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El asalariado

obrero

Historia del
Trabajo

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El nuevo proletariado
Palabras clave de
En conceptos anteriores, se ha visto el desplazamiento de la clase obrera
esta lectura: del centro de los movimientos sociales. Durante un poco más de un siglo
(1850-1970 aprox.), la cuestión social se planteaba en torno al lugar que
 Nuevo debía ocupar el proletariado en la sociedad. Ante la posible amenaza y el
 proletariado; crecimiento de las acciones del movimiento obrero, los principales
 Sociedad enfoques económicos y sociales en Europa occidental eran destinados a la
 salarial;
cultura obrera. Esto quiere decir que el conflicto social relevante del
 Desplazamiento
de la clase periodo posindustrial estaba enmarcado por el enfrentamiento entre las
obrera. clases dominantes y las dominadas. En esta relación antagónica, tratada en
el Módulo 1 de esta materia, Karl Marx (Gallego, 2009) denunciaba que se
manifestaba en diferentes planos de la lucha social y la política.

En la actualidad, la clase obrera dejó de tensionar, proponiendo


alternativas para la organización social. Su peso político y social se vio
disminuido proporcionalmente con la caída del pleno empleo y la
precarización consecuente con las nuevas economías de mercado. Eso no
significa que ya no exista o que deje de tener relevancia social y política, lo
que hay que profundizar es el nuevo rol del nuevo proletariado. Cuando
nos referimos a un nuevo proletariado, tratamos de evidenciar el cambio
no solo de lugar, sino el más significativo: el cambio de función, del trabajo
físico, de la tarea en sí.

¿A qué se debió el desplazamiento de la clase obrera?

Considerar que una de las principales causas es la revolución tecnológica es


poseer una mirada sesgada y totalmente parcial de los múltiples motivos y
factores que ocasionaron el retroceso y cambio de la clase obrera. Se sabe
que no fue el resultado de un enfrentamiento o medida política directa,
sino que el desplazamiento se debió a un proceso que implicó numerosas
razones.

La teoría que esgrime Castel (2012) es que la clase obrera fue socavada,
soslayada y desbordada por una nueva recomposición del salario. A este
proceso se lo puede dividir en dos etapas: la primera es el resultado del
pasaje de una sociedad industrial a una sociedad salarial y la segunda es
cuando la sociedad salarial hace conmocionar las regulaciones salariales.
Esto sucede a partir de la década del setenta hasta estos días.

Durante la sociedad industrial, la clase obrera era la contraparte que


proponía una alternativa de organización social. Armada de una ideología,
y apoyada por partidos políticos y sindicatos, poseía fuerza para conquistar

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derechos y protecciones laborales. Este es el contexto de la lucha de clases,
en la cual la clase obrera es la única portadora de la alternativa y reforma
de la sociedad.

El salario obrero

El salario obrero es sin dudas el bloque más grande de la composición


salarial en la sociedad industrial. Este paradigma salarial se modifica
ubicando al año 1975 como la máxima ejemplificación de la nueva
composición salarial. Aunque el número de la población obrera no haya
disminuido notoriamente, lo que modificó estructuralmente el salario fue
el desarrollo de las categorías intermedias, los empleos calificados y
profesionales, cuyo ingreso promedio es superior al trabajador, lo que hace
perder la hegemonía de la clase obrera al soslayar su posición social.

El salariado obrero –a su vez desplegado en diferentes


categorías-, en lugar de ocupar el centro, se encuentra en la
parte inferior de la escala cada vez más diferenciada del
salario, sobre todo a partir del momento en que el salariado
agrícola, cuya posición era inferior a la suya, prácticamente
desapareció. (Castel, 2012, p. 275).

El nuevo modelo de sociedad salarial presenta una clasificación social


sujeta a la condición del salario, la cual marcará los nuevos derechos
laborales y las protecciones.

La situación permanece estratificada y desigual, impidiendo cualquier tipo


de hegemonización de un sector. Sin embargo, esto no quiere decir que se
termine con los conflictos. Lo nuevo es el reparto de la conflictividad. En la
actualidad, no solo se presentan dos bloques antagónicos que disputaban
la lucha de clases: obreros y burgueses, el trabajo y el capital. Cada sector o
clase, mucho más variado ahora, se disputa la distribución de la riqueza. La
lucha revolucionaria es reemplazada por la búsqueda de una sociedad más
equitativa y menos desigual.

En síntesis, la clase obrera dejó de ser el referente de la lucha política. La


variada escala salarial que la desplazó (ver Figura 1) a pesar de no poseer
un ideal integrador disgregó el reclamo. Como todo proceso, la
diferenciación salarial se fue dando en etapas marcadas. En los años
treinta, comienza a evidenciarse el fenómeno marca que fue luego de la
Segunda Guerra Mundial donde se expandió, superando ampliamente el
salario obrero. En la década del sesenta es donde el asalariado obrero
pierde el papel protagónico de las reivindicaciones sociales.

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Entre el reformismo y la revolución que marcaron un siglo de lucha en la
historia social, es al final de los años sesenta cuando se pierde toda causa
revolucionaria, quedando la reforma como único mecanismo de cambio.

En el presente, el asalariado obrero perdió no solamente la centralidad de


las definiciones socioeconómicas, sino que además perdió en volumen y
magnitud. Actualmente, las categorías que rigen en el salario, lejos de ser
más equitativas en relación con la renta, sirven como amortiguador de los
reclamos de las clases bajas.

Figura 1: Ingreso medio de las ocupaciones a precios de octubre de 2001

Fuente: Jiménez Zunino, 2011, https://goo.gl/C2rYUC

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Referencias
Castel, R. (2012). Segunda Parte. La exclusión, una noción tramposa y
Por qué la clase obrera perdió la partida. Cap. XII y XIII En autor, El
ascenso de las incertidumbres (pp. 257-277.) Buenos Aires: Fondo de
cultura económica.

Gallego, E. (2009). Historia Breve del mercado de Trabajo (De los orígenes
a J. M Keynes). Madrid, ES: Ecobook - Editorial del Economista.

Jiménez Zunino, C. (2011). ¿Empobrecimiento o desclasamiento? La


dimensión simbólica de la desigualdad social. Trabajo y sociedad, 17, 49-
65. Recuperado de
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1514-
68712011000200004&lng=es&tlng=es

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