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Sí, dialogar. Ni vender por vender, ni actuar como una simple máquina
expendedora. “Los vendedores deben pasar de recoger el pedido a ser asesores.
Hay que establecer un diálogo con el cliente, hacer preguntas inteligentes para
entrar en su universo y hacerle propuestas adecuadas. Quizá en ese momento no
se ultime la venta, pero es posible que luego valore los artículos sugeridos y
vuelva”, afirma Patricia Peirote.
Relaciones duraderas
Según todos los expertos consultados, las acciones de venta cruzada deben estar
siempre relacionadas con un objetivo más amplio: fidelizar al cliente. Fernando
Rivero, socio-director de Marketing en la agencia Tatum, sugiere tres pasos para
conseguirlo:
Conocer al cliente. “Es la clave de la venta cruzada. Si tu pyme maneja unos 500
clientes y conoces personalmente a 100, aprovecha para conocerles aún mejor.
Habla con ellos. Con esos datos, las grandes empresas dibujan patrones de
comportamiento. Ahora que lamentablemente las pymes tienen más tiempo,
deberían dedicarse a analizarlos”.
Comunicar de forma periódica. “Tienes que mantener el contacto, proponiéndoles
ofertas interesantes o aportando información valiosa. Muchos negocios tienen el
nombre, teléfono o e-mail de sus clientes: el videoclub, la tintorería… Si no es tu
caso, pídeselo a cambio de algún valor añadido, como enviarles el menú semanal.
Pero pregunta cómo y cuándo contactar, para no molestar”.
Merchandising diferente
Una de las tendencias más novedosas de ventas cruzadas en pymes consiste en
la búsqueda de un merchandising diferente. “El mundo online, donde es tan fácil
cambiar el orden de presentación de los productos, ha revolucionado el
merchandising, también en las tiendas físicas”, explica Martínez. “Hemos pasado
de una ordenación industrial, por categorías, a presentar los artículos según las
necesidades del cliente”. Las opciones más habituales son:
Recomendaciones online
Otra tendencia eficaz son las recomendaciones online. Hacen la función del
dependiente, pero en una tienda virtual. Estos programas, cada día más
sofisticados, cruzan datos sobre el catálogo de productos y los clientes para
detectar patrones de comportamiento y, a partir de ahí, hacer recomendaciones
personalizadas. “El resultado es que aumentan el valor medio del carrito, al
mostrar al cliente productos que se complementan con los que está buscando”,
asegura Borja Monsalve, director de Marketing del proveedor BrainSINS. Pero,
más allá de las ventas puntuales que puedan conseguir, aportan un valor
fundamental: información detallada sobre los usuarios de la web, que debes
aprovechar para ajustar las estrategias comerciales, tanto en la tienda online como
en la física:
No tengas miedo a innovar. Una gran ventaja de estos sistemas es que a veces
encuentran relaciones entre artículos que no resultan evidentes y no se te habrían
ocurrido (como los pañales y la cerveza). Aunque parezcan arriesgadas, puedes
ser interesante ensayarlas.
Según Fernando Rivero, “hay que dar un trato personalizado y elegir a los clientes
más adecuados para cada venta cruzada. Si haces una oferta especial para todos,
estás perdiendo dinero”. Aquí tienes
algunas ideas
Recupera a los perdidos: Rivero aconseja recuperar a clientes que antes eran
habituales pero están dejando de serlo, ofreciéndoles lo que sabes que les
interesa.
Peluquería. “Un cliente fijo hace tiempo que no te trae a su hijo: probablemente le
está cortando el pelo en casa. Cuando vaya, puedes darle unas nociones básicas
sobre el corte más adecuado y proponerle que te lo lleve cada seis meses para
hacer retoques. Estás ganando una venta que tenías perdida”.
Videoclub. “Si ves que un cliente alquilaba una película todos los viernes y deja
de ir, puedes enviarle una promoción o noticias sobre el cine que le gusta”.
Aporta valor: “Puedes organizar eventos para invitar a tus clientes habituales,
mantenerles informados sobre temas de interés relacionados con tu actividad,
incluso darles formación”, afirma este experto.
Estética. “Cuelga vídeos de YouTube sobre tendencias en maquillaje o peinados”.
Gestoría. “A los que piden gestiones básicas, ofréceles charlas o algo de
formación sobre cuestiones fiscales: quizá así te pidan asesoramiento también en
impuestos”.
Da ideas: Patricia Peirote recomienda dialogar con el cliente “para saber por qué
ha elegido un producto. A partir de ahí, conviértete en un centro de ideas”.
Alimentación. “Si un cliente pide embutido, no te limites a cortar, pesar y cobrar:
pregúntale si es para la merienda, para una barbacoa… Le puedes ofrecer otro
producto menos conocido, para que varíe”.
Aporta novedades: Para Peirote, “las tiendas pequeñas confían demasiado en el
trato personal y se despreocupan por su catálogo. Hay que renovarse”.
Tejidos. “La vendedora puede saber qué juegos de cama te van bien, pero si no
cambias el género los clientes se cansan”.
Integrado. “El Rincón del Dulce es un producto distinto, pero mantiene el espíritu
de la tienda: un espacio coqueto. Mucha gente entra sólo por verlo”.
Recuperar clientes. “Los niños crecen y sus madres dejan de ser clientas. Con
este espacio tratamos de volver a engancharlas. Aunque también hemos
conseguido clientes nuevos y nos han salido encargos para celebraciones.”
Sin presionar. “Hemos puesto una valla para que las madres miren la ropa
tranquilamente, sin que los niños se metan en la zona de golosinas. No quiero que
las clientas se sientan agobiadas. Fui vendedora de móviles y me presionaban
para que vendiera al cliente todo lo posible. Yo le ofrezco lo que necesita”.