#ruhmü*mdndo!

Contenido

1. Introducción 5
FJP-SU
) El espíritu de la época 16

¡Me han defraudado!: Estudios en el libro de Malaquías, de 3. Los reclamos de Dios 2B

G. Campbell Morgan, @ 1984 por Ediciones Hebron (Ar-
gentina) y publicado en 1998 con permiso por Editorial Por-
tavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapids, Michigan 4. La actitud divina 44
49501. Todos los derechos reservados.
5. El remanente elegido 60
Ningun aparte de esta publicación podrá reproducirse de nin-
guna forrna sin permiso escrito previo de los editores, con la
excepción de porciones breves en revistas y/o reseñas. 6. La palabra final 7B
Diseño de la portada: Nicholas G. Richardson

Kregel Publications
P. O. Box 2607
Grand Rapids, Michigan 4950L EE.UU.A.

ISBN 0-8254-t497 -O

23456 edición/año 02 01 00 99 98

Printed in the United States of America 3

 I
Introducción

CoN EL pRopósrro ns desarrollar el estudio de este libro

inteligentemente, es necesario reconocer y aceptar
ciertos principios de interpretación. Este capítulo
introductorio será dedicado a Ia enunciación y
consideración de estos principios.

Le WTPORTANCTA DE LAS
ESCNITURAS DEL ANUCUO TESTAMENTO
Leamos en primer lugar en la carta del apóstol
Pablo a los Romanos:

Porque las cosas que se escribieron Antes, para

nuestra enseñanza se escribieron, a,ftn de que
por la paciencia y la consolacion de las
Escritl¿ras, tengamos esperanza ( 1 5:a).

Si consideramos esta Escritura en su contexto,

hallaremos que después de citar una porción del
Antiguo Testamento, Pablo hace una interpolación en
el esquema general de su argumento, declarando que
los escritos inspirados de la Biblia no se agotaron a sí
mismos en la épo ca a que fueron dirigidos. Esta es
una característica peculiar de la inspiración. Los

5
 ¡Me han defraudado!
cs(:r'ilos inspirados difieren de todos los demás en que
no so tr)rodujeron exclusivamente para una época,
sino que tienen una variada y perpetua aplicación a
l¿rs distintas edades.
La mejor literatura que se ha producido, aparte de la
tsiblia, si bien seguirá siendo de interés por muchos años
(aun cuando las condiciones de la época en que se
escribieron hayan cambiado) no tendrá una aplicación
viva y práctica a cualquier edad sino sólo a aquella a la
cual fue dirigida. Algunos escritos despiertan gran
interés porque revelan condiciones y costumbres de la
época en que fueron producidos, pero no contienen un
mensaje ütal para los hombres de nuestro día.
Es en ese sentido que este libro, el Libro de Dios,
contrasta con todos los demás escritos. Todas «las
cosas que se escribieron antes» (en la Biblia), tenían
una aplicación local y un definido mensaje para los
tiempos en que fueron escritas, pero también fueron
escritas «para nuestra enseñanza>>.
En este versículo el apóstol Pablo emplea la palabra
«Escrituros» ((a fin de que por la paciencia y la
consolación de las Escrituras, tengamos esp etattza>>.
Esta palabra aparece no menos de cincuenta y un
veces en el Nuevo Testamento, y con una sola
excepción se emplea para designar a las Escrituras
reconocidas del pueblo de Israel, y que nosotros
conocemos como el Antiguo Testamento. Será
conveniente que consideremos por un momento esta
excepción, porque nos permitira retener este hecho en
la mente. En 2 Pedro 3:16leemos:
Casi en todassus ep epístolas, hablando en ellas
de estas cosas; entre las cuales hay algunas
dificiles de entender, las cuales los indoctos e
Introducción
inconstantes tuercen, Como tambien las otras
Escrituras, para su propia perdiciÓn.
Es probable que cuando Pedro emplea la frase «las
otras Escrituf?s» se está refiriendo principalmente a
escritos del lrüuevo Testamento que Comenzaban a
diseminarse en ese tiempo. No es un hecho
Comprobado. Puede haberse referido en este caso,
como en todos los demás, al Antiguo Testamento,
pero existe la probabilidad que se estaba refiriendo a
escritos del Nuevo Testamento, a aquellas cartas que
se estaban distribuyendo a la Iglesia de Iesucristo. Es
el único lugar del Irluevo Testamento donde podría
caber esta interpretación en la lectura de la palabra
«Escritura». En todas las demás ocasiones el término
se refiere a las Escrituras reconocidas del pueblo
judío, y en este hecho descubrimos que el Nuevo
Testamento ha impreso su sello sobre el Antiguo. No
es posible decir: «Acepto el l.Juevo Testamento pero
no el Antiguo». Si Se acepta el Nuevo Testamento se
deberá reconocer que el Antiguo Testamento está
entretejido en cada uno de los libros que contiene.
Con relación a este punto les propongo a los
estudiantes de la Biblia un experimento sumamente
interesante, que aun siendo un experimento, les será
muyprovechoso. Lean el Nuevo Testamento desde un
punto de vista estrictamente literario con el objeto de
descubrir cuántos capítulos contiene que no tengan
ninguna referencia o alusión al Antiguo Testamento,
y luego deduzcan cuánto les queda.
Tenemos aquí, por 1o tanto, un principio que
debemos mantener en la memoria. «Las CoSaS que Se
escribieron antes»» ro fueron sólo destinadas a la
época sino también «para nuestra enseñaÍ7za>>. En
 ¡Me han defraudado!
¡lalabras, cuando el Espíritu Santo de Dios
«rtr'¿rs
irrl'l ucncióa los hombres de antaño para que
cscribieran, no sólo lo hizo con miras a comunicar su
rnensaje a los hombres de la época en que viúan, sino
teniendo presentes a todos los que vendrían después.
Le rNnaurABrLrDAD on Dlos
Leamos ahora una de las Escrituras más
importantes del Antiguo Testamento. Me refiero a
Deuteronomio 6: L*4 que dice:
Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y
decretos que Jehouá uuestro Dios mandó que os
enseñase, para que los pongáis por obra en la
tierra a la cual pasáis uosotros para tomarla;
para que temas a lehouá tu Dios, guardando
todos sus estatutos ysus mandamientos que yo
te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos
los días de tu uida, para que tus días sean
prolongados. Oye, pues, oh Israel, ! cuida de
ponerlos por obra, para que te uaya bien en la
tierra quefluye lechey miel,y os multipliquéis,
como te ha dicho lehouá, el Dios de tus padres.
Oyn, Israel: Jehouá nuestro Dios,Iehouá uno es.
Entre «las cosas que se escribieron antes»
encontramos esta declaración de un gran principio que
afecta a toda la üda. Toda la economía del gobierno
divino gira alrededor de este versículo: «oye, Israel:
Iehová nuestro Dios, Iehová uno es)». Esa fue la verdad
especial que le fue encomendada a la nación de Israel
para que la preservara como algo sagrado entre las
naciones del mundo. Es la verdad central de todo
gobierno diüro, y de toda vida humana. Dios es uno.
Introducción
Se habla de la matemática como de una ciencia
exacta. ¿Pero es en realidad exa cta? Pienso que no.
Nada se comprueba de manera absoluta. NIadie
puede comprobar que dos más dos equivale a cuatro.
Irüunca ha sido probadoy en realidad es imposible
comprobarlo. Es decir, no se puede demostrar la
verdad de la enunciación.
Seguramente Euclides es exacto. Todo su
argumento se construye paso a paso, y no se puede
estudiar el segundo libro hasta tanto se haya estudiado
el primero, Elementos.t Él parte de proposiciones y
definiciones que deben ser exactas, pero ¿cuáles son?
«IJn punto es posición sin magnitud.» ¡Esto es
absolutamente absurdo! No puede haber posición sin
magnitud. Si admitimos que hay posición debemos
admitir también que hay magnitud. «Una línea es
longitud sin anchura..»» ¡Igualmente absurdo !it{o puede
existir el uno sin el otro.
De manera que nuestras ciencias exactas están
basadas sobre imposibilidades y posiciones absurdas.
Toda ciencia matemática puede reducirse a un factor
común. ¿Cuál es ese factor? ¡Unol Cuando decimos
«ur1o» hemos dicho «dos» y cuondo hemos dicho un
millón, hemos dicho «uno». No podemos superar a
«uno». uno es esencial, dos es accidental.
«|ehová nuestro Dios, Iehová uno es». No se lo
puede analizar ni dividir ni explicar, y sin embatgo,
El es la unica y sola certidumbre. Él es IJNO, que todo
1o involucra y a La vez es indivisible. Cuando hemos
dicho esto, hemos dicho todo. Cuando omitimos esto,
1. H. W. Wieleitner, autor de Historia de la matemática
(Barcelona: Ediciones Labor), dice que los «Elementos de Euclides,
es la obra más difundida después de la Biblia, habiéndose llegado
a unas 1500 ediciones.
 t0 ¡Me han defraudado!
Ircnlos ornitido todo, y sólo estamos parloteando en
u n¿t caótica confusión.
De esta verdad hago una deducción. Si Dios es uno
entonces los principios ylos propósitos de su gobierno
nunca varían. Las dispensaciones y los métodos
cambian; la voluntad de Dios, en ese sentido, nunca
cambiani varia, ni progresa. ¿Qué significa el progreso?
¡Fracaso! ¿Qué significa el avance? ¡Limitaciones en el
pasado! Irlo podemos progresar a no ser que en el
pasado hayamos experimentado fracasos. Si dentro de
cinco minutos puedo ser mejor de lo que soy ahora,
esto significa que ahora estoy mal. Cuando nuestra
generación se jacta de los progresos realizados está
reconociendo los fracasos del pasado. Dios nunca
progresa, jamás avanza. En consecuencia, no está
haciendo como nosotros, legislando para los hombres:
elaborando nuevas leyes porque las antiguas fallaror].
La voluntad de la justicia, del amor, de la ternura, la
voluntad de Dios es eterna.
Las dispensaciones vienen y van, aparecen y se
desvanecen, pero Dios siempre permanece igual,
debajo, con y en cada una de ellas. Algunos hablan
como si Dios no sólo cambiara de métodos, sino
también de mentalidad. Estoy de acuerdo en que ha
cambiado sus métodos, pero su mente ¡jamás! Dios no
comenzí a amar al hombre cuando Iesucri.sto üno al
mundo. Iesris vino para correr el velo y mostrarle al
hombre el corazón eterno de Dios, el amor que
siempre existió. El cristianismo no es una modificación
de la actitud de Dios hacia el hombre. Dios no asumió
la función de un policía en el Antiguo Testamento y la
de un padre en el lr[uevo. Él siempre ha sido Padre;
nunca cambia. Las dispensaciones y los métodos
señalan a los cambios en el hombrc, y a los cambios
Introducción 11
necesarios en la manera en que la mano diüna se posa
sobre la üda humaro, pero Dios es siempre Dios.
Debemos aprender a apoyarnos sobre esta roca
permanente. Es por esta raz6n que las Escrituras del
Antiguo Testamento reüsten tanto valor. Los accidentes
de la üda humana cambian perpetuarnente mientras
que los valores esenciales son perennes.
I-n PnnUNENCIA DEL LIBRo pARA r-q ÉpocA ACTUAL
Si aceptamos estos principios podremos ahora
avanzar otro paso. Los mensajes proféticos son
particularmente adecuados, a mi entender, para la
época en que üvimos y en un sentido tienen aun más
valor que las escritos de los apóstoles. No desestimo los
escritos apostólicos, pero existen tazones por las cuales
las declaraciones proféticas vienen con mayor fuerza.
Los escritos apostólicos son exposiciones de la
nueva aplicación de verdades eternas, en una nueva
dispensación. Con Iesús amaneció la nueva
dispensación y una luzfresca iluminó los sentidos del
hombre. Entraron en operación nuevos métodos. El
Eterno Dios es el mismo, peÍo una fresca luz
proveniente de la luz divina esencial irrumpió en la
raza humaÍl&, y los apóstoles, Por inspiración
inspiración surgida de requerimientos locales- -
escribieron su definición de aquella nueva luz. Para
nosotros sus escritos constituyen el prisma que diüde
Ialuz esencial en sus distintas partes componentes y
sus variadas glorias. De manera que leo los escritos
apostólicos y descubro mi teología. Son de primordial
valor y jamás podremos dispensar de ellos.
Los escritos proféticos no son exposiciones de la
verdad en ese sentido. En casi todos los casos son
dirigidos a personas que conocen la verdad tal como
t2 ¡Me han defraudado!
está engarzada en su propia dispensación, y
constituyen mensajes de llamamiento a estas personas
para que obedezcaÍt a la verdad ya conocida.
Es en este sentido que los escritos proféticos nos
llegan con una fuerzaque los escritos apostólicos no
tienen. Conocemos la verdad de Dios mejor de lo que
cualquier otra generación la haya conocido, y sin
embargo, nunca hubo una época en que los hombres,
conociendo y viviendo bajo sus bendiciones, hayan
sido tan desobedientes a esa verdad como lo son
ahora. De manera, entonces, que las «cosas que se
escribieron antes, para nuestra ens eñ.an'za>>,
demandan nuestra atención y siempre que se
escudriñen solemnemente, investigándolas con
oración en cuanto a su significado interior y
profundo, traeran grandes beneficios a nuestra vida.
Tales son los principios sobre los cuales hemos de
fundamentar nuestro estudio.
FEcHeYAUToR
Señalaremos ahora algunos datos relacionados
con la fecha en que fue escrita esta profecía, y su
autor. Se admite en forma prácticamente universal,
al punto de no haber dudas al respecto, que el libro
ocupa el correcto lugar en el orden de los libros del
Antiguo Testamento. Fn efecto, euc MalaquÍas fue el
último de los profetas del Antiguo Testamento.
Además, es difícil dejar de notar que su mensaje
está estrechamente asociado con la obra de
Nehemías, y p ara comprender a Malaquías con
mayor clarid&d, se hace necesario estudiar
paralelamente el libro de }rlehemías. Malaquías dirige
un mensaje divino a un pueblo en condiciones y
circunstancias tales como las que se describen en la
Introducción 13
historia de Nehemías. Las ptuebas están dadas en
forma abundante en los dos libros. Baste por ahora
señalar solamente tres coincidencias:
L. Nehemias 13:29: «<Acuérdate de ellos, Dios mío,
contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del
sacerdocio y de los levitas»>. Reteniendo la fuerza de
estas palabras, leamos la profecía de Malaquías en 2:B:
«Vosotros os habéis apartado del camino; habéis
hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido
el pacto de Leví, dice Iehová de los ejércitos».
Nehemías se queja hacia el final de su historia que el
sacerdocio ha corrompido el pacto, mientras que
Malaquías en este segundo capítulo se dirige a los
sacerdotes, y el cargo que concretamente les hace es
que han corrompido el pacto de Leví. Esta es una frase
peculiar que consideraremos en forma más detenida
cuando estudiemos el propio texto del libro.
2. Nehemías 13:23-27:En este pasaje encontramos
que lrtehemías se queja que el especial pueblo de Dios
ha entrado en una alianza con idólatras en el área del
matrimonio, y acompaña su queja con acción dirigida
a separar aquellos que se habían unido de esta manera.
Malaquías habla de exactamente la misma situación en
2:10-16, del mal que ocasionan los matrimonios mixtos
y Ia terrible deslealtad que concluye con las lágrimas y
Ios llantos de las mujeres sobre el altar de Iehová.
3. Nehemías 13:10: «Encontré asimismo que las
porciones para los leütas no les habían sido dadas, y
que los levitas y cantores que hacían el servicio habían
huido cada uno a su heredad». Malaquías llama la
atención a esta omisión diciendo en 3:10: «Traed todos
L4 ¡Me han defraudado!
tos diezmos al alfolí y haya alimento en mi casai Y
probadme ahora en esto, dice lehová de los ejércitos,
si no os abriré las ventanas de los cielosr. Estas tres
comparaciones establecen el hecho que la profecía de
Mdáquías fue declarada en los días de la influencia de
NehemÍas. Estoy consciente de que el nombre de
Malaquías no aparece ni en el libro de Esdras ni en el
de IrüehemÍas. Lo más probable es que no figure porque
su aparición sigUió precisamente a la de Nehemías. El
pueblo había reincidido en los mismos abusos que
Irlehemías se había propuesto corregir, de manera que
Malaquías es levantado, el último de todos los profetas,
para entregarles el mensaje del Señor.
IrTada sabemos acerca de la nacionalidad o de la
ascendencia de Malaquías. Su nombre es por cierto
muy significativo, y algunos lo han llegado a
interpretar sencillamente como el título de esta
porción de las Escrituras. Significa: «mi mensajero».
bttot han pensado que Malaquías es la encarnación
de un mensajero angelical. Personalmente, no
comparto ninguna de estas teorías y prefiero
considerar que Malaquías es el nombre del hombre
que pronunció la profecía. La septuaginta lo refiere
como Malaquías y probablemente Malaquías sea
sencillamente una forma de este nombre. Si bien
significa «eI mensajero de Iehová», el hecho de que
tenga este nombre peculiar no necesariamente
signfica que es un título y no un nombre. Recordemos
que Ioel significa «el Señor lehová" y no por ello se
duda de la personalidad del profeta loel.
Sin embargo, siendo esto así, es notable observar el
cuidado que demostraba al hablar de sí mismo tan sólo
como uno que lleva sobre sí la carga de la Palabra de
Dios. Nada dice acerca de sí mismo. Ir{o es posible leer
Introducción 15
esta profecía sin observar la manera en que el autor se
ha excluido a sí mismo de ella. Cuando leemos Amós
descubrimos, & través de todo el libro, su llamamiento
por medio de las figuras que emplea. El hombre está
en el libro de una manera muy hermosa, pero en este
caso, el de Malaquías, el mensajero del Señor está
absolutamente escondido detrás del mensaje que ha
venido a traer. |do hay dato alguno que nos ayude a
rastrear su historia pasada o descubrir algo respecto a
su persona. Es sencillamente Malaquías, el mensajero,
quien viene a entregar el mensaje, y Ia carga de la
Palabra del Señor le pesa y le consume de tal manera,
que ni siquiera oímos un susurro sobre su propia
persona, ni es posible detectar rasgo alguno de su
personalidad.
La necesidad particular de la época en que habló
y escribió, era de un mensaje claro y directo de Dios.
Es en este hecho que encontramos uno de los
argumentos más fuertes para la aplicación de aquel
mensaje a nuestros tiempos. Lo que necesitamos hoy
dia, más que nada, es que nuestros predicadores sean
mensajeros de Dios, que a las gentes se les hable con
la unción de los oráculos divinos. It{o propugnamos
que el predicador sea un oráculo, pues esto sería un
retorno a la peor forma de sacerdocio, pero sÍ debe
ser un mensajero, y que aun el hecho de que sea
mensajero, se pierda de vista ante el enorme peso del
mensaje que viene a proclamar.
Apoyados sobre estos sólidos fundamentos nos
aproximamos a la consideración de verdades que son
tan frescas como la primavera, nuevas como la eterna
novedad de Dios mismo. Ir[o nos disponemos tan sólo
a sumergirnos en historia rancia o en antiguos
pergaminos.

2 5. Capítulo 3, u. 7: «Volveos a rrí, y yo me volveré
El espíritu de la época,
["n coruDICIóN DEt PUEBLo
CoNsrnEREMos AHoRA t-q.condición del pueblo en los
tiempos en que Malaquías predicó su profecía" El
libro contiene palabras claves que revelan la
condición, palabras que el pueblo empleó para
responder a cada uno de los mensajes que el profeta
les entregó y que demuestran cuál era su verdadera
actitud. Las palabras referidas son: «¿En qué?»
Consideremos las siete ocasiones en que se emplean:
1. Capítulo 1, u. 2: «Yo os he amado, dice lehová;
y dijisteis: ¿En qué nos amaste?>>
2. Capítulo 7, t).6: «El hijo honra al padre y el
siervo a su señor. Si, pues, soyyo padre, ¿dónde
está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi
temor? dice Iehová de los ejércitos a vosotros,
oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre.
Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu
nombre?»
3. Capítulo 1, u. 7: «Ofrecéis sobre mi altar pan
inmundo. Y diiisteis: ¿En qué te hemos
deshonrado?»
16
El espíritu de la época L7
4. Capítulo 2, t). 17: «Habéis hecho cansar a
Iehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué
le hemos cansado?»
a vosotros, ha dicho Iehová de los ejércitos. Mas
dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?»
6. Capítulo 3, u. B: «¿Rob ará el hombre a Dios?
Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En
qué te hemos robado?»
7. Capítulo 3, u. 73: «Vuestras palabras contra mí
han sido violentas, dice lehová. Y dijisteis: ¿Qué
hemos hablado contra ti?».
En este último caso, la versión Reina-Valera
cambia las palabras, 1o cual es un accidente de
traducción. En el hebreo se emplea la misma palabra
que en los demás seis casos y debería traducirse tal
como lo hace la Nueua Biblia Española: «¿En qué te
ofenden nuestras palabras?»
De manera que tenemos estas palabras: «¿En qué?»
colocadas por el profeta en labios del pueblo, siete
veces distintas, referidas cadavez a siete anuncios
diferentes. El profeta viene por primeravez al pueblo
con declaración: «Yo os he amado, dice lehová>>, y
ellos responden: «¿En qué nos amaste?» Luego dice:
«Han menospreciado al Señor>», y ellos contestan:
«¿En qué hemos menospreciado tu nombre?» Luego:
«Han contaminado mi altarr, y ellos replican: «¿En
qué te hemos deshonrado?» Despues su mensaje es:
«Me habéis cansador, y ellos dicen: «¿En quéte hemos
cansado?» Otra vez dice: «Volveos a mí», y ellos
responden: «¿En qué hemos de volvernos?» Otra vez
más: «Me habéis robado», y ellos preguntan: «¿En qué
te hemos robado?» Finalmente el mensaje es: «Habéis

¡Me han defraudado!
hablado violentamente contra mí» y su respuesta es:
«¿En quéte ofenden nuestras palabras?»
Estas palabras nos demuestran la tragica
condición de este pueblo. El templo se ha
reconstituido, el altar levantado, los sacrificios se
ofrecen, las fiestas y los ayunos se observan
metódicamente, con el ritual y la forma exterior
cumplidos perfectamente hasta en el más mínimo
detalle. A este pueblo, sumido en esta condición, llega
la profe cíay se le plantea la queja divina. Ellos miran
al profeta con una mezcla de asombro e incredulidad,
y le dicen: «¿En qué ...?)» ¿Qué nos quieres decir? Nos
acusas de despreciar a Dios y de contaminar su altar,
de causarle cansancio, de habernos alejado, de
robarle, de hablarle con palabras ofensivas; nosotros
no consideramos haber hecho estas cosas y por lo
tanto, ¿por qué hemos de someternos a tus
acusaciones? Dices que despreciamos la obra de
Dios, pero ¡mira nuestros sacrificios y nuestras
ofrendas! Dices que hemos contaminado el altar.
¡Hemos traído nuestras ofrendas! Irlos dices que le
hemos cansado. ¡ltüo sabemos cómo ni cuándo! ¡i\o
estamos conscientes de haber hecho nada que le
pueda desagradar! I\os acusas de haber robado a
Dios. ¡Queremos saber cuándo! Dices que hemos
hablado contra Dios. No recordamos haber hablado
contra É1. ¿Cuándo fue?
¿Cuál es el significado d9 e§tas palahlas: «<¿E¡r-,
que?»? Este pueblo no está éñ abierta rebeldía contra
Dios, y tampoco niegan su derecho á recibir sus
ofrendas, sino que se engañan pensando que por
haber traído sus ofrendas Ie han sido fieles todo el
tiempo. Su lenguaje no es el de un pueblo que ha
arrojado de sí el yugo diciendo: «Irüo Ie seremos leales»
El espíritu de la época 19
sino el de un pueblo establecido en el templo. Irdo es
el lenguaje de un pueblo que piensa: «Suspendamos
los sacrificios y la adoración, y hagamos 1o que se nos
antoje», sino el lenguaje de un pueblo que dice:
«Estamos sacrificando y adorando para agradar a
Dios» y sin embargo, El les tiene que decir, por boca
de su siervo: «Me habéis cansado, me habéis robado
y me habéis ofendidor.
Han estado actuando de una manera muy estricta
y meticulpsa en las observancias exteriores, pero sus
corazones han estado lejos de sus ceremonias. Se han
estado jactando en su conocimiento de la verdad,
respondiendo a esa verdad de una mlnera mecánica
o técnica; pero sus coÍazones,r sus vidas, su carácter,
su natur aleza interior, todos han sido una
contradicción perpetua a los ojos del cielo, a la
voluntad de Dios. Cuando el profeta les dice lo que
Dios piensa acerca elloi, con asombro e
impertinencia le miran a la cara y le dicen: «¡No
entendemos nada de lo que dices!» Podemos traducir
toda esta situación al lenguaje del Nuevo Testamento
recordando las palabras: «Teniendo la forma de la
piedad, mas negando el poder de ella, (ZTi.3:5 vM).
Han llegado a la terrible condición de imaginar que
1o que Dios solicita es sólo adherirse a la letra y no
comprenden que la letra, €r el mejor de los casos, no
es más que una desgarbada representación de lo que
Dios demanda en el espíritu.
Digo «desgarbada» s€ficillamente porque la letra
nunca puede comunicar todo el significado
espiritual. Cuando un hombre está dispuesto a
obedecer la letra con intención espiritual, Dios
siempre tiene más para decirle de lo que la letra
puede contefler. Estas personas sólo Se habían
20 ¡Me han defraudado!
propuesto cargar con un yugo literal. Son las personas
más ortodoxas que podamos imaginar, y sin
embargo, su corazón está lejos de la realidad
espiritual, y la verdadera condición de sus vidas está
escondida de sus propios ojos. Así es de sutil y trágica
la experiencia de alejarse de un contacto íntimo y
directo con Dios. Digo que estos hechos están
escondidos de sus propios ojos. No están conscientes
de ello, pero su concepción de Dios se ha
distorsionado. El Dios de sus padres no es su Dios. El
Dios de la comunión espiritual con su pueblo, que
caminóy habló con los patriarcas, y3 no es su Dios.
El dios de Israel en los tiempos de Malaquías, el dios
que habían inventado, que estaban tratando de
apaciguar y adorar, era el dios de la trivialidad, de la
observancia mecánica, el dios que pedía un templo
con una cantidad específica de piedras y ángulos, con
un altar de forma prefijada, con muchos sacrificios y
oraciones, pero sin referencia alguna al carácter.
Cuando el profeta vino a ellos se encontró con un
pueblo que se sentía muy satisfecho con su
observancia ceremonial y que estaba muy dispuesto
a decir: «¿En qué hemos fallado, haciendo o dejando
de hacer?»
["n ceusA DE su coNDICIóN
Será necesario ahora avanzar más para determinar
,la razón por estar en esta condición. El segundo
capítulo comienza con estas palabras: «Ahora, pues,
oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento»,
y el versículo 7 lee: «Porque los labios del sacerdote
han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo
buscarálal"y; porque mensajero es de ]ehová de los
ejércitos»». Esta es la concepción diüna del ministerio
El espíritu de la época 2L
sacerdotal. El sacerdote no sólo debía tener el
conocimiento, sino practicarlo, vale decir, andar en
éI, obedecerlo y llegar a ser la incorporación del
conocimiento que posee y del cual fue depositario
por un tiempo. El pueblo «busc arála ley de su bocar,
porque él es el mensajero de Iehová de los ejércitos.
Además, debía enseñarles la voluntad de Dios, y no
solamente como uno que posee ese conocimiento
como una maravillosa teoría, sino como quien está
viüendo dentro de su esfera.
Ese es el ideal. ¿Qué es, entonces, lo que el profeta
tiene que decirles a los sacerdotes?
Mas uosotros os habéis apartado del camino;
habéis hecho tropezar a muchos en la ley;
habéis corrompido el pacto de Leui, dice
Iehouá de los ejércitos (2:B).
Todo esto nos enseña que detrás de la apostasía del
pueblo está la apostasía del sacerdocio. El pueblo
dejó de tener una concepción clara de Dios porque
los sacerdotes dejaron de darle ta concepción
correcta. La totálidad del pueblo había descendido de
la alta esfera espiritual en la cual había üvido porque
el sacerdote había pisoteado según el
término preciso empleado
-corrompido
por Malaquías- el propio
pacto de Dios.
Al leer Nehemias en concordancia con Malaquías,
notarán algo que deseo señalar por un momento.
Nehemías I 3:28-29 dice:
Y uno de hijos de loiada, hijo del sumo
los
sacerdote Eliasib, era yerno de Sanbalat
horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí.
22 ¡Me han defraudado!
Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que
contaminan el sacerdocio, y el pacto del
sacerdocio y de los leuitAs.
Aquí tenemos un ejemplo, una declaración
histórica precisamente de este caso, el de un sacerdote
que se casó con la hija de Sanbalat horonita.
Leamos la historia de Itüehemías y tratemos de
verificar si Sanbalat estaba o no de acuerdo con el
propósito de Dios. En Sanbalat estaba corporalmente
presente el espÍritu antagónico a la Palabra y al
Espíritu de Dios. uno de los sacerdotes de Dios se
casó con su hija y Nehemias nos dice con esa
magnífica vehemencia que caracterizí toda su
espléndida obra: «Lo ahuyenté de mí». ¿Por qué
hiciste eso, Itüehemías? ¿Por qué lo ahuyentaste?
Porque había contaminado uel sacerdocio, el pacto
del sacerdocio y de los levitas». La misma palabra
ocurre en MalaquÍas:
Mas uosotros os habéis apartado del camino;
habéis hecho tropezar a muchos en la ley;
habéis corrompido el pacto de Leuí, dice
Iehouá de los ejércitos (2:B).
En lugar de guardar la ley el sacerdocio se habÍa
apartado del camino. Los sacerdotes habían
pronunciado la ley, habían leído sus artículos, Ios
habían proclamado como Ley, y después ellos
mismos la envilecieron. La corrupción había
penetrado dentro del pacto por medio del sacerdocio.
¿Cuál era el propósito del sacerdocio? La única
razón de su existencia era que hubiera de parte del
hombre un auténtico cumplimiento de los artÍculos
El espíritu de la época 23
del pacto de Dios, y ningún hombre que corromPe,
estropea o quebranta el pacto, puede por un sólo
instante sustentarlo por medio de Ia enseñ antza. El
gran problema que yacia detrás de la apostasía
nacional era la apostasía del sacerdocio. Los maestros
del pueblo, los mensajeros de Dios, habían
despreciado la ley de Dios, al proclamarla como un
hecho pero negarla por sus propias acciones y modo
de viür.
Tal era el espíritu de la época. Formalismo ritual,
ceremonial; todo correcta y completamente realizado
en cuanto a sus observancia exterior y mecánica. [Jn
mendro divino se aproximó a este pueblo,
expresando la queja de Dios y el pueblo con asombro,
enojo, y marcada impertinencia, miró en el mismo
rostro del alto cielo y exclamó: «¿En qué ...?») Todo
porque los siervos designados por Dios habían
corrompido el pacto en sí mismos por medio de su
vida, obra y conversación, y habían descendido al
nivel de la baj ezay el desprecio.
AcTUaLIDAD DEL MENSAIE DE MereQuÍas
Lamento decir que en muchos sentidos este
cuadro terrible es un claro reflejo de la era en que nos
toca vivir. I{unca ha habido un tiempo cuando las
organizaciones han estado tan bien equipadas y
ordenadas. Irdunca han habido tan numerosas y
variadas formas de culto mecánico y aparente, pero
no propongo ahora referirme sólo al ritual exterior.
Ya me he referido a un versículo con el cual todos
estamos fam iliarizados. En 2 Timoteo 3 :l-4 leemos:
Thmbién debes saber esto: que en los postreros
días uendrán tiempos peligrosos. Porque habrá
24 ¡Me han defraudado!
hombres amadores de sí mismos, Auaros,
uanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin
afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo
bueno, traidores, impetuosos, infatuados,
amadores de los deleites más que de Dios.
Les ruego, solemnemente, eue lean esta
descripción y la apliquen a Ia época en que vivimos.
Analicemos ahora el versículo 5, al cual propongo
dedicar más atención: «Teniendo [a forma de la
piedad, más negando el poder de ella» (vvr).
Reteniendo este versÍculo en la mente leamos
Romanos 2:20 y avancemos pacientemente en el
análisis del mismo pensamiento. Para captar mejor
la línea del pensamiento de Pablo será necesario
comenzaÍ la lectura en el versículo 17: «Tú tienes
sobrenombre de judío ... instructor de los indoctos,
maestro de niños, que tienes en la ley Ia forma de la
ciencia y de la verdad». Los dos pasajes nos presentan
la misma palabra: «forrrrá». Estas son las dos unicas
instancias en todo el Nuevo Testamento donde
aparece esta palabra. Si bien en castellano se emplea
en otros pasajes, se traduce de otras palabras, pero
la palabra morfosís, que significa «formación, más
precisamente, sólo aparece en estas dos citas. Se
refiere más bien a un proceso que a un evento
concluido.
Cuando Pablo le dice a Timoteo: «En los postreros
días vendrán tiempos peligrosos ... hombres ... que
tendrán apariencia de piedad, pero negarán la
eficacia de ella . . . D, señala a un peligro que es más
sutil que el propio ritualismo. Significa que en los
El espíritu de la época 25
últimos días los hombres llegarán a poseer la verdad
misma que es el poder formativo de la piedad y eue,
sin embargo, negarán el poder. IJn hombre puede
llegar a tener la apariencia de la piedad, puede poseer
la verd&d, puede ser la persona más ortodoxa de la
ciudad, y, sin ernbargo, negar la eficacia de ella.
Este es uno de los peligros de nuestros días.
Consideremos al cristianismo en general. Existen
miles de personas que pueden dar buena s razones
para pertenecer a una iglesia, eu€ tienen un cierto
grado de pureza en sus vidas, que responden a las
demandas de lesucristo, y que parecen no sólo tener
una apariencia exterior, sino que también aparentan
aferrarse firmemente a la verdad que es el poder que
forma la iglesia, y sin embargo, sus údas no están en
correspondencia con la verdad que sostierlen.
En este sentido, hay un elemento de peligro en
nuestras convenciones y conferencias. No quisiera
ser mal interpretado y restarles importancia. Doy
gracias a Dios por la obra bendecida que se está
realizando por medio de ellas, pero hay hombres y
mujeres que pueden enunciar todo el esquema, oo
sólo de la regeneración sino también de la
santificación, y sin embargo, en su vida diaria, una
vez separados de las multitudes de otros creyentes y
estando ante la diáfana luz de los requerimientos
divinos, Ia única que puede revelar el verdadero
carácter cristiano, aparecen faltos y debe decirse que
viven «neg"ndo la eficacia de ella» (vH¿).
Digámosle a tales personas que lo que importa no
son nuevos planes y estrategias, ni la discusión de
nuevos estatutos ni otras cosas similares, sino un
fuego al rojo vivo para purgar toda la escoria. IrJos
responderán: «¿En qué? ¿Acaso no tenemos la verdad?
26 ¡Me han defraudado!
¿|do tenemos ya todas estas cosas? ¿Acaso no somos
fundamentales? ¿En qué?»
¿Qué es lo que está detras de todo esto, y lo genera?
Como en los días de antaño así también ahora, se ha
perpetrado una corrupción del sacerdocio, se ha
corrompido el pacto por parte de los maestros,
quienes deberían habernos conducido a las cosas
más profundas de Dios.
¿En qué consiste el pacto de Dios? Si comparamos
el capítulo B de Hebreos con Ieremías 31:31 en
adelante, descubriremos que el pacto de Dios con su
pueblo para esta dispensación es un avance sobre el
antiguo pacto. Aquel era un pacto por el cual Dios
estaba casado con su pueblo, y ellos debían guardar
leyes exteriores, palabras escritas sobre tablas de
piedra, mandamientos expresados para ser
claramente oídos. La relación cle casamiento debía
ser mantenida entre el pueblo elegido de Dios y Dios
mismo en ese pacto, por medio de la obediencia a
dichas leyes.
¿Qué es el nuevo pacto? Reza así: «Pondré mis leyes
en Ia mente de ellos, y sobre su corazónlas escribiré»
(He. B:10), y la relación del pueblo para con Dios en
el nuevo pacto será por medio del nuevo nacimiento,
con una verdadera afinidad y maravillosa
identificación. Ya no estoy ligado a Dios en el sentido
de mantener una relación por medio de la obediencia
a una norma de conducta exterior, sino en la unión
de un hijo para con su Padre, siendo renacido por su
EspÍritu. Esta ley no me es dada desde alfuera sino
que ha sido escrita en mi mente y en mi corazóÍl.
¿I.üo hasido corrompido ese pacto? Mejor dicho,
¿no se ha corrompido el cristianismo? Si un hombre
comiertza a hablar acerca de limpieza interior, de la
El espíritu de la época 27
necesidad de una limpieza de la naturaleza por
sangre y fuego para poder vivir en comunión con
Dios, ¿cuántos habrán que de inmediato
responderán: «Estas son cosas imposibles»? Mientras
los maestros corrompan el pacto enseñando un
regreso al legalismo judaico, rebajando y diluyendo
las tremendas demandas del nuevo nacimiento y de
una vida verdaderamente espiritual, las gentes
continuarán complaciéndose en tener la forma más
negando el poder.
Existe, por lo tanto, una estrecha relación del
mensaje de Malaquías y el espíritu de su época, con
el espíritu que prevalece en nuestros días. Hubo una
degradación del nivel de las demandas diünas por
parte de los sacerdotes empleando esta última
palabra en su sentido divino como el de mensajero
de Dios y el pueblo se jactaba con demasiada
frecuencia de la corrección de sus teorías de culto y
de su super ortodoxia, mientras que en lo profundo
de su propia naturalezay ante los ojos del Dios que
todo lo ve, sencillamente estaba «negando el poder»».
Entremos solos en su presencia, eo esa presencia
que es luz, luego y vida, y abandonando la
complacencia de una religión convencional, digamos
ante esa terrible presencia: «Oh, Dios, sálvame de
tener sólo un punto de üsta correcto. Guárdame de
esa curiosidad que sólo desea saber por el hecho de
conocer y que ha arruinado mi vida. Haz de mí y de
mi carácter,lo que realmente quleres que seo..»

3 y leer en Malaquías 1:6: «El hijo honra al padre, y el
Los reclamos de Dios
EN coNrRA DE ESrE pueblo formalista y autosatisfecho,
por medio de su mensajero Dios expresó siete
reclamos que pueden sintetizarse de la siguiente
manera: profanidad, sacrilegio, avaricia, negligencia
en el servicio, honra del vicio o sea Ia traición contra
el pacto del cieio, robo a I)ios y blasfemia contra Dios.
A cada uno de estos reclamos respondieron con las
palabras «¿En qué?» Hxiste una profanidad que es
mucho más repudiable que la de los bajos fondos; un
sacrilegio mucho más terrible que el de entrar en un
lugar sagrado y hurtar utensilios del culto; una
voracidad más atrozque la del hombre que no profesa
piedad alguna y que abiertamente rinde culto a
Mamón; una negligencia en el servicio cuya iniquidad
excede a una abstención completá del mismo; una
forma de traición por medio de honrar al vicio que es
más despreciable que un abierto complot para
destrona.r a Dios, ro importa cuán diabólico sea; una
clase de robo que es más detestable que hurtar el dinero
de las ofiendas que se han depositado en el cofre del
Altisimo; un tipo de blasfemia que comparada con la
repulsiva blasfemia que oímos en las calles, hace
aparecer a esta última como obtusa e insignificante.
2B
Los reclamos de Dios 29
I,,n PROEANIDAD
Para considerar el primero de los reclamos será
necesario volver a Ia primerapágina de esta profe cia
siervo a su señor. Si, pues, yo soy padre, ¿dónde está
mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor?»
Luego, erl el versículo 7: «Ofrecéis sobre mi altar pan
inmundor, y la última frase del versículo nos dice:
«Pensáis que la mesa de Iehová es despreciabler.
Aquí encontramos que estepue§lo se dirige a Dios
comp 1P4dr.g))"pero sin darle honor alguno. También
fr iiá*a isónór,
-¡ pero no démuestrá"tener ningún
t-emor de §1. Además considera que su mesa es
(gpteciabG,"colocando sobre ella pan inmundo. Sin
embargo, al oír el reclamo del profeta, responden:
«¿En qué?» Vale decir que están perfectamente
satisfechos de que Dios es su Padre. Su posición es
absolutamente ortodoxa. It[i por un instante disputan
el hecho que Dios es su Señor, y aun están dispuestos
a -c-efnp-atir pgr esta posición, si alguien quisiera
rebatirla. Sin embáigo, Dios les dice: «Me llamáis
Padre, I rre llamáis Señor. ¿Dónde está mi honra?
¿Dónde está mi temor?»
Traen su pan al altaryyo pienso que si tuviéramos
la oportunidad de analizarlo no lo hallaríamos
contaminado en el sentido literal de la palabra. Con
sorpresa en nuestravoz, exclamaríamos: <<¡Ese pan no
está contaminado!» §:n embargo, euedó
contaminado por las mismái manos que lo colocaron
sobre la mesa. ¿En qué consiste la profanación? La
raíz del significado de la palabra es: «alejado del
templo» (pro, del; fonLtm, templo), y su uso se ha
generalizado para señalar cosas no sagradas sino de
uso común.

30 ¡Me han defraudado!
Este pueblo era culpable de la profanidad en el
peor sentido de la palabra ya que se apropiaban de
la relación que los nombres involucraban:, Padre,
«horlÍÍr»,'Señor, «temor», pero estaban lejos de
temerle, no le atribuían honra alguna salvo con vanas
'""'\
palabras, credos y obras exteriores. Así degradaban
las cosas sagradas de Dios y las rebajaban al nivel de
la mediocriáad, al punto de hacer la afirmación: «La
mesa de lehová es despreciabler.
Ningún hombre contaminado puede ofrecer pan
puro sobre el altar de Dios. Al recibir o rech azar las
ofrendas, Dios las mide por el carácter de la persona
que las ofrece. Pensemos en la siguiente ilustración.
Con frecuercia se ha cuestionado por qué la ofrenda
de Abel fue aceptada y la de Caín rechazada. A veces
se explica este hecho diciendo que Abel fue aceptado
porque trajo un cordero, y que Caín fue rechazado
porque trajo del fruto de la tierra. Laverdaderarazón
es que Abel era justo y Caín injusto. Ambos hombres
trajeron de las primicias de su labor y peculiar
vocación. Sé que hay otro aspecto del tema lleno de
interés, y es que la misma justicia de Abel le habló
sobre su necesidad de un sacrificio y por eso se sintió
impulsado a ofrecer un cordero. Sin embargo, la
ofrenda de Caín fue rechazada porque Caín había
sido rechazado, y la de Abel aceptada, porque Abel
había sido acepto delante de Dios. En el caso
particular que denuncia Malaquías, los hombres se
aproximaban a la mesa y colocaban sus ofrendas
sobre ella diciendo: «Padre» y «Señor», pero antes de
llegar a la mesa no habían rendido ningún honor al
Padre, ni habían demostrado temor alguno hacia eI
Señor. Ellos mismos no eran aceptos, y por lo tanto,
sus dones habían sido rechazados.
Los reclamos de Dios 31
La profanidad en su máxima expresión se ha de
encontrar en el servicio externo, en los mismos
tabernáculos del Altísimo. Hoy es la profanidad de la
cristiandad. No me refiero a la profanidad de la
Iglesia. .L-a Iglesia y Ia cristiandad son doé coSás*
distintas. La cristiandad es la expresión exterior del
cristianismo que ha difamado a Cristo y ahuyentado
a las masas de gentes de nuestras orden anzas y
lugares de culto. NIo hay profanidad más detestable
que la de expresión ortodoxa y corazón heterodoxo.
I)ones presentados a Dios por manos impuras son en
sí impuros, pues Dipls sólo acepta la ofrenda en la
medida en que ha aceptado al dador. La ofrenda que
traemos a Dios es la verdadera expresión del valor con
que avaloramos el altar. Si un hombre dice: «Yo honro
el altar de Dios», y a continuación coloca sobre el
mismo algo que su propia vida ha contaminado, su
verdadera apreciación del valor del altar no está en
Ia decláración que ale Ba, sino en la ofrenda
contaminada que depositó. Esta consideración
debería hacernos meticulosamente cuidadosos en lo
que respecta ala forma en que ofrendamos a Dios, y
salvarnos de la herejía de las herejías, que consiste en
imagniar que podemos negociar nuestra aceptación
pof medio de nuestras ofrendas. Dios recibe y rechaza
todos los dones del hombre en la medida en que ha
recibido o rechazado al dador.
Si esta aseveración es correcta, ¿cuántos dones y
ofrendas colocadas sobre el altar han sido rechazadas
por Dios?
¿No es toda esta profanidad dentro de la
cristiandad del día de hoy terriblemente más profana
e insidiosa en sus malvadas influencias que la
profanidad de las villas miserias?
32 ¡Me han defraudado!
Er SecRILEGIo
El segundo reclamo divino se encuentra en el
versículo B del mismo capítulo:
Y cuando ofrecéis el animal ciego para el
sacrificio, ¿ no es malo ? Asimismo cuando
ofrecéis el cojo o el enfermo, áno es malo?
Preséntalo, pues, a tw príncipe, ¿ acaso se
agradará de ti, o le serás acepto? dice lehouá
de los ejércitos.
Aquí hallamos un movimiento progresivo de la
maldad, algo que excede a la profanidad, a saber, el
sacrilegio. Esto brota inevitablemente de la
profanidad. Estos hombres están ahora ofreciendo a
Dios en forma absoluta, lo ciego, lo cojo y lo enfermo.
El requerimiento divino según la ley mosaica, era que
el cordero que se colocaba sobre el altar debía ser «sin
defecto», o sea, de lo mejor del redil, pero estos
hombres habían perdido el sentido de lo que
significaba la adoración, pues guardaban lo mejor de
I.amajada para sí, y traían al altar el animal cuyo
aspecto mismo produ cía desprecio, sencillamente
para mantener la forma del sacrificio y la apariencia
que tanto codiciaban. Dios les llama a hacer cuentas
por esta su mezquindad y les dice el
agudo sarcasmo de las palabras-observemos
que emplea el
profeta-:
Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿aca.so .se
agradará de ti, o le seras acepto? (1:B).
¿Por qué presenta Dios esta queja? Porque las
ofrend que presentaban sobre el altar no eran de
Los reclamos de Díos 33
ningún valor para los hombres que las ofrecían. No
les costaban nada, y p"igg, giempre evalúa la ofrenda
por lo que cuesta al dadoi"y no por el valor intrínseco
de la misma. ¿Hemos aprendido esta lección, aun en
nuestros días? Esta lección fue subrayada por el Señor
Iesús cuando «vio a los ricos», los descendientes
directos de los hombres a quienes Malaquías
profetizaba, «eue echaban sus ofrendas en el arca de
las ofrendas» (Lc. 21:L). Él no evaluó una sola ofrenda
por su valor intrínseco, sino por lo que Ie costaba al
alma que la ofrendaba. Los ricos echaban lo que les
sobraba. vio cada una de las ofrendas, reconoció su
valor, y en cada caso estaba consciente del valor que
el mercado les asignaba. Pero luego vino una viuda
que era muy pobre y echó dos blancas. Escuchemos
ahora la evaluación del Señor del tesoro, Aquel a
quien las ofrendas son ofrecidas. ¿Qué fue lo que dijo?
¿«Esa muj er hizo bien»? Irdo. Dijo algo mucho más
contundente. ¿Dijo acaso que había ofrendado más
que cualquier otro hombre? No. Lo que el Señor dijo
fue: «está viuda pobre echó más que todos> (Lc. 2L:3).
En efecto dijo: «T[aigan todas las ofrendas que fueron
depositadas en el arca hoy, y júntenlas y verán que
estas dos blancas pesan más que todas las demás
ofrendas en conjunto».
El Señor midió el don como siempre lo hace, por
una evaluación de lo que le cuesta al dador. Los
hombres que habían depositado en el tesoro parte de
su abundancia, no habían sacrificado ninguno de sus
lujos cuando regresaban a sus casas. En su ofrendar
no había elemento alguno de negación propig., y cada
uno de ellos podríá decir como muchos t oy ctía
también podrían hacerlo: «Ir[o echo de menos lo quc
d_oyr. A los tales permítanme decirles, Dios no lcs
 ¡Me han defraudado!
agradece sus ofrendas. La viuda sí que sintió la
ausencia de sus dos blancas. Representaban su
alimento, el único alimento que podría haber
obtenido, y por el hecho de haberse sacrificado, Dios
aceptó y valoró su ofrenda infinitamente más que
cualquier otra. ¿Qué es 1o que revela un sacrificio? |do
una búsqueda e§oísta de un favor sino la estima de
aquél a quien la ofrenda es entregada.
Siempre hemos considerado que un sacrilegio
consistia en violar un templo y hurtar elementos
destinados al culto. No es asÍ. En realidad es entrar en
un templo y colocar algo en el lugar de las ofrenda,
sea esto un arca, una bolsa o un platillo. No olüdemos
esto. El sacrilegio consiste en darle a Dios algo que
nada nos costó porque pensamos que Dios no 'oále
nada. Dios busca a quienes colocan en su altar un don
qr.r* les cuesta privación o sacrificio.
Los hombres constantemente están trayendo a la
iglesia la cosa que no les sirveri.'Gracias al Señor, se
ofrecen todavíamuchas ofrendas que son el fruto de
un sacrificio, pero hoy día se comete también una
enorme cantidacl de sacrilegios que consisten
sencillamente en ofrenda que no significan un
sacrificio para el que la ofrece. Ofrecemos a Dios, en
Ia Iglesia, cosa que jamás ofreceríamos a nuestros
gobernantes. Esto es un sacrilegio. Si la ofrenda en la
iglesia de Dios hoy fueran de la calidad del don que
depositó la viuda hace ya muchos años, la obra del
Señor jamás tendría que salir a mendigar a hombres
y mujeres que están fuera de la iglesia.
La aveRrcrA
En Malaquías 1:10 Dios le pregunta al pueblo:
«¿Quién hay de vosotros que cierre la puertas o
Los reclamos de Dios 35
alumbre mi altar de balde?» Esta es la más terrible
denuncia de la avaricia que encontramos en todo el
libro. Estas persona abrían la puertas del templo y
encendían la lámpara sólo porqüe esperaban obiener
una ganancia. En cada don que preséntaban sobre el
altar, y en cada acción que realizaban, había un motivo
ulterior. El serücio a Dios se había degenerado en la
esclavitud a ü, apasionado interés egoísta. Abrían
puertas y encendían fuegos tan sólo para asegurarse
una recompensa. Esta denuncia está hecha en forma
de interrogación, y sólo me limitaré a aplicarla de la
misma manera a la generación actual. uáeuién hay de
vosotros que cierre las puertas en forma gratuita?» ¿por
qué le ofrecemos servicio a Dios? Responderé
asumiendo el punto de vista más loable y iolemne:
¿Porqué esperamos una recompensa en el futuro? si
así lo es, estaremos transitando peligrosamente cerca
de esta terrible manifestación de avaricia.
Dios desea hombres que le ofre zcan servicio sólo
por amor a Ét aunque nunca reciban una
recompensa. Recordemos aquella gran frase de lob:
«Aunque él me matare, en él esperaré» (I3:5). con
frecuencia este pasaje se interpreta erróneamente
como si Iob estuüera diciendo: «Si me matare, todo
estará bien. Habrá algo más allá,y nada perderé». Esta
no es la interpretación correcta. La palabra «matare»
penetra hasta la más profunda realidad de su ser y lo
que Iob quería expresar es: «Aunque élme matare ...)),
no «aunque él permita que mis enemigos me maten».
«Aunque no haya un futuro para ffií, y aunque nunca
le llegue a ver sobre el trono, aunque me elimine, aun
confiaré en él». Esta es una confianzamagnífica que
se remonta muypor encima de aquella confi anzaquc
espera una recompensa.
36 ¡Me han defraudado!
Por supuesto que nos referimos a niveles
espirituales superiores a los que se podía pretender en
los días de Malaquía, pero debemos tenerpresente que
estamos viviendo en una dispensación mucho más
elevada que aquella. Nuestro servicio, ¿es humano o
divino? Si ofrecemos el vaso de agua esperando la
recompensa, es como si no lo diéramos. Cuando
ministramos a personas enfermas o encarceladas, si lo
hacemos para que É1 nos dé su aprobación en un día
futuro, es como si no Io hiciéramos. Dios está pidiendo
una entrega de nuestras üdas a É1 que se expresa así:
«Derramamos todo a tus pies, y si tú nos coronas, nos
regocijaremos, pero sólo por el hecho de disponer de
una corona para arrojarla a los pies de Cristo». Cuando
un hombre alcanza este estado interior, la avaricia se
ha esfumado de su servicio. La mejor aplicación de este
estudio es sencillamente formular la pregunta:
«¿Quién hay de vosotros ...?»
El I.ASTIDIO EN Et SERVICIO
Ahora nos referiremos al verso 13 del mismo
capítulo:
Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto!
y me despreciáis.
En la vida de estos hombres es dable observar un
proceso de degradación. La profanación, el sacrilegio,
la avaricia y ahora el fastidio y el aburrimiento. Si el
hombre está buscando una recompensa cuando cierra
una puerta o enciende una lampara, pronto se cansará
y dirá: «¡Oh, qué fastidio!», y lo despre ciará. Por otra
parte, si pone todo su esfuerzo y energia buscado el
reino por lo que es, nunca se quej ará de fatiga.
Los reclamos de Dios 37
creo que ésta es una de las características más
sobresalientes de esta época. Los grandes principios
se revela en cosas pequeñas y de maneras
inesperadas, y la cristiandad está diciendo: «Esto es
fastidioso»», no en palabras, pero sí ciertamente por
medio de los hechos. El ritualismo es la cristianáad
que dice: «Dios es fastidioso. Dios es cansador,), de
esta manera le desprecia. La preocupación poi lut
!
vestimentas eclesiásticas, el incienso y áemás
elementos para rituales, ¿qué significan?
Sencillamente que los hombres se han cansado de
una adoración espiritual y procuran satisfacer y
agradar la parte sensual de su nat uraleza. Los días
rudos de nuestros padres que se reunía para adorar
en establos, se sentaban fríos y preocupados en largos
conflictos espirituales con Dios, y se ocupaba en ,rru
adoración genuina de Dios, han desaparécido. Ahora
procuramos más que nada la estética, y cuando
demandamos la estética estamos diciendo que la,
verdadera adoración es fastidiosa, y pedimos qLe las
cosas sean más sencillas y más fácilás-. Aun las iglesias
no tradicionales no están exentas de esta trampa.
Todo el clamor profano e impío pidiendo sermones
más cortos y más amenos es evidencia que los
hombres están diciendo: ¡Qué fastidio es esto!
Muchos creyentes que no objetarían escuchar
atentamente una largá ópera, miran sus relojes y se
ponen inquietos si el predicadór se excede, por unos
pocos minutos, de lo que se considera (Lue es su
tiempo asignado.
Este es un problema serio, muy serio. cuando los
hombres se cansan de escuchar y meditar en las cosas
de Dios, el mal está adentro. En el fondo existe la
avaricia y detrás de ella el sacrilegio, y detrás de é1, l¿r
3B ¡Me han defraudado!
profanidad. Examinemos nuestros corazones, y
veamos si las cosas de Dios se han transformado en
un mero deber, en una carga, de la cual nos
desprenderíamos si pudiéramos, y qug sólo la
soportamos para mantener una apariencia.
( i
:"
I,nrnerclóN
En el capítuloZ,verso L7 , encontramos aun algo más:
Habéis hecho cansar a lehouá con uuestras
palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado?
En que decís: Cualquiera que hace mal agrada
a lehouá, y en los tales se complace; o si no,
¿dónde está el Dios de justicia?
¿Qué quisieron decir con esto? En efecto lo que
decían era: «Nuestro Dios es un Dios de amor, y por
lo tanto no habrá un juicio. Ese hombre que usted
dice ser malo es buero, sólo que usted no lo conoce.
Dios encuentra satisfacción en é1.»
Esta actitud excede al fastidio y al desprecio. Es una
abierta traición en su peor expresión. Equivale a
condonar y aun excusar el pecado. Constituye un
intento de disimularlo, como si no tuviera
importancia. Cuando el hombre comienzaa excusar
el pecado, y decir que realmente no tiene
importancia; cuando dice que Dios se deleita en
aquellos que practican la maldad y que no habrá un
juicio para condenar al pecador, entonces ese
hombre es culpable de grave traición.
[Jna vez mas debemos señalar que este es uno de
los pecados que se practica y que prevalece en nuestro
tiempo actual. A quien me señale un pueblo o grupo
de personas que se ha cansado de un cristianismo
Los reclamos de Dios
39
robusto buscando sólo un culto estético, le podré
decir
que tiene delante suyo a un núcleo de personas
para
quienes la mención de" un juicio divino les rezulta
intolerable. ¿Qué es lo que están haciendo tales
personas? Están rebajando el nivel del gobierno
divi,o,
y tan pronto un hombre que está denlro de la
Iglesia
comete este pecado, se constituye notoriarnente
culpable de la más grave traición contra Dios. i
Toda esta filosofía acerca de Dios, como de un
Dios
de amor que pasa por alto liüanamente el pecado,
no
es ni más ni menos que una equivocada
interpretación de lo que es el amor. El amor es el
declarado y eterno enemigo del pecado, y en el
instante en que Dios comen zaraa excusar el pecado,
como ét trombre es tan propenso a hacer, dejaría
de
amar al hombre. procuremos aplicar esto
personalmente, o por lo menos yo lo haie así.
Si Dios
excusara mi pecado y permitiera que yo continuara
en él diciendo: «Bueno, es una persona débil e
imperfecta, no importa», Dios mismo, con tal acción,
estaría asegurando mi ruina. precisament€, por
ser
un fuego consumidor y porqu e jamás ha firmado
un
armisticio con el pecado, ya sea en la esfera de su
reino o en cualquier lugar del mundo, Él es un Dios
de amor. Tan pronto como alguien comience
a decir:
«¿Dónde est á el Dios de justicia?», (z:LZ)
, comete el
pecado de grave traiciór, y personalmente pienso
que éste ha sido un pecado popular por muchos
años.
Los hombres que Dios ha utiliiado en todos los
tiempos han sido hijos de fuego, Ír la par que hijos
de
consolación. ¿Quiénes fueron lós hijos de .órrrolación?
Fueron Boanerges (Mr. J:z), hijos del trueno, y ningún
hombre puede llegar a ser un verdadero hijJ¿"
consolación si no es a lavezun hijo del trueno.
40 ¡Me han defraudado!
Para que un hombre sea tierno y compasivo con
el pecador, tendrá primero que adquirir una visión
clara y aguda del pecado como una monstruosidad
de los siglos que jamás puede ser tolerada. Es falsa la
concepción del amor que imagina que Dios no es un
Dios de juicio.
Er noso
En el capítulo 3, versículo B, tenemos el siguiente
reclamo:
¿Robará el hombre a Dios? Pues uosotros me
habéis robado.t
¡Qué terrible denuncia! ¿Cómo le habían robado?
Ellos preguntaron: «¿En qué te hemos robado? En
vuestros diezmos y ofrendás». En otras palabras,
había una demanda divina que Dios había formulado
a este pueblo. El diezmo le debía ser entregado a El, y
ellos habían respondido a esta demanda. Alguien
dirá: «Si eso es lo que había pedido Dios, seguramente
es lo correcto>». Irüo nos engañemos. Constantemente
oímos decir que Dios demandaba el diezmo. Esta no
es toda la verdad. Dios demandaba el üiezmo como
el mínimo y ellos, despreocupadamente, le hab ian
dado lo que El les había reclamado-el mínimo-en
diezmos y ofrendas. Le habían robado a Dios en que
no habían respondido a la demanda divina en-,eI.*'
.espiritu que había sido formulada. Habían ofrecido
lo que estaba estrictamente permitido por reglay pp;
ng;,np_pr perg no en el espíriiu del amor.
1. Comparar la versión Dios habla hoy donde dice: «¡Me han
defraudado!»
Los reclamos de Dios
4I
¿cuál es la demanda divina hacia la cristiandad, o
mejor dicho, hacia los cristianos? Dios no está
pidiendo un diezmo. Algunos ofrendan una décima
parte de sus ingresos y esto puede ser lo correcto
en
algunos casos, pero no en otros. Algunos no tienen
por qué dar el diezmo, pues son demasiado pobres,
mientras que otros están robando a Dios al solo dar
una décima parte de sus ingresos.
Hace un tiempo conocí una congregación en la cual
había un hermano de holgada posióióñ que ofrendaba
semanalmente una suma nominal. Dótrás suyo se
sentaba un hermano de condición muy humilde,
casado y con cinco hijos. fi ofrendaba el diezmo de su
ingreso, que no era más que el salario básico de un
obrero. ¿Quién ofrendaba más? I\o quiero sugerir esto
como una práctica aconsejable, pero yo le dije al
hermano que se «sentaba detrás»,
eue no era justo que
él ofrendara el diezmo de su magro ingreso cuando
tenía que sostener en su familia a una esposa y cinco
hijos. En cuanto al hombre de uadelánte», poco
podemos decir. su ofrenda representaba en
comparación la quinta esencia del egoísmo. El diezmo
estará bien si es lo que uno siente. Siinvolucra falta
de
consideración para aquellos que están a nuestro cargo,
estará mal. Si está fuera de proporción con mi holguáo
volumen de ingresos, entonces estarámuymal. No creo
que el diezmo sea algo sobre lo cual debamos insistir.
Dios demanda todo. Todo lo que somos debe ser suyo.
Cada monedl émpleada fo*".g"iil;ñffi¿;
robaq en esta dispensación"n
de la gracia. como yu h"-r,
mencionado al,g.g.gribir sobre el sacrilegio, jamás será
necesario tener que mendigar dinero á Aiablo para
hacer la obra de Dios, si el pueblo de Dios ofrenclar¿t
como corresponde y dejara de robar a Dios.

42 ¡Me han defraudado!
Le nrnsFEMIA
En los versículos 13 y 14 de Malaquías 3 hallamos
las palabras:
vuestras patabras contra mí han sido
uiolentAs, dice lehouá.Y diiisteis: ¿Qué hemos
hablado contra ti? Habéis dicho: Por demás es
seruir a Dios. ¿Qué aprouecha que guardemos
su ley, y que aidemos afligidos en presencia de
Iehouá de los eiércitos?
Este es el pecado de blasfemar. ¿En qué consiste
la blasfemia? La palabra significa hablar
injuriosamente. Decir algo que herirá alapersona a
qúi"n se habla. Los hombres han llegado a emplearla
mayormente con relación a cosas divinas. Blasfemar
equivale a decir aquetlo que injuria a Dios, su causa
y i, reino. A estas personas Dios dice: «Vuestras
palabras contra mí han sido violentas». vale decir:
unan blasfemado violentamente contra mí». Ellos
preguntan: «¿Qué hemos hablado contra ti?» Dios
proligue diciendo: «Habeis dicho: Por demás es serür
á pioi. ieué aprovecha que guardemos su ley y que
andemos afliglaos (enlutados, según l{ueua Biblia
Española) en presencia de Ieh ová? ¿Qué beneficio
sacamos de todo esto?» ¿pensamos que decían esto
en forma explícita y verbal? ¡Por supuesto que no! Ni
por un instante podemos imaginarlo'
La más extrema expresión de blasfemia es una
descripción engañosa de Dios por parte de personas
que profesan amar Su nombre y aparentan esperar
con ün deleite exhuberante la venida de su reino. El
hombre que blasfema abiertamente y que de pie y
con cara al sol grita: «Yo odio a Dios» es rnenos
Los reclamos de Dios 43
peligroso en cuanto a la influencia que su vida pueda
ejercer, eue el hombre que dice amar a Dios pero üve
desobedeciéndole. La blasfemia que debe temerse es
aquella que en una congregación se une para decir:
«Hágase tu voluntad, venga tu reino», mientras que
en su vida está constantemente evadiendo la
voluntad de Dios y negándole el derecho de reinar
dentro de é1. ¡Oh hermanos, si la Iglesia creyera en el
reino y en la voluntad de Dios, y si toda la Iglesia de
Cristo rogara el próximo domingo, en el poder del
Espíritu y con incuestionable honestidad esta
oración, córno se aceleraría la venida del reino de
Dios! Es la blasfemia dentro de nuestro círculo
inmediato, de hombres y mujeres que oran pero no
creen en el reino, la que estorba y por esto la Iglesia
se ha tornado en un diletante deprimente en el
consejo de los reyes y gobernantes, haciendo poco o
nada en su capacidad corporativa p ara elevar el
mundo hacia el cielo y hacia Dios.
Sin embargo, hay almas en el día de hoy que
forman el núcleo de sus elegidos y de quienes
hablaremos hacia el final de este libro, a quienes Dios
está utilizando para establecer sus propios
fundamentos, y hacer su obra, antes de la venida del
Maestro a su Iglesia. Lamentablemente, la cristiandad
en general no ha creído ni actuado en base a las
enseñ anzas del Maestro. Estoy consciente que este
cuadro es deprimente, pero si el lector puede
vislumbrar uno más optimista, reconozco que está
logrando algo de lo cual yo soy absolutamente
incapaz. Ir[o obstante, no nos formemos conceptos
finales hasta que hayamos completado esta serie clc
estudios. Existe en la Iglesia una luz mas brillantc
ahora de lo que ha sido en las décadas pasadas.
 La actitud diuina 4lt

En estos dos pasajes, el primero declarando lir

carga del profeta y el segundo describiendo el desafío
de lehová, encontramos el llamado de amor hacia el
4 pueblo. Debemos recordar las condiciones que
La actitud diuina, prevalecían pues constituyen un notable recuadro
para nuestro estudio. Eran homtres y rnuj,eres que
estaban totalmente satisfechos consigo mismos, y
que sin embargo, al observarlos, I)ios los acusa de
sacrilegio, profanidad, avaricia y las demás cosas que
ya hemos considerado. ¿Qué es lo que Dios tiene que
decir a un pueblo en estas condiciones?
Profecía de la palabra de lehouá contra Israel'
por medio de Malaquías.Yo os he amado, dice Er 4rytoR Iu,ovÁ
DE
Iehouá (1:1-2). «Yo o_s he amado, dice lehová.» Esta frase es
que infinitamente más fuerte de lo que aparenta a
Esrn FUE LA PALABRA global que Malaquías tuvo
Todas las primera vista. El sentido es: «Os he amado, os amo y
proclamar. ¡El amor d. Dios! Tal es la carga.
relacionadas con los os he amado, dice Iehová>».La.dgclaración fue hecha
palabras que les fueron dirigidas
cuando el pueblo estaba en medio de su pecado y
detalteryiur condiciones de su vida, surgen de este
el negligencia, en el día en que tuvo que plantear su
hecho. En el capítulo 3, versos 10-12 encontramos
reclamo tan severo y penetrantc, y sin embargo les
llamado divino:
dice: «Yo os he amado, dice Iehová». Esta es la cgrga
al alfolí y haya de la palabra del Señor a Israel por medio de
Traed, todos los diezmos
y probadme ahora en Malaquías. Vino para advertirles que se avecinaba un
alimento en mi casa;
si no os abriré día, ardiente como un horno, en el cual toda la
esto, dice lehouá de los eiército.s,
hoj arasca, g e rí9* quemada p o rqu"
las uentanas de los cielos, y derramaré sobre .
P-i"9. l"§ amab a.
que sobreabunde' Todo mens ale ya sea de juicio vénidero o de
uosotros bendición hasta
Reprenderé también por uosotros al bendición, es un mgns3j.__e**g_ápor. Sea expresado crr
palabras que suenan duras, hirientes y severas,
rJeuorador, y no os destruirá el fruto de la
revelándoles su real condición, o en palabras tiem¿rs
tierra, ni uuestra uid en el campo será estéril,
de consuelo y de afecto conmovedor.
dice lehouá de los eiércitos. Y todas las
Si consideramos el reclamo que Dios hacc rltr
naciones os dirán bienauenturados, porque
honor y temor hacia Él por parte del pueblo, cstii
seréis tierra deseable, dice lehouá de los
basado en el amor.¿mJggg.pjos Égr*A que su puclrlo
eiércitos.
44 le honre? ¿Por qué está deseoso de que le tctn¿r tr'! ¡,' l ¡rlr
 ¡Me han defraudado! La actitud diuina 47
46

sóIo para glorificarse a sí mismo? f'do, tilq

*i: bien pueblo de Dios he dicho para mí mismo: «Si yo f'uct'it
puruLl biánestar y Ia bendición del pueblo' Alguno Dios» los hubiera borrado del mapa. Esto prueba rlc
'páára preguntar: u¿Acaso no es una prerrogativa mánera concluyente que ni Le iallierrr", ni quicrr
divina la de buscar su gloria? ¿Dios no est4 buscando escribe sabe lo que están diciendo cuando proponen
su gloria constantemente?» Debemos responder tal hipótesis. Cada vezque intentamos abordar temas
enfáticamente que sí, pero ¿qué queremos signifigal relacionados con la sabiduría infinita, no hacemos
cuando decimos que Dioi busca ser gtorificado? otra cosa que dar un osado salto en la oscuridad. Cada
A veces me inclino a pensar vez que nos enfrentamos con un método divino que
¿Cómo se gloriflca á Oios?
q,r" nuestro concepto de estar en el cielo y cantar no podem os razonar o comprender, lo único que
alaban zas a Dios, €s que le va a agregar algo a l)ios' cabe es reconocer el motiVó, que es sencillamente
a Diot'fi siquiera nuestra finitud ante un Dios infinito.
¡Iamásl N-*dA.qe le préd"
agregar
un p.q*"R,í iaz á" fulgoi poara ser añadido a la <«Cuarenta años estuve disgustado con la nación»
hermosura de su caráctár. I.üada podrá sumarse a la (Sal. 95:10). Si leemos la historia de los cuarenta anos

pfánitud de su amor. ¿Cómo, entonces, podemos veremos qué clase de tratos les dio. Los alimentó; los
glorificarle? Dios es glorificado en la rearización acomp añó todos los días; soportó sus murmuracio-
de gracia y de amor nes y los esperó pacientemente. Sufrió toda su
flerfecta de todos sus propósitos
en su pueblo. rebelión con coÍazón longánime. Los protegió
La margarita que levanta su cabezadel césped
paf duráiiteJg,s-ggilias de la noehá, y los esperóál claráut
saluda, uü"y aet día glorifi ca aDios, pero ¿acaso le .aüffiá"'"puru acompañarlos y guiarles todos esos
agrega lustre a la divinidad? Sin duda que llo' SÓlo es años. Años en los cuales estuvo disgustado con ellos.
y,hu-." lo que Dios quiso qxe hiciera y Diot--"t Iamás olvidemos esta carga de amor que el Señor
glorificado pot la real iiaclÓn de su propósito en ella' sintió por ellos. ¿I.üo es estaactitud de Dios la que hace
que te
Lo mismo acontece con nosotros. Plos qlriere 4parecer,.másdetestable la actitud del pueblo? ¿No es
honremos y temamos porque al hacerlo estamos ésta la clave del libro que caract ertzaa toda la profecía
a veces su de Malaquías, de tal manera que su mensaje no es
;*piilndá su propósiio. ¿not qué apJica Irtunca por una mera endecha como aparenta ser si sólo leemos
vara sobre sus hijos errantes y extraviados?
el só1o hecho de hacerlo, sino por la absoluta la condición en que vivía y la forma en que sc
necesidad de forjar su carácter. Las palabras más comportaba el pueblo sino u{1*9*{igq".§e triunf'o,
severas de Dios al hombre, y su disciplina más
sevela precisamente porque Dios dicé:'iiTe hé árñádói,? Ijsra
manifestan de una manera perfecta su permanente es la clave de toda la profecia, y teniendo presentc cl

e invariable amor. Procuremos rememorar

en forma recuadro de nuestras meditaciones preüas, ¡con r¡trir
rápida la historia del puebfo de Dios, Israel. Ricardo hermosura y brillantez se nos presentan la ternut'Ír y
el hbro titulado: «si yo fuera el amor de Dios al oír esta palabra del profeta!
Le Gallienne escribié
Dios». Con frecuencia, al leer la historia del antiguo Esta no es ni más ni menos que un¿l palirlx'¡r
48 ¡Me han defraudado!
eterna. C,&dá', palabra, cada' "hecho, y, cada
.
movimientó de Dios hacia el hombre, es uná acción
de infini-to'ámor. No siempre los hombres han
comprendido esto con la claridad con que lo hizo
Malaquías. Los predicadores pueden olvidarlo a
veces. Sin embargo, la verdad es que todo hombre
llamado por Dios para ser mensajero de las cosas
divinas, puede acercarse a las almas a quienes habla
y decirles: «Carga de la palabra de Dios para fi; Te he
amado, dice el Señor»».
Er pnsapró nn Dros
Tornémonos ahora de la palabra clave de la
profecía, y consideremos este llamado especial de
Dios. Ét fraUía formulado un reclamo. Había oído sus
respuestas expresadas perpetuamente en ese
monótono y terrible: «¿En qué?» Ahora les dice por
boca del profeta:
Traed todos los diezmos al alfolí y haya
alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice Jehouá de los ejércitos, si no os abriré
las uentanas de los cielos, y derramaré sobre
uosotros bendicíon hasta que sobreabunde.
Reprenderé también por uosotros al
deuoradon y no os destruirá el fruto de la
tierra, ni uuestra uid en el campo será estéril,
dice lehouá de los ejércitos. Y todas las
naciones os dirán bienauenturados; porque
seréis tierra deseable, dice lehouá de los
ejércitos (3:10-12).
En estos tres versículos tenemos cuatro notas
resonantes:
La actitud diuina
4|t
1. El llamado de Dios:
«Traed los diezmos al alfolí.»
2. El desafío de Dios:
«Probadme ahora en esto, dice Iehová clc
los ejércitos.»
3. La promesa de Dios:
«Abriré las ventanas de los cielos, de
/
rramaré sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde. Reprenderé también
por vosotros al devorador, y no os
destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra
üd en el campo será estéril.»
4. El resultado:
«Todas las naciones os dirán bienaven-
turados; porque seréis tierra deseable,
dice Jehová de los ejércitos.»
Recordando la condición de este pueblo rebelde
y
a la vez satisfecho consigo mismo, consideremos
el
mensaje que les entrega el profeta.
El llamado
«Traed todos los diezmos al alfolí». Había
drs
aspectos en el pacto existente entre Dios y el puebl,
de Israel- Constituían obligaciones mutuas. S,s
promesas se habÍan formulado en base a cicrt¿rs
condiciones. Si ellos fracasaban en cumplir colr l¿rs
condiciones, el"pacto se quebrantaba. Ellos lrirlrí¡r
fracasado, y sin embargo, en su gracia los llanr«i
Ír u r r¿r
renovación por medio de la obediencia. «'li¿rcrl I or lrs
los diezmos al alfolí». ¿Qué les estaba pirlit:rrrt¡ I)irs

50 ¡Me han defraudado!
en realidad? ¿Es que quería una décima parte de su
trigo, de sus ró¿ites, de sus posesiones, sencillamente
puiu sí, para que É1 los pudiera poseer? Seguramente
q,r" no. P,!r$giA-de,qr4q,*; QcoSg una ptl:ba.que
La étios, nt sélo tiene
A¡ezmo sé}o
Éi'dfezmo
,frorr"rffi"ámot
recQ háüü"éii'ós
iénto de amor, yla únicafuerza
"áo,r*gffi6té¿óno¿i
que es sUficientemente pode-1osa.9*-o para proveer
.i ¿i* ztrrar.es. el reconocimiento de la verdat qy'
contiene esta primera frase de Malaquías: «Te he
amado,,dice lehová,,.,§i este p¡.¡.gblo t9 gl[da que Dio:
les pm,?r.Pr-9*$t.-o*.§"g,-qlviaáry de |1aer los $iezmog' ¡r el
úniCo sóifüé q,r" Úl;s ábiüéba es el servicio de
amor que responde al amor.
Ét piA" *"i ¿iezmo íntegro, (Bt), «todo el diezrlo»
(vrur), QUe esuna traducción mucho mejor que:
nTraed todos los diezmos». Esta última es más bien
una frase matem áticay parece sugerir una religión
mecánica o matemática. «El diezmo íntegro» no sólo
significa el diezmo que produce la tierra y sus
labores, no sólo la forma exterior sino también la
intención interior. «Todos los diezmos» no
neCesariamente Son «el diezmo íntegro)) '
suponiendo que uno de estos hombres tuviera cien
siclos, ¿no fráUra cumplido con el requerimiento
divino cuando traig a diez y los deposite en el arca
para Dios? ¿I{o representan matemáticamente la
dO.i*a parté? ¡Nol Diezsiclos perfectos, tomados de
los ciely colocados sobre el altar, como monedas
legítimué u los ojos del hombre, no eran para Dios
otra cosa que monedas falsas. No constituían el
diezm o ni e Bro >f . ¿ Q U é e s lo. gu*e,falt Ab a?j§d-4*.&&§,
uí
y, nada m-enos que el reconocimiento del amol:. )io
á"istía la respuesta de amor al amor que ?lot
siempre solicita. «Traed el diezmo íntegro'» Hay
La actitud diuina 5t
cosas que al hombre parecen sanas y santas y quo,
sin embatgo, a los ojos de Dios no son más que un
fraude. Existg-*-u;la corrupción mecánica, vacía clc
qmo¡ esencial, que a D,ios le repugna. «Traed el
diezmo Íntegro», y traedlo de la manera correcta,
como el reconocimiento sincero de su. amor.
Cuando se cumple esta condición, recién entonces
los diezmos se.inpeglan a[.alfolí,
El desafro
«Probadme ahora en ésto.» Llegyen a con_o-ce*ff.ne
fespopdiendo a fni amor con sincerg. am:lr;
respondan al amor que siempre los cubre, con amor,
aun cuando están en actitud de rebeldía y viviendo
en el pecado. Por medio de esta correspondencia
serán introducidos a una esfera de amor,
conocimiento y comprensión. «Probadme ahora en
esto». Este fue el desafío divino.
La promesa
«Os abriré las ventanas de los cielos y derramaré
sobre vosotros bendiciones hasta que sobreabunde.,
La fuente de bendición es el cielo cuyas esclusas se
abren. La medida de la bendición es holgada y llegará
al punto Aé sd6iñábundar. Si 1á páIabra hébrea se
trádujera literalmeñte tendría que leerse: «bendición
hasta que ya no quede, (3:10, sI).Es posible que los
traductores y revisores de la Reina-Valera hayan
captado el espíritu verdadero de la palabra, pero al
mismo tiempo es un tanto ambiguo. LJn exposit«lr
osado de antaño ha sugerido que se debiera tradtlcit':
«Probadme ahora en esto, dice Dios, hasta qtlc t'to
haya suficiencia», vq§ decir, continúa diciencl«1, (ltt('
«Dios seguirá derramando bendición hasta t¡rt(: ritt
 ¡Me han defraudado! La actitud diuina fi. I
52

propia suficiencia se agote».r ¿Cuándo se agota? El resultado

qug ésta es la ¿Cuál será el resultado de esta bendición? «Todas
iX,rrr.al El mismo e*poéitor agrega
iigrrru más sorprerl-dente de todo el libro de las naciones os dirán bienaventurados.» Dios dice
Malaquías. Eq una concepción magntfi1,1" cuando que cuando su pueblo se vuelva a Ét trayendo el
no sea posible afirmariiae manéia .ryática ant".!t diezmo, y Él les responda con bendición, h*.Fl*,U¡r
posiblás di.s,crepancias en cuanto a la trad115iq" gran c_gpgengo de,opinión en cuanto a su condicinn,
Lxacta., p *;ry '@ dom'i 611'gg':tg§"*$$i?$s' la Todas las náciones de Ia tierr=q_1¡g*gm.g*_e****_q#tir
,,exhü$á*ut*áia d.el arno' '.,@1$i "'Supera todas las *lgg;"_"..,tpgcl.g d-9.^g"l[op. l\inguno habfá que niegue su
rnedidas; va delante nuestro, nos rodea aun cuando dicha y felicidad. «Todas las naciones os felicit arán
pecamos, Y nos dice: «Si tan sólo trajeran -el diezmo, entonc€s» 1u). El mundo aguarda este momento.
i.rorrociendo el amory mirándo hacia arriba dijeran: Creo que aún no lo ha experimentado. La bendición
'Amor EternO, te amam0s", yo abriría las esclusas del plena de Dios para las naciones no se ha manifestado
cielo y derramaría bendición de tal magnitud que no aún ni en la historia de Israel ni en la historia de la
la podrían contener». Iglesia cristiana. Todaúa no Ia hemos alcanzado. Creo
jq"e offa cosa promete? «Reprend eré también por que se manifest ará cuando venga el Rey, y en su
vosotros al devoradorr. Los insectos que arruinan sus
propio reino establ ezca las bienaventurattzas de
cosechas serán eliminados. La palabra «reprendeÍé>>, amor que describió en su serrnón del monte.
es la misma que aparece en 2:3 donde se traduce:
«He Entonces todas las naciones dirán: «I)ichoso el
aquí, yo os dánarétasementera». La palabra «dañof»
pueblo cuyo Dios es lehová».

contiene la idea de echar a perder, o corromper, y este Además, «seréis tierra deseable, dice lehová de los
es el sentido con que debiera emplearse aquí' La ejércitos» (3:12), perfecta en sí, con su ideal realizado
frase, entonces, i" lee ria: «Yo Corromperé - al como resultado de la obediencia.
devoradorr. El castigo en 3:11 es que el devorador
y rro la semilla. «Yo corromperé al Er LrenneDo DE Dros
seríá corrompido
devorador., ¿Qué nos sugiere este estudio de la actitud divina?
A continuación expresa esa perfecta ilustración de En primer lugar, .ig,n,to,,¿fl:,gqifl*#$¡'itffior
hermosura y de fuerza. «Ni vuestra vid en el campo ,e,,. 9,. A pesar de las variadas y cambiantes
será estéril.» condiciones de la humanidad, cl amor rpspalda a
todo e[.pro.cede_r divino, y el amor sigue siendo l¿r
actitud predominante de Dios hacia su pueblo, no
obstante sus fracasos, su rebelión, con frecuencia t¿rrr
1. Compárese con la Bibtia de lerusalén que traduce el eüdente. Existe una marcada tendencia en nucstr«ls
versículo de }a siguiente manera: «Ponedme así a prueba diceYahvé días, de parte de aquellos cuyos ojos están abicrt«)s y
Sebaot, a ver si io os abro las esclusas del cielo y no
vacío sobre
que en alguna medida están respondiendo al ll¿rnrirr k r
vosotros la bendición hasta que ya no quede»'
54 ¡Me han defraudado!
de Dios, a considerarse superiores y a mirar con
desprecio a las fallas de sus hermanos y hermanas
que quizás están aún viüendo en un plano formal y
carente de vida. Tan pronto nos encontremos
mirando con menospiecio ó aire de supefioridad á
nuestros hermanos, podemos estar absolutamente
seguros que nos estamos apartando precisamente de
aquella bendición de la cual nos sentimos orgullosos.
Dios nos está diciendo: «Yo os he amado.» Es por
eso que no cej arárespecto de ese hábito particular en
nuestra vida, eu€ aun aparentando ser inocente, es
sin embargo, el punto capital en su controversia con
nuestro corazón. «Yo os he amado». Esta es la prueba
infinita de su amor para con nosotros, cuando no nos
da reposo hasta que reconocemos y abandonamos
aquello que Él nos está señalando como traba en su
relación con nosotros. Es muy peligroso permitir que
nuestra conciencia se ado rmezca y caiga en un estado
de apatía. Es tan peligroso como dejar dormitar a un
hombre en la intemperie, en medio de una intensa
nevada. ¿Tienes alguna controversia con Dios que se
ha estado prolongando por semanas, meses o aun
años, y estás en peligro de entrar en un estado de
rebeldía a causa de su continua interferencia?
¡Despierta! «Yo te he amado.» Si Dios no te amara te
hubiera abandonado a tu propio designio y maldad.
Tu mal hábito o tu indulgencia egoísta es tu enemigo,
y mientras Dios te 1o recuerde vez tras vez, te está
demostrando el amor que tiene por tu alma. «Te he
amado.» Debemos vivir en Ia esfera de este amor
diüno.
La segunda lección que recogemos es la derivada
de la relac'ió'ri' qii,€r$xis+ercIffi-,re 'el diezms ,y,, lá
bendición. «Traed todo el diezmo y ... abriré las
La actitud diuina 55
ventanas de los cielos.» ¡Con cuánta frecuencia oínr«rs
decir en reuniones de oración: «señor, abre las
ventanas del cielo y derrama bendición sobre
nosotros»! Dios responde: «Traed los diezmos». Es
como si Dios nos dijera: «Las ventanas las puedes
abrir tú». ¿eué,las ventanas del cielo? ¡bit Las
ventanas del cielo siempre giran sobre las bisagras del
amor. Hay una aplicación práctica y muy radical de
i esta frase, eue somos un tanto lentor pura reconocer
y que debe ser recalcada. I\o pensemos que porque
vivamos en una dispensación espiriiuuf yu no
estamos ligados en el áreade las ofrendas materiales.
DebemostraerlosdiezmoS;peronosólolosdiezmoS
pide Dios, sino todo. Este aspecto de la üda puede
definirse de una manera proporcional. Así como la
dispensación cristiana es mayor que la iudaica,
también mis ofrendas deben ser mayores que un
diezmo. [Jna vez que hemos aceptadó esta
comparación será más fácil comprender la siguiente.
cuando los hombres vengan al señoryle digaá: <rAquí
estamos; nuestros intereses, nuestros negocios,
nuestra vida, nuestro todo», entonces las ventanas del
cielo nunca se cerrarán. ¡l\unca!
Deseo que podamos detectar la sutil diferencia que
existe entre diezmo y bendición. cuando tú y yo
colocamos todo sobre el altar, el fuego desciende de
inmediato. Las condiciones estipuladas por Di«ls
están cumplidas, y sus promesas nunca fallan. Sonros
tú yyo los que rengueamos y nos detenemos. l)i«ls rrr r
se detiene. «Traed los dieZrros»», y &l momento c, ( r t( .
son traídos, las ventanas se abren y las llsviirs tlt,
|
bendición descienden. Esta es una ley quo so ¿r¡rlit.;r
tanto al individuo como ala nación, a ltr lglr:si;i y ;rl
rnundo. Com enzamos con nosotros rnisnr«ls. (,r ¡¡r r rt lr
r
56 ¡Me han defraudado!
nuestro todo está colocado sobre el altar, las ventanas
del cielo se abren y desciende la bendición. Cuando
la Iglesia trae los diezmos al alfolí, reconociendo y
honrando al Señor, barre con todo método que le
impide cumplir con su misión, y dice: «Existo
solamente para glorificarte». Es entonces que la
bendición se manifiesta y los diezmos humanos
abren las ventanas divinas.
Pero debemos ahora avanzar más aun y tomar
conciencia no sólo de la relación que existe entre el
diezmo y la bendición,, sing,,fambién de la relación
entre el amor y el diezmo. Los diezmos nunca llegan
hasta el alfolí si no son una respuesta al amor. La
religion mecánica nunca permanece. Siempre se
toma pesad a y luego cesa. Yo puedo predicarles y
emplear todos los argumentos que conozco acerca de
nuestras ofrendas al Señor. Pero ustedes nunca 1o
pondrán verdaderamente en práctica sólo en
respuesta a la elocuencia. ¿Cuándo dan realmente los
hombres a Dios? Sólo cuando llegan a tener una
correcta üsión de su Ser. Este es el secreto de ofrendar
los diezmos; y es a la vez el secreto de la apertura de
las ventanas del cielo.
De estas consideraciones surge otra verdad:
¿C_gn*"a,.podemos amar? Sólo cuando ponemos a
prueba a nuestro Dios caminando por el sendero de
la obediencia. Fsta es una carga que llevo
perpetuamente sobre mi corazón. Amo a Dios en la
proporción en que le obe dezco. Es posibte que
tengamos que dar los primeros pasos en la oscuridad,
sin razones aparentes, pero los damos y luego
comenzamos a ver Ia sabiduría, la ternura, la
compasión y el amor de Dios. Yo amo cuando
obedezco,y cuando amo, obe dezco. ¿Cuál es la causa
La actitud diuina 57
y cuál es el efecto? Existe una interrelación cn cl
progreso del amor cristiano. Pero la obediencia es lo
primordial. Busquemos primero el reino, y cuando cl
alma busca el reino por medio de la obediencia al Itey
descubre al Padre, y al descubrir al padre, obedecá
con más prontitud. Al obedecer con más presteza
obtiene una revelación mayor de su grand iruque a
la vez hace más fácil el obedecer, y mas u*piio el
horizonte. som_os transformados_de gloria en gloria,
y finalmente seremos corno Ét y viviremos en
obediencia perfecta. Tal es el orden divino.
En la mente divina, una tierra bienaventurada es
una que es reconocida como dichosa por las demás
naciones. ¿Por qué el mundo está tan aburrido y aun
cansado del cristianismo? ¿por qué los hombrei que
están fuera de la lglesi,a rlos miran con tanto desdén?
¿Acaso no es así? Me dirijo a ustedes, hombres de
negocios y ejecutivos de árrrprcsas. ¿No existe una
especie de lástima por parte de ros hombres del
mundo para con los creyentes? ¿A qué se debe? se
a una falta en la Iglesia, o o los que cornponen
$_eb"g
la lglesia, y no al credo. Iuan wesley dUo: «con cien
hombres que aman a Dios con todo i,r.-or azórt,y que
sólo temen al pecado, moveré al mundo». Lar gárri",
que veían y se burlaban de los creyentes en los
primeros tiempos, los llegaron a amar y decir: «Est¿rs
personas tienen algo que nosotros no tenemos; nos
uniremos a ellos pues Dios está con ellosr. yeztras v(,,/,
en el curso de los siglos, Dios ha levantado un puclll« »
desconocido para concretar las bendiciones clc su
reino y gobierno, y cada vez que esto se ha hcr;lr«1, r.l
resto del mundo ha dicho: «Esta es un¿r ticr-r-;r
deseabler. Cuando el mundo no lo ha recor'rocido irlil
es porque su pueblo se ha alejado de lil. Ikrnr¡rn().s,
5B ¡Me han defraudado! La actitud diuina 5:)

si Ia Iglesia de Iesucristo se volviera de todo corazÓn «Te lte amado.» «Traed todos los diezmos u,l
al reino mañana por la mañana, y todos reconocieran alfulíy haya alimento en mi casa;y probadme
el señorío y la reál ezade cristo, todo el país quedaría ahora en esto, dice lehouá de los ejércitos, si nrt
impresionado por el hecho de inmediato, y en el os abriré las uentanas de los cielos, !
plazo de menos de un año, estaría diciendo: «Este es derramaré sobre uosotros bendición hasta que
Lt p,r"blo bienaventurado, ésta es la tierra deseable, sobreabunde. Reprenderé también por
éstos son hombres y mujeres dichosos». Alguien uosotros al deuorador y no os destruirá el fruto
podrá cuestionar a qué me refiero cuando hago de la tierra, ni uuestra uid en el campo será
mención del reino. ¿Todas las cosas compartidas? estéril, dice lehouá de los ejércitos.»
¿Tener todo en común? cuando
hablo de volver al
reino, me refiero a una sola CoSa. Volvamos al amor, «Probadme,», dice Dios. Resta sólo formular una
al amor que es «sufrido y benlglol uTgr que.no pregunta: el llamugo divino?>» ¿Y
"J "¿Qujg.n_,gscuchará
guardu t"rr.or; que no se goza de la injüsticiá, más se quién responderá al llamádo divino?
"goruen todo lo cree, todo
Ia verdaá; que todo lo sufre,
l,o .tpera». Amemos de esa manera, ¡y jamás diremos
algoi,r"ru de lugar respecto de un hermano ausente!
Nunca permitiremor (ue se diga algo desagradable
de una p"ttora que no esté presente. Esle 9,s el lugar
donde áebemos com enzary si ta Iglesiá de cristo sólo -
revelara su voluntad en todas su magnitud y en toda
la hermosura de su amor, las naciones comenzarian
a decir: «Esta es una tierra codiciable; ciertamente
Dios está con esta gente, vayamos también con ellosr.
Este es el llamaáo de Dios alalglesia en su estado
somnoliento y falto de energTa. §|- debemps
presentarlo de esta manera porque si la lglesia, "tl
gran comp afíade hombres y muieres que hoy en el
ñrundo ttó*bran el nombre de Iesucristo, estuviera
de hecho en el reino, actuando en úrtud del amor de
Dios, respondiendo a los impulsos de1 Espíritu Santo,
se resolverían los problemas de inmediato. Dios está
cobijando a su pueblo dormido, su. Igl"sia
somnolienta, Y diciendo:

5 tenebrosa oscuridad que había descendido sobre l¿r
Elrem&ruerute elegid,o
Dros NUNCA sE HAdejado a sí mismo sin un claro y
definido testimonio de las verdades sobre las cuales
se basa el bienestar de Ia humanidad. En Juan 1:4-5
leemos 1o siguiente:
En ét estaba la uida,y la uida era la luz de los
hombres. La luz en las tinieblas resplandece,
y las tinieblas no preualecieron contra ella"
Han habido tiempos en la historia detr hombre,
cuando pare cíaque todo el mundo estaba entregado
a las tini,eblas, pero realmente no ha sido así. La luz
de Dios',nullca'ha''deiado'.de respnandecer" Elías dijo
en una oportunidad cuando estaba sumido en la
agonía de su espíritu deprimido: «Sólo yo he
quedado, (1 Reyes 19:18). De modo que en cada
etapa sucesiva de la historia, aun cuando haya
parecido que Dios había sido desplazado de su propio
mundo, y que la negra e impenetrable oscuridad
había prevalecido por completo sobre \a Luz, ésta
había sido sólo una falsa üsión de hombres y mujeres
que no han sido capaces de vislumbrar el horizonte
dirritto, tri siquiera con una mirada. En algún lugar,
60
El remanente elegido (;l
aunque éste no haya sido discernible a la vist¿r tlcl o jr r
cornún, la luz ha seguido ardiendo.
Así fue en los días de Malaquías. A pesar cle lrr
nacíon Dios tenía su propio pueblo, su remanentt:
elegido;,y.por,medio de ellos, su Luz continuíl
brilland,b y tesificando de las grandes y principales
verdades,sobre las cuales toda Ia actividad divina se
fundarnenta para el bienestar del hornbne.
Posaremos ahora nuestra atención sobre la
iluminación que dio Ia Luz divina en aquel oscuro
período de la historia del antiguo pueblo de Dios. En
primer lugar, considerarernos al remanente elegido
tal como se nos presenta en este pasaje; luego
observarernos }a actitud divina hacia ese pueblo; y
finalmente, oiremos Ia palabra divina hablada con
respecto a ese remanente"
Er nunne¡uEl§Tn ELEGIDO
Entonces, los que temían a lehoud, Ltablaron
cada uno a su compañetro"
En medio de aquella época, en que la nación
considerada en su sentido global, se caracterizabrr
por una actitud de autosatisfacción y por el hecho rlc
no ofrecer ninguna satisfacción al corazón divirlo,
Dios pronunció su queja y ellos estupefactos cn sl r
incredulidad, le miraron en el rostro y le dijeron: ,,¿lil r
qué?» Precisamente en esa época nefasta rlr. l¡r
historia de la nación existía un grupo pequeño, cldbil,
perCI,,.fiét; Suienes er ,*¡,1*ares cle l)ios crr r:l
mundo.
l\oternos el carácter'de este pueblo clcgirlr). ,,1,():,

62 ¡Me han defraudado!
que téidan» (3:16). En la segunda parte del versículo
io *ái¿ hecho no sólo se repite sino se fortalece por
el agregado de otro Concepto: «Lo&''que*"t8üI-1:€'n a
IehW#+;.;'ypiensan en su nombrer. Aquí tenernos
una revaaáibñ dél carácter de estas personas que está
llena de interés y significado. ¡Temían a Iehová y
penseban en su nombre!
Considerarernos ahora la primera parte de la
descripción. Si volvemos al primer capítulo y leemos
el verúculo 6 observaremos que en Ia iniciacién de
la queja divina por medio del profeta, éste diio:
Et hijo honra at padre, ! el sieruo a su señor
Si, pue.s, soy yo padre, i.dÓnde está mi honra?
y si soy señor ¿dÓnde está mi temor?
Aquí tenemos una compafría, aunque pequeña, que
,*fetÑan alehová» y que «pefls(tbam'ensü'nombre» de
manera que, en medio de aquella masa de gente que
había perdido todo sentido de temor hacia su Maestro,
había un remanente elegido, un grupo selecto, que no
sólo le llamaba «Maestro»>, sino que también le temía.
El p e ps$qti epto, {e' iemorr',PYe s 1 e s t á }igad,g I } u p 31 ab
ra
Si hablamos
Máéüiró; con,tofulo*ueella inÚoiucra,
de un Maestro, o señol de inmediato pensamos en un
hacia e] siervo
§*.gryo; y'si.b[éú xa retrlciÓn $elpaestro
es la,de autá;fi;á, nóiü"rády dirección, la relailOqqét
siervo hacia el maestro es una de obedienciay servicio.
Reteniendo estos conceptos en la mente, observemos
que el servicio en este contexto viene a Ser más bien
una condición que una acciÓn. La frase: «Los que
temían a Jehová» señ"ta al carácter de estas personas.
Vivian Conscientetnente- en t¿'e§ft''de'fu"fl-irql6o,"Y
respondían al reclamo ¿e,Dios. Era un grupo limitado
El remanente elegido
de personas que reconocían el señorío divin«r lro sr'rkr
enteoría,'o algo de lo.queirctarse-sin0.como cl ptxlt:r
habÍan desarrollado. «lltrrrrírrn ;r
en,,,8,lJesus rridas se
Iehová.» Habían hombres y mujeres por todas ¡lar tt:s
ofreciendo sacrificios, yllenando los atrios del ternlrkr
a la hora del cuito. Entre ellos Dios detectaba a aquelkrs
que realmente le ternían y seleccionaba los dones rlt:
los que presentaban algo, no conlp un.intento dr:
compensar sus falencias de carácter, sino como un¿t
demostración de carácter; y como una manifestación
de lo que eran, en,sÍ,r,misrnos. oT.gmjan a,Iehová¡».
Considerernos ahora la segunda parte de est¿r
descripción: «Fensaban en su nombre)). Aquí el verbo
«perrsor» cs de un signiflcado intenso y quisiera señalar
otros pasajes de las Escrituras para comprenderlo corr
mayor claridad. En Isaías I"3:17 leemos:
He aquí que yo despierto contra ellos a los
medos, Quo no se or;wpe,r.ú,n de la plata, ni
codiciarán oro"
El tinico motivo por el cual me refiero a este pasajc
es para extraer la palabra «o,c,uparán», y estudiar
como se emplea en este caso particular. Los meclos
no se «ocup arán de la plata>», vale decir que no Ic
atribuirían valor alguno a la plata. Los mecl«rs
arreciarían contra el antiguo pueblo de Dios y rro
podrían ser disuadidos de su propósito por meclio rlt'
ofertas de plata. ItJo le atribuirían valor y r)o s()
«octlparían de ella». La relación entrc ()s lt'
pensamiento y el texto de Malaquías está cenl r-¿rr lit ('r
r
el hecho que la palabra hebrea que allí se tnrrlucr'
«piensorl»>, es exactarnente la misma que eln lsitíils sr'
traduce"({oeüpaMn». De manera que cuilrrrlo lt'r'nror,
64 ¡Me han defraudado! El rentanente elegido

que pensaban en su nombre, debemos agregarle a la La palabra «e stim,amos» es la rn is t n ir ( (.

tu
ra eI c o n c ep to de,a¡,ralerewlgmp're ciar su rlo mb re.
p al ab Malaquías traduce «piers&rl». Aquí observi¡¡()s l;r
Hay otro caso donde la misma palabra se traduce misma palabra empreada de ,rrru mancr-¿r ,r;r:l
de otra manera. En Isaías 33:B leemos: significativa que en las anteriores. «Ir,jo lo estiFFt,(,t,n t ( )s>> .

No lo apreciamos, no le atribuimos valor algu,«r. s,

Las calzadas están deshechas, cesaron los
caminantes; ha anulado el pacto, aborreció
las ciudades, tu,uo''ew.'nfrda, a los hombres.
Vale decir que no asignó ningún valor a los
hombres. La palabra es idéntica a la empleada por
Malaquías. «Piensan en su nombrer, equivale a decir
que 1o que estas personas no hacían con respecto a
los hombres, este pequeño remanente elegido sí lo
hacía con Dios. No sugiero que haya relación alguna
entre los tres pasajes, sino que sólo señalo el uso de
la misma palabra que, en distintos contextos, arroja
más luzsobre su significado. Se ocupaban de Dios, le
asignaban valor, pensaban en É1. En el día terrible
profetizado por Isaías el individuo no sería tomado
en cuenta y sería considerado sin valor alguno. Por
otra parte, cl remanente elegido del cual habla
Malaquías, seocuparía del non-lbre del Señor. Hacían
en cuanto a ese nombre, lo que los medos no harían
por Ia plata, ni se haría por los demás hombres que
menciona Isaías.
En el mismo libro de Isaías encontramos otro
pasaje que menciona un caso muy particular. En el
capítulo §t,r3 leemos:
Despreciado y desechado entre los hombres,
experimentado en quebrantos, y como que
escondimos de él el rostro, fue menospreciado,
y no lo estirn;amos.
valor a nuestros ojos era nulo, y lo despreciamos. ,,A
los suyos vino, mas los suyos no le r*.ibicro,»». N«r
cletectaron hermosura alguna en É1. Le vieron, pclr-o
sin atractivo. 1\o lo desearon. En contraposición, r:l
pueblo elegido gstimaba el nombre del Señor-;
an en, su nornbre», I e atribuí;;;n
«p en s ílb
ñ; ;;k ;.
Para proseguir con este pensamiento y-,con el
-
de recoger más lnz sobre el particul,ar,,J*u*os
filr
ahor¿r
en Filipenses 4:B:
Por lo demás, hermanos, todo lo que es
uerdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amabre, todo lo qui es de buen
nombre; si hay uirtud alguna, si algo digno de
alabanza, en ggfo.pe:nsad.
La palabra griega que se traduce «p€,flsád» es urír
cuya acepción es ,,to ario». ¿De qué cosils
roman inventario losfi:ü eomno er,,ma genera|?
Sin duda, de cosas que rálolan, y at escribir pablo
estri
cliciendo.en efecto: «Irto .omideren riquezas a l¿rs
cosas perecederas, sino a aquellas que nos h¿rr¿in
ricos de verd&d, las cosas que son verdacl.r-irs,
Itonestas,_iustas, puras, anaabi*r, de buen norl) Ilr-r.;
h agan,"uñlinv€nrt&Tio deu¡,*llas y
atribúyan [c s r r
verdade're*,{fi€ü,lo'r». En la.,Sep,tuaginta, los
tracl ¡r: I t ) r (,:i
han tomado esta palabra que páuto empl.. y l:r lr;rr
,tilizado en los tres pasajes a que ya ,os lrr.rr():,
r-eferido en Isaías. De esta rnanera, lct:r'írr n r( )s l,:.
66 ¡Me Ltan de{raudado!
tex-t-o.§ ..fle la siguiente rnanera: <<Esto5'.fuo,ffir:e.§*-"
e et no,ry-lbre'del",Se,,ño'r)»y ee'te¡'fm;p *fl.p¡n
u,
' .^r,. u
p6ngargl,n:
iienificado triviaL,Lo hacían no sólo para rneditar en
;úHffi;- t il;irr"
¡ uru comprendér' sus pt"fu*das
r1_O.U.e"Z,&S,. todo esto, Sin dUda, eS Verdad
pero'Su
poil.lón tal cCImo 1o de-s,c-fih,,9.g.sta pala'bra.,es mutlg
*eS piefuqdg, Ellos á§ignában valoi"al nomlre del
Seño+,,¡o,'estiñaban, hi6iéron'ün inventario' de é1, y
lo, contáron,corno atrgo de-1u propiedad,.su riqueza'
sgrauund4xei:itPái? eilos Él era lo principal; ninguna
o"f,,.fA.có§a éiá.¿* vatro1 comqarable pulu. estos fieles.
Hietero*.'ún linv*ntario en'el nombre del Señor'
Esto nos conduce a otro aspecto del tenra. El mismo
señor lesús en el sermón del Monte, er los capítulos
,f , 6 y 7 de Mateo dio expresión a estas
palabras:
Donde está uuestro Íesoro, allí estará uuestro
corazón.
uno de los dichos de Iesús más sencillos y de tal
Es
aplicación, que lo puedo aplicar a mi experiencia
diaria; perg. a la vez la declaración es de vital
importancia como principio de }a vida hurnana.
*Dónde estávuestro tesoro, allí también estarávuestro
corazór.)) La rnayoría en los tiernpos de Matraquías
tenían su tesoro en sus posesiones, en su nacionalidad
y en el ternplo, y por consiguiente, Sus caÍazones no
Se remontaron a mayor altura que la que puede
proporcionar el nivel humano" EI r#áiremtryetegido
iriró todo lo contrario. Fiió su te§o. ro
gfpnJehq ;;gpoi lÓgicaaon§eCüeilefá, sus :eorn;zones'
hallaron su abrigo en Dios"
Leamos ahora en Proverbi0,8**2:3T7 donde
registran las siguientes palabras:
§
$
Iil rernanente elegido
a
cual es su pensümiento en sw corazón, tal es cl.
El pueblo pensÍrba en el nombre de,I.,ehouá, y allí
clonde estaba""su tesoro sll_,Go raz6ni's8,anidó. IiI
resultado fue que toda su vida adquirió su forma y
carácter del concepto que ellos tenían en cuanto a lo
qu e e s el,-verd adg,rorte.eo[o ; y -de,l 4s Go sa.s e n'l as. e ü fl I e s
rneditab4n sus corazo,nes. «Pensaban en el nornbre
de lehová.>» Esta frase revela una compañía de
l)ersonas que valoraba el,n Me'ytw@eba,ncor,r]o
su principal,teporor,&l¿pr ir,' p. ropio,carácter
respondía a,todo':lo .que el nornh,re,,significaba, ] sus
vidas crecían en conform,ida&a la'voluntad de Dios.
EI nombre en el cual pensaban puede apreciarse
estudiando los títulos que se asocian con el nombre
en la rnente hebrea:
Iehová-jireh-El Señor proveerá.
Iehová- sidquenu-Iehová nuestra j usticia.
Iehová- salo*-Iehová nuestr a paz.
Iehová-nisi-Iehová nuestro estandarte.
Iehová- sama-Iehová está allí.
Escudriñernos el tema detenidamenIc y
tlescubriremos que este remanente terr írr 1r rr ir
hereqcia,maravillosa en el nombre de leh«rvri. lil s()
lrab¡íá tg,$bl ,cgnti{1.Ha,ryg- te-po,r'metlio rlc sius
nom'h,i,l §,y gn el,proeffidffi"'Ia hi¡toria rlc lsrircl,
Irahíanfisto sürgir peruétü,fi entle nuevos to(|r¡cs dc
Iterrno§urá 1y,fülg'oiés de §loria, pr-ocisrr nrr:¡r It: l)or'
rlredio de los nombres que periricl icírrrrcrrtt: l)i«rs
ll¿rbía empleado para acercarse a ellos. lisl:rs [)cr-sion¿ls
Se l)ensaban en el nombre de Iehovír, ()rr su 1lr-ovisión
l)ara eIlos, en su justicia, su estancl¿u'tc, lus pruebas
r4¡Eq
68 {We han
de Su amor en Su conflicto Con el pecado,
presencia, etc., y al pensar en estas Verdades
natura Lezase transfo rmab a cob rando s emej anza co n
1a suya. Dere'§,ta mranerá llegaron a serJu§iܧ;$'aclfico-s
y,.qn iutOS:'en Ia presencia.de'SU Dios f , Tal era..el
táiacter, dé es[á remanente elegido'
Sugiero ahora alglrnas observaciones respecto a
sus ocupaciones, «Lpg;gu.g !-q#án a lehtoi h-ablal?"
cada,uno a §u Conipánóró.;,'É;tá es una declaración
dé co*uáiOr, .d* ,oraroRes que tienen Uft"rllismo
tesoro ur, romún y que,se unen en una cornunidad"
lr[os habla además de personas que estaban
creciendo en la misma sem eianza. también una
Ep----------------
declaración de gran necesidad; Ia obscuridad los
rodea ,.laluzha perdido su fulgor, el mal se ramifica y
extiende en todas «lirecciones, los hijos de justicia se
reúnen. «Hablaron cada uno a Su Compañero»' ¿De
qué hablaban? sin duda, hablaban acerca de aquellas
cosas en las cuales pensaban. Hablaban de su
nombre, de su mutua posesión en dicho nomble,-de
su mutua tristez* pof el hecho de que esé'no'ffibre
estaba siendo blaife*udo por la nación a la cual
amaban porque ellos mismos forrnaban parte de ella.
b[otemou érpecialmente clue el gran valor de esta
comunión de eipíritus semejantes radica en el hecho
der Qüe púr **di*,,,de,,,la nruisma,etran fg,{luleeidos.
serán siempie más débiles que las
' . ::
Almás dispersadas
que se amalgarnan en un mlsm o sentir, en un mismo
principio ,de vida, en un misrno an$.91o' Este
remaflente elegido era tan débil y vu$elaple qY" me
atreve ría a decir que nadie,'ap Af¡$,'g*+ffi,D*[os nftismo,
llegó a'Go{r}ocer deiU.existencia y §in ernbargo, fue lo
único que salvó a tra nación de una deplorable ruina
total y absoluta. Et pequeño grupo de personas que
d,efraudado! fll, remanente elegido
Sü temían al Señor y que se reunían para h¿rlrliu r';rti.r
Su uno con su compañero acerca de É1, fue el lrrcrlio rlr.
preservación para la nación. Observemos de ¡rirs( ) ( | r r(.
no eran reuniones de oración las que celebraharr, si I rr r
reuniCInes de comunión, si si es que podcrn()s
Ilamarles reuniones. No "qui:qf,o p_iopffién-,que es t i s r
personas no::oraban, sino que rne ihplino a pensar q u(l
habían pasado a'un plano rnás elevado en la esfbr'¡r
de la oración, hacia el ggalJ,a,§ rnbres y las,mujercs
siernpre pasan cuán¿o esián baj,o,la presión de lir
adversidad, cuando las negras nubes de tormcntir
amenazanr con encerrar sus vidas. Sus reuniones eril rI
más bien rnedios de comunién, antes que lugares «lc
petición y nhablaron cada-uno a su compañero».
[,e acurun DrwNA
En segundo lugar, ¿cuál es la actitud divina har:iir
iehou ú e s eürh'$i,$ oy ó .
Las palabras «escuchó» y «oyó»>, rlo son idéntir:rrs y
es sumamente necesario que las dos aparezc.ín l clr t.l
texto" Dios escuchó. Étr oyó" La etimología de l¿r ¡ri r l; r I r r ; r
,<esc,uxe é» señ&la a un ardor en el oído.
Quizris ¡r llir n rr r
tle los lectores está famili arizado con el marrcjr ) r lr. r ¡r r
r:aballo qlue le conoce, que conoce su voz,y (lr rr. tr ) ; u r r:
r
l)espués de viajar varios kiómetros rep()ntiniun(.n tr.
le habtra a su caballo y ve quo r.l ;nri¡rr;rl
i nstantánearrrente',.'levan,ta*§uú'orcjits. I is I r. (,,, r. i
verdadero signiticado de la palabrir (((:s(-u('lro,,. l;r:,
orejas se levantaron. «|ehová escuclr«i>," l,or sr r l)l r(.,-;li r
(lLle esta'ilUS-tgacjón puede aparent¿rr ('( ) I r ro r l(,lir ; rr l: r r r I r
:rl pensar en la actitud diüna, pero sin r.nrl)iu'llo torl;r
70 ¡Me han defraudado!
forrna de expresión humafi&, es humana. Aún no
hemos aprendido el lenguaje del mundo espiritual"
Todavía no hemos iniciado el deletreo del alfabeto de
la verdadera comunión entre Dios y aquellos que
habitan ese mundo. Estamos obligados a interpretar
estas palabras en todo su sentido humano. Dios
condesciende a ennplear las palabras con las cuales
estarnos más familiarizados y enseñarnos a través de
ellas, precisamente porque no comprenderíamos si El
no condensara los grandes pensamientos de su mente
dentro de las limitaciones del lenguaje sencillo.
«El Señor escuchó.» Prestemos atención a la gran
sensibilidad del amor divino. Imaginemos a una
rnultitud trayendo sus sacrificios, recitando oraciones,
llenando los atrios del templo. El profeta les esta
acusando de su pecado y haciéndoles responsables de
sacrilegio, profanidad, etc., mientras ellos, con un signo
de interrogación en sus rostros y delatando una actitud
de sorpresa, responden: «¿En qué?»"Apoca distancia se
observa un grupo pequeño que se ha reunido para
hablar de Dios. A ellos el Señor los escuchó. _.,,,$g o.s
q¡seña la sensibilidád de1 arnorefer'n,.g.
La palabra traducida por el vocablo «oyó» significa
que se inclinó sobre ellos para no perder ni una sola
si{ab-& onversación. La primera palabra señala
a"'m'látó-¡¡.ción «escuchó». La segunda apunta a la
infiñita paciencia de Dios, escuchando sus palabras
mientras hablaban, oo,con'ÉI'§-in:o qqtre ellos. «El
Señor oyó». Mientras la palabra «escuchó, nos sugiere
la s_eg_pjpjlid+d del am§1 dl$go, la palabra «oyó» nos
habla de Ja.f}¿"er,aadg"e-s_e arnor. Estos pensamientos
son compañeros, y siernpre se manifiestan en forma
paralela. El g¡qor quq g§verdaderarnente fuerte'no se
manifie§ta por medio de'la:,vehemencia, la.pasión, eI
El remanente elegido
ruido o la alharaca" El arnor fuerte es el cle l¿r lcr nr n.r
y la hiirmosá'ñaóiéncia.rque vigila con irir,,-;;;;;;.
perseverangia,al,,,enferrno, euidando de la vitl¡r
sufriente, casi desfalleciente, hasta llevarla ¿r l¡r
recuperación y el retorno a la salud y la fortaleza. lrsc
es el amor fuerte, el amor que a través de lar-gas y
tedicsas noches de vigilia rescata la vida de las gár.ut
del ángel negro de la rrruerte" «El Señor oyór. so
inclinó sobre ellos y les prestó atención, tomanclo
nota de cada sílaba que pronunciaran sus labios, dc
cacia entonación de sus voces, y en medio de toda l¿r
discordia de la época en que la gran mayoría de los
hornbres se trabía apartado de É1, y le había olvidaclo,
escuchó una música que era agradable a su corazon.
u**,p,-'H9b,tp qug,Je temfa, pensaba e'n su, nombre, y
ténían comüniiiñ-entie,sí.'
El señor escuchó y oyó, ((y fue escrito libro clc
memoria delante de É1, para los que ternen a }ehovír,
y para los que piensan en su nombf,e» (Mal. 3:16). [Jn
libro de memoria. ¡La lista de honor de Diosl ljl
privilegio más alto que pueda ser conferido a krs
hombres, ya sea de aquella época o de cualquier otr¿r,
es que sus nombres sean escritos en ese libro. cuandO
los discípulos regresaron de su primera misiírn,
dijeron: «señor, aun los dennonios se nos sujetan or)
tu nomt¡re, (L_c-rr.1,Si.1Z)., Cristo les respondió:
¡/o os regocijéis de que los espíritus.se os
sujetün, sino regocijaos de que uuestros
norubres están escritos en los cielos (Lc. t 0:20).
Todaúa no hemos aprendido a ver estas crosírs (:( )rrr()
las veremosun día futuro, cuando todos los rnrrlt.s t lr,l
rnundo sean corregidos, ylleguemos a lrr oolrsr u r rir( r( )r r
72 ¡Me han defraudado! I"ll rentanente elegido

La palabra «tesorCI» o «joyas» er) el origillrtl t'sl¡r rrr

finat. Hay una sotra lista de hoTqt lésta no está el CaSo nonminativo, en contraposición (:()lr t'l
láplá"¿"len,ialitierra sino en,el cielo."En ese libro
de
que pronombre «ellos») que está al principio de l¿r lr¡tsr'
merno*a se hán escrito los nombnes de aqtrellos ,,E[[os se,,rán rníos, en el día en que yo actúe, serrttt tl t i
en medio de trna despiadada apostasía hansisq les"
prevalecientes han especial,r,tesofo>». De rnanera que no sólo tenclllos l¡t
En rnedio de las tinieblas palabra segura y bendita de que Dios ha de reutrir' ;t
testifi*ado-,ace,rca de tra ruz. Ante la aparente
victoria del
su pueblo como a su propio y especial tesoro, sitttr
ffiiffi §i¿o lealeq, a1g,i.p¡ticiay'aDios'de Dios nombres
E'sos
con tinta que hay adernás otra palabra que conduce a tl llir
esrán irrs.riiá* *""*iiiüó de rnemoria
rrlalror profundidad y más plena seguridad, de c¡ttt:
indeleble, y ese peqlreño grupo de almas, el rernanente
llios Vienü'para,nactuar» )r caerá sobre toda esta masil
e s c o gido que t* *fu,
.§¡ñoi y p:n s a! -,.b re'
1 I 1¡*'*on de gente de actitud indiferente para ponerla en str
á""q:"e -j,anlas",[o.im á ginar o n, fue ro n re gistrad o s p o r
lugar. Y Dios dice que ese día'e,nel ualvrt'fl,actuar clt:
t *m fe,e,n €1 ibro de memoria'
manera particula6 las p'ersOnas'que han sido fielcs,
[.n PaTABRA DIVINA han temido su nombre y ade{fle ,hanpensado en es(}
nombré, serán para É1 Su especial tesoro. De est¿t
En tercer lugar, consideraremos la detCIfffinació;t
fbrma tenemos dos verdades.en el texto. En primt:r'
divina concerniente a este pueblo:
lugar, la dulce seguridad de que ha de reunir a tocl«rs
sus fieles ,Como :qulen'reúne sus joyas más Valiosas,
serán püra mí esytecial tesoro, ha dicho ]ehoud
(3:17) ' pero además tenemos }a'gran'deClaración de qucl Iil
. . . en et día en que Yo actúe
viene para actuar y que Si,bien.,e,l,pre§ente es el clílr
de del hombre, viene el día de lehová. El se manifest¿tt'li
La palabrahebrea traducida «actúe» es empleada
para referir a la actividad, y la crorl gran poder y con mayor gtóriá que nunca. lirr
una rnanera muy arnplia
va u aqueX día serán r,r*ios, mis joyas, mi especial tesorul.
referencia evidente *? ury,día,,e1'el cual Dios ?t1"?u
quienes temen que al darle Aparte de las citas donde se indica a Israel conlo
de utramanera sing¡|ar, Hay
hecho de que l¿r[, esta expresión «especial tesoÍo» sólo ocurre en tlos
esra inrerpiétá*loñ aI teito se debilira el
ser el especlal tesoro de l)ios, oportunidades en toda la Biblia. I-a primera vt/,
este ,**urrente trlegue a
correctamente expre' saday aparece en 1 Crónicas 29:3 donde se habla clc lt¡s
pero no es así. La iCea esta
«Serán míos, dice el Señor; en el tesoros que reunió David para edificar casa a Jtlll«rv:i
puede parafraseasse:
rni especial tesoro,mis joyas»'l sn Dlos. La segunda aparece en Eclesiastés 2.11.
día en que actúe, serán
,,'l'esoros preciados de reyes y de provinciás». l)lrvitl
un tesoro rrlmacenó cosas preciosas para la construct:itin tlr'l
x. véase también versiÓn Modernü: <<Y ellos rne serán
dice lehová . en aquel gue yo prcp&ro»' Nueua Biblia Icmplo; Dios está almacenando Sus tesoros ¡lltt';t l:r
especral, . .
{ia que yo actúe' ellos
Espr,rñola: u1\ce el Señor dá ios ejér.itout el^día cdificación de su propio reino. Los reyes tcll ílr tcs( ) I ( ):i
serán rni propi*¿u¿r" Bíbtis de leíwsalén:«Serán ellos para mí, dice rr los cuales asignaban especial valor; I)i«rs ltunlrit'n
personal»'
]fuhveh Set:aot, en el día que yo preparo, propiedacl
 Iil remanente elegido
74 ¡Me han defraudado!

remanente elegido por Dios. Hay hombres y rI)u jcr r':,

tiene los suyos, sobre los cuales É1 asigna especial
que forman parte de ese pueblo por todas p¿u'l('s"
Valgf. U,B. e,AfáCtef,,hUmano qge' f,eSpOndn';,,,,&.,1O'
voluntád divina, ün temor reverente haei&sll,persona ¿Cuáles son su_g característibas? Son personas (lu('
temen al Señor y que están tan conscientes de su
y la meditación en sü nombre, son las virtudes que le
reino y de su señorío, que viven en ÉI'y se somete rr
iru."* declarar a Dios: «Ellos serán mi especial sin condiciones. Irüo sólo dicen: «Señor, Señor», sin«r
tesoro». De mánerá que tenemos el anuncio de que
también hacen la voluntad de Dios. No la mas¿l
Dios no ha abandonado a su mundo, Y que además,
lrumana que inclina la cabeza recitando: «Venga tu
cuando üenga a consumar sus propósitos, en aquellos
reino, hágase tu voluntad», sino los piadosos en cuyas
días en que Ia fe faltará, serán suyos y serán su
vidas el reino ya ha venido, y en los cuales su voluntad
especial tésoro.
se está realizando.
De estas consideraciones que hemos propuesto
Estos son los elegidos, y gracias al Señor, no están
sobre el remanente electo, pfocuraremos ahora
confinados a un solo secctor del cristianismo
aplicar un par de pensamientos a nuestra viday
l-ragmentado.
tiempo. Dioi tiene Ju p,reblo elegido hgV'y ellos son
Sin embargo, ¿no es importante que ellos se
los que le temen y piensan en su nombre. No voy a
reúnan hoypara andar en una comunión más íntima?
intentar medir bajo ningún pretexto, a ese pueblo y
en verdad me regocijo que nunca le ha sido revelado ¿No es ya tiempo que abandonemos tantos intentos
cle fabricar una unión orgánica? ¿hlo es mucho mejor
a hombre alguno. sólo ha sido conocido en forma
que recon ozcamos y nutramos la verdadera unid¿rcl
exclusiva por aquel ser divino cuya esencia es el amor.
cle espíritu que ya existe entre aquellos que piensarr
Si alguieá me Jeñala a un grupo que reclama ser el
cn su nombre, y que hagamos un inventario, no rlt:
remanente, que dice: «Nlosotros Somos el remanente
las riquezas, ni de las organizaciones que existcn on
elegido, somos las personas que pronuncian las
r:l día de hoy, sino de aquel gran Itüombre Eterno (luo
putunras, los conceptos y las doctrinas
()sun fuerte torre de justicia?
Correctamente, nosotros tenemos un énfasis muy
Si hay un ruego que quisiera hacer es el sigr r icr r lc.
particular, Somos las personas que componemos el ()ue en este día de grandes fracasos aqucllos (lu(:
puebto elegido por Dios», ¡tal afirmación sería en sí
¿lman al Señor Iesús en sinceridad y en vcrtlrr«l (t'sl;rs
la prueba suficiente de.§u falsedad!
palabras son sinónimas de las rlt:l Anliguo
Éf remanente elegido por Dios en esta época no 'l'estamento que hemos estado consirl()r-iurtlo: ., l,«)s
está delimitado por ninguna secta o denominación (lLle temían a lehovárr), a unan y clisl'r'ult:rt «lc cslrt
particular. Dios tiene fieles aun dentro de la Iglesia (:omunión y de esta unidad de corar,(irr.'lir¡n(:nros l¿r
Romana. Los encontramos también en todos los
;rntigua declaracién, y ubiquém«rslrr rlcrrlro tlc l¿r
sectores de las iglesias independientes, algunos
también, aunque cueste creerlo, ¡fuera de ellas! It{o l)resente dispensación: «El Seftor'csÜu{:hó, y oyó,>.
Marcan el interés actual:de D,ios, y su gran prornesa
existe una igtésia que sola pueda atribuirse ser el
 Iil, remanente elegido
¡Me han defraudado!

l¿rs iglt'siil:',
naciones, de todos los climas y de todas
er el día
continúa siendo: «serán mi especial-te.soro' a Dios surgirála lglesia: el pueblo de Dios que lc tgrltt' y
en que yo actúe»». ¿Qué'etrlo gü."
má¡{ i{''-j:ta
piensa en su nombre.
en esta.,época? Con osadiá áebo afirmar que no hay
* t.e,r e a! á s, ft l",'co ra zó'n' div'in o' :Q[r e 1 a
nada
.g, l:n 1o- s, cr 1u-
is ti an o s, llo P'ff a,',h&C-B''f,+..$l'9, r,S-tls
Íe ufl I o fI»» d é
«<

o para que su6,: or.g,eniea,siones

credos coincidan,
para qu9 se pro duzs¿ urla
;;J;" .oá"irtir, sino
:ni; {{q

creación de carácterque se ft-ádWc1 ,eg;gu;bgilla¡

Iir"W*n-á."üil;-áú;á *
medio üe la oscuridad
que
J. i _T nfu: Elseñor escucha, y ni una sílaba
pronunclae,.,o,baiaunfielaotro,yquetieneensí
desapercibida
un elemento de peráurr"ncia, pasará
e3 esencia justictay amor'
por su oído, porque É1 es dice:
estat pálu5ras' É1
De las personas que emitén mi
que yo actúe, serán
«serán mías en el día en
especial tesoro>»'
Ciertamente estas son l*t almas
que sal1niy, '' ,

parte de 1a
sazonan toda'la tierra. ¿Quieii'fórmába
que se reunió cuando Iesús vino
;;q;";";;páni-u
puebtó electo estaba compuesto
por
al mundo? El
Simeón y Ana'
Zacarías y Elisabet, Iosé y Matía,
del oriente' Más
pastores de ganados y ito*ff re sabios
amplio qr*ia nacionalidad judíay *á: extenso que
personas
la fianjC ae tierra llamada Palestina' Las
por lazos de
etegidas por Dios no estaban unidas
alguno de
organ lzición hum a,ra, no por credo
manufactura humaflf,,, sino que su
unidad radica ba
pelsaban en su no.mgt''
- que ,<;;ffi;náf,SéAót'i
en
piOximo gran día de Dios
Ási pues, cuando et
algunos creemos que este amanecer
aman ezca
-y
está muy prÓximo el remanente elegido no est ará
ni unidos
consotidado por organ izaciones humanas
de fe, sino que desde el
por credos o dectraiaciones
de todas las
norte hasta el sur y del este al oeste,

.**f-fi*ütqir

6 que fuera una palabra con poder permanente. ¿( ,t r;il
Lapalabraft,ru,al
Porque he aquí, uiene el día ardiente como un
horno, y todos /os soberbios y todos los que
hacen maldad serán estoPa; aquel día que
uendrá los abrasará, ha dicho lehouá de los
ejércitos, ! no les riejara ni raíz ni rama. Mas
a Uosotros, los que teméis mi nombre, nacerá
et Sol de justicia, y ensus alas traerá saluación;
y satdréis, ! saltaréis como becerros de la
man(Lda. Llollaréis a los malas, los cuales
serán cenizabaio las plantas de uuestros pies,
en el día en que yo actúe, ha dicho lehouá de
tos ejércitos. Acordaos de la ley de Moisés, Ífri
sieruo, al cual enlargué en Horeb ordenanzas
y leyes para todo Israel. trIe aquí, yo os enuío el
profeta Elías, antes que uenga el día de lehouá,
grande y terrible. Et hará uoluer el corazón de
los podres hacia tos híios, el corazón de los
! rnanifestación de su fidelidad, la ternurir tlc su
hijos hacia los padres, na sea que yo uenga y
hiera la tíerra con maldíciÓn (Mal. 4:1-6)'
«Con maldiciÓn»; así concluye la profe cía de
Malaquías. Después de estas palabras no habrá rnás
78
[,a palabra final ,'' l
voz profética, ni mensaje directo de Dios tr)or rnirs r lr.
cuatrocientos años. Era primordial que la llrrl¡rln;r
empleada fuera llarnativa, que atraj ese la ate n c; i ri r r , y
es la palabra? «Maldicién». Es ta úttima palabra tlt:l
Antiguo Testamento y creo que ocupa este lugar por
propósito divino, y con una solemne intención. Al
estudiarla más de cerca observaremos que detrás dcl
trecho de que el canon concluya de esta manera, estír
también presente la ternura del amor divino. Ill
último mensaje de Dios a este pueblo está. dirigido a
clespertarles, a fin de que la ame fiazade la maldición
nunca llegue a posarse sobre ellos"
Consideremos entonces:
1. La palabra final.
2. El evangelio de amor que lo rodea.
3. El gran anuncio: «Ftre aquí, viene el día».
La pereBRA FINAL
Toda la historia de la humanidad hasta el tiernp«r rlc
Malaquías ha sido una de'fr o. En consecro'rt:iir,
la única palabra plausible del Dios de,toda perfcr:t:irin
(lue revela su actitud hacia tal estado de Cosas, cs l;r
¡lalabra «trnaldición». Si leemos la histori¿r tlcstlr. l;r
grerspectiÚá divina observamos l¿r (:() n I ir r r ¡;r
c,orazÓtl, Yla permanente y conmovedor¿t r) I ist,l'icoI r I i; r
tle su natural,eza hacia todos los honrl»'t:s. sin
Crnbar$o, Paralelamente con la maravillos:r y l» ill;u r I t:
lristoria de su incansable compasi«in y ,i,,,litlo rlt:
lírstima hacia el hombre, tenernos t:l rcgistro tlcl
ll"acaso humano con su murmuracirirr, r lt:soI rt:rl it:r rr:irr
y abierta rebetrión. Cada dispensaciorr, y¿r so¿r ()l jiu-rlírr
BO ¡Me han defraudado!
La palabra final II I

humana' El hará uoluer el corazón de los paclres ltttt'itt

del Edén, el período librado a la conciencia los hijos, ! el corazón de los hijos haciu los
mosaica, el período
tra épo.u putriarcal, la economía padres, no sea que yo uenga y hiera la t,ie rnt
de los reinados, o los tiempos de
los profelas' c'ulpg[1¡p
sobre los hombres con maldición.
co-n e;Lfracaso, y cuan¿o rjios mira
para
qü* .iáá Viturrr"O, a fin de que sean una bendición y a continuación, como epílogo, leen el verso 5:
tbda la tierra, debe decir:
He aquí, yo os enuío el profeta Elías, antes que
llo sea que yo uenga y hiera la tierra con
uenga el día de fiehouá, grande y terrible.
maldición (4:6).
palabras de esta En la Septuaginta, el versículo 4 es quitado de su
NIo obstante, en las primeras lugar y colocado al final del capítulo, para que la
«IrJo Sea
última frase surge un rayó A" Iuzy espeÍa¡1'za' Biblia no concluya con la maldición. Si tomamos los
^ Yo venga».
que
con una versículos 5, 6 y 4 y los leemos en ese orden,
El Antiá.rn Testamento no culmina tendremos la siguiente secuencia:
aza de
maldición declarada, sino con una amen fin de
maldición. No es una sentencia que decl ?'uel He aquí, yo os enuío el profeta Elías, antes que
,;á. esp eraÍ7,a, que ya no h abrá redención ni a enseñar uenga el día de lehouá, grande y terrible. El
liberación, sino una advertencia destinada hará uoluer el corazón de los padres hacia los
y que
que Dios no hapronunciado aun la maldición' hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres,
y hiera la
no desea hacerlo. «AIo sea que yo venga no sea que yo uenga y hiera la tierra con,
la cual la
tierra con maldición». La palabra con maldición. Acordaos de la ley de Moisés, nt i,
profecía de Malaquías y }a-antigua dispensación sieruo, al cual encargué en Horeb ordenanzos
Loncluyerr, esto es,€n que respecta,u su enseianza'
1o
y leygs"foro todo Israel.
viene a ser una última apelaóiOn de amot' Y está
tan
destinada a evitar la calamidad, anunciándo1a de El hecho que los rabinos leen el pasitit: ()n t:slc
en el caso
sólo como una consecuencia lógica orden y que la Septuaginta ha corrido cl vcrsít'ulo 4
desobediencia Y Pecado' sin alterar su número y lo ha colocad«l ¿rl l'ir ur l, r'cvcl¿r
este pasale como
Los judíos siempre interpretaron de una manera inequívoca la forma cn (lu() lrr rurr:irirt
sinagogas
üf**f*e saie do;ai,rm.r, Los rabinos en las y aun hebrea interpretaba este mettsltjt:. N«r l«r
Cristo,
á;á;uqr"tta época hasta 1a venida de y hasta considerahan un mensaje de ira sino (lc ¿unor'. No lit
durante la vida de cristo sobre la tierra pro*._UgSipción de una mald ic iri rt s i tt o tt n ¿t
la lectura de
nuestros días , iamás han concluido á¿""iTffiü'áá Iá terrí61é calan'ricl¿rrl (luc lcs ¡roclía
Ia lectura con
Malaquías con é1r"ttículo 6. Terminan acaecer. Es evidente que interpret¿rrot"t cste nlellsaje
el veriículo 5. Leen primero el verso
6:
82 ¡Me han defraudado!
final como un evangelio no de ira sinO de amorr y no
hay rnotivo pala dudar que su exposición fue una
i a f r ¿ e t a i.n t ét p r e t á Ci6 ñ d e" § u_",§-i,g_qifi c ado1,, D i o s,
" capítulos anteriores era la de un altar emp lir'/,iu lo r .u r
mirandn.a*.q..u pueblo en su"'áüéiiasia, necedad e
impertinencia, les dio aun este último mensaje antes
de setlar el libro profético. No fue un mensaje -de ita,
sino de infinito amor.
Er EvelvcEI,lo DE AMoR QUE Lo RoDEA
N ser esta palabra final una advertencia y n0 una
sentencia, debe ser considerada óómo ün evangelio
de amor, y está estrechamente relacionada Con una
declaración que existía la posibilidad de escapar de
la ann enaza de maldiciór, y una indicación de las
condicioáes requeridas para poder escapar.
En la promesa cle la venida de Elías se dice:
fl hará uoluer el corazón de los padres a los
hijos, y el corazón de los hiios hacia los padres.
Este volver de cor azón indica cuál es tra condición
requerida para evitar la maldición. La misión de Elías,
tal corrlo se la describe aquí, no es social, sino
espiritual. ldo se trata de producir reconciliación en
las familias de este pueblo. «Los padres») son los
patriarcas Abraham, Isaac, e Israel, de cuyos ideales
de vida y condición espiritual estos hijos se habían
descarriado tanto. La misión de Elías sérla tra de
conducir a estos descarriados a un regreso a esos
ideales y a esa corrdición espi¡itual.
Parafraseando [á'declaraciÓn para apreciar su
significado medular y expresarlo en otras palabras,
podríamos decir: «Israel será en aquel día Israetr de
verdad, er espíritu y en vida interior, y no sólo en Ia
l,a palabra final It I
mera actividad de ritos y servicios ext()r'n()s,,. l ,.r
práctica del pueblo, tal como lo henr«ls visto r.n
r
la ofrenda de sacrificios, fiestas y ayunos, y t«lrlirs l;rs
ordenanza§ exteriores estrictamente observacl¿rs, ( r(.
lr
les identifi-caban co.mo el peculiar pueblo clc I)ios,
rnientras que su corazóri*ffiáBH'Iéjbs. Si AbrahÍun
hubiera,ap-arecido entre ellos, hubiera dicho: ((Iisros
no son mis hijos». Si Iacob los hubiera visto h¿rllr'í¡r
dicho: «Estos no son ciertamente los hijos del honrbrur
a quien Dios llamó Israel>». Habían errado el cantin«r,
y corrompido el pacto, pero el propósito de Dir)s no
podía ser alterado y por lo' tanto, si la amen ar,ir rlc
rnaldición no se ha de concretar, seF*#,g#,st.Uc su
coraz1n se volverá a sür pááres, y el iü"i]'ff#ñ de 1,,,
padre§ a sus hijos. Cuando ellos se vuelvan a los
principios que el SeÍor había establecido para l«rs
padres, y cuando seán ló qué Él quiso quafueson;
cuando'las ordenanzas,extetiores con las cualcs
nabiañ liágádó"'á satisfechos no ;;;;r;i;;, ;;;
"iiui del sisgLü,cado interior-r lt.l
valor salvo como expresión
¡lacto de.,I)ios c-.o-n,,,.gJlos; entonces la maldicirin sr.r'l;r
rcmovida y las lluvias de bendición s(: r-í¿r r r
tlerramadas por las ventánas abiertas del r:iclo. lr:;to
cs el,evi elio de amff*
¿Cómo podrla concretar esto? «He aqu í,yn ( )ri t,r vir r r
r:l profeta Elías, antes que venga el clí¿r rlr lt'lr()v:r,
grande y terribl€)). Otro mensajero miis, lilí;ts, s(.n;r
t:rlviado. La profecía no ha sido cornplct¿rrl¡r. I il ;r:;r r r r I r r
ttlclavía queda abierto. Aún se ha clc oír"r:l sorritlo rlc
trtra voz. Otro mensaje debía ser clrtt'of{irrlo, lrs;r v(v,
scría oída, y el nnensaje entregaclr¡ ¿rl lir:¡nl)o (lu(:
llcgaba el propio Rey.
'fodos entendemos que el curnlllirnit:nto
tlr:
 }I
l,u palabra final
B4 ¡Me han defraudado!

el Bautista' adelante de él con el espíritu y el porl,cr tlr

promesa tuvo lugar con la venida de Iuan
en algunos Elías, para hacer uoluer los corazones d,e lt»
Vu q.r" existen aparentes contradicciones
un padres a los hijos, y de los rebeldes a, l,u
versículos que hablan sobre el tema, haremos prudencia de los ju.sfos, para preparar u l.
breve paréniesis para considerarlos.
Señor un pueblo bien dispuesto.
En Iuan l;21 dice:

Ylepreguntaron:¿Quépues?¿ErestúElías?
Iuan dijo: «No so1r». Esta fue su respuesta ¿rl
literalismo de la actitud del pueblo en su día. Ellos
Dijo,:¡ñ soy. ¿Eres-tú et profeta? Y respondió:
()ran los descendientes directos de aquellos a quienes
Llo.
profetizó Malaquías. Vivían ocupados en las cosas
cxteriores, siguiendo servilmente a la letra. Cuando
En Mateo 17:10-13 leemos:
luan vino le preguntaron: «¿Eres tú verdaderamente
lilías?», y él respondió: «I.üo so]». Fue una respuesta
Entoncessusdiscípuloslepreguntaron, negativa a la literalidad que los gobernaba y había
que
diciendo: ¿Por qué,pues, dicen los escribas
surgido de su corazón apóstata. Sin embargo, eI
esnecesarioquef'tíasuengaprimero?
Respondiendo Jesús, les diio: Ata uerdad,
Elías ¡rropio Rey dijo: «Elías ya vino ... y los discípulos
todas lAs cosAs' comprendieron que les había hablado de Iuan el
uiene primero, ! restaurará
llautista»». Con referencia a su venida el ángel había
Mas át digo que Etías Ya uino' Y no le tlicho que Iuan iría delante de él con el espíritu y el
conocieron, sino que hicieron con él todo lo
que quisieron; así también el Hiio del Hombre ¡roder de Elías y fue precisamente en este sentido
()spiritual que Iesús señaló a luan como cl
padácerá de ellos. Entonces los discípulo-s (:umplimiento de la profecía de Malaquías. P«rr lo
comprendieron que lea había hablado de
t¿rnto, Iuan estuvo acertado cuando corrigiri t:l
Juan el Bautista.
l)cnsamiento literal de los judíos que habían envi¿rtlr r
;r los sacerdotes y levitas para interrogarle (ln. I : l1)),
Aquí tenemos una aparente contradicción. Iuan
dice: «No solr». Iesús dióe: «El es)>- La interpretación l)oro al mismo tiempo, el Rey estaba en l«t t:icl'lo
de la misma t'uando dijo que Iuan era Elías, y que en él hallirb¡r su
de las Escrituras siempre se halla dentro
}a solución en cr rrnplimiento la última profecía de M¿rlÍl(lrr í¡rs. I rslrr
Escritura, y en este CaSo encontramos
vicne a ser una interesante ilustr¿rcirin rlr: lir
un tercer evangelio, el de Lucas' ('ornprénsiOn delAntiguo Testamentt) J)or rncrlio rlcl
En Lucas 1:16-17, cuando el mensajero celestial
Ntrevo , realizando una interpretaciíln os¡liritu¿rl rlr: l¿rs
anuncia a Iuan el Bautista, dice acerca de
é1:
('osas de Dios que expone como inrposilllc l«r r¡uc cs
r r rcramente exterior y literal.
y hará que muchos de tos hiios de Israel se
conuiertan al señor Díos de ellos. E irá
 u
B6 ¡Me han defraudado!
ET CNEN ANUNCIO
Desde el tiempo de Malaquias hasta la venida
de
un hombre .n el espíritu y poder de Elías,
transcurrieron cuatrocientos años' Durante ese
período el evangelio contenido en estas palabras
finales fue el único mensaje de Dios para el hombre.
En cada caso
¿Cuál era su elemento dominante?
donde se comprobó ser una palabra de poder,
transformando vidas y modificando conductas, como
en los casos de simeón y Ana y, sin duda, muchos
del
otros, lo era en úrtud de 1á promesa del amanecer
día de Dios. Para aquellos que esperaban el tiempo
de la intervención divina, y vivían en una
actitud de
perl¡l la vida llegó a Ser una nueva
-aaonüe,,OXP€Crativa, amor operó en su
L*periencia, y el evangelio del
,uiá.ter hermosos milagros de transformación. Los
primeros tres versículos del capítulo 4 de Malaquías
contienen las palabras de esa promesa:
Porque he aquí, uiene el día ardiente como un
horno, y todos /os soberbios y todol l.os que
hacen maldad serán estoPa; aquel día que
uendrá los abrasará, ha dicho lehouá de los
ejércitos, ! no les deiará ni raíz ni rama. Mas
a Uosotro-s, los que teméis mi nornbre, nacerá
el Sol d,e iusticia, y ensus alas traerá saluación;
y saldr¿¡s y saltaréis como becerros de la
manada. ilollaréis a los malos, los cuales
serán cenizabaio las plantas de uuestros pies'
en el día en que yo actúe, ha dicho Jehouá de
los eiércitos.
Este fue el gran anuncio que reposó sobre el
corazÓn y la conciencia de este pueblo
por
La palabra final il,
cuatrocientos años. Es cierto que lo dcsl) l'c('ir r I u I r y
probablemente argumentaron contra é1, Ir-:tl:rIrrlo r lr.
comprobar que no debía entenderse en forrr.ril litt'¡ ;rl.
Sin embargo, constituyó el elemento fucrtc crr r'l
evangelio de arnor durante esos cuatrocientos iut()s.
Cuando vino Iesús, §imeón, Ana y unos J)o('ori
pastores sabios formaban par,te del rema n r) rr I t:
elegido por Dios, y aguardaban el dia«ardig-nte conr( )
r-,rrIr.gór,el nacimiénto del «Sol de jusü.iu,, quc ((on
sus alas» traería salvación.
Notemos especialmente que si bien menci«lniul
se
dos cosas, en realidad c.ronstituyen una sola. «He ar¡tr í,
viene el día ardiente como un horno mas Ír
vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol rlc
justici&,y en sus alas traerásalvación». Se trata de un
evento del cual se señalan dos aspectos. Podrá ser qu()
considerado dentro del factor tiempo y según l«ts
rnétodos humanos, uno precederá al otro, pero sirr
embargo, la sucesión encuadra dentro de la unicl¿rtl.
lil gran anuncio se refiere a la actividad de Dios crr cl
f'uturo. Dios deja a este pueblo sin mensirjt:s
proféticos por cuatrocientos años, pero su gtirl¿rlrr':r
l'inal es: «Yo no estoy abandonando al mundo; t:l llr¿rl
no es la fuer:zatriunfante. Si bien los que pritcl it:;r ¡ r l;r
rtraldadparecenprosperar, pronto tocará e[ l'in lr torlo
csto». ¡Diosva a actuar! El día ardiente ventlrii, y lot lo:;
rrquellos que hicieron caso omiso a la advr:r'lcr rt'ir¡ t lt'l
ovangelio de amor, serán barridos y tleslruirlos
cuando ese díallegue. «Mas avosotruls los tllr('lcnrri.s
rtti nombrer, el remanente elegido, <(nátccni t'l Sol rlr'
f trsticia',y en sus alas traerásalvaci«rn,,.
¿Cómo habrá de actuar? Como u n lu(![io t lcsl r uclor'
l)ara con todo lo impuro; y como r.u) siuirv() y rlulr:tr
llírlsamo para los que,..temen su norrrIlrt:. llstt: tlílr rro
BB ¡Me han defraudado!
será introducido por medio de un proceso gradual
que irá venciendo tros males de la época, sino por una
transición abrupta. Primero Elías, con su último
mensaje, y luego el Rey, viniendo repentinamente a
su templo con un amanecer, y un Sol que se levanta
trayendo «salvación en sus alas». It{otemos que estas
cosas se fusionan de una manera hermosa, dentro del
gran hecho central. «He aquí, viene el día.» «Nacerá
el Sol.» Et día viene, el Sol nacerá. IJn día arderá como
un horlto. El Sol traerá salvación en sus alas. Se trata
de un sólo día. «Viene el díar. ¿Cuando vendrá?
Cuand o nazca el So1. EI día que viene arderá. ¿Cómo
arderá? El Sol será el calor ardiente que quem atá, pero
a la mismavez, el Sol traerá salvación en SuS alas. El,*r-
carácter de los hombres sobre los cuales brillará este
Sol determinará si serán quemados o saluados. Se trata
del mismo día.
Analicémoslo más de cerca. «Viene el día ardiente
como un hornor. En Malaquías 3:15 leímos las
siguientes palabrasl «<Decimos, pues, ahora:
Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen
impiedad. Son prosperados». Observemos ahora el
texto de 4:1: «Todos los soberbios y todos los que
hacen maldad serán estop&»». ¿lrlotamos el cambio?
Cuando venga el día el orden antiguo será invertido.
Hoy los soberbios y los impíos son prosperados, f se
les llama bienaventurados, o dichosos, pero cuando
amanezca el día de Dios, «los soberbios y todos los
que hacen maldad serán estopa»). los uprosperados»
de una dispensacióri apóstata serán Ia estopa en el
día de Dios, hojarasca cuando el Sol de justicia brille
con toda su fuerza.
¿Cómo podrán ser iguales estas cosas que
aparentan ser contradictorias? Es imposible que no
La palabra final il'l
sea iguales. ¿"--C-.q-mg.se.prodqce el milagro rlr: u r r r r r r(,vr r
día si no es por medio del nacimienl«r rlcl ,\ol:,
Seguimos la misma línea de interpret¿rr:iorr y
debemos afirmar que es por el nacimiento clel Sol rlu(.
habrá salud. ¿Cuáles son los hombres que detcr:trr rl¡l rr
el amanecer prirnero? Sin duda, no los im¡lí«rs y
soberbios que serán consumidos corno estopfl, sinr¡
los que velan, los que ascienden a las cumbrés cle lirs
montañas, los que están hastiados de la sociecl¿rrl
apóstata y que ha estado clamando: «ven, Sefior-
Iesús» (Ap. 22:20). Ellos serán los que primoro
cletectarán el arnanecer de ese dia,ypara ellos el tintc
rosado del amanecer traerá sanidad, y ((se levatarír cl
sol de justicia, trayendo salud eterna en sus alas, (vr,¿).
Luego, cuando se haya levantado hasta el meridian«r,
con toda la fuerza de su calor abrasador, la estopa serír
quemada.
Bien sabemos los distinto's'efectos que tiene el sol
sobre diferentes objetos. IJn árbol.pfantado junto a
tun río absorbe sus aguas por medio-áé tás raíóes, r:l
/
sol del veraro, arrojando su§ ,_r,?y-ps,spbre é1, hac:c
b rotar iüs ho¡as y lo úéna aé ,iift*
v hermosurÍr. l), r.
otra parte, el mismo sol que prod,rc* el henr.rosio
verdor en el árbol, termina por secar y quenlilr- un
o¿r.m-po de rastrojg* con sus rayos abrasaclor-os. Iil
rnismo medio produce en un caso la vida y cn cl otr-o
la sequédad y fa muerte,'El mensaje de I)i«rs cs. .,lil
tlía que viene, yo áClüaré». «He aquí vienc e I dí;r t¡rrt:
s¿tnará'y"' agá». Sanará a aqur:ll«¡s (lltc lc
()speran¿ que han sido heridos por la n«rt:ltc.
¿l)ot' tl u(')
Itrs sanará? Porque.están plantados jurrto ir íu'r oy«rs rlt:
ilf{ua, porque sus raíces están en Dios, y ¿r cllos ll¡girrr
Itrs rayos del Sol de Dios con hernrosur'¿r, ri¿rlurl ,lu,t, y
salvación en sus alas. Para los honrbr()s (lu(] lroy son
90 ¡Me han defraudado!
prosperados, los que no tienen otro resorte que ellos
mismo s, cuyas- raÍces no, se extienden haSta las"aguas
eternas, el Sol será url calor"abrasador, Serán como
estopa.
Así culmina la palabra y cesa Ia voz de Malaquías.
Había descrito su condición, les había hablado del
amor infinito de Dios y hace esta declaración final:
D¡Os no lqs ha ni a ellos oi, d*mundo,
lb,lndonado
smo que',vt ,[[é,e]'dí€t cuitlldo nacerá el Sol' Les señala
los diferentes resultados producidos en dos clases
distintas de vida, y finalmente en tono patético
expresa las palabras: «Yo os envío el profeta Elías,
antes que venga el día de Iehová, grande y terrible»
para «v_olver eI corazÓn de los padres hacia los hijos,
y el corazón de los hijos hacia los padresrlg__§.-9r*,-Sy.e
yqyenga y hiera Ia tierra con maldición3
Antes de considerar la aplicación de esta palabra
final a la época en que vivimos, debemos notar que
la segunda parte del programa divino en
-segunda
orden, aunque mencionada en primer lugar por ser
lo que más necesitaba el pueblo a quien fue dirigida
(MaI. 3:1)- todavía no se ha cumplido. El Rey vino y
predicó «el año agradable del Señor» (Lc.4:19). En ese
punto de la lectura cerró el libro. «El día de*v_-e-.gg1ruVa
del Dios nuestro» (Is. 61,:2) resta --aün pó"fi..'g,1gpl.l"fSe
que yacp*¡.r'gn lq.prpfundidád de la infinita
Por razones'éterrlá,
sabiduriá Ét arin *tp era, y si bien a veces
suspiramos en nuestra espera de ese día, por fe nos
regocijamos en su longgp;-T**.S.9, sabiendo que en
Cristo nuestros años de fatiga se desvanecer, ya que
«coo el Señor un día es como mil años, y mil años
como un día" {2 P 3:B). Sin lugar a dudas, su primera
venida trajo un fuego a.l* .!,L-.-q-{+ "-qpg hA*a el día.de
hoy está encendido aun en medio-,,del colapso y
La palabra final
revuelo del mundo actual. Este fuego estii ¡lt'(.¡)iu,l r rr lr r
el camino para el nuevo día de Dios, irntt' ('uy,
amanecer el ardor de este primer fuego reslx)ntlr.t ¡r
al nuevo ymalroS-*f_u_ego g"gq sel* Ievelado, cl t:u¡rl rru
dejaráni ráñá n¡i^i:Áizen todo áquétto qr" sea irn¡ri,
e inicuo.
Punto por punto, hemos üsto la solemnidacl tlc l¡r
palabra final de la antigua dispensación prolctir:¿r,
aplicada a esta era en la cual viümos. La mayor parlt.
de la cristiandad en el día de hoy está degcarriarla y
d-e-seB"dest.acar"la diferencia que existe entrc cl
término c;[-s_U,q_g-{a§ y la Iglesia dp sripro. La Iglcsia
de Cristo no es conocida por hombre alguno. Sól«¡ r:l
I{ijo y el Padre conocen a los que son suyos. Ningúrr
hombre puede decir que ésta o aquélla es la «Iglesi¿r»>
o que está en éste o aquel lugar. La Iglesia es un¿r
entidad sagrada que fi solo conoc€, y le es leal en el
clía de hoy, y siempre lo ha sido. La cristiandad, csrr
rnultitud hibrida que se llama prr;i rlc
(lristo, que le dice: ,.Señol Señor,» "ó*brc
)r eue no hAC() t«r
que Ét dice, está tristemente desiarriada. sirr
cmbargg, .eI amor divino todavía procura sillvar',
bendecir y cubrir a todos, llamando con palatrrirs t lt.
ternurainfinita, amonestando alos suyos qur) olvitlirrr
los principios de justicia,, por medio clc lir r:u¡rl
completará su obra en los días'por venir. ( ir'¡rr:i;rs ¡¡
I)ios, existe un reffranente. famás se h¿r rlcjrrrlo ;r sr
tllismo sin un testimonio y yo creo que n u n('ir tl r r lrr r
l¿tntos corazones leales alesucristo con'to cn cl tlr;r rlr.
ltoy, Hombres y mujeres que anhel¿rn l¿r v(!nirl;r rlr.l
l'cino a estatierra, yque reconocen (¡t() «lcl)c v(:rrir cn
stts propios corazones y vidas. [,lll t'(]tniult.nl(: (lu(]
Icme al Señor, que escucho y horrr"rr l¿r vo'/, rlt: srr
M aestro.
-l
92 ¡Me han defraudado!
¿Cómo concluye la palabra inspirada para esta
épo ca? Leemos la última palabra del Nuevo
Testamento. ulrg,.gf apia de nuestro Señor Iesucristo
sea con todos y-gsotrp.s» (Ap . 22:2L). La Versión
Moderna traduce esta frase de la siguiente manera:
«La gracia del Señor Iesus sea con todos los santos»1
en lugar de «todos vosotros». La última palabra del
Antiguo Testamento es ((raaldición»; la última del
Nuevo TeStamento, «sa[tos>». A pesar de la aparente
gran dilerencia, existe en el pensamiento interior de
,' estas palabras una identidad de significado. La
' palabra traducida «maldición» en Malaquías significa
literalmente udedicador, de la manera que se emplea
en el relato de Acán y su tesoro, que fueron
«dedicados» a la destrucción (Ios. 7:24-26). «No sea
que hiera la tierra con maldición», vale decir, «flo Sea
que la dedique al juicior. La última palabra delNueVb
Testamento describe al pueblo de Dios como
«sa[tos»», o sea separados, colocados aparte, o
dedicados. La dedicación de Ia cual hablan ambos
pasajes está tan lejos la una de la otra como lo está el
Polo Norte del Polo Sur, pero el significado esencial
es idéntico, y es el de la soberanía de Dios. «No sea
que hiera Ia tierra dedicándo[a a la destru§ción'» «f'a
graciá"dél SéRor Iesús sea con todos los que están
dedicados a la voluntad de Dios.» La soberanía de
Dios, irritada por Ia antigua dispensaciÓn será
realizada por la nueva. Moisés y lesús. Dios está
detrás de todos los acontecimientos de la historia y
É1 hace valer sus derechos en las palabras finales,
tanto del Antiguo como del Irüuevo Testamento.
De más estarÍa decir aquí que yo creo en la
1. La Biblia de lerusalén también ofrece esta variante.
La palabra final
inspiración verbal y plenaria de las list:r iIrrr¡r:, lri
pudiéramos leer las Escrituras de los nliurus('r rto.,
originales encontraríamos a cada preposicirilr r.n su
lugar, y las palabras más pequeñas, viv¿rs (:on urr
significado infinito" Esta es mi posición rcsllccto ,ir
este antiguo libro de Dios, y es por ello que co ll s ir l c r r¡
de tremenda fuerza este hecho concernientc ir l¡rs
palabras finales de ambos testamentos. ¿Cuírl os l¿r
última del lrüuevo? «La gracia del Señor Iesús soa (:on
todos los santos.» ¿Qué es"la giac,ia?'Es Ia léy revcl¿rrl;r.
La gracia de Dios e§áiNuello que agrada a Dir¡s, y cn
su aplicación át hombre se óo¡stituye en el liivor
inmerecido de Dios. ¿Cuál es ese favor inmerecirl«r?
No es ni más ni menos que el arnor, que inclinálldos(!
hacia nuestra condición, nos enseña cómo obedo(:(!r"
la ley, y no sólo nos enseña cómo hacerlo, sino qu()
nos surninistra la energíapara poder obedecer. llst«ly
ansioso de señalar que los hombres no clebcrr
comprender que la gracia significa que Dios hayir
dejado a un lado la moralidad, o que excus¿r ir
cualquiera de su inmoralidad o impureza. Cr'¡rr:iil
significg.qus Crislgr pol *"_qdig. dg ¡rida, la rrru{:r'tr.,
"t,p
la resurrección y el poder viviente, introdur:ir'¡i (,n
ttuestras, üdás pobres, débii¿; i ffiserablcs, totlo r.l
lloder necesario para que podamos obeclct:cr lotl¡r
¡lalabra que Dios ha hablado y que con(:icnr(, ir sus
requisitos para con el,hombre.
¿Cuál es el elemento de poder cn cslr! nu(.v()
cvangelio de amor? En Apocalip sis 22:12 I (.r r(.r r ros t.l
siguiente anuncio:
He aquí que yo uengo pronto, y nti tytlttttlott
conmigo.
,l
94 ¡Me han defraudadol
Así como el Antiguo Testamento culminó con la
vozqueaunciabaf .a*--erridSdef Señor,iam6itíñ1óháóá
etr lr[uevo Testamento. I{o me propongo exponer en
déiáIle §óbre el tema de la veniáa del SeRor lesucristo.
Sencillamente deseo decir que lo que está delante
nuestro ahora, €1 próximo evento, es su segunda
venida. ¿Cuál fue el primer evento? Su venida y
Pentecostés. Desde entonces, ¡nada ha pasado!
Podemos escribir toda la historia, sumar todas las
batallas ganadas y perdidas, atrabar a estadistas y
políticos, en suma, lista¡ to-{o 1o que el hombre ha
h e c."_[o y- s ig e mb argo, r*ad,a: h*,_P*$fl tIU llM i e n tras D i o s
¡
ob§érva los rrioViniientós hümanos, cuenta las
campanadas del gran reloj de la eternidad. El último
movimiento de ese reloj fue el nacimiento de'Cristo,
su obra en la c ruz, y Pentecostés. El próximo
movimiento es: «He aquí yo vengo pronto». Ir[ada hay
entremedio. Algunos creemos que estamos muy
Cerca de este próxirno movimiento. Ir[o pasará mucho
tiempo antes que suene Ia voz, pero este día tendrá
un doble aspecto. ,,8J,, Sol que nace con salvación en
SuS alas. El día ardiente como ufl horno.»> Lo uno
seguir á a\o otro, pero ambos conforman un evento:
La venida de Cristo. Primero el Sol de justicia que trae
sanidod, luego, el día ardiente. I{uestros ojos se
dirigen hacia ese evento, y los del mundo también
deberían hacerlo. Consciente o inconscientemente,
la humanidad aguarda en su sufrimiento, dolor y
pecado; en su bautismo de lágrimas y sangre. ¿Qué
aguarda? Aguarda al Rey. Los partidos carecen de
lideraz1a, y las naciones están todas en la inquietud
y Ia incertidumbre. El reino aguarda al Rey. Hombres
que no detectan la situación, sin embargo le
aguard an. ¿ Q ué qig*jfic.ará ss ve nid a? D gpt nd-e*del
La palabra fínal
caráct--q¡ de. cada.indiüduo.'Pára aquellos t I l r(' I r r r r{' I r
su nombre, un Sol de justiCia t sálvacirin. l)iu ¡r lr¡:,
soberbios y los impíos, ifu,ego'1,*Fuego (luc lr¡r rlr'
quemarlos como a la estopa.
Esta no es una rnera actitud pesimista. tis l¿r ri r r it'r r
verdaderamente optimista. Esperar la conversitir r t lrl
mundo por medio de la predicación de la Pal¿rllnr tlr,
I)ios en esta dispensación, sería una esperanr,ír (lu('
va en contra de la revelación y de los hechos. l,ir
población mundial se está multiplicando por nrcrlio
rle las leyes normales de crecimiento, a un ritrno
rnucho más velaz que el crecimiento del númer«r rlrr
convertidos. El Rey viene y ése es el mensaje, fin¿rl.
Concluyo con una pregunta y Ia dejo par¿t l;r
t;onsideración del lector, y para que la responcla on
lrr intimidad de su ser. Apocalipsis 22:16 dice:
Yo, Iesús, he enuiado mi ángel para darr¡s
testimonio de estas cosas en las íglesias.Yo soy
la raíz y el linaje de Dauid, la estrell,rt,
resplandeciente de la mañana.
Nosotros, si estamos en la lglesia, aguardirrrros l;r
;r¡rarición de la estrella. <<Y e! Espíritu y l¿r Iis¡r()sir
rlir;en: Ven» (Ap. 22:LT).¿Puedo yo decil': ,,VeIt,, ;rl
; u l rr ncio de Cristo de que Él üen.e? gHe aq u í yr ) v('n ll( )
l)r'onto». ¿Puedo decin nffil Hltrryorytrur? No r.xi:;tt,
l)r'ueba para determinar la, santidacl rlc virl¡r y tlr'
r';u-ítcter que iguale aésta. Muchos estiirr olrlili;rrlr¡s ;r
rlr:r:ir: «No puédo orar:'Ven Señor Jcstis' l)()r(lrrr lr;ry
Ii
1i;rcl uras que me retiene[).»>. A ellos rl]sl )( ) r r t l o : (,r r ;rrrIrr
;ullcs corten esas ligaduras, mejrlr'; y ('u;urlo ¡urlcs
l)o(lamos decir en armonía con cl lis¡lír'ilu: ..<\ftn>>,
rrrt:jor será para nosotros y para el rrrunrlo. lilí¿rs vino
r-
96 ¡Me han defraudado!

delante del Señor Iesús hace muchos años y los

coÍazones de los hijos fueron vueltos a los padres por
miles durante su predicación, y yo creo que hoy las
señales de los tiempos apuntan a la cercanía de la
venida de Cristo. Irüunca hubo una época en que el
hambre por lo espiritual y por una enseñanza clara
de la Palabra de Dios, fueran tan notorios como 1o son
hoy. En todas partes hay iglesias que están clamando
por un aüvamiento de la verdadera üda espiritual.
¿Qué nos presagia esto? Yo creo que se trata de la
lluvia tardía , y & continuación, ¡el Rey Iesús!
Para que no nos avergoncemos en Su venida,
tu^--

np i"ste nte'e'ln ce s antee cuidado.'La§

c aminiffiffiÜó?i.ÜéT§ ct .l.L\/ \-, tIIvv\JL

cosás éffié-i'ffi-fb's'§óii de importancia

impo secundar[a, Y
caerán en sü'debidó luga, pót conseiuencia náiuial,
Si,en los rincones más íntimos de nuestro Coraz6n
somos fieles a É1. Que no tenga que decirnos:;:Mk.
han defraudado!,
, . ?....-, L:1rr&r:+6'!,ri;;rrrliduli¡i;{qrjú,l¡

Qui§ieia IIáffiar a todo el pueblo de Dios en el día

de hoy a un profundo y solemng exa*:t persotal. Si
como resultado de este autoexamen eJ pensamiento
qüe"§iif[{é"-eon mayor naturalidad dentro de nuestro
ser es el expresu,,do en los tiempos de'Mafaq¡ríf en
las palabras ;¿E}§*Qffi?r, entor:gs hulrá .un ur:1r:r.i,.§Í:ri¡ii

pa
ciétti§inióffiótivoo,parJhúmillarno s delantg.$e. Dip s. .,*r'.'1:'!r'i-'1!lj'-:
r
"
l¡l

3t',"