Professional Documents
Culture Documents
Objetivos específicos:
1. Que los catequistas tengan un concepto claro y sencillo del Credo de los
Apóstoles.
2. Que este material sirva de preparación para niños y niñas que van a recibir
el sacramento de la Comunión.
Presentación
1. Cantemos
2. Oremos
3. Nos acercamos a la sagrada Escritura
4. Reflexionemos
5. Meditemos
6. Nos integramos
7. Profundicemos
8. Nos dice la Iglesia
9. Nos comprometemos
10. Oremos
11. Cantemos
Bibliografía
PRESENTACIÓN
Apreciados catequistas:
Les deseamos de todo corazón que este texto contribuya para que ustedes lleguen
a ser discípulos misioneros, testigos consagrados por el Espíritu Santo para que
contribuyan a la difusión del Evangelio de la vida, el amor y la verdad para el bien
de nuestra sociedad en estos tiempos difíciles que nos toca vivir, debemos dejarnos
guiar por la palabra de Dios y por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.
Nuestra Iglesia Católica espera mucho de ustedes para que mediante su vida y su
testimonio se vea enriquecida en la fidelidad a la vocación y Misión.
Cordialmente
Equipo de elaboración
ENCUENTRO
EL SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
1. Cantemos
Credo
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra,
creo en Jesucristo,
su único hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo
y nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
1
http://es.catholic.net/op/articulos/49069/quin-dice-la-gente-que-soy-yo.html#
comunicación en ella. Sin saber lo que la gente piensa, el discípulo se aísla y
empieza a juzgar a la gente según sus pensamientos y convicciones. (Homilía de
S.S. Francisco, 10 de noviembre de 2015).
5. Meditemos
6. Nos integramos
Junto a mi casa vive un señor que no cree
Se reparte a los miembros el credo, una parte para cada uno. Por ejemplo:
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo.
Y nació de Santa María Virgen.
No hay que sacar a los que pierden, pues se trata de que repasen bien y ellos son
los que más necesitan afianzarse. Solamente alguna vez, cuando ya todos están
peritos, podría jugarse retirando a los que pierdan, se equivoquen, o se demoren, y
otorgando un premio al que gana.
7. Profundicemos
Hacia fines del siglo IV, Rufino compuso un comentario "sobre el Símbolo de los
Apóstoles," en el cual explica su origen. Según él, una tradición afirmaba que los
Apóstoles, después de haber recibido el Espíritu Santo y antes de separarse para ir
a sus respectivas misiones en diferentes países y naciones, redactaron de común
acuerdo un breve sumario de la doctrina cristiana como base de sus enseñanzas y
como regla de fe para los creyentes (ML 21,337).
La afirmación de que cada uno de los Apóstoles compuso uno de los artículos del
Símbolo la encontramos por vez primera en el siglo VI. Un sermón del Pseudo-
Agustín, de este siglo, explica así su origen: "Pedro dijo: Creo en Dios Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra... Andrés dijo: Y en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor..." (ML 39,2189-2190), aportando cada Apóstol uno de
los doce artículos.
Desde el tiempo de los Apóstoles fue costumbre de la Iglesia exigir antes del
bautismo una profesión explícita de fe sobre las doctrinas esenciales de Jesucristo.
Los candidatos debían aprender de memoria una fórmula determinada y tenían que
recitarla en voz alta delante de la asamblea. Durante el concilio ecuménico de Nicea
en el 325, se enuncia el llamado Credo de los Apóstoles.
El 4 de mayo de 2011 el Papa Emérito Benedicto XVI hizo una Catequesis sobre el
Credo, en las audiencias de los miércoles, decía: “El Credo comienza así: "Creo en
Dios". Es una afirmación fundamental, aparentemente simple en su esencialidad,
que sin embargo abre al mundo infinito de la relación con el Señor y con su misterio”.
2
2
https://www.ebookscatolicos.com/catequesis-sobre-el-credo/
de Dios como el mensaje de “su Hijo, nacido de la descendencia de David según la
carne, constituido Hijo de Dios, poderoso según el Espíritu de Santidad a partir de
la resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor.” Fórmulas
semejantes se encuentran en 1 Cor. 15,3 y en 1 P. 3.18-22. Es posible que estas
fórmulas fueran de uso litúrgico. Esto se fundamenta sobre todo, del pasaje de San
Pablo en Phil. 2,5-11. Hacia el año 100, Ignacio de Antioquía (Trall. 9) declara su fe
en Jesucristo con palabras que recuerdan muy de cerca el segundo artículo del
Credo: “Jesucristo, del linaje de David e hijo de María, que nació, comió y bebió
verdaderamente, fue verdaderamente perseguido bajo Poncio.
7.3. La fórmula trinitaria.
Además de la fórmula cristológica, existió desde los tiempos apostólicos, para el
rito bautismal, una confesión de fe trinitaria, que terminó prevaleciendo sobre la otra.
Hacia el año 150, el mártir Justino dice (Apol. I 61) que los candidatos del bautismo
“reciben el lavado del agua en el nombre de Dios Padre y Señor del universo, y en
el de nuestro Salvador Jesucristo y en el del Espíritu Santo.” La Epístola
Apostolorum, compuesta hacia la misma época, aumenta el número de secciones
de esta profesión de fe de tres a cinco. Su credo no sólo contiene la fe “en el Padre,
moderador del mundo entero, y en Jesucristo, nuestro Salvador, y en el Espíritu
Santo Paráclito,” sino que añade “y en la santa Iglesia y en la remisión de los
pecados.”
7.4. La fórmula combinada
En la Epístola Apostolorum la forma básica de tres miembros se aumentó con la
adicción de dos nuevos artículo, hubo la necesidad la necesidad de ampliar cada
artículo por separado; por lo tanto se utiliza la combinación de las formulas
cristológica y trinitaria. La inserción de la confesión de Cristo, que primera era
independiente, destruyo la simetría del símbolo trinitario primitivo, es resultado fue
un formula de ocho o nueve clausulas con una extensa regla de fe cristológica.
Esta fórmula romana del símbolo es considerada la madre de todos los credos
occidentales, por lo tanto también de nuestro Símbolo Apostólico.
El proceso de desarrollo en oriente ha sido parecido al de occidente; se trató en un
principio que a una sencilla confesión trinitaria se le fueron añadiendo afirmaciones
cristológicas.
En occidente se le dio más importancia al nacimiento de Jesús de la Virgen María,
en oriente se introdujeron nuevas frases relativas a su nacimiento eterno, es decir
antes de la creación del mundo, fueron introducidas porque dentro de la Iglesia se
sentido la necesidad de dar cada vez más cabida en el credo a los principales
dogmas del cristianismo en forma abreviada para la instrucción de los catecúmenos.
El credo bautismal se convirtió de una simple confesión trinitaria en un breve
compendio de la doctrina cristiana, se puede deducir que hubo varios credos, el más
conocido en oriente es el de Jerusalén.
El texto actual del Símbolo de los Apóstoles no aparece antes de principiar el siglo
VI. No obstante todos los elementos doctrinales encerrados en el Símbolo
Apostólico figuran ya hacia finales del siglo I en las numerosas y variadas fórmulas
de fe que se encuentran en la primitiva literatura cristiana.
8. Nos dice la Iglesia
“Creer en Dios implica adhesión a Dios, acogida de su Palabra y obediencia gozosa
a su revelación. Creer en Dios nos hace, pues, portadores de valores que a menudo
no coinciden con la moda y la opinión del momento, nos pide adoptar criterios y
asumir conductas que no pertenecen a la manera común de pensar. El cristiano no
debe tener miedo de ir "contra corriente" para vivir su propia fe, resistiendo a la
tentación de "adecuarse". Afirmar "yo creo en Dios" nos conduce, pues, a ponernos
en camino, a salir de nosotros mismos continuamente, al igual que Abraham, para
llevar, en la realidad cotidiana en que vivimos, la certeza que viene de la fe: la
certeza, es decir, la presencia de Dios en la historia, también hoy; una presencia
que da vida y salvación, y nos abre a un futuro con Él para una plenitud de vida que
nunca conocerá el ocaso” (Benedicto XVI, Catequesis sobre el credo. 4 de Mayo de
2011). 3
9. Nos comprometemos
10. Oremos
Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo con tal que tu voluntad
Se cumpla en mí y en todas tus criaturas.
11. Cantemos
Lo puedes sentir
moviendose entra las butacas,
lo puedes oír
cantando con nosotros aquí.
Lo puedes llevar
cuando por esa puerta salgas,
lo puedes guardar
para siempre en tu corazón.
Lo puedes notar
a tu lado en este mismo instante.
No seas ya más
de los que no le quieren ver.
Le puedes contar
ese problema que tienes,
Jesús está aquí,
si quieres le puedes seguir.