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Acompañamiento
terapéutico escolar.
El encuadre en el AT
Winnicott me ha servido para pensar la clínica del acompañamiento terapéutico, a su vez, para
poder sostenerla. Hablaré sobre algunos puntos básicos que me han ayudado a pensar este trabajo
clínico y poder hacerlo operativo, tomando en cuenta nuestra realidad regia para ello, ya que es
donde he trabajado. El acompañamiento terapéutico es un espacio que se va creando entre el
acompañado y acompañante para dar lugar al juego, ese potential space, del que hablaba Winnicott
que se da entre la madre y el bebé. Para que ese potential space se pueda desplegar, es esencial que
exista un encuadre que pueda sostenerlo. Es esencial un encuadre que permita al AT poder tener la
escucha abierta, esto resulta pesado porque no es una escucha de 45 minutos por sesión como la
tendría el mismo análisis, sino de varias horas diarias, según sea el caso. Sostener eso resulta
pesado, es por eso que me interesa desplegar 3 pilares: encuadre, entrevistas, demanda. Estos tres
pilares son fundamentales para que exista este potential space, que genere escenarios suficientemete
buenos y permita al sujeto el juego, ese juego que conlleva a la creación, esto es también a la
autonomía Castoriadana o a la adaptación activa de la que hablaba Pichón-Riviere, a asumir el
deseo, a generar recursos yoicos, que a final de cuentas es el objetivo general del acompañamiento
terapéutico.
Encuadre.
¿Cómo se piensa el encuadre del AT? Sin duda, hay mucha bibliografía que hace referencia a ello,
pero hablemos primero sobre los posibles baches en los que un AT puede caer, es necesario pensar
en un encuadre para que el propio acompañante pueda esquivarlos, dado es que se funda en el
acompañado, no sea tragado por la familia o la institución educativa, y que esto hace muchas veces
que el tratamiento se estanque o no progrese, hace que el AT termine siendo un promotor de la
alienación, olvidando el objetivo. Para establecer un encuadre, se es de suma necesidad que exista
un espacio para generarlo, un espacio físico, es decir el propio consultorio del analista con el que se
llevar el caso, en el consultorio del AT, según se vaya configurando el caso. Me parece imperativo
tener un espacio para entrevistas periódicas con los padres (en este caso hablamos sobre un AT
escolar) o en su caso, los que demanden o sostengan el AT que en la mayoría de las veces es la
misma familia (hermanos, tíos, tutores) este espacio es útil desde dos perspectivas: la familia va
elaborando las ansiedades ante los mismos movimientos que el espacio del AT genera en el sujeto.
Muchas veces los padres resulta la mayor resistencia al acompañamiento por no tener un espacio
donde puedan elaborar las ansiedades que se despierten y comiencen a transgredir el encuadre (falta
de pago de las sesiones, abandono del tratamiento, agresividad depositada en el AT). Un ejemplo
clínico es el siguiente [INSERTE CASO CLÍNICO AQUÍ] Por tanto, el espacio de entrevista
periódica en un lugar pertinente, es necesario para poder señalar y trabajar las angustias que se
despierten al AT.
La demanda.
En pocas palabras, la demanda se puede ir moviendo de muchas formas, es lo que nos guía, llega a
ser tan movilizadora que puede ser generada por el mismo sujeto que es acompañado. Eso ya
implica un gran avance del AT.
Sin duda, en la argentina hay muchos centros de formación de ATs, aquí comienzan a surgir, está
esta otra más popular de “maestra sombras” hasta hay colegios de alcurnia que tienen su propio
grupo de maestras monitor que ofrecen a los padres de alumnos con discapacidad por una modica
cantidad de pagar doble colegiatura, de la cual le dan un porcentaje a su “maestro monitor”.
Obviamente, el “maestro monitor” está tomado por la institución, pero ese ya es asunto que hablé.
La formación aquí es el sagrado trío que el psicoanálisis sustenta: teoría, supervisión y análisis
personal. De antemano, sabemos que esto no es psicoanálisis, ni buscamos hacer consciente lo
inconsciente, pero para poder desarrollar una escucha clínica, se necesita que uno mismo se pueda
escuchar, y eso solo se consigue mediante su propio análisis. Eso evita también que el propio AT
tenga claro su objetivo y evite o pueda salir de este atrapamiento de instuciones (familiares,
educativas, etc) y del mismo sujeto acompañado, pueda tolerar y sostener tantas transferencias. La
supervisión, al igual que el análisis permite al AT escuchar esas cosas que aunque parezcan
“ingenuas” no lo son tanto de la familia como del sujeto de Acompañamiento “Mejor vámonos por
un cafecito y hablamos de esto en vez de tener que ir a tu cónsul” dice una madre, “no te puedes
enfermar porque A. no puede venir a la escuela sino vienes tú” dice entre risas una maestra de la
escuela. La supervisión y el análisis hacen posible que el acompañante pueda trabajar sin
empobrecerse psíquicamente que implica trabajar 4, 5 o 6 horas por día, por ejemplo.