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LA LUCHA CONTRA LA CRIMINALIDAD ORGANIZADA EN EL PERÚ

A casi dos años de vigencia de la Ley contra el Crimen Organizado.

I. INTRODUCCIÓN.

II. DESARROLLO.

Explica PRADO SALDARRIAGA1 que bajo la influencia de la Convención de las Naciones


Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional o “Convención de Palermo” del año
2000, los Estados han venido estableciendo legislación especializada a fin de afrontar a la
Criminalidad Organizada, en consonancia, precisamente a las principales estrategias internacionales
contra la Criminalidad Organizada2, en tal virtud, “(...) con mayor o menor amplitud de contenidos,
así como con mejor o deficiente técnica legislativa, la morfología de estas normas pasa siempre por
configurar un concepto legal de organización criminal, por incluir listados de delitos asimilables a
la criminalidad organizada y por definir procedimientos especiales de pesquisa, juzgamiento, así
como por la adscripción de competencias excepcionales para las agendas estatales comprometidas
con la aplicación de la Ley (...)”

A nivel nacional, la ley especializada es la Ley N° 30077, denominada “Ley contra el


Crimen Organizado”, promulgada el 26 de julio del 2013, que PRADO SALDARRIAGA 3,
considera que “(...) posee una estructura normativa integral, aunque poco sistemática. Esto es, reúne
a su interior, aunque con escasa claridad y orden, cinco clases de normas: programáticas, penales,
procesales, de cooperación internacional en materia penal y de ejecución penal. Además
complementa sus funciones y efectos con tres Disposiciones Complementarias Finales, cuatro
Disposiciones Complementarias Transitorias y seis Disposiciones Complementarias Modificatorias
(...)”.

i. En cuanto a las normas programáticas:


a. Del objeto de la Ley.
El Art. 1° establece el objeto de la Ley fijar reglas y procedimientos relativos a la investigación,
juzgamiento y sanción de los delitos cometidos por organizaciones criminales.

b. Del concepto.
El Art. 2° define – para efectos de la Ley – a la organización criminal como cualquier agrupación
de tres o más personas que se reparten diversas tareas o funciones, cualquiera sea su estructura y
ámbito de acción, que, con carácter estable o por tiempo indefinido, se crea, existe o funciona,
inequívoca y directamente, de manera concertada y coordinada, con la finalidad de cometer uno o
más delitos graves señalados en el artículo 3 de la presente Ley.
Al respecto, es pertinente la preocupación de PRADO SALDARRIAGA 4, de buscar un concepto
operativo, a fin de superar el pesimismo de Friedrich Dencker, en el sentido de: “finalmente, nadie
sabe realmente qué es el crimen organizado”, o del propio Zaffaroni, quien la califica como
1
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. “Criminalidad Organizada y Lavado de Activos”. Idemsa. Lima-Perú.
Octubre 2013. Pág. 88.
2
Estrategias internacionales contra la Criminalidad Organizada de la Convención de Palermo:
1. Criminalización específica de los actos de promoción e integración en organizaciones criminales.
2. Creación de un espacio internacional contra la Criminalidad Organizada.
3. Aplicación de procedimientos especiales de pesquisa policial para infiltrar las organizaciones criminales.
4. Control sobre los cappitales y fuentes financieras y logísticas de las organizaciones criminales.
5. Procedimientos especiales para la investigación preliminar y el juzgamiento de los integrantes de las
organizaciones criminales. En: PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Ibídem.
3
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 90
4
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 44-45
“categorización frustrada”, partiendo de notas distintivas de la delincuencia convencional y
adaptada a las condiciones políticas, económicas, tecnológicas y culturales de nuestro tiempo, de
donde se advierten los siguientes indicadores relacionados a la estructura, composición,
motivaciones, etc.:
1. La concurrencia de más de dos personas.
2. La comisión de delitos graves.
3. El ánimo de lucro.
4. La distinción de tareas.
5. La permanencia.
6. El control interno.
7. Actividad interncional.
8. Empleo de violencia.
9. Uso de estructuras comerciales o de negocios.
10. Blanqueo de dinero.
11. Presión sobre el poder político.

De estos elementos, se considera a los tres primeros como imprescindibles, precisamente, la


Ley 30077 – Ley Contra el Crimen Organizado – se procura señalar algunos de estos indicadores
que sirven como criterios para determinar la existencia de una organización criminal, mencionando
entre otros, la integración plural, la existencia de una estructura organizacional y la operatividad
destable, continua y planificada de sus acciones y proyectos delictivos5.
Cabe destacar que para lograr consolidar un concepto operativo, es necesario tener claro que “La
delincuencia de organizada no es ningún caso de delinciencia individual y no siempre es solo
delincuencia colectiva”.
En cuanto a lo primero, la propia Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional del año 2000, al definir el alcance de la expresión “grupo delictivo
organizado”, señala que se entenderá como tal “un grupo estrcuturado de tres o más personas que
exista durante cierto tiempo”.
En cuanto a lo segundo, se torna en necesario distinguir la criminalidad organizada de la
delincuencia colectiva, pues ya lo apuntaba CHOCLÁN MONTALVO – citado por PRADO
SALDARRIAGA6 – “Debe establecerse adecuadamente la distinción entre el crimen organizado y
la mera coautoría para la comisión de un delito concreto. En efecto, el concepto de organización no
puede ser equiparado al de simple coautoría, esto es, a la mera participación en el hecho de una
pluralidad de personas que se distribuyen funcionalmente los respectivos cometidos”.
Asimismo, se exige la diferenciación o delimitación frente a las formas precarias de integración
criminal conocidas como las asociaciones de malhechores o asociaciones para delinquir, ésta
confusión y ambiguedad terminológica aportan efectos de sustitución no deseados y encubiretos en
la formulación y recepción social de la política criminal contra la criminalidad organizada, lo que
deviene en términos de DÍEZ RIPOLLÉS – citado por PRADO SALDARRIAGA 7 – a la “ (...)
devaluación del concepto, que pase a ser una categoría delictiva cada vez más enfocada y aplicada
sobre asociaciones delictivas propias de la delincuencia común”
De esta forma, luego de un análisis del enfoque criminológico (donde el propósito expreso de
obtener y acumular beneficios económicos a través de su implicación continuada de actividades
predominantemente ilícitas y que asegure su supervivencia, funcionamiento y protección emdiante
el recurso a la violencia y la corrupción o la confusión de empresas legales)8, del enfoque
criminalístico (que apunta a la estructura, modus operandi, ambiente ilícito, ambiente legítimo y
oportunidades para la prevención de la delincuencia organizada) 9, del enfoque jurídico – penal (que
ofrece como dato esencial la autonomía típica y la calificación de peligro abstracto que concede a la
5
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 45
6
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 46
7
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 47
8
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 51
9
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 52-53
integración de organizaciones criminales)10 11, finalmente del enfoque administrativo (en cuanto a la
organización y estructura criminal)12 y enfoque geopolítico (permite un análisis físico y espacial de
un fenómeno eminentemente social)13.
De estos enfoques, se puede establecer las siguientes premisas:
1. La criminalidad organizada contemporánea continúa siendo un fenómeno delictivo nebuloso
pero trascendente para la criminología, la dogmática penal y la política criminal.
2. Este fenómeno delictivo gira en torno a tres elementos esenciales: a). La existencia de una
estructura organizacional. b). Una capacidad operativa de cobertura internacional. c).
Actividades ilícitas ligadas a la provisión de bienes y servicios de circulación prohibida o
restringida pero con una demanda activa o potencial en continuo crecimiento.
3. SI bien la etiología de la criminalidad organizada no está del todo identificada, resultan
evidentes sus conexiones con el abuso de poder; con el aprovechamiento de la expansión de
mercados; con la globalización de las relaciones internacionales; así como con el avance de
la tecnología post industrial.
4. La criminalidad organizada contemporánea se expresa como un proyecto delictivo diferente
del que orienta a la delincuencia convencional. En él se fuisionan, eficazmente, la
configuración y el funcionamiento de una compleja estructura criminal, con certeros
procedimientos de planificación y control de riesgos.
Propone pues, el siguiente concepto operativo: “Se entiende por criminalidad organizada toda
actividad delictiva que ejecuta una organización de estructura jerárquica o flexible, dedicada de
manera continua o permanente a la provisión de comercio de bienes, medios o servicios legalmente
restringidos, de expendio fiscalizado o de circulación prohibida, los cuales cuentan con una
demanda social interna o internacional, potencial o activa, pero siempre en crecimiento. Además,
estas actividades criminales se reproducen y extienden aplicando una eficiente dinámica funcional
de abuso, inserción, o gestión de posiciones, expectantes o consolidadas, de poder político,
económico o tecnológico”.14

Al respecto es de atender que la ley N° 30077 – Ley Contra el Crimen Organizado – ha establecido
una definición descriptiva y funcional de cada uno de los criterios para determinar la existencia de
una organización criminal en su Art. 2° al establecer que: “[...] se considera organización criminal
a cualquier agrupación de tres o más personas que se reparten diversas tareas o funciones,
cualquiera sea su estructura y ámbito de acción, que, con carácter estable o por tiempo indefinido,
se crea, existe o funciona, inequívoca y directamente, de manera concertada y coordinada, con la
finalidad de cometer uno o más delitos graves señalados en el artículo 3 de la presente ley”, de
esta forma se identifica siete elementos esenciales, a saber: 1. Que se trate de una agrupación de
tres o más personas; 2. Que exista un reparto de tareas o funciones; 3. Que se trate de cualquier tipo
de estructura; 4. Que abarque cualquier ámbito de acción; 5. Que exista cierta permanencia en el
tiempo; 6. Que tenga como finalidad la obtención de lucro; 7. Que tenga como objetivo la comisión
de uno o varios delitos graves.
Asimismo, es menester explicar que ésta norma no establece un tipo penal de organización
criminal y dista de ser equiparado a la asociación ilícita para delinquir que se presenta como un
tipo autónomo y residual que conforme al Acuerdo Plenario N° 04-2006/CJ-116 “... sus notas
esenciales que otorgan sustantividad propia de: relativa organización, permanencia o estabilidad,
número mínimo de personas - sin necesidad que se materialicen planes delictivos, no de otra forma
se entiende que la propia Ley Contra el Crimen Organizado la modifique de acuerdo a la primera
disposición complementaria modificadora, reprimiéndose en el Art. 317° del Código Penal vigente,
la conducta del agente que “[...] constituya, promueva o integre una organización de dos o más
10
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 58
11
EN la legislación comparada la tendencia a confundir asociación ilícita con organización criminal ha sido también
frecuente PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 55
12
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 58
13
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 59
14
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 60
personas destinada a cometer delitos […], agravado “a. Cuando la organización esté destinada a
cometer delitos previstos en los artículos 106, 108, 152,(…), 200, 202, 204...en los artículos
1,2,3,4,5 y 6 del Decreto Legislativo 1106, de lucha eficaz contra el lavado de activos y otros actos
relacionados a la minería ilegal y crimen organizado [...]” evidenciándose que la distinción va
más allá del factor cuantitativo de miembros – en tanto la organización criminal requiere la
agrupación de tres o más personas y en cuanto la asociación requiere una organización –
comprendiendo un factor cualitativo – en tanto una asociación ilícita en relación a la organización
criminal carece de la estructura sofisticada, tratándose de estructuras mayormente amorfas que
tiene un modus operandi notorio y artesanal; la funcionalidad en términos de reparto de roles y
sobre todo la amplitud de delitos en los que operan al tratarse de delitos de criminalidad
convencional – quedando finalmente evidenciado en la naturaleza de del delito de asociación ilícita
como de peligro abstracto15

c. Del grado de intervención.


Aparece así regulado en el numeral 2 del artículo 2° es “La intervención de los integrantes de una
organización criminal, personas vinculadas a ella o que actúan por encargo de la misma puede ser
temporal, ocasional o aislada, debiendo orientarse a la consecución de los objetivos de la
organización criminal”.
No obstante, que se puede considerar que dentro de la estructura y el entramado de una
organización criminal, el recurso humano es trascendente en tanto y el cuanto la diversificación de
tareas, implica la necesidad de abordar su problemática a través de cada una de las personas que
realizan actos concretos vinculados a los objetivos; sin embargo, es necesario dilucidar el título o
grado de intervención que implicaría ello; esto es, con todas sus variantes, sea a nivel de autoría o
de participación.

d. Delitos comprendidos.
Son los siguientes:
1. Homicidio calificado-asesinato
2. Secuestro
3. Trata de personas
4. Violación del secreto de las comunicaciones
5. Delitos contra el patrimonio.
6. Pornografía infantil.
7. Extorsión.
8. Usurpación. Tipo base y agravada.
9. Delitos informáticos.
10. Delito contra la propiedad industrial.
11. Delitos monetarios.
12. Tenencia, fabricación, tráfico ilícito de armas, municiones y explosivos.
13. Delitos contra la salud pública.
14. Tráfico ilícito de drogas.
15. Delito de tráfico ilícito de migrantes.
16. Delitos ambientales
17. Delito de marcaje o reglaje.
18. Genocidio, desaparición forzada y tortura.
19. Delitos contra la administración pública (artículos 382, 383, 384, 387, 393, 393-A, 394, 395,
396, 397, 397-A, 398, 399, 400 y 401 del CP).
20. Delito de falsificación de documentos.
21. Lavado de activos, en las modalidades delictivas tipificadas en los artículos 1, 2, 3, 4, 5 y 6
D. Leg. 1106.
Muchos han cuestionado la exclusión del delito de terrorismo, ello debido a que según consideran
15
PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. Op. Cit. Pág. 58, 79 y ss.
ii. De las reglas materiales.
iii. De las reglas procesales.
iv. De las reglas de cooperación internacional.
v. De las reglas de ejecución penal.

III.CONCLUSIONES.

IV. BIBLIOGRAFÍA.

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