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ISSN: 1665-4420
shis@xanum.uam.mx
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad
Iztapalapa
México
L
as recientes formas de concebir prácticas discursivas como la construc-
y hacer la historia instituidas en- ción de significados en contextos tem-
tre la gan mayoría de los histo- porales y espaciales específicos ocupan
riadores en las últimas dos décadas, han un lugar privilegiado.
traído consigo una renovación sin prece- La obra que nos ocupa, La construc-
dentes de temas y métodos que son visi- ción del sexo, es resultado de toda esta
bles en la considerable producción nueva visión histórica que se ha infiltra-
historiográfica que de ellos ha derivado. do para reconstruir la historia del ser hu-
La variedad de objetos de estudio que dis- mano occidental; en ella podemos
tinguen a esta nueva historia y las estrate- apreciar perfectamente el acercamiento
gias utilizadas para abordarlos, sugieren íntimo de la historia con la antropología
transformaciones metodológicas profun- y la literatura y la afanosa búsqueda de
das y un ensanchamiento mayor de los las relaciones entre texto y contexto,
caminos por los que transita la investi- entre realidades sociales y expresiones
gación histórica. La unificación de la dis- simbólicas, entre discursos e interpreta-
ciplina histórica y la búsqueda de un ciones, en fin, el cambio paradigmático
paradigma común que recientemente ha que Roger Chartier ha identificado como
propuesto Carlos Barros a la comunidad el proceso que irremediablemente nos
de historiadores con el fin de hacer “la está llevando de la historia social de la
historia que viene”, parece encontrar res- cultura a la historia cultural de lo social.
puesta en esta nueva forma de teorizar el Los temas de la sexualidad y el cuer-
quehacer histórico en el que tanto las po son nuevos dentro del campo de la
Signos Históricos 221 I.1 (junio 1999), 221-224
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go del tiempo a la literatura médica rela- camente igual pero metafisicamente di-
tiva al cuerpo humano y a los estudios ferente. Es decir, el motivo que da a la
médicos en general. Este análisis histó- mujer la categoría como tal es el calor
rico lo conduce a concluir que el sexo, interno, el calor vital, calor que si bien
como el ser humano, es contextual. en el hombre adquiere una forma perfec-
En el proceso de construcción del ta, en la mujer es el causante de la reten-
cuerpo identifica dos modelos concep- ción, en el interior, de “las estructuras
tualizantes del mismo: el modelo unisexo, genitales visibles en el hombre”. Además,
vigente desde la Antigüedad, según el procura dejar bien en claro al lector que
cual las mujeres, en esencia, son hom- la supervivencia y aceptación del mode-
bres, diferenciados de ellos por la canti- lo del sexo único a través de los siglos se
dad de calor vital que poseen sus cuerpos debe al hecho de estar profundamente de-
y, el modelo de los dos sexos, que en gran pendiente de los significados culturales,
medida determina la diferencia sexual y significados que a su vez, están construi-
la concepción de sexo opuesto dominan- dos bajo las exigencias contextuales que,
te en la actualidad. Distingue Laqueur en según Scott, siempre son enmar-cadas
el desarrollo de su investigación que los por los conceptos de sexo y poder. Por lo
conceptos de género y sexo han estruc- anterior, deducimos entonces que el in-
turado la percepción y la organización de terés de los hombres por conservar la
toda la vida social. Su trabajo se identi- concepción del sexo único radicaba en
fica, como todos los estudios de género que éste mostraba lo que era ya evidente
de los últimos años, con la conceptuali- tomando la cultura en un sentido mas
zación de género que Joan Scott hizo a general: que el hombre era la medida de
principios de la década de los ochenta: todas las cosas y la mujer no existía sino
el género es una forma primaria de rela- para comparársele con él. Por eso —ase-
ciones significantes de poder. Con esta vera Laqueur—, las representaciones
premisa por delante, analiza en los pri- simbólicas de la anatomía del cuerpo hu-
meros cuatro capítulos los límites entre mano, por lo menos hasta el siglo XVII,
lo masculino y lo femenino del cuerpo son masculinas. En esta primera parte de
unisexual. Demuestra como una “carne la obra, el autor muestra, a través de un
única” se refleja para los hombres de los despliegue numeroso de lecturas de tex-
primeros siglos a través de los fluidos tos legales, jurídicos y literarios, la ma-
—sangre, semen, leche— y los procesos nera en que el modelo de un sexo fue
—digestión, menstruación, embarazo, sostenido a pesar de los descubrimientos
hemorragias— de un cuerpo anatómi- científicos que demostraban, a los ojos
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del propio Laqueur, la realidad de los dos político de los últimos años del siglo XVIII
sexos. Concluye que la concepción del y primeros del XIX, explora la epistemo-
sexo antes de la Ilustración depende di- logía científica del momento: el empi-
rectamente de formas retóricas y rismo, la cual provocó —siempre en el
discursivas determinadas políticamente marco de una cultura que responde a ne-
con el fin de mantener la jerarquización cesidades políticas de jerarquización—
sexual, la cual se extiende inevitablemen- el nacimiento del modelo de los dos
te al orden social. sexos.
La segunda parte de La construcción Es así como Thomas Laqueur contri-
del sexo expone la ruptura del modelo buye con esta obra a dilucidar las formas
de un sexo y el establecimiento de los en que la construcción de la identidad
dos sexos. Laqueur observa que hay dos femenina está enraizada en el interior de
formas de explicar el proceso mediante las mujeres por normas enunciadas en
el cual los dos sexos modernos, tal como discursos masculinos. Nos ayuda a com-
los imaginamos hoy, fueron inventados prender en la práctica cómo la diferen-
y continúan siéndolo: una es epistemo- cia sexual, sea cultural o biológica,
lógica y la otra de carácter político, am- inscrita en los hechos y en lo cotidiano,
bas por supuesto, están estrechamente es siempre construida por los discursos
relacionadas. Situándose en el contexto que la fundan y legitiman.