Jonatan Simancas Líder de Bet El Shadai Sta. Bárbara del Zulia Revisada por Rav Dr. W. Pitter Esta parashá es de mi autoría y agradezco al Rabino Pitter por sus sugerencias y contribuciones. La parashat de esta semana se llama Lej Lejá, que significa “Vete para ti”. Y comienza con la revelación del llamado de nuestro padre Abram; luego de esto él anuncia este llamado a su familia y ellos lo acompañan como leemos en Gen.12:4-5: “Y fue Abram como le habló al Eterno; y fue con él Lot. Abram era de setenta años y cinco años cuando salió de Jarán. Tomó Abram a Saray su mujer, a Lot, hijo de su hermano; todos sus bienes que habían adquirido, y las almas que adquirieron en Jarán; y salieron para ir a la tierra de Kenaan, y llegaron en la tierra de Kenaan”. (Edición Katz). Ya desde el mismo comienzo de la lecturas de estos versos, se pueden extraer preciosos mensajes; bien sea de la fe de Abram a Hashem, o la de la confianza Saray a su esposo, y la de Lot a su tío por causa del llamado. Pero en esta oportunidad me enfocaré en unos de los roles más impresionantes de este Patriarca, como es el trabajo de llevar las “Besorah” (las buenas noticias), o como se conoce hoy día aquí en el occidente la “Evangelización”. Quiero destacar el trabajo evangelístico, de Abram ya que el fue el precursor de la fe en un Dios Único. Y el mismo trabajo que nos corresponde hoy día a nosotros, con un enfoque Mesiánico; pues tenemos esa responsabilidad ya que Yeshúa nos dejó la instrucción: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. (Mar.16:15). La traducción típica al español de muchas versiones bíblicas de Gn 12:5 es: “todos sus bienes que Abram había adquirido, y las almas que adquirieron en Jarán”. Esta parece informarnos el hecho de que Abram compró personas pues la traducción es muy similar cuando dice los bienes que habían adquirido. Sin embargo, aunque para aquellos tiempos será muy común la compra de siervos, y pudiera ser que Abram haya comprado algunos siervos, lo cierto es que el texto hebreo no brinda esa información como aparece en las traducciones. He aprendido del Rav Pitter, que el pasuk que estamos considerando contiene una distinción lingüística importante. Pues en referencia a los bienes el texto hebreo usa la palabra “Racásh” que significa, adquirir, ganar, obtener; o juntar. Pero cuando dice: “las almas que adquirieron en Jarán”, aquí no es la misma palabra Racásh, si no Asá que quiere decir hacer; es decir, literalmente: “las almas que hicieron en Jarán”. Y este punto es cuando entendemos el ministerio de Abram. No sólo había obtenido riquezas, sino que también avía convertido almas para el Señor”. Es por esto que la Edición Katz, hace una nota de pie de página explicando con respecto a la palabra, Almas: “no se refieren a la adquisición de sirvo y siervas, sino a las personas que se unieron a él, por la fe en un Di-os Único, que Abram propagaba entre los hombres, y Saray entre las Mujeres”. El Midrash Bereshit Rabbá 39:14, entiende correctamente que el pasuk de Bereshit 12:5 es una alusión a la conversión de personas: “El israelita que conduzca a un pagano a los caminos del Eterno y lo convierte, es como si lo hubiera creado (de nuevo)”. Es decir que Abram no solo era un Líder, él era un Pastor, un Maestro, un Profeta, sino que el también fue el primer Evangelista de la historia. Desde que Abram recibió su llamo en Ur de Kasdim, hasta llegar a kenaan transcurrieron cinco años. Y durante todo ese período de tiempo Abram estuvo predicando y llevando a los idólatras las buenas nuevas de un Di_s único y verdadero, que se preocupa por el destino de los hombres. Por ello, cuando sale Abram de Jarán junto con su familia, lleva con él a “las almas que el hizo”, es decir, a los conversos a la fe de Abraham. Pudiéramos preguntarnos ¿Qué llevó a Abram a predicarles a todas esas personas?, lo resumiría en pocas palabras “Amor por las Almas” (como se dice en el lenguaje cristiano), porque sencillamente amaba a su prójimo como así mismo, y quería compartir con los paganos la alegría que había transformado su vida, dándole alegría y esperanza. Digo esto por las palabras del Apóstol Juan cuando dijo; Si alguno dice: “Yo amo a Dios, pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Jn 4:20). Al respecto cita las palabras de un sabio judío, "Hilel solía decir: Pertenece a los alumnos de Aharón, ama la paz y persigue la paz, ama a las personas y acércalas a la Torá" (Mishná Avot 1:12). En las Escrituras nos muestran hechos donde los hombres, que han recibido un llamado de parte de Di-os para anunciar la Besorah (las buenas noticias), y el llamar al arrepentimiento a todos los hombres, no les ha importado hacer o vivir cosas difíciles, que pudiesen ser vergonzosas o quizás algo humillante con tal de impartir el mensaje dado de parte de Hashem ante incrédulos y burladores. Pero hombres como Isaías, Jeremías, Ezequiel o el mismo Pablo o Rav Shaúl; nos dan testimonio del amor y el coraje para impartir el evangelio y el llamado al arrepentimiento. Tome nota del siguiente ejemplo del profeta Ysaías, a quien Hashem le ordenó amonestar a Jerusalén completamente desnudo: “En aquel tiempo habló Hashem por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve, quita la ropa áspera de tus caderas y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. Y dijo Hashem: De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, como señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía (Is 20:2-3). Otro ejemplo, menos vergonzoso lo encontramos en Jer 27:2: “Hashem me ha dicho: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello”. Un tercer ejemplo en Eze 4:12-15: “Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza. Lo cocerás a vista de ellos en fuego de excremento humano. Dijo Hashem: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde yo los arrojaré. Yo dije: ¡Ah, Señor, Hashem, mi alma no es impura, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda». Y me respondió: He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan”. Y un cuarto ejemplo lo leemos 2 Co 11:24-27: “De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he sido náufrago en alta mar; en caminos, muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez”. Estos cuatro hechos de las Escrituras, nos muestran los padecimientos y penas que tuvieron que vivir algunos hijos del Eterno por causa de llevar el mensaje de parte de Di-os. Con esto no quiero que nos entristezcamos, ni nos desanimemos, ni que salgamos a predicar desnudos o con un yugo, (estos fueron llamados específicos, que tuvieron su tiempo y lugar). Todo lo contrario, esto debe motivarnos a seguir dando las “Besorah” como está escrito en Isa 52:7: “Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación”. Hay que tener presente las palabras del Mesías cuando nos dijo: “de gracias recibiste, dad de gracias”. El Profeta Isaías declaró unas palabras para Israel, que son de gran privilegio y responsabilidad: “Andarán las naciones a tu luz” (Isa.60:3), Israel es la luminaria de las naciones; ellos tenían y tiene el deber y la responsabilidad de guiar y enseñar a todas las naciones como caminar en este mundo bajo los caminos del Eterno. Pero tristemente no lo hicieron, se encerraron entre ellos y desgraciadamente vemos tanto sincretismo religioso. Y es por esto que vino Yeshúa, a hacer la Luz para el mundo Jn 8:12; adicional a esto todos los que hemos creído en Él nos dijo: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat.5:14-16). Todos los que hemos creído, también hemos sido llamados a compartir esta esperanza de redención, tenemos este honor y esta gran responsabilidad. Ser una luminaria, un espejo para los que nos ven, en estos últimos tiempos. Como lo fue de ejemplo Abram, los profetas, los Apóstoles y el mayor de todos Yeshúa. Es nuestra responsabilidad, no solo llevar el las “Besorah”; sino también modelar el carácter del Eternos en nuestras vidas. Calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz (Efe 6:15). El objetivo de todo esto es seguir promoviendo el trabajo que comenzó Abram avinu: Anunciar al único Di- os y verdadero, al Di-os de mis padres; el Di-os de Abraham, el Di-os de Isaac y el Di-os de Jacob; y mostrar a nuestro redentor y salvador a Yeshúa y a este crucificado. Ya que él es el único intermediario entre Di-os y los hombres, ya que Él y el Padre Uno Son.