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Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas | 13 (2006.

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ACTIVIDAD N° 1
Te pedimos reflexionar sobre el origen de las características atribuidas a cada género
Indicaciones:1
Observa a tu alrededor, en el hogar, en el trabajo, en tu círculo de amigas y amigos e intenta describir (máximo en tres
líneas)
 ¿Cómo son los hombres? Son fuertes, grandes, más racionales, graciosos, dejados, utilizan palabras
soeces, enamoradores.
 ¿Cómo son las mujeres?, de contextura delgada, emotivas, sensibles, detallistas, renegonas, observadoras,
más responsables que los hombres.

Luego, desarrolla el siguiente cuadro de manera individual:


Cada una de las siguientes afirmaciones se refiere a una creencia común para algunas personas: Marca si estás
totalmente de acuerdo (TA), Parcialmente de Acuerdo (PA) y Totalmente en Desacuerdo (TD) con las afirmaciones
siguientes. Cabe recordar: No hay respuestas buenas ni malas.

Afirmaciones TA T
PA
D
1. Las mujeres no resisten adecuadamente X Social
las presiones de la vida pública.
2. La mujer es más cercana a la X Natural
naturaleza que el hombre.
3. El hombre tiene mayores X Natural
necesidades sexuales que la mujer.
4. Las mujeres son más X Social
confiables que los hombres para
manejar los dineros de la comunidad.
5. Las mujeres son más X Social
honradas que los hombres.
6. Los hombres son más X Natural
racionales que las mujeres, y las
mujeres más afectivas y sentimentales
que los hombres.
7. El hombre es de la calle y la X Natural
mujer es de la casa.
8. Una mujer puede realizarse X Social
plenamente sin hijos.
9. Los hombres deben X Social
representar a la familia a la hora de
tomar decisiones sobre el hogar.
10. Las mujeres no deben X Social
participar en actividades que impliquen
esfuerzo físico.

Escribe al lado derecho de cada afirmación, cuáles de estos comportamientos o actitudes son “naturales”, y cuáles
otros se han venido construyendo socialmente

SESIÓN1:GÉNERO COMO CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL

El género es un cuerpo teórico y conceptual que forma parte de las relaciones sociales y humanas estudiado por la
sociología, la antropología, la psicología, la economía y el derecho, que articula un conjunto sistémico de definiciones,
que iremos explicitando en el presente curso. Asimismo, el concepto género es una categoría de análisis de la
sociedad mediante la cual se puede comprender las características que adquieren las relaciones sociales entre
hombres y mujeres y las repercusiones que esto tiene para el desarrollo de las personas y la sociedad.

1Movimiento Manuela Ramos. 2005. Guía de Capacitación. Construyendo una vida sin violencia.
Publicación Electrónica de la Universidad Complutense | ISSN 1578-6730
Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas | 13 (2006.1)

Diferencia entre Sexo y Género


El sexo se refiere a las características biológicas de hombres y mujeres. El género, en cambio, alude a los distintos
roles, responsabilidades y atributos que se asignan a hombres y mujeres en la sociedad como producto de una
construcción socio cultural respecto de su sexo biológico.
Es decir, este concepto nos ayuda a entender que lo que creemos características naturales de hombres y mujeres no
se derivan del sexo de las personas, sino que son construidas a través de las relaciones sociales y las imposiciones
culturales
El concepto de género es una construcción cultural diferente del concepto de sexo que se define como las
características biológicas de mujeres y hombres. El género serefiere a las conductas aprendidas desde la
infancia, a la distribución de atributos, roles y espacios entre mujeres y hombres, todo lo relacionado con los
roles, responsabilidades y expectativas sociales que se construyen sobre las personas dependiendo sI son
mujeres u hombres. Mientras que el sexo es todo lo relacionado al
Aparato reproductor, fecundación, gestación y parto.
El concepto de género es útil e imprescindible para una mejor comprensión de las diferencias entre mujeres y hombres
y los problemas sociales como la violencia, la discriminación, pobreza, etc.
Aportes de la Categoría Género
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La palabra género se ha utilizado históricamente como sinónimo de sexo o de mujer. Desde los años ochenta
teóricas feministas estadounidenses acuñaron una interpretación del término entendiéndolo como una categoría de
análisis de la realidad social. Joan Scott definió género como la construcción y asignación, social e histórica de
características a hombres y mujeres de acuerdo a sus determinaciones biológicas, es decir, de acuerdo a su sexo
(Scott,_1990).
Desarrollos teóricos posteriores pusieron de manifiesto que la categoría género además servía para hacer
visibles las relaciones de poder que dicha asignación establecía a partir de la transformación de las diferencias
entre hombres y mujeres en desigualdad
La categoría de género es descriptiva, en tanto da visibilidad a las desigualdades entre hombres y mujeres analítica
porque permite señalar, interpretar e identificar las causas de las diferencias y las desigualdades que existen entre
hombres y mujeres en Sociedades específicas y política, porque nos compromete con la transformación de las
desigualdades como opción política (de la Cruz 2008).
Por lo anterior, la categoría exige el compromiso ético de develar las relaciones de poder que implican opresión por
razones de género y que deben ser transformadas.
Dichas transformaciones tienen un valor de cambio político y cultural en tanto logran beneficiar no sólo a las mujeres
sino a conjunto de la sociedad.
La categoría también permite cuestionar las asignaciones_ culturales que se han naturalizado convirtiéndolas en
patrones incuestionables que definen únicamente dos caminos para el ser humano: ser hombre o ser mujer. Dichos
caminos han definido el lugar que cada persona ocupa según su sexo en una sociedad. Diversos estudios
feministas han mostrado que tanto el sexo como el género son productos culturales que han variado a lo largo del
tiempo y dependiendo del contexto geográfico y social.
El en foque de género Es una forma de mirar la realidad identificando los roles y tareas que realizan los hombres y
las mujeres en una_sociedad, así como las asimetrías, relaciones de poder e inequidades que se producen entre ellos.
Permite conocer y explicar las causas que producen esas asimetrías y desigualdades, y formular medidas
(políticas,mecanismos, acciones afirmativas, normas, etc.) que contribuyan a superar las brechas sociales de género.
Asimismo, nos permite analizar problemas de salud pública como la violencia hacia la mujer, adolescente, niña o
adulta mayor_por ello, las expertas y expertos de la Organización de Naciones Unidas definen el concepto de violencia
de género al considerar que “toda persona puede ser víctima de actos de violencia, pero el sexo se convierte en uno
de los factores que aumenta de modo significativo su vulnerabilidad

El género es una construcción social y una forma de organizar la vida de las personas.
En tanto es creada desde la sociedad también puede ser cambiante. Es La construcción se mantiene y se repro
a través del lenguaje y la cultura.
La perspectiva de género permite ver cómo los grupos humanos, a partir de las diferencias biológicas, construye
conceptos de masculinidad y feminidad, es decir, que los hombres y mujeres se atribuyen formas de ser, de
y de valorar las cosas de manera diferente. Entonces, el género, es una instancia que marca diferencias
producen jerarquías de valor y desigualdad en los diferentes ámbitos de la vida social, donde uno de los gé
tiene más valor que el otro.
Lo grave es que en la mayoría de las sociedades, se mantienen diferencias de distinto tipo (raza, etnia, religión
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a las que se suman las diferencias de género.


Esta situación genera_en las personas distintas valoraciones, y las relaciones entre hombres y mujeres res
siendo desiguales e inequitativas, pues las mujeres terminan siendo tratadas como personas de segunda cate
discriminadas y postergadas en diferentes ámbitos de la sociedad, excluidas del espacio público y recluid
espacio privado.

Dimensiones del concepto de género


El concepto de género tiene, al menos, cuatro dimensiones y todas ellas interrelacionadas: una teórica, una
metodológica, una política y una personal:
El análisis teórico, aporta conceptos que explican la relación desigual entre hombres y mujeres, los privilegios
concedidos a los hombres y la valoración desigual que la sociedad hace sobre las actividades que realizan los
hombres y las que realizan las mujeres, entre otros.
La dimensión metodológica, lleva a reconocer que la categoría de género y su cuerpo teórico requiere de
instrumentos metodológicos que permitan utilizarla, explicarla o ponerla en práctica en diversos contextos y
realidades, con personas de distintas procedencias y niveles de distintos grupos étnicos, alfabetizadas o sin
alfabetizar y para diferentes propósitos.
La dimensión política, es por lo menos, en dos sentidos: en tanto busca modificar las relaciones desiguales de poder
entre hombres y mujeres e impulsarlos intereses estratégicos de género. Y en tanto, su adopción por parte de la
sociedad y Sus instituciones, requiere de acciones políticas concretas en donde se negocien nuevas y mejores
condiciones, sobre todo para las mujeres, y se busque de manera concreta, disminuir las brechas de desigualdad
existentes.
La dimensión personales la que resulta más difícil de aceptar pues todos, tanto hombres como mujeres, somos hijos
e hijas del sistema patriarcal. Osea, hemos sido socializados en los valores, roles, estereotipos, actitudes, prejuicios,
sentimientos y pensamientos jerarquizados que, en general, estigmatizan a las mujeres y conceden enorme valor y
privilegios a todo lo masculino.
La dimensión intrapersonal del género
La asignación del género se produce desde que nacemos, por el entorno que nos rodea mientras que la construcción
de la identidad de género, que es un proceso enteramente personal, inicia desde el nacimiento y dura toda la vida, a
través de la socialización en la familia, la escuela y las relaciones con los pares. Se va reforzando por el
condicionamiento de reglas, normas institucionales, mensajes y discursos sociales, los que se realizan en función
de roles y estereotipos sociales, que encasillan las actividades e identidades de mujeres y hombres.
En este proceso de socialización se transmiten y enseñan formas de comportarse, pensar y sentir para los hombres y
para las mujeres, que son diferentes y opuestas y que son asignadas a partir del sexo biológico de las personas.
La identidad de género se adquiere, en principio, a través de la socialización temprana en el seno de la familia de
origen, rodeada de una fuerte carga emotiva, ya que el niño y la niña dependen de los adultos que los cuidan.
La familia ocupa un lugar importante para la generación de relaciones de afecto y de discursos que generalmente
legitiman los modelos dominantes de género, aunque en ocasiones los cuestionen. Las nuevas generaciones se
forman sobre la base de la negociación de sentidos en torno a lo que sus padres conciben como propio de un varón y
de una mujer.
Es el mundo adulto el que se va asentando en el cuerpo, emociones, actividades de la vida diaria de los niños y
niñas, quienes van realizando su síntesis personal y construyendo su género. En realidad no se limitan solamente a
imitar al padre o a la madre, sino que crecen aceptando, rechazando, resistiendo, adecuando comportamientos
propios, o Intentando transformar el modelo de sus padres. Las experiencias vividas de género pueden variar mucho
en el rango entre dos extremos.
En la infancia, puede ser doloroso o afirmativo el responder de acuerdo con las normas y expectativas de género.
Las personas que desde la infancia demuestran subjetividades de género conformes con las expectativas de sus
familias y sociedades, reciben premios y son celebradas mientras que quienes tienen formas de expresión distintas o
que les cuesta conformarse a las normas, son castigadas, golpeadas, ignoradas, regañadas, rechazadas o
estigmatizadas.
Además de las relaciones en la familia, la identidad personal se va construyendo en la escuela y otros ámbitos. El
comportamiento de género es impuesto y reglamentado en las familias, las escuelas, las iglesias, las leyes y las
instituciones estatales, a través de la reproducción de normas y valores sociales, tabúes, estereotipos, roles y trabajos
forzosos, castigos psicológicos y físicos, así como discriminaciones y estigmas.
Por eso es importante reconocer que las identidades se construyen, se transforman y varían con el tiempo,
dependiendo del espacio en que se desarrolla la persona. No son conceptos estáticos o formas de ser. La forma

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particular en que se expresa el género en la subjetividad de las personas depende de la clase socioeconómica a la
que pertenecen, su identidad racial o étnica, su edad, profesión, religión y gustos, además de sus vivencias e
historias personales, tradiciones familiares y sociales, leyes nacionales, etcétera
En la realidad, no hay únicamente un modelo de feminidad y un modelo de masculinidad, sino un enorme rango de
posibilidades y combinaciones de características. Sin embargo, sólo algunas de estas expresiones son
consideradas aceptables en cada sociedad, tiempo o lugar. Los estereotipos tradicionales de género incluyen
mandatos y modelos que rigen la sexualidad

La asociación cuerpo/identidad como un fenómeno “natural” refuerza la idea de que solo existe un único modelo
“aceptable” para vivir la sexualidad, este es la heterosexualidad. Esto, a pesar de las evidencias históricas y
científicas del diverso rango de comportamientos sexuales en los seres humanos y en el reino animal. Bajo esta visión,
cualquier actuación distinta a lo establecido por el sistema sexo género es visto como una ruptura con la norma de la
heterosexualidad o lo que se conoce como heteronormatividad.
En las sociedades contemporáneas las principales instituciones religiosas son defensoras de una definición de la
sexualidad que privilegia a los varones y naturaliza a la familia heterosexual como único espacio legítimo para la
sexualidad.
LECTURA OBLIGATORIA N°1
SexoGénero: Diferencias biológicas y sociales. Alfaro María C. 1999 En: Develando el Género. Elementos
conceptuales básicos para entender la equidad . Serie Hacia la equidad. Unión mundial para la naturaleza. Fundación
Arias para la paz y el progreso humano. S
An José C.R.pp.1
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Lectura 1 Sexo-Genero. Diferencias biológicas y sociales

EL GÉNERO Y NUESTRA HISTORIA PERSONAL

Qué es eso que hablan ustedes de género? De qué se trata? Qué tiene que ver conmigo? A mí
eso del género no me gusta y tampoco lo entiendo! Cuántas veces hemos escuchado estas
expresiones a personas conocidas o incluso las hemos dicho? Puede que sinceramente
pensemos que no tiene nada que ver con nuestras vidas, menos aún con los proyectos en que
actuamos, porque desconocemos todo sobre ello.
Sin embargo, aunque no tengamos conciencia de ello, el género es parte de nuestra historia personal-
seamos hombres o mujeres:
una historia personal que se inicia antes del nacimiento.

1.Sexo - género: diferencias biológicas y sociales

Ojalá sea un varoncito, así tienen la parejita! “Ya le compré su carrito al


patojo (niño)”
“ Es el quinto embarazo, es que sólo mujercitas tenemos”. “Que sea lo que Dios quiera,
pero que venga sanito”. “Desearía que no fuera mujer porque cómo se sufre”.
“A ver si te ganás la gallina”. Qué suerte! Fue
varoncito!
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Qué chambona (persona que no hace bien las cosas), sólo mujeres tiene!

Nuestro nacimiento como el de todas las personas estuvo enmarcado en ciertas


circunstancias. Puede que no haya sido un nacimiento esperado con alegría o puede que sí.
El hecho es que familiares y amistades, se forman expectativas diferentes si va nacer un varón
o una mujer.

Cuando nacimos, lo primero que hicieron fue ver nuestros genitales. Probablemente nos compraron
ropa de un color supuesta- mente adecuado (celeste o rosado) y empezaron a pensar en nuestro futuro.

Desde ese momento, nuestro sentido de la vida quedó estable- cido. Si somos mujeres, empiezan a
regalarnos muñecas, trastecitos y poco a poco fuimos aprendiendo como barrer, trapear, lavar los
trastos, servir a papá la comida. Si somos hombres, probablemente hayamos tenido un carrito, un caballo
de madera y, poco a poco, salimos al campo o acompañamos a papá a su trabajo y, más adelante, de
repente, también a la cantina.
Claro que este no es un retrato literal de adquisición de identi-dad para todas las personas. Pero el hecho
es que la diferencia en las características físicas tiene un valor determinado por el grupo social al que
pertenecemos, desde el momento en que conocen cual es nuestro sexo.

Entonces, mujeres y hombres nos diferenciamos, en primera instancia, porque tenemos


características fisiológicas y sexuales con las que nacemos, que son naturales y no se modifican
(al menos no naturalmente). A esto le llamamos “sexo”.

Y, por otra parte, nos diferenciamos, porque cada sociedad, cada cultura ha dado una
valoración y un significado distinto a esas diferencias de sexo y ha elaborado ideas,
concepciones y prácticas acerca del SER HOMBRE Y SER MUJER. Este conjunto de
características y normas sociales, económicas, políticas, culturales psicológicas, jurídicas,
asignadas a cada sexo diferencialmente, es lo que se llama “género” (Lagarde, M., 1994). Por
ello, existen los géneros: femenino y masculino. Es decir, se me enseña a ser hombre o a ser mujer,
dependiendo de las características que tiene mi cuerpo, de la forma que tienen mis genitales externos.

Por ejemplo, pensemos, por un solo momento qué habría pasado con nuestra vida si hubiéramos nacido
con un sexo diferente del que tenemos.
*Cómo habría sido nuestra vida hasta ahora? Qué nos habrían enseñado?
*Qué juegos hubiéramos jugado?
*Qué habríamos hecho en nuestro tiempo libre? Habríamos podido estudiar?

Las normas, prácticas, símbolos y valores son elaborados y moldeados socialmente dentro de cada cultura, por lo
tanto son creadas por las mismas personas en su cultura. “Como tal es por definición, dinámica, creada y
cambiante, modificable, en tanto se forma, se mantiene y se reproduce en ámbitos simbólicos de la cultura”
(Campillo, F. y Pérez, L., 1998).

Puede que en algunos lugares lo femenino y lo masculino sea a la inversa de como lo conocemos, porque esa
cultura lo ha determinado de esa forma. La construcción de género varía de una cultura a otra y dentro de una
misma cultura varía a lo largo del tiempo.

Si comentamos con una anciana y con un anciano - pueden ser nuestros parientes o conocidos:
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*Cómo era su comportamiento y las cosas que podían hacer cuando era niña y niño?
*Qué diferencias existen entre su experiencia de género y la de ella y el?

La construcción de género se interrelaciona con otras condicio- nes objetivas y subjetivas en la vida de cada
persona: su cultura, la etnia a la que pertenece, su clase social, su edad, su pertenencia a una comunidad religiosa,
su planteamiento político, la historia de su comunidad y su historia familiar.
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Es por ello que todas las personas, mujeres y hombres de diferentes edades, culturas, etnias, clases sociales y
lugares, tenemos una vivencia de género, nacemos dentro de un grupo social que determina qué debemos ser
dependiendo de nuestro sexo. Pero, por eso mismo, no todas las personas tenemos las mismas vivencias de
género.

2.De las diferencias naturales a las desigualdades sociales

Las diferencias por sí mismas no provocan desigualdad, pero en el momento en que el grupo social les asigna un
valor a estas diferencias - los géneros - esta situación cambia y se producen las desigualdades para el desarrollo y
el bienestar de mujeres y hombres.

La desigualdad resultante de esta valoración social impide que ambos géneros tengan el mismo acceso a
oportunidades para su desarrollo personal y colectivo. Ninguna persona por ella misma se ha propuesto estar en
condiciones de superioridad o inferioridad, pero su formación de género le asigna un espacio en alguna de estas
posiciones.

Los estudios y la teoría de género nos han permitido conocer los contenidos de la desigualdad. Estos contenidos los
vemos expresados y toman formas diferentes en todos los espacios en los que nos relacionamos mujeres y hombres y en
todas las acciones que realizamos. Algunas formas de expresión de estas desigualdades son (Lagarde, M., 1998):

*Por el sólo hecho de ser hombres, al género masculino se le asigna poderes sobre la vida de las mujeres; pueden
controlar sus vidas, tomar decisiones sobre su salud, sobre su cuerpo, sobre su formación, sobre sus recursos, sobre sus
ingresos. El ejercicio de este poder convierte a las mujeres en niñas eternas, consideradas como menores de edad,
dependientes, aún cuando sean personas adultas.

*La construcción social de género marca la desigualdad con desventaja para las mujeres, puesto que los hombres desde
temprano deben aprender a tomar decisiones y a valerse por sí mismos, sin consultar a otras u otros. Se les enseña que
deben decidir y a enfrentar las consecuencias de esas decisiones, mientras las mujeres aprenden que otras personas deciden
y actúan por ellas.

*La construcción social de género otorga muchas más libertades sociales al género masculino que al femenino; libertades para
el desplazamiento, para la toma de decisiones, tanto personales como para el colectivo social, para acceder y hacer uso de
recursos, para tener la representación de grupos. Cortar la libertad de las mujeres aumenta su condición de vulnerabilidad,
es decir, aumenta las dificultades de enfrentar la vida exitosamente.

*En cuanto al desempeño de las “libertadas sociales”, se argumenta que más bien se busca proteger a las
mujeres de los peligros que puedan encontrar en la calle. Esta posición considera a los hombres como seres
todopoderosos, que son poco vulnerables, lo cual atenta contra los mismos hombres pues les hace correr riesgos
innecesarios con tal de demostrar sus capacidades. Las formas prevalentes de enfermar y morir de los hombres
son la mejor evidencia de esta exposición al riesgo (accidentes y otras causas violentas).

*Existe una situación de violencia contra el género femenino, que tiene legitimidad social, oculta, silenciada, cobijada por
las familias, las comunidades, las parejas, las instituciones. Las agresiones sufridas por ser mujeres no se reconocen como
situaciones que limitan su desarrollo. Existen muchas formas de agresión: verbal, física, psicológica, sexual y patrimonial,
aunado a la falta de oportunidades como la educación, el trabajo, el acceso a la salud y a la recreación, entre otros.

*La construcción de lo masculino y lo femenino desde el poder y la subordinación, promueve el ejercicio de la


violencia por parte de quien domina y, al mismo tiempo, la legitima al no denunciarla, penalizarla y evitar que
suceda, incluso llegar a aceptarla como algo “normal”. La violencia lastima tanto a las mujeres como a los
hombres, quienes en la mayoría de los casos, han sido socializados para agredir y ejercer la violencia.
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*El patriarcado plantea un ejercicio autoritario del poder a quien lo ejerce, concentrado en una o en pocas
personas. Este esquema de relación aleja a quien ejerce el poder del grupo que domina del resto de las
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personas y le impide tomar decisiones apropiadas y acordes con las necesidades y condiciones de aquellas a
quienes representa. Esta situación genera desigualdad en el acceso al poder, no sólo en relación con las
mujeres, sino también en relación con otros hombres. Este ejercicio del poder limita la construcción de
sociedades democráticas y sostenibles.

En la construcción del desarrollo humano sostenible fundamentado en la participación, cada persona


debe tener y sostener una posición y la posibilidad de actuar por su propia convicción, sin estar supeditada a las
decisiones de alguien más. El poder que ejercen los hombres sobre la vida de las mujeres lesiona seriamente
esta posibilidad.

3.Implicaciones de la asignación social de género

La construcción de géneros determina la subordinación de uno de ellos, el femenino, frente al dominio y poder
del otro género, el masculino. De esa manera, el mandato social potencia el desarrollo de ciertas
características en el género femenino y de otras para el masculino, pero se le atribuye una mayor valoración
al género masculino que al femenino. Estas características se concretan en las identidades de género.

Nadie, ninguna persona está fuera de este proceso de formación de identidades, la cual determina las
oportunidades y limitaciones que tendrá para desarrollarse plenamente: su acceso a recursos, su capacidad
para la toma de decisiones, sus posibilidades de crear y

RESUMEN :
SESIÓN1:GÉNERO COMO CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL
El concepto género es una categoría de análisis de la sociedad mediante la cual se puede comprender las características que adquieren
las relaciones sociales entre hombres y mujeres y las repercusiones que esto tiene para el desarrollo de las personas y la sociedad.
Diferencia entre Sexo y Género
El sexo se refiere a las características biológicas de hombres y mujeres.
El género, alude a los distintos roles, responsabilidades y atributos que se asignan a hombres y mujeres en la sociedad como producto de
una construcción socio cultural respecto de su sexo biológico, son las conductas aprendidas desde la infancia, a la distribución de
atributos, roles y espacios entre mujeres y hombres y es de utilidad e imprescindible para comprender las diferencias entre mujeres y
hombres y los problemas sociales como la violencia, la discriminación, pobreza, etc.
Aportes de la Categoría Género,Joan Scott definió género como la construcción y asignación, social e histórica de características a
hombres y mujeres de acuerdo a sus determinaciones biológicas, es decir, de acuerdo a su sexo (Scott,_1990).
Desarrollos teóricos posteriores pusieron de manifiesto que la categoría género además servía para hacer visibles las relaciones
de poder a partir de la transformación de las diferencias entre hombres y mujeres en desigualdad
Es descriptiva, da visibilidad a las desigualdades entre hombres y mujeres
Analítica, permite señalar, interpretar e identificar las causas de las diferencias y las desigualdades que existen entre hombres y
mujeres.
El enfoque de género Es una forma de mirar la realidad identificando los roles y tareas que realizan los hombres y las mujeres, así
como las asimetrías, relaciones de poder e inequidades. Permite conocer y explicar las causas que producen esas asimetrías y
desigualdades, y formular medidas (políticas,mecanismos, acciones afirmativas, normas, etc.)
Asimismo, nos permite analizar problemas de salud pública como la violencia hacia la mujer, adolescente, niña o adulta
mayor por ello, las expertas y expertos de la Organización de Naciones Unidas definen el concepto de violencia de género
al considerar que “toda persona puede ser víctima de actos de violencia, pero el sexo se convierte en uno de los factores
que aumenta de modo significativo su vulnerabilidad

El género es una construcción social y una forma de organizar la vida de las personas, puede ser cambiante , se reproduce a través del
lenguaje y la cultura, nos permite ver cómo los grupos humanos, a partir de las diferencias biológicas, construyen los conceptos de
masculinidad y feminidad, Entonces, el género, es una instancia que marca diferencias que producen jerarquías de valor y desigualdad
en los diferentes ámbitos de la vida social, donde uno de los géneros tiene más valor que el otro.Lo grave es que en la mayoría de las
sociedades, se mantienen diferencias de distinto tipo (raza, etnia, religión, etc.) a las que se suman las diferencias de género.

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…las mujeres terminan siendo tratadas como personas de segunda categoría, discriminadas y postergadas en diferentes ámbitos de la
sociedad, excluidas del espacio público y recluidas al espacio privado.

Dimensiones del concepto de género


El análisis teórico, aporta conceptos que explican la relación desigual entre hombres y mujeres y sus privilegios.
La dimensión metodológica, requiere de instrumentos que permitan utilizarla, explicarla o ponerla en práctica en diversos contextos y
realidades.
La dimensión política, busca modificar las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres y requiere de acciones políticas
donde se negocien nuevas y mejores condiciones, sobre todo para las mujeres.
La dimensión personales, tanto hombres como mujeres, somos hijos e hijas del sistema patriarcal.
La dimensión intrapersonal del género, se produce desde que nacemos, por el entorno que nos rodea mientras que la construcción
de la identidad de género, que es un proceso enteramente personal, inicia desde el nacimiento y dura toda la vida, a través de la
socialización.
En este proceso de socialización se transmiten y enseñan formas de comportarse, pensar y sentir para los hombres y para las mujeres.La
identidad de género se adquiere, en principio, a través de la socialización temprana en el seno de la familia de origen, rodeada de una
fuerte carga emotiva, ya que el niño y la niña dependen de los adultos.
Por eso es importante reconocer que las identidades se construyen, se transforman y varían con el tiempo, dependiendo del espacio en
que se desarrolla la persona. No son conceptos estáticos o formas de ser. La forma particular en que se expresa el género en la
subjetividad de las personas depende de la clase socioeconómica a la que pertenecen, su identidad racial o étnica, su edad,
profesión, religión y gustos, además de sus vivencias e historias personales, tradiciones familiares y sociales, leyes nacionales,
etcétera
En la realidad, no hay únicamente un modelo de feminidad y un modelo de masculinidad, sino un enorme rango de
posibilidades y combinaciones de características.

RESUMEN DE LECTURA I
EL GÉNERO Y NUESTRA HISTORIA PERSONAL
…es una historia personal que se inicia antes del nacimiento.
1.Sexo - género: diferencias biológicas y sociales
Ojalá sea un varoncito, así tienen la parejita! “Ya le compré su carrito al patojo (niño)” “ Es el quinto embarazo, es
que sólo mujercitas tenemos”.
…familiares y amistades, se forman expectativas diferentes si va nacer un varón o una mujer.
…cuando nacimos, lo primero que hicieron fue ver nuestros genitales.
Desde ese momento, nuestro sentido de la vida quedó establecido. Si somos mujeres, empiezan a regalarnos
muñecas…fuimos aprendiendo como barrer, trapear…, somos hombres, teníamos un carrito… salimos al
campo o acompañamos a papá a su trabajo y, más adelante, de repente, también a la cantina.
Y, por otra parte, nos diferenciamos, porque cada sociedad, cada cultura ha dado una valoración y
un significado distinto a esas diferencias de sexo y ha elaborado ideas, concepciones y prácticas
acerca del SER HOMBRE Y SER MUJER. Este conjunto de características y normas sociales,
económicas, políticas, culturales psicológicas, jurídicas, asignadas a cada sexo diferencialmente, es
lo que se llama “género” (Lagarde, M., 1994).
Por ejemplo, pensemos, por un solo momento qué habría pasado con nuestra vida si hubiéramos nacido con un
sexo diferente del que tenemos.
*Cómo habría sido nuestra vida hasta ahora? Etc…
La construcción de género varía de una cultura a otra y dentro de una misma cultura varía a lo largo del tiempo.
Si comentamos con una anciana y con un anciano - pueden ser nuestros parientes o conocidos:
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2.De las diferencias naturales a las desigualdades sociales


Las diferencias por sí mismas no provocan desigualdad, pero en el momento en que el grupo social les asigna un
valor a estas diferencias - los géneros - esta situación cambia y se producen las desigualdades para el desarrollo y
el bienestar de mujeres y hombres. La desigualdad resultante de esta valoración social impide que ambos géneros
tengan el mismo acceso a oportunidades para su desarrollo personal y colectivo.
*Por el sólo hecho de ser hombres, al género masculino se le asigna poderes sobre la vida de las mujeres… este poder

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convierte a las mujeres en niñas eternas, consideradas como menores de edad, dependientes, aún cuando sean personas
adultas.
*La construcción social de género marca la desigualdad con desventaja para las mujeres, puesto que los hombres desde
temprano deben aprender a tomar decisiones y a valerse por sí mismos, sin consultar a otras u otros.
*En cuanto al desempeño de las “libertadas sociales”, se argumenta que más bien se busca proteger a las mujeres de los
peligros que puedan encontrar en la calle. Esta posición considera a los hombres como seres todopoderosos, que son
poco vulnerables.
3.Implicaciones de la asignación social de género
La construcción de géneros determina la subordinación de uno de ellos, el femenino, frente al dominio y poder del otro
género, el masculino.
ACTIVIDAD N° 2

A través de este ejercicio te invitamos a reflexionar y reconocer sobre la construcción


sociocultural de género que hemos tenido a lo largo de la vida:

Pasos a seguir: A partir de tu propia vida, haz memoria del recorrido histórico de tu propia
socialización desde la niñez, pasando por la adolescencia hasta la edad adulta. Recuerda y
escribe en la matriz que se encuentra debajo, las asignaciones sociales en forma de mandato,
orientaciones, consejos que te fueron dados en tu condición de mujer u hombre, tomando en
cuenta el ámbito social en el que se produjeron.

Asignaciones sociales de género en la socialización


(Mandatos, consejos, orientaciones, modelos de conducta)

ETAPAS FAMILIA EDUCACIÓN IGLESIA TRABAJO MEDIOS DE


COMUNICACIÓN
NIÑEZ A la mujer Mejor es Los “Ese
se le estudiar en varoncitos trabajo es
respeta colegio de deben para
hombres proteger a mujeres”
las niñas
ADOLESCENCIA Tienes “lo que tu ¿Por qué Llevas Muchacho obliga
que piensas está Dios es flores? a beber a su
aprender mal” hombre? eres Gay enamorada
a cocinar
y no
depender
de una
mujer

JUVENTUD “una Más mujeres “creseos y Los Novio obliga a


mujer es más hombre multiplicaos” trabajos abortar a su
tu triunfo o mas enamorada
tu sencillos
desgracia” para las
mujeres
ADULTEZ El hombre “…” El hombre La Ojala mi hijo sea
es jefe de es el Jefe mayoría varón
familia de familia de Jefes
son
varones

Reflexiona con la siguiente pregunta:

¿Cuáles de esas asignaciones no has cumplido y por qué razones?

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El trabajo considero es igual para hombres como para mujeres.

NO considero que el Jefe de familia sea solo el hombre, la mujer también puede tomar
decisiones.

SESIÓN 2:
ELEMENTOS DEL GÉNERO: SIMBOLOS, CONCEPTOS
NORMATIVOS, INSTITUCIONES, IDENTIDAD SUBJETIVA
El género es el sexo socialmente construido contrario a toda una tradición académica, los análisis de Judith Butler muestran
que la categoría de sexo es normativa y una práctica reguladora que produce los cuerpos que gobierna, demarcándolos,
circunscribiéndolos y diferenciándolos (Butler, 2002) es decir, que no hay una división natural entre los sexos sino que todas
las diferencias entre hombres y mujeres son construidas por un marco político e ideológico de dominación y de
subordinación de las mujeres en favor de los hombres.
A este marco político e ideológico, teóricas feministas le han denominado patriarcado.
Etimológicamente la palabra patriarcado de signa una organización social en que la autoridad es ejercida por el padre. La
apropiación y conceptualización feminista de este término entiende que el patriarcado está compuesto por tres dimensiones:
Una, el conjunto de discursos, lenguajes, prácticas y formas de circulación del poder, que ubican a los hombres como
centro de la vida social y donde la experiencia
masculina y su forma de habitar el mundo se toma como referente universal. Dos, las doctrinas religiosas, los Estados, la
ciencia, la familia, y demás instituciones sociales que han producido y reproducido este orden social. Y tres, por los valores
asociados a los hombres y lo masculino a los que se les han atribuido una valía intrínseca que nunca ha sido dada a las
mujeres ni a lo asociado con lo femenino (Bernal Olarte, 2010).
La categoría patriarcado permite explicar por qué incluso en diferentes contextos históricos, sociales, geográficos hay
experiencias de violencia y marginación de las mujeres. Al concebir la categoría como un conjunto de discursos y prácticas se
explica por qué cambia y se adapta a diferentes contextos, permitiendo la prolongación del control y la subordinación de
las mujeres, principalmente, en relación con su sexualidad y su cuerpo. Pensar el mundo desde esta categoría de análisis,
permite evidenciar que el problema va más allá de la división de roles y escenarios el problema está anclado en la
asignación del uso del poder en los diferentes espacios sociales (Bernal Olarte, 2010: 12).

Sistemas de Género
Conjunto de principios estructurados coordinadamente que la sociedad elabora para Legitimar y reproducir las prácticas,
representaciones, normas y valores que las sociedades construyen a partir de la diferencia sexual anátomo fisiológica.

Elementos constitutivos del Género:


El enfoque de género permite visualizar y reconocer la existencia de relaciones de Jerarquía y desigualdad entre hombres y
mujeres expresadas en opresión, injusticia, subordinación y discriminación, mayoritariamente hacia las mujeres. Asimismo,
permite identificar símbolos asociados a lo femenino y a lo masculino y el estudio de factores condicionantes como
temperamento, habilidades, papeles sociales, derechos y responsabilidades como productos de la construcción
sociocultural, rebasa las diferencias biológicamente determinadas y genera la posibilidad de que las discrepancias entre ser
hombres o mujeres, sean revisadas y modificadas para disminuir inequidades. Pero aún más, permite la ubicación de la
identidad de género en una estructura social jerarquizada con predominio masculino que da lugar a la discriminación,
opresión y violencia contra las mujeres, para ofrecer alternativas en busca de relaciones más equitativas.
Los elementos que se han identificado son:
•Símbolos culturalmente disponibles que evocan representaciones múltiples y a menudo dicotómicas de las mujeres. Por
ejemplo: Eva, María, “chola frígida”, la Negra relacionada a la “hipersexualidad”
•Conceptos normativos, interpretaciones de los significados de los símbolos: Doctrinas religiosas, educativas, legales,
científicas que afirman categóricamente el Significado de varón y mujer.

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•Las Instituciones organizadas: familia, escuela, trabajo, Fuerzas Armadas, etc. son agentes socializadores, y mujeres y
hombres desarrollan su identidad de género, adquiriendo y reforzando los símbolos y las normas. La socialización y los
estereotipos de hombres y mujeres

La socialización del género, es el proceso a través del cual a lo largo de nuestro desarrollo social vamos aprendiendo
conductas específicas de cada sexo, que están diferenciadas en todas las sociedades, puesto que cada sociedad establece
lo que es propio de los niños y lo que es propio de las niñas. Así pues, a medida que vamos creciendo vamos incorporando
a nuestro repertorio conductual los denominados roles de género, esto es, patrones de conducta valorados como propios,
adecuados y deseables para los niños o como propios, adecuados y deseables para las niñas. Vivimos, por tanto, en una
sociedad donde se aprende a ser y a sentirse mujer y a ser y sentirse hombre. Hombres y mujeres quedan atrapados en un
patrón de comportamiento socialmente legitimado y donde el alejamiento de dichos mandatos es socialmente reprobado. Es
así como los roles de género
prescritos se hacen rígidos, y se convierten en estereotipos de roles de género, entendidos éstos como las creencias
ampliamente mantenidas sobre las características que se creen apropiadas para hombres y las que se creen apropiadas
para las mujeres. Se trataría de concepciones simples y fijas sobre el comportamiento y trato típico de cada sexo (Monjaset
al., 2004).
Estas rígidas concepciones están tan extendidas de tal modo que incluso los rasgos de personalidad masculina y femenina
están estereotipados, tanto es así que al hombre se le atribuyen unos rasgos y a las mujeres otros.
Los rasgos de los hombres son los denominados instrumentales, que guardan relación con la competencia, la asertividad
y la racionalidad y a la mujer se le adjudican rasgos de tipo expresivos que enfatizan la calidez, cuidado y sensibilidad, más
relacionados con la afectividad y la emocionalidad.
Los estereotipos de género alcanzan también otras dimensiones tales como las características físicas las ocupaciones y
actividades y conductas (por ejemplo, diestro en reparaciones y líder de grupos para hombres hábil cuidando niños y
decorando la casa para mujeres). (Deaux y Lewis,1984).
Mostramos de modo detallado los rasgos estereotipados como masculinos y femeninos (Berck, 1998)
Rasgos masculinos:Activo, actúa como líder, agresivo, competitivo, dominante,independiente, no se deja influir, duro,
ambicioso, confiado en sí mismo, adopta una
posición y la mantiene, se siente superior, soporta bien la presión, no abandona fácilmente.
Rasgos femeninos: Consciente de los sentimientos de los otros, se dedica a los otros, llora fácilmente, emocional, exaltada
en crisis importantes, se lastiman sus sentimientos con facilidad, dedicada a la casa, amable, le gustan los niños, necesita
aprobación, limpia, pasiva, comprende a otros.

LECTURA OBLIGATORIA
N° 2
Profundizando en los aspectos explicativos del género. Hernández Y. (2006.1). En: Acerca del Género como categoría
analítica. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales_y_Jurídicas/13 Universidad de Oriente. Santiago de Cuba pp
25dialnet.unirioja.es/ejemplar/129989

Acerca de los Estudios de Género

Muchos son los autores, si no todos, que coinciden en señalar el surgimiento de los Estudios de Género en el contexto
más general que significó la llamada segunda ola del feminismo, en un proceso complejo que evolucionó de los
Estudios de la Mujer a principios de la década del ´70 del siglo XX, hacia los Estudios de Género en la década de los ´80 de
ese mismo siglo.

Este surgimiento está marcado por la insuficiencia de los estudios de la Mujer para dar cuenta de la multiplicidad de
realidades que no entraban en el rígido marco que éstos suponían, al universalizar y esencializar el “sujeto mujer”,
reproduciendo consecuentemente los mismos errores que habían criticado las feministas académicas en su revisión de
obras disciplinares de las ciencias sociales y la literatura, en las que las mujeres se hallaban ausentes como sujeto u objeto
como producto del sesgo androcéntrico y etnocéntrico en los modelos de comprensión de dichas ciencias. Estos prejuicios
(andro y etno) hicieron suponer que en todas las sociedades las mujeres estaban subordinadas y que las diferencias
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siempre existen en un sistema jerárquico.

Desde el propio seno de los Estudios de la Mujer, en el proceso de cuestionamiento a los modelos teóricos y de
comprensión en las disciplinas, emergieron preguntas que fueron generando una ampliación del conocimiento que
comenzaron a poner en tela de juicio los propios hallazgos teóricos y el discurso mismo de estos Estudios, en tanto
“androcentrismo no se relaciona sólo con el hecho de que los investigadores o pensadores sean hombres, sino
porque son hombres y mujeres adiestrados en disciplinas que explican la realidad bajo modelos
masculinos” (Montecino, 1997). Se gestan así, conflictos desde su interior, el aislamiento y la ghettización.

Entre los cuestionamientos a los hallazgos teóricos de los Estudios de la Mujer, que se gestan desde su propio ámbito, se
hallan los expuestos por las intelectuales negras a finales de los ´70 , acerca de la universalidad del concepto mujer. Se
plantea entonces la necesidad de superar el sesgo etnocéntrico de dichos estudios y su tendencia a los modelos
universales, pluralizando y hablando de “las mujeres”, diversas y múltiples en realidades y no como unicidad abstracta que
habla más de esencialidad biológica homogénea. Así también comenzó a cuestionarse la “subordinación universal” de las
mujeres en todas las sociedades.

Aparece entonces la categoría género que podía explicar mejor los problemas de las mujeres. Como resultado de esta
dinámica surgen en los años ´80 del siglo XX los denominados Estudios de Género.

Siguiendo a Sonia Montecino, la introducción del concepto género en los análisis sociales, facilitó una nueva comprensión de
la posición de las mujeres en las diversas sociedades humanas, en tanto supuso la idea de variabilidad toda vez que ser
hombre o mujer es un constructo cultural por lo cual varían sus definiciones en cada cultura, configura una idea relacional
(en la medida en que el género es una construcción social de las diferencias sexuales, el género refiere a
distinciones entre lo femenino y lo masculino y sus interrelaciones), hace emerger la gran variedad de
elementos que configuran la identidad del sujeto toda vez que el género será experimentado y definido personalmente de
acuerdo con otras pertenencias como la etnia, la raza, la clase, la edad, entre otras. Finalmente aparece la idea de
posicionamiento que hace alusión a que el análisis de género supone el estudio del contexto en el que se dan las relaciones
del género de hombres y mujeres y la diversidad de posiciones que ocuparán: de todo esto, el gran poder explicativo de la
categoría.

2 . Profundizando en los aspectos explicativos del género


Marta Lamas plantea que una discusión rigurosa sobre género, implica abordar la complejidad y variedad de las
articulaciones entre diferencia sexual y cultura. Esto es así, en la medida en que el género es la categoría correspondiente al
orden sociocultural configurado sobre la base de la sexualidad, que a su vez es definida y significada históricamente por el
orden genérico.
El género, es una construcción simbólica e imaginaria que comporta los atributos asignados a las personas a partir de la
interpretación cultural de su sexo: distinciones biológicas, físicas, económicas, sociales, psicológicas, eróticas,
afectivas, jurídicas, políticas y culturales impuestas. A su vez, la sexualidad se vive en función de una condición de
género que delimita las posibilidades y potencialidades vitales. El orden fundado sobre la sexualidad (el género) ,
se constituye entonces en un orden de poder.

El concepto de género emergió para designar todo aquello que es construido por las sociedades para
estructurar, ordenar, las relaciones sociales entre mujeres y hombres. Al basarse estas relaciones, estas
construcciones sociales y simbólicas en la diferencia sexual, se estructuran relaciones de poder cuya característica esencial
es el dominio masculino. No obstante, el género no nos enfrenta a una problemática exclusiva de las mujeres.

Hablar de género, significa “desnaturalizar las esencialidades” atribuidas a las personas en función de su sexo anatómico (y
todos los significados y prácticas que conlleva), en cuyo proceso de construcción han sido las mujeres las menos
favorecidas en las relaciones sociales hombres-mujeres, en tanto el pensamiento binario que caracteriza la generalidad
de las culturas atribuye a lo “natural” lo que desvaloriza (en este caso las mujeres) en el par de opuestos naturaleza-cultura.
En tanto construcción sociocultural, detrás del género lo que existen son los símbolos, la ideología (sustentados en un orden
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material) que busca establecer un orden social: instaurado el patriarcado, busca perpetuar la dominación masculina a
través de los más diversos mecanismos objetivos y subjetivos.

Al respecto, Joan Scott, en su definición de género propone dos partes analíticamente interrelacionadas muy esclarecedoras
de lo que aporta la categoría: “el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias
que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de poder”. Así también distingue sus elementos:

- los símbolos y los mitos culturalmente disponibles


- los conceptos normativos surgidos de los símbolos
- las instituciones y organizaciones sociales de las relaciones de género
- la identidad

Yo añadiría, además, las prácticas concretas y la conducta.

A partir de estos elementos, es posible constatar que toda la vida de los seres humanos se halla
atravesada por su condición genérica femenina o masculina, mediatizando así las maneras de sentir, pensar y
actuar la realidad, configurando la subjetividad individual. Así también la condición de género mediatiza el acceso a los
recursos materiales y simbólicos, las posibilidades de acción y las prácticas cotidianas. Lo que no hay que perder de vista,
es el carácter activo del sujeto que permite romper en alguna medida con el desideratum sociocultural.
Una de las aportaciones principales del género es que, precisamente su carácter relacional implica necesariamente las
relaciones que tienen lugar entre los sexos, eliminando (como diría Scott) la ficción de que la experiencia de un sexo no
tiene que ver con la del otro, que existen esferas separadas. Lo que le pasa a las mujeres está muy estrechamente ligado
con los hombres, si no es su resultado directo.

En el imaginario social, lo esencial en la feminidad , desde su construcción sociocultural, es lo natural, lo biológico,


representado en la capacidad exclusiva de la maternidad y de ahí “emocionalidad, el cuidado, el ser para los otros, la
fragilidad, la dependencia, entre otros”, mientras lo esencial en la masculinidad, viene dado por la cultura, la creación, el
pensamiento abstracto, la trascendencia social de la biología. De ello se desprende que lo relacionado con lo natural-
biológico-mujer, en el proceso de construcciones simbólicas y la práctica concreta, emerja como inferior o subordinada a la
cultura-hombre.

En la teoría de los géneros se distinguen un conjunto de conceptos principales que la integran, a su vez fuentes de su
problematización y estudio constante, que considero muy esclarecedores y precisos de todo lo analizado:
- La distinción entre lo biológico y género . Esta distinción en los Estudios de Género se sistematiza como sexo-
género, natural-cultural, y se plantea que fue muy liberadora para la política y la historia de las mujeres. A través de esta
distinción no se niega la existencia de diferencias sexuales (anatómicas y en el placer erótico), sino que lo que propugna la
teoría de los géneros es que esta diferencia no marque de forma definitiva la vida humana. En muy estrecha relación con lo
anterior se rechaza entonces, que los comportamientos óptimos sean dos, masculino y femenino, con un modelo único de
relación entre ellos: el heterosexual.
- El género como principio básico de organización social en las sociedades conocidas . Este punto
neurálgico parte de la suposición de que es universal la distinción hombres-mujeres y esta oposición binaria dominaría las
clasificaciones sociales, a pesar de que no siempre sean estos dos géneros los únicos en determinada cultura (por ejemplo
los bardaches). “En tanto que principio de organización social, el género ha sido definido como un sistema simbólico o de
significado que está constituido por dos categorías que son complementarias entre sí, pero que se excluyen mutuamente, y
en los cuales están comprendidos todos los seres humanos” (Rivera G., 2002).
- El género como principio de jerarquía . Yo diría como categoría política. Esto se desprende de que el género como
principio de organización social no opera de forma neutra dando como resultado dos sociedades paralelas y simétricas. De
los datos etnográficos se infiere que el predominio del género masculino sobre el femenino, es prácticamente universal,
poder social que genera el orden patriarcal y se confunde con autoridad. Al respecto, Joan Scott, ya concluía que el
género es el campo en el cual o por medio del cual, se articula el poder. Como consecuencia, las diferencias de
géneros estructuran la percepción y organización concreta y simbólica de toda la vida social.
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-El género como asignación al nacer . El único criterio que se emplea para clasificar a quien nace, en una u otra
categoría, es la apariencia física de su sexo anatómico, problema que ha resultado a extremos complejo con los
descubrimientos de la biología y la multitud de combinaciones posibles de la información sexual.
-La identidad de género . Los contenidos de la identidad femenina y masculina apuntan a que se trasmiten y subjetivan
a través de la socialización. Por la complejidad de la información sexual (desde el punto de vista más biológico), este
constituye otro de los grandes problemas dado la rigidez del modelo masculino/femenino sin opciones alternativas
-Cómo se instituye el género. Aquí se sostiene que el género como categoría de análisis es inseparable de otra
categoría básica de la Antropología: el parentesco, quienes se construyen mutua e inseparablemente según el criterio de
muchos autores (ejemplo Gayle Rubin). A partir de lo anterior se comprenden género y patriarcado, por qué son dos
los géneros, la universalidad de la jerarquía del género masculino en el orden patriarcal, entre otros.
-La variabilidad del género. Dado en que sus contenidos varían mucho entre las culturas, aunque el predominio
masculino sea una constante transcultural. Estos contenidos pueden cambiar en el tiempo y estos cambios dentro de una
cultura, se producen siempre en relación (de los dos). Acerca de esta aparte de la teoría de los géneros que se enfoca en
su aspecto relacional, Rivera señala, y coincido de cierta forma, que dar un valor tan grande a la importancia del elemento
relacional, podría formar parte del llamado fundamentalismo heterosexual, garantizando de alguna manera la perpetuación
de la jerarquía entre los géneros impidiendo una inversión o desplazamiento verdadero de las relaciones de desigualdad
entre ambos.
-El modelo general femenino y masculino. A éstos se añaden variantes importantes dentro de cada uno como son
la clase social, la etnia, la raza, la preferencia erótica, entre otros.

Finalmente, para el estudio de todos estos elementos explicativos y de análisis del género, se han desarrollado dos grandes
enfoques:
- El enfoque del género como construcción simbólica.
- El enfoque del género como construcción social.

El primer enfoque sostiene que las diferencias biológicas encuentran significado sólo dentro de un sistema
cultural específico, por lo cual debe conocerse cuáles son las ideologías de géneros y los valores simbólicos asociados a
lo femenino y lo masculino en cada sociedad. De aquí, Sherry Ortner, su principal exponente, plantea que a pesar de la
gran variedad de significados de las diferencias sexuales, hay constantes en los grupos humanos y una de ellas es la
referida a la simetría de los géneros y la posición inferior de las mujeres, de lo cual dedujo que lo común en las distintas
culturas relativo a esta posición de las mujeres, es que ellas siempre se hallarían asociadas a lo que la cultura
desvaloriza, y ese algo venía de la supuesta relación de la mujer con lo natural, la naturaleza. Así, debería ser
controlada y constreñida y sus roles sociales aprisionados en la naturaleza, ya que su papel como reproductora,
la habría limitado a funciones ligadas a ésta (el ámbito doméstico con la crianza de los hijos y la reproducción
cotidiana). En oposición, el hombre sería asociado simbólicamente con la cultura, superior a la naturaleza, por
lo cual se movería en el espacio público y político de la vida social.

Aunque ha sido criticado por su etnocentrismo y universalismo, este enfoque sigue vigente, dada la importancia de analizar
a las mujeres y los hombres como categoría simbólicas, pues ofrecen las pistas para conocer las ideologías de géneros que
subyacen en cada sociedad.

El enfoque del género como construcción social, está relacionado con la teoría marxista, destacando el papel de lo
económico, y sostiene que más que los símbolos, lo importante es considerar qué es lo que hacen las mujeres y los
hombres y dicho hacer se relaciona con la división sexual del trabajo. Expone el cuestionamiento de una
subordinación universal de las mujeres por su ahistoricidad y no consideración de los efectos de la colonización y el
surgimiento del capitalismo. Esta corriente de pensamiento, parte de una revisión de la obra de Engels y argumenta que el
origen de la subordinación de las mujeres, el matrimonio monogámico y el desarrollo de la familia, se hallan en relación
directa con el surgimiento de la propiedad privada. Plantea además, la complementariedad de los sexos y uno de sus
principales aportes, reside en el descubrimiento de la contribución económica femenina en todas las sociedades, el
valor del acceso a los recursos, las condiciones de trabajo y la distribución de los productos de él.

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Este enfoque ha realizado otros muchos aportes y también se ha criticado por su generalización y no
consideración de los factores de resistencia de las sociedades precapitalistas.

Como es posible apreciar, ambos enfoques realizan contribuciones inestimables a la comprensión de los fenómenos del
género, que no pueden ser reducidos por la simplicidad en un pensamiento investigativo (de por sí ya una contradicción).
Como resultado, en los últimos años se ha planteado la necesidad de análisis de géneros integradores de los aportes
de ambos enfoques, dada la interrelación entre lo social, lo económico y lo cultural.

3. Dimensiones de la categoría género


Una de las principales fortalezas de la categoría género, es que ella supone en su interior un conjunto de dimensiones que
posibilita un análisis verdaderamente integrador de la realidad social de las mujeres y los hombres en su devenir histórico.
Marcela Lagarde, señala cinco dimensiones fundamentales que contiene el género, que considero oportuno fundamentar
teniendo en cuenta los aportes de otros autores:
- Biológica: Esta dimensión en el análisis de género, viene dado por el bimorfismo sexual de las sociedades en su
mayoría. La expresión material del bimorfismo sexual lo constituyen los

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