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Superfluidos, topología y un premio Nobel

Ricardo Pérez

Estira y afloje
La topología es una rama de las matemáticas que estudia las propiedades
de la deformación de los cuerpos geométricos, además de los mapeos de
estos objetos. El ejemplo típico de mapeo fácilmente visible es el de los
mapas terrestres y en ellos se pretende trasladar características geométricas
generales de la superficie de una esfera, o sea la Tierra, a una superficie
plana y que se puedan visualizar los mares, continentes, ríos, montañas,
bosques, ciudades, etc. (figura 1).

Figura 1. Mapeo Imagen extraída de:


http://www.ign.es/ign/resources/cartografiaensenanza/conceptoscarto/descargas/concepto
s_cartograficos_def.pdf

Superfluidos, topología y un premio Nobel / Cienciorama 1


Se dice que los inicios de la topología se pueden rastrear desde 1679,
cuando Leibnitz, matemático alemán –entre otras cosas– publicó un escrito
con el título de Característica Geométrica. En él propuso estudiar los cuerpos
geométricos más allá de sus propiedades básicas como la longitud de sus
lados, los radios o los ángulos formados entre sus vértices. Posteriormente
Euler, un renombrado físico y matemático suizo del siglo XVIII, contribuyó a
este campo con sus estudios sobre poliedros al resolver el famoso problema
de los siete puentes (ver “Redes, puentes, y carteros” en Cienciorama); pero
no fue hasta finales del siglo XIX cuando se conformó el campo de la
topología gracias al científico francés Henri Poincaré, quien publicó su artículo
titulado “Analysis Situs”. En él, Poincaré planteó crear una geometría con n
dimensiones, donde n puede tomar distintos valores, n=1, 2, 3, 4, 5, 6…
Si tomamos el valor de n=1 tenemos el caso unidimensional en el que
sólo podemos tratar con líneas rectas, mientras que el caso n=2 corresponde
a la geometría de dos dimensiones y hay figuras como círculos, triángulos,
rectas, etc., en un mismo plano. Cuando n toma el valor de 3, estamos en
el caso tridimensional que es el mundo que conocemos y nos es bastante
familiar; pero con valores de n mayores a 3, los problemas surgen porque
se trata de espacios que no podemos visualizar directamente y tenemos que
recurrir al ingenio para poder recrear su geometría.

Figura 2. Dimensiones espaciales, las flechas de las figuras indican las dimensiones del
espacio, largo, ancho y profundidad. Imagen extraída de
https://es.wikipedia.org/wiki/Dimensi%C3%B3n

Superfluidos, topología y un premio Nobel / Cienciorama 2


A finales del siglo XIX ya se vislumbraban en la física posibilidades de
abordar los fenómenos naturales con las herramientas de la topología. El
mismo Maxwell, a quien le debemos el desarrollo de la teoría
electromagnética, afirmaba que además del cálculo se podía usar la topología
para estudiar los campos electromagnéticos a través de los patrones
geométricos que se observan cuando se utiliza limadura de hierro para
visualizarlos (figura 3).

a) b)
Figura 3. Campo eléctrico y campos magnéticos. a) Los campos eléctricos son aquellos
que se generan por la presencia de cargas eléctricas como los electrones. b) Los campos
magnéticos se generan por medio de cargas eléctricas en movimiento, es decir, corrientes
eléctricas. La fuente más usual que conocemos para los campos magnéticos son los
imanes (figura de la derecha). La figura izquierda se extrajo de
http://www.mailxmail.com/curso-electricidad-sistemas-electricos-republica-
dominicana/algunas-definiciones y la figura derecha de
http://jacobo.tarrio.org/es/know/como-funcionan-las-tarjetas-de-banda-magnetica

Además de Maxwell se pueden mencionar otros científicos que con sus


trabajos describieron fenómenos naturales con topología, entre ellos está
Peter Guthrie Tait, matemático escocés que estudió las propiedades de
ciertas curvas que están unidas en sus extremos, es decir que son cerradas,
y que se les conoce como nudos; la rama de las matemáticas que los
estudia se denomina teoría de nudos. Con esta teoría podemos visualizar

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espacios como cordones o curvas cerrados que no pueden cortarse pero sí
entrecruzarse, es decir que se pueden enredar en formas caprichosas. El
nudo más simple que podríamos encontrar es una liga, un trozo circular de
un material elástico (figura 4a).
La teoría de los nudos resultó aplicable a diversos campos como la química,
para modelar ciertas moléculas, y también en la biología para estudiar por
ejemplo el ADN (figura 4b). El físico alemán Gustav Kirchoff, conocido por
sus trabajos sobre circuitos eléctricos, propuso abordarlos con la teoría de
redes, también conocida como teoría de grafos (ver “Redes, puentes, y
carteros” en Cienciorama), misma que desarrolló Euler para el problema de
los puentes (figura 4c).

a) b)

c)
Figura 4. Figura de nudos (kelvin) imagen extraída de la referencia 1. Figura de nudo y
ADN (imagen extraída de http://wwwf.imperial.ac.uk/~dbuck/AMSDNATopology.pdf), figura
de dos circuitos (izquierda) y su representación como gráfica (derecha) Imagen extraída
de la referencia 1.

Behind every beautiful thing, there's some kind of pain (Bob Dylan)
A pesar de que a principios del siglo XX los problemas que traían de cabeza
a los físicos eran la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad, en 1931
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el físico británico Paul Dirac hizo grandes aportaciones cuando propuso que
tal vez podían existir los monopolos magnéticos, que son un tipo de defectos
topológicos puntuales. La propuesta de Dirac sobre los monopolos
magnéticos, consiste en imaginar una fuente de campos magnéticos similar
a un imán; pero que sea de longitud infinita y sin grosor. En el arreglo
anterior es posible visualizar a los extremos como las fuentes puntuales del
campo magnético (ver figura 5b) de donde surgen las líneas de campo
similares a las que generan las cargas eléctricas para el campo eléctrico
(ver figura 3a).

a) b)
Figura 5. a) Se muestra un imán como fuente de campos magnéticos. Las líneas de
campo apuntan hacia dentro del imán en el polo sur y hacia afuera de éste en el polo
norte. b) Las líneas en zigzag representan al imán de longitud infinita y sus extremos son
las fuentes puntuales de campo magnético (monopolos magnéticos).

Los monopolos serían partículas que de manera análoga a las cargas


eléctricas pueden generar campos eléctricos (figura 3a) Sin embargo, hasta
ahora no se han encontrado en la naturaleza partículas que generen campos
magnéticos y se ha observado que estos últimos se generan por corrientes
eléctricas.
Aunque se dice que donde hubo fuego sólo quedan cenizas, esta relación
entre la topología y la física resurgió en el premio Nobel del 2016. Después
del artículo de Dirac de 1931, pasaron 45 años para que se volvieran a
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utilizar en física herramientas topológicas, éstas siguieron desarrollándose en
el S.XX pero en la matemática. En 1976 físicos de la Universidad de París-
Sur Toulouse, y Kléman, (físicos de Reino Unido y Francia, respectivamente)
aplicaron la matemática de la topología al estudio de la superfluidez del
3
He, un estado de la materia que se presenta a muy bajas temperaturas (-
273.148 °C).
El 3He es un átomo de helio con dos protones y un neutrón que forman el
núcleo y dos electrones orbitando alrededor de él. Los átomos, y en general
las partículas, tienen una propiedad denominada espín relacionada con su
momento angular. En la mecánica clásica el momento angular se relaciona
con las rotaciones de los cuerpos sólidos, como puede ser cuando lanzamos
un trompo. Por otro lado, en la mecánica cuántica se puede caracterizar a
las partículas por los giros que den. Por ejemplo, los electrones al orbitar
alrededor de un núcleo tienen asociada la propiedad denominada momento
angular orbital.
También hay otro tipo de giros asociados con las vueltas que da una
partícula –como los electrones– sobre su propio eje, como el caso del
trompo, al que se le conoce como el espín. El espín puede tomar dos tipos
de valores: enteros (1,2,3,4, …) o fraccionarios (½, 3/2, 5/2, …) y
dependiendo de estos valores las partículas se comportan de una u otra
forma. A las partículas con espín entero se les denomina bosones y a las
de espín fraccionario fermiones. Por último, es importante señalar que con
estos dos tipos de giros –momento angular orbital y el espín– es posible
determinar las propiedades magnéticas de las partículas o los átomos.

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Figura 6. Ilustración de un protón con su espín y de un electrón orbitando alrededor de
él. El electrón también tiene espín y además tiene momento angular orbital.

De la superconductividad a la superfluidez
Existen ciertos materiales que conducen la electricidad sin presentar
resistencia eléctrica y con muy poca pérdida de energía, que tienen
propiedades superiores a las de los conductores eléctricos normales, como
los metales. Estos materiales se conocen como superconductores. La
superconductividad se presenta comúnmente a bajas temperaturas y en este
fenómeno se acoplan dos electrones con espín fraccionario para formar un
par ligado, conocido como pares de Cooper, que tienen espín entero. Los
pares de Cooper son los responsables de que en la conducción eléctrica se
lleve a cabo casi sin resistencia.
De forma similar sucede con los átomos de 3He, que son eléctricamente
neutros. Éstos se acoplan por pares para que el fluido de 3
He adquiera
propiedades inusuales, por ejemplo que fluya sin tener resistencia con las
paredes que lo contienen debido a su baja viscosidad, razón por la cual se
les denomina superfluidos (ver “Superfluidos y superconductores: la física de
la materia fría” en Cienciorama).

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Figura 7. Ilustración de pares de Cooper. Imagen extraída de
http://www.berkeley.edu/news/media/releases/2004/08/16_Lanzara.shtml.

La superfluidez en el 3He es un fenómeno de gran interés, porque desde su


descubrimiento experimental en 1972 ha servido para entender a fondo las
transiciones de fase o cambios de estado de la materia para todo rango de
temperaturas (ver “Juegos termodinámicos: el agua” en Cienciorama). Las
propiedades de la supefluidez se han estudiado para entender la forma
como fluye el 3He a bajas temperaturas, además de la generación de vórtices
(o defectos topológicos) cuando se pone a rotar el superfluido.
El estudio de los vórtices en un superfluido es de gran importancia, ya que
con ellos es posible desordenar este estado de la materia a tal punto que
puede abandonar la superfluidez. Tales vórtices se consideran excitaciones
que llevan a un sistema de un estado a otro y son conocidos como
excitaciones topológicas o defectos topológicos, por lo que se utilizan
métodos topológicos para comprenderlas y esto fue lo que estudiaron y
describieron Kosterlitz y Thouless. Ellos analizaron los vórtices en el
superfluido de 3He para explicar transiciones de fase o cambios de estado
en sistemas de dos dimensiones, es decir superficies. Tiempo después, en
un artículo de 1983, Duncan Haldane contribuyó al estudio de las
excitaciones topológicas en sistemas magnéticos unidimensionales, mismo
que finalizó con una generalización en menos de tres líneas, para más
dimensiones. Así, después de un largo camino y tras mucho penar se lograron
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entender los misterios de este fenómeno –que encierra su belleza particular–
con ayuda de herramientas matemáticas muy abstractas.

¿Vórtices cuanti… qué?


Para entender qué es eso de los vórtices en un superfluido y ver por qué
los físicos se interesaron tanto en ese problema, es preciso recordar una
de las propiedades de los superfluidos: su baja viscosidad (ver “¿Líquidos
gruesos y delgados?” en Cienciorama). Dicha propiedad se estudia con un
método experimental que consiste en contener el líquido a estudiar entre
dos discos que pueden rotar (ver figura 8). Al girar los discos, por la fricción
que existe entre el fluido y las superficies A y B, se observará cómo el fluido
comienza a rotar y dependiendo de qué tan fácil sea lograrlo será más o
menos viscoso. Cuando se llevó a cabo este experimento se observó que se
formaban unos ¡vórtices cuantizados! Lo cual dejó con el ojo cuadrado a
los físicos por no saber las causas de su formación.
La situación más común en la que se puede observar un vórtice es cuando
lavamos los trastes y soltamos el agua de la pileta al desagüe, para los
curiosos que deseen hacer su propio vórtice piquen acá. Los vórtices
cuantizados (figura 7) tienen sus centros alineados con el eje de rotación
de los discos –líneas amarillas– y las líneas circulares negras indican su
sentido de giro. Como pueden observar éste es sin duda un fenómeno
demasiado inusual que atrapó la atención de muchas personas, quienes por
mera curiosidad decidieron investigar qué sucede y por qué sucede. Esta
tarea –que muchos podríamos pensar ¡que no sirve para nada! no resultó
fácil y se tuvo que recurrir a herramientas abstractas para poder comprender
un poco más sobre este fenómeno propio del 3He a bajas temperaturas, y
terminó además siendo reconocida con un premio Nobel.

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Figura 8. Vórtices cuantizados en un superfluido de 3He. En el esquema se aprecian dos
superficies (B y A) que al rotar generan los vórtices cuantizados.

Del superfluido al desarrollo científico


Como cierre de este texto servirá citar a Dirac, quien afirmaba que “…el
progreso de la física requiere para su formulación teórica de matemáticas
que sean cada vez más avanzadas … actualmente los desarrollos físicos
modernos han requerido matemáticas que continuamente cambian sus
cimientos y se vuelven más abstractas. La geometría no euclidiana, por poner
un ejemplo, que fue en un tiempo considerada puramente una ficción mental
y un pasatiempo de pensadores, ahora se ha vuelto más necesaria para la
descripción de hechos generales del mundo físico. Parece que este
incremento de la abstracción continuará en el futuro...”.
Para complementar el comentario de Dirac traeré a colación otra idea
tomada de la referencia 7: el desarrollo de una teoría en un país está ligada
a la capacidad para asimilar nuevos avances científicos. Este proceso de
asimilación se puede caracterizar de dos modos, uno pasivo y otro activo.
Para que se pueda desarrollar la ciencia activamente se necesita tener
acceso a las nuevas ideas; la comunidad científica en el área que
corresponda debe tener cierto grado de consolidación; el número de
integrantes debe ser nutrido y se debe contar con estructuras institucionales
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para que todo lo anterior fructifique. Por otro lado, la recepción pasiva,
carece de los elementos anteriores y con esto hay rezagos científicos y
tecnológicos.
Con estas dos ideas, es clara la necesidad de aumentar el número de
científicos –sin reducir sus becas y los apoyos para ellos– en los diversos
campos de la ciencia y la tecnología, ya que los avances de un campo en
algún momento podrán servir en algún otro y el desarrollo científico está
sin duda en función de esta relación. En el caso de la topología podemos
encontrar aplicaciones para explicar fenómenos en la química, la biología y
la física, que sin duda servirán para el desarrollo de nuevas tecnologías ..…
que pueden tardar en llegar. En el caso del helio líquido, se puede mencionar
que éste ya se utiliza en los sistemas de enfriamiento del Gran Colisionador
de Hadrones –LHC por sus siglas en inglés– al hacer circular el superfluido
para que el calor de los grandes imanes con los cuales opera este acelerador
de partículas, se disipe.

Referencias
1) Aull, C. E. y Lowen, R. (eds.), Handbook of the history of general topology (Vol. 3).
Springer Science & Business Media, Dordrecht, Holland, 2013.
2) James, I. M. (ed.), History of topology, Elsevier, Great Britain,1999
3) Svistunov, B. V., Babaev, E. S y Prokof'ev, N. V., Superfluid states of matter, Crc Press,
Boca Raton, FL, 2015.
4) London, F., (1954). Superfluids, Wiley, New York,1954.
5) Monastyrsky, M., Topology of gauge fields and condensed matter. Springer Science
& Business Media, New York, 2013.
6) Prasolov, V. V.) Intuitive topology (No. 4). American Mathematical Soc., India, 1995.
7) Glick, T. F. (ed.), The comparative reception of relativity (vol. 103), Springer Science
& Business Media, Dordrecht, Holland,1987.
8) Kosterlitz, J. M. (2016), “Kosterlitz–Thouless physics: a review of key issues”, Reports
on Progress in Physics, 79(2), 026001.
9) Gornitzki, C., Larsson, A y Fadeel, B. (2015), “Freewheelin'scientists: citing Bob Dylan
in the biomedical literature“, BMJ: British Medical Journal (Online), 351.

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10) Haldane, F. D. M., (1983) “Nonlinear field theory of large-spin Heisenberg
antiferromagnets: semiclassically quantized solitons of the one-dimensional easy-axis
Néel state“, Physical Review Letters, 50(15), 1153.

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