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Relación con la comunidad, factor imprescindible para

el destrabe de proyectos mineros


Para hacer minería no solo se requieren expertos, maquinarias y
tecnologías, también es esencial un proceso de diálogo permanente
y el consenso de la población.

A lo largo y ancho de nuestro territorio nacional existe una importante


cantidad de proyectos mineros que cuentan con todos sus procesos
legales en regla y se encuentran prestos a iniciar operaciones, pero que,
hasta la fecha, aún se mantienen en cartera esperando la autorización
para su puesta en marcha, lo cual representaría una gran alternativa de
desarrollo para diversos sectores del país.
Sin embargo, una de las principales razones por la que algunos
proyectos todavía no inician actividades, se debe a los conflictos
sociales entre las compañías mineras y las comunidades adyacentes a
los futuros yacimientos. Muchas veces, las tensas relaciones
comunitarias son el mayor obstáculo para las empresas que desean
expandirse o establecerse en el Perú.
Este problema viene desde épocas pasadas, cuando las mineras querían
tener el control de los procesos, y actualmente, cuando algunas
compañías buscan influir en los patrones sociales, quieren imponer
costumbres distintas, construyen edificaciones urbanas en zonas
rurales, o cuando un ejecutivo de alguna minera vincula los principios
de los pobladores con el terrorismo. Esto ya no puede suceder si
queremos lograr consensos que permitan el desarrollo de más
prospectos mineros.
Acontecimientos similares suceden en México, Colombia, Brasil, Chile
y Guatemala; países también mineros y con realidades semejantes al
Perú, como la presencia de población indígena, la abundancia de
recursos naturales y la atracción que representan para los inversionistas.
Por todos estos motivos, es fundamental tener en cuenta que para hacer
minería no solo se requiere de profesionales, técnicos, maquinarias y
tecnologías que garanticen la productividad y la seguridad de las
operaciones, sino que existe un factor esencial para su correcto
funcionamiento: el trato a las comunidades.
Es por ello que, a consecuencia de estas experiencias, la industria
minera ha venido evolucionando y, junto a ella, han venido mejorando
las legislaciones en distintas naciones de América Latina.
Además, ahora las corporaciones están más preocupadas en contratar a
destacados profesionales para sus departamentos de relaciones
comunitarias, así como en implementar políticas de desarrollo
sostenible y llevar a cabo iniciativas que beneficien a las poblaciones
aledañas a sus proyectos mineros. Empresas que se comprometen a
trabajar de la mano con las comunidades, dan claro ejemplo de una
minería sustentable.
Es así que, en los últimos años se han desarrollado relaciones más
constructivas entre el sector extractivo y las personas directamente
afectadas, basadas en el respeto, el compromiso fidedigno y el beneficio
mutuo.
En conclusión, debemos tener presente que las iniciativas sociales y el
diálogo permanente son fundamentales para seguir impulsando el
progreso del sector minero en el Perú, y las empresas que respetan estos
procesos están destinadas a lograr un desarrollo minero exitoso y
responsable en favor de su propio crecimiento y de la prosperidad de
nuestra nación.

FUENTE: Revista “Tiempo Minero” Ed. 27 de Julio 2018

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