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CASO PRÁCTICO
Panadería La Bella Italia
A comienzos del año 2013, don Italo Rossini a sus 75 años de edad,
conversaba en reunión con sus 3 hijos (todos adultos) que a pesar de estar
satisfecho de estar dedicado a la elaboración de pan para consumo inmediato,
anhelaba ver convertida su tradicional panadería de más de 50 años, en una
cadena de panaderías con locales en el centro de cada una de las 5 comunas
de la ciudad; la cual cuenta con cerca de 500 mil habitantes en conjunto.
Dedicada a la fabricación y venta de pan para la vida sana. Idea que fue
compartida por todos. La razón fundamental está en que es de conocimiento
general, que en los próximos 4 años la población crecerá en 40%, a raíz de la
apertura de nuevas minas de cobre.
Don Italo, tiene a su querida hija Annabella como su secretaria personal, quien
no es secretaria, pero cuenta con una asistente que cumple dichas funciones.
A pesar de contar con una clientela fiel y tener utilidades por sobre el promedio
de su competencia, normalmente existen problemas con el pago oportuno a
proveedores y no se están pagando los sueldos exactamente a fin de mes,
acompañado todo, de muchas renuncias seguidas de los operarios.
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Dichas cadenas están operando con un precio promedio, no superior a $950
por kilo de pan. Lo cual presiona los costos de la industria y su rentabilidad.
El pan, constituye un elemento más que primordial en la dieta diaria del chileno.
La población en general, consume muy poco las galletas integrales y las de
agua; productos que distan mucho de entregar el nivel de satisfacción que
entrega el pan.
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La empresa tiene los cargos superiores ocupados por la familia y un asesor
externo (el contador amigo del dueño); nadie sabe formalmente que hace cada
cargo, ni el lugar que le corresponde en la estructura, ni tampoco los conductos
regulares para consultar e informar. Siendo el flujo de las comunicaciones
primordialmente desde la gerencia hacia los niveles inferiores de la
organización.
El personal piensa que sólo están para trabajar en dicho lugar y nada más. En
general, no hay mucho ánimo. No así el personal más antiguo, que cuenta con
la simpatía personal del dueño. Quien muchas veces les invita a su propia
fiesta de cumpleaños en casa. Además, esos pocos personajes, tienen cierta
influencia en las decisiones de don Italo, aun cuando no tienen formación
profesional ni técnica, al igual que el conjunto de la empresa, incluidos sus
dueños.
Don Italo, está casi siempre metido en el área de producción, ya que recuerda
sus comienzos. Siendo casi una molestia para su hijo Angelo. Por el contrario,
en el área de venta y despacho, no se le ve y el ambiente es distendido en
extremo. El dueño efectúa una supervisión constante sólo del área de
producción, porque es lo que mejor conoce; limitándose a observar y reprender
a quienes se equivocan o demoran en la producción de pan. Cada maestro
panadero hace su tarea como mejor le acomoda, habiendo bastantes mermas.
Los repartidores tampoco están libres de cuestionamiento, ya que el dueño
constantemente recibe reclamos de pedidos llegados al cliente, con algunos
kilos menos de pan.