblico de la palabra. Esta visita es a la vez una
de otros sitios eligen a sus expertos teólogos? interpelación y una llamada a la conversión. La conversión no es
solamente la de los infieles; es ante todo la del pueblo de Dios que
Los teólogos africanos no se consolarán ciertamente al pensar que está en África. El Sínodo ayudará a este pueblo a descubrir la distan-
en el largo cuestionario que circula por África se encuentra práctica- cia que existe entre la llamada que el Señor nos dirige y la mezquin-
mente todo lo que dijeron el COMITHEOL y el grupo de la AOTA. dad de nuestras respuestas. Nos revelará la realidad de una Iglesia
africana que es un don gratuito de Dios y que está ya ahí, ante noso-
Pero hay otros terrenos en los que cabría esperar que los autores tros y muchas veces sin nosotros. Nos ayudará a descubrir, a aceptar,
de ese cuestionario completasen lo que se había dicho antes de a asumir y a promover ese don de Dios tal como lo quiere el Señor
ellos. Pero por desgracia no es así. hoy y mañana, para África. El Sínodo tiene que ayudarnos a descu-
brir el rostro africano de la Esposa africana de Cristo que es la Iglesia
El primer error consiste en querer recogerlo todo y decirlo todo de
en nuestro continente, con toda su belleza y sus fealdades, con las
una sola vez. El resultado da la impresión de ser un mariposeo super-
llagas de cinco siglos de opresión, de martirio, de aniquilación antro-
ficial. El primer Sínodo sobre África debería empezar por identificar
pológica del hombre africano por todos los continentes. Nos ayudará
las prioridades y escoger entre ellas un número limitado que estudiar
a encontrar la mirada de nuestra Madre la Iglesia de África que pene-
en profundidad.
tra hasta lo más íntimo de nuestro ser preguntándonos con seriedad:
Entre los principales problemas, resulta sorprendente el peso tan "¿Hasta cuándo habrá que esperar el día en que acabéis en mí lo que
escaso que se ha concedido a ciertas cuestiones como el relevo falta a la dimensión católica del Cuerpo de Cristo? ¿Cuándo haréis
misionero y la contribución específica de África a la evangelización que la Iglesia católica sea finalmente africanamente católica?".
del mundo del siglo XXI. La inculturación se trata con la misma prisa,
por no decir con la misma ligereza. Los problemas relativos a las for- De esta manera el Sínodo podrá ayudarnos a reconocer a la Iglesia
mas de vida consagrada propiamente africanas, a la contextualiza- en África, actualmente viva y presente, con su pueblo de Dios rico
ción de la vida espiritual, a la sacralización o la profanación de la de su inmensa pobreza, con sus familias cristianas, con su clero, sus
pobreza en África, a una eclesiología legalista y opresiva, en la que cardenales, sus obispos, sus sacerdotes, sus religiosos y religiosas,
el Derecho canónico ignora y ahoga el Evangelio, al paso en África sus pensadores, sus teólogos, sus artistas cristianos y sus guías espiri-
de una Iglesia de dependencia a una Iglesia de comunión, todos tuales. Porque es con todo esto con lo que se construye la Iglesia de
estos problemas han quedado soslayados u olvidados en el cuestio- Jesucristo en nuestro continente, y no con los interrogantes estériles
nario preparatorio oficial. Cabe el derecho a preguntarse: ¿cuál es sobre la posibilidad de una teología, de una liturgia, de un arte cris-
finalmente el objetivo que se busca más allá del Sínodo? ¿Será el cre- tiano... africano. Están ya ahí, y como están ya ahí, son posibles. Es
cimiento de la Iglesia en África? ¿O será más bien su estrangula- una pena que ciertos cuestionarios inútiles nos hagan retroceder
miento? medio siglo.

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ENGELBERTMVENC, S.J.

Metena /VTnteba1
Precisamente por eso la preparación de este Sínodo crea no pocos
problemas. ¿Será este Sínodo el de la tabla rasa o el de las primeras LA INCULTURACION EN LA "TERCERA IGLESIA":
cosechas? ¿Por qué el pueblo de Dios en África no sabe nada de la ¿PENTECOSTÉS DE DIOS O DESQUITE DE LAS
preparación de este Sínodo? ¿Para qué y por qué se le está prepa-
rando? ¿Por qué se descarta sistemáticamente a los auténticos teólo- CULTURAS?
gos africanos? ¿Por qué se ignora a los guías espirituales de nuestro
continente? ¿Por qué se da la impresión de que se trata de un asunto
de los funcionarios del Vaticano, los de Roma y los diseminados por
África, entre las filas del clero y en las instituciones oficiales? ¡Unas
preguntas muy embarazosas...!
Estas preguntas muestran que el Sínodo, visita divina y llamada a
la conversión, será una etapa decisiva que permitirá a la Iglesia de
África descubrirse y tomar conciencia de los múltiples desafíos que
le lanza el porvenir. Con la gracia de Dios, este Sínodo puede ser A. Inculturación: ¿revolución eclesial o retorno de lo mismo?
una oportunidad para que la Iglesia de África descubra su dimensión
conciliar y se asienten finalmente las bases de una verdadera comu-
nión de las Iglesias de África, para construir juntas, en la solidaridad
y en la caridad, el reino de Dios en nuestro continente.
El Sínodo puede ofrecer al episcopado africano la ocasión de darle H nculturación: una palabra coro-
al SCEAM una estructura legal y una personalidad moral, como el nada de una innegable aureola, que goza de gran audiencia en la
CELAM en América Latina. Incluso en el Vaticano hay personas escritura teológica de estos tres últimos decenios. Al menos, eso es lo
situadas muy arriba que deploran que las Iglesias de África no se que señala su frecuencia en los índices bibliográficos. Concepto teó-
hayan buscado un portavoz. ¿Por qué no resucitar la antigua fórmula rico de la Misionología en sus comienzos,' el término emigró, des-
del patriarcado? ¿No llevaba el cardenal Lavigerie, a finales del siglo pués de su utilización en la 32a Congregación General de los jesuítas
pasado, el título -honorífico- de Primado de toda el África...? (1974-1975) y en el Sínodo de los obispos de 1977, al hablar coti-
diano, en donde muy pronto adquirió derecho de ciudadanía. Pero si
Es verdad que la carrera hacia los títulos y los honores es uno de el monopolio del uso preserva a los neologismos de las intemperan-
los mayores obstáculos que cierran el camino hacia la agrupación de cias de la moda y del vacío de la declamación, su popularización los
las Iglesias locales africanas. Una Asamblea de obispos, según el rodea irremediablemente de un halo de imprecisión que termina sos-
modelo del CELAM latinoamericano, sería sin duda mejor acogida. layando su semántica y embotando su dinamismo original. El con-
Semejante Asamblea podría entonces adoptar estructuras conciliares, cepto de ¡nculturación no se ha librado de esta inflación.
con sesiones periódicas. ¿Por qué no?
Si la Iglesia de África no está hoy equipada para convocar un Con-
cilio, pensamos, deseamos y rezamos para que el Sínodo de obispos * METENA M'NTEBA, miembro de la Compañía de Jesús y zaireño de nacionali-
para el África constituya un verdadero PROLEGÓMENO para un dad. Asistente en el Instituto S. J. de Filosofía St. Pierre Canisius (Kinshasa-Zaire).
Reside actualmente en Munich, donde prepara una tesis en filosofía política, des-
auténtico CONCILIO africano. pués de una licencia en teología dogmática en la Universidad Gregoriana. Su
memoria se refería a La théologie du dialogue interreligieux dans le Maglstére
récent (1964-1984). Etude de paradigmes et de références.
(Traductor: Alfonso Ortiz García). Dirección: Kaulbachstrasse 31a, D-8000 München 22 (Alemania).
1
Cf. F. Clark, Making the Cospel at Home in Asían Cu/fures.Teaching all
Nations (ahora, East Asian Pastoral Review), 13 (1976), pp. 1 31-149; J.-Y. Calvez,
The Real Problem of Inculturation: Lumen Vitae, pp. 40 (1985) 70-80.

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACIÓN EN LA "TERCERA IGLESIA"...

Mientras que unos gritan la urgencia de la inculturación y se afa- de la fe y una diaconía vividas y asumidas en la intersección de la
nan en formular sus criterios y planificar sus etapas, otros se pregun- identidad y de la acción? Así pues, las dos posiciones, cada una a su
tan por la "novedad" real de la empresa. A pesar de su formulación manera, condenan todo posesionamiento estandarizante de la fe y
optimista, las cuestiones relativas a la inculturación que plantea el toda vivencia acultural o intemporal de la creencia cristiana. Y las
Consejo encargado de preparar el Sínodo africano manifiestan esta dos están de acuerdo en describir la inculturación como una dialéc-
misma perplejidad ante la inculturación: ¿qué es lo que anuncia de tica de arraigo del cristianismo en las diversas culturas de la humani-
nuevo respecto a la ortopraxia tradicional de la Iglesia? ¿Supone una dad y de su transformación íntima a través de su integración en el
"revolución copernicana" eclesial o constituye tan sólo uno de esos cristianismo. Pero este acuerdo se transforma enseguida en divergen-
retornos más o menos renovados de lo mismo que san Agustín lla- cia cuando se presenta la necesidad de definir los términos y las
maba "solecismos cristianos"?2 El abanico de respuestas propuestas modalidades de esta dialéctica.
hasta ahora se abre entre dos tendencias extremas.
Para unos es la "Palabra de Dios" o el "Evangelio" o el "Mensaje
Para unos, la inculturación no tiene nada que ver con una "revolu- revelado" el que debe "adaptarse" o "connaturalizarse" con las
ción eclesial copernicana". Su concepto se limita a reactualizar un diversas culturas, al estilo del "Verbo-hecho-carne" (paradigma de la
proceso ya conocido de la Iglesia, que hoy ha recobrado una cierta inculturación-encarnación). Otros sostienen que es la "fe cristiana"
novedad como consecuencia de la afirmación exacerbada de las la que es preciso "in-culturar", de tal manera que, transformadas por
identidades culturales y de la atención cada vez más concentrada de la levadura del Evangelio y regeneradas por la fe y la tradición cris-
los pastores y de los teólogos hacia todo lo que se refiere a la encar- tianas, las culturas-huéspedes produzcan a partir de su propio genio
nación de la Iglesia en la diversidad de las culturas.' cultural un rostro africano del cristianismo.5 Es la tendencia "conver-
sionista". Otros finalmente proponen una "asunción creadora" o una
Para otros, el concepto indica más bien un fenómeno (inédito) de "recuperación crítica" de los fundamentos y de los hechos constituti-
retorno y de asunción de los actos y de las tradiciones fundadoras del vos del cristianismo, de tal manera que la expresión cristiana que
cristianismo por parte de las nuevas cristiandades, de tal manera que surja de todo ello sea el producto auténtico de la síntesis, en el ser de
el cristianismo se convierta en obra y en expresión auténticas de su los africanos, de su situación existencial y de la fuerza del mensaje y
propia evangelización y de su propio ser-Iglesia. La inculturación de la resurrección de Cristo. Es la corriente de la "inculturación recu-
designa entonces un proceso muy complejo, en los antípodas de una peración". Los esfuerzos africanos se inscriben, como vamos a ver,
indigenización fácil y de una recepción mimética del cristianismo. en las dos últimas tendencias.
Implica un acto de "recuperación" del cristianismo por parte de las
jóvenes Iglesias y una "transformación del sistema actual de relacio-
nes".4 B. Los paradigmas africanos dominantes de la inculturación
El movimiento de inculturación en África es el epígono del de la
Estas dos tesis se enfrentan sin rechazarse la una a la otra. ¿No
teología de "las piedras que esperan" y del de las "pastorales de la
comparten realmente una convicción común, a saber, que la incultu-
indigenización" postconciliares. Se esbozó este giro decisivo bajo la
ración exige un trabajo de negociación y de apropiación de la fe en
presión de las políticas nacionalistas orquestadas por los movimien-
la trasversalidad de las culturas y que intenta establecer una poética tos de autodeterminación africanos que acusaban al cristianismo de
perpetuar en África, bajo pretexto de la fe, el imperialismo occiden-
tal y la alienación colonial.6 Y han sido estas "sospechas" las que han
* H. de Lubac, La fe cristiana. Ensayo sobre la estructura del símbolo de los
apóstoles, Salamanca 1982, pp. 275-303.
' H. Carrier, Evangile et Cultures. De Léon XIII á Jean-Paul II, Vaticano 1987,
s
p. 2 0 2 ; A. R. Crollius, What is so new about inculturation?: Gregorianum 59 Para más detalles, cf. Boka di Mpasi, Un jalón sur la voie de l'inculturation,
(1978), pp. 721-739. Revue Africaine de Théologie, v o l . 5, n. 10 (1981), pp. 244-245; Juan Pablo II,
4 Discours aux Evéques kenyans, Documentaron catholique 1 787 (1980), pp. 534;
M. Amaladoss, Dialogue and Mission: Conflict or Convergence?, East Asian
Pastoral Review, 1 (1986), p. 58; A. Pieris, Inculturation in Non-semitic Asia, The Id., Slavorunn Apostoli, Documentaron catholique 1900 (1985), pp. 717-724.
6
Month, 3 (1986), p. 86; Eboussi Boulaga, Christianisme sans fetiche. Révélation et H. Maurier, Situation de l'Eglise catholique au Zaire, Lumen Vitae 2 (1973),
domination, París 1981, p. 2 1 1 . pp. 235-264.

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACION EN LA "TERCERA IGLESIA"...

movido a las Iglesias africanas a dar razón de la esperanza que alber- Es muy importante captar toda la importancia de este cambio para
gaba en ellas y a vivirla de forma responsable. En efecto, si las quejas comprender las dos orientaciones principales que caracterizarán a la
de los detractores eran siempre un tanto exageradas, c o n d e n a b a n , ¡nculturación en África: 1) la corriente de la "inculturación-conver-
sin embargo, la manera con que muchos cristianos africanos han asi- sión al cristianismo", y 2) la de la "inculturación-recuperación afri-
milado, bajo el barniz de la fe cristiana, las tesis y las prácticas de la cana del cristianismo". Las dos comparten la convicción de que "ni
teodicea colonial. siquiera en el nombre del Evangelio se puede consentir un imperia-
lismo religioso o una dependencia espiritual". 9
1. Ser africano o no ser: la alternativa del cristianismo en África
2. La inculturación-conversión
¿Cómo seguir siendo cristiano sin "alienarse" y sin renegar de sí
Esta corriente se arraiga en las perspectivas "adaptacionistas" pro-
mismo? Esta es la cuestión crucial que dinamizará la reflexión sobre
pias del concilio Vaticano II y de la encíclica Evangelü Nuntiandi de
un "cristianismo al modo africano" 7 y que, en vísperas de las celebra-
Pablo V I . En África se ha encargado de ¡lustrarla mons. A. T. Sanon.
ciones del primer centenario de la evangelización del África negra,
En efecto, su primer libro Tierce-Eglise, ma mere. Conversión d'une
se ramificó en varias sub-problemáticas, c o m o la del porvenir del
communauté paienne au Christ (1972), lo mismo que el que escribió
cristianismo en África, la de las políticas pastorales adaptadas capa-
d i e z años más tarde en c o l a b o r a c i ó n c o n R. L u n e a u , Enraciner
ces de darle la mejor o p o r t u n i d a d , no sólo de sobrevivir, sino t a m -
l'Evangile. Initiation africaine et Pédagogie de la foi (1982) siguen
bién de desarrollarse vigorosamente. Son éstas las cuestiones que E.
una misma marcha y buscan un mismo objetivo: la elaboración de
J. Penoukou a n a l i z a en una o b r a e x c e l e n t e , que atiende al d o b l e
una pedagogía y de una conceptualización de la fe que, tomando en
aspecto retrospectivo y prospectivo. A su j u i c i o , la ¡nculturación de
cuenta la herencia cultural africana, c o n d u z c a a un arraigo armo-
la fe constituye no solamente el desafío único y urgente de las Igle-
nioso del Evangelio y del cristianismo en África.
sias africanas, sino también el punto en que se juega su existencia y
su africanidad profunda: Mons. A. T. Sanon y sus discípulos sitúan este arraigo del Evange-
lio en África al final de un doble trabajo. La primera parte del mismo
"El único problema grave que se plantea a nuestras Iglesias africa- es de tipo hermenéutico: consiste en trasladar los acentos esenciales
nas es el de la ¡nculturación de la fe cristiana. Nuestras Iglesias de del cristianismo a unos registros africanos, para que reciban un nom-
África serán africanas o no serán. Entre nosotros, es aquí donde se bre y un rostro africano. 10 La segunda parte, más bien de tipo catár-
juega de veras el porvenir del cristianismo". 8 tico, busca la purificación espiritual e interior de las culturas africa-
Esta a f i r m a c i ó n de E. J. Penoukou no es n i n g u n a n o v e d a d . N o nas bajo el efecto radiante de la "Luz reveladora". Esta metodología
hace más que refrescar simplemente una idea de Juan XXIII en víspe- se basa en la tesis de que la relación del cristianismo con las culturas
ras del c o n c i l i o Vaticano II. Pero el interés de su reflexión está en no es antagónica, sino i l u m i n a d o r a y liberadora de la gracia que
haber mostrado la identificación progresiva que los cristianos africa- camina de forma anónima con todas las culturas de la humanidad.
nos han llevado a cabo entre la ¡nculturación de la fe y el trabajo de "Experimentamos -escriben Mons. Sanon y R. L u n e a u - que el cris-
e d i f i c a c i ó n de unas Iglesias verdaderamente africanas, tanto en el tianismo no viene a destruir una cultura. Le ofrece una luz revela-
alma c o m o en la sociedad c i v i l . Esta africanidad integral, situada dora que desenmascara sus ambigüedades y extravíos. La impresión
c o m o horizonte y c o m o finalidad de este proceso, traza una elipse más fuerte es la de una humanidad cultural que lleva mucho tiempo
en la que los dos polos de atracción son el genio cultural del África, caminando con la gracia escondida bajo sus pasos: y he aquí que de
afectado por las particiones políticas del c o n t i n e n t e , y el cristia- pronto, c o m o una serpiente gigante, surge esa gracia"."
nismo, mientras que el eje central está constituido por la africaniza-
ción del cristianismo.
9
F. Eboussi Boulaga, El cristiano africano, a la búsqueda de su propia identi-
dad, Concilium 126 (1977), pp. 44.
,0
7
A. T. Sanon, Jésus, Maitre d'lnitiation, en Chemins de la christologie afri-
Cf. los trabajos de la Semana Teológica de Kinshasa de 1971: La pertinence caine, París 1986, p. 144 (col. "Jésus et Jésus-Christ").
du Christianisme en Afrique, Revue du Clergé Africain, t. 27 (1972). " A. T. Sanon - R. Luneau, Enraciner l'Evangile. Initiation africaine et Pédago-
" E. J. Penoukou, Eglises d'Afrique. Propositions d'avenir, París 1984, p. 48. gie de la foi, París, p. 213.

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACIÓN EN LA "TERCERA IGLESIA"...

A pesar de sus resultados catequéticos, esta marcha de la " i n c u l t u - los resultados de la "inculturación-conversión". Subrayan el peligro
ración-conversión" no deja de plantear varias cuestiones: de a c o m o d o y de constructivismo inherente a su m e t o d o l o g í a . En
1. En primer lugar, ¿es seguro que, al final de esta en-culturación efecto, ¿cuál es el proceso epistemológico que autoriza a los "africa-
del simbolismo cristiano (ya que de esto se trata en la parte herme- nistas" a trasladar los contenidos de los usos y de las instituciones
néutica de este proceso) se logrará el éxito y la efectividad de la sín- africanas a un registro teológico que les es extraño? ¿Cómo realizan,
tesis realizada entre el cristianismo y las culturas en cuestión? ¿No dentro de las nuevas elaboraciones teológicas y de las estructuras
está, más bien, c o m p r o b a d o que las culturas africanas en general, obtenidas, ese paso de lo tradicional a lo actual y la síntesis de los
c o m o por lo demás otras muchas culturas del m u n d o , o p o n e n de "extravíos" y de las "ambigüedades" con la "luz reveladora" del cris-
una forma o de otra muchas resistencias al Evangelio y al cristia- tianismo?
nismo, y esto en virtud precisamente de su riqueza? Si la queja hizo
o puede hacer mella tan fácilmente en África, ¿no es porque las cul- ¿No se lleva a cabo este paso a costa de una reducción previa de
turas tradicionales, perdiendo su estructura, se han hecho porosas a lo sistemático a lo lingüístico o a través de la sustitución de la fluidez
t o d a i n f i l t r a c i ó n extranjera? Y si esto es v e r d a d , ¿de qué sirve el de la identidad por un n o m i n a l i s m o absolutizante, que congela a
retorno (o el rodeo por otros parajes) a las "raíces ancestrales" que África y a los africanos en unas entidades míticas o en unas concre-
promulga la inculturación-conversión? ¿No será mejor vivir sencilla- ciones conceptuales deterministas? La iniciación africana que sirve
mente esa forma híbrida de la fe salida del choque africano-occiden- de referencia a los amigos de la adaptación, ¿no es, acaso, antes de
tal? ser un concepto teórico y operatorio de la antropología o de la etno-
logía, un lenguaje, una institución, una práctica social, un arte de
2. Además, ¿es seguro -¿y c ó m o asegurarse de e l l o ? - que la "luz vivir, con sus propios códigos y simbolismos elaborados con vistas a
reveladora" lleva a cabo en las culturas un trabajo purificador, si des- unos resultados muy concretos y circunscritos.
pués de dos milenios de cristianismo, las culturas "cristianizadas" del
oriente y de occidente no reflejan todavía la luz de la resurrección y ¿Qué enseña, de hecho, la iniciación y qué es lo que sabe el ini-
si su praxis de cada día r o m p e tantas veces la ley cristiana de la ciado? " N a d a " , dicen los mismos iniciados, excepto que el Supremo
agapél ¿De qué serviría verse uno desenmascarado si le falta el pro- Saber es que no hay nada que conocer y que más allá de la explo-
pósito firme de convertirse? Para no inducir a engaño, esta contrarie- sión de la Risa final no hay más que el Ello, la Ley del Secreto, del
dad da mucho que pensar o, por lo menos, obliga a una redefinición Silencio y de la Muerte... Una ¡dea muy sibilina cuyo carácter enig-
de los términos y de los objetivos. mático debería ponernos en guardia contra los tráficos intempestivos
de las "imaginaciones ancestrales" y de las "africanidades", de las
3. Finalmente, ¿cuál es el estatuto primordial de ese cristianismo que no siempre m e d i m o s bien todos sus efectos neutralizantes o
que, para sobrevivir en África, anda en busca de "expresiones loca- explosivos dentro de las síntesis en donde los sitúan nuestras a l q u i -
les"? Si "la impresión más fuerte es la de una humanidad cultural que mias teológicas.
lleva m u c h o tiempo con la gracia escondida bajo sus pasos" y que,
de pronto, experimenta su fuerza constrictiva, ¿no se sugiere con ello
Si es muy probable que los precipitados así obtenidos sean inofen-
que no existen dos economías salvíficas sino solamente una que se
sivos para las culturas africanas por ser de uso externo, es muy de
realizaría por caminos diferentes, no extraños los unos a los otros,
temer que las cadenas reactivas a que dan lugar se escapen, c o n
pero sí diversos? Y si esto es así, ¿qué especificidad reviste ese cristia-
grave daño del cristianismo, del d o m i n i o de los aprendices de brujo.
nismo del que se dice que es tan sólo una " l u z reveladora" de los
Los análisis aferentes, como aquellos con que los mesianismos sepa-
extravíos y de las ambigüedades culturales? Esta problemática coin-
ratistas africanos recuperaron los símbolos y los hechos cristianos en
cide, mutatis mutandis, con la del diálogo interreligioso en su rela-
vísperas de las independencias,' 2 para darles la vuelta contra sus
ción con la misión cristiana. Son otras tantas cuestiones muy serias
que la corriente conversionista pasa en silencio, a pesar de que son
inherentes a su empresa. 12
Cf. G. Balandier, La sociologie actuelle de l'Afrique, París 1982; M. Le Pape-
C. Vidal, Raisons pratiques africaines, Cahiers Internationaux de Sociologie, 72
Estos interrogantes no pretenden descalificar las investigaciones y (1982), pp. 293-321.

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACIÓN EN LA "TERCERA IGLESIA"...

autores, están llenos de enseñanzas. Sería interesante volver a leerlos cepto de "recuperación" supone, en Eboussi, la realidad de un tra-
en vísperas del próximo Sínodo africano. bajo de asunción, por parte del África, del "Original" (la memoria de
Jesucristo) y de los "Fundamentos" (los actos instituyentes del cristia-
Las culturas son seres vivos, más o menos receptivos a lo insólito y
nismo) mediante su sistematización dentro de los esquemas y len-
a lo nuevo, pero siempre autosuficientes y celosos de su integridad.
guajes propios de África.
Este presupuesto es el que hemos de tener siempre ante la vista
cuando queramos iniciar el diálogo entre las culturas y el cristia- Un artículo de Eboussi, anterior a la publicación de Christianisme
nismo. El resultado de su encuentro depende ciertamente de la Provi- sans fetiche, permite aclarar su pensamiento en este punto. Cuando
dencia de Dios, pero también de los intereses en juego. Reconocerlo habla de los Fundamentos y del Original, entiende "lo que autoriza
así no significa desdeñar el Designio de Dios. Al contrario, es tomar permanentemente la experiencia cristiana, su referencia habitual",' 4
en serio la condenación a muerte de Cristo y el drama de su pasión. es decir, Cristo en cuanto "figura de la humanidad realizada", rea-
Lo mismo ocurre con la historia de la Iglesia: obra del Espíritu de propiable por cada uno de los hombres y válida para toda coyuntura
Cristo que continúa su obra en el mundo y culmina toda santifica- existencial. El trabajo de la inculturación consiste por entero en ese
ción, pero producto también de los hombres, que escuchan al mismo esfuerzo permanente de recuperación por los cristianos del aconteci-
tiempo al Espíritu de Dios y a sus propias pasiones e intereses. miento-Jesucristo y de su ajuste consiguiente a su contexto socio-cul-
tural en función de este acontecimiento. Ser cristiano no significa
Así pues, se trata, para los africanos, de descubrir el rostro de ese ante todo adherirse a un credo o a una tradición erigida en "modo de
Dios que, todavía hoy, les propone su Alianza y en quien ellos creen, vivir". Ser cristiano, para Eboussi, consiste en vivir con coherencia y
teniendo en cuenta las historias que han vivido, sus situaciones en la autenticidad de su inserción existencial el "Modelo crístico",15
antropológicas y sociales actuales y sus anhelos. Se trata de que se experimentando en su ser el poder de la resurrección, preguntándose
formulen y se digan a sí mismos lo que puede ser para ellos lo Divino cómo el cristianismo hace posible la expresión de la condición
cristiano y un hombre cristiano en las condiciones que son las suyas, humana en la coyuntura existencial, de forma que fracasen las fuer-
en este mundo que es el suyo. Esta "apropiación" de lo Divino es lo zas egoístas y la arbitrariedad... y triunfe el mandamiento único del
que distingue a las diferentes maneras con que los diversos pueblos y Amor.
grupos cristianos entraron en el cristianismo y lo que explica la apa-
rición de diversas leges orandi et credendi cristianas en la historia de Las "Reglas de conversión" que siguen a la exposición del
la Iglesia. ¿Por qué el cristianismo en África va a escaparse de esta "Modelo crístico" quieren ser, en Eboussi, algo así como el "discurso
lógica de la apropiación y va a obtener su rostro africano por medio del método" o el vademécum para pasar de la contemplación del
de unos brochazos en negro y blanco o gracias a una especie de "Modelo crístico" a su realización eficiente en una praxis cristiana
cirugía plástico-teológica? africana. Pero si, por una parte, la exposición de Eboussi hechiza al
lector y la fuerza de su "Modelo crístico" arrastra su adhesión inte-
3. La corriente de la "inculturación-recuperación"
lectual, por otra, enfría el entusiasmo espontáneo de su fe y su adhe-
Esta corriente de pensamiento, que se ha afirmado ya tanto en los sión incondicional a los enunciados dogmáticos. ¿El Cristo del
debates y discusiones sobre un Concilio africano, caracteriza a la Modelo crístico sigue siendo el "Verbo hecho carne" de los evange-
reflexión teológica africana posterior al debate sobre la existencia o lios y el Jesucristo de la tradición cristiana? ¿Sigue siendo Dios, si no
no-existencia de una filosofía africana y a las teologías de la indige- es ya el Cristo de esa tradición? ¿Y puede serlo de verdad si "es hijo
nización/contextualización. Encuentra su expresión más atrevida y de la Madre, hijo del hombre, antes de ser Hijo del Padre o Hijo de
sistemática en la obra de Eboussi Boulaga. La tesis-maestra del autor Dios?".
es que el cristianismo no será nunca creíble en África, o, por lo
¿Negación de la divinidad de Cristo? ¿Qué es lo que dicen la gra-
menos, sufrirá de falta de adaptación, mientras no se deje "recupe-
rar" por los africanos a partir de su situación concreta. 1 ' Este con-
14
F. Eboussi Boulaga, Christianisme comme maladie et comme guérison, en
Croyance et guérison, Yaoundé 1973, 131 (Col. "Etudes et documents africains").
15
" Eboussi Boulaga, Christianisme sans fetiche, o. c , p. 59. Eboussi Boulaga, Christianisme sans fetiche, o. c , p. 140.

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACION EN LA "TERCERA IGLESIA"...

mática y la lógica de las proposiciones? Gramaticalmente, la tesis de Estos detalles, que pueden pasar desapercibidos a los ojos de un
Eboussi articula tres proposiciones sintácticamente independientes, lector apresurado, resultan, sin embargo, capitales para el análisis: la
pero semiológicamente ligadas por un hábil procedimiento de com- rima, las redundancias y los quiasmos ocultan una urgencia. Al esta-
penetración semántica que juega en el doble registro de la implica- blecer unas rupturas y unas relaciones, estos procedimientos estilísti-
ción y de la condensación, como demuestra el desmembramiento cos implantan unas sutiles analogías que velan lo explícito para
siguiente: hacer elocuentes las segundas intenciones. ¡Curiosa proposición esta
proposición (P 2)! Comprende dos sub-proposiciones (P'2 y P"2),
1. Jesucristo no es simplemente Dios (P 1). ligadas entre sí mediante la locución adverbial antes de que, seña-
2. Jesucristo es -hijo de la Madre (P'2) lando la anterioridad del "ser hijo" respecto al "ser Hijo", refuerza la
-hijo del hombre ruptura en la perspectiva que inaugura el artificio tipográfico de la
antes de ser mayúscula/minúscula. Así pues, para Eboussi, no son aplicables qui-
-Hijo del Padre (P"2) ditativamente a Jesús (JC) más que los atributos relativos a la genera-
o -Hijo de Dios ción humana ( c2 y c3), es decir, los predicados de tipo (h). Los de
3. Es para nosotros la figura de la humanidad realizada (P 3). tipo (H) no le "convienen" más que una vez asentada la anterioridad
existencial de los primeros.
La compenetración semántica se lleva a cabo por la falta de pleni-
tud que crea la inserción del adverbio "simplemente" en la proposi- ¿Sugerirá acaso Eboussi la anterioridad de la humanidad de Cristo
ción (P 1) después de la forma negativa "no es", y que, por tanto, está respecto a su divinidad? Y si así fuera, ¿de qué orden sería esa ante-
pidiendo la forma afirmativa de la proposición (P 2), lo mismo que rioridad y, corolariamente, cuál sería el principio de la coexistencia
cuando la fuerza centrípeta apela a la centrífuga en la dinámica de de la humanidad y de la divinidad en Jesús? ¿el "ser-Hijo" de Jesús es
un móvil. La proposición (P 2) se despliega a su vez siguiendo la una modalidad de su "ser-Dios" o el producto de una ficción (histó-
misma lógica. Empieza disociando para reconciliar luego, mediante rica o mítica)? La dialéctica de la actividad y de la pasividad que se
el juego del paralelismo y de la homonimia, dos conceptos que se expresa en esta pregunta basta por sí sola para situar todo lo que está
señalan con diferentes gracias al artificio tipográfico de la minúscula- en juego. Para arrostrarla, conviene distinguir ante todo la modalidad
mayúscula (hijo/Hijo). La tercera proposición (P 3) surge luego, en de coexistencia que Eboussi confiere a sus dos categorías de atribu-
este proceso dialéctico, como la síntesis que, aun dejando a salvo la tos crísticos. De este modo la dificultad emigra de la antítesis a la
franqueza de (P 1) y de (P 2), las integra en una unidad superior en la tesis. Se reconcentra en la (P 1) o, más aún, en la locución adverbial
que sus tensiones se reconcilian sin reabsorberse. "simplemente". "Jesús no es simplemente Dios": tal es la proposición
Todo el pensamiento de Eboussi radica manifiestamente en la pro- (P 1). ¿Cómo comprenderla?
posición (P 2), en la que se condensa la tesis principal de su cristolo-
Esta proposición puede tener dos interpretaciones opuestas según
gía. Esta proposición (P 2) se estructura en torno a cinco conceptos
sea la función que se atribuye a la locución adverbial "simple-
clave: Jesucristo ( d ) , hijo de la Madre (c2), hijo del hombre (c3),
mente". En efecto, si el adverbio se pone en relación con la nega-
Hijo del Padre (c4) e Hijo de Dios (c 5), siendo Jesucristo ( d ) el tér-
ción, se crea una proposición gramatical que niega la divinidad de
mino-sujeto en torno al cual se organizan predicativamente los
Jesús: "Jesús no es desde luego Dios", o "Jesús simplemente no es
demás términos. Estos cuatro conceptos-atributos comparten una
peculiaridad común que los asocia y los diferencia a la vez: están Dios". Pero si se hace recaer el impacto modificador del adverbio en
compuestos de un mismo sema (hijo) fonológicamente idéntico, pero el atributo de la proposición (Dios), como hace Eboussi, la proposi-
morfológicamente distinto. La diferenciación se lleva a cabo recu- ción "Jesús no es simplemente Dios", significa que el predicado
rriendo al artificio de la mayúscula/minúscula (hijo/Hijo), al efecto (Dios) "le conviene" al sujeto (Jesús) según una (o varias) modali-
de la redundancia (hijo) y del quiasmo que se establece en las partes dad(es) más o menos no simple(s): "Jesús no es Dios de una forma
dclerminativas de cuatro predicados: simple".

I lijo de la Madre (c2) < — > Hijo del hombre (c3) El equívoco sigue en pie, desde luego. Pero, a pesar de su persis-
I lijo del Padre (c4)<—> Hijo de Dios (c5). tencia, nos inclinamos por el segundo sentido de la proposición de

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Concilium 1/178
METENAM'NTEBA LA INCULTURACION EN LA "TERCERA IGLESIA"...

Eboussi, porque: 1) la primera interpretación sólo puede sostenerse arriba y cuyo c o l o r i d o se descubre c o m o en filigrana en el proceso
alterando la proposición de Eboussi; esta alteración engengra enton- de la ¡nculturación del cristianismo en las nuevas cristiandades afri-
ces una complexión semántica extraña a su proposición; 2) la gramá- canas y asiáticas. La cuestión de fondo que vertebra la reflexión es la
tica enseña que un a d v e r b i o puede m o d i f i c a r a un v e r b o , o a un siguiente: ¿es posible ser de veras auténticamente cristiano siguiendo
a d j e t i v o , o a otro a d v e r b i o , o a una l o c u c i ó n prepositiva, o a una la evolución dentro del marco institucional, epistemológico y esté-
l o c u c i ó n c o n j u n t i v a de s u b o r d i n a c i ó n : y Eboussi respeta v i s i b l e - tico del Occidente? ¿Es que no existe más que un modo uniforme de
mente esta regla. ¿Qué deducir de todo esto? hacer ciencia, de creer, de celebrar, de vivir..., en una palabra, de
ser? La cuestión surge de ese vacío abierto por la devaluación de las
A pesar de su sana insistencia en la necesidad de lo existencial en
culturas sometidas y de la consiguiente conciencia que se ha adqui-
toda recepción auténtica, el " M o d e l o crístico" de Eboussi elimina la
rido de ser una personalidad largo tiempo negada c o m o persona.
preexistencia divina de Cristo en el acto mismo de la afirmación de
su posible divinidad. Si no ser simplemente Dios no significa que no En el mundo cristiano africano la cuestión se expresa con claridad
lo es realmente, esto puede significar que lo es por aclamación, por por primera vez en la obra Des prétres noirs s'interrogent (1956), y se
decreto o por procuración. Entonces Cristo, "figura de la humanidad r a d i c a l i z a en la Emancipation d'Eglises sous tutelle, de M a i n r a d
realizada" de Eboussi, se convierte para el africano instruido que se Hebga ( 1 9 7 6 ) : " Q u e r e m o s a Jesucristo c o m o referencia suprema
adhiere al Credo actual de la Iglesia católica, en algo problemático, única)."1 Su autor parte de la tesis según la cual el cristianismo no es
mientras que para los " s i m p l e s " se convierte en un b o n i t o ideal al una religión o c c i d e n t a l , sino o r i e n t a l . Lo que pasa es que el O c c i -
que ni siquiera el pragmatismo de las "reglas de conversión" puede dente lo ha acaparado a lo largo de la historia, le ha impreso el sello
conferir una h u m a n i d a d real: ¡hasta tal punto el Cristo de Eboussi indeleble de su filosofía, de su derecho, de su cultura. Tenía pleno
habita en esos parajes de la realidad en los q u e la i n t e l i g e n c i a se derecho a hacerlo. Lo que no debe hacer es pretender imponer hoy a
codea con la historia, pero según el proceso intemporal de las esen- los demás pueblos del mundo que llegaron luego a la fe en Jesucristo
cias! ese ropaje c u l t u r a l e h i s t ó r i c o del c r i s t i a n i s m o o c c i d e n t a l c o m o
constitutivo del núcleo cristiano.
De hecho, demasiado inteligente para caer en el adopcionismo o
en el arrianismo, Eboussi destierra a Cristo a una trascendencia que Entonces, piensa Hebga, el advenimiento de un cristianismo afri-
lo libra de toda domesticación y de toda recuperación ideológica. La cano supone que los africanos se emancipen de la " t u t e l a " y de la
"autocristificación" de sí mismo mediante la imitación del " M o d e l o p r e s u n c i ó n c u l t u r a l del c r i s t i a n i s m o de O c c i d e n t e , v o l v i e n d o al
crístico" se convierte en la única manera respetuosa de aproximarse núcleo oriental original, imprimiéndole a su vez el sello indeleble de
a lo D i v i n o . En resumen, cada uno de nosotros puede realizar en sí su africanidad profunda. Este trabajo para Hebga por la relativiza-
mismo a Cristo y hacerse a su vez otro Cristo, si inscribe la coheren- ción del aparato aristotélico-tomista y por la depuración de la fe en
cia de la existencia crística en la corteza de su vida cotidiana. Enton- Jesucristo de todos los usos y costumbres galos, greco-romanos, lusi-
ces se plantea la cuestión: ¿consistirá la verdadera ¡nculturación de t a n o s , e s p a ñ o l e s , a l e m a n e s , " c r i s t i a n i z a d o s " y d i v i n i z a d o s por
la fe, en el África de la autodeterminación, en decir que el africano Europa.' 7
es capaz de encarnar a Dios y de realizarlo? ¿En qué medida esta
aventura prometeica de cristificación de sí mismo no significa pro- En una palabra, disociar la fe en Jesucristo de su expresión o c c i -
p i a m e n t e acceder a sí m i s m o , no solamente l i b e r á n d o s e de t o d a dental. He aquí planteado por primera vez y en toda su brutalidad el
impetración, sino salvándose, de dios en dios y de p r ó j i m o en p r ó - problema de la relación entre la fe y las culturas en África. No ya en
j i m o , de t o d o Dios? ¡Hasta ese c u e s t i o n a m i e n t o lleva este para- términos de teología o de metafísica, sino en términos de historia, sin
digma! más. ¿Pero es posible disociar f á c i l m e n t e la fe en Jesucristo de su
"condicionamiento" mediterráneo y occidental? ¿Es posible remontar
4. Un cristianismo que remonte la corriente de los dogmas con fortuna la corriente de los dogmas y de las doctrinas hasta llegar
y de las doctrinas
¡Un cristianismo que remonte la corriente de los dogmas y de las 16
M. Hebga, Emancipation d'Eglises sous tutelle, París 1976, p. 160.
doctrinas! Esta es la consecuencia lógica de la tesis analizada más 17
Ibíd.

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACIÓN EN LA "TERCERA IGLESIA"...

al Original semítico, apropiárselo y actualizarlo, después de dos mil existencia humana. A su vez, esta oposición se deriva de la tesis
años de historia? según la cual "el cristianismo, por su vocación universalista, no per-
tenece a ninguna cultura". Por su parte, esta tesis se construye sobre
Cuando se plantean estas cuestiones, algunos replican que esta ciertas oposiciones-clichés como espiritual/temporal,
pretensión sólo podría desembocar en la paradoja del botánico que cristiano/humano, cultura/fe, universal/particular, muy apreciadas
fuera pelando una cebolla con la esperanza (inútil) de llegar a su porque facilitan la confección de los discursos. No es que estas opo-
núcleo. Esta objeción no es irrefutable: no todos los frutos son de tipo siciones sean in se no-pertinentes, sino que puestas al servicio de los
bulbar, y entre la cebolla y la historia del cristianismo y de su desa- discursos de la exclusión engendran continuamente falsas alternati-
rrollo doctrinal hay toda la diferencia (ontológica) que separa al cre- vas.
cimiento de un vegetal del de un Cuerpo que se llama Místico. Pero
si la elección de la metáfora de la cebolla es arbitraria, su imagen tra- ¿Qué quiere decirse exactamente cuando se declara por una parte
duce con fortuna la manera con que se fue constituyendo el cristia- que "el cristianismo, por su vocación universalista, no pertenece a
nismo: por sedimentaciones y superposiciones sucesivas de capas y ninguna cultura", por otra parte, que "el cristiano no es diferente de
de tradiciones, es decir, por una progresiva "inculturación". los demás hombres y que tiene que vivir su cristianismo en el marco
de la cultura a la que pertenece?" ¿No significa esto que el cristia-
Reconocer esta naturaleza "progresivamente constituida" del Cris- nismo, de suyo, existe sólo como concepto-límite, que sólo se
tianismo es aceptar su dimensión histórica y cultural. En este sentido, encuentra dentro de unas condiciones, siempre en un estatuto histó-
la expresión "la fe remontando la corriente de los dogmas y de las rico, aunque haya que admitir que su idea supratemporal juega y
doctrinas" podría comprenderse como un grito de protesta de unos tiene que jugar una función reguladora necesaria y dinamizante?
universos culturales largo tiempo preteridos que se deciden hoy a re-
sucitar la Palabra de Dios a través de su propia experiencia. Positiva- El problema de la relación cristianismo/cultura está decididamente
mente, la expresión indica una negativa o mejor dicho una voluntad mal planteado o es tan sólo una coartada, si uno se empeña en califi-
de no creer por procuración o por tradiciones culturales interpuestas. car al cristianismo de "religión del libro", en referirlo a la historia
¿Será ésta una empresa quimérica? Si no lo es, ¿cómo podría reali- étnica de Israel, a la encarnación del Hijo, a sus viajes y estancias en
zarse? el mundo mediterráneo-occidental. El verdadero problema no es, a
nuestro juicio, el de la relación del Evangelio con las culturas huma-
nas, sino el de la relación de las nuevas tradiciones cristianas con las
que hasta ahora han monopolizado al cristianismo. Lo problemático
C. Para una afortunada inculturación de la fe
no es tanto el intercambio entre las culturas como el hecho de que, a
1. "Cristianismo versus Culturas": ¿una falsa cuestión? lo largo de la historia del cristianismo, los "cristianistas" han obli-
gado hacer a Dios opciones políticas y culturales conformes con
Estamos de acuerdo con el papa Juan XXIII y con E. J. Penokou en ciertos intereses.
decir que el cristianismo en África será africano o no será. Pero esta
"africanidad" no se obtendrá ni por una "cristianización" de África ni Exportado o anunciado en las regiones que defienden otros intere-
por una "africanización" del cristianismo, sino por una asunción ses o que realizan otras opciones culturales, ese Dios se avergüenza
existencial por parte del orante africano del Evangelio de la salva- y ya no sabe lo que quiere, después de haberse visto colocado, suce-
ción. Esta tesis no tiene nada de insólito si se admite que "cristianizar siva o simultáneamente, en la cima de unas jerarquías y de unos regí-
África" no puede significar realmente más que trasponer a África una menes, a veces antagónicos, pero siempre diversos e interesados.
cierta forma de religión cristiana y que, al revés, "africanizar" esa Reconocer este tráfico de lo Divino no equivale a devaluar al Dios
forma equivale, de hecho, a ennegrecer o a tropicalizar un(os) cris- de Jesucristo y de la fe cristiana, sino sus falsificaciones históricas. La
tianismo(s) ya aculturado(s) en otros tiempos y en otros lugares. inculturación, como voluntad de asunción cultural del acto de creer,
se presenta hoy como iconoclasta, porque ha emprendido una nego-
El error procede del hecho de que se oponen "cristianismo" y ciación o una reestructuración del capital religioso entre unos agen-
"culturas" como dos realidades o como dos terrenos distintos de la tes que tienen intereses y preocupaciones divergentes.

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACIÓN EN LA "TERCERA IGLESIA"...

2. Una posible solución: abrir las puertas al Espíritu... con los muñera del obispo, designado c o m o " d o c t o r y padre en la
fe" y " c o m o juez en última instancia", en unión con el Sucesor de
La situación de la inculturación no ofrece entonces más que una
Pedro, de la autenticidad cristiana de las ideas y de las experien-
vía media de escape: tomar en serio y promover una catolicidad que
cias. 2 '
deje abierta a las comunidades cristianas la posibilidad de una actua-
lización diferente de su capacidad de integrar en su propia economía La impresión global es que el Pueblo de los fieles se ve allí tratado
el " d e p ó s i t o c o m ú n " , v e l a n d o para que no haya ni a l t e r a c i ó n ni c o m o un s i m p l e o b j e t o de la s o l i c i t u d pastoral de la j e r a r q u í a o
transformación fundamental del contenido esencial de la fe recibida c o m o el c a m p o de e x p e r i m e n t a c i ó n de los t e ó l o g o s . T o d a la
de los Apóstoles. No es tanto el sincretismo o la herejía lo que causa empresa de la inculturación se pone en manos del personal que tra-
problemas en esta " a c t u a l i z a c i ó n diferente de la f e " (como temen baja dentro de los límites estrechos del campo controlado por la ins-
algunos), sino más bien la cuestión de " c ó m o hacer avanzar la obra tancia que m a n t i e n e el d e r e c h o a juzgar y el d e r e c h o a aprobar.
de la inculturación sin que, por un lado, el Magisterio abdique de sus ¡Como si los jerarcas gozasen en la Iglesia, en virtud del grado de
prerrogativas y, por o t r o , sin que se pierda n i n g u n o de los que el intendencia que se les ha c o n f i a d o , de una especie de derecho de
Padre le ha confiado, ni siquiera el hijo de la perdición". preferencia en la compra sobre las gracias de Dios o sobre las inspi-
raciones del Espíritu!
Juan Pablo II se enfrentó con esta problemática en su discurso del
30 de abril de 1983 a los obispos de las provincias eclesiásticas de La inculturación, en cuanto elaboración y asunción comunitarias
Kananga y de Lubumbashi (Zaire) 18 en su visita ad limina. La tesis de la fe eclesial, exige más bien una pastoral de escucha atenta y
central de este discurso es que el trabajo de la inculturación exige la solícita de la respiración de todo el pueblo de Dios y de su sensus
c o n j u n c i ó n de una reflexión t e o l ó g i c a y de una práctica eclesial fidei que unos molestos constructivismos teológicos salidos de las
cuya racionalidad esté marcada, tanto en sus contenidos c o m o en cavilaciones académicas. Sería sencillamente falso e m p r e n d e r la
sus métodos, por una eclesiología de c o m u n i ó n y de diálogo en el tarea de la inculturación de la misma forma concentrada con que los
seno de la respectiva comunidad cristiana. El papa no establece nin- estados llevan a cabo la unificación lingüística o política de sus enti-
guna innovación en este punto concreto. Subraya la idea de Pablo VI dades territoriales.
a los miembros de la Comisión Teológica Internacional. 1 9 Pero esta
El terrible dilema ante el que se encontró el cristianismo naciente
afortunada perspectiva teológica ¿no se ve restringida por la forma
c u a n d o el c o n c i l i o de Jerusalén ( H c h 15,1-35) y el i n c i d e n t e de
con que el papa reparte los muñera entre los diferentes miembros del
Antioquía (Gal 2,1-10) nos indica las posibles salidas del encuentro
pueblo de Dios: los obispos, los teólogos y los fieles?
entre el Evangelio y las otras culturas: la síntesis o la recepción entre
En efecto, cuando al papa especifica los papeles o los tipos de par- dos mundos culturales diferentes puede soldarse, bien con la victoria
ticipación en el Pueblo de Dios en el "largo y animoso proceso" de (y la sumisión concomitante) de un m u n d o sobre el otro, bien por
la inculturación de la fe, atribuye solamente un papel pasivo a los resistencia, o bien por el diálogo respetuoso de los caminos del Espí-
cristianos no-teólogos y no-obispos: dejarse solamente instruir, guiar ritu y de la autenticidad profunda de los que acogen la Palabra de
hacia la santidad y formarse en sus diversas responsabilidades ecle- Dios (Hch 1 5,1 3-21). La manera c o n que se resolvieron estos dos
siales y sociales. 20 "Pasividad" que contrasta con la "actividad" de los conflictos demuestra, por su parte, que la inculturación de la fe en
muñera del teólogo, a quien el papa confía el papel de "coadjutor Jesucristo consiste en un proceso dialéctico y dialécticamente supe-
f o r m a l " del Magisterio, concretamente en el estudio de las nuevas rado del encuentro entre el Evangelio de Cristo y el genio de la cul-
cuestiones y en la profundización técnica de las fuentes de la fe, y tura que experimenta su fuerza de resurrección y la integra fecunda-
mente en su seno. Por tanto, no es que el Evangelio se adapte a las
18
Cf. X, La théologie africaine. Discours de l'Episcopat zaírois et de Jean Paul II, c u l t u r a s o q u e las c u l t u r a s se a d a p t e n al E v a n g e l i o ; es q u e se
Revue Africaine de Théologie vol. 7, 14 (1983), pp. 263-271. "encuentran", se enfrentan y se prueban mutuamente, como el oro y
" Pablo VI, Membris Commissionis Theologicae Internationalis, primum plena- el fuego en el crisol del forjador.
rium Coetum habentibus, Acta Apostolicae Sedis 61 (1969), p. 71 3 ss.
20
Juan Pablo I I , Discours aux Evéques des Provinces ecclésiastiques de
Kananga et de Lubumbashi, Revue Africaine de Théologie, v o l . 7, 14 (1983),
p. 217. Ibíd., p. 2 7 1 .

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACIÓN EN LA "TERCERA IGLESIA"...

Este "encuentro-enfrentamiento-prueba" es lo que engendra la El concepto de "persona", por ejemplo, conserva para unos las
"nueva creación" cultural en la que los hombres se apropian del resonancias (a su vez aproximativas) de la Gracia, y para otros las de
Evangelio como fuerza de redención y de re-creación: "He aquí que "máscara" (si el ingenuo misionero, creyendo facilitar de este modo
lo hago todo nuevo..." (Ap 21,5). Este trabajo no es posible más que la comprensión del dogma a sus oyentes, comete la imprudencia
en una eclesiología de comunión que sitúa al Espíritu Santo y el mis- pastoral de hacer una incursión por el pensamiento griego). En otros,
terio eucarístico en el principio de sus premisas y en un cristianismo la cosa se disuelve en una mezcla divina, cuya composición ambi-
vivo que profundiza el pasado en un discernimiento lúcido, y que gua se acepta sin acabar de comprenderla. La inteligencia, decepcio-
abre al mismo tiempo las culturas a los valores universales comunes nada, acude al consuelo de evocar la moción de "misterio", que se
a todos los hombres y a los valores particulares de las otras culturas, traduce en kikongo por diswekamu, en lingala por mobombamo y en
superando las tensiones y los conflictos inevitables por medio del swahili por tumbo; pues bien, estos términos se derivan de las raíces
diálogo y de la profundización de los orígenes. ¡No tengamos miedo! verbales kusweka, kobomba y kufumba que significan "esconder de
¡Abramos las puertas al Espíritu de Pentecostés y del Redentor! la vista", como se esconde el dinero de la vista del ladrón, o "tener
secreto", como se tienen en secreto los "misterios" de la iniciación.
3. Tres rasgos de una teología africana al servicio de la inculturación
¿Cómo explicar en este contexto que Dios se oculta y se hace ver
3.1. Una teología sanamente " desmitologizante"
al mismo tiempo en Jesucristo, si la noción misma de revelación de
Una teología africana que se ponga al servicio de una expresión Dios en Jesucristo queda obscurecida por el escondimiento engen-
africana de la fe tiene que ser un discurso sanamente "desmitologi- drado por la moción de "misterio"? Que Dios se manifiesta de forma
zante". Este adjetivo no tiene nada que ver en sus resultados ni en su velada, fuera del alcance del hombre y de toda manipulación, y que,
marcha con lo que la exégesis bultmaniana deja subsistir aún en su viceversa, se oculta como Dios manifestado en la exclusión de todo
interpretación existencial del cristianismo. Designa simplemente la ídolo, es una constante en la Biblia. Pero no es esto de lo que aquí se
convicción compartida por J. Danielou y por K. Rahner de que, a trata, ya que, lejos de desembocar en una "teología negativa", el pro-
pesar de la permanencia de la identidad cristiana, la expresión de la ceso va derivando poco a poco hacia un fideísmo indeterminado y
fe conocerá en el futuro otra conceptualización distinta, establecerá poroso a las infiltraciones irracionales de las "religiones mistéricas".
otras conexiones y perspectivas diferentes de las de hoy. Y esto sim-
plemente por la naturaleza misma de la catequesis cristiana que ¿Quién de los sacerdotes que trabajan en las Iglesias africanas no
exige que los enunciados de la fe sean proclamados y transmitidos ha sufrido o por lo menos oído este reproche: "Los sacerdotes católi-
de una forma creíble y aceptable (=no mítica) para los oyentes ." cos nos habéis ocultado muchas cosas"? De hecho, no son los sacer-
dotes los que han ocultado deliberadamente nada, sino que su len-
Así pues, este cambio en la expresión no procede de un deseo guaje ha ejercido su mecanismo de ocultación cuando la
morboso de singularizarse, sino de la exigencia misma de la fides apropiación de los enunciados de la fe y de los "misterios" de la sal-
quaerens intellectum y de la conjunción siempre necesaria en el vación no se ha realizado a través de un lenguaje o de una gramática
campo cristiano entre la /ex orandi y la lex credendi. Los catecismos de la enunciación que los dijera de verdad. Definir la inculturación
en uso en Zaire, por ejemplo, enseñan de forma perfectamente orto- como proceso de elaboración de una "gramática de la enunciación"
doxa que "Dios es un solo Dios, pero en él (hay) tres personas". Aun- es asignarle la tarea de establecer (o de hacer llegar) nuevos lengua-
que recitada con fervor, esta fórmula sigue siendo para muchos jes que digan la fe en Jesucristo con la semántica y la sintaxis de las
incomprensible, como se observa en las preguntas preparatorias a los lenguas africanas. "Que te conozca a ti y que me conozca a mí...".
neófitos en el bautismo, apenas se sale uno del cuestionario tradicio-
nal de la "pregunta-respuesta" memorizada. 3.2. Una teología de la apropiación

¿Habrá que seguir repitiendo entonces a porfía esas fórmulas que,


la mayor parte de las veces, resultan incomprendidas y engendran no
" ). D a n i e l o u , Christianisme et Religions non chrétiennes, Etudes, p. 321
(1964), p. 326; K. Rahner, L'avenirde la théologie, Nouvelle RevueThéologique 1 pocos equívocos? Con frecuencia se oye decir: "Estamos aquí en el
(1971), p. 12. corazón de nuestra fe y del mismo misterio trinitario. Por consi-

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METENAM'NTEBA LA INCULTURACIÓN EN LA "TERCERA IGLESIA"...

guíente, no podemos abandonar estos dogmas y seguir siendo cristia- primera exige otro nivel de comprensión en el que se combine la
nos o, al menos, permanecer en la ortodoxia católica". ¿Pero quién lógica del lenguaje analógico y la de la funcionalidad de la existen-
ha hablado de abandonar los dogmas? Es verdad que no hay que cia. Las nuevas palabras de la fe y la gramática de la enunciación de
separar demasiado la "envoltura" del "contenido", ya que si aquélla lo divino que las organizan como discurso no representan ya "tra-
establece la unidad exterior de la forma, ésta impone la unidad inte- ducciones" más o menos aproximadas de los discursos de las otras
rior por la substancia, del mismo misterio irrompible de Cristo. Pero tradiciones, sino equivalentes funcionales y particulares descubiertos
la objeción deja de ser pertinente y abre otra perspectiva si se quiere y forjados por medio de la apropiación.
poner la identidad y la inteligibilidad significantes de los dogmas en
una lógica de actualización de la fe y en el contexto de las herejías Creemos que es éste el camino que Juan Pablo II proponía a los
que condicionan su advenimiento y su formulación. El dogma no sig- africanos cuando declaraba en Nairobi 24 que la inculturación no
nifica nunca inmutabilidad, sino "coaptación" de la fe en unas debe ni deformar la Palabra de Dios ni vaciar la cruz de su poder (1
estructuras históricas no muy dignas de confianza. Cor 1,1 7), sino que ha de introducir a Cristo en el corazón mismo de
la vida africana y elevar toda la vida africana hacia Cristo. Cristo no
Por eso, sin perder nada de su veneración por los padres y los doc- se hará "africano" en los miembros de su cuerpo más que cuando los
tores de la Iglesia y por todas las etapas inmemoriales del cristia- africanos y las culturas africanas, transformadas por el doble trabajo
nismo, la teología africana de la inculturación tiene que elaborar un de la contemplación de Cristo y de la apropiación existencial de la
vocabulario técnico capaz de traducir en su estricta inteligibilidad fe, produzcan, a partir de sus propias tradiciones, expresiones origi-
-respetando especialmente la apertura analógica que lo hace aplica- nales de vida, de celebración y de pensamiento cristianas.
ble a las cosas divinas- la manera con que los africanos se refieren a
Dios y a toda la historia de la redención. El concepto de apropiación
señala ese esfuerzo consciente con que el teólogo y cada uno de los (Traductor: Alfonso Ortíz García)
cristianos acogen la Palabra de Dios y la tradición de la Iglesia en su
coyuntura existencial particular e intentan luego expresarlas en un
enunciado singular, pero que revela el designio de Dios en su comu-
nidad cristiana.

3.3. La inculturación como práctica homeomórfica


Para evitar que el diálogo que entabla la inculturación con la tra-
dición y con los otros modos de vivir el cristianismo caiga en discu-
siones interminables de historia o de vocabulario, ese proceso debe
ser "homeomórfico". 21 En el contexto del encuentro entre culturas
desvinculadas históricamente, esto consiste en comprender su alteri-
dad ahondando profundamente en su identidad propia y en la de la
alteridad hasta que aparezca un suelo homogéneo o una problemá-
tica similar que permita el diálogo y la recepción de esa alteridad
dentro de mis propias categorías.

Esta doble perforación en su propia profundidad y en la profundi-


dad del otro y la transformación tipológica que esto implica es lo que
distingue a la homeomorfia de la analogía de la del mimetismo. La

1
( I. K. I'.mikkar, Myth, Faith and Hermeneutics, Nueva York 1979, p. 8. Juan Pablo II, Discours en Afrique, Roma, 1980, p. 1 78.

I lili Concilium 1/188 Concilium 1/189 189


CONCLUSIÓN: ¿OPORTUNIDAD HISTÓRICA O BUROCRATIZACION?

Giuseppe Alberigo Es verdad que las sociedades africanas aparecen particularmente


indefensas frente a la persuasiva agresión que ejerce el mito del bie-
CONCLUSIÓN: nestar y del consumismo. El éxodo imponente de mano de obra - a
¿OCASIÓN HISTÓRICA O BUROCRATIZACION? menudo c u a l i f i c a d a - hacia los países del norte es una señal no poco
alarmante de ello, así c o m o el creciente desnivel entre la miseria de
la inmensa mayoría y la opulencia de grupos muy restringidos.

En esta nueva fase -quizás imprevista- de contradicciones crueles


y dolorosas, pero rica t a m b i é n en fermentos y en perspectivas de
gran alcance, las Iglesias y la fe cristiana se encuentran ante un c o m -
promiso de significado histórico. Es probable que la presencia cris-
t i a n a en Á f r i c a en los p r ó x i m o s d e c e n i o s (y q u i z á s t a m b i é n por
m u c h o tiempo) resulte marcada por el m o d o y la medida en que se
c u m p l a este c o m p r o m i s o . Es decir, se abre para los cristianos de
Aceleración histórica África una etapa, particularmente intensa y ardua pero también fasci-
nante, de testimonio de la significatividad y de la fecundidad de la fe
evangélica. D e n t r o de una generación el rostro del c o n t i n e n t e se
habrá t r a n s f o r m a d o p r o f u n d a m e n t e ; y no existe ninguna garantía
humana de que se vea cristianamente animado.

H H I continente africano está atra- Lo que está sucediendo en los últimos tiempos en varios países
vesando una coyuntura histórica manifiesta. Tras el final de la c o n - africanos podría sin embargo parecer a un observador superficial una
traposición entre el bloque atlántico y el bloque soviético y el ocaso premisa en esta d i r e c c i ó n . En efecto, el h u n d i m i e n t o de las clases
irremediable del marxismo político, los equilibrios sociales y políti- políticas hegemónicas del imperialismo soviético ha impuesto con
cos que parecían haberse afianzado al c o n c l u i r la época c o l o n i a l frecuencia su sustitución en las responsabilidades sociales y políticas
muestran toda su fragilidad. Por un lado ha fallado la función " e q u i l i - por parte de los eclesiásticos, de manera que una suplencia ocasio-
b r a d o r a " q u e la i n f l u e n c i a de los dos i m p e r i a l i s m o s e j e r c í a en nal parece transformarse en un dato definitivo. A su vez, la precarie-
muchas áreas del continente; por otro, las agrupaciones ideológicas dad general de las estructuras públicas pone de relieve la estabilidad
han dejado de tener un papel de moderación de las tradiciones triba- de la Iglesia (como documenta quizás la creciente afluencia de voca-
les o "nacionales". Finalmente, la caída del telón de acero - s i m b o l i - ciones eclesiásticas).
zada por la caída del muro de B e r l í n - ha causado el eclipse de las
políticas de ayudas al Tercer M u n d o , liberando a las conciencias del T a m b i é n es relevante el hecho de que las Iglesias siguen dispo-
norte del planeta del remordimiento por la explotación continua del niendo de medios económicos, a pesar de la escasez general de las
sur. El empobrecimiento macroscópico y acelerado de África salta a ayudas. A la luz de cuanto ha ocurrido en los siglos pasados en cir-
la vista de todos. cunstancias análogas en otros c o n t i n e n t e s , c o n v i e n e decir clara-
mente que a lo largo de los siglos el prestigio de la Iglesia basado en
Pero sería inaceptable limitar la percepción, incluso sumaria, del el poder social y político ha constituido una causa de debilidad más
panorama africano a los datos que acabamos de evocar. Efectiva- bien que un apoyo efectivo para la evangelización.
mente, en todo el continente está también en curso un inmenso pro-
ceso histórico de reapropiación de su p r o p i o destino y de toma de En este contexto hay que situar la decisión de Juan Pablo II de c o n -
conciencia de los valores culturales de las tradiciones africanas. El vocar la celebración de un Sínodo especial para el África, bajo el
final del Apartheid en Sudáfrica, a pesar de todas las ambigüedades y lema de los Hechos de los apóstoles: "Seréis mis testigos". Se trata,
d i l i i ullades coyunturales, constituye una aportación poderosa - c o n pues, de una llamada y de una ocasión para que los cristianos de
luí la su (>¡(>m|)l<ir¡dnd-del proceso que percibimos. África renueven y actualicen el testimonio de la fe en el Cristo de

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IIIIMI 1/190 190
GIUSEPPEALBER1GO CONCLUSIÓN: ¡OPORTUNIDAD HISTÓRICA O BUROCRATIZACION?

Dios, que pide a los "suyos" que den testimonio de él, no sólo "en fomentó también en el cristianismo africano preciosos impulsos de
Jerusalén y en toda Judea y Samaría", sino "hasta los últimos confines desarrollo y de renovación, semillas evangélicas que en parte han
de la tierra" (Hch 1,8). dado ya sus frutos y en parte esperan ser valorados en todo su
alcance. También en África la recepción del Vaticano II está aún en
sus albores; ha estado expuesta a impaciencias y a interpretaciones
¿Concilio o Sínodo? ingenuas y ha sufrido resistencias y obstrucciones tenaces. En los
años más recientes se dio a veces la impresión de que se prefería una
A comienzos de los años 60 las Iglesias de África respondieron a la "prudente" actuación del mismo bajo la guía de Roma a una recep-
convocación del concilio Vaticano II por el papa Juan XXIII de un ción creadora y activa. Pero el Vaticano II por su propia naturaleza
modo significativo. A pesar de que estaba en acto la difícil transición de "concilio pastoral" sólo es capaz de una asimilación activa, que
de los regímenes coloniales a la independencia, los cristianos africa- tenga a las Iglesias como sujetos responsables y no sólo como desti-
nos y sobre todo los católicos percibieron la importancia histórica de natarios de decisiones centrales, a menudo alejadas de las necesida-
la ocasión que constituía el Concilio y presentaron aportaciones tan des reales y recibidas pasivamente.'
interesantes como inesperadas al trabajo preparatorio1 y a la celebra-
ción del mismo Concilio.2 Más aún, la participación en el Vaticano II En África muchos son conscientes de esto, como lo demuestran los
ofreció al episcopado y a los teólogos africanos una ocasión de con- movimientos comprometidos en una inculturación del Evangelio en
tacto y de intercambio en condiciones de igualdad fraternal con los todos los niveles de la experiencia cristiana y eclesial, desde la expe-
obispos y teólogos de los otros continentes, más allá de todo com- rimentación litúrgica hasta la reflexión teológica o el replantea-
plejo de inferioridad, ya totalmente superado. No es exagerado reco- miento de la catequesis y de los mismos ministerios eclesiales. Los
nocer que algunas de las decisiones más significativas y duraderas retrasos acumulados por la Iglesia en la superación de la fase colo-
del Concilio, como la reforma litúrgica o el replanteamiento de la nial han obligado a realizar en un tiempo muy reducido tanto la tran-
misión -por poner sólo dos ejemplos-, difícilmente habrían logrado sición del régimen "misionero" al autónomo, como la sustitución del
el aliento evangélico y la riqueza teológica que los caracterizan sin personal eclesiástico extranjero por el clero indígena. Esto se siente
la aportación africana. todavía en el desequilibrio que se nota entre las instancias de auto-
nomía y la disponibilidad efectiva de energías espiritual y cultural-
A siglos de distancia se reactivaba así la comunión activa entre el mente idóneas para realizar dicha autonomía.
cristianismo africano y la gran Iglesia universal, que había conocido
etapas de fecundidad excepcional en la antigüedad. Lo había hecho Siguiendo el surco de renovación y de responsabilización abierto
posible el clima de profunda renovación creado por Juan XXIII, que por el Vaticano II, algunos espíritus iluminados comenzaron, sobre
urgía también a los obispos de África a encontrar formas de inter- todo desde finales de los años 60, a proponer que las Iglesias de
cambio y de colaboración continental, como la Conferencia pan- África se reunieran en un concilio continental. El Concilio africano
africana, que coordinó la participación africana en el Vaticano II, debería plantear a nivel de todo el continente la necesidad urgente
colaboración inexistente hasta entonces y en la que ni siquiera se de repensar la fe en una confrontación abierta con las tradiciones
podía pensar. De allí resultó también una aportación, indirecta pero culturales y espirituales y con los problemas de las sociedades africa-
innegable, al crecimiento de la conciencia continental, instituciona- nas. Se sentía la necesidad de volver la página respecto a la simbiosis
lizada más tarde en la Organización de la Unidad Africana (O.U.A.). secular entre la fe y el colonialismo, que junto con no pocos éxitos
fecundos había tenido también efectos negativos, bien sea dejando
Globalmente, el Vaticano II como acontecimiento cristiano

1
Los "vota" de los obispos africanos están editados en el vol. 11/5 de los Acta et •' Cf. H. Légrand, "le développement d'Eglises-sujets, a la suite de Vatican II".
Documenta concilio oecumenico Vaticano II apparando. Series I antepraeparato- Fondements théologiques et réflexions institutionelles, en G.Alberigo (ed.), Les
ria, Roma 1 9 6 0 . Cf. además el rico v o l u m e n Personnalité africaine et Eglises aprés Vatican II. Dynamisme et prospective, París 1 9 8 1 , 149-184, y tam-
catholicisme, París 1963, que publica las actas del encuentro que se desarrolló en bién G. Alberigo -J. P. Jossuam, La recepción del Vaticano II, Cristiandad, Madrid
Roma para recoger las esperanzas africanas ante el Vaticano II. 1987.
' Ct. ( i . Gonus, "L'Eglise d'Afrique au Concite Vatican II": Neue Zeitschrift für
Missionswissenschaft 30 (1974) 241-255; 31 (1975) 1-9 y 124-143.

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vn Concilium 1/192
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creer que la vinculación recíproca entre el Evangelio y la cultura Impresiona la diferencia entre la participación africana en la pre-
europea era substancial e indisoluble, o bien olvidándose de estable- paración del Vaticano II, quizás todavía elitista pero viva y significa-
cer una relación de intercambio con las culturas locales. tiva, con el desinterés con que se ha seguido (quizás debería decirse,
ignorado) la preparación del Sínodo, a pesar de que la Comisión
encargada de ella está compuesta sobre todo de exponentes de las
Perplejidades e incertidumbres diversas Conferencias episcopales regionales africanas. En realidad,
el Sínodo ha sido hasta ahora una iniciativa "romana", hasta el punto
La propuesta de un Concilio ha suscitado cierto debate en África, de que no sólo casi todas las reuniones preparatorias se han desarro-
apagado quizás por las desconfianzas de la curia romana, pero fre- llado en Roma, sino que hay quienes opinan que el mismo Sínodo
nado también por las dificultades internas de comunicación y de podría desarrollarse, al menos en parte, en Roma. Sobre todo, el
comprensión; también tuvieron algún peso las diversas sensibilida- entusiasmo se ha apagado por la hegemonía que han ejercido la
des que caracterizan al episcopado y al clero de las áreas francófo- Secretaría permamente del Sínodo y los organismos romanos en la
nas y anglófonas. Después de estas vacilaciones, el mismo anuncio misma preparación. Una vez más el celo de la curia corre el riesgo
hecho al día de Epifanía de 1989 por el papa de un Sínodo especial de privar a las Iglesias locales de su responsabilidad y de quitarles el
de los obispos para el África suscitó ciertamente interés, pero tam- interés por un acontecimiento que debería estar destinado precisa-
bién perplejidades e incertidumbres. Las perplejidades afectaban mente a estimular su participación.
sobre todo a los promotores de la necesidad de un "Concilio afri-
cano". Según ellos, la decisión de celebrar un Sínodo, es decir, una Sin embargo, sería un error imperdonable el que los católicos afri-
asamblea consultiva pero no deliberante, constituía una desilusión, canos abandonasen pasivamente el Sínodo a su propio destino,5
ya que mortificaba cualitativamente la instancia de donde había desentendiéndose de él, y que las Iglesias de los otros continentes no
nacido la idea del Concilio. Responder a la petición de una asam-
blea deliberativa y representativa del catolicismo africano con una
21-23.VI: Nombramiento de un Consejo especial de la Secretaría del Sínodo
reunión de los representantes solamente de las Conferencias episco- de los obispos (ampliando la Comisión antepreparatoria) y primera sesión de tra-
pales, dotada de funciones meramente consultivas, les parece a bajo en Roma con 5 temas y 5 subcomisiones correspondientes.
muchos que es eludir y desviar la búsqueda original de asunción de 14-16.XII: Roma: 2- sesión del Consejo especial: material preparatorio para los
responsabilidades que promulgaba el Vaticano II. Lineamenta: a) evangelización; b) inculturación; c) diálogo d) justicia y paz; e)
medios de comunicación.
24-26.1.1990: Roma: los obispos Verdzekov (Camerún) y Monsengwo Pasinya
Pero el anuncio de Juan Pablo II suscita también incertidumbres
(Zaire) con la Secretaría del Sínodo redactan los Lineamenta.
entre los que habían permanecido fríos u hostiles ante la propuesta 22-29.VII: Lomé: asamblea plenaria del SCEAM; el 24 ,mons. Schotte presenta
de un Concilio. No se comprende con claridad el ánimo que inspira oficialmente los Lineamenta: 'L'Eglise en Afrique et sa mission évangelisatrice vers
esta decisión, sin saber con certeza si en Roma se quiere verdadera- l'an 2000: 'Vous serez mes témoins' Act. 1, 8), con 81 cuestiones.
mente una asamblea de los católicos de África, aunque sea en la 8-10.IX: Yamoussoukro: 3'a sesión del Consejo especial de la Secretaría general,
concluido con un discurso del papa.
forma reducida de un "Sínodo especial", o si por el contrario el
1 5-1 8.1.1 9 9 1 : Roma: 4- sesión del Consejo especial de la Secretaría general
anuncio del Sínodo no es más que una hábil excusa para acabar con sobre la composición del Sínodo.
el Concilio. Lo cierto es que en estos ambientes la misma máquina 6.1.1993: ¿Apertura del Sínodo?
puesta en marcha para la preparación del Sínodo4 ha dejado a todos 5
Entre las intervenciones editadas en África o en Europa sobre las perspectivas
casi faltos de interés. del Sínodo para África podemos recordar: "La théologie africaine d'ici au Synode
continental africain", Les nouvelles rationalités africaines, 4 (1989), 128. N. Eloki
Musey, "Lieux d'un concite africain", Neue Zeitschrift für Missionswissenschaft,
45/2 (1989) 138-140; "Un sinodo per molte Afriche", II Regno/Att. 18 (1989) 524-
' Puede resultar útil una cronología esquemática de la preparación del Sínodo: 534; "Afrika: erste Leitgedanken für eine Sondersynode", Herder Korrespondez,
6.1.1989: Anuncio de Juan Pablo II; institución de la Comisión antepreparato- 44 (1990), 4 0 7 - 4 0 9 ; E.-J., Penoukou, "Les enjeux du Synode africain": Etudes,
ria.
372/6 (1990), 831-842; G. Caprile, "Primi passi del Sinodo speciale per I'África";
7-íi.l: Roma: primera sesión de trabajo de la Comisión antepreparatoria. La Civiltá Cattolica, 141 (1 990), 166-1 74; La Pentecóte d'Afrique, Synode pour
10.I: Circular n. 1 sobre la Asamblea especial para el África. l'Afrique: 1. L'évenement - 2. Les atientes, dic. 1990-abril 1 9 9 1 ; "Synode Afri-
I l.lll: Roma: 2.'' sesión de la Comisión antepreparatoria. cain", Spiritus, 32 (1991) 121-232 (cahier 123).

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GIUSEPPEALBERICO CONCLUSIÓN: ¿OPORTUNIDAD HISTÓRICA O BUROCRATIZACION?

ayudasen a sus hermanas africanas a evitar un error por el estilo. Res celebración del mismo. Las Iglesias de África tienen una fecunda y
nostra agitur! es urgente tomar conciencia de ello. Es verdad que un preciosa t r a d i c i ó n sinodal 7 que ha de reactualizarse para sacar de
Sínodo episcopal no es un Concilio, que una asamblea consultiva no ella tesoros con los que construir un "camino africano hacia la sino-
es una instancia deliberativa, que "Sínodo para el Á f r i c a " tiene un d a l i d a d " , que no puede ser desde luego la repetición mecánica de
sabor i n n e g a b l e m e n t e paternalista, c o m o si las Iglesias africanas experiencias elaboradas dentro de otras culturas y en el contexto de
tuvieran que ser mantenidas una vez más bajo tutela. Pero también climas históricos diversos.
es verdad que la " s i n o d a l i d a d es una característica destacada del
actual pontificado y que se sitúa en la línea de la renovación eclesio- El Sínodo será importante sobre todo si sabe expresar y alimentar
lógica abierta por el Vaticano II. Es innegable que se trata todavía de la creciente responsabilización del catolicismo africano. Cada una
una sinodalidad sobre t o d o cuantitativa/' más bien que cualitativa, de las conclusiones sinodales podrá ser más o menos satisfactoria,
pero sería m i o p e no advertir el alcance renovador que esta praxis pero lo que tendrá un peso realmente decisivo para el futuro del cris-
lleva consigo por su misma frecuencia. Basta reflexionar en la c o n d i - tianismo en África será la capacidad del Sínodo de ser la expresión
ción individualista y de aislamiento en que vivían casi todos los obis- ejemplar y significativa de la c o m u n i ó n c o m o estilo y norma de las
pos católicos hasta el 1962 para percibir el profundo cambio que se Iglesias de Dios que peregrinan por el suelo africano. No es cierta-
ha dado para una consonancia por ahora afectiva, pero muy pronto mente un europeo quien pueda decir c ó m o se realizará esta instan-
también efectiva. cia; tan sólo las comunidades africanas, bajo el impulso del Espíritu y
en el discernimiento espiritual de los signos de los tiempos, son quie-
Precisamente la potencialidad renovadora de la sinodalidad es lo nes pueden saberlo. Se trata de un derecho que tienen, pero también
que mueve a las estructuras centrales a intentar controlar y reducir su de un deber para con la gran Iglesia universal, el de vivir y realizar el
dinamismo, c o m o ya sucedió durante la preparación del mismo c o n - Sínodo c o m o un "Pentecostés a f r i c a n o " (por recoger una imagen
cilio Vaticano II. Sin embargo, más allá de la viscosidad - a veces irri- muy apreciada por Juan XXIII).
t a n t e - debida a la supervivencia del centralismo anterior al Vaticano
II y a pesar de las tensiones fisiológicas previsibles entre las realida- Es bastante probable que en este c a m i n o se interpongan muchos
des periféricas y las realidades centrales, no me parece infundada la obstáculos bajo la apariencia de prudencias (carnales), de exigencias
c o n v i c c i ó n de que las perspectivas históricas están en favor de una organizativas, de problemas económicos, de dificultades de mutua
c o n s o l i d a c i ó n u l t e r i o r de la s i n o d a l i d a d en todos los niveles. En aceptación de la diversidad de cada uno. Quizás el Sínodo no resulte
efecto, las iniciativas sinodales están afectando a todos los continen- perfecto y espléndido en todos sus aspectos, pero no fallará si mues-
tes. Esta convicción puede alimentar las esperanzas de un significado tra a los fieles de África, a todos los africanos y finalmente a todos los
importante del Sínodo para África y debe servir de base a un c o m - hombres una imagen, quizás pálida pero fiel y por eso mismo reco-
promiso por su éxito en el más alto nivel posible. nocible, del Cristo africano. Una asamblea capaz solamente de pala-
bras ya dichas por otros, preocupada de parecer autorizada y pode-
rosa, lejos de las esperanzas y de los sufrimientos de los hermanos,
se limitaría a quedarse prisionera de ella misma, a ser un árido y efí-
U n camino africano hacia la sinodalidad mero cumplimiento burocrático.
La nostalgia por el anhelado Concilio africano no puede ahogar el
Según el o p t i m i s m o de lo posible el Sínodo puede convertirse en
compromiso por el éxito del Sínodo; al contrario, debería multiplicar
una ocasión preciosa y significativa para iniciar una etapa de c o m u -
los esfuerzos para que se realice en toda su plenitud la ocasión sino-
dal. Desde este punto de vista es esencial ampliar el compromiso de
todas las Iglesias, desde el obispo hasta el ú l t i m o de los fieles, en la
' Recientemente, bajo la dirección del arzobispo de Argel, mons. Teissier, se ha
p r e p a r a c i ó n - q u e durará todavía al menos un a ñ o - y luego en la publicado una interesante colección de estudios (La Chiesa nell'Africa del nord.
Da Tertulliano, Cipriano e Agostino all'attuale océano islámico, Milán 1991), que
recoge también, muy oportunamente, datos sobre la antigua praxis sinodal afri-
'' Actualmente están en preparación el Sínodo de obispos europeos, el de los cana. Pueden verse también referencias útiles en C. Ruggieri (ed.), Eglise et his-
obispos latinoamericanos (1992: Santo Domingo), así como el ordinario. toire de l'Eglise en Afrique, París 1988.

1% Concilíum 1/196 Concilíum 1/197 197


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nión más plena y más amplia entre las Iglesias africanas. Y es impor- el acto del papa hay una dimensión objetiva que puede y debe valo-
tante captar esta posibilidad de dilatar la fraternidad, valorando las rarse, precisamente dentro de un espíritu de fidelidad al carisma del
grandes riquezas comunes, así como las identidades específicas, obispo de Roma.
como elementos irrenunciables del patrimonio africano más bien ¿El catolicismo africano tiene en sí mismo energías suficientes para
que como particularismos celosos. Para no desaprovechar esta opor- una tarea de este alcance? Hay que formular esta pregunta, más allá
tunidad, nuestros hermanos africanos podrían ver el Sínodo como un de toda sospecha de paternal ismo. Pero la respuesta solamente pue-
don que, mediante la caridad de la Iglesia de Roma y de su obispo, den darla los propios cristianos africanos en los próximos años, es
concede el Espíritu a las Iglesias de África, y no como el cumpli- decir, en la última fase de la preparación del sínodo, luego durante
miento de una iniciativa tomada fuera o en contra de la voluntad su celebración y finalmente en los años de su recepción. Quizás el
africana. Apostar por la fuerza del Espíritu es algo que no puede Sínodo sea precisamente la ocasión para evocar todas las riquezas
engañar a nadie, sobre todo si esta confianza se conjuga con la astu- del cristianismo africano, empezando por las gloriosas tradiciones
cia inerme de los hijos de la luz. que se remontan a Cipriano y a Agustín. Viendo las cosas como es
debido, la medida de la madurez del pueblo de Dios peregrino en
Puede ser que la intención que ha presidido la iniciativa romana tierras de África no la dará el reconocimiento que de ella puedan
por el Sínodo haya sido la de evitar un Concilio africano, por consi- hacer los órganos centrales de la Iglesia ni tampoco las Iglesias her-
derarlo -aparte las escasas simpatías que por él sentían ciertos obis- manas de los otros continentes. Esa medida sólo la dará el grado de
pos- como demasiado arriesgado por el impulso de autonomía que fidelidad a los impulsos del Espíritu reconocidos en los signos de los
habría podido fomentar. Tampoco puede ignorarse que la prepara- tiempos.
ción se ha llevado a cabo hasta ahora marginando el compromiso de
los primeros y directos interesados: los propios africanos. El texto de La inculturación del cristianismo en África podrá dar un salto de
los Lineamenta resulta genérico para el desconcierto de muchos, y calidad ("un paso adelante", diría el papa Juan), si logra africanizar
pobre en referencias a los puntos centrales de la presencia del cristia- desde dentro al Sínodo, ejerciendo una libre y serena creatividad. La
nismo en el continente africano." Parece inverosímil que no se haya "bella esposa" (Ap. 21, 2) se verá enriquecida entonces con nuevas y
subrayado -tan sólo por poner un ejemplo- el montón de problemas hasta ahora ignoradas "joyas", que el Espíritu invita a sacar del tesoro
que se derivan del creciente empobrecimiento del continente y que inagotable del Evangelio.
no pueden menos de repercutir profundamente en la inculturación
del Evangelio.
(Traductor: Alfonso Ortiz García)

El cuestionario tan denso que figura en el apéndice de los Linea-


menta y dirigido a los obispos (precisamente el método que se había
intentado evitar al comienzo de la preparación del Vaticano II...) es
puramente descriptivo y llevará casi inevitablemente a recoger res-
puestas superficiales, a no ser que el episcopado africano logre dar
una muestra de orgullo y de creatividad.

Es posible, a pesar de todo, convertir el Sínodo africano en una


ocasión muy seria para desarrollar el impulso implícito pero funda-
mental de comunión que supone la convocatoria de Juan Pablo II. En

" Cada uno de los temas se presenta de forma que podrían ir destinados indife-
rentemente a los cristianos de cualquier otra parte de la Iglesia universal. Es muy
tenue la especificidad africana de la exposición, así como de la misma elección
de los temas principales.

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