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I. LA TRANSICIÓN
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Una configuración imaginaria es una construcción social particular edificada sobre bases culturales, ideológicas e históricas que
dan soporte a una representación colectiva de la realidad y sus procesos. Es imaginaria porque en ella subyace la superestructura
(filosófica, moral, ética, científica, técnica, comunicativa, etc.) de toda la sociedad.
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Sin embargo, lo que más se contiende respecto de este “derecho humano inalienable”
es hacia dónde deberá dirigir sus esfuerzos (si debe formar al ciudadano para resistir o incluirse
funcionalmente en la maquinaria económica), y cómo deberá operar cualquiera de las opciones
emergentes en entornos globalizados, informatizados y digitalizados pues como pocas
actividades humanas, la educativa se encuentra constantemente asediada por la obsolescencia
en que la ubica el incesante avance del conocimiento y la tecnología.
de la mayoría de las situaciones que ocurren en las escuelas de la actualidad. Pensar en una
nueva estructura educativa implica pensar en un profesor diferente al de nuestros días, hecho
que necesariamente supone una transformación de la identidad del magisterio tan flexible,
dinámica, colaborativa y participativa que le permita ir adaptándose rápidamente a la
vertiginosidad de su objeto de trabajo y estudio: el conocimiento. De entrada estas necesidades
producen una serie de discusiones que deben incluirse en la definición de aquellos rasgos que
definan al maestro como un profesional que sabe trabajar colegiadamente y que actúa
compacta y conjuntamente con sus colegas compartiendo y discutiendo las estrategias y
procedimientos de su arte pedagógico. Esto implica sendas transformaciones en la identidad
magisterial que tradicionalmente se ha distinguido por una actuación de aislamiento y egoísmo
que poco o nada ayuda en la construcción de una profesionalidad concurrente y de avanzada.
Desde éste y otros ángulos la necesidad de definir una identidad magisterial resulta
fundamental e inaplazable para la renovación de la tarea docente en un concierto mundial
donde las profesiones tenderán a prevalecer o a desaparecer en función de la capacidad de sus
miembros para reunirse y reaccionar compactamente a las exigencias técnicas y éticas que les
plantea un entorno tan inestable y contingente como el actual. Esto implica serias tribulaciones
para la insidiosa co-dependencia maestro-sistema educativo puesto que el mecanismo
paternalista, credencialista y meritocrático que los ha visto nacer y desarrollarse está por demás
moribundo.
estrategias para convalidar a aquellos aptos y listos para el desempeño de la profesión. Esta
posibilidad de mantener la vigencia de esta labor, posicionaría finalmente a la función docente
al nivel de las demás carreras, que valga decirlo iniciaron este proceso con cierta anticipación.
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El ethos se considera como el núcleo de la formación profesional, en este caso de los profesores. Está integrado por todos los
saberes construidos en colectivo por el gremio respecto de las directrices morales que integran el imaginario docente. Es
fundamentalmente una reflexión del deber ser de la profesión que al constituirse en comunidad con otros le da sentido al trabajo
magisterial. Implica por tanto pautas de actuación y reflexión específicas para cada profesor y una base para ubicar el lugar que
guarda éste en el desarrollo general de su actividad.
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experimenta el mismo docente cuando no puede cumplir con las expectativas que todos y él
mismo se impone.
Resulta estratégico y hasta vital entablar una reflexión sobre el futuro de la identidad
magisterial y prever como las recomendaciones y consideraciones desarrolladas pueden ser
viables o no en función de los requerimientos que nos marca la configuración imaginaria
mundial y los posibles escenarios que la historia nos puede prever respecto de la tarea docente
en la era que deviene. Presentamos entonces a continuación el desarrollo de un trabajo retro-
prospectivo que puede llevarnos a anticipar y corregir las posibles situaciones adversas y
favorecedoras, que para el gremio docente pudieran presentarse en una era que no ha
concluido y que al parecer, ya no nos permite desarrollarnos.
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Para Teresa Yurén (2005) existen dos tipos de saberes: los saberes formalizados, que son transmisibles y se adquieren por
enculturación y que en el ámbito escolar adquieren la forma de enseñanza o instrucción: saber teórico y conceptos y saber
procedimental (saber). Y los saberes práxicos, que se caracterizan por no ser transmisibles sino que requieren de la experiencia
(guiada u orientada) para adquirirse: saber técnico (saber hacer), saber sociomoral (saber convivir) y saber existencial (saber ser).
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Los saberes disposicionales son adecuaciones de la conducta humana que nos preparan para lograr nuestros propósitos. Se
relacionan con las competencias en tanto que suponen una combinación de diferentes saberes (formalizados y práxicos) que se
estructuran como un sistema y que hacen al sujeto capaz de enfrentar y resolver adecuadamente las diversas situaciones que le
plantea la vida cotidiana.
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Andy Hargreaves (2003, págs. 73-116) describe la condición posmoderna y lo paradójico de su naturaleza a través de siete
dimensiones: economías flexibles, la paradoja de la globalización, el final de las certezas, el mosaico móvil, el yo ilimitado,
simulación segura y comprensión del tiempo y del espacio. Páginas 73-116.
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La identidad de los profesores son aquéllas características o atributos que los hacen
diferentes de los otros grupos sociales y que a la vez los hacen semejantes entre sí. Hay una
gran cantidad de características que se pueden usar para hablar de la identidad, pero se
elegirán solamente dos: la situación histórico-social del profesor y la adaptación ante su
situación.
• Analogía con la situación actual. Sin importar que tan lejana sea la época estudiada, o
que tan diferente parezca ser, habrá aspectos en común con la situación actual, ¿en qué
se parece la época estudiada y la actual?
• Prospectiva. Después de haber estudiado las diferentes épocas, ¿qué podemos esperar
de la identidad del profesor y su función en un futuro cercano?
1. ÉPOCA TRADICIONAL
enseñanza elemental, que se ocupaba de mantener la unidad nacional para mantener las
tradiciones.
El maestro decía cada una de las palabras para que los niños, observando el libro,
repitieran el sonido emitido por él. Luego, se leía una línea que debía ser memorizada por el
alumno; la crítica que puede hacerse a este sistema educativo es que la memorización no
permite que se expanda la imaginación, inmovilizando la inteligencia. Los maestros que
acompañaban el proceso educativo del alumno eran designados por el Imperio.
Los sitios en los que la enseñanza pública se impartía eran generalmente los templos,
pero no se sabe a ciencia cierta cómo se organizó este sistema educativo que, aparentemente,
tuvo que pelear un lugar frente a la vieja modalidad de enseñanza doméstica.
Por otra parte los reyes se instruían en su palacio estudiando lenguas, historia natural,
matemática y astronomía. Los magos fueron quienes fundaron todas las disciplinas en
Babilonia, gracias a su contemplación mágica del universo nos permiten hoy conocer ciertos
ciclos regulares en la naturaleza, contar con una semana de siete días, con un año de duración
fija, y con los signos del zodíaco.
Egipto se caracterizó por brindarle a la educación una atención que tenía un objetivo
eminentemente práctico, dado que era sólo a través de ella que el hombre alcanzaba la fortuna
y los honores. La primera fase educativa, como tantos otros pueblos, se daba en el hogar,
considerando que la madre es la que juega con el niño, lo provee de juguetes, le cuenta
cuentos para estimularle la fantasía, lo educa en los rituales religiosos y en las costumbres
morales.
El método que se seguía para educar era rutinario: los niños aprendían el alfabeto
mediante la repetición y copia de silabarios que les mostraban para tal fin. Luego debían leer
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extractos de obras de autores clásicos, que también tenían que reproducir. El alumno accede al
uso del papiro, sobre el que tomaba dictados que eran corregidos por el maestro, quien anotaba
al margen los errores ortográficos que el estudiante hubiere cometido.
Los maestros por excelencia eran los sacerdotes, quienes eran consultados por
personajes ilustres que a ese fin llegaban a Egipto desde distintas ciudades. Ellos contaban con
el reconocimiento del faraón, quien les otorgaba un salario público en retribución por los
servicios que prestaban al gobierno como oficiales civiles, estableciendo reglas, oficiando su
labor sagrada y educando en religión. Egipto supo descubrir la importante ventaja que la
educación práctica, como el cálculo y la geometría, aportaba para el engrandecimiento del
Imperio.
En la India la educación se asentaba en los libros sagrados, que eran los pilares de su cultura
intelectual, la cual respetaba el orden de castas. La instrucción era rutinaria y anulaba cualquier
posibilidad de crecimiento intelectual por parte de las castas inferiores; los maestros que la
impartían pertenecían a las castas superiores, y eran respetados, como la misma educación lo
indicaba. De hecho, una máxima de la época decía: “El que honra a su madre gana el mundo
terrestre, el que honra a su padre gana el mundo medio o etéreo, y el que honra
constantemente a su maestro gana el mundo celeste de Brahama. El que ofende a su maestro
pasará después de su muerte al cuerpo de un asno”.
Con los Persas el Estado se aparta, paulatinamente, del modelo teocrático, y este hecho
tiene su influencia en el sistema educativo de la nación, dado que el Estado comenzará a guiar
la formación cultural de los más jóvenes; también se educaba el intelecto, enseñándole a leer y
escribir, e instruyéndolo en moral y religión. Los maestros que se encargaban de estas tareas
eran elegidos entre los mejores ciudadanos mayores de cincuenta años, a fin de que éstos
fueran modelos a seguir por los jóvenes estudiantes.
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Por otra parte con los Aztecas la educación pública, que estaba en manos del Estado, se
impartía en dos instituciones: el Calmecac, internado que albergaba a los hijos de la clase noble
y en el que predominaba la formación religiosa y el Calpulli donde se instruían las clases bajas.
Con los Mayas la formación de los niños se iniciaba en el hogar bajo la responsabilidad
de sus padres, embebida de un fuerte tenor religioso, posteriormente pasaba al cuidado de
sacerdotes y maestros de oficios.
2. ÉPOCA CLÁSICA
Al igual que en Atenas la primera enseñanza (hasta los seis o siete años) se efectuaba
en casa. Particularmente en Esparta este trecho de la educación de los individuos era
básicamente desarrollado por las madres.
En general en la época espartana, las escuelas eran sostenidas por el Estado (públicas)
ya que al ser el ciudadano propiedad del Estado, éste debía instruirlo. Algo que llamaba la
atención era que las mujeres eran educadas también en el mismo sentido militar y de fortaleza y
belleza física que los hombres, pues ellas debían gestar individuos sanos y perfectos para
engrandecer al Estado. La enseñanza de la escritura y la lectura era lacónica: ideas y frases
cortas y contundentes.
intensificaba la educación militar y de ahí hasta los 20 años se incluían sistemáticamente más
contenidos culturales como la gramática, la aritmética, la música, etc. De los 21 a los 30 los que
no eran separados para formarse como gobernantes recibían una instrucción científica y de los
31 a los 35 la educación era filosófica (aunque esta dosificación de tiempos podía cambiar
dependiendo del filósofo influyente de cada etapa de la historia ateniense).
Un principio fundamental que observaba esta educación era respetar el desarrollo del
individuo permitiéndole extraer el conocimiento que todos llevamos en nuestro interior. En este
sentido el profesor debía acompañar al estudiante y orientarlo aun cuando se sabe que algunos
procedimientos fueron dogmáticos, basados en el magister dixit (lo que el maestro dice es la
verdad incontrovertible), aunque siempre se cuidaba que los procesos de instrucción no se
tornaran violento entre educandos y educadores
Otro rasgo característico del helenismo fue que el cosmopolitismo y la globalización que
acarreó la instauración del imperio romano en Grecia, cambiaron radicalmente las exigencias
hechas a la educación a la cual se le solicitó que proveyera a los individuos de enseñanzas
útiles para alcanzar la felicidad individual pues se pensaba que el mundo estaba a los pies del
ser humano: el epicureísmo y el estoicismo dan cuenta de esta búsqueda de la felicidad pero a
través de caminos diferentes.
Con respecto a los maestros, se reconocía que una tarea tan delicada para la vida del
hombre debía quedar en manos de profesionales capacitados para tal efecto sin embargo, los
docentes eran en general mal pagados (sobre todo los de niveles básicos), incluso la ofensa
más grande que se podía hacer a una persona era mandarla al infierno o desearle que se
ganase la vida como maestro de escuela. Los sofistas fueron un tipo de maestros muy
característico de la época (compáreseles con los profesores de educación superior) y aunque
impulsaron un gran desarrollo del pensamiento, fueron criticados acremente tanto por traficar
(cobrar) con la cultura, como por defender causas que iban en contra de las costumbres y
tradiciones de la época, acontecimiento que fue en detrimento directo de la identidad del
profesorado de aquella época.
Como la desocupación de los jóvenes era vista como un peligro, se creyó conveniente
una educación pública obligatoria hasta los 16 años manejada por serios ancianos ocupados de
la gimnástica y la moral. Pasados los 16 y hasta los 20 se proponía una educación militar.
Estas ideas humanistas van perdiendo vigencia hacia el final de este periodo de la
historia mundial y es ya en el helenismo donde la enseñanza y el aprendizaje se tornan más
dogmáticos y formalistas y de falta de respeto hacia el desarrollo intelectual del estudiante. Se
evidencian entonces algunas de las características más ilustrativas de lo que se ha dado en
llamar la enseñanza tradicional de nuestros días: la memorización como principal proceso de
aprendizaje, el conocimiento como dogma y no como proceso, el castigo como forma de
imposición de la autoridad, las jornadas agotadoras de clases y la falta de una cultura física y de
cuidado de la salud.
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Sin embargo, estas valores se ven sustituidos durante el helenismo, cuando Roma se
apoderó de territorio griego y sustituyeron los preceptos patrios y nacionalistas por criterios
practicistas, egoístas y utilitaristas tal como ocurre con la educación de nuestros días que se
encuentra saturada y dirigida sobre la base de los valores mercantilistas y hedonistas
necesarios para el sostenimiento de la etapa del capitalismo corporativo que vivimos. Roma
como imperio trastocó la idea pública y humanista de la educación de la Grecia clásica, tal
como la oligarquía financiera y comercial de nuestros tiempos lo hace en la actualidad pero a
nivel de todas las naciones del planeta.
cobran más que sus compañeros de educación básica, la idea que prevalece es la de una
subprofesión que cualquiera con un mínimo de instrucción puede ejercer.
3. ÉPOCA MEDIEVAL
Durante más de 300 años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque
instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio Romano, que nunca llegó a
perderse u olvidarse por completo, en donde el hombre adopta la concepción aristotélica del
universo, lo que sirve como punto de partida para el debate entre el poder del papado y el poder
temporal.
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La única institución europea con carácter universal era la Iglesia, todo el poder en el
seno de la jerarquía eclesiástica estaba en las manos de los Obispos de cada región. El Papa
tenía una cierta preeminencia basada en el hecho de que Cristo le había otorgado la máxima
autoridad eclesiástica.
La Iglesia era vista como una comunidad espiritual de creyentes cristianos, exiliados del
reino de Dios, que aguardaba en un mundo hostil el día de la salvación. Los miembros más
destacados de esta comunidad se hallaban en los monasterios diseminados por toda Europa y
alejados de la jerarquía eclesiástica; de esta manera, la educación que se prestaba era elitista y
la única finalidad era defender el cristianismo contra otras religiones paganas.
A raíz de esto, surge la idea de empezar a desarrollar métodos de enseñanza que les
permitieran generar otros tipos de conocimientos, lo que da surgimiento a las Universidades
medievales, las cuales nacen como asociaciones corporativas de estudiantes y maestros, cuyo
fin era defender los intereses propios.
Básicamente las universidades estaban identificadas con el poder y esa era la forma de
dar reconocimiento a la labor del docente. Actualmente los profesores universitarios gozan de
cierto reconocimiento que no se da a los profesores de nivel básico o medio superior. También
influye mucho el tipo de organización escolar, porque las escuelas oficiales, por ejemplo en
Oaxaca, Guerrero y Chiapas tienen una connotación más “revolucionaria” que las escuelas
particulares del norte del país.
Dentro del ámbito cultural, en esta época, hubo un resurgimiento intelectual al prosperar
nuevas instituciones educativas como las escuelas catedralicias y monásticas. Se fundaron las
primeras universidades, se ofertaron graduaciones superiores en medicina, derecho y teología,
ámbitos en los que fue intensa la investigación: se recuperaron y tradujeron escritos médicos de
la antigüedad, muchos de los cuales habían sobrevivido gracias a los eruditos árabes y se
sistematizó, comentó e investigó la evolución tanto del Derecho canónico como del civil,
especialmente en la famosa Universidad de Bolonia.
Las primeras universidades fueron las de Paris, la de Bolonia precisamente y Oxford las
cuales tienen sus orígenes en el siglo XI, aunque después surgen otras debido a las luchas por
el poder. En aquel entonces la función de las universidades era la de regular la enseñanza y
empezar con la formación del profesorado, controlar la calidad de la enseñanza a través de
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planes y programas, y finalmente el ofrecer títulos reconocidos para poder ejercer una
profesión.
Esta labor tuvo gran influencia en el desarrollo de nuevas metodologías que fructificarían
en todos los campos de estudio. El escolasticismo se popularizó, se estudiaron los escritos de
la Iglesia, se analizaron las doctrinas teológicas y las prácticas religiosas y se discutieron las
cuestiones problemáticas de la tradición cristiana. El siglo XII, por tanto, dio paso a una época
dorada de la filosofía en Occidente.
En la época medieval el título de las universidades es el que capacita para ejercer una
profesión, el que daba reconocimiento tanto a los docentes como a quienes ejercían una
profesión diferenciándolos de los oficios.
Una idea que se puede rescatar de esta época es lo que señalaba San Agustín al decir
que el maestro interior (autoeducación) es el que hace posible el aprendizaje. Esta idea ha
retomado fuerza en los últimos años, ya que distintos modelos y enfoques educativos la han
retomado como parte esencial de su estrategia metodológica. Los programas de educación
continua han crecido en distintas instituciones y centros educativos como parte de su oferta e
incluso como un nicho de mercado.
Otro punto coincidente de la época medieval y la época actual se da por las razones del
fracaso del proceso educativo, que se atribuye a la escasa capacidad del educador, la
saturación de contenidos y la pobreza intelectiva del estudiante y su falta de atención.
4. ÉPOCA MODERNA
comienzan a reducirse. Se cuestiona sobre todo el principio de autoridad de los reyes, de los
jefes religiosos, y después se pasará a cuestionar la autoridad de los maestros, que hasta
entonces venía siendo indiscutible.
La escuela también está cambiando, un poco en broma y un poco en serio, ahora a los
niños se les tiene que enseñar que existe América, y no solamente este nuevo continente, sino
que hay nuevos conocimientos científicos (Copérnico, Galileo, Descartes, Leibnitz, Newton),
nuevos y mejores formas de obtener el conocimiento científico (Montaigne, Bacon, Descartes),
formas novedosas y revolucionarias de transmitirlo (Descartes, Comenio).
haciendo en el conocimiento científico, si en una época, el profesor debía estar enterado del
sistema de Copérnico, ahora debe estarlo por ejemplo, de los avances de la Biotecnología; si en
una época debió conocer la Didáctica Magna, ahora también está obligado a conocer los Siete
Saberes y algunos conceptos parecidos.
Dentro de la Ilustración las tres grandes ideas sobre las que se apoya la concepción del
hombre, del conocimiento y del mundo ilustrado son: la razón, la naturaleza y el progreso, que
vienen a inspirar la revolución francesa y la americana.
Profundo escepticismo, que ignora sobre todo las cuestiones de la física especulativa. En
este sentido, la filosofía de Voltaire no se interesa tanto por el mero ejercicio intelectual, sino
por la aplicación práctica de los nuevos conocimientos para la mejora de la sociedad.
Otra influencia fuerte en la formación del docente son los ideales de Rousseau que
reconoce la bondad intrínseca del hombre en su estado natural. Es la idea de una naturaleza
ideal en la que el hombre, salvaje y libre, actúa de un modo bondadoso y compasivo. Es la
sociedad caracterizada por la competencia, la división del trabajo y la propiedad privada, la que
vuelve al hombre agresivo e insolidario. En resumen, Rousseau considera que:
La solución, para Rousseau, radica en la educación, el único camino para combatir los
males de la civilización. El objetivo de la educación debería ser, pues, erradicar la maldad y
desarrollar buenos sentimientos. El trabajo del instructor y el alejamiento de la sociedad son
fundamentales en esta fase de la formación del ser humano.
permitirá relacionar mejor la historia y lo eterno, la verdad con la verdad absoluta, porque la
experiencia religiosa está comunicando un ansia de perfección, que sólo Dios posee. Y es la
religión la que, gradualmente, revelará a Dios a los hombres. Por ello, el hombre debe ser
educado, según Lessing, dentro de un ambiente de tolerancia religiosa y con una noción
universal de la historia.
Rousseau delimita la que la formación del docente tendría que ser dirigida por las obras
como la enciclopedia con la obra Emilio o de la educación en donde Rousseau expone una
teoría que vino a revolucionar el mundo educativo, señalando que siempre, al momento de
instruir al niño, se lo reprime, yendo contra el orden natural de las cosas, obligándolo a
ocuparse de temas que no le interesan dada la edad del niño en cuestión.
Otros elementos que influyen en esta época en la formación del docente son las visiones
filosóficas de Kant y de Hegel principalmente por la introducción de filosofías como la
denominada dialéctica que es el modo de expresar y comprender la historia, la realidad y el
conocimiento; es un proceso que traza el conflicto entre opuestos y se articula en tres
momentos: tesis, antítesis y síntesis.
Otro proceso formador profesional del docente en esta época es el romanticismo que
estaba inspirada en el humanismo, donde se destaca que es importante la formación con el
estudio de la literatura clásica, Gesner señala que el estudio de la Antigüedad sirve al desarrollo
del intelecto y del espíritu, útil por lo mismo a la educación formal.
Emilio es para Kant una obra digna de admiración, y sostiene que la educación era el
problema más importante y difícil de resolver que la humanidad tenía por delante. La educación
debería ayudar al desarrollo de las facultades del hombre, a través del uso de la razón de cada
uno, y también tendría que cultivar el carácter moral, que sería el que permitiera alcanzar la
meta individual y social del hombre. Para ello habría que echar mano de la disciplina, que
dominaría las tendencias, la formación, que instruye según las normas de la didáctica, y la
civilización, que brindaría seguridad social y experiencia del mundo.
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Hay cambios donde el maestro tiene la labor de guiar al alumno en su desarrollo, de idea
en idea, gradual y naturalmente. Pestalozzi propone que la educación sea un avance lento y
continuo, que seleccione lo esencial entre las representaciones a fin de buscar la unidad en el
entorno, que es el mundo. El cultivo del físico de importancia en su concepción, tiene por pilar la
sensación motora y sirve a la destreza corporal y manual. La educación física e intelectual
deben servir, en última instancia, a la moralización del hombre y de la comunidad en la que él
vive, en la que respetará las normas sociales que la regulan. Por ello, la educación tanto familiar
como estatal, debe cuidar del desarrollo del pueblo para que este llegue a ser libre y
responsable.
La educación moral será gradual y se llevará a cabo mediante el hacer el bien por el
bien mismo. El sistema de Pestalozzi cuestiona al catecismo para este fin, dado que según él:
“la religión debe ser más bien amor y aspiración al perfeccionamiento humano”. Subrayó
también la relevancia de la educación productiva y creadora sin caer en el utilitarismo, deja su
marca en la educación moderna al reconocer, comprender y valorar las actividades
espontáneas del niño dentro del proceso de aprendizaje.
lo influyen las revoluciones sociales y las corrientes fundadas principalmente por pensadores
occidentales europeos como Rosseau, Pestalozzi, Kant, Hegel, etc.
5. ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
Esta etapa del devenir de la Humanidad presenta nuevas dificultades para el análisis
pedagógico ya que la lucha entre corrientes: capitalista y socialista (donde destacan Marx,
Nietzsche, Freud, Wittgenstein y Foucault) tornan difícil aclarar la identidad del profesor.
Tras la Revolución Francesa, y ya entrado el siglo XIX, Europa conoció una época de
profundos desequilibrios. Las causas eran la incapacidad de la burguesía para desalojar del
poder a los representantes del Antiguo Régimen y las contradictorias alianzas temporales entre
los trabajadores y las fuerzas burguesas. Este juego inestable provocó bandazos, desde la
reacción hasta la revolución. Las ofertas de los pensadores más lúcidos para la reordenación
del sistema fueron el individualismo y el utilitarismo.
La idea principal es que la moralidad de las acciones está determinada por las
consecuencias con relación al bienestar y la felicidad. Es decir está basada en los principios de
felicidad, bienestar general y sacrificio.
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Otras corrientes que influyen en la identidad del profesor son las corrientes positivistas y
el historicismo. Comte explora una estrategia para equilibrar a las fuerzas reaccionarias y
revolucionarias, mientras Dilthey aboga por una perspectiva histórica para salvar al hombre de
los peligros del desarrollo técnico e industrial.
Una de las influencias en nuestro país son las españolas de Unamuno y Ortega y
Gasset; dos autores a los que debe añadirse el nombre de Francisco Giner de los Ríos, quienes
han ido adquiriendo la importancia que merecen y nos han obligado a revisar el valor de nuestro
patrimonio cultural, en general, y el filosófico en particular.
Otro de los pensadores más influyentes en el profesorado es Freud con los avances que
realiza acerca de la estructura psíquica del hombre donde los principios del aprendizaje
consideran la visión interna: el ello, el yo y el superyó.
La corriente existencialista de Jean Paul Sartre fue la que influyó en que nos
involucráramos en el paradigma del intelectual comprometido.
La cultura posmoderna es una cultura pluricultural. Ello no significa otra cosa que la
drástica oposición a lo homogéneo, diversidad frente a integridad. Pero lo que resulta más
interesante es que la heterogeneidad cultural no se da únicamente en el nivel supranacional o
supraestatal sino que es, sobre todo y principalmente, interestatal. La proliferación de
subculturas, de tribus urbanas, con sus propias reglas, rituales, normas, valores, etc. Son una
clara muestra del pluralismo intercultural posmoderno en el que vivimos inmersos.
Es posible caracterizar la posmodernidad como una crisis axiológica, si bien es algo más
que determina en sí a esta nueva concepción del valor es fundamentalmente una crisis
antropológica. El sujeto moderno, el punto cero de todas nuestras representaciones, ha
desaparecido. La persona ha quedado difuminada en el grupo, en la masa, en el sistema. Ello
resulta todavía más grave al hacer referencia a las relaciones de alteridad, a los procesos de
comunicación y, por lo mismo, a la educación.
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Los sistemas y las relaciones sociales andan por otros derroteros. A la diferencia y al
relativismo se les opone la unidad y la rigidez de los planes de estudio; a la velocidad de los
cambios tecnológicos, la perennidad de la ciencia clásica; y al absurdo y el desinterés de las
humanidades, el deseo de encontrar un sustrato espiritual.
La transformación del papel del saber, e incluso de lo que se entiende por saber, afecta
a dos áreas que por si mismas son educativas: la investigación (búsqueda de nuevos saberes)
y la transmisión (delinear un nuevo paradigma educativo para aprenderlos).
III. PROSPECTIVA