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LA CULTURA
8Por otra parte, el desarrollo del conocimiento nos trae a la mano un nuevo
escenario: los cambios de paradigmas. La concepción clásica del ser humano
como un ente racional -distinguido en el mundo de las especies animales por su
mente o “espíritu”-, comienza a desmoronarse insertando una cuota no menor de
incertidumbres en la sociedad.
ORIGENES
Origen del Cristianismo: El Cristianismo convivió por muchos siglos con el imperio
Romano desde su origen y predica. ¿De dónde surge? Alrededor de hace 2000
años atrás en el pueblo de Judea. El cristianismo no surge con el mismo
nacimiento de Jesús, ya que este era un judío y seguía estrictamente sus leyes,
sino que, después de su bautizo y la palabra que expresaba a sus discípulos. La
situación de conflicto que vivía la gente de Judea con el imperio Romano politeísta
era tensa, ya que los judíos no concordaron con este tipo de creencias que llevo
incluso a algunos a marcharse de Judea para continuar con su propia creencia.
Ser cristiano es tener un encuentro personal con Dios, una relación, una
experiencia. Consecuentemente, enseñar desde el punto de vista cristiano
consiste en lograr que la persona tenga una relación personal con Dios y la
mantenga toda su vida, y por la eternidad.
Para poder tener un encuentro personal con Dios la persona debe tener fe. La fe
le llega a la persona "como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye
es la palabra de Cristo" (Romanos 10:16). A nosotros nos corresponde enseñar el
mensaje de Cristo no sólo para que la persona se haga cristiana, como acabamos
de ver, sino también para que se mantenga cristiana. A los que ya son cristianos
se les pide que vivan "manteniendo en alto la palabra de vida" (Fil. 2:16). En esto,
el papel de la enseñanza cristiana es claro: "Que habite en ustedes la palabra de
Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda
sabiduría." (Col. 3:16).
Se entusiasma con la palabra de Dios y Logra una experiencia personal con Dios.
Es importante tener claro que todo empieza con este paso. La gente tiene que
entrar en contacto con la palabra de Dios. Romanos 10:14 dice: "Ahora bien,
¿cómo oirán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien
no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? ¿Y quién predicará sin
ser enviado? Así está escrito «¡Qué hermoso es recibir al mensajero que trae
buenas nuevas!»". Debe haber alguien que enseñe la palabra de Dios y otro que
reciba la enseñanza.
Comprender la palabra de Dios quiere decir que sabemos lo que ella significa para
nuestra vida diaria. Cuando impartimos una enseñanza bíblica, el alumno debe
comprender qué significa esa enseñanza para su propia vida individual. Una
manera en que podemos ver que el alumno comprende la palabra de Dios es
cuando él puede explicarnos con sus propias palabras la enseñanza bíblica que se
le ha dado. El alumno puede expresar esa comprensión por medio de la
comunicación de lo que se entendió, o por medio de construir un instrumento en el
que muestre su comprensión. Ese instrumento dependerá de las capacidades del
alumno: puede expresar oralmente lo que entendió de la enseñanza, o
hacer dibujo, o un cuadro sinóptico, o un ensayo, o participar en un debate, o crear
un trabajo manual, o crear y participar en un drama o representación teatral, o un
socio-drama, etc.
El alumno debe tener una convicción muy fuerte de que la palabra de Dios es lo
mejor para su vida y para el mundo. Su convicción en la verdad de la palabra de
Dios debe llegar hasta el extremo de estar dispuesto a guiar su vida por la palabra
de Dios. Su fe en los principios bíblicos debe hacer que la palabra de Dios sea su
norma de creencia y de conducta. Un discípulo de Cristo está plenamente
convencido de que su vida debe estar haciendo la voluntad de Dios, tal como se
muestra en la Biblia. El convencimiento incluye el hecho de que los principios
bíblicos deben ser obedecidos en todos los campos de nuestra vida y con
una actitud de alabanza y entusiasmo. Cuando se tropiece con alguna dificultad, el
verdadero discípulo no desmaya, sino con toda convicción dice como Pablo: "Sé
en quien he creído y estoy seguro" (1 de Timoteo 1:12b).