You are on page 1of 26

Historiografía

La historiografía es el registro escrito de la historia, la memoria fijada por la propia


humanidad con la escritura de su propio pasado.

El término proviene de historiógrafo, y éste del griego ἱστοριογράφος


historiográphos, de ἱστορία historía 'historia' y -γράφος gráphos, de la raíz de
12
γράφειν gráphein 'escribir'; o sea, el que escribe (o describe) la historia.

La historiografía es elarte de escribirla,3 pero también la historiografía es la ciencia


que se encarga de estudiar la historia.4 El énfasis en su condición de "arte" (τέχνη
tékhnē) o "ciencia" (ἐπιστήμη epistḗmē) es uno de los objetos de debate
metodológico más importante entre los historiadores, con abundante participación
de todo tipo de intelectuales que han reflexionado sobre ello, dada su posición
central en la cultura.5 Para una parte de ellos, ni siquiera puede hablarse de
"historia" en singular, puesto que la condición de relato de sus productos los
convierte en "historias" en plural.6 Para la mayor parte de los historiadores
contemporáneos, en cambio, es irrenunciable7 la condición científica de la historia,
o al menos la aspiración a tal condición ("ciencia en construcción"8 ), e incluso está
muy extendida la visión que no percibe ambos rasgos (ciencia y arte) como
9
estrictamente incompatibles sino como complementarios.

Las diferentes disciplinas que sirven para el estudio historiográfico se agrupan con el
nombre de «ciencias y técnicas historiográficas» (paleografía -que incluiría la
epigrafía y papirología-, documentación o ciencias documentales, sigilografía,
diplomática, codicología, numismática, etc.).10

Al especialista en Historiografía se denominahistoriógrafo/a.11

Índice
Historiografía como meta-historia
Fuentes historiográficas y su tratamiento Alegoría en la escritura de la historia
de Jacob de Wit (1754). Una verdad
Historiografía como producción historiográfica
casi desnuda mantiene un ojo en el
Historiografía y perspectiva: el objeto de la historia escritor de la historia. Atenea
Sesgos temporales
(sabiduría) a la izquierda da
Sesgos metodológicos: las fuentes no escritas consejos
Sesgos espaciales
Sesgos temáticos
Ciencias auxiliares de la historia
Géneros historiográficos
Corrientes historiográficas: el sujeto de la historia
Agrupaciones de historiadores

Historia de la historia
Antigua Grecia
Antigua Roma
Edad Media
Edad Moderna
Historiografía española medieval y moderna
Las crónicas
Siglo XVI
Siglo XVII
Otros géneros historiográficos
Al-Andalus
Los cronistas de Indias
Ilustración
Siglo XIX: la historia, ciencia erudita
Siglo XX
La historia, entre el positivismo y el ensayismo
La Escuela de Annales
Alternativas a Annales
Tercera generación de Annales: "nueva historia" o "nueva
historia cultural"
La historiografía francesa repiensa su Revolución
Un subgénero: las conmemoraciones
Historiografía anglosajona
Historiografía italiana
Historiografía alemana
Los hispanistas
Historiografía española contemporánea
Historia excéntrica. Falsear la historia
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Historiografía como meta-historia


Véanse también: Metodología, Historiología y Ciencias Históricas.
Si la historia es una ciencia cuyo objeto de estudio es el pasado de la humanidad, cuestión en que la mayoría pero no todos los
historiadores concuerdan, se tiene que someter al método científico, que aunque no pueda aplicársele en todos los extremos de las
ciencias experimentales, sí puede hacerlo a un nivel equiparable a las llamadasciencias sociales.

Un tercer concepto confluyente a la hora de definir la historia como fuente de conocimiento es la «teoría de la historia», que puede
llamarse también «historiología» (término acuñado por José Ortega y Gasset).12 Su papel es estudiar «la estructura, leyes y
condiciones de la realidad histórica»,13 mientras que la «historiografía» es, a la vez: el relato mismo de la historia, el arte de
14
escribirla, y el estudio científico de sus fuentes, productos y autores.

Es imposible acabar con lapolisemia y la superposición de estos tres términos, pero simplificando al máximo se puede definir:

la historia como los hechos del pasado,


la historiografía como la ciencia de la historia,
la historiología como suepistemología.
La filosofía de la historia es la rama de la filosofía que concierne al significado de la historia humana, si es que lo tiene. Especula un
posible fin teleológico de su desarrollo, o sea, se pregunta si hay un diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de
la historia humana. No debe confundirse con los tres conceptos anteriores, de los que se separa claramente. Si su objeto esverdad
la o
el deber ser, si la historia es cíclica o lineal, o existe la idea de progreso en ella; son materias ajenas a la historia y la historiografía
propiamente dichas, que trata esta disciplina. Un enfoque intelectual que tampoco contribuye mucho a entender la ciencia histórica
como tal es la subordinación del punto de vista filosófico a la historicidad, considerando toda la realidad como el producto de un
devenir histórico: ese sería el lugar delhistoricismo, corriente filosófica que puede extenderse a otras ciencias, como lageografía.

Una vez despejada la cuestión meramente nominal, queda para la historiografía por tanto el análisis de la historia escrita, las
descripciones del pasado; específicamente de los enfoques en la narración, interpretaciones, visiones de mundo, uso de las evidencias
o documentación y métodos de presentación por los historiadores; y también el estudio de estos mismos, a la vez sujetos y objetos de
la ciencia.

La historiografía, más llanamente, es la manera en que la historia se ha escrito. En un amplio sentido, la historiografía se refiere a la
metodología y a las prácticas de la escritura de la historia. En un sentido más específico, se refiere a escribir sobre la historia en sí.

Fuentes historiográficas y su tratamiento


Para investigar e interpretar las sociedades, los historiadores recurren a fuentes históricas, es decir
, a testimonios escritos o materiales,
15
que permiten reconstruir los acontecimientos históricos.

Es importante distinguir la materia prima del trabajo de los historiadores (fuente primaria) de los productos semielaborados o
terminados (fuente secundaria e incluso fuente terciaria). Una fuente primaria procede directamente de la época que se está
investigando, o lo que es lo mismo, tienen que haber sido producidos paralela y contemporáneamente a los hechos.15 Son los
testimonios de primera mano, es decir, las leyes, los tratados, las memorias, etc. Una fuente secundaria se ha elaborado con
posterioridad al periodo estudiado. Fuentes secundarias son libros, artículos, mapas, etc., que reelaboran información obtenida con
fuentes primarias.15

Igualmente es importante denotar la diferencia entre fuente y documento y el estudio de las fuentes documentales: su clasificación,
prelación y tipología (escritas, orales, arqueológicas); su tratamiento (reunión, crítica, contraste), y el mantener el respeto debido a las
fuentes, fundamentalmente con sucita fiel. La originalidad del trabajo de los historiadores es un asunto delicado.

Historiografía como producción historiográfica


Historiografía es equivalente a cada parte de la producción
historiográfica, o sea: al conjunto de escritos de los
historiadores acerca de un tema o período histórico concreto.
Por ejemplo, la frase «es muy escasa la historiografía sobre la
vida cotidiana en el Japón en la era Meiji» quiere decir que hay
pocos libros escritos sobre tal cuestión porque hasta el
momento no ha recibido atención por parte de los historiadores,
no porque su objeto de estudio sea poco relevante o porque
haya pocas fuentes documentales que proporcionen
documentación histórica para hacerlo.16 Con respecto a la
Archivo de Indias, delante de la Catedral de Sevilla
difusión y publicidad de la producción historiográfica, sería
bueno que cumpliera los mismos requisitos a que se someten
las demás publicaciones científicas.

También se utiliza el vocablo historiografía para hablar del conjunto de historiadores de una nación, por ejemplo, en frases
semejantes a esta: «La historiografía española abrió sus brazos y sus archivos desde los años 1930 a los hispanistas franceses y
anglosajones, que renovaron su metodología».

Es necesario diferenciar los dos términos usados más arriba: «producción historiográfica» y «documentación histórica», aunque en
muchos casos coincida que los historiadores utilizan como documentación histórica precisamente la producción historiográfica
anterior.
Por ejemplo: además de un conjunto de documentos archivísticos de la Casa de
Contratación de Sevilla que se produjeron quizá sólo para llevar una contabilidad;17
o de algún material arqueológico que se halle en una excavación en Perú, y que se
depositó sin intención de que nadie lo encontrara; un historiador americanista tendrá
que utilizar la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, que fue escrita por
Bartolomé de las Casascon un afán histórico indudable, además de con un propósito
de la defensa de un interés o su propio punto de vista.18 Con eso último vemos otra
insalvable característica de la historia que la peculiariza como ciencia: ningún
Enterramiento de la cultura nazca
historiador, por muy objetivo que pretenda ser, es ajeno a sus propios intereses,
ideología o mentalidad ni puede sustraerse a su punto de vista particular. Como
mucho puede intentar la intersubjetividad, es decir, tener en cuenta la existencia múltiples puntos de vista. Para el caso que nos sirve
de ejemplo, contrastar las fuentes de Bartolomé de las Casas con las demás voces que se oyeron en la Junta de Valladolid, entre las
que destacó la de su rival Juan Ginés de Sepúlveda, o incluso con la llamada «visión de los vencidos»,19 que raramente se conserva,
pero a veces sí, como ocurre con laNueva Crónica y Buen Gobiernodel inca Guaman Poma de Ayala20

La reflexión sobre la posibilidad o imposibilidad de un enfoque objetivo lleva a la necesidad de superar la oposición entre objetividad
(la de una inexistente ciencia "pura" que no se contamine con el científico) y subjetividad (implicada en los intereses, ideología y
limitaciones de éste) con el concepto de intersubjetividad, que obliga a considerar la tarea del historiador, como la de cualquier
científico, como un producto social, inseparable del resto de la cultura humana, en diálogo con los demás historiadores y con la
sociedad entera.

Historiografía y perspectiva: el objeto de la historia


La historia no tiene más remedio que seguir la tendencia a la especialización que tiene cualquier disciplina científica. El
conocimiento de toda larealidad es epistemológicamente imposible, aunque el esfuerzo de un conocimiento transversal, humanístico,
de todas las partes de la historia, es exigible a quien verdaderamente quiera tener una visión correcta del pasado.

Así pues la historia debe segmentarse no sólo porque el punto de vista del historiador esté contaminado de subjetividad e ideología,
como habíamos visto, sino porque necesariamente debe optar por un punto de vista, al igual que un científico, si quiere observar su
objeto, debe optar por utilizar un telescopio o un microscopio (o, de forma menos grosera, qué tipo de lente va a aplicar). Con el
punto de vista se determina la selección de la parte de la realidad histórica que se toma como objeto, y que sin duda dará tanta
información sobre el objeto estudiado como sobre las motivaciones del historiador que estudia. Esa visión sesgada puede ser
inconsciente o consciente, asumida con más o menos cinismo por el historiador
, y es distinta para cada época, para cada nacionalidad,
religión, clase o ámbito en el que el historiador quiera situarse.

La inevitable pérdida que supone la segmentación, se compensa con la confianza en que otros historiadores harán otras selecciones,
siempre sesgadas, que deben complementarse. La pretensión de conseguir una perspectiva holística, como pretende la historia total o
la historia de las Civilizaciones, no sustituye la necesidad de todas y cada una de las perspectivas parciales como las que se tratan a
continuación:

Sesgos temporales
Los sesgos temporales van desde las periodizaciones clásicas Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna o Edad
Contemporánea, hasta las historias por siglos, reinados, etc. La periodización clásica (ver su justificación en «División del tiempo
histórico») es discutible tanto por la necesidad de periodos de transición y solapamientos, como por no representar periodos
coincidentes para todos los países del mundo (por lo que ha sido acusada de
eurocéntrica).

Los anales fueron uno de los orígenes de la fijación de la memoria de los hechos históricos en muchas culturas (véase en su artículo y
más abajo en Historiografía de Roma). Las crónicas (que ya en su nombre indican la intención del sesgo temporal) son usadas como
reflejo de los acontecimientos notables de un periodo, habitualmente un reinado (véase en su artículo y más abajo en Historiografía
de la Edad Media e Historiografía española medieval y moderna). La arcontología sería la limitación del registro histórico a la lista de
nombres que ocupaban determinados cargos de importancia ordenados
cronológicamente. De hecho, la misma cronología, disciplina auxiliar de la historia,
nace en muchas civilizaciones asociada al cómputo del tiempo pasado que se fija en
la memoria escrita por los nombres de los magistrados, como ocurría en Roma,
donde era más corriente citar un año por ser el de los cónsules tal y cual. En el
Antiguo Egipto, la datación del tiempo se hizo por años (Piedra de Palermo), años,
meses y días de reinado del faraón (Canon Real de Turín), o dinastías (Manetón). Es
muy significativo que en las culturas no históricas, que no fijan mediante la escritura
la memoria de su pasado, es muy frecuente no plantearse la duración concreta del
tiempo pasado más allá de unos pocos años, que pueden ser incluso menos que los
que dura una vida humana.21 Todo lo que ocurre fuera de ello sería «hace mucho
tiempo», o en «tiempo de los antepasados», que pasa a ser un tiempo mítico,
ahistórico.22

El punto de vista eurocéntrico: ¿nos


El tratamiento cronológico es el más usado por la mayor parte de los historiadores,
perturba un mapa «boca abajo»?
pues es el que corresponde a la narración convencional, y el que permite enlazar las
causas pasadas con los efectos en el presente o futuro. No obstante, se emplea de
distinta manera: por ejemplo, el historiador siempre tiene que optar por un tratamiento sincrónico o diacrónico de su estudio de los
hechos, aunque muchas veces hacen sucesivamente uno y otro.

El tratamiento diacrónico estudia la evolución temporal de un hecho, por ejemplo: estudiaría la formación de la
clase obrera en Inglaterra a lo largo de los siglosXVIII y XIX)
El tratamiento sincrónico se fija en las diferencias que el hecho histórico estudiado tiene al mismo tiempo pero en
diferentes planos, por ejemplo: compararía la situación de la clase obrera en Francia e Inglaterra en la coyuntura de
la revolución de 1848 (ambos ejemplos están tomados deE. P. Thompson)23
Periodos o momentos especialmente atractivos para los historiadores terminan convirtiéndose, por la intensidad del debate y el
volumen de la producción, en verdaderas especialidades, como la historia de la Guerra Civil Española, la historia de la Revolución
francesa, la soviética o la americana.

También son de consideración las diferentes concepciones del tiempo histórico, que según Fernand Braudel van desde la larga
duración al acontecimiento puntual, pasando por lacoyuntura.

Sesgos metodológicos: las fuentes no escritas


Para el caso del periodo prehistórico, la
radical diferencia de fuentes y método (así Prehistoria
como la división burocrática de las Edad de Piedra Edad de los Metales
cátedras universitarias) la hacen ser una Paleolítico Mesolítico Edad Edad Edad
ciencia muy distante de la que hacen los Neo-
del del del
P. P. P. Epipa- Proto- lítico
historiadores, sobre todo cuando tales Inferior Cobre Bronce Hierro
Medio Superior leolítico neolítico
fuentes y método se prolongan, dando
primacía al uso de las fuentes arqueológicas y el estudio de la cultura material en periodos para los que ya hay fuentes escritas,
hablándose entonces no de la Prehistoria, sino propiamente de la arqueología con sus propias periodizaciones arqueología clásica,
arqueología medieval, incluso arqueología industrial. Menor diferencia pude hallarse con el uso de las fuentes orales en lo que se
conoce con el nombre de historia oral. No obstante, hay que recordar lo ya dicho (véase más arriba sesgos temporales) sobre la
primacía de las fuentes escritas y lo que éstas determinan la ciencia historiográfica y la propia conciencia de la historia en su
protagonista -que es toda la humanidad-.

Sesgos espaciales
Como la historia continental, historia nacional, historia regional o la historia local. El papel de la historia nacional en la definición de
las propias naciones es innegable (para España, por ejemplo, desde las Crónicas medievales hasta la historia del Padre Mariana
(véase nacionalismo, nación española). Puede también verse, en este mismo artículo (historia de la historia), cómo se agrupan
separadamente los historiadores por nacionalidad, además de por época o tendencia.

La geografía dispone de conceptos no más potentes pero sí menos arbitrarios, que han permitido edificar la prestigiosa rama de la
geografía regional. La historia local es sin duda la de más fácil justificación y validez universal, siempre que supere el nivel de la
simple erudición (que al menos siempre servirá comofuente primaria para obras de mayor ambición explicativa).

Sesgos temáticos
Son los que darían paso a unahistoria sectorial, presente en la historiografía desde muy antiguo, como ocurre con

la historia política, reducida a historia evenemencial o categorizada en


la historia de las instituciones, la historia de los sistemas políticos, la
historia del Derecho o la historia militar;
la historia económica, a veces hermanada con la historia social, que no
obstante, puede también entenderse como historia del movimiento
obrero o una más universal historia de los movimientos sociales;
la historia de la Iglesia, tan antigua como ella misma, o la historia de las
religiones, nacida por la necesidad de hacer su estudio comparado;
la historia del arte, con precedentes en la Antigüedad clásica con la
valoración de su producción artística y la de su pasado, pero
establecida propiamente en el Renacimiento y sobre todo con el
Neoclasicismo;
más reciente que éstas, pero englobándolas en cierto modo, la historia
de las ideas, que puede incluir las creencias, las ideologías o la historia
de la ciencia y de la técnica y con ellas subdividirse hasta el infinito: la
historia de las doctrinas económicas, la historia de las doctrinas
políticas...
Una manera de preguntarse cuál es el objeto de la historia es elegir qué merece ser
conservado en la memoria, cuáles son los hechos memorables. ¿Lo son todos, o lo
son sólo los que cada historiador considera trascendentales? En la lista anterior Las Vidas de artistas de Vasari
tenemos las respuestas que cada uno puede dar
.

Algunas de estas denominaciones encierran no una simple parcelación, sino visiones metodológicas opuestas o divergentes, que se
han multiplicado en el último medio siglo. La historia es hoy más plural que nunca antes, escindida en multitud de especialidades, tan
fragmentada que muchos de sus ramas no se comunican entre ellas, sin versujeto ni objeto común:

la microhistoria, que se interesa en la especificidad de los fenómenos sociales desde una perspectiva que ha sido
comparada con la lupa de aumento;
la historia de la vida cotidiana, que desde una selección similar del objeto, abre después el campo de visión
buscando la generalización;
la historia desde abajo, centrada en los grupos sociales desfavorecidos, invisibilizados en la mayor parte de los
registros históricos habituales;
la historia de las mujeres o los llamados estudios de género, como muchas historias transversales, que a veces
pueden englobarse como historia de las minorías, o disgregarse temáticamente como la historia de la sensibilidad,
la historia de la sexualidad, etc.;
modificaciones de la historia económica como lacliometría o la historia de la empresa;
la historia cultural, que registra un nuevo impulso tras varios decenios;
la historia del tiempo presente, creada en los años 1980 y que se interesa en las grandes rupturas de nuestra
época;
la climatología y la genética junto a otras disciplinas, se están dejando notar más recientemente en el debate
historiográfico, a través de la historia ambiental o ecohistoria, los cada vez más utilizados estudios de genética
poblacional;

la historia natural para referirse no solo a la geología y la paleontología sino también a muchas otras Ciencias
Naturales —las fronteras entre el campo al que se refiere este término y el de la prehistoria y la arqueología son

imprecisas, a través de la paleoantropología—, así como la


imprecisas, a través de la paleoantropología—, así como la
Cosmología, y que se pretende actualizar con la denominada Gran
historia.

Ciencias auxiliares de la historia


La fragmentación del objeto histórico puede inducir, en algunas ocasiones, a una
limitación muy forzada de la perspectiva historiográfica. Llevada a un extremo, se
puede reducir la historia a la ciencia auxiliar de la que se sirve para encontrar
explicación a los hechos del pasado, como la economía, la demografía, la sociología,
la antropología, la ecología, la geografía, etc.

En otras ocasiones, la limitación del campo de estudio produce realmente un género


historiográfico:

Géneros historiográficos James Frazer, autor de La rama


dorada (1890-1922), un clásico de la
Puede señalarse que hay géneros historiográficos que participan de la historia pero
antropología que cambió la manera
pueden llegar a alejarse más o menos de ella: un extremo lo ocuparían los terrenos de ver la historia
de la ficción que ocupa la novela histórica, cuyo valor desigual no empaña su
importancia. Otro extremo lo ocuparían laBiografía y un género anejo, sistemático y
extraordinariamente útil para la historia general como es la Prosopografía. Vinculada con la historia desde el comienzo del registro
escrito, una de las principales preocupaciones a la hora de fijar los datos fue lo que hoy llamamos Arcontología (listas de reyes y
dirigentes).

Corrientes historiográficas: el sujeto de la historia


De una manera más declarada, las corrientes historiográficas suelen explicitar su
metodología de forma combativa, como el Providencialismo de origen cristiano (no
hay que olvidar, que además de la tradición historiográfica griega de Heródoto o
Tucídides, el origen de la historiografía occidental está fuertemente unida a la
historia sagrada), o el Materialismo histórico de origen marxista (que triunfó en los
ambientes intelectuales y universitarios europeo y americano a mediados del
siglo XX, quedando adormecido al menos desde la caída delmuro de Berlín).24

A veces las etiquetación de las corrientes es obra de sus detractores, con lo que los
historiadores en ellas encasillados pueden o no estar conformes con la manera en
que quedan definidos. Tal cosa podría decirse del mismo providencialismo, pero
sería más propio para corrientes más modernas, como el positivismo, la historia
evenemencial (de los acontecimientos), etc. Clío, la musa de la historia, por
Pierre Mignard (1689)
Interpretar la historiografía como parte del ambiente intelectual de la época en que
surge es siempre necesario. Toda producción cultural es dependiente del modelo
cultural existente, llámese a esto la moda, del estilo o el paradigma dominante en arte o filosofía; y es evidente que el registro de la
historia es una producción cultural. La deconstrucción, el pensamiento débil o la posmodernidad, conceptos de finales del siglo XX,
han sido la incubadora de la presente deconstrucción de la historia, que para algunos sólo es una narración.25 Una buena manera de
distinguir la interpretación de la historia que tiene una corriente historiográfica es preguntarse a qué considera sujeto histórico o el
protagonista verdadero de la historia.

Agrupaciones de historiadores
Grupos de historiadores que comparten metodología (y se autopromocionan conjuntamente con el potente mecanismo publicación-
cita) surgen a veces en torno a revistas, como la francesa Escuela de Annales (ver en este mismo artículo), la inglesa Past and Present
o la italiana Quaderni Storici; grupos de investigación o las propias cátedras universitarias, que son la cúspide de la reproducción de
las élites historiográficas, a través delclientelismo y el reconocimiento entrepares (peer review).

Historia de la historia
La aparición de la historia es equivalente a la de la escritura, pero la conciencia de estudiar el
pasado o de dejar para el futuro un registro de la memoria es una elaboración más compleja
que las anotaciones de los templos sumerios.26 Las estelas y relieves conmemorativos de
batallas en Mesopotamia y Egipto ya son algo más aproximado.

El resto de las civilizaciones asiáticas alcanzan la escritura y la historia a su propio ritmo,


compilan sus fuentes teológicas en forma de libros sagrados - en ocasiones con partes
históricas (la Biblia hebrea) o sofisticaciones cronológicas (los Vedas hindúes)- registran sus
propios Anales y finalmente su propia historiografía, particularmente la china,27 que tiene su
Heródoto en Sima Qian (Memorias históricas, 109 a.C. – 91 a.C.) y alcanzó una definición
clásica de historia tipificada y oficial, con el Libro de los Han de Ban Gu (siglo I), que fijó un
modelo repetido sucesivamente por los historiadores de los períodos siguientes en veinticinco
28
"historias tipificadas", hasta 1928, en que apareció la última de tan monumental serie.

Véase también: Interpretaciones de la historia de China


Ban Gu
En la América precolombina, fuera de la civilización maya no hay textos de ningún modo
comparables. Tanto en ese caso como en el delÁfrica subsahariana, las fuentes orales han sido
tradicionalmente prioritarias. Son muy recientes (segunda mitad del siglo XX) los intentos de construir una historiografía africana.29
Aun así hay algunos casos excepcionales, como las bibliotecas de manuscritos de Tombuctú, conectadas con viajeros y
conquistadores magrebíes, algunos de origen andalusí como León el Africano, conocido autor de Historia y descripción de África y
de las extraordinarias cosas que contiene(1526).30

No obstante, el desarrollo y variedad que ha alcanzado la historiografía en la Civilización Occidental es de un nivel distinto a todas
ellas.

Antigua Grecia
Los primeros cronistas griegos, que se interesaron sobre todo en los mitos de origen
(los logógrafos), practicaban ya el recitado de acontecimientos. Su narración podía
apoyarse en escritos, como era el caso de Hecateo de Mileto (segunda mitad del
siglo VI a. C.). En el siglo V a. C., Heródoto de Halicarnasose diferencia de ellos por
su voluntad de distinguir lo verdadero de lo falso; por ello realiza su "investigación"
(etimológicamente: "historia"). Una generación después, con Tucídides, esta
preocupación se transforma en espíritu crítico, fundado sobre la confrontación de
diversas fuentes orales y escritas. Su Historia de la guerra del Peloponeso puede ser
vista como la primera verdadera obra historiográfica.

Los continuadores del nuevo género literario de Heródoto y Tucídides fueron muy
numerosos en la Grecia Antigua y pueden contarse entre ellos Jenofonte (autor de la
Anábasis), Posidonio, Ctesias, Apolodoro de Artemisa, Apolodoro de Atenas,
Heródoto y Tucídides, opuestos en
Aristóbulo de Casandrea(ver literatura griega e historiografía helenística)
una doble herma del Museo
Arqueológico Nacional de Nápoles
En el siglo II a. C., Polibio, en su Pragmateia (traducido también como "Historia"), tratando quizá de escribir una obra de geografía,
aborda la cuestión de la sucesión de los regímenes políticos para explicar cómo su mundo ha entrado en la órbita romana. Es el
primero en buscar causas intrínsecas al desarrollo de la historia más que evocar principios externos. En esas alturas del periodo
helenístico, la Biblioteca y el Museo de Alejandría representaban la cumbre del afán griego por preservar la memoria del pasado, lo
que implica su valoración como herramienta útil para el presente y el futuro.

Antigua Roma
Véase también: Historiografía romana
La civilización romana dispone, a semejanza de los griegosHomero y Hesiodo, de mitos de origen que recogióVirgilio poetizados en
la Eneida como un elemento del programa ideológico diseñado por Augusto. También al menos desde la República, mantuvo un
cuidado especial por la recopilación de hechos en Anales, la legislación escrita y los archivos vinculados al sagrado de los templos.
Hasta las guerras púnicas la recopilación de los principales sucesos acaecidos estaba a cargo de los pontífices, en forma de crónicas
anuales.

La primera obra histórica completa latina esLos Orígenes de Catón (siglo III a. C.).

El contacto de Roma con el mundo mediterráneo, primero Cartago, y sobre todo Grecia, Egipto y Oriente fue fundamental para
ampliar la visión y utilidad de su género histórico. Los historiadores (sean romanos o griegos) acompañarán en las campañas
militares a los ejércitos, con el declarado fin de preservar su memoria a la posteridad, recopilar información de utilidad y justificar
sus acciones. La lengua culta, elgriego, se utilizará para este género a la par que la más sobrialatina.

Salustio, el Tucídides romano, escribe De Coniuratione Catilinae(la Conjuración de Catilina, de la que es contemporáneo, 63 a. C.).
Realiza un relato extenso de las causas lejanas de la conjuración, así como de la ambiciones de Catilina, retratado como un noble
degenerado y sin escrúpulos. En Bellum Ingurthinum (guerra de Yugurta rey de los númidas, 111 a. C. a 105 a. C.), denuncia un
escándalo colonial. Historiae era su obra más ambiciosa y madura, conservada parcialmente, que abarcaba en cinco libros los doce
años transcurridos desde la muerte de Sila en el 78 a. C. hasta el 67 a. C. No es la precisión histórica lo que le interesa, sino la
narración de unos hechos con sus causas y consecuencias, así como la posibilidad de esclarecer el desarrollo del proceso de la
degeneración en que la República se vio inmersa. Aparte del individuo, el objeto de su observación se centra en las clases sociales y
las facciones políticas: idealiza un pasado virtuoso, y detecta un proceso de decadencia que atribuye a los vicios morales, a la
discordia social y al abuso del poder por parte de las distintas facciones políticas.

Julio César con su Commentarii Rerum Gestarum, acerca de dos de las más grandes acciones bélicas que llevó a cabo: la guerra de
las Galias (58 a. C.-52 a. C.) (De Bello Gallico) y la guerra civil (49 a. C.-48 a. C.)(De Bello Civili).

Tito Livio (59 a. C.-17 d. C.), con los 142 libros de Ab Urbe Condita, divididos en grupos de diez libros que se conocen con el
nombre de "décadas", que se han perdido en su mayor parte, escribe una gran historia nacional, cuyo único tema es Roma ("fortuna
populi romani") y cuyos únicos actores son el Senado y el pueblo de Roma ("senatus populusque romanus" o SPQR). Su propósito
general es ético y didáctico; sus métodos fueron los del griego Isócrates del siglo IV a. C.: es el deber de la historia decir la verdad y
ser imparcial, pero la verdad debe presentarse con una forma elaborada y literaria. Utiliza como fuente a los primeros analistas y a
Polibio, pero su patriotismo le lleva a deformar la realidad en detrimento de lo exterior y a un escaso espíritu crítico. Es historiador de
gabinete, no viaja ni conoce personalmente los escenarios de los hechos que describe.

Publio Cornelio Tácito (55-120 d. C.), el gran historiador del Imperio bajo los Flavios, es sobre todo un investigador de las causas.

La nómina de historiadores de época romana es extensísima, tanto en lengua latina (Plinio el Viejo, Suetonio...)31 como en griega
(Estrabón, Plutarco).

En la decadencia de Roma, el cristianismo vendrá a dar un cambio metodológico radical, introduciendo el providencialismo de
Agustín de Hipona. Es ejemplo Orosio, presbítero hispano deBraga (Historiae adversum paganus).
Edad Media
Véase también: Historiografía cristiana
Véase también: Historiografía eclesiástica medieval
La historiografía medieval se escribe principalmente por hagiógrafos, cronistas,
miembros del clero episcopal cercanos al poder, o por monjes. Se escriben
genealogías, anales áridos, listas cronológicas de acontecimientos sucedidos en los
reinos de sus soberanos (anales reales) o sucesión de abades (anales monásticos);
vidas (biografías de carácter edificante, como las de los santos merovingios, o más
tarde de los reyes de Francia), e historias que cuentan el nacimiento de una nación
cristiana, exaltan una dinastía o, al contrario, fustigan a los malvados desde una
perspectiva religiosa. Esta historia, de la que son muestra Moisés de Corene
(Historia de Armenia, siglo V), Isidoro de Sevilla (Etimologías e Historia Gothorum,
siglo VII), Beda el Venerable (Historia eclesiástica del pueblo inglés, siglo VIII),

Pablo el Diácono (Historia gentis Langobadorum, siglo VIII), Eginhardo (Vita Karoli
Magni, siglo IX) o Néstor el Cronista (Primera crónica rusa, siglos XI al XII); es
providencialista, de inspiración agustinista, e inscribe las acciones de los hombres en
los designios de Dios. Hay que esperar al siglo XIV para que cronistas como el
francés Froissart o el florentino Matteo Villani se interesen por el pueblo, gran Beda el Venerable
ausente de la producción de este periodo.

Véase también: Literatura musulmana#Biografía, historia y geografía


El egipcio Ibn Abd al-Hakam escribió Futuh Misr wa’l-Maghrib ("Conquistas de Egipto y del Magreb"), donde recopila las fuentes
de los siglos VII al IX. Otros historiadores árabes medievales fueron Al-Jahiz, Al-Hadani y Al-Masudi (a quien se comparaba con
Heródoto). De familia andalusí emigrada, el tunecino Ibn Jaldún (finales del siglo XIV comienzos del XV) ha sido muy valorado por
como precedente de la filosofía de la historia y sus planteamientos innovadores en los terrenos de la economía y sociología de su Al-
Muqaddimah ("Prolegómenos" o "Introducción" a su obra, planteada como una historia universal).

Para la historiografía española, tanto cristiana como musulmana, véasesu sección.

Edad Moderna
Véase también: Historiografía moderna
Durante el Renacimiento, el humanismo aporta un gusto renovado por el estudio de los textos antiguos, griegos o latinos, pero
también por el estudio de nuevos soportes: las inscripciones (epigrafía), las monedas (numismática) o las cartas, diplomas y otros
documentos (diplomática). Estas nuevas ciencias auxiliares de la época moderna contribuyen a enriquecer los métodos de los
historiadores: en 1681 Dom Mabillon indica los criterios que permiten determinar la autenticidad de un acta por la comparación de
fuentes diferentes en De Re Diplomática. En Nápoles, más de doscientos años antes, Lorenzo Valla al servicio de Alfonso V de
Aragón había conseguido demostrar la falsedad de la pseudo-Donación de Constantino. Giorgio Vasari con sus Vidas de artistas nos
ofrece a la vez una fuente y unmétodo historiográficopara la historia del Arte.

En esta época la historia no se diferencia de la geografía ni siquiera de las ciencias naturales. Se dividía en dos partes: la historia
general (la que hoy llamaríamos historia) y la historia natural (ciencias naturales y geografía). Este sentido amplio de historia se
explica por la etimología del término (verHistoria#Etimología).

La cuestión de la unidad del reino que plantean lasguerras de religión de Franciaen el siglo XVI dan origen a trabajos de historiadores
que pertenecen a la corriente llamada historia perfecta, que muestra que la unidad política y religiosa de la Francia moderna es
necesaria, al derivarse de sus orígenes galos (Etienne Pasquier, Recherches de la France). El providencialismo de autores como
Bossuet (Discurso sobre la historia universal, 1681), tiende a devaluar la significación de cualquier cambio histórico.
En paralelo, la historia se muestra como instrumento de poder: se pone al servicio de los príncipes, desde Maquiavelo y Guicciardini
hasta los panegiristas de Luis XIV, entre los que se cuentaJean Racine.

Historiografía española medieval y moderna


No era esto ninguna novedad, y la historiografía española es quizá el ejemplo más completo de un secular esfuerzo por mantener la
continuidad de la memoria escrita del pasado, que tan buen servicio dio desde las Crónicas medievales que justificaban la
Reconquista, para afianzar el poder de los reyes en los distintos reinos cristianos.

Las crónicas
Para Asturias, León y Castilla se encadenan sucesivamente en un conjunto muy
completo, que comienza realmente con dos crónicas redactadas en territorio
andalusí:

la Crónica bizantina-arábiga (741) y la Crónica Mozárabe (754), que


preceden a una crónica perdida del reinado de Alfonso II y establecen
su continuidad con las de Alfonso III a finales del siglo IX (Crónica
Albeldense, Crónica Profética, Crónica Rotense y Crónica
Sebastianense);
la de Sampiro (del reinado de Bermudo II, cercana al año 1000);
las del siglo XII (Crónica Silense en torno al 1110, la de Pelayo, obispo
de Oviedo, la Crónica de Emperador Alfonso VII y la del monje anónimo
de Nájera, estas tres de finales del siglo);
las del reinado de Fernando III el Santo (Chronicon mundi de Lucas,
obispo de Tuy, Crónica latina de los Reyes de Castilla de Juan, obispo
de Osma y De rebus Hispaniae del arzobispo de Toledo Rodrigo
Jiménez de Rada);
las de Alfonso X el Sabio (Estoria de España, editada por Ramón
Estoria de España de Alfonso X,
Menéndez Pidal con el título de Primera Crónica General, y la Grande e
General Estoria); Siglo XIII
llegando a las del siglo XIV, en que destacan las Crónicas de Pedro
López de Ayala (Crónica del rey don Pedro, la de Enrique II, la de Juan
I y la inacabada de Enrique III), más sobrias y pegadas a los hechos que las contemporáneas europeas, aunque su
fin primordial fuera la autojustificación de su autor, Canciller de Castilla, que también compuso un Rimado de
Palacio donde describe a sus contemporáneos.
En el siglo XV la recopilación cronística se multiplicó:

Suma de crónicas de España, de Pablo García de Santa María(hasta 1412);


Crónica de Juan II (sobre hechos de 1406 a 1434) por Álvar García de Santa María (h.1370-1460), hermano de
Pablo; es reanudada con el nombre de Crónica del Halconero por Pedro Carrillo de Huete, siendo refundida por
Lope de Barrientos);
Alfonso Martínez de Toledo (Arcipreste de Talavera) escribió en 1443 una Atalaya de las Crónicas;
la Crónica de Álvaro de Luna (1453) es atribuida a Gonzalo Chacón;
Diego de Valera escribe la Crónica abreviada de España o Crónica Valeriana (1482), que concluye en el reinado de
Juan II, el Memorial de diversas hazañas para el de Enrique IV (1486-1487) y la Crónica de los Reyes Católicos
(hasta 1488).32
En los otros reinos cristianos peninsulares, la literatura cronística es algo más tardía, pero produce la primera historia general de
España en una lengua romance: el Liber regum, redactado entre 1194 y 1211 en aragonés, que cuenta la historia de los distintos reinos
cristianos desde los orígenes míticos de la historia peninsular.33 El Condado de Aragón produce en 851 la Passio beatissimarum
birginum Nunilonis atque Alodie. Y del posterior reino contamos con los Anales de San Juan de la Peña, del siglo XII, que fueron
copiados en la Crónica homónima. Del mismo siglo data una Breve historia ribagorzana de los reyes de Aragón.34 También se
produjo allí la Estoria de los godos (1252 o 1253), primera versión en lengua vernácula de laHistoria de rebus Hispaniae.

Para la Corona de Aragón, tras las Gesta veterum Comitum Barcinonensium et Regum Aragonensium35 (iniciada el siglo XII y
continuada hasta el XIV), se destacan el Llibre dels feits o Crónica de Jaime I el Conquistador; la Crónica de San Juan de la Peña o de
Pedro el Ceremonioso; la de Ramón Muntaner, que cubre el periodo 1207-1328, incluyendo la famosa expedición de los
almogávares, en la que participó; y la de Bernat Desclot Llibre del rei En Pere d'Aragó e dels seus antecessors passats (segunda
mitad del siglo XIII).

Completan el panorama peninsular la Crónica de los Reyes de Navarra (1454) del Príncipe de Viana (compuesta para justificar su
aspiración al trono) y losAnnales Portugaleses Veteres (987-1079).

Siglo XVI
Después de la unificación de los Reyes Católicos, ya en la Edad Moderna, continúa
explícitamente con esa misma función la monumental Historia de España del Padre
Mariana (De Rebus Hispaniae libri XX, 1592, aumentada a treinta libros en su
propia traducción al castellano en 1601), célebre por otro lado por su defensa del
tiranicidio en De Rege et regis institutione escrita para la educación de Felipe III.
Otros cronistas del siglo XVI son Florián de Ocampo y Ambrosio de Morales
(continuando este la Crónica General en cinco libros iniciada por aquel); Jerónimo
Zurita (Anales de la Corona de Aragón) y Esteban de Garibay (Compendio historial
de las chronicas y universal historia de todos losreynos de España).

Siglo XVII
La historiografía barroca incluye fantasiosas manipulaciones históricas, como los
plomos del Sacromonte o los falsos cronicones de Ramón de la Higuera y Antonio
Lupián Zapata. Fray Prudencio de Sandoval continúa la crónica de Ocampo y
Morales y redacta una Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V; Pedro
de Salazar y Mendoza un Origen de las dignidades seglares de Castilla y León, y
Bartolomé Leonardo de Argensola los Anales de Aragón.

A finales del siglo XVII, la reflexión sobre la historiografía misma surge en España
Bartolomé Leonardo de Argensola
como necesidad derivada de la acumulación de tan ingente corpus cronístico, siendo
su primer intento la Noticia y juicio de los más principales historiadores de España,
de Gaspar Ibáñez de Segovia, Marqués de Mondéjar (publicado tras su muerte en 1708).

Otros géneros historiográficos


Otros géneros historiográficos también se cultivan desde la Edad Media, como el tratamiento de una figura aislada (ciclo de el Cid), y
ya en el siglo XV las memorias (Leonor López de Córdoba, circa 1400), la biografía (El Victorial de Gutierre Díez de Games,
Generaciones y Semblanzasde Fernán Pérez de Guzmán) y la relación de un hecho puntual, como elLibro del paso honroso de Suero
de Quiñones, de Rodríguez de Lena. Los libros de viajes como el dePedro Tafur o el de Ruy González de Clavijo(que fue embajador
ante Tamerlán), proporcionan informaciones muy valiosas.

Al-Andalus
Muhammad al-Razi realiza (en la primera mitad del siglo X de la era cristiana, IV de la Hégira) la primera historia general de la
Península Ibérica, Ajbar Mutuk al-andalus que continuaron otros al-Razi: su hijo Ahmad (llamado en castellano el moro Rasis) y el
de éste (Isa ben Ahmad). Esta historia se divulgó en los reinos cristianos con el nombre de Crónica del moro Rasis y se utilizó por
Jiménez de Rada.

Aríb de Córdoba, secretario de al-Hakam II, escribió una Crónica de su gobierno, y en el mismo reinado Muhammad al-Jusaní
(muerto en 361/971) elKitáb al-qudá bi-Qurtuba, historia de los cadíes (jueces) de Córdoba.

En época de Almanzor se escribe una historia controladísima, como es la de Ibn Asim, significativamente titulada al-Ma´atir al-
camiriyya (Gestas amiríes), obra que sólo conocemos por referencias.
Entre los historiadores del siglo XI (V de la Hégira), la edad de oro coincidente con la descomposición del califato y los reinos de
taifas, sobresalen los cordobeses Ibn Hazm (Fisal o Historia crítica de las religiones, sectas y escuelas) e Ibn Hayyán (Muqtabis el
Matín).

En el siglo XIII, el alcireño Ibn Amira escribió la Kitab Raih Mayurqa (Libro del reino de Mallorca).36

Ya fuera del periodo de presencia musulmana en Al-Andalus completa la historiografía islámica clásica Al-Maqqari, con su Nafh al-
Tib (siglos XVI-XVII), que reúne muchas fuentes anteriores. Las fuentes musulmanas son, en general, peor conocidas, e incluirían las
posteriores a la Reconquista, como la poco conocidaHistoria de Ibn Idhari (siglo XVI).37

Los cronistas de Indias


Las primeras obras de historia de América, desde las relaciones del mismo Cristóbal
Colón, su hijo Hernando y muchos otros descubridores y conquistadores como
Hernán Cortés o Bernal Díaz del Castillo (Historia Verdadera de la Conquista de la
Nueva España), tienen un claro carácter justificativo. La aportación en sentido
contrario de Bartolomé de las Casas (Brevísima relación de la destrucción de las
Indias) fue tan trascendental que dio origen a la polémica de losjustos títulos, en que
le dio réplica Juan Ginés de Sepúlveda; e incluso a la llamada Leyenda negra al
divulgarse por toda Europa como propaganda antiespañola. La visión de los
indígenas, que vieron sus documentos y cultura material saqueados y destruidos, fue
posible por algunos casos excepcionales, como el inca Felipe Guamán Poma de
Ayala.

Oficialmente el cargo de Cronista de Indias se inicia con la documentación reunida


por Pedro Mártir de Anglería que se pasa en 1526 a Fray Antonio de Guevara,
Cronista de Castilla; y con Juan Gómez de Velasco que hace lo propio con los
papeles del cosmógrafo mayor Alonso de Santa Cruz, a los que suma el cargo de Trabajo inca. Ilustración de laNueva
cronista. Antonio de Herrera es nombrado Cronista Mayor de Indias en 1596, y Corónica y Buen Gobiernode Felipe
publica entre 1601 y 1615 laHistoria general de los hechos de los castellanos en las Guamán Poma de Ayala, 1616
islas y Tierra Firme del mar Océano, conocida como Décadas. Antonio de León
Pinelo (criado en Lima, que había recopilado las Leyes de Indias), Antonio de Solís
y Pedro Fernández del Pulgar cubrieron el cargo durante el siglo XVII. En el siglo XVIII la institución se refunda con la creación de
otras dos, muy importantes para el mantenimiento de la memoria y la historiografía española: la Real Academia de la Historia y el
Archivo General de Indias. Aún tuvo tiempo de destacar la figura de Juan Bautista Muñoz (Historia del Nuevo Mundo, que no
completó).

Ilustración
Véase también: Historiografía del siglo XVIII
En el siglo XVIII, tuvo lugar un cambio fundamental: los planteamientos intelectuales de la Ilustración de una parte, y de otra el
descubrimiento de la alteridad en otras culturas ajenas a la europea (el exotismo, el mito del buen salvaje), suscita un nuevo espíritu
crítico (aunque de hecho, son parecidas circunstancias a las que se podían ver en Heródoto). Se ponen en cuestión los prejuicios
culturales y el universalismo clásico.

El descubrimiento de Pompeya renueva el interés por la Antigüedad clásica (Neoclasicismo) y proporciona materiales que inauguran
una naciente ciencia de la arqueología. Las naciones europeas alejadas del Mediterráneo buscan sus orígenes históricos en mitos y
leyendas que a veces se inventan (elOssian de James Macpherson, que simuló haber encontrado alHomero celta).
También se interesan en las costumbres nacionales los franceses Fenelon, Voltaire (Historia del imperio de Rusia bajo Pedro el
Grande y El siglo de Luis XIV, 1751) y Montesquieu, que teoriza sobre ello en El espíritu de las leyes. En Inglaterra, Edward Gibbon
escribe su monumentalHistoria del Declive y Caída del Imperio or mano (1776-1788), donde hace de la precisión un aspecto esencial
del trabajo del historiador.

Los límites de la historiografía del siglo XVIII son la sumisión a la moral y la


inclusión de juicios de parte, con lo que su objeto permanece limitado.

En España destaca la España Sagrada del padre agustino Enrique Flórez,


recopilación de documentos de historia eclesiástica, expuesta con criterio
ultraconservador (1747 y continuada tras su muerte hasta el siglo XX) y la Historia
crítica de España del jesuita desterrado Juan Francisco Masdeu; desde una
perspectiva más ilustrada tendríamos al regalista Melchor Rafael de Macanaz, al
crítico Gregorio Mayans y Siscar (uno de sus discípulos, Francisco Cerdá y Rico,
intentó emular a Lorenzo Valla discutiendo la veracidad del medieval voto de
Santiago), y más avanzado el siglo al propio Gaspar Melchor de Jovellanos, Juan
Sempere y Guarinos, Eugenio Larruga y Boneta (Memorias políticas y económicas),
y el espléndido documento recopilatorio que es el Viaje de España de Antonio Ponz.
Intermedio entre ambas tendencias se encuentra el caso de Juan Pablo Forner,
casticista en su famosa Oración apologética por España y su mérito literiario El padre Flórez, iniciador deLa
(1786) y reformista en otras obras, publicadas después de su muerte. España Sagrada

Siglo XIX: la historia, ciencia erudita


Véase también: Historiografía contemporánea
Es un periodo rico en cambios, tanto en la manera de concebir la historia como en la de escribirla.

En Francia se la considera como una disciplina intelectual distinta de otros géneros literarios desde el comienzo del siglo, cuando los
historiadores se profesionalizan y fundan los archivos nacionales franceses (1808). En 1821 se crea la Ecole nationale des Chartes,
primera gran institución para la enseñanza de la historia.

En Alemania, esta evolución se había producido antes, y estaba presente en las universidades de la Edad Moderna. La
institucionalización de la disciplina da lugar a vastos corpus que reúnen y transcriben sistemáticamente las fuentes. El más conocido
es Monumenta Germaniae Historica, desde 1819. La historia gana una dimensión de erudición, pero también de actualidad. Pretende
rivalizar con las demás ciencias, sobre todo con el gran desarrollo que están teniendo estas. Theodor Mommsen contribuye a dar a la
erudición las bases críticas, en su Römische Geschischte (Historia de Roma) 1845-1846, además de colaborar en el citado
Monumenta Germania Históricay Corpus Inscriptionum Latinarum.

En Francia, desde los años 1860, el historiador Fustel de Coulanges escribe la historia no es un arte, es una ciencia pura, como la
física o la geología. Sin embargo la historia se implica en el debate de su época y está influida por las grandes ideologías, como el
liberalismo de Alexis de Tocqueville y François Guizot. Sobre todo se deja influir por el nacionalismo e incluso el racismo.
Coulanges y Mommsen trasladan al debate historiográfico el enfrentamiento de la guerra francoprusiana de 1870. Cada historiador
tiende a encontrar las cualidades de su pueblo (el "genio"). Se fundan las grandes historias nacionales.

Los historiadores románticos, comoAugustin Thierry y Jules Michelet, manteniendo la calidad de la reflexión y la explotación crítica
de las fuentes, no recelan de explayarse en el estilo y la mantienen como un arte. Los progresos metodológicos no impiden contribuir
a las ideas políticas de su tiempo. Michelet, en su Historia de la Revolución francesa (1847-1853), contribuye igualmente a la
definición de la nación francesa contra la dictadura de los Bonaparte, así como al revanchismo antiprusiano (murió poco después de
la batalla de Sedán). Con la III República, la enseñanza de la historia se conforma como un instrumento de propaganda al servicio de
la formación de los ciudadanos, y continuará siéndolo durante el sigloXX.
Otro de los fundadores de la historiografía en el siglo XIX fue Leopold Von Ranke,
que era muy crítico con las fuentes usadas en historia. Estaba en contra de los
análisis y las racionalizaciones. Su adagio era escribir la historia tal como fue.
Quería relatos de testigos visuales, enfatizando sobre su punto de vista. Importantes
historiadores alemanes del siglo XIX, que no participaron de su pretensión de
objetividad, fueron Johann Gustav Droysen (fijó el concepto de helenismo) y
Heinrich von Treitschke (de importante actividad política, que acuñó el lema
antisemita ¡Los judíos son nuestra desgracia!). Hans Delbrück desarrolló la historia
militar.

El papel epistemológico de la ciencia de la historia se ve sujeto a los grandes


esquemas intelectuales que se construyen a partir de corrientes filosóficas como el
positivismo y el historicismo. El historicismo es dominante entre los seguidores de
Ranke en Alemania, con un acusado componente idealista: las ideas son las raíces
del proceso histórico al encarnarse en hombres o instituciones. El positivismo es Michelet, el historiador de la
dominante en Francia (Coulanges, Hippolyte Taine), donde la historiografía es más Revolución francesa
analítica que narrativa, evitando explicaciones trascendentales y buscando en la
misma naturaleza de las cosas la explicación última de los hechos. En Inglaterra se
produjo una síntesis ecléctica y moderada de positivismo e historicismo (lord Acton, John B. Bury, ambos catedráticos de
Cambridge).38

La propuesta de Wilhelm Dilthey de separación de campos entre las ciencias naturales, objetivas; y las ciencias del espíritu,
subjetivas, situaba a la historia entre estas. Su deseo era superar tanto el eruditismo entendido como mero coleccionismo de hechos
individuales, como el recurso a métodos de ciencias ajenas a la historia, por lo que optaba por leyes psicológicas para garantizar el
carácter científico de la interpretación de los acontecimientos.

Hegel y Marx introducen el cambio social en la historia. Los historiadores anteriores se habían centrado en los ciclos de auge y
decadencia de gobernantes y naciones. Una nueva disciplina emergente aporta el análisis y la comparación a gran escala: la
sociología. Desde la historia del arte, estudios como el de Jacob Burckhardt sobre el Renacimiento se convierten en la referencia para
entender los fenómenos culturales. La arqueología pone en contacto el mito con la realidad histórica, tanto en Egipto como en
Mesopotamia y Grecia (Heinrich Schliemann en Troya, Micenas y Tirinto, y más tarde Arthur Evans en Creta); todo ello en un
ambiente romántico y aventurero que se va depurando para hacerse científico, aunque no desaparece, como prueba la tardía
aportación de Howard Carter (Tutankamon) y la imagen popular de los arqueólogos que perpetúa el cine (Indiana Jones). La
antropología aplicada a la explicación de losmitos produjo el monumental trabajo deJames George Frazer (La rama dorada), a partir
del cual la historiadores pudieron replantearse su punto de vista sobre la relación de las sociedades humanas de todas las épocas con
la magia, la religión e incluso la ciencia.

Durante el siglo XIX, España mantiene al menos su patrimonio documental con la creación de la Biblioteca Nacional y el Archivo
Histórico Nacional, pero no se distingue por una gran renovación de su historiografía que, aparte del arabismo de Pascual de
Gayangos o de la historia económica de Manuel Colmeiro, aparece escindida entre una corriente liberal (Modesto Lafuente y
Zamalloa, Juan Valera), y otra tradicionalista, cuya cumbre, el erudito y polígrafo Marcelino Menéndez y Pelayo (Historia de los
heterodoxos españoles), es una digna continuación de la tradición que nace con san Isidoro y pasa por la
Historia del padre Mariana y
por la España sagrada del padre Flórez.

Siglo XX
Véanse también: Historiografía contemporánea y Organizaciones de historia.
La historia va asentándose como una ciencia social, una disciplina científica implicada en la sociedad. A principios del siglo XX, la
historia había adquirido una dimensión científica incontestable, un papel destacado en la educación y una estructura institucional
sólida. A las Academias, los departamentos universitarios y las revistas especializadas, se fueron añadiendo las asociaciones
profesionales, como laAmerican Historical Association, fundada en 1884.
La historia, entre el positivismo y el ensayismo
Instalada en el mundo de la enseñanza, erudita, la disciplina se influencia por una
versión empobrecida del positivismo de Auguste Comte. Pretendiendo objetividad,
la historia limita su objeto: el hecho o acontecimiento aislado, en el centro del
trabajo del historiador, se considera como la única referencia que responde
correctamente al imperativo de objetividad. Tampoco se ocupa de establecer
relaciones de causalidad, sustituyendo por retórica el discurso que se pretendía
científico.

Simultáneamente y en contraste, se desarrollan disciplinas anejas que tienden a la Menéndez y Pelayo, con su visión
tradicionalista de la aportación
generalización, como historia cultural o la historia de las ideas, con Johan Huizinga
española a la cultura, es el más
(El otoño de la Edad Media) o Paul Hazard (La crisis de la conciencia europea) destacado ejemplo de la
entre sus iniciadores. Ensayistas como Oswald Spengler (La decadencia de historiografía erudita en España.
Occidente) y Arnold J. Toynbee (Un estudio de la Historia) en famosa controversia,
publican profundas reflexiones sobre el concepto mismo de civilización que junto
con la Rebelión de las Masas o España invertebrada de José Ortega y Gasset se divulgaron extraordinariamente, al ser el reflejo del
pesimismo intelectual de entreguerras. Más cercano al método del historiador, y no menos profundo, es el trabajo de sus
contemporáneos el belga Henri Pirenne (Mahoma y Carlomagno), o el australiano Vere Gordon Childe (padre del concepto
Revolución neolítica).

No obstante, la principal transformación de la historia de los acontecimientos viene de aportes exteriores: Por un lado el materialismo
histórico de inspiración marxista, que introduce la economía en las preocupaciones del historiador. Por otro lado, la perturbación
causada en la historiografía por los desarrollos políticos, técnicos, económicos o sociales que conoce el mundo, sin olvidar los
conflictos mundiales. Nuevas ciencias auxiliares aparecen o se desarrollan considerablemente: arqueología, demografía, sociología y
antropología, bajo la influencia delestructuralismo.

La Escuela de Annales
En torno a la revista Annales d’histoire économique et sociale, fundada por Lucien
Febvre y Marc Bloch en 1928, surgió na corriente de pensamiento (la llamada
escuela de Annales) que agrandó el campo de la disciplina al solicitar la confluencia
de otras ciencias, en particular la sociología; y más genéricamente transformó la
historia ampliando su objeto más allá del acontecimiento e inscribiéndola en la larga
duración (longue durée). Tras el paréntesis de la segunda guerra mundial, Fernand
Braudel continúa la revista y recurre por primera vez a la geografía, la economía
política y la sociología para elaborar su tesis de economía-mundo (ejemplo clásico
es El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempo de Felipe II
).

El papel del testimonio histórico cambia: permanece en el centro de las


preocupaciones del historiador, pero ya no es el objeto, sino que se le considera
como un útil para construir la historia, útil que puede ser obtenido en cualquier
dominio del conocimiento. Una constelación de autores más o menos próximos a Marc Bloch.
Annales participan de esa renovación metodológica que llena las décadas centrales
del siglo XX (Georges Lefebvre, Ernest Labrousse).

La visión de la Edad Media cambia completamente tras una relectura crítica de las fuentes, que tienen su mejor parte justo en lo que
no mencionan (Georges Duby).

Privilegiando la larga duración al tiempo corto de la historia de los acontecimientos, muchos historiadores proponen repensar el
campo de la historia desdeAnnales, entre ellos Emmanuel Le Roy Ladurieo Pierre Goubert.
Alternativas a Annales
Otros historiadores franceses, fuera de Annales, Philippe Ariès, Jean Delumeau y
Michel Foucault, este último en las fronteras de la filosofía, describen la historia de
los temas de la vida diaria, como la muerte, el miedo y la sexualidad. Quieren que la
historia escriba sobre todos los temas, y que todas las preguntas se respondan.

Desde una orientación completamente opuesta (la derecha católica), Roland


Mousnier realizó una aportación decisiva a la historia social del Antiguo Régimen,
negando la existencia de lucha de clases e incluso de estas mismas, en beneficio de
lo que describe como unasociedad de órdenes y relaciones clientelares.39

Tercera generación de Annales: "nueva historia" o "nueva historia


cultural"
"Nueva historia" es la denominación, popularizada por Pierre Nora y Jacques Le
Goff (Hacer la Historia, 1973), que designa la corriente historiográfica que anima la Tumba de Fernand Braudel.
tercera generación de Annales. La nueva historia trata de establecer una historia
serial de las mentalidades, es decir, de las representaciones colectivas y de las
estructuras mentales de las sociedades.

También ubicada dentro de la tercera generación de la escuela de Annales, la


corriente historiográfica denominada "nueva historia cultural" comienza en 1966 y
aún persiste en la actualidad. Tiene como claro referente la nueva historia
antropológica, rama de la antropología, cuyos máximos exponentes del tema fueron
Bronislaw Malinowskiy Clifford Geertz. Al igual que las dos primeras generaciones
de Annales, esta corriente maneja la interdisciplinariedad con otras ciencias sociales;
además de contar con la antropología, también cuenta con la colaboración de
sociólogos, psicólogos, lingüistas, etc.

Entre sus representantes más significativos están Peter Burke, Roger Chartier,
Robert Darnton, Patrice Higonnet, Lynn Hunt, Keith Jerkins y Sarah Maza. Su
objeto de estudio se centra en las culturas a lo largo de la historia, entendiéndose por
"culturas" según la definición de Clifford Geertz en su método de la "descripción
densa", a la dimensión simbólica de la acción como un conjunto de significados Peter Burke
heredados y expresados simbólicamente en los hábitos de la vida cotidiana. La
historia cultural considera que todas las sociedades del pasado han tenido cultura, sin
hacer juicios de valor en considerar a unas mejores o peores que otras. Otro principio clave de esta corriente historiográfica, es aplicar
el concepto de la "otredad", es decir, ver al "otro" desde "el otro" a las demás culturas. Consideran que no existe una cultura
homogénea, sino que hay "subculturas" insertas a su vez, dentro de otras culturas, civilizaciones o regiones. La cultura, es concebida
como la tradición recibida y modificada por quienes la han heredado, y que a su vez, han hecho una "construcción simbólica" de las
sociedades.40

La historiografía francesa repiensa su Revolución


Se ha dicho que cada generación tiene derecho a reescribir la historia.41 En el ámbito académico, la revisión de las formas de
entender el pasado forma parte de la tarea del historiador profesional. Hasta qué punto esa revisión se plantea científicamente, como
un falseamiento de las certidumbres anteriormente establecidas (Karl Popper) y no pseudocientíficamente, como haría lo que se
denomina de forma peyorativa revisionismo historiográfico es algo de difícil evaluación. Una prueba de toque sería detectar si el
revisionista es un outsider del mundo académico, que se dedica al uso político de la historia, cosa que por otra parte es vicio común:
la historia siempre se ha usado como arma en la transformación social, y los medios académicos no han sido nunca una excepción. En
historiografía, ciencia social, es difícil ver si nos encontramos ante un cambio de paradigma como los que estudióThomas Kuhn para
las ciencias experimentales (Historia de las revoluciones científicas), fundamentalmente porque nunca hay un consenso tan
42
universalmente compartido como para entender que la desviación de él sea una revolución.

Una de las grandes polémicas revisionistas (en el buen sentido) vino con el segundo centenario de la Revolución francesa (1989).
Autores de tendencia estructuralista, cercanos a Annales (François Furet o Denis Richet), sintetizaron los estudios de las décadas de
1970 y 1980 en lo que pretendía ser un nuevo paradigma interpretativo alternativo al marxista que había dominado la historia social
del periodo: Albert Soboul, Jacques Godechot, y más recientemente Claude Mazauric, Michel Vovelle o Crane Brinton (Anatomía de
la Revolución). Lejano de ambas tendencias, Simon Schama y los nuevos narrativistas hacen una historia cultural de lo político y
muy narrativa, anti-estrucutralista y de tintes tendencialmente conservadores (iniciada por Richard Cobb ya en la década de 1970).
También mantiene distancia frente a la nouvelle Histoire Politique de René Rémond. Arno Mayer se lamenta de que la revisión haya
43
dado cancha a un uso político de la historiaen el que se condenan a priori las revoluciones como inherentemente perversas.

Un subgénero: las conmemoraciones


Por otra parte el uso de la historia para celebrar acontecimientos que cumplen años
"redondos" (centenarios, decenarios, etc.) es una ocasión de lucimiento profesional
para los historiadores, de acercamiento de la disciplina al gran público y de coartada
para distintos tipos de justificaciones. El bicentenario de Estados Unidos (1976)
había sido un precedente difícil de superar en cuanto a impacto mediático y coste
económico. Las últimas que recordamos para España fueron la de la Guerra Civil
Española (1976, con la innovadora exposición del Palacio de Cristal de los Jardines
del Retiro comisariada por Javier Tusell; 1986, cincuentenario que se aprovechó
también para recordar particularmente a Antonio Machado, y García Lorca con la
izquierda en el poder; 1996; 2006, con los debates sobre la memoria histórica),
Carlos III (1988, en emulación de la paralela preparación del bicentenario francés),
el Quinto Centenario del Encuentro entre dos Mundos (1992), Cánovas (1998), el Logo oficial del bicentenario
Año Quijote (2005). Existe incluso una Sociedad Estatal de Conmemoraciones
Culturales, que mantiene una apretada agenda.44

Sin necesidad de conmemorar algo más concreto que su propia intemporalidad, pero con el mismo afán justificativo (en el que tiene
milenios de ventaja) la Iglesia Católica española ha realizado el conjunto de exposiciones más notable: Las edades del hombre,45
repaso temático de asuntos religiosos ilustrado sucesivamente con distintos soportes histórico-artísticos exquisitamente seleccionados
y expuestos (libros, música, escultura...) itinerante por las catedrales de Castilla y León, que en sí mismas ya justificaban la visita. El
mismo formato y comisario tenía Inmaculada, que conmemoraba el 150 anniversario del dogma (Catedral de la Almudena, Madrid,
2006) y que sirvió para compensar la reciente inauguración del edificio, de gusto y decoración discutidos. Inspirada en ellas se realizó
por el gobierno navarro la exposición Las Edades de un Reino (Pamplona 2006, coincidiendo con la del centenario de San Francisco
Javier en Javier).

Historiografía anglosajona
Los Estados Unidos son muy pródigos en la experimentación de nuevos enfoques metodológicos, como

el cuantitativismo de la cliometría o new economic history (nueva historia económica) norteamericana, de Robert
Fogel y Douglass North, premios Nobel de economía de 1993 (de los pocos historiadores que han recibido el
Premio Nobel, con los de literatura deTheodor Mommsen y Winston Churchill).
los case-studies (desde los años 1970). Un case study es un método particular de investigación cualitativa. Más que
utilizar grandes bases de datos y rígidos protocolos para examinar un número limitado de variables, este método
implica un examen longitudinal de un caso: un solo hecho. La historia se acerca al método experimental. 46

la llamada World History (desde los años 1980), que compara las diferencias y semejanzas entre regiones del
mundo y llega a nuevos conceptos para describirlas (considera aArnold J. Toynbee un precursor).
También es destacable el papel de Estados Unidos como receptor de intelectuales europeos antes y después de la segunda guerra
mundial, como fue el caso de Mircea Eliade, el mayor renovador de la historia de las religiones o historia de las creencias (Lo
sagrado y lo profano, El mito del Eterno Retorno).

Pero las principales aportaciones de los historiadores ingleses, que disponen de publicaciones comparables a Annales (Past and
Present) están en el centro de la corriente principal de producción historiográfica, para el caso de esta revista, de tendencia marxista,
entre los que figuran autores de la talla de E. P. Thompson, Eric Hobsbawm, Perry Anderson, Maurice Dobb, Christopher Hill,
Rodney Hilton, Paul Sweezy, John Merrington... que en modo alguno debemos entender como una tendencia unitaria, pues, tras los
años de la segunda guerra mundial y su posguerra (en que muchos de ellos funcionaron como el Grupo de historiadores del Partido
Comunista de Gran Bretaña) fueron alejándose entre sí y de las posiciones marxistas ortodoxas, dando origen a lo que se ha venido
en llamar tendencia marxiana. Las polémicas entre ellos y con autores no marxistas, como H. R. Trevor-Roper, se hicieron
merecidamente famosas.

Cada autor debe verse a través de su posición personal, como los norteamericanos John Lukacs, Gertrude Himmelfarb, Peter Gay
(perspectiva psicológica) o Immanuel Wallerstein (del campo de la historia económica y social, que ha desarrollado un concepto de
sistema mundial en la línea de Fernand Braudel); los británicos Steven Runciman (medievalista imprescindible para las Cruzadas), E.
H. Carr o Lawrence Stone; los canadienses Donald Creighton o Bruce Trigger (etnohistoriador y arqueólogo); o los ya citados Arno
Mayer, Richard Cobb, Crane Brinton o Simon Schama.

Historiografía italiana
En torno a la revista Quaderni Storici, un grupo de historiadores italianos desarrolló a partir de finales de siglo XX una innovadora
extensión de la historia social que denominaron Microhistoria (Giovanni Levi, Carlo Ginzburg). Con alguna aproximación a este
método, Carlo M. Cipolla hace sobre todo una historia económica de gran envergadura, así como reflexiones metodológicas
interesantes (la parodiaAllegro ma non troppo).

Historiografía alemana
La introspección de los intelectuales alemanes ante su papel frente al nazismo y los distintos grados de responsabilidad de la nación,
el pueblo o las clases dirigentes alemanas sobre las dos guerras mundiales y el convulso período de entreguerras que presenció el
surgimiento del nazismo fue objeto de la atención de historiadores de muy distintas tendencias, como Gerhard Ritter Hans-Ulrich
Wehler o Karl Dietrich Bracher. La denominada polémica de los historiadores de los años ochenta entre el filósofo Jürgen Habermas
(que sostenía la presencia constante del nazismo) e historiadores como Ernst Nolte y Joachim Fest (quienes pretendían tomar
distancia frente a "ese pasado que no pasa" analizando cuestiones tan espinosas como el Holocausto desde una perspectiva que a sus
oponentes parecía casi justificadora, equiparando nazismo y comunismo) presidió la década de los ochenta, previa a la reunificación
alemana de 1989.47

Los hispanistas
La disponibilidad de materia prima documental en los archivos españoles atraen a profesionales formados en las universidades
europeas o norteamericanas, en una especie de fuga de cerebros al revés que renovó la metodología y las perspectivas de los
historiadores españoles.

Maurice Legendre fue uno de los iniciadores del hispanismo francés a través de la Casa de Velázquez, siguiéndole una impresionante
nómina: Marcel Bataillon (con su imprescindible Erasmo en España), Pierre Vilar (Cataluña en la España Moderna y su breve pero
influyente Historia de España), Bartolomé Bennassar (modelo de cómo la historia local puede integrarse en la corriente central de la
historiografía de vanguardia con su Valladolid en el siglo de oro),48 Georges Demerson, Joseph Pérez (autoridad para las
Comunidades, la Inquisición, los judíos...), Jean Sarrailh (ejemplo de síntesis de una época con La España ilustrada de la segunda
mitad del siglo XVIII)...
El hispanismo anglosajón tiene como uno de sus decanos a Gerald Brenan (observador de El laberinto español desde su atalaya en
las Alpujarras), secundado por una lista no menos impresionante que la francesa: Hugh Thomas (durante mucho tiempo el autor más
citado de su especialidad conSpanish Civil War), John Elliott (que con El Conde-Duque de Olivares ha dado muestra de cómo puede
una biografía reflejar una época), John Lynch, Henry Kamen, Ian Gibson (irlandés nacionalizado español, autor de imprescindibles
biografías de los gigantes culturales del siglo XX), Paul Preston, Gabriel Jackson, Stanley G. Payne, Raymond Carr, Geoffrey Parker,
Edward Malefakis...

Historiografía española contemporánea


Entre tanto, las universidades españolas se vacían por la Guerra Civil y el exilio
interior y exterior. A la mitad del siglo XX podía contemplarse repartido por todo el
mundo un nutrido grupo de individualidades: Ramón Menéndez Pidal, Américo
Castro, Claudio Sánchez Albornoz, Julio Caro Baroja, José Antonio Maravall,
Jaume Vicens Vives (a quien se debe entre otras aportaciones, la creación del Índice
Histórico Español en 1952), Antonio Domínguez Ortiz, Luis García de
Valdeavellano, Ramón Carande y Thovar...

En la posguerra se crea el CSIC, en cuyo organigrama se incluyen departamentos de


historia. La requisa de papeles por el bando vencedor con fines represivos y su
concentración permitirán el funcionamiento de una sección del Archivo Histórico
Nacional en Salamanca especializada en la Guerra Civil Española (desde 1999
denominado Archivo General de la Guerra Civil Española). Fue centro de una
polémica que trascendió el ámbito de lo historiográfico para entrar completamente
en el ámbito de lo político, muy intensa entre 2004 y 2006, por la devolución a la
Generalidad de Cataluña de los originarios de esta institución y de otras catalanas Archivo de la Guerra Civil en
(los llamados papeles de Salamanca), que se puede considerar como parte de la Salamanca
polémica simultánea en torno a la llamada recuperación de lamemoria histórica.49

En la segunda mitad del siglo XX se produce una intensa renovación metodológica en todas las ramas de la ciencia histórica, y se
multiplican los departamentos universitarios. Algunos historiadores vuelven del exilio, donde se habían mantenido como referentes
de una forma de hacer historia no sometida a censura, es el caso de Manuel Tuñón de Lara, preocupado por la reflexión metodológica
(materialismo histórico) a la vez que mantiene una postura militante en política. Es de destacar la labor efectuada, también en
Francia, por la Editorial Ruedo Ibérico, cuyos libros se distribuían de forma semiclandestina, así como de algunas en México (Fondo
de Cultura Económica).

Hay una división clara entre una minoría de historiadores conservadores (Luis Suárez Fernández, Ricardo de la Cierva) y una
mayoría abiertos a las nuevas tendencias, que no forman una corriente historiográfica unida. Ver Gonzalo Anes, Julio Aróstegui,
Miguel Artola, Ángel Bahamonde, Bartolomé Clavero, Manuel Espadas Burgos, Manuel Fernández Álvarez, Emiliano Fernández de
Pinedo, Josep Fontana, Jordi Nadal, Gabriel Tortella, Javier Tusell, Julio Valdeón Baruque...

Son reseñables las figuras destacadas en campos de estudio concretos: la de Francisco Tomás y Valiente y Alfonso García-Gallo en la
historia del Derecho, la de Emilio García Gómez en el arabismo, la de Guillermo Céspedes del Castillo en americanística, la de
Antonio García y Bellido y Antonio Blanco Freijeiro en la arqueología, las de Pedro Bosch Gimpera, Luis Pericot, Juan Maluquer o
Emiliano Aguirre en la prehistoria (la de este último vinculada al inicio del excepcional yacimiento de Atapuerca, cuyo estudio es
continuado por Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castroque han puesto a la prehistoria española en el
centro de la atención mundial).

Véase también: Estudios de historia del arte en España

Historia excéntrica. Falsear la historia


No puede dejarse de referir lo que podría llamarse la historia excéntrica, o alejada del "consenso" o campo central del trabajo de los
historiadores "oficiales". Siempre ha habido literatura semejante, y podría recordarse un ejemplo notable, como Ignacio Olagüe y su
libro La Revolución islámica en Occidente, que pretendía probar la inexistencia de invasión árabe en el siglo VIII, y que obtuvo algún
eco en los años 1960 y 1970.50

En la actualidad el debate en torno a la Segunda República Española, la Revolución de octubre de 1934 y la Guerra Civil Española,
que afecta incluso a cuestiones tan aparentemente peregrinas como qué fecha tomar como comienzo de ésta,51 está llenando los
estantes de los supermercados con una literatura que algunos llaman revisionismo histórico, por paralelismo con el negacionismo del
Holocausto. La necesidad de que determinadas afirmaciones o negaciones historiográficas sean objeto de sanción penal es objeto de
debate.52

No es la española la única historiografía que debe enfrentarse con la excentricidad: el caso más llamativo de los últimos años ha sido
Zheng He.53
seguramente el de la atribución del descubrimiento de América al almirante chino

Sobrepasar la frontera de la historia excéntrica es entrar de lleno en el fraude histórico, en el que hay egregios precedentes: desde la
Donación de Constantino (que justificó el poder temporal de los papas) a los Protocolos de los Sabios de Sion (que alimentaron el
antisemitismo y están en el origen de la Conspiración Judeomasónica). El caso reciente más estrafalario (sin llegar al éxito de los
anteriores, por lo que como mucho se puede comparar a los intentos fallidos de falsificar la historia, como los plomos del
Sacromonte), es el de los famosos (y falsos) Diarios de Hitler publicados por la revista Stern en 1983, con los que un historiador tan
serio como Trevor Roper fue engañado o se dejó engañar. El último en desvelarse, de momento, es el de los documentos falsificados
e introducidos en archivos británicos que sustentaron los libros donde Martin Allen revelaba extrañas conspiraciones durante la
Segunda Guerra Mundial.54

La utilización de la historiografía para falsear la historia es tan antigua como la propia disciplina (habría que remontarse al menos
hasta Ramsés II y la batalla de Kadesh), pero en el siglo XX la capacidad que alcanza el Estado y los medios de comunicación de
masas (llamados cuarto poder) permitieron a los regímenes totalitarios jugar con la posibilidad de cambiar la historia, no sólo hacia el
futuro, sino hacia el pasado. La novela 1984 de George Orwell (1948) es un testimonio de lo verosímil que esto resultaba. Las
fotografías retocadas fueron una especialidad no sólo de Stalin contra Trotsky, sino del mismo Francisco Franco con Hitler.55 El
propio Winston Churchill tenía claro, incluso desde la democracia, que "La historia será amable conmigo, porque tengo la intención
de escribirla".56 La reflexión acerca de si la historia es escrita por los vencedores es una tarea más propia de los filósofos de la
historia.

Lo cierto es que en historia todo cambia, nada es permanente, y mucho menos su ocultamiento, como prueba el debate sobre la
subasta al alza de malignidad entre izquierdas y derechas, que aún dará para muchos libros como el de Stéphane Courtois (El libro
negro del comunismo, 1997) y su respuestaEl libro negro del capitalismo.

Véase también
Archivística
Arqueología
Documentación
Historia cultural
Historia natural
Historia universal
Gran Historia
Historia de las ideas
Historia e historiografía
Historia evenemencial
Larga duración (historiografía)
Tiempo histórico
Tiempo geológico
Historia de América
Edad Media
Historia y teoría de la Arqueología
Estudio de la Historia del Arte
Acontecimiento
Coyuntura
Fernand Braudel
Fuente histórica
Método histórico
Historiología

Referencias
d=0CE8Q6AEwCDgK#v=onepage&q=%22la%20histori
1. Real Academia Española y Asociación de Academias a%20es%20una%20ciencia%22&f=false), pg. 151).
de la Lengua Española (2014). «historiografía» (http://
6. John Burrow, Historia de las historias (desde Heródoto
dle.rae.es/historiograf%C3%ADa). Diccionario de la
al siglo XX), glosado por Carlos García Gual El estilo de
lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa.
los historiadores (http://www.elpais.com/articulo/portad
ISBN 978-84-670-4189-7.
a/estilo/historiadores/elpepuculbab/20100717elpbabpo
Real Academia Española y Asociación de Academias r_28/Tes) (El País, 17/07/2010):
de la Lengua Española(2014). «historiógrafo» (http://dl
e.rae.es/histori%C3%B3grafo). Diccionario de la Un género que se enfrenta a la
lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. dura y efímera realidad para
ISBN 978-84-670-4189-7. indagar su sentido y reflejarla
(Tucídides se presentaba como un
Real Academia Española y Asociación de Academias austero "notario") con rigor y
de la Lengua Española (2014). «historia» (http://dle.ra precisión. Pero cada gran
e.es/historia). Diccionario de la lengua española (23.ª historiador tiene su voz y su
edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. mirada, aunque intente dar una
versión desapasionada -sine ira et
Real Academia Española y Asociación de Academias
studio- de cuanto selecciona y
de la Lengua Española (2014). «grafo» (http://dle.rae.e
transmite lo que cree preciso
s/grafo). Diccionario de la lengua española (23.ª
"salvar del olvido para el futuro"
edición). Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7.
(Heródoto). En toda historiografía
2. Panayotis Tournikiotis, Prefacio (http://books.google.e late esa apuesta por el relato
s/books?id=xdy4wbZ9PeUC&printsec=frontcover&dq objetivo, pero es inevitable el
=%22arquitectura+moderna%22&hl=es&sa=X&ei=io8h
acento propio, un estilo subjetivo y
T4eiBIjRhAes7az0BA&ved=0CF0Q6AEwBg#v=onepa
ge&q=%22arquitectura%20moderna%22&f=false)a La una impronta personal. Algunos
historiografía de la arquitectura moderna, Reverte, historiadores fueron grandes
2001, ISBN 8482113437, pg. 17.
escritores; pero incluso los de
3. La expresión "arte de la historia" es muy abundante en
la bibliografía ([1] (http://www.google.es/search?tbm=b plumas más grises tienen su estilo
ks&tbo=1&hl=es&q=%22arte+de+la+historia%22&btn propio (y, de propina, su valor
G=)), aunque el uso de una expresión tan equívoca es
muy variado, y no siempre se hace en el sentido de literario).
designar la denominación o calificación de la disciplina
historiográfica o el saber histórico en sí. La historia no fue nunca una
4. La denominación ciencia histórica es muy abundante ciencia exacta, sino un método
en la bibliografía ([2] (http://www.google.es/search?tbm para recobrar y reflejar el pasado.
=bks&tbo=1&q=ciencia+hist%C3%B3rica&btnG=) [3]
(http://www.xornalgalicia.com/index.php?name=News& No una epistéme, sino una
file=article&sid=48782)) téchne, como se decía en griego.
5. Louis Althusser enunció la peculiar condición científica Y se articula como una serie de
de la historia de forma explícita: la ciencia de la
historia es una ciencia, pero no como las otras (La "historias".
Soledad de Maquiavelo (http://books.google.es/books?
id=JpCQUHD4Re0C&pg=PA151&dq=%22la+historia+
es+una+ciencia%22&hl=es&ei=kBFPTKS7CuTP4waG 7. Jacques Le Goff cita a Raymond Aron que a su vez
t-iBCA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=9&ve desarrolla la teoría de Max Weber en Pensar la
historia: Modernidad, presente, progreso (http://books.
google.es/books?id=IEbAA36PSrAC&pg=P A91&dq=% 17. El Archivo de Indias es accesible en:[4] (https://web.ar
22la+historia+es+una+ciencia%22&hl=es&ei=RhhPTIX chive.org/web/20070630140834/http://www .mcu.es/arc
7N8mN4ga29fHdBw&sa=X&oi=book_result&ct=result& hivos/visitas/indias/indias.html)
resnum=1&ved=0CCcQ6AEwADgU#v=onepage&q=% 18. La obra de Las Casas es accesible en
22la%20historia%20es%20una%20ciencia%22&f=fals CiudadSeva.com (http://www.ciudadseva.com/textos/ot
e), pg. 91. Jerzy Topolski Definiciones generales de la ros/brevisi.htm)
materia de la historia (como ciencia) (http://books.goog
le.es/books?id=zx10ts5b9W4C&pg=PA53&dq=%22la+ 19. Miguel LEÓN-PORTILLA, 1973.
historia+es+una+ciencia%22&hl=es&ei=eQtPTJnLIeS 20. Puede consultarse en internet el libro de Guamán
V4gbf-rXXBw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnu Poma con sus verdaderamente únicas ilustraciones en
m=2&ved=0CC0Q6AEwAQ#v=onepage&q=%22la%20 la página de la Biblioteca Nacional danesa: [5] (http://w
historia%20es%20una%20ciencia%22&f=false) , en ww.kb.dk/elib/mss/poma/index-en.htm)
Metodología de la historia, pg. 53, cita a E. Bernheim, 21. Claude Lévi Strauss analiza desde el punto de vista
R. G. Collingwood, R. Aron, M. Bloch, J. Huizinga, L. antropológico el significado de estas nociones del
Febvre, E. Callot y otros. tiempo, también desde una perspectiva diacrónica y
8. Pierre Vilar, repetido por Manuel Tuñón de Lara y sincrónica; véase artículo de Regina MARTÍNEZ
citado por José Luis de la Granja Sáinz, Alberto Reig CASAS (2003): De la orilla de la eternidad
Tapia y Julio Aróstegui en Tuñón de Lara y la informacional a la atemporalidad del ritual (https://web.
historiografía española (http://books.google.es/books?i archive.org/web/20061107032732/http://redalyc.uaeme
d=LiU1SSYGk7UC&pg=PA177&dq=%22la+historia+es x.mx/redalyc/pdf/421/42118909.pdf).
+una+ciencia%22&hl=es&ei=kBFPTKS7CuTP4waGt-i 22. El tiempo totémico y el tiempo del sueño o de los
BCA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3&ved antepasados de los aborígenes australianos: «A la
=0CDEQ6AEwAjgK#v=onepage&q=%22la%20histori manera de los primitivos, trascender lo real»,
a%20es%20una%20ciencia%22&f=false), pg. 177. consultable en Universitat Pompeu Fabra:[6] (http://20
9. Isabel Gallardo, en (http://books.google.es/books?id=V 9.85.135.104/search?q=cache:Wl0xrWU57aIJ:www .up
yJEWALTz9YC&pg=PA119&dq=%22la+historia+es+un f.es/iuc/ciap/materials/cast/eo_real.pdf+c%C3%B3mpu
a+ciencia%22&hl=es&ei=eQtPTJnLIeSV4gbf-rXXBw& to+del+tiempo+tiempo+de+los+antepasados+m%C3%
sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=6&ved=0CE ADtico&hl=es&gl=es&ct=clnk&cd=3) (enlace roto
AQ6AEwBQ#v=onepage&q=%22la%20historia%20e disponible en Internet Archive; véase el historial (https://web.arch
s%20una%20ciencia%22&f=false)José Deleito y ive.org/web/*/http://209.85.135.104/search?q=cache%3A Wl0xrW
Piñuela y la renovación de la historia en España, pg. U57aIJ%3Awww.upf.es%2Fiuc%2Fciap%2Fmaterials%2Fcast%
117 y ss. cita a J. Kaerst, Berr, Curtius, Mommsen, 2Feo_real.pdf+c%C3%B3mputo+del+tiempo+tiempo+de+los+ant
Benedetto Croce, Villari, Gabriel Monod, L. Bordeau, epasados+m%C3%ADtico&hl=es&gl=es&ct=clnk&cd=3) y la
Camille Jullian, G. Desdevises du Dézert, Albert Sorel, última versión (https://web.archive.org/web/2/http://209.85.135.1
Lacombe, etc. Véase también Historia#Historia como 04/search?q=cache%3AWl0xrWU57aIJ%3Awww.upf.es%2Fiuc%
ciencia 2Fciap%2Fmaterials%2Fcast%2Feo_real.pdf+c%C3%B3mputo+
10. Sociedad Española de Ciencias y Técnicas del+tiempo+tiempo+de+los+antepasados+m%C3%ADtico&hl=es
Historiográficas (http://www.cartulario.es/CATALOGO% &gl=es&ct=clnk&cd=3)).
20ASIGNATURAS/CATALOGO%20ASIGNA.html) 23. E. P. THOMPSON: La formación de la clase obrera en
11. Historiógrafo/a, en RAE.es (2017). (http://dle.rae.es/?id Inglaterra. Barcelona: Crítica, 1963-1989.
=KXJa1RC) 24. Hay un grupo internacional de historiadores
12. José Ortega y Gasset (1928): La «Filosofía de la interesados por la renovación del paradigma
historia» de Hegel y la historiología. En Obras materialista, muy activo en torno a Carlos Barros, de la
completas (volumen IV). Madrid: Taurus, 2005. ISBN Universidad de Santiago de Compostela (con la
84-306-0592-4. presencia de Bartolomé Clavero y muchos otros) que
organiza congresos y la página web Historia a Debate:
13. Real Academia Española y Asociación de Academias [7] (http://www.h-debate.com/)
de la Lengua Española (2014). «historiología» (http://dl
e.rae.es/historiolog%C3%ADa). Diccionario de la 25. Una reflexión de Rafael Vidal sobre La Historia y la
lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. Posmodernidad:[8] (http://www.ucm.es/info/especulo/n
ISBN 978-84-670-4189-7. umero13/finhisto.html)
14. Real Academia Española y Asociación de Academias 26. No obstante, son muy sofisticados desde muy antiguo,
de la Lengua Española (2014). «historiografía» (http:// como se encargó de divulgar el clásico de Samuel
dle.rae.es/historiograf%C3%ADa). Diccionario de la Noah KRAMER (1965-1974) La historia empieza en
lengua española (23.ª edición). Madrid: Espasa. Sumer. Valencia: Círculo de Lectores. ISBN 84-226-
ISBN 978-84-670-4189-7. 0555-4, una magnífica introducción a la historia para
todos los públicos, como también lo es, para Egipto, la
15. Álvarez Rey, L.; Aróstegui Sánchez, J.; García equivalente obra de CERAMDioses, Tumbas y Sabios
Sebastián, M.; Gatell Arimont, C.; Palafox Gamir, J.;
Risques Corbella, M. (2013). «Las raíces históricas de 27. En el artículo Interpretaciones de la historia de China
España». Historia de España. España: Vicens Vives. se habla de la particular filosofía de la historia de la
p. 36. ISBN 9788431692582. historiografía china tradicional, que incluye el concepto
de ciclo dinástico, y fue sustituida por la interpretación
16. De hecho, hay bibliografía sobre el tema: Harold materialista en la moderna República Popular. Otros
BOLITO: Japón Meiji. Madrid: Akal, 1991. ISBN 84- intelectuales chinos no marxistas, como Hu Shih y Ray
7600-718-3. Un breve acercamiento accesible en: Huang, han desarrollado teorías de integración de la
Mauro BONIFAZI: Japón: revolución, occidentalización civilización china y la occidental en una moderna y
y milagro económico (http://www.nodo50.org/observato única civilización mundial.
rio/japon.htm).
28. China primitiva, en Historia Universal: El País: Salvat, Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. p. 254.
tomo 3, Madrid: Salvat Editores.ISBN 84-345-6232-4 ISBN 978-950-774-116-6.
29. Entre los que pueden citarse a Joseph Ki-Zerbo o a 41. La cita es atribuible a distintos autores, aquí la
Cheik Ant Diop. atribuyen a Pierre Nora[12] (http://www.lpp-uerj.net/olp
30. NAVIA (mayo de 2006): Timbuctú, la nostalgia de un ed/exhibir_opiniao.asp?codnoticias=17252)
sueño, National Geographic, pgs. 44-71 42. Luis Guillermo JARAMILLO ECHEVERRI y Juan
31. María del Carmen PÉREZ ROYO; y María Luisa Carlos AGUIRRE GARCÍA: La Controversia Kuhn-
RAMOS MORELL: «Historiografía romana», en Latín: Popper en torno al progreso científico y sus posibles
lengua y literatura. COU. Sevilla: Ediciones La Ñ, aportes a la enseñanza de las ciencias (http://www.mo
1996. Ed. electrónica accesible en: [9] (http://www.cult ebio.uchile.cl/20/jaramillo.htm).
uraclasica.com/literatura/historiografia_romana.htm) 43. Arno MAYER: The Furies: Violence and Terror in the
32. Una página web de referencia para la historia de la French and Russian Revolutions Princeton University
literatura, en este caso para la prosa bajomedieval (htt Press, 2002. ISBN 0-691-09015-7. Hay traducción
p://www.spanisharts.com/books/literature/projii.htm). castellana: Las Furias. El comentario se localiza en la
introducción.
33. Antonio UBIETO ARTETA (1982): Historia de Aragón.
Literatura medieval I. Zaragoza, Anubar, pág. 36. 44. Página de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones
Culturales (http://www.secc.es/).
34. Antonio PÉREZ LASHERAS (2003): «La historiografía
aragonesa y el Derecho foral», en La literatura del 45. La página de la Fundación Las Edades del Hombre,
reino de Aragón hasta el siglo XVI. Zaragoza, Ibercaja- que actualmente (desde noviembre de 2006) exhibe
Institución «Fernando el Católico» (Biblioteca Kirios en Ciudad Rodrigo: [13] (http://www.lasedades.e
Aragonesa de Cultura, 15), ISBN 84-8324-149-8, pp. s/)
100-104. 46. Los autores más conocidos de este método son
35. Gesta veterum comitum Barcinonensium et Regum Robert Stake y Jan Nespor (véase Wikipedia en inglés
Argonensium scripta c. an̄ um 1290 a quodam [14] (https://en.wikipedia.org/wiki/Case_study))
monacho Rivipullensi (http://books.google.com/books?i 47. Alberto Buela, citando a Javier Esparza, en La relación
d=bCibPgAACAAJ&dq=%22Gesta+veterum+Comitu con el pasado (http://www.rebanadasderealidad.com.a
m%22&hl=es). Editor Petr de Marca, 1688. Juan r/buela-25.htm) [15] (https://web.archive.org/web/2008
Francisco Masdeu la cita junto a otras editadas por 0908213951/http://letras-uruguay.espaciolatino.com/fri
Pierre de Marca como Accessere gesta Comitum edler/la_literatura_alemana.htm)
Barcinonensium, etc. Parisiis 1688(pg. 487 de Historia 48. Bartolomé BENNASSAR:Valladolid au siècle d'or. Une
crítica de España y de la cultura española (http://book ville de Castille et sa campagne au XVe. siècle. París-
s.google.com/books?id=igrab44FVoYC&dq=%22Gest La Haya: Mouton, 1967. Considerado un clásico de
a%20veterum%20Comitum%22&hl=es&pg=P A487#v= síntesis regional histórica en el espíritu de Annales,
onepage&q=%22Gesta%20veterum%20Comitum%22 siguiendo el método de integración de distintas
&f=false), Imprenta de Sancha, 1795). La obra de disciplinas iniciado porFernand Braudel.
Morales Moya incluida en la bibliografía (que forma 49. Una cronología de las vicisitudes de los Papeles de
parte de la Enciclopedia de historia de España de Salamanca (http://www.elmundo.es/elmundo/2005/06/
Miguel Artola, 1993), y de la que provienen la mayor 09/cultura/1118336528.html), en El Mundo.
parte de los datos españoles de este artículo, da para
esta obra el título de Gestas veterum Comitatum 50. Y aún más recientemente, incluyendo reflexiones
Barcinonensium et Regum Aragonensium. provenientes del campo de la genética de poblaciones:
Antonio PULIDO PASTOR: La revolución islámica en
36. Texto citado por cronistas posteriores, pero Occidente (01/10/2006) [16] (http://www.diariolatorre.e
considerado perdido hasta hace poco: el año 2001 el s/index.php?id=39&tx_ttnews%5Btt_news%5D=1134&
profesor Muhammad ben Mamar identificó un único tx_ttnews%5BbackPid%5D=14&cHash=1865a9f269) .
ejemplar (26 páginas) en una biblioteca de Tinduf, que El texto completo del libro de Olagüe puede
ha sido traducido por Guillem Rosselló-Bordoy y consultarse en una web islamista: [17] (https://web.arc
Nicolau Roser. National Geographic, marzo de 2009, hive.org/web/20061206123610/http://www .islamyal-an
pg. 8. dalus.org/nuevo/olague/indice.htm)
37. Una página web de referencia para la historiografía 51. Pío MOA (2006): 70 aniversario del comienzo de la
andalusí:[10] (https://web.archive.org/web/2006052411 guerra civil, en Libertad Digital:[18] (http://revista.liberta
2732/http://www.islamyal-andalus.org/octubre02/Ibn%2 ddigital.com/articulo.php/1276218631)
0Hayyan.htm). Y otra, que incluye toda su literatura:
[11] (http://www.spanisharts.com/books/literature/hispa 52. Timothy GARTON ASH La necesidad del debate
rab.htm). histórico. La libertad de expresión en Europa vive
atenazada por leyes bienintencionadas que pretenden
38. Debate intelectual en la historiografía(https://web.archi condicionar lo que se dice y recuerda sobre los
ve.org/web/20090529082858/http://www.artehistoria.jc episodios más siniestros de nuestra historia (http://ww
yl.es/historia/contextos/2695.htm), en Artehistoria. w.elpais.com/articulo/panorama/necesidad/debate/hist
39. Es célebre su polémica con el historiador soviético y orico/elpepusocdgm/20081019elpdmgpan_1/T es/), El
marxista Boris Porchnev a propósito de estas tesis. País, 19/10/2008.
Roland MOUSNIER: Furores campesinos, 1968. 53. Gavin MENZIES (2005): 1421: el año en que China
40. Duda de Lutyk, Marta; Busts de Evans, Silvia (2006). descubrió América. España: Debolsillo, 2005.
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Aparecido en inglés en 2002. El autor, marino de
de Cuyo, ed. Los historiadores y sus textos. Tomo III: formación e "historiador" autodidacta mantiene una
siglos XX-XXI: Las nuevas historias. Centro web oficial: [19] (http://www.1421.tv/), y sus detractores
Universitario, Parque General San Martín, Mendoza, también contestan por la red: [20] (https://web.archive.
Argentina.: Editorial de la Facultad de Filosofía y org/web/20061117092918/http://www.kenspy.com/Men
zies/). Hay artículos en la Wikipedia en castellano p://www.informativos.telecinco.es/famosos/hijos/adopta
sobre la Hipótesis de 1421, y en inglés también éste dos/dn_34128.htm)
sobre el autor. 56. Artículo (http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/
54. Marcelo JUSTO: La Historia reescrita con papeles noticia.asp?pkid=282246) de Juan Bolea en El
falsos (http://www.abc.es/20080507/cultura-cultura/hist Periódico de Aragón, citando varias de las célebres
oria-reescrita-papeles-falsos_200805070247.html) , mixtificaciones de imágenes históricas.
ABC, 7 de mayo de 2008
55. Las famosas fotos de la entrevista Hitler-Franco en
Hendaya (1940) encontradas en el archivo de la
Agencia Efe y divulgadas en octubre de 2006:[21] (htt
p://www.informativos.telecinco.es/famosos/hijos/adopta

Bibliografía
ANDERSON, Perry (1996). Los fines de la historia. Barcelona: Anagrama.ISBN 84-339-0536-8.
ARÓSTEGUI, Julio (2001). La investigación histórica: teoría y método. Barcelona: Crítica. ISBN 84-8432-137-1.
Aullón de Haro, Pedro (ed.) (2015), Historiografía y Teoría de la Historia del Pensamiento, la Literatura y el Arte.
Madrid: Dykinson.[22]
Jaume Aurell, Catalina Balmaceda, Peter Burke, Felipe Soza (2013). Comprender el pasado: Una historia de la
historiografía. Ediciones Akal. ISBN 9788446037279.
CARR, Edward H. (1961). ¿Qué es la Historia?. Barcelona: Ariel. ISBN 84-344-1001-X.
CANNADINE, David (ed.) (2005). ¿Qué es la historia ahora?. Granada: Editorial Universidad de Granada. ISBN 84-
338-3332-4.
CIRUJANO, Paloma, ELORRIAGA, Teresa, y Juan Sisinio PÉREZ GARZON (1985). Historiografía y nacionalismo
español (1834-1868). Madrid: CSIC. ISBN 84-8432-122-3.
CUENCA TORIBIO, José Manuel (2005). Cartas a un joven historiador: estudios historiográficos. Encuentro.
ISBN 9788474907681.
FONTANA LÁZARO, Josep. (1996). La historia después del fin de la historia. Barcelona: Crítica. ISBN 84-7423-561-8.
GALLEGO, José Andrés(ed.) (2003). Historia de la historiografía española. Madrid: Encuentro. ISBN 84-7490-709-8.
GRANJA, José L. de la; y MIRALLES, R. (coords.) (1999). Historia de la historiografía española. Madrid: Siglo XXI.
ISBN 84-323-1003-4.
PEIRÓ, Ignacio; y Gonzalo PASAMAR: Diccionario Akal de historiadores españoles contemporáneos (1840-1980).
Madrid: Akal, 2002.
MORADIELLOS, Enrique: Las caras de Clío. Una introducción a la historia , Madrid: Siglo XXI de España, 2001. ISBN
84-323-1073-5
MORALES MOYA, Antonio (1993). Historia de la historiografía española, en Enciclopedia de Historia de España,
vol. 7. Madrid: Alianza. ISBN 8420652431.
PÉREZ GARZÓN, Juan Sisinio, y otros (2000), La gestión de la memoria. La historia de España al servicio del
poder, Barcelona: Crítica. ISBN 84-8432-122-3
TUÑÓN DE LARA, Manuel(1985). Por qué la historia. Barcelona: Aula Abierta Salvat.ISBN 84-345-7814-X.
SOMOLINOS D'ARDOIS, G. (1957). Historia y medicina: Figuras y hechos de la historiografía médica mexicana.
México: Imprenta Universitaria.ISBN 84 |isbn= incorrecto (ayuda).

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobreHistoriografía.
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobrehistoriadores.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobreHistoriografía.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobreHistoriadores.
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobrehistoriografía.
Portal sobre Historiografía y Cultura Histórica
Revista de Historiografíadel Instituto de Historiografía de laUniversidad Carlos III. Director: Jaime Alvar Ezquerra
Esteban Sarasa Sánchez y Eliseo Serrano Martín (coords.): Revista de Historia Jerónimo Zurita. Historiadores de la
España Medieval y Moderna, 73 (1998), Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». ISSN 0044-5517.
Los historiadores y sus textos. Siglos XX-XXI, las nuevas historias. Duda de Lutyk, Marta y Bustos de Evans, Silvia
(Coord.). 1° ed. Mendoza: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, 2007.

Obtenido de «https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Historiografía&oldid=107310226
»
Se editó esta página por última vez el 26 abr 2018 a las 19:04.

El texto está disponible bajo laLicencia Creative Commons Atribución Compartir Igual 3.0 ; pueden aplicarse cláusulas
adicionales. Al usar este sitio, usted acepta nuestrostérminos de uso y nuestra política de privacidad.
Wikipedia® es una marca registrada de laFundación Wikimedia, Inc., una organización sin ánimo de lucro.

You might also like