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Objetivo general

Proporcionar a los catequistas de las parroquias de la Diócesis de Pasto un material


(cartilla) que facilite la comprensión y vivencia del Credo de los Apóstoles, que esté
en concordancia con uno de los objetivos del Proceso Diocesano de Renovación y
Evangelización (PRODIRE) en su segunda etapa: “La proclamación de la fe y sus
exigencias”, que va hasta el año 2020. Las verdades de nuestra fe católica se
encuentran en la oración del Credo. Si nos fijamos bien en todo lo que creemos nos
vamos a dar cuenta de lo importante que es Dios y de cómo nos amó tanto que nos
entregó a su Hijo Jesús para salvarnos, que se quedó con nosotros en la Iglesia.
Vivimos en un mundo donde muchas personas guiadas solamente por las
ideologías se han alejado de Dios, viven en la increencia ante los sacramentos de
la Iglesia católica. Es urgente y necesario profesar nuestra fe a través de la vivencia
del Credo. Todo lo que creemos lo debemos vivir. Debemos demostrar con nuestras
obras que creemos en Dios. Mis acciones deberán demostrar esa seguridad y
confianza en Dios.

Objetivos específicos:

1. Que los catequistas tengan un concepto claro y sencillo del Credo de los
Apóstoles.

2. Que este material sirva de preparación para niños y niñas que van a recibir
el sacramento de la Comunión.

3. Realizar jornadas de formación espiritual desde la vivencia del Credo.

4. Preparar y animar la liturgia y la celebración del sacramento de la Comunión.

5. Fortalecer los lazos de amor, hermandad y fraternidad a través de la vivencia


del Credo.

6. Impulsar la vivencia de la fe a través la oración del Credo.


ÍNDICE

Presentación

Encuentro: el símbolo de los Apóstoles

1. Cantemos
2. Oremos
3. Nos acercamos a la sagrada Escritura
4. Reflexionemos
5. Meditemos
6. Nos integramos
7. Profundicemos
8. Nos dice la Iglesia
9. Nos comprometemos
10. Oremos
11. Cantemos

Bibliografía
PRESENTACIÓN

Apreciados catequistas:

Su formación es parte fundamental en el proceso catequético, por lo tanto


colocamos a su disposición esta cartilla con el fin de que sea de una gran ayuda en
el en el conocimiento doctrinal de la Iglesia católica, para que después pueda
impartir su conocimiento a sus catequizandos, los motivamos para que desarrollen
el encuentro con mucha dedicación y empeño siguiendo el esquema propuesto,
para lograr alcanzar los objetivos propuestos.

Les deseamos de todo corazón que este texto contribuya para que ustedes lleguen
a ser discípulos misioneros, testigos consagrados por el Espíritu Santo para que
contribuyan a la difusión del Evangelio de la vida, el amor y la verdad para el bien
de nuestra sociedad en estos tiempos difíciles que nos toca vivir, debemos dejarnos
guiar por la palabra de Dios y por la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

Nuestra Iglesia Católica espera mucho de ustedes para que mediante su vida y su
testimonio se vea enriquecida en la fidelidad a la vocación y Misión.

Cordialmente

Equipo de elaboración
ENCUENTRO
EL SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES
1. Cantemos
Credo
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra,
creo en Jesucristo,
su único hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo
y nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato

fue crucificado, muerto y sepultado


y descendió a los infiernos
y al tercer día resucitó,
resucitó de entre los muertos
y subió a los cielos y está sentado
a la derecha de Dios Padre
y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos
y a los muertos...

Creo en el Espíritu, Espíritu Santo,


y en la santa Iglesia Católica,
en la comunión de santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos
y la vida eterna, Amén,
Ahora más que nunca: ¡¡Amén!!.
2. Oremos
Dios de amor, Creador de todas las cosas,
nos llamas a estar en relación contigo y con los demás.
Te agradezco por llamarme a ser catequista,
por la oportunidad de compartir con los demás
lo que me has dado para darte a conocer.
Que todos aquellos con quienes comparto el don de la fe
hallen las maneras en que estás presente en todas las cosas.
Que lleguen a conocerte a ti, el único verdadero Dios,
y a Jesucristo, quien has enviado.
Que la gracia del Espíritu Santo guíe mi corazón y mis labios,
para que permanezca constante en mi amor y alabanza por ti.
Que yo sea testigo del Evangelio y ministro de tu verdad.
Que todas mis palabras y acciones reflejen tu amor. Amén.
3. Nos acercamos a la Sagrada Escritura
Del santo Evangelio según San Mateo 16, 13-19
“Al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: « ¿Qué
dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?». Ellos le
respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías
o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?».
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha
revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú
eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”
Palabra del Señor
4. Reflexionemos
Este texto evangélico nos habla del testimonio de Pedro sobre la persona de Cristo,
testimonio que se convierte en una formula posterior la profesión de fe de los futuros
cristianos. A primera vista resulta normal que un discípulo de Cristo le testimonie
como el Hijo de Dios, pero lo asombroso de Pedro es que no lo hace motivado por
deseos o intelecto humano, sino porque le es revelado. Ahora bien, nosotros, los
nuevos apóstoles de Cristo, ¿qué hemos hecho para testimoniarlo? Escuchamos
respuestas varias del hombre de nuestro tiempo que muchas veces se opone a
dicho anuncio evangélico, y no hacemos más que guardar silencio. ¿Mi respuesta
personal va dirigida a Cristo? Hoy me está invitando Cristo a renovar este
testimonio, mi manera de creer: en el puesto concreto donde me ha colocado y en
la misión que esté desarrollando. Lo interesante no es tanto lo que yo diga de Jesús,
sino lo que a partir de hoy estaré dispuesto a hacer por Él. Cada vez que me uno
en las asambleas litúrgicas, en mi oración personal con las fórmulas de profesión
de fe, hago una anamnesis de todos aquellos que con valentía profesaban para dar
a conocer su ser de cristianos, bautizados. 1
4.1. Reflexión del Papa Francisco
En el Evangelio de hoy Jesús plantea dos preguntas a sus discípulos. La primera:
“La gente, ¿quién dice que es el Hijo del hombre?” es una pregunta que demuestra
en qué medida el corazón y la mirada de Jesús están abiertos a todos. A Jesús le
interesa lo que piensa la gente no para complacerla, sino para poder entrar en

1
http://es.catholic.net/op/articulos/49069/quin-dice-la-gente-que-soy-yo.html#
comunicación en ella. Sin saber lo que la gente piensa, el discípulo se aísla y
empieza a juzgar a la gente según sus pensamientos y convicciones. (Homilía de
S.S. Francisco, 10 de noviembre de 2015).
5. Meditemos

1. ¿Que hemos hecho para testimoniar a Cristo?


2. ¿Mi respuesta personal va dirigida a Cristo?
3. ¿Cómo voy a dar testimonio de Cristo para que los demás se arriesguen a
seguirlo?

6. Nos integramos
Junto a mi casa vive un señor que no cree
Se reparte a los miembros el credo, una parte para cada uno. Por ejemplo:
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo.
Y nació de Santa María Virgen.

Y así, de acuerdo al número de miembros.


Un miembro comienza diciendo: Junto a mi casa vive un señor que no cree
en...
El miembro que tiene la parte del Credo que se ha mencionado responde: El sí
cree en... (Lo dicho), pero no cree en...
Ejemplo:
El que inicia dice: Junto a mi casa vive un señor que no cree en la Virgen.
El que tiene "y nació de Santa María Virgen" responde: Él sí cree en la Virgen, pero
no cree en la Iglesia.
El que tiene "creo en la santa Iglesia Católica" responde: Él sí cree en la
Iglesia, pero no cree en la vida eterna.
Y así sucesivamente.

No hay que sacar a los que pierden, pues se trata de que repasen bien y ellos son
los que más necesitan afianzarse. Solamente alguna vez, cuando ya todos están
peritos, podría jugarse retirando a los que pierdan, se equivoquen, o se demoren, y
otorgando un premio al que gana.

7. Profundicemos

7.1. ¿Qué es el Credo?


Es una oración que resume las verdades que creemos como Católicos. Fue
compuesta por los Apóstoles. Las principales verdades en las cuales cree la Iglesia
Católica están contenidas en este credo.

Hacia fines del siglo IV, Rufino compuso un comentario "sobre el Símbolo de los
Apóstoles," en el cual explica su origen. Según él, una tradición afirmaba que los
Apóstoles, después de haber recibido el Espíritu Santo y antes de separarse para ir
a sus respectivas misiones en diferentes países y naciones, redactaron de común
acuerdo un breve sumario de la doctrina cristiana como base de sus enseñanzas y
como regla de fe para los creyentes (ML 21,337).
La afirmación de que cada uno de los Apóstoles compuso uno de los artículos del
Símbolo la encontramos por vez primera en el siglo VI. Un sermón del Pseudo-
Agustín, de este siglo, explica así su origen: "Pedro dijo: Creo en Dios Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra... Andrés dijo: Y en Jesucristo, su
único Hijo, Nuestro Señor..." (ML 39,2189-2190), aportando cada Apóstol uno de
los doce artículos.
Desde el tiempo de los Apóstoles fue costumbre de la Iglesia exigir antes del
bautismo una profesión explícita de fe sobre las doctrinas esenciales de Jesucristo.
Los candidatos debían aprender de memoria una fórmula determinada y tenían que
recitarla en voz alta delante de la asamblea. Durante el concilio ecuménico de Nicea
en el 325, se enuncia el llamado Credo de los Apóstoles.

El 4 de mayo de 2011 el Papa Emérito Benedicto XVI hizo una Catequesis sobre el
Credo, en las audiencias de los miércoles, decía: “El Credo comienza así: "Creo en
Dios". Es una afirmación fundamental, aparentemente simple en su esencialidad,
que sin embargo abre al mundo infinito de la relación con el Señor y con su misterio”.
2

7.2. Formula cristológica


La forma más primitiva del Credo se conserva en los Hechos de los Apóstoles, 8,37.
Felipe bautizó al eunuco de Etiopía después que éste hizo profesión de su fe de
esta forma: “Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.” No había necesidad de exigir
más a los Candidatos al bautismo. Era suficiente que reconocieran a Jesús como
Mesías, tratándose sobre todo de los conversos del judaísmo.
Con el correr del tiempo fueron añadiéndosele nuevos artículos. Poco después la
palabra “Salvador” (fue incluida en la fórmula, y así surgió el acróstico ΙΧΘΥΣ
símbolo favorito del mundo helenístico, pues ΙΧΘΥΣ “pez” consta de las iniciales de
las cinco palabras griegas que significan “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador.”
Tertuliano y la inscripción de Abercio son testigos de la popularidad de esta fórmula
en la segunda mitad del siglo II. Sin embargo, en la literatura cristiana antigua se
encuentran mucho antes expresiones de fe en Cristo de una mayor precisión y
alcance. Ya San Pablo, en su epístola a los Romanos (1,3), presenta el Evangelio

2
https://www.ebookscatolicos.com/catequesis-sobre-el-credo/
de Dios como el mensaje de “su Hijo, nacido de la descendencia de David según la
carne, constituido Hijo de Dios, poderoso según el Espíritu de Santidad a partir de
la resurrección de entre los muertos, Jesucristo nuestro Señor.” Fórmulas
semejantes se encuentran en 1 Cor. 15,3 y en 1 P. 3.18-22. Es posible que estas
fórmulas fueran de uso litúrgico. Esto se fundamenta sobre todo, del pasaje de San
Pablo en Phil. 2,5-11. Hacia el año 100, Ignacio de Antioquía (Trall. 9) declara su fe
en Jesucristo con palabras que recuerdan muy de cerca el segundo artículo del
Credo: “Jesucristo, del linaje de David e hijo de María, que nació, comió y bebió
verdaderamente, fue verdaderamente perseguido bajo Poncio.
7.3. La fórmula trinitaria.
Además de la fórmula cristológica, existió desde los tiempos apostólicos, para el
rito bautismal, una confesión de fe trinitaria, que terminó prevaleciendo sobre la otra.
Hacia el año 150, el mártir Justino dice (Apol. I 61) que los candidatos del bautismo
“reciben el lavado del agua en el nombre de Dios Padre y Señor del universo, y en
el de nuestro Salvador Jesucristo y en el del Espíritu Santo.” La Epístola
Apostolorum, compuesta hacia la misma época, aumenta el número de secciones
de esta profesión de fe de tres a cinco. Su credo no sólo contiene la fe “en el Padre,
moderador del mundo entero, y en Jesucristo, nuestro Salvador, y en el Espíritu
Santo Paráclito,” sino que añade “y en la santa Iglesia y en la remisión de los
pecados.”
7.4. La fórmula combinada
En la Epístola Apostolorum la forma básica de tres miembros se aumentó con la
adicción de dos nuevos artículo, hubo la necesidad la necesidad de ampliar cada
artículo por separado; por lo tanto se utiliza la combinación de las formulas
cristológica y trinitaria. La inserción de la confesión de Cristo, que primera era
independiente, destruyo la simetría del símbolo trinitario primitivo, es resultado fue
un formula de ocho o nueve clausulas con una extensa regla de fe cristológica.
Esta fórmula romana del símbolo es considerada la madre de todos los credos
occidentales, por lo tanto también de nuestro Símbolo Apostólico.
El proceso de desarrollo en oriente ha sido parecido al de occidente; se trató en un
principio que a una sencilla confesión trinitaria se le fueron añadiendo afirmaciones
cristológicas.
En occidente se le dio más importancia al nacimiento de Jesús de la Virgen María,
en oriente se introdujeron nuevas frases relativas a su nacimiento eterno, es decir
antes de la creación del mundo, fueron introducidas porque dentro de la Iglesia se
sentido la necesidad de dar cada vez más cabida en el credo a los principales
dogmas del cristianismo en forma abreviada para la instrucción de los catecúmenos.
El credo bautismal se convirtió de una simple confesión trinitaria en un breve
compendio de la doctrina cristiana, se puede deducir que hubo varios credos, el más
conocido en oriente es el de Jerusalén.
El texto actual del Símbolo de los Apóstoles no aparece antes de principiar el siglo
VI. No obstante todos los elementos doctrinales encerrados en el Símbolo
Apostólico figuran ya hacia finales del siglo I en las numerosas y variadas fórmulas
de fe que se encuentran en la primitiva literatura cristiana.
8. Nos dice la Iglesia
“Creer en Dios implica adhesión a Dios, acogida de su Palabra y obediencia gozosa
a su revelación. Creer en Dios nos hace, pues, portadores de valores que a menudo
no coinciden con la moda y la opinión del momento, nos pide adoptar criterios y
asumir conductas que no pertenecen a la manera común de pensar. El cristiano no
debe tener miedo de ir "contra corriente" para vivir su propia fe, resistiendo a la
tentación de "adecuarse". Afirmar "yo creo en Dios" nos conduce, pues, a ponernos
en camino, a salir de nosotros mismos continuamente, al igual que Abraham, para
llevar, en la realidad cotidiana en que vivimos, la certeza que viene de la fe: la
certeza, es decir, la presencia de Dios en la historia, también hoy; una presencia
que da vida y salvación, y nos abre a un futuro con Él para una plenitud de vida que
nunca conocerá el ocaso” (Benedicto XVI, Catequesis sobre el credo. 4 de Mayo de
2011). 3

9. Nos comprometemos

1. Profundizar en el estudio del Credo.


2. En la oración diaria meditare en torno a un artículo del Credo.
3. Dar a conocer el credo a aquellos que no lo conocen o lo han olvidado.

10. Oremos
Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo con tal que tu voluntad
Se cumpla en mí y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre.


Te confío mi ser.
Te lo entrego con todo el amor
de que soy capaz.
Porque te amo y necesito darme a Ti;
ponerme en tus manos,
sin limitación ni medida,
3
Ibid.,
con absoluta confianza,
porque Tú eres mi Padre. Amen

11. Cantemos

Dios está aquí,


tan cierto como el aire que respiro,
tan cierto como la mañana se levanta,
tan cierto como que este canto
lo puedes oír.
Dios está aquí,
tan cierto como el aire que respiro,
tan cierto como la mañana se levanta,
tan cierto como que este canto
lo puedes oír.

Lo puedes sentir
moviendose entra las butacas,
lo puedes oír
cantando con nosotros aquí.

Lo puedes llevar
cuando por esa puerta salgas,
lo puedes guardar
para siempre en tu corazón.

Dios está aquí,


tan cierto como el aire que respiro,
tan cierto como la mañana se levanta,
tan cierto como que este canto
lo puedes oír.

Lo puedes notar
a tu lado en este mismo instante.
No seas ya más
de los que no le quieren ver.

Le puedes contar
ese problema que tienes,
Jesús está aquí,
si quieres le puedes seguir.

Dios está aquí,


tan cierto como el aire que respiro,
tan cierto como la mañana se levanta,
tan cierto como que este canto
lo puedes oír.
BIBLIOGRAFÍA

Quasten, Johannes, Patrología I, Biblioteca de autores cristianos, Madrid 1995.


ANEXOS

“Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y la tierra: Y en Jesucristo su


único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen
María, padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a
los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, y subió a los cielos y está
sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a
los vivos ya los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa iglesia católica, la comunión de los santos, el
perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén”

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